Boletín Qy2
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Qy2 CUIDOS . Boletín 5/11
Boletín Oficial de la Asociación Alzheimer “Santa Elena”
Noviembre – Diciembre de 2011
Cuando hay que dar malas noticias
Talleres para cuidadores de Diciembre
Pensamiento Positivo y Enfermedad de Alzheimer
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La Puerta Abierta Carmen Portillo Escalera Presidenta de la Asociación Alzheimer “Santa Elena” El tiempo es esto que pasa mientras nosotros continuamos con nuestra vida, y que sólo lo notamos por sus consecuencias, buenas, malas, o simplemente neutras.
La crisis que estamos pasando tiene evidentemente una fundamento económico que es su base, cada analista pondrá más o menos incapié en un origen, unas formas de intervenir más idóneas y unas consecuencias, no es mi especialidad, y se me escapa analizarla con el rigor necesario, pero desde el punto de vista en el que me toca opinar simplemente subrayo que hay una de estas consecuencias que son las sociales, o socio-económicas que afectan muy de lleno a nuestro colectivo. ¿ A qué me estoy refiriendo ? pues simplemente a que las ayudas a las familias se están demorando con escusas burocráticas, a que los expedientes incluso resueltos favorablemente no se comunican, a que las ayudas económicas no se abonan oportunamente, a que a las Unidades no se les cubren las plazas, o que los pagos de las mismas se demoran y si se puede aducir la más mínima escusa se retardan más, y a que los programas desarrollados por las asociaciones no reciben ayudas económicas.
Y el tiempo pasa, y nosotros continuamos con nuestras vidas (algo
más fastidiados y desencantados, pero seguimos), notando sus consecuencias.
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CUANDO HAY QUE DAR MALAS NOTICIAS Manuel Ruiz-Adame Reina Neuropsicólogo-Gerontólogo Dir. Gral Asoc Alzheimer Santa Elena
El riesgo de dar malas noticias es que se acabe “matando al
mensajero”, así que este es un asunto que no es plato de gusto
para nadie, ni obviamente para quien la recibe, ni resulta cómodo
para quien la tiene que transmitir, que no sabe en muchas
ocasiones cómo hacerlo sin hacer daño, y sin que la propia imagen
quede vinculada a un acontecimiento desagradable.
Según el diccionario de la RAE, una noticia se define como el
“contenido de una comunicación antes desconocida”, es decir, que
el receptor de la misma no sabe, aunque a veces lo sospeche, de
qué se le va a informar, y en consecuencia, toda noticia tiene un
elemento de cierta sorpresa, que por tanto se acompaña de una
reacción emocional.
Es este componente emocional el que realmente puede
distorsionar el sentido del mensaje y sobre el que se debe poner la
máxima atención. Por parte del personal
sanitario es una obligación transmitir los
diagnósticos a la persona con la que se tiene
la relación, es decir, con el paciente, pero del
cómo ésto se haga pueden derivarse consecuencias en la misma
que, por desagradables, a menudo se intentan evitar.
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Entre estas reacciones no gratas están tanto las posibles del
afectado, como las de quien informa ya que se tiene muy
interiorizada la obligación ética de no causar dolor (“primun non
nocere”), y sabemos que estas noticias lo causan. Por otra parte,
las malas noticias también nos causan un dolor empático, es decir,
en cierta forma interiorizamos el estrés del paciente cuando nos
ponemos en su lugar, y en otro nivel, también causa desagrado la
situación dado que se está transmitiendo un fallo en las
posibilidades terapéuticas,
algo que también nos puede
hacer pensar que somos
menos capaces, o que nos
deprecia profesionalmente
por no poder aportar una
solución curativa. Además
de todo lo anterior,
últimamente con tendencia al alza, también puede darse miedo por
el riesgo de “judicialización” del problema ya que errores en la
comunicación en temas que afectan a la salud a veces se traducen
en demandas legales que obviamente crean una situación
francamente incomoda para el desarrollo del trabajo
Como en tantas otras situaciones, no existe fórmula mágica ni
receta que funcione para todos los casos, habrá por tanto que
conocer a quien se le va a transmitir la información, las
circunstancias en que se produce la comunicación, e incluso
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nuestro propio estado para poder ajustar la mejor manera de dar la
mala noticia. No obstante, para hacer esta tarea más exitosa
Walter F. Baile y Robert Buckman (1992) que trabajaban en el
campo de la oncología desarrollaron una estrategia que ha tenido
una amplísima divulgación y que se conoce como el protocolo de
los 6 pasos, que seguidamente, de forma muy resumida se
describe, y que puede ser acomodado tanto a situaciones de
carácter profesional como para otras, ajustando obviamente
algunas de las indicaciones.
Paso 1: Preparar el entorno Lo fundamental inicialmente es que se conozca la historia de
la manera más completa posible, y que se reserve un lugar
tranquilo e íntimo, donde nada pueda molestarnos. No debe haber
prisa, y se debe mostrar interés y respeto, lo cual no impide que se
pueda (con prudencia y sentido común) gastar alguna pequeña
broma que “rompa el hielo” y reduzca la ansiedad.
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Paso 2 : ¿ Qué sabe el paciente ? Es conveniente conocer de partida qué sabe ya la otra parte,
qué le han dicho, qué le preocupa, y por qué motivo. Según el nivel
socio-cultural también se pueden dar distintas reacciones que es
bueno tener en consideración.
Paso 3 : ¿ Qué y cuánto quiere saber ? En este momento hay que hacer un ajuste entre lo que como
informadores realmente conocemos y lo que el paciente quiere
saber. Hay pacientes que no quieren saber,
no desean ser informados. En estas
situaciones se respetará la decisión, lo cual
no impide que se vuelva a ofrecer la
oportunidad en otro momento, e igualmente
será bueno detectar si se desea que se
informe a otros, como su familia, por
ejemplo.
Paso 4: Información Una vez que se ha determinado lo que se sabe y lo que se
quiere saber se pasa a la fase de informar propiamente. En este
caso la información debe hacerse siempre en un lenguaje claro y
sencillo, evitando terminología que resulte desconocida o que
pueda invitar a la confusión.
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Es conveniente comenzar por frases introductorias que
preparen y ayuden a prestar atención, e igualmente, es
especialmente importante asegurarse que se está produciendo una
buena comprensión. Una fórmula para ello es pedirle al informado
que nos diga, que explique con sus palabra, qué ha entendido.
Paso 5 : Apoyo al paciente / familia
Una vez informado es necesario apreciar cuál ha sido su
reacción emocional, dejarle que se exprese, comprendiendo y
aceptando las reacciones. A veces ésto puede llevar algún tiempo
y puede resultar contradictorio al comienzo.
Paso 6 : Plan de cuidados y seguimiento
En este momento nos ponemos a su disposición para que
sepa que siempre nos tendrá a su lado, al igual que se debe
implicar a todas las demás fuentes de apoyo que sean necesarias
en cada momento. Hay que evitar el aislamiento, el no compartir
las preocupaciones o miedos.
Prepararse para una evolución desfavorable no supone
abandonar una actitud positiva, no hay que generar falsas
esperanzas, pero planificar bien los recursos, los tiempos y valorar
lo positivo de cada momento puede hacer mucho más llevadera la
secuencia que cada (distinta) evolución depare.
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Bibliografía recomendada:
Alves de Lima, A E. ¿ Cómo comunicar malas noticias a nuestros pacientes y no morir en el intento ?. Rev. Argentina de Cardiología. 2003;71(3):217-20
Baile WF, Buckman R, Lenzi R, Glober G, Beale EA, Kudelka AP. Spkes-A six-step protocol for delivering bad news: application to the patient with cancer. Oncologist. 2000;5(4):302-11.
Gómez Sancho M. Cómo dar las malas noticias en medicina. Madrid: Arán; 1998.
Prados Castillejo JA, Quesada Jiménez F. Guía práctica sobre cómo dar malas noticias. FMC. 1998; 5(4): 238-50 Villa López, B. Recomendaciones sobre cómo comunicar malas noticias. Nure Investigacion, 2007;31
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Taller de Diciembre
El próximo Martes 13 de Diciembre, en nuestra sede, a las 18:00, se realizará un taller dirigido a cuidadoras/es de personas con demencias sobre :
”Ejercicios de fisioterapia para enfermos de
Alzheimer” El taller lo coordinará un fisioterapeuta del Distrito
Sanitario de Sevilla
La participación es gratuita. Se ruega confirmen asistencia en : [email protected] o
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PENSAMIENTO POSITIVO Y ENFERMEDAD DE ALZHEIMER María de las Aguas Torro Guillén Psicóloga – Coordinadora de la UED “Macarena”
Hablar del cuidado de un enfermo de Alzheimer es, a priori,
tomar conciencia de que nos enfrentamos a una enfermedad de
larga duración, progresiva, crónica que va a dejar al enfermo
desprovisto de sus capacidades físicas y psíquicas y, que va a
necesitar directamente de terceras personas, en este caso de
cuidadores familiares, que también van a convertirse en víctimas
de esta enfermedad.
Cuidar de un enfermo de Alzheimer es una tarea ardua,
costosa y tan prolongada en el tiempo que las necesidades de
cuidado van a ser cambiantes dependiendo
del estadio de la enfermedad en la que se
encuentre el enfermo, y de las fuerzas y
habilidades de manejo que mantengan los
cuidadores. De este modo, se percibe que la
enfermedad la padece no sólo el enfermo sino toda la familia, y
ésta tendrá que organizarse y estructurarse lo más adecuadamente
posible para una mejor atención al enfermo.
Estas necesidades de cuidado hacen que el cuidador esté en
un continuo estado de tensión permanente, incluso cuando no está
que es necesario fortalecer el estado de ánimo con pensamientos positivos
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presente o activo en la ayuda directa, que hace que
progresivamente sufra sentimientos diversos tales como la tristeza,
soledad, culpabilidad, desánimo,
desesperanza, depresión, agotamiento,
enojo, impotencia y vergüenza durante el
transcurso de la enfermedad. Estos
sentimientos van a estar determinados por
una serie de factores, como son las características de personalidad
y relaciones previas con el enfermo, dependencia psicológica,
recuerdos y vida en común, etc. A ello se suman complicaciones
laborales, mayor aislamiento social, conflictos familiares y, en
definitiva, menos tiempo para su propio ocio y para sí mismo.
Las investigaciones han revelado que las
motivaciones que tienen los cuidadores para
cuidar de un enfermo de Alzheimer son varias y,
también conllevan un aspecto positivo para el que
la realiza:
Cumplir con un deber
Devolver los cuidados recibidos en el pasado
Motivaciones altruistas
Obligación moral de realizar el cuidado
Por sentimientos de culpa acaecidos en el pasado
Por aprobación social o miedo al qué dirán
Por creencias religiosas
Dar un nuevo significado a la vida
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Con el paso del tiempo las necesidades de cuidados también
aumentan, y las señales de “alarma” y de
tensión aparecen en el cuidador y le
advierten a éste de la necesidad que
también tiene de cuidarse a sí mismo.
Además de pedir ayuda a otros familiares,
poner límites a los cuidados, planificar los
cuidados y el futuro, y cuidar de la propia
salud. Igualmente es necesario un cambio
de actitud, y sobre todo, de pensamientos.
Este cambio de actitud se refiere a que el cuidador no sólo
debe tomar medidas que beneficien a su cuerpo para no agotarlo
con el paso del tiempo y los cuidados prolongados, sino que es
necesario fortalecer el estado de ánimo con pensamientos positivos
para que éstos se conviertan en el pilar fundamental en todos los
aspectos de la vida.
No obstante, existen cuatro tipos de pensamientos:
Pensamientos necesarios o mundanos
Pensamientos inútiles
Pensamientos negativos y/o destructivos
Pensamientos positivos y/o sutiles
El cuidador no sólo debe tomar medidas que beneficien a su cuerpo para no agotarlo con el paso del tiempo y los cuidados prolongados, sino que es necesario fortalecer el estado de ánimo con pensamientos positivos
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Los pensamientos necesarios son aquellos que tiene que
ver con la vida diaria y la rutina que desempeñamos: “qué
comemos, qué hago hoy, etc”.
Los pensamientos inútiles son aquellos que no sirven para
nada, no son constructivos y no tienen por qué ser negativos.
Tienen más que ver con el pasado
“si sólo hubiera hecho esto, lo otro,
si no le hubiera dicho, etc”, y con el
futuro “¿qué haré si...?, ¿qué ocurrirá si...?. Estos pensamientos
inútiles generan mucho cansancio y gasto de energía al cuidador,
ya que no aportan nada pero sí pueden llegar a debilitarlo.
Los pensamientos negativos son los más perjudiciales y
peligrosos para el bienestar del cuidador y, generalmente se basan
en pensamientos negativos como la ira, celos, culpabilidad y
expectativas irracionales e insatisfechas. Este tipo de
pensamientos provocan mayor ansiedad y malestar
emocional en el cuidador aportándole un plus de
tristeza, baja autoestima, falta de vitalidad e
inseguridad, llegando incluso a provocar trastornos
del estado de ánimo, molestias cervicales,
gástricas y debilitamiento del sistema inmunológico
entre otras, así como un peor pronóstico de recuperación de las
enfermedades.
Los pensamientos inútiles generan mucho cansancio y
gasto de energía al cuidador
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Programa de NeuroPsicoestimulación Cognitiva – PNPC –
Desde 1996 ayudando a mantener la mente activa
Atención Memoria Leguaje oral Lectura Comprensión Escritura Reconocimiento Psicomotricidad Cálculo
El peor pronóstico de un paciente es que su familia se rinda.
El peor pronóstico para un familiar es no proporcionar los mejores cuidados a su enfermo
Por el contrario, los pensamientos positivos, son los más
beneficiosos para la salud del cuidador por cuanto que generan un
número ilimitado de emociones positivas como la alegría, felicidad,
ilusión, motivación, autoestima, etc; pensamientos que fomentan
conductas potenciadoras del bienestar físico y psicológico (por ej.:
ser menos vulnerables a enfermedades y mejor pronóstico de
recuperación) que influyen en el entorno que rodea al enfermo y al
propio cuidador.
Muchas veces el cuidador se ve inmerso en pensamientos
negativos porque es más fácil engancharse a ellos y, a base de
repetirlos continuamente acaba creyéndoselos y asumiéndolos
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como verdades absolutas: “esto es espantoso, no valgo para nada,
es horrible, no puedo más...”. Es importante aprender a tener una
actitud positiva y, el primer paso, es identificar dichos
pensamientos negativos para, posteriormente, reemplazarlos por
pensamientos positivos.
A veces el cuidador puede pensar en negativo: “no importa
cuanto me esfuerce, no hay cambios, no
sirve de nada”, cuando en realidad puede
reemplazar estos pensamientos por otros
positivos: “no se puede esperar que lo haga
siempre perfecto, también he hecho cosas
bien como..., lo seguiré intentando...”; o en
aquellos casos en que piensa “nadie valora lo que hago”, cuando
en realidad este pensamiento puede sustituirlo por “aunque nadie
me diga nada, sé que lo estoy haciendo bien, está recibiendo los
mejores cuidados...”.
Asimismo, para el cuidador es importante aprender a detectar
los errores para poder aprender de ellos, no
anticipar ansiedades que pueden que no se
produzcan en el futuro, modificar actitudes
negativas que pueden llevarle a tomar
decisiones equivocadas bajo el prisma de la
negatividad.
Es fácil engancharse en pensamientos negativos porque, a base de repetirlos continuamente , acaban creyéndose y asumiéndose
cambiar de actitud y pensar en
positivo no es ignorar la realidad
en la que nos encontramos
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Desde el campo de la psicoterapia, existen diversas técnicas
cognitivas encaminadas a controlar los pensamientos tales como
la detención del pensamiento, la visualización, la terapia racional
emotiva de Ellis, la terapia cognitiva de Beck entre otras.
En definitiva, cambiar de actitud y pensar en positivo no es
ignorar la realidad en la que nos encontramos, se trata de tomar
mayor conciencia de la problemática que nos rodea (la Enfermedad
de Alzheimer), de las propias capacidades y estrategias de
afrontamiento para comprender que el acto de cuidar aún cuando
suponga un esfuerzo puede llegar a convertirse en una experiencia
positiva.
Referencias bibliográficas:
1. Martin, M., Ballesteros, J., Ibarra, N. y cols. 2002. Sobrecarga
del cuidador de pacientes con enfermedad de Alzheimer y
distrés psíquico. Actas Españolas de Psiquiatría, 30 (4).
2. Manual de Atención al Cuidador: Cómo Manejar la Tensión.
Alzheimer’s Disease Research. American Health Assistance
Foundation. 2011. Disponible en: URL:
http://www.ahaf.org/docs/pdf-publications/managingstress .
3. Terapias Racionales y de Reestructuración Cognitiva.
Psicología Online. Espacio dedicado a la Psicología. 2011.
Disponible en: URL: http:// www.psicologia-online.com/
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4. Beneficios de los pensamientos positivos en la mente, el
cuerpo y las relaciones. 2009. Disponible en: URL: http::
//www.psicologiayautoayuda.com/.
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