Colmenares, el oro

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(lo/~~nc"·"'J., ((El Oh::>~ I/rS-toY'/c.c..... I..(OC/Q / dc::.. (lo/O,.....,{.ICf. / /$37-0./'7'./ ..¡ec:-/ 7~ re e r" H~ el =: / 7r-f" I',Po 2. c.-I- 35'7. " Capítulo V EL ORO CICLOS DEL ORO Y EXPANSIÓN GlrOGRÁFICA En la economía metalífera del Nuevo Mundo se distinguen ciclos tempo- rales cuya definición varía, según diferentes criterios. Hay, por ejemplo, un ciclo de oro y un ciclo de plata si se considera sea el valor, sea el peso de estos dos metales. El ciclo del oro abarcaría desde 1503 hasta 1530, de acuerdo con la importancia de su peso (Hamilton) frente al de los envíos de plata a España, o se prolongaría hasta 1560 si, prescindiendo de una comparación respecto al pes'O, se atiende más bien a la relación de valor entre-el oro y la plata 1. Esta relación tiende a favorecer al oro a medida que las cantidades de plata en circulación aumentan: de 1:10,11 a comienzos de la expansión española, se eleva a 1:14,84 a mediados del siglo XVII. En este caso, el ciclo corresponde a la idea de una inversión en el orden de importancia cuantitativa de los dos metales. Tal inversión se ha operado no sólo en virtud del descubrimiento de yacimientos de plata muy ricos en México y en el Perú, sino también a causa de una innovación técnica, el método de separación de la plata mediante su amalgama con el azogue. En la obtención del oro se distingue, a su vez, una etapa inicial, en la que los conquistadores se apropiaron de los tesoros acumulados por las civilizaciones indígenas. Luego sucede un primer ciclo del oro, en el que la extracción se concentró en lavaderos fluviales con el concurso del trabajo aborigen. Se distingue todavía un segundo ciclo, cuyos comienzos fluctúan de acuerdo con las curvas de la desintegración demográfica de los indios, y que estaría caracterizado por la explotación de minas de veta y el empleo de mano de obra negra. El factor de expansión geográfica puede conjugarse también para determi- nar la extensión de los ciclos del oro. Así, en la curva Hamilton (véase Grá- Cf. Álvaro Jara, Tres ensayos sobre eC0I1Omía minera hispanoamericana. Santiago de Chile, . 1966, p. 25. Gráfico de la p. 51.

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Capítulo VEL ORO

CICLOS DEL ORO Y EXPANSIÓN GlrOGRÁFICA

En la economía metalífera del Nuevo Mundo se distinguen ciclos tempo-rales cuya definición varía, según diferentes criterios. Hay, por ejemplo,un ciclo de oro y un ciclo de plata si se considera sea el valor, sea el pesode estos dos metales. El ciclo del oro abarcaría desde 1503 hasta 1530, deacuerdo con la importancia de su peso (Hamilton) frente al de los envíosde plata a España, o se prolongaría hasta 1560 si, prescindiendo de unacomparación respecto al pes'O, se atiende más bien a la relación de valorentre-el oro y la plata 1. Esta relación tiende a favorecer al oro a medida quelas cantidades de plata en circulación aumentan: de 1:10,11 a comienzos dela expansión española, se eleva a 1:14,84 a mediados del siglo XVII.

En este caso, el ciclo corresponde a la idea de una inversión en el ordende importancia cuantitativa de los dos metales. Tal inversión se ha operadono sólo en virtud del descubrimiento de yacimientos de plata muy ricos enMéxico y en el Perú, sino también a causa de una innovación técnica, elmétodo de separación de la plata mediante su amalgama con el azogue.

En la obtención del oro se distingue, a su vez, una etapa inicial, en laque los conquistadores se apropiaron de los tesoros acumulados por lascivilizaciones indígenas. Luego sucede un primer ciclo del oro, en el que laextracción se concentró en lavaderos fluviales con el concurso del trabajoaborigen. Se distingue todavía un segundo ciclo, cuyos comienzos fluctúande acuerdo con las curvas de la desintegración demográfica de los indios,y que estaría caracterizado por la explotación de minas de veta y el empleode mano de obra negra.

El factor de expansión geográfica puede conjugarse también para determi-nar la extensión de los ciclos del oro. Así, en la curva Hamilton (véase Grá-

Cf. Álvaro Jara, Tres ensayos sobre eC0I1Omía minera hispanoamericana. Santiago de Chile, .1966, p. 25. Gráfico de la p. 51.

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fico 2) que indica las remesas de oro a Sevilla puede precisarse la incor-poración del espacio sometido por las empresas de conquista en las brus-cas subidas de la cantidad de oro llegado a Europa. Hay un ciclo de oroantillano, sucedido por el acrecentamiento experimentado a raíz de la in-corporación de la Tierra Firme y, finalmente, a partir de 1540, por un ciclocontinental.

GRÁFICO 2

PRODUCCIÓN DE ORO EN LA NUEVA GRANADA. CURVA DE HAMILTON

kg.

21.

20.000

19.

18.

17.16.

15.000

CONVENCIONES- Oro llegado a España (segoo E.J. HAMILTON)- ProciJcci6n de oro en ef Nuevo Reino de Granada- - -- SeputtLras (Cartageoa) y Tesoro de Tunja ••••••

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~a misma curva de Hamilton (y cuantificaciones estadísticas parecidas)sugiere otra interpretación del ciclo del oro, cuya significación específi-

. camente económica queda determinada por las fluctuaciones de la curva.En este sentido, el ciclo económico del oro, ligado a la expansión de fron-teras, puede ser descrito como un proceso de desarrollo ..La dinámica deeste desarrollo está limitada y encuentra obstáculos que desembocan en suagot.alÍlÍento. La posibilidad de renovarla depende casi siempre de la exis-ten.c!a de una nueva frontera puesto que las condiciones técnicas de explo-tación permanecen, en esencia, idénticas. En gran medida, la explicaciónde las oscilaciones de la curva está ligada a fenómenos de expansión geo-

EL ORO 269

gráfica. Así, el análisis de la economía minera no se atiene a la explicaciónde un desarrollo puramente económico en el que los ciclos de expansiónpueden atribuirse a factores inherentes a esa economía, a menos que seestime que la apertura de fronteras y la búsqueda y el hallazgo subsecuen-te de yacimientos sean típicos de una economía minera.

El concepto de ciclo económico adquiere en cambio su verdadero relie-ve cuando el análisis se refiere a aquellos elementos que, en el interior deuna economía minera ya establecida, trabajan en el proceso de descompo-sición. No se trata de ninguna manera de deducir de los ciclos de la economíaminera regularidades que sólo son propias de economías desarrolladas detipo capitalista sino más bien de percibir sus limitaciones. Es indudableque a través de la persistencia secular de una economía minera se dieronperíodos de auge, a los que sucedieron períodos de crisis y de depresión.Sin tratar de forzar los hechos mismos, puede esquematizarse esta oscilacióndentro de una cronología y con ella intentar una explicación de fenómenosconcomitantes en el mismo plano económico y en su trasfondo social.

El historiador francés Pierre Chaunu ha ensayado construir una crono-logía histórica racional observando los movimientos de expansión y de de-presión del tráfico comercial atlántico, es decir, construyendo un modelocíclico. Este modelo encuentra una coincidencia con los ciclos metalíferosdel Nuevo Mundo, tal corno han sido definidos por Hamilton. Valiéndosede cifras abrumadoras, Chaunu distingue en el tráfico atlántico cuatro gran-des ciclos:'

1. Un interciclo de alza (fase A) entre 1504 y 1550.2. Una gran recesión (fase B') de 1550 a 1562-1563 .3. Un segundo interciclo de expansión, entre 1562 y 1610.4. Una fase de depresión de medio siglo, a partir de 1610.

-----Resume sus observaciones puntualizando la existencia de dos tenden-

cias opuestas en el Atlántico español-americano: una tendencia ascendentedesde el comienzo del siglo XVI hasta 1610 y una tendencia descendente,de pendiente simétrica, más allá- de 1610, las cuales se superponen a lacurva de Hamilton. Chaunu insiste, sin embargo, en que estas observacio-nes reposan en una generalización a posteriori pues el empleo de un modelocíclico como tal significaría introducir presunciones de la ciencia económi-ca en la masa de hechos''. .

2 Cf- Pierre Chaunu, Séville et l' Atlanlique. VIII 1 (Les structures) y VIII 1-2, París, 1959,pp. 14 ss.

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Sería tentador suponer que a la fase depresiva de un ciclo del oro suce'-de automáticamente una fase de expansión, Pero lo cierto es que si est'1 . d au tima se a, su aparición está ligada a la de una nueva frontera, es decir,que depende de un hecho externo. ,

Podemos preguntamos si, por las condiciones que determinaron la ex-p.ansió~ g~ográfica ~,la búsqueda incesante de yacimientos de metales pre-CIOSOS,!a Implant,a~lOn de economías mineras -un hecho reconocido paratoda Hispanoamérica-e- no se debió a un puro azar. Para explicar este he"cho se ha insistido en el carácter deflacionista de la economía europea du-rante.la Baja Ed~d Medi~ y el «hambre» de metales consiguiente. El tesoroa~e~lcano h~b~l~ remediado esta situación y favorecido el auge de un ea-pitalismo pnmítívo, provocando una subida de los precíos''.

S~ h~ sostenido también, desde un punto de vista europeo, que el des-cubrimiento de América significó la creación de una economía a escalamundial, en la que el Atlántico se convirtió en un mar mediterráneo. Apartir de entonces, las condiciones de intercambio entre los continentesquedaron fijadas por esta estructura atlántica de una economía-mundo(Ch~u~u). Dadas las condiciones técnicas de la navegación de la época,debla unponerse una selección de bienes transportables en función de suelevado valor intrínseco. Productos tintóreos que debían sustituir en elmercado europeo a aquéllos que había suministrado el oriente, azúcar yotros frutos tropicales 'y, sobre todo, los metales preciosos, llegaron a serasí los géneros coloniales por excelencia. '

El mismo Colón esbozó un plan coloniai que se apoyaba en la posibili-dad de esclavizar a los indios. El oro se convirtió desde su primer desem-barco .en ~a obsesión. En sus relaciones, la Corona española buscaba sinduda Justificar su empresa prometiendo un resultado cierto, basado en lasposibilidades de explotación de la riqueza nativa4. La presencia del oro erauna garantía de recuperación del aporte de la Corona. Esta certidumbredebió animar también a los inversionistas privados en las subsecuentese~presas de conquista. Según Álvaro [ara'', la necesidad de recuperar rá-pldam~nte el capital privado invertido en estas empresas habría encauzadola atención de los conquistadores hacia la explotación de metales precio-so~. A este factor añade,un elemento psicológico: la aspiración de los con-quistadores a mantener'un tren de vida señorial.

3 Cf· .E~l J. Hamil~on: «El tesoro americano y el florecimiento clel capitalismo», en El flo-recimtento del C:UP1ta/¡smoy otros ensayos de historia económica. Madrid, 1948, pp. 10 ss.Cf· Carl Ortwin Sauer, The Early Spanish Main, Berkeley and Los Ángeles, p. 23 Y p. 34.ct. A. Jara. op. cit., pp. 24 Y 32.

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IlLORO 271

La búsqueda del oro se impuso, pues, como necesidad condicionada,por una relación típicamente colonial. Las penetraciones sucesivas al inte-rior del continente debían asegurarse contactos necesarios con el mundoexterior. De allí la urgencia de procurarse una mercancía cuyas posibilida-des de intercambio atrajeran mercancías europeas. Las expediciones que seinternaban en la Tierra Firme sentían la necesidad de objetos familiares:armas, trajes, vino, aceite, quincallería.

En Santa Marta, en medio de frecuentes incursiones contra los indios dela región, Domingo Álvarez Palomino encontraba el tiempo para solicitaraun comerciante de Santo Domingo todos los refinamientos de vestuarioimaginables: calzas, «del mejor paño que se pudiera haber», «seis camisas,las más ricas que se pudiera haber», 20 varas de holanda, «la más delgadaque se pudiera haber», 2 gorras «muy finas», borceguíes, «los más largosque se pudiera hacer y hallar»6. Esta preocupación por la moda y el refina-miento parece sin duda extravagante en 1528, cuando Santa Marta era to-davía una verdadera frontera.

En algunos casos, sin embargo, la afición por lo superfluo cedía el pasoa la necesidad más apremiante. En 1540, por ejemplo, en el Nuevo Reino,dos conquistadores, Juan de Trujillo y Jerónimo Díaz, establecían una «com-pañía hermanable». Trujillo aportaba a la compañía un caballo con freno ysilla y se comprometía a ir con la expedición de Hernán Pérez de Quesada«a sierras nevadas». Allí esperaba hacer rancheos y hallar sepulturas cuyobotín compartiría con su socio. Éste participaba con veinte puercos y unaindia del Perú7

Este tipo de contrato era frecuente en toda América durante la época dela Conquista. En el Nuevo Reino, en el Perú, en Popayán, un caballo, unaespada, una silla o un freno constituían objetos preciosos que se aportabancomo capital en las empresas de conquista. La rareza de estos objetos hacíacrecer su precio desmesuradamente hasta el punto de empobrecer a todoslos que participaban en operaciones de rapiña.

La relación de dependencia con respecto a las mercancías europeas novarió sustancialmente en épocas sucesivas. Por esto la minería se entendiósiempre como la clave del sistema económico. Para mantener nexos, aunprecarios, con la metrópoli, se requirió retornar cada vez cantidades de oroy plata. La situación de crisis que se experimentó a partir de la segundadécada del siglo XVIIagudizó la percepción de los contemporáneos con re-lación a la necesidad de mantener la producción de metales preciosos. En

6 DIHC. 1,263ss. n. 14.7 Not. 1'. Tunja,.1540 f. 393 r.

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1620, por ejemplo, el contador Pérez de Pisa sostenía la necesidad de em-plear a los indios en Mariquita, y apenas un año más tarde el capitáMartín de Ocampo, corregidor de Mariquita, ideaba un esquema para d:mostrar cómo las rentas reales derivadas del comercio crecían proporcio-nalmente al aumento de la productividad de los yacimientos de oro",

La dependencia generó, a su vez, un dinamismo de los movimientos expan-sivo~ en el interior de la Nueva Granada. Cuando la fuente de los metalesp:e~lOsos se cegaba, la afluencia de mercancías europeas se interrumpíasúbitamente y se producía el aislamiento. Para mantener este suministroera preciso entonces abrir una nueva frontera. Así, el mantenimiento de'una economía minera no estuvo asociado a un espíritu empresarial-comolo ent~ndemos modernamente- sino a la continuidad de las empresas deconquista. Los capitales mismos se formaban al ritmo de estas conquistas"Pued~ verse, en cierta medida, al conquistador corno empresario. Él noconocia una especialización que lo confinara dentro de una actividad eco-nómico-profesional demasiado rígida. Con una encomienda disponía deman? de, obra que podía dedicar indiferentemente a las labores agrícolas ol~ mmena. La producción agrícola lo inducía a un comercio muy produc-tívo de abastecimiento de centros mineros. Podía disponer de recuas paratransportar estos abastecimientos' y aun verse tentado a invertir en escla-vos negros.

. 'En algunos casos.Ia expansión tenía por objeto eliminar territorios mar-gmales que daban acogida a indígenas fugitivos. Así, en 1598, Gaspar deRoda~ propuso ocupar las tierras circunvecinas al río Cimitarra y poblaruna villa de españoles para cortar el éxodo de los indios de Zaragoza, presio-nado~ hacia a~ por los habitantes de Remedios y los indios patangoros'",Es aSI como mas tarde tuvo lugar la fundación de Cuarnocó. El comienzode ~a ocupación de las vertientes del Pacífico se originó también en la ne-cesl.~a~ de acabar con reductos de indígenas fugitivos y con las incursionesperiódicas de los timbas, los cacahambres y los sindaguas.

La culminación de la catástrofe demográfica acabó con la flexibilidadd~ este tipo peculiar de empresario, el conquistador. A partir de 1580 sehIZO necesano el empleo masivo de esclavos en los nuevos distritos mine-ros ~, seguramente desde entonces, los comerciantes tuvieron mayor inje-rencia ~n las explotaciones mineras, que anteriormente.

8 AGI. Santa Fe L. 26 r. 1 Doc. 11.y AHNB. Min. Cauca, t. 2 f. 266 r.9 Cf. A. Jara, op. cit., p. 32.10 AHNB. Min. Ant., t. 6 f. 550 r. y v. .

)

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Esta situación explica que en el curso del siglo XVII se hayan operadocambios en el seno de la sociedad española dominante, a pesar de la apa-rente rigidez jerárquica impuesta por la Conquista y el sistema de enco-mienda. Si bien el siglo XVII conoció todavía empresas de conquista, el premiono residía entonces en la labor gratuita de los indígenas sino que los nue-vos yacimientos exigían el empleo de capitales y una fuerte inversión enmano de obra esclava.

A partir de entonces, la economía del oro se convirtió en una empresalibrada a sus propios recursos. Si el sistema social dualista establecido porla Conquista favorecía la rapiña de los encomenderos, la dilapidación derecursos humanos que produjo este sistema sólo podía subsanarse, muyparcialmente, con enormes inversiones de capital.

La economía minera había contribuido, además, a desvertebrar el sectoragrícola tradicional de las sociedades indígenas. Los recursos alimenticiosse desplazaban no en función de la subsistencia de esas sociedades sino envirtud de las exigencias de los centros mineros. Las ciudades mismas sevieron afectadas por este fenómeno y esto condujo a nuevas modalidadesen la apropiación de la tierra. Ésta, sin duda, fue una de las consecuenciasmás durables de la economía metalífera implantada en el Nuevo Mundo.

Con todo, hasta el siglo XIX, nada hubiera podido persuadir a los espa-ñoles-americanos acerca de los desequilibrios profundos que creaba estaeconomía. por eso, cuando quiso abolirse el llamado «sistema colonial» amediados del siglo XIX, se pensó más bien enla comercialización de la agri-cultura. Paradójicamente, este cambio implicaba, lo mismo que la minería,iniciar el proceso de una nueva frontera. Esta vez se comenzaba la tareaque había desdeñado la conquista española: la de emprender una verdade-ra tarea de colonización interior.

Los DISTRITOS MINEROS

La historia de la economía mine 'a en la Nueva Granada es una historia defronteras sucesivas. Los despla amientos y los hallazgos, el hostigamientode los indígenas rebeldes, que no se sometían a la servidumbre de las mi-nas, y la apertura de vías de cceso a los yacimientos jalonan la historiaagitada de las explotaciones a ríferas en los siglos XVI Y XVII.

El período de la Conquist entre 1536 y 1550, estableció una primerafrontera y varios distritos mineros en su interior, cuyo agotamiento, aso-ciado a la extinción de los habitantes indígenas, se produjo hacia 1570. Lasconquistas de Gaspar de Rodas abrieron un nuevo horizonte a partir de1580, con el hallazgo de los ya~imientos de Cáceres y Zaragoza. La riqueza

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de los aluviones del río Nechí atrajo a los habitantes de Remedios, quieneshacia 1590 mudaron la ciudad hacia esa zona y tropezaron con filones ex-cepcionalmente ricos. Unos cuarenta años más tarde, cuando la decadenciade estos yacimientos era ya indudable, se emprendió la apertura de la fron-tera del Pacífico.

Así, los ciclos del oro pueden identificarse en la Nueva Granada a tra-vés de los hitos de la expansión geográfica más bien que mediante la dis-tinción entre explotaciones aluviales y minas de filón. El trabajo esclavointervino, eso sí, en mayor escalaa partir de 1580, sin ser por eso exclusivo.Los yacimientos eran casi siempre aluviones y la explotación de minas defilón fue un hecho más bien excepcional (véase Mapa 8). Se explotaron filo-nes en Buriticá, en la región de Antioquia. En Remedios, los más productivos,se explotaron al tiempo con minas de aluvión, lo mismo que en Almaguery Chisquío y en Marmato, Supía y Quiebralomo. Las minas de Montuosay Vetas, en Pamplona, en ningún momento emplearon trabajo esclavo comotampoco los filones efímeros de Vitoria.

Para tener una imagen concreta del proceso de expansión, puede divi-dirse el mapa de la Nueva Granada en distritos mineros. La distribucióngeográfica de los distritos se ubica en relación con algunos establecimien-tos españoles y, por consiguiente, de acuerdo con su desarrollo histórico(véase Mapa 7). Salta a la vista que lamayoría están situados en el occidentede h'l Nueva Granada (Nos. 1,2,3,4,7,8 Y9), sobre las riberas del río Caucay sus afluentes (Nos. 1,2,7), sobre las vertientes de la cadena central de losAndes (NQ3) Y sobre la costa del Pacífico (Nos. 4 y 9). En el centro se en-cuentran las explotaciones de oro y plata de Mariquita y algunos yacimien-tos aluviales en Tocaima, Neiva e Ibagué (NQ·6)-.El oriente posee solamentelas minas de filón de Pamplona y los aluviones del Río del Oro.en la regiónde Vélez (NQ5). ••

De la contigüidad de los centros urbanos se desprende una cierta uni-dad puesto que la fundación de ciudades acompañó siempre los procesosde expansión. Por ejemplo, un eje central contiene las explotaciones delvalle central del Magdalena, desde la antigua Remedios hasta la región deNeiva, que estuvieron colocadas bajo la jurisdicción de Santa Fe de Bogotá(NQ6). Se trata del corregimiento de Mariquita o el conjunto de las tierrascalientes de la provincia de Santa Fe. Un eje paralelo y separado del primeropor las crestas de la cadena central corre a lo largo de las riberas del Caucay une las ciudades de Arma, Anserma y Cartago (NQ 2). Un tercer eje seextiende a lo largo de los ríos Atrato y San Juan, en la cósta del Pacífico (NQ9). Son los yacimientos del Chocó, cuya apertura y explotación debió espe-rar más de un siglo (hasta 1660) para hacer la fortuna de Popayán en el

MAPA 7DISTRITOSMINEROS DE LA NUEVA GRANADA

76" 72"

4"---'i¡¡r-;=f.:!f==r.d-t-----¡---CONVENCIONES

• Minas de aluvión• Minas de filónO Minas de plata

• PastO

~l- ---+--------~~¡_---

"

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MAPASYACIMIENTOS DE LA NUEVA GRANADA (SEGÚN R. WEST)

CONVENCIONES

~ Aluviones

• Filones

flORa 277

siglo XVIII. En cuanto a la parte sur de la vertiente del Pacífico, su explota-ción data de la primera mitad del siglo XVII (c. 1630), cuando los habitantesde Cali y Popayán hicieron varias entradas para someter a los indígenasrebeldes de la región (minas de Dagua, Raposo, Iscuandé, Barbacoas, Nos.3,4,8).

Esta compartimentación ayuda a comprender no solamente una reali-dad geográfica sino también un hecho histórico de aislamiento. Existieron,claro está, dificultades casi insuperables en las comunicaciones, pues lacordillera Central se eleva como un muro infranqueable entre los vallesinterandinos de los dos grandes ríos, el Magdalena y el Cauca. Existió tam-bién rigidez en las relaciones de las ciudades que abandonaban a su suertecada región. Los distritos mineros dependían de un único centro de poder,fuera éste Santa Fe, Popayán o la ciudad de Antioquia.

Ya se ha visto cómo la aparición de algunos de estos villorrios que seadornaban con el nombre de ciudades derivaba del hecho de un repartoinicial de recursos, destinado a asegurar la supervivencia de algunos gruposde españoles. Pero, ¿cómo activar la vida económica en medio del aisla-miento? Con algunas excepciones, toda la Nueva Granada parecía destinadaa las empresas mineras. Fray Pedro de Aguado, que presenció esta búsque-da afiebrada, pudo escribir:

... en los pueblos del Nuevo Reino que no tienen minas de oro les pareceque... no tienen ni posee~ riqueza alguna, porque el oro, dejado aparte suestimación sobre todos los otros metales, parece que en alguna manera tie-ne la propiedad de la piedra imán ... porque adondequiera que haya minasde oro... allí más que en otra parte acuden en más abundancia las mercade-, tení . t 11nas y man erurruen os...

Este esquema muy simple, fundado en las virtualidades de intercambior del metal, colocaba la búsqueda del oro en el centro de las preocupaciones

de toda población y rechazaba cualquier idea de equilibrio económico.1 El prestigio, y a veces la supervivencia misma de las ciudades, dependía'1 de la riqueza aurífera de sus alrededores. Los centros urbanos guardabancelosamente los límites de su jurisdicción, litigando interminablemente con-tra cualquier intrusión. Los pobladores de Zaragoza, por ejemplo, no sepreocuparon mucho por emprender una labor colonizadora y su atenciónse vio acaparada por los ricos yacimientos del Nechí. Las insurreccionesindígenas y la rápida extinción de los indios de la región limitaron aún más

<,11 Aguado,op. cii., III,p. 333. /

"

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esta posibilidad. Atraídos por la riqueza de Zaragoza, los habitantes deRemediosfueron desplazando la ciudad, primero a la comarca del río Nusy luego a su emplazamiento definitivo. Allí tropezaron con la «lomarrica»que explotaron con ayuda de los indios. Más tarde se procuraron negrosy emprendieron la explotación de algunas quebradas afluentes del Nechj(Cana,Nitiniti, Pocoro, Perimana y Niyaba) que Zaragoza reivindicaba comopertenecientes a su jurisdicción.

Esevidente que esta intrusión había sido posible en virtud de la desidiade los habitantes de Zaragoza y de su incapacidad para emprender unalabor colonizadora. Niyaba, por ejemplo, distaba apenas dos leguas de Za-ragoza y se afirmaba que el asiento mismo de Remedios pertenecía a sujurisdicción. Pero los mineros de Zaragoza no podían sostener sino unapretensión meramente teórica sobre los afluentes del Nechí. Según ellos, setrataba de regiones comarcanas de los indios encomendados a vecinos deZaragoza. Mencionaban estancias, pesquerías y poblaciones de los indiospero ninguna explotación agrícola de los habitantes españoles. Finalmen-te, en 1604, A lugarteniente de Gaspar de Rodas, su yerno Bartolomé deAlarcón, amenazó con privar de abastecimientos a los mineros de Reme-dios que explotaban las quebradas para obligarlos a quintar y fundir el oroen la Caja de Zaragoza'j, ...

La vecindad otorgaba privilegios de los que no podían participar loshabitantes de otra comarca, así se tratara de personas influyentes. El espí-ritu de cuerpo y las rivalidades de campanario tenían formas muy concre-tas de expresarse e implicaban siempre el acaparamiento de los recursosque sustentaban a la «república de españoles». Cada población defendíacelosamente su jurisdicción sobre minas yaguas, tanto como sobre tierras

. e indios, fijada inicialmente por un derecho de 'conquista. ,Laregión del Río del Oro fue siempre motivo de conflicto entre Pamplo-

na y Vélez. Hacia 1554había muchas cuadrillas en este río, que pertenecíana encomenderos de Pamplona. Tantas, que al distribuir una contribuciónpara cubrir los gastos de un procurador de la ciudad en España, correspon-dió pagar a los mineros del Río del Oro trescientos pesos, en tanto que losmineros de los páramos sólo pagaron doscíentosl''. Este mismo año, el Ca-bildo de Pamplona nombró los primeros alcaldes de minas y uno de ellos,Nicolás de Palencia, éncomendero de Pamplona, debía residir en Río delOro", En agosto, la ~iudad quiso afirmar una vez más su derecho territo-

12 AHNB. Min. Ant., t. 6 f. 540 r. y f. 543 r.13 Primer libro de actas, citopp. 70 Y 71.14 lbid. pp. 78 ss.

EL ORO279

. 1 Y para esto asignó tres estancias de ganado a encomenderos de Pam-nai, .. 15..f. lona en la mesa de Genra, contigua a los lavaderos . El Cabildo maru es-faba abiertamente su propósito en una carta dirigida a Ortún Velazco, uno delos fundadores de la ciudad al que se había otorgado una. de las mer~edes.

La ciudad de Vélez también nombró un alcalde de minas para RlO del-aro, en 1557. En ese año, las dos ciudades sostenían un pleito pues Río delOro no era sólo un centro de explotación minera sino que sobre él estabaubicado el desembarcadero de Pamplona, el cual le daba acceso al río Mag-dalenal6. Tres años más tarde, el oidor Tomás López prohibió a los enco-menderos de Pamplona llevar a sus indios al Río del Oro para que hicieran

17 . 1 hiallí sementeras y labranzas de maíz . Aunque no se mencionara. a pro 1-

bidón se extendía con mayor razón al trabajo en las minas, pues la tierraera «enferma» y de clima diferente al de los indios.

El problema de la jurisdicción se resolvió en favor .d~,Vélez, aunque l?svecinos de Pamplona se resistieran a aceptar esta decisión. En 1570, OrtunVelazco pidió una provisión de amparo a la Audiencia para construir unaacequia en sus minas del Río del oro. Con ello no se vería obligado a com-partir las aguas. Los mineros de Vélez se quejaron de que To~~s.Aguirre,encargado de construir la acequia, encauzaba el agua ~n pefJUlclO d.e .susminas. El alcalde de minas nombrado por Vélez ordeno que no se hicierala acequia pero Aguirre apeló de esta decisión alegando ~u~ el. a~ua. ~esacaba dé los términos de Pamplona y que el alcalde no tema [urisdicciónalli18. Diez y ocho años más tarde, el conflicto se renovó. Esta vez los acto-res eran el hijo de Ortún Velazco y Juan de Mayorga, rico encomendero ~eVélez. Éste alegaba que había construido una acequia en Río del Oro hacíamás de diez años y que ahora Juan de Chávez, minero de Juan de Velazco

19Montalvo, intentaba usurpar su derecho .

El hallazgo de oro rompía el aislamiento y dotaba a la ciudad de unpoder de compra que antes no poseía. Según la tradición (hay huel~as enlos Archivos de una fiebre del oro en Pamplona en 1552-1553), la CIUdadde Pamplona ~ereció el sobrenombre de «Pamplonita la loca», a causa dela extravagancia de sus habitantes, quienes gastaron el dinero a manos lle-nas cuando se descubrió un filón que se agotó en muy poco tiempo.

15 !bid. p. 99.16 !bid. p. 224.17 !bid. p. 316.18 AHNB. Min. Sant., tomo único f. 203 r. ss.19 !bid. f. 210 r. ss.

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La productividad de los primeros distritos mineros dependió de la Con-centración de l~ mano de obra indígena. Ya se ha visto cómo, en principio,el asentamiento español estuvo determinado también por la presencia demasas indígenas capaces de asegurar su supervivencia. Belalcázar estabapersuadido de que sólo la concentración de las encomiendas en pocas ma-nos permitiría la perpetuación de las ciudades que había fundado. Las re_ogiones pobres en población indígena, o allí donde los indios oponían unaresistencia constante, permanecían inhabitadas por los españoles. Sólo laatracción del oro podía vencer este obstáculo. Esto explica la fugacidadde fundaciones tales como San Vicente de Páez, Toro, Vitoria, etc. Allí losespañoles habían permanecido durante el lapso muy corto de una paz pe-nosamente obtenida, que el trabajo excesivo impuesto a los indios reciénsometidos había terminado por romper.

La región occidental, la más rica en yacimientos, llegó a ser muy pobreen hombres, como se ha visto. Las encomiendas debían concentrarse enpocas manos para mantener una tasa de provecho elevada y sostener conabundancia a sus propietarios. Aun si Belalcázar no conquistó las regionesde Cartago y de Antioquia, se apresuró a reivindicarlas en cuanto le llególa noticia de que allí había oro y población indígena/".

El interés se vio atraído primero gor el oro de Buriticá pues de sus mi-nas procedían los hallazgos del Sinú 1. La región, que había sido cruzadapor expediciones de Cartagenay de Popayán, fue disputada por las dosgobernaciones. El primer gobernador del Nuevo Reino, el licenciado Díezde Armendáríz, intervino también nombrando al mariscal Robledo comosu lugarteniente. Éste introdujo los primeros esclavos negros para trabajaren las minas, en 1546. El gobernador mismo parece haber tenido intereses

. en las minas pues un poco más tarde envió esclavos y ganado con Ochoade Barriga, a quien designó tesorero de la Caja real22

.

La fama de las minas de Buriticá proviene de una leyenda pues en losarchivos no existen huellas de su riqueza23

. La montaña de Buriticá había r

estado ligada a las historias que los españoles habían escuchado en el

20 DIHC. VI, 134.21 C¡. G. Femández de Oviedo, Historia General y Natural de las Indias. Madrid, 1959. T. m,

p. 168. Refiriéndose alas minas de Buriticá, Oviedo confirma esta noticia del licenciadoVadillo (CÓL 1,41,397 ss.). Según Oviedo, « ••• Créese, por los dichos indios e por lo queles pareció a los españoles que fueron con el. licenciado, que éstas son las mayores emejores minas de la Tierra Firme, e de donde se ha sacado todo el oro que ha ido a laprovincia de Cartagena, y el·que baja por el río grande de Santa Marta e del Darién ...».

22 AGL Cont. L. 1488 f. 137 r.23 !bid. L. 1377.

,."

281EL ORO

Darién y en las costas de Cartagena. Los filones, descubiertos cerca de SantaFe de Antioquia, parecían así la culminación de una larga búsqueda. Estoexplica por qué, al referirse a Buriticá, Cieza de León habla en pretérito yse extiende más bien sobre el oro de aluvión que se ha encontrado cerca deSanta Fe de Antioquia. Dice Cieza:

.., saliendo de la ciudad de Antioquia, y caminando hacia la Villa de Anser-ma, verse ha aquel nombrado y rico cerro de Buriticá, que tanta multitudde oro ha salido dél en tiempo pasado ...

Y un poco más adelante:

... vimos también allí los nacimientos y minas donde lo cogían y las maca-nas o coas con que lo labraban. En otro río ví yo a un negro del capitán JorgeRobledo de una bateada de tierra sacar dos granos de oro bien crecidos ...Las minas se han hallado muy ricas junto a este pueblo, en el río grande deSanta Marta que pasa junto a él. Cuando es verano sacan los indios y negrosen las playas harta riqueza, y por tiempos sacarán mayor cantidad, porqueh brá 24a ra mas negros .

Díez de Armendáriz conoció la existencia de estas minas en 1546 y quisointeresar en su explotación a comerciantes de Santo Domingo, Cuba y Pana-má25. No obstante, Belalcázar decidió la cue~tión pendiente de jurisdi~~iónejecutando a Robledo algunos meses despues de su llegada (en 1547) .

Para debilitar a los habitantes de Cartago, que eran partidarios de Roble-do, Bela1cázar había fundado la villa de Arma en 1542 y otorgado encomien-das que cercenaban las de l~~n~omendero~ de Cartago ..~oco d~spués (en1544) se anunciaba el descubnnuento de mmas en la región vecina de An-serma27. De esta época, precisamente, datan los descubrimientos de minasmás importantes en el occidente de la Nueva Granada. Las rebeliones in-dígenas de 1542 habían impedido a los vecinos de Popayán pr?seguir ex-plotaciones comenzadas un poco antes, pero ya en 1544 las ciudades dePopayán, Cartago y Anserma solicitaban la autorización rea}lara empleara los indios en las minas y para procurarse esclavos negros .

También en el Nuevo Reino se mantenía vivo el interés por los descu-brimientos de minas. El tesorero Briceño pensaba que

24 Cieza de León, La crónica del Perú, cap. XIV.25 DIHC. vm. 79 y 167.26 !bid. 20355. IX, 183.27 !bid. VII, 166 Y 171.28 !bid. 174,296,322. VIII, 20 ss.

"

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282 HISTORlA ECONÓMICA Y SOcIAL 1

... sin ellas ..., esta tierra con dificultad podrá durar muchos días ..29

Por eso el mismotesoreroemprendió una búsqueda hacia la orilla iz-quierda del Magdalenaen 1548.Inclusiveexploró un poco el flanco orientalde la cordilleraCentrala la altura de Cartago, Arma y Anserma, convenci_do de que por allídebíahaberoroo de que al menos era posible abrirse uncamino a travésde lacordillerapara enviar vituallas desde el Nuevo Reino

• . 30hasta esas tierrasncas en oro. \

Las previsionesdel tesorerose confirmaron, y a partir de 1550 no sólose abrió la ruta del Quindíosino que se fundaron centros mineros en Ma-riquita,Vitoriay Remedios.Coneldescubrimientode minas en Pamplona, en1551}1 se apoderó del NuevoReinola fiebre del oro y los encomenderosde Tunja se apresurarona enviarallí cuadrillas de indios o el producto desus estancias.

Enel sigloXVI, ademásdeloroque sedeclaraba en Santa Fe provenientede Pamplona,Vélez, Mariquita,Vitoriay Remedios, se pagaba también allíel diezmo del oro extraídoen Sabandija,Palenques, Venadillo, GuarinóChisacá, Amaní,Ortamay el cerro de Bustamante, tierras calientes de losflancos interioresde la cordilleraOriental y del valle del Magdalena endonde los indiosse agotabanen los lavaderos32

. " r

Estos primerosdistritosse ampliaron todavía en el curso del siglo XVIcon ñindacíones que desapareCieronrápidamente, como San Vicente, San-ta Agueda o, másdurables,comolas de Caspar de Rodas, que aseguraronla continuidad de la producciónaurífera. 'casiagotada en los distritos másantiguos. Enel interiorde losdistritos también se sucedieron los hallazgos:en 1559,en Ansenna,un filónprodujo más de cien mil castellanos en me-nos de una semana33. En 1597se informó de un nuevo hallazgo en Alma-guer, de dondese sacaronmilpesosen cuatro días

34. El descubrimiento de

oro en la montañade Iscancé, cercade Almaguer, fue tardío, en 1636, y sedecía

29 Ibid.IX,198.30 /bid. X, 43.31 AGI.Patr. L.197r. 25.32" Sobre las minasde Tocaima,Cf. AlejandroCarranza B.,San Dio/lisiode los Caballeros de

Tocaima. Bogotá,1941,p. 115.Sobrelos lavaderos del Tolima, Cf· Vicente Restrepo, Es-tudio sobre las minas de aro y plata en Colombia. Bogotá.1952,p. 122.

33 AGI.Quito 19.Despachodel factorde Cali,Miguelde Lersundi, con fecha 8 de septiem-brede 1559. .

34 /bid. L.16.Despachodel gobernadorSancho Garáa de Espinar.

283

... que es la mayor riqueza que se ha descubierto en las Indias35

.

Al finalizar el siglo XVI la importancia de la producción de Zaragoza,Cáceres y Remedios había relegado a un segundo lugar la de los distritosmás antiguos. El presidente Sande tenía la impresión, en 1597, de que

... todo el tesoro de oro, criaderos y minas dél, se halla (lo que es de subs-tancia) entre los dos grandes ríos que son el río Grande de la Magdalena yotro río grande llamado Cauca ...36

Según el presidente, fuera de esta región nadie se ocupaba de buscaryacimientos, lo que parece un poco exagerado. Es verdad que en Santa Fey en Tunja, y aun en Popayán, el espíritu emprendedor parecía haberseagotado en el curso de la tercera generación que sucedió a la de los conquis-tadores. Ahora los encomenderos preferían las ganancias menos arriesga-das de la agricultura. La extinción de los indios de tierra caliente había sidocomo una advertencia. Los encomenderos procuraban entonces guardarlos pocos indios gue les quedaban y que ya comenzaban a faltar en laslabores agrícolas37• Se describía, por ejemplo, a los ricos de Tunja, una re-gión que todavía podía contar con alguna densidad demográfica, comoespíritus pusilánimes para arriesgar capitales en empresas mineras. Aúnallí, los indios hacían falta y los encomenderos se oponían a que fueranempleados en las minas,

. d·· ~... que nmguna otra cosa reputan por e mayor sentimiento .

I Como consecuencia de la crisis de 1570, que afectaba sobre todo a losI lavaderos de tierra caliente del Nuevo Reino, el interés de las autoridadesI de Santa Fe se desvió hacia la explotación de minas de plata, cuya existen-

~ cia se descubrió en Mariquita en 1583. Este interés se explica por la necesi-dad de una moneda acuñada, cuya urgencia era más sensible dentro delcircuito comercial de Tunja, Santa Fe y Cartagena. Las regiones minerasempleaban habitualmente como moneda el oro en polvo y esto permitía alos mineros evadir el pago de los quintos y a los «tratantes» aumentar susganancias. En Santa Fe, en donde no circulaban sino los pedazos de oro de

35 Ibid. Despacho del gobernador Villaquirán.36 Ibid. Santa Fe L. 17 r. 4 Doc. 149.37 Ibid. L. 100. Despacho del corregidor de Tunja, Fernando Ramírez de Berrío, fechado en

junio de 1613. Cit. por U. Rojas, Corregidores, cit. p. 268.38 Ibid.

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284 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

ley muy incierta que los indios pagaban como tributo, la necesidad de unamoneda se hacía sentir cada vez más.

La fortuna de Mariquita en el siglo XVIIestuvo asociada no solamente aun ciclo fugaz de la plata, impuesto por las necesidades comerciales delNuevo Reino, sino también a su ubicación excepcional. Muy próxima aHonda, el puerto donde desembarcaban todas las mercancías que veníande Cartagena, la ciudad estaba rodeada de tierras en donde pastaban cercade ochenta mil cabezas de ganad039. '

El descubrimiento de los yacimientos de plata fue contemporáneo delos de Cáceres y Zaragoza pero su explotación fue retardada, a causa de lafiebre del oro despertada entre los habitantes del Nuevo Reino, por losnuevos yacimientos de Remedios. También hacía falta-mercurio (azogue),cuyo envío debía ser gestionado con las autoridades de la metrópoli. Almomento de recibir su nombramiento, el presidente Antonio González fueencargado de velar por la explotación de estos yacímientost'', Fue precisa-mente lo que hizo desde el momento de su llegada, en 1590, con una efica-c~a.poco habitual entre los gobernantes españoles. A su paso por HondaVISitÓlas minas y dejó consignadas sus impresiones en una «Relación»!'.Al año siguiente envió cuatrocientos indios desde el Nuevo Reino inaugu-rando así el sistema de drenaje de los indios del altiplano, que iba a perpe,tuarse a partir de 1606.

Las primeras décadas del siglo XVIIvieron declinar la producción de losnuevos yacimientos incorporados en el sigloanterior. En 1623, los oficialesdel Tribunal de Cuentas de Santa Fe comprobaban que, '

... por experiencia se ha visto y se ve por las cuerÍtas del distrito deste tribu-nal, en que se incluyen las que hay en el de la dicha Real Audiencia desteReino, que por no tener los mineros, por falta de los indios nah~rales, laganancia necesaria en la labor de las dichas minas de oro para compraresclavos negros, han ido disminuyéndose y minorándose las labores cadaaño y al mismo paso los dichos derechos de los quintos de oro, de suerteq.ue.hoyvalen mucho menos de lo que hasta agora han valido y se tiene porCierto(que por el camino que va), no dándose otra orden que sea provecho-sa a los mineros se minorará al mismo paso adelante ...42

39 AGI.Santa Fe L. 17 r. 1 Doc.37A.40 Ibid. Patr. L. 238 N° 3 f. 1.41 [bid. L. 1% f. 23.42 AHNB.Min. Cauca, t. 2 f.272v.

EL ORO 285

Entonces se juzgaba que el trabajo gratuito de los indios era una fuentede capitalización para adquirir esclavos negros. Así, manteniéndose inva-riables las condiciones técnicas del laboreo, la posibilidad de acrecentar elrendimiento delas minas, o de mantenerlo, dependía de nuevos aportes demano de obra y del descubrimiento de yacimientos cada vez más ricos.

A comienzos del siglo XVIIse emprendieron verdaderas guerras de fronte-ra para despejar los caminos que conducían a la parte occidental del país,la provincia de Popayán. Los habitantes de Popayán, a su vez, buscabanuna nueva frontera. Durante la primera mitad del siglo XVII,esta provinciasobrevivió gracias a las minas de Caloto y a las actividades agrícolas43

. Elresurgimiento de su economía minera se asocia al acceso a la región deBarbacoas. En 16011 el gobernador Vasco de Mendoza intentó llevar allíuna expedición pero la Audiencia de Quito se le adelantó. Más tarde, elvirrey del Perú prohibió a su sucesor, el gobernador Sarmiento, que pene-trara en la provincia por las armas pues quería favorecer un ensayo deevangelización. Esta política pacifista experimentó un serio revés cuandolos indios mataron a los religiosos. Sarmiento fue autorizado en seguida aproseguir la conquista a su manera.

Hacia 1620 había ya un puerto de Barbacoas, Santa Bárbara (en la isladel Gallo), y una población minera en las márgenes del río Telembí, SantaMaría del Puerto. Los indios de los alrededores fueron obligados a servira los españoles'" y los indígenas rebeldes del valle del Patía fueron pacifi-cados en 1636 e instalados cerca de las minas, en Santa María45.

La historia del Chocó es también una historia de frontera. La región eraconocida desde los primeros tiempos de la Conquista y en 1538 se erigióen gobernación, señalándole límites vagos con Popayán y Castilla de Oro.Pascual de Andagoya, el primer gobernador, ni siquiera tuvo la intenciónde establecerse allí y prefirió, en ausencia de Belalcázar, apropiarse de Po-payán. Su hijo heredó la gobernación e hizo el ensayo de establecerse enlas márgenes del río San Juan. La experiencia duró muy poco. Según un

43 Cf. PeterMarzahl,«Documentospara la historia socialde Popayánen el sigloXVIII»(sic),en ACHSC.NQ5,Bogotá,1970, p. 144.

44 Según Marzahl,la mayoríade los fundadoresde SantaMaríadel Puertoeran mestizosymulatos,Cf. The Cabildo of Popauan in the Seoenieenth Centun;: The Emergence of a CreoleElite, Tesisdedoctorado,inédita.Sobrela fundaciónmisma,AGI.Quito L. 16,despachosdelgobernadorVillaquirány CCRAQ.I1,259.

45 Según elmismoMarzahl,«... enrealidadlosSindaguanoparecenenabsolutohabersidounatribusinomásbienun conglomeradode agrupacionesque hacíansalidasocasiona-lescontraviajeros,establecimientosespañolesy estancias...» (trad.nuestra).

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286 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

informe de un oficial de la Corona que lo acompañaba, el heredero prefiriósaquear a los indígenas a ocuparse del gobierno de pantanos y selvasi'',

Desde esta lejana época, el destino de Chocó parecía estar ligado a lasiniciativas que se tomaran en Popayán. Durante el siglo XVI hubo variastentativas de ocupación que partieron de Popayán o de Anserma. En 1573se fundó la ciudad de Toro, que no pudo mantenerse, y en 1587 fue trasla-dada hacia el oriente. El oro recogido allí había sido tan abundante que,treinta años después del abandono definitivo de la ciudad, su recuerdoimpresionaba la imaginación de los mineros de Anserma'". La colonia ha-bía debido afrontar no solamente el sitio de los noanamas, que infligíangrandes pérdidas a los mineros matando a los esclavos y a los indios deservicio, sino también los efectos de un aislamiento geográfico que hacíacasi imposible el abastecímíento'".

En 1592se había encontrado una solución, la cual debía prevalecer mástarde: alcanzar los distritos mineros remontando el río San Juan, a partirde su desembocadura en el Pacífico. Se intentó así una primera expediciónen 1593~ todavía otra en 1601, poco antes de que se despoblaran las minasde Toro 9.

Los gobernadores de Popayán asociaban sus funciones administrativasa,la gestión de negocios mercantiles y a la explotación de minas. En com-pañí~ de notables d~ Cali y de Popayán, buscaron varias veces ocuparmilitarmente el Chocó. Este interés condujo una vez más, en.1628, al gober-nador Bermúdez de Castro a intentar una guerra de conquista y a proponercapitulaciones a la Corona. .

Solicitaba la prolongación de su nombramiento y la licencia de llevar un. navío de 250 toneladas a la costa del Pacífico para introducir por allí los

abastecimientos que requería la expedición. Debía otorgárselé el título deadelantado y el gobierno de la provincia durante su vida y la de un here-dero, gozar de un título nobiliario y de la facultad de distribuir encomiendasy aun de nombrar los funcionarios encargados de la Caja real. El goberna-dor ofrecía por su parte llevar a cabo la conquista y gastar en ella 50 milducados, fundar un puerto y tres poblaciones y asegurar las comunicacio-nes con los centros mineros.

46 DIHC. II, 84, 96 Y97. VI, 112, 132 Y 299. VII, 68 Y 69. .47 AGI. Quito L. 31. Testimonio del capitán Marcos de la Yuste, en 1631.48 lbid. L. 16. Despachos del gobernador Francisco de Berrío, de 1,.599,y de Vasco de Men-

doza,de 1603. .49 lbid. Cf· también Historia documental del Chocó (colee. de doc. publicada por el AHNB).

Bogotá, 1954, pp. 85 Y96.

EL ORO 287

Además de un principio de ejecución de la conquista, el gobernadorpodía garantizar la colaboración de algunos asociados, personajes poderososde Cali y de Popayán. Según acusaciones del obispo Vallejo, el gobernadorBerrnúdez de Castro tenía, en efecto, asociación con encomenderos y comer-ciantes de Popayán. Así, estaba ligado con los hermanos Muñoz y con Juan deAranda en asuntos comerciales. En Popayán había nombrado como lugarte-niente a uno de los personajes más importantes, don Iñigo de Velazco, y man-tenía relaciones estrechas con otro, Antonio Hurtado del Águila5o.

En 1631, el gobernador anunciaba que, después de haber gastado ya 30mil ducados, contaba con sus amigos, quienes le habían ofrecido dinero,

oo. para continuar cosas tan grandiosas p,0rque, gloria al señor, los tengo aod ···d bl ~t os gratos y Sinenerrugo consi era e...

Al año siguiente volvía a anunciar que en la provincia había propieta-rios dispuestos a enviar al Chocó cuadrillas de 300 esclavos negros.

Sin embargo, no fue este recursivo gobernador quien logró abrirse caminohasta los yacimientos cuya riqueza se conocía. Sólo hasta 1668, Antonio Cuz-mán de Toledo redujo a los noanamas, chancos y citaraes que durante más deun siglo habían impedido la ocupación del Chocó. Hacia 1670, los habitantesde Anserrna habían instalado allí cien esclavos negros y los de Popayán seprestaban a introducir cíncuentar'. Se enviaron también algunos religiososfranciscanos, con la esperanza de mantener la pacificación, y se prohibió otor-gar encornÍendas por un término de diez años. Esta prohibición no estimulabaa los habitantes de Popayán a establecerse en la provincia pero se contaba conlos religiosos para proseguir la tarea de pacificación53

Al mismo tiempo que las expediciones salidas de Popayán fundaban uncentro minero cuyo centro era Nóvita, los habitantes de Antioquia probabanfortuna también y fundaban una población sobre las márgenes del Atrato,al norte de la provincia. Esta ocupación, lo mismo que una orden real de1666 que había confiado el sometimiento del Chocó simultáneamente a lasaudiencias de Quito y de Santa Fe y a las gobernaciones de Popayán, An-tioquia, Panamá y Cartagena, se encuentra en el origen de los conflictossuscitados respecto a la jurisdicción del Chocó.

Poco antes de 1680 se comunicaba la existencia de numerosas minasexplotadas por los habitantes de Antioquia con negros esclavos en la re-

50 Cf. Marzahl, Tlle Cabildo.51 AGI. Quito L. 16.52 Ibid. Despacho del gobernador Díaz de la Cuesta, 1670.53 Ibid. Cont. L. 1444. Historia Documental, cit. p. 109 ss.

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MINAS: TÉCNICAS, EMPRESARIOS Y MINEROS

288 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL I

gión de Citará, en los contornos de la población de Negua. En 1684, sinembargo, una rebelión indígena en la región condujo a una guerra de ex-terminación. La nueva frontera quedaba abierta, esta vez en forma defini-tiva, pero la guerra dejaba detrás de sí problemas de abastecimientos y demano de obra casi insuperables.

La técnica empleada en las minas de aluvión de la Nueva Granada era lamisma que ha sido descrita por Fernández de Oviedo para los yacimientosde La Española. Las tierras aluviales" se lavaban en bateas, imprimiendoal instrumento un vaivén regular, y el oro quedaba depositado en el fondo.Cuando el metal se hallaba en el lecho de los ríos, el curso de éstos se des-viaba (se hacían «colgaderos») para extraerlo

... de entre las piedras y hoque dad es resquicios de las peñas, y en aquelloque estaba en la canal de la madre o principal curso del agua, por dondeprimero iba el río o arroyo ...

Respecto a la técnica de la explotación y sobre los problemas que susci-taba, las ordenanzas de minería son bastante ilustrativas. Se conocen. parael siglo XVI, dos ordenanzas que provienen de las provincias de Pamplonay de Antioquia. Las más antiguas fueron dictadas por el Cabildo de Pam-plana en mayo de 1553 para modificar las que habían sido promulgadaspoco antes por Pedro de Orsúa. Otras, más conocidas, fueron elaboradaspor Caspar de Rodas, a raíz de los descubrimientos de Zaragoza, en 158455

.

. Debe advertirse que este tipo de ordenanzas difiere en cuanto a su ob-jetivo de aquéllas que fueron dictadas por la Audiencia y por los visitado-res para reglamentar el trabajo de los indios en las minas. La Audiencia sepreocupaba por este aspecto, que envolvía supuestos generales de la polí-tica indígena de la Corona, en tanto que el Cabildo o el gobernador de laprovincia se referían a los derechos reales derivados de la existencia deyacimientos dentro de su jurisdicción.

54 Sobre los tipos de aluviones auríferos de la región de Antioquia, Cf. V. Restrepo, op. cit.,p.65.

55 Cf. Primer libro de actas, cit. pp. 24 ss. y AHNB. Min. Ant., t. 3 f. 335 r. ss. Rodas promulgóp~r ~rimera vez unas ordenanzas en 1584. En 1587, teniendo en cuenta que los descu-brimientos de Zaragoza se multiplicaban, se vio obligado a introducir algunas modifi-caciones. Este último texto es el que se conoce.

EL ORO 289

Así, por ejemplo, tanto las ordenanzas de 1553 como las de 1587 reco-.nacían privilegios especiales a los descubridores. En ambos casos, el des-cubridor tendría derecho a tres otorgamientos de terrenos para explotar.Éstos se fijaban en unidades de una cierta dimensión. En Pamplona, la me-dida era de 30 y de 22 varas cuadradas por minas de «sabana» (tierras dealuvión) y de 45 y 22 varas cuadradas en el lecho de los ríos, reservándosela medida mayor para los descubridores. En Zaragoza, los otorgamientoseran mucho mayores: de 60 varas cuadradas en «sabana o aventadero» yde 80 varas cuadradas en el lecho de los ríos. En las minas de veta, el des-cubridor podía gozar de 40 varas cuadradas en Pamplona, y en Zaragoza,de dos minas de 50 varas cuadradas.

Las ordenanzas de Pamplona .Y Zaragoza distinguían entres simples mi-neros y «señores de cuadrilla». Estos tenían derecho en Pamplona a unamina por cada 5 piezas de esclavos hasta completar tres otorgamientos. EnZaragoza, en cambio, en donde las minas eran mucho más ricas y el empleode esclavos general, el dueño de dos cuadrillas (de cinco esclavos cada una)apenas podía gozar de una mina, a menos que empleara a dos mineros.

Las ordenanzas de Caspar de Rodas son mucho más explícitas en lorelativo a detalles técnicos de explotación. En tanto que el Cabildo de Pam-plana se había limi~ado (ord. 34) a establecer de manera general que losmineros no debían retener el agua indispensable para lavar los mineralesde oro, las ordenanzas de Zaragoza dedicaban a este punto ocho capítulos(ord. 15,21, 22, 23, 24, 26, 27 Y32).

Abrir un canal de 300 varas para conducir el agua hasta la explotacióndaba derecho en Zaragoza a un otorgamiento de 120 x 80 varas y a otramina de 100 varas cuadradas, en lugar de las 80 reglamentarias. Se legisla-ba con detalle el derecho de acceso a los cursos de agua y se procuraba quetodo el mundo pudiera disponer de ellos tanto como la protección de de-rechos adquiridos.

La importancia acordada a la reglamentación del uso de las aguas en Za-ragozaparece natural tratándose de lavaderos. La frecuencia de los conflictosera muy grande a causa del registro de minas que no se explotaban, como deaguas no utilizadas o utilizadas en detrimento de otros. A pesar de la promul-gación de las ordenanzas, Gaspar de Rodas comprobó, en 1593, que

... los dueños de cuadrillas y otros tienen registradas muchas aguas y minasen excesiva cantidad y con registros que se juntan unos a otros de tal ma-nera que desto resulta haber muchos pleitos ...56

56 !bid. f. 340 v. ss.

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290 HISTORIA ECONÓMICA YSOCIAL1

Aunque aparentemente muy rudimentaria, la técnica de los lavaderosexigía inversiones considerables para poder conducir las aguas hasta elsitio mismo de la explotación.Uno de los capitanes de Gaspar de RodasPedro Martín, declaró haber registrado una quebrada para conducir lasaguas hasta sus minas del cerro de San Salvador. Para conseguirlo, habíahecho construir un «mampuesto» de trece estados de alto. El salario delconstructor había sido de dos mil pesos anuales y el costo total de la ace-quia y el estanque llegabaa 30mil pesos57

• En Río del Oro, el capitán OrtúnVelazco, fundador dePamplona,habíapagado 800pesos a Tomás de Aguirreun técnico que había hecho venir de Mariquita58

. '

Cuando se trataba de sedimentos aluviales situados a cierta altura (lo-mas), la escasez de agua podía convertirse en una dificultad insuperable'para la explotación. Sóloalguien que pudiera disponer de un capital paraemprender obras de conducción, y de suficiente influencia política paraacaparar las aguas, podía enfrentar este problema. Así, en 1631 tuvo lugaren Remedios un pleito entre Francisco Pardo Velásquez y Francisco Bel-trán de Caicedo, el propietario más poderoso del Nuevo Reino. Beltránhabía heredado de su hermano Fernando minas y una encomienda en Re-medios. Hacia 1590, éste había registrado las aguas de la quebrada de Po-cune, que corrían a través de las tierras de su encomienda. Este monopoliooriginó conflictos en los que se vieron involucrados los personajes más im-portantes del centre minero: Díego de Berrío, alcalde ordinario de la ciu-dad, hijo del gobernador Francisco de Berrío y sobrino del mismo Beltránde Caicedo, quien protegía a la parte contraria, Juan de Caicedo Salazar,quien administraba los bienes que su primo Beltrán poseía en Remedios,Francisco Ordóñez Maldonado, teniente del corregidor de Mariquita, yFrancisco Pardo Velásquez, pariente de Beltrán59

. ,

Los conflictos suscitados por derechos de agua no sólo se referían a lasexplotaciones mineras y a los intereses de propietarios de cuadrillas sinoque, en ocasiones, se derivaban de una incompatibilidad entre las necesi-dades de la explotación del oro y las de la agricultura\ Hacia 1550, porejemplo, los indios de Butaregua y de Chocoa -de la región de Guane-habían sido trasladados desde su asiento primitivo (a ocho y tres leguas)para que trabajaran en los lavaderos de Río de Oro. Empobrecidos los ya-cimientos, los indios fueron dedicados a la agricultura, y para que regaran

57 [bid. t. 6 f. 335 r. ss.58 lbid. Min. Sant., t. únicof. 205 r. ss.59 [bid. Min. Ant., t.2 f. 3 r.ss.Especialmentef.)26, endondeVeIásquezatribuyeladeca-

denciadeRemediosa lafaltadeaguas.

Et.ORO 291

sus cosechas, Juan de Angulo, su administrador, les hizo construir una ace-quia. En 1564, Alonso Domínguez Beltrán, encomendero de Gerira, obtuvola administración de estos indios que pertenecían a la Corona. Ese mismoaño, un minero, Juan Peronegro, quiso apoderarse de la acequia para rea-nudar la explotación de los yacimientos que habían sido abandonadosaños atrás. Los indios fueron inducidos por Domínguez a oponerse a laspretensiones del minero. Alegaban que ellos mismos trabajaban las minas,

... cuando podemos y tenemos comida, porque muchas veces nos falta parael sustento por las malas cosechas de maíz...60

En cuanto a las minas de veta, su excavación se reducía a seguir el filón contajos abiertos o mediante socavones o tiros inclinados61

. Lo rudimentario dela técnica imponía muy pronto limitaciones. Según un minero, interrogadosobre éste punto en las minas de la Montuosa (en Pamplona) en 1622,

...Hay otras minas que han sido ricas y -ha oído decir- ha mucho tiempo,desde el descubrimiento de esta tierra, se comenzaron a labrar y este testigolas vio en labor y habrá dichos diez y ocho años poco más o menos que sedejaron de labrar por el mucho costo y hondura en que estaban los socavo-nes, que por el riesgo de los indios se dejó la labor...62

Tanto en Pamplona como en Anserma y Remedios se utilizaban moli-nos o ingenios movidos por agua. Del mineral sólido se separaban los frag-mentos de cuarzo que contenían oro y se volvían a moler manualmentepara proceder al lavado en bateas63

• La pirita (margajita o marcasita) sedesechaba debido a su dureza.

El procedimiento, como puede verse, excluía técnicas de fundición y deamalgamación. En 1621, observando que la ganga de pirita era desechada,el capitán Martín Ocampo, corregidor de Mariquita, propuso beneficiariacon un procedimiento secreto que guardaba celosamente. El capitán habíasido alcalde mayor de minas en Buenaventura y en Cuenca y conocía sinduda las técnicas perfeccionadas por Bartolomé de Medina en México ypor Fernando de Velazco en el Perú. Con todo, defendía la originalidad desu invención afirmando que

60 [bid. Min. Sant., t. únicof. 1 r. ss.61 Cf. ModestoBargallo,La minería y la metalurgia en la América española durante la época

colonial. México,1955, p. 87.62 AHNB. Minas Cauca, t. 2 f. 259 v,63 Ibid. f. 245 r. y v.

,,

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292 HISTORIA ECONÓMICA Y SOcIAL 1

... el modo y punto de quemar los metales de que yo uso y la fábrica dehornos y molienda es muy diferente de los comunes ...64

Apremiado por el gobernador de Popayán, en 1624 procedió a variasexperiencias en Anserma. Los mineros que las presenciaron estuvieron deacuerdo en la utilidad del método, que consistía en quemar la pirita, mo-lerla y mezclarla con salmuera y azogue. Sólo que el empleo de hornos, demolinos y de azogue parecía rebasar en ese momento su capacidad de in-versión. Las minas de Anserma estaban por entonces en plena decadenciay la falta de brazos impedía absolutamente que se introdujera la innova-ción. Los mineros se atenían al método tradicional, que todavía daba algúnrendimiento, sin atreverse a arriesgar capital o dedicar mano de obra paraextraer oro de la pirita65

.

Esta resistencia a las innovaciones técnicas puede atribuirse, en parte,al aislamiento de los distritos mineros. En parte, también al tipo de empre-sarios que se dedicaban a la minería. Pero, sobre todo, al hecho de que ellaboreo de las minas haya pesado en gran parte sobre los hombros de lapoblación indígena, cuya mano de obra los encomenderos obtenían encompensación del tributo.

Al contrario de los comerciantes, los mineros constituyeron durante elsiglo XVI un grupo mal definido, cuya actividad parece haber derivado másbien de ciertas facilidades de mano de obra y de la presencia de yacimien-tos, que de una dedicación profesional. COPlO se ha visto, las ordenanzasde Pamplona y de Zaragoza distinguían entre «señores de cuadrilla», esdecir, propietarios de esclavos y encomenderos, y simples «mineros».Existían; pues, mineros de oficio, es decir, hombres que poseían algunaexperiencia en la prospección de minas. Pero el saber de estos hombres erapuramente empírico, señal precisamente de que ejercían un oficio circuns-tancial. A veces eran llamados de otras partes, como ocurrió en Pamplonaen 1552, para confirmar la importancia de un descubrimiento o para arn-pliarlo. Es posible que de vez en cuando hayan llegado personas que ha-bían estado en México o en el Perú pero su aporte técnico debió de haberencontrado resistencias y chocado contra hábitos seculares.

En Pamplona, al menos, un minero conocía la técnica de la amalgama-ción del azogue y la empleaba en 162266

. Pero, según otro testimonio,

64 /bid. f. 283 r.65 /bid. f. 355 r. ss.66 /bid. f. 261 v.

EL ORO293

a esta tierra han venido muchos hombres que han dicho haber sido mi-~~ros en Nueva España y en el Perú y muchas partes y han dich? sacaráncantidad de oro de la margajita y tratado de otros beneficios asi ~e platacomo de oro y llegado al efecto no han hecho nada y se ~a pro~egUldoconel estilo y beneficio que se han usado y 'i~an en esta tierra sin que hayadejado arbitrio de más aprovechamiento ...

Las técnicas muy rudimentarias que se utilizaban permitían, .en todocasa, emplear a capataces o calpixques para que :i~ilaran el t~abar de. losindios o de los esclavos. Estos capataces, que recibían el nom re e ~me-. estaban casi siempre a sueldo de un encomendero, de un comerciante,

~ do de un funcionario. Como se trataba de mestizos o de mulat~s, e portu-ueses o de españoles pobres, ellos y no los señores de cuadnlla eran res-

gonsables de los maltratos que recibían los indígenas. En 1559, cuando elp. ítador Hinojosa procedió severamente contra los que habían maltratadoVISI , .a los indios en las minas y las haciendas de Popayán, ~a~penas mas ngu~rosas se impusieron a estos capataces, en tanto que el :lsltador ~e c.ontentocon condenas pecuniarias para los encomenderos a qUlene~,se sl~dlcaba delos mismos delitos. Así, Jerónimo Trocera, minero de Sebastián Qumtero, !uecondenado a muerte, y su amo solamente a pagar 600 pesos. Gaspar DI~Z,

minero portugués, fue condenado a 400 azotes y a galeras, y Lucas Estacio,un mulato, recibió 300 azotes. .

Las ordenanzas de Gaspar de Rodas preveían el caso de que estos rru-neros a sueldo fueran verdaderos prospectores. Cuando descubrían ~namina, el señor no podía despedirlos mientras el yacimi~nto se mantuvieraen explotación o de lo contrario debía pagarles su ~a.lano duran_te todo esetiempo. Por su parte, el minero que dejaba, el ~ervlclO de u~ senor de ,cua-drilla no podía entrar a servir a otro en el termmo de dos anos. A:demas, elhecho de trabajar para otro impedía adquirir derechos sobre mmas,.aun-que se poseyera una cuadrilla de esclavos. Esto implicaba que el mmeroadquiría para el señor, de la misma m~nera que su~ esclavos.

Puede imaginarse fácilmente la cantidad de conflictos que. generaba, estadependencia. En 1597, Francisco Maldonado de Mendoza, qUIen ademas dela hacienda más importante de Santa Fe poseía recuas de mulas en Reme-dios, y recientemente había comprado una cuadrill~ ,de esclavos.a Andr~sCaballero para explotar minas en Zaragoza, se asocio con ~ntomo Gonza-lez, un minero que había registrado aguas para ex,rlotar mm~s en la lomade Archidona. Una vez que se descubrieron las minas, Gonzalez las recla-

67 /bid. f. 257 v.

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294 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

mó para sí y Maldonado de Mendoza se querelló alegando que la mín 'debía haber sido registrada en su nombre, como señor de la cuadrilla'f a

En otra ocasión, Juan Martínez de Leturia, minero de Vitoria, descubrl-u~~s minas. Como no ~oseía recu~sos para explotarlas, accedió a que l~ ,hiciera el gobernador Diego de Ospma, asociado con doña Teresa de Herre-ra, que poseía 16 esclavos. El minero trabajaría con la cuadrilla y recibiríael 10% del producto. Concertada en mayo de 1592, la compañía se disolvió'un año des~ués por cesión de los derechos de la señora a Diego de Ospina,por la cantidad de 10.540 pesos oro. Como resultado de esta disolución elminero quedó sin empleo y, naturalmente, sin las minas que había des~u-biert069

.

E~descubrimient~ de una mina era, claro está, una tentación para queel mmero se estableciera por su cuenta. En Quiebralomo, en 1603, un mi-~ero que serv~a a Fran~isco Jaramillo ~e Andrada descubrió una veta muynca en las mmas de este. En ausencia de Jaramillo, que andaba en unaexpedición por el Chocó, el minero decidió explotarla en su provecho. Conel producto, que se calculaba en seis mil. pesos, compró nueve esclavosnegros por intermedio de su hermano. Jaramillo, que era teniente del go-bernador Vasco de Mendoza en Anserma, lo obligó, por vía de transacción,a retornarle 1.500 pesos'". .

Fuera de estos esbozos de una dedicación profesional, las empresas mi-neras fueron durante el siglo XVI la actividad más extendida entre gentesde toda condición. En 1568 y 1576, algunos .~abitantes de Tunja, entre losque se contaban un sastre, un albañil, un notario y varios comerciantes yencomenderos, otorgaron poderes para que el capitán Melchor Valdez, unconquistador que había participado en la pacificación de los indios muzosY'que entonces residía en Ibagué, registrara minas en su nombre en Ibaguéy en Mariquita. Al parecer, Díego de Partearroyo y Alonso González de laGala fueron ese último año a Mariquita con el mismo objeto'".

~l tít.ulo de señor de cuadrilla pertenecía a cualquiera que quisiera in-vertír dmero o trabajo (de indios o de esclavos) en las minas. Había, conseguridad, una limitación pues no todo el mundo podía disponer de capi-talo de mano de obra. También se requería influencia para acaparar ciertosrecursos y para manej~r todas las argucias legales que eran indispensablespara hacerla. Po~ eso, igual que con respecto a la agricultura o a los trans-

68 /bid. Min. Ant., t. 3 f. 1 r. ss.69 [bid. t. 6 f. 973 r.70 Ibid. Min. Cauca, t. 3 f. 313 r. ss.71 Not. l' Tunja. 1578, f. 118 r.

EL ORO295

portes, los encomenderos se hallaban en una situación excepcional paraexplotar las minas. En Popayán, en Almaguer, en Anserma, en Tocaima, enMariquita y en Pamplona, ellos preferían emplear a los indios de sus enco-miendas en el laboreo de las minas que en la agricultura.

No era solamente la proximidad de los yacimientos la que invitaba aeste género de inversiones. En 1556, los habitantes de Pamplona se queja-ban de que ellos habían sacado muy poco provecho de los ricos yacin:lien-tos de la región a causa de la competencia de los habitantes de Tunja. Estosposeían encomiendas mucho más grandes y podían enviar abastecimien-tos a las minas. A raíz del descubrimiento de las minas, en 1551, muchosencomenderos de Tunja enviaron cuadrillas de indios y algunos esclavos aPamplona. Según una pesquisa de Tomás López en 1560, unos 15 enco-menderos habrían enviado cerca de 500 indios a las minas (los autos de lavisita están incompletos). Esta cifra da una idea de la inferioridad en quese hallaban los encomenderos en Pamplona pues entre todos apenas po-dían disponer de unos 1.500 indios; Baltasar Maldonado, encomendero deDuitama, habría enviado 200 indios; Juan de Orozco -de Baganique-,100; Pedro Bravo de Rivera -de Chivatá-, 70; Mateo Sánchez -de Mota-vita-, 60, y Martín Pujol-del Cocuy-, 40. Estas cifras, individualmente,excedían a las de cualquier encomendero de Pamplona. Otros encomende-ros habrían enviado 10 y 20 indios72

Los encomenderos no sólo disponían de la mano de obra cuyos salariosdescontaban de los tributos (cuando la tasa misma no imponía este tipo deprestación, corno en Almaguer y en Pasto), sino que, a través del Cabildoy de los alcaldes de minas, podían excluir a los forasteros y a los no enco-menderos del acceso a los yacimientos. Las ordenanzas de Pamplona nopermitían tornar minas a nombre de otros, sino a los vecinos. Un simplesoldado, o un «estante», no tenía derecho sino a 15 varas cuadradas, entanto que los vecinos, que no fueran mineros o señores de cuadrilla, podíantornar 30 varas por 22.

Los encomenderos más afortunados no eran aquéllos que se dedicabanexclusivamente a la minería. En general, ésta solía ser ruinosa cuando nose acompañaba de actividades complementarias que permitieran cierta au-tonomía a la explotación. En Popayán y en Pamplona, los encomenderosdedicaban sólo una parte de sus indios a los yacimientos y es posible atri-buir la rápida decadencia de algunos centros mineros a la falta de esta diver-sificación. En algunos casos, los encomenderos se doblaban todavía en

72 AHNB. Visto Boy., t. 3 f. 557 r., t. 8 f. 810 r. f. 865 r. f. 778 r. f. 821 L f. 807 L, t. 9 f. 848 r.,t. 11 f. 777 r., t. 18 f. 212 L f. 265 r. f. 294 r., t. 19 f. 553 r. f. 537 r. f. 579 r. f. 582 r.

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1,I

dl')'1,II

296 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

comerciantes, además de ser mineros y agricultores. Tales fueron: MigueiSánchez, de Tunja, Alonso Olalla, de Santa Fe, o el legendario Juan Díaz [a-ramillo, de Tocaima.

Este último ha sido, en el folclor popular, el prototipo de mineros afor-tunados cuya riqueza ostentosa se atribuye a algún pacto con el diablo y lac~tá~t:ofe final al_castigo de Dio,s, Sin embargo, Juan Díaz fue un personajehistórico, campanero de Belalcazar y uno de los fundadores de Tocaima.Díaz tuvo compañías menos censurables que el demonio, pero igualmenteprovechosas, con algunos comerciantes. Primero con Luis López Ortiz, susuegro, para emplear seis mil pesos en mercancías en España. Luego consu yerno, Hernando del Campo, que llevó a España ocho mil setecientospesos de Díaz [aramillo con el mismo objeto73

Las actividades mineras de Juan Díaz no tuvieron nada de extraordina-rio. Entre 1557 y 1560, el año en que se casó con Francisca Ortiz74

, la hija desu socio (quien la dotó con 5.800 pesos), Díaz hizo 34 declaraciones de oro,extraído con seis esclavos, por un monto de 16.889 pesos 4 tomines.

Por esta época ya poseía tierras (cinco estancias) que contenían algunasmil cabezas de ganado, trescientas mulas y trescientos puercos. En 1578,poco antes de morir, Díaz pidió una encomienda que obtuvo del presiden-te Lpe de Armendáriz. Se trataba' de 30 indios del río Juan Cabrera, endonde poseía una estancia. Aunque tenía ya una encomienda, el númerode indios que podía dedicar a la agricultura no era muy grande. En total,la fortuna del minero no sobrepasaba los treinta mil pesos oro aunque laenorme extensión de sus tierras haya legado su nombre a la posteridad.

En Zaragoza, los dueños de minas y cuadrillas eran gentes más heterogé-neas. Los capitanes de Gaspar de Rodas, que habían recibido en encomien-da los pocos indios que habitaban la región, tenían, claro está,' yacimientosy pudieron comprar esclavos. Algunos soldados, sin embargo, se quejabande que el fruto de la conquista había ido a parar a manos de comerciantesy recién llegados que podían disponer de capitales. De todas maneras, noes dudoso que las encomiendas sirvieron, como en todas partes, para pro-curarse algún dinero destinado a comprar esclavos.

Los yacimientos de Zaragoza eran demasiado ricos y atrajeron una granvariedad de gentes. A los habitantes de Remedios, por ejemplo, quienes

73 AGI. Escr. Cam. L. 760 A.74 Era su segundo matrimonio. La primera vez, Díaz [ararnillo se casó con Isabel de León.

En 1581, los hijos de este primer matrimonio pidieron cuentas a la segunda mujer de losbienes de su padre. Del proceso que se siguió se han tomado los datos sobre la fortunade Juan Díaz.

EL ORO 297

disputaron a los de Zaragoza la explotación de varias quebradas afluentesdel Nechí. Según Benito Machuca, vecino y conquistador de Zaragoza, losmineros de Remedios,

... con la necesidad de minas que tenían se vinieron a unas sabanas que losconquistadores llamamos de Porcucho, junto o en comarca del río de SanBartolomé y Nas, y después, no hallando allí el oro, conforme a su necesi-dad se vinieron acercando a esta dicha ciudad de Zaragoza por la fama delmucho oro que en ella se sacaba, y cateando en el asiento y loma que ellosllaman rica descubrieron muchas vetas y riqueza de donde se hicieron ricosy compraron muchos negross que allí no trujeron sino algunos naturalescon que hicieron principio ..?

Ya se ha visto cómo un rico propietario de tierras de Santa Fe, FranciscoMaldonado de Mendoza, poseía una cuadrilla en Zaragoza en 1597. ¿Quépudo inducirlo a comprar esclavos y explotar minas con ellos? Maldonadoposeía una recua de mulas que dedicaba al abastecimiento de Remedios.Los productos debían provenir de su hacienda, unas 45 mil hectáreas queposeía en torno a la encomienda de Bogotá. No es aventurado pensar quela cuadrilla la adquirió de un minero en apuros. Lo cierto es que el enco-mendero no persistió en esta actividad y en 1599 había vendido la cuadrillaa Hernando de Caicedo, quien explotaba minas en Remedios.

El descubrimiento de las minas estimuló el comercio de esclavos en Carta-gena y c~n ellos penetraron en Zaragoza muchos comerciantes que vincu-laron sus intereses a la explotación de las minas. Algunos se dedicaron aexplotarlas directamente. En 1589 aparece como minero y propietario de 21esclavos un comerciante de Cartagena, Lorenzo de la Villa. También Juan Mi-llán de Orozco, comerciante de Mompox, cuyos esclavos estaban a cargo delminero Alonso Sánchez/". A comienzos del siglo XVII, otro comerciante deMompox, Diego Hernández Rosado, hereda minas y esclavos de un colega.

El caso de Alonso Pérez Ortiz y de su hermano, Fernando Díaz Ortiz,dos comerciantes que habían traído de España 50 mil pesos en mercancías,no debió ser excepcional. En 1597, los mercaderes se quejaban de que losmineros de Zaragoza les debíari cerca de 40 mil pesos. Los hermanos en-contraban dificultades en ejecutar a los mineros que les oponían un viejoprivilegio otorgado por Carlos V, según el cual no podían hacer ejecucionesen accesorios de las mínas'".

75 AHNB. Min,Al1t" t. 6 f. 543 r.76 Ibid. Neg. yescl. Al1t., t. 1 f. 997 r. ss. f. 910 r.77 Ibid. t. 4 f.899 r.

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298 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

POCOSaños después, los dos comerciantes se habían convertido en -d . ~n~

res e cuadnlla, con 46 esclavos en total. A la muerte de Alonso Pé160

., rez en2, su hermano le sucedió en 31 esclavos (avaluados en 8 mil pesos) 1

édit rn subsí , y Oscre 1 os que aun su SIStI~n de los. ~ineros, p~r un monto de 7.277 pesosor~. E~ 1604, Fernando DIaz vendió todas las inversiones en minas a An-dres Dfaz Cal.vo, contador de la Caja real de Zaragoza, por 12.800 pesos78

En Remedios, una fundación de Santa Fe, no hay que olvidarlo fue m' .frecuente la presencia de encomenderos y comerciantes del Nuevo Re. asEn 1609 And 'Al V lb mo,, ~es onso a uena vendió minas y 24 esclavos a Jerónide Que.sada. Este se convirtió en uno de los mineros más importantes ~oRemedIos y se casó con una hija de Juan Vargas, el escribano de Tunja. ~la muerte de Quesada, su viuda, doña María de Tordoya y Vargas se votvíea casar con el itá B di d o. capi an ernar mo e Laserna Mujica, rico encomendero deTunja. En 1632, la señora y su nuevo marido vendieron las minas con 109,piezas de esclavos, r~ncherías, rozas, herramientas, aguas y mulas a otro~ncome~dero de Tunja, Juan de Osa. Las minas valían 31.500 pesos de oro

e 20 quilates y Juan de Osa pagó 15.759{ de contado/".Ta~to como el auge de las minas de la región de Antioauia atrajo em-

presarios ánid d Ii ¿. ., su rapi o ec rve generó un proceso a la inversa. En el curso delsiglo XVII, algunos antiguos mineros de Remedios y Zaragoza se traslada-~~n a S~n~a Fe, Cartag~na y. Mom~ox, en donde compraron dignidades y

convIrtieron en propietarios de tierras o en comerciantes. Es posible quee~tonces haya surgido un nuevo tipo de empresario cuyos orígenes no seafmcaban en el ··1 . de Ias encomí :,. prrvi eglO e as encomiendas y en los derechos de conquis-ta Sl~lOen !a tenacidad y en los logros de una carrera accidentada. En Po-payan, jacinto de Arboleda parece un prototipo, y en Antioquia en menorescala los peque - . . " '. ,'. .nos empresanos que surgieron a raIZ de la desintegracióneconormca del SIstema esclavista en esa región.

Arb?leda, un español de Granada, llegó a Porto Belo hacia 1617. Enton-ces tema apenas 18 años y aparecía inscrito como comerciante. Trajo algu-nas me~cancías de España con las cuales evolucionó hasta que, en 1623, setras~ad~ a Anserma. En 1626 fue elegido alcalde ordinario de la ciudad yal ano SIgU· tI·· '

e ren e, en e curso de la VIsita de Lesmes de Espinoza, fue proce-sad.o por vender mantas de algodón, paños de «ruan», vinos y lienzos del~ t~erra a los indios ya los esclavos de las minas, con quienes estaba pro-hIbId~ co~e~~iar. Más .t~rde poseyó minas, intervino en expediciones alChoco y srrvio como oficial de la Caja real de Cartago.

78 lbid. t. 6 f. 514 r. ss.79 [bid. Min Ant., t. 6 f. 690 r.

EL ORO299

Alrededor de 1635, Arboleda se casó con Teodora Olea, hija de un espa-ñol radicado en Popayán. Cuando se agudizó la decadencia de Anserma setrasladó a Popayán, en donde volvió a servir como oficial real. En 1659poseía 53 esclavos, la mayor cuadrilla de toda la provincia, y en 1671, se-gún su testamento, sus esclavos habían aumentado a 93. Arboleda enviudóy se hizo eclesiástico. Alcanzó varias dignidades, al mismo tiempo que crecíaSU fortuna. Fue proviser del obispado en 1661, tesorero en 1665, chantre yarcediano en 1668.

Su hijo, Francisco de Arboleda Salazar, fue uno de los primeros queexplotaron minas en el Chocó. Hacia 1706 estaba asociado con los Mosque-ra y con Bernardo Alfonso de Saa para explotar las minas de Iro con dos-cientos esclavos8o.

Como lo señala Marzahl'", en el curso del siglo XVII se conjugaron enPopayán elementos nuevos con un sus trato de la sociedad tradicional deencomenderos y descendientes de conquistadores. El hecho de que las ex-plotaciones mineras requirieran ahora el empleo masivo de mano de obraesclava favorecía particularmente a comerciantes y hombres que, como Ja-cinto de arboleda, podían adaptarse a las nuevas condiciones. Este procesoes parecido a todo lo largo de la Nueva Granada aunque Popayán, debidoa la vecindad de ricos yacimientos, sea más notorio.

LOS ESCLAVOS

El período de las licencias (1530-1580)

En el curso de la primera generación que sucedió a la Conquista (1536-1570), el trabajo en las minas fue en parte responsable de la aniquilaciónde la población indígena. Usualmente se supone que el trabajo indígenafue sustituido por la mano de obra esclava a partir de un cierto momentoy que desde entonces las explotaciones mineras aseguraron la regularidadde su producción. Está probado, sin embargo, que el trabajo de los indiosen las minas no cesó por completo hasta el momento de su extinción casitotal. De otro lado, el empleo de esclavos negros planteó siempre proble-mas que, sumados a otros, explican la decadencia de los centros mineros.

80 lbid. Min. Cauca, t. 3 f. 197 r. Gustavo Arboleda, Diccionario biográfico y genealógico delantiguo departamento del Cauca. Bogotá, 1952, p. 24. FCHTC. pp. 128 ss. Marzahl, TheCabildo ..

81 Op. cit.

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300 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL I

En 1577, los oficiales de la Caja Real de Santa Fe comprobaban la disr i,., de los cui d runucion e OS quintos e oro y la atribuían a la extinción de los indios. E

1584 volvían a insistir sobre la decadencia minera, aduciendo que n

... e~te rein~ está pobrísimo porque las minas van faltando y los naturalesde tierra caliente con que se saca el oro son muy pocos y de aquí a diez añosno quedarán ningunos ...

. Proponían que se disminuyera la participación real del quinto a undiezmo de manera definitiva y que sólo se cobrara un vigésimo a quienese~plearan esclavos negros en las minas. Como los mineros no poseían ca-pitales para esta inversión, pedían que se enviaran dos o tres mil esclavospor cuenta del Tesoro real. Las ciudades se responsabilizarían de la deuday venderían los negros a crédito a los mineros, a razón de doscientos pesosla pieza82

La década siguiente conoció el auge extraordinario de las minas de Cá-ceres, Zaragoza y Remedios, cuyo descubrimiento atrajo un flujo extraor-dinario de esclavos desde las costas de Cartagena. Esta introducción masivade esclavos coincidió también con cambios en la política de las licenciasotorgadas hasta ahora por la Corona para la trata de esclavos en las Indias.

Hasta entonces, la Corona se había reducido a vender licencias indivi-duales para introducir esclavos negros. El abastecimiento de mano de obraesclava no estab~ asegurado con regularidad y la presencia de negros afri-c~nos en las Indias obedecía a un privilegio ,azaroso alcanzado por indi-vIdu~s o por los cabildos mediante el pago de un derecho. Gozaron enespeClal.~e este privilegio los funcionarios civiles y eclesiásticos, a quienesse per~ItIa pasar a, las Indias uno o dos esclavos para su servicio, aquélloscon quienes se habla concertado capitulaciones de conquista, las ciudades,las comu.nidades religiosas y algunos comerciantes (geno ves es, portugue-ses y sevillanos) que podían, en un momento dado sacar de apuros finan-cieros a la Corona83. . ,

82 AGI. Santa Fe L. 68 r. 1 Doc. 17 Y Doc. 35.83 Cf· ~eorge Scelle, ÚI traitenegriere aux lndes de Castille. París, 1906. 1,pp. 198 ss. La biblio-

grafíasobn, los problemas de la trata es abundante. Además de la obra clásica de Scelle,!a cual explora todas las peripecias jurídicas de la trata, existen dos trabajos regionalesImportantes: el de Rola~do Mellafe, ÚI introducción de la esclavitud negra en Chile. Tráfico,y rutas, Santiago de Chile, 1959, y,el de Elena F. Studer, ÚI trata 'de negros en el Río de laPl~ta durante.el Siglo XVIII. Buenos Aires, 1958. Para Colombia, merecen citarse los tra-baJOSde Aquíles Escalante y las investigaciones en curso de Jorge Palacios en el AGI.

EL ORO 301

En la Nueva Granada pueden citarse ejemplos de estos tipos de licen-.cias- En 1535, Pedro Fernández de Lugo obtuvo 100 que el adelantado trocóen Santo Domingo por caballos. Andagoya recibió 50 licencias en 1539 yAndrés de Valdivia, con quien se había capitulado la conquista de Antio-quia en 1569, 40. El capitán Cepeda de Ayala, que se ofreció a descubrir yexplotar minas de esmeraldas en Muzo, obtuvo la partida más cuantiosa,de 500 esclavos84

. -,

Puesto que las licencias eran negociables, la llegada de estos esclavos ala Nueva Granada no puede afirmarse en absoluto. Es probable que losbeneficiarios hayan hecho como Fernández de Lugo y sólo reservaran para suuso algunas licencias.

Ciudades como Cartagena y Santa María de los Remedios (en el Cabode la Vela) recibieron licencias colectivas -en 1546 y 1565- que debíanrepartirse entre los vecinos. En Remedios, los esclavos se destinaban a lapesquería de perlas y el reparto de cien licencias correspondía a 33 vecinos.Sin embargo, apenas se sacaron del África 35 esclavos. En Cartagena, los500 esclavos de las licencias deberían dedicarse por mitades a la agricultu-ra y a la minería. De éstos parece que sólo se sacaron del África 226 entre1569 y 157285. Otras ciudades (Pamplona, Cartago) insistían en obtener di-nero prestado de las Cajas reales para comprar negros. Los vecinos de Car-tago consiguieron así cuatro mil pesos en 1559, con un plazo de seis años'".

En el período comprendido entre 1530 y 1542 han podido contabilizarse4731icendas, cuatrocientas de las cuales cupieron a sólo 4 personajes: al ade-lantado Pedro Femández de Lugo y a su hijo Alonso Luis, al conquistadorPedro de Heredia y al gobernador de Santa Marta. Las restantes, de uno a diezesclavos, se distribuían entre obispos, clérigos, oficiales reales y regidores deCartagena y Santa Marta87

. De esta clase fue también la licencia otorgada altesorero de Popayán, Juan de Magaña, en 1576. Sin embargo, 48 piezas de las54 que se les autorizaron fueron despachadas a la Nueva España88

.

Entre 1530 y 1570 se expidieron, sin duda, una gran cantidad de licen-cias cuyo rastro, sería imposible de seguir. A partir de 155, por ejemplo, lasnecesidades apremiantes de la Corona obligaron a otorgar 23 mil licenciaspara toda América, que se vendieron a ocho ducados cada una89

. En la

84 Cf. Scelle, op. cit., I pp. 239 Y 247. AGI. Contr. L. 5761 NQ 2 f. 262 r. f, 131 r.85 Cf. Scelle, op. cit., 1. p. 244. AGI. Contr. L. 5761 NQ 4 f. 207 r. ss. L. 5760 NQ 2 f. 336 r.86 AGI. Cont. L. 1488.87 DIHC. passim.88 AGI. Contr. L. 5761 f. 138.89 Cf. Scelle, op. cit., 1,p. 203.

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302HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

década de 1560, el número e importancia de las licencias vinieron a menos.'En las dos décadas siguientes se otorgaron de nuevo licencias cuantiosasque se encuentran citadas en documentos procedentes de Zaragoza. Así,un Juan Francisco de Espinosa recibió autorización el 13 de enero de 1572para pasar 2.400 esclavos. En 1583, los asentistas que controlaban el merca-do africano de Cabo Verde, Guinea y Santo Tomé (Álvaro Méndez Castroy Juan Bautista Revalesca) obtuvieron 4.800 lícencías'". Estas grandes licen-cias preceden en pocos años la implantación del sistema de los «asientos».

Si se exceptúan estas licencias de 1572 y 1583, con las cuales sabemosque se beneficiaron los nuevos yacimientos de Zaragoza, Cáceres y Remedios,cabe preguntarse si este sistema anárquico pudo proveer de un númerosuficiente de esclavos a las explotaciones mineras de la Nueva Granada.Según Arroyo'", ya en 1556 los negros introducidos en Anserma y en lacordillera de Chisquío se habían sublevado dos veces. Arboleda habla, para1577, de negros fugitivos y amotinados que

... por centenares penetraban la ciudad y asaltaban los caminos ...92

Aun un testimonio de la época, el de Díez de Armendáriz en 1575, serefiere a una sublevación de negros en la costa'".

Tales noticias sugieren que la población negra era tan abundante quepodía provocar conflictos de cierta magnitud y causar inquietud entre losespañoles. Obsérvase, sin embargo, que en el último caso Díez agrega quese trata sólo de cuatro negros a la cabeza de treinta o cuarenta indios. Encuanto a las sublevaciones citadas por Arroyo y Arboleda, resulta difícil apre-ciar su importancia sin tener acceso a la información de los dos autores.

El número mismo de licencias otorgadas puede también inducir a enga-ño. Muchas se otorgaban libres de derechos y, siendo negociables, no esextraño que se solicitaran con ahínco. Cartago, por ejemplo, pedía en 1545mil quinientos negros .

... horros de todos derechos, para los echar a las minas y con ellos sacar oro94y aumentar las rentas reales... .

90 Ibid. p. 335 AHNB. Neg. y ese/. Ant., t. 1 f. 937 Y f. 997 r.91 Op.cit., p. 96.92 G. Arboleda, op. cit., 1,p. 91.93 DIHC. VIII, 68.94 Ibid.23.

u: deA.BIBLIOTECA CENTRAl.

303EL ORO

Al mismo tiempo, la ciudad vecina de Anserma, muc~o más. rica en. 'mientos pedía apenas doscientos. Y, con todo, las mlsm~s ciudadesya~l tí n en 'que se les permitiera emplear a los indios en las minas,¡nSlS la

95ue de otra manera los vecinos de ella no se podrían sustentar ...... porq

Debe recordarse también que Cartago obtuvo un préstamo de cuatroi1 pesos para comprar negros,.suma que representaba el valor de unos 20

:clavos. ¡Y la ciudad había solicitado 1.500!. Si se examina la licencia colectiva otorgada a Cartagena en 1565, pued,e

cómo a cada vecino le tocaban siete esclavos. Algunos, claro esta,verse . . . . tresultaban privilegiados con más de 2~ esclavo~ y otros m slqu~era m en-taban reclamar sus licencias. Pero aquellos a qUienes se fav.areCia en el re-parto negociaban las licencias en Sevilla y los esclavos Iban a parar aMéxico o al Perú.

No es entonces probable que antes de 1580 se hayan e,mpleado esclavosde manera masiva en los distritos mineros. Y aún despues su ~mpleo estu-vo confinado a los nuevos yacimientos de Zaragoza y Remed~~s. En 1~81,

d Ya habían transcurrido algunos años desde la fundación de Cace-cuan o d .. t 11 C bildo de la ciudad solicitaba la merced e qUimen os esc avosres, e al. 96

para repartir a crédito entre los mmeros . ,Popayán sufrió siem~re penuria de man? de obra. En 1592, el licenciado

Auncibay redactó un Dzscurso

sobre los negros que conviene se lleven a la gobernación de Popayán, ai~s ciudades de Cali, Popayán, Almaguer y Pasto, que son necesanos ~astados mil negros, los mil doscientos varón y los ochocientos hembras ...

El título del discurso anunciaba el apremio de la gobernación respe~toa la mano de obra esclava. Según el licenciado, lo~ habit~ntes de la provm-cia ofrecían pagar cuatrocientos pesos oro de veinte quilates por cada es-clavo una suma demasiado elevada en la época.

Seis años más tarde, el procurador de Popayán solicitaba de nuevoochocientos esclavos. En 1603, lo hácía el gobernado~ Vasco de M~ndoza ySilva. Y, todavía en 1615, el tesorero Jerónimo de Ubillus y el Cabildo de laciudad reiteraban la demanda. Según Vasco de Mendoza,

95 Ibid.21.96 AGI Santa Fe 1. 67 r. 1 N° 3.97 Ibid.·Patr.L. 240 r. 6. Publicado en el ACHSC. N° 1, Bogotá, 1963, pp. 197 ss.

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304 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

... la necesidad y pobreza de aquesta gobernación y vecinos della, nacida dehaber venido los naturales en disminución, es tan grande que temo se ha devenir a acabar dentro de breve tiempo, o por lo menos los lugares de tierracaliente como son Popayán (sic), Cali, Buga, Toro, Cartago, Anserma yArma, si V. Md., doliéndose de los vecinos della, no los remedia con man-dar hacerles merced de dos o tres mil negros al costo y costa que tuvierenpuestos en Honda, fiados y a largo plaz098

.

En el curso del siglo, el número de esclavos de Popayán debió ir en au-mento. En 1628 había al parecer 250, y en 1659 se encontraban en las minas31399

. En esta última fecha, algunos estaban dedicados a la agricultura,pues los propietarios se quejaban frecuentemente de que se veían obliga-dos a sacar esclavos de las minas con este propósito.

Los «asientos» y el contrabando

El caso de Zaragoza y Remedios parece haber sido excepcional. Estos ya-cimientos se beneficiaron con la política de las grandes licencias otorgadasa partir de 1570 y con los «asientos» inaugurados en 1587 con Pedro deSevilla y Antonio Méndez LamegQ,~uienes se comprometían a pasar a lasIndias tres mil esclavos en seis años' .

\ A la sombra de las .grandes licencias y del monopolio de los asientos,: las costas americanas vieron an:ibar una gran cantidad de navíos «sueltos». que venían directamente del Africa. Muchos no podían exhibir ante lasautoridades licencias de los asentistas o sólo podían justificar con ellas unaparte de su cargazón. Sin embargo, tratándose de un negocio de tanta en-vergadura, las autoridades locales se mostraron siempre más que compla-cientes. '

En 1589, apenas llegado a Cartagena, el presidente González comprobócómo llegaban embarcaciones sin registro, abiertamente o pretextando una«derrota» 101. El mismo año envió al factor Rodriga Pardo a Zaragoza paraque averiguara por los esclavos que habían entrado sin pagar derechos ala Corona y sin el conocimiento de los asentistas. Algunos mineros decla-

98 AGI. Quito L. 16. Cf. Marzahl, The Cabildo, cit.99 Ibid:100 Cf. Scelle, op. cit., 1, p. 790 Doc. 23 y pp. 323 ss. Para Scelle, el contrato con Sevilla y

Lamego tiene todas las características jurídicas de un asiento. Sin embargo, usualmentese toma como fecha de la iniciación de los asientos generales la del contrato celebradocon Pedro Gómez Reynel en 1595.

101 AGI. Santa Fe L. 17 r. 1 N" 42 f. 2 r.

EL ORO 305

raron 20 Y 30 piezas102 y exhibieron justificaciones, casi todas del contadorde Cartagena, Alonso de Tapias. Según el fiscal nombrado para actuar enla encuesta por el factor Pardo, los mineros ocultaban muchas piezas y seencubrían unos a otros en las averíguacíonesl'". Además, las justificacio-nes no eran auténticas y muchas correspondían a esclavos muertos.

Al parecer, el fiscal tenía razón pues cuatro años más tarde el doctorLuis Téllez de Erazo, oidor de la Nueva Granada, probó que con la firmadel contador Alonso de Tapias se habían falsificado 375 justificaciones'Y'.El mismo gobernador de Cartagena se hallaba implicado en los fraudespues había dejado de embargar 228 esclavos que habían llegado sin re-gistro.

A partir de 1590 se sucedieron en Cartagena varios funcionarios encar-gados de inquirir sobre el problema del contrabando de negros: el fiscalVillagómez, en 1594; en el mismo año; el doctor Téllez de Erazo; en 1595,Francisco Méndez de Puebla; en 1619, el licenciado Espino de Cáceres, y elvisitador Diego de Medina Rosales y el licenciado Fernando de Sarria, en1620 y 1621. Todavía en 1641, el oidor Bernardino de Prado Guevara ave-riguaba por los fraudes cometidos desde 1622. Todos estos funcionariosdenunciaban los mismos ilicitos: navíos sin licencia, complicidad de losfuncionarios, intereses creados entre los moradores de los puertos 105.

Dada la complejidad del problema, resulta imposible avanzar una cifraprobable de los esclavos desembarcados en Cartagena a partir de 1580. Secalculabaque en 1594, por ejemplo, el 47,9% de los navíos llegados a laIndias eran negreros. Cartagena, debe recordarse, era un puerto privilegia-do del tráfico y, como lo expresaba el fiscal Villagómez en 1595,

d h 1" hav acá 106... el trato e negros es a ora e mas importante que ay aca ...

Con todo, cualquier cifra que se avance107 apenas da cuenta de una manode obra virtual, no siempre al alcance de los mineros de la Nueva Granada.

En 1598, el presidente Sande escribía que en Zaragoza trabajaban tresmil esclavos negros y que en toda la provincia de Antioquia había unos seis

102 AHNB. Neg. y escl. Ant., t. 1 f. 869 r. f. 910 r. f. 937 r. y f. 997 r.103 Ibid. f. 925 r.104 AGI. Santa Fe L. 56 r. 1.105 Ibid. Y L. 57 passim.106 Ibid. L. 17 r. 3 N° 123 f. 1. Cf. también R. Mellafe, LA esclavitud en Hispanoamérica, Es. As.

1964, p. 59.107 Mellafe, por ejemplo, muestra inclinación por un guarísmo muy alto: estima que entra-

ron a las Indias tres millones de esclavos durante el período colonial. Ibid.loc. cit.

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·f

306 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

mil108. Por otra parte, ya en 1597 se había producido una sublevación delos esclavos, fortificados en «palenques». Este fecha marca posiblementeun tope en el número de los esclavos que llegaron a trabajar en los yaci-mientos antioqueños. Apenas cinco años más tarde, los vecinos de Reme-dios se quejaban de que la región,

... de algunos años a esta parte va en notable disminución porque respectode los grandes gastos que tienen los dueños de minas en el beneficio dellasy en haberse empeñado en negros a excesivos precios se han perdido algu-nos, y otros por falta de bastimentos suficientes se han salido de la dichaciudad sacando sus cuadrillas, y esto ha sido de manera que de tres partesde negros que beneficiaban las dichas minas en sus términos falta la una, y

d dí . , disminuci 109se espera que ea a la Ira en mayor isnunucron ...

~ La mortalidad de los esclavos en regiones como Zaragoza y Remedios,desprovistas casi por completo de una base de sus tentación agrícola, debióser muy altas Los esclavos nuevamente adquiridos se dedicaban a reempla-zar a los que iban muriendo y es dudoso que la cifra señalada por Sandehaya sido rebasada en algún momento, pese a que los verdaderos asientossólo entonces comenzaron a realizarse.

El asiento subsiguiente al de Gó'rnez Reynel es un poco mejor conocido.Se trata del contrato concertado con Juan Rodríguez Coutínho'I", a quiensucedió su hermano Báez Coutinho en 1603. EllO de abril de 1601, Rodrí-guez Coutinho dio poder al capitán Manuel.López de Extremos, residenteen Cartagena, para que lo representara mientras llegaban sus factores. Unaño después llegó a Cartagena un hermano del asentista, Manuel de SossaCoutinho, como administrador general del aslent011l. Sólo en marzo de 1603comenzaron los despachos. Entre esta fecha y marzo de 1605 debieronllegar a Cartagena por cuenta del asiento 1.046 esclavos. Los envíos sereanudaron en octubre de 1606 y hasta marzo de 1611 llegaron por lo me-nos 11.890 esclavos. El asiento, que debía durar nueve años, preveía que sellevaran a las Indias seis mil piezas por año. En total, Báez trajo 27.379licencias, de las cuales cupo a Cartagena el 46% 112

El volumen del tráfico debió disminuir en los años siguientes pues, apartir de la conclusión del asiento de Báez Coutinho, la Corona, que tomó

108 AGL Santa Fe L. 17 f. 4 NQ 157.109 [bid. L. 18 f. 1 N2 43.110 Cf. Scelle,op. cit., 1. p. 386, nota 2 y p. 387. AGL Contr. L. 5763.111 R. C. del 1Q de mayo de 1600.112 AGL Contr. L. 5763 passim.

EL ORO 307

la administración directa de las licencias, libró muy pocas. A partir de 1615,.con el asiento concluido con Antonio Fernández D'Elvas, Cartagena y Ve-racruz se habilitaron como únicos puertos de la trata 113.Esto explica que,a pesar de la decadencia de las minas de oro, los esclavos hayan seguidoafluyendo al interior de la Nueva Granada, tanto los legalmente introduci-dos como los que entraban de contrabando. El licenciado Sarria comunica-ba en 1621, a propósito de este último asiento, que desde su iniciación (enmayo de 1615) habían entrado a Cartagena 4.816 esclavos hasta abril de1619. y desde esa fecha hasta el19 de diciembre del año siguiente se habíanintroducido más de seis mil piezas, muchas de ellas ilícitamente.

Él mismo había decomisado en 1620 más de mil piezas'!". En 1621, ellicenciado Medina Rosales denunciaba una situación parecida. Calculabaque apenas en seis años (el asiento había sido previsto por ocho) ya se ha-bía introducido la totalidad de las licencias, las cuales eran 28 mil. El cálcu-lo era exacto: según los registros de la contratación, en seis años se habíanintroducido 29.754 negros por cuenta de este asientoll5.

La concentración de esclavos .en Cartagena era tan grande que a cadamomento se temía una sublevación. En 1624 se impuso un derecho de seisreales por cada cabeza de negro para mantener una cuadrilla dedicada adar caza a los negros cimarrones. En un terreno mucho más favorable, lacimarronería existía en Zaragoza desde 1595. En 1610 se calculaban allí 200esclavos amotinados. Según el gobernador Bartolomé de Alarcón, los ne-gros recorrían el triángulo formado por los centros mineros de Zaragoza,Cáceres y San Jerónimo del Monte infestando las minas y las poblaciones.A comienzos del año, los negros habían asaltado las minas de Diego Rodrí-guez, vecino de Cáceres, y se habían llevado otros siete esclavos. Ensegui-da fueron a Zaragoza y asaltaron tres rancherías y una estancia. Es muydudoso que en estas condiciones los propietarios, aun si hubieran dispues-to de capitales, se hubieran animado a echar leñaal fuego comprando másesclavos116.

El enfrentamiento de comerciantes y mineros

La crisis de la producción minera de la segunda década del siglo XVII mues-tra cómo, a pesar de la proximidad de una fuente de mano de obra poten-

113 Cf. Scelle,op. cit., 1,pp. 418, 427 Y 430.114 AGL Santa Fe L. 56 r. 4.115 Cf. Scelle,op. cii., 1, p. 446.116 AGL Santa Fe L. 65 r. 1.

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308 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

cial, este tipo de economía había creado profundos desequilibrios que i ~posibilitaban tener acceso a ella. La necesidad creciente de mano de obr.había condu:ido a una cerrada dependencia del sector minero con respec~~a los comerciantes de esclavos. Por eso los mineros insistieron siempre e'liberarse de las obligaciones legales en que incurrían al tomar a crédito Ionesclav~s. También f~dían insistentemente que la Corona tomara a su carg~operacIOnes de crédito ~ largo plazo. Usualmente, el minero sólo podíacontar con una expectativa de elevada productividad de los yacimientospara saldar sus deudas. Para lograrlo debía contraer más deudas, hipote-cando sus negros para adquirir otros. Era un círculo vicioso cuyo mecanis-mo ha sido descrito con exactitud por los habitantes de Zaragoza. En 1595el Cabildo alegaba que, '

... para sustentarse al seguimiento y labor de las minas de oro de dichaciudad y que vayan en aumento y crecimiento como cada día van, los quelas labran y siguen no lo pueden hacer si no es mediante las compras denegros que hacen, tomándolos fiados, hipotecándolos a la paga, en confianzade que con los mismos negros sacarán de qué hacer la paga. Y mediante la expe-riencia que desto se tiene todos los más negros que se compran en la dichaciudad es desta manera y es causa que las dichas minas se sustentan y vues-tros reales quintosy alcabalas van enaumento, el cual irá en engrandecimientorespecto de la mucha riqueza, que demás de la que haya, van prometiendominas nuevamente descubiertas. Yde otra suerte es imposible poder susten-tarse la dicha ciudad y minas por no poderse comprar de contado los ne-

. 1 117.gros necesanos para su abor... . ,

En las décadas de 1580 y 1590 se confiaba en que los yacimientos eraninagotables. Pero aun entonces los acreedores urgían y si no recibían lasatisfacción de las obligaciones contraídas demandaban la ejecución y elremate de los esclavos. Los mineros sacaron a relucir una vieja Cédula deCarlos V del 19 de julio de 1549, según la cual gozaban del privilegio de nopoder ser ejecutados judicialmente en sus instrumentos de trabajo.

El conflicto ya había aparecido durante la crisis de 1570. En 1567, loshabitantes de Vitoria pretextaban que la abolición de servicios personalesh~bíaob!igado a comprar recuas de mulas y esclavos para abastecer a laCIUdad. Esta se hallaba: en terrenos inútiles para fa agricultura y la ejecu-ción de los vecinos que habían tomado a crédito esclavos y mulas podríaacarrear la incomunicación de Vitoria y sus yacímíentos'P.

117 AHNB. Neg. y ese. Ant., t. 4 f. 890 r. ss.118 Ibid. Neg. y ese., Tal. t. 4 f. 183 r. ss.

EL ORO309

En 1570, las ciudades de Mariquita, Vitoria y Remedios anunciaban que. la mortalidad incontenible de los indios causaría la ruina de los distritosmineros de «tierra caliente» y que con ella sobrevendría la de Santa Fe yrunia. En diciembre de este año obtuvieron de la Audiencia una provisiónque prohibía ejecuciones en las herramientas, las recuas y los esclavos que

, 1 . 119servIan en as rrunas .Este privilegio provocó peticiones semejantes de todos aquellos que po-

seían esclavos Y recuas de mulas en los distritos de Anserma, Santa Fe deAntioquia y San Sebastián de la Plata. A las peticiones individuales suce-dieron las demandas colectivas hasta 1580.

En 1583 intervino un personaje muy influyente, el factor Rodriga Pardo,para hacer revocar la primitiva decisión de la Audiencia. En Santa Fe deAntioquia, un minero, García Jaramillo de Andrada,le debía muchos pesosde oro y el factor buscaba el embargo de 60 esclavos con los que el mineroexplotaba los filones de Buriticá. Como allí el rendimiento era casi nulo,Jaramillo quiso trasladar su cuadrilla a Zaragoza,

... en donde es mucho el oro que se saca y donde con más facilidad podrá..sustentar la dicha cuadrilla y antes aumentarla ...

Sin embargo, el factor obtuvo ellO de marzo de 1584 que la Audienciaordenara el embargo de todos los bienes del minero120

.

Cuando el empleo masivo de esclavos negros se hizo indispensable, losintereses de mineros y comerciantes resultaron inconciliables. Unos y otrosalegaban que ellos sostenían el pulso de la actividad que se desarrollabaen Zaragoza. Según los comerciantes, la Cédula de 1549 se había libradoen un momento en que no existían prácticamente esclavos en las Indias yahora su aplicación no tenía razón de ser. Gracias a que la Audiencia deSanta Fe había prescindido de ella y permitido las ejecuciones desde 1584,el número de negros había aumentado en Zaragoza de trescientos a dos mily la producción de oro había pasado de cincuenta a trescientos mil pesos.Si los mineros de Zaragoza -agregaban los comerciantes- no quedabansujetos a la restricción del embargo en caso de insolvencia, la suerte de estedistrito sería idéntica a la dejos viejos yacimientos de Mariquita y de An-serma, adonde los comerciantes de esclavos no arrimaban. Aun más, Zara-goza era mucho más vulnerable puesto que, debido a su aislamiento, losabastecimientos dependían de los comerciantes que llegaban hasta allí con

119 Ibid. f. 203 r.120 Ibid. f. 220 r. ss.

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310 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

ganados de Quito y de Santa Fe. Si se rehusaban garantías a los créditos, eso 'comerciantes se abstendrían de proveer el abastecimiento de la ciudad. s

Frente a una amenaza parecida, los mineros no podían insistir demasia_do en que la Cédula que los privilegiaba fuera aplicada literalmente. Poreso, a pesar del parecer favorable del fiscal de la Audiencia para que seg~ardara en su integridad, accediero~ a que la ejecución fuera posible perosolo sobre aquellos esclavos que hubieran originado la obligación 121.

En el fondo, el fiscal, y posiblemente las autoridades de Santa Fe, Con-cedían la razón a los comerciantes. En 1598, el fiscal Villagómez escribía alConsejo de Indias que la Cédula de Carlos V causaba trastornos en el co-mercio de los esclavos al prohibir la ejecución de los deudores. Proponíaque al menos se pudieran rematar los esclavos a otros mineros, con el com.prom~so de no sac.arlos de los distritos en donde trabajaban. Sin embargo,los mmeros obtuvieron de Felipe II una confirmación de la Cédula del Em-perador el3 de abril de 1596i2

.

Esta decisión debió desanimar a los comerciantes pues a comienzos delsiglo XVII el internamiento de esclavos fue mucho menor que en las déca-das anteriores. Los vecinos de Zaragoza se quejaban de que se habíanmuerto muchos esclavos y no podían reemplazarlos. Las minas empezarona ser menos productivas y era necesario desplazarse de Zaragoza para bus-car otras. El abastecimiento de las nuevas explotaciones se volvía más di-fícil Y los negros más vulnerables a las enfermedades. En 1606, los minerospedían que la Corona les diera crédito de dos mil esclavos' pues hacía yatres años que no se vendían en Zaragoza 123 ..1

Esta situación coincide con lo que sabemos respecto a la trata de negros.Del asiento de Báez Coutinho habrían llegado a Caitagena apenas 290 pie-zas en 1603, 762 en el año siguiente y solamente 190 en febrero y marzo de1605. A partir de entonces, el asiento se interrumpió momentáneamentehasta octubre de 1606. En este año, en sólo los últimos tres meses, llegarona Cartagena 2.980 esclavos por cuenta del asiento. En 1607 no se enviaronsino 80 pero el ritmo de los envíos se aceleró a partir de 1608, cuando ven-= el asiento y Báez tenía necesidad de cumplir con la cuota que le fueraasignada 124.

La irregularidad en el envío de los esclavos a Cartagena debió producirgrandes fluctua~ioneseIi.los precios, lo que dificultaba aún más su adqui-

121 !bid. f. 892 r. ss.122 AGI. Santa Fe L. 17 r. N2162.123 Ibid. L. 65 N28.124 Ibid. Contr. L. 5763.

EL ORO 311

sición. Es dudoso, por otra parte, que el contrabando haya compensado las. consecuencias de esta irregularidad. Hacia 1589 se registraron operacionesde venta de esclavos en Zaragoza, cuyo precio fluctuaba entre 250 y 300pesoS oro12S

. En 1602 se avaluó allí mismo un lote de 31 esclavos, a razónde 260 pesos la pieza 126, lo cual indica que el precio debía ser más bien de300 pesos. Más al interior, en Mariquita, un comerciante de esclavos, Fran-cisco García de la Jara, vendió en 1590 una partida de 28 esclavos a JuanMartín, vecino de Vitoria. Más tarde se alegó que los esclavos venían en-fermos y. cubiertos de llagas. Con todo, su precio había sido de 280 pesosla pieza 127. En 1616, el cura Pedro de Villabona Zubiaurre informabaque en Remedios un negro bozal valía 350 pesos oro y si estaba adies-trado en la minería podía valer 400 y 450 pesos128

. Todos estos precios eranexcesivos pues en otras partes de las Indias valían la mitad y aun la tercera

129parte . .No es raro que los mineros se quejaran continuamente de deudas" de

falta de esclavos, de sus precios excesivos y de su elevada mortalidad. Losoficiales reales y aun el presidente de la Audiencia se hacían eco de estasquejas e instaban a la Corona para que tornara en sus manos el monopolio.Con ello se buscaba el abaratamiento de los esclavos y la obtención ge cré-ditos a muy largo plazo. La Corona española, sin embargo, tenía adquiri-dos compromisos con asentistas portugueses que le aseguraban al menosel acceso a las factorías africanas. Los intentos de España de manejar porsu cuenta-este negocio complejo revelaron ser un fracaso, como en el perío-do 1611-1615, cuando se adoptó el sistema de administrar directamente laslicencias desde Sevilla.

La importancia de Cartagena corno centro del tráfico negrero durantelas primeras décadas del siglo XVII puede crear una distorsión en la ideasobre la participación del trabajo esclavo en las minas de la Nueva Grana-da. Ya se ha indicado que los tres mil esclavos que Sande atribuía a Zara-goza en 1598 (o los dos mil de que hablaban los mismos comerciantes deesclavos tres años antes) constituyeron un tope jamás rebasado. En 1616, elcura Villabona Zubiaurre respondía a una encuesta que en Remedios,

125 AHNB. Neg. y escl. Ant., t. 1 f. 1006 r. ss. Por la misma época, un esclavo valía en Reme-dios de 350 a 400 pesos. Alcabalas, t. 11 f. 579 r., en donde aparecen ventas de un cura, ellicenciado Francisco de Montes de Oca, por más de 15 mil pesos entre 1592 y 1599.

126 Ibid. Neg. y ese. Ant. cit., t. 6 f. 532 r. ss.127 Ibid. Neg, y ese. Tol., t. 4 f. 717 r.128 AGI. Santa Fe L. 63 N272 bis. f. 4 v.129 Cf. R. Mellafé, La esclavitud, cit. p. 67.

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312 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL l

... vida por sus ojos que cuando entraron en esa tierra, por ser tan.grande yde tanto oro como hubo en ella, todos compraron negros que vino a haberen esta ciudad más d.e d.o~mil negros y después que las vetas y minas quese descubneron al pnnClplO se acabaron y fue el oro siendo menos, como semorían muchos negros y otros se sacaban, respecto de irse acabando el oropor la mucha costa que tenían en esta tierra ...130

,

Estas noticias se ven confirmadas por las cifras de producción, por un lado,y, por otro, por lo que sabemos de la mecánica de las inversiones en esclavos.Ya en las últimas décadas del siglo XVI,los comerciantes encontraban dificul-tades en hace~ efectivo~ ~us créditosl3l

. En el siglo siguiente, Zaragoza pedíaa cada rato la intervención de la Corona para asegurarse el suministro.

Una de las dificultades para apreciar la verdadera importancia de lamano de obra esclava en las minas reside en la imposibilidad de conoceren detalle el proceso de internamiento, las transacciones, la cuantía de loscapitales dedicados a este comercio, la distribución de las cuadrillas en loscent,ros ~ineros. En Zaragoza, por ejemplo, el número de esclavos de quepodía disponer cada minero no debía ser excesivo. La cuadrilla de sesentaescla.vos que García Jaramillo de Andrada quiso trasladar en 1584 era ya muyconsiderable, lo mismo que la que poseían los hermanos Ortiz en 1602, de 46esclavos. En 1589, a raíz de las averiguaciones del factor Antón Pardo, se men-cio~a~ lO, 20 Y máximo 30 esclavos. En las primeras décadas del siglo XVII,Jerommo de Quesada llegó a poseer más de .cien esclavos en Remediospero se trataba de uno de los mineros más importantes de la región.

La misma disposición de las minas, que se sucedían unas a otras en unespacio muy reducido, imponía límites al hacinamiento de los esclavos'",Debe tenerse en cuenta también la ausencia d~ un frente agrícola que sus-tentara esta masa de trabajadores o al cual pudiera trasladarse la mano deobra improductiva en los yacimientos. No debía existir, en todo caso, nadaparecido, por ejemplo, a las enormes cuadrillas que trabajaban en el Chocóa mediados del siglo XVIII,de 100, 200 Y 500 esclavos133

.

130 AGI.Santa FeL. 67 r. 3 N°72 bis. f. 5 v.131 AHNB.Min Ant., t. 3 f 53 r. Car~ade 20 septiembre 1597 de Martín de Ulibarri, apode-

rado de Juan de Arteaga, comerciantede SantaFe.Sobreuna venta simulada de esclavospara-elud_~la ejecución,Ibid. t. 2 f. 1022 r. ss. También, t. 4 f. 898 r. y 899 r.

132 lbid. SecciónMapas y planos N° 529 A Muestra la disposición de varios yacimientos,otorgados de acuerdo con las ordenanzas de G. de Rodas.

133 Cf. Jaime [aramillo Uribe, «Esclavosy señores en la sociecfadcolombiana del sigloXVIII»,en ACHSC.N° 1 cit.Apéndice de la p. 56 Reproducido en Ensayos sobre historiasocial colombiana, Bogotá,1968 p. 79.

.'.'

IlLORO 313

Los d b .. , 134 Idos atos so fe comercio interior son raros y en genera se escono-cen los nombres de los comerciantes que se dedicaban a internar esclavos.Algunos mineros iban personalmente a Cartagena a comprar los esclavosque necesitaban, tal un capitán Juan de Hinestrosa, vecino de Cali y fami-liar del Santo Oficio, quien en 1596 rehusaba pagar el derecho de almojari-fazgo que se cobraba en Honda, por 30 piezas ~ue llevaba para dedicarlasal trabajo de sus minas y al servicio de su casal 5.

La mayoría de los mineros, sin embargo, preferían tomar los esclavos acrédito, de los comerciantes. Para finales del siglo XVIse conoce el nombre dealgunos: doña Isabel de Busto, por ejemplo, quien heredó los negocios de sumarido, un licenciado Hidalgo. Puede tratarse de Diego Hidalgo, un escriba-no. Juan de Arteaga, del cual se sabe con certeza que estaba radicado en SantaFe y que tenía acreedores en Zaragoza, en 1597, entre otros el capitán PedroMartín y Francisco Maldonado de Mendoza. Juan Amarillo, quien ocupó elcargo de protector de índios en Santa Fe. Gaspar López, quien en 1600 habíacomprado el cargo de alguacil mayor de la Audiencia de Santa Fe. EI\ 1605, enRemedios, un Pedro Sánchez Cabeza do vende dos cuadrillas por valor de24.300 pesos, una de ellas de unos 40 esclavos, al capitán Diego de Ospina

136.

Sobre la base de datos de alcabala s ha podido construirse el siguientecuadro que da una idea de las transacciones llevadas a cabo en Cáceresd 1, d d d d . . 137 .urante e peno o e eca encía rrunera .

CUADRO18COMERCIODEESCLAVOSNEGROSENCÁCERES,1620-1644

No. EsclavosporAños transacciones No. esclavos Vr. ps. oro- Vr. ps. oro transacción

1620-1624 13 70 25.550 365 5

1625-1629 17 50 10.159 203 3

1630-1634 5 16 2.225 140 3

1635-1639 3 12 2.355 196 4

1640-1644 2 26 5.355 206 13

Totales 40 174 45.644

134 La única fuente posible son los archivosde escribanosque, con raras excepciones,handesaparecidopara las regionesmineras.Una fuente accesoria,las cuentasde alcabalas,presenta la misma dificultad. '

135 AHNB.Neg.y ese.Tol.,t. 2 f. 927 r.136 !bid. Neg. y ese.Ant., t. 4 f.890 v. AGI.Cont. L. 1295.137 AGI.Cont. L. 1605 Y 1606.

"

Page 25: Colmenares, el oro

314

.: La tendencia ge,neraldel comercio es evidente; las transacciones disnuyen cada vez mas y, ~n ausencia de una demanda, los precios bajari.

llli

Se trata, en la mayona de los casos, de operaciones en las cual l. es e nú-mero de esclavos vendidos no es más que tres o cuatro No se int d.' . ro~~esclavos 51110que se enajenan los que ya existen en la región Sólo fd

. . Igllranos comerciantes regulares, Juan Lanza Jara y López de San [ulián. 1 ,cuyas

operacIOnes se e evan a cerca de 15 mil pesos (un 30% del total). Un te1 ., J d U b' rceroe capitán uan e r 111aque vende 18 esclavos, parece ser más bi I

minero que liquida sus actividades. en un

La desintegración de las cuadrillas (s, XVII) y su apariciónen el Chocó (s. XVIII)

Fuera de los centros mineros de la región de Antioquia, la mano de obraesclava ocupó un lugar secundario en el resto de las explotaciones de laNueva Granada durante los siglos XVI Y XVII. Ya se ha visto cómo hacia1628 había apenas 250 esclavos en Popayán. En 1623 no se empleaban enRío del Oro sino 64 esclavos negrosl38

. La región de Cartago y Anserma noatraía a,los come.rciantesde escl~vos, y entre 1611 y 1614 apenas se regis-tran al~ItransacclO~~spor cuantía de 3.302 pesos oro, es decir, la venta deunos diez esclavos .

. En el curso de la visita de Lesmes de Espinosa, a comienzos de 1627, el·oidor encontró 237 esclavos que trabajaban en las minas, distribuidos en29 propietarios, asíl4o; .

Minas de: No.propietarios Negros Negras Niños Otros TotalVega de Supía 10 35 16 10 18 79Marmato 7 40 28 3 71Quiebralomo 12 41 31 15 87Total 29 116 75 13 33 237

Las cuadrillas más numerosas habían sido introducidas recientemente.Una pertenecía a doña Cecilia de Villalobos y era administrada por su yer-no Gaspar de Borja,con29 esclavos.Otra cuadrilla, de 36 esclavos, pertenecíaal capitán FranciscoZapata de la Fuente. Todas las demás tenían menos deID esclavós. Ningún encomendero poseía esclavos pero muchos emplea-

138 AHNB. lmpneetce varios, t. 16 f. 405 r. ss.139 AGL Conl. L.1598.140 AHNB. Vis. Cnuai, t. 1 f. 154 r. ss.

315ELORO

a SUS indios en las explotaciones. En medio de una población comple-baO b 1 . .. di 1 "'01ente diezmada, todavía se ocupa an en as minas CIen m lOS, e b lOtaJl1 . , l' ti 141de la poblaclOn mascu ma ac Iva. . .

Para Mariquita se conocen dos operacIOnes Importantes, la venta de 28

laVaS por 7.840 pesos en 1590 y, más tarde, en 1605, ventas sucesivas delesc 142"itán Leal Fragoso por 9.500 pesos . Tales operacIOnes no debían ser~!cuentes pues a partir de 1592 Mariquita se abastecía merced a las con-ducciones de indios de las regiones de Tunja y Santa Fe. Es dudoso, porotra parte, que los mineros de plata hayan dispuesto de capitales paracomprar esclavos. Todos debían sumas apreciables ~ las Caj~s re.ales por elazogue que les suministraba la Corona. Por eso conhaba!1 mas ~Ien en pre-sionar a las autoridades de Santa Fe para obtener, de ano en ano, las con-ducciones.

Las resistencias suscitadas por este sistema entre los encomenderos delos altiplanos desembocaron, finalmente, en 1638, en la decisión de em-plear esclavos negros. El tribun~l de. cuentas, del que fo~maba ~art~ Fran-cisco Beltrán de Caicedo, propietario de una de las mmas mas ncas deMariquita, de esclavos en Remedios y encomendero en Tunja y en SantaFe, representaba en mayo de 1638,

... cuánta es la necesidad que las minas de plata de Mariquita tienen de quese labren con esclavos negros, por ser un trabajo más continuo y de mayorbeneficio que el de los indios, cuya conservación se debe mirar con notableatención, pues se va experimentando bien a costa deste R~ino cuán perju-dicial es para éllabrarse estas minas con indios desta ciudad ylia de Tunja,pues en 16 años (sic) que ha que se conducen para aquellos reales han fal-tado tantos que no se puede referir sin mucha lástima; además de la que hacausado los que mueren y enferman en a'quel trabajo tan excesivo, es muchala que se puede tener a estas dos ciudades pues con su falta y disminuciónno hay ya quien labre los campos ni quien cuide de los ganados ...

143

El tribunal proponía arbitrios fiscales para comprar 800 piezas de escla-vos en Cartagena y mencionaba de paso que ya había 500 en Mariquita. Laoperación se financiaría prolongando el otorgamiento de las encomiendaspor una vida y cobrando para la Corona dos o tres años de tributo. Ade-más, podría exigirse una contribución de los mismos indios, que la daríangustosos al verse exonerados de las conducciones., .141 [bid. f. 388 r. ss.142 [bid. Neg. y ese. Tal., t. 4 f. 717 r. y AGI. COIII. 1.. 1295.143 AHNB. Min Tol., t. 4 f. 152 r. ss.

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316 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

Los mineros de Mariquita aceptaron esta proposición pero agregaronotras peticiones que, según el fiscal, harían pesar sobre la Corona todos losgastos de las explotaciones'Í". Cuando finalmente se llego a un acuerdo, en1642, era ya demasiado tarde pues la trata había cesado debido al alza-'miento de Portugal.

La interrupción de la trata de negros a partir de 1640 fue un golpe defi-nitivo para los propietarios de Cáceres, Zaragoza y Remedios. Hacía mu-chos años, sin embargo, que la introducción de esclavos se había reducidoal mínimo y ya no bastaba para sustituir a los que se iban muríendo'P. En1633 se contabilizan apenas 25 propietarios con 225 esclavos en Zaragoza,allí en donde había habido hacía una generación 300 propietarios con másde tres mil esclavos 'Y'. En 1663, el alcalde de Zaragoza describía una comple-ta desintegración de las cuadrillas. Había muchos negros emancipados, otrosrecogían raíces para sustentarse, otros se dedicaban a oficios domésticos,

... que pocos hay, o ningunos se ocupan en ministerio de minas por la gran-de hambre y lo acabado y arruinado de los minerales de oro...147

Apenas dos años después, cuando ya se había reanudado la trata, elprocurador de la ciudad se quejaba de que ahora los esclavos venían mu-cho más caros que antes y que ningún comerciante se arriesgaba a llevarlosa Zaragoza. La mayoría de las cuadrillas que subsistían se componían so-lamente de seis, ocho y diez piezas, contando los viejos, IosIisiados y losenfermos'Y, Diez años más tarde, en 1675, el capitán Juan Bueso Valdésreportaba que el número total de los esclavos en la región de Antioquia noexcedía de 400 y que en Zaragoza no quedaban sino 60149.

Según Scelle, las colonias españolas fueron mejor provistas en esclavosdurante el período de interrupción de la trata, entre 1640 y 1660, gracias alcomercio de contrabando de los holandeses 150. Si era así, esta coyuntura nopodía favorecer sino a aquellas regiones de América que habían desarro-llado una economía de plantación y en donde la demanda de esclavos fue-ra efectiva. Cartagena, por su parte, había gozado de un cuasi monopoliocomo centro distribuidor a partir de los grandes asientos (1595) y aún en-

144 Ibid. f. 173 r.145 AGI. Santa Fe L. 6s N° 12 f. 2 r.146 !bid. f. 2 Doc. 15.147 lbid ..148 !bid. Doc. 14.149 !bid. Doc. 17.150 Cf. Scelle, op. cit.,!, p. 490.

EL ORO 317

tonces había atraído también el contrabando. La nueva situación la dejabadesamparada Y ahora sólo penetraban los pocos esclavos que correspon-dían a la demanda real y que podían pagarse en efectivo.

Las condiciones en que se vendían los negros de contrabando parecenhaber sido más favorables. El asiento concertado con Grillo y Lomelin el 5de julio de 1663, con el que se reanudaba la trata, provocó vivas reaccionespues desde entonces los eSclav?s ~esultaban más. caro.s. Se trataba de unverdadero monopolio que supnmIa la venta de licencias y con el que losasentistas podían controlar los precios. Según el obispo de Pop~yán, u~esclavo valía entonces en la Nueva Granada 400 pesos oro, suma maccesi-

1 . 151ble para os mmeros .El asiento de Grillo tropezó con dificultades en su ejecu~ión pues los

portugueses rehusaban librar los escl~vos de sus facto~í~s en Africa. A.par-tir de entonces, los holandeses impusieron su predominio en el negocIO dela trata hasta que, como una consecuencia de la guerra de sucesión y luegode la dominación inglesa de los mares, el suministro de las colonias espa-ñolas quedó en manos de la Compañía Francesa de Guinea y, posterior-mente, de la South Sea Company.

El aporte de los esclavos en las explotaciones mineras de la Nueva Gra-nada cobró importancia de nuevo a partir de la pacificación del Chocó,Con todo, el tráfico negrero sólo es perceptible a partir de fines del sigloXVII. Los.esclavos que trabajaban entonces en el Chocó provenían de explo-taciones abandonadas en Popayán o del sector agrícolalS2

. No es probable,pues, que a comienzos del siglo XVIII haya sido abundante el número deesclavos que trabajaban en los nuevos yacimientos. r'

Si bien los indios del Chocó no fueron empleados sistemáticamente enel trabajo de las minas como en otras-partes, sobre ellos pesaba el abasteci-miento de maíz y plátanos para las cuadrillas de los ríos Atrato y SanJuan153. Hacia 1706, la familia de los Mosquera de Popayán había logradoutilizar en esta forma a la mayor parte de los indios de la provincia deNoanama. Aun más, había desplazado el pueblo indígena de Tadó haciasus minas del río IrólS4

.

Este monopolio derivaba de la:influencia política de la familia, al mismotiempo que de la importancia de sus explotaciones. Cristóbal, Jacinto y Nico-lás Mosquera Figueroa poseían títulos militares ganados en las guerras contra

151 AGl. Santa Fe L. 65 r. 2 N° 17E.152 FCHTC. p. 135.153 Ibid. pp. 128 ss.154 !bid, p. 143.

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318 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL!

los chocoes, y Cristóbalera lugarteniente del gobernador en la ciudad dePopayán. AsociadosconFranciscode ArboledaSalazar y con Bernardo Alon-so de Saa, poseían cercade doscientos esclavos negros, en tanto que losmineros más importantes de la región tenían apenas sesenta, setenta y a

155 E da la nrovi ., .veces menos . n to a a provmcJaexistían entonces setecientos esclavosnegros, quinientos de loscualesse distribuían entre propietarios menores.

Hacia 1726-1730, todavía el número de esclavos en toda la región dePopayán, comprendidas lasvertientesdel Pacífico, no alcanzaba los cuatromil. Según una informaciónpracticada en 1727, en las minas vecinas dePopayán (Quinamayo,[elima,Chisquíoy San Antonio) había ochocientosesclavos. En los lavaderosde losríosque desembocan en el Pacífico (Rapo-so, Micay, Naya, Anchica~á,Calima,SanJuan y sus afluentes; véase Gráfico3) había más de tres mil! 6. Estedato concuerda con el que proporciona elgobernador del Chocó,FranciscoIbero, quien había encontrado más detres mil esclavos en la provinciade Nóvita y cerca de ciento cincuenta enla de Citará, en 1729157

. Gustavo~rboleda, cuyas fuentes no conocemos,. menciona también la mismacifrab8

.

El aumento paulatino de los esclavosen el Chocó se explica por el in-cremento de la trata!59.Yase ha mencionado cómo el aprovisionamientode esclavos a las Indiasquedosometido a los resultados eventuales de lu-chas que enfrentaban entonceslas potencias europeas por la hegemonía.Así, la guerra de sucesiónespañolaimpuso la Compañía Francesa de Gui-nea, cuyas actividades son mal conocidas.en Cartagena. Es dudoso queesta compañía haya contribuidosensiblemente a la internación de negrosen el Chocó. Ademásde que eran pocos los que allí trabajaban, hay quetener en cuenta las piezas que fueron trasladadas desde Popayán y queexplotaban antes los yacimientosde Caloto o que habían sido dedicadas ala agricultura. Tambiénexistenhuellasde contrabando de esclavos, preci-samente en la regióndelChocó160.

Solamente a partir de 1718 seaseguró un aprovisionamiento regular deesclavos, graciasal contratocelebradoentre la Corona española y la Com-

.pañía de los MaresdelSur (Sou¡h Sea Compal1y). Esa compañía podía pasar

155 [bid. p.156.í56 Cf. Miguel Lassode la Vega,Loslesorerosde la Casa de Moneda de Popavdn (1729-1816).

Madrid, 1927,pp. 1YlO.157 AGL Salita Fe L '!IJl. Despachode 22de octubre 1729.158 Op. cit., Il, p. 71. .159 Las afirmaciones que siguen están basadas en las cifras recogidas por Jorge Palacios.160 AGL COIII. L 1501.

EL ORO 319

r

a las Indias 4.800 esclavos negros cada año. Debían recibirlos los puertosde Buenos Aires, Caracas, Cartagena, Panamá y Veracruz. No obstante, lacompañía quedaba autorizada para introducir todos los esclavos solicita-dos por las colonias a través de puertos accesorios: Santa Marta, Campechey La Habana.

El contrato con la compañía inglesa puso de relieve cambios profundosacaecidos en el interior de las colonias españolas. La atención de los nue-vos asentistas se vio atraída, más que por su obligación contractual de pro-veer de mano de obra al Imperio español, por la tentación de llenar unvacío comercial e inundar los mercados americanos con mercancías de con-trabando. Las regiones más desguarnecidas del Imperio (Chile, BuenosAires) vieron desviarse las rutas marítimas en su provecho y contribuye-ron a pasar las mercancías hacia plazas mucho más prometedoras 161. Estefenómeno explica que la importancia de Cartagena como centro distribui-dor de mano de obra esclava haya pasado a un segundo plano y que lasintroducciones a través de Buenos Aires hayan sido más importantes'".

Respecto al número total de esclavos introducidos a Cartagena por lacompañía inglesa, debe tenerse en cuenta que las actividades de esta últi-ma se desarrollaron durante 18 años, entre 1714 y 1736, con dos interrup-ciones (de 1719 a 1721 y de 1728 a 1729). Se distinguen así tres períodos dela trata manejada por la Compañía de los Mares del Sur, que se resumen acontinuación (véase Gráfico 3).

CUADRO 19IMPORTACIÓN DE ESCLAVOS A cAin AGENA(Por la Compañía de los Mares del Sur)

Primer periodo Segundo período Tercer período

Año No. esclavos Año No. esclavos Año No. esclavos

1714 174 1722 480 1730 7311715 616 1723 789 1731 1.0771716 117 1724 692 1732 7181717 352 1725. 1.298 1733 7001718 298 1726 420 1734 840

1727 320 1735 4011736 452

Totales 1.557 3.999 4.919

161 Cf. Sergio Villalobos, op. cit., passim.162 Cf. Elena Studer, op. cit.

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EL ORO 321

Se importaron a Cartagena alrededor de diez mil esclavos en el cursode los tres períodos señalados. Solamente 14% durante el primer período,cuando se esperaría que la demanda hubiera sido mayor debido al hechode que la Nueva Granada era una colonia minera. Pero son precisamenteesos los años en que se experimenta el auge paulatino de las explotacionesmineras del Chocó, estimuladas por la importación regular de esclavos.Las cifras de la compañía inglesa dan cuenta al menos de los tres mil escla-vos que existían allí hacia 1727-1730. Hacia 1740 ya eran más de diez milen los lavaderos, el nú~ero total de las importaciones de la Compañía163

.

LAS CIFRAS DE PRODUCCIÓN

Posteriormente al libro ya clásico 'de Earl J. Hamilton 164, trabajos recientesde Álvaro Jara y Encarnación Rodríguez Vicente exploran más específica-mente las fuentes seriadas contenidas en los fondos del Archivo Generalde Indias de Sevilla 165. Se conocen pues las ventajas de trabajar sobre fuen-tes históricas cuya riqueza está muy lejos de estar agotada. Sus debilidades(el término inconsistencia sería excesivo) son también aparentes. Es preci-so, acaso, insistir todavía más en la precariedad de las cifras que nos vienende una época qué, después de los trabajos de P. Chaunu, se suele denomi-nar «pre-estadística». Todos los refinamientos del cálculo estadístico quese emplearan para corregir series históricas no servirían para colmar laslagunas que se produjeron por simple descuido o por un deseo deliberadode disimular la realidad. Los problemas que suscitan estas cifras son toda-vía mayores cuando se trata de regiones que, como los centros mineros,estaban lo suficientemente retiradas para que todo control resultara impo-sible. Allí, la exactitud en una cuenta hubiera sido juzgada como un hechorealmente extraordinario y la probidad de los encargados de llevarlas hu-biera sido una excentricidad.

La consistencia de las cifras de los libros de cuentas llevados por la ad-ministración española se afirma entonces solamente en relación con suconstitución interna. Se trata -la. expresión hk llegado a ser corriente paraexpresar a la vez la incertidumbre en las partes y la confianza en la totali-

163 Cf. Lasso de la Vega, op. cii., p. 14. Según un censo practicado en Nóvita, en 1759 traba-jaban allí 56 cuadrillas con un total de 4.322 esclavos. Cf. J. Jaramillo U., art. cit., loe. cit.

164 Earl J. Hamilton, American Treasure and the Price Revolution in Spain 1500-1650. Cam-bridge, Massachusetts 1934.

165 P. Chaunu utiliza también el fondo de Contaduría del AGI para dar cuenta del movi-miento comercial en Lima y otras ciudades. Cf. Séville et l'Atlantique, cit.

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r322 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAll

dad- de «órdenes de magnitudes». Gracias a ellos se percibe una tenden_cia (trend) y un movimiento más bien que un dato de valor absoluto. Enelanálisis de estas cifras sólo cuenta el conjunto y las posibilidades de Com-paración con otros conjuntos análogos. En el fondo, se confía en las regu_laridades de un error, el cual no alcanza a modificar las inflexiones de unacurva suficientemente larga.

En el caso del oro, se tiene la suerte al menos de poseer cifras de pro-ducción de un artículo comercial. Y ocurre que este artículo constituye lapieza clave para la comprensión de una economía. Es conocido el hecho deque las cifras que se refieren a la producción son muy raras en la épocapre-estadística. Como aquéllas que interesan para los estudios de historiasocial se refieren a bienes fungibles, se recurre siempre -para hacerse auna idea de la producción- al análisis de series de precios o al modelo deun consumo hipotético.

El oro-mercancía fue objeto de una vigilancia especial por parte de lasautoridades españolas en América, lo mismo que la plata. Así, se posee unadoble serie de cifras de los metales preciosos: la. que corresponde a surecepción en ·España y aquélla que se llevaba en los lugares mismos deextracción. Hasta ahora el oro y la plata han merecido la atención de losinvestigadores, en la medida en que constituían el vehículo más universalde intercambio, es decir, como moneda166. Hamilton se sirvió de las cifrasde los metales llegados a Sevilla para explicar el movimiento de los preciosen España y para construir una teoría «monetarísta» del derrumbe econó-mico del Imperio español. En la Nueva Granada, por tratarse de una regiónminera, el volumen del oro no representa un dato accesorio sino la cuanti-ficación del principal artículo de exportación. '

.Esta diferencia no afecta solamente un punto de vista. El oro-mercancíano es idéntico al oro empleado como moneda en las transacciones comer-ciales con la metrópoli. La mercancía (oro) escapaba a menudo a los con-troles impuestos por el sistema fiscal (los quintos) y por la mecánica delmonopolio comercial. Hay que atribuir, sin duda, al carácter peculiar deesta mercancía no sólo el impacto que ejerció sobre los precios europeossino también la atracción de un abundante contrabando hacia las Indias.Así, al margen de los fer:Qmenos señalados por Hamilton, puede pensarse

166 Retornando las teorías «monetaristas» de Hamilton, Pierre Vilar proporciona orientacio-nes metodológicas y llama la atención sobre aspectos no contemplados de la realidadamericana en Crecimiento y desarrollo, Barcelona, 1964. Cf. también un curso dictado enla Sorbona durante los años académicos de 1965-1966y 1966-1967,publicado en españolbajo el título Oro y moneda en la historia. 1450-1920, Barcelona, 1969.

EL ORO323

la fluidez de los metales preciosos producidos en América contribuyó,que ran parte, a abrir una brecha en la estructura monolítica del Imperio.en g . . b ., .A este propósito, se Impone unapnmera compro ación: superpomen-do la curva de producción de o~o (en p,eso) e~ l.a Nueva Granada a la qu.e

orcionan las cifras de Hamilton (vease Gráfico 2) se observan ensegm-~:ol~Sdiferencias de nivel entre el volumen de la producción y las llegadasde oro a Sevilla.

Para el período comprendido entre 1540 y 1560, en el cual las llegadas

doro crecieron éonsiderablemente, Hamilton supone que la Nueva Gra-e . ducci , 1 d 167S' b 1da contribuyó con una pro UCClOnmuy e eva a . In em argo, as se-

na d . del oro está leiies que pueden obtenerse con las cuentas e los quintos e oro estan ejosde confirmar esta hipótesis. ¿De 'dónde salieron las cantidades de oro se-ñaladas por Hamilton? Veinticuatro mil kilogramos entre 1541 y 1550 Ycuarenta y dos mil en el decenio siguiente: las cifras son las más elevadasque se registran en los siglos XVI Y XVII. .,

El Perú produjo 14.618 kilogramos entre 1531 y 1540, una cantidad eqm-valente a la que llegó a España en el mismo deceniol'", ¿Cómo explicar lasubida experimentada en los dos decenios siguientes? Una coincide~ciacronológica (la ocupación de la Nueva Granada se llevó a cabo preCIsa-mente durante ese período) sugiere que estas enormes cantidades de orofueron extraídas de la Nueva Granada. Con todo, a menos de suponer unerror fundamental en las fuentes, se impone la conclusión de que esto nun-ca ocurrió. Queda la posibilidad de admitir la ausencia casi absoluta decontrol fiscal en los primeros tiempos de la ocupación española y pensarque el fraude afectó cerca del 90% de la producción.

Según las cifras de los quintos, la producción de la Nueva Granada fuede 8.950 kilogramos entre 1540 y 1560, o sea 'el13% de las cantidades indica-das por Hamilton. Para la reconstrucción de esta cifra se tuvieron en c~en-ta los quintos de las Cajas reales de Cartagena, de Santa Fe, de Popayan yde Santa Fe de Antioquia.

La contribuciÓn de Cartagena estuvo constituida, sin lugar a dudas, porel oro extraído de las sepulturas indígenas del Sinú y por las expedicionesque se internaron en Antioquia entre 1535 y 15~01~9.Entre 1540 y 1545 se re-gistraron allí todavía 223.960 pesos (cerca de mil kilogramos) para descendera 21.040 pesos (90.693 g) en el quinquenio siguiente.

167 Op. cii., pp. 40-42.168 Cf. P. Vilar, Oro y moneda, cit. p. 120.169 AGl. Cont. L. 1379.DIHC. IV, 239 ss. CDI. I, 41, 384 ss.

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324 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

Respecto a Santa Fe, debe recordarse que las grandes explotaciones co-'menzaron apenas hacia 1550 con los descubrimientos de Mariquita, Vitoriay Pamplona. En pocos días, los conquistadores habían arrebatado a loschibchas 225.027 pesos en 1537 y un poco más entre 1539 y 1544 (286.090pesos de oro fino). Los lavaderos de Tocaima y Vélez produjeron cerca de15.0 mil pesos entre 1545 y 1550. Pero solamente con la explotación de lasminas d~ Pamplona, Vitoria y Mariquita la percepción de quintos (rebaja~dos al diezmo) llego a ser regular después de 1555.

La provincia de Popayán, más rica en aluviones pero en donde la manode obra indígena escaseaba, no llegó tampoco a regularizar la explotaciónhasta cerca de 1550. De un lado, los conflictos estallaban entre los mismosconquistadores y, de otro, los indígenas hostigaban a los españoles, rehusan-do, ser ,ec.hados a las minas. El período de 1545 a 1550 arroja el rendimientom~s débil de la producción de oro a causa de las rebeliones indígenas. Lasmma~?e Almaguer comienzan a explotarse sólo a partir de 1551 y las dela, regIOn de ~artago y Anserma rinden cerca de quinientos mil pesos en ladecada que sIgue a la rebelión indígena de 154817°.

Antes de la llegada de los españoles, la montaña de Buriticá (en la re-gión de Antioquia) había proporcionado el oro en bruto que labraban losorfebres del Sinú. Estas piezas, encontradas en sepulturas y como atuendode los indígenas, estimularon la ambición de los conquistadores asentadosen l~s c~stas del Darién y de Cartagena. Pero las cifras de la Caja real deAntIO~~Ia no tienen nada en común con la expectativa que provocaron lasexpediciones de César y de Vadillo. En la década de 1550, la «montaña deoro» rindió cerca de ochenta mil pesos de oro, cantidad mucho menor quelas de los restantes yacimientos de la Nueva Granada 171. Este resultado seexplicayo: los disturbios que siguieron a la Conquista y por la resistenciade los indígenas. Debe tenerse en cuenta también que, si bien los datosso~re el número de la población son inciertos, todo parece indicar que enla epoca de la Conquista los indígenas de la región no eran tan numerososcomo en otras partes. Así, la población fundada por Robledo debió esperarn:ás de treinta años para hacer la fortuna de sus habitantes con las expedí-ciones conducidas por Andrés de Valdivia y Gaspar de Rodas, simples mi-neros en los cincuenta, al interior de la provincia.

De 1.560 en adelante, la producción de la Nueva Granada se ajusta a latendencia de las cifras de Hamilton. El distrito de Santa Fe, con los filonesde Pamplona y Vitoria y los lavaderos de «tierra caliente» (Vélez, Tocaima,

170 AGl. Cont. L. 1488 f. 133 ss.171 tua. f. 95 v. ss. L. l377.

EL ORO 325

Ibagué, Mariquita), más bien que Popayán, constituye la fuente principal.del oro extraído iuéanse gráficos 4 y 5). Y continuará siéndolo hasta el des-cubrimiento de los yacimientos de Cáceres y Zaragoza. Aún entonces eltraslado de Remedios vendrá a colmar la Caja real, empobrecida por elaniquilamiento de los indios de «tierra caliente» y la menor productividadde las minas (véase Gráfico 4).

La curva de Hamilton desciende en la década de 1570. En esta época,Santa Fe mantiene una producción estable pero no ocurre lo mismo en Po-payán. Aunque no se conocen las cifras de este período para la región, sesabe, en cambio, que la explotación sufre allí una crisis y que los habitantesde Popayán deben abandonar las minas a causa de los ataques de paeces ypijaos. En 1575, por ejemplo, los oficiales de la Corona informan sobre laruina de las minas de Guambia:

... los indios se alzaron y mataron muchos españoles y naturales y despo-blaron las minas de Guambia, de donde ordinariamente cada año se saca-ban sesenta mil pesos y más yV.M ha perdido de sus quintos reales casi

"1 - h án d bl d 172veinte mi pesos en tres anos que a que estan espo a as ...

Poco antes, durante el gobierno de Álvaro Mendoza Carvajal (1566-1571),Popayán había sufrido una rebelión de esclavos negros y una epidemia deviruelas que afectó también la región de Almaguer173

. Éstos son anos deinquietud en la provincia delante de una frontera que estrecha su cerco. Secontempla entonces, por primera vez, la posibilidad de emplear la manode obra en empresas agrícolas. Faltan las cifras, sin embargo, para medirla amplitud del desastre en las minas.

Más al norte, el producto de la Caja real de Cartago es enviado cada añoa Santa Fe desde 1564, época en la que esta Caja fue sustraída de la juris-dicción de Popayán, Se trata también de una región amenazada constante-mente por incursiones de los pijaos, pero la producción se mantiene hasta1580,cuando comienza a descender (véase Gráfico 7).

Si se tienen en cuenta las cifras globales, las crisis regionales de los se-tenta fueron despejadas por la apertura de los yacimientos de Antioquiaen la década siguiente. Como ocurrió en el distrito de Santa Fe, estas crisisafectaron mucho más la densidad de la población indígena que el volumende la producción del oro. Mantener el ritmo de esta producción debió sig-nificar una presión intolerable sobre las poblaciones indígenas y una dis-

172 Ibid. Quito L. 19, despacho de 1575.173 Ibid. Patr. L. 162 NQ1 r. 9 Kathleen Romoly de A., art. cit., p. 258.

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Page 31: Colmenares, el oro

1:!'II

l·!t 326 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

GRÁFICO 4PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE SANTA FE

Miles de pesos160140120100

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según cifras de la Caja Real de Sarotafé (promedios móviles -escaía semilog.)

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GRÁFICOSPRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE POPA YÁN

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EL. ORO 327

GRÁFICO 6PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE REMEDIOS

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GRÁFICO 7PRODUCCIÓ!'l DE ORO EN EL DISTRITO DE CART AGO

Miles de pesos Según las cifras de la Caja Real de Cartago (o de Toro y Anserma)

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Page 32: Colmenares, el oro

minución drástica de las actividades agrícolas. Ciertas regiones quedaronasoladas casi para siempre como efecto del empleo de los indígenas en loslavaderos, particularmente en tierra caliente, en los flancos interiores de lacordillera Oriental y el valle del Magdalena (Tocaima, Mariquita, Ibagué).Fue preciso esperar más de tres siglos para recuperar estas regiones me-diante un verdadero movimiento de colonización surgido de Bogotá. Aunel país de los chibchas sufrió los efectos de la des población causada por eldrenaje de indígenas hacia tierra caliente o por su empleo en las minas deVélez y Pamplona.

Aunque faltan las cifras más importantes (Cáceres, Remedios, Zarago-za) para el período 1580-1595, las de Hamilton sugieren fuertes subidas enese período. Una simple ojeada a la superposición de las curvas permitesuponer que entre 1580 y 1595 la curva de Hamilton guarda una propor-ción parecida con la de la producción de la Nueva Granada a la de losperíodos de 1556-1580 y 1595-1660. La semejanza de las tendencias en esosperíodos es tal que permite colmar nuestra laguna. Se puede entonces afir-mar que, a partir de 1580, la producción de oro se recupera y sobrepasa losniveles de 1565-1570, gracias a las nuevas explotaciones de la región antio-queña (véase Gráfico 2).

La década de 1590 contempla un auge sin precedentes en la producciónde oro en la Nueva Granada. Es el momento, ya se ha visto, de la mayorconcentración de esclavos en los distritos de Zaragoza y Remedios. Loscomienzos del siglo XVII marcan el preludio de una crisis que se prolongahasta lo que parece el fin de la economía del oro en la Nueva Granada, en1660. Debe observarse de paso que ésta es también la fecha límite fijada porHamilton y Chaunu para sus investigaciones ..

. En esta larga crisis es preciso distinguir de nuevo el origen del oro. Laeconomía minera impone diferencias regionales muy acusadas y seríaabsurdo atenemos a cifras globales para tipificar el conjunto de la NuevaGranada. El aislamiento de cada región confiere un significado peculiar alas oscilaciones y hace que las crisis se distribuyan en una cronología irre-ductible a la unidad. Este fenómeno, como consecuencia, marca ritmos dedesarrollo desigual, de acuerdo con los recursos de cada región. La relativaabundancia de mano de obra, por ejemplo, o el recurso a la agriculturapodían retardar o amortiguar los efectos del agotamiento de yacimientos.Sólo las consideraciones fiscales de los administradores españoles al infor-mar a la Corona englobaban artificialmente las diferencias regionales.

Como puede observarse en las curvas de producción, existen inflexio-nes que no coinciden cronológicamente. Las de Popayán y Santa Fe son lasprimeras en reflejar el impacto producido por la disminución de los indí-

328 HISTORIA ECONÓMICA YSOCIAll EL ORO329

genas. El comportamiento de la curva antioqueña es diferente ~~es no.mantiene ninguna estabilidad: a un brusco ascenso sucede también unapendiente brusca. En cuanto a las m~gn~tudes, éstas se present,an, segúnlas cuentas de las Cajas reales, de la slgUlente manera (veanse graflcos 4, 5,6,7,8,9, 10).

CUADRü20PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITODE SANTA FE(Por períodos de cinco años). Pesos oro de 22.5 quilates

Años Santa Fe Remedios Pamplona Totales

1555-1559 508.5701560-1564 545.4801565-1569 867.6701570-1574 779.3101575-1579 792.2391580-1584 746.1601585-1589 583.2801590-1594 493.850 229.250 723.100

1595-1599 404.825 994.880 1.349.505

1600-1604 ~69.310 657.945 927.255

1605-1609 68.535 375.810 744.345I

332.715 675.9301610-1614 343.2151615-1619 328.680 316.365 57.690 705.735

1620-1624 152.925 281.910 68.290 503.125

1625-1629 159.910 117.835 111.435 451.180

1630-1634 89.200 137.445 67.725 294.370

1635-1639 158.870 141.405 28.815 329.090

1640-1644 82.540 14.370 96.910

CUADRü21PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE CARTAGO

Pesos oro de22.55 quilates

Pesos oro de22.5 quilates AñosAños

1585-15891590-1594

235.070151.140

1551-15541555-1559

203.928371.136

1605-16091610-16141615-16191620-1624

54.39092.28034.99555.305

416.540376.150421.100317.400

1565-15691570-15741575-15791580-1584

Page 33: Colmenares, el oro

330 HISTORLA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

GRÁFICO 8PRODUCCIÓN DEORO(CRISIS)ENELDISTRITODE SANTA FE DE ANTIOQUIA

Miles de pesos SegLfl cifras de la Caja Real de Santa Fe de AnOOquia

20

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'"GRÁFICO 9PRODUCCIÓN DEORO (CRISIS)EN ELDISTRITODE ZARAGOZA

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GRÁFICO 10PRODUCCIÓN DEORO (CRISIS)EN ELDISTRITODE CÁCERES-GUAMOCÓ

Miles de pesos SegUn las casas Reales de Cáceres y GuarnocO

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EL ORO 331

CUADRO 22PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE POPA yÁN

Pesos oro de Pesos oro deAños 22.5 quilates Años 22.55 quilates

1551-1555 . 241.462 1615-1619 189.400

1556-1560 263.015 1620-1624 134.410

1560-1570 600.000 1625-1629 179.396

1595-1599 344.825 1630-1634 159.850

1600-1604 1635-1639 85.400

1605-1609 283.564 164Q.1644 46.500

1610-1614 221.7751656-1659 18.710

CUADRO 23PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE ANTIOQUIA(Pesos oro de 22.5 quilates)

Años Antioquia Zaragoza Cáceres Guamocó Totales

1550-1554 25.9501555-1559 57.0001595-1599 100.526 1.400.000 248.000 1.748.526

1600-1604 66.168 1.350.000 205.000 1.621.168

1605-1609 93.256 1.149.065 181.267 1.423.588

1610-1614 63.142 1.078.885 152.264 1.294.291

1615-1619 45.490 991.717 135.033 1.172.140

1620-1624 34.839 780.835 126.296 214.190 1.156.150

1625-1629 55.106 672.269 148.848 246.780 1.122.994

1630-1634 70.735 454.717 82.513 213.145 821.310

1635-1639 103.483 370.710 61.198 175.940 717.331

1640-1644 108.500 194.902 41.155 92.857 437.414

1645-1649 93.000 135.000 26.500 81.200 335.700

1650-1654 67.000 87.000 14.900 48.200 217.100

1655-1659 59.455 36.825 4.661 30.385 131.326

1660-1664 73.060 20.367 2.953 13.396 109.756

A partir de 1580, el aporte de la región de Antioquia con sus yacimien-tos de Cáceres y Zaragoza (Remedios continúa siendo una fundación deSanta Fe de Bogotá, pese a su traslado cerca de Zaragoza en 1590) superaal de los antiguos distritos de Santa Fe, Popayán y Cartago en una propor-

Page 34: Colmenares, el oro

332 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

ción de 3 a 1. Pero la fortuna de esta región se desvanece en pocas décadas.Por ausencia de mano de obra indígena, la explotación de los lavaderos selleva a cabo con esclavos negros que perecen casi tan rápidamente comolos indios de las otras regiones. Más bien que a la ventaja del empleo de 'esclavos con relación al trabajo indígena (en uno y en otro caso las técnicasson las mismas), debe atribuirse el rendimiento a la riqueza excepcionaldel río Nechí y de sus afluentes.. El crecimiento del volumen de la producción aurífera en este segundo

CIclo plantea otro problema con respecto a la curva de Hamilton. Desde158? en adelante ocurre un fenómeno inverso al que se observaba para elpenodo de 1540-1560. Ahora la producción de la Nueva Granada sobrepa-sa en mucho a las cifras citadas por Hamilton. Éste habla de «cantidadesabsolutas» de oro llegadas a Sevilla, es decir, la adición de los quintosreales ~ de los envíos de los particulares, representados por los pagos decomerciantes y por la exportación de capitales privados. En teoría, estascantidades debían ser equivalentes a la producción total de oro en Améri-ca. Pero no ocurría nada parecido. El hecho no tendría nada de sorprenden-te si la diferencia existiera durante 5 o 10 años y estuviera compensada enun período subsiguiente. Tampoco, si existiera la certeza de que los meta-les se acumulaban en América bajo cualquier forma. Obsérvese, primero,que eUenómeno se repite con intensidad variable (véase Cuadro 24).

CUADRO 24LLEGADAS DE ORO A ESPAÑA Y PRODUCCIÓN EN LA NUEVA GRANADA 174(en gramos)

Años Llegadas (Hamílton) Producción1531-'1.540 14.466.3601541-1550 24.957.130 2.277.5311551-1560 42.620.080 6.172.5081561-1570 11.530.940 12.165.1281571-1580 9.429.140 10.109.4381581-1590 12.101.6501591-1600 19.451.420 30.000.0001601-1610 11.764.090 21.590.1261611-1620 8.855.940 18.883.3121621-1630 3.889.760 15.527.0351631-1640 1.240.400 10.375.6841641-1650 1.549.390 8.354.9811651-1660 469.430 8.680.837

174 Estas cifras se calcularon de acuerdo con las acuñaciones de moneda en Santa Fe. Cf.A. M. Barriga Villalba, Historia de la Casa de Moneda. Bogotá, 1969, 1,p. 95.

! ..

E.LORO 333

Aun si la tendencia de la curva es semejante, la diferencia entre las can-tidades es demasiado grande. ¿Cómo se produjo esta diferencia? Es dudosoque el sistema de flotas que aseguraba el comercio con las colonias ~spa-ñolas haya tenido más que un éxito mediocre en mantener el monopolio deSevilla. En todo caso, nunca pudieron captar todo el oro que aportaban loscomerciantes a las ferias y es seguro que una gran parte se escapaba envirtud del contrabando.

De otro lado, debe excluirse la hipótesis de que el oro permanecía en laNueva Granada. Durante los años de 1615 a 1620, cuando la crisis de laproducción fue claramente perceptible a los ojos de los funcionarios y laCorona se inquietaba con la disminución progresiva de los quintos

175, los

oficiales de la Caja de Santa Fe no encontraron oro en el mercado paraenviar a España. Muchas de las rentas reales eran pagadas en plata y parahacer los envíos debía trocarse su producido en oro, pues la Nueva Grana-da siempre había enviado oro. En 1619, los oficiales recurrieron a los depó-sitos de la Caja de bienes de difuntos (herencias no reclamadas) e hicieronpréstamos de plata a particulares quienes se comprometieron a devolversu equivalente en oro al año siguiente176

. En 1622 se volvieron a prestar 45mil pesos de plata que había en la Caja real, con el compromiso de devolver25 mil pesos de oro. El fenómeno se repitió en 1623, con 22 mil pesos deoro, y en 1626; con 23 mil177

. .

No hay duda de que la producción absoluta de oro podía responder deestos envíos más bien modestos. Pero el oro quedaba en las manos de co-merciantes que debían emplearlo en otras partes y no en la compra de gé-neros que traían los navíos de la flota a Cartagena. Más tarde, cuando seacuñó ~oneda en Santa Fe, pudo comprobarse la necesidad de acuñar sininterrupción pues, según el Cabildo de la ciudad, el comercio y el fiscodrenaban toda la moneda que existía en el Reino:

... en llegando la ocasión de armadas -decía el Cabildo- toda la (moneda)que se ha labrado desde los (años) antecedentes se lleva y conduce al pueblode Cartagena; ya por las cobranzas del real patrimonio, o ya los mercaderes

. li d id d 178para su empleo, sin quedar en este reino sino muy imita a canh a ...

Si se atribuye la fuga de oro al contrabando, puede medirse en parte laimportancia del fenómeno si se tiene en cuenta que las llegadas de oro a

175 R.C. de 12 de julio y 12 de die. 1617. AGL Santa Fe L. 68 r. 3 Doc. 69.176 ¡bid. Doe. 73.177 ¡bid. Cont. L. 1316 A.178 Informe de 1668 cit. por Barriga Villalba, op. cit., I, p. 294.

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334 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL l

Sevilla (recogidas por Hamilton) representan el intercambio legal. L d'f. 1 a 1 e-rencia, con respecto a a producción de la Nueva Granada, represent '1 d ' . ducid ' arIaos pagos e mercancras mtro UCI as ilegalmente Esta naturalme t., n e, esuna parte apenas de este tipo de comercio pues debe tenerse en ctambién el o.r,oque salía de la colonia sin haber pagado siquiera los qu~~~~:r~ales. A~emen~ose a la sola cuantificación posible del contrabando, es de-cir, a la diferencia entre el oro llegado a Sevilla y la producción en la NuevaGran~da,. puede o~servarse có~o el porcentaje del oro que no alcanza lametrópoli va .creCle~dopaulatmamente. Mientras que para el período1560-1570 la diferencia es apenas perceptible, en las décadas posteriores a1590,la proporción se eleva de 1 a 2 y de 1 a 4. Para esta época, el oro-mer-c~~cla busca y en~uentra otros mercados. El aumento mismo de la praduc-cien de oro a partir d: 1580estimula el tráfico de contrabando de esclavosnegras y este comercio, a su vez, contribuye a alcanzar los niveles de pr -ducción inigualados de los noventa. o

Más allá de la fecha fijada 'por Hamilton para su investigación (660)en la cual supone que el oro deja de llegar a España, la Nueva Granad~continúa todavía la producción. Ésta mantiene ahora una cierta estabilidadaunque el volumen representa apenas una fracción de lo que se extraía enel período anterior. Con todo, las cantidades acuñadas en la Casa de laMoneda de Santa Fe son todavía considerables. Según las cifras de acuña-ción, las cantidades de oro producidas serían del orden siguiente:

CUADRO 25ORO ACUÑADO EN LA CASA DE LA MONEDA DE SANTA FEl7.9

(Por períodos de cinco años). En gramos

Años Oro acuñado Oro acuñadoAños1630-16341635-16391640-16441645-16491650-16541655-16591660-16641665-1669

.1670-16741675-16791680-1684

1.283.9172.325.3954.774.6203.580.3614.410.7714.270.1661.621.678

,'2.495.6852.922.5652.257.9693.513.291

1685-16891690-16941695-16991700-17041705-17091710-17141715-17191720-17241725-17291730-17341735-1739

3.591.5632.718.2152.481.8792.457.7953.122.0813.313.3153.569.4414.487.8424.749.6725.942,4515.483.795

179 Ibid. pp. 94, 109 Y121.

EL ORO 335

Entre 1638 Y 1684 se acuñaron en Santa Fe 2.591.389 pesos oro, Los quin-tos percibido s en el mismo período correspondían a una producción de919.802 pesos. Según el tesorero de la Casa de la Moneda, la diferencia seexplicaría por el hecho de que allí no sólo se acuñaba el oro que se extraíaen la Nueva Granada sino también el que afluía de Quito, del Perú y aunde México. Esta aplicación era evidentemente interesada puesto que sedaba para justificar una acusación de fraude.

Comerciantes de Popayán, de Pasto y aun de Quito transitaban por en-tonces la ruta de Honda para dirigirse a Cartagena. ¿Pero es verosímil quehaya afluido a Santa Fe oro de México o del Perú? El hecho de que se tra-tara -según la versión del tesorero- de cantidades mucho más importan-tes que las extraídas en la Nueva Granada, hace dudar todavía más de susargumentos. La producción de oro en la Audiencia de Quito, la más impor-tante después de la de la Nueva Granada, era ya muy modesta. Según losinformes de los oficiales de la Corona en Quito, una crisis semejante a la dela Nueva Granada había afectado, por la misma época, las minas de Zaru-ma, Cuenca, Laja y Yaguarsongo. De cerca de trescientos mil pesos que seproducían anualmente hacia 1570 en estos distritos, la extracción habíadescendido a ciento treinta mil, en 1590, a setenta mil, en 1600, y a cerca decincuenta mil, de 1610 en adelante180

.

Debe atribuirse entonces al fraude de los quintos la diferencia enormecon respecto al oro amonedado. Según el fiscal de la Audiencia, FernandoPrado, este' fraude habría alcanzado en ocasiones el orden del 80%. En elcurso de la segunda mitad del siglo XVII se sacaban de Santa Fe de Antio-quia sesenta mil pesos anuales, de los cuales no se registraban sino doce ocatorce mil. Algo semejante ocurría en Cáceres, Zaragoza y Remedios, aun-que estos centros mineros estuvieran ya en completa decadencia. El fraudemás considerable -según el fiscal- se registraba en Popayán, en donde(hacia 1678) se extraía más oro que en el conjunto de los restantes distritosmineros181

Contado, el establecimiento de la Casa de la Moneda en Santa Fe (1627)contribuyó a disminuir el impacto de los fraudes en losquintos reales. Enadelante, toda persona podía declarar el oro en Santa Fe, no habiéndolodeclarado antes en el sitio de la extracción, sin incurrir en sanciones lega-les. La afluencia del oro a la Moneda se explica fácilmente puesto que allíapenas se cobraba el 5% de derechos reales mientras que en ciertas regio-nes todavía se mantenía el «quinceavo». Al mismo tiempo, los derechos de

180 AGI. Quito L. 19 f. 120. Informe de 1618.181 Ibid. Santa Fe L. 117. Informe de 30 Dic. de 1678.

Page 36: Colmenares, el oro

336 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

fundición (o «cebos», equivalentes al 2.5%) que se cob~aban en las Cajas'reales, quedaban eliminados.

Sobre estos dos aspectos, los funcionarios locales de la Corona, y par-ticularmente los que estaban adscritos a la Casa de la Moneda, tendieron a'favorecer ciertas pretensiones de los mineros. En 1677, por ejemplo, lascompras de oro y plata para la Moneda de Santa Fe son todavía conside-_rables. Según las cifras de la Casa de la Moneda, el español Francisco Sara-súa obtuvo que la Audiencia lo dispensara de manifestar el oro que recibíasin quintar. Sarasúa ofreció pagar una indemnización global de dos milpesos cada año182

. En otra ocasión, el tesorero de la Moneda, el comercianteSalvador Ricaurte, obtuvo que se suprimieran los derechos de fundición entodas las Cajas reales. Con esto se pretendía que las Cajas reales no queda-ran en desventaja frente a la Casa de la Moneda. Los dos negocios se investi-garon y en ellos se vio comprometida seriamente la buena fe de los oidoresde la Audiencia y de los funcionarios del Tesoro183.

La disminución gradual de los quintos obligó a la Corona a endurecersu política fiscal. A partir de 1664, esta política se hizo más exigente y sesuprimieron por un tiempo los privilegios que reducían los quintos a un 5ya un 7.5% (quinceavo y veinteavo). Una certificación del tribunal de cuentassobre los quintos pagados entre 1682 y 1696184 muestra que, en el curso deeste período, los quintos se elevaron al 20%. Ésta debió ser una invitaciónabierta al fraude. A pesar de que en esos años, precisamente, se experimen-tó un alza en la producción, ésta apenas se registra en las cuentas de amo-nedación. Según los libros de la Casa de la Moneda/ entre 1682 y 1696 seprodujo un promedio de 132.920 pesos anuales contra uno de 109.184 en elperíodo de 1652-1674185•

La situación varía radicalmente, si nos atenemos a los datos de los librosde las Cajas reales. Según éstos, la producción había pasado de un prome-dio de 39.603 pesos anuales a 116.098 en el curso de los dos períodos. Esevidente que la Casa de la Moneda dejó de recibir el oro no declarado enlas Cajas reales desde el momento en que cesó la posibilidad de pagar so-lamente.eI5%. Con todo, las series de la Casa de la Moneda siguen refle-jando mejor el volumen de los metales extraídos.

182 [bid. passim.183 [bid. L. 370 Doc. 309 y 371.184 Cit. por Barriga V. op. cii., 1,p. 103.185 [bid. pp. 95 Y 102.

EL ORO 337

Después de 1680, Popayán se había puesto a la cabeza de la producciónen la Nueva Granada. Según el informe que acaba de citarse, esta produc-ción era la siguiente:

CUADRO 26PRODUCCIÓN DE ORO EN LA NUEVA GRANADA (1682-1696)(Oro manifestado en la Casa de la Moneda)

Distritos Total (pesos) %Promedio anual

popayánAnsermaAntioquiaMompox (Simití)MariquitaSanta FePamplonaChocó

719.60254.905

342.3022.401

103.855482.200

8.10028.150

413

200.1

628

0.51.4

47.9733.660

22.820160

6.92332.146

5401.876

La fortuna de Popayán estuvo asociada a la explotación tardía de losaluviones de la costa del Pacífico (véase Mapa 8). Las primeras explotacionesse hicieron en la provincia de Barbacoas, en donde el conquistador Fran-cisco de Prado y Zúñiga señalaba, hacia 1630, la riqueza de los ríos Micay,Timbiquí, Iscuandé, Patía y sus afluentes.

La historia de estas primeras explotaciones es confusa y faltan fuentesnuméricas para apreciar su importancia. En 1640 se propuso que se abrie-ran caminos de los puertos de Santa María y de Santa Bárbara hasta Pastoy Popayán. Los mineros que se habían establecido en Barbacoas venían deestas dos ciudades y se encontraban aislados. Recibían abastecimientos dePanamá y Guayaquil a través del puerto de Santa Bárbara. Los indios, aquienes se acababa de someter y de juntar en las poblaciones de Mallama,Guaypuer y San Pablo, se empleaban en el transporte de provisiones quellegaban al puerto y debían ser internadas hasta las explotaciones.

Se sabe, sin embargo, que los aluviones más importantes no eran explo-tados a causa de la falta de abastecimientos y de mano de obra. Según Fran-cisco de Prado, el camino de Popayán serviría precisamente para asegurarel aprovisionamiento regular de las cuadrillas de esclavos que se introdu-jeran186

. Por el momento, los cultivos de los indígenas eran insuficientes.

186 AGI. Santa Fe L. 112. CCRAQ. I1~p. 312.

Page 37: Colmenares, el oro

338 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

Pa.rece que, ~omo en otras partes, se emplearon también indios en el!rab~jo de las mmas. ~n 1647,. el gobernador de Popayán se quejaba de unJeSUIta,el padre Francisco Ruje, a quien acusaba de utilizar a los indios dSanta Bárbara para sacar oro del Telembí. Aun si la acusación era falsa ella'revela sin duda la competencia de los mineros por la mano de obra indj,gena187

. Todavía en 1668, el visi~ador Inclán Valdés estuvo a punto de pro-vocar una revuelta entre los mmeros de Barbacoas, al prohibir el traba'forzado de los indios. jO. Hacia esta época t~mbién se comenzaron a percibir con alguna regula-

ndad derechos de quintos (reducidos al vigésimo), aunque las cantidaded:claradas parecen ínfimas con respecto a la reconocida riqueza de los alu~viones. Entre 1659 y 1662, los propietarios de minas de Barbacoas mani-festaron 24 partidas y pagaron 403 pesos de derechos. Los de Timbiquíp~garon 2.647 pesos de oro y 5.293 pesos de plata, o sea alrededor de cincomil pesos oro en total. Más tarde aparecen manifestaciones individualesconsiderables como las de Gabriel Estacio de Amaral por doce mil pesos,en 1677, y las de Juan de la Cruz Martín por tres mil, en 1666188

.

Con todo, tales manifestaciones fueron siempre muy irregulares en~arbacoas. Los gobernadores de Popayán solían ir hasta allí de tiempo entrer:'Po para reclamar de los mineros los quintos atrasados. Estos viajesS?!lan ser muy remunerativos pues los gobernantes aprovechaban la oca-sion para vender allí mercancías y esclavos189

, Sólo desde 1709 se estable-cieron :n Barbacoa~ lugartenientes de los ofi~iales reales de Popayán. Pero10s,envlOs a Popayan no se regularizaron (cada uno o dos años) hasta 1720.ASl, ent:e 1720 y 1724 se recibieron en Popayán tres mil pesos anuales enpromedio. .

'El oro declarado en la Caja real de Popayán, que refleja un brusco au-~ento ~e la producción en el quinquenio de 1680-1685 a casi 300 mil pesos,vle.ne sin duda de las explotaciones próximas del Dagua y de Raposo. Pos-tenormente, en 1720, cuando la producción vuelve a elevarse a casi 500 milpesos: no hay duda de que intervienen manifestaciones procedentes del~hoco. Pero entre 1670 y 1690 sólo un minero de Popayán, el capitán Fran-

. CiSCOde Arboleda; declara el oro que proviene del ChOCÓ190.

Au~que las cifras proporcionadas por las cuentas de las Cajas reales dePopayan} de Anserma (adonde se llevaba el oro del Chocó) sean apenas

. .

187 AGI. Quito L. 16. Cf. también G. Arboleda, op. cit., 1, pp. 246 ss. ,188 AGI. Cont. L. 1495 Y 1468. '.189 Ibid. Santa Fe L. 362. Averiguaciones de 1722 ..190 Ibid. Cont. L. 1497 Y 1498. En ese lapso, Arboleda declaró más de 17 mil pesos oro.

EL ORO 339

indicativas de lo que ocurría en el hinterland de las ciudades de Popayán,Cali y Anserma (teniendo en cuenta la proporción incalculable de los frau-des), no hay duda de que a partir de 1680 se opera una recuperación de laeconomía minera de esas regiones, gracias a la frontera del Pacífico.

Por otra parte, hay indicios abundantes del desorden que reinaba en lapercepción de los quintos del oro extraído de los yacimientos del Pacífico.Hacia 1680, cuando ocurrió la pacificación del Chocó, no se tenía una ideaexacta de la magnitud de las riquezas aluviales de la provincia, aunque yase había comenzado su explotación. A comienzos del siglo XVIII se encuen-tran allí algunos personajes muy conocidos en Popayán. Entre ellos, loshermanos Mosquera, Francisco de Arboleda, Bernardo Alfonso de Saa,Miguel Gómez de la Asperilla y Agustín de Valencia, propietarios deesclavos negros. Estos personajes, que gozaban de influencia política enPopayán, ejercieron, cada uno a su turno, el gobierno delegado de la pro-vincia. No es sorprendente que el fraude haya alcanzado proporciones es-candalosas 191.

CUADRO 27PRODUCCIÓN DE ORO EN LA PROVINCIA DE POPAYÁN, 1660-1749(según los quintos)

Pesos oro de22.5 quilates

Pesos oro deAños 22.5 quilates Años

1660-1664 9.631 1705-1709

1665-1669 20.705 1710-1714

1670-1674 23.947 1715-1719

1675-1679 51.590 1720-1724

1680-1684 286.300 1725-1729

1685-1689 280.240 1730-1734

1690-1694 239.155 1735-1739

1695-1699 149.995 1740-1744

1700~1705 126.142 (faltan 2 años) 1745-1749

301.760

392.985381.885

480.770533.710466.995511.390

409.465291.385

Según un informe de 1717, los gobernadores de Popayán vendían el pues-to de lugarteniente en el Chocó por seis u ocho mil pesos192

, Para esa épocaya se habían introducido muchos esclavos y se calculaba que sacaban unmillón de pesos anualmente de los lavaderos. Aunque posiblemente exa-

191 Ibid. L. 1604.192 Ibid. Santa Fe 1, 362.

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340 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

gerada, esta cifra sugiere la enormidad de los abusos de los propietarios yla ventaja de los mineros al controlar la administración local. Además, sudominio se extendía al conjunto de la economía pUes solamente ellos esta-ban en capacidad de comprar esclavos, hierro y acero o proveerse de ali-mentos desde Cali, Buga, Popayán y Anserma. ,

Las quejas repetidas-de los pequeños mineros dieron origen a las refor-mas de Antonio de la Pedroza y Guerrero, funcionario que había sido en-cargado de reorganizar la administración de la Nueva Granada, a la queiba a erigirse en virreinato. Pedroza se ocupó, a partir de 1717, de ponerorden en todos los negocios que el desgano o la corrupción de los funcio-narios habían permitido alargarse después de muchos años. Para esto ins-truyó ciento setenta expedientes, de los cuales una buena parte se referíanal comercio de contrabando que había sido estimulado por las concesionesotorgadas a los asentistas de esclavos. Así, para poner fin al contrabandode oro en polvo, Pedroza decidió separar el gobierno del Chocó de la juris-dicción de Popayán y colocarlo bajo el de la Audiencia de Santa Fe.

Los resultados de esta simple reforma administrativa fueron sorpren->dentes. El primer administrador del Chocó, nombrado directamente porPedroza, envió a la Caja real de Anserma 16.909 pesos oro entre abril de-1719 y diciembre de 1720, en tanto que sus predecesores habían enviado17.105 pesos en diez años (entre 1710 y 1719). Desde entonces se manifes-taron anualmente ochenta mil pesos en promedio en las Cajas de Nóvita yCitara193

. De las cuentas, muchas veces incompletas, de estas .dos Cajas,pueden establecerse los promedios siguientes para los quintos, del 5% más1.5% de derechos de fundición:

1720-17281729-17391739-1746

Promedio anual5.748 pesos oro4.5054,722

Las Cajas de Popayán y Anserma (véase Gráfico 11) aumentaron su par-ticipación en los quintos y la acuñación de la Moneda de Santa Fe dio tam-bién un salto (véase Gráfico 12).

Sin embargo, el contrabando que amenazaba arruinar completamenteel sistema de monopolío.iestablecido después del siglo XVI en el Imperioespañol, erá ya incontenible. A la sombra del aprovisionamiento de escla-vos, vital para la existencia de las explotaciones mineras, los «navíos de

193 Ibid. Canto L. 1603 Y 1604.

EL ORO341

GRÁFICO 11 •PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE POPAYAN-ANSERMA

SEGUN CIFRAS DE LA CAJA REAL DE POPAYANMiles de pesos

100

80

---.. ~I fW"" N \.

,..~"".,.. 11'" "rv \,o ",J o'

o'....•..••.,~

80

,40

8~ "'or-;1-

IGRÁFICO 12ACUÑACIÓ,N DE MONEDA EN SANTA FE

Acui'¡AcIOW;S.DE QBO.Y DE PLATAEt! lJLCAM.OE.LA.MQtj~OI\,OE SA!!TAEE(PROMEDIOS MOVILES. SEGUN CIFRAS DE BARRIGA V1llAlVA)

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8000

7000

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Page 39: Colmenares, el oro

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II

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342 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

permisión» inundaban el mercado de Cartagena antes de que llegaran lasflotas españolas.

La apertura del Chocó y el oro que se extraía de allí favoreció este co-mercio a través de los ríos Atrato y San Juan. En 1718 se prohibió el pasopor el Atrato y se colocó un puesto de vigía pero sin éxito: en 1730, el pri-mer gobernador de la provincia fue destituido por el oidor José MartínezMalo, quien lo acusó de complicidad con los contrabandistasl'".

A partir de esa fecha, la prohibición se acompañó con la amenaza de lapena de muerte para los que la contravinieran. El oidor Martínez estableciótambién limitaciones para el comercio legal habilitando los puertos de Buena-ventura, Iscuandé y Santa Bárbara como los únicos que podían introducirlas mercancías que se traían de Panamá. Los puertos del Chocó quedabanexcluidos y la región debía recibir la mayor parte de sus abastecimientospor tierra, aun si venían del Perú: vinos y aguardiente de Pisco y Nasca, ysal, sobre todo. El hierro y el aceite de oliva debían haber pagado previa-mente el almojarifazgo en Buenaventura y en Guayaquil. El ganado y otrosvíveres se introducían de Cali, Buga y la región de Anserma195.

Estas medidas sólo venían a confirmar las que habían tomado Antoniode la Pedroza y el primer virrey de la Nueva Granada. Éste había intentadocomo medida extrema, en 1721, que todo el oro que se extrajera.del Chocóse llevara a la Casa de la Moneda en Santa Fe. Los mineros no debían hacerningún pago en especies.metálícas sino que sus consumos debían ser satis-fechos por medio de obligaciones libradas sobre Guayaquil19.6.

El problema del contrabando existió, sin duda, desde el siglo XVI. Peronunca como en el siglo xvmlas oportunidades fueron más favorables. Deun lado, las potencias europeas no sólo hostigaban el comercio español en~l mar interior del Caribe sino que habían logrado penetrar al, Pacífico einundaban los mercados del virreinato peruano desde los puertos chilenoshasta Guaya~uil. De otro, el eje de los distritos mineros se había desplaza-do del corazon de la Nueva Granada a su periferia, la región del Chocó yBarbacoas. Los ríos Atrato y San Juan se convirtieron así en la salida natu-ral del oro que se extraía, sin que hubiera control posible.

La ciudad de Popayán conoció un auge súbito, pero esta prosperidadquedaba confinada en el aislamiento tradicional de los centros mineros.E~tos se habían desarrollado mediante saltos bruscos que incorporaban re-grones de frontera a la explotación para abandonarlos después a su suerte,

194 !bid. Santa Fe f. 307.195 Cf. G. Arboleda, op. cit., n. p. 318.196 AGI. Santa Fe L. 374.

U. de A.BIBLIOTECA CENTRAL

EL ORO 343

agotada su riqueza. El oro atrajo la ocupación de vastos territorios, es cier-to, pero la unidad aparente de todas estas regiones fue apenas un espejis-mo entretenido por las virtualidades del metal. Nombres como Zaragoza,Cáceres, Quiebralomo, Marmato, etc., tuvieron una resonancia cuyos ecosse han perdido completamente. No es exagerado afirmar entonces que laconsecuencia más durable de la economía minera fue la de dejar detrás desí regiones enteras devastadas demográficamente y desarticuladas, hastael punto de que aún hoy resulta difícil reconocer los nexos que pudieronligarlas un día a la economía de un imperio.

LAS CRISIS

Numerosos testimonios que aparecen desde fines del siglo XVI, y que serepiten con intensidad variable a todo lo largodel siglo siguiente, contie-nen la misma queja, expuesta en términos casi idénticos. «Pobreza de la .tierra», «disminución de los quintos reales», «extinción de los naturales»,son expresiones reiteradas en los despachos de los oficiales del Tesoro y delos oidores de la Audiencia. Como puede verse, se confundía la situacióneconómica con sus prolongaciones fiscales, único aspecto interesante parala Corona española.

No faltan, naturalmente, testimonios más directos de quejas de propie-tarios de minas.y de encomenderos. Hubo un momento, sin embargo, haciamediados del siglo XVII, cuando las quejas cedieron el lugar a pleitos inter-minables sobre precedencias honoríficas, discusiones sin término y sin unfin aparente pero que revelan un estado de espíritu. Se estaba muy lejos delos años en que ricos mineros de Mariquita, Zaragoza y Remedios se disputa-ban cargos secundarios en la administración y los pagaban, literalmente, apeso de oro. Ahora, en medio de la pobreza generalizada, el poder y la consi-deración social tenían atractivos desconocidos en épocas más rudas.

La primera generación del siglo XVII podía mirar con nostalgia la dis-tancia que la separaba del siglo anterior. Hacia 1640, un testigo excepcio-nal, Juan Rodríguez Freile197

, precisaba que la ruptura se había producidoexactamente con la venida del doctor Antonio González, en 1590. El cro-nista era consciente de la rudeza del siglo anterior, en que se dieron

oo. los bullicios y revueltas de las Audiencias y los visitadores.

197 El carnero. Bogotá, 195, p. 255.

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344 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

Con todo, se apresuraba a agregar, estos conflictos no afectaban sino alos estratos más altos del poder y

... esto no topaba con los naturales ni con el común.

El siglo XVI bien merecía llamarse dorado pues

... el trato y comercio estaba en su punto, la tierra rica de oro, que de ello sellevaba en aquellas ocasiones harto a Castilla ...

La exaltación barroca de una edad dorada respondía bien a un senti-miento de depresión dominante en el siglo XVII. Todo el sistema econó.micode la Nueva Granada reposaba sobre la continuidad de las expl?taclOnesmineras.jf'or eso, antes de que se llegara al derrotismo, se p~opusiero~ me-didas muy variadas para salir del marasmo y aún se llego a corregir unpoco la situación entre 1620 y 1630.

A la vista de las cifras de producción de oro y de la pendiente que incli-na las curvas casi fatalmente desde comienzos del siglo XVII, puede hablar-se de crisis. Si se piensa en esta inflexión, en esta tendencia más b~e~,.y noen la masa total de oro extraído (principalmente de distritos p:nfencos),no hay duda de que una crisis minera se había extendido en to~a la NuevaGranada en la segunda década del siglo. No debe pensarse, sin embargo,que esta crisis afectara simultáneamente a todos los.distritos mi.n~ro~ y porlas mismas razones. El aislamiento de las explotaciones y la dinámica ex-pansiva de la economía minera imponía un movi~ient~ diacrónico queaumentaba las aprehensiones y multiplicaba los testimonios sobre la deca-dencia. .

Si nos atenemos a las cifras de los quintos, la decadencia del distrito deSanta Fe debió comenzar hacia 1580, lo mismo que la de Cartago. Sin em-bargo, ya la alarma había cundido entre los oficiales reales en ~a décadaanterior. Estas dos Cajas eran las que proporcionaban los salanos de losfuncionarios españoles y éstos eran más sensibles a su evolución. Además,el distrito de Santa Fe comprendía explotaciones dispersas a todo lo largo

'-del valle del Magdalena, desde Neiva hasta Remedios, lo mismo que enParnplona, Vélez y Tocaima. Como estas explotaciones depe,ndían íntegra-mente deja mano de obra indígena, la mortalidad mucho mas frecuente.:nlas regiones cálidas tenía que alarmar a los oficiales reales. La evolucióndemográfica de regiones como Ibagué, Mariquita, V~to:i.a, S~~ta Agueda,Remedios y Tocaima era forzosamente paralela a la disminución de l.apro-ducción aurífera y de los quintos reales. Por eso, ya en 1570 los oficialesreales preveían una catástrofe.

..

EL ORO 345

La crisis económica no estuvo propiciada por un agotamiento absolutode las explotaciones. Hay que tener en cuenta, por un lado, que los hallaz-gos periódicos renovaban los yacimientos y por esto la decadencia de losdistritos no es sincrónica. La economía minera parece marcada más bienpor una crisis perpetua que se disimula de cuando en cuando merced aestos hallazgos. Por otro lado, las insuficiencias técnicas y la penuria demano de obra, impuesta por la precariedad de los nexos sociales, entraña-ban una dilapidación de recursos .

Desde este punto de vista, no habría habido sino una sola crisis estruc-tural que se prolongaría desde 1570 y que se habría atenuado poco antesdel colapso definitivo con la aparición súbita y casi sin:ultánea de Cáceres(1576), Zaragoza (1580) y la nueva Remedios (1590). Estos elevan la pro-ducción, en el curso de la década 1590-1600, a una cima no alcanzada antesni después. De hecho, su aparición aplaza una crisis definitiva que se con-sumará hacia 1630 y contribuye a hacerla más sensible. Subraya también elsignificado ambiguo de las crisis mineras, puesto que la prosperidad de losnuevos yacimientos era coetánea con la decadencia de los distritos másantiguos, y señala la dependencia estrecha de la economía minera con loshallazgos, es decir, su carácter fortuito.

Desde otro punto de vista, las crisis mineras están asociadas a la deca-dencia del tipo de trabajo empleado en las explotaciones. La crisis de 1570corresponde al agotamiento de las posibilidades del trabajo indígena. Lacrisis de los yacimientos antioqueños, en cambio, se vio precipitada por laimposibilidad de mantener un ritmo de inversiones en mano de obra escla-va. Esta nueva crisis se insinúa a partir de 1600 y se hace evidente hacia1615.

Aquí surge el problema de circunscribir cronológicamente esta segundacrisis. Existen, sin duda, numerosos testimonios subjetivos acerca de la pe-nuria que atravesaba en ese momento la Nueva Granada. Pero esto no puedeconstituir un indicio concluyente acerca de la agravación de una tendenciaque existía desde comienzos del siglo. La cuantía total de la explotación deloro dio un salto más brusco entre la última década del siglo XVI y la prime-ra del XVII como para atribuir el despertar de esta conciencia de la crisis auna apreciación -aún difusa- de las magnitudes del metal disponible.Aún más, esta apreciación se extiende a lo largo de todo el siglo: ya no 'setrata, empero, de crisis, sino de una recesión secular.

El siglo entero estuvo tocado por una depresión económica cuyo períodocrítico se sitúa entre 1610-1630. No sería adecuado, sin embargo, definir estefenómeno en relación directa con el volumen decreciente de la producciónmetalífera. Debe tenerse en cuenta el aislamiento de los distritos mineros

Page 41: Colmenares, el oro

t,~11

II

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346 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

y lo difuso de sus relaciones con las regiones dedicadas a la agricultura.Estas relaciones eran más bien negativas puesto que el estímulo provocadopor el crecimiento de la minería no hacía sino reforzar presiones destructorassobre el trabajo agrícola de los indios. Las relaciones con respecto al comercioeran, en cambio, mucho más directas. Puede decirse que la economía mineraexistía en virtud de la necesidad de mantener nexos comerciales con lametrópoli española. Por esa razón, la conciencia de la crisis sólo podía ex-tenderse a la totalidad de las actividades económicas de la colonia en rela-ción directa con el problema de los intercambios con la metrópoli.

Si se examina el volumen del comercio en Cartagena, puede verse cómoel momento en que la crisis se hace evidente a los ojos de los contemporá-neos está ligado a una reducción drástica de las importaciones de géneroseuropeos. Según las cifras de Chaunu, Cartagena registró un auge a partirde 1580, coincidencia significativa con el aporte creciente de los yacimien-tos antioqueños. Hacia 1595, el movimiento portuario de las importacionespaso el cabo de las dos mil toneladas anuales. En 1598 y 1608 se registró unmovimiento máximo, con casi tres mil toneladas. El quinquenio de 1595-1605 y, en menor escala, el de 1605-1610 registraron el mayor movimiento:diez mil y ocho mil toneladas, respectivamente. A partir de 1610, el volu-men de las mercancías europeas se redujo y en el decenio 1615-1625 apenasalcanzó las seis mil toneladas. En este momento debió producirse un ajustecon respecto al volumen del Qio-mercancía que marca, tanto como las ci-fras de las Cajas reales, la amplitud de la decadencia minera.'

'" En el centro de la crisis minera se vuelven a encontrar, para cada región,los mismos problemas esenciales: escasez de mano de obra, desequilibrio

~ de la producción agrícola o ausenci:a de ella, dependencia de los minerosen relación con los abastecedores.

Con respecto a la mano de obra, la crisis de los setenta se diferenciaradicalmente de la que se experimentó en la segunda década del siglo XVII.Esta última se debió a los problemas suscitados por la compra de esclavosnegros y no a la extinción de una población aborigen. La disponibilidad demano de obra indígena, gracias al sistema de la encomienda y a los prime-

.-ros ingresos de una riqueza aurífera a ras de suelo, estimuló la compra deesclavos en los yacimientos antioqueños. Pero esta inversión debía cesarde golpe desde el momento en que la promesa inicial de los yacimientoscomenzara a desvanecerse. Entonces los mineros no se mostraban tan en-tusiastas en invertir sus ganancias en una empresa que se volvía incierta yrepleta de dificultades.

Como casi siempre, los esclavos se compraban a crédito, el margen deutilidad debía esperarse que fuera excepcionalmente elevado para decidir

EL ORO 347

a los propietarios a invertir en esclavos. Sin embargo, esta inversión noestaba incluida en un cuadro de previsiones normales de la empresa sinoque estaba forzada por la escasez de indígenas. Aún más, la despoblaciónindígena de otras zonas agravaba el problema pues cada vez resultaba másdifícil abastecer a la población esclava. \

La dependencia con respecto a la mano de obra esclava explica la con-figuración de las curvas de Cáceres, Zaragoza y Remedios, en donde lacaída parece más regular que en otras partes (véase gráficos 6, 9, 10). Entanto que en Santa Fe, en Cartago y en Popayán la producción logra man-tenerse en ocasiones como consecuencia de presiones renovadas sobre eltrabajo indígena, la caída en las regiones en donde se empleaban esclavosno se atenúa en ningún momento. La villa de Santa Fe de Antioquia es unaexcepción. Acaso puede atribuirse la regularidad de su producción (muydébil por otra parte) a condiciones favorables de abastecimiento agrícola,de las cuales Cáceres y Zaragoza estaban desprovistas.

El problema de la dependencia con respecto a un tipo específico demano de obra (indígena o esclava) puede resumirse totalizando las cifrasde producción de las regiones y en los dos períodos en que sabemos quesu uso fue casi exclusivo (véase Gráfico 13). A partir de 1590 hasta 1640(cuando suponemos que la interrupción de la trata y la desintegración delas cuadrillas en Antioguia acarrean el surgimiento de los productores in-dependientes descritos por Parsons), el 75% de la producción se localiza enRemedios, Cáceres, Zaragoza y Santa Fe de Antioquia, es decir, en las re-giones que empleaban mano de obra esclava. Pero en todo el período de1550 a 1640 la mano de obra indígena da cuenta de un 45% de la producción;es decir, que su aporte resulta equivalente al de la mano de obra esclava.

, El aislamiento de los distritos mineros, librados a sus propios recursos,plantea uno de los problemas esenciales de la economía minera a comien-~os del siglo XVII. Aunque la casi totalidad de los españoles que vivían eneICnstríto' de la Audiencia estaban afectados, de cerca o de lejos, por estetipo de producción, el aporte de capitales a las explotaciones debía gene-rarse en los distritos mismos. Era mucho más verosímil que un propietariode minas de Remedios, Cáceres 'o Zaragoza se desplazara con su fortunahaga' Cartagena o Santa Fe, que a la inversa. \Sólo las zonas próximas deMariquita yParnplona atrajeron la atención de los encomenderos de Tunjay de Santa Fe, quienes colocaron allí parte de sus indios.

Había también un sector mal definido de la población española que sa-caba partido, gracias al comercio, de los provechos de la actividad minera,sin compartir sus riesgos. Había, claro está, comerciantes profesionales alpor mayor (mercaderes) y mi:~lOristas o simples «tratantes». Pero la ocasión

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348 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL r

de ar::asar una fortuna con el comercio se ofrecía a todos, y los funcionariosespanoles tanto como los encomenderos participaban en esta actividad en-tre bastidores.

I •• ~

GRÁFICO 13PRODUCCIÓN DE ORO EN LA NUEVA GRANADA. PROPORCIONES

Traba" indi enaa 25%

Traba}o esclavo: 75%

El aislamiento regional de los distritos impone por eso peculiaridadesen 'su decadencia que están ligadas, a veces, al problema sustancial de ladecadencia demográfica, a problemas técnicos de la explotación, a la im-posibilidad d~ pro~urarse esclavos negros, o peor, ~ la dificultad de asegu-rar su supervivencia por falta de abastecimientos.I

La disminución de la población aborigen no sólo afectó los distritos mine-ros de tierra caliente de Santa Fe. Desde 1556, treinta y cuatro años después

-de su establecimiento, la villa de Arma manifiesta síntomas de decadencia.Y~ no q~edan allí sino quinientos indios de encomienda, repartidos entrediez vec~nos~ Los habitantes de la villa se quejan de su pobreza y de laamenaza de los indios chocoes, quienes, efectivamente, lograrán destruirla ciudad vecina de Cara manta, en 1598198

.

198 AGI. Santa Fe L. 67 r. 1 Doc. 6.

EL ORO 349

En 1608, los oficiales del Tribunal de Cuentas, el cual acababa de insta-larse, comprobaron una disminución creciente de los quintos reales en laCaja real de Cartago, que venía desde 1580. En Anserma, en donde se ex-traía la mayor parte del oro de la región, se había tropezado con dificulta-des técnicas en la explotación de los filones de Marmato y Quiebralomol'".En las cuatro ciudades que componían el distrito (Cartago, Arma, Anser-ma y Toro) habitaban apenas ciento cincuenta y siete españoles, de los cua-les cincuenta y seis eran encomenderos que se repartían el trabajo de 518indígenas.

Varios testimonios recogidos en Anserma, en 1622, dan cuenta del esta-do miserable en que se encontraban las explotaciones. Según un minero, enQuiebralomo había no menos de quinientas minas pero la mayoría perma-necía sin explotar por falta de gente. Los cerros de Loaysa y de Salazar, enMarmato, tenían cada uno más de doscientas minas, pero

... ha más de treinta años que no se labran por falta de negros y que sola-mente en el cerro de Salazar trabajan algunos negros ...

Según otros testigos,

... ha ido decayendo esta tierra de treinta años a esta parte y ha venido atanta disminución que el día de hoy no hay más de una labor en el cerro deQuiebralomo y con poca gente, y en las minas de Su pía no hay labor nin-

200 -guna ...:

Después de 1622 se introdujeron más de doscientos esclavos negros queel visitador Lesmes de Espinosa encontró allí en 1627201

. Pero encontró,asimismo, que los mineros no se tomaban el trabajo de acudir con el orohasta la Caja de Cartago para manífestarloi'". Lesmes de Espinoza impusomultas cuantiosas por esta razón y decidió el traslado de la Caja a la mismaciudad de Anserma203

.

Diez años más tarde, los oficiales de la Caja real de Santa Fe observabanque Anserma era uno de los sitios más alejados que pudieran hallarse enel Nuevo Reino. Y, sin embargo, en las épocas de prosperidad, esta regiónhabía sido más bien un sitio de tránsito para los mercaderes que llegabanallí por la ruta del Quindío. En 1637, los indios habían disminuido todavía

199 lbid. Doc. 3.200 AHNB. Vis. Cauca, t. 2 f. 245 r. v. f. 247 v.201 Ibid. t. 1 f.l54 r. ss.202 Ibid. f. 452r. El traslado se efectuó dos años más tarde, en 1629.203 lbid. f. 157 r. ss.

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350 HISTORIA ECONÓMICA Y SOClALI

más y los esclavos negrüs que se habían introducida no. podían reempla-zarse. Los oficiales terminaban par preguntarse cómo. se padía ser mineroen tales condiciones+".

La decadencia de las minas de Pamplana llegó también a un punta crí-tico hacia la segunda década del sigla XVII. A partir de 1614-1615, el presi-dente Borja decidió nombrar él misma a las alcaldes de minas, privilegiodel que siempre había gozado el Cabildo. de Pamplana. Can esta medidaquería limitarse el abuso. de los encomenderos respecta al trabajo. de lasindios. Los vecinos atribuyeron siempre la responsabilidad de la disminu-ción de las sacas a esta intervención del poder central. En 1626, el procura-dor de la ciudad afirmaba que cuando. el Cabildo. había gozado del derechade nombrar anualmente a los alcaldes de minas, las sacas habían llegada asesenta y ochenta mil pesas de aro, en tanta que de 1615 en adelante elproducto más grande había sido. de treinta mil pesas anuales y en muchasocasiones había bajada de quince mil2os.

Desde los años 1617-1618, en que se produjeron 32 mil pesas, se experi-mentó efectivamente una baja cantinua hasta 1626, en que apenas llega ala mitad de esa cifra206

. A instancias del procuradar de la ciudad, el corre-gídor de Tunja, Alejandro. Martínez de Arellana, practicó ese última año.una visita a los reales de minas de Vetas y Mantuasa. Aun antes de llegarallí, el corregidor advirtió que la ciudad de Pamplana se encantraba casideshabitada. En el valle de Suratá, cercana a las minas de Mantuasa y Mon-güra, encontró que sólo quedaban en pie tres a cuatro. molinos de quince o.diez y seis que habían funcianada primitivamente. Al examinar las minasdel cerro de Nuestra Señora de Manserrate, en la Mantuasa, las encantrócegadas, lo mismo que la mina de Guaca.

Según los vecinos, gran parte de la respansabilidad recaía sobre las al-caldes de minas nombrados par el presidente de la Audiencia. Éstos favo-recían a los mercaderes, los cuales fiaban y vendían mercancías a preciosexcesivos. Se trataba, clara está, de farasteros, a quienes el alcalde debíagararitizar el pago de sus acreencias. El última alcalde, agregaban, habíapermitido. que los indios regresaran a sus pueblas y las había inducida aque no. trabajaran enlas minas de veta. Él misma les acansejaba que traba-jaran en los aluviones pür su cuenta para que pudieran pagar sus tributos.

204 AGI. Santa Fe L. 63 Doc. 12 f. 3 r.205 AHNB. Min Sant., t. 1 f. 535 r.206 Ibid. R/s. Céds., t. 2 f. 543 r. ss.

EL ORO 351

También se culpaba al visitador Villabona Zubiaurre, quien, en 1623,había tasado por primera vez a los indios, Según una información que re-cügió el corregidor Martínez de Arellana,

... 10.5 indias de las dichas minas y lüs demás desta jurisdicción después quelas visitaran y demoraron han cobrado. tanta avilantez y saberbia, que nipar paga ni sin ella han querido. acudir al beneficio y labor de las dichasminas, ni de las sementeras, ni a la custodia y guarda de los hatos de ga-nados ..?07Además de la resistencia pasiva de los indios, a quienes sólo. hasta 1623

había llegado la liberación de los servicios personales, los mineros teníanproblemas también con los abastecimientos. El 8 de agosto. de 1626, el co-rregidor de Tunja dispuso que todo el maíz, el hierro y el acero. de quedisponían los comerciantes de Pamplona se comprara y se entregara a losmineros. Para ello, despachó comisiones que debían recoger el maíz detodos los pueblos, repartimientos y estancias de la provincia. El corregidormismo visitó todas las tiendas de mercaderes de la ciudad pero. no. hallósino cinco libras de acero en la de Bartolomé de Cáceres y Alonso Pérez delArroyo. Ordenó enseguida que los dueños de minas las poblaran y comen-zaran a explotarlas en el término de quince días. Afirmaba haber prestado.dinero para traer doce quintales de azogue hasta el puerto de Ocaña paraponerlo a disposición de los mineros que quisieran explotar las minas deplata dela Montuosa.

Las medidas del corregidor parecen haber tenido resultados favorablespues la producción se elevó ese año a 25 mil pesos y se mantuvo pür enci-ma de los 20 mil pesos hasta 1632. Pero, en adelante, la producción cayóaún más que en el curso de la década anterior. Con ocasión de la visita deDiego Carrasquilla Maldonado, en 1642, los mineros volvieron a quejarsede la avidez de los comerciantes y de los efectos negativos de la regulari-zación del tributo. Según el procurador de Pamplona, un encomendero, laproducción había disminuido desde el momento de la visita de VillabonaZubiaurre, en 1623208

• .\

Antes de la venida del visitador, estaba prohibido a los mercaderes ven-der en las minas ropas de Castilla, vino y géneros del Nuevo Reino. Enton-ces el comercio estaba en manos de los dueños de minas, que realizabanutilidades adicionales para pagar a los mineros e invertir en herramientase ingenios. El sistema permitía también eludir el pago de salarios de los

207 Ibid. Min. Sant., t. l/oe. cit.208 Ibid. t. 11 f. 290 T. ss.

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352 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

indios mediante el endeudamiento de éstos. En el fondo, se acusaba al visita-dor de haber hecho efectivo el pago de los salarios, acusación que, como seha visto, también se dirigía al alcalde mayor de minas nombrado por elpresidente de la Audiencia.

Pero las quejas de los encomenderos con respecto a los comerciantes,los alcaldes de minas o los visitadores no podían ocultar el hecho de quela decadencia se había producido por el agotamiento del trabajo indígena.La apertura de nuevos yacimientos compelía a forzar el trabajo de los in-dios más allá de toda proporción.

En 1602, las minas recién descubiertas de la Montuosa apenas teníancinco cuadrillas con 66 indios. En 1623 trabajaban allí 135 indios y en 1642se conservaban todavía quince cuadrillas con 118 indios. Tanto en 1623como en 1642 había más indios en el real de Vetas (211 y 154 en las dosocasiones), pero varias veces se solicitaron traslados de los indios de Vetasa la Montuosa. En 1634, el procurador de Pamplona, Gregario García deMoros, declaraba que, a pesar de que en los reales de minas se habían agre-gado más de quinientos indios por orden de Villabona Zubiaurre (en reali-dad 273, a no ser que se refiera a la población de la doctrina de Cácota deSuratá), apenas se ocupaban en las minas sesenta o setenta y los demásandaban vagando en juegos y borracheras. Por eso solicitaba que, una vezrepartidos los indios de las Vetas -que eran el mayor número-los quesobraran fueron compelidos a trabajar en la Montuosa. Cuatro años mástarde, el presidente Sancho Girón autorizó que se sacaran veinte indios delas Vetas para trabajar en la Montuosa2

09.1

Lo mismo que en Anserma, los filones presentaban ya dificultades téc-nicas insalvables para su explotación. En 1642! Carrasquilla Maldonadoencontró que sólo existía un molino en Vetas, del encomendero Andrés dela Parra, y aun éste estaba arrendado por 42 patacones y medio, en contra-:vención de las ordenanzas de minería. Además, de los catorce encomende-ros que disponían de cuadrillas de indios en las Vetas, se hicieron cargos adoce por no haber explotado las minas en períodos tan largos como siete,diez y veinte años21O

• Según el testimonio del licenciado Antonio de la Gar-za, cura ·beneficiado y vicario de las Vetas, cuando los indios no iban al.cerro con sus mineros, explotaban el oro de los ríos por su cuenta porqueno había quien los ocupara. El alcalde de minas agregaba que se buscabanminas y ~e descubrían pero que no se explotaban por falta de mineros yseñores de cuadrilla. .

209 [bid. f. 288 v.210 Ibid. f. 307 r. ss.

l'

El, ORO 353

La región de los yacimientos antioqueños se vio más afectada por elaislamiento y por la falta de una base de sus tentación agrícola. Las ciudadesmineras estaban encajonadas en terrenos abruptos, en donde la agricultura Ifera apenas concebible. En las épocas de auge, y gracias a la extraordinariaproductividad de las minas, los abastecimientos se traían de Cartagena porel Magdalena y el Cauca hasta Cáceres y de allí hasta Zaragoza por el Ne-chí. El Nuevo Reino, que vinculaba sus intereses a la región de Mariquita y alos yacimientos de Remedios, introducía mercancías hasta Zaragoza por elpuerto de Nare, en el Magdalena. Este viaje duraba treinta días, y los p:eciosde.los géneros alimenticios en los centros mineros estaban en consonancia conlas enormes distancias que había que recorrer para llegar hasta ellos. J

Santa Fe de Antioquia, mejor situada para el aprovisionamiento agríco-la que Cáceres, Zaragoza y Remedios, se mantiene todavía cuando los otroscentros han desaparecido prácticamente, y podrá asegurar la existencia dela provincia con una nueva fundación, la villa de Medellín, donde las po-sibilidades agrícolas son todavía mejores.j

Por esta razón, la caída vertiginosa de la producción de oro en Cáceresy Zaragoza parece tan regular (véanse gráficos 9, 10). Este proceso agudocontrasta con la recuperación, desde 1625, de la producción en Santa Fe deAntioquia (véase Gráfico 8). A partir de entonces, la curva se mantiene sinalteraciones demasiado bruscas. El contraste es todavía más notable si setiene en cuenta que el oro declarado en la Caja de Santa Fe de Antioquiapagaba mi. 7% de «quintos», en tanto que las fundaciones más recientesgozaban del privilegio del 5%. El fenómeno podría explicarse por un cam-bio radical operado en las condiciones de explotación y en nuevos despla-zamientos que habrían encontrado su base de partida en la vieja capital dela provincia.

La ciudad de Antioquia no atrajo, como. Zaragoza, comerciantes y em-presarios dispuestos a invertir en esclavos. Es posible que allí se hayandado las condiciones de movilidad y los-hábitos individualista s de trabajocon los que Parsons caracteriza a los antíoqueños/!'. Lo cierto es que talescaracterísticas no aparecen en el resto de la provincia hasta que se producela desintegración de las cuadrillas, posteriormente a 1640 .

Remedios, que se había desplazado desde las cercanías de Vitoria, alnorte de Mariquita, hasta muy cerca de Zaragoza, había aniquilado cercade nueve mil indios desde su fundación, en 1563212

. En su nuevo emplaza-

211 [ames P. Parsons, Aniioqueño Coloniza/ion in Wes/ern Colombia. Berkeley and Los Ángeles,1968, p. 2.

212 211. lbid. p. 45.

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354 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

miento (1590) encontró yacimientos tan ricos que los habitantes pudieronp.roveerse de esclavo~ neg.r~s, cuyo númer? paso rá~idamente a mil dos-CIentos en 1595 y a mil quinientos o dos mil en 1600 13. La decadencia so-brevino muy rápido y en 1608 no quedaban sino 32 españoles, de los cuales'ocho eran encomenderos, con sesenta indios. De éstos, veinte se ocupabanen labores agrícolas y cuarenta en las minas, alIado de quinientos esclavosnegros.

Mientras que existieron indios fue posible asegurar alimentos a los es-clavos que trabajaban en las minas. En 1616, la situación había cambiadoradicalmente y las provisiones más indispensables (sal, maíz, carne) de-bían llevarse desde el Nuevo Reino por el río Magdalena. La labor agota-dora de las minas, tanto como una dieta alimenticia muy pobre, se cuentaentre las causas de la mortalidad muy elevada de los esclavos. Por estoalgunos propietarios habían abandonado la región con sus esclavos, tras-ladándose a otras explotaciones. Antón Pardo, por ejemplo, mudó cincuentaesclavos a Guamocó, en 1613. Estos yacimientos atrajeron también escla-vos de Zaragoza, y entre 1604 y 1613 se cuentan 16 propietarios que setrasladan allí y declaran 19.114 pesos en la Caja de Zaragoza, en 1612214

.

Mucho más elocuente es la partida riel capitán Diego de Ospina, quien sevinculó a los notables del Nuevo Reino dedicando los esclavos que teníaen Remedios a la explotación ganadera en el valle de Neiva.

En Cáceres, en dond'e inicialmente se repartieron encomiendas, los indiospresentaron una resistencia obstinada a ser empleados en las "rninas215. Poreso los habitantes pidieron el envío de esclavos, desde la fundación de la. d d216 T . t - , dI·· dcm a . rem a anos mas tar e, e VISIta or Herrera Campuzano no en-

c.ontró allí sino 300 tributarios217• Estos indios desaparecieron tan rápida-

mente como en otras partes pues en 1620 no quedaban sino 158 y en 1631se reducían a 65, repartidos entre trece encomenderos. .

En esta última fecha, los habitantes sabían que los quintos habían dis-minuido en más de la mitad con relación a los comienzos del siglo. Entre1620 y 1627 se había insinuado una recuperación pero a partir de 1630 laproducción no alcanzaba los veinte mil pesos. Desaparecidos los indíge-nas, los gastos de aprovisionamiento se habían elevado. Los propietarios

213 AGI: Santa FeL.52 r. 2 L. 67r. 3 Doc. 72 bis f. 13 v. Testimonio de un minero, Andrés deCárdenas, en 1616.

214 Ibid. Patr. L. 166N° 5 r. 1.215 Ibid. L. 168N° 3 r. l. Sobre la rebelión de estos indios en 1577 (?):216 [bid. Santa Fe L. 67. r. 1Doc. 13 f. 9 r.217 Ibid. Cont. L. 1605.Cuentas de 1620.

EL ORO 3':..>,

de minas y esclavos debían fletar ahora embarcaciones no solamente conmercancías sino también con maíz desde Tamalameque y Tenerife. Losgastos de una sola embarcación de cinco toneladas (50 tercios) ascendían a300 pesos oro, el valor de un esclavo. El endeudamiento progresivo de losmineros alejaba de día en día a los comerciantes que se negaban a otorgarmás créditos o a traer esclavos como antes218

.

En 1636, Francisco Beltrán de Caicedo, entonces contador del tribunalde cuentas, elaboró un informe que quería explicar las causas del deteriorode la minería219. Este personaje, que sin duda era el más influyente delReino, afirmaba de sí mismo en 1631:

... yo tengo en la ciudad de Remedios la mayor parte de mi hacienda ennegros, minas, hatos, arrias y otros géneros en tanta cantidad que excede atodas las demás que hay allí, y puedo decir sin lisonja que soy por cuya

11. '220causa: se sustenta aque a tierra ...

Su punto de vista era entonces el de un gran propietario que, según suspropias palabras, poseía minas en Remedios, en las que mantenía una cua-drilla de esclavos, la mina más importante de Mariquita y hatos en Aburrá.Estaba en capacidad de proveer sus minas con carne y maíz de las estanciasdel río Magdalena o con frutos de tierra fría de sus encomiendas de Tunjay Santa Fe, con negros que podía procurarse en Cartagena o con herra-mientas traídas de España. Agregaba que muy pocos estaban en una si-tuación parecida a la suya. Mencionaba a Juan de Osa, que también eraencomendero de la región de Tunja y había comprado la mina más rica deRemedios un año antes, lo mismo que a su propio socio, Gaspar de MenaLoyola, quien controlaba todo el comercio de embarcaciones en Honda.

Beltrán atribuía la responsabilidad de la decadencia minera al sistema fis-cal impuesto por la Corona española. Su interpretación responde a los intere-ses de un criollo acaudalado y resulta tan interesante debido a que inaugurala respuesta tradicional a problemas estructurales mucho más complejos.

El contador criollo pedía que se suprimiera la media anata, la cual seacababa de introducir para gravar las mercedes otorgadas por la Corona.Dentro de estas mercedes se contaban las rebajas en los quintos al quincenay al veinte no, reconocidas desde fines del siglo XVI para estimular inver-siones en esclavos. Según Beltránj Ia decadencia de las minas se originabaen los precios excesivos de los abastecimientos, tanto de las cosas que se----218 Ibid. Santa Fe L. 67 f. 1 Docs. 15 y 17.219 AHNB. RIs. Céds., t. 2 f. 533 r. ss.220 [bid. Min. Ant., t. 2 f. 3 r.

(

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(I

//356 HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL 1

traían de .España, por los derechos que se pagaban allí y acá, como de losproductos de la tierra,

... por los rigurosos años, y falta de los indios que las labran y benefician ...

Los mineros compraban al fiado lo indispensable para mantenerse o lopagaban en oro en polvo, sin quintar, para poder ocultarse de sus acreedo-res. En este caso, los mineros perdían dinero, pues entregaban el oro pormenos de lo que valdría fundido y quintado. Los comerciantes que lo reci-bían tampoco lo manifestaban para evitar el pago de la media anata. Enesta forma, la Real Hacienda no sólo perdía la media anata sino los mismosderechos de quincena y veinteno y los de fundición y ensayo, los cualesrepresentaban diez y doce veces la media anata. Además, el oro se sustraíaa la circulación dentro de la Nueva Granada, pues estando sin quintar te-nía que llevarse subrepticiamente a España y para eso se labraba en cade-nas en Mompox y Cartagena o se sacaba en bruto.'

El contador concluía su informe con unavisión generalizada de las con-secuencias que traería consigo la ruina de la economía minera. Faltando eloro y la plata,

221 [bid. Mirl. t«, t. 1 f. 841 T.

.., el alma con que se sustentan y conservan todos los tratos ...;

pronto cesaría el comercio. Y si no se ayudaba a los mineros, los más po-bres suspenderían sus labores en tres años y disminuiría la actividad de losque poseían capitales. Entonces la pobreza sería general y aun afectaría ala misma España, .

.... en la porción de lo que deste reino se lleva, como se ve en la pobreza eimposibilidad en que se hace a todo este dicho reino, en que no alcanzaningún oro ni plata para su comercio ....

Para la época en que Beltrán escribía su informe, la decadencia de lasminas de la Nueva Granada era ya inevitable. En 1641, el presidente JuanFernández de Córdoba, al dictar ordenanzas minuciosas para la explota-ción de minas de plata descubiertas en Bocaneme, aludía al

... descaecimiento general de los ánimos y mucha pobreza a que ha venidoeste Reino y la gran falta de los negros que solían traerse a las minas de oroy plata y la minoración y consumo de los indios ...221

.

( , ,)

EL ORO 357

Como se ha visto, la interrupción de la trata inició la desintegración delas cuadrillas de la región de Antioquia. Los yacimientos, antes tan ricos,no eran ya de fácil acceso y los propietarios de esclavos debían buscar otrospara emplear la mano de obra de que disponían. Con todo, debe observar-se que la minería practicada por barequeros y prospectores independientesno existió desde siempre en la región antioqueña. Esta forma de produc-ción fue una consecuencia tardía de la desintegración de las cuadrillas deesclavos, aunque se encuentren antecedentes de trabajadores libres en losalrededores de Santa Fe de Antioquia. Puede señalarse, a partir de 1640,una etapa de transición en la que acabó de operarse la completa desinte-gración de las cuadrillas. Pero éstas, aunque diezmadas, subsistieron al-gún tiempo. Nada en las fuentes de la primera mitad del siglo XVII sugiere laimagen estimulante de trabajadores libres (libertas o mestizos) que se de-dicaron a la recolección de oro en cualquier quebrada. Pero, en cambio, lasfuentes proporcionan numerosos testimonios sobre la penuria financierade los propietarios de esclavos. Éstos se encontraban a todo momento endificultades con sus acreedores, los comerciantes que les otorgaban un cré-dito en el momento de emprender una explotación prometedora.

El movimiento expansivo originado en la ruina de los antiguos yacimien-tos debió ir acompañado de transformaciones en la base social esclavistaque había predominado hasta entonces en las explotaciones. Mientras queZaragoza se extinguía y los habitantes empleaban los esclavos para procu-rarse algún sustento, así fueran raíces, viendo sus casas caer en ruinas,

...desiertos los solares y las calles casi inhabitables, llenas de monte ..222

los habitantes de Santa Fe de Antioquia se desplazaban durante quince yveinte días a través de los montes en busca de yacimientos.

\ El emplazamiento original de las ciudades mineras de la región antio-queña (Cáceres, Zaragoza, San Jerónimo, Remedios) no había buscado cernirel espacio de la provincia. Ya se ha visto cómo, por ejemplo, el desplaza-miento de Remedios fue posible gracias a que no encontró resistencias enuna jurisdicción bien marcada de Zaragoza. Ésta, que en ningún momentohabía emprendido una acción colonizadora, reivindicaba apenas los luga-res del primitivo asentamiento de los indígenas que se habían encomenda-do a los habitantes. La extinción de los indios privó al centro minero de lasposibilidades de autoabastecerse, así fuera en una mínima parte. Tampoco

222 AGI. Santa Fe L. 65 r. 2 Doc. 14 d. 13.

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358

se operó allí, como en otra parte, una conversión a la agriculhitel centro minero existía sólo gracias a la riqueza de sus yacimief,trándose para todo lo demás perfectamente aislado~Según Aút ..no del Espejo, quien proponía en 1636 el descubrimiento dl".faOsos, ,"

". desde el río que llaman de ios Osos, en la jurisdicciónde est~t(Santa Fe de Antioquia) hasta la ciudad de Cáceresy Zaragozahabde cuarenta le¡mas despobladas, ricas de mineralesde oroy plata )/de naturales ...223

. ..,

.<En 1678 se explotaban con algunas cuadrillas todavía el río Chi .

Concepción, San Jerónimo y las quebradas de Guadalupe, SantaAllCruces. Se intentó también reanudar la explotación de las minas 'déticá, y una señora, Luisa Vásquez de Espinosa, se dedicó a ello dticinco años con una cuadrilla de esclavos pero sin ningún éxit0224. ;,:~,

La dispersión de los esfuerzos en vacimientosalejados de losanticentros mineros no permitía, sin embargq, que subsistiera la base.escl,ta de las explotaciones. En ocasiones se empleaban esclavos todavía,;'abrirse camino hasta los nuevosyacimientos pero, una vez allí, su rnanimiento se convertía en un problema mucho fuásgrave que en Ios.cen]habitados. Si ya en las épocas de prosperidad, a comienzos del sig19rLganancias se veían 'reducidas a causa de la carestía delos transportes".de la escasez de artículos alimenticios, ahora, lejos de las concentr'<l~'Cnes urbanas y de los sitios de tránsito, el abastecimiento era mucho ~ádifícil. ' '.

Con muy poca mano de obra disponible, las dificultades técnicas de la.'explotación de lavaderos aumentaban y cualquier empresa que'se intenta."ra para desviar el cauce de las quebradas estaba destinada al fracaso. Sedebía trabajar muy rápido en los colgaderos que una avenida, en cuantollegaba la estación de las lluvias, iba a destruir seguramente. El exceso o lafalta de lluvias afectaban por igual este tipo de explotaciones y el tiempoaprovechable en el curso del año quedaba reducido a menudo a sólo tresmesés225

, Así, desde mediados del siglo XVII se opera la regresión a una economía defrontera en la regiónarÜioqueña. A consecuencia de la deterioración de susyacimientos, lá región quedó aislada y en su interior comenzaron a produ-

223 AHNB. Min. Ant., t. 4 f. 993 r.224 AGI. SantaFe L.64 Doc.17 i. f. 20 r. ss.Doc.19 f. 80 v .225 lbid. Doc.9 f. 6 v. L.52 r. 4 Doc.128.

.\<. }

359LORO

, amo lo ha mostrado A. López Toro mediante unfenomenos que, e ilib . ' 1rse d 1 t ' . 0226 tendían oscuramente al eqUl 1 no entre e' . cente Ino e o eonc ,

,nV1n

'1 una economía minera que ahora estaba basada en un es-o tor a cnco a y, . - 1'eC o. 1 diferente al que había implantado la conquista espano a.,uerna SOCIa ,

f '1 ,.,L' Toro Migración y cambio social en Antioquia durante el siglo XIX. Bogotá,226 e .A varo opez ,1970. "

.~.