José Luis Pardo - Políticas de la intimidad

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Políticas de la intimidad Ensayo sobre la falta de excepciones José Luis PARDO La hipótesis que subyace a las lineas que siguen es simple y nada novedosa: Ciudad e intimidad son conceptos mutuamente irreductibles pero radicalmente inseparables; allí donde no hay política, no puede haber en sentido estricto intimidad; y allí donde la intimidad está amenazada, estas amenazas expresan una crisis del espacio civil. Sin embargo, esta distinción-solidaridad entre Ciudad e intimidad no puede confundirse con —nm superponerse a— la distinción “clásica” de lo público y lo privado: cuando sucede esta confusión (como a menudo en algunas filosofias con- temporáneas), lo politico tiende a identificarse con los abusos totalitarios del poder (y, por tanto y como es peor, se hace dificil diferenciar entre Estados totalitarios y Estados de Derecho) y la “defensa de la intimidad” queda subsumida en una equívoca y perversa pretensión de imperio de lo privado sobre lo público (que tiende a hurtamos la distinción entre el “Antiguo régimen” y el Estado moderno). Quisiera, en consecuencia, mostrar algunas de las aporías que se derivan de esta confusión en el pen- samiento de algunos autores contemporáneos y elaborar un modelo (de raiz lingilística) de relación entre poder e intimidad que pudiera permitir soslayar algunas de ellas 1. Como se notará inmediatamente, la motivación directa de este escrito procede de la L451,xs. Ánutúw de’.Scn,í,us,-in dc Mela/isi.s. (1996>. núnr 1, p~s. 145-196. Sericio de Publicaciones, Universidad Co,npluieíyse. Mali-id

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Políticasdela intimidadEnsayosobrela falta de excepciones

JoséLuis PARDO

La hipótesisque subyacea las lineasque siguenes simple y nadanovedosa:Ciudade intimidad son conceptosmutuamenteirreductiblesperoradicalmenteinseparables;allí dondeno hay política,no puedehaberen sentidoestricto intimidad; y allí dondela intimidad estáamenazada,estasamenazasexpresanunacrisis del espaciocivil. Sin embargo,estadistinción-solidaridadentreCiudadeintimidad no puedeconfundirsecon—nm superponersea— la distinción “clásica” de lo público y lo privado:cuandosucedeestaconfusión(como amenudoen algunasfilosofiascon-temporáneas),lo politico tiendea identificarsecon los abusostotalitariosdel poder(y, por tanto y como es peor, se hacedificil diferenciarentreEstadostotalitariosy Estadosde Derecho)y la “defensade la intimidad”quedasubsumidaen unaequívocay perversapretensiónde imperio de loprivado sobre lo público (que tiendea hurtamosla distinción entreel“Antiguo régimen” y el Estadomoderno). Quisiera, en consecuencia,mostraralgunasde las aporíasquese derivande estaconfusiónen el pen-samientode algunosautorescontemporáneosy elaborarun modelo (deraiz lingilística) de relación entrepodere intimidad quepudierapermitirsoslayaralgunasde ellas1.

Como se notará inmediatamente, la motivación directa de este escrito procede de la

L451,xs. Ánutúw de’.Scn,í,us,-in dc Mela/isi.s. (1996>. núnr 1, p~s. 145-196. Sericio de Publicaciones, Universidad Co,npluieíyse. Mali-id

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1. Podereintimidad: lugarescomunes

Comotantasvecesse ha observado,el vocablo“poder” encierraunaambigúedad:puedereferirsetanto a lapotentiacomoa lapotestas.En lamedidaen quepotentiadesignapreferentementeuna“fuerza” natural, lapotenciano puedetenermás límite que,comohubieradicho Spinoza,otrapotenciaigual o superior.Lo quesignificaqueel imperio deunapotenciano puedeserlosino sobrepotenciasdesiguales,inferiores.Al contrario,elpoderpolitico parecemejordesignadoen la acepcióndepotestas,puestoquela potestadimplica necesariamenteunalimitación queno es (o no esnecesariamente)natural.Así, por ejemplo,el estadiohobbesianode natu-ralezaseríaun puro enfrentamientode potencias,mientrasqueel estadosocial implica el reconocimientode unaspotestades(derechos,libertades)dentrode unoslimites y de acuerdoconreglasaceptadas.El soberanodeHobbesejercesu poderhastaun límite —los confinesdel espaciopúblico—,más allá del cual no tienepotestadparaactuar,legislarni juzgar. El espa-cio así exceptuadoes el espacioprivado, en dondereside la inalienablepotenciaque, de modo excepcional,no estásometidaal poder político(potestad).Por ello, el espaciopúblico es necesariamnenteun espaciodeiguales(igttalesen potestad),mientrasqueen el espacioprivado imperala potencia(por ejemplo, en la Polis antigua,la potenciadelpaterJhnii-

has, ejercidapor superioridadnatural—es decir,no por un pactoquecon-fiera unapotestadlegítima--sobresusdesiguales—inferiores—la mujer,loshijos y los esclavos).El carácterexcepcionalde la privacidadse mani-fiestaen el hecho de que,en su interior, el jefe de familia puede,excep-cionalmente,muatar a sus hijos, a 5Itm mujer o a sus esclavossin queelloeonstituyahomicidio.Estasoberaníaprivadaes un modelo reducidode lapública: si, comodecíaCarl Sehmitt,soberanoes aquelquepuededecla-rar el estadode excepción,entoncesla soberaníaes aquello que,excep-cionalmente,puedesuspendertodapotestady convertirla Ciudaden unespacioprivado(la Casadel Déspota)paraelejerciciode la purae ilimi-tadapotencia:cuandoel Rey mandaejecutara alguien queha atentadocontra su vida, sobreel reo no pesala acusaciónde homnicidio, sino deparricidio, y el Rey, convirtiendopor un momentola Ciudaden su Casa,

lectura del ensayo dc Giorgio Agamben Horno sacer,citado a continuación, que tiene lavirtud dc ser uno de esos libros que obligan a pensar e incluso a escribir.

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le castigacomo un padrecastigaríaa un hijo quele hubieradeshonrado(sin tenerquedar explicacionesa sussubordinadoso a sus vecinos).Asique,en estemodelo,es la soberaníapúblicala quese erigesobrela basede la privada, extendiendoel derechoprivado a ejercersin limites lapotenciasobrelos naturalmenteinferiores.

Estos inferiores,por su parte, no puedencalificarsemeramentedeinhumanos(como lo prueba,en el senode la Polis, la problematizaciónéticade laconductadel varón adultohacialosjóvenes,del padrehacialoshijos o del esposohacialaesposa,asicomodel dueñohaciasusesclavos):aunqueel matarlos(bajo ciertascircunstancias)no constituyahomicidio,comono lo es matar a un animal, los desigualesseñalanunaparadójicaforma de animalidadespecíficamentehumana.Al carecerde lugar en elespaciopúblico, no podemosdecir de ellos que“sólo tienenespaciopri-vado” porque,al contrario,enla Polis sólotienenaccesoal espaciopúbli-co quienestienen un dominio privado (los varonesadultos libres). Elesclavo,la mujer o el hijo no tienen vida privada; como mucho,son lavida privadade otro (sobre esto,véasemásadelante).A estegénerodevida, que no es privadoni público, y que constituyela forma peculiar-mentehumanade seranimal,lo llamaremosen esteescritointimidad. Laintimidadcarecedeexistenciapolítica: parecevivir en unarelacióndirec-ta e inmediataconel poder,pero no con el poder político (potestas),decuyo ámbitoestáexcluida, sinocon lapotencia“salvaje” dela naturaleza,la fuerza del déspotadomésticoo del soberanopúblico. Y vive en unarelación de absolutavulnerabilidad.El poder de “declarar el estadodeexcepción”es,portanto, el poder soberanode dejar a todoslos súbditosen la intimidad,de despojarlosabsolutamentede todo derechopositivo.

Y ello significaque, en estasdefinicionestradicionales(queremitentodasellas a la soberaníaarcaicao alAntiguo Régimen),el poderpolíti-co (la potestas)es pensadocomo unaauto-limitación,una auto-suspen-sión o una auto-represióndel podernatural <,potentia), suspensiónde laque nace la paz civil (el orden jurídico-normativo de las leyes de laCiudad).Quees,por tanto,unapazamenazada,puestoquedebesu exis-tenciaa esasuspensión(quesólopuedepensarsecomograciosay gratui-ta) de la potencianatural: la posibilidadde una“suspensiónde la suspen-sión” (la declaracióndel estadode excepción,yaseaen términosde gue-rra o de fiesta) estásiemprepotencialmentepresenteen la Ciudad,pararecordarlesu dependencia,en esosespaciosexceptuadosen dondesólo

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rige el ejercicio desnudode la potenciay en los cuales,por su parte,la“paz doméstica”dependesólo de queel déspotamantengasuspendidasupotenciaabsolutasobresussúbditos.Tantolos“códigos dc honor” de lasaristocraciascomola “ética de la mesura”y la moderacióncaracterísticade la Polis antiguase explicanpor esta condición: el “arte de gobernar”(tantola Casacomola Ciudad)consisteen sabercontenerlapotentiaparadejarsera lapotestas,a la paz civil o al ordendomnéstico.El buen sobe-ranoes cl quese contienede hacertodoaquelloquepuede(cualquiercosaacualquierade sus súbditos).asi como el buenjefe de familia es el queno despliegala mortíferapotentiaquele confieresu autoridadnatural. Laintimidad permanece,pues, implícita o reprimida (representadacomoactualidadtan sólo por esos“seresexcepcionales”queson losniños, lasmujeresy los siervos,a los quese añadenen algunoscasoslos extranje-ros), en la misma medida en que pennaneceimplícita y reprimida lapotenciasoberana(el estadode excepción).Ahora bien, desdeestepuntode vista, lapotentiay sim correlato,laprivacidad,son lo auténtico(origi-nario, primario),mientrasquela potestasy sucorrelato,la “vida pública”son lo inauténtico(derivado,secundario):la Ciudades unamerafachadao unacoartadaparael ejerciciolibre de lapotencia.Las ocasionesexcep-cionales son, pues,para quienesviven en este régimen, ceremoniasdeautentjicación(el soberanosejuega laautentificaciónde supotenciaenla guerra,el padrede familia en la rebelión de su Casa,el CapitándelBarcoen el motín), y la éticade la contención,del honory de la muesura,es laéticade la autenticidad,dc la esperay del abandono.

2. Primeraaporía:la revoluciónnegada

En un libro quepuedeconsiderarseenmuchossentidoscomounahis-toria de Las formas politicas de la modernidad2,Michel Foucaulteligiódeliberadamentecomenzarcon la descripciónde lo quepodríamosllamarel ultimo episodiodel Antiguo Régimen,en lugar de hacerlo,como lashistoriaspoliticas clásicas,conel primerepisodiodel Nuevo Régimen(ladecapitacióndel Rey). La escenaes conocida: se trata del suplicio de

2 V¿gilarvCastigar,trad. cast. A. (jarzón, Ed. Siglo XXI, México, 1976.

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Damiens,condenadoaejecuciónpúblicabajoel cargodeparricidio. Todoen la escenaes excesivo:hayun lujo en la crueldad,en el tormento,unlujo enel espectáculoenel cual elpodersoberanoostentasufuerzaimpe-rativa y exorbitante.En esa sobreabundanciaprotocolariadel suplicioseadivina la atmósferade excepciónen la cual se representael dramadelpoder.No se trata de un acto dejusticia ordinariasino de un aconteci-miento raro y singular,y el carácterexcepcionaldel eventovienesubra-yudo porel hechode quelaejecuciónpública conlleve,oficial o extraofi-cialmente.lo quepodriamosllamar “el estadode fiesta” de la Ciudad,esdecir, un estadoen el cual la actividadcivil ordinariaquedasuspendidamientrasdurala ejecución.AunqueDamiensestéformalmentesufriendoel castigoque la ley le impone,el ensañamientominuciosoy el climadedesordenambienteindican que, tras el ius puniendi del poder políticoactúaotra fuerza muchomáspoderosa,y es ese suplementode fuerzaloqueconviertelaejecuciónen un hechoextraordinario.En los trabajospre-paratoriosde estainvestigación3,Foucaulthablabuceadoen los motivosque dan a esa escenasu aire de excepcionalidad,mostrandoquelo quetiene lugar en ella no es sino (aunquepautado,ritualizado y, en ciertomodo,secularizadoy velado)un acto deguerra condensadoen la formade un combatesingular,de un duelo,de un enfrentamientocuerpoa cuer-po entreel soberanoy suenemigo,aunqueesteenfrentamientoseanece-sariamentedesigual (como desigual es, en general, cualquier relaciónentreel soberanoy sus súbditos),puesel cuerporeal del soberanoestáconstituidopor todos los “órganos” del Estado,que son sus miembros,mientrasel reo no tiene,pararesistirel ataque,otra cosaquela fuerzaquesusmúsculos,susnervioso sushuesosoponenal descoyuntamientoy aladisección.Encontramosaquí, pues,esa primeraclasede “politica de laintimidad” a la quenos acabamosde referir, y que sólo puedeescenif¡-carseen el dominio privado (la guerradel déspotacontrasuenemigoesunaguerraprivada)comoun enfrentamientoentrelapotentia ilimitada yexcepcionaly la intimidad desarmaday desnuda.

¿DedóndeprocedeesaJi¡erza extraordinariaqueelmonarcadesplie-ga en esaocasiónparticular,y quees algomásquela simplefuerzade lasleyespolíticas?¿Quées lo que legitima al soberanoparaejercerla,para

Véase La verdadylas ,tbrmasjurídicas, trad. cast. E. Lynch, Ed. Gedisa, Barcelona,1980.

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desbordartodanormajurídicay declararese“estadode fiesta” duranteelcual las leyesordinariasde la Ciudadquedansuspendidas?Provengadedondeprovenga,seacual seasu origen,el hechode que se tratedc algoexcepcionalnos enseñaque,duranteel restodel tiempo(los“dias labora-bles”), laactividadcivil normalesposibleúnicamenteporqueesainmen-sapotenciaestá,comoantesdecíamos,suspendida,retenida,aplazada.Y,

puestoque la realización o la suspensiónde tal fuerza exorbitantenodependensino de la voluntad del Rey, ello significa, primero, que laCiudad debesu existenciaa la gracia del soberanoy, segundo,que elsoberanose encuentraen estadodeguerra con laCiudad.“Pueslaguerrano consistesólo en batallas,o en el acto de luchar, sino en un espaciodetiemupo en el cual la voluntad de disputaren batalla es suficientementeconocida...Puesasí como la naturalezadel mal tiempono estáen un cha-parróno dos, sino en una inclinaciónhacia la lluvia de muchosdias enconjunto,así la naturalezade la guerra no consisteen el hechode lalucha,sino en la disposw¡onconocidahacia el/a, durantetodo el tiempoen el cual no hayaseguridadde lo contrario ‘~.

No confundamos,pues,la guerraconelbatallar,ni siquierael estadode guerracon la guerra misma. “Allí dondeexistenpersonasqueno dis-ponende... autoridada quien recurrirparaquedecidaen el acto las dife-rendasque surgenentreellas,esaspersonassiguenviviendo en un esta-do de Naturaleza.Yen esasituaciónse encuentran,jteníeafrente, el reyabsolutoy todosaquel/osque estánsometidosa su régimen”5. Eso nommnpide,sin embargo,queen tal estadohayaun orden civil, medianteelcual “puedenlos súbditos indudablementeapelara la justicia, y hay jue-cesque decidenlas disputase impiden cualquieracto de violencia entrelos propios súbditos,es decir, de unossúbditoscontra otros”6. Pero eseordencivil depende,comoacabamosde sugerir,de queel soberanoman-tengasuspendidala efectuaciónactual de la guerra,es decir, de que elsoberanono actualicecomoguerratotal (estadode terror) o comobatallaparcial la potenciaque mantienesuspendidasobre la sociedadcivil. Asípues,podríamosdecirqueel Monarcaabsolutoestápernunentementeen

~1$. I-lohbes, Levíatón, trad. cast. A. Escohotado, Editora Naciocal, Madrid, 1979,Pp. 224-225, cursiva inma.

J. Locke, Seg~~ndoEnsayosobreel gobiernocivil, trad. cast. A. Lázaro Ros., Ed.Aguilar, Madrid, 1980, prágr. 90.

<Ibid., parágr. 93.

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guerrapotencialcontratodossussúbditos(y contralos demáshombres),y que sólo en ocasionesexcepcionales—como la ilustradapor el supliciodeDamiens—actuahizaesapotencia.El hechode quela actualizacióndelapotenciasoberanasuspendalas leyesde lasociedadcivil (el “estadodefiesta” impuestopor lasejecucionespúblicas,así comoporcualquieractosolemnedel monarca),y de quela continuidadnormal de las actividadesciviles sólo seaposibleporquela actualizaciónde la potenciapermanecesuspendida.revalidatácitamentela tesisde Hobbes:“la guerraimpide elEstado,el Estadoimpide laguerra”7. E) estadodeguerrano persigueúni-camentela lucha,sino también(y acasomásexactamente)lano-lucha,“laguerrano tienenecesariamentecomoobjetola batalla...batallay no-bata-lía son el dobleobjetode la guerra,segúnun criterioqueno coincideconlaofensivay la defensiva...,la Ideapura[de guerra]seríaexactamentelade una máquinade guerraqueno tienepor objeto la guerra,y queman-tienecon la guerraunarelaciónsintéticapotencialo suplementaria”8.

Pero,al volver la páginade Vigilar y Castigar en dondese narranlasdesdichasde Damiens,el soberanoha desaparecido.El ordenmonótonodel reglamentodeun centro de reclusiónparadelincuentesjuvenilessus-tituye al espectáculofastuosodel poder soberano.Los prisionerosallíencerradosno aparecenyabajo laaureolamalditadel parricida,queal finy al caboes el titulo de gloria deun enemigodel tirano, sinocomosuje-tosquehansido condenadospor unasentenciapenalcompletamenteordi-nana,y quelo hansido no por levantarseen rebeldíacontrael tirano, sinopor faltar a la palabradadaa todossusconciudadanosal firmar el pactosocial. Sin embargo,¿nodeberlahaberen la prisión tambiénun clima deexcepción?¿No estánlosreclusos—a diferenciadel restode losciudada-nos— privadosde libertad?¿Noestánexceptuadosde lasituaciónnormalde la quedisfmtantodoslos demásmiembrosde la sociedad?Nadaen ladescripciónde Foucaultpermiteimaginartal cosa:no se respiralaexcep-ción sino que, al contrario, se tiene la impresión de encontrarseen lamayorcercaníaposibleconrespectoa la nonna,a la normalidad.Y, con-

2 Pierre Clastres, “Arqueología de la violencia”, en investigacionesen antropología

política, trad. cast. E. Ocampo, Ed. Gedisa, Barcelona, 1981, p. 215.8G. Deleuze y P.-F. Guattari, “Tratado de nomadologia: la máquina de guerra”, en Mil

Mese/as,trad. casi. J. Vázquez y U. Larraceleta, Ed. Pre-textos, Valencia, 1988, pp. 359-431. cursiva mia.

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forme avanzala lectura, la primeraimpresión se confirma: el isomorfis-mo de la cárcelconel taller fabril, el cuartelmilitar, el hospitalclinico yla escuelaprimariaparecesugerirla perversaconclusiónde quela situa-ción de lospresosno es excepcional,de que es la situaciónnormalen lacual, deun modou otro, se encuentranen sutotalidadlas capasinferioresde la sociedady, virtualmente,la totalidadde la ciudadanía.Si en lapri-meraescenael Antiguo Régimenaparecíacomoaquel en dondeningunafalta es legítimamentepunible (pues las leyes penalescarecende legiti-muidad al no estarfundadassobreel consentimientovoluntariosino sobreun “derechode guerra”),pues,porasí decirlo, todavíano existíaelEstado(recordemosla fónnulade Clastres:“la guerraimpide el Estado”),en estaotra pareceocurrir quecualquieracto puedeseruna falta legítimamentepunible pues,por así decirlo, ahoraya sólo existeel Estado;y si, comoseguíadiciendoClastres,“el Estadoimpide laguerra”,yano esposibledenmngtn ¡nodohacerla guerra aeste estadode normalidadlegítima.Pero,comoresultaevidente,alli dondetodo es normal,nadalo es en realidad;allí dondetodo es Estado,no hayen verdadEstado.Quizápor eso,laúlti-ma páginadel libro cita un texto fonrieristaenel cual la Ciudaddecisno-nónica por excelencia(“He aquí el plano de vuestro Paris puesto enorden”) es descritacomo...“la guerraencarnizadade todoscontratodos”.Y las últimaspalabrasde Foucaultson inequívocas:

“En estahumanidadcentraly centralizada,efectoe instrumentode relacio-nes de poder complejas,cuerpos y fuerzassometidospor dispositivosde‘encarcelamiento’múltiples,objetosparadiscursosquesonellosmismosele-mentosde estaestrategia,hayqueoir el estruendode la batalla”9.

liemospasado,pues,de la guerra a la guerra. O aúnpeor Puessi laguerrapotencialdel soberanocontrasu pueblosólo se actualizabaen oca-sionesexcepcionales,al nonnalizarsetodas las excepcioneslo excepcio-nal (el combate)se convierteen normal, y laguerra—no en forma de gue-ira total, como en los estadosde terrorpropiosde las Dictadurastotalita-rias,sino en fonna de mil batallaslocalesy dispersas-—es elestadoactualy permanentede la sociedad.Allí dondeelcastigose reducea vigilancia,todavigilancia se convieneenun castigo.La deslegitin’iaciónde lacárcel

9 Op. (mt., p. 313—314, cursiva oua.

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que resultade todo ello es una deslegitimaciónvacíay sin alternativas(“En el limite, no existesiquierala alternativa‘prisión u otra cosadistin-ta de laprisión”’). He aquí,pues,otra “política de la intimidad”, que sinembargose diferenciade la anteriormenosde lo quepodria esperarse,puesen ella tambiénhallamosesaprensióndirectade lapotenciasobrelaintimidad quenos indicaqueel poderpolítico estásecretamenteapoyadoen un inconfesablerégimendedominaciónprivada.

Pero,comoseñalábamosal principio, en este tránsito“de la guerraala guerra?’ Foucault nos hurta deliberadamenteunaescena.Entre 1755(fechade la ejecuciónde Damiens)y 1838 (fechadel reglamentodeFaucherparalacárcelde delincuentesjóvenes)está 1789. Y el olvido nopuedesercasual:Damienses un regicida, y a nadiepodriapasarledesa-percibidoque, pocomásde veinteañosdespuésde su suplicio,hayateni-do lugar,con idénticaescenografia,otra ejecuciónen lacual, estavez, lospapelesdel Reyy del regicidaestabaninvertidos.La sustracciónde estecapituloha de tenerun fuerte sentidosimbólico; parecequerernosdecir:la revoluciónno ha tenido lugar10. Ciertamente,el papelmásbiendiscre-to que los idealesdel 89 desempeñanen e! libro de Foucaultestájustifi-cadopor el hechomanifiestode que supropósitoeramostrarque estosidealesno tuvieronmásqueun brevemomentode gloria, y quefUeronenseguidasuplantadospor los mecanismosinsidiososde la sociedaddisci-plinaria. Estopermitiríahacerunalecturailustrada de Vigilar y Castigar,como si el objetivo del libro hubiesesido denunciarel olvido de los idea-les ilustradosy proporcionarun fundamentohistórico a la crítica de tosdispositivosquecorrompeny obstaculizantalesobjetivos.Peroesohabríahechode Foucaultun “reformista”, y esoes algoquenuncaquisoser. Alcontrario, la fascinaciónliteraria que sobreél ejercíanesospersonajesdesmesuradoscomo Damiens,PierreRiviére o sus “hombresinfames”,así como la fascinaciónpersonalque sintió en los añossesenta,al vercómolosjóvenesestudiantestunecinosse enfrentabana la represiónpoli-cía! en un duelo desesperadoy —como Damiens—“a cuerpolimpio”, sucompromisopolítico con el movimientode los reclusosen cárcelesfran-

O “En el fondo, a pesar dc las diferencias de época y de objetivos, la representacióndel poder ha permanecido acechada por la monarquía. En el pensamiento y en eí análisispolítico, aún no se ha guillotinado al rey”, La voluntaddesaber, trad. cast. U. Guiflazú,Ed. Siglo XXI, Madrid, 1978, p. 108.

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cesas,queél mismoexplicó arguyendoquetal movimientoteníael carác-terdeunasublevación,todo ello nos hablamásbiendeunavocaciónrevo-

lucionaria (sobrela cual insistiríaen los años70) que su obra,en ciertomodo,niega.Pero la negacióndela revolucióntermina convirtiéndoseenuna revolución negativa, término que muy bien podria caracterizaralFoucaultdeLa voluntadde saber, libro con el cual se situó en su puntomásextreínode rupturacon lo quepodríamosllamar“la tradición eman-cipatoria” derivadade las Luces;y no es un simpleazarqueestoocume-se en un texto que inaugurabauna th\toria de la sexualidaden la cualesasrelacionesentrepodereintimidad alcanzaríansu gradomás extremoe insoportable,y en la cual las relacionesque Foueault interrogason,acasocomosiempre,las relacionesentreLenguajeeintimidad.

3. Segundaaporía:la negacióndel terror

Giorgio Agamben,en un libro recientementevertido al castellanotmtm,ha señaladounaperplejidadconrespectoal libro que da comienzoa esahistoria foucaultianade la sexualidad.¿No es sorprendenteque un autorcuyo trabajo intelectualestá todo él dominadopor la exposiciónde tina“lógica del encierro”, desde la Historia de la Locura hasta Vigilar y

Castigar, no hayadedicadoprácticamenteningún espacioa reflexionarsobreloscamposde concentración?Ciertamente,Fotícatmlt nuncaha sidohistoriadordel siglo XX, perosu falta de reflexión acercade este “granencierro” pareceunainvitación a hacercomosi la segundaguerramun-dial no hubiesetenido lugar y, por tanto, tampocoel fascismo.Y la sus-tracciónde estecapítuloes al menostan sintomáticacomola elipsis de laRevoluciónFrancesa.Paracomprenderestoúltimo y eliminar todaambí-gúedades precisorestituiral relato losfotogramasquefaltan en lasecuen-ema (la “escena” de la RevoluciónFrancesay el cuadrode los totalitaris-mnosdel siglo XX), y ponerenclaro losmotivosde coherenciainternaquese escondentras su “sustracción”.Por de pronto, es evidenteque—seaono deliberado—,el efecto(retóricoo escenográfico)quela supresiónpre-cisanientedeesosdoscapítulosque¡hItan en esterelato,es,en el primercaso, la difuminación de las diferenciasentreel antiguo régimeny el

Ii (j. Agamben, 1-/orno Sacer. trad. cast. A. (jimeno, Ed. Pre-textos, Valencia, 1999.

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Estadode derecho(lo queantesllamamos“el pasode la guerraa la gue-rra”, afirmadopor la aparenteidentidadentrela primeray laúltima pági-na de Vigilar y castigar,o por la afirmacióndeLa voluntadde saberdequeaúnno se ha guillotinadoal Rey) y, en el segundo,la debilitacióndela distinciónentretotalitarismoy democraciarepresentativa.

En su disertaciónfinal, Agambenatribuye el hechode que Eoucaultparezcano haberatendido,“como habríasido legitimo esperar,a lo quepuedeconsiderarsecomoel lugarpor excelenciade la biopolíticamoder-na: la política delos EstadosTotalitariosdel siglo XX”, a laenorme“difi-cultadde esteproblema”(op. ciÉ, PP. 152-153).Estaexplicaciónno pare-ceen absolutosuficiente,y quizála imposibilidadde darunaexplicaciónsuficienteobedeceal hechode queal relato de Agamben,si bienel haberintroducidola escenade los regímenestotalitarios leha permitido—yendomaslejosqueen susobrasanteriores—unarelativa“neutralización”de lasaporíaspolíticas derivadasde tan clamnorosaausencia,le sigue faltando,como al de Foucault,el capitulo de 1789; y las razonespor las cualesAuschwitzestabaausentedel relato foucaultianoson, en última instancia,lasmismaspor las cuales 1789 estáausentedel relato deAgamben(y delde Foueault).

Perovayamosprimeroa la elipsis quedenunciaAgambenpero cuyasrazonesno alcanzaa vislumbrar.En el medio imitelectual francés,y en elmedioespecíficoen el que Foucaultse habíafonnadocomo escritor(larevistaCritique), la reflexiónsobrela sexualidades inseparabledel nom-bre de l3ataille. En el texto másdirectamentededicadoa esteproblematm2,IBataille colocabala sexualidaden un terrenoaconfesionaly ateamentereligioso, para sostenerla idea de queel erotismoes el lugar sagradoendondeel hombre se relacionacon la Prohibición que le hacehumanomediantela transgresión:

“Si observamosla prohibición nossometernosaella, dejamosde tenercon-cienciade ella. Peroexperimentamos,enel momentode la transgresión, aangustiasin la cual laprohibiciónno seriatal: es la experienciadel pecado.La experienciaconducea la transgresiónacabada,a la transgresiónlogradaque,manteniendolaprohibición,la mantieneparadisfrutardeella. La expe-riencia interior delerotismorequiere,en el que la vive, una sensibilidadtan

2 El erotismo,trad. cast. T. Vicens, Ed. Tusquets. Barcelona. 1979.

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grandepara la angustia, quefinida la prohibición, comopara el deseoqueconducea infringirla”’3.

Lo que anteshe llamado“la tradición emancipatoria”no sale,portanto,bienparadaenel discursodeBataille: “el erotismo,convertido [porel cristianismo]en pecado,sobrevivió mnal a la libertadde un inundo queyano conoceel pecado”(p. 179). Dehecho,sólo puedesobreviviren tér-minosde abyecciónygracias a ella. Si la Prohibiciónnos hacehumanos,la indiferenciaante ella deshuinaniza,animaliza,degrada.Y estadegra-dación (la de la prostituciónmnás baja y miserable,carentede todaver-gúenza)es lo único que mantienevivo el “espiritu de la transgresión”,puestodapersonano-degradadaexperimenta,mediantela sexualidad,uncontactocon la abyecciónque equivalea la transgresiónsagradade laProhibición; estapersona“se consideradel lado de los espiritus fuertes,peroantesqueperderel sentidode laprohibiciónprimordial, sin la cualno hayerotismo,recurreala violenciade losqueniegantodaprohibición.todavergtmenza,y no puedenmanteneresa negaciónmásqueen la vio-lencia” (p. 193). Denuevo,pues,encontramosel lugarde la intimidad(laanimalidadhumana)vinculadocon esa extrañarelaciónque hastaahorahabíamosdenominado“suspensión”o “excepción”,perocuyanaturalezaestámuchomejordescritaen esafórmulaque Bataille denomina“trans-gresiónlograda”.

De estaconclusiónde E3ataille, como de la descripciónque Foucaulthacede las sociedadesdisciplinarias,no puededecirsequeseaincorrecta(sino másbientodo lo contrario), perosi quees enormementeinquietan-te y perturbadora,sobretodo si -comoharemosacontinuación—interro-gamossu trasfondopolitico.

3.1. La parte maldita

La noción de transgresión ocupa el centro indiscutible del pensa-

3 Op. cit., p. 56, cursivade Bataille. Esta operación que “levanta la prohibición sinsuprimirla” es identificada por Bataifle —obviamente, con la mediación de Kojéve (Vid.Introduelion A la ¡celare deHegel,Ed. Calliinard, 1947,tíad.cast.Ed. La Pléyade,BuenosAires)— con la Áu/hebunghegeliana.Esta identificación nos parece, por razones que másadelante expondremos, incorrecta;pero, a] margen de la discusión con Hegel, se trata dela fórmula que mejor resume —y esta es la paradoja de] asumito- esa politica de la intimi-dad que caracteriza el dominio privadodcl déspota.

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Po/incasdela intimidad 157

mientode Bataille,en el cual aparecemuy a menudocomola violaciónde la quepodríaconsiderarsecomola “Prohibición esencial”,el interdic-to del asesinato.Estaposiciónde Bataille forma parte,comoes biensabi-do, de un movimientode gran caladoen Francia,movimientoquepodrí-atuoscalificar comode“revalorizacióndelo sagrado”,y queseordenaentomo al Collége de sociologiesacré en cuyaórbitaencontramos,en losanos treinta, ademásde al propio I3ataille, a Michel Leiris, a RogerCaillois, a PierreKlossowski y (después)a MauriceBlanchoty a WalterBenjamin.

Asi pues,Bataille, escritordelo sagrado,escribeeny deun mundodelcual estó desapareciendoel sentidode la transgresión,un mundodes-sacralizadoque se toma cada vez más indiferentea la Prohibición, uninundocuyaúnicaexperienciade lo sagradose debea las “clasesmisera-bles” (no a la clasetrabajadora:“estoy pensando”—escribeBataille— “enlo queMarx llamabalumpenproletariado”),a losexcluidosy marginadossociales.De nuevo,laaninialidadespecíficamentehumana.Y, en lamedi-da en quela Prohibición—que sólo se experimentaen la angustiaambi-guamnentegozosade la transgresióny en el irrefrenabledeseode infrac-ción— es lo que separaal hombredel mundo animal, lo quehacequeelhorno sapiensse elevepor encimadel nivel del horno/aher’4,la pérdidadel sentidode la transgresiónsupondría,de acaecertotalmente,la viola-ción absolutade la Prohibición (su levantamientosin restricciones,sinmantenimientoalguno)y, en consecuencia,el retornoal estadode natura-leza, la inmersióncompletadel hombreen la mera animalidad(aunquefuesebajo lamáscaradel animallaborans,cuyavictoria fue ya registradapor HannahArendtenLa condiciónhumana).Quizáestosirvaparahacer-nos comprenderel interésde algunosintelectualesalemanespor estecir-culo “sagrado”,y elhechode queHeideggerconsiderasea Bataille como“la mejorcabezade las quepiensanen Francia”: la reflexión queacaba-mos de resumiracercadel vértigo ante la posible animalizaciónde laespeciepor reduccióna la animalidadlaboral no está lejosde las reile-

4 Este es eí tema de un frucrífero diálogo entre Bataille y Blanchot: véase, por partedc Bataille, “Las lágrimas de eros” (cd. Póstuma de Jean-Edem idallier y Phipippe Sollers,en Tel Quel, trad. casÉ. A. Drazul, Lid. Signos, Córdoba [Argentina], 1968, reed.Ed.Tusquets), y Lapeintureprehistorique,Ed. Skira, Paris, 1955; de Blanchot, entre otrostextos (y especificamente sobre la transgresión), “El nacimiento del arte”, trad. cast. JA.Dow,], en La risa dekwdioses,Lid. Taurus, Madrid, 1976, Pp. 9-17.

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xiones del propio Heideggeren la “Carta sobreel humanismo”o en la“Superaciónde la metafisica”,en dondeapareceen el horizontedel nihi-lismo cumplido la figura del hombre cotno bestiade labortm5. En ciertomnodo —y estoera aún máspatenteen otros intelectualesno lejanos deHeidegger,como ErnstJúngero Carl Schmitt— eí “olvido de lo sagrado”y el “olvido del ser” formaban,en los añostreinta,un curioso ejefranco-alemán.

En el siguientecapítulodelahistoriaeuropea,estaalianzaamistosaseconvertiriaen tragedia.La reflexiónsobreese episodiohasido másbienescasa(lo cual explica, entreotras cosas,que el libro de Victor FaríassobreHeideggeralcanzaseen Franciael eco que alcanzó),y estaes unade las razonesquehan impedidoa los estudiososnotarlas continuidades(aunquetramisformadas)del pathosdelo sagradodesdelos añostreinta alos añossesenta.En La Voluntadde saber,Foueaultse muestraenorme-mnente despectivocon respecto a la temática de la transgresión,laProhibicióny lo sagradotm6;peroestosucedeantetodo porqueestostemas,a travésde la escuelade Lacan,se habíanconvertidocmi objeto de apro-piación por parte del psicoanálisisestructuralista,con el cual Foucaulthabíaroto tácitaínentedesdesuHistoria de la Locuraen la épocaclási-ca, y expresamentedesdesu “adhesión” a las tesis anil-edipicas deDeleuzey Guattari.Pero,en un nivel completamentereelaborado,la pre-sendade estaproblemáticay supesoargumentalen la arquitecturade lasobras“ínayores” de Foucaultson importantísimos.

En primner lugar, así como Bataille describíaun mundodel cual esta-

~ “La metafisica piensa al hombre desde la animalidad pero debe qrmedar claro quecon ello queda el hombre abandonado al reino de la esencia dc la animalidad.., aunque see adjudique una dikrencia específica” (Heidegger, ¿‘arta sobreel humanismo,trad. cast.

R. Gutiérrez, lid. Taurus, Madrid, 1970, pp. ] 8-19): “la bestia dc labor se abandona al vér-tigo de sus fabricaciones, para destrozarse a si misma, para destruirse y caer al abismo dela Nada” (Ensayosí•’ Confreencias,trad. casÉ. E. Barjau, lid. Dcl Serbal, Barcelona).

ló Temática con la que había mantenido una constante proximidad en sus “aflos deformación”, durante los cuales sus referencias a Bataille. Blanchot, Klossowski o Leirisson permanentes, por no mencionar cl hecho deque fime el encargado de prologar las Obrascompletasde Bataille en Gallimard, participando en el “Homenaje” que la revista Critiquerindió a Bataille con un “Prefacio a la transgresión” (la mayor parte de estos textos, reco-gidos en francés en la compilación bits etecrús dirigida por E. Ewald y U. Defert, pue-den leerte en castellano en el primer volumen de las Obrasesencialesde Foucautmt publi-cado por Paidós, “Entre filosofia y literatura”, anotado y traducido por Miguel Morey).

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ba desapareciendoel sentido de la transgresión,de la fiesta y de laProhibición sagrada,Foucault—con muchamás aspereza—describeunmundodel cual está desapareciendoel sentidode la excepción(queesprecisamentelo que se ha esfumadoen la transición de la escenadeDamiensa la del “Reglamento”de Faucher),el mundode la normaliza-ción. En La voluntadde saber,la insistenciade Foucaulten quehayquerenunciara pensarel discursosobreel sexo“cmi términosde ley, prohibi-ción, libertad y soberania se trata de pensarel sexo sin la ley”tm7, esainsistenciano es unaexpresiónde censurao de abandonoconrespectoalas tesis de Bataille, sino una extrema radicalización de las mismas.Podemosdecirlo de estemodo:en la medidaenquelasexualidadsevaciadel sentido sagradode la transgresióny pierde su relación con unaProhibiciónqueno es en absolutola del poderpolitico’5, en la medidaenque se “libera” del último vinculo que manteníacon el Interdicto —lanoción cristiana de“pecadode la carne”—, en esamismamedidala des-sacralizaciónes aprovechadapor los nuevosmieropoderesparainstaurarunamedicalización,unapsiquiatrizacióny unapsicologización,unajudi-cializacióny unapolicialización,unamercantilizacióny unaespectacula-rizaciónde la sexualidadque,ahora,Foucaultinscribeen el conjuntodedispositivosde apropiacióndel “poder sobrelos cuerpos”cuya descrip-ción habiainiciado en Vigilar y Castigar. O, en menospalabras:la des-sacralizacióndel cuerpocorreparalelaa supolitización,dejandodeserelescenariode la excepción —el combatesingular del hombre desnudo(Damiens)frente al podersoberano—,paraconvertirseen el lugar de lanormay de lanormalización.“Esosmecanismosde poderson,en partealmenos,los quea partir del siglo XVIII tomarona sucargo la vida deloshombres,a los hombrescomocuerposvivientes...el hombremodernoesunanimalen cuyapolítica está en entredichosuexistenciacomoservivo”(La voluntaddesaber, cit., pp. 109 y 173): lapolíticamodernaesbio-polí-tica. Estaprensióndirecta del podersobre la vida (y sobre aquello que

7 La voluntaddesaber,op. cii., PP. 110-111.~“No digo quela prohibición del sexo sea una engañifa, sino que loes trocaría en el

elemento fundamental y constituyente a partir del cual se podría escribir la historia de loque ha sido dicho sobre e’ sexo en la época moderna” (ibid., PP. 19-20), es decir, la enga-ñifa consiste en pensar que hay un Poder (político) en el origen de la Prohibición y que,por tanto, la “liberación de la prohibición” será una liberación política, que es exactamen-te lo que advertía Bataille en las primera páginas de El erotismo.

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constituyeel modelo de ¡a más íntima proximidadentreel cuerpoy elalma),que sólo es posible¡nedianteesades-sacralizaciónque entregalamntimidaddesnudaen manosde las disciplinasmuicropoliticasqueseapro-piandel cuerposocial,estanuevavulnerabilidaddeloscuerposdes-sacra-lizados que los exponea la acción inmediatade los micropoderesde tínmodo antesinimaginable,arrojaa los individuosy alas poblacioneshaciala mera animalidad“natural” entrevistapor Bataille como extremopeli-gro o destinoinfernal dela secularizaciónilimitada,y presentaa las cien-cias humanascomo técnicasde control de la bestiadc labor He aquí,pues,de nuevo,la mismanefasta“política de la intimidad”.

En segundolugar,no habráqueinsistirdemasiadoparaadvertirquelasugerenciade Hataille, en el sentidode quesólo los másenielmentemnar-ginadosy excluidossocialesconservan“el último vínculo” con lo sagra-do, conaquelloquepermitiríaa la vida “resistir” a esapolitización oinnt-presente,desempefióun papelcrucialenlo quepodríamosllamar la “elec-ción de objeto” (teórico)porpartede Foucault(su ocupaciónconlos alie-nados,los enfermos,los condenadosy los psicópatasobedeceal “guiño”de Bataille hacia el mundo—de resonanciasrimbaudianas—de los“asesi-nos”, la “baja prostitución” y el “lumpenproletariadode la épocadeMarx”). Y tambiénesto basta(aunqueno sea el todo de la Inotivación)paraexplicar la seducciónque sobreFoucaultejercióel “movimiento desublevación”de los presospormuchoque,yaen Vigilar ycastigar,habíaadvertidoen contrade la “lírica de los desposeídos”tm9.Comnoanteshemosmndicado,ni Bataille ni Foucaultdefiendenuna“perspectivaemancipato-ria”, no estánsugiriendoque los presos,o los locos, o el lumpenproleta-nadodebandesempeñarel papelque las teoríasrevolucionariasemanci-patonasatribuyenal proletariado:al contrario,estosgruposmarginadoscontienenla negacióndela revolucióno, si seprefieredecirde estemodo,son “el negativo” (en sentidofotográfico) de la escenaemancipatoriadela RevoluciónFrancesaqueFoucault“pasapor alto” en su historia de la

19 “El lirismo de la marginalidad puede muy bien encantarse con la imagen del ‘fuerade la ley’, grao nómada social que merodea en los confines del orden dócil y amedrenta-do, pero no es en los márgenes, y por un efecto de destierros sucesivos, como nace la cri-minalidad, sino gracias a inserciones cada vez más compactas, bajo unas vigilancias cadavez mas insistentes, por una acumulación de las coerciones disciplinarias” (Vigilar¿‘astigar, cd. cit., p. 308). La advertencia parece diseñada avaníla lentecontra las espe-culaciones de Deleuze y Guartari en MU Mesetas.

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politica moderna,son lo queniegala Revoluciónen el doblesentidodequeconstituyenuna objeciónviva contraellay de queella es la tenden-cia a “suprimirlos”; Foucaultmuestrael negativo de la revoluciónen laescenadel panópticogeneralizado,esenegativocuya“versión positiva”es la emancipacióndel génerohumanocon respectoal poderdel inonar-ca absolutodramatizadaen la ejecuciónde Luis XVI. Por lo tanto, suintenciónno es lade denunciarla “insuficiencia”de la Ilustraciónni la deproponerquelas Luces incluyane iluminen tambiénesas“zonasgrises”que constituyenlas comisariasde policia, las cárceles,los hospitalespúblicos, las escuelasestatales,las fábricasindustrialeso los cuartelesmilitares, porquesi esaoscuridaddesaparecieraya no habríaposibilidadalgunade “salvación” (el sentidode laProhibición se habríaperdidoporcompleto,del mismomodo que,paraBataille, si desaparecieseel inundode la “baja prostitución” el hombre no-degradadono tendríaya modoalgunode relacionarel sexo con la transgresión).Estees el sentidodenuestraanteriorafirmaciónde que“la negaciónde la revoluciónengendraunarevoluciónnegativa”: Foucaultniegatoda“posibilidadrevoluciona-ria” (en el sentidoilustrado-emancipatorio),mostrandoque todo movi-mniento de —por ejemplo— los reclusosencarceladosencaminadoa “libe-rarsede la Prohibición”,en lamedidaen queprofundizala des-sacraliza-ción, no es másque unaocasiónexcelenteparaqueel poder“micro-fisi-co” hagaun nuevoprogresoen su tendenciaala apropiacióntotal de laviday de los cuerposdelos individuos;pero,al mismotiempo,estanega-ción de la revolución sugiereuna suerte de “revolución negativa”, una“politica negativa de la intimidad” (que sólo puede pensarsecomo unmotín, unasublevacióno una insurrecciónsin objetivo alguno):el obsti-nado mantenunientode un elementoirreductible,no integrable,no flor-malizable,heterogéneo,el elementonegativono positivizable,no suscep-

tibIe deser (denuevo,tambiénenel sentidofotográfico) revelado,lapartemaldita, lo sagrado.De esta“posición negativa”,frecuentementemalen-tendiday ridiculizadapor los enemigosde la “filosofma francesa”20,hayquedecirqueconstituyeuno de susmayoresmnéritosy, al mismotiempo,

20 Así, por ejemplo, es fácil tacharla de posición nihilista (por la opacidad de sus“resultados’», pero lo confuso de esta acusación sc pone dc manifiesto si reparamos en quejustamente aquellos que defienden la “total eliminación” de lo sagrado son, a su vez, con-siderados nihi]istas por quienes defienden la posición mencionada.

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uno de susfactoresmássiniestros(si se quiereextraerde ella rendimien-tospolíticos)2tm.

3.2. El desmentido

Un modo pertinentede examinaresteproblemaes observarun curmo-so denominadorcomún.La nociónde soberaniaquemanejaAgambenenla obraantescitadaes, explícitamente,La expuestaporCarl Schmitten sucélebreTeologíapolítica, queya fascinóa WalterBenjaminen suensayosobreel dramabarroco22y que, sin dudapor estavia —Agambenes elcuratorede laedición italianade las obrasde Benjamin—,hallegadohastael autorde11 linguaggioe la morte.La definiciónde Schmnítt(recordeínos:es soberanoquien tienepoder real —efectivo-para declarar el estadodeexcepción)basta,probablemente,paradevolvemosen un solo imnpulsoala escenadel supliciode Damiens.La concepciónde la soberaníaalojadaenesadefinición no solamentecorrespondealAntiguo Régimen,sino quemanifiestaun carácterindiscutiblementearcaico. En ella, la expresión“estadodc excepción”está tomadaen unaacepción“teológico-politica”que tiendea dotarlade un significadoabsolutista:la excepciónsignifica(en palabrasdel propio Agamben) la suspensióndel derechopositivo23.

“Estadode excepción”vieneaquerer decir,en estascondiciones,retorno

2? Me he ocupado de algunas de estas aporías en el artículo “Máquinas y componen-das” (Foacaulivlopolítico, lid. Biblioteca Nueva, Madrid, en preparación), que en ciertomodo forma una unidad argumental con el presente texto.

22 CarI Schmitt, Po/kische Theologie. Vier Kapitel zur Le/wc von der Soaveránidil,Munich-Leipzig, ¡922 (trad. cast. EJ. Conde, en EstudiosPolíticosde C. Schmitt, Madrid,Culttwa Española, 1941). Benjamin cita a Schmitt en su Ursprung des deutschen?Voue.rspiels(Shurkamp, Frar~kfurt aM., 1963, trad. casÉ. .1. Muñoz MiUanes. El (‘rigen deldecena barroco alemán, lid. Taurus, Madrid, 1990), en el siguiente contexto: “Quienmanda está ya predestinado a detentar poderes dictatoriaLes si es que la guerra, la rebelióntm otras catástrofes provocan el estado de excepción” (pp. 50-51), En 930, Benjamín escri-bió una nota de gratitud a Schmiu, que se hace eco dc ella en su articulo “Sobre el carác-ter bárbaro del drama shakespeareano”, incluido en I-lamletoder ¡-lecuba. Der Einbrnch<lcr Zeit indasSpiel.J.C. Coua’sche. Stuttgart. 1985, trad. cast. ROarcia Pastor, Ud. Pre-textos, Valencia, 1993, Pp., 5 1-55.

23 Claro está que este sentido “absolutista” no es el del Derecho contemporáneo: asi,por cíemplo, la Constitución Española de 1978 -que atribuye esta potestad al Gobierno-no solamente impone requisitos estrictos en lo que se refiere ala duración y al ámbito terri-torial del estado dc excepción, sino que prohibe expresamente la disolución de las

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al Estadode Naturaleza,perono retomoabsoluto:la operaciónes exac-tamentela queBataille describeen términosde transgresión,“levantalaprohibiciónsin suprimirla” (pueslaley siguevigenteunavez quese acabala fiesta), y se tratade una operaciónqueno podemoscaracterizarcomo4ujhebung,pero tampococomo Verdrñngung(en el sentido en el cualFreud —~y el propio Hegel, precisamentepara referirse, en laEnciclopedia,a lo sagrado!—utilizabaestetérmino,es decir,comorepre-sión [refóluement, desplazamiento])24.El acto por el cual el soberanoserealiza como tal (actualizasu potencia),esa “transgresiónlogradaque,levantandola prohibición,la mantienepara disfrutardeella” esmásbienla l/erleugnung,el “desmentido”o la “inadvertencia”con loscualeselpsi-coanálisiscaracterizalaoperaciónprivadade laperversión.Y esteacto detransgresiónperversa,como anteshemossugerido,es esencialmenteelasesinatoimpune: “El impulsodel hombresoberanohacede él un asesi-no.., la soberaníaes esencialmenteel rechazoa aceptarlos límitesqueelmiedoalamuerteaconsejarespetarparaasegurargeneralmente,en lapazlaboriosa,la vida de los individuos. El asesinatono es el único medioderecuperarlavida soberana,perola soberaníava siempreunida ala nega-ción de los sentimientosquelamuerteimpone.La soberaniaexigela fuer-za de violar., la prohibiciónque se oponeal asesinato;requieretambiénaceptarel riesgode morir”25. El estadode excepciónes, pues,sin dudaalguna,cl estadode guerratotal queHobbesdistinguíade lasbatallaspar-ticulares.Si admitimos,pues,elordenmítico de losacontecimientos,queAgambencompartecon Schmitt,segúnel cual el estadosocialnacede lasuspensiónde las leyes de la naturaleza,el estadode excepciónequival-dnaa lasuspensióndela suspensión.Y si admitimos,conAgamben,que“la excepciónes la forma originaria del derecho”,estaremosadmitiendo

Cámaras en esta situación juridica, garantiza la continuidad de todos los poderes constitu-cionales del Estado y señala la vigencia del principio de responsabilidad del Gobierno yde sus agentes mientras se prolongue dicha situación, además de que declara, tambiénexplícitamente, la imposibilidad de suspender durante el estado de excepción los derechosque amparan a los detenidos, incluyendo la asistencia de un abogado durante las diligen-cias policiales (Ct’r. Arts. 116 y 55).

24 Vid. Félix Duque, “La profanación técnica de Dios”, en Lo santoy/o sagrado,lid.Trotta, Madrid, 1993, pp. 213 ss.

25 Georges Bataille, “Ce que j’entends par souvcraineté”, Oeuvrescornpléles, lid.Gallirnard París, 1976, Vol. VIII, trad. cast. P. SánchezyA. Campillo, Lo queentiendopor,9oberanía,lid. Paidós, Barcelona, 1996, pp. 54-85.

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sin másquela fundaciónde la Ciudades laactualizaciónde unapotencianatural, queel territorio en elcual es posibledistinguirentrelo legal y loilegal (el territorio normalizadode la vida civil) dependede—en el senti-do literal deque“pendede”, dequeestá“suspendidode”-- un acto de vio-lenciapre-politicoeinjustificable,no susceptibledelegitimaciónsocialniconformea derecho.Porque--y estees el segundoelementoesencialde ladefinición de Schmitt—,el poder del soberanono esúnicamenteel poderdedeclararel estadode excepción,coniosi fueseunainstancialegitima-da paraello por un ordenamientojurídico, y no ocupaseen eseordena-mientomásque el lugar del mecanismooportuno:cl soberanoes el quedecidecuándo la situación fáctica puede ser consideradaexcepcional,ejerciendoasí la facultad de un juicio supremoe inapelable(un juiciofinal, puestras él todas las instanciasjuridicas quedansuspendidas).Enestesentidoescribíael mismo Schmittque“paracrearderecho,[la auto-ridad] no necesitatenerderecho”.Lo queAgamubenllama laparadojadela soberanía26consiste,pues,en queel fundadorde la Ciudad,el funda-dor del Derechoy de las normaslegales,no puedepertenecer(al muenosplenamente)a laCiudadni estarsometidoa susleyes,dadoquela fuerzade su creaciónes una fuerza dela naturaleza27.Yel lugar especificoqueel fundadorde la Ciudadocupapor suacto fundacionales,siempresegúnAgamben,el lugar de lo sagrado, entendiendopor tal no unacondiciónderivadade rituales o creenciasreligiosas, sino estrictamnenteel tópos

caracterizadopor una ambigiiedad constitutiva, indiscerniblementesocial-natural.Se trata, pues,de la fundaciónsagradaefectuadapor unDéspotaabsolutoque ejerce su función en virtud de su cualidadde/cfi’natural. Si el estadode excepcióngozade esteprivilegio enla definición

26 “Yo, el soberano, que estoy fuera de la ley, declaro que no hay un aftmera de la ley”(Aganíben, op. cii., p. 27).

27 “Quien puede mandar, quien por naturaleza es señor’, quien aparece despótico enobras y gestos... Qué tiene que ver él con contratos! Con tales seres no se cuenta, lleganigual que el destino, sin mnotivo, razón, consideración, pretexto, existen como existe elrayo, demasiado terribles, demasiado súbitos, demasiado convincentes. demnasiado ‘distin-tos’ para ser ni siquiera odiados. Su obra es un instintivo crear formas, imprimir fomías,son los artistas más involuntarios, más inconscientes que existen,,.” (Nietzsche, La gene-alogía de la moral, trad. casi. A. Sánchez Pascual, lid. Alianza, Madrid, 1972, parágr. 17,p. 98). También Heidegger, en El origen de la obra de arte, relaciona Ja fundación dcEstados con la obra del artista y habla a propósito de ambos de un “salto originario” (Ui’-

Sprung).

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de Schmitt,es porquees el estadode fundaciónde la Ciudad,porquelaCiudades fundadadesdela excepción,quedandoasí sometida(aunquesólo seaencasosexcepcionales)a la autoridadnaturaldel Caudillo,auto-ridad quese apoyaa su vez en sucondiciónde ser excepcional.

Restituyamos,pues,el ordende los acontecimientos:Agambentienela impresiónde haberdescubierto,en la figura del hornosacer(aquel aquienes posiblematarsin cometerhomicidio), no sólo “el primer para-digmadel espaciopolítico de Occidente”,sino la clave graciasa la cual“los propios códigos del poder político puedenrevelarsusarcanos”28pero esta impresiónpodría deberseal hecho de que, al compartirconSchmitt la definición de soberaníay al encontrarla“vigente” en losEstadostotalitarios del siglo XX, se produceun espejismode continuidadinalterableque, sin embargo,se derrumbaencuantocaemosen la cuentade quelo quemásbiensucedióes que Schmitt fue explícitamentea bus-car unadefinición de soberaníano-modernaen elmodelo de los imperiosarcaicosy del ordenmítico. Vistas las cosasdesdeesteespejismo—que,una vez más, consisteen eludir el capítulode 1789—, parece,efectiva-mente,como si la revolución ilustradano hubiesetenidolugar, como sihubiésemospasado“de la guerraa la guerra”; y pareceasí no por casua-lidad, sino porquela argumentaciónde Schrnittestáhechaprecisamentepara eso,paraeliminarlas diferenciasentredemocraciay dictadura,entreEstadototalitarioy Estadode Derecho,entreliberalismoy fascismo,pararechazar(como si nuncahubieseexistido) el procedimientodemocráticocomo fundamentacióndela ley, parasustituir la legitimaciónracional delas normaspor la aclamaciónhipnóticade las masas.La mayorpartedequienescompartierony compartencon Schmitt estadefinición, compar-ten tamnbiénconél lo quepodríamosllamar un “prejuicio anticonvencio-nalista aristocrático”,que forma parte de la superstición(sobre lo cualvéasemásadelante),y quepretendedescalificarlaversiónde la fundaciónde laCiudadmedianteun contrato(Schmittutiliza despectivamenteel tér-mino Gesetzparaaludir a esta ley pactada),oponiendoa esaescenadelcontrato(que no considerairreal, perosí secundariao derivada)laescena

28 No sólo seria “el más inmemorial de los arcana imperii”, sino además “la estruc-tura originaria de la estatalidad. Porque la insuficiencia de la crítica anarquista y marxistadel Estado ha sido precisamente la de no haber ni siquiera entrevisto esta estructura yhaber así omitido expedimivamente el arcanumimperii” (Agamben, op. cii., pp. 16, 18 y22).

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“originaria” del JefeNatural quefundaun Estadopersonificandola volun-tad soberanade la Nación medianteuna “fuerza de ley” (Rechtskraft)

superiora todo contrato29,procedentede la naturaleza,y queno tardaríaen ejercer la función de justificación con respectoa la autoridaddelFñhrer. Sin embargo,las tesisde Schmitt no son, corno se sabe,un casoaislado.Formanpartede lo quepodríamosllamaruna“oleadanostálgica”de la soberaníaarcaica que, ciertamente corno un fantasma, recorreEuropadesdefinalesdel sigloXix, y quehundesus raícesen laagudacri-sis de legitimación de la “soberaníanacional” (aunqueesta crisis nosparezcahoy irrisoria en comparacióncon la que actualmentesufrimos)correlativaalos grandesmovimientosde internacionalizaciónprovocadospor laexpansióndel capitalisíno.Se tratade unadesconfianzageneraliza-dahaciael pactocivil (que ahoraaparececomoalgoincapaz—por falta deejecutoriedad,porser siemprediscutibley reformable—de fundarel vin-culo social)quecristalizaen un pathosde la autenticidad(la autenticidadde la comunidadde sangreo de la “igualdad de estime” invocadaporSchmitt, frente a la banalidad,lahomogeneidady la cotidianeidodde lasociedadcivil “burguesa”)quela fina sensibilidaddeAdornoparael arca-isnio detectóinmediatamnenteen Heideggery que Levinas,mio sin unapizcadc santamnalicia,defineenpalabrasimplacables,sacandoa la luz losatributosdel Déspota:

“En la antropologiadeSeinund ¿eh...no estápresentela fmlosofma del ínter-cambio comnercial, en la que se confrontan los deseos y las preocupaciones delos homubresy de la que el dinero.., es la mnedida que hace posibles la igual-dad, lapaz y eí ‘justo precio’... Pensada apartirdc la yoidad, la autenticidaddebepermanecerpura frente a todaintitienciaposible,sin mezcla,sin deudaalgtmna, lejos de todo lo que pudiera comprometer el carácter no-intercani-hiable, la unidad del yo dela ‘yoidad’. Se tratade un yo a quien hay que¡ire-servar de la banalidad vulgar del pronombreindefinido ‘se’, con el cual el yose arríesga a degradarse, incluso si el vehemente dc.sprccío que inspira su

29 Agamben adhiere a este “prejuicio anti-convencionalista’ al sostener que ‘La vidahumana se politiza solamemite mediante cl abandono a un poder incondicionado de muer-te. Más originono que ej vinculo de lo norma positiva o dci pacto social es el vinculosoberanoque.. no es,.. sino una desligadura; y lo que esta desligadura implica y produce

la vida desnuda, que habita en la tierra de nadie entre la casa y la ciudad--es el elementopolítico originario’’ (op. cii., p. lIS, cursiva mio).

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banalidadmediocrepuedeextendersede inmediatoalajusticiacomúnen elcarácteruniversalde la democraema.Recientementehe sabidoqueel filósofoAdornodenunciabaya estelenguajede laautenticidad.Tal lenguajeexpresa,sinembargo,una‘nobleza’, la noblezadelasangrey de la espada.Comportaasimnismootrasamenazasparaunafilosofia sin vulgaridad..,en esteexistir-hasta-la-muerte,en esteestar-en-la-muerte,la lucidezde la angustiaaccedea la nadasinevadirsede ella en la vanidaddel miedo.Autenticidadorigina-ria smn masen la cual, segúnHeidegger,se disuelveno se liberan todaslas‘relacionesconlos demás’y enla cual se interrumpeel sentidodel estar-ahí:temibleautenticidad.Ya se ve lo queyo rechazaríadc todo ello...”3m3

Pero no sólo en Heidegger(quien tiene muchasmás defensasque¿tángero Schmitt contraestaenfermedad).Tras asistir, conI-Iorkheimer,aalgunas de las sesionesdel Collége de Bataille, Adorno le escribe aRenjaminqueha percibidoen RogerCaillois “una fe en lanaturalezadetipo anti-histórico,hostil al análisissociológicoy en realidadcriptofascis-ta, que en último término conducea unacomunidadde sangrea mediocaminoentrelo biológicoy lo imaginario”. Peroes queHataille,nadasos-pechosode simpatizarpolíticamentecon el fascismo,habíavisto en suascensoprecisamenteesa existenciaheterogéneaque luego identificaríaplenamnentecon (a estructurade lo sagrado3l,y babiaconsideradoequi-valentesel Estadoliberal y cl Estadofascista,compartíalaconcepcióndelo político de Carl Schmitt32,admitia queel desarrollode esaheteroge-

30 E. Levinas, “El otro, la utopia y la justicia”, en EntreNosotros,trad. cast. Ed. Pre-textos, Valencia, 1993, p. 274.

3’ “Los caudillos fascistas pertenecen indiscutiblemente a la existencia heterogénea.Opuestos a los políticos demócratas, que representan en sus paises la banalidad inherentea la sociedad homogénea,Mussolini o Hitler aparecen inmediatamente con el relieve delos enteramenteotros.Cualesquiera scan los sentimientos que provoca su existencia actualen tanjo que agentes políticos de la evolución, es imposible no ser conscientes de lafi¡er-za que los sitúa por encima de los hombres, de los partidos e incluso de las leyes: ¡herzaque destruye el curso regular de las cosas, la homogeneidad apacible pero fastidiosa eimpotente para mantenerse por sí misma.., Considerada no en cuanto a su acción exterior,sino en cuanto a su origen, lafuerzade un caudillo es análoga a la que se ejerce en la hip-nosis. Li flujo afectivo que le une a sus partidacios... es fijación de la conciencia común depoderes y de energías cada vez más vio/ento.s,cada vez más dasmedidos,que se acumulanen Ja persona del jefe y queen él se presentan indeflnidamente disponibles” (G. Bataille,“La structure psychologique du fascisme”, Oeuvrescomp/éter,lid. Gallimard, paris, 1970,Vol. 1, trad. cast. P,Guillemn, Ed. Pre-textos, Valencia, [993,Pp. 18-19).

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neidadse presentabadebidoa las insuficienciasde la homogeneidad(esdecir,del contratosocial),concediade hechoque“toda esperanzales estánegadaa los movimientos revolucionariosque se desarrollanen unademocracia”y, aunquedistinguíalasformasimperativasde lo sagrado(laheterogeneidaddel fascismo)de susformassubversivas,pretendíaextra-er del fascismounalecciónparael movimientoobrero(“El hechodel fas-cismo... bastaparamostrarlo quees posibleesperarde un recursoopor-tuno afuerzasafectivasrenovadas”),y fundarla revoluciónen esasfuer-zas sagradasaplicadasal proletariado(a quien en 1933 sí considerabacomno la forma subversivade lo sagradode cuya “angustialiberadora”deberíasurgir un nuevorégimendistinto de los totalitarismosfascistasysoviéticos,perotambiénde las democraciasparlamentariasliberales):encomupletoacuerdoconel ordenmítico, anunciabaBataille“el momentoenqueunaampliaconvulsiónoponga,no exactamenteel fascismoal comu-nismo, sino formas imperativasradicalesa la profundasubversiónquesiguepersiguiendola emancipaciónde las vidas humanas”(obsérveselareferenciaa la “vida” y el paralelismocon la oposiciónentrefascismoycomunismoquetan a menudoutilizabaBenjamin).De nuevo,pues,tantoenel problemnacomoen la “solución”, nos enfrentamosa la misma(fines-ta) “politica de la intimidad”. Y, aunqueseriademasiadofácil condenarestas especulacionesbajo la rúbrica de un generalizado “asalto a larazón”, lo quenos impide estegestosimplees el hechode que, en 1922,Lukácsafinnabaelderechodel proletariadoa la revolución(y, porconsi-guiente,a la Dictadura,a la soberania,al estadode excepción),no cierta-menteenvirtud de su purezade sangre,perosí debidoa que,trasla “dimi-sión” de la burguesía,era la únicaclasepura (lo queparaLukácsequiva-le a tdestinad&a.dominarr).dela sociedad-moderna33. -

Así pues,Agambentienerazóncuandoencuentralosmismosarcanosde la soberaníaen los imperiosarcaicosy en 1933 (porqueprecisamente

32 Así lo subraya Antonio Campillo, quizá con una excesiva dependencia de ]as ideasde R. Esposito, en su excelente introducción a la edición castellana de este texto que, porcieno, aunque lleva por título El estadoy elproblemadel fascismo,no incluye ningúntexto de Bataille llamado de ese modo, sino uno titulado “El problema del listado” (era clEstado, más que el fascisn,o, lo que constituía un problema para Bataille).

33 “La burguesia y el proletariado son las únicas clases puras de la sociedad burgue-sa” (O. Lukács, Historia y conscienciade clase, trad. cast. M. Sacristán, lid. Crijalbo.1969, reed. lid. Orbis, 1985, p. 104t

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en 1933 se habíarecurrido “anacrónicamente”a los imperios arcaicosparaintentardeslegitimarla democracia),perola “continuidadhistórica~~

del modelocontenido en e) orden inítico es más bien una ilusión ópticaderivada del hecho de haberse saltado,en su relato, la RevoluciónIlustrada. Pero no nos adelantemos.Por de pronto, hemosvisto ya las

razonespor las cualesFoucault no pudo considerarlos camposde con-centraciónen su historia de los encierros.Su secretadependenciade lalógica transgresionaldel ordenmítico le impedíasacara la luz esaima-gensin ver en ella el rostromássiniestrode esamismay perversalógicaquegobernabasupropio discurso.Al añadirel capítulo de los totalitaris-

mos,Agambenhaencontradoexactamenteel punto en el cual esalógicatransgresionalde la soberaníaperversase torna insostenible,y tiene queromnperamarrascon las filosofías de la “potencia”.

“llasta queunaontologíade la potencianuevay coherente(más allá de lospasos que han dado en este sentido Spinoza, Schellíng, Nietzsche yHeidegger)no sustituyaa la ontologíafundadasobreel principio del actoyde su relacióncon la potencia,seguirásiendoimpensableuna teoríapolíticasustraídaa las apodasde la soberanía...Por eso es tan arduo pensaruna‘constituciónde la potencia’íntegramenteemancipadadel principio de sobe-ranía...Seríapreciso,másbien,pensarlaexistenciadela potenciasinningu-na relacióncon el ser en acto—ni siquieraen la forma extremadel bandoyde la potenciade no ser—, y el actono como cumplimientoy manifestaciónde la potencia—ni siquieraen la forma del don de sí mismo o del dejarser.Esto supondría,empero,nadamenosquepensarla ontologíay lapolíticamásallá detodafigurade relación,aunqueseaesarelaciónlímite quees el bandosoberano...Lasoberaníaes,precisamente‘estaley másalláde la ley a la queestamosabandonados’,es decirel poderautopresupuestodel nómos,y sólosi sellegaapensarel serdel abandonomásallá detodaideadeley... sepodrádecirquesc ha salidode la paradojade la soberanía,haciaunapolítica libe-radadecualquierbando...Porestomismo,esprecisomantenerseabiertosalaideadequela relacióndeabandonono es unarelación,queel estarjuntosdelsery del enteno tiene la formade la relación...ahorase mantienensin rela-ción”34.

4. Terceraaporía:“una nuevapolítica”

~4 Ho,noSacer.op. cit, pp. 62, 66, 80 ySí.

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Cuál señaesa“nuevapolítica” cuyanecesidadanunciaAgambennoes cosaque se puedadeducirde esasindicaciones,pero si sabemosque,aunqueno puedarestauraraquel viejo orden,tendráque encontrar, deacuerdocon su relato, un equilibrio al menossimilar al quelos griegoshabríanlogradoentrebios y zo¿. Agamubencompartecon Heidegger(yconmuchosotros,sin duda)unaposiciónqueprivilegia lo quepodríamosllamar lo griego (aunqueno se trate tanto de la mentalidadde la Greciaantiguahistóricamenteobservadacuantodel resultadode siglosde elabo-ración desu imagenporpartede los filósofos e historiadoresde la filoso-fía) con respectoa cualquierotra perspectiva,tendiendoa considerarquemuchasde las desgraciasdel occidentecontemporáneopuedenexplicar-se comoel fruto de la tergiversación,el mal entendimientoy el olvido deese sentidogriego cuya decadenciacomenzaríaya con el imperio de lacultura latina y se agudizaríaen la modernidad35.Es quizáesteprejuiciolo que inclina aAgambena unarelativasalvaciónde la Polis griegaconrespectoal vicio del queacusaa lapolíticaoccidentalengeneral(la poli-tización de la vida). La “sabiduría” griega consistidaen haberseparadonítidamenteel planode lo bio-lógico-políticodel planode lo zoo-fónico-económico,impidiendo así la/ata) relaciónentrevida (natural)y politica(la funesta“política de la intimidad”).

En un estudioyaclásico36,Marcel Detienneidentificabael nacunien-to de la/hnciónde soberaniaen la Greciamicénicacon la asunción,porpartede los reyeshumanos,de los rasgosmíticos de Nereo,“el Ancianodel mar”37, rasgosquecomportanel hechode que“por virtud propia,elrey favorecela fecundidaddel sueloy de los rebaños..,el rey es un mago,señorde las estacionesy de los fenómenosatmosféricos”38,y supalabra,semejanteaun oráculo,eseficazo, comohoy diríamos,performativa,rea-lizativa: hace lo que dice y dice lo quehaceporquees unafuerzade la

~ Véase a este respecto, por ejemplo, El hombresin conienido, trad. cast. E.Margaretto, lid. Altera, Barcelona. 998.

36 Lesn,aftresdevérilé doasla Grécearchcñque, lid. Maspero, Paris, 1967, trad, cast..l.J. llenera, Los- maestrosde verdaden la Grecia arcaica, Ed. Taurus, Madrid, 1981.

~ “A través de tas formas de justicia que parecen tener alguna relación con la imagendel Anciano dcl Mar, comienza a independizarse una institución: la función de soberania”,versión cii. p. 49.

351b1d.pp. 50-Sl.

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naturaleza39,no de la cultura, una accióny no unarepresentación,y suinmediatezla colocaa salvode la temporalidady del olvido; estapalabra

“es pronunciadaen presente;bañaun presenteabsoluto,sin un antesni undespués...Si umia palabrade estaespecieescapaa la temporalidad,ello sedebeesencialmentea que forma un todo con las fuerzasque estánmásalláde las ftterzas humanas,con las fuerzasqueno hacenestadosino de ellasmismuas,aspirandoa un imperioabsoluto..,es el atributo,e/privilegiodeuna

Júnciónsocial”40.

Y esteimperio absolutoy sobrehumanose refleja tambiénenlas des-graciasqueacaecencuandose interrumpe,se mancilla o se extralímita:“La justicia”, sigue recordandoDetienne,“no estádiferenciada;es inse-parablede todaslas demásactividadesdel soberano.Cuandoel Rey olvi-da la justicia, cuandocometeuna falta ritual, la comunidad,automática-mente,se ve abrumadapor las calamidades,el hambre,la esterilidaddelas mujeresy los rebaños;el mundose entregaal desorden,vuelve a laanarquía”(p. 51). Tal es lanaturalezade la pesteque asolaTebastras latransgresióndel tiranoEdipo, y tal esaún el sentidode la célebreexcla-mación del Principe de Dinamarca,The time is out of/amI, exclamaciónqueHamletpronunciadespuésde enterarse,por bocadel espectro,de queel sagradoordende sucesiónhaquedadoroto, falsificado: lasucesióndelos monarcasno estáenteramenteseparada,paraun poderabsoluto,de lasucesiónde los Días y las Noches,de losciclos delaNaturalezay las esta-ciones de la Tierra y de los Cielos; cuandola violencia de la ambiciónhumanatrastocael ordennaturalde la sucesiónmonárquica,es la propianaturalezala quese transtornay desordena,el tiempose salede su cauce,lahistoria emprendeun rumbo erróneoquesólo la restitucióndel ordennaturalpodríarectificar4l. Y estarestituciónes laobra del buenmonarca,el fundadordel ordencivil.

Así pues,en la figura del Rey de justiciade la Greciaarcaicaencon-

3~ “La palabra es concebida verdaderamente como una realidad natural, como unapartede la pkv<~~” <pp. 62-63).

40 Ibid., p. 66. Cursiva mia olp).41 Que este es claramente el sentido de la exclamación de l-famlet: “The time is out of

joint...”, se aclara en su inmediata continuación: “That ever 1 was bom to set it right” (Eltiempo se ha salido de su curso... Que haya tenido que nacer yo para enderezarlo!),Ha,nlet, Acto 1, Escena V, final.

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tramos la condiciónparadójicaqueAgambendenunciacomo “indistin-ción de hechoy derecho”,“confusión de la ley con la vida”, “indiferen-ciaciónde lo privadoy lo público”, etc. Pero la encontramosjustamentedondesegúnAgambenno estaba,es decir,en Grecia(pueslatesisde par-tida de AgambenesqueGreciasupodistinguir nitidamenteentrelo públi-co y lo privado,entrela ley y lavida, entrelaciudady lanaturaleza),ynodonde,segúnAgamben,debíaestar,a saber,en la modernidad.

Sedirá —con razón—queeseperiodoarcaicopuedeconsiderarsesupe-rado en la épocade ta Polis clásica.Pero Michel Foucault- cuyaópticabiopolítica no cesaAgambende invocar— se ha encargadode revelarelsutil mecanismoque,en laGreciaclásica,unesecretamenteelespaciopri-vadoconelpúblico: “Dirigir el oikos es mandar;y elgobiernode laCasano es distinto del poderquedebeejercerseen la ciudad”42.El varónadul-to libre que se convierteen ciudadanode pleno derechode la Polis sólopuedeejercerel poderpolítico porqueejerceel podersobresí mismo: estesí mismo son, ciertamente,sus pasiones,pero las investigacionesdeFoueaultmuestrana laperfecciónqueesedominio de las pasionesseejer-ce en estrictaconexiónconel espacioprivadode laCasa:“1-lay quecoín-prenderqueel matrimonio,las funcionesdel jefe de familia, el gobiernodel oikos, suponenque uno se haya vuelto capaz de gobemarsea símismo”. Todo varón adultolibre esun hombrepúblico (unigual entrelosiguales)porquetienevida privada(su “casa”y su“hogar”), y sólo quie-nestienen vida privada tienenpoder público; ahora bien, el accesoalespaciopúblico de la opinión (su prestigio, su fama, su reputación)lesexigeque se dominena si mismos,es decir,que controlensuvida priva-da, queseanbuenosjefesde suscasasy hogares:en cierto modo, la vidaprivadadel varón (la esposa,los esclavosy los hijos) es su “si mismo”,sobreel quetieneque imperarparaser admitido comopar entrequienesejercenel dominio público43.No es desconocidoquela relación entreeljefe de Gasay sussubordinadoses(literalmente)despótica:es un domi-

42 Lusagedesplaisirs, lid. (iallimard, Paris, 1984, trad. cast. M. Soler, El uso de los

placeres, lid. Siglo XXI, Madrid, 987, p. 141.43 El paralelismo entre las pasiones (especialmente las más bojas) y las figuras de la

mnujer, el esclavo y el niño es constante y sistemático en la Polilcia de Platón, y esta mcta-forología (lo “pueril”, lo “mujeril” lo “propio de esclavos”) es incluso la anuadura princi-pal de su critica de la poética de su tiempo. ¿No es ya en sí mismo sintomálico de que nose trata de un asunto meramente “privado” cl hecho deque Platón trate de este asunto pre-ersamente en su obra dedicada a la política?

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nio sobredesiguales(inferiores),no unarivalidadentreiguales;y el dere-dio de dominacióndespóticaprocedede la naturaleza44y es,por tanto,absoluto.Sin embargo,lo que distingueal buengobierno de la Casadelmalo es precisamentela moderacióndel déspota;comentandoel Nicoclesde Isócrates,escribeFoucault: “cl lazo entretemplanzay poder,al queNicoclesse refiere a lo largo de todo el texto, aparecesobretodo comouna reflexión acercade la relación esencialentredominaciónsobrelosdemásy dominaciónsobresí mismo... Asi, la moderacióndel Príncipe,experimentadaen la situaciónmáspeligrosay aseguradapor la petra-nenciade la razón,sirve parafundarunaespeciede pactoentreel gober-nante y los gobernados:puedenobedecerlecon gusto, puestoque esdueflode sí”~~. Y concluye:“la austeridadmasculinasurgede unaéticadeladominaciónquese 1 imita” (p. 1 71). Esta“éticade ladominaciónqueselimita” es elethosde laautenticidad(la noblezade la sangrey dc la espa-da) al que se referíanAdorno y Levinas,y es tambiénesa potenciadc“suspensión”,de “desmentido”(Verleugnung)que permitea! soberanotransgredirla ley sinderrumbardefinitivamentela Prohibición,queleper-mite (como decíaBataille)disfrutar deella.

Si seguimosla lógicahabitualde las exposicioneshistóricas,tendria-mos quedecir,pues,quela soberaníadel Reyde Justiciaarcaico,lejosdehaberdesaparecidoen laPolis,se ha fragmentadoen mil pedazos(tantoscomo ciudadanos,como varonesadultoslibres y rivales),como se diceque le ocurrió al monolítico “ser” de Parménidesen los átomos deDemócritoy Epicuro. Encontramosaqui, por tanto,exactamentela situa-ción descritaporAgamben,un repartodel poderque“no suprimelavidasagrada,sino que la fragmentay diseminaen cadacuerpo individual,haciendode ella elobjetocentraldel conflicto político” (Horno sacer,op.cii., p. 158);pero de nuevola encontrarnosen dondeno deberíaestar (enla Polis griegaque, segúnAgamben,se habría librado de la confusión),puesAgambense refierea la situaciónreciéndescrita como“la íntima

4~ lin el mismo sentido señalado en la nota anterior, es también digno de nota que eílugar (aunque, ciertamente, no sea el único) en donde Aristóteles argumenta que la rela-ción entre el hombre y la mujer es inigualitaria, y que pertenece al hombre gobernar a lamujer (siendo cualquier otra solución “contra natura”) sea precisamente la Política(1259b).

~ Foucault,op. cd, PP. 159-161.

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contradiccióndc la democraciamoderna”(ibid.).El Rey es a la Ciudadquefundacomoel ciudadanolibre ala Casaque

Inantiene,y amitossonfiguras de lavidadesnuda,es decirde lavidaque,encuantointimidad,reclamaun derechonaturalilimitado y privado—unapotestadcorrelativaa supotencia—,una“política de la intimidad” y osten-tael orgullode supropiacapacidadde auto-limitación.Decir quela “vidadesnuda”se encuentra“a mediocamino” entrela Casay la Ciudad(en la“tierra de nadie” abandonadaal Déspota)es algoasí comoaceptarquelainujer, el hijo y el esclavoson “meravida” (natural),no cualificada,algoquelos griegosnuncaaceptaron(como lo pruebanlasreiteradasdiscusio-nesde la Política de Aristóteles),por muchoque “formalmente” la Casaestuviera“fuera de la Ciudad”. Es la Casala que constituye la tierra denadie en dondela vida humana(de la mujer, el esclavoy el hijo) estásiempreamenazadacon convertirseen “meravida” animaly genérica.

No podemosdecir, entonces,que “los griegos” disfrutasende unacómodadistinción entrelo público y lo privado, sino másbien que elmodelode la soberaníaarcaicay despótica,quees un modelode dominioenteramenteprivado, se democratizaen la Polis repartiéndoseentrelosciudadanos,y así como el espaciopúblico de la monarquíaabsolutasóloexistepor lagraciadel Déspota,“desmentido”por laamenazaquese sus-pendesobreél, el espaciopúblico de la Polis es consecuenciadel “des-mentido” (el desplazamientofiera de lo público) de aquellosquesólo enla Casatienenlugar. Definir la Casacomo espaciopri vado es,pues,unailusión óptica. La Casasólo es un espacioprivado parael varón, porquesólo él tiene un espaciopúblico (y, obviamnente,lo privado sólo puededefmnirsepor referenciaa lo público). Paralos moradoresde la Casa,eseespaciono es público ni privadosino todo lo contrario. Y todo lo contra-rio de lo público y de lo privado es exactamentelo intimo. Los muorado-resde laCasasólo tienenintimidad.

5. Cuartaaporía:la revoluciónimposible

El Déspotano puede ocuparel espaciopúblico, no puedehaceractode presenciaen él si no es de un ¡nodoexcepcional,desmesurado,comounaaparición,cornoun sueflo, cornounaexistencia,en cl fondo, irreal46.

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espectral.Lo cualcomportaque,así comola legitimidadenqueviven losciudadanosestásiempreamenazadapor la posibilidadde unaactualiza-cion de la potenciasuspendida(es decir, por la posibilidadde un retomoala naturaleza,a la “meravida”), el soberanovive en un procesoirreme-diablede deslegitimación:puestoquesu autoridadprocedede su natura-leza,de sumeraintimidad,de sucarácterexcepcional,comoél es elúnicohechoqueseconfundeconelDerechoo queproduceDerecho,se encuen-tra literalmente abandonado.Sólo podría legitimarse desapareciendoefectivamente.El acto caraclerirtico del soberanoes la transgresión(latransgresiónde los límites entre hecho y derecho,entre naturalezaysociedad,etc.),porqueel soberanotrausgredela leven el momentomismoen quela instaura.

Estemito fundacionalencuentraunade susexpresionesmásacabadasen lbtem y Tabú, de Freud,al encamarseen la imagende la sociedaddeloshermanosselladasobreel cadáverdel Déspota.El Déspotasólopuedeserimaginadocomomuerto-en-vidao comovivo-en-la-muerte(estar-en-

la-muerte, dice Levinas), sólo puede ser pensadodesdesu asesinato(potencialo actual)o, dicho de otro modo,su muerte(al menoscomopeligro de muerte)es la condicióndeposibilidadde supensamientoy desuproblematización.En consecuencia,la actualizaciónde la potenciadelDéspotano puedematerializarsemásquecomoun retornode lo reprimi-do que,siendola muertelo reprimido,se conviertesiempreen un retomode la muerte,del asesinatoimpunequedesmientela ley (como los perso-najesemboscadosdeJúngero lospartisanosde Schmitt,quienimaginabaa [-litíercomoun paria,un excluidosocial).

El asesinatoimpunedel Déspotaes, pues,algo másqueunacontin-genciahistórica.Es imna posibilidadquese inscribeen supropianaturale-zade soberano.El actopor el cualel Déspota,desdeuna absolutaimpu-nidad, funda la Ciudad, le constituyea él mismocomo“asesinable”(sinquetal asesinatopuedaconsiderarsedelito, puesel Déspotaestá fueradela ley). Es incluso estaesencialvulnerabilidaddel Déspotalo queha decompensarcon una superabundanciade fuerza—militar y policial- que

46 Todo aquello que es sin otro, sin igual, es espectral; todo aquello que no puede pen-sarse como consecimencia de un tiempo anterior, todo aqimello de lo cual no cabe imaginaruna prolongación en el futuro, se torna inusualmente ligero y liviano, transparente, trans-lúcido, eminentemente frágil e inconsistente.

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garanticela protecciónconstantede quienestámásexpuestoqueningúnotro, de quien es extremadamente“visible”, aquel cuya efigie está entodaspanesy entodas las monedas.

El “derechoa matar al tirano” no es solamenteun uso de imperiosantiguossino, como se sabe,unadoctrinajurídica de la quehay buenosejemplosen la escolásticahispanade la épocacontrarreformistay que,através de los escritospolíticos de los “libertinos”, como el tratado deNaudésobreel golpede Estado47,llega vivo, en su versión caricaturesca,a las páginasde Sade,y a las de los tratadossobreel gobierno civil deJohnLocke en su versiónseria,desembocandode esetnodo en la escenamnaugural de la política ilustradade la mnodernidad:la decapitacióndclRey. Y no cabedudaalgunade quela posiciónen la cual es colocadoelDéspotapor esosdiscursosequivaleexactamentealo queAgambendefi-necomo unarelaciónde abandono,es decir,aquellapor la cual un bando

soberanodeclaraa alguienfuerade la ley y permitesuasesinatoimpune.El bandodel poder revolucionarioconvierteactualmenteal Déspotaenaquello queya eraen potencia,horno sacer, bandido,Friedios, hombre-tobo:alguiencuyasculpasson demasiadograndescomoparapodersome-terlea un auténticojuicio, comoya le sucedióa Luis XVI, y másrecien-tementealZar, al Duce,a Somozao a Ceaucescu.Y tambiénaqui el mitoy la leyendaregistranen su simbolisínoaquelloquesólo puedepensarsecomoimaginario:cl “condeDrácula”,condensandoen su figura todaslasantiguastradiciones legendariasde vampirosnocturnos,escenificaunretorno de lo reprimido mediante el cual Viad Dracul, voivoda deValaquiaapodadopor sucrueldad“el Empalador”,sólo puedeser imagi-nadocomoun monstruo,un muerto-en-vidaquese alimentade lasangredel puebloy al cual su condiciónextra-humanasitúaen disposicióndepermitir ala plebesublevadasu exterminio“directo”, almargendel ordenjurídico-político (¿,cómollevar a un vampiroante tos tribunales?Su ase-sinato es másbienun actode saludpública, un actohumanitario).No escasualque, en la cámarade los horroresdel museode Cerade MadameTussaud,Franco,Hitler yMussolini ocupensu lugarjuntoal ínonstruodelDr Frankenstein,Dráculay el 1-Ioinbre-Lobo: puestoque el Déspotasedeclaraimposible desdeque se convierteen soberanoy sólo puedeser

42 Gabriel Naudé, Consideracionespolíticassobro los golpesdc Estado(1639), cd. ytrad. cast. C. (idmez Rodrigtmez, FA. Tecuos, Madrid, tm998.

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imaginadocomocadáver,sólopuedeserun muerto-en-vida,un espectro,un fantasmao un monstruo,y a nadiepuedeacusarsede habermatadoaun cadáver.Los revolucionariosparecenllevar la lógicade la soberaníahastasu extremoúltimo: “Puestoquetú, el soberano,estásfuerade la ley,y puestoquefuerade la ley no haynadie(segúntu decretosoberano),almatarteno hernosmatado a nadie, no hemoscometidocrimen algunoPero,¿noengendraestounanuevaaporía?

La dificultad fue puestaya en evidenciapor el Marquésde Sade: elnuevorégimen” (el EstadoModerno)promuevesu fundaciónsobreel

derrocamientoviolento del antiguo; laviolenciano consisteen la bnmtali-dad de las accionesemprendidas,sino en el hechode queellasno puedenapoyarseen la legalidadvigenteen el antiguo régimen(puesel Déspotano puedeautorizarsu derrocamiento),perotampocoenladelordenemer-gente(queaúnno rige) y, por tanto,tienenqueprocedera la fundaciónorefundaciónde laCiudaddesdeel trismoespacioimposible,pre-politicoy pre-legítimo,queaquelen el cual elDéspotase situó parasu fundación“absoluta”,desdela mismaNaturalezapre-civil y caótica,tienenquelle-garcomoel rayo, comoeldestino,sin razónni pretexto,y operarun injus-tificable “salto originario”; y, al hacerlo así, heredanla condición delDéspota,es decir, se conviertenen espectrosy bandidos(¿no seríaese eltrayectodelas “masasrevolucionarias”de sans-culottesde Parísal “fan-tasmaquerecorreEuropa”?48).

6. Un modelolingñistico

Antesde afrontaresaúltima aporíay restituir definitivamenteal rela-to la escenade la guillotina, hemosde volver unavez mása esetexto en

48 El proletariado, en efecto, runda su derecho a la revolución en su condición de claseexcepcional, y es ello lo que le autoriza a imponer una soberana Dictadura delProletariado (este es el argumento constante de Lukács en Historia y conscienciadeclase).Y es también su excepcional situación histórica lo que le coloca en ese estado de“vida desnuda”, en el espacio en donde lo animal, lo mecánico y lo humano se tomanindiscernibles. Sobre la maquinización de los animales y la animalización de los trabaja-dores en la cultura moderna y contemporánea, véase nuestro ensayo “La carne de lasmáquinas” en J. Diaz Cuyás (diii), Cuerpos a motor, Ed. Centro Atlántico de ArteModerna, Las Palmnas de Gran Canaria y Centro Galego de Arte Contemporanea. Santiagode Compostela, 1997.

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el que se trata precisamentede la fundaciónde la Ciudad,y en dondeAristótelesproponeel célebrerepartoentreel lógosy laphoné,tanfácil-mente interpretablecomo una distribuciónentreracionalidady animali-dad. Pero,aunqueel texto de Aristótelesmencionaa “los animales”,yasabemosquehay unaformadeanimalidadqueno es genérica,y quetienesu lugar en la Gasa(aunque,en un sentidomuás estricto, no tiene lugaralguno),esaquehemnosdefinidocomoanimalidadespecíficamentehuma-na, como la forma de seranimalescaracterísticade los hombres,y quedificilmente podríareducirsea la de “el restode los animales”;es la ani-malidadde aquellosquetienenphonéperono lógos,vozperono voto, ladel esclavo,la Inujer y los hijos, despojadosde todo derechopositivo:puedenexpresarel placery eldolor, perocarecende palabra(carecendelugar en el espaciopúblico) paradiscutiracercade lo justo y dc lo injus-to, delo adecuadoy de lo inconveniente.¿Noestaremosmencionando,através de ese rasgo —la intimidad—, algo que también es peculiar delLenguaje,tanto al menoscomo la racionalidad?

Es ya un lugar comúnrepararen que todo uso efectivodel Lenguajecomportados dimensionesque se han nombradode múltiples Inaneras:Sinn y Bedeutung,Meaning y Re/érence,Connotacióny Denotación,Intensióny Extensión.Paraahorramosla inevitablediscusiónquesupon-dría comprometemoscon algunade esasexpresionesacuñadas,hablare-¡nos aqui de sentido implícito y de significado explícito. Por “sentidoimplícito” (o, abreviadamente,“sentido”) entenderemostoda la galaxia(ilimitada) de connotacionesy “resonanciasinternas”que acompañanacualquierpalabradicha (la phoné, la voz específicamentehumana);esinnecesarioobservarque ningunade esasconnotaciones(ni siquierala

totalidadde ellas, suponiendoque esta expresiónsea inteligible) seríacapazde dotaraesapalabrade un significadoexplícito, peroquizáes muásmntcresantenotarqueestasconnotacionesno estánenteramnenteal arbitriodel hablantesino que,en ciertomodo,vienende lapropialengua.En cam-bio, llamareínos“significado explícito” (o simplemente“significado”) alque las palabrasadquierenmuerceda un acuerdoexplicito entrelos locu-tores, acuerdoque sí dependede la voluntadde los hablantes.Ningunapalabrapuedeadquirirun significado“recto” (lógos: deciralgode algo)si no es por acuerdoentrelos locutores,peroningún acuerdoentreloctí-toreses capazde rectificar lacurvaturainternadel sentido.Quienescom-partenlas mismas“resonancias”implícitas se sienten participesde una

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misma comunidadlingijística involuntariamentecompartida, mientrasquequienespactanacuerdosexplícitosconstituyenunaasociaciónpúbli-ca deliberadamentesostenida.Es fácil ver, por tanto,que el significadoexplícito y el sentidoimplícito constituyenrespectivamente,en los termi-nos anteriormenteexpuestos,lapublicidady la intimidaddel Lenguaje,sulógosy suphone.

Vemosahoraconmásclaridadpor quélapalabradel soberano(tantola del soberanode la Ciudadcomnola del soberanode la Casa)no puedesernuncadel todo lógos,palabrapública: si unapalabrasólo adquiereunsignificadoexplícito cuandoel alocutario(situadoen términosde igual-dad frente al locutor) consienteen aceptarel significadoque el locutorintentaatribuirle, allí dondela relaciónes entredesiguales,comosucedeentreel soberanoy sus súbditos,o entreeljefe de familia y sussubordi-nados,éstosno tienencapacidadde pactar,de legitimarconsu acuerdoocon su consentimientovoluntario la intenciónde quien les gobierna.Lapalabradel déspotano es, pues,ni pública(como el lógosde los ciudada-nos) ni íntima (como laphonéde los excluidos),esunapalabraprivada:sólo quienladicesabelo quequieredeciry, portanto,puedequererdecircualquiercosa(lo quesu locutorquieraquediga). Es el modelodel “len-guajeprivado”: unaphonéque,sin dejardeserphoné,es tambiéne mme-diatamentelógos, unavoz queesvoto, un grito quetienefuerzade ley. Nodice algo de algo sino que se refiere exclusivamentea sí misma~mani-fiesta supotenciaarbitrariadedecir Significantedespótico(sin significa-do) que siemprese da comoen retirada.Y el espacioquedejavacantesuretirada es el lugar en dondepuedenmoverseesosotros significantes,“gobernados”y convencionales,explícitosy reformables.El residuoqueesapalabrainauguraldejaen laCiudadsólopuedeencontrarseen laCasa,en dondela voz del padrees ley paralos de suestirpey paraquienessehallanbajo sumando,carentesde potestadparapactarconél. A laphonéquesehacelógosdel déspota,y al lógossinphon¿de losciudadanos,sólopuedenoponerellos una phonéque no llega a ser lógos, puro sentidoimplícito quesólo se manifiestaimuplícitamente:en los “rasgossupraseg-mentarios”(la entonación,el ritmo), en lo superficial y accesorio,en losperfumesy en las imágenes,en la cosínéticay en el decorado.De acuer-do conunaley quepareceinapelable,allí dondeseda un pactoentredesi-guales(queobliga a algunos,bajocoacciónviolenta, a cumplir unaley encuya elaboraciónno hanparticipado),surgeel rumor, el chisme,la mur-

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muración, como mecanismode defensaoblicuo y sinuosoque toína ellugarde la críticacuandoestano esposible.

Tampocoparecedificil concederquetodoaquello que—enun sentidovagoy general-.-podríamosllamar las “artes” (no sólo las “bellas artes”)han nacido dc la exploracióny explotación sistemnáticade la dimensiónimplicita del Lenguaje.Todoslos quehanejercidoalgunaclasede funciónpública —desdelos chamanesy poetas“inspirados”hastalosjefesmilita-resy loscaudillospolíticos—hantenidoexperienciade lapotentiadeestosrasgoslingúísticosa la horadecrearun “sentimnientode comunidad”y depersuadira su audiencia,peroes la Polis griega—debidoaque“seculari-za” la función social del poeta-- quienha convertidoeste sabertácito entechné consciente,mediantela construcciónde Poéticas,Retóricas ySofisticas.La representaciónpública de un drama, la recitación de unpoema,lanarraciónde unahistoria o laejecucióndeunapiezamusical(y,desdeluego, tambiénla erecciónde Inonumentosarquitectónicoso escul-tóricos y la exposiciónde pinturas,y tambiénla oratoria política de laclaseque Platónreprochabaa los sofistas)constituye,pues,en la Polis,una suertede eso que anteshemosllamadoocasiónexcepcional,porquese trata,sin dudaalguna,de “actos semnióticos”,pero actosen los cualeslo que se buscano es pactarcon los espectadoresun acuerdoexplicitoacercadel significadode las“obras”, u obtenerun reconocimientopaten-te de su valor, sino alimentarunaimpresión latentede comunidad(tantoes así que, en el espectáculo,cuyo tóposes indiscutiblemnentela Polis,elespaciopúblico,aparecenlosexceptuados,la mujer,el esclavoo loshijos,aunquesea“representados”por varoneslibres). En cierto modo,el espec-

tóculoescenificael “estadode excepción”(en elescenario,las leyesde laCiudadestántambién suspendidasen una suertede “estadode fiesta”),aunqueno dejade tenerunaenormeiluportanciael hechode que lo esce-nmfiquecomoficción49.

Y, por esomismo, poseerlas armasdel sentidoimplícito (en el cual

49 Ha sido Rafael Sánchez Ferlosio (Véase “Sobre la transposición”, en Ensayosy

artículos, lid. Destino), con su habitual penetración, qtmien ha reparado en que las ñgurasde lenguaje —y especificamente la metáfora-- equivalen a un “estado de excepción” conrespecto a la “normalidad lingiiistica”. Hemos comentado este texto en “El concepto vivoo ¿Dónde están las llaves? Ensayo sobre la falta de contextos”, Archipiélago n. 3m,Barcelona, Diciembre de 1997, pp. 40 ss. Una preciosa observación de Agamben (quecoincide parcialmente con indicaciones de O. Siciner). que quizá descontextualizo excesi-

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siemprese adivina un posiblevehículoparael rumor que corrompe laautenticidadoriginariade laspalabrasdel soberano),dominarlas técnicasde la persuasión,ha sido siemprealgo deseadopor todoslos déspotas50.El espectáculoocupaun lugar crucial en la Polis, en la cual desempeñaunatriple función: primero, satisfaceeldéficit de phonéde los ciudada-nos (los detentadoresdel lógos), proporcionando,con sus “píldoras deplacery dolor” el sentimientode comunidadqueeluso meramente“lógi-co’ de lapalabrano suministra(esdi-versión); después,cubre el déficitdc “crítica” de los excluidos del espaciológico-público,encaruandoelrumorde quienestienensólo unavoz sin voto, y queno puedenapareceren tal espaciosi no es conel disimuloescenográficodeldisfraz (esmur-Inuración);finalmente,compensael déficit de legitimidad del déspota,que obtiene unaaceptaciónpor aclamacióno por aplausoallí dondenopuede haberun reconocimientopor acuerdoexplícito (es demagógico).En efecto,sóloficticiamentepuedenapareceren el espaciopúblico quie-

vamente, parece estar expresamente escrita par describir el procedimiento derridiano de ladeconstrucción: “En el estado de excepción efectivo, la ley que pierde su delimitaciónfrente a la vida tiene, por el contrario, su correlato en una vida que, con un gesto simétri-co pero inverso, se transforma íntegramente en ley. A la impenetrabilidad dc una escrituraque, convertida en indescifrable, se presenta ahora como vida, corresponde la absolutainteligibilidad de una vida enteramente resuelta en escritura”. La constatación de Derridaen el sentido de que la palabra metáforaes una metáfora (y de que, en consecuencia, nohay distinción entre sentido recto y figtírado) equivale exactamente a un estado de excep-ción absoluto en el terreno del habla, que es capaz de legitimar y de deslegitimar cualquierinterpretación imaginable.

.~O En un escrito insuficientemente difundido (La verdady lasfármasjurídicas, cit.),Michel Foucault llamó la atención sobre el hecho de que la figura del Sofista aparece enla Grecia Clásica como residuo de la del Tirano (cuyo modelo mítico-dramático es EdipoRey): aquel que accede al poder de un modo súbito e inesperado debido a su habilidaddepalabra y que se caracteriza por e’ abuso de poder (como el Sofista se caracteriza por elabuso de la palabra). En el Sojtvta, Platón (i) insiste en comparar al Sofista con un “mago”,y (u> su crítica de la Retórica está siempre salpicada de crítica contra la Poética (contra los“artistas”). Esto debe avisarnos de que, en tina genealogia que aún está por hacer, la tigu-ra del “artista” (sobre todo del actor teatral, del “organizador de espectáculos” en el mundopre-ilustrado, tal y como aparece, por ejemplo, en esa fonriidable metáfora del teatro quees El retablo de las maravillas de Cervantes), está emparentada con la del “mago” rena-centista (a quien a menudo encontramos en la corte del Déspota), y la de éste a su vez conlas del Sofista y el Tirano, residuos por su parte de la Imagen Mítica del soberano arcaico,ettya palabra —performativa, ilocutoria. eficaz— gobierna no sólo a los hombres, sino tam-bién los mares y los campos, los Días y las Noches, los Astros y los Animales.

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nescarecende lugar en él, y sólo ficticiamentepuedeautentificarseun

poder que, por funcionaren un régimen de dominio privado, no es sus-ceptiblede legitimaciónracional.Las “artes-espectóculo“ son a la vezelindicio de la existenciade unpodersupra-civil y de una exclusióndespó-

tWa, y la pruebadequetalpodery tal exclusiónsolamentepuedenserfislicios.

7. Supersticióne Ilustración

Si la ilustración es, en palabrasde Kant, el abandonopor partedelhombrede unaminoría de edadauto-culpable,puedeseridentificadaconla lucidez acercadel carácterficticio de la ficción. Propiode la “minoríade edad”es, en efecto,confundirla ficción con la verdad(comohacenamenudolosniños)o con la falsedad(comohacenfrecuenteínentelos ado-lescentes)y, en definitiva, ignorar quela ficción es aquello quenopuede

serverdaderoni falso que no es susceptiblede verificaciónni de¡¿¡isa-cicin. Que es exactamentelo que le ocurre al sentido implícito delLenguaje(su “intimidad”). Persistiren estaignoranciaunavezsuperadala infanciao la adolescenciaconstituyeuna“minoría de edadauto-culpa-ble” y unaforma de superstición.El sentidocomúnque se atribuye a lacondición de adulto no es “sentido de la realidad” sino en la medidaenquees también“sentidode la ficción”: mayor de edades quiendistingueentreficción y realidad,quienreconoceelvalor de la ficción precisamen-te en cuantoficción (ilustrado, decíaKant, es quienno teme a las som-bras).Y, porel contrario,menorde edad(en sentidoculpable)es quiensedeja llevar por el prejuicio de que la ficción es algo “más verdaderoquelaverdad”,es decir, másauténticoquela verdadpor acuerdoobtenidaencl espaciopúblico o que el significadoexplicito de las palabraslogradodel mismomodo.

Venceresteprejuicio (paralo cual no se requiereotra condiciónpce-víaqueel sensuscommunis,es decir,el saberancladoen laexperienciadetodo usuariodel Lenguaje)implica invertir el “orden mitico” de la fic-cIón51 que narra la fundaciónde Ja Ciudady del Lenguaje,orden en elcual se apoyanlas pretensionesdel Déspotapúblico y del privado a un

5’ Se notará que esta inversión no es equivalente a la que propone Nelson Goodmanentre “el orden de la narración” y “cl orden dc lo narrado” ((fi De la mentey otras tuate-

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“derechodeexcepción”.Puedediscutirsesi todoslos mitos son mitos defundación(afirmaciónquehan mantenidonumerososespecialistas),peroparecemenosdiscutible—o al menoséstaes la hipótesisquepropongo—quetodoslos“relatosde fundación”sonnecesariamentemitos. Estopare-ceclaro, al menos,en el casode la Ciudady en el del Lenguaje:puestoque el Lenguajey la Ciudadson aquellascondicionesque nos hacenhumnanos,ningúnhombrepodíaestarpresenteel día (queprobablementefue el mismo día) en quetuvo lugar la fundaciónde ambosterritorios.Pensarla fundaciónde la Ciudado la fundacióndel Lenguajeexigefor-zosaínenteimaginarun “antesdel lenguaje” o un “antesde la ciudad”; ylo exigeenel sentidode queesaanterioridadsólopuedeser,enrigor, ima-ginaria, fingida. Se puede imaginar cómo era el inundo antes delLenguajeo antesde la Ciudad,pero(i) esaimagennuncaserásusceptiblede verificacióno falsación,y (u) sólopuedeimaginarsedesdeelLenguajeo desdelaCiudad(esdecir, quela existenciade talesficcionespresupone

ya el Lenguajeo la Ciudad), lo cual constituye,por ejemplo, el escolloinsalvablede todoslos intentosde construir“semiologíasde los sistemasde signosno-verbales”.Lo “pre-lingáistico” o lo “pre-social” no desig-nan, pues,unapuraexterioridado una puraanterioridadal Lenguajeo alaCiudad,sino unaparadójica“exterioridadinterior” o “anterioridadpos-tenor”, y nuncapuedenexistir salvo comoficciones,comolos brumososhorizontesde la kantianaIsla de la Verdad sólo puedenserobservadosdesdeella. En rigor, el “antesde la Ciudad” o el “antesdel Lenguaje”nosonanterioresa la Ciudado al Lenguaje,sino, comomáximno,contempo-ráneosde ellos.

La ficción es (entre otras muchascosas)el modo en que tanto laCiudadcomo el Lenguajeimaginansu fundación, lo cual significa quetodaCiudady todo Lenguajese fundanen unaficción de la cual,por otraparte,ellosmismossonela priori. Nuestrasanterioresapelacionesalsen-tido coínúnencuentranaquí su lugar: la experienciacivil, tanto como lalingúistica,son, en unamedidamáso menosconsciente,experienciasdelcarácterficticio de su fundación.El prejuicioquehade servencidoes,por

rias, trad. cast. R, Guardiola, Ed. Visor, Madrid, 1995, pp. 170-190) y que, si hubiera que¡,arangonarla a alguna de las distinciones hechas por esteautor, se parecería más a aquelmodo de trastocare1 orden de los elementos que transforma una narración en un “análisis”o en un “estudio” (ibid., Pp. 185 ss.), pero considerando que en el caso aquí descrito laInversión es la relación característica.

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tanto,aquelquepresentalapotestascivil comounaconsecuenciaderiva-da de la auto-limitaciónde lapotentianatural (que seríalo “originariolo primarioy lo auténtico).La ilustraciónes el conocimientode quelapazpolíticano debesu existenciaa ningunagracia por la cual tengaquedarlas gracias,a ningúnhechoexcepcional,sino aun meroy simupleacuer-do. No es posible, por tanto, fundar derechoalguno sobre la potentia(natural), sino única y exclusivamentesobreel pacto. En el casode quehayaalgunapotencianaturalque inhibir, el pactoentrelos hablantes(y,por tanto,la libertad) es suficienteparalograr tal inhibición; pero,puestoquetal potenciasólo puedeser pensada(como ficción) desdeque haypacto(es decir, Lenguajecon significadoexplícito y Ciudadcon ordenjurídico), el supuestoacto excepcionalde auto-limitaciónqueconvierteaun sujeto en soberano(su libertad “incondicionada”)no-puedesernuncaconocido(no puedesernunca descritopor unaproposiciónquepudieraresultarverdaderao falsa)sino tan sólo imaginado,librementeimaginado,puesha quedadoen eseAfuera del Lenguajeo en eseAntesde laCiudadquesólo puedenserficticios y sólo pensadoscorno consecuencias(cier-tamente,necesarias,inevitables)del pacto.

Estaes, por retornara la terminologíakantiana,la razón de que la“libertad” (natural)sólo puedapensarsecomo“perdida”(por inserciónenel Lenguajey en la Ciudad, por sumisión a la ley, por vinculación alpacto)o como“ficticia”, y de quela ley, sin dejarde sersu ratio cognos-cendi (puesto que únicatnentesereslibres puedensellar un acuerdo),parezcahaberperdidosuratio essendi(la libertad“natural” que, unavezfirínado el pacto,ha quedadoya “más allá de la ley”, en el terrenode laficción no falsable)y se describaa menudocomo“ley fonnaly vacía”52:cuandose acusaa la ley —esa ley de la quedependequelas palabrasten-gan significadosrectosy las personasderechos—de ser“formal y vacia”como unasentenciaescritaen unalenguadesconocidao como el precep-

52 Este reproche, repetido hasta la saciedad y encamado magistralmente por Deleuzeen una imagen de Kafka, es también reproducido por Agamben: “Es asombroso que Kanthaya descrito de este modo, con casi dos siglos de anticipación y en los términos de unsublime ‘sentimniento moral’, una condición que, a partir dc la Primera Guerra Mundial, seconvertirá en familiar en las sociedades de masas y en los Grandes Estados Totalitarios denuestro tiemupo. Porque, bajo una ley que tiene vigencia pero sin significar, la vida es seme-janme a la vida bajo el estado de excepción, en que el gesto más inocente o el más peque-ño de los olvidos pueden tener las consecuencias más extremas” (Ilonzo Sacer,p. 72).

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to de una religión cuyosfieles ya han olvidado su sentido(en el mismosentido en que, segúnSchmitt, .ltinger o Benjamin, hemosolvidado la“violencia originaria” de lacualprocedennuestrasleyes),cuandose espe-cula —coíno hacentodos quienestienenambicionesdespóticas—con elretomoa esa“libertadoriginaria”para,desdeella, fundaruna“nueva ley”que —esta vez sí— se nos dé al mismo tiempo que su sentido(su funda-mnento,su ratio essendi),entoncesno solamentese cometeun error cate-

gorial (ésequeKantdesignaríacomola “ilusión” de quienesaspiranaunconocimientoespeculativoo emupírico de la libertad), sino que se caedelleno en la “minoría de edadautoculpable”,en la confusiónde la verdadconla ficción, en lasustitucióndel ordenlógicopor el ordenmitico, en lailusión de quehayalgúnlugaradóndeir másallá de la ley, másallá de laCiudado másallá del Lenguaje(es un prejuicio supersticiosodel ordenmitíco pensarquela Casao el Palacioestánfuerade laCiudad). Lo cualno significa, sin duda, que todo sea pactocivil o significadoexplícita-menteacordado:existetambiénla intimidad de los ciudadanosy el senti-do implícito de las palabras,sólo queeste “más allá” de la Ciudado delLenguajesólo puedeexistir “más acá”, es decir, dentro de la Ciudadydentrodel Lenguaje.La Ciudadno existepor la gracia del Rey,no nacede la “represión”porpartedel Déspotadesupotenciainfinita (motivo porel cual Kant prefiere no llamar toleranciaa la libertadcivil: este términorecuerdademnasiadoa la suspensióngratuitadel estadode excepciónporpartedel monarcaabsoluto),del mismomodo que el significadoexplici-to de las palabrasno debesu existenciaa la contenciónde la potenciadelLenguaje,que se resignaríaa quedarparcialmenteimplícita (pero queexcepcionalmentepodria explicitarsecomo“palabraauténtica”o inaugu-ral). El sentidoimplícito no es un sentidoexplicito contenido,reprimidoo suspendido,sino algo completamentedistinto del significadoexplícito.Algo que—a diferenciade las palabrastomadasen su dimensiónexplíci-ta— no puedenuncaserverdaderoni falso. La intimidad no es una ver-dadmásverdaderaquelaverdad”(la “autenticidad”)ni una“falsedadmásfalsaque la falsedad”(la “potenciade lo falso”) sino, en el sentidomásnobley menoscorrompidopor los prejuiciosde lasuperstición,nada¡násy nadamenosqueficción. Una ficción —si se perdonala expresión—tras-

cendental.

Aunque Kant (que, sin embargo,compartemás de una idea con

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Spinoza)no lo digaen losténninosqueutilizaráMarx en sus“Tesis sobreFeuerbach”,el hechode queconsiderelaRevolución(francesa)comounpunto de no retorno en el camino hacia la ilustración se debe a que laremociónde los prejuiciosde la supersticiónrequierematerializarseen“signos”, de los cualesel mayor es la decapitación--no necesariamentereal, pero sí simbólica—del Rey absoluto.¿Cuáles el significadode estesigno?Danton se expresade un mnodo mucho másclaro que cualquierDéspotaarcaico: “No querernoscondenaral Rey, querernosmatarlo”; yRobespierre:“Aquí no hayprocesoalgunoque celebranLuis no es unacusado.Vosotrosno sois jueces...No tenéisque dictar unasentenciaafavor o en contrade un hombre,tenéisqueadoptarunamedidade saludpública, tenéisqueejercerunaacto de providencianacional.En efecto,siLuis pudieseaún ser objeto de un procesojudicial, podría serabsuelto,podria serinocente;iqué digo!, se suponeque lo es hastaqueseajuzga-do: perosi Luis fueraabsuelto,si Luis fueseun presuntoinocente,¿enquése transformaríala Revolución?Si Luis es inocente,todoslos defensoresde la libertad se convertiríanen calumniadores;¿noeranlos rebeldeslosamigosde la verdady los defensoresde la inocenciaoprimnida&.. Luisdebemorir paraquela patriapuedavivir” (y es obvio quela “patria” aquíconcernidaes laKinderland,no el lugarendondehamuertoelpadresinoaquelen dondepuedenvivir los hijos). Estasterriblesfrasesno denotansino la inexistenciadel soberano:no hay juicio acercade aquello quenoexiste;puestoqueel déspotaesaquelquese sitúamásalláde la Islade laVerdad, en ese terrenoen el cual los conceptosya no puedenencontrarintuicionesempíricascon las queoperarunasíntesiscognoscitiva,rebasatodaposibilidaddejuicio (absolutorioo condenatorio,verdaderoo falso).Aunqueempíricamentetodo poderdemnocráticose edifique sobrelas rin-nasdel despotismo,“trascendentalmente”es el despotismoel quese cdi-fica sobrela ruina del poderdemocrático.La escenade la decapñacíondel Reyinvierte el ordenmítico y arroja unaseriede consecuenciasenca-denadas:

(A) El “estado de excepción” (concebidocomo “supresióndel dere-cho positivo”) sólo puedeser una ficción retrospectiva(que se puedeadoptarparaintentarjustificar la violencia ilegítima)y nunca una reali-dad efi’ctiva. Al serajenoa la Isla de laVerdad, el déspota(el sin-igual)sólopuedeaparecercomomuerto,es decir,sólopuedeserun espectro.Enconsecuencia,trasladecapitacióndel Reyel espacioprivadono puedeser

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un espacioexceptuadode la ley o exterior a la Ciudad(un espacioendondese pueda, por ejemplo, matar sin cometerhomicidio, etc.). La“libertad privada” (la que cadaciudadanotiene de regir su vida comomejorle parezca)es unaconsecuenciade la obedienciapública,y depen-de de ella (así,por ejemplo,es el poderpúblico quiengarantizala vigen-cia de losllamados“contratosprivados”, queun juezpuedereclamarquese comwiertanen “escriturapública” en casode conflicto entrelas partes),síemupreque entendamosque estaobedienciano es la de una máquina,pueselque obedecela ley es suco-autory, portanto,puedeparticiparenla crítica públicade la mismaparapromoversurefonna.La razónpor lacual laanimalidaddel hombreno es la animalidad“genérica” detodoslosanimales(sino la forma específicamentehumanade seranimal)esjusta-menteesta irreductibilidada lo mecánico:cuandoobedece,no obedececomounamáquinasino comoun serlibre.

(Al) En ténninoslingilísticos, diriamnos que,muertoel Rey absoluto,cadacual es muydueñode mantenersecretos(siemprequeestemanteni-mumentono seailegal), e inclusode mantenerensecreto(secretoquepuedesercompartidoporotraspersonasprivadas)un significadode ciertaspala-brascompletamentedistinto de susacepcionespúblicas.Peronosequivo-cariamossi creyésemosque estesignificadoprivadotiene algo quevercon el “sentido implícito” de las palabras:se trata,evidenteínente,de unsignificadoexplícito —puessólo puedeobtenerseporpactoexplícito entrelos miemubrosde la sociedadsecreta—,aunquesucirculaciónpor el espa-cio público estévoluntariamnenterestringida.Porlo tanto,no puedela ley(pública)ampararlaprivacidadparatolerarsu propia transgresión:laprí-vacidadno es un espacio“excepcional” de inmunidadsoberanaen el cualse podríancomnetercrímenesimpunes(cosaqueimplicaríaunasuertedejuego perverso),corno lo pruebael hechode que la infracción de la leypública anula inmediatamentecualquierderechoa la privacidad o alsecreto(los contratosprivadoscuyascláusulasinfringen la ley públicavigente son nulosde pleno derecho).Los pactosprivadosno sonphoné(intimidad) sino higos, aunquese tratede un lógos restringidoo imper-fecto,y sólo puedentransformarse—comocualquierotra palabra—en leypúblicasi cumplenel requisitodel consentimientovoluntariodel restodelosparticipantesen laconversación.La phonéno es el significadopriva-do de un enunciado,sino susentidoimplicito.

(B) La intimidad no es ningún género de vida (ya sea la desnudez

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armadadel déspotao la desarmadade sus siervos) sino (digámoslounavez más) una nota específicade la humanidaddel hombre.Todo lógos—enunciadoconsignificadoexplícito— implica unaphoné—sentidoimplí-cito--- (no haypalabrasin voz), perolaphonéno es el grito del animal(quenadatienede implícito: lo implícito sólo puededefinirsecoínotal frentea lo explícito, y el animalno tieneoportunidadalgunade transmitirmen-sajesexplícitos;de la comunicaciónanimaldaríalo mísínodecirque estoda ella explícita o que es toda ella implícita, puestoque carecede ladiferenciaentreambasdimnensiones)sino,comohemosseñaladoanterior-mente,una vozque vienedela lengua.Ningunaphoné tiene fuerzasufi-ciente paraconvertirse“por sí muisína” en lógos (cosaque sólo la fuerzaartificial del pacto puede lograr). Y comno esa phoné inmediatamentedevenidalógosera laque(en elordenmitico de la ficción) operabala fun-dacióndela Ciudad(y del Lenguaje),la decapitacióndel Rey indicaquela Ciudades in-/hndada(y así debepermanecer).

(BI) Todaphoné implica un lógos,peroningún lógospuedeconver-tirse en phoné (no se puede experimentarun setitido implícito por unpacto explícito). Solamentela decapitacióndel déspotagarantizaquelógosyphonésonestrictamenteinseparablesy mutuamenteirreductibles.

(C) Elrumor tiendeasersustituido por la critica (esdecir,porel “usopúblico de la razón”).Traslaescenade laguillotina (queinauguraunapazcivil no amenazada),el espectáculotiendeaperdersu condiciónde exeep-cioíialidad (se toma cada vez más “ficticio” y, al mismo tiempo, más“normal”). Digamosque los espectáculosse hanhechocadavez menos“eínocionantes”,menos“solemnes”,en el momentoen quela diversiónpopularha perdidosucargade murmuraciónde los excluidos(desplaza-da ahoraal espaciopúblico de la critica) y de seudolegitimación“ada-matoria” paradéspotasenbuscade aplausos.

(Cl) La “liberaciónde la intimidad” (antesconfinadaen laCasacomoespaciocaracterísticamenteprivado)da lugaral nacimientode las “bellasartes”(no hade sermeramentecasualque la obraen dondeKantsella elactade nacimientode la Estéticay procuraun criterio distintivo paralas“bellas artes”---la Crítica de la Facultaddejuzgar—se publiqueen 1790,es decir, exactamentetras la escenade la decapitacióndel déspotaen laguillotina). Mientrasquela Poéticay la Retórica(como,en otro sentido,la Sofistica) son unasuertede “anatomiadel agrado”53,laEstéticaeman-

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cipa una “belleza” independientedel aplausopúblico y queno entraencolisión—no rivaliza— con la Cienciani con la Moral. Lo que las bellas

53 Las fórmulas de la Poética enseñan cosas tales como que la narración de una his-toria no debe sobrepasar cierta duración o cierto número de personajes principales si aspi-ra a ser seguida por el público, o que se precisa tal acorde o tal nota al final de una melo-dia si se quiere que el auditorio la perciba como acabada, o que el desenlace de una intri-ga argumental produce en los espectadores un efecto de distensión y sosiego, o que un edi-ficio debe modificar la simetría de sus proporciones si desea ser captado como armónico,o que la escultura de una figura humana debe respetar ciertas medidas canónicas para pare-cer verosímil, o que los versos de un poema tienen que observar pautas métricas concre-tas para producir los efectos deseados en el entendimiento de quien los escucha, etc. Porsu parte, las fórmulas de la Retórica nos ilustran, en un sentido ya más psicosociológicoque psicofisiológico, acerca de las expectativas, opiniones, costumbres, deseos y actitudesdel público destinatario de los espectáculos; nos informan, por ejemplo, de la satisfaccionque en un determinado tipo de espectadores produce un happy end(y de lo que cabe con-siderar en cada lugar y tiempo como “final” y como “feliz”), o nos recomiendan escogerun héroe de tal nacionalidad, género o condición social como vía para llegar mejor a unadeterminada clase de público. Poética y Retórica son, en definitiva, técnicas, y como todosaber técnico, poseen tmn estatuto menor y subordinado con respecto a las disciplinas quedeterminan el fin al cual sirven de instrumentos. El fondo de la querella de Platón contralos poetas y los sofistas obedece a ese estatuto: Poética y Retórica son técnicas recomen-dables~••--incluso imprescindibles— para el mantenimiento de una cultura civil o pública,para la comunicación ciudadana y la transmisión de mensajes socialmente relevantes, perosu ¡mnportaneia ha de estar siempre subordinada a la del mensaje que se desee transmitir,pues de lo contrario se produciría la conocida perversión que convierte los medios en finesen sí mismos; eso era, en el fondo, lo que Sócrates reprochaba a los sofistas al negarles eltítulo de “maestros de virtud”: un maestro de retórica nos enseñará qué tenemos que hacersi queremos persuadir a una audiencia de la deseabilídad de cierta virtud, como Watsondecía poder convertir a cualquier niño sano en ingeniero o en poeta, o como el científicoweberiano puede explicarle al político qué bomba debe lanzar si quiere destruir una ciu-dad en veinte minutos, pero un maestro de retórica no puede decimos qué virtud es dese-able, como Watson no puede decimos si es mejor ser ingeniero que poeta ni el científicowebcriano aconsejarle al político acerca de si debe o no arrojar esa bomba. Y este earac-ter servil de la Poética y la Retórica —siempre al servicio de la Política, de la Polis, de lacultura civil— es justamente lo que les confiere un estatuto inferior con respecto a la altacultura filosófica o científica. El hecho mismo de que Platón dirija su violenta crítica con-tra la Poética y la Retórica de su tiempo en una obra titulada justamente Politeia, da aentender que los criterios que hacen a una Poética o a una Retórica preferibles a otras son,esencininiente, criterios de salud pública y de moralidad civil. La actitud de Platón —queen ningún caso quiere expulsar a los poetas y rétores de la República, sino promover unemerto tipo de Retórica y una cierta Poética— no es comparable a la de un Dictador totali-tario intentando prescribir a los artistas las obras que han de producir, sino a la de un inte-lectual contemporáneo criticando la obscenidad demagógica y mereadotéeniea de algunos

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artessimbolizanes,pues,la libertad,es decir,el estatutodeunaphonéqueno compiteconel lógosni quiereconvertírseen ley de la Ciudad(sedin-

contenidos de la programación televisiva, y haciéndolo no en nombre de sus gustos per-sonales (o de los dc su clase), sino en beneficio del saneamiento del espíritu público y lamejora de la convivencia civil. Esta dependencia política de las artes, que hoy puede pare-cernos intolerable, nos avisa de que estas actividades no tenían en la Polis griega un esta-tuto similar al de lo que hoy consideraríamos “obras de arte”, sino que su consideraemon seacerca más a lo que en la actualidad denominamos ‘espectáculos”. Si nos fmjamos en loscontenidos propedéuticos de la Poética y la Retórica, comprenderemos que ambas disci-plinas •-•y este es el motivo interno de su carácter epistemnológieameoíe menor o subordi-nado-- están afectadas por una condición eminentemente empírica: sus fórmulas se cons-truyen a partir del conocimiento experimental de las expectativas socioculturales de unaatmdieneia determinada, es decir, del público de cuya aprobación dependen incluso en tér-minos materiales. La conexión entre espectáculo y politica no es, pues, accidental. sinoesencial. En un sentido impropio, podría decirse que la celebración de una ceremonia ritualen una sociedad no letrada, o la ostentación pública de un sátrapa oriental o la coronaciónde un Rey son espectáculos (y es innegable que en ambos ejemplos encontramos una ele-vada dosis de componentes espectaculares), pero falta en ellos (entre otras cosas), parapoder denominarlos como rigurosamente tales, la distinción entre ficción y realidad qtíepercibe claramente el espectador de una sala de teatro o de un auditorio de conciertos (élsabe que, aunque “sienta” que el inundo se viene abajo en el escenario, nada se ha des-noronado fuera de la sala). Aunque nosotros sepamos que las cosas que parecen ocurrir

en el escenario no son verdaderas (no ocurren verdaderamente), no por ello deía de sercierto que, tanto más cuanto más oficio tenga el artista, son iero~i,nilas - El artista es unmaestro de la verosimilitud” y un artesano de la ilusión. Es, en definitiva, aquelquecono-

ce la ¡ormula para engañara los mortalesdetal maneraque éstosse compíazca~en setengañadose incluso le recton¡pensenpor ello. Esta fórmula tiene un componente técnico(el “truco”), cuyos fundamentos teóricos el arista no tiene por qué conocer, peto que debeposeer habilidad suficiente para manipular, y un componente psieosoeial (la “paraferna-ha”), cuyo conocimiento debe poseer al menos en estado práctico. Pero, como la variedadcultural en~piriea nos muestra inequivocamente. y como siempre han sabido los artistas delespectáculo y los oradores, no es lo mismo pintar, esculpir o edificar para el ojo griego quepara el turco, ni es lo mismo hablar o cantar para el oído ateniense que para el abderita;además de que por tener ese ingrediente empírico irrebasable—, las fórmulas poéticas oretóricas nunca garantizan el éxito de los espectáculos: hay fórmulas que funcionan (esdecir, que persuaden, que ilusionan) y otras que no, y es imposible conocer de antemanoy con seguridad el grado de éxito o de fracaso que alcanzarán, porque siempre es necesa-río probarlas. Los espectáculos son “artes de fórmula”: ingenian, experimentan y perfec-donan fórmulas para maravillar, para emocionar, para producir espanto, terror, lástima,risa o llanto, para ilusionar y engañar, pero sin dolo, contando siempre con la complicidaddel público, y dependiendo siempre (incluso materialmente) de su aprobación. Por ello,estas artes espectaculares son esencialmente “políticas”, pues su lugar natural es la Polis,el espacio público, el medio urbano-civil. Primero, porque la Ciudad necesita -tanto para

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ge a ciudadanosadultosqueposeenel sentidode la ficción), de un senti-do implícito queno quieresuplantaral significadoexplícito (ni eximede

el debate politico yjurídico como para el intercambio económico--de estos medios de per-suasión (y, por lo tanto, de profesionales que presten asistencia a quienes precisen deellos); y, segundo, porque la Ciudad, que ofrece a los ciudadanos un espaciotiempo ficti-cío distinto delnatural en el terreno de la acción (el tiempo civil y el espacio urbano, des-ligados de los cielos naturales a los que se apegan las sociedades agrarias), tiene tambiénque ofrecerles un espaciotienipo de ficción en el terreno de la pasión, poniendo a su dis-posiemon unasene de “fórmulas” de ocio y entretenimiento (digamos que la Ciudad sumí-nistra píldoras para llorar, para reír, para amar o para odiar, para sentir lástima o despre-cio, todo ello de un modo “ficticio” e inocuo, de acuerdo con el mecanismo del “engañosin dolo”: estas “pasiones artificiales” son el correlato de las “acciones artificiales” repre-sentadas por los convenios, pactos, acuerdos y contratos públicos celebrados en el ágora).Digamos también, por tanto, que la Poética y la Retórica trabajan en el resbaladizo domi-nio de lo implícito, intentando descubrir —por medios indirectos, como no puede ser deotro modo— cuáles son esos pactos no expresos que proporcionan a los ciudadanos el sen-timiento de ser, no sólo una sociedad, sino también una comunidad, es decir, el sentimientode si mismos. Así pues, lo que críticas aristocráticas del espectáculo, como la de Platón,reprochan a la Poética y a la Retórica es, en definitiva, su carácter epistemológicamenteempirico y políticamente instrumental. Puesto que este segundo “defecto” es, al menos enla Polis griega, inevitable, Platón —y, tras sus pasos, muchos otros autores de los tratadosde Poética y de Retórica que nos ha legado la tradición quiere al menos remediar el pri-mero, y contrarrestar la tentación populista de los espectáculos ofreciendo una Poética yuna Retórica que se pretenden sustentadas sobre bases racionales y no empíricas, sobrebases teórico-eientíficas. En la medida en que la Poética se considera como un conjuntode procedimientos para imitar la naturaleza (o, lo que es lo mismo, para producir una ilu-sión de percepción), la pretensión aristocrática consiste en defenderla existencia de un cri-teno teórico de decisión acerca de las Poéticas en froción de la comparación de las copiascon el lexto original de las Cosas Mismas (a saber, las Ideas). A nosotros, esta pretensmonde subordinar las artes a la Ciencia evaluándolas con criterios de verdad epistemológica—nos parece tan arbitraria y despótica como la de subordinarlas a la Politica —y evaluaríascon criterios ético-políticos—, y dificilmente preferible a esa tentación populista contra lacual llamaron la atención las críticas socrático-platónicas. Y es útil notar que, si nosotrostenemos esa percepción del asunto —es decir, si abominamos tanto de la tentación dema-gógica como de la tentación aristocrática de las artes-- ello sucede porque, justamentesobre esa abominación, que se tradujo históricamente en el desprestigio, el desgaste, ladecadencia y la degradación de la Poética y la Retórica, se erigió, no antes del siglo xvíííy no fuera de la cultura europea, la Estética, queno es únicamente una disciplina teórica(aquella que, por primera vez en nuestra historia cultural, establece una relación de amis-tad entre arte y tilosofia), sino una esfera diferenciada de la cultura, que ofrece a las acti-vidades artísticas un estatuto —el arte en sentido estricto, es decir, las bellas artes y lasbellas letras--- y unos parámetros de valoración —el juicio estético- que garantizan su auto-nomía con respecto al poder político (lo que antes se llamaban “ideologías”) y su inde-

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legitimación racionala las normasciviles), de una intimidad que sólopuedemanifestarsecomo ficción y queposeesu propia fonna de univer-salidad (la de la imaginación libre) no subordinadaa las leyes de laCiudadperotampocoalternativaa ellas54: un escenariode impunidademnmunidadque “libera” a la ficción de sus funcionespolíticas servileseiluminaunacomunidadvirtual (la de todoslos seresracionalesy libres),irreductiblea cualquiercomunidado sociedadactual. El hechode queenel “Prólogo” a la terceraCrítica Kant se esfuerceen insistir en aquella“distinción crítica” que, sin embargo,tantasveceshabíarecordadoen laCrítica de la Razónpura, es decir, la mutuaexterioridadde los conceptosy las intuiciones,al mismo tiempo que sefialala necesidadde su “sínte-sis”, podría damosocasión para efectuarel siguienteparalelismo: asícomo no hay juicio si no hay conceptoe intuición (y la intuición está“completamentefuera” del concepto),pero un conceptonunca puedetransformarseen intuicmon ni víceversa(el conceptono se obtienepor una“iluminación” queconvertiríaafeccionesoscurasy confusasen ideascla-rasy distintas), así sólo hay Lenguajesi hay lógosy phoné,significadoexplícito y sentidoimplícito, y sólo hay Ciudadsi hayespaciopúblico emntímidad,pero laphonéestá “completamentefriera” del lógos y la intí-mnidad “completamentefuera” de la publicidad.La intimidad es lo queno

puedeconvertirseen espectóculo.

(C2) Ciertamente,elhechodequebellasartesy espectáculos(o, comodecimos,“productosde la culturade masas”)compartanahorael mismoescenario—cl espaciopúblico “ampliado”—suponeunacoínplicaciónadi-cional: la distinciónprima,tácie entre“alta cultura” y “baja cultura” era

pendencia de las preferencias empíricas del público (lo que hoy llamaríamos la lógica delmercado). La Estética, por asi decirlo, libera a las artes del estatuto epistemológico de laimitación, de la servidumbre práctica hacia la verosimilitud y dcl estatuto sociológico dela conveniencia politica o económica, creando para ellas una forma de universalidad --launiversalidad de la forma frente a la eficacia de la fórmula, la “belleza” como símbolo dela libertad-- distinta de la universalidad a la que aspiran las leyes cientificas y las éticas.

54 Según Pierre Rourdieu, el acceso de los campos literario y artístico a la autonomiaimplica “en efecto la afirmación del derecho a transgredir los valores más sagrados de lacolectividad.., en nombre de unos valores trascendentes a los de la Ciudad o, si se prefie-re, en nombre de una forma particular de universalismo.., que puede servir de fundamen-to no sólo a una especie de magisterio moral sino también a una movilización colectivacon vistas a un combate para promover esos valores” (Las reglas delarle, trad. east. TítKatmf, Ed. Anagrama, Barcelona, 1995,p. 493).

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posible—antesde decapitaral déspota—porquecadaunateníasu“lugar”(la “alta cultura”en los Palaciosy elfolklore en las aldeas);cuandosólohayun mismolugarparatodos,distinguir la belleza es unaoperaciónquerequiere especial atención,conocimientoy talento, pues ya no existegarantíaalgunadesdeel momentoen quelabellezay la diversiónocupanelmismoescenario.Lo cual no sólono elimina,sinoquerevalorizala fun-ción y lanecesidadde la crítica, el ejercicio(arriesgado)de la facultaddejuzgarcomocapacidadde discernirlo singulardel océanode la vulgari-dad.

(D) Pero quizá la mayor prevencióncontra la tergiversacióndel“signo precursor”contenidoen la imagende 1 789 es la que ha de opo-nersea la interpretaciónsupersticiosadela ilustración (el último bastiónde los prejuicios),magistralmenterepresentadopor laperversiónsupremade esta imagenen manosdel Marquésde Sade,a la queya hemosaludi-do, y queviene a resumirseen la escandalosaexclamación“Al mataraDios, todoestaríapermitido” (ya se entiendaen su versiónreaccionaria-monárquicao en suversión libertino-perversa).

Sade,en efecto, insistemuy amenudoen un argumentoquemerecelapenaseraquírecordado,y que tienedos elementosesenciales:en primerlugar, todo ordense funda sobreel caos(puesnecesitaparainstaurarseelderrumbamientodel régimenanterior)y, en ese sentido, ese estadodeexcepciónduranteel cual las leyeshumanas(sociales)dejan de estarvigentese imperanúnicamentelos decretosde unaNaturalezaasocial,amoral,apolíticae indómita,manifiestasu superioridadcon respectoatodo ordensocial;por eso,en segundolugar, eseestadoes rigurosamenteinsuperabley, aunquetras la instauracióndel nuevoorden la aparienciaimperantees lade un entramadode reglasquecomportanla abolicióndelas “leyes naturales”(es decir, del caosamoraly pre-jurídico),bajo esailusión sigue latiendo la indomeflablenaturalezaa la que ningún yugohumanopuedesometery queningunaley socialpuedeabolir, yestalaten-cia estáprobadapor la subsistenciade algunosseresexcepcionales—losprotagonistasde Sade,y eminentementeJustiney Juliette—que viven almargende las leyes sociales,es decir, al margende laaparentevigenciadel contratosocial, en la despiadadarealidadde la naturalezaoriginaria.Estosseresexcepcionalessólo puedensubsistirenla Ciudada modo desectaso sociedadessecretas,puessi se actualizaseesevinculo secreto(esdecir, sagrado)que mantienencon la soberanía,serían inmediatamente

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reconocidoscomobandidos,declaradosfuerade la ley, designadoscomoimposibles,consideradoscomo hombres-loboso monstruoscontraquie-nessepuedeorganizarunacacería55;y, comoes obvio, la únicaalterna-

tiva a eseabandonoseríaquela excepcióntriunfasesobrela reglasocial,lo quesupondríaalgo así como unaorganizaciónsocialacordecon el pan-fleto de Sade“Franceses,un esfuerzomássí queréisserrepublicanos”,esdecir,unaorganizaciónsocial imposible,un régimende absolutoterrorenel cual la Ciudadenterafuncionasecomoel castilloen dondecometensus

atrocidadeslos libertinosqueprotagonizanLos120 díasdeSodoma.Sadeno es, comodecíaLacan,el contemporáneode Kant, sino el contemporá-

neode Rousseau,el encargadode recordarlea la nuevalegitimidadpolí-tica queestálejosde haberescapadodela paradojade la soberanía:

“Los filósofos contranevolucionarioscatólicos, como JosephDe Maistre,Bonaldo Maine deBiran, hablandc lacondenaa inuertedeLuis XVI comode la de un mártir redentor;paraellos, Luis expíalos pecadosde la Nación.ParaSade,la condenaa muertedel Reysumergea la Nación en lo inexpia-

He: los regicidassonparricidas...La lecturadel panfletode Sadeno dejadesumirnosen la perplejidad;estamostentadosde preguntamossí Sade noquiso desacreditara su modo los inmortalesprincipios del 89, si esegranseñoren decadenciano abrazala filosofia de las lucesconel solo fin dereve-lar sustenebrososcimientos...La soberaníapopularha nacidodel parricidio:se funda en la condenaamuertedel Rey, simulacrodel asesinatode Dios. Lafraternidadrevolucionariaera,pues,real, en la medidaen queestabaselladapor el parricidio del Rey: estoes lo quela concienciadel Marquésde Sadesentía tan profundamentecuando exigía que la Repúblicase consideraseresueltamentedentrodel crimen y queasumiesesu auténticaculpabilidadmoral en lugarde adoptarunasimple responsabilidadpolítica...Sadequenasustituir la fraternidaddel hombrenaturalpor estasolidaridaddel parricidio,apropiadaparacimentarunacomunidadqueno podíaserfraternalporqueera

55 Esta es también la razón de que, todavía hoy, cuando se entregan a la justicia aque-líos criminales que han cometido actos emparentados con los de los libertinos sadianos, lasociedad no considera que ninguna pena sea suficiente para castigar sus delitos ni que estetipo dc criminales sean susceptibles de forma alguna de redención o de rehabilitación yse suscita inevitablemente eí debate sobre la resurrección de la pena de muerte, sobre elcumpliniiento íntegro de las condenas o sobre la reclusión de por vida----, resurgiendo enton-ceslos fantasmas y los vampiros que tienen a su cargo el retomo de lo reprimido.

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camita”56.

Esta versión sadianade la paradoja(no en vano enunciadaporKlossowskí) es exactamente—aunquecaricaturizada,y por ello másvisi-ble— el tipo de deslegitimacióndel poderdemocráticoquenacedel “pre-juicio aristocráticoanticonvencionalista”antesmencionado.Pero,segúntina observaciónde Deleuze,es exactamenteal contrario.Mientras“Diosexíste”, todo (le) estápermitido, la ley estáperpetuamentedesmentidaydeslegitimada.Si, al contrario,la normano se sostienesobrelaexcepción,cualquierapelacióna un “derechode excepción”no puedeserotra cosaque una estrategiaperversa(y, desde luego, ficticia) para ponerseporencimade la ley y poderasí disfrutar impunementede ella.

El poderpolítico no puedemantenerunarelacióndirectacon la inti-midad (no hayninguna—buena—política de la intimidad) sin auto-desle-gitimarse(convirtiéndoseen potencia)y sin destruir la intimidad (con-fundiéndola con una animalidad genérica), transformandoel espaciopúblico en un “decorado” paraencubrirun légimende dominioprivadopresididopor la lógicaperversade la transgresiónlograda o el desmenti-do. El ideal de un lógossinphoné, de unapalabraracionalque.por supro-pia lógica,se impondríaalavoz humana,de unaCiudadquese converti-ríaen comunidadíntima,de un contratoquesetomaríadefinitivo, es unapesadillanihilistaqueanidaen elcorazónde losproyectosilustradosmás“emancípatorios”,y contralacual nos hanprevenidoy nosprevienendis-cursos como los de Heidegger,Schmitt, .Jiinger, Bataille, Foucault oAgamben(por mucho que algunos de los firmantes de esosdiscursos,debidoa que su compromisocon su tiempo no era impostado,se hayanvisto envueltosen aporíasproporcionalesa su estaturaintelectual);peroen el corazónde esaprevenciónhabitabael espectrode unaphoné sinlógos, de unaintimidad que,por supropia potencia,se transformaríaenpalabraeficaz,de unacomunidadíntima quese haríaCiudad,de un lazosoberanoquedevendríacontrato,y queconstituyeunafantasíano menosnihilista ni menosinquietante.Nadapondráun a la inquietudni elimina-rá las pesadillas,perosólo podemosnotarque sonpesadillasy sólo pode-mos inquietamosporquehayphonéy haylógos,y porqueningunodeesos

56 P Klossowski, Wide,mi prójimo, trad. cast. O. De Sola, Ed. Sudamericana, BuenosAires, 1970, Pp. 61-62, 69 y 134.

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términosse convieneen el otro ni forma con él una alternativa.No es,quizá, el tiempo de pedir “una nuevapolítica” (de la intimidad) o “unanuevaCiudad”; tambiénes posibleconformarse—sin que esto impliqueninguna clasede conformismo—con que hayapolitica y hayaCiudad.Porque,mientraslas hayay allí dondelas haya, la intimidad estarátodolo a salvoque las cosashumanaspuedenestarlo.No es que el lugar delpeligro sea tambiénel de la salvación. Es que su estaren peligro es suúnicasalvaciónposible.