El encuadre kleiniano en el análisis infantil

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International fleview oí~ Fsycno-.ft.naj.ysi3 \x uoc j , vux .x ¿ ^ ^ , P • 5'. EL ENCUADRE KLEIIJIANO EN EL ANALISIS INFANTIL SUSAiJHA ISAAC3 ELM1IIUST Londres El objetivo de este; escrito es dar cuenta de tai com- prensión y uso del encuadre del análisis infantil basado en el trabajo original de Melanie Klein. No me estoy dirigiendo al análisis de adolescentes, que requiere una técnica especial, poro diferente de aquéllas apropiadas al análisis de niños ;o adultas. Yo espero que este escrito describa un setting, en el cual, los puntos es/ enciales coincidan portaquellos usados por mis colegas kleinianos. Si bien es inevitable que la'es^Kr cia del setting és el uso de la menté individual y personalidad para ayudar el crecimiento eniocional y mental de un otro más joven, individual, el tipo de exacta reproducción de encuadre” i técnico que es usual.,'en las ciencias biológicas y risicas es i simplemente casi irrealizable. Estos factores no hacen'al psico- | análisis no científica o inferior. Freud mostró el caniino hacia el análisis de niños cuando ól desarrolló la técnica psicoanalítica para investigar la mente inconscientejde adultos. Usando esta técnica él descu- brió cuán importante es el niño que en cada uno de nosotros se mantiene aún activo. Pero si los niños son accesibles al psico- análisis, y pudiéran ser ayudados por él, se mantuvo desconocido por algunos años. Entonces, cono ustedes saben, en 1909 Freud fue consultado por uno de sus pacientes acerca de su hijo de cuatro años de edad, que tenía miedo a los caballos, una fobia - que era persistente, si bien de comienzo rápido. Freud trató esto a través de aconsejar al papá del niño :que le permitiera a él libertad de hablar acerca de sus sentimientos, que le manda- ra un informe escrito de los sentimientos del niño a Freud, quien después le daba mayores consejos acerca de cómo tratar con los problemas que se habían despertado en el pequeño niño. Juanito, como fue llamado, habló libremente con su padre, una respuesta que Freud describió en estas palabras: "El pequeño paciente sumó coraje para describir los detalles de su fobia, y pronto .comenzó a tomar participación activa en lá conducción del ana-

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Artículo original psicoanálisis kleiniano.

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International fleview oí~ Fsycno-.ft.naj.ysi3 \ x uoc j , v ux . x ¿ ^ ,P • 5'.

EL ENCUADRE KLEIIJIANO EN EL ANALISIS INFANTIL SUSAiJHA ISAAC3 ELM1IIUST

Londres

El objetivo de este; escrito es dar cuenta de tai com­prensión y uso del encuadre del análisis infantil basado en el trabajo original de Melanie Klein. No me estoy dirigiendo al análisis de adolescentes, que requiere una técnica especial, poro diferente de aquéllas apropiadas al análisis de niños ;o adultas. Yo espero que este escrito describa un setting, en el cual, los puntos es/ enciales coincidan portaquellos usados por mis colegas kleinianos. Si bien es inevitable que la'es^Kr cia del setting és el uso de la menté individual y personalidad para ayudar el crecimiento eniocional y mental de un otro más joven, individual, el tipo de exacta reproducción de encuadre” i técnico que es usual.,'en las ciencias biológicas y risicas es isimplemente casi irrealizable. Estos factores no hacen'al psico- | análisis no científica o inferior.

Freud mostró el caniino hacia el análisis de niños cuando ól desarrolló la técnica psicoanalítica para investigar la mente inconscientejde adultos. Usando esta técnica él descu­brió cuán importante es el niño que en cada uno de nosotros se mantiene aún activo. Pero si los niños son accesibles al psico­análisis, y pudiéran ser ayudados por él, se mantuvo desconocido por algunos años. Entonces, cono ustedes saben, en 1909 Freud fue consultado por uno de sus pacientes acerca de su hijo de cuatro años de edad, que tenía miedo a los caballos, una fobia - que era persistente, si bien de comienzo rápido. Freud trató esto a través de aconsejar al papá del niño :que le permitiera a él libertad de hablar acerca de sus sentimientos, que le manda­ra un informe escrito de los sentimientos del niño a Freud, quien después le daba mayores consejos acerca de cómo tratar con los problemas que se habían despertado en el pequeño niño. Juanito, como fue llamado, habló libremente con su padre, una respuesta que Freud describió en estas palabras: "El pequeño paciente sumó coraje para describir los detalles de su fobia, y pronto .comenzó a tomar participación activa en lá conducción del ana-

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lisis." (pág,,123) ; "él estaba avanzando y el material trajo en el análisis b a s t a n t e V ^ ^ ^ - ' nuestro poder de compren­sión" (pág. 127-U).

El desarrollo de Juanito era convincente, y su subsi­guiente mejoría, al menos en sus tempranos años de adultez, cuando Freud tomó el último contacto con él. En este momento Freud pensó que ninguno pero un padre podría "hacer posible la inducción en el niño a que haga semejantes confesiones."(pág. 5).

Más tarde una comprensión más profunda, de la funda­mental importancia d e .la transferencia lo llevó a él a cam­biar de idea. Pero en aquellos tempranos días los analistas,iincluyendo Freud y Klein, no veían barrera en psicoanalizar «=?> sus propios hijos. i . '

& *1 JIiay acuerdo general que iSt Ür4 Iiilde Hug Hellmuth fue ¿-f) primer psicoanalista que intentó el análisis de niños,

ella escribió un escrito acerca de su trabajo en 1921. Sin embargo ella, y posteriormente su alumna Ann.a Freud, tenían problemas con la parquedad de las asociaciones libres verbales de los niños y creían que esto era, una indicación:de que los niños no tenían la fuerza del yo o conciencia de sí mismos para poder responder a una actitud psicoanalítica completa y desarro­llar una transferencia que pudiera ser significativa de ser interpretada. ’ i

Anna Freud (Í926) describió como Hug Hellmuth inten­tó tratar una dificultad a través de "reemplazar el conocimiento 1 ' obtenido de las asociaciones libres de un paciente adulto con el juego con los niños, viendo esto en el propio círculo y tra­tando de sor familiar con todo esto... circunstancias" (pág.35). De hecho, semejantes esfuerzos educacionales llevaron a Hug Hellmuth lejos de la vida de fantasía inconciente de los niños, especialmente sus miedos irracionales, persecutorios y odios de las familias con las que ellos vivían y querían. Anna Freud, cuyo b&ckground temprano profesional era enseñar, lo continuó. Fue también que al principio de 1920, Melanio Klein empezó el psicoanálisis de niños. Ella no coincidía con la posición de Hug Hellmuth ni Anna Freud acerca de la accesibilidad de los niños al análisis. Por supuesto, tampoco el pequeño Juanito

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coincidía, cuyas objeciones a esto, como también las silencio-. sas actitudes que eran echas a su padre, y publicadas por Freud mismo como siguió (1909).

Juanito sabía que Freud, llamado "El Profesor" en la familia, estaba trabajando para tratar de entender sus miedos.En una ocasión Juanito y su pladre estaban discutiendo los com­plejos sentimientos del niño hacia su hermana bebé. £l tenía temor de que a su madí'e podría caérsele llanna en el baño y se pudiera morir. A lo largo de la conversación Juanito contribuyó a manifestar que él mismo había realmente deseado que HarinaI 'muriera; ''porque ella llora tanto". Su padre dijo; "Y entonces vos estarías solo conmarai. Un1 buen chico no desea tal cosa".

Juanito: "Pero él puede PENSAR esto".Padre: "Pero esto no es bueno".Juanito; "Si él piensa esto; esto es bueno igual, porque

1 tú puedes escribirle esto al Profesor" (pág.72)

Melanie Klein (1932,1955) desarrolló la teoría origi­nal J^que la falta de asociaciones ^dativa^ verbales en los niños no es necesariamente una barrera para psicoanalizarlos porque, en el encuadre analítico el uso del niño de los juguetes - en un juego indirecto - considerado en conjunción con el diálogo espontáneo, canción, sonidos, y movimientos, pueden ser tomados como un equivalente inmaduro de las asociaciones libres, de los adultos. Ella, por lo tanto, comenzó a darle a sus pacientes niños,, pequeños y simples juguetes para que usen en las sesio­nes con ella. No hizo ninguna restricción en lo que el niño debía hacer con estos materiales -a excepción que no debían ser usados con destructividad hacia ellos mismos, el analista, el cuarto, y sus contenidos Ella también, por supuesto,; les permitió a los niños los mismos privilegios de los pacientes adultos, en el sel^ido que los niños eran estimulados a decir cualquier pensamiento, o sentimiento que se les ocurriera, segura en el conocimiento que la confidencialidad es una garantía y el castigo físico o moral debía ser evitado.

A esta "carta blanca" verbal y el escrutinio abiertoi4del uso de los juguetes de- aüad-arncri fce- por el niño, ella agr'egó una atención detallada de los sonidos no verbales, canciones ymovimientos.

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Rita tenía 2 3/4 años cuando ella devino una de las primeras pacientes analíticas de Melanio Klein. A esta tempra­na- edad "ella exhibió ceremoniales obsesivos y una alternancia entre "bonachona-bondad" mezclada con sentimientos de remordi­miento e incontrolable "maldad". Ella tuvo ataques de mal carác­ter en donde mostraba todos los signos de una depresión melan­cólica; y además ella sufría de una ¡severa ansiedad,.y una intensa inhibición en el juego, una total inhabilidad para tole­rar cualquier clase de frustración y una excesiva tristeza.

Estas dificultades hacían que la niña fuera casi impo­sible de conducir (pág.3). En análisis, "la pequeña niña estaba severamente inhibida ;en el juego. La única cosa que ella podía hacer -y esto sólo sin voluntad y con obvias inhibiciones - era jugar con sus muñecas y sus animales de juguete. A pesar de que esta ocupación tenía un carácter claramente obsesional.

Esto consistía casi enteramente en" lavar sus muñecas y continuamente cambiar sus ropas en una forma compulsiva. Tan pronto como ella intrbducía cualquier elemento de fantasía en estás actividades... ella tenía inmediatamente una crisis de ansiedad e interrumpía el juego."(pág.109)

Si el pequeño Juanito hubiera sido tan perturbado como Rita, Freud no hubiera podido ayudarlo a través de su padre, por lo tanto Freud fue afortunado en su primer paciente niño, como Melanie Klein lo fue en el suyo.

El azar juega una ^arte en él crecimiento del. genio,'Í-!f

en ese indefinible y raro|to, .dtóft-sS-ll compartido por Freud y Melanie Klein, también incluye ev,i| ji'pPj]: ite una capacidad para dar cuenta de la importancia’de las jf 11™! !':lkdes azarosas y usarlas crea­tivamente. Porque era la de los sentimientos que sus pequeños pacientes traían, cii particular sus miedos y hostilidades lo que llevó a Melanie Klein a descubrir una verdad más general de lo que el pequeño Juanito: había mostrado, de que los niñospueden obtener alivio y algunas veces aún placer de la oporHaTTcfadde comprender y pensar, que es provista por una correcta interpreta­ción de experiencias muy temidas, dolor'osas o confusas.

Cuando Klein comenzó su carrera analítica con niños, ella comenzó a ver a estos jóvenes y muy perturbados pacientes en sus casas. Ella vio que la mayoría de sus sufrimientos tenían

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una naturaleza intensa persecutoria, los niños estaban paralizados en su crecimiento emocional, por temor a toda clase de ataques.Un reaseguramiento gentil de la clase usualmente efectiva con niños tímidos, fue tratado por Klein y encontrado inútil, oin e m b a r g o l a s interpretaciones de sus fantasías, que eran en el análisis de entrada rebeladas como miedos de ataques por el analista, ofrecieron a los niños alivio y crecieron en ellos antimientos de gratitud. En otras palabras, la interpretación de la transferencia negativa condujo al desarrollo de una trans­ferencia positiva.

Era en este punto dél trabajo de Melanie Klein que las diferencias entre su aproximación y la de Anna Freud devi- nieron claramente manifiestas. Anna Freud no creía que los niños

fueran concientes de la necesidad de ayuda de sus problemas emociónales, por lo tanto ella pensaba que los adultos que deseaban ayudar a los niños, debían primero hacerse a sí mismos "interesantes y útiles" a través de sus jugue­tes, escribir cartas 'a¡! los niños, cambiar el carácter y la con­ducta de acuerdo con ellos, y aún también a veces, entrar en competiciones con ellos, por ejemplo habilidad en manipulaciones manuales como atar nudos en una soga.

Mientras Klein creía que aún en sus más tempranos traba­jos ella había demostrado que los niños eran concientes del su­frimiento, podían rebelar esto en un encuadre adecuado, podían responder a las interpretaciones, y podían cooperar en el es­fuerzo psicoanalítico progresivamente. Sus diferencias llegaron a ser intensas, y a menudo, incómodas, desacuerdos que todavía retumban y algunas veces erupcionan dentro del mundo psicoanalítico infanti i .

Lo que es de fundamentad, importanala. __ evaluar losresultados de cualquier acercamiento experiment a l e s un conoci­miento detallado del setting,.1 incluyendo detalles técnicos, en el cual el trabajóles practicado. Cuando esto está hecho, coi.ipa-jraciones significativas pueden ser hechas con resultados diferen­tes a los que se reclamaban. El psicoanálisis, 110 es por supuesto, una excepción, no .obstante las complicaciones de sor un método de estudio, que puede en y por sí mismo, traer alivio, y en el cual la mente 'humana se constituye en un instrumento terapéutico.’

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Melania Klein llegó a la conclusión que a las dificultades del paciente niño se ajelaba innecesariamente el hecho de ser visto en su propia casa en un cuarto usado en otros momentos por su familia, porque los sentimientos de los niños eran de una extrema intensidad y oran.inevi­tablemente' acerca de sus padres, cuidadores y hermanos quie­nes estaban dentro de la visión y sonido cuando estos senti­mientos eran trabajados en el análisis. Ella vio que esas di­ficultades eran aún mayores para los niños^que para los adul­tos por su total dependencia en sus familias por motivos de vida y muerte. Por lo tanto Klein decidió ver a sus pacientes

✓niños lejos de sus,casas en un cuarto adecuadamente equipado para este propósito.

La mayoría de los detalles de la técnica que ella en este momento aconsejó son aún válidos y han permanecido fundamentalmente inalterables. El psicoanálisis es, ofrecido a los niños bajo condiciones que son ambas iguales a y dife­rentes de, aquellas jdel análisis de los adultos.

El mismo número de sesiones se disponen al niño cada semana., Klein vio sus pacientes cinco veces a la semana y muchos todavía lo hacen, incluyendo a mí misma.

Sin embargo,los niños pueden, más frecuentemente que los adultos, intenso uso con menos de cinco sesiones semanales si sus familias no son demasiado anormales envueltas con la perturbación del niño o pueden conseguir ayuda ellos mismos.

También sesiones de igual tiempo son las dispuestas para los niños. La hora analítica freudiana de 50 minutos, se­guido por un intervalo de 10 minutos para descanso, reflexión y relax de necesidades físicas fue aceptada por Melanie Klein y todavía parece ser satisfactoria para mí. Con niños un tiempo físico ordenado os es/encial y es pertinente recordar que un tiempo ordenado emocional es necesario entre pacientes adultos también. En mi propia experiencia los niños muy rápidamente desarrollan un conocimiento interno del tiempo provisto (en mi caso 50 minutos) como una norma analítica, especialmente para los niños más perturbados cualquier variación del tiempo dispo­nible despierta intensos sentimientos. Un niño autista de 4 años, en cierta ocasión me rebeló que yo había prolongado

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inadvertidamente un minuto más el tiempo, tornándose él blanco como muerto. Tan proiito cono yo pude .^entender su terror, el encuadre había cambiado instantáneamente de un objeto usable, confiable,(como representaba el regular tiempo de la sesión) hacia un espacio temido,:engolfante, devorador.

j; ; Parece, que, el tiempo disponible puede ser experimen-iri:j ■ ;1 : t: , \ ‘ ■ ;t’ádo muy conci^etanénte coiAÓ- ¡La sombra de un objeto, una visión

!sostenida por la respuesta favorable de un pre-púber anorexíge- no que siempre.llegará tarde a sus sesiones hasta que yo enten­dí', e interpreté, q u e !e s t o ,era un ataque al frente de la sesión, al cuerpo de una madre, a los pechos.,

La puntualidad es importante cuando nosotros estamos trabajando en é» el calor de la transferencia infantil. Yo una ves, [era inuy inusual 'en mí jcomencé una sesión 10 minutos tarde oon un niño de. 5 años que estaba en su tercer año de psicotera­pia psicoaxialít-ica por un cuadro asmático que amenazaba su vida.

El mal gesto de la cara de Lottie y los movimientos de salto cuando ella pateaba las escaleras, indicaban un extremo enojo. Una ves dentro del cuarto de terapia, ella tomó un cubile y rápidamente bebió varios cubiletes llenos de agua. Yo le ínter preté que ella me estaba mostrando cómo la había hecho sentir mi .tardanza: hambrienta y enojada, como ella se había sentido ouando su mamá dejó a la bebé Lottie esperando.Su rápida respues ta fue: "Bueno, tu verás, yo estoy sedienta de la verdad".

Aquí mi jgven paciente demostró que muy pronto el niño se transforma en alguien que en parte indaga en el aná­lisis como lo hace un adulto, por el alivio mental y lagratificación que el análisis provee. Aún en los más severos

lenfermos de todos los niños psiquiátricamente perturbados, aquellos con autismos, esto puede ser verdad.

Lo que recuerdo es un niño con mutismo de 4 años a quien yo traté psicoanalíticamente, usando la técnica originaria de Melanie Klein. A las pocas semanas de empezar el análisis él empezó a ir a su auto con su abrigo, listo para dirigirse a la sesión una hora antes de lo convenido. El se sentía arras­trado por un deseo, por el alivio obtenido de la comprensión de sus sentimientos.

Es necesario otro escrito,para describir el training

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necesario para un analista de niños, pero el acercamiento psi- coanalitico básico no es diferente con los .niños que con los adultos o adolescentes. La conducta y la actitud del analista de jiiños cono también su.capacidad para percibir y para inter­pretar los sentimientos de los niños, o la falta de ellos, son el núcleo viviente del setting. Baste decir que un analista necesita estar firmemente .arraigado, en el respeto por sí mismo y por los humanos que lo rodean, de cualquier edad.Las palabras de Susan Isaacs (1939) una disposición de "dirección, interés, compromiso* curiosidad1' es es^encial, con particular apertura mental:acerca de las experiencias emocionales del niño y su vida de fantasía, y cómo ésto puede afectar el contacto del niño con el analista, con su propio cuerpo y el mundo fuera del consultorio. Con un niño psicótico que estaba muy pertur­bado por cambios en mi vestimenta, yo usé el mismo overol azul en sus sesiones durante varios años.

Yo siempre saludé a uno de mis pacientes por el nom­bre al comenzar su sesión, una costumbre sostenida por el impac­to en mí que una vez tuve cuando fui reclamada para analizar un niño autista que no tenía un nombre definido en la familia. Desesperadamente yo establecí llamarlo a él por la primera síla­ba de su primer nombre, un nombre que él tomó en la casa años después y es todavía el suyo' ahora siendo adulto.

Yo también hago un conocimiento amable de la presencia del adulto que trae al niño. Esto ciertamente no implica iniciar o confabular conversaciones o notas con endusión de mi paciente, que es el niño. Yo pienso que mi posición de alguna manera dismi­nuye más que acrecienta el sentido de exclusión que generalmente todos los padres con un chico en análisis padecen. Este sentimiento de exclusión es compartido por todas las relaciones de cualquiera en análisis pero es frecuentemente más agudo para los padres, y ellos necesitan ayuda casi siempre para su sufrimiento, de hecho los padres pueden necesitar ayuda para permitir que el análisis del niño prosiga hasta el fin. Yo no pienso que esta ayuda pueda ser provista por el analista del niño, que- es una importante

/./< o*•?.. i.razón por-<¿ftt«í el trabajo psicoanalítico con chicos en un encuadre '' clínico^puede ser más exitoso que en cualquier otro lugar; en la clínica los padres tienen -rutinariamente se les ofrece-

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entrevistas con psiquiatras, asistentes sociales o terapistas y pocos de ellos reúsan. Mientras qué en el trabajo privado los padres que no están ya en.alguna clase de terapia, antes que ellos traigan suslchicos para análisis, están poco dispues­tos y en condiciones de encontrar tiempo y dinero para buscar ayuda, separadaniete, ¡para , ellos misinos.; ’T ' ';r' ■) . i’/’! 1 : ■

'% Esto no quiere dSc’ür que los padres no tuvieran queencontrarse nunca con el analista del niño para discutir pro-

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gresos, pero estos encuentros deben ser infrecuentes (no más dé tres veces al año)-, nd en la hora de la sesión del niño, y

■ no dében ser usadas esas entrevistas para dar detalles del material del niño a loá padres. En: dos oportunidades vi en consulta un niño perturbado que necesitaba y quería psico­análisis, pero los padres (en uno de los casos el padre y en el otro la: madre,) podían considerar esto solamente si ellos obtenían un informe verbal de cada sesión.

Esta garantía no podía ser dada, por lo tanto el psicoanálisis no. estaba disponible para estos niños.

Tal vea los niños ganaban cierta esperanza del con­tacto con un adulto, yo misma en el rol de una consultora psi­quiátrica que podía ver las dificultades de ellos y no ser in­timidada por las demandas o exigencias destructivas de sus pa­dres. Tal vez a su debido tiempo ellos encontraran su camino para psicoanalisarse como adultos; un resultado que es muy fre­cuente es lo mejor qye nosotros podemos desear para un niño . visto sólo en la consulta diagnóstica, o que se niegan a la terapia, o que tienen psicoanálisis prematuramente interrum­pidos. Esta última circunstancia en el análisis de niños muy frocuentemente sigue a un temprano cambio sintomático, no toda­vía sostenido por un'cambio fundamental en la fuerza del yo ni en la dureza del superyó. El juego de una pequeña paciente, indicaba que ella continuaba manchando y ensuciando con heces la casa. A mi pregunta ella dijo: "Ah, sí, porque si no ellos no me hubieran traído a verla a IJd."

El análisis de niños requiere un ' consultorio • si¡ íplc , ordenado, con muebles fuertes apropiados a la edad de los niños. Este cuarto debe ser invariable e inalterable como sea posible. Si es posible debe haber agua disponible, una pila de cocina es también un lugar seguro donde sea permitido al niño hacer un

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pequeño fuego. Un este cuarto cada niño tiene una caja iiiUivi­dual, placard u otro continente privado adecuado donde sus coate nidos no son accesibles a otros excepto el psicoanalista ./ el paciente. Es muy importante que el .equipo de cada niño esté guardado aparte del alcance de otros pacientes, Los niños rebelan muy intensamente■su curiosidad, avidez, y envidiosa intrusividad tratando de investigar, apropiarse y dañar el equipo de otros, que ellos saben, comparten su analista.

Viendo la intensidad en que cada niño sigue en es­ta dirección^es evidencia extremadamente convincente en la transferencia el observar' muy fuertes sentimientos ' acerca de todos los rivales respecto a la madre,' especialmente el padre y otros bebés reales e imaginarios.

Los contenidos son similares para cada niño, variando ligeramente con la edad, y. ¡pueden ser usados de cualquier modo que el paciente elija excepto que hay una firme prohibición en contra del daño físico al niño, al analista o los contenidos compartidos del cuarto.

Los materiales del juego del niño son para uso sólo dentro de la sesión en el consultorio de niños. Esto es impor­tante .porque los niños pueden experimentar todo el encuadre muy concretamente corno sinónimo del cuerpo y la mente del ana­lista. Por ejemplo, un niño de 11 años de edad tomó un lápiz de pasta fuera de la sesión cuando yo no me di cuenta hasta que él se había ido. El retornó a la siguiente sesión vestido de una forma que nunca usó antes o después, con sus pantalones con tiradores, construidos muy elaboradamente con soga, lío sólo este aspecto estaba demostrando que él mantenía un sos­tén adecuado de sus pantalones y sus contenidos, sino también fue capas de decirme que conocía a un niño que usaba tiradores similares, quien (en palabras del paciente) transformaba ,!uoia- bres en mujeres llamándolos a ellos putas’1. Por lo tanto, yo pude relacionar el temor que me tenía como un oojeto castrado y castrante porque él había llevado lo que él experimentaba como una parte esceneial de mi anatomía, ejemplo: el lápiz de p as t a .

A pesar de que él obviamente sentía que había sacado, arrancado, mi pene, en el trabajo posterior emergió que la pa.s-'

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ta también significaba la capacidad de ¡ai mente para penetrar en la'necesidad de él para entender que interfería con su pen­samiento, comprensión que sólo podría ser lograda por él si yo seguía diciéndole lo que él siempre sentía como mis 'horribles11 ideas, y no las de él. JDsto nuevamente retornaba rebelado por él como una función materna originaria codiciada y envidiada.£l era un joven depresivo y frustrado que frecuentemente actuaba impulsivamente, en una manera que asustaba a los demás y provo­caba respuestas temerosas entre los demás, sin ser capaz de con­siderar sus acciones antes o después.

El niño evidentemente se experimentaba a ¡sí mismo como habiéndome dañado y por lo tanto estaba ilusoriamente asus­tado de mí. Entre otraá fantasías él rebeló cómo se sentía a sí mismo dtü d:añar sus objetos a través de introyecciones con­cretas. Una inhabilidad para distinguir.experiencias simbólicas de concretas es inevitable en la ■ temprana infancia, ambas en relación a la identificación proyectiva e introyectiva. Este ejemplo parece para mí sostener mi punto de vista de que un importante rol del objeto primario, y del psicoanalista inves­tigando relaciones de objeto, no es para confirmar, y por lo tanto mezclar en la realidad externa, las ansiedades (como la confusión entre lo concreto y lo simbólico) inherentes a la situación infantil y por lo tanto extendidas en la mente inconciente del niño o adulto.

Originalmente Klein le dio a sus pacientes niños, juguetes muy pequeños y simples, que' ellos podían manipular fácilmente y que ofrecían pocas alternativas externas para la expresión del niño de su propia fantasía. Este criterio toda­vía se aplica y es difícil de cumplir en estos tiempos modernos cuando mucho menos es dejado en el mundo comercial, para la imaginación del niño, iíuestras fuertes muñecas y animales de plástico, y autos metálicos son sin embargo, menos frágiles que aquellos disponibles para Klein, ,/innicott (1962) enfatizó la importancia de la introducción por Klein de pequeños juguetes, porque muchos de los problemas de los niños provienen da senti­mientos acerca de pequeños y desamparo, una situación que era expresada por los pequeños pacientes míos lamentándose de esta manera, "Tu 110 tienes nada pequeño suficiente para mí".

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L'l equipo que yo proveo a ¡ais pacientes niño.3 es como sigue ;Muñecas: -Una familia de pequeña casa de nuñccas: Papá, Mamá,

niña, niño, bebé.Animales pequeños do plástico: -Salvajes

-DomésticosAcerca de 5 juegos de cada uno.

-¡ , Grupos de familia son útiles.Autos: -Todos pequeños, algunos realmente minúsculos si es

posible. Cerca de 5 en cada juego, con un camión de cada tamaño.

Una caja de bloques para construir.Una pequeña pelota livianaPapelLápiz negro y de colores Pinturas Tijeras

. t ,,, ■ I Opcionales para niños muy pequeñosPapel Celoían I

HiloPlastilina o f4asa para jugarBolitas - casi indestructibles, y con fascinantes dibujos adentro son muy usadas para niños que no son tan chicos ni tan traviesos. Los muy pequeños pueden tragarlas y los muy traviesos las tiran para gran detrimento de los humanos que lo rodean y del entorno inanimado.

Eii un análisis el criterio de posible progreso fue "’• ' por un niño en estos términos: "Cuándo puedo usar las bolitas?" En este caso las bolitas habían sido sacadas de su caja por su persistente y peligrosa inhabilidad para controlar una urgencia poderosa de usar las bolitas solamente para causar dolor, miedo y destrucción. Con niños menos seriamente perturbados, puede ser a veces' necesario interrumpir la sesión por un período de tiempo breve o hasta el próximo día, si el niño es incapaz de responder a la interpretación y un comentario semejante a,"Si no puedes parar de patearme a mí, o romper* la ventana, te puedes ir a la sala de espera por un rato'. Es muy importante estar abierto a percibir la intensidad de los sentimientos de furia de un niño -limitar firmemente su ley o actuar contra la propiedad compartida en el consultorio de niños, como también contra el cuerpo del niño o del analista.

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Los muebles deben ser simples y fuertes, y las paredes lavables, la unión entre la pared y el piso bien contra elagua. iío debe haber adornos que se puedan romper y no se dobon mostrar objetos inaccesibles como por ejemplo teléfonos,o la cartera d e l 'analista. Los bolsillos de un saco de un analista varón deoen estar firmemente protegidos, listo es porque el daño a la propiedad compartida es frecuentemente experimentado por el niño como un daño concreto al cuerpo del analista. En contraste coh esto, la compléta libertad del niño a usar los materiales de juego individuales con cualquier monto de furia o destructividad es muy importante enfatizar la diferencia entre concreto y expe­riencias simbólicas; El lamento del pequeño paciente "Tu no tienes suficientes anímales salvajes para mí" expresaba un temor de que yo no fuera capaz de aceptar sus intensos sentimientos, a pesar que en su caso después se vio que significaba que yo debía aceptar la responsabilidad por su furia y sacársela antes que dejársela ahí con las consecuencias internas que pudiera haber.

Una importancia relevante de proteger la estructura compartida de mi encuadre, y enfatizar o estimular la libertad del niño a fantasear, se ve en el siguiente material,

«flW • — r r r ------------------------------------------------------ " . • — --------------------------------

Un niño de 8 años, en análisis por severas ansiedades, que él rebeló a sus padres por frases semejantes a "Otros ciiicos pueden estar asustados de la oscuridad", dañó mucho sus juguetes.Un día él clasificó estos juguetes rotos, de los cuales él estaba asustado para enviarlos al hospital; algunos a "Un viejo hospital" y otros "a un nuevo hospital".

Aquellos que iban al viejo hospital estaban deformados en pedazos, pero cada pedazo era entonces asustante, era temido.Al nuevo hospital iban los juguetes que estaban reparados, los que eran posibles de reparar, y que ya no eran más temidos. Le fue permitido expresar estas fantasíap de daño en el consultorio y aquellas del contenido compartido con otros niños que' él había estado agregando a los otros niños pacientes temores confusos como los propios e impidiendo su progreso, y el de ellos, hacia una diferenciación de la realidad interna de la externa.

Además del derecho a la libertad verbal y la completa confidencialidad, que se aplica en los pacientes en análisis de todas las edades, los niños no son restringidos en el uso de sonidos, canciones, movimientos. Todo esto contribuye a nuestro

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conocimiento del niño y a nuestra capacidad de transmitir al niño nuestra creencia en la diferenciación de los hecnos de la fantasía, lo concreto de lo abstracto, nuestro punto de vista que los pensamientos y sentimientos 110 son omnipotentes pero son aún la es¿encia de la viua misma. Recientemente yo vi en consulta,a pequeña niña que necesitaba ayuda con un muy intenso sentido de vulnerabilidad, expresado por ella pidiéndome que yo la asista con una figura de Hurnpty .Dumpty con la cual ella estaba evidentemete identificada. Más tarde, en ocasión de estar hablando coh su madre, eji su presencia, 'la. niña es­taba saltando fuerte y un ¡salto detrás de otro, sobre unos árboles verdes fálicos dibujados en la alfombra- . La madre quería pararla, después decidió (no era característico de ella) preguntarme cuáles eran mis límites. Yo contesté que mis límites eran el daño físico a la alfombra, que yo pensaba que era sufi­cientemente fuerte para que se pudiera saltar en ella. Después de lo cual la niña cambió saltar a danzar graciosamente sobre el dibujo.

- Como en el ¡análisis de adultos, el objetivo del encua­dre del análisis infantil es hacer posible para el analista combinar la evidencia de las comunicaciones del paciente y de las propias reacciones contratransferencial-es de manera de ser capaz de poner en palabras apropiadas un informe, un relato de lo que está pasando en la sesión, en el aquí y ahora. Cuando esto puede ser trazado hacia sus raíces en las tempranas rela­ciones del niño, una verdadera interpretación transferencial puede ser dada, que James Strachey (1934) llamó una "interpre­tación rautativa" .

£1 alivio promovido resulta de la disminución de la ansiedad, un incremento de la capacidad para pensar y por lo tanto, un mayor contacto con, y crecimiento de, benignidad, no temor, de las experiencias internas. En otras palabras el yo inmaduro del niño es fortalecido,su desamparo disminuye, y la severidad de su superyó es mitigada. La experiencia de ayuda, y de esperanza que esto ofrece capacita al niño a seguir trabajando con el analista. Una transferencia positiva ha sido establecida por la interpretación de los sentimientos negativos, cuando éstos son los que lian estado interfiriendo

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con el desarrollo norinal del yo y del superyó. El proceso es análogo a la forma en la cual un niño comienza a aceptar y experimentar placer en lo que el mundo extra-uterino tiene para ofrecerle.

Este encuadre para ambos análisis para adultos y niños está en parte intuitivamente originado, por Freud y Klein respectivamente. Muestra comprensión se lia profundizado a través de los años como así también hay subrayadas razones para que estos settings sean instrumentos apropiados efectivos de terapia e investigación.

Nosotros podemos ver ahora como el uso del' setting1kleiniario del análisis infantil confirma las ideas de 13ion

(1963) acerca del rol materno "reverie" en el desarrollo mental del niño, aunque él desarrolló esta teoría de un análisis de adultos. Otro ejemplo de Lottie puede iluminar' esta proclama. Cerca de 6 a 9 meses antes de la sesión de "sedienta de verdad", la paciente de 4 años de edad me puso en la cama mientras que ella hacía la cena paj^a papi (sin agua y limpiando polvo que vino a representar sa¡Liva, orina y heces). Ella rebeló hacien­do esto frente a mí, ¡aunque nada de esto lo estaba haciendo para m í . Yo era "la beba tonta" y no tenia permitido hablar, todos mis intentos de interpretación eran repelidos como ataques voraces, envidiosos y celosos. Yo le pedí a Lottie que me diga qué podría pasarme a mí si yo no hablara. Con gusto ella dijo; "Oh, te enfermarás, por supuesto".

Lottie estaba usando la identificación proyectiva de una manera hostil para invadirme destructivamente con sus sentimientos infantiles inmanejables. Esto, por•supuesto, en ataques similares del pasado, particularmente sobre sus objetos primarios, la habían llevado a una identificación in- troyectiva con objetos nostiles y enfermos.

Gradualmente mi respuesta al recibir y usar sus pro­yecciones, de observar y tolerar y pensar acerca de ella de manera no omnipotente, la condujo a ella a introyectarmc a mí como un pecho capaz de lo que Bion llama "reverie". ,:-ii capacidad de contemplar lo que ella me trajo a mí y hacer in­terpretaciones me hizo a mí disponible para ella para una identificación introyectiva y proyectiva, con un objeto capas

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de transformar elementos(i> en 0('. Su yo 'fue fortalecido y su superyó modificado pojr identificación con un objeto que po­día unir preconcepciqnes con una realización para producir una concepción; un objeto capaz de relaciones objetales, relaciones de objeto creativas. Las implicaciones son múl-

'í ^ipljés pei’ó | ;dc;a|^p!;:al;' 9 bjej:íjv-9 . de: 4st:e escrito.

■ - : bRESUMEN:

Este artículo contiene un informe del uso que hoy en día se hace del marco que para el análisis de niños desarrolló originalmente, Melanie Klein. Sin lugar a duda la versión contenida aquí es muy personal, y va acompañada de ejemplos tomados dbl trabajo que el autor lleva a cabo con niños. A pesar de' lo cual el autor cree y espera que tanto el marco como e,l uso que aquí describe sean en esilen­cia los de los analistas de niños kleinianós británicos.

El análisis de adolescentes queda fuera del abar­que de este artículo.

BIBLIOGRAFIA:

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BIBLIOGRAFIA (Continuación)

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