Vicente Medina

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L0S OLORES DE LAS FLORES EN LA POESIA DE VICENTE MEDINA

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L0S OLORES DE LAS FLORES EN

LA POESIA

DE

VICENTE MEDINA

Era el Corpus, era

cuando hay azahäres.

cuando están de rosas

llenos los rosales,

cuando el cielo es puro,

cuando nidos hay,

cuando se oye el canto de los ruiseñores,

cuando lleva perfumes el aire…

Murcia de ferias y toros,Murcia de las procesiones,Murcia de los carnavalesY Murcia la de las flores…Murcia la de las barracasY Murcia la de la huerta…A lo lejos, tus cipreses…Tus palmeras…Murcia de huertos cuajaosDe naranjos y rosales…¡Tan lejicos, y el aromaSiento de tus azahäres!...

¡Qué hermosa que tiés la cara!...

no cría töa la gúertarosa con estos colores,ni tan suavecica y fresca---¡Y que cuello! ¡que blancuras!

Páece que en el seno llevastoïcos los azadaresque tus naranjicos echan…¿Y tus ojos?...¿Y tu boca?

Estamos en la sierra

y en las peñas rebota saltando el agua viva

de los naranjos, llenos de azadar en el aire

puro aroma respiras,

se esgajan, de frondosas, las higueras,

trepan las parras peñascal arriba…

beben en los remansos las palomas,

verdean los cañares en la orilla…

y en los claros espejos

del agua cristalina

azucenas y rosas

como encantás se miran…

Florecica de almendromás blanca que la nieve¡tempranerica caesal airecico helao de la

muerte!...

Al airecico helao,como las flores,se van en esta vidalas ilusiones

Lleno de rumbo ha dicho

el mozo de la Alberca,

que música ha e tener Mariá Dolores

la santa noche entera

y que se ha de lucir y ha de ponerle

una enramá en la reja

con tóicos los claveles y las rosas

y tos los azadares de la huerta…

Pa hacerle una enramá a María Doloresallá a la media noche, según cuentan,tronchó tós los naranjos de su huerto,trayendo ramas de azadares llenasy jasmines, en tallos, a brazäosy, por haces, los nardos y azucenas…

¡Allí la tiés…Su cara,

más blanca que la cera,

rodeá de jazmines y azadares

y nardos y azucenas,

paece una rosa blanca

que arrancó del rosal la ventolera!

Mustio y ya desmayososu olorcico, en tu cartallegó, nena, a mis manosel tallico de alábegas…Mustio y ya desmayoso su

olorcicoPaéce que triste me habla.

También después solías levantarte a beber en la jarra… a la ves, al tallicola mano cariñosa, le pasabas,¡y el tallo, agradecío a tu querer, la manoLlena de su olorcico te dejaba!...

Apenas huele la malvaseda de mi balcónpero es sufrida y en todo tiempo me da su olor.

Con poco vive y ama la vida…¡Ama la tierra!

¡Como unos brazos de enamorada,

tiernas raíces en ella echó!...¡Son su alegría la fresca lluvia,

los aires purosy los ardientes rayos del sol!

Su aroma es dulce, sencillo, honrado…huele a los campos donde parece que se crió,

y se desprende de su perfumecomo un aliento de vida plácida,¡Cómo soñada remota voz!

No es ostentosa la malvaseda,mas tiene gracia y es, aunque humilde, sólida y fuerte,

si no descuella su delicada modesta flor,la planta prodiga se da en sus tallos, se da en sus hojas,

¡toda perfume, de las raíces al corazón!

Acariciando las hojas suaves,

¡oh,cuántas veces, como a los besos agradecidos,

de rico aroma amiga se embalsamó!...

¡Como una cosa que sufre y ama,

honda ternura me hace que sienta

la malvaseda de mi balcón!...

¿Por qué suspiras?¿A qué viene esa tristeza,si sabes que he de cumplirte

pó encima e tó mi promesay me casaré contigo,tó lo más, pa la cosecha?¡Así quiero que sonrías,manojico e guierba güena!─¡Qué palabricas que tiés!¡Qué bien trebajas la tierra!