Estudio Arqueológico Caracoles Informe Final

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REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY INFORME ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO DEL CERCO DE PIEDRA SECA DEL COMPLEJO DE PARQUES EÓLICOS “EMANUELLE CAMBILARGIÚ” SIERRA DE LOS CARACOLES I Y II DE UTE DEPARTAMENTO DE MALDONADOREPUBLICA ORIENTALURUGU CSI Ingenieros SA INFORME FINAL Noviembre de 2011 Elaborado para CSI Ingenieros por: Andrés Florínes Jacqueline Geymonat Arturo Toscano

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Estudio Arqueológico. Parque Eólico Sierra de Caracoles, Maldonado, Uruguay.Florines, Geymonat y Toscano

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  • REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY

    INFORME ARQUEOLGICO E HISTRICO DEL CERCO DE PIEDRA SECA DEL COMPLEJO DE PARQUES ELICOS

    EMANUELLE CAMBILARGI SIERRA DE LOS CARACOLES I Y II DE UTE

    DEPARTAMENTO DE MALDONADOREPUBLICA ORIENTALURUGU

    CSI Ingenieros SA

    INFORME FINAL Noviembre de 2011

    Elaborado para CSI Ingenieros por: Andrs Flornes Jacqueline Geymonat Arturo Toscano

  • Este documento ha sido editado para ser impreso doble faz. Las hojas en blanco se han

    interpuesto para respetar la numeracin del estilo de edicin.

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    NDICE 1. Introduccin ..................................................................................................................... 3 2. rea Investigada .............................................................................................................. 5 3. Construccin en Piedra Seca ...................................................................................... 13 4. Investigacin Arqueolgica ........................................................................................ 15

    4.1. Antecedentes... .............................. 15 4.2. Caractersticas generales.... .............................. 15 4.3. Distintas soluciones constructivas del cerco .... ............................. 16 4.3.1 Tipo cajn ..... ..................................... 16 4.3.2 Tipo pared doble sin cajn.......... ...................................... 20 4.3.3. Tipo pared simple ... ..................................... 23 4.3.4. Demarcacin de piedra con poste alambrado ... ...................................... 26 5. Anlisis del Contexto Histrico ........................ 29 5.1. Anlisis de los perodos histricos y sus posibles vinculaciones con el cerco de la sierra de los caracoles .............................. 31 6. Investigacin Histrica.... ..................... 43 6.1. Estrategia.. .............................. 43 6.2. Primeras formas de propiedad de la tierra ..... ............................. 43 6.3. Los primeros propietarios en la sierra de los Caracoles .... ............................. 44 6.4. Primeras referencia documentales de los cercos de piedra... ............................. 47 6.5. Planos de inters consultados .... ............................ 48 7. Resean final y consideraciones generales sobre el cerco de piedra de la sierra de los Caracoles . ..................... 57 8. Bibliografa . ..................... 61 Anexo I Definiciones de Daniel Granada sobre cercos corrales y mangueras . ................................. 63 Anexo II Documentos consultados Archivo General de la Nacin ... ................... 65

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  • Captulo 1. Introduccin

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    1. INTRODUCCIN

    El cerco de piedra de la sierra de los Caracoles, al igual que otros tantos que existen en el pas, es una expresin de arquitectura rural tradicional. La construccin de cercos extensos est asociada al manejo de la gran hacienda pecuaria de crianza extensiva, que est en la raz econmica del pas. En aquellas reas del territorio, donde la piedra de ciertas caractersticas de tamao y forma, adecuadas para fines constructivos est disponible en superficie, se ha utilizado como material de construccin. Los cercos, corrales o mangueras y mangas, as como los cascos y puestos de estancia de piedra seca, constituyen intervenciones muy significativas en el paisaje rural histrico. Este paisaje rural en el ltimo cuarto de siglo XIX, con la generalizacin del alambrado de los campos, se transforma definitivamente en las unidades productivas de la estancia moderna.

    Existen antecedentes recientes de investigaciones arqueolgicas en el medio rural del perodo colonial, en particular en el departamento de Colonia (Lezama, 2004, Geymonat, 2011), no obstante, la arquitectura rural como rea temtica no ha sido abordada como campo especfico.

    Otros abordajes disciplinarios se han interesado por jerarquizar los vestigios de construccin en piedra del medio rural de valor histrico. Ejemplo de ello es la publicacin de Barrios Pintos (1964). En los ltimos aos con la ejecucin de estudios de impacto arqueolgico y cultural de emprendimientos en el medio rural1, los arquelogos han recomendado la proteccin y puesta en valor de distintos ejemplos de arquitectura rural, tanto en piedra seca, como en adobe. Estos ltimos presentan menor visibilidad ya que se trata de rancheros construidos en tierra, de los que solo quedan microrelieves. El presente equipo, a partir del 2007, ha profundizado trabajos puntuales de documentacin e interpretacin arqueolgica de cercos y construcciones de piedra seca, en particular en los establecimientos La Teja2 Araz3 y Tres rboles4. En 2010 desde la Facultad de Veterinaria, Rodolfo Sienra presenta un proyecto de investigacin sobre el tema5. En el mismo sentido de promover su valoracin, han aparecido artculos periodsticos y desde el arte se han montado muestras fotogrficas para sensibilizar sobre la temtica6.

    1 Disposiciones previstas en la ley 16.466 / Decreto reglamentario 435/94. 2 Toscano A., Femenas J. & A. Florines. 2007. Informe Final Evaluacin Arqueolgica Plantacin

    forestal con Pinus taeda en el Establecimiento La Teja, padrn N 4245. Departamento de Durazno. Comisin del Patrimonio Cultural de la Nacin. Expediente 535/06.

    3 Toscano A. y A. Florines. 2007. El Araz Depto. de Durazno. Informe para Empresa Forestal 4 Toscano A. y A. Florines. 2009.Tres rboles Depto. de Ro Negro. Informe para Empresa Forestal 5 Ricardo Sienra Mangueras y cercos de piedra: un patrimonio histrico rural a preservar

    http://www.patriada.com.uy/cercos-y-mangueras/mangueras-y-cercos-de-piedra/ Diciembre de 2010 consultado 12/04/2011.

    6 Artculo de prensa de E. Roland E. 2010 Expositor Marcelo Puglia. 2008. Arboretum Lussich. Exposicin fotogrfica De las vaqueras al alambrado la arquitectura rural en los siglos XVIII y XIX.

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    Los cercos y corrales de piedra tienen alta visibilidad en el paisaje y se reconoce en ellos un origen histrico, sin embargo, no han sido aun puestos en valor. A excepcin de un decreto de proteccin que promulg la Junta Departamental de Tacuaremb7, el pas no cuenta con disposiciones de proteccin patrimonial especficas para este tipo de bien.

    7 Resolucin 20/05 del Legislativo de la Junta Departamental de Tacuaremb. 22 de setiembre de 2005. Res. 2025/05 del 4 de octubre de 2005. Declarar de inters para el patrimonio histrico departamental la conservacin de los cerritos de indios, y cercos, corrales y mangueras de piedra, existentes en el departamento de Tacuaremb (expediente 3902/2005).

  • Captulo 2. rea Investigada

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    2. REA INVESTIGADA

    El rea investigada se restringe al sector del cerco comprendido dentro de los parques elicos Caracoles I y II, con 7,5 km de extensin. El cerco de la sierra de los Caracoles puede ser considerado como una unidad constructiva.

    A partir de la fotolectura de imgenes satelitales, se identificaron tramos de cerco en la cumbre de la sierra que se extienden por aproximadamente 40 km. El mismo se desarrolla de Sur a Norte, con escasas interrupciones entre el abra de Perdomo - prximo a la ruta 9 - y el lmite departamental con Lavalleja, en el valle del arroyo del Aigu.

    Al Sur del abra de Perdomo, en direccin a la laguna del Sauce y la costa platense, continua la misma serrana. Esta porcin se denomina Sierra de la Ballena, la cual da nombre a la formacin geolgica que incluye a la sierra de los Caracoles. En diversos tramos de la Sierra de la Ballena tambin existen cercos de piedra asociados a los afloramientos rocosos de las cumbres, con lo cual la extensin global del cerco sera aun mayor.

    Ubicacin del cerco de la sierra de los Caracoles en la imagen satelital8. Trazo rojo sector analizado. Trazo anaranjado tramos de cerco identificados en el resto de la sierra.

    8 Imagen satelital tomada de Google Earth (2010)

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    Imagen satelital 8 en perspectiva donde se observa la orientacin direccionada en franjas paralelas de los afloramientos fracturados. Coincidentemente con stas se ubica el cerco.

    El afloramiento rocoso de la serrana de los Caracoles presenta un direccionamiento al NNE, que desde una perspectiva area le otorga un aspecto distintivo en su entorno paisajstico. Corresponde a la formacin geolgica Sierra Ballena (zona de cizalla de Sierra Ballena, ZCSB), constituida por rocas metamrficas cataclsicas y milonticas que presentan alta fracturacin y diaclasado (cf. Preciozzi, F. et. al. 1985:49). Esta caracterstica particular de fisura, hace que la roca que aflora sea de fcil extraccin en forma de bloques paraleleppedos, las que son especialmente apropiadas para la construccin de los cercos de piedra y otras estructuras.

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    Afloramiento de rocas metamrficas diaclasadas que presenta una alta fracturacin natural.

    Aspecto del cerco alineado sobre el propio afloramiento que proporcion la roca para su construccin.

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    El tramo de cerco estudiado presenta 24 interrupciones en su desarrollo, determinando 25 segmentos que fueron registrados como distintas unidades de anlisis. Las referidas interrupciones son en su mayora el resultado de cortes y modificaciones realizadas a posteriori de su construccin a travs del tiempo en funcin de los cambios en el uso del territorio. Ejemplo de ello es la caminera rural que atraviesa la sierra en sentido Este-Oeste seccionando la estructura. Tambin se ha observado un tramo en que la interrupcin responde a la peculiaridad del terreno, dnde un acantilado ofrece una barrera natural e hizo innecesaria la construccin del cerco.

    Tabla Diferentes tramos documentados y sus longitudes.

    Tramos longitudCerco D 331 mEste tramo contina al sur; la medicin por consiguiente va hasta dnde se hizo el registro Cerco Transversal 01E 427 mCerco C Tramo 01 276 mCerco C Tramo 02 91 mCerco C Tramo 03 244 mCerco C Tramo 04 186 mCerco Transversal 04E 106 mCerco Transversal 04W 365 mLos tramos transversales continan al E y al W; la medicin por consiguiente va hasta dnde se hizo el registro GPS Cerco C Tramo 05 188 mCerco C Tramo 06 386 mCerco C Tramo 07a 54 mCerco C Tramo 07b 376 mCerco C Tramo 08a 334 mCerco C Tramo 08b 372 mCerco C Tramo 08c 340 mCerco C Tramo 09 23 mCerco C Tramo 10 57 mCerco C Tramo 11a 85 mCerco C Tramo 11b 282 mCerco C Tramo 12 309 mCerco C Tramo 13 286 m Cerco Transversal 13W 82 m Acantilado 126 m

    Cerco C Tramo 14 239 m Cerco C Tramo 15 extendido con Google earth 2302 m

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    Parque Elico Caracoles 2 Aerogenerador (WT) 10-09 Tramos de Cerco 01 02 / Transversal 01E / Cerco D

    Plano del relevamiento de campo del cerco (Andrs Florines).

    Cerco D

    Cerco Transversal 01 E

    Cerco C Tramo 01

    Cerco C Tramo 02

    WT 10

    WT 09

    0 50 100 m

    Coordenada de referencia:21 HE 686.600 - S 6.162.400UTM (WGS 84)

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    Parque Elico Caracoles 2 Aerogenerador (WT) 08-07-06 Tramos de Cerco 03, 04, 05, 06, 07 / Transversal 04E / Transversal 04W

    Transversal 07E / Transversal 07W

    Plano del relevamiento de campo del cerco (Andrs Florines).

    Coordenada de referencia:21 HE 686.600 - S 6.163.500UTM (WGS 84)

    0 50 100 m

    Cerco Transversal 07 WCerco Transversal 07 E

    WT 06

    WT 07

    WT 08

    Cerco C Tramo 07a_b

    Cerco C Tramo 06

    Cerco C Tramo 05

    Cerco Transversal 04 W

    Cerco Transversal 04 E

    Cerco C Tramo 04

    Cerco C Tramo 03

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    Parque Elico Caracoles 1 Aerogenerador (WT) 01 Tramo de Cerco 08 intermedio entre Parque 1 y Parque 2

    Plano del relevamiento de campo del cerco (Andrs Florines).

    Coordenada de referencia:21 HE 686.600 - S 6.165.500UTM (WGS 84)

    WT 01

    Cerco C Tramo 08 a_b_c

    0 50 100 m

    Parque Elico Caracoles 1 Aerogenerador (WT) 01-02-03,04,05

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    Tramos de Cerco 09, 10, 11, 12, 13, 14, 15 Transversal 13 W Acantilado

    Plano del relevamiento de campo del cerco (Andrs Florines).

    100 m500

    Coordenada de referencia:21 HE 687.500 - S 6.166.500UTM (WGS 84)

    WT 05

    WT 04

    WT 03

    WT 02

    WT 01

    Cerco Transversal 13 W

    Cerco C Tramo 15

    Acantilado

    Cerco C Tramo 14

    Cerco C Tramo 13

    Cerco C Tramo 12

    Cerco C Tramo 11a_b

    Cerco C Tramo 10

    Cerco C Tramo 09

  • Captulo 3. Construccin en Piedra Seca

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    3. CONSTRUCCIN EN PIEDRA SECA

    Las construcciones de piedra seca tienen un origen muy antiguo que se remonta a los primeros ensayos de sociedades complejas agro-pastoriles del Viejo Mundo9, entre el tercer y quinto 5 milenio antes de nuestra era. Las estructuras en piedra ms tempranas se asocian a este perodo neoltico, pero de all en ms han sido tradicionales en todo el mundo. En Europa en particular tienen una tradicin milenaria y constituyen parte del paisaje cultural de las islas Britnicas e Irlanda, de la costa e islas del Mediterrneo, adems de Galicia, Len, Asturias y los Pirineos. Tambin tienen una gran tradicin en las islas Canarias. La tcnica europea de la piedra seca llega al Ro de la Plata precisamente con los inmigrantes de estos sitios, principalmente vascos, italianos, catalanes, gallegos y canarios.

    En Amrica del Sur, en el perodo precolombino, las culturas originarias andinas desarrollaron tambin la tcnica de construccin en piedra seca, la cual se expandi por toda su rea de influencia. En el Noroeste argentino las construcciones de piedra seca, en particular los cercos, se conocen como pircas (del quechua, pared).

    En tema de la construccin en piedra seca se estudia como una especializacin por parte de arquelogos e historiadores de la arquitectura desde hace dcadas. La investigacin y puesta en valor de estas construcciones se ha desarrollado especialmente en Inglaterra, que est a la vanguardia en la temtica.

    La denominacin piedra seca en espaol tiene sus equivalentes en otros idiomas del mundo occidental y alude a un significado muy especfico: Drystone (ingls), pedra en sec (cataln), pierre sche (francs), pietra a secco (italiano).

    PIEDRA SECA: Es la tcnica constructiva de estructuras de piedra en la cual los mampuestos que la constituyen quedan dispuestos de tal forma que resultan auto portantes. Su principal caracterstica es que no se utiliza otro material que la misma piedra.

    La piedra seca es tan durable debido a que no contiene mortero que pueda quebrarse o caer, sino que se mantiene unido solamente por el peso de la piedra, y por la maa del constructor que seleccion y encaj las piedras juntas. () Una estructura correctamente construida de rocas resistentes no hay nada en ella que pueda deteriorarla o derribarla () all donde las piedras en superficie eran muy abundantes, la construccin de muros de piedra seca fue la forma primordial de limpieza del terreno para el pastoreo y el cultivo (Brooks A., Adcock S. & E. Agate 2003).

    Los muros de piedra seca dominan el paisaje rural donde quiera que la roca est disponible en superficie y se requiera algn tipo de demarcacin territorial para el manejo de los rodeos. La piedra seca es infinitamente reciclable de forma que una estructura desmantelada, debido a que perdi su valor de uso, se utilizar en otra estructura prxima para el mismo u otros fines.

    9 Se denomina Viejo Mundo a los continentes conocidos por los europeos antes de que descubrieran Amrica, a la que se denominaron Nuevo Mundo.

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    En el Ro de la Plata la tcnica de la piedra seca se desarrolla en el medio rural a travs de diferentes tipos de estructuras. En cuanto a los cercos y corrales conviene realizar una precisin terminolgica ya que existen denominaciones especficas para cada caso. Tomando como base la obra de Daniel Granada (1890) distinguimos cercos, corrales y mangas o mangueras [ver Anexo I].

    Los corrales de piedra seca son estructuras cerradas de forma circular o cuadrangular de dimensiones altamente variables, desde una decena a varios cientos de metros de lado en las poligonales y de hasta 150 m de dimetro en las circulares. Por lo general, tienen una o dos entradas o porteras; cuando son dos se localizan opuestas. Las paredes son de seccin trapezoidal y pueden ser de pared simple o doble. El desarrollo de la pared es compacto excepto por los pequeos huecos que situados en lugares estratgicos sirven de drenaje a las aguas interiores. Su funcin es la guarda transitoria de animales.

    Las mangas de piedra seca son pares de cercos de extensiones variables dispuestos en forma convergente a modo de tubo o brete10. Su extensin es variable, decenas o cientos de metros. Las mangas extensas pueden tambin estar constituidas por un solo cercado dispuesto de tal forma de aprovechar algn accidente natural como por ejemplo cursos de aguas con montes densos, acantilados o escarpas. Tal disposicin favorece la conduccin y acorralamiento de los rebaos sujetos a pastoreo. Son una estructura para el manejo de las haciendas. De este trmino se deriva el verbo de uso local manguear para referirse a las acciones de conduccin y embretado de ganado.

    Las mangueras por derivacin de las mangas son los corrales de gran extensin a dnde son conducidas las haciendas mediante los bretes o mangas. Es sinnimo de corral, pero referido en particular a los de gran superficie.

    Los cercos de piedra seca son las estructuras de mayor extensin alcanzando cientos o miles de metros, apenas interrumpidos por las sendas o caminos o por accidentes geogrficos como cursos de agua o acantilados. Cumple la funcin demarcadora de las propiedades al tiempo que sirve de barrera para diferenciar las haciendas propias de las ajenas. Por su extensin y por consiguiente el alto volumen de piedra demandado en su construccin requiere que exista disponibilidad en superficie del recurso as como la facilidad de su extraccin y los medios para transportarla. Su construccin solo ha sido posible en los sitios dnde se dan las referidas condiciones naturales y la suficiente disponibilidad de mano de obra y conocimientos constructivos. Es frecuente encontrarlos en las serranas pedregosas y en las colinas o lomadas asociadas a afloramientos rocosos en escarpa.

    10 Brete es una expresin del Rio de la Plata que refiere al pasadizo corto entre dos estacadas, con atajadizos en ambos extremos para enfilar el ganado Diccionario de la Real Academia Espaola (2001). Su verbo derivado de uso local corriente embretar, significa conducir los animales hacia un brete.

  • Captulo 4. Investigacin Arqueolgica

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    4. INVESTIGACIN ARQUEOLGICA

    4.1 Antecedentes La mayora de la poblacin del departamento de Maldonado conoce la existencia del largo cerco de piedra que caracteriza la cima de la sierra de los Caracoles. Su longitud prxima a los 40 km y su entereza, han generado muchas conjeturas debido a que hasta el momento no fue objeto de un debido estudio. La tardanza en realizar una apropiada investigacin arqueolgica, se enmarca en la postergacin que ha sido objeto el estudio de la arquitectura rural. La evidencia de la enorme mano de obra que ha demandado el cerco y en muchos casos de trabajo forzado, condujo a que se lo interpretara como testimonio de un perodo histrico temprano. Simultneamente la ubicacin estratgica que ha ocupado el rea de la sierra de Caracoles en la historia de la regin tambin contribuy a que se lo vinculara al perodo colonial. En base a estos factores, se generaliz la idea de que el cerco podra ser testimonio de las estancias misioneras del siglo XVIII. 4.2 Caractersticas generales El cerco cumpli eficazmente la funcin de evitar el trnsito del ganado entre las distintas propiedades de la tierra. Su construccin fue condicionada por criterios de economa de los recursos de manera que se lo erige en funcin de la disponibilidad de la piedra y ubicando su emplazamiento aprovechando al mximo las particularidades topogrficas del lugar. Estas dos condicionantes explican cierta diversidad de soluciones constructivas que se van alternando a lo largo del cerco en el rea de estudio. El cerco se desarrolla en funcin de las distintas opciones que ofrecen los diferentes afloramientos rocosos (granitoides milonticos) que emergen a travs de varias lneas paralelas y longitudinales a lo largo de la cima y laderas de la sierra de los Caracoles. Los afloramientos irrumpen en planos con distintas inclinaciones generando pequeos desniveles en el terreno a partir de los cuales se generaron un sin nmero de rocas con formas paraleleppedas11 de diferentes tamaos, ideales para la mampostera12 en seco. Estas canteras naturales de mampuestos13 paraleleppedos indujeron a la construccin de los referidos cercos. Estos afloramientos no slo proveyeron de los mampuestos sino tambin determinaron el curso de los cercos debido a que algunas de las lneas de afloramientos coincidan o se aproximaban a los lmites de las propiedades que lindaban prximos a la divisoria de las aguas en la cima de la sierra. El prolongado cerco en la cumbre de la sierra asegur una valla para los ganados entre las propiedades de la vertiente Noreste y de la Suroeste.

    11 Refiere a una forma de prisma, con seis caras que tienden a ser paralelas 12 Obra hecha con mampuestos colocados y ajustados unos con otros sin sujecin a determinado

    orden de hiladas o tamaos. Diccionario de la Diccionario de la Real Academia Espaola (2001). 13 Piedra sin labrar que se puede colocar en obra con la mano, Diccionario de la Diccionario de la

    Real Academia Espaola (2001)

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    El cerco de piedra longitudinal de la cima cuenta a su vez con distintos ramales transversales que bajan la ladera de la sierra delimitando propiedades dentro de una misma vertiente. Estos ramales transversales del cerco de piedra son cortos, debido a que sus rumbos perpendiculares a la sierra no coinciden con las canteras naturales que se dan longitudinalmente, por tanto tienen un escaso desarrollo en la medida que su construccin ha demandado un mayor esfuerzo en el traslado y suministro de los mampuestos naturales. 4.3 Distintas soluciones constructivas del cerco El largo cerco de la cima de la sierra de los Caracoles transmite, en primera instancia, una imagen de unidad y de uniformidad como si fuera la obra de un solo emprendimiento que se realiz en su totalidad en un determinado momento. Pero cuando se analiza en detalle, a lo largo de los 5km que comprende el rea de estudio, se constata una variedad de soluciones e improntas constructivas que testimonian la intervencin de diferentes equipos de trabajo. Esto se advierte por la presencia de distintos modelos constructivos y formas de terminacin. Un mismo modelo constructivo se lo verifica en distintos tramos presentando formas dismiles de terminacin que testimonian variaciones operativas de los constructores a cargo, como as tambin diferentes niveles de adiestramiento que tuvieron los distintos trabajadores que participaron en la construccin de los diferentes tramos. Este anlisis de detalle no impide ver que la diversidad de propuestas convergen en un denominador comn: comparten ciertos promedios en las alturas entre 0,90 m a 1,30 m, y el ancho superior del cerco entre 0,40 m a 0,65 m, logrando de esta manera cumplir el propsito comn de impedir el libre trnsito de las distintas haciendas (ovinos bovinos y equinos) de los diferentes propietarios de la tierra en el marco de las medidas estndares establecidos en esta materia. La observacin de la estructura del cerco en los referidos 5 km permitieron identificar tres tipos de diseos constructivos: 1) Pared doble con cajn 2) Pared doble sin cajn y 3) Pared simple, a partir de los cuales se verifica una gama de matices en funcin de las distintas variables que han incidido en el proceso constructivo de sus diferentes tramos. Por tal motivo nos remitiremos a ilustrar ejemplos claros de las tres formas constructivas bsicas registradas en el Complejo de Parques Elicos Emanuelle Cambilargi sierra de Caracoles I y II de UTE. 4.3.1 Tipo pared doble con cajn

    Este diseo se remite al modelo tradicional europeo de cajn que parte de un cimiento de mampuestos semienterrados en el terreno a partir del cual se erigen dos paredes paralelas con una luz interior -cajn- que se rellena con pequeas piedras. El conjunto de ambas paredes constituye el ancho total del cerco. El ancho de la base de ambas paredes es mayor al ancho de la cima de las dos paredes debido a que ambas paredes presentan una inclinacin hacia adentro, con un perfil a modo de trapecio issceles.

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    Ilustracin tomada de Brooks A., Adcock S. & E. Agate 2003

    Ilustracin A.F. (Andrs Florines)

    El planteo de las paredes levemente inclinadas hacia adentro logra consolidar la estabilidad y resistencia del cerco. La parte superior del cerco es coronada por un mampuesto que oficia de tapa del cajn logrando trabar ambas paredes en su parte superior. En el cerco de Caracoles la tapa del cajn tiene un ancho mayor a la parte superior de ambas paredes. Esta tapa no solo traba sino tambin protege la estructura interna del cajn, generalmente sobresale pocos centmetros del plomo de la pared evitando su erosin y alteracin.

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    En el contexto de la sierra de los Caracoles, donde prevalecen las formas naturales paraleleppedas, los mampuestos se estiban por las bases ms amplias de manera que cada pieza tenga la mayor estabilidad, procurando planos horizontales. A su vez el operario antes de emplazar la pieza, palpa el peso del mampuesto de manera de colocarlo orientado con su parte ms pesada hacia el interior de la estructura del cerco, determinando que los mampuestos tengan una tendencia centrpeta a la estructura de paredes fortaleciendo su cohesin. Para conciliar estos objetivos se vale de pequeas piezas de nivelacin que permiten compensar las irregularidades de los mampuestos siguiendo las mencionadas directivas constructivas.

    Ilustracin A.F. (Andrs Florines)

    Ubicacin de puntos de observacin del cerco de tipo pared doble con cajn.

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    Muestreo de medidas

    Dos ejemplos registrados en Tramo 11

    Detalles registrados en Tramo 1, de planta y de perfil

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    Detalles registrados en Tramo 11, de perfil y de planta

    4.3.2 Tipo pared doble sin cajn Se trata de un sistema de pared doble que omite el cajn formal que presenta el modelo anterior; ambas paredes se tocan y se apoyan recprocamente. La ausencia del cajn es compensada con la aplicacin de algunos mampuestos que ofician de traba, debido a que se apoyan en ambas paredes siendo del ancho total del cerco, pieza traviesa. Las paredes estn erigidas con el mismo modelo anterior: se inician con un ancho basal mayor que el ancho final superior de manera que mantiene una seccin interna de trapecio issceles, determinando sus paredes levemente inclinadas hacia su interior. El grado de inclinacin de las paredes es menos pronunciado que el modelo anterior, transmitiendo una percepcin como si estuvieran a plomo. Mantiene la misma forma de colocar y orientar los mampuestos en funcin de su peso, mitigando las irregularidades de los mampuestos con el uso de piezas de nivelacin. Tiene tapa de las mismas caractersticas que el modelo anterior.

    Este modelo es el que predomina con mayor frecuencia en el rea de estudio de la sierra de los Caracoles. Inferimos que se trata de una solucin ms expeditiva y econmica que el modelo anterior y que a la vista del tiempo ha logrado la misma resistencia y eficacia.

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    lustracin A.F. (Andrs Florines)

    Ubicacin de puntos de observacin del cerco de tipo pared doble sin cajn

    Muestreo de medidas

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    Registros de Tramo 13, perfil.

    Registros de Tramo 13, planta

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    Tramo 7b detalles de planta y perfil

    4.3.3 Tipo pared simple Consiste en una estiba de mampuestos de grandes tamaos que por su propio peso y dimensiones aseguran una estabilidad que les permite perdurar en el tiempo. Este procedimiento de pared simple tambin se complementa y se subordina con mayor dependencia al aprovechamiento de las vallas naturales que ofrecen los distintos afloramientos. Dentro del rea de estudio, en los sectores de pared simple, se advierte que existiendo en el entorno una razonable disponibilidad de mampuestos medianos y pequeos, se ha preferido la movilizacin y utilizacin de los grandes mampuestos de enorme peso. Se trata de una modalidad muy rudimentaria que por encima del eventual uso de tcnicas de palanca ha demandado un trabajo humano particularmente forzado propio de relaciones de esclavitud.

    Ilustracin A.F. (Andrs Florines)

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    Ubicacin de puntos de observacin del cerco de tipo pared simple

    Muestreo de

    medidas

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    Diseo de una pared simple erigida con grandes mampuestos. Tramo 8

    Se observa una pieza de gran porte, de 0,86 m. de altura, ancho de 1,50 m. y 0,43 m espesor, que fue movilizada para incorporarla en la lnea del cerco y colocada de canto a efectos de cumplir con los promedios de altura y ancho que prevalecen en todo el cerco del rea. Tramo 8.

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    Detalles de Tramo 8

    Aprovechamiento del obstculo natural del afloramiento y escarpa complementado con hiladas de mampuestos de diferentes tamaos incluyendo la movilizacin de grandes

    mampuestos, Tramo D Sector Sur.

    4.3.4 Demarcacin de piedra y alambrado

    En un ramal transversal del cerco principal (tranversal T01E) con rumbo Este/Oeste se document la existencia de un alineamiento de mampuestos semienterrados ubicado junto a un cerco actual de alambrado moderno. Algunos sectores de este alineamiento de piedras presentan hiladas de mampuestos que no sobrepasan los 0,35 m. de altura. Esta demarcacin cuenta con unos postes de piedras muy rudimentarios, de 0,90 m a 1,1 m de altura, ubicados aproximadamente cada 20 o 25 metros, con un refuerzo de mampuestos a su alrededor para compensar la poca profundidad con que fueron enterrados. La irregularidad de los contornos de estos postes pone de manifiesto un laboreo rudimentario, que los diferencia de los postes tradicionales de granito que son frecuentes en el pas. Uno de stos postes conserva an una atadura de alambre grueso (8 mm.).

    Se ha inferido que se trata de un testimonio de las primeras etapas de los alambrados sobre la sierra, de poca altura, probablemente pensado para ganado ovino. En mrito de la disponibilidad de piedras se implement una solucin intermedia donde se formaliz una demarcacin con piedra y se levant la valla con el recurso del alambrado.

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    Alineamiento de piedras que coinciden con la instalacin de un alambrado moderno, Tramo D

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    Alambrado moderno junto a vestigios de primeros sistemas de alambrado apoyados con postes rsticos de piedra,Tramo D .

    Poste rstico

    Alambre viejo

    Demarcacin de piedra junto a alambrado. Tramo D

    Demarcacin de piedra junto a alambrado. Tramo D

  • Captulo 5. Anlisis del Contexto

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    5. ANLISIS DEL CONTEXTO HISTRICO

    La introduccin y prodigiosa reproduccin de los ganados vacunos y equinos, en lo que hoy es territorio nacional, se produce en la primera mitad del siglo XVII. Este factor, ms que la conquista, marcar fuertemente el destino del territorio y de sus habitantes originarios. El inicio de la explotacin pecuaria fue realizado por los Jesuitas Misioneros y por los pobladores de Buenos Aires. Tambin los portugueses a partir de 1680 compitieron por el recurso. Las primeras referencias a construcciones para el manejo de ganado corresponden a los Jesuitas Misioneros en sus vaqueras14. En el Uruguay, la mayor parte de los cercos y corrales atribuidos a los Jesuitas se encuentran al Norte del Ro Negro.

    Durante el siglo XVIII se produce la efectiva colonizacin del territorio a partir de la fundacin de los enclaves portuarios de Montevideo y Maldonado. Es el perodo del reparto de tierras a los colonos patricios que desplazan a la vaquera Jesuita con sus grandes estancias. Al Sur del Ro Negro este proceso fue ms acelerado por la proximidad a los nuevos ncleos urbanos. En este perodo tambin se construye infraestructura para el manejo de los ganados, incluyendo estructuras en piedra seca.

    Posteriormente, durante la primera mitad del siglo XIX, el proceso de emancipacin y consolidacin del Estado independiente, constituye un perodo de gran turbulencia, pero al mismo tiempo es cuando se produce el reparto de la totalidad de las tierras productivas de la nacin. En la segunda mitad del siglo XIX, la campaa se ir pacificando paulatinamente haciendo viable nuevos tipos de tenencia y explotacin de la tierra y sus recursos. En este perodo se produce una gran inversin en infraestructura, favorecida por la creciente demanda de carne, cuero y lana por parte de los mercados mundiales.

    En relacin al origen del cerco de la sierra de los Caracoles, pueden encontrarse diversas opiniones. Para el investigador Martnez Rovira (2002), que ha abordado la historia local, la mayora de las construcciones en piedra del departamento de Maldonado, tendran su origen antes de la Guerra Grande. Esta perspectiva relativiza la postura de los historiadores que se han interesado genricamente por la temtica de la construccin en piedra en el pas en alguna de sus obras (Barrios Pintos A. 1965; 1968; Nahum, B. 1968; Barrn, J. s/d, 2011). Los citados historiadores consideran que la mayor parte de los cercos y mangueras de piedra de la campaa, corresponden al perodo posterior a la Guerra Grande.

    A pesar de las opiniones autorizadas de los investigadores, en algunas reseas histricas del departamento de Maldonado, orientadas al turista y al negocio inmobiliario15, se ha sealado que el cerco de piedra de la sierra de los Caracoles fue obra de los Jesuitas Misioneros. Dada la controversia planteada, dilucidar el origen del cerco, es precisamente uno de los objetivos principales de este estudio.

    14 Vaquera es una denominacin de uso en el Ro de la Plata durante el perodo colonial que refiere a los campos abiertos sin ms demarcacin que los accidentes naturales destinados a la reproduccin del ganado. Los ganados chcaros all reproducidos eran cazados y arreados peridicamente en grandes rebaos para ser sacrificados y extraer sus cueros, y para servir al abasto de carne de las Misiones Jesuticas. 15 Esta opinin se expresa en diferentes medios: Diario de Infonegocios, edicin digital del 4 de junio de 2010 : http://www.infonegocios.biz/nota.asp?nrc=14472&nprt=1 Circuito Sierra de los Caracoles. Ecoturismo en Punta del Este. http://www.sierradeloscaracoles.com/index.html (consultada en agosto de 2011)

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    A continuacin se presenta un cuadro sntesis16 de los diferentes perodos o ciclos econmicos vinculados al recurso pecuario. La interrogante que pretende responder esta investigacin es en cul de stos perodos se construye el cerco de la sierra de los Caracoles. La primera va de aproximacin para conseguir este objetivo es el conocimiento del contexto econmico y social de cada uno de los perodos.

    I) Ciclo del Cuero Grasa y Carne Salada 1650-1860 Este ciclo tiene diferentes momentos. Inicialmente es el cuero el nico artculo que se extrae para incorporar al circuito mercantil. Luego pero con menor incidencia se incorpora la grasa y la carne salada. 1650-1767 La Vaquera Jesuita Ciclo del Cuero La vaquera jesuita es la forma de produccin predominante. Mina de carne. Manejo pastoril extractivo Abasto de carne para las Misiones Cuero para el mercado global Produccin de mulas para las minas andinas Produccin limitada de lana para consumo en las Misiones Cra de equinos

    Estancia de Buenos Aires (segunda campaa de Buenos Aires) Colonia del Sacramento (1680) Buenos Aires tuvo jurisdiccin sobre todo el territorio oriental, y luego de la fundacin de Montevideo mantuvo toda la porcin Oeste, al sur del Ro Negro. Colonia del Sacramento compiti con Buenos Aires y los Jesuitas en la explotacin de la riqueza pecuaria. Extraccin de corambres

    Concesin de ttulos de propiedad sobre tierras Realengas Independencia de Espaa (1811) (1750-1810) Provincia Oriental Invasin Luso Brasilea 1816-1828 Organizacin del Estado Oriental. 1830-1851 La carne salada va ganando relevancia a partir del siglo XIX. El saladero y la grasera.

    II) Ciclo de la Lana, Tasajo y el Cuero 1860-1914

    En este perodo la oveja se incorpora como un nuevo recurso en los rodeos. La lana experimenta un ascenso exponencial en su produccin. Tambin es el perodo de apogeo del tasajo. El militarismo propicia el disciplinamiento y pacificacin de la campaa. Surge la Asociacin Rural del Uruguay y se promulga el primer Cdigo Rural. Se generaliza el alambrado de los campos demarcando con precisin la propiedad privada. Aumento del valor de la tierra y el ganado. Mejora gentica de los rodeos. Afianzamiento de la propiedad privada rural. Ley de Vagancia. Expulsin de poblacin rural de los latifundios y consolidacin del modo de produccin capitalista. III) Ciclo de las Carnes Refrigeradas, la Lana y el Cuero 1914- al presente

    16 Para la elaboracin del cuadro se tom como referencia: Barrn J. y Nahm B. 1984. Moraes I. 2008.

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    5.1. Anlisis de los perodos histricos y sus posibles vinculaciones con el

    cerco de la sierra de los Caracoles

    I) Ciclo del Cuero Grasa y Carne Salada 1650-1860 Este perodo est caracterizado por el manejo pastoril extractivo extensivo. La colonizacin temprana haba hecho foco en la extraccin de metales preciosos; la vaquera se enfoc en otro tipo de recurso: la Mina de Carne. Los rebaos requeran escaso manejo y casi nula infraestructura. Sin embargo, era necesaria la presencia espordica de pastores y arrieros baquianos17 de origen guaran misionero. A este perodo se deben buena parte de los toponmicos del Uruguay (Gonzlez R. & S. Rodrguez 1982). El actual departamento de Maldonado fue parte de la gran Vaquera del Mar. Los toponmicos actuales Aigu, Carap y Tupamba tendran origen guaran debido a la presencia de baquianos de ese origen. La sierra de los Caracoles no figura como tal en ninguna referencia temprana y tampoco hay un nombre para denominarla durante el los siglos XVII y XVIII. Las serranas se conocern genricamente como las sierras o montaas de Maldonado. De este perodo, en el departamento de Maldonado, no ha quedado ninguna construccin de infraestructura rural en piedra, que pueda atribursele un origen inequvocamente Jesuita Misionero. Para el manejo de los rebaos se utilizaban las denominadas horquetas o rinconadas naturales de espeso monte nativo de ros y arroyos, as como tambin las abras o quebradas acantiladas. Se descarta por consiguiente, la adscripcin del cerco de piedra de la sierra de los Caracoles a esta etapa.

    17 Baquiano refiere al individuo experto, prctico de los caminos, trochas y atajos Diccionario de la Real Academia Espaola (2001).

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    Ilustracin de arreada de ganado. Acuarela de Florian Paucke, circa 1752.

    Ilustracin de cruce de un ro con caballadas. Acuarela de Florian Paucke, circa 1752.

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    El territorio al Sur del Ro Negro, particularmente el litoral del Ro Uruguay y Ro de la Plata, fue durante el siglo XVII parte de la Estancia de Buenos Aires. La Banda Oriental del Uruguay, era conocida como la segunda campaa de Buenos Aires y de ella se extraan lea y ganados. Luego de la fundacin de Colonia del Sacramento (1680), los portugueses pasan a ser un competidor ms por la extraccin de recursos pecuarios al Sur del Ro Negro, en alianza con grupos indgenas originarios. El clmax de estas tensiones por el control del territorio y sus recursos, se da hacia mediados del siglo XVIII, con los lmites establecido por el Tratado de Madrid en 1750. De acuerdo al trazado establecido por la comisin demarcadora, la frontera entre las dos Coronas atravesaba la jurisdiccin de Maldonado.

    De acuerdo al tratado de Madrid los lmites entre los Reinos de Espaa y Portugal quedaban establecidos comenzando por Castillos en la costa Atlntica, siguiendo hacia el Oeste por las serranas divisorias de aguas entre el Ocano y la Laguna Mern y luego hacia el Norte buscando las cabeceras del Ro Negro (ver mapa Jesuita).

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    Mapa Jesuita que referencia la lnea divisoria con Portugal acordada en el tratado de Madrid,

    circa 1750.

    Tomando como referencia la sierra de los Caracoles, la lnea de lmites atraviesa su extremo Norte, de Este a Oeste, a la altura de la Sierra de Carap y toma luego hacia el Norte, a la altura del actual lmite entre Maldonado y Lavalleja, prximo al lugar denominado hasta el presente Marco de los Reyes.

    La Comisin de Lmites establecida por el tratado plant solo 3 marcos18, como jalones demarcatorios de los dos Reinos: a) Punta de Castillos Grandes en el Cerro de la Buena Vista, prximo a la desembocadura del arroyo Valizas; b) Chafalote y, c) Marco de los Reyes, en la Sierra de Carap (cf. Mena Segarra, E. 1970:16).

    18 Se denominaba marco a los mojones de piedra que dan testimonio concreto de los lmites fsicos entre dos territorios.

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    A fines del siglo XVIII, Oyarbide, de camino al cerro Marco de los Reyes en la sierra de Carap, describe en detalle el rea y no menciona ningn cerco de piedra (Oyarbide, A. 1866). Su diario de viaje es relevante ya que de haber existido algn seguramente no lo hubiera omitido en su relato.

    La sierra de los Caracoles, por consiguiente, no forma parte del trazado de lmites del tratado de Madrid de 1750. No hay ninguna construccin demarcadora fuera de los aludidos marcos.

    Durante el siglo XVIII, a partir de las fundaciones San Fernando de Maldonado (1755) y de San Carlos (1763), en el perodo de dominacin espaola (que se extiende hasta 1810), se producen las primeras concesiones de ttulos de propiedad sobre las tierras realengas de sus respectivas jurisdicciones. De este perodo, como ha demostrado Martnez Rovira (2002), datan las primeras construcciones significativas de infraestructura rural, por ejemplo, molinos, casa y corrales de piedra. La carne salada va ganando cada vez ms relevancia a partir de principios del siglo XIX. La poblacin se asienta en el medio rural para defender sus haciendas y se desarrollan las pequeas industrias rurales del saladero y la grasera. La construccin del cerco de la sierra de los Caracoles podra haberse iniciado en este contexto, pero de ser as, habra quedado documentado en los archivos judiciales y por esta razn se destinar el captulo 6 a investigarlos. El movimiento independentista iniciado en 1811 da comienzo a un perodo de inestabilidad que durar dcadas. El mismo incluye el perodo revolucionario, el ciclo Artiguista (1811-1820), la invasin Luso-Brasilea y la Provincia Cisplatina (1816-1828), la organizacin del Estado Oriental del Uruguay (1828-1830) y la Guerra Grande (1839-1951). La propiedad de la tierra ya estaba mayormente repartida en el rea de inters del departamento de Maldonado previo a 1811, de forma que las modificaciones en la tenencia fueron por herencia o por compraventa. En los documentos sucesorios consultados en el Archivo General de la Nacin (en adelante AGN), se observa una creciente precisin en la demarcacin de los lmites de las propiedades con la participacin de peritos. Dichos lmites, al principio, eran solo referidos genricamente a accidentes geogrficos notorios. En cuanto a las caractersticas del manejo de las haciendas, en un escenario de lmites difusos de los predios y generalizado robo de ganado, era necesaria la participacin de abundante mano de obra para contener y vigilar la hacienda. El robo de ganado es objeto de numerosos juicios, como consta en los archivos judiciales consultados para este perodo en el AGN. En cuanto a la construccin de infraestructuras, como ya lo seala Martnez Rovira, los documentos sucesorios destacan construcciones de piedra como viviendas, as como tambin corrales y mangueras. La estancia como unidad productiva es estas condiciones de inestabilidad requera la construccin de puestos para defender la estancia y controlar la hacienda. Sin embargo, no estaban dadas las condiciones aun de rentabilidad de la produccin, como para emprender obras de infraestructura de mayor alcance como el cerco de piedra de la sierra de los Caracoles. El siguiente cuadro muestra datos estadsticos demogrficos y productivos del departamento de Maldonado en 1859, previo a la gran transformacin que se opera en el ciclo siguiente.

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    Datos estadsticos de los departamentos de Maldonado y Minas en diciembre de 1859. Tomado de J.M.Reyes, 1859:285.

    II) Ciclo de la Lana, Tasajo y el Cuero 1860-1914 A posteriori de la Guerra Grande, si bien continu la inestabilidad poltica en la organizacin del Estado, comienzan a generarse las condiciones objetivas para una transformacin sustantiva en la produccin pecuaria. A partir de una creciente demanda internacional, la produccin de lana tiene un ascenso exponencial en su produccin. Tambin es un perodo de apogeo de la produccin de tasajo. Las notables transformaciones ocurridas a comienzos de este ciclo fueron esclarecidas por Barrn (1968, 2011), Nahum (1968) y por Castellanos (1973).

    La estructura econmica se modific. El ovino se incorpor a la explotacin del vacuno en la estancia de 1850-1870. De acuerdo al censo de 1852, la existencia ovina se reduca a 800.000 cabezas que daban de 400 a 500 gramos de lana criolla por cabeza, slo apta para colchones. En 1868 la existencia se estim en 17 millones que rendan 1,150 gramos de lana merino por cabeza, pues ya se haba iniciado el mestizaje con ejemplares procedentes de Francia y Alemania. La lana suple al cuero como principal producto de la

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    exportacin uruguaya en 1884, de ah en adelante, hasta que apareci con vigor la carne congelada en 1910-1920, la lana fue el principal rubro de ventas al exterior. Al ovino sigui el cercamiento de las estancias. Estas fueron alambradas entre 1870 y 1890 tanto para asegurar al propietario el uso exclusivo para sus ganados de las pasturas, como para permitir el mestizaje del ovino y el vacuno con razas europeas. El cerco dej desocupada a la mano de obra que antes custodiaba el ganado y gener un problema inslito de hambre y miseria rural. Esta desocupacin tecnolgica se convirti paradojalmente en un buen caldo de cultivo para las ltimas guerras civiles de fines del siglo XIX y principios del XX. Ovino y cercamiento, dos enormes inversiones aumentaron la necesidad de orden interno que tenan los estancieros. Los terratenientes protagonistas de estos cambios se agremiaron y fundaron la Asociacin Rural en 1871, con el fin de imponer la paz interna a toda costa. El proletariado rural ya no poda optar entre la vagancia y la labor en las estancias, ahora deba trabajar para alimentarse. Los desocupados miserablemente en los llamados "pueblos de ratas", cambiando su anterior dieta carnvora por ensopados de escaso valor nutritivo. El servicio domstico o la prostitucin para las mujeres; el peonaje, la esquila, el contrabando y el robo de ganado para los hombres, fueron las actividades del gaucho moderno. Pero, ya empez a emigrar a las ciudades. (Barrn J.P. s.d. s.p)

    El advenimiento del militarismo en 1876 es una consecuencia de las transformaciones econmicas que consolidaron la alianza entre los poderosos grupos de hacendados rurales y comerciantes urbanos. La fundacin de la Asociacin Rural dio soporte al nuevo proyecto social. Una serie de eventos con consecuencias sociales profundas se desencadenan en pocos aos. El Cdigo Rural de 1875 y su actualizacin de 1879 que establece la obligatoriedad del cercado, la ley de Vagancia de 1881, que se impone con violencia en la campaa, son algunos de los hitos que consolidaron definitivamente la propiedad privada rural. El alambrado de los campos se realiza en pocas dcadas como una de las consecuencias de la mejora sustantiva que se opera en la renta de la tierra y a su vez esto permite la mejora gentica de los rodeos. Ya no es necesaria mano de obra para vigilar la hacienda y se expulsa compulsivamente a miles de personas de la tierra. Peones, agregados y sus familias fundan en pocos aos pequeos ncleos urbanos y rancheros por toda la repblica. En suma desaparece el Uruguay pastoril y emerge el modo de produccin capitalista en el medio rural. Es el perodo clave en la construccin de la infraestructura que conforma el paisaje rural que perdura hasta el presente. La transformacin acelerada de la campaa explicitada por Nahum (1968) es el contexto social y econmico favorable para origen del cerco de la sierra de los Caracoles.

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    En las regiones donde la piedra abundaba, se recurra a ella para la construccin de cercados, y todava quedan ejemplos en nuestra campaa de largusimas paredes bajas de piedra que delimitaban una propiedad, producto sobre todo del trabajo esclavo. (Nahum, B. 1968:63) se hicieron cercos de piedra, posibles -nicamente en los departamentos donde abundara sta o su transporte fuera fcil. Pero adems de sta y las otras desventajas que tena, su costo era tan elevado que dificultaban su difusin. As, por ejemplo, en la testamentara de Carlos Genaro Reyles, en 1886, consta que los cercos de piedra de sus estancias se tasaban en $ 0,60 el metro, y los de alambre a $ 0,18 el metro. (63) Como se aprecia, si bien el costo del alambrado fue bajando, las primeras inversiones fueron altsimas, superando en 1874, a la tercera parte del valor de la tierra. Luego, gracias a la medianera forzosa, su costo que alcanzaba a la cuarta parte de sta, baj a la octava en 1879, para pasar finalmente de la sexta a la doceava parte en 1882. (op.cit.:68) En la Revista de la Asociacin Rural del 15 de agosto de 1881, se calculaba que en 1879, segn declaraciones de la Contribucin Directa, existan 7.685 suertes de estancia en todo el pas. Si se alambraron 4.906 hasta 1882, quedaron sin alambrar 2.779, o sea, el 36 % del total. Se alambr, pues, hasta esta ltima fecha, el 64 % de las estancias del pas. De este 64 %, slo un 13 % lo hizo entre 1872 y 1876; el restante 87 % lo realiz entre 1877 y 1882. (op.cit.:66) Los primeros cercos de alambre de que tenemos noticia fueron utilizados en estancias para resguardar quintas cercanas a la casa principal, y quizs ovejas finas. En las testamentaras de Eduardo Mac Eachen, 1857; Diego Mac Entyre, 1861, y Roberto Young, 1864, figuran referencias al respecto. (op,cit.::64)

    Los cercos de piedra no son excepcionales en la campaa. All dnde hubo piedra disponible fueron construidos. Su construccin irrumpe como una respuesta a las transformaciones en las formas de produccin ganadera, a la necesidad concreta de viabilizar la mejora gentica y por ende la productividad de las majadas ovinas. Probablemente fue anterior a la generalizacin del alambrado, y coexisti con este hasta que se deja de construir por una cuestin de costos. En el enorme esfuerzo que demand su construccin, seguramente no fue ajena la mano de obra esclava, o el trabajo forzado, que perdur en la campaa bajo diferentes formas encubierto hasta finales del siglo XIX. Tampoco hubiera sido posible sin un excedente de brazos disponibles por muy poco salario, producto de las masivas expulsiones de poblaciones de las estancias y del creciente contingente de jvenes inmigrantes.

    Los primeros alambradores fueron inmigrantes extranjeros, principalmente vascos, quienes recorran las estancias en cuadrillas o comparsas trabajando a destajo a tanto por cuadra (Castellanos, A. 1973:76)

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    Barrios Pintos (1965), tambin alude a comparsas de italianos como responsables de la construccin de los grandes cercos de piedra. Estos inmigrantes, vascos, italianos y gallegos traan consigo la tecnologa de la piedra seca. Los antroplogos Vidart y Pi (1969:18) sealan a canteros y silleros vascos obligados muchas veces a trabajo forzado para rembolsar el precio del viaje al Ro de la Plata.

    El paso de los canteros vascos por el campo uruguayo perdura en cercos y mangueras de piedra. (foto y pie de foto: op.cit.:20)

    El aumento acelerado de los rodeos ovinos y su mejora gentica, proceso que podra denominarse merinizacin de las majadas, est directamente implicado en estas transformaciones operadas en la campaa. Los campos duros o pedregosos como los valles y serranas de Maldonado son particularmente aptos para los ovinos, ofreciendo hacia fines del siglo XIX una clara ventaja a los bovinos en cuanto a rentabilidad. Las cifras del aumento del nmero de ovinos son elocuentes. A partir de las cifras publicadas por Castellanos (1973), se armaron los siguientes grficos:

    Carnero merino

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    Tabla y Grfico a partir de la informacin de Castellanos (1973)

    ao ovinos pp. 1757 7.681 (30) 1760 86.670 (30) 1840-1842 823.000 (57) 1852 796.289 (96) 1862 3.618.000 (96) 1872 20.000.000 (96) 1900 18.000.000 (96) 1908 26.289.296 (96) 1924 14.443.341 (97) 77,27/km2

    1930 20.558.124 (97) 109,98/km2 1937 17.931.327 (97) 95,92/km2 1951 23.408.642 (97) 131,87/km2

    Igualmente sugerentes de los acelerados procesos sociales operados hacia finales del siglo XIX, son los cuadros demogrficos. Tomando datos oficiales del INE y los publicados por Pellegrino (2010), se elaboraron los siguientes grficos:

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    Tabla y grfico a partir de datos estadsticos publicados por Pellegrino A. (2010)

    Montevideo Interior Urbano % Urbano % Rural

    1800 30685

    1829 128371

    1852 131969

    1860 223238 57916 42541 45 65

    1879 438245

    1882 505207

    1892 728447

    1900 915647

    1908 1042686 309231 50 50

    1930 655389 63 37

    1963 2595510 1202757 81 19

    2004 3241003 91 9 Destacado en color celeste el perodo donde se construye el cerco de la sierra de los Caracoles.

    III) Ciclo de las Carnes Refrigeradas, la Lana y el Cuero 1914 - al presente

    Durante este perodo se conforma la estancia moderna, la cual, en terrenos pedregosos y serranos como es el caso de la sierra de los Caracoles, se mantiene como unidades de produccin extensivas, con divisiones de potreros, rotacin de pastoreo y suplemento de forrajes y raciones.

    El cerco de la sierra de los Caracoles contina siendo funcional como lmite de propiedades o potreros dentro del mismo establecimiento. En general es mantenido y en algunos tramos se complementa con alambrado, ya sea para aumentar su altura o para completar tramos desmantelados. El cerco asimismo experimenta diversos impactos, producto de la apertura de caminos o sendas vecinales que atraviesan la sierra de Este a Oeste.

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  • Captulo 6. Investigacin Histrica

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    6. INVESTIGACIN HISTRICA

    6.1 Estrategia

    En base al estudio de las principales publicaciones histricas locales, especialmente E. Martnez Rovira (2002) y M. Daz de Guerra (1998), se obtuvieron los nombres de los primeros propietarios de tierras a ambos lados de la sierra de los Caracoles. A partir de estos datos se analizaron en el Archivo General de la Nacin, los documentos del Juzgado Letrado de Maldonado que contienen los testamentos, particiones, tasaciones e inventarios de los bienes de los dueos de los campos. Esta indagacin permiti identificar el tipo de construcciones que los distintos propietarios edificaron a travs del tiempo, desde mediados del siglo XVIII hasta fines del siglo XIX. Por otra parte, se realiz un relevamiento de los planos histricos del rea de estudio existentes en los archivos del Servicio Geogrfico Militar, Direccin Nacional de Catastro y en el Ministerio de Transporte y Obras Pblicas, con la finalidad de indagar las delimitaciones de los predios rurales del rea de estudio y los eventuales registros del cerco de piedra de la sierra de los Caracoles.

    6.2 Primeras formas de propiedad de la tierra

    Las primeras formas de propiedad de la tierra respondieron a dos modalidades: repartos de estancias y chacras a los pobladores de San Carlos y Maldonado y denuncias. Mediante los repartos, las autoridades espaolas asignaron una suerte de estancia19 de media legua de frente por legua y media de fondo20 (aproximadamente 1.992 hectreas), para las tierras destinadas al procreo de ganado21. El frente del campo deba dar a un arroyo para asegurar el agua para el ganado. As se pobl la zona con un tipo de hacendado medio, que residi habitualmente en ella, procurando por medio del rodeo, el amanse de la novillada cimarrona. Este vecino se asentaba construyendo ranchos y algn corral, pero careca en muchos casos de ttulo de propiedad. Las denuncias dieron lugar a los latifundios. Quien quera un campo que consideraba sin dueo lo peda a Buenos Aires. El trmite era costoso y llevaba largo tiempo, por eso slo lo hicieron los opulentos que generalmente vivan en la ciudad (latifundistas ausentistas). Su forma de explotacin era la vaquera o caza del ganado. La gran estancia era una especie de fortn y su desarrollo en desmedro de la pequea y mediana propiedad se vio favorecido por la inseguridad de la campaa, que slo permita sostenerse a quienes podan defenderse por ser un grupo numeroso y bien armado. 19 Delimitacin de tierras destinadas a los primeros pobladores para asegura su afincamiento y produccin agraria. 20 Media legua de frente eran 2.5 kms y legua y media: 7.5 kms. 21 Williman, J.C. y C. Panizza. 1987. Historia uruguaya, tomo 1: 1503-1810. La Banda Oriental en la lucha de los Imperios. Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo.

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    6.3 Los primeros propietarios en la sierra de los Caracoles

    En el departamento de Maldonado, los primeros repartos de tierras los hizo Jos Joaqun de Viana, su fundador, adjudicando campos comprendidos desde la costa del A del Sauce hasta la laguna del Diario en el ao 1755.

    Mapa 1: ubicacin de las primeras estancias del departamento de Maldonado, adaptado de Martnez Rovira (2002). Los nmeros corresponden a los nombres de los propietarios y a

    continuacin se har referencia a los mismos.

    Acompaando a Jos Joaqun de Viana, vinieron desde las Misiones indios guaranes, los que se incorporaron a la incipiente poblacin de Maldonado. En la zona bajo estudio, la primera adjudicacin corresponde a media suerte de estancia (media legua de frente y una de fondo), sobre el arroyo Maldonado, entre el paso Real y el paso de la Arena, otorgada el 12 de agosto de 1757 al indio Casimiro Yapuay, quien proceda del pueblo misionero de San

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    Lorenzo. Estas tierras se localizaban entorno al N 34 (ver mapa 1), sobre la margen derecha del A Maldonado, extremo sur de la sierra de los Caracoles. En 1772, C. Yapuay se las vendi a Manuel Pereyra (Daz de Guerra, M. 1998). Pero segn Martnez Rovira, esta chacra recin fue vendida por C. Yapuay a Antonio Machado en el ao 1789, por la suma de 73 pesos (Martnez Rovira, 2002: 173).

    En el padrn general de vecinos cabezas de familia del ao 1824, en el Partido de las Quintas -jurisdiccin de San Carlos- se menciona a Manuel Pereyra Cardoso. Dicha persona fue juez comisionado por el Partido de Mataojo en 1822, cuando por el Partido de Carap lo era Joaqun Acosta.

    En estos parajes del Mataojo, los Umpirrez, Birriel, Moreyra, Clavijo, Casaa, Mndez, Pereyra, son apellidos fundadores que se suceden hasta hoy. En este Partido figuran para 1824, los campos ocupados por 21 familias, pero en ninguno se hace referencia a la existencia de cercos de piedra22.

    Siguiendo el mapa 1, hacia el norte, del lado Oeste de la sierra de los Caracoles, sealado con el N 37, se ubica el molino de Bernardino Perdomo.

    Segn Martnez Rovira (2002):

    El viajero no se atreve a afirmar que fuera el mismo Perdomo su constructor, porque adems de no haberse topado hasta ahora con nada que se lo confirme, el campo haba cambiado de dueos varias veces, hombres stos, sus ocupantes, que muy bien pudieron construirlo.

    Francisco Dutra fue el primero que a fines del siglo XVIII dispuso de la tierra: una legua de frente por una y media de fondo, concedida por su carcter de poblador de la villa de San Carlos, cuyos ttulos de propiedad se perdieron -es lo que se lee en la mayora de los expedientes de composicin y mensura- durante la ocupacin inglesa de Maldonado.

    Luego, en 1810, se presenta Antonio Pereyra al comandante de San Carlos, diciendo que compr a Francisco Dutra el campo: una legua de frente al sur sobre el arroyo grande de Maldonado y una legua y media de fondo, hasta dar con los mojones de Matas Alonso; del lado del este por el lomo de la sierra, lindaba con Domingo Pires y, por el oeste, con Sebastin Amago. En el mismo ao (1810) Domingo Pires y su hermano Toms hacen asimismo referencia de su propiedad heredada de sus padres, quienes a su vez la haban recibido en 1764 por concesin de Lucas Infante (Op. Cit.:174)

    Estos datos permiten concluir que en 1810, en la localidad sealada con el N 37 en al mapa 1, los propietarios a ambos lados de la sierra de los Caracoles eran: Antonio Pereyra del lado Oeste de la Sierra y Domingo Pires del lado Este de la sierra. La cima de la sierra - divisoria de aguas vena siendo una referencia natural decisiva en la delimitacin histrica de las propiedades de la localidad.

    En 1812 una fraccin del campo de Antonio Pereyra pasa a manos de Manuel Surez y de los sucesores de ste a Manuel Ildefonso Coello, previo pago de 400 pesos fuertes.

    22 Documentos del Juzgado Letrado de Maldonado consultados en el AGN.

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    En 1825 adquiere la estancia Bernardino Perdomo y paga mil pesos por ella, sobreprecio que podra hacernos suponer algunas mejoras, por ejemplo la construccin del molino, ya que la cotizacin del dinero y el valor de los campos an con el paso atrs de la Cisplatina- saba de pocas variaciones en la poca. Andando en el tiempo, el molino y parte del campo quinientas cuadras- quedan en poder de Anastasio Perdomo, y ya en este siglo transacciones y particiones mediante- Zunino y Bez, fueron unos de sus ltimos propietarios (Martnez Rovira, 2002:174).

    Dice Martnez Rovira que la sierra de los Caracoles, aqu se llaman Sierras del Abra y que desde siempre se conocen tambin como sierras de la Ballena (Op. Cit.:174).

    En el padrn general de vecinos del ao 1824 ya citado - figuran en el Partido 2 de las Chacras al Oeste (as se llamaba esta zona), los nombres de Bernardino Perdomo y Juan Calvete entre otros tantos.

    De Valentn Calvete encontramos datos en el archivo del MTOP, en un plano de la sucesin que data de 1924 (N de registro 36482).

    Se trata de un Plano de un campo situado en Mataojo, 4 seccin judicial del depto. de Maldonado, repartido conjuntamente con otros campos entre los hijos de Dn. Valentn Calvete (fallecido) y de Da. Justina Eleuteria Pereira, como herederos del primero y como compradores en Renta Vitalicia de la segunda: rea total: 241H 9127.85. La mensura y particin de estas tierras fue practicada en agosto de 1924. El campo llegaba hasta la sierra de los Caracoles (en su lado Este) y sobre la lnea de dicho lmite se lee en el plano cerco de piedra a la cumbre. Si bien es una mensura de comienzos del siglo XX, se trata de la primera referencia documentada en la cartografa que se ha detectado en esta investigacin. De encontrarse mensuras de fines de siglo XIX, se entiende que los cercos estaran registrados debido que para ese momento se trataba de una mejora relevante de la propiedad como las casas y los molinos, prueba de ello es que fueron debidamente descriptos en los particiones e inventarios documentales de la localidad (ver ms adelante).

    En el centro de la franja que ocupa la sierra de los Caracoles, sealado en el mapa 1 con el N 88 se ubica el Cerro y poblaciones de Casaa. Juan Casaa, hacia 1850 tena 769 cuadras de campo en esta zona. All edific su estancia y el cerro qued con su nombre. Actualmente, el dueo del campo donde estuvo el casco de la estancia de Juan Casaa, sobre el cerro del mismo nombre, con casa, corrales y manguera de piedra, es el Sr. Ferrer (Martnez Rovira, 2002). Respecto al mismo cerro Casaa, Daz de Guerra (1998) agrega que dicho cerro se encuentra en la sierra de Mataojo y que su nombre se debe a su primer propietario: Valentn Casaa (no Juan, como dice Martnez Rovira).

    De los datos que brinda Martnez Rovira, se desprende que el propietario ms antiguo que ocup los campos al norte del cerro Casaa, entre el arroyo Mataojo y la sierra de los Caracoles, fue Ignacio Mndez (Op. Cit.: 111).

    Siguiendo hacia el Norte, del lado Oeste de la sierra, se encuentran las Taperas de Robaina, sealadas con el N 91 en el mapa 1.

    En ese campo de la tapera, que a mediados del siglo pasado perteneci a Pascual Robaina y a su mujer Petrona Clavijo, el viajero se encontr con la primera inversin de la relacin bovino-ovino, documentalmente hablando. Cuando en el ao 1869 y por motivos sucesorios se practica el inventario del campo y las haciendas, figuran por primera vez para el viajero,

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    al menos en tierras fernandinas, un nmero muy superior de ovejas que de vacunos: 93 reses frente a 200 ovejas criollas, relacin que con anterioridad a esas fechas y desde los inicios poblacionales y ganaderos de la regin estea (mitad del XVIII) era justamente la contraria. Las explicaciones? As de golpe, los tigres y pumas que van ya en retirada, y el alumbramiento de los campos, que por ese tiempo comienza a imponerse. (Martnez Rovira, 2002:117-118).

    En el mapa 1, con el N 25 se sealan las casas de Eugenio Figueredo, cuyo dueo anterior fue Alonso. Las poblaciones de Figueredo se encuentran abandonadas de frente a un camino por el que nadie pasa (Op. Cit.:178). En 1866, Eugenio Figueredo compr y pobl una parte del campo de Alonso y una hija suya se cas despus con Veira, que tena una pulpera cerca del abra que hoy lleva su nombre.

    Antes, y al lado de las casas de Veira, que habitadas y reformadas se levantan al borde del camino que atraviesa el abra hacia el paso del Carap, funcion la pulpera de Jos Mara Fernndez. En un plano de la sucesin Alonso del ao 1882, figuran como linderos de estos campos, Silvano Birriel, Cirilo Parada, Santiago Nez, Tirso Alonso, Loreto Fernndez, Carlos Daz y, del otro lado de la sierra hacia el este y hacia el sur, Andrs y Rosalio Pereyra (Op. Cit.: 178).

    En el mapa 1, con el N 26 se seala el abra de Veira. Dice Daz de Guerra (1998) que la sierra de los Caracoles y la caada de la Mina forman el abra de Francisco Veira.

    Hacia el lmite de los Partidos de Mataojo y de Carap (vrtice NE de Mataojo y SW de Carap) dejando el arroyo Mataojo a sus espaldas y dando cara a la sierra de los Caracoles, el viajero se encamina en direccin al abra de Veira, atravesando campos que fueron de Jos Mndez Orique (N 69 en mapa 1), all por 1780, y que luego, en 1798, pasaran a manos de Matas Alonso que fue comisionado por Carap en la primera dcada del siglo XIX- . La estancia lindaba por el sur con la de los Perdomo, como ya se dijo, teniendo como lmites muy precisos el arroyo de Carap al norte y las sierra al este, quedando sealados a fuerza de mojones los lados del sur y del oeste (Martnez Rovira, 2002:178).

    En las puntas del arroyo de la Calera, se encuentran las ruinas de la vieja calera de Dutra y del molino de agua de Luis Olive (1860), indicados en el mapa 1 con los N 28 y 27 respectivamente.

    Trepando hacia el noroeste y dejando cada vez ms a su derecha las sierras de los Caracoles, el viajero pasa de largo por las casas que pertenecieron (1867) a Ramn Mara Machado hoy muy bien tenidas por los Acosta-, y sigue, sin detenerse tampoco en las taperas de Carlos Machado, que deja a la izquierda, en los rumbos de los campos que fueron originalmente de Manuel Dutra, y de sus sucesores, los Olivera (Op. Cit.: 180).

    6.4 Primeras referencias documentales de los cercos de piedra

    En base al estudio de las publicaciones sobre la historia local, se obtuvieron los nombres de los propietarios de los campos que poblaron la zona de estudio, desde mediados del siglo XVIII hasta fines del siglo XIX.

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    Tomando dichos nombres como punto de partida, se consult el archivo del Juzgado Letrado de Maldonado, ubicado en el Archivo General de la Nacin de Montevideo. El estudio realizado sobre los testamentos, particiones, inventarios y tasaciones de los bienes de dichas personas, evidenci la inexistencia de cercos de piedra en sus campos hasta la segunda mitad del siglo XIX.

    La primera referencia al cerco de piedra de la sierra de los Caracoles se encontr en el documento de la sucesin Antonio Pereyra-Patricia Correa, que data de 1870. En febrero de 1873 se miden los campos de esta sucesin y se menciona el cerco de los Pereyra y el cerco de los Techera23

    En el partido de Mataojo, en el ao 1841, de acuerdo a los documentos de tasacin y particin de los bienes inventariados correspondientes a Jos Techera, este slo tena casa y tres corrales (Martnez Rovira, 2002:282).

    Esto evidencia que el cerco, en este tramo, fue construido despus de 1841 y con anterioridad a 1873.

    6.5 Planos de inters consultados

    Mapa de catastro rural de 1913/1916. Carta San Carlos.24

    Este mapa fue consultado en el archivo del Servicio Geogrfico Militar y consta de dos hojas: El plano de la 2 seccin del depto. de Maldonado, del lado Este de la sierra de los

    Caracoles. En el mismo se pueden observar los padrones 525 al 904, firmado por el jefe tcnico de la oficina de empadronamiento: Ing. G. Zublani.

    El plano de la 4 seccin de Maldonado, del lado Oeste de la sierra de los Caracoles. Este plano de catastro rural data de enero de 1916. La escala es 1:50.000. Firma: Juan E. Cerecetto.

    A continuacin se presentan fotos de ambos planos por sectores, comenzando desde el extremo Norte de la sierra y siguiendo hacia el Sur.

    23 Legajo No.926. Ao 1870. Juzgado Ordinario de San Carlos. 4ta. seccin judicial. AGN. 24 Este mapa no est en el catlogo del Servicio Geogrfico Militar. Tampoco ha sido aun digitalizado.

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    Fotografa del sector del plano de catastro rural de 1913, con los datos generales del mismo.

    Padrones ubicados al Este de la sierra de los Caracoles.

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    Fotografa del mismo plano, abarcando el sector Eeste de la sierra de los Caracoles, desde el

    Abra de Urrutia por el Norte- hasta el Abra de Pereira por el Sur.

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    Fotografa del mismo plano, sector Este de la sierra de los Caracoles, abarcando los padrones que se ubican hacia el Sur del Abra de Pereira. Se constata que la cima de la sierra (divisoria

    de aguas) fue y sigue siendo la delimitacin de las propiedades y de los padrones para ambas vertientes de la misma.

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    Plano actual de padrones del rea de estudio tomado de http://www.prenader.gub.uy/coneat/.

    Se observa que si bien algunos padrones entre 1916 (ver plano de la pgina anterior) y el presente se han modificado, muchos de ellos se mantienen como por ejemplo: 749, 748, 747, 751, 770 (destacado en verde como referencia) y 774. Hacia el ltimo tercio del siglo XIX ya estaba configurada una forma de divisin de la tierra. Padrones de superficie mediana que se mantienen hasta el presente.

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    Fotografa del plano de la 4 seccin de Maldonado, del lado Oeste de la sierra de los Caracoles

    En esta foto se aprecian los padrones ubicados desde la caada de la Mina hacia el Sur. El plano de catastro rural data de enero de 1916. La escala es 1:50.000. Firma: Juan E. Cerecetto.

    Como se puede observar en estos planos de catastro rural, para el ao 1913 -1916, los campos estn ya sumamente divididos en predios pequeos a ambos lados de la sierra de los Caracoles y evidentemente la divisoria de los padrones en direccin Norte Sur, coincide con la sierra. Sin embargo, en ninguna de las hojas aparecen referencias a los cercos de piedra que limitan los campos. Esta omisin puede responder al hecho que para el siglo XX el alambrado moderno ya tiene absoluta prevalencia en la delimitacin precisa de las superficies de los padrones y que los antiguos cercos de piedra no fueron registrados,

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    debido a que sus ubicaciones contaban con mrgenes de error de mensura muy laxos como resultado a sus condicionantes constructivas antes mencionadas (ver captulo 4). De tal manera que aquel cerco de piedra que coincida con una delimitacin de padrn, fue legitimado con la superposicin del nuevo requerimiento rural del alambrado de siete hilos.

    Mapas de catastro nacional, ao 1948.

    Estos mapas fueron consultados en la Direccin de Catastro Nacional y son los ms antiguos, disponibles, de la zona bajo estudio. Fueron confeccionados por ODC y tienen la firma de Fernndez. 25

    En la hoja 4M, hacia el Sur, el lmite Este de los padrones N 11.106 y 11.107, lo conforma un cerco de piedra. Tambin en la hoja 4D, sobre un cerro, hay dibujado un tramo de cerco de piedra.

    Del lado Este de la sierra de los Caracoles para el ao 1948, en la hoja 2 A, los padrones N 673 y 672c, limitan por su lado Oeste con la sierra de los Caracoles y se dibuja en la lnea limtrofe un cerco de piedra. En esta misma hoja se observa que el lmite del lado Este del padrn N 5305, lo conforma un cerco de piedra (cerco paralelo al de la sierra de los Caracoles hacia el Este).

    Estos mapas evidencian que para mediados del siglo XX, los cercos de piedra limitando los padrones an se conservan y adems del cerco que discurre en sentido longitudinal sobre la sierra de los Caracoles, se registran cercos perpendiculares y paralelos a la misma.

    La sierra de los Caracoles coincide actualmente con la lnea divisoria de la secciones catastrales 2 y 4 del departamento de Maldonado y en la mayor parte de su extensin tambin coincide con la divisoria de las secciones policiales.

    25 Nota: Estos mapas no estn digitalizados y no se permite tomar fotografas ni fotocopiarlos.

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    Plano de codificacin caminera rural e informacin geogrfica del departamento. Secciones Administrativas, Catastrales, Judiciales y Policiales.

    Fuente: www.juntamaldonado.gub.uy/Nomenclator/descarga.htm

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  • Captulo 7. Resean final y consideraciones

    generales sobre el cerco de piedra de la Sierra de los

    Caracoles

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    7. RESEA FINAL Y CONSIDERACIONES GENERALES ACERCA DEL

    ORIGEN DEL CERCO DE LA SIERRA DE LOS CARACOLES

    El aspecto uniforme del cerco, una longitud prxima a los 40 km, y el testimonio de un gran esfuerzo humano condujo a que el imaginario colectivo lo interpretara como testimonio del perodo de la colonia.

    El anlisis histrico de las modalidades agrarias de la estancia misionera y la colonia demostraron que las formas de controlar y cercar la hacienda y la tierra no requeran de la construccin de cercos de piedra. El control se ejerca en forma directa por troperos quienes arreaban el ganado de un lado a otro transitando muchas veces por encima de los lmites de las diferentes propiedades. En dicho perodo las obras de piedra seca, en el mbito rural, estuvieron acotadas a la vivienda y sus dependencias como as tambin a corrales y mangas destinadas al manejo de los rebaos.

    Las versiones que asignan el referido cerco de piedra a la demarcacin de lmites establecida en el Tratado de Madrid de 1750, quedan formalmente allanadas debido a que dicho lmite no se desarrolla a lo largo de la sierra de los Caracoles, sino que la atraviesa de Este a Oeste a la altura de la sierra de Carap. En 1784, la exploracin y descripcin detallada del rea que realiza el piloto Andrs de Oyarbide, no registra la existencia de ningn cerco de piedra, razn por la cual se descarta toda duda de su posible vinculacin con el perodo colonial.

    Avanzado el siglo XIX, finalizada la Guerra Grande en 1851, el pas logra cierta paz social que promueve la adaptacin de nuevas modalidades de economa agraria. Las mejoras de los rodeos (merinizacin de las majadas) motivada por el creciente valor de la lana en el mercado mundial, demandarn un uso ms eficaz de los espacios y del control de la hacienda, determinando una mayor valoracin econmica de la tierra.

    El nuevo modelo econmico requerir la construccin de vallas apropiadas que impidan la fuga del ganado y aseguren un uso exclusivo de sus pasturas y una mayor custodia de la tierra. En este contexto emerge la necesidad y conveniencia de la construccin de los cercos de piedra en la demarcacin de las propiedades de la tierra, como prembulo al insoslayable proceso de alambrado del campo uruguayo entre 1870 y 1890.

    Este nuevo criterio de eficiencia trae aparejada la sustitucin del amplio personal de campo que controlaba la hacienda, por los cercos de piedra en un primer momento y luego por los alambrados. Esta transformacin econmico-social genera una crisis social que provee una mano de obra barata, pasible a ser aplicada a la construccin de los cercos, complementando de esta manera a los grupos rurales que an siguen subordinados a relaciones forzadas de esclavitud.

    Los conocimientos prcticos de construccin con piedra seca que portaban los inmigrantes italianos, gallegos y vascos, toman un particular realce y prodigan la tcnica de los cercos de piedra con el tradicional modelo constructivo de doble pared tipo cajn y sus variaciones. Es as que tienen lugar las comparsas de los referidos inmigrantes, quienes a veces ejecutaron ntegramente la obra y en ocasiones solo la dirigieron o fueron emulados por otros personajes, como resultado de los distintos recursos de los diferentes propietarios.

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    El anlisis de la historia local de la regin de la sierra de los Caracoles permiti analizar las caractersticas y tamaos de las primeras propiedades de tierras que la Corona espaola concedi a los primeros pobladores del rea. Se trataba de propiedades no mayores de 2.000 hectreas, determinando histricamente un rea de productores medianos.

    La informacin contenida en los testamentos, particiones y tasaciones del rea de estudio testimonia la inexistencia de cercos de piedra en los inventarios de bienes hasta la segunda mitad del siglo XIX. Este seguimiento permiti verificar que en el partido de Mataojo, en el inventario de la propiedad de los Techera realizado en el ao 1841, solo figuraba la existencia de una casa y tres corrales mientras que en el ao 1873 s se registra la existencia del Cerco de los Techera.

    Siguiendo la informacin de los diferentes investigadores (ver captulo 5) que analizaron el proceso histrico que gener la necesidad de demarcar eficazmente las propiedades de la tierra, se han identificado las circunstancias en que tiene lugar la construccin de los cercos de piedra. Consecuentemente, ubicamos cronolgicamente el desarrollo de los cercos de piedra en el perodo comprendido entre 1851, que marca el final de la de la Guerra Grande, y la etapa final del proceso de alambrado de los campos en 1882, circunstancias en que el costo del alambrado haba bajado suficientemente como para que no se justificara la inversin y operativa que demandaba la construccin de un cerco de piedra.

    La investigacin arqueolgica del rea de estudio del cerco de piedra de la sierra de los Caracoles, convalida las consideraciones histricas aqu vertidas en mrito a que las observaciones de campo constatan las siguientes evidencias:

    1) Es el resultado de la intervencin de diferentes equipos de trabajo como lo demuestran

    la variedad de soluciones e improntas constructivas que se alternan en distintos tramos con variedad de matices.

    2) La variedad de soluciones e improntas constructivas se ajustan en el cumplimiento de

    un promedio de alturas entre 0,90 a 1,30 m. y un ancho superior entre 0,40 a 0,60 m. que responden al marco de los estndares establecidos en esta materia para contener distintos ganados (ovino a equino).

    3) La heterogeneidad de los equipos de trabajo testimonia no slo diferentes grados de

    adiestramiento en la tcnica de la piedra