Viaje en el tiempo - prod.fomento.gob.es · ing exposicion.qxp__Maquetación 1 21/12/18 8:38...

36 Revista del Ministerio de Fomento

C a r t o g r a f í a

Viaje enel tiempo

La exposición “De Iberia a España a través de los mapas”: un recorrido por la evolución de la

representación cartográfica de la península Ibérica.

ing exposicion.qxp__Maquetación 1 21/12/18 8:38 Página 36

37SEPTIEMBRE 2018

carto

grafi´a

peni

nsul

ar!Exposición “De Iberia a España”, en el Instituto Geográfico Nacional.




Se ha dicho a veces que un lugar no se descubrerealmente hasta que no ha sido cartografiado yque, en consecuencia, pueda ser alcanzado denuevo. La frase, referida sobre todo a la época delos grandes descubrimientos, podría aplicarse noobstante a cualquier momento y territorio. La Pe-nínsula Ibérica, visitada una y otra vez desdetiempos remotos, no es una excepción. Es de su-poner que si Estrabón (que, por cierto, nunca llegóa visitar estas tierras) pudo hacer aquella famosacomparación, fue porque antes había visto unoscuantos mapas de este rincón del Mediterráneo,aunque ninguno haya llegado hasta nuestros días,realizados por fenicios y griegos, y que permitieronponer límites a lo que entonces era el extremo oc-cidental del mundo conocido, donde unas míticascolumnas de Hércules, a ambos lados del estrechode Gibraltar, señalaban el confín del ecúmene, laparte del mundo que, según los antiguos, era ha-bitable por los seres humanos. Más allá, un océanoignoto y terrible plagado de monstruos, pero tam-bién una oportunidad de expansión y descubri-mientos. Esa condición de finis terrae fue la quellevó a todos los pueblos de la Antigüedad a recalaren ella y, por tanto, a cartografiarla, comenzandopor sus costas y, más tarde, también el interior, po-niendo sobre el plano su accidentada geografía,cada vez con una mayor precisión y exactitud.

Esa evolución en la forma de representar la imagende nuestra Península es la que nos muestra la expo-sición del Instituto Geográfico Nacional (IGN) através de medio centenar de mapas, varios atlas,vistas de ciudades y un globo terráqueo. Salvo unospocos facsímiles –de excelente reproducción–, lamayoría de los documentos mostrados son originales,

lo que pone de manifiesto la importancia de la labordel Instituto en orden a preservar y difundir la car-tografía histórica como parte de un patrimonio do-cumental y bibliográfico de incalculable valor.

La Península en la Antigüedad

Varios textos anteriores a la era cristiana hacenreferencia a un pueblo del suroeste peninsular alque llamaron Tarsis o Tartessos con el que comer-ciaron los pueblos del Mediterráneo. Los feniciosfundaron en el sur colonias como Gades o Gadir,llegando incluso a las Canarias (llamadas islasAfortunadas), y exploraron las costas atlánticashasta unas míticas y cambiantes islas Casitérides,de las que obtenían estaño, y que los primeros geó-

Tras la exposición “Ecúmene, laevolución de la imagen del mundo”,que ocupó durante el pasado año lasala de exposiciones del IGN, letoca ahora el turno a nuestraPenínsula. Hasta el mes de abril de2019 se podrá visitar la muestra“De Iberia a España a través de losmapas”, un recorrido desde laAntigüedad hasta el siglo XVIII porla imagen cartográfica del territorioque Estrabón comparó con una pielde toro.


39SEPTIEMBRE 2018

grafos situaron frente a las costas de Galicia. Tam-bién los griegos fundaron colonias en la costa le-vantina de la que ellos conocieron como Iberia(del río Ebro, Íber). La Iberia de griegos y fenicios–ya por entonces púnicos cartagineses– fue seguidapor la Hispania romana, dividida primero en dosprovincias, Citerior y Ulterior, y más tarde en tres,Lusitania, Baetica y Tarraconense.

Sin embargo, y a pesar de la gran relevancia quedebió de tener nuestro territorio, ningún mapa hallegado hasta nuestros días, con excepción de ladenominada Tabula Peutingeriana (el nombre pro-viene de Konrad Peutinger, humanista alemán),que es la representación de un itinerario romanodel siglo IV, cuya copia conservada más antiguadata del XIII.

La Península Ibérica no es una excepción, y salvomuy escasas representaciones realizadas sobre ma-teriales duraderos –petroglifos, tablillas mesopotá-micas, monedas griegas o tumbas egipcias–, nohan llegado hasta nosotros los mapas que con se-guridad confeccionaron todos los pueblos antiguos.Por supuesto los tuvieron, y se sabe de la existenciade un mapamundi del siglo VI a. de C., atribuidoal griego Anaximandro de Mileto, en el que se di-vidía el mundo en dos partes, Europa y Asia, in-cluyendo en esta última a África, entonces deno-minada Libia. Cuatro siglos más tarde, Crates deMellos construyó un gran globo terráqueo con cua-tro continentes, de los que solo uno era habitable,separados por masas de agua u océanos relativa-mente estrechos. Pero no sería hasta el desarrollode la geometría y la utilización de proyeccionescartográficas –cuya invención se atribuye a Hiparcode Nicea en el siglo II a. de C.– cuando se haríaposible plasmar con cierta exactitud una superficiecurva, la Tierra, sobre otra plana, el mapa.

En este sentido, el gran referente sería Claudio Pto-lomeo, nacido en la Tebaida egipcia hacia el año100 de nuestra era. Astrónomo, matemático y geó-grafo, trabajó en la biblioteca de Alejandría, donde,tomando como base las mediciones de la Tierrade otros astrónomos, elaboró la famosa Geographia,una guía para hacer mapas que ejerció una influen-cia incontestable durante más de 1.500 años. Laobra de Ptolomeo, conocida por copias posterioresque se conservaron en Bizancio, fue redescubiertaen el Renacimiento, sirviendo de base desde en-tonces y hasta el nacimiento de la cartografía mo-derna para todos los mapas que se confeccionaronposteriormente. Gracias a la Geographia dePtolomeo, a falta de mapas originales de la época,sabemos la imagen que griegos y romanos teníandel mundo entonces conocido.

El paréntesis medieval

Hasta el redescubrimiento de la Geographia de Pto-lomeo y, con él, de la cartografía científica, elmundo siguió, por supuesto, haciendo mapas. Du-rante la Alta Edad Media se asistirá a una repre-sentación predominantemente simbólica y esque-mática del orbe, en la que primará el punto de vistareligioso. En la exposición del IGN se pueden veralgunos mapas de los pintados en los conocidos co-mo Beatos, los códices iluminados del Comentario alApocalipsis de San Juan, escrito entre los años 776 y786 por el abad del monasterio de San Martín deTurieno (actualmente Santo Toribio de Liébana,

Viaje en el tiempo por la cartografía peninsular

!Mapamundi de laCosmographia dePtolomeo. Pietro delMassaia, 1472.(BibliotecaApostólica Vaticana).


continuadores, como en el facsímil expuesto de laCarta de Mecià de Viladestes (1413). Losportulanos de zonas limitadas dieron lugar a cartasmucho más amplias, como el curioso mapamundicircular catalán (anónimo de hacia 1450, cuya re-producción también puede verse en la exposición),el único de estas características de la escuela ma-llorquina antes citada. En él, con el mismo diseñoque los portulanos –líneas loxodrómicas y banderaso escudos de reinos y ciudades–, se combinan losdatos de las exploraciones recientes de los


en Cantabria). Transmitidos a lo largo del Medievocon un enorme impacto, varios de estos códicesincluyen mapamundis en los que se representan,rodeados por el océano, los tres continentes cono-cidos, Asia, Europa y África, así como losprincipales ríos, montañas y otros accidentes. Unaparticularidad de los mapas de esta época, basadosen las descripciones del Génesis y con intencionespuramente religiosas, es su orientación con la partesuperior hacia el Este, donde se representa Asiacon el Jardín del Edén –al fin y al cabo la palabra“orientación” proviene de dirigirse o mirar a Orien-te–; África se encuentra en la parte inferior derechay Europa en la inferior izquierda, ocupando el Me-diterráneo la parte más central del mapa. En esecuadrante inferior izquierdo, lindando con elocéano desconocido, se sitúan las tierras que hoyconstituyen la Península Ibérica.

Frente a esta visión religiosa, la otra gran manifes-tación de la cartografía, ya a finales de la EdadMedia y principios de la Moderna, estará dirigidaa fines más prácticos, los de la navegación, que yase servía de la brújula y otros instrumentos. Lascartas náuticas y los portulanos recogían con bas-tante exactitud el perfil de las costas de todo el Me-diterráneo, incluida la Península Ibérica. Fue unavariedad de la cartografía en la que destacaron loscartógrafos judíos pertenecientes a la escuela ma-llorquina, especialmente Abraham Cresques y sus


!Detalle de AtlasCatalán Creques, 1375,

una de las cartas náuticasmás relevantes del final

de la Edad Media.(Facsímil. Fondos

cartográficos del IGN).

!Mapamundis decódices del Comentarioal Apocalipsis de SanJuan, de Beato deLiébana. (Facsímil. Fondoscartográficos del IGN).


41SEPTIEMBRE 2018


navegantes con fuentes bíblicas y literarias, comolos viajes de Marco Polo.

El redescubrimiento de Ptolomeo

Desde el siglo XIV la ciencia geográfica asistiríaal renacer de la llamada cartografía científica,basada en el libro de Ptolomeo, que se tradujo allatín por primera vez en 1406. Frente a los mapasde simbología religiosa fundados en las Escrituras,o las cartas y portulanos locales levantados condatos empíricos –y que, paradójicamente, eran másexactos que los mapas “científicos” ptolemaicos yaque se basaban en singladuras reales y medicioneshechas in situ–, se daría la prioridad a los mapasrealizados según las proyecciones que Ptolomeoideara más de mil años antes. En efecto, la Geo-graphia contenía instrucciones para realizar pro-yecciones del mundo, así como para seccionar esemapa y obtener otros a mayor escala de carácterregional, 26 según la mayoría de ediciones (12 deAsia, 10 de Europa y 4 de África; el de la Península,el segundo: Tabula secunda Europae). En su libro, Pto-lomeo ofrece dos proyecciones de tipo cónico opseudocónico, una con meridianos rectos y radialesy paralelos curvos y concéntricos, y otra con para-lelos y meridianos curvos. Además, la Geographia

incluye una lista de coordenadas geográficas deocho mil lugares –alrededor de 500 en la PenínsulaIbérica– basadas en la longitud y latitud en grados.El primer meridiano pasaba por las islas Afortu-nadas y los mapas están orientados con el Norteen la parte superior. La exposición del IGNmuestra algunos de estos lujosos atlas ptolemaicosde gran tamaño.

La influencia de la Geographia fue enorme y sus ma-pas establecieron una forma de concebir el mundoque ha llegado hasta nosotros. No obstante, en unaépoca a las puertas de la Revolución Científica, enque la navegación y los grandes descubrimientosvivieron su momento dorado, se comprobó muypronto que las proyecciones ptolemaicas estabanlejos de ser perfectas –ninguna proyección carto-gráfica lo es–, produciendo una perspectiva trape-zoidal o de “estiramiento”, algo que se puede apre-ciar perfectamente en los mapas de la PenínsulaIbérica. A ello habría que añadir que Ptolomeohabía partido de unas mediciones previas de la es-fera terrestre que daban como resultado un mundomucho más pequeño. Estas contradicciones entrelas observaciones de fuentes más actuales y los ma-pas de Ptolomeo dieron lugar a las denominadastabulae modernae o novae, mapas modernos que co-rregían en parte esos errores y que a partir de

!Edición del Siglo XVIde la Geographia de

Ptolomeo.




!Tabula Moderna Hispania(1482). Es el primer mapaimpreso de España con elcontorno “moderno”, no

obtenido a partir de mapasptolomaicos. (Fondos


!Tabula Moderna Hispania.Mapa “moderno” de Españaincluido en la edición de la

Geographia de Ptolomeo deS. Münster de 1544. (Fondos


!Tabula Secunda Europae,de Martín Saldseemüller,

1513, que representa a laHispania romana con la

característica silueta de losmapas ptolomaicos. (Fondos


De I

beria

a Es

pan˜a


43SEPTIEMBRE 2018


!Mapa orlado de JohannesVisscher, 1623. (Fondoscartográficos del IGN).

!Mapa de la PenínsulaIbérica de VicenzoMaria Coronelli, incluidoen su Atlante Veneto,1691. (Fondoscartográficos del IGN).



finales del siglo XV empezaron a incluirse cadavez con mayor frecuencia en los atlas ptolemaicos.Es el caso, por ejemplo, de la Geographia de Ulm,publicada en 1482. En esta obra, cuya segundaedición, de 1486, puede verse en la muestra delIGN, se incluye el primer mapa “moderno”impreso de España.

De esas fechas es también el globo terráqueo deMartin Behaim, del que el IGN exhibe una copia.El de Behaim –astrónomo y navegante alemánque trabajó para la corte portuguesa– es el globomás antiguo que se conserva, aunque, el mismoaño de su construcción, 1492, ya se habíaquedado obsoleto: faltaba, claro está, todo un con-tinente.

De los atlas de bolsillo a la Ilustración

Los siglos XVI a XVIII están considerados comola edad de oro de la cartografía. Geógrafos y gra-badores italianos, flamencos y holandeses, muchosde ellos al servicio de los reinos hispánicos, elabo-raron mapas mucho más exactos que los de suspredecesores gracias a los recientes descubrimientosy a nuevos instrumentos científicos, como el cro-nómetro marino, de importancia trascendentalpara medir la longitud, perfeccionado a principiosdel siglo XVIII.

Por otro lado, se desarrollaron mapas más variados,como los temáticos, entre los que podrían

destacarse los islarios o “isolarios”, un género muyde moda a lo largo del siglo XVI, que consistíanen compendios de mapas que representaban soloislas, generalmente acompañados de un mapamun-di. En la exposición del IGN se puede ver el “iso-lario” de Benedetto Bordone, cuya primera ediciónestá fechada en 1528 (el que posee el Geográficoes la segunda edición, de 1534) y que contiene 111mapas de islas de todo el mundo. De las costas denuestra Península se representan, además de lasBaleares, la “isla” de Cádiz –que aparece, en efecto,como una isla bastante separada de la costa– y lasmíticas Casitérides, frente a las costas gallegas (yen cuyo lugar, en algunos mapas, una vez compro-bado que las Casitérides eran pura leyenda, se si-tuaba a las Azores, evidentemente muy alejadasde su posición real).

Durante esta “edad dorada” de la cartografía, losatlas y mapas adquirieron, además, un valor nosolo práctico y científico sino también estético, quelos convirtió en objeto de deseo de muchos colec-cionistas. Uno de los más apreciados fue el TheatrumOrbis Terrarum, de Ortelius, publicado en 1570 yconsiderado el primer atlas moderno. Su tamaño,su encuadernación, la calidad del grabado e im-presión hicieron del Theatrum, al igual que de otrosgrandes atlas, un objeto de lujo al alcance de muypocos. Ello dio lugar a la aparición, a finales de esamisma centuria, de los atlas de bolsillo, más ma-nejables, de menor precio y asequibles para un ma-yor número de coleccionistas. Del propio atlas deOrtelius se realizaron desde 1577 y a lo largo detodo el siglo XVI varias ediciones de bolsillo bajo


!Mapas de las islas deMallorca y Menorca deFernando Bertelli,1565. (Fondoscartográficos del IGN).


45SEPTIEMBRE 2018

el nombre de Epitome o Enchiridion. Otros cartógrafoscomo Mercator y Hondius también publicaron susatlas en este formato.

Novedad del siglo XVII fueron los mapas orlados,de los que la exposición también presenta unabuena muestra. Estos mapas, también conocidoscomo cartes à figures y que tuvieron una gran de-manda del público, se adornaban con una orla al-rededor del elemento cartografiado, bien en dosde sus lados o en los cuatro, en la que se represen-taban vistas de ciudades, escudos y banderas, per-sonajes con atuendos típicos del lugar o personajesilustres. Existieron mapas orlados de diferentestipos, mundiales, regionales, de países, etc. Elprimer mapa orlado conocido de la Península Ibé-rica se debe a Hondius, que lo realizó hacia 1610.Uno de los más ricamente decorados, que puedeverse en la exposición junto a otros, es el deNicholas Visscher (1623), en cuyas orlas superiore inferior se representan vistas de ciudadesespañolas y portuguesas, y en las laterales, figurascon atuendos típicos de cada región.

Las vistas de ciudades, como las representadas enestas orlas, fueron también objeto de otracartografía temática de esta misma época. Obra

cumbre del género es sin duda el Civitates Orbis Te-rrarum, publicado en seis tomos entre 1572 y 1617.Pensado como complemento al Theatrum deOrtelius, es una colección de vistas panorámicas,planos y textos explicativos de cerca de 500ciudades de todo el mundo, constituyendo uno delos principales proyectos editoriales de la Edad Mo-derna.

Durante el siglo XVIII, los avances en astronomíaque había propiciado la Revolución Científica dela mano de genios como Kepler, Newton, Halleyo Huygens permitirán realizar mapas con muchamayor exactitud. Se crean, además, las primerasinstituciones, academias y sociedades que daránun gran impulso al avance científico en todos loscampos. En cartografía, destacan en esta época losgeógrafos franceses como Guillaume de Lisie Nolino Robert de Vaugondy, que tuvieron una gran in-fluencia en la cartografía española. En este siglo,varias expediciones y trabajos científicos suponenla adquisición de nuevos datos que, a la larga, daránlugar a avances en la cartografía hispana. Así, en1734, Jorge Juan y Antonio de Ulloa participan enla expedición francesa de La Condamine al Virrei-nato del Perú con el fin de medir el arco del meri-diano terrestre. Entre 1789 y 1794 tiene lugar la


!Vista de Bilbaoperteneciente a la obraCivitates Orbis Terrarumde George Braun y FranzHogenberg, 1572-1617.(Fondos cartográficos del IGN)


47SEPTIEMBRE 2018

expedición Malaspina, con el resultado de un atlasy varias decenas de nuevas cartas náuticas. Por suparte, en España, Vicente Tofiño, director de laEscuela de Guardiamarinas de Cádiz, fue elprimero en emprender la medición de las costasespañolas con métodos astronómicos, dando lugarsu trabajo al Derrotero de las costas de España(1787). Fruto de todo ello es la creación en 1797de la Dirección de Trabajos Hidrográficos con elfin de coordinar y sistematizar en nuestro país laproducción cartográfica.

En estos años finales del XVIII, no puede dejarde mencionarse en la cartografía española aTomás López de Vargas Machuca (1730-1802),que se había formado en Francia especializándoseen el grabado y dibujo de mapas. Su obra llenóun vacío existente en la cartografía española, lade un mapa general con la división administrativadel territorio reflejando sus jurisdicciones ecle-siásticas, civiles y judiciales. La influencia de lostrabajos de López se dejó sentir en las décadasposteriores, incluso una vez implantada la divisiónprovincial de Javier de Burgos (1833), pues los pri-meros nuevos mapas administrativos de nuestropaís, como el que cierra la exposición del IGN,seguían basados en las mediciones y dibujos delgran cartógrafo ilustrado.


LocalizaciónInstituto Geográfico Nacional (Acceso porla Casa del Mapa)C/ General Ibáñez de Ibero, 3. 28003 –MadridMetro Guzmán el BuenoVisitasLibre: de lunes a viernes, de 12 a 14 h.Guiada: hasta el 17/04/2019, previa solicitud al correo de ReservasFechasDel 26/04/2018 al 20/04/2019Reservas e informació[email protected] gratuita

Historia a ras de autovíaINFORMACION

práctica de la exposición:

Redacción Centro de Publicaciones

!Carta del Estrechode Gibraltar de ClaesJansz Vooght; Johanesvan Keulen, y JanLuiken, (grabador),realizada en 1695.(Fondos cartográficosdel IGN).


Viaje en el tiempo - prod.fomento.gob.es · ing exposicion.qxp__Maquetación 1 21/12/18 8:38...

Documents

Transcript of Viaje en el tiempo - prod.fomento.gob.es · ing exposicion.qxp__Maquetación 1 21/12/18 8:38...