Haya de La Torre / Antenor Orrego | Carlos Martín

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    Aladino, o vida y obra de Jos Santos ChocanoLos poetas de la Colonia

    Don ManuelR al Haya de la Torre o el Poltico

    L os Poetas de la RevolucinUna Mujer sola Contra el MundoIndice de la Poesa Peruana ContemporneaSobre las Huellas del Libertador

    Apuntes para la Vida de AlfredoLa Literatura Peruana. Derrotero para una Historia

    Cultural del Per

    Balance y Liquidacin del Novecientos

    El Per: Retrato de un Pas AdolescenteReportaje al Paraguay

    T estimonio PersonalOtra Ventana sobre Rubn Daro

    Se han sublevado los Indios. Esta Novela peruana

    Amrica: Novela sin Novelistas

    Nuestras Vidas son los Ros...

    Cuaderno de Bitcora

    Historia General de Amrica

    El Seor Segura, Hombre de Teatro

    Zodiaco de Espadones. Las Universidades Populares

    Sobre la Evolucin de las Ideas Polticas en AmricaApropsito de Allende

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    En varios de sus libros, Otto Morales Bentez nos da cuenta de suadmiracin por el caudillo, el pensador, el escritor Haya de la Torre y,en especial, por la formacin losca con que estudia los fundamentos

    del aprismo y estructura una de las tesis ms importantes del mundoactual, como es la del espacio-tiempo-histrico. Tesis de ampliaproyeccin continental que entraa una concepcin nueva en loscampos de la sociologa y de la cultura del nuevo continente.En 1939, por recomendacin de la escritora peruana Rosa Arciniega,quien se encontraba entonces en Bogot, conoc a Haya de la Torre

    en Lima, por intermedio de un hermano de la mencionada escritoraque trabajaba al servicio y custodia del lder aprista. Se hablaba dela persecucin de que era objeto por parte del presidente Benavides

    y de su exilio en un pas distante. Pero, lo cierto es que se trataba detenerlo arrinconado, carente de accin, y de ser posible, de cualquierinuencia poltica y revolucionaria. Con disimulo se vigilaba la casa

    en que se hallaba, en parte central de la ciudad, a donde me condujoel hermano de la escritora, con la debida precaucin.Con ingenuo entusiasmo juvenil, habl con el ilustre aprista y lo admir

    personalmente, como ya haba empezado a admirarlo como pensadory como escritor. Ya haba ledo en la revista Accin liberal,publicadaanteriormente en Bogot, las breves pginas de la clave central desu teora aprista, indoamericana, a que ya me he referido. Teorade slida base losca de estirpe hegeliana y marxista. Parte de la

    concepcin general del mundo segn el determinismo histrico, paradesembocaren una tesis americana que sustenta principios loscos

    de dialctica hegeliana, marxistas y relativistas, de aplicacin a cadauno, en particular, de los pases de lndoamrica.

    En coincidencia, el ensayista colombiano Morales Bentez, frente a lasimplicaciones del mestizaje que articula ese conjunto de relacionesentre los pueblos y sus medios, y entre el grado de dominio que eldesarrollo de esas pueblos mestizos ha conseguido sobre sus propiosmedios, comprende, como consecuencia, que la historia adquiereuna medida de tiempo conformado, a su vez, por las condiciones delespacio.El resultado de ese conjunto de relaciones permite plantear un nuevopunto de vista histrico mediante un esclarecedor enfoque losco.

    Nos preguntamos, no obstante, hasta dnde el determinismo histricodel marxismo responde a la aplicacin universal de las leyes histricas

    Haya de la Torre

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    condicionadas al enfoque subjetivo, desde un punto de observacinrelativista como lo exige el aprismo de Haya de la Torre y el mestizajede Morales Bentez.Para que la interrelacin entre dialctica hegeliana y relativismo seaconciliable con el marxismo, es necesario que ste sea antidogmtico,exible y vlido para todos los espacios-tiempos. Pues as mismo, comodice Haya de la Torre: La historia del mundo vista desde el espacio-tiempo-histrico indoamericano, nunca ser la que ve el lsofo desde

    el espacio-tiempo-histrico europeo. Ese nuevo concepto relativistaexige la estimativa de cada proceso social dentro de su particularescenario geogrco; proceso que a la vez, debe relacionarse con el

    de otros grupos. Adems, todos los procesos tienen como punto dereferencia el ritmo de los de mayor avance. Para unos y otros, no haypues, principios universales inexibles.

    Morales Bentez est de acuerdo con los apristas en que la cienciaactual, ha situado al pensamiento ante una concepcin totalmentenueva y verdaderamente revolucionaria respecto de la evolucinsufrida por dos conceptos esenciales en la losofa, como son el tiempo

    y el espacio.No obstante, ser tan variada la temtica que hallamos en la obra deOtto Morales, tan diversos los asuntos tratados en sus ya numerososlibros publicados, hay enfoques y fundamentos que, en asociacin,

    en ocasiones casi invisible o algo indirecta, aproxima o conectaideas, de diferentes ensayos, a cauces fundamentales abiertos por supensamiento, en relacin con la provincia, la patria, su generacin, sutiempo, el mestizaje, Indoamrica, todo ello en funcin del relativismocontemporneo que, segn Haya de la Torre, supera los principioseuclidianos de las tres dimensiones y descubre una cuarta continuidaddimensional llamada espacio-tiempo, abriendo as un nuevo y vastohorizonte a la conciencia humana.Marx tuvo que servirse de esos principios de tiempo y espacio,

    conforme a la concepcin que de ellos se tena en su poca. Sinellos no se explica la realidad social y econmica que surge de laevolucin histrica., del dominio del hombre sobre la naturaleza. Peroel relativismo de nuestro tiempo nos ha descubierto una dimensininsospechada del universo mediante una nueva concepcin deltiempo y del espacio. El esfuerzo del aprismo estriba en el propsitode aplicar a la interpretacin marxista de la historia el relativismo deltiempo y del espacio. Es propsito indica hasta donde se confunden yse disocian el marxismo y el aprismo.

    El escritor peruano aboga por la incorporacin del concepto delespacio-tiempo a la nueva losofa. Respalda su criterio con el

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    artculo de Einstein Space-Time, de la Enciclopedia Britnica, dondese citan las palabras de Minkowsky: De aqu en adelante, el espacioen s mismo y el tiempo en s mismo, se hunden como meras sombras

    y solo una clase de unin de los dos les preserva una existenciaindependiente.

    Si el enunciado relativista del espacio-tiempo ha sido admitido por lalosofa general, tambin puede aplicarse a la losofa de la historia. De

    las anteriores consideraciones surge el trmino trimembre espacio-tiempo-histrico, eje cntrico de la doctrina de Haya, que conecta eintegra en s el espacio geogrco, objetivo; el tiempo subjetivo que

    el hombre concibe con relacin a ese espacio; y el tiempo histrico

    que es un ritmo dado de tiempo objetivo con el que, a la vez, serelacionan los dos primeros trminos. Haya de la Torre explica elconcepto de espacio-histrico en funcin de las caractersticasfsicas de las diferentes regiones habitables y por las distancias entreellas, teniendo en cuenta, especialmente, las que existen entre lasregiones ms avanzadas por el progreso y las menos civilizadas. Esasdistancias estn relacionadas con el tiempo histrico que no se midepor relojes. Segn Hegel, es lapso en su longitud que es completamenterelativo. La distancia ya no es solo espacial. Veamos el ejemplo quetrae Haya de la Torre: la distancia espacial directa entre Inglaterra

    y Groenlandia puede ser menor que la que mide la lnea recta entreInglaterra y Japn, pero considerada como distancia en la historia,lapso de evolucin de tiempo histrico, est ms cerca Inglaterra del

    Japn que de Groenlandia. Tales distancias se miden por el tiemposubjetivo, segn el concepto del tiempo que cada hombre se forma,frente a un espacio geogrco y frente a las condiciones objetivas

    de vida individual y social propias de ese espacio. Para el indio delos Andes que marcha pausadamente tras su llama; que trabaja con

    primitivos implementos y vive lentamente, el da y la vida son mslargos. Sus sensaciones estn espaciadas. Su nocin subjetiva del

    tiempo es retardada, en relacin al ritmo de evolucin histrica delos pueblos ms desarrollados, en los cuales el tiempo subjetivo tieneotra representacin. Para el hombre de la ciudad industrial, el da esms corto.Morales Bentez, en un ensayo publicado en Lecturas dominicalesdeEl Tiempo, en 1957, formula un resumen de uno de los puntos devista de Haya de la Torre, en las siguientes palabras: Cada espacio-tiempo-histrico es expresin de un grado de conciencia colectivacapaz de observar, comprender y distinguir, como dimensin histrica,

    su propio campo de desenvolvimiento social. Y, agrega: Haya sepreocupa de explicar cmo esa concepcin sirve para interpretar,

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    no exclusivamente los interrogantes histricos, sino aquellos que sereeren a las otras manifestaciones de la inteligencia: arquitectura,

    pintura, escultura, msica, literatura, etc. Pero, l advierte quecada ciclo o manifestacin de stas es relativo a su espacio-tiempo-histrico.

    En resumen, vemos que el espacio histrico, objetivo, forma la idea deltiempo subjetivo que es variable de conformidad con las condiciones devida social alcanzadas en ese espacio. Adems, ese concepto variabledel tiempo, se relaciona con otro que establece la mayor o menorvelocidad del ritmo de tiempo histrico en el mundo. Esa velocidaddepende del avance de los pueblos en la evolucin de su desarrollo.El ritmo que marca el mayor avance cambia de una regin geogrca

    a otra y se concentra en cada lapso histrico en una zona especialindicando su ejemplar desarrollo. Pudiramos indicar esas zonas conlos nombres de Egipto, Persia, Grecia, Roma y muchas ms.

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    A riesgo de excederme, en relacin con los temas concernientes a

    la obra de Otto Morales Bentez y considerando que el aprismo esclave de referencia y de apertura a puntos de vista fundamentalessobre el concepto de origen y desarrollo mestizo de Indoamrica, mereero al escritor, tambin peruano, Antenor Orrego, autor del libro

    Pueblo continentecuyas pginas revelan interesantes consecuenciasy, adems, coadyuvan a la estructuracin losca del aprismo. Libro

    que se ha considerado profunda y trascendente interpretacin, enel campo de la losofa de la historia. Libro que supera la exgesis

    del partido por la entidad de sus conceptos acerca del problemahistoriolgico americano.V irnos que el conjunto de relaciones entre los pueblos y sus medios

    y el grado de dominio que el desarrollo de esos pueblos ha conseguidosobre sus propios medios, da a la historia una medida de tiempoconformado, a su vez, por las condiciones del espacio.El resultado de ese conjunto de relaciones, permite plantear un nuevopunto de vista histrico mediante un esclarecedor enfoque losco.

    Nos preguntamos hasta dnde el determinismo histrico del marxismo

    responde a la aplicacin universal de las leyes histricas condicionadasal enfoque subjetivo desde un punto de observacin relativista comolo exige Haya de la Torre. Para que la interrelacin entre dialcticahegeliana y relativismo, sea conciliable con el marxismo, es necesarioque ste sea antidogmtico, exible y vlido para todos los espacios-

    tiempos.El nuevo concepto relativista, exige la estimativa de cada procesosocial dentro de su particular escenario; proceso que, a la vez,

    debe relacionarse con el de otros grupos. Adems, los procesos

    tienen como punto de referencia el ritmo de los de mayor avance.Segn el principio relativista del aprismo, este debe regirse por suspropias leyes y principios sin que sea posible la aplicacin de leyes

    y principios concebidos de otras latitudes. El mencionado libro secritica por el declarado marxismo de sus bases tericas. Alberto ZumFelde, dice que no puede admitirse esa implcita identicacin entre

    aprismo y Americanismo, tal como ambos trminos aparecen en ellibro de Orrego, puesto que se opera sobre la base del marxismo yque la identicacin doctrinal de los dos elementos distintos, como

    lo son el indigenismo y el marxismo, es un sosma inadmisible.Parece extrao, dice, que el autor no se da cuenta de que incurre en

    Antenor Orrego

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    debe refundirse en lo nuevo para seguir viviendo. La cultura de Amricasurge del concepto del caos considerado como remate nal de un

    proceso de desintegracin, cuyos elementos van a recomponerse enuna nueva sntesis, en un nuevo organismo, en una nueva estructuravital. Dice que lo que es vivo, orgnico y exible en Europa, acaba

    por cristalizarse y desintegrarse en Amrica. En las nuevas tierrasdescubiertas por Coln viene a morir Europa, se torna en limo, enhumus. Pero muere fecundando, como fecunda la carroa el terrenoen que se deposita. Se trata de una nueva fecundacin germinal.De la descomposicin de un organismo cultural, biolgico, psquico,surge una nueva vida. El caos de donde nace la nueva organicidad,no es slo destruccin sino que implica un proceso de revitalizacinpara cumplir las exigencias de superacin y de continuidad. As,las culturas anteriores, especialmente la europea, no son paraIndoamrica sino grmenes que posibilitan su continuidad. Todolo que llega del Viejo Mundo debe descomponerse, desintegrarse,convertirse en plasma vital y resurgir del caos primitivo moldeado ensntesis segn las necesidades de cada espacio-tiempo. Del estadonatural, catico, primitivo, surge el destino histrico y cultural deAmrica. En la posicin crtica acerca de Espaa y de Europa, en surechazo al eurocentrismo. Morales Bentez, en varias de sus obras,penetra con claridad, coincidiendo con Orrego en varios conceptos yextendiendo sus alcances.Luego, tenemos en el libro de Antenor Orrego, el esfuerzo por aplicarlas tesis del marxismo a la concepcin aprista para establecer elproceso de la renovacin universal en el crisol americano, en funcindel futuro del Nuevo Mundo.Necesario es comprender aade, que el proceso revolucionariolatinoamericano es, sobre todo, el surgimiento desde el caos, de unmundo nuevo; el nacimiento de una modalidad poltica, social y

    econmica que por primera vez debe darse en la historia del mundo,

    y que, sin embargo, se cie de una manera maravillosa a la genialsistematizacin cientca de Marx.Aqu tropezamos, de nuevo, con la objecin de dos orientaciones queen la prctica se contradicen. Contradiccin que, como vimos, seresuelve por medio de una interpretacin heterodoxa, relativista delmarxismo.Para Zum Felde es inadmisible, como base del nuevo orden aprista,esa doctrina, tpica del siglo XIX y ya superada por la conciencia

    losca de nuestro tiempo. Tampoco es objecin vlida, contra la

    vigencia americana del aprismo, la que denuncia que el autor se hallasituado en un punto de vista peruano y que su perspectiva participa

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    de esa posicin. Precisamente la concepcin relativista del espacio-tiempo-histrico enfrenta el problema en trminos variables segnlas regiones y sus diferentes condiciones. Es natural que se adviertaun criterio que destaca la problemtica de las zonas incaicas, dondelas tres cuartas partes de su poblacin nativa, son indgenas. En otras

    regiones de mestizos, criollos y europeos, varan los componentesdel proceso; es menor la incongruencia morfolgica de las culturas

    importadas, a que se reere Orrego, pero las tesis de fondo son vlidas

    para el conjunto de los pueblos indoamericanos.Estamos de acuerdo, el ensayista colombiano Morales Bentez y yo,en que el mestizaje es culminacin, llegada y punto de partida, haciala integracin continental, hacia la construccin de una plataformaslida y abierta como camino de un futuro promisorio y estable.Hallamos en los postulados del aprismo los fundamentos anhelados,loscos, histricos, sociales y econmicos que nos diferencian,

    tanto de las tesis indigenistas, como de las tesis europeas.Nos hallamos adelante de la mayora de intelectuales y artistas quese encuentran, an, dominados por los inujos de una mentalidad

    tradicionalista, en retardo y, an, de regreso a lo prehispnico oa lo europeo. Parece que no se dieran cuenta de que el producto,en coalicin, de las dos razas, es la decadencia, en conjunto yamalgama, indeseable, de las dos. No en vano, as lo arm Antenor

    Orrego: Ni el indio como indio puro; ni el europeo, como europeo

    puro, tienen porvenir en Indoamrica. Ellos constituyen los valorescomplementarios de una nueva conformacin fsica, psquica y mentalque ya comienza en el Nuevo Mundo a dibujar sus perles; nuevo

    juego de fuerzas que se estructuran como un todo unitario que serel instrumento de una nueva expresin del espritu universal.Nuestras armaciones sobre el mestizaje, hallan explicacin, pero

    tambin, una ms avanzada interpretacin, en el sentido de que elmestizo surge de la descomposicin, hacia el caos primordial en que

    se tornan el indio y el europeo. Descomposicin que alcanza las demsrazas que vinieron despus a fundirse en un inmenso crisol telrico.As, pues, el mestizo es forma o etapa de transicin hacia un nuevotipo de hombre. El mestizaje es una ruta de los pueblos, pero no unobjetivo y una meta. No llega a ser una forma estable de vida. Ms allde ese hibridismo siolgico y cultural del mestizo, caracterstico de

    la Conquista, la Colonia y la Repblica, es indispensable el proceso,en que nos hallamos, enva de feliz solucin de integracin orecomposicin de sntesis. Nos hallamos en la infancia de una Amrica

    virgen, problemtica pero promisoria. En Antenor Orrego hallamos elsecreto de porqu Amrica ha cumplido ya su funcin de osario o

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    pudridero para ser la macrocsmica entraa del porvenir.Mediante el examen del nacionalismo o patriotismo, unicador de

    nuestros pueblos indoamericanos, hallamos la razn de porqusomos los latinoamericanos, el primer pueblo-continente. Y porqu estamos comprometidos y obsedidos a crear una cultura ms

    universal que la europea. Misin que no cumplimos por medio de laimitacin sino por los caminos de la diferenciacin y de la creacinoriginal. Morales Bentez lo ha planteado as en su libro, prximo aaparecer, El mestizaje como originalidad y autenticidad del continente,en el cual examina el fenmeno por la totalidad de los aspectos. Elerror de los partidos tradicionales, a diferencia del aprismo, consisteen que trasladaron los modelos de Europa sin adecuacin cabal alas condiciones privativas de la esencia y la razn de ser del nuevocontinente. Nuestra orientacin revolucionaria no se compagina conla de los partidos socialistas y comunistas, cuyo fracaso en nuestromedio se debe, tanto a esa falta de adecuacin a las condicionesrelativistas del espacio-tiempo-histrico, como a la falta de exibilidad

    en la aplicacin a diferentes medios locales. El ejemplo que nosrecuerda el autor de El pueblo continente es el de la revolucin deindependencia, llevada a trmino segn los patrones de la RevolucinFrancesa, que en Europa logra la democracia liberal y en nuestrospases consolida el oscuro feudalismo poltico y econmico.

    MARTN, Carlos.Otto Morales Bentez: algunos aspectos, maravillas y coincidencias,

    Stamato Editores, Colombia, febrero de 1995, pp. 58-72.

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