APLICACIONES FORENSES DE LA EVALUACION PSICOLOGICA

JAVIER ORTEGA CASTAÑO

Psicólogo – Psicoanalista

Psicólogo CTI – Fiscalía General de la Nación

Popayán - Colombia

INTRODUCCION

La evaluación psicológica tiene actualmente una gran relevancia en las situaciones que

día a día surgen en los ámbitos de la justicia cuando de tomar decisiones se trata.

Hablar de campo forense de la psicología, es hablar de la conexión que hay entre las

nuevas necesidades del sistema de justicia en el país y los instrumentos técnicos que

desde la ciencia la psicología puede aportar.

Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la evaluación psicológica forense es

un nuevo campo de especialización que exige la adaptación de técnicas y estrategias

de evaluación que se acomoden a la naturaleza compleja que el sistema de justicia en

Colombia tiene.

Empecemos por definir la evaluación psicológica, para posteriormente articularlo al

campo forense y desarrollar el título de esta presentación.

El proceso de evaluación psicológica es un campo amplio, integrado por distintas

técnicas, estrategias y procedimientos, donde la evaluación psicométrica hace parte de

ella, esto es, que la aplicación de pruebas psicológicas no puede ser considerada como

sinónimo de una evaluación psicológica.

Es así como Meyer y otros (citado por Saborío, 2005) considera a la evaluación

psicológica como “una actividad compleja que requiere (a) una comprensión sofisticada

de la personalidad y de la psicopatología, así como de las muchas formas en las que

trastornos neurológicos se manifiestan en la cognición y el comportamiento; (b) el

conocimiento de medición en psicología, estadística y metodología de la investigación;

(c) el reconocimiento de que diferentes métodos de evaluación producen tipos de

información cualitativamente diferentes; (d) la comprensión de fortalezas y limitaciones

particulares de cada método y de diferentes escalas dentro de cada método; (e) la

capacidad para conceptualizar las diversas condiciones del contexto que podrían

producir patrones particulares de datos en los resultados de las pruebas; (f) la habilidad

para poner en duda los juicios propios a través de la asociación sistemática de la

presencia y ausencia de indicadores de las pruebas con las características psicológicas

en consideración; y (g) la habilidad interpersonal y la sensibilidad para comunicar

efectivamente los hallazgos a los evaluados, a otras personas, así como a las fuentes

de referencia.

Lo anterior nos pone de sobre aviso que se requiere de una serie de conocimientos y

habilidades especializadas, lo cual contrasta con la creencia “popular” que cualquier

psicólogo o psicólogo clínico es por definición un evaluador psicológico competente”.

Entonces, tratando de delimitar y aclarar estas confusiones frecuentes en nuestro

medio, se puede concluir que son dos cosas distintas y que una hace parte de la otra;

así, que las pruebas psicológicas y su aplicación son parte de la evaluación psicológica,

que estas son herramientas, y que como tal permiten al psicólogo una elaboración de

hipótesis sucesivas que deberán ser sometidas a verificación empírica por medio de las

demás técnicas, estrategias y procedimientos que la componen.

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Es así como Grisso (citado por Saborío, 2005) define la evaluación psicológica como

“un proceso realizado por un psicólogo utilizando métodos que son en gran parte el

resultado de instrumentos, procedimientos y principios identificados históricamente con

la psicología clínica y con el campo de los test y la medición psicológica”.

Es importante recordarles que el no reconocer esta diferencia ha llevado a que se

cuestione la utilidad y se subvalore a la evaluación psicológica. Esta situación es una de

dificultades que ha tenido el psicólogo para ingresar con su trabajo en el campo de la

justicia.

Siguiendo, la evaluación psicológica es el resultado, además de la información obtenida

por la aplicación de estas pruebas psicométricas, de las respuestas obtenidas en la

entrevista, de la observación de las conductas, de la información obtenidos de manera

colateral (profesionales, familiares, vecinos, testigos, etc.) y de documentos que tengan

información del evaluado. Entonces, diríamos que la información que se traduce de los

diferentes puntajes obtenidos de las pruebas psicológicas es de gran importancia y

relevancia pero no se pueden considerar como finales o concluyentes, son unos

métodos más de recolección de información dentro del proceso de evaluación

psicológica.

Siendo el campo de la psicometría y la evaluación psicométrica tan amplia, ya que

existen un gran número de pruebas, escalas, baterías, etc., las que existen en la

actualidad; recae en el psicólogo la responsabilidad ética y profesional de determinar la

pertinencia de su uso en el campo forense, así como su validación para estos

propósitos.

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Podríamos sugerir una serie de lineamientos que todo psicólogo debe seguir,

mínimamente, para la aplicación de cualquier prueba psicológica durante un proceso de

evaluación.

Primero, se debe investigar, conocer y comprender la orientación teórica de la prueba.

Estudiar los constructos que la prueba pretende medir y su correspondencia teórica del

mismo. Por ejemplo, la depresión como constructo, debe tener una orientación teórica o

corriente psicológica que la sustente y se debe analizar si sí existe tal correspondencia.

Segundo, tener en cuenta los requisitos prácticos mínimos para la aplicación de la

prueba como los del evaluado. Por ejemplo, nivel de comprensión lectora mínima para

resolver el cuestionario, toda vez que al no tener en cuenta estos aspectos,

obtendríamos resultados distorsionados que afectarían la evaluación final.

Tercero, conocer si la prueba que se utilizará, está estandarizada para la población que

se va a aplicar. “La base sobre la cual puntajes individuales en las pruebas tiene

significado se asocia directamente con la similitud entre el individuo que se está

evaluando y la muestra estandarizada de la prueba (Grupo de Norma)”. Estas

puntuaciones ya trasformadas indican la posición relativa del evaluado en relación con

la muestra normativa; las normas muestran el desempeño del sujeto en la prueba con

respecto a la distribución de calificaciones que obtuvieron personas con la misma edad

cronológica, sexo u otras características demográficas.

Cuarto, conocer el grado de confiabilidad de la prueba, que hace relación a consistencia

de la misma, esto es, que las puntuaciones obtenidas sean las mismas cuando se le

evalúan en distintas oportunidades con la misma prueba. La confiabilidad tiene que ver

con la precisión con la que la prueba mide un constructo. Esta precisión del instrumento

de medición, va acompañado de otro concepto, el de error de medición, que se refiere

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al grado de error asociado a toda medición. Como estrategias para controlar esta

situación están: Test-Retest, formas alternativas de la prueba, consistencia interna y

confiabilidad entre-evaluadores. Estas aplicaciones producen coeficientes de

confiabilidad entre cero (confiabilidad nula) y uno (máxima confiabilidad).

Y por último, conocer el grado de validez de la prueba. Esto es, el grado en que una

prueba mide lo que pretende medir. Los tipos de validez estarán en función de los

propósitos de su diseño, la población objetivo y el método utilizado para determinarlo.

La validez se obtiene de manera relativa y no exacta, según el contexto y el grupo

específico donde se aplique. La dificultad para alcanzar la validez está determinada por

la naturaleza de las variables psicológicas que se pretenden estudiar: inteligencia,

personalidad, etc., todos ellos constructos conceptúales abstractos sin referentes

empíricos tangibles y siempre inferidos por medios indirectos.

Es así que hoy en día, la evaluación psicológica requiere no solamente del uso de

pruebas psicológicas con demostradas cualidades psicométricas sino de un nivel de

rigurosidad metodológica mayor, esto es, la utilización de métodos de evaluación con

bases empíricas y una aplicación estandarizada que demuestren su validez diagnóstica.

Como decíamos antes, además del proceso sistemático y estandarizado de recolección

de información, se necesita de la integración y el análisis de esta información, que en el

campo forense significa un desafío metodológico mayor, toda vez que estas

evaluaciones tienen implicaciones legales importantes.

APLICACIONES FORENSES DE LA EVALUACION

Como se puede concluir, es del contexto clínico terapéutico de donde surge la

evaluación psicológica; son todas estas herramientas las que le permite cumplir con los

propósitos de diagnóstico y tratamiento de trastornos psicológicos; herramientas que

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son las mismas que se utilizan en la evaluación psicológica forense, sin embargo, la

naturaleza del trabajo forense puede afectar tanto la confiabilidad del alcance como la

forma en que estas estrategias son utilizadas. El giro está dado por la necesidad de

responder a constructos legales específicos, que no siempre coinciden con los aspectos

psicopatológicos evaluados en la clínica.

Así, se debe tener en cuanta las diferencias que existen entre las evaluaciones

psicológicas forenses y las evaluaciones clínicas. A continuación, algunas de ellas:

DIMENSION CONTEXTO CLINICO CONTEXTO FORENSE

Eje Psicodiagnóstico.

Ajuste de Personalidad.

Tratamiento.

Determinado por el sistema

legal (sólo ocasionalmente

interesan las necesidades

de tratamiento).

Importancia de la

perspectiva del evaluado

Lo más importante es la

perspectiva y visión del

mundo del evaluado.

Lo más importante es la

credibilidad de la

información (se usan

fuentes colaterales para

corroborar).

Voluntariedad Relación usualmente

voluntaria.

Usualmente ha pedido de

una autoridad judicial.

Autonomía Evaluado al tanto de los

objetivos y procedimientos

de evaluación.

Los objetivos de la

evaluación son usualmente

intrusivos y restrictivos de

la autonomía.

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Amenaza a la validez Evaluado y evaluador

buscan una agenda común

basada en las necesidades

de tratamiento del primero.

Debido a la naturaleza

relativamente coercitiva de

la evaluación, existe una

amenaza de distorsión

conciente e intencional.

Relación y dinámica Las interacciones

orientadas al tratamiento

enfatizan en la empatía y la

aprobación.

La interacción orientadas a

la evaluación enfatizan le

incredulidad, la verificación

e integración de parte del

evaluador.

Procedimientos de

evaluación

De acuerdo a las

necesidades del proceso,

pueden se aplicadas

parcialmente.

Rigurosidad y correcta

aplicación e interpretación

según estandarizaciones

reconocidas.

Así diríamos que las técnicas aplicables en el contexto de la evaluación psicológica

serían:

1. Estudio documental: El estudio del expediente, de las historias clínicas,

antecedentes, etc., suponen el primer acercamiento al evaluado. También es la

oportunidad de consultar material bibliográfico sobre problemáticas específicas

que puedan ser planteadas en el caso.

2. Entrevista: Constituye el instrumento básico y fundamental de toda evaluación

psicológica, que permite explorar directamente con el evaluado su historia

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personal. La más utilizada es del tipo semiestructurada y el cuestionario

reelaborará según sean las necesidades de la evaluación o pericia. En al ámbito

forense existe varias técnicas de entrevista de uso frecuente y pertinente según

sea el caso: niños o adultos, victima o indiciado, testigo o no, etc.

3. Observación: En estos casos se tomaría en cuanta de dos tipos; la observación

de las actitudes y de pautas de relación y comunicación.

4. Contacto con otros profesionales: Que sean expertos en el tema y que al no

tener un interés directo en el proceso, se obtiene mayor imparcialidad y objetiva

en sus conceptos.

ENTREVISTA FORENSE

La entrevista será la principal prueba diagnóstica con la que el psicólogo forense

cuenta. Esta debe ser una entrevista clínica semi estructurada que posibilite expresar

de manera libre al evaluado, pero sin que el entrevistador pierda el control ni el objetivo

de la misma.

La entrevista forense debe tener tres propósitos:

1. Obtención de datos para el informe pericial.

2. Obtención de datos para formular hipótesis.

3. Planificación de otras pruebas a emplear para la refutación de las hipótesis

planteadas.

La entrevista forense, entonces, tiene como objetivo el obtener una declaración del

evaluado, conservando la sensibilidad e imparcialidad; y que nos lleve a la verdad y que

permitan tener elementos cognoscitivos materiales para una correcta toma de

decisiones en la administración de justicia. A diferencia de la entrevista en el campo

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clínico, que estaría dirigida a determinar el tratamiento, en el campo forense pretenden

convertirse en una prueba más dentro del proceso.

Podemos hablar de dos aspectos primordiales en una entrevista forense:

Primero, las entrevistas forenses son para evaluar hipótesis y no para confirmarlas. El

entrevistador va generando hipótesis alternativas sobre los orígenes y los significados

de las alegaciones, que durante la entrevista se irán descartando.

Y segundo, las entrevistas forenses deben centrarse en el evaluado. Aunque las

mismas pueden ser llevadas por pasos o siguiendo protocolos, los evaluados

determinaran el vocabulario y el contenido específico de la conversación en la mayoría

de la misma. No hay pautas fijas de cuanta información se debe recoger en las

entrevistas forenses.

Un ejemplo de Protocolo de entrevista forense para niños, es al Protocolo Michigan,

que describe una manera de estructura general de una entrevista por etapas pero que

no dice qué preguntas específicas debe hacer el entrevistador. La entrevista incluye 9

etapas:

1. Preparar el entorno de la Entrevista.

2. La presentación.

3. Competencia legal (La verdad/Mentira)

4. Establecer las reglas de base.

5. Completar rapport con una entrevista de práctica.

6. Introducir el tema.

7. La narrativa libre.

8. Interrogatorio y clarificación.

9. Cierre.

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PRUEBAS PSICOMETRICAS

Ya en este punto, podemos introducirnos en las diferentes pruebas psicométricas

utilizadas para estos fines. Podemos dividirlos en dos tipos: las generales y las

específicas.

Dentro de las primeras están las evaluaciones de la capacidad intelectual, la

personalidad, la adaptación y la sociabilidad; de las segundas, nos referiríamos a la

evaluación de aspectos o componentes de las clases anteriores como la asertividad, el

autocontrol, actitudes, agresividad, depresión, estrés, etc.

Otro elemento importante para tener en cuenta aquí, es que la evaluación psicométrica

es muy útil en la formulación de diagnósticos pero rara vez es utilizada como única

medida para el diagnóstico, esto significaría, que su elección estaría determinada por la

necesidad que se tenga y en particular en función de la pregunta de referencia legal.

Hay que hacer otra aclaración, dentro de los lineamientos propuestos antes, se debe

incluir que el psicólogo debe evitar aplicar una batería de pruebas estándar y de

manera indiscriminada, ya sea porque se sienta más cómodo o porque tiene más

experiencia en su aplicación.

La calidad de una evaluación psicológica forense estará establecida por características

como su adhesión a estándares éticos por parte del evaluador, la escogencia de

fuentes de información adecuada y confiable, la selección de pruebas psicológicas

apropiadas y el uso de instrumentos forenses especializados, teniendo en cuenta que

estos informes serán entregados a los encargados de tomar decisiones legales.

Lo psicolegal que se integra en el campo forense, apunta a evaluar las conexiones

causales entre condiciones clínicas y habilidades funcionales del sujeto que son

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directamente relevantes para el asunto legal y que la pregunta legal está tratando de

decidir.

Tenemos que advertir, que el uso de pruebas psicológicas convencionales en la

practica forense puede tener una utilidad mínima en muchos contextos forenses, si se

utilizan de tal manera que no aporte información importante para el asunto psicolegal

relevante que se está evaluando.

Melton y otros (citado por Saborío, 2005) propone una serie de cuestionamientos

específicos en torno al uso de pruebas psicológicas en el contexto evaluativo forense.

1. Relevancia para la pregunta legal específica.

2. Naturaleza hipotética de los resultados de las pruebas psicológicas.

3. Limitaciones de los contextos construidos.

4. Consideraciones de validez facial.

Lo anterior nos muestra las limitaciones que las pruebas psicológicas tradicionales

ofrecen, si se utilizan como instrumentos únicos de evaluación en el ámbito forense.

Pensando en las nuevas necesidades que el ámbito forense le propone a la evaluación

psicológica, la siguiente sería una tipología de instrumentos utilizados en la evaluación

psicológica forense que ayuda a comprender los diferentes niveles en los cuales se

puede desempeñar el evaluador.

1. Instrumentos de Evaluación forense: Se enfocan en estándares legales

específicos y en las capacidades funcionales asociadas de los evaluados, son

mediciones directamente relevantes a un estándar legal específico. Son una

variedad de guías de entrevista, encuestas y pruebas que pretenden centrarse

más en los asuntos legales. Su uso inicialmente es para complementar las

evaluaciones, pero en la medida que se vayan mejorando, podrás remplazarlas.

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Por ejemplo, el SADS (guía de evaluación de trastornos afectivos y la

esquizofrenia) consiste en una entrevista de diagnóstico semi estructurada para

la evaluación de trastornos del eje I del DSM-IV, especialmente trastornos

psicóticos y del humor. Permite al evaluador cuantificar síntomas importantes en

periodos discretos del tiempo, incluyendo el momento del delito.

2. Instrumentos forenses relevantes: Se concentran en constructos clínicos que son

a menudo relevantes en la evaluación de una persona dentro del sistema legal.

Por ejemplo, aquellos que son utilizados para evaluar simulación y el estilo

general de respuesta de un sujeto, o la reincidencia o el riesgo de violencia.

Por ejemplo, el PCL-R (lista de chequeo de la psicopatía).

3. Mediciones y técnicas de evaluación clínica: Requieren un grado mayor de

inferencia de parte del evaluador que le permita moverse de los constructos

evaluados por la prueba hacia los asuntos sobre los que se deben tomas

decisiones legales.

A continuación una breve descripción de algunos de los tipos de instrumentos más

utilizados y su papel en la evaluación forense.

1. Las entrevistas estructuradas.

2. Inventarios de personalidad autodescriptivos. (MMPI)

3. Pruebas proyectivas de la personalidad. (Rosrchach – método Exner)

4. Pruebas neuropsicológicas, de ejecución y de inteligencia. (WAIS-III, BETA)

La APA, ha propuesto 7 criterios que deben tenerse en cuenta para lograr una labor

pericial acorde con los principios científicos y éticos actuales en el campo forense.

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1. La prueba es comercialmente disponible y adecuadamente documentada en un

manual que ha sido revisado por otros expertos en el área especifica.

2. La confiabilidad de la prueba debe ser establecida.

3. La prueba debe ser relevante para el asunto legal o para un constructo

psicológico que subyace al asunto legal.

4. El test debe tener un método estándar de aplicación.

5. La aplicabilidad a la población y para el propósito específico debe guiar tanto la

selección como la interpretación de las pruebas psicológicas.

6. El estilo de respuesta debe ser evaluado explícitamente con enfoques sensibles

a la distorsión y los resultados de las pruebas psicológicas interpretadas dentro

del contexto del estilo de respuesta del individuo.

7. en la evaluación psicológica forense la comunicación efectiva de los resultados

es un punto crucial del proceso. (Informe pericial psicológico)

A modo de conclusión, diríamos que un psicólogo que se presente así mismo como

experto y que utiliza pruebas para justificar su opinión, debe tener una sólida

fundamentación en cuanto a las cuestiones legales que se relacionan con la evaluación

y el peritaje.

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BIBLIOGRAFIA

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