Entrega 7 Proceres de mi tierra

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12 Entrega 7/12 de las páginas informativas que complementan a Próceres de Mi Tierra. Recortar y coleccionar Hoy circula el figurín de Antonio Nariño y su ficha técnica, espera el próximo lunes 25 de abril sus trajes intercambiables. Patrocinan: Encuéntrame hoy, y mis vestidos la próxima semana. Antonio Nariño, ació Antonio Nariño en Santafé, el 9 de abril de 1765; de manera que para 1781, cuando se presentó la revuel- ta de los comuneros del Socorro, tenía 16 años. Para defender la ca- pital del peligro de los comuneros, las autoridades virreinales adies- traron un ejército de jóvenes, Na- riño entre ellos. Experiencia que en 1811 le serviría para organizar y dirigir su propio ejército en de- fensa del centralismo, y más tarde para dirigirse contra los realistas de Popayán, en 1813. Entre los muchos hábitos que lle- garon de Europa a estas colonias, figuran las “tertulias” que eran grupos de ciudadanos con identi- dad social y política que se reunían informalmente para comentar y polemizar sobre los más variados temas. Antonio Nariño reunió en su propia casa el grupo que llamó “Casino de literatos” donde se de- batían, doctrinas filosóficas y las nuevas ideas sobre el manejo de los pueblos. La noticia de la Revolución francesa, acaparaba gran parte de la atención y cuando Nariño conoció la declaración con los 17 artículos de los “Derechos del hombre y del ciudadano”, la tradujo, imprimió, divulgó. Por ello fue acusado de conspirador en 1794, condenado al destierro y a sufrir cárcel en Es- paña, donde empieza la cadena de sufrimientos que en total sumarán 17 años de prisión y gravísimos in- fortunios. Tras fugarse de la cárcel y desa- fiando todo riesgo, recorrió Europa manifestando sus ideas de libe- ración de su patria y solicitando ayuda de todo tipo. Clandestina- mente regresó a la Nueva Granada y ya el 5 de abril de 1797 se ha- llaba en Santafé. Acosado por el virrey Mendinueta, se presentó ante él el 19 de julio y fue condenado a pagar prisión en el cuartel de caballería y luego, por enfermedad allí adquirida, continuó preso en la quin- ta de Fucha, fuera de la ciudad, hasta 1804. Luego fue trasladado a Cartage- na. Allí llegó en mayo de 1810 el comisario del Rey, don Antonio Villavicencio, y Nariño le expuso la in- justicia de su castigo ya que “Las leyes, en la impo- sición de penas, tienen dos objetos: la corrección del culpado y la satisfacción del público… Yo anticipé la enmienda porque los quemé (los Derechos del hombre); el público no tenía qué re- clamar porque no quedó un solo ejemplar que pudiera perjudicar.” A pesar de esta solicitud y de la pro- clamación de la Indepen- dencia el 20 de julio de ese año, solo en octubre re- cobró la libertad. Volvió a Santafé, pobre y enfermo, pero dispuesto a continuar batallando por un gobier- no independiente, justo y digno, ideado durante sus largas meditaciones en pri- sión. Antonio Nariño fue elegido secretario del Congreso, que eligió como Presidente del Estado de Cundinamarca a don Jorge Tadeo Lozano. El Precursor consideraba débil el gobierno de Lozano. Fundó el periódico “La Ba- gatela” y con un solo artículo titu- lado “Noticias gordas” consiguió la renuncia de Jorge Tadeo Lozano. Nari- ño fue elegi- do Presidente con su idea de un gobierno centralista, con autoridad y energía para superar la anarquía que empezaba a surgir desde el Grito de In- dependencia. Las diferen- cias entre fe- deralistas y centralistas llevaron a una guerra civil. Nariño, por los centralistas, obtuvo al- gunas victorias, pero luego tomó ventaja el federalista Antonio Baraya quien amenazó tomarse a Santafé a sangre y fuego. Nariño envió mensaje a su contendor en el que cedía a todas sus exigen- cias con tal de que no cumpliera su amenaza. Baraya insistió en ata- car a Santafé y fue estruendo- samente derrotado por las fuer- zas de Nariño de las cuales había sido nombrado generalísimo Jesús Nazareno, el 9 de enero de 1813. Nariño continuó dando pasos para fortalecer la libertad y seguridad del estado, declarando la absolu- ta independencia de Cundinamar- ca para dirigirse, en seguida, con tropas al sur a atacar las fuerzas realistas que pretendían la recon- quista, comandadas por Montes y Sámano. Pero cayó prisionero en Pasto y 13 meses pasó en esa cárcel, con orden de fusilarlo que le fue conmutada por el destierro y prisión en Cádiz (España). En 1820, tras la revolución de Rie- go y Quiroga, en España, donde también había españoles luchando contra la monarquía, Nariño fue li- berado y regresó a Colombia para proseguir su participación en polí- tica. Siendo uno de los congresis- tas en 1823, sus enemigos trata- ron de impedir que tomara asiento como senador en el cuerpo legis- lativo, ¡por no cumplir al momen- to de ser elegido, con el requisito mínimo de tiempo en el territorio de la República para ser elegido!. Hecha una brillante defensa con los argumentos que le daba la per- secución que durante tantos años padeció por la patria, obtuvo su curul, pero poco tiempo después, su deteriorado estado de salud lo obligó a retirarse a Villa de Leiva donde murió en diciembre del mis- mo año, 1823. El Precursor N Claustro de la casa de Nariño en Villa de Leiva, donde murió en 1823. Textos: Demetrio Quintero Óleo de Antonio Nariño en su Imprenta Patriótica, con su impresor Diego Espinosa.

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Hoy circula el figurín de Antonio Nariño y su ficha técnica, espera el próximo lunes 25 de abril sus trajes intercambiables.Patrocinan:

Encuéntrame hoy, y mis vestidos la próxima semana.

Antonio Nariño,

ació Antonio Nariño en Santafé, el 9 de abril de 1765; de manera que para 1781, cuando se presentó la revuel-

ta de los comuneros del Socorro, tenía 16 años. Para defender la ca-pital del peligro de los comuneros, las autoridades virreinales adies-traron un ejército de jóvenes, Na-riño entre ellos. Experiencia que en 1811 le serviría para organizar y dirigir su propio ejército en de-fensa del centralismo, y más tarde para dirigirse contra los realistas de Popayán, en 1813. Entre los muchos hábitos que lle-garon de Europa a estas colonias, figuran las “tertulias” que eran grupos de ciudadanos con identi-dad social y política que se reunían informalmente para comentar y polemizar sobre los más variados temas. Antonio Nariño reunió en su propia casa el grupo que llamó “Casino de literatos” donde se de-batían, doctrinas filosóficas y las nuevas ideas sobre el manejo de los pueblos. La noticia de la Revolución francesa, acaparaba gran parte de la atención y cuando Nariño conoció la declaración con los 17 artículos de los “Derechos del hombre y del ciudadano”, la tradujo, imprimió, divulgó. Por ello fue acusado de conspirador en 1794, condenado al destierro y a sufrir cárcel en Es-paña, donde empieza la cadena de sufrimientos que en total sumarán 17 años de prisión y gravísimos in-fortunios. Tras fugarse de la cárcel y desa-fiando todo riesgo, recorrió Europa manifestando sus ideas de libe-ración de su patria y solicitando ayuda de todo tipo. Clandestina-mente regresó a la Nueva Granada y ya el 5 de abril de 1797 se ha-

llaba en Santafé. Acosado por el virrey Mendinueta, se presentó ante él el 19 de julio y fue condenado a pagar prisión en el cuartel de caballería y luego, por enfermedad allí adquirida, continuó preso en la quin-ta de Fucha, fuera de la ciudad, hasta 1804. Luego fue trasladado a Cartage-na. Allí llegó en mayo de 1810 el comisario del Rey, don Antonio Villavicencio, y Nariño le expuso la in-justicia de su castigo ya que “Las leyes, en la impo-sición de penas, tienen dos objetos: la corrección del culpado y la satisfacción del público… Yo anticipé la enmienda porque los quemé (los Derechos del hombre); el público no tenía qué re-clamar porque no quedó un solo ejemplar que pudiera perjudicar.” A pesar de esta solicitud y de la pro-clamación de la Indepen-dencia el 20 de julio de ese año, solo en octubre re-cobró la libertad. Volvió a Santafé, pobre y enfermo, pero dispuesto a continuar batallando por un gobier-no independiente, justo y digno, ideado durante sus largas meditaciones en pri-sión.Antonio Nariño fue elegido secretario del Congreso, que eligió como Presidente del Estado de Cundinamarca a don Jorge Tadeo Lozano. El Precursor consideraba débil el gobierno de Lozano. Fundó el periódico “La Ba-gatela” y con un solo artículo titu-lado “Noticias gordas” consiguió la

renuncia de Jorge Tadeo Lozano. Nari-ño fue elegi-do Presidente con su idea de un gobierno central ista, con autoridad y energía para superar la anarquía que empezaba a surgir desde el Grito de In-dependencia.Las diferen-cias entre fe-deralistas y centralistas

llevaron a una guerra civil. Nariño, por los centralistas, obtuvo al-gunas victorias, pero luego tomó ventaja el federalista Antonio Baraya quien amenazó tomarse a Santafé a sangre y fuego. Nariño envió mensaje a su contendor en el que cedía a todas sus exigen-cias con tal de que no cumpliera su amenaza. Baraya insistió en ata-car a Santafé y fue estruendo-samente derrotado por las fuer-zas de Nariño de las cuales había sido nombrado generalísimo Jesús Nazareno, el 9 de enero de 1813. Nariño continuó dando pasos para fortalecer la libertad y seguridad del estado, declarando la absolu-ta independencia de Cundinamar-ca para dirigirse, en seguida, con tropas al sur a atacar las fuerzas realistas que pretendían la recon-quista, comandadas por Montes y Sámano. Pero cayó prisionero en Pasto y 13 meses pasó en esa cárcel, con orden de fusilarlo que

le fue conmutada por el destierro y prisión en Cádiz (España). En 1820, tras la revolución de Rie-go y Quiroga, en España, donde también había españoles luchando contra la monarquía, Nariño fue li-berado y regresó a Colombia para proseguir su participación en polí-tica. Siendo uno de los congresis-tas en 1823, sus enemigos trata-ron de impedir que tomara asiento como senador en el cuerpo legis-lativo, ¡por no cumplir al momen-to de ser elegido, con el requisito mínimo de tiempo en el territorio de la República para ser elegido!. Hecha una brillante defensa con los argumentos que le daba la per-secución que durante tantos años padeció por la patria, obtuvo su curul, pero poco tiempo después, su deteriorado estado de salud lo obligó a retirarse a Villa de Leiva donde murió en diciembre del mis-mo año, 1823.

El PrecursorN

Claustro de la casa de Nariño en Villa de Leiva, donde murió en 1823. Textos: Demetrio Quintero

Óleo de Antonio Nariño en su Imprenta Patriótica, con su impresor Diego Espinosa.

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Datos curiosos*Honrando al soberano español. En 1789 encontramos a don Antonio Nariño contri-buyendo a la celebración del juramento de Carlos IV como rey de España. Era, en ese entonces, alcalde de Santafé y cabe re-cordar que en ese entonces, en las colonias más que de independencia se hablaba del deseo de que el Rey las gobernara direc-tamente.

*Disidencia filial. Su hijo mayor, Grego-rio, fue enviado a estudiar a Londres y más tarde, mientras su padre padecía grillos y cadenas, perseguido por los realistas, él, Gregorio, estaba en Cuba haciendo espio-naje contrarrevolucionario a favor de los españoles.

*Conspiración contra Nariño. José María Vergara y Vergara en su obra “Historia de la literatura en la Nueva Granada” refiere que luego de la derrota del general Anto-nio Baraya, en las goteras de Santafé de Bogotá, se organizó una conspiración para matar a Nariño, presidente victorioso del Estado de Cundinamarca. Acerca de este

repudiable atentado, el nombrado histo-riador nos cuenta una anécdota median-te la cual podemos apreciar plenamente

la magnanimidad y el carácter de Nariño: “Organizóse una conspiración para matar-lo; uno de los conspirados, caballero de nacimiento, debía pedirle una audiencia a solas, y en ella darle la muerte. Lo supo Nariño con todos sus pormenores y guar-dó absoluto secreto a todos sus parciales. Llegó la hora: presentóse el conspirador y pidió una audiencia secreta al presidente. Concediósela al punto este, y pasaron al salón los dos solos. Apenas estuvieron, él, Nariño, impasible y lleno de amabilidad, púsose a cerrar por dentro todas las puer-tas y a entregarle las llaves a su pérfido acompañante. -¿Qué hace su excelencia?, díjole este asombrado. -Favorecer la fuga del que me va a matar-, contestó el presi-dente: -no quiero que usted vaya a sufrir por mi causa-. Y dicho esto se sentó tran-quilamente. El asesino puso en sus manos las llaves y el puñal que llevaba oculto, y le dijo inclinándose: creía que venía a matar a un tirano; pero nunca ofenderé a un ángel que lo penetra todo y lo perdona todo. –Siéntese usted a mi lado y hablemos sobre estas cosas de la patria-, replicó Nariño.”

Toponimia *Nariño, departamento del suroeste de Co-lombia.*Nariño, municipio de Antioquia.*Nariño, municipio de Cundinamarca. *Cinco corregimientos llevan su nombre en los municipios de Ayapel (Córdoba), Pasto (Nariño), Lorica (Córdoba), Mos-quera (Nariño) y Sucre (Sucre).*Tres inspecciones de policía en los muni-cipios de Leiva (Nariño), Caldas (Boyacá) y Tulúa (Valle del Cauca). También tres ca-seríos llevan su nombre en los municipios de Ebéjico (Antioquia), Tasco (Boyacá), y Puerto Wilches (Santander). Bastantes sitios, que-bradas y hasta una isla en el Río Putumayo, también se llaman Nariño.*El Palacio de Nariño, sede del gobierno na-cional de Colombia.

Pinta aquí tu retrato de Antonio Nariño Óleo de Sergio Trujillo, Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, Bogotá

Óleo de Franco, Montoya y Rubiano, Museo Nacional, Bobotá

Óleo autor anónimo, Museo Nacional, Bogotá

Magdalena Ortega, esposa de Nariño, con Gregorio, su hijo mayor.