Fascículo XIII

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Continuando con la síntesis del sistema del Frente Nacional, como hecho trascen- dente para Colombia, generador de paz, pero también de violencia y guerra, a que en el Manual se hizo referencia en el Fas- cículo doce, debe tenerse en cuenta que en 1958 se reanudaron las elecciones para la presidencia y en los comicios de mayo de ese año fue elegido Alberto Lle- ras Camargo como el primer Presidente del Frente Nacional. Durante el Gobierno inmediatamente re- ferido se reafirmó la paridad entre los par- tidos. Mediante el Acto Legislativo Número Uno de 1959 se estableció que en los tres períodos constitucionales, comprendidos entre el siete de agosto de 1962 y el siete de agosto de 1974, el cargo de Presidente sería desempeñado alternativamente por ciudadanos pertenecientes a los dos par- tidos tradicionales, de tal manera que el presidente que se eligiera, perteneciera al partido distinto del de su inmediato an- tecesor, y que por consiguiente, el cargo 11 Fascículo www.hsbnoticias.com para Manual La Paz para Manual La Paz Por Ricaurte Losada Valderrama* *Ex Senador de la República, Analista, Investigador. El ex-Presidente Alfonso López Michelsen, a través del Movimiento Revolucionario Liberal -MRL-, fue uno de los mayores contestatarios del Frente Nacional. El Quintín Lame fue uno de los movimientos guerrilleros que nació durante la segunda mitad del siglo XX. en el período comprendido entre el siete de agosto de 1962 y el siete de agosto de 1966, sería desempeñado por un conser- vador. El Frente Nacional, como se ha dicho, marcó el fin de la violencia bipartidista y generó la desmovilización de algunas gue- rrillas liberales, pero continuó el conflicto en razón a que no se resolvieron los pro- blemas sociales y económicos. Además, surgieron nuevos grupos guerrilleros a causa del inconformismo y de los nuevos rumbos ideológicos en América Latina. En 1964 nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- y el Ejército de Liberación Nacional -ELN-; en 1967 el Ejército Popular de Liberación -EPL-, en 1974, el M-19, y en 1984, el Mo- vimiento Indigenista Quintín Lame. Debe recordarse que a pesar de las li- mitaciones para que miembros de terce- ros partidos pudieran aspirar a las corpo- raciones públicas, éstos lograron colarse presentándose en listas liberales o con- servadoras, apoyándose en quienes bus- caban votantes fuera de su partido o en aquellos que no estaban de acuerdo con el Frente Nacional. Los más notables fue- ron el Movimiento Revolucionario Liberal -MRL-, liderado por Alfonso López Michel- sen y la Alianza Nacional Popular -ANA- PO-, fundada por Gustavo Rojas Pinilla. Entre los efectos negativos del Frente Nacional se encuentra la creciente apatía por las elecciones, pues generó la idea, bien cerca de la realidad, que los resulta- dos electorales estaban predeterminados y uno de sus beneficios fue la reducción de la polarización irracional de los segui- dores de los partidos tradicionales. Así mismo, volvió fuerte a Rojas Pinilla, y el sistema, por ser excluyente, se hizo insos- tenible.

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Decimotercer Fascículo del Manual para la Paz. Un especial de quince temas que El PERIÓDICO DE BOGOTÁ entrega a sus lectores los días viernes, donde su autor, el analista político Ricaurte Losada Valderrama, ilustra los intentos realizados en búsqueda de la paz, hasta llegar al actual, promovido por el Presidente Juan Manuel Santos. "Para que una paz sea duradera y estable, debe ser una conquista de todos, o por lo menos de la gran mayoría. Por ende, debemos prepararnos para contribuir a hacerla posible"

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Continuando con la síntesis del sistema del Frente Nacional, como hecho trascen-dente para Colombia, generador de paz, pero también de violencia y guerra, a que en el Manual se hizo referencia en el Fas-cículo doce, debe tenerse en cuenta que en 1958 se reanudaron las elecciones para la presidencia y en los comicios de mayo de ese año fue elegido Alberto Lle-ras Camargo como el primer Presidente del Frente Nacional.

Durante el Gobierno inmediatamente re-ferido se reafirmó la paridad entre los par-tidos. Mediante el Acto Legislativo Número Uno de 1959 se estableció que en los tres períodos constitucionales, comprendidos entre el siete de agosto de 1962 y el siete de agosto de 1974, el cargo de Presidente sería desempeñado alternativamente por ciudadanos pertenecientes a los dos par-tidos tradicionales, de tal manera que el presidente que se eligiera, perteneciera al partido distinto del de su inmediato an-tecesor, y que por consiguiente, el cargo

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Por Ricaurte Losada Valderrama*

*Ex Senador de la República, Analista, Investigador.

El ex-Presidente Alfonso López Michelsen, a través del Movimiento Revolucionario Liberal -MRL-, fue uno de los mayores contestatarios del Frente Nacional.

El Quintín Lame fue uno de los movimientos guerrilleros que nació durante la segunda mitad del siglo XX.

en el período comprendido entre el siete de agosto de 1962 y el siete de agosto de 1966, sería desempeñado por un conser-vador.

El Frente Nacional, como se ha dicho, marcó el fin de la violencia bipartidista y generó la desmovilización de algunas gue-rrillas liberales, pero continuó el conflicto en razón a que no se resolvieron los pro-blemas sociales y económicos. Además, surgieron nuevos grupos guerrilleros a causa del inconformismo y de los nuevos rumbos ideológicos en América Latina. En 1964 nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC- y el Ejército de Liberación Nacional -ELN-; en 1967 el Ejército Popular de Liberación -EPL-, en 1974, el M-19, y en 1984, el Mo-vimiento Indigenista Quintín Lame.

Debe recordarse que a pesar de las li-mitaciones para que miembros de terce-ros partidos pudieran aspirar a las corpo-raciones públicas, éstos lograron colarse

presentándose en listas liberales o con-servadoras, apoyándose en quienes bus-caban votantes fuera de su partido o en aquellos que no estaban de acuerdo con el Frente Nacional. Los más notables fue-ron el Movimiento Revolucionario Liberal -MRL-, liderado por Alfonso López Michel-sen y la Alianza Nacional Popular -ANA-PO-, fundada por Gustavo Rojas Pinilla.

Entre los efectos negativos del Frente Nacional se encuentra la creciente apatía por las elecciones, pues generó la idea, bien cerca de la realidad, que los resulta-dos electorales estaban predeterminados y uno de sus beneficios fue la reducción de la polarización irracional de los segui-dores de los partidos tradicionales. Así mismo, volvió fuerte a Rojas Pinilla, y el sistema, por ser excluyente, se hizo insos-tenible.

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A mediados de la década de los sesenta se comenzaron a presentar los orígenes de lo que se conoce como el Conflicto Armado Interno, pero la guerra se ha prolongado hasta la actualidad con mayor o menor in-tensidad.

En el Fascículo Doce se empezó la sínte-sis del conflicto desde 1946, cuando se ini-ció hasta 1958. Entonces cuando empezó el Frente Nacional, y con este Acuerdo, hasta 1986, cuando realmente terminó, durante el Gobierno del Presidente Virgilio Barco Var-gas. De ahí en adelante, como hecho inter-no con mayor incidencia sobre la guerra, se ha presentado la implantación del modelo económico neoliberal, todo lo cual indica que ésta etapa de la guerra ha tenido desde su inicio distintos períodos, por distintas cau-sas y coyunturas, pero desde entonces no ha cesado, aunque claro, con variaciones en sus motivaciones, circunstancias y grado de intensidad, pues bajo estas caracterizacio-nes, se trata, al fin y al cabo de la misma guerra, es decir, lleva 67 años.

C. ENFRENTAMIENTO ARMADO Y DIÁ-LOGO

Aunque el enfrentamiento armado nunca ha cesado y ha sido apoyado por varios sec-tores sociales y políticos en grado variable a través del tiempo, también ha sido cons-tante el diálogo y el ofrecimiento de salidas diferentes a la confrontación, la gran mayo-ría de las veces con resultados negativos. Veamos al respecto los principales hechos: a la violencia, iniciada en 1946 y agrava-da en 1948 con el asesinato de Gaitán, se le controló con la dictadura de Rojas Pini-lla; a la guerra bipartidista, con el Acuerdo del Frente Nacional, que sin embargo, tra-jo más guerra, y de ahí en adelante, a la guerrilla, con respuesta militar y en algunos casos con diálogo, casi siempre inconcluso,

con excepción del llevado a cabo con el M-19 que terminó en un acuerdo de paz, y aunque menores, pero también importantes, con el Ejército Popular de Liberación -EPL-, con el Partido Revolucionario de los Trabajadores -PRT- y con el Quintín Lame.

A los diálogos inconclusos, como a las con-versaciones que se están llevando a cabo en el Gobierno de Juan Manuel Santos, el Ma-nual hará referencia adelante, después de haber tratado, entre otros, este tema de los antecedentes del conflicto, y luego, las cau-sas y consecuencias del mismo, los errores cometidos, como las condiciones para solu-cionar el conflicto, el marco jurídico, las pre-visiones en el pos-conflicto, los costos econó-micos de la guerra y de la paz y la necesidad de convocar a una asamblea constituyente, entre otros aspectos.

Cuando el Manual llegue al último pun-to, abrigamos la esperanza que entonces se

haya pactado un acuerdo de paz, no sólo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -FARC-, sino con el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, pues los colom-bianos tenemos derecho a soñar, y en esta coyuntura, con mayor veraz.

D. DIPLOMACIA POR LA PAZ Y POR LA GUERRA

La política exterior de los Estados son re-laciones internacionales, y éstas, además de ser la combinación de las políticas exte-riores, generalmente son reflejo de su polí-tica doméstica. Para hacer referencia úni-camente a los últimos años, en el caso del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez este hecho fue bien notorio. En lo interno, al proceso de entendimiento con las FARC de Andrés Pastrana, lo reemplazó la estrategia de se-guridad democrática. A nivel internacional, la diplomacia por la paz de Éste se cambió por la diplomacia para la guerra del prime-

Durante el Gobierno del Presidente Belisario Betancourt Cuartas se realizó el primer intento de conseguir la paz mediante la negociación política.

paraManualLOSADA, Valderrama Ricaurte, Ob. Cit. Pág. 18.1

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El resultado fue la adopción de la Constitu-ción de 1991.

De modo que con estos acuerdos al país le fue muy bien y mucho mejor a los gru-pos guerrilleros que se reincorporaron a la vida civil y política del país, particularmente al M-19, cuyos líderes han triunfado por la vía democrática, pero amén de eso partici-paron de manera decisiva en la aprobación, así hubiera sido mediante golpes de Estado y con grandes equivocaciones, de la Consti-tución vigente.

Si el país perdonó a los líderes de este Mo-vimiento, como debía hacerlo, si quería paz, después de haber cometido actos atroces como la toma del Palacio de Justicia y de la Embajada de la República Dominicana, por qué no hacerlo con las FARC y el ELN, con lo cual se terminarían las guerrillas que sub-

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ro, aunque, sin embargo, dejó una venta-na abierta para adelantar contactos con los grupos subversivos, al no haber levantado la salvedad para que los guerrilleros y pa-ramilitares hubieran sido juzgados por la Corte Penal Internacional, y en el último Go-bierno, el del Presidente Juan Manuel San-tos, al variar el tratamiento, consistente en únicamente intentar someter a la guerrilla por la vía militar e intentar hacerlo mediante el diálogo, como consecuencia de ese giro, también varió la diplomacia por la guerra a una diplomacia por la paz.

E.EL ACUERDO CON EL M-19

El Acuerdo de paz con el M-19 es un an-tecedente del actual conflicto armado para tener muy en cuenta por haber sido el pri-mer proceso negociado de terminación de un grupo guerrillero, después de 10 años de intentos fallidos, con entrega verificada de armas y desmovilización de sus integrantes, así como con su reincorporación a la vida ci-vil y política.

Este Acuerdo fue el resultado de la política de paz diseñada durante la Administración del Presidente Virgilio Barco que estaba ba-sada en el cese verificable de hostilidades por el grupo guerrillero, como condición pre-via al inicio del diálogo; en una concentra-ción física de sus integrantes en un punto del territorio y su único objetivo era el fin del grupo guerrillero como organización ar-mada. De lo anterior se derivaba la desmo-vilización de los efectivos y la entrega de las armas verificada por veedores internacio-nales.

La firma del Acuerdo de Paz coincidió con un movimiento de reforma a la Constitución y la convocatoria de una Asamblea Constitu-cional, en la que participaron delegados ele-gidos del M-19, así como del EPL, el PRT y el Quintín Lame, movimientos guerrilleros que se desmovilizaron y entregaron las armas.

sisten y las más antiguas de Colombia y del universo.

F. EL MANDATO POR LA PAZ

Cerca de 10 millones de colombianos -la votación más alta hasta entonces en la his-toria del país-, sufragaron por el mandato por la paz, en octubre de 1997, que obligaba a los candidatos presidenciales a buscar la paz a través de la negociación política.

El mandato por la paz, en octubre de 1997, obligó a los candidatos presidenciales a buscar la paz a través de la negociación política.

El Acuerdo de Paz con el M-19 desembocó en una Asamblea Constitucional, que convertida, mediante golpe de Estado, en Asamblea Constituyente, dio origen a la Constitución vigente.

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Recomiendo ver mi obra, Los Errores del 91, ya citada en este Manual.2

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Con el derrumbe de las Torres Gemelas y el asalto al Pentágono, se inicia el período de la historia de la humanidad conocido como de terrorismo-antiterrorismo.

Y en junio de 1998, seis y medio mi-llones de colombianos colocaron también la votación más elevada registrada hasta ese momento en la historia de las eleccio-nes presidenciales, apoyaron el proyecto de paz de Andrés Pastrana eligiéndolo Presidente.

G. LA CICLOTIMIA

Como Colombia es un país ciclotímico, y como no hemos tenido una política de Es-tado en torno de la paz, durante los años 1998 y 2002 el conflicto armado fue actor decisivo en la elección presidencial, durante el último año en sentido inverso a lo ocurrido en el primero. Entonces la promesa de gue-rra para combatir a la guerrilla determinó el triunfo en primera vuelta, desde la vigencia de la Constitución de 1991, y en disiden-cia del Partido Liberal, también por primera vez, del Presidente Álvaro Uribe Vélez.

La analista Ligia Galvis afirma al respec-to: “Esta oferta se movió como un péndulo, al vaivén de los acontecimientos que giraban en torno al malogrado proceso de paz, a la falta de criterios claros y firmes para la ad-ministración de la zona de distensión y al in-cremento de las acciones guerrilleras con tan enormes y dolorosas consecuencias para el país”.

H. EL TERRORISMO

La aparición del período terrorismo anti-

terrorismo a raíz del derrumbamiento de las Torres Gemelas y el asalto al Pentágo-no, incide en el tratamiento que el Esta-do colombiano le da al conflicto y también en la manera cómo actúa la guerrilla, que guiada por los episodios del 11 de septiem-bre de 2001, empieza, con frecuencia, a ejecutar actos terroristas, no sólo por ello, sino por su permanente debilitamiento en razón a la política de seguridad democrá-tica. Pero, además, frente al terrorismo el mundo ha conocido la más grande coali-ción nunca registrada en la historia de la humanidad y este hecho también endu-

reció la política del Estado colombiano en contra de la insurgencia, cerrándole el camino a la negociación política.

El terrorismo es un mal global pero exis-ten otros problemas de este orden que dan base a la inestabilidad, la desigualdad y la injusticia que operan como caldo de cul-tivo del terror y la inseguridad.

La prioridad para Estados Unidos cuan-do de Colombia se trata, ha sido, es y será, combatir el cultivo de drogas y enfrentar el terrorismo, pues para ellos nuestro con-flicto es un problema de seguridad nacio-nal.

De lo expresado al respecto debe con-cluirse que una de las cosas indispen-sables es quitarles las propiedades y el dinero a los insurgentes con el que finan-cian sus actividades criminales y mantie-nen redes en el mundo.

Frente al terrorismo el mundo ha conocido la más grande coalición nunca registrada en la historia de la humanidad y este hecho también endureció la política del Estado colombiano en contra de la insurgencia, cerrándole el camino a la negociación política.

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GÁLVIS Ligia, Guerra o Negociación, Un Periódico, 16 de junio de 2002, Pág. 5. Crítica y Alternativa, las izquierdas en Colombia, Edit. La Rosa Roja, Bogotá, Colombia, 2001, Pág. 92.3

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