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34567 1 DE NOVIEMBRE DE 2015 ¿QU ´ E PIENSA DIOS DE LAS GUERRAS?

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    ¿QU´E PIENSA DIOS

    DE LAS GUERRAS?

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    ¿QU´E PIENSA DIOS

    DE LAS GUERRAS?

    LA ATALAYA es una revista que tienecomo propósito honrar a Jehová, elDios Soberano del universo. Con-suela a la gente anunciando que elReino de Dios —un gobierno que sehalla en los cielos— pronto acabarácon la maldad y transformará laTierra en un paraı́so. Además, pro-mueve la fe en el Rey reinante dedicho gobierno, Jesucristo, quienmurió para que pudiéramos alcanzarla vida eterna. Esta publicación, edi-tada sin interrupción desde 1879, espolı́ticamente neutral y reconocela Biblia como máxima autoridad.

    TheWatchtower (ISSN 0043-1087) is publishedsemimonthly by Watchtower Bible and TractSociety of New York, Inc.; L. Weaver, Jr.,President; G. F. Simonis, Secretary-Treasurer;25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483,and by Watch Tower Bible and Tract Society ofCanada, PO Box 4100, Georgetown, ON L7G 4Y4.Periodicals Postage Paid at Brooklyn, NY, and atadditional mailing offices. POSTMASTER: Sendaddress changes to Watchtower, 1000 Red MillsRoad, Wallkill, NY 12589-3299. � 2015 WatchTower Bible and Tract Society of Pennsylvania.Printed in Canada.

    Esta publicación se distribuye como parte deuna obra mundial de educación bı́blica quese sostiene con donativos. Prohibida su venta.A menos que se indique lo contrario, las citasbı́blicas se han tomado de la versión en lenguajemoderno Traducción del Nuevo Mundo de lasSantas Escrituras (con referencias).

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    ¿Lo sabı́a? 9La Biblia les cambió la vidaCreı́a que estaba disfrutando de la vida 10Ejemplos de feUn hijo amado y fiel 12Preguntas sobre la Biblia 16

    34567̇ Tirada media:52.946.000 EN 247 IDIOMAS NOVEMBER 1, 2015������������������������������������������������������������������������������������������������������������

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    ¿Qué piensa Dios de las guerras?P´AGINAS 3 A 8

    Dios y las guerras en la antigüedad 4Dios y las guerras en el primer siglo 6Dios y las guerras en la actualidad 7

    OTRAS PREGUNTASSOBRE LA BIBLIA

    ¿Qué esel Armagedón?(Vaya a ENSE

    ˜NANZAS B

    ´IBLICAS ˛

    PREGUNTAS SOBRE LA BIBLIA)rESTA REVISTASE PUEDEDESCARGAREN VARIOSFORMATOS

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  • Entonces, ¿aprueba Dios las guerras o no? Si lasaprueba, ¿de qué lado está en los conflictos actua-les? Conocer las respuestas a estas preguntas pue-de influir en lo que usted opine sobre las guerras.Por ejemplo, si supiera que Dios no solo las aprue-ba sino que en un conflicto en particular apoya almismo bando que usted, seguramente opinarı́aque esa guerra está bien y que su bando tiene la

    victoria asegurada. Pero ¿y si se enterara de queDios apoya al bando enemigo? ¿Cambiarı́a la opi-nión que usted tiene de las guerras?

    Ahora bien, hay algo más en juego. Saber lo queDios piensa de las guerras puede cambiar lo queusted piense de Dios. ¿Por qué decimos esto? Si,al igual que tantos millones de personas, ustedha sufrido por culpa de las guerras, querrá sa-ber si Dios ha tenido algo que ver, permitiendoy hasta fomentando el dolor que estas causan.O quizás se pregunte si acaso le importan las vı́cti-mas.

    Le sorprenderá saber que lo que dice la Bibliano tiene nada que ver con estas ideas. Además, in-dica que Dios siempre ha tenido la misma opiniónsobre este tema. Analicemos qué dicen las Escri-turas sobre qué pensaba Dios de las guerras enla antigüedad y cuando Jesucristo estuvo en laTierra. Este análisis nos ayudará a entender quépiensa Dios de los conflictos actuales y a saber sien el futuro seguirá habiendo guerras.

    EN PORTADA

    ¿Qué piensa Dios de las guerras?Mucha gente piensa que para Dios lasguerras están bien, pues en la antigüedadmandó a sus siervos a participar en algunas,como se puede confirmar en la Biblia. Pero,por otra parte, hay quienes saben queJesucristo, el Hijo de Dios, enseñó a susdiscı́pulos a amar a los enemigos (Mateo 5:43, 44). Llegan a la conclusión de que, enalgún momento, Dios cambió su manera depensar y que ahora condena las guerras.

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    El hecho de que Dios peleara contra los egipciosdemuestra que no condena todas las guerras.También hubo ocasiones en que permitió quela nación de Israel luchara contra otras nacio-nes. Por ejemplo, les mandó guerrear contra loscananeos, que eran extremadamente malvados(Deuteronomio 9:5; 20:17, 18). Al rey David leordenó pelear contra los terribles filisteos y has-ta le indicó la estrategia que debı́a seguir paraconseguir la victoria (2 Samuel 5:17-25).

    Esos relatos de la Biblia demuestran que cuan-do se oprimı́a o maltrataba a los israelitas, Diosaprobaba la guerra a fin de protegerlos y preser-var la adoración verdadera. Pero hay que teneren cuenta tres elementos básicos con relación alas guerras autorizadas por Dios. ¿Cuáles son?

    1. SOLO DIOS DECID´IA QUIÉN IBA A LA GUERRA.

    En cierta ocasión, Dios les dijo a los israeli-tas: “No tendrán que pelear”. La razón fue queél mismo pelearı́a por ellos (2 Crónicas 20:17;32:7, 8). Hizo eso muchas veces, como cuandoguerreó contra los egipcios. Sin embargo, enotras ocasiones, Dios mandó a su pueblo pelearen batallas para conquistar la Tierra Prometi-da y defenderla (Deuteronomio 7:1, 2; Josué10:40).

    2. SOLO DIOS DECID´IA CUÁNDO EMPEZABA LA

    GUERRA. Los siervos de Dios tenı́an que ser pa-cientes y esperar a que Dios diera la orden de pe-lear contra las naciones malvadas que los rodea-ban. Hasta que no recibieran la orden, no podı́an

    Dios y las guerrasEN LA ANTIG

    ¨UEDAD

    El pueblo estaba sufriendo. En muchas ocasiones le ha-bı́an pedido a Dios que los ayudara; pero no recibieronrespuesta, al menos, no de inmediato. El pueblo era Is-rael, la nación escogida por Dios en la antigüedad. Yelimponente Egipto era el opresor (

    ´Exodo 1:13, 14). Los is-

    raelitas estuvieron años esperando a que Dios pusierafin a la tiranı́a egipcia. Finalmente, llegó el momento enque Dios intervino (

    ´Exodo 3:7-10). La Biblia dice que

    Dios mismo le hizo la guerra a Egipto. Atacó a la nacióncon 10 terribles plagas y destruyó al propio faraón y a suejército en el mar Rojo (Salmo 136:15). Jehová demostróser “un gran guerrero” a favor de su pueblo (

    ´Exodo 15:

    3, 4, Dios habla hoy [DHH]).

  • ir a la batalla. Si lo hacı́an, perdı́an la proteccióndivina. Es más, en la Biblia leemos que, cuandotenı́an el atrevimiento de ir a la guerra por sucuenta, el resultado era desastroso.�

    3. A DIOS NO LE GUSTA QUE NADIE MUERA.Jehová Dios es “la fuente de la vida” y el Crea-dor de la humanidad (Salmo 36:9). Ama la viday no desea que la gente muera. Por desgracia,hay personas que planifican cómo oprimir e in-cluso matar a otros (Salmo 37:12, 14). En oca-siones, Dios ha permitido algunas guerras paraponer freno a la maldad. Sin embargo, duran-te todo el tiempo en el que mandó a los is-raelitas participar en guerras de ese tipo, élera misericordioso y paciente con los enemi-gos de Israel (Salmo 86:15). Una manera dedemostrarlo fue que ordenó que, antes de queIsrael le declarara la guerra a una ciudad, debı́a“anunciarle condiciones de paz” para que sushabitantes tuvieran la oportunidad de cambiarsu conducta y ası́ evitar la guerra (Deuterono-mio 20:10-13). Estas palabras suyas lo confir-man: “No quiero la muerte del malvado, sinoque cambie de conducta y viva” (Ezequiel 33:11,14-16, DHH).�

    De lo anterior aprendemos que, en el pasado,Dios veı́a las guerras como un medio legı́timopara acabar con la maldad y la opresión. Peroera Jehová Dios, y no los humanos, quien deci-dı́a con todo derecho cuándo se irı́a a la guerra y� Por ejemplo, en una ocasión, Dios les dijo que no atacaran alos amalequitas y a los cananeos, pero los israelitas no hicieroncaso y sufrieron una gran derrota (Números 14:41-45). Muchosaños después, el rey Josı́as se fue a una guerra sin el permiso deDios, y su imprudencia le costó la vida (2 Crónicas 35:20-24).� Los israelitas no les anunciaban los términos para la paz a los pue-blos de Canaán antes de guerrear con ellos. Los cananeos ya habı́antenido cuatrocientos años para cambiar su manera de actuar. Cuan-do llegó el momento de iniciar la guerra, se habı́a perdido toda es-peranza de que, como grupo, dejaran de ser tan malvados (Génesis15:13-16). Por eso debı́an ser destruidos por completo. Sin embar-go, hubo cananeos que hicieron cambios y se les perdonó la vida(Josué 6:25; 9:3-27).

    quién lo harı́a. Además, no peleó de forma cruely sanguinaria, pues él odia la violencia (Salmo11:5). Pero ¿cambió de opinión cuando su Hijo,Jesucristo, comenzó su ministerio en el primersiglo?

    Aunque Dios guerreó contralos pueblos de Canaán, les perdonóla vida a algunas personas,por ejemplo, a Rahab y a su familia

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  • 6 LA ATALAYA

    ¿Por qué no luchó por los judı́os, como lo habı́ahecho en el pasado? ¿O por qué no les permitiópelear para defenderse? ¿Habı́a cambiado Dios suopinión sobre las guerras? No. Lo que habı́a cam-biado era la relación de los judı́os con Dios, puesno habı́an aceptado que Jesucristo fuera el Me-sı́as (Hechos 2:36). Como resultado, Dios los re-chazó y dejaron de ser su pueblo escogido (Ma-teo 23:37, 38).El pueblo judı́o y la Tierra Prometida dejaron

    de tener la protección divina. Por tanto, los ju-dı́os nunca más podrı́an entrar en una guerra di-ciendo que Dios estaba con ellos. Como predijoJesús, la nación de Israel perdió el favor de Dios,y por eso dejó de recibir su apoyo. Ahora su favorlo tendrı́a una nación de carácter espiritual, quela Biblia llama “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16;Mateo 21:43). Un grupo de cristianos escogidospor Dios resultó ser el Israel de Dios. De ahı́ queen el siglo primero se les dijera: “Ahora son pue-blo de Dios” (1 Pedro 2:9, 10).Si los cristianos pasaron a ser el pueblo de

    Dios, ¿intervino para librarlos de la opresión ro-mana y peleó por ellos? ¿Les permitió defendersede sus opresores? No, no lo hizo. ¿Por qué? Como

    vimos en el artı́culo anterior, en lo relacionadocon las guerras divinas, solo Dios decide cuándose va a la guerra. En el primer siglo, Dios no pe-leó a favor de los cristianos ni los autorizó apelear en ninguna guerra. Es evidente que eseno era el momento de Dios para acabar con lamaldad y la opresión.Aquellos primeros cristianos debı́an esperar

    con paciencia a que llegara el momento de Diospara actuar, ası́ como habı́an tenido que esperarlos siervos fieles de la antigüedad. Hasta que esetiempo llegara, no tenı́an el permiso de Dios parainiciar ninguna guerra por su cuenta. Jesucristofue muy claro al respecto; no animó a sus discı́-pulos a participar en las guerras, sino todo locontrario. Les dijo: “Continúen amando a susenemigos y orando por los que los persiguen”(Mateo 5:44). Cuando predijo que Jerusalén se-rı́a atacada por el ejército romano, Jesús les dijoque en lugar de luchar, huyeran, y ası́ lo hicieron(Lucas 21:20, 21).Además, el apóstol Pablo escribió: “No se ven-

    guen, [...] porque está escrito: ‘Mı́a es la vengan-za; yo pagaré, dice Jehová’” (Romanos 12:19).Pablo estaba haciendo referencia a lo que Dioshabı́a decretado siglos antes, como está registra-

    Dios y las guerrasEN EL PRIMER SIGLOEl pueblo estaba sufriendo. Al igual que sus antepasados, los judı́os del siglo primeroseguramente oraron mucho para pedirle a Dios que los liberara, en esta ocasión delyugo opresivo del Imperio romano. Entonces apareció Jesús, y algunos comenzaron apreguntarse si él serı́a el Mesı́as prometido. No sorprende que muchos esperaran queél “fuera el que estaba destinado a librar a Israel” del yugo romano (Lucas 24:21).Pero no solo no llegó esa liberación tan deseada, sino que en el año 70, los ejércitosromanos destruyeron Jerusalén y su templo.

  • do en Levı́tico 19:18 y Deuteronomio 32:35.Ya vi-mos que Dios actuaba a favor de su pueblo dela antigüedad al ayudarlos en las guerras contrasus enemigos. El que Pablo repitiera esa idea de-muestra que, en el primer siglo, Dios seguı́a pen-sando lo mismo de las guerras; es decir, las veı́acomo un medio legı́timo para defender a sus sier-vos y acabar con la maldad y la opresión. Tal ycomo habı́a ocurrido en el pasado, Jehová deci-

    dirı́a cuándo habrı́a una guerra y quién tomarı́aparte en ella.Es evidente, entonces, que Dios no autorizó a

    los primeros cristianos a pelear. Y en la actuali-dad, ¿hay algún grupo en laTierra que cuente conla bendición de Dios para ir a la guerra? ¿Ha lle-gado el momento de que Dios actúe a favor de sussiervos? ¿Qué piensa Dios de las guerras de hoy?El próximo artı́culo contesta estas preguntas.

    No lo dude: Dios ve el sufrimiento que hay en elmundo y hará algo al respecto (Salmo 72:13, 14).En la Biblia, Dios promete que traerá alivio aquienes “sufren la tribulación”. ¿Cuándo lo hará?“Al tiempo de la revelación del Señor Jesús des-de el cielo con sus poderosos ángeles [...], al traerél venganza sobre los que no conocen a Dios y so-bre los que no obedecen las buenas nuevas acer-ca de nuestro Señor Jesús.” (2 Tesalonicenses1:7, 8.) Esta revelación de Jesús ocurrirá en elfuturo, en “la guerra del gran dı́a de Dios el Todo-poderoso”, también llamada Armagedón (Revela-ción [Apocalipsis] 16:14, 16).Cuando llegue ese dı́a, Dios mandará, no a

    seres humanos, sino a su Hijo Jesucristo juntocon criaturas espirituales para que guerreen con-tra los malvados. Esas fuerzas celestiales acaba-

    rán con la opresión (Isaı́as 11:4; Revelación 19:11-16).Demodo que Dios no ha cambiado su punto de

    vista sobre las guerras. Sigue considerándolas unmedio legı́timo para acabar con la opresión y lamaldad. Y tal como en el pasado, solo él tiene elderecho a decidir cuándo empezar una guerra yquién participa en ella. Hemos visto que Dios ya

    Dios y las guerras EN LA ACTUALIDADHoy, muchas personas viven oprimidas.Piden a gritos que Dios las ayude; pero sepreguntan si algún dı́a escuchará susruegos. ¿Yqué hay de aquellos querecurren a la guerra para poner fin a laopresión? ¿Considera Dios que tienenrazones válidas y les da su apoyo?

    El Armagedón será la guerraque acabe con todas las guerras

  • 8 LA ATALAYA

    ha decidido acabar en el futuro con la maldad ydefender a los oprimidos, y que su Hijo Jesu-cristo irá al frente de esa guerra. Esto significaque Dios no está de acuerdo con ninguna de lasguerras de la actualidad, por más justa que parez-ca la causa.Pongamos un ejemplo: imagı́nese a dos herma-

    nos que empiezan a pelearse cuando su padreno está en casa. Dejan de pelear por un momen-to y lo llaman por teléfono. Uno de ellos dice queel otro empezó la pelea y el otro se queja de quesu hermano lo trató mal. Ambos quieren que supadre les dé la razón. Pero, después de escuchara los dos, les dice que dejen de pelearse y que es-peren a que él regrese. Los hermanos obedecenpor un tiempo, pero poco después vuelven a pe-lear. Cuando por fin llega el padre, se disgustacon los dos y los castiga por haberlo desobede-cido.Hoy, las naciones en conflicto a menudo le

    piden ayuda a Dios. Pero él no toma partido enninguna de estas guerras. Incluso la Biblia dice:“No devuelvanmal pormal a nadie”, y añade: “Nose venguen” (Romanos 12:17, 19). Es más, le hahecho saber a la humanidad que debe esperar pa-cientemente a que él actúe, y eso ocurrirá en elArmagedón (Salmo 37:7). A él le desagrada quelas naciones peleen entre sı́; lo ve como un atre-

    vimiento. Por eso, en el Armagedón mostrará suindignación y pondrá fin a las guerras en todo elmundo (Salmo 46:9; Isaı́as 34:2). En efecto, elArmagedón será la guerra que acabe con todas lasguerras.El fin de las guerras será una de las muchas

    bendiciones del Reino de Dios. Jesús habló de esereino en esta famosa oración: “Venga tu reino.Efectúese tu voluntad, como en el cielo, tambiénsobre la tierra” (Mateo 6:10). No solo acabarácon las guerras, sino que eliminará su causa: lamaldad (Salmo 37:9, 10, 14, 15).� No sorprendeque los cristianos estemos impacientes por verlas bendiciones que traerá el Reino de Dios (2 Pe-dro 3:13).¿Falta mucho para que el Reino de Dios acabe

    con todo el sufrimiento, la opresión y la maldad?Las profecı́as de la Biblia que vemos cumplir-se hoy demuestran que estamos “en los últimosdı́as” del mundo tal y como lo conocemos (2 Ti-moteo 3:1-5).� Pronto el Reino de Dios se esta-blecerá en la Tierra después del Armagedón.Ya vimos que quienes mueran en esta última

    guerra serán las personas que no obedezcan “lasbuenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús”(2 Tesalonicenses 1:8). Pero recuerde que a Diosno le gusta que nadie muera, ni siquiera los mal-vados (Ezequiel 33:11). Puesto que “no desea queninguno sea destruido” en esta guerra final, suvoluntad es que estas buenas noticias se predi-quen “en toda la tierra habitada para testimo-nio a todas las naciones” antes de que llegue elfin (2 Pedro 3:8, 9; Mateo 24:14; 1 Timoteo 2:3, 4). Sı́, gracias a la predicación que los testigosde Jehová están haciendo por todo el mundo,las personas tienen la oportunidad de conocer aDios, de obedecer las buenas nuevas del SeñorJesús y de vivir en un mundo sin guerras. ˇ

    � El Reino de Dios también acabará con otro enemigo de la huma-nidad: la muerte. Como podrá leer en el artı́culo de la página 16,Dios resucitará a millones de personas, incluidas quienes fueronvı́ctimas de las guerras a lo largo de la historia.� Si desea saber más sobre los últimos dı́as, consulte el capı́tu-

    lo 9 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?, publicado por los testi-gos de Jehová.

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    Según el relato de Génesis, el faraón ordenó que trajeran deinmediato a José, un prisionero hebreo, para que le interpreta-ra unos sueños que lo perturbaban mucho. Para ese entonces,José llevaba varios años en prisión. Aunque el faraón tenı́a pri-sa por verlo, José se tomó el tiempo necesario para afeitarse(Génesis 39:20-23; 41:1, 14). El hecho de que el escritor men-cione ese detalle, al parecer insignificante, demuestra que co-nocı́a muy bien las costumbres egipcias.

    En muchos pueblos antiguos, entre ellos los hebreos, eranormal dejarse crecer la barba. En cambio, el Comentario exe-gético y explicativo de la Biblia comenta que “los egipcios eranlos únicos orientales a quienes les gustaba la barba afeitada”.

    ¿Se afeitaban solo la barba? La revista Biblical ArchaeologyReview muestra que al parecer algunas costumbres ceremo-niales egipcias exigı́an que un hombre se preparara para estardelante del faraón como se prepararı́a para entrar en un tem-plo. En ese caso, José tuvo que afeitarse todo el cuerpo, de lospies a la cabeza. ˇ

    ¿LO SAB´IA?

    ¿Por qué se afeitó José antes de ver al faraón?

    UN ANTIGUO MURAL EGIPCIO DONDESE VE A UN BARBERO TRABAJANDO

    � James Morris/Art Resource, NY

    No necesariamente. En sus cartas, el apóstol Pablo utiliza enocasiones el término griegos para referirse a quienes no eranjudı́os (Romanos 1:16; 10:12). Sin duda, esto se debı́a a laenorme difusión de la cultura y el lenguaje griegos en los luga-res donde Pablo predicó.

    ¿A quiénes se consideraba griegos antiguamente? En el si-glo cuarto antes de Cristo, el orador ateniense Isócrates hablócon orgullo de cómo la cultura griega se habı́a extendido por elmundo.

    ´El escribió: “Son más griegos los que se han beneficia-

    do de nuestra educación que los que han nacido en Grecia”.Por lo tanto, es posible que tanto el padre de Timoteo comootras personas a las que el apóstol Pablo llamó griegos, lofueran por educación y cultura, y no por nacimiento (Hechos16:1). ˇ

    La Biblia dice que el padre de Timoteo eragriego. ¿Significa que nació en Grecia?

  • 10 LA ATALAYA

    MI PASADO. Nacı́ en una pequeña ciudad de Polonia cerca de lafrontera alemana. Disfrutaba de una vida tranquila, rodeado degranjas y bosques. Mis padres eran muy cariñosos y me anima-ban a ser una buena persona, un buen estudiante y a ir a la uni-versidad.

    Mis problemas empezaron cuando me fui a estudiar Derechoen una universidad de la ciudad deWroclaw. Lejos de casa, em-pecé a tenermalas compañı́as. Siempre me habı́a gustado el fút-bol, pero presionado por mis nuevos amigos me volvı́ fanáticode este deporte. Mi equipo favorito era de Varsovia. Los finesde semana iba a verlos donde fuera que jugaran. En aquellos via-jes nos emborrachábamos, nos drogábamos y, a veces, nos pe-leábamos con los aficionados del equipo contrario. Pensabaque estome ayudaba a liberar el estrés de la vida cotidiana, aun-que sabı́a que, si la policı́a me arrestaba, podrı́a arruinar mi fu-turo profesional.

    Junto con mis amigos, iba a clubs nocturnos y discotecas,donde a menudo acabábamos en peleas callejeras. La policı́a mearrestó en varias ocasiones, pero siempre me las arreglé paraque la situación no pasara a más, a veces dando un soborno.Creı́a que estaba disfrutando de la vida; pero en el fondo sabı́aque lo que hacı́a estaba mal. Por eso, para calmar mi concien-cia, iba a la iglesia todos los domingos.

    LA BIBLIA ME CAMBI´O LA VIDA. En el 2004, dos testigos de

    Jehová visitaron mi hogar, y acepté tener charlas bı́blicas conellos. A medida que aprendı́a lo que significa ser un verdaderocristiano, la conciencia me remordı́a cada vezmás. Sabı́a que te-nı́a que dejar de emborracharme, de drogarme y de andar conpersonas que no vivı́an como dice la Biblia.Tambiénme di cuen-ta de que tenı́a que dejar de ser violento. Aunque sabı́a que de-bı́a hacer todos estos cambios, seguı́a andando por el mal ca-mino.

    Pero todo cambió una noche cuando empecé una pelea conocho hombres. Recuerdo estar tirado en la calle mientras megolpeaban yme pateaban la cabeza. Creı́ que iba amorir; ası́ que

    LA BIBLIA LES CAMBI´O LA VIDA

    Creı́a que estabadisfrutando de la vida

    RELATADO PORPAWEL PYZARA

    A˜NO DE NACIMIENTO

    1982

    PA´IS

    POLONIA

    OTROS DATOSERAVIOLENTO, USABA DROGASY QUER

    ´IA TRIUNFAR EN LAVIDA

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    oré: “Jehová, lamento no haberle hecho caso a tuPalabra. Si sobrevivo, te prometo que estudiaré laBiblia con los Testigos y que enderezaré mi vida”.Pese a la paliza, sobrevivı́. Y cumplı́ con mi pala-bra: estudié la Biblia.

    En el 2006 me mudé a Inglaterra. Querı́aahorrar suficiente dinero y regresar a Poloniapara conseguir un tı́tulo superior en Derecho.En mi estudio de la Biblia hubo un versı́culo queme impactó muchı́simo. El apóstol Pablo escribió:“De veras sı́ considero también que todas las co-sas son pérdida a causa del sobresaliente valor delconocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por mo-tivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosasy las considero como un montón de basura, a finde ganar a Cristo” (Filipenses 3:8). Como yo, Pa-blo habı́a estudiado leyes y también habı́a sido unhombre muy violento (Hechos 8:3). Pero com-prendió que habı́a un mejor modo de vivir: servira Dios y esforzarse por imitar a Jesús. Cuandome-dité en el ejemplo de Pablo, me di cuenta de queni ganar dinero ni ser violento me darı́an la felici-dad. Ası́ que pensé que si Pablo pudo cambiar, yotambién podı́a. De modo que decidı́ quedarme enInglaterra y olvidarme de la universidad.

    Cuanto más conocı́a a Jehová, más cerca mesentı́a de él. Me conmovió aprender que estaba

    dispuesto a perdonar a quienes de verdad quierencambiar (Hechos 2:38). Cuando pienso en las pa-labras de 1 Juan 4:16, que dicen que “Dios esamor”, entiendo por qué Dios odia la violencia.

    También me conmovió la conducta de los Testi-gos. Estaba claro que se esfuerzan por seguir laselevadas normas de la Biblia. Querı́a formar partede su feliz hermandad. Después de mucho esfuer-zo y de hacer cambios en mi vida, en el 2008 mebauticé y me hice testigo de Jehová.

    QU´E BENEFICIOS HE OBTENIDO. De ser un hom-

    bre ambicioso, violento, fanático del fútbol, quese drogaba y se emborrachaba, las Escrituras mehan transformado en alguien que disfruta de en-señar a otros la verdad de la Biblia. Claro, todavı́ame gusta el fútbol, pero ahora solo es un pasa-tiempo.

    Estoy felizmente casado con Esther, una her-mosa cristiana. Nos encanta enseñar lo que dice laBiblia a las personas que hablan polaco en el no-roeste de Inglaterra. Por primera vez en mi vida,soy completamente feliz, tengo una concienciatranquila y ahora mi vida tiene propósito. ˇ

    Querı́a formar parte de la felizhermandad de los testigos de Jehová

    A Esther y a mı́ nos encanta enseñar lo que dicela Biblia a las personas que hablan polaco

  • 12 LA ATALAYA

    TIMOTEO se aleja a paso firme del que habı́asido su hogar, concentrado en lo que tiene pordelante. Sigue a sus compañeros por los camposque conoce perfectamente bien. La ciudad de Lis-tra, asentada sobre una pequeña colina en el cen-tro de un valle, va desapareciendo a sus espaldas.Timoteo sonrı́e mientras recuerda a su madre y asu abuela tratando de ocultar las lágrimas al verlopartir. ¿Deberı́a girarse y mirar por última vez?De vez en cuando, el apóstol Pablo lo mira y le

    sonrı́e para animarlo. Pablo sabe que Timoteoaún es un poco tı́mido, pero admira el entusiasmode este joven. Timoteo quizás tiene unos 20 añosy respeta y quiere mucho a Pablo. Ahora, acom-paña a este hombre fiel y lleno de energı́a en unviaje que lo llevará muy lejos de su hogar. Viaja-rán a pie y por barco, y se enfrentarán a muchospeligros en el camino. Timoteo no sabe si algúndı́a volverá a ver a su familia.¿Por qué decidió este joven darle ese rumbo a

    su vida? ¿Valió la pena hacer tantos sacrificios?¿Qué aprendemos de la fe de Timoteo?

    “DESDE LA INFANCIA”Remontémonos un par de años antes de su

    partida. Listra, donde probablemente se crió,era una pequeña ciudad en un apartado y verdevalle. Es posible que la gente entendiera griego,pero hablaban el idioma local, el licaónico. Cier-to dı́a se formó un alboroto en ese tranquilo lu-gar: dos misioneros cristianos, Pablo y Bernabé,acababan de llegar de la vecina ciudad de Iconio.

    Mientras predicaban, Pablo se fijó en un hombreinválido que parecı́a creer lo que el apóstol ense-ñaba. Ası́ que Pablo efectuó un milagro y lo sanó(Hechos 14:5-10).Muchos de los habitantes de Listra creı́an en

    las historias sobre dioses que usaban cuerpos hu-manos y que habı́an estado en esa región en el pa-sado. Por eso, la gente confundió a Pablo con eldios Hermes y a Bernabé con Zeus. Aquellos doshumildes cristianos a duras penas lograron impe-dir que hicieran sacrificios en su honor (Hechos14:11-18).Sin embargo, unos cuantos en Listra no creye-

    ron que se tratara de dos dioses mitológicos, sinode dos personas normales con un mensaje ma-ravilloso. Por ejemplo, Eunice, una mujer judı́acasada con un griego,� y su madre Loida escu-charon fascinadas a Pablo y Bernabé. Por fin re-cibieron las noticias que todos los judı́os anhela-ban oı́r: el Mesı́as habı́a llegado y habı́a cumplidomuchas de las profecı́as sobre él.¿Qué impacto tuvo en Timoteo la visita de Pa-

    blo? Al joven le habı́an enseñado “desde la infan-cia” a amar los santos escritos hebreos (2 Timo-teo 3:15). Al igual que su madre y su abuela, sedio cuenta de que Pablo y Bernabé enseñaban laverdad sobre el Mesı́as. Ahora, piense en el hom-bre inválido a quien Pablo sanó. Seguro que des-de niño, Timoteo lo habı́a visto muchı́simas vecespor las calles de Listra. ¡Y ahora lo veı́a caminar

    � Vea el artı́culo “¿Lo sabı́a?” en esta misma revista.

    EJEMPLOS DE FE � TIMOTEO

    Un hijo amado y fiel

  • por primera vez! No sorprende que su madre, suabuela y él se convirtieran al cristianismo. Los pa-dres y abuelos de nuestros dı́as pueden aprendermucho de Eunice y Loida. Ustedes también pue-den ser un excelente ejemplo para los jóvenes.

    “ATRAV´ES DE MUCHAS TRIBULACIONES”

    Seguro que todos los que se convirtieron alcristianismo en Listra estaban encantados con sunueva esperanza. Pero también descubrieron queser cristiano no les serı́a fácil. Los fanáticos opo-sitores judı́os de Iconio y Antioquı́a llegaron aListra y alborotaron aún más a las personas encontra de Pablo y Bernabé. Enseguida aquellamuchedumbre enojada fue tras Pablo y lo ape-dreó. Después de muchos golpes, cayó al suelo.Aquella chusma lo arrastró fuera de la ciudaddándolo por muerto (Hechos 14:19).Los discı́pulos de Listra fueron hasta donde es-

    taba y lo rodearon. ¡Qué alivio sintieron cuandoPablo empezó a moverse, se levantó y con valen-tı́a entró de nuevo en la ciudad! Al dı́a siguiente,él y Bernabé se fueron a Derbe para continuarpredicando. Después de hacer discı́pulos allı́ tam-bién, se armaron de valor y regresaron a Listra, apesar de los peligros. ¿Por qué volvieron? Para se-

    guir “fortaleciendo las almas de los discı́pulos,animándolos a permanecer en la fe”. Imagı́nese aljoven Timoteo, escuchando asombrado a Pablo yBernabé. Les estaban diciendo a los cristianosque la esperanza que tenı́an para el futuro era tanmaravillosa que hacı́a que los sufrimientos delmomento valieran la pena. Les dijeron: “Tene-mos que entrar en el reino deDios a través demu-chas tribulaciones” (Hechos 14:20-22).Timoteo vio que Pablo vivı́a de acuerdo con

    esas palabras, enseñando las buenas nuevas aotras personas a pesar de la oposición. Timoteosabı́a que si seguı́a su ejemplo, tendrı́a que en-frentarse a la persecución de sus vecinos. Quizáshasta su propio padre se opondrı́a. Pero no ibaa permitir que nada ni nadie lo desanimara deservir a Dios. Hoy también hay muchos jóve-nes como Timoteo. Muestran la misma sabidurı́acuando buscan amigos con una fe fuerte que losanimen y los ayuden a seguir adelante. Ellos tam-poco permiten que la oposición les impida serviral Dios verdadero.

    “DABAN BUENOS INFORMES ACERCA DE´EL”

    Dos o tres años después, Pablo regresó a Lis-tra, como se menciona al principio del artı́culo.

    Timoteo aceptó de corazón las enseñanzas de Pablo

  • 14 LA ATALAYA

    Seguramente en la casa de Timoteo estaban muyemocionados de volver a ver al apóstol, esta vezacompañado por Silas. Sin duda, Pablo tambiénestaba contento de regresar. Ahora podrı́a vercon sus propios ojos cómo habı́an crecido las se-millas de la verdad que habı́a sembrado. Ahı́ en-contró a Loida y a Eunice, su hija, dos cristianasleales a quienes Pablo admiraba por su “fe since-ra” (2 Timoteo 1:5, La Palabra de Dios para Todos).¿Yqué habı́a sido de Timoteo?Pablo se enteró de que el joven habı́a madura-

    do mucho desde su última visita. Los hermanos“daban buenos informes acerca de él” tanto enListra como en Iconio, que estaba a 32 kilóme-tros (20 millas) al noreste (Hechos 16:2). ¿Cómohabı́a logrado tener tan buena reputación?Entre “los santos escritos” que aTimoteo le ha-

    bı́an enseñado su madre y su abuela “desde lainfancia” habı́a consejos útiles para los jóvenes(2 Timoteo 3:15). Uno de ellos dice: “Acuérdatede tu Creador ahora que eres joven” (Eclesiastés12:1, Dios habla hoy). Estas palabras cobraron ma-yor significado cuandoTimoteo se hizo cristiano.Se dio cuenta de que la mejor manera de acordar-se de su Creador era predicar las buenas nuevassobre su Hijo, Jesucristo. Poco a poco fue supe-rando su timidez y declaró con valentı́a aquellasbuenas noticias.Los hombres que dirigı́an las congregaciones

    vieron el progreso de Timoteo. Sin duda, les con-movió ver cómo aquel joven animaba a quienes lorodeaban. Y más importante aún es que Jehovátambién vio ese progreso espiritual. Dios inspiróalgunas profecı́as sobre Timoteo, quizás sobre lafutura labor que llevarı́a a cabo en muchas con-gregaciones. Cuando Pablo visitó Listra, se diocuenta de que podrı́a serle demucha ayuda en susviajes misionales. Los hermanos que conocı́an aljoven estaban de acuerdo con el apóstol. Impu-sieron las manos sobre Timoteo, un gesto que de-mostraba que habı́a sido elegido para llevar acabo una misión especial para Dios (1 Timoteo 1:18; 4:14).

    Seguramente, Timoteo no se lo esperaba y sesorprendió de que sus hermanos tuvieran tantaconfianza en él. Estaba listo para ir con Pablo.�¿Cómo habrá reaccionado el padre de Timoteo,que no era cristiano, al enterarse de que su hijotendrı́a que estar viajando para cumplir con la co-misión que habı́a recibido? Lo más probable esque tuviera otros planes para él. ¿Yqué pensarı́anla madre y la abuela de Timoteo? Sin duda, esta-ban muy orgullosas de él, pero intentaban disi-mular los temores que tenı́an sobre su bienestar.Al principio del artı́culo hablamos de la maña-

    na en la que Timoteo inició una nueva vida que lollevarı́a a muchos lugares junto con Pablo. A me-dida que se alejaba de Listra, cada sonido de laspiedras y de la hierba bajo sus pies significaba unpaso hacia unmundo desconocido lejos de los su-yos. Al final del dı́a, después de mucho caminar,Pablo, Silas y Timoteo llegaron a Iconio. El jovenobservó a Pablo y Silas informar de las últimasdecisiones tomadas por los apóstoles y ancianosde Jerusalén. También vio cómo edificaron la fede los creyentes de aquella ciudad (Hechos 16:4, 5). Pero esto era tan solo el comienzo.Después de visitar las congregaciones de Gala-

    cia, dejaron atrás las amplias calzadas romanas ycaminaron cientos de kilómetros a través de lasextensas llanuras de Frigia, dirigiéndose primeroal norte y luego al oeste. Siguiendo la direccióndel espı́ritu santo de Dios, llegaron a Troas y seembarcaron rumbo a Macedonia (Hechos 16:6-12). Para ese momento, Pablo ya se habı́a dadocuenta de lo útil que le era Timoteo. Lo dejó enBerea con Silas (Hechos 17:14). Incluso permitióque fuera solo a Tesalónica. Timoteo imitó conmucho cuidado los ejemplos que habı́a observa-do, y fortaleció la fe de los cristianos fieles de allı́(1 Tesalonicenses 3:1-3).Pablo escribió sobreTimoteo: “No tengo a nin-

    gún otro de disposición como la de él, que genui-

    � Cuando Pablo se lo pidió, Timoteo estuvo dispuesto a circunci-darse. Aunque no era un requisito cristiano, Pablo querı́a evitar quelos judı́os a los que iban a predicar pusieran objeciones a la presen-cia de aquel joven cuyo padre no era judı́o (Hechos 16:3).

  • 1 DE NOVIEMBRE DE 2015 15

    namente cuide de las cosas que tienen que vercon ustedes” (Filipenses 2:20). Timoteo no seganó esta reputación por casualidad, sino por sermuy trabajador, humilde y por aguantar fielmen-te las pruebas. ¡Qué ejemplo tan sobresalientepara los jóvenes de hoy! Si eres joven, recuerdaque se te conocerá por lo que hagas ahora. Tie-nes una oportunidad única: la de crearte unabuena reputación si pones a Jehová en primer lu-gar en tu vida, y si eres amable y respetuoso conlos demás.

    “HAZ LO SUMO POSIBLEPOR VENIR A M

    ´I”

    En el transcurso de catorce años,Timoteo pasómucho tiempo trabajando al lado del apóstol Pa-blo, su amigo. Junto a él disfrutó de muchasalegrı́as, aunque también se enfrentó a muchospeligros (2 Corintios 11:24-27). En cierta oca-sión, hasta estuvo preso por causa de su ministe-rio (Hebreos 13:23). Como Pablo,Timoteo sentı́amucho cariño por los hermanos y se preocupabapor ellos. El apóstol le escribió: “Recuerdo tus lá-grimas” (2 Timoteo 1:4). Timoteo también llora-ba con los que lloraban, pues se ponı́a en el lugarde los demás, y les daba ánimo y consuelo (Roma-nos 12:15). Todos deberı́amos aprender a hacer lomismo.No sorprende queTimoteo llegara a ser un sier-

    vo de Dios sobresaliente. Por eso, Pablo le encar-gó que, además de visitar las congregaciones paraanimarlas y fortalecerlas, nombrara a hombrescapaces para que sirvieran de ancianos y siervosministeriales (1 Timoteo 5:22).Pablo querı́a muchı́simo a Timoteo; como un

    buen padre, le dio guı́a y consejos. Vez tras vez lerecordó que debı́a cuidar su relación con Dios yque tenı́a que seguir progresando (1 Timoteo 4:15, 16). Lo animó a que no dejara que su juven-tud ni sus defectos le impidieran hacer lo que escorrecto cuando fuera necesario (1 Timoteo 1:3;4:6, 7, 11, 12). Pablo incluso le aconsejó sobrecómo aliviar un problema de salud, probable-

    mente debido a frecuentes dolores de estómago(1 Timoteo 5:23).Con el tiempo, Pablo se dio cuenta de que

    pronto serı́a ejecutado, por eso decidió escribir-le una última carta a Timoteo. Le suplicó: “Hazlo sumo posible por venir a mı́ dentro de poco”(2 Timoteo 4:9). Pablo querı́a profundamente aTimoteo, incluso lo llamó: “Mi hijo amado y fielen el Señor” (1 Corintios 4:17). No es de extrañarque deseara que estuviera con él en los últimosdı́as de su vida.Ynosotros, ¿somos una fuente deconsuelo? ¿Buscan nuestra compañı́a quienes pa-san por un mal momento?¿Logró Timoteo ver a Pablo antes de su ejecu-

    ción? No lo sabemos. Pero podemos estar segu-ros de que hizo todo lo que pudo para consolary animar a Pablo y a muchos otros cristianos.No puede negarse que Timoteo estuvo a la alturade su nombre, que significa “que honra a Dios”.Tanto a jóvenes como a adultos nos ha dejado ungran ejemplo de fe. ˇ

    Desde joven, Timoteo se dedicó a servir a Dios

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    ¿Volverán a vivir los muertos?Jehová Dios es “la fuente de la vida” (Salmo 36:9).Por eso es lógico que él también les pueda devolver lavida a quienes han muerto. La Biblia nos asegura queeso es lo que hará en el futuro. (Lea Hechos 24:15.)¿Por qué desea Dios resucitar a los muertos?Nuestro Creador quiso que los humanos viviéramos

    para siempre (Génesis 1:31; 2:15-17). Y ese deseono ha cambiado. Le duele ver la clase de vida que te-nemos: muy corta y llena de problemas. (Lea Job 14:1, 14, 15.)

    ¿Dónde vivirán quienesresuciten?¿Creó Dios al hombre para vivir en el cielo? No.

    ´El hizo

    a los ángeles para que vivan en el cielo, y a noso-tros, para que vivamos en la Tierra (Génesis 1:28; Job38:4, 7). Tomando esto en cuenta, piense en las re-surrecciones que realizó Jesucristo. ¿Dónde resucita-ron esas personas? Aquı́, en la Tierra. Y lo mismo va aocurrir con la mayorı́a de las personas que resucita-rán en el futuro: vivirán en la Tierra. (Lea Juan 5:28, 29 y 11:44.)Sin embargo, Dios ha escogido a un pequeño grupo

    de personas para resucitarlas en el cielo, donde ten-drán un cuerpo espiritual (Lucas 12:32; 1 Corintios 15:49, 50). Este grupo gobernará toda la Tierra junto conJesucristo. (Lea Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10.)

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