Factor Aladino 1

19
POR LOS AUTORES DE nI') DE POLLO PARA EL ALMA JACK CANFIELD VICTOR HANSEN LFA DINO "UNA DE LAS MEJORES LECCIONES QUE PUEDE UNO APRENDER es a pedir lo que uno quiere. Canfield y Hansen le enseñan cómo". -JOHN GRAY, autor de LOS HOMBRES SON DE MARTE, LAS MUJERES SON DE VENUS

Transcript of Factor Aladino 1

Page 1: Factor Aladino 1

POR LOS AUTORES DEnI') DE POLLO PARA EL ALMA

JACK CANFIELDVICTOR HANSEN

LFADINO

"UNA DE LAS MEJORES LECCIONESQUE PUEDE UNO APRENDERes a pedir lo que uno quiere.

Canfield y Hansen le enseñan cómo".

-JOHN GRAY, autor deLOS HOMBRES SON DE MARTE,LAS MUJERES SON DE VENUS

Page 2: Factor Aladino 1

Introducción•

Una vez,en una tierra muy lejana, un muchacho desaliñadoestaba sentado en la tierra contemplando la maltratadalámpara que sostenía entre susrodillas. Sucia, vieja yabolla-da, no obstante bella en alguna forma, la lámpara secalentó cuando la tocó. Aladino pasó los dedos sobre unainscripción que había en uno de sus costados, que por elpolvo adherido apenas sise podía leer, escupió en la man-ga de su camisa y frotó la lámpara; entonces pudo leer lassiguientes palabras:

Pide y te será dado.

Nohabía terminado de leer, cuando pareció que la lámparase estremecía ygiraba en susmanos. Sintióun hormigueo enla piel y lospelos en la nuca se le erizaron. Aladino escuchóuna resonante voz que parecía provenir de todos los rinco-nes de la plaza.

•"¿Quién eres tú y por qué me has llamador

•I Ipolvo que rodeaba los tobillos de Aladino se elevó en forma delorbellino y envolvió supequeña figura. Loscolores del arco irissecntemolinoron ante susojos y sintió como si volase hacia el cielo."¿Dónde estoy y qué me está suceaierido?", gritó Aladino.

•"Estásconmigo, el Genio, porque me llamaste", dijo la voz. "Estoyaquí para responder a todas tus preguntas y para ayudarfe aobtener todo lo que desees".

•"Sólo deseo que se me reconozca por lo que en verdad soy.Parezco un pobre vagabundo; sin embargo, lo que sé es que yosoy en verdad el Príncipe. Sisolamente la gente pudiera vetto.

Page 3: Factor Aladino 1

2 EL FACTOR ALADlNO

entonces todas las riquezas del reino serían tnias", contestóAladino.

•"¿En verdad deseas que los demás reconozcan tu realeza?",preguntó el GenIo.

•"Sí, v más".

•"Entonces tus deseos son órdenes para mí. Siéntate a mis pies,muchacho, mientras entretejo uncuento deprodigio y éxito sobrecómo aprender a pedir lo que uno quiere en la vida. Traje amuchos amigos conmigo que van a compartir sushistorias. Mi-ra la lámpara con atención, hijo, y observa cómo se desarrolfonuestro cuento de transformaclón*.

•Mienfras no supe que podía pedir lo que quería. viví sin saberloen estado de resignación. Ensilencio acepté no ser una moles-tia o un fastidio. jamás imponerme a los demás. jamás quitarlesu tiempo a nadie y por ningún motivo ser una "peste".

Al inicio de nuestro matrimonio, mi esposa Georgia y yo noshicimos de una cabaña para vacacionar en un lago cercanoal oeste de Massachusetts. Como la casa se encontraba en laladera de una colina, nos estacionábamos en el camino, arri-ba de la casa, y bajábamos algunas escalinatas que daban ala puerta de la cocina. Como estábamos a muchas millas dela ciudad, cada vez que íbamos de compras nos abastecíamosde comida y provisiones, lo que daba como resultado unas diezbolsas o más de mercancía par viaje. Cuando llegábamos acasa. yo bajaba las bolsas mientras Georgia desempacaba lasprovisiones y las acomodaba en su lugar.

En el subconsciente siempre resentí la situación. Mientras yosubía y bajaba lo que me parecía una interminable escalinata.Georgia sólo tenía el sencillo trabajo de sacar las cosas de lasbolsas y guardarlas. En especial lo resentía cuando llovía o

IN !!(UUULLlUN

nevaba. Estepatrón y mi resentimiento se prolongaron durantemuchos años.

Undía, en un seminario para enriquecer el matrimonio. se nospidió que anotásemos y compartiésemos cualquier resenti-miento que tuviéramos. Yo comenté mi eterna irritación porhaber sido siempre la "mula de carga" en nuestra relación altratarse de las provisiones y los largos tramos de escalinata. Lorespuestode mi esposocambió mi vida poro siempre. Respon-dió: "iMira! Jamás pensé que te desagradara el arreglo. ¿Porqué nunca dijiste nada? Me habría gustado ayudarte a cargar ,las bolsas. Todo lo que debiste hacer era pedirlo".

¿Todo lo que debía hacer era pedirlo? ¿Era tan sencillo?¿Por qué nunca pensé en ello? Sencillamente no se me ocurrió.Pero. ¿por qué? De pronto se me vinieron un sinnúmero de es-cenas retrospectivas de momentos en que hubiera queridoayuda en mi vida y que tuve miedo de pednto.

En lo escuela desee pedir a mis maestros que no fueran tanrápido y repitieron algunas cosas. pero temí que se me conside-rara estúpido.

Durante la secundaria. en mi trabajo de verano. quise pedira mis compañeros que me ayudaran a levantar un gran atadode musgo que tenía que mover. pero temí que me llamaran

nclenque por necesitar ayuda .E.)la escuela quise pedirle a un muchacho que me mostrara

cómo hacía ciertos acordes con la guitarra. pero temí noaprenderlos con rapidez y que él se molestara conmigo porhacerle perder sutiempo. Me llegué a conformar con menos delo mejor de todo. con asientos mediocres en los juegos y. en losrestaurantes, con asientos en las corrientes de aire. Jamás re-gresé lo comida frío o mal preparada. Me conformaba conhabitaciones mediocres en los hoteles y rehuí el consejo cuan-

Opude haber subido a primera clase. Aceptaba una mano debra burda y un desempeño deficiente. Me compraba ropaue no me quedaba bien y en ocasiones zapatos demasiadoJustados ("No se preocupe, se agrandan"). Temía regresar oambiar regalos que no me gustaban y raro vez. si lo lleguéhacer, le pedí a un vendedor que me ayudara a encontrar loue buscaba.

I día que dejé la casa poro ir a la universidad. mi padrastro,no extendió un billete de veinte dólares y me dijo: "Si algunaVOl necesitas uno mono ayuda. busca al final de tu propiobrezo". Elmensaje implícito era: ..Ahora eres independiente. Seuoone que eres autosuficiente. No vuelvas a pedimos nada",

J

Page 4: Factor Aladino 1

1

1

4 EL FACTOR ALADINO

Losdieciocho años anteriores mi madre, mi podre y mi padras-tro no cesaron de decírme:

"Si alguno vez te ves en problemas, ni creas que te voy oayudar".

"¿Qué quieres de mí? iNo sé!""¿Crees que el dinero crece en los árboles?""¿Quién crees que soy, Rockefeller?""Dejo de pedir, no quiero volver o oír hablar de eso'."iNo hagas tontos preguntas tontos!""Lo respuesto es no, así que dejo de molestarme"."Dejo o tu madre en paz, tuvo un día muy difícil"."Dije no yeso es todo" .Hice menos dinero del que me correspondía, reía de chistes

que no comprendía y jamás levanté lo mono en clase. Aceptédemasiados cosos sin cuestionarios y me mordía lo lenguacuando quería hacer uno cito paro salir. Miraba mucho tiempolos cosos que quería, pero raro vez los obtenía. Esofue mi vida,uno vida de conformarme con menos de lo que quería. menosde lo que merecía, menos de lo mejor y menos de lo que eraposible.

Jack Canfield

•"Jack narró esta historia, Aladino, para ilustrar las cinco barre-ras más Importantes que nos impiden pedir lo que queremos.Primera, la Ignorancia lo atrapó. No sabía que podía pedir y losencillo que era. Segunda, una creencia errónea lo despistó.Pensó que si su esposa lo amaba, automáticamente sabría loque quería y se lo ofrecería. Tercera, el temor llevaba las riendas,no Jock. Temía recibir una respuesta negativa con la consiguiente humillación. Cuarta, suorgullo se interpuso en sucamino y con-tribuyó a que creciera $U resentimiento hacia las personas de suvida. Y quinta, con una autoestima baja no se sentía digno depedir y recibir la ayuda que necesitaba y merecía.

"Estascinco barreras son eslabones de una cadena que impi-de que uno pida lo que quiere. Mientras uno no rompa estoseslabones y escape del cautiverio que crean, no puede ser librepara satisfacer sussueños".

[ PARTE 1 ]

EL FACTOR ALADINO•

Pide, y se te dará;busca, y hall arás;

toca, y se te abrirá.

Porque todo el que pide, recibe;y el que busca, halla;

y al que tocase le abrirá.Mateo 7:7-8

Page 5: Factor Aladino 1

:(.,.11

"1,1

I i

~

~. 1

"

1 '1

\ 11

Illi'

hl

1

LAS CINCO BARRERAS QUESE INTERPONEN PARA PEDIR:

Las principales razones por lasque no pedimos lo que queremos

1. IGNORANCIASe cuenta una historia de un ladrón que, en tiempos remo-tos, robó un espléndido abrigo. Estaba confeccionado conlos materiales más finos, y botones de oro y plata. Cuandoregresó con sus amigos después de haber vendido el abrigoa un comerciante en el mercado, su amigo más cercano lepreguntó en cuánto lo había vendido.

"En cien piezas de plata", fue la respuesta."¿Pretendes hacerme creer que sólo recibiste cien piezas

de plata por ese espléndido abrigo?", inquirió el amigo."¿Existe un número mayor que cien?", preguntó el la-

drón.

Muchos de nosotros no sabemos qué pedir; ya sea porqueno sabemos lo que nos es asequible pues jamás hemos

tado expuestos a ello, o que estamos tan poco relaciona-l10S con nosotros mismos, que ya no somos capaces de

7

Page 6: Factor Aladino 1

il

8 EL FACTOR ALADINO

percibir nuestras necesidades y carencias reales. Somos yatan torpes que simplemente no nos percatamos de nues-tros anhelos y deseos naturales; ya no sabemos lo que enverdad queremos.

La mayoría no sabemos cómo pedir. Jamás aprendimosla tecnología para hacer una petición con buenos resulta-dos. En nuestros hogares no vimos que se pusieran enpráctica estas eficaces habilidades de comunicación, comotampoco nos las enseñaron en la escuela o en el trabajo.

No sabemos a quién pedir y cuándo pedir; no aprendi-mos a identificar fórmulas idóneas que transmitan lo quepedimos, se trate deunabrazo, un sabio consejo o una ordenpara algo que estamos vendiendo. y jamás aprendimos aleer las señales no verbales que la gente nos envía y que nosindican "estoy contigo" o "ahora no".

El temor siempre brota de la ignorancia.Ralph Waldo Emcrson

No sabemos lo que es asequible y posible

Muchos no sabíamos que se podía comprar una casa sinpagar de inmediato hasta que leímos los libros de RobertAllen; no sabíamos que se podía solicitar una tasa de inte-rés más baja en las tarjetas de crédito y obtenerla hasta queescuchamos hablar a Charles Givens; no sabíamos que sincosto adicional se podía pedir un mejor auto que el renta-do, o un mejor cuarto de hotel por la tarifa más económica,hasta que alguien nos dijo que se podía.

Si nuestros padres no nos enseñaron, si no 10 aprendi-mos en la escuela y jamás en la vida se nos dio el ejemplo,¿cómo se supone que deberíamos sabcrlo?

Cuando uno está acostumbrado a recibir sólo una pieza depan como toda comida no se da cuenta de que puede pedirun plato de pasta. Uno nunca ha visto un plato de pasta. ni

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 9

siquiera sabe que existe. por lo que pedirlo está absolutamentefuera de nuestra realidad. Ojalá que en algún momento alguiennos mostrara un plato de pasta. leyera uno al respecto u oyerahablar de él lo suficiente como para que se tornara real y ya nofuese sólo una fantasía; entonces podría uno comenzar apensar: "iOye. yo quiero de esa pasta".

Barbara De Angelis, doctora en filosofía, creadorade Making Love Work; autora de Real Momcnt s

No sabemos lo que realmentenecesitamos y queremos

asi nadie reconoce sus necesidades y deseos reales por-ue de niños una y otra vez se nos ignoró, rechazó o avcr-onzó por expresarlos. Tal vez se nos criticó, reprimió yidiculizó por pedir abierta e insistentemente lo que quería-

mos, por lo que nos pareció más seguro y menos dolorosono hacerla. Sencillamente enterramos nuestros deseos.

La expresión de nuestros deseos pudo haber amenaza-do o avergonzado a nuestros padres o, de alguna manera,hnberlos hecho sentir incómodos. Tal vez ponían en du-In sus valores, normas o creencias. Quizá pedíamos cosas¡UC a ellos de niños les fueron negadas y en el subconscien-, 6C sentían agraviados porque nosotros nos atrevíamospudirlas.Nuestras peticiones de niños pudieron haber revivido

u dolor reprimido por no haber visto satisfechas las ncce-lindes de su propia niñez. Incluso pudieron sentirse ofen-

dldos simplemente porque éramos niños, y posiblemente1\(11.* privaron de ciertas cosas como una manera de casti-

alguien por su pasado que proyectaban en nosotrosmplcmente temían la crítica de sus vecinos o familiares

11' "echar a perder" a su hijo, por no ser rígidos o por sermusiado indulgentes o tolerantes.

I'U cual fuere la causa, el efecto final fue que dejamos deulr lo que queríamos porque era demasiado doloroso.

,'n "'i~Sfácil mantenernos en estado de impasibilidad yfll1tín. Con el tiempo, "¿Qué quieres hacer por la noche?"

1""'41 respuestas como "No sé" o "Me da igual".

Page 7: Factor Aladino 1

'1'I

111,

11I

J

10 EL FACTOR ALADINO

Cuando se nos pregunta qué queremos, sencillamenteno sabemos lo que queremos.

No sabemos cómo pedir

En casa no se nos mostró o se nos instruyó sobre cómo pediralgo clara y directamente. Pocas escuelas ofrecen cursossobre el arte de la comunicación para pedir en forma eficaz. Loque casi todos vimos una y otra vez fueron regaños, gemidos,lamentos, quejas y reclamos. Vimos insinuaciones, indirectas ypeticiones vagas, pero muy rara vez la comunicación directade necesidades, carencias y deseos. Sinunca nos enseñaron acomunicar nuestras vivencias, es muy difícil sacarles provechoe integrarlas en nuestras vidas.

No fue lo que alguien haya dicho. Fue sólo que mi padrejamás en su vida pidió algo. Nunca lo vi pedir algo. No huboejemplo en mi casa, por lo que crecí pensando que un hombredebía ser totalmente autosuficiente.

Ron Hulnick,Autor de Financial Freedom in BMinutes a Day

De niña nunca vi que alguna mujer pidiera lo que quería. Mimadre jamás expresó un deseo. En la niñez no tuve ningúnmodelo sólido del papel femenino. No conocí a muchas muje-res de éxito a mi alrededor.

Barbara De Angelis, doctora en filosofía, creadorade Making Love Work¡ autora de Real Moments

2. CREENCIAS LIMIT ANTES E IMPRECISAS

La segunda barrera para pedir lo que queremos son lascreencias limitantes y negativas que se nos programaronen el subconsciente y que ahora controlan silenciosamen-te todos nuestros actos.

Todo lo que somos es resultado de lo que hemos pensado.Dhammapada

El hombre es lo que cree. Antón Chejov

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 11

¿De dónde vienen estas creencias?

Nacemos con un banco de datos vacío que será programa-do. Muchos estamos impedidos para pedir y obtener loque queremos por las creencias limitantes y negativas quehemos tornado de nuestros padres, maestros, iglesias, con-géneres y medios de comunicación. Este condicionamientocultural y familiar nos puede embotar, incluso paralizar.

Se nos ha enseñado que es mejor dar que recibir; que sien verdad se me amara, no tendría la necesidad de pedir, yque necesitar es una debilidad. Hemos aprendido por nues-tros fracasos y experiencias traumáticas en la vida que sino quiere uno demasiado, no habrá decepciones; no esperesdemasiado de hombres corno tu padre, y es más seguromantener la boca cerrada y parecer un tonto, que abrirla ydespertar dudas.

Nuestros padres nos programan

Mis padres me condicionaron para que no pidiera. Recuerdoque mi abuela acostumbraba darme dinero y cuando me lodaba, se suponía que en alguna forma yo debía resistirme. Eraparte del juego. Mis padres me decían, "no aceptes dinero detus obuelos", y mis abuelos respondían, "no, no, tórnolo", Porfuera uno dice "no, no", y por dentro uno lo desea. Losabuelosme lo ponían en la manga o en la espalda y al final les decía,"Bueno, está bien". Así era el juego.

Recuerdo que un día fui a casa de mi abuela, y en vista deque siempre me había dado dinero, le dije: "Abuela, ¿me dasdinero?"

Me miró y respondió: "Ilm. inuncc pidas dinero!"Me sentí confundido. Era yo aún pequeño y me pareció

sensato que siellos me querían dar dinero y yo lo quería lo podíapedir. Pero había esta ética, esta moralidad tácita que indica-ba que los niños eran seres subordinados, a los que se veía perono se escuchaba. Creo que no nos tomaban mucho en cuenta.

Tim J>iering

Muchos crecimos en hogares donde se ignoraba, se hacíamofa, se daba por descartado o no se tomaba en cuenta lo

Page 8: Factor Aladino 1

[:1

I

lil

12 EL FACTOR ALADINO

que uno quería. Nuestras necesidades y deseos no eranimportantes. No se nos daba a elegir o se nos preguntaba 10gue preferíamos, ni se nos concedían nuestras peticiones.Eramos ciudadanos de segunda clase que debíamos comer10 que se nos ponía enfrente, usar 10 que se nos indicaba yhablar cuando se nos dirigía la palabra.

Vea si alguna de estas frases le traen reminiscencias de suniñez, o lo que es todavía peor, de su propia actitud comopadre.

• Deja de molestarme con tus gemidos y preguntas.• Deja de acosar a tu mamá.• Deja a tu abuela en paz.• No quiero oír hablar de eso.• Ahorita no tengo tiempo para eso.• ¡No, otra vez tú! ¿Ahora qué quieres?• Eres tan egoísta. En lo único que piensas es en ti

mismo.• Nunca consideras las necesidades de los demás, sólo

las tuyas.• ¡O como yo digo o a la calle, señorita!• En tanto vivas en mi casa seguirás mis reglas.• Si no te gusta vivir aquí, te puedes ir cuando quieras.• Si no puedes decir algo agradable, mejor no digas

nada.• Cuando quiera tu opinión, te la pido.• Apúrate, tenemos mucho qué hacer hoy.• No me importa lo que quieres.• Cállate y haz lo que se te dice.• Si cierras la boca y haces lo que se te dice, todo saldrá

bien.• ¡Haz lo que se te dice!

La escuela nos programaEn la escuela, si le pides ayuda al profesor, te dicen que eres"barbero" o "el consentido del profesor". En muchas eSCUl'·

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 13

las públicas, si muestras interés y le pides al maestro que teexplique algo, se te acusa de "convenenciero".

Se te dice que hagas el trabajo solo, y que recibir ayuda ocolaborar con otros es trampa.

Muy pronto aprendemos que no está bien hacer pregun-tas estúpidas, que el maestro nos echará una mirada ful-minante y que los compañeros se reirán o te mirarán mo-lestos. Por lo que muchos simplemente nos abrimos pasocomo podemos o de plano desistimos.

No se ubicaba en la escuela.Élse sentó en un escritorio café cuadrado igual que los otros

escritorios cafés cuadrados y pensó que debería ser rojo.y su salón era un salón café cuadrado, igual que todos los

demás salones, y era estrecho y cerrado, destartalado.Odiaba coger el lápiz y el gis, con el brazo rígido y los pies

planos en el piso, bajo la insistente mirada de la maestra.y entonces tenía que escribir números, y no era cualquier

cosa. Eran peor que las letras, que podían significar algo si seponían juntas ...

Los números eran rígidos y cuadrados y él los odiaba.La maestra vino y habló con él. Ledijo que usara una corbata

como los demás muchachos. Élrespondió que no le gustabany ella le contestó que no importaba.

Después de eso dibujaron. Y él pintó todo amarillo, que eraomo sentía respecto a la mañana. Y era hermoso.

La maestra vino y miró su dibujo. "¿Qué es esto?", preguntó.~<.Porqué no dibujas algo como el dibujo de Ken? ¿No es

nlto?HDemasiadas preguntas.Después de eso, su madre le compró una corbata y siempre

1)ln16aviones y naves espaciales como todos los demás.Extracto de: "Sobre la escuela", un poema que seentregó a un maestro de inglés de 120. grado enRegina, Saskatchewan. Aunque no se sabe si elestudiante mismo lo escribió, se sabe que sesuicidó dos semanas más tarde.

aedios de comunicación nos programan

pués de años de televisión, los hombres han aprendí-111'''' ser un verdadero hombre significa sufrir en silencio,

Page 9: Factor Aladino 1

I'i

14 EL FACTOR ALA DI NO

ser macho, malvado y jamás expresar vulnerabilidad onecesidades profundas. Los hombres aprenden a ocultarel desagrado emocional de controlar su dolor, sus deseos osus necesidades reales mediante un comentario chistosoo reprimiéndolos. Esta imagen de hombre rudo con la quese identifican los hombres interfiere con el hecho de pedirayuda y apoyo a los demás.

Nuestra preparación religiosa nos condiciona

La doctrina eclesiástica, los pastores y predicadores, losevangelistas por televisión y la literatura religiosa condicio-nan nuestras creencias respecto a pedir lo que queremos.

Hay más felicidad en dar que en recibir. Hechos 20:35

Se me educó poro que fuero santo. Mi madre iba o entrar 01convento, pero se casó y dio o su primer hijo. o mí. o lo VirgenMoría y o su madre. Se me consagró y ofreció como un corderoen sacrificio. Se trotaba de ofrecer mi vida entero. Por lo tontonunca pude pedir poro mí. pues se suponía que yo estaba poroayudar o los pobres olmos en el purgatorio y o los niños quemorían de hombre en Vietnam o o quien estuviese herido.hambriento o sin hogar en aquel momento. Se suponía quedebíamos ayudar o los demás y no pedir paro nosotros.

Se me enseñó que querer algo poro mí era egoísmo. que nohabía suficiente paro todos. que no esperase mucho. Siempreme tenía que asegurar de que todos los demás tuviesen algoantes de que yo tuviera algo.

En lo juventud. mi esperanzo era morir joven y ser uno niñomártir; entonces. por fin. mis podes me amarían. Se me enseñóque uno recibe su galardón en lo próximo vida. que no loobtiene en ésto. Ésafue mi experiencia sobre el enfoque de loiglesia: no puedes pedir paro ti. debes entregarte y ayudar o losdemás.

Casi me muero de asma por no pedir lo que quería.-Marianne R.

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 15

Nuestros médicos nos programan

A temprana edad aprendemos que el médico es Dios.Tenemos que hacer lo que el médico dice. El médico no tie-ne tiempo para tus tontas preguntas. Sólo sigue la dieta quete dio, por favor. No cuestiones las recetas, el diagnóstico oel tratamiento. Esperamos en sus consultorios durantehoras sin cuestionar por qué no aprenden a programar susconsultas mejor. Pagamos por un mal servicio y a menudopadecemos sus actitudes arrogantes. Somos ignorantes.Ellos sí saben. Sólo haz lo que se te dice y no preguntes.

No hace mucho. uno joven madre llevó o urgencias o supequeño de dos años y medio con uno temperatura de 41DC.El personal de emergencia colmó o lo madre y le explicaronque o muchos niños les sube lo temperatura. que no se alarma-ra. Le dijeron que si el niño no estaba mejor por lo mañana.entonces consultora o su médico. Lo mujer regresó o su cosoafligido pero consideró que se trotaba de expertos en medici-no y que no debía hacer más preguntas sobre el bienestar desu bebé.

Permaneció despierto gran parte de lo noche con su bebé.y o los seis de lo mañana le notó algo que parecía unocontusión boja el brazo. Revisó con más atención todo sucuerpo y de inmediato lo llevó o otro hospital de urgenciasporque yo estaba amoratado casi todo su cuerpecito.

En este hospital le hicieron un minucioso examen y le infor-maron que su precioso niño no pasaría el día. Tenía meningitis

Page 10: Factor Aladino 1

11,

"1'I~ Iu,11

11

Il'

1)'

/1:¡¡

¡:

1'/,

1" q'1Ii/¡~(

16 EL FACTOR ALADINO

neumocóccica, enfermedad que suele atacar a niños muypequeños y que se puede tratar sise detecta a tiempo. Nadiepuede asegurar siel pequeño se hubiera podido salvar, pero esuna pregunta que tal vez ella se haga por el resto de su vida.

Heather McNamara

ALGUNAS DE LAS CREENCIASLIMIT ANTES MÁS COMUNES

Si en verdad me amaras, yo no tendría que pedir

Una de las frases que se oyen con más frecuencia entre lasparejas es: "Si en verdad me amaras, yo no tendría quepedir". Bien, pues no es cierto. Realmente es posible que al-guien lo ame a uno y no sepa lo que uno quiere. No nece-sariamente van las dos cosas de la mano. Esta románticacreencia de que si alguien nos ama conocerá intuitiva yanticipadamente todas nuestras necesidades ha genera-do grandes decepciones e infelicidad.

Advertencia: A menos que se haya casado con un auténti-co síquico, no es muy probable que su pareja sepa lo queusted quiere a menos que usted tenga el valor y la inteli-gencia de pedido con claridad. Así como el genio de lalámpara no le puede conceder a Aladino un deseo a menosque éste le diga lo que quiere, su cónyuge o amante no lepodrá satisfacer sus deseos si no sabe cuáles son. Si desea

TÚ SAl!ES.QUEQUIERO UNA CAllET A...¿POR QUÉ METENCOQUE REBAJARPIDIENPO UNA TODO El TIEMI'Q!

gT-»-W~

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 17

más romance, atención, afecto o ayuda en la cocina, ten-drá que pedido.

En el mundo no hay sensibilidad

Se ignoró su petición de No Mensaje. Fortune Cookie

Como la mayor de diez hijos en una familia católica irlandesa, .desde muy pequeña se me educó a ser responsable.

Tenía yo seis años, cuando mi mamó nos llevó a mis herma-nas y a mí a Vermont a visitar a mi tía. Yo iba en el asiento traserocon mis tres hermanas. La mós pequeña, de dos meses deedad, no podía respirar bien. Le pedí a mi madre que detuvierael auto, pero no lo hizo. Le dije: "Algo le sucede a Diana".

Contestó, como siempre, "Ya se le posoró", Cuando llega-mos a casa de mi tía, Diana estaba muerta.

No importaba lo que yo pidiera: detén el auto, detén la ca-rrera de ratas, deja de tener hijos, no dejes que la iglesia cató-lica diga que es inmoral que mi madre use píldoras anticon-ceptivas, no dejes que mi padre quiera vivir como los ricos. es-cúchame, ómame. préstame atención, dedícame tiempo; ja-mós recibía lo que pedía. Después de un tiempo dejé de pedir.Después de algunos años también tuve problemas respirato-rios, una asma mortal. Necesité diez años de tratamiento paradetener el asma y comenzar a pedir lo que quería.

Marianne R.

Un padre y su pequeño hijo salieron a pasear una tarde. Elpequeño le preguntó cómo corría la electricidad por el alam-bre tendido entre los postes.

"No sé", respondió el padre. "Jamós supe mucho sobreelectricidad". Unas cuadras mós adelante, el muchacho lepreguntó de dónde surgían los rayos y truenos.

"A decir verdad", confesó el padre, "yo mismo nunca locomprendí muy bien".

Elmuchacho siguió haciendo preguntas a lo largo de todoIpaseo, pero el padre no pudo aclarar ninguna. Por último. alcercarse a la casa, preguntó el hijo: "Papi, ¿no te importa que

te haya hecho tantas preguntas ...?"'Claro que no", respondió el padre. "¿De qué otra forma vas

aprender?" Speakers Sourcebook Il

Page 11: Factor Aladino 1

18 EL FACTOR ALADlNO

Claro que tarde o temprano, si el padre no busca lasrespuestas, el hijo deja de hacer preguntas. Desaparece lacuriosidad y el deseo de aprender.

Mi éxito va a despojar a alguien.

Lo que creo que sucedió es que cada vez que yo deseaba algosiempre aparecía la sensación de que en alguna forma el queyo recibiera algo dejaba a otro sin eso. Necesité mucho tiempopara aprender que el universo no funciona así.

Jane Blueslein

l'I¡'l.,1"'11l';I!,'1

Muchos pensamos que no hay suficiente tiempo, dinero,comida o atención para todos. Creemos que si recibimoslo que queremos de algún modo vamos a impedir queotros reciban lo que necesitan.

Suponemos que si queremos algo y lo recibimos, habrámenos a disposición de los demás. Suponemos que nohay suficiente comida para' alimentar a todos, por lo quees mejor que no comamos más de lo que nos corresponde.Suponemos que debemos aguantar un trabajo aburrido enun sitio que nos desagrada porque tenemos la suerte de porlo menos tener trabajo. Si dejamos éste quizá no encontre-mos otro.

111

1

1

,1

'J

Si recibo lo que quiero, eso me hará infeliz

Si un hombre pudiese tener la mitad de lo que desea, tendríael doble de problemas. Benjamin Franklin

Ten cuidado con lo que pides porque se te puede cumplir.Frase común entre los padres

El mito más común es que si pedimos lo que queremos y loobtenemos, podemos pedir algo equivocado de lo que des-

111

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 19

pués no nos podamos deshacer. Aprendemos de niños que conel cachorro llegan las responsabilidades; hay que darle de co-mer y sacarlo a pasear. Sipido un hombre y lo obtengo, puederesultar un violador, y sime caso con él. no me podré deshacerde él por el resto de mi vida. Si pido que me transfieran, talvez no me guste el nuevo lugar tanto como el actual. Así quemejor no pido.

Recuerdo el momento exacto de mi vida cuando me dicuenta de que tenía la habilidad de visualizar cosas. pedirlas yobtenerlas. Tendríamos unos quince años cuando me dije:'Puedo tener lo que pida". Y me asustó la idea porque mehabían dicho que uno tenía que ser muy cuidadoso con lo quepidiera porque lo podía obtener y volverse en realidad infeliz.Desde ese momento me dio miedo pedir cosas porque mehabía dado cuenta de que podía pedir lo que quisiera. perotemía pedir algo. obtenerlo y ser terriblemente infeliz.

Kay Walburger

3. TEMORSólo la mente puede producir temor.

Un curso de milagros

orno resultado de las experiencias embarazosas, dolo-)HaS y negativas de nuestra niñez, nos da miedo participar,

nos da miedo ir tras de esas cosas que en verdad queremosdeseamos. Tememos que se nos vulnere, lastime o recha-, parecer tontos o desprestigiarnos. Como resultado delos miedos, nos hacemos pasivos. Nos conformamos con

menos de lo que en realidad queremos y estamos a juicio de[ulenes reciben lo que nosotros queremos. No tenemos el

valor de pedir o la autodisciplina de crear. Terminamosusundo toda nuestra energía para protegemos contra losmtasmas que hemos creado en nuestra mente en lugar de

IIAlIr dicha energía para crear lo que queremos.

Page 12: Factor Aladino 1

::11 20 EL FACTOR ALADINO

Temor al rechazoQuiero que vengas a mi casa y no quiero.Eres tan importante, pero nuestra puerta

tiene un hoyo.y mi mamá no tiene un rico pastel para servir.Quiero que vengas a mi casa, maestra, pero

no quiero.Mi hermano mastica con la boca abierta

y mi papá a veces eructa.Quisiera poder confiar en ti, maestra,

para invitarte a mi casa.A\bert Callum"

~ ~

El miedo avasallador más poderoso que nos frena paré)pedir lo que queremos es el temor al rechazo.

Hombre en un bar: ¿Qué tendría que darle por un besito?Mujer: Cloroformo.

Comencé a preguntarme: •¿De qué tengo miedo realmen-te?" Cada vez que me aparecía esa sensación de impotencia,de que en ninguna situación me iba a atrever. Temía el recha-zo y el rechazo aparecía con cien caras diferentes, esto es,que nunca era lo bastante bueno, que jamás lo haría en laforma correcta o que la gente se reiría de mí. El temor númerouno era el miedo al rechazo. y en aquella época TEMORen mivida significaba 'Olvídalo y huye". Stan Dalc

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 21

Estando en secundaria, durante mucho tiempo estuve enamo-rado de una muchacha muy bonita. Se trataba de la mucha-cha más hermosa e interesante de toda la escuela. Meintimidaba tanto, que en su presencia casi no podía hablar. Unpar de años más tarde me la encontré y me dijo que yo habíasido su gran amor y que se moría por que le pidiera salir con-migo. Desperdicié dos años de mi vida por mi temor. Cuandofinalmente le pedí que saliéramos. me dijo: "El problema conustedes, los hombres, es que siempre se rechazan antes de dar-nos a nosotras, las mujeres, la oportunidad de hacerla. Ustedesse dicen no antes de que nosotras lo hagamos. Deberían sermás osodos", John Tay\or

Que se burlaran de mí, humillación y rechazo. ser inoportuno,no sé sialguna vez realmente pensé que alguien aceptaría salirconmigo. Que no era lo suficientemente bueno.

Michae\ Hesse

emor a parecer tonto

Para muchos, el temor que nos paraliza es: "Si pido lo queuiero pareceré un tonto y entonces la gente no me querrá".

En la escuela jamás hice preguntas, n: pedí consejo. ni le pedí01 maestro que fuera más despacio porque entonces uno pare-clo tonto. Jamás pedí: "Por favor más despacio, no sé de qué

stá hoblcndo". Tim Picring

Otra cosa de la que tenía miedo era pedir ayuda a losmaestros, ya que se me consideraba dotado. Por lo tanto,

nsaba que se suponía que yo sabía todo y que si levantabamano, entonces no estaba realmente dotado. Con muchacuencia tuve grandes problemas académicos porque nodio levantar la mano ni preguntar.

Hanoch McCarty

nclllamente no puedo hablar con mi mamá. Temo pedirlelUO hablemos incluso de esto porque temo que se enoje con-

111100O que no comprenda. Temo pedirle ayuda a los maestros

Page 13: Factor Aladino 1

'11

I f

11;

11'

22 EL FACTOR ALADINO

con la tarea porque pensarán que soy tonto. Temo levantar lamano en clase y pedir que se me aclare algo porque los com-pañeros pensarán que soy retrasado, y tal vez también el maes-tro y entonces obtendré una calificación más baja. No quieroparecer tonto. Temo pedir a mis compañeros que me ayudencon la tarea, porque entonces parecerá que los necesito y ellosusarán esto en mi contra.

Estudiante de secundaria

Me encontraba en un retiro de diez días para meditar, y comoa los siete días de estar ahí. a cada participante se le hizo unaentrevista personal para asegurarse de que seguíamos ennuestro sano juicio. Todo el retiro se llevaba a cabo en silencio,sin contacto visual ni pláticas, sin escribir un diario ni leer. Sólomeditar, caminar, comer y dormir.

Recuerdo que el instructor me preguntó cómo me iba.Respondí: "Creo que me estoy volviendo loco. Todo lo que enalguna vez creí ya no tiene sentido. Ya no estoy seguro de quelo que alguna vez pensé que era realidad, en verdad lo sea".

Pensé que me iba a decir: "Está bien, vaya a comer algo decarne y retírese. Mire algo de televisión, ponga los pies en latierra, o algo parecido". En cambio contestó: "Muy bien".

Me asombró. Pensé: "¿Cómo puede estar eso muy bien?"Continuó: "De cualquier forma, la mayor parte de lo que

cree no es verdad. Uno tiene que liberarse de todas las ideaspreconcebidas para poder realmente tomar conciencia de loque en verdad hay. Todas sus creencias se están diluyendopara que pueda entrar a un espacio de conciencia pura". Dejéla entrevista sintiendo que la cabeza me daba vueltas. Salí a laterraza de la gran mansión georgiana en la que estábamos yabracé esta enorme columna como para aferrarme a la que-rida vida. Me sentía como si ya no estuviese seguro de nada,como en un estado de "No sé".

Entonces me llegó este enorme flujo de recuerdos de épo-cas de mi vida en que no era bien visto no saber, como cuandomi papá me preguntó: "¿Dónde está el martillo?" C'No sé")."Mejor vas sabiendo, maldita sea. tú fuiste el último que lo usó".No era bueno no saber. Recuerdo mi primer año de profesor,cuando los estudiantes me hacían preguntas y yo no sabía lasrespuestas. No era correcto no saber, por lo que comencé asimular, a pretender que sabía, a pretender que había leídolibros que no había leído, a reír de chistes que no comprendía,a aseverar con la cabeza como si comprendiera cuando me

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 23

sentía perdido. Temía preguntar: "¿Qué significa esa palabra?",o "¿POdría explicar eso otra vez?" Jack Canfield

Temor a ser impotente

Pedirle algo a alguien te hace vulnerable. En cierta forma.significa que te pueden herir al negarte las cosas que quieres.No me gusta darle a nadie ese tipo de poder sobre mí.

Kevin Smith

Temor a la humillación

De niños, a muchos se nos humilló, se nos hizo sentir ver-güenza y embarazo por preguntar. En algunos salones declase el simple hecho de levantar la mano para pedir permi-so para ir al baño puede ser una experiencia humillante.

"¿Tienes que ir a hacer del uno o del dos?""¿Tienes que ira lafuerza?""¿ Estás seguro de que no te puedes aguantar?""¿Te urge?"

Temor al castigo

Fui una de las personas más temerosas en la faz de este pla-neta. Mi madre me golpeaba si pedía cualquier cosa. Solíagritarme: "¿Qué te pasa? ¿Eres idiota o qué?; ésa era su res-puesta favorita. Seme castigaba por todo y por nada. Mi padrecasi no estaba en casa, así que a él no le podía pedir nada, ycuando lo hacía, siempre temía oír "iNo'" "No" era lo másdevastador que alguien me podía decir porque necesitaba detodo mi valor para darme ánimos y atreverme a pedir algo.

No importaba lo que pidiese. Pedir significaba que era egoís-ta, ególatra, egocéntrico, puras cosas negativas. La letanía deataques para rebajarme y ponerme en mi lugar fue profunda.Con el tiempo me fue más sencillo no pedir o andar con rodeosQue pedir con franqueza lo que quería.

A los ocho años de edad, mi madre ya era virtuosa del violínn Rusia. Una noche, cuando practicaba para un concierto, suadrastro llegó borracho, tomó su violín y lo destrozó contra la

Page 14: Factor Aladino 1

24 EL FACTOR ALADlNO

pared. Algo se rompió en su interior y mi madre tomó la decisiónde odiar a todos los hombres. Veinte años más tarde, cuandose suponía que iba a ser una madre que amaría y alimentaríaa sus hijos y a su marido, sencillamente no pudo. La niña quehabía en su interior maldecía, condenaba, reprobaba y odiabaa todos los hombres, incluso a mí. su propio hijo. Stan Date

Cuando mi amigo tenía ocho años, le dijo su padre: "Regresael bote al agua". Torció y dañó el bote porque su padre olvidódarle un montón de instrucciones: cómo encender el carro.cómo conducirlo para mantener el boje derecho, etc. Y miamigo no preguntó, porque en su familia se golpeaba por nosaber. Pedir información se castigaba con violencia y se com-pletaba con un comentario como: "Ya una vez te dije cómoencender el auto". KeJle Apene

Temor al abandono

A las mujeres se les dice que pedir, querer o anhelar algo escaracterística masculina. Esalgo agresivo, no receptivo. "Noseas tan insistente, no seas tan exigente. No es femenino, no esbonito. Te van a decir vulgar o marimacho".

Asíque se nos enseña a no pedir y a tomar lo que se nos da.Este es el enemigo número uno de todas las mujeres en cual-quier nivel de su vida: emocional. físico, sexual y financieroCualquier mujer puede narrar más de una historia sobre quereralgo y no pedirlo o sobre aceptar algo que era menos de lo quequería. Es en verdad triste y a los hombres les suele costartrabajo comprender nuestro dolor.

Por ejemplo, un individuo le reprocha a su mujer: ..¿Por quéno simplemente me lo pides? ¿Por qué tienes que preocupartey tratar de imaginarte lo que yo pienso?" Los hombres nocomprenden lo que es ser ciudadano de segunda clase. Siconsideramos que las mujeres ni siquiera podía votar hace unoscien años; si consideramos que a las mujeres todavía no se lesremunera su trabajo como a los hombres; que todavía hayniveles de autoridad que las mujeres no pueden alcanzar en elmundo de los negocios, con frecuencia existe una fuerte con-ciencia en todas las mujeres que dice: 'Soy diferente: soyinferior. Se me considera inferior. No puedo y no debo pedir, ysi lo hago, vaya pagarlo caro".

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 25

Cuando se junta todo esto y se sienta uno a pensar quedesearía decirle a su marido: "Necesito más atención", laspalabras se te atrancan en la garganta, no importa lo prepara-da que esté, no importa qué tan fuerte o agresiva seas, quétanto puedas comentario con otras personas. Hay miles deaños de programación que gritan: "No, no lo digas. Si lo dices,te van a sacar a patadas de la cueva y te quedarás sola y tecomerán los lobos, porque hay muchas otras mujeres de dondevienes que te pueden sustituir".

Bárbara De Angelis, doctora en filosofía, creadorade Making Love Work; autora de Real Moments

Temor a verse obligado de por vida

Algunas personas temen que si le piden a alguien lo quequieren, se van a ver comprometidas con ellas de por vida.

Un día pedí que sipodían pasar la noche en casa de un amigonuestros dos hijos aunque sólo había sido invitado uno. Lospadres aceptaron. Después, estos mismos padres salieron afestejar su aniversario y me pidieron sisus hijas podían pasar lanoche en nuestra casa.

Cuando regresaron, me trajeron un regalo. Ahora me sientoobligada a lIevarles un regalo y temo que este ciclo continúe,verme yo obligada con ellos y después ellos conmigo y asíeternamente. Patty Hansen

4. BAJA AUTO ESTIMA

egún estudios recientes, sólo uno de cada tres individuostiene una elevada autoestima.' "Mire a su derecha y ahora

su izquierda; sólo uno de ustedes está bien", es la normaue usamos en nuestros seminarios. ¡Uno de cada tres!ufrimos de una epidemia general de baja autoestima.Casi ninguno de nosotros se siente digno de amor, felici-d y satisfacción y adecuado para forjar el tipo de vida

ue quiere. Padecemos complejos de inferioridad, culpabi-lidad neurótica y falta de confianza en nosotros mismos.

orno resultado, no creemos que nuestras necesidades y

Page 15: Factor Aladino 1

II~

I

,11

1"

111

26 EL FACTOR ALADINO

deseos sean importantes y que vale la pena conseguirlos.Nos volvemos dependientes de nuestra creencia de quelas necesidades de los demás son más importantes que laspropias, en especial las necesidades de los hombres, nues-tros hijos, nuestros padres en edad avanzada, nuestro jefe,los pobres y los necesitados. Sacrificamos nuestra propiasatisfacción en el altar del cuidado de otros.

Con que alguien me quisiera me sentiría feliz

Antes, si le gustaba yo a alguien, automáticamente teníarelaciones con él por el solo hecho de que él me quisiera. Nisiquiera me preguntaba: "¿Puedo conseguir algo mejor?", o•¿Qué quiero yo?" Mejor pensaba: "Excelente, alguien quiereestar conmigo". Ésta es definitivamente la razón de que mehaya casado una y otra vez cuando tenía veintitantos años.

Cuando mi primer esposo me pidió que nos casáramos. nisiquiera estaba enamorada de él. No me pregunté si era lapersona idónea para mí, jamás me pregunté nada. Simplemen-te lo acepté porque alguien me quería. Enel trabajo contrata-ba a la gente porque ellos querían estar cerca de mí. Jamásme pregunté: "¿Tienen capacidad? ¿Son inteligentes? ¿Pue-den hacer un buen trabajo? ¿Me agradan?" Sólo sabía queellos me querían . Todo esto me costó mucho dolor y desilusión.

Barb ara De Angelis

Sensación de no ser digno

Durante la Segunda Guerra Mundial, dirigí una compañía dehombres en la zona del río Rin. Después de una terrible batallaque duró tres días, me percaté de que yo era el único sobrevi-viente. Perdí a todos los hombres de mi tropa. Estaba devasta-do. Éstoseran los hombres de losque yo era responsable y todosestaban muertos. ¿Por qué sólo yo tenía que sobrevivir? Mesentí un total fracasado. Me sentí culpable de vivir cuandotodos los demás habían muerto.

Cuando regresé a Miami, me corrí una parranda de tres díasy después me uní al Monasterio Benedictino, satisfaciendo mis

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR

propias necesidades y deseos. No me sentía digno de seguirdisfrutando del placer de la vida ya que ninguno de mis hom-bres pudo hacerlo. Se pidió omitir el nombre

Creo que el temor a no ser digno es el mayor obstáculo pa-ra que la gente pida lo que quiere. Cuando uno sabe que esdigno, es fácil pedir. Diane Loomans

Creo que cada vez que una mujer pide lo que quiere, entra enguerra con miles de años de programación genética. Esalgogenéticamente arraigado en lo más profundo de nuestro ser.Proviene de que las mujeres tenemos la sensación de ser unasinútiles cuando estamos solas, de no podemos mantener pornosotras mismas, de que como mujeres alguien se aprovecharáde nosotras y que, por lo tanto, necesitamos atamos a lo quesea, pero que sea más poderoso que nosotras; un hombre. eltrabajo, un amigo. no importa qué. Necesitamos atamos a algofuera de nosotras para sentimos seguras. Y como no queremosarriesgar nuestra seguridad. esto es. nuestra sobrevivencia.mejor no pedimos. Barbara De Angclis

la mujeres norteamericanas de origen africano están quinceveces más propensas a adquirir SIDA que sus contrapartesblancas.

En estudios realizados con esta población. fue evidente larelación entre la auto estima y el cuidado de sí mismas. A unamujer se le preguntó sisiempre usaba condón cuando tenía re-laciones sexuales. Respondió que no porque se trataba de larelación con su hombre y que de ningún modo podía pedirleinterponer algo entre ambos y además. cualquier cosa que éltuviese (quizás hasta enfermedades que se transmiten sexual-mente), era suyo también. Así,de alguna manera para ella eramás importante tener una relación que su propia vida.

Elmiedo era otro factor. Sentía que no le podía pedir haceralgo que la protegiera porque podría molestarse y golpearla.Otra de las participantes. una mujer de casi cincuenta años,rompió en lágrimas al ser entrevistada. Cuando se le preguntópor qué lloraba, contestó: "Ésta es la primera vez en mi vida quealguien se ha preocupado por preguntarme lo que pienso o loque siento acerca de algo". Era obvio que estaba profunda-mente conmovida porque valorábamos suopinión. Después de

27

Page 16: Factor Aladino 1

1 ift!,

I1"

I!I'

I ti,:'

28 EL FACTOR ALADINO

todo, más de cuarenta años es mucho tiempo para ser menos-preciada. Frank Siccone

Mis necesidades no son importantesNo quiero que te metas en problemas por mí.Pero s610 si no te molesta.No quiero darte más trabajo.

Cuando no obtenemos lo que queremos de la gente impor-tante para nuestra vida, a menudo suponemos que lo quequeremos no tiene importancia. De hecho, nos vamos alotro extremo, a un estado de codependencia pues cree-mos que las necesidades y deseos de otros son más impor-tantes que los nuestros. Así que no volvemos a pedir nada.

No sé cuántas veces mi ex marido me preguntó qué queríapara mi cumpleaños y después de decírselo, me traía algodiferente. Cuando le preguntaba: "¿Qué te hizo decidir darmeesto en lugar de lo que yo quería?", respondía: 'Pensé queusarías más éste". Patty Aubcry

No lo valgo

Recuerdo que alguna vez necesité un juego de maletas, Mipadre estaba en el negocio de muebles y conocía a muchagente de tiendas, así que me preguntó qué quería. Le dije quehabía visto un juego azul marca American Tourister que mehabía encantado. Salió y regresó a casa con un juego de equi-paje verde marca Crown. Las mismas piezas, el mismo tipo,pero no era lo que le había pedida, Le había dicho lo quequería, y terminé recibiendo algo inferior. Era un poco más

barato.Cuando le dije "Es muy bonito, pero yo quería los American

Touristersen azul", recibí un tremendo sermón sobre lo afortuna-da que era de tener un juego de maletas.

"Hay mucha gente que tiene que llevar suscosas en costa-les". Ése fue su argumento. Me di cuenta de que ése era un

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 29

suceso de una serie en que recibiría casi lo que pedía, pero nocompletamente.

Lo que sucedió después de esto, fue que durante años, si ibade compras, aun cuando encontrara lo que quería, me queda-ba con lo que le seguía de menor calidad. Si buscaba untelevisar, encontraba el que quería, pero me quedaba con elque le seguía más abajo. Si buscaba ropa, jamás comprabaexactamente lo que quería. Porque en mi forma de pensar eraafortunada de tener algo.

Una de las reglas de la familia era "no quieras". He tratadode encontrar de dónde proviene eso y creo que el tener padresque crecieron en la pobreza me hizo sentir afortunada de teneralgo. "Tienes suerte de que no sea peor, afortunada por esto,afortunada por aquello, deberías estar agradecida, etcétera.

Estosólo me dio el mensaje de que yo no era digna de recibirlo que realmente quería, que en verdad no merecía recibir lomejor. jane Bluestein

En vista de que mi padre rara vez estaba cerca y de que ha-cía muchas promesas que nunca cumplía, mi experiencia fueque siuno pide, se decepciona. Asíque no pidas y toma lo quepuedas. Para mí era algo superior a una conciencia de esca-sez. Era conciencia de desesperación. Era" A mí me tocan lassobras del universo'. Barbara De Angclis

Recuerdo la primera vez que pedí 500 dólares de honorarioscomo conferenciante. Literalmente tuve que tomar un trago deagua para que saliera de mi boca. La mujer que me contrató

xclamó: "Perfecto, está bien".S610 la miré y me dijo: "No pensó que le íbamos a decir que

l. ¿verdad?" Pensé: "¿Soy tan transparente?" Continuó: "Esue usted vale los 500 dólares". jane B1uestcin

Itemor de que el rechazo confirme alguna creenciaundamente arraigada respecto a mí mismo

S.ORGULLO

ichos, en especial los hombres, nos quedamos presos entro orgullo. Somos demasiado arrogantes como para

,Wr que necesitamos algo o a alguien. No nos dctcne-

Page 17: Factor Aladino 1

"11' ~

1'1

I1

ILit

1" .1;l1¡

30 EL FACTOR ALADINO

¡LA VIDA frENE LA MA-NERA DE REFORZARfODO LO QUE PEORVA-LORODE MÍ MI5MO! )---eoo--~-----r

--Reprinted by perrnission DI Nalional Forum. lnc.

mos a pedir que se nos oriente, aconseje o ayude. Estamosconvencidos de que necesitamos hacerlo todo nosotrosmismos, por lo general a la perfección, y al primer intento,o nos arriesgamos a perder el respeto, la amistad y nuestropropio sentido de suficiencia.

No podía uno simplemente decir "Oiga, señor, [me podríaayudar?" ¡No! Eso te habría desinflado!

Clark Cable a Claudette Colberten lt Happened One Night'

OdiO pedir que se me oriente. Escomo admitir que no sé lo queestoy haciendo. Me imagino que con sólo buscarle un rato, alpoco tiempo le atino. Jeff Aubery

Mi familia y yo fuimos de vacaciones a Sedona, Arízono. ydecidimos montar a caballo. Telefonee a la cuadra para hacerlas reservaciones y para que me indicaran cómo llegar. Medieron pocas indicaciones, pero me imaginé que podía dealgún modo encontrar el lugar. Al salir de la ciudad me pregun-tó mi esposa si me iba a detener y llamar al establo de nuevopara que me orientaran mejor. Sihacía eso parecería incompe-tente e incapacitado, por lo que me negué y seguí adelante.

A medida que recorríamos lo que nos pareció kilómetros ykilómetros mi esposa se iba poniendo más inquieta e irritada.

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR

"Porque mi programación genética me impidedetenerme a pedirquese me oriente, ¡por eso!"

Seguí buscando el señalamiento que había anotado. Finalmen-te encontré la señal del lado izquierdo del camino, no delderecho, como se me había indicado. Enese momento "me dipor vencido" y me dirigí a un pequeño caserío; le pregunté a unhombre que trabajaba con un martillo. No tenía idea de lo quele pedía, ya que él sólo hablaba español y yo sólo inglés. Noobstante, de algún modo nos comunicamos tiotsies, horsies yme señaló el camino.

Para entonces mi esposa echaba humo. "¿Por qué no lespreguntaste a los dueños de la cuadra?" , me inquirió. Comen-oba a dudar en serio si la encontraría y ya estábamos retrasa-

dos. Me di vuelta en un camino de tierra que parecía promisorioy "iHe aquí!", ahí estaba la cuadra. "Ves", le dije a mi esposa,"es que tú no tienes fe en mí. Yo sabía que podía encontrarloSOlo'. Le demostré que tenía la razón, pero ¿cuál fue el precio

ue tuve que pagar por ello?la hermosa mañana con mi familia se convirtió en una

asodilla. Mi esposa seenojó conmigo y loshijos lloraron. lo másfácil hubiera sido decirle al dueño de la cuadra cuando hice lasrOservaciones: "Lo siento, ¿puede indicarme más claramenteI comino? No conozco la zona. ¿Me puede repetir qué tan

toJos está?" Pero esto implicaba admitir que necesitaba más¡yudo de la que ya había recibido y mi orgullo no me lo hubiera

po/mitido. Mark Victor Hansen

í!forpreguntar dos veces que perderse una vez.Proverbio danés

31

Page 18: Factor Aladino 1

32 EL FACTOR ALADINO

Temo parecer menos débil y necesitado

Supongo que en muchos casos prefiero no pedir. Soy hombre,ex infante de marina, un tipo grande y fuerte ya veces pienso:•¿Por qué necesito que otros me ovuden?" Como le sucede amucha gente, me gusta más dar que recibir porque no quierosentirme obligado por recibir. Me quemé y quedé cuatro añosy medio paralizado. Enesta situación, es prácticamente impo-sible no depender de otros para algunas cosas. A veces es muyduro admitir que uno no puede hacer todo lo que los demás sípueden. Creo que a la mayoría de la gente le gusta ayudar alas "personas oiscopocitcdos". Lo que necesitan comprenderes cuánta independencia se le quita a la otra persona cuandoésta está capacitada para hacer el trabajo pero no se le da laoportunidad. Yo les aconsejo que miren, que pregunten, escu-chen y después ayuden. W. Mitchell

Comencé con un pequeño restaurante hace unos siete años,pero a los dos años quebré. En realidad nunca conseguí eldecorado que quería y jamás tuvimos el dinero para la publici-dad que necesitábamos. Supongo que habría podido pedirle ami papá que me prestara el dinero que necesitaba, pero enaquel momento mi ego se interpuso. Quería probar que lopodía conseguir solo, pero lo que en verdad probé fue quenecesitaba más ayuda de la que pedí. Steve Parker

Se supone que los hombres tienen todo, que no necesitan anadie, que tienen confianza en símismos, por lo que no puedenmostrar que tienen una necesidad, ya que pedir lo que quie-res implica que no lo tienes. Pedir implica necesitar, necesitarimplica debilidad y debilidad implica que no eres hombre Porlo tanto. si pido, no soy hombre. Barbara De Angclis

Temor a que la gente me juzgue por no tenerlo todavía

Hanoch Mcf.arty nos relata el siguiente chiste que su madresolía contar todo el tiempo. Ilustra el punto de tener miedo dl'preguntar porque en alguna forma expone nuestras limitaciones.

LAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEDIR 33

Un señor está parado en la cola para tomar el autobús y atrásde él está un Joven que le dice: "Perdone, ¿tiene fuego?H

Elviejo responde un tanto molesto: "No, no tengoH.Eljoven piensa: "Pero no me vayas a matar", y le pide fuego

a otra persona. Poco tiempo después, el tipo de más edadenciende un cigarrillo, por lo que el joven le reclama: "Oiga,¿por qué me dijo que no tenía cerillas cuando esobvio que sílostiene?"

Elviejo le contesta: "Mire, si le hubiese dado fuego, usted y'yo probablemente habríamos comenzado a platicar. Y si hu-biésemos comenzado a platicar, tal vez habríamos terminadosentándonos juntos en el autobús. Y si nos hubiésemos senta-do juntos en el autobús, habríamos terminado platicando denuestras cosas. Usted seve un buen tipo y quizás habría comen-zado a agradarme. Yentonces probablemente lo habría invita-do a bajarse en mi parada y venir a cenar a mi casa. Y si ustedviniera a cenar a mi casa, tal vez conocería a mi hija. Y siustedconociera a mi hija, tal vez saldría con ella. Ysiusted saliera conella, quién sabe, una cosa lleva a otra, tal vez terminaríacasándose con ella y yo no quiero que ella se case con alguienque no puede comprarse un encendedor".

Hanoch McCarty

Se nos programa en el orgullo

[Agallas!¡Agallas!!Orgullo!!Orgullo!¡Lealtad!¡Lealtad!Uno, dos, tres, cuatro,Cuerpos de la Marina de Estados Unidos.

Estrofa de una marcha de los Cuerpos de la Marina

Bn la milicia, la norma es, no pidas ayuda, no seas quisqui-lloso, no pidas un trato especial. En la película A Few Good

n vemos a un infante de marina muerto en su camarque una dolencia le impidió ir al paso del resto de laspaso

Page 19: Factor Aladino 1

34

"iAhr, dijo Aladino, "Ahora entiendo por qué no he pedi-do lo que quiero. Asíque sicomienzo a pedir lo que quiero,¿qué cambios sufrirámi vida»:

EL FACTOR ALAOINOLAS CINCO BARRERAS QUE SE INTERPONEN PARA PEOII~

Recuerdo en los Cuerpos de Infantería o esos coroneles ocomandantes que suelen decir: "Oigan. sitienen algún proble-ma, mi puerto está abierto. pueden entrar". Pero si entras conun problema. significo que eres débil. En lo Marino se sobreen-tiende que "Lo tomos y lo resuelves tú solo. No me vengas ochillar. Estodo tuyo. No pidas ayudo. Tienes que estar capaci-tado paro acabar con él tú solo", Tim Piering

destruye cualquier posibilidad de pedir ayudo. Mi padre fue unhombre que se hizo solo y que sobrevivió o lo Depresión sinayudo. Su lema era que uno no pide ayudo porque le hace ouno parecer vulnerable. y si eres vulnerable y lo gente ve queno eres perfecto. te lastiman. Jane Bluestein

•Se supone que somos capaces de imaginárnoslo sin ayuda

Esta creencia de que somos capaces de imaginárnoslo sinayuda, es algo tan arraigado en nuestra cultura que cuan-do compramos una videocasetera, la instalamos sin leerel manual de instrucciones. Sólo vemos el manual comoúltimo recurso si no logramos que funcione. ¿Por qué seráque casi todas las videocaseteras tienen un 12:00 parpa-deando en el panel de control? Ni siquiera somos capacesde ver en el manual cómo programar el reloj.

Sólo consultamos el manual de nuestras computadorascuando hemos agotado todas las demás posibilidades. So-mos una nación de solitarios y autosuficientes, consumido-res del "hágalo usted mismo", entrenados a sufrir estoica-mente y en silencio hasta el final.

Esta creencia se ha infiltrado tanto en nuestra cultura queen muchos vecindarios ha llegado a ser un estigma pedirapoyo emocional y psicológico. El hecho de que el senadorThomas Eagleton de Missouri buscara en una ocasiónayuda psicológica le costó la nominación demócrata para vicepresidente en 1972.Se suponía que si alguna vez había buscado ayuda de este tipo, no se podía confiar en qUl'fuera estable y competente bajo presión. ¿Por qué nuestroseguro y los programas de salud del país no cubren loscuidados a la salud mental? Creemos que las verdadera-personas, en especial los hombres, sencillamente se lo tr.igan y manejan la situación solos.

En mi familia había la increíble presión de tener que estar siem-pre "bien". verse bien. ser perfecto y no cometer errores. Esto

3S