Estar Solo No Es Casualidad_ El Miedo Al Amor y Al Compromiso

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Estar solo no es casualidad: El miedo al amor y al compromiso 22 de marzo de 2015 a las 22:00 Imaginemos que conocemos a una persona y todo parece ir bien, nos entendemos entre nosotros, nos gusta pasar tiempo juntos, compartir experiencias, sueños, ilusiones, y de repente el primer día que le decimos “te amo” se activan en ella toda una serie de mecanismos de defensa que la llevan a convertirse en todo lo contrario a lo que hasta ahora habíamos vivido juntos. La distancia, el desinterés y la frialdad se instauran en la manera de relacionarse con nosotros. ¿Qué ha sucedido? Posiblemente esta persona sufra lo que se conoce con el nombre de Filofobia. Tengo 18 años (recién cumplidos) y nunca he tenido un novio en mi vida, me gustaron muchos chicos y muchos me propusieron para andar pero yo no puedo, me cuesta tanto, tengo miedo o no sé… Hace un tiempo conocí a un muchacho que me gustó, nos gustamos y comenzamos a hablar. Siempre me pedía para vernos porque vivíamos cerca y yo siempre inventaba excusas hasta que no pude más y acepté, yo me sentí tan bien con él como nunca con un hombre, hablamos mucho y al despedirnos nos dimos dos besos. Después de eso él me escribía mensajes poniéndome mi amor y esas cosas y yo me asusté o algo así y dejé de responderlo. Saqué el chip de mi celular incluso. No sé si es miedo o qué, pero en verdad me aterra, no sé qué es lo que me pasa. Soy una mujer muy romántica, escribo poemas, canciones, novelas y no tengo a quién dedicárselos. Tengo miedo al amor, me cuesta decir lo que siento, ¿qué hago? (Loe) Es siempre la misma historia: Me gusta una mujer, la cortejo, la veo, incluso tengo relaciones sexuales con ella y todo va bien hasta que ella me dice o entiendo que se está enamorando de mí. Cuando esto sucede me siento aterrorizado, me siento atrapado, quiero escapar. Mi comportamiento se vuelve odioso, grosero. Y entonces ella me deja. Cuando esto sucede, pierdo todas mis fobias. (Anónimo) ¿Alguna vez te ha pasado que cuando comienzas a enamorarte, te sientes vulnerable o temes reabrir heridas del pasado? Si vienes de una relación dolorosa, con toda seguridad te cuestionarás si vale la pena continuar adelante con una nueva posibilidad de estar en pareja.De acuerdo con la psicóloga Alejandra López Jauffred, de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM), este miedo al amor, también conocido como filofobia, tiene su origen en las bases familiares, donde lo primordial es lo afectivo; básicamente, esto se traduce en el miedo a sufrir y a ser abandonada. Para la psicóloga chilena Ana Garrido, también tiene mucho que ver con “el estilo de vida individualista que llevamos, no sé si somos más egoístas, pero estamos insertos en un medio social donde se nos enseña que tenemos que cuidarnos en extremo”. ¿Qué conocemos por Filofobia? Se trata de una alteración del estado de ánimo que dificulta que una persona se enamore o se comprometa emocionalmente con otra. El temor a estas situaciones emotivas es tan intenso, que acaban por sufrir malestares emocionales tan agudos como son los ataques de pánico. Toda fobia implica miedo, miedo extremo ante una situación dada. El miedo despierta en nosotros la necesidad de defendernos de lo que consideramos una amenaza o ataque, activando con ello toda una serie de patrones conductuales que nos ayuden a lidiar con este temor tan intenso.

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Estar solo no es casualidad: El miedo al amor y al compromiso22 de marzo de 2015 a las 22:00

Imaginemos que conocemos a una persona y todo parece ir bien, nos entendemos entre nosotros, nos

gusta pasar tiempo juntos, compartir experiencias, sueños, ilusiones, y de repente el primer día que le

decimos “te amo” se activan en ella toda una serie de mecanismos de defensa que la llevan a convertirse

en todo lo contrario a lo que hasta ahora habíamos vivido juntos. La distancia, el desinterés y la frialdad se

instauran en la manera de relacionarse con nosotros. ¿Qué ha sucedido? Posiblemente esta persona

sufra lo que se conoce con el nombre de Filofobia.

Tengo 18 años (recién cumplidos) y nunca he tenido un novio en mi vida, me gustaron muchos chicos y

muchos me propusieron para andar pero yo no puedo, me cuesta tanto, tengo miedo o no sé… Hace un

tiempo conocí a un muchacho que me gustó, nos gustamos y comenzamos a hablar. Siempre me pedía

para vernos porque vivíamos cerca y yo siempre inventaba excusas hasta que no pude más y acepté, yo

me sentí tan bien con él como nunca con un hombre, hablamos mucho y al despedirnos nos dimos dos

besos. Después de eso él me escribía mensajes poniéndome mi amor y esas cosas y yo me asusté o algo

así y dejé de responderlo. Saqué el chip de mi celular incluso. No sé si es miedo o qué, pero en verdad me

aterra, no sé qué es lo que me pasa. Soy una mujer muy romántica, escribo poemas, canciones, novelas y

no tengo a quién dedicárselos. Tengo miedo al amor, me cuesta decir lo que siento, ¿qué hago? (Loe)

Es siempre la misma historia: Me gusta una mujer, la cortejo, la veo, incluso tengo relaciones sexuales con

ella y todo va bien hasta que ella me dice o entiendo que se está enamorando de mí. Cuando esto sucede

me siento aterrorizado, me siento atrapado, quiero escapar. Mi comportamiento se vuelve odioso, grosero.

Y entonces ella me deja. Cuando esto sucede, pierdo todas mis fobias. (Anónimo)

¿Alguna vez te ha pasado que cuando comienzas a enamorarte, te sientes vulnerable o temes reabrir

heridas del pasado? Si vienes de una relación dolorosa, con toda seguridad te cuestionarás si vale la pena

continuar adelante con una nueva posibilidad de estar en pareja.De acuerdo con la psicóloga Alejandra

López Jauffred, de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM), este miedo al amor, también conocido

como filofobia, tiene su origen en las bases familiares, donde lo primordial es lo afectivo; básicamente, esto

se traduce en el miedo a sufrir y a ser abandonada.

Para la psicóloga chilena Ana Garrido, también tiene mucho que ver con “el estilo de vida individualista que

llevamos, no sé si somos más egoístas, pero estamos insertos en un medio social donde se nos enseña

que tenemos que cuidarnos en extremo”.

¿Qué conocemos por Filofobia?

Se trata de una alteración del estado de ánimo que dificulta que una persona se enamore o se

comprometa emocionalmente con otra. El temor a estas situaciones emotivas es tan intenso, que acaban

por sufrir malestares emocionales tan agudos como son los ataques de pánico.

Toda fobia implica miedo, miedo extremo ante una situación dada. El miedo despierta en nosotros la

necesidad de defendernos de lo que consideramos una amenaza o ataque, activando con ello toda una

serie de patrones conductuales que nos ayuden a lidiar con este temor tan intenso.

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¿Qué patrones conductuales podemos identificar en una persona que padece Filofobia?

Un mecanismo de defensa muy común para las personas que sufren de filofobia es buscar defectos

en su pareja o posible pareja. Luego usan esos supuestos defectos como justificación para no

profundizar en sus sentimientos.

Se enamoran de personas inalcanzables para reafirmarse en que ellos no tienen el miedo a amar,

sino que son las circunstancias la que no hacen factible esa relación.

Buscan relacionarse con personas muy diferentes a ellos pensando que de esta manera se llegará al

fracaso de la unión y no sentirán la presión de dejar la relación sólo por sus miedos.

Suelen provocar disputas con la otra persona, buscando de este modo que sea ella la que deje la

relación.

Se aíslan emocionalmente al sentir que la otra persona se está acercando demasiado, cayendo en

conductas como eludir llamadas de teléfono, dejar de verla con asiduidad, inventar excusas, etc.

Pero, ¿realmente es miedo a amar lo que tiene una persona con Filofobia?

Podemos decir que el verdadero miedo no se encuentra en el hecho de amar o no, sino que se trata de un

miedo asociado a toda una serie de factores que se encuentran implícitos en una relación de pareja.

Miedo a perder la individualidad, miedo a no sentirse una persona libre, miedo a ser abandonado, miedo a

que nuestra pareja no cumpla las expectativas que nosotros nos habíamos hecho de cómo debe

comportarse dentro de la relación, etc.

Podemos decir entonces, que el miedo no es concretamente a sentir amor, ya que el amor como cualquier

otra emoción nos sobreviene sin elegir cuando y como, aunque posteriormente podamos gestionarla de

manera que nos resulte lo más satisfactoria posible. Sino que, hay todo un historial detrás vinculado a

experiencias pasadas que han llevado a la persona a sentir que está mejor sin ese compromiso. Pero se

auto engaña, muestra de ello es que vuelve a fijarse en otras personas. Él o Ella quieren amar, pero el

miedo levanta un muro tan grande que les resulta complejo dejarse llevar.

¿Cuáles son sus síntomas más comunes?

Todos aquellos relacionados con la ansiedad, como pueden ser: mareos, náuseas, sudoración excesiva,

taquicardia, ataques de pánico, temblores, sensación de falta de oxígeno, confusión mental, pérdida de

control, sequedad en la boca, impulsividad…

¿Qué consejos podemos darle a estas personas?

Al miedo se le enfrenta de cara, es la única manera de vencerlo, por lo que salir huyendo o evitando

las situaciones lo único que provocará es que éste se avive más. Por tanto, no nos podemos negar a

vivir un amor sólo porque nos produzca temor.

Para tratar de tener cierto control de la situación, se debe vivir la relación en el día a día. Hay que

dejar atrás historias pasadas y expectativas futuras. Cada situación y persona es distinta a las

demás, por ello debemos centrar nuestra atención en el momento presente sin ver mucho más allá,

controlaremos de este modo la ansiedad asociada a esta fobia.

Debemos hacer partícipe a nuestra pareja de lo que nos sucede. La comunicación es básica en toda

relación, sin ella no funcionaría. Hacer conocedora de nuestros miedos a la otra persona, nos

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ayudará a que haya un mayor entendimiento ante nuestras reacciones y por tanto la tensión

emocional se verá reducida.

Como la Filofobia parte de una base de ansiedad provocada por experiencias anteriores, familiares o

relacionales, no resueltas de un modo emocionalmente saludable, se recomienda acuda a un

profesional de la salud que le ayude a identificar donde radica el origen, y así empezar a sanar las

heridas.

No debemos olvidar que todo cambio comienza por una decisión, la decisión de querer ser feliz. Si algo

positivo sacamos de todo este malestar es que puede superarse, ¿por qué negarnos una vida

emocionalmente plena?

En principio el miedo no es algo negativo, se trata de un mecanismo de defensa que crea nuestra mente

cuando percibimos una situación de riesgo. Ahora bien, cuando la situación de supuesto riesgo se produce

ante un estímulo positivo, se trata de un miedo irracional y éste siempre tiene como base una inseguridad.

Para el pedagogo y autor de “¿Quieres casarte conmigo?, Fernando Alberca, el miedo al compromiso

existe, y “se da en personas que se quedan en la fase del enamoramiento, y son incapaces de entrar en la

siguiente etapa que es la del amor”. “Hay quienes se enamoran de enamorarse, más que de la persona

que les enamora… Es un estado típico de la adolescencia. Solo los que pasan del enamoramiento al amor

son los que se pueden arriesgar a comprometerse del todo, a implicarse con todo su ser. Y esto es algo

que sucede cuando se llega a la madurez emocional. El compromiso tiene mucho que ver con la

autenticidad de la persona, la autoestima, el realismo…”, explica. Lo que ocurre es que en la actualidad,

prosigue Alberca, “la adolescencia comienza a los 9 años y dura hasta los 35″. El miedo al compromiso

tiene mucho que ver con esa adolescencia más allá de lo que corresponde en el tiempo.

¿Por qué surge el miedo?

Digamos que nosotros nos hemos creado una especie de burbuja de bienestar, a nuestro modo y

semejanza. El miedo aparecerá cuando vemos peligrar dicha burbuja, es decir, cuando creemos que va a

producirse un cambio que pueda desestabilizar nuestra seguridad. Si consideramos una relación como

algo que nos quita (pérdida de intimidad, compartir tiempo de descanso, estar al pendiente del otro, etc.) y

no que nos aporta (amor, compañía, bienestar, etc.), entonces es cuando aparece el miedo.

El miedo pone en la balanza los recursos que uno tiene y aquello que tenemos que afrontar. Cuando se

produce un desajuste en esta balanza, es cuando se hace presente. Por tanto, es una cuestión de

inseguridad y de no conocerse bien a uno mismo, lo que conlleva malestar y frustración.

¿Qué suele pasar cuando uno no sabe reconocer sus propias capacidades y habilidades emocionales?

Tiende a evitar aquello que despertó su alarma de amenaza inminente. No deja de ser una mala

adaptabilidad a los cambios, que por otro lado anhelamos, pero que nos cuesta reconocer. Nos vemos

como frágiles o débiles y nos ponemos una coraza para supuestamente no nos puedan tocar, pero

obviamos lo más importante: la amenaza somos nosotros mismos, no el entorno.

A juicio de los expertas, es probable que una de las causas del miedo a enamorarse sea que hayamos

idealizado anteriormente la relación y pensamos que todo tiene que ocurrir tal y como hemos imaginado.

De esta manera no nos sentiremos a gusto si cambia nuestra expectativa en cuanto a nuestra relación de

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pareja.

Por otro lado, quizás aparezca ese miedo al compromiso, a estar dedicada a una persona especialmente

cuando antes no se ha tenido una relación estable. Sin embargo, dedicar la atención a una persona

cuando se está acostumbrada a estar soltera puede ser un gran paso en un primer momento. Hay

personas que prefieren no llevar la relación hasta tal punto, para no agobiarse a dar el paso hacia el

futuro de una relación. Así evitarían ese miedo a enamorarse demasiado para finalmente pasar a llevar

una relación seria.

Ese miedo lo que va a hacer es que pongamos obstáculos al amor, que creemos desiertos de un granito

de arena, que busquemos excusas para no empezar una relación o que, una vez creada, acabemos con

ella. O, como sucede en muchos casos, consigamos a través de disputas, que sea la otra parte la que de

el paso de dejarnos.Hay otros que directamente optan por relaciones idealizadas e inalcanzables y de esa

manera tienen la excusa más fácil: “no es que no quiera tener una relación, es que nuestra relación es

imposible”.

¿Por qué sucede esto? ¿De dónde viene? De nuestra educación, de nuestra infancia. Se da en personas

que, por lo general, son muy inseguras. Por lo general, su origen se halla en las dificultades en el apego,

es decir, en el vínculo que se crea cuando establecemos una relación. Esta puede ser de pareja o bien

puede tratarse de las primeras relaciones entre un hijo y su cuidador, ya sea el padre o la madre”,

comenta Rafael Morón Gaspar, psicólogo del Centro de Mediación Familiar de Albacete (sureste de

España).

Las posibles dificultades emocionales en anteriores relaciones pueden estar detrás del miedo al

compromiso. Pero este también tiene que ver con la falta de autoestima y con la inseguridad. “El individuo

teme sufrir una pérdida, pues le da miedo ser abandonado por otros”, añade Morón, miembro del Colegio

Oficial de Psicólogos de Castilla-La Mancha.

Otra posibilidad es que a quien tiene miedo al compromiso le inquiete perder su libertad. “Algunas

personas están muy implicadas en su trabajo y en sus aficiones y piensan que, por meterse en una

relación, pueden perder su propia vida y sus propias decisiones”, apunta el psicólogo.

Además, puede existir el temor a que la persona con la que se van a comprometer no sea la ideal.

“Piensan que puede haber alguien más adecuado, con quien encajen mejor o que les guste más”, algo

que el especialista califica de “fantasía” pues, según indica, “siempre puede haber alguien mejor en

cualquier aspecto”.

¿Qué características suelen identificar a este tipo de personas?

Les cuesta tomar decisiones personales porque temen el cambio y salirse de su Zona de Confort.

Son personas rígidas en el trato, quieren tenerlo todo controlado. La falta de control es lo que les

hace activar los mecanismos de alarma.

Suelen tener dificultades en expresar sus propias emociones. Intentan no profundizar en lo que

sienten o piensan respecto a alguien o algo y ello provoca problemas de comunicación con los

demás.

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En muchas ocasiones se sienten inseguros de si mismos y no soportan ver la seguridad en otros, por

lo que inconscientemente crean disonancias cognitivas como convenciéndose de que esa persona

no es tan maravillosa como se muestra ante los demás.

Hemos de tener en cuenta que el carácter y personalidad que tenemos en nuestra etapa adulta va muy de

la mano de la relación afectiva que hemos tenido con nuestros progenitores en la infancia. Es por ello que

una familia que haya protegido mucho a su hijo, haya sido muy rígida en su educación o demasiado

permisiva, hace que la persona no pueda desarrollar sus propias estrategias de afrontamiento para

valerse por sí misma.

Morón afirma que estas personas suelen expresar su amor a través de las relaciones sexuales en lugar de

hacerlo con muestras más genéricas como palabras, detalles o regalos. “Parece que esto compromete

más, mientras que las relaciones sexuales se viven como algo más superficial, más lúdico y que les

proporciona esa sensación de control”, describe. Se trata, además, de personas que hablan muy poco de

sí mismas. Suelen evitar las conversaciones profundas en favor de temas banales y prefieren dejar hablar

al otro pues, según explica el experto, tienen la idea de que cuanto menos sepa su pareja de ellos menos,

daño les podrá hacer.

Todo esto genera dificultades a la hora de establecer relaciones de calidad. Sin embargo, hasta que la

persona afectada toma conciencia de ello, suele ser más problemático para su pareja que para ella misma,

destaca Morón.

El especialista señala que, por lo general, las personas con filofobia se dan cuentan de que tienen una

dificultad cuando llega ese momento vital en el que se necesita más estabilidad. Cuando ven que sus

allegados se involucran en relaciones estables y duraderas mientras ellos siguen envueltos en la dinámica

de relaciones conflictivas, empiezan a ser conscientes de que pueden tener un problema.

El acto de enamorarse puede ser una de las experiencias más increíbles que podemos sentir los seres

humanos, pero para un filofóbico, puede convertirse en una situación que le produce una terrible

sensación de malestar y niveles altos de estrés emocional y físico. Esto nos lleva a que hay personas que

temen entregarse, enamorarse o establecer relaciones personales fuertes. Únicamente viven relaciones

sin compromiso, hablan poco de sí mismas, evitan mostrarse como son, ponen una “barrera infranqueable”

para no sentirse vulnerables, tienden a establecer relaciones simultáneas por el mismo miedo que tienen a

ser abandonadas y sus relaciones son una montaña rusa de emociones con subidas y bajadas constantes.

A nivel físico, presentan síntomas cuando están en presencia de la persona del sexo opuesto de quién

sienten atracción física y emocional. Algunos de estos síntomas serían: ataques de pánico clásicos,

desordenes gastrointestinales, latidos irregulares del corazón, sudores, falta de aire y un deseo de dejar la

situación.

En psicología y psiquiatría existen diferentes opiniones respecto a este trastorno. Pero parece ser que lo

que desencadena esta fobia es un sentimiento intenso de un fracaso en una relación pasada que no se ha

superado. Esta escuela de pensamiento sostiene que el paciente que sufre de filofobia tiene heridas de un

divorcio o un proceso de desamor doloroso que hace que evite cualquier situación potencial de ser

lastimado de nuevo por un enamorado. Otros profesionales piensan que la filofobia nace de un miedo

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intenso a ser rechazados.

Ninguna de estas dos teorías ha sido probada, por lo que no hay una respuesta definitiva de cuál es el

motivo que lleva a ciertas personas que experimentan relaciones traumáticas a aferrarse al dolor y no

superarlas.

¿Cómo suelen actuar?

En el terreno emocional suelen ser personas muy atractivas, grandes conquistadores, ya que tienen esa

necesidad de tener una relación estable, por su carencia afectiva. Por el contrario, cuando ya se ven

dentro de la relación empieza el miedo y se crean situaciones de confusión en sí mismo y en el otro. Es

aquí cuando se produce la disonancia cognitiva que mencionaba anteriormente, la mente empieza a crear

pensamientos de alerta porque no soporta las propias incongruencias (no es la persona que busco, no va

a poder ofrecerme lo que quiero, no voy a cumplir sus expectativas, en verdad no quiero tener una pareja

estable, aún me quedan muchas cosas que experimentar y que no podría hacer si estoy en pareja, etc.).

En cierta forma, la falta de estrategias y de conocimiento sobre uno mismo hace que se busque

justificación a la propia inseguridad y temores. Al final como no se tienen las capacidades para asumir el

miedo y gestionar el malestar, se buscará romper la relación para recuperar la estabilidad y huir del

descontrol.

¿Cómo afrontar el miedo al compromiso?

El primer paso es admitir que tenemos una limitación emocional en las que tenemos que trabajar.

Evaluando las verdaderas necesidades y arriesgándonos a afrontar los miedos, éstos desaparecerán. Por

tanto, una buena autoestima es la base de todo.

Al miedo se le vende encarándolo. Hay una frase de Jiddu Krishnamurti que dice “Haz lo que temes y el

temor morirá”, pues así mismo es. Para ello nos vamos a servir de una serie de estrategias:

No vamos a evitar aquello que nos da miedo, huir no soluciona el problema.

Hemos de ir introduciendo pequeños cambios que poco a poco ayuden a la mente a entender que

seguimos teniendo el control de la situación, ya que como es lo que más nos asusta hay que

educarla. Si una característica tiene la mente es que es muy plástica, ¿esto qué quiere decir? Que

entrenándola se adecua a lo que queramos.

Valorarse a uno mismo fortalecerá la seguridad en las acciones y decisiones que tomemos. Por tanto

necesitamos hacer un reconocimiento positivo de nuestras capacidades y limitaciones, ya que una

limitación no es algo negativo, se necesitan de ambas para encontrar el equilibrio.

Es básico empezar a expresarse emocionalmente , sobre todo la parte negativa de nuestro malestar.

De esta manera reduciremos tensiones y por tanto nos relajaremos más. Si al principio cuesta

hacerlo con otras personas, escribiéndolo se puede empezar uno a entrenar (ventilación emocional) ,

además de que nos sirve para reflexionar.

La clave de toda buena relación es la comunicación y la confianza, sin ellas no hay pareja que

sobreviva de una manera sana. Por lo que el objetivo tiene que ser lo que se conoce como

asertividad, es decir, decir en todo momento lo que se piensa y siente sin entrar en herir a nuestro

interlocutor, en este caso nuestra pareja.

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Para tratar de tener cierto control emocional se debe vivir la relación día a día, es decir,vivir el

presente. Hay que procurar dejar atrás pensamientos irracionales creados por experiencias pasadas

y expectativas futuras. Cada situación y persona es distinta a las demás, por ello debemos centrar

nuestra atención en el momento presente sin ver mucho más allá. De esta manera, controlaremos la

ansiedad asociada a esta fobia.

Lo principal es aprender a reconocer que se tiene miedo a enamorarse. Con la aceptación del propio

miedo resulta más fácil superarlo. Una vez que se reconoce esta situación, lo mejor, aclaran las

especialistas, es tener claros los sentimientos. Puede que nos quede una franja de incertidumbre en

cuanto a la seguridad de seguir adelante, pero en estos casos, como dice el refrán, “quien no arriesga no

gana”. El que nunca se arriesga a dar el paso, nunca se sabrá con total certeza si realmente es amor.

Si sientes que encajas con alguna de las descripciones de este artículo, quizás sea el momento de buscar

ayuda. Primeramente, porque la filofobia sí tiene cura. Sí es posible vencer ese temor. Existen varias

terapias para combatir esta fobia. Merece la pena hacer el intento de superar el miedo ¿no creéis? ¿Qué

supone pasar un mal rato cuando la compensación es eterna?.

* “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18)