Estructura de los textos argumentativos
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DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA. IES JUAN RUBIO ORTIZ
CURSO 2012-12
Segundo de Bachillerato Página 1
Estructura de los textos argumentativos
Los textos argumentativos pueden estar construidos de muy diversa forma, pero
normalmente suelen constar de las tres partes siguientes:
La introducción, en la que el autor trata de captar la atención del receptor. En ella el
emisor puede presentar la cuestión sobre la que va a argumentar, o incluso la tesis –que, por
otra parte, también puede aparecer al final-.
La argumentación, la parte más extensa del texto en la que aparecen los argumentos.
Los argumentos, como ya hemos dicho, son las afirmaciones que se aportan para demostrar
la tesis. Pueden ser de varios tipos:
a) Argumento de autoridad: cita en estilo directo o indirecto de expresiones de una
persona especialista en un tema, que es de la opinión del autor del texto.
b) Los datos o cifras: informaciones objetivas con las que el emisor trata de demostrar
las afirmaciones realizadas en el texto.
c) Argumento de experiencia personal: enunciado en el que se muestra una experiencia
vivida por el emisor del texto o transmitida por alguien a este para reforzar la tesis.
d) Argumento analógico o de semejanza: son ejemplos de casos concretos que se
presentan como pruebas para corroborar o no la tesis. Pueden incluirse dentro de
este grupo los casos en los que se ofrecen como ejemplos cuentos, fábulas, etc. (¿Te
recuerda a El conde Lucanor?)
e) Argumento de universalidad: citas en las que se expresan ideas universalmente
aceptadas y que, por tanto, gozan del reconocimiento general. Los refranes, los
proverbios y los dichos populares constituyen una forma típica de estos argumentos.
f) Argumentos ad judicium: afirmaciones con las que el autor apela al sentido común
para reforzar su postura.
g) El argumento de singularidad: expresiones en las que el emisor del texto trata de
fortalecer su opinión calificándola de original, de excepcional, valiéndose, por lo
tanto, del prestigio que suele asociarse comúnmente a ese carácter de novedad.
A veces el autor recurre a falsos argumentos, como son:
a) La falacia ad populum: enunciados con los que apela a las emociones del receptor.
b) La falacia ad ignorantiam, considerando falso lo desconocido.
La conclusión, la parte final de un discurso argumentativo. En esta parte, se puede repetir
la tesis con otras palabras o citarla aquí si no se hizo al principio. También se puede optar por
la recapitulación o resumen de los argumentos, aparte de la conclusión propiamente dicha.