Unidad numero 10, julio 2009

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Publicación del Comité Central del Partido Popular Socialista de México, Año 1, Número 10, Junio de 2009, 5.00 sigue en la página 2 sigue en la página 2 CUAUHTÉMOC AMEZCUA DROMUNDO* L a crisis del sistema capita- lista mundial es una rea- lidad, y el hecho de que nuestra economía sea profun- damente dependiente respecto de ese sistema en bancarrota, nos vuelve en extremo vulnera- bles. Peor todavía, porque de- pendemos sobre todo de Es- tados Unidos, epicentro de la crisis. Nuestra expectativa es la peor de todo el continente, y una de las más negativas del mundo. La crisis conlleva una lucha despiadada en el seno del sis- tema capitalista, de todos con- tra todos. Los “pesos pesados” del capitalismo mundial, apro- vechan el caos para acumular, a costa de otros, los que sean y como sea. Gigantescas empre- sas monopólicas que han sido símbolo del poderío del dinero, quiebran y desaparecen, de un JUAN CAMPOS L a política neoliberal que impulsan los organismos financieros del im- perialismo es la causante de la pri- mera gran crisis del capitalismo mundial en el siglo XXI. La Organización Interna- cional del Trabajo advierte que el desem- pleo puede llegar, en 2009, a 239 millones de los cuales 2.5 millones pueden corres- ponder a nuestro país, Pero los efectos no se limitan a los desempleados, sino que afectan también a los que trabajan. momento a otro. Otras, igual- mente grandes, las absorben o las “truenan”. Pero por cada gran empresa, desaparecen mi- les de medianas y decenas de miles de pequeñas. Y por cada puñado de dólares que pierden los grandes capitalistas, millo- nes de mujeres y hombres del mundo, trabajadores, son su- midos en la miseria. El sistema capitalista es así, en él impera la ley de la selva, y esa, su ca- racterística consubstancial, se magnifica cuando se desata una crisis profunda como la actual. Desde luego que los capi- tales dominantes en el mun- do, se vuelcan sobre todo y más que nunca, sobre las eco- nomías subordinadas. Sus vo- ceros están exigiendo ya ac- ciones más drásticas contra la clase trabajadora de nuestro país, y contra sus recursos na- En México, de los 42 millones 915 mil 615 mexicanos que integraban la pobla- ción ocupada en el primer trimestre de 2009, 67.06% eran remunerados: reci- bían un asalario u otra forma de retri- bución como honorarios, comisiones, destajo, propinas, etcétera; 6.10% no re- cibían pago alguno, y 22.49% trabajaban por cuenta propia. El 4.55% restante co- rrespondía a los patrones. (véase tabla 1).

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Periódico del PPS de México

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Publicación del Comité Central del Partido Popular Socialista de México, Año 1, Número 10, Junio de 2009, 5.00

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CuauhtémoC amezCua DromunDo*

La crisis del sistema capita-lista mundial es una rea-lidad, y el hecho de que

nuestra economía sea profun-damente dependiente respecto de ese sistema en bancarrota, nos vuelve en extremo vulnera-bles. Peor todavía, porque de-pendemos sobre todo de Es-tados Unidos, epicentro de la crisis. Nuestra expectativa es la peor de todo el continente, y una de las más negativas del mundo.

La crisis conlleva una lucha despiadada en el seno del sis-tema capitalista, de todos con-tra todos. Los “pesos pesados” del capitalismo mundial, apro-vechan el caos para acumular, a costa de otros, los que sean y como sea. Gigantescas empre-sas monopólicas que han sido símbolo del poderío del dinero, quiebran y desaparecen, de un

Juan Campos

La política neoliberal que impulsan los organismos financieros del im-perialismo es la causante de la pri-

mera gran crisis del capitalismo mundial en el siglo XXI. La Organización Interna-cional del Trabajo advierte que el desem-pleo puede llegar, en 2009, a 239 millones de los cuales 2.5 millones pueden corres-ponder a nuestro país, Pero los efectos no se limitan a los desempleados, sino que afectan también a los que trabajan.

momento a otro. Otras, igual-mente grandes, las absorben o las “truenan”. Pero por cada gran empresa, desaparecen mi-les de medianas y decenas de miles de pequeñas. Y por cada puñado de dólares que pierden los grandes capitalistas, millo-nes de mujeres y hombres del mundo, trabajadores, son su-midos en la miseria. El sistema capitalista es así, en él impera la ley de la selva, y esa, su ca-racterística consubstancial, se magnifica cuando se desata una crisis profunda como la actual.

Desde luego que los capi-tales dominantes en el mun-do, se vuelcan sobre todo y más que nunca, sobre las eco-nomías subordinadas. Sus vo-ceros están exigiendo ya ac-ciones más drásticas contra la clase trabajadora de nuestro país, y contra sus recursos na-

En México, de los 42 millones 915 mil 615 mexicanos que integraban la pobla-ción ocupada en el primer trimestre de 2009, 67.06% eran remunerados: reci-bían un asalario u otra forma de retri-bución como honorarios, comisiones, destajo, propinas, etcétera; 6.10% no re-cibían pago alguno, y 22.49% trabajaban por cuenta propia. El 4.55% restante co-rrespondía a los patrones. (véase tabla 1).

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turales y económicos nacio-nales: nuevas y más profundas “reformas estructurales”, más privatizaciones; menores sala-rios; menos prestaciones; me-nos para los explotados y más, mucho más, para los explota-dores.

Y todo eso se nos viene en-cima luego del proceso elec-toral, que termina en seis se-manas. Ni siquiera tendrán que esperar a que se instale la nueva legislatura para que les apruebe lo que pretenden, no dependen de eso. Tampoco de cómo hayan quedado los nú-meros, cuántos diputados ten-ga el PAN, el PRI, el PRD u otros. Con los diputados que hay ahora y/o con los que haya después, los que sean, tendrán los votos más que suficientes

defendió el petróleo y se pro-nuncia en defensa de la sobe-ranía, apenas aspira a contar con treinta, de quinientos... entre los que pudo colocar en uno u otro partido, como gen-te de su confianza. Y todavía, entre éstos, tan poquitos, se colaron varios que a lo largo de su vida sólo han mostrado su desvergüenza, como Muñoz Ledo y varios más. Tampoco existe ya en el Congreso una fuerza mayoritaria que pu-diera, en algunos casos, ser receptiva a los alegatos fun-damentados en principios e ideas, eso es cosa del pasado.

Por eso, lo cierto es que la lu-cha de clases no está presen-te en estas elecciones. Por una sencilla razón: no hay opciones.

El voto esta vez no incidirá en la correlación de fuerzas. Las votaciones en ambas cá-maras, quede como quede la de diputados, que se va a “re-novar”, podrán ser todas a fa-vor del imperialismo y la reac-

ción, salvo que el movimiento de masas lo impida. El movi-miento de masas, combati-vo, enérgico –y no los “repre-sentantes del pueblo” impidió la reforma constitucional que propuso Zedillo para privatizar del todo la industria eléctrica, ésta fue su primera gran vic-toria; otras han venido y ven-drán después.

La lucha de clases hoy, en las actuales circunstancias, se da sobre todo en la calle, en la plaza pública, en los bloqueos carreteros. ¡Ah!, y desde lue-go, en la batalla de las ideas.

Ya, en otras condiciones, el movimiento de masas tal vez pueda organizar su propio par-tido, entonces habría opcio-nes... pero eso es problema del porvenir. Por ahora, toda nuestra atención debemos concentrarla en las batallas que están a la puerta.

*presiDente Del partiDo popular so-

Cialista De méxiCo.

Tabla 1 PEA, población ocupada y desocupada.

I Trimestre de 2009

Concepto I -2009

Población Económicamente Activa 45,204,274

Población Ocupada 42,915,615

Remunerados 28,779,312

Sin pago 2,616,582

Por cuenta propia 9,652,731

Patrones 1,866,990

Población Desocupada 2,288,659

Fuente: Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, STPS-INEGI.

Tabla 2 Nivel de ingresos de la población ocupada.I Trimestre de 2009

Concepto I Trim, 2009

Población Ocupada 42,915,615

No recibe ingresos 3,288,102

Hasta un salario mínimo 5,422,647

Más de 1 hasta 2 salarios mínimos 9,950,596

Más de 2 hasta 3 salarios mínimos 8,817,816

Más de 3 hasta 5 salarios mínimos 7,575,164

Más de 5 salarios mínimos 4,462,030

No especificado 3,399,260

Fuente: Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, STPS-INEGI.

Si complementamos esa información con la relativa a sus ingresos, tendremos que no reciben pago alguno 7.66%; perci-ben hasta un salario mínimo 12.64%; más de uno y hasta dos 23.19%; más de dos y hasta tres 20.55%; más de tres y hasta cinco 17.65%; más de cinco salarios míni-mos 10.40%, y sin especificar 7.92% (véa-se tabla 2).

Significa que en nuestro país 64.04% de la población ocupada percibe hasta tres salarios mínimos y 81.69% hasta cinco. O sea, que cuatro de cada cinco trabajado-res tienen un ingreso que es insuficiente para solventar los gastos básicos que re-

quiere para vivir una familia promedio.Pero como la pobreza no se mide por el

ingreso de un solo individuo sino por fami-lia —en una familia pueden trabajar varios de sus integrantes, que en conjunto pue-den aportar los recursos necesarios— re-querimos de los datos proporcionados por la Secretaría de Medio Ambiente y Re-cursos Naturales (Semarnat), en 2006, cuando en México había 104 millones 280 mil habitantes.

La dependencia gubernamental infor-ma que se encontraba en condiciones de pobreza alimentaria 24.49% de la po-blación, es decir, que 25.5 millones eran

miserables, que ni siquiera obtenían los recursos necesarios para cubrir las ne-cesidades correspondientes a los re-querimientos establecidos en la canasta alimentaria, y que vivía en condiciones de pobreza de capacidades 32.74% de la po-blación, que 34.1 millones carecían de los ingresos necesarios para cubrir el patrón de consumo básico de alimentación, salud y educación —incluye a los 25.5 millones en pobreza alimentaria.

Además, que se encontraban en condi-ciones de pobreza de patrimonio 54.65% de los habitantes del país, o sea, que 57 millones carecían de los recursos mone-tarios para cubrir el patrón de consumo básico de alimentación, vestido y calza-do, vivienda, salud, transporte público y educación —incluye a los 25.5 millones en pobreza alimentaria y a los 8.6 millo-nes en pobreza de capacidades.

Frente a esta dura realidad, una de las salidas que los mexicanos vislumbraron durante años, como posible solución a sus problemas de desempleo y pobreza, fue la migración hacia las grandes ciudades del país y hacia diversas ciudades de Estados Unidos.

Pero la migración interna sólo con-vierte la miseria rural en miseria urbana, con su carga de secuelas sociales vincu-ladas a la delincuencia, al alcoholismo, la prostitución y el consumo de estupefa-

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para lo que quieran. ¿Por qué no lo han hecho, en estos días? Sólo porque están absortos en la esfera electorera, enfras-cados en la lucha por conse-guir mayor número de posicio-nes en los comicios próximos, unos y otros, en una lucha de camarillas. Buscando posicio-nes, postergan acciones que les puedan significar pérdida de votos. Pero eso termina em-pezando julio, y ya no les im-portará. Y hagamos cuentas, ¿cuántos diputados actuales y/o futuros se opondrán a los intereses del eufemísticamente llamado “mercado mundial”? Las plataformas electorales de los tres partidos “grandes” y los más de los “chiquitos”, se de-claran a favor de la “economía de mercado”...

Es cierto, entre los candida-tos hay individualidades que se salvan, personas honestas, respetables, pero sólo son las excepciones y en nada alteran las cifras. López Obrador, que

25 años de neoliberalismo merecen respuesta

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Por la liberación nacional y el socialismo

cientes, y la externa separa a las familias muchas veces para siempre. Según el Ins-tituto Nacional de Estadística y Geogra-fía (INEGI), 28 millones de mexicanos vi-ven en Estados Unidos, cerca de 50% son indocumentados; 70% tiene entre 15 y 44 años de edad, y solamente 5.3% cuenta con formación profesional.

Esos migrantes generan un caudal que se distribuye, principalmente, en las en-tidades y regiones que mayor rezago so-cial tienen. Seis entidades, en azul, con-centran más de 50 % de las remesas: Michoacán, 13.2 %; Guanajuato, 9.2%; Jalisco, 8.5%; México, 8.3%; Pue-bla, 5.8; DF, 5.7%; con otras seis (en rojo): Veracruz, 5.7%; Guerrero, 5.0%; Oaxaca 4.8%; Hidalgo, 3.7%; Chiapas, 3.0% y Zacatecas 2.5%, la concentración se eleva a 75 % del total (véase figura 1).

José santos Cervantes

El movimiento social revoluciona-rio empezó a levantar cabeza en nuestro país en la etapa neoliberal

no hace más de una década, oponiéndo-se a que el vendepatrias y corrupto Er-nesto Zedillo, modificara el artículo 27 constitucional para así poder privatizar la industria eléctrica, logrando detener la contrarreforma. De entonces acá ha ha-bido movilizaciones extraordinarias y vic-torias totales o parciales, también duros y dolorosos golpes como los inflingidos a los compañeros del Frente de Pueblos en De-fensa de Tierra de San Salvador Atenco y a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, al reprimirlos brutalmente y encarcelar a sus dirigentes entre ellos al compañero Ignacio del Valle.

Todas las movilizaciones (de electricis-tas, trabajadores de la educación, mine-ros, campesinos, indígenas, exbraceros, etc.) han ido elevando la conciencia del pueblo, pero sin llegar al nivel que requie-re la etapa actual en que las condiciones objetivas están dadas para el cambio re-volucionario. Pero las condiciones subje-tivas para lanzarse a la revolución de libe-ración nacional y para alcanzar la victoria por cualquiera de las vías que las condicio-nes concretas nos impongan, no están da-das, urge crearlas. Se ha avanzado, pero

De acuerdo con los informes del Banco de México (Banxico), el flujo de remesas a México que se habían incrementó de 3 mil 673 millones de dólares en 1995 a 25 mil 145 en 2008, bajarán considerable-mente en 2009 y 2010.

Los envíos de los mexicanos radicados en EE.UU., constituyen el factor funda-mental para mitigar la pobreza y miseria de los mexicanos y no las limitadas y elec-toreras políticas “sociales” de los sucesi-vos gobiernos neoliberales que para 2007 representaron poco más de 14.8 mil millo-nes de dólares, es decir, un poco menos del 60% de lo que representan las remesas.

Ahora que EE.UU. tampoco constitu-ye una alternativa para la búsqueda de mejores condiciones de vida, habrá que esperar los datos correspondientes al go-bierno de Calderón, para saber los por-centajes de desempleo, de las tres catego-rías de pobreza y miseria, incrementadas por la crisis económica y la insistencia en aplicar políticas que en más de 25 años so-lamente han agudizado la ya injusta distri-bución del ingreso.

Que los que voten, se los cobren el próximo 5 de julio. Los 25 años de neoliberalismo merecen una respuesta del pueblo, de los trabajadores.

Figura 1 Entidades federativas que reciben 75% de las

remesas 2008

Fuente: con datos de INEGI, www.inegi.org.mx consultado el

28 de mayo de 2009

¡en los fines de semana o ratos libres!no al grado de que podamos plantearnos ya, echar abajo a la clase social que ac-tualmente detenta el poder, por cualquie-ra de las vías, sea electoral, armada, o in-surreccional (plantones, paros, bloqueos, huelga general, etc.) o una combinación de las tres. La conciencia de clase y la or-ganización de las masas movilizadas en el país no dan para eso, por ahora.

La ley de necesaria correspondencia entre el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de produc-ción, se ha alterado de forma permanen-te, ha llegado a una fase de su desarrollo, en que las fuerzas productivas han en-trado en contradicción con las relacio-nes de producción existentes, (la cual es insoluble en los marcos del mismo siste-ma socioeconómico). Es la presencia de esta contradicción dialéctica, insoluble, lo que hace necesario y por tanto posible una transformación en la base del siste-ma económico-social dado, conformando así las condiciones objetivas que indican la apertura de una época revolucionaria.

En nuestro país las masas populares que se movilizan por sus demandas concre-tas, cada vez en mayor medida elevan su conciencia y pasan de luchas de carácter gremial a un nivel superior, al de la lucha política e ideológica y por lo tanto se dan

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cuenta de que la contradicción fun-damental que debe superarse –para poder resolver los problemas econó-micos, políticos y sociales- es la que se da entre nuestra nación y el impe-rialismo, erigiéndose entonces como sujeto del desarrollo social.

Es decir, todos estos sectores y clases sociales están conforman-do el sujeto social que está actuan-do sobre las condiciones objetivas. Este sujeto social no es homogéneo ni en su composición social ni en el nivel de conciencia. Entre las masas movilizadas se diferencia cada vez en mayor medida la parte compues-ta por hombres y mujeres conscien-tes de la actividad que desarrollan, que le imprimen los rasgos y nive-les de su conciencia a todo el sujeto social en mediante la actividad so-cial transformadora y mediante ella, cuya máxima expresión es la prác-tica revolucionaria. Estas fuerzas constituyen en cada periodo histó-rico el factor subjetivo del desarro-llo social.

Sin embargo este factor subjetivo está representado todavía por una breve minoría, dentro del movimien-to social y gran parte de este carece de la debida disciplina para dedicarse de lleno a las tareas revolucionarias, arrastra también vicios de la etapa anterior al neoliberalismo, del perio-do de la relativa comodidad, en que el proceso revolucionario en nuestro país con zigzagueos y tropiezos iba avanzando en sentido progresivo.

Envidias, celos, ambiciones, opor-tunismos, zancadillas, etc., vicios y deformaciones que todavía no su-peran incluso dirigentes de organi-zaciones sindicales y sociales im-portantes, que no les permiten ver que las condiciones objetivas para el cambio revolucionario, están dadas, por esto afirmamos que urge crear las condiciones subjetivas.

Porque en la conciencia de las masas movilizadas domina la idea de que aun no es tiempo para entrar de manera decidida a la lucha revo-lucionaria, que no es necesario de-dicar mayor tiempo, que es más que suficiente un fin de semana, o asis-tir (para cumplir con la formalidad) a una reunión, una marcha, cada dos o tres meses,¡y ya!, realizar al-guna una tarea “¡nomás pa´que no digan!”, porque “¡tengo mucho tra-bajo!”, o dedicar el rato libre, que pocas veces tienen, o porque siem-

pre están muy ocupados, no hay di-nero, no les queda tiempo porque hay que atender primero que nada “¡el trabajo, si no de qué vivo!”, o las reuniones familiares, o los fi-nes de semana con los compadres, ir al tianguis, la tele, no perderse el partido de fútbol, el básquet, etc., lo demás puede esperar, que lo ha-gan los que tienen po$ibilidade$, los que tienen tiempo, los que no tienen que trabajar, los que no les gusta es-tar con su familia, los que no tienen problemas, los que no les gusta el deporte, etc.

Y pretextos no faltan, incluso en compañeros del Partido muy prepa-rados políticamente, pero para jus-tificar su inacción dicen: “¡Pos…sí pero aquí no hay condiciones!”, “¡aquí la cosa está #$%&, no como (en tal estado o sindicato) donde todo se les facilita!”, “¡aquí la gente está muy apática!”, “¡yo fui a una reunión y no jalaron!”, etc. infinidad de pretextos.

¿Podremos con un movimiento así organizar y hacer la revolución de li-beración nacional, que está a la orden del día, así, dedicando un fin de se-mana o en los ratos libres, autojustifi-cando nuestra flojera, nuestra como-didad? Jamás. En ninguna parte del mundo se ha hecho ni se hará, y quie-nes no comprendamos esto estamos equivocados. O ¿somos tan ingenuos como para creer que los yanquis, los Slim, Azcárraga, Larrea, el Calderón y sus secuaces, los mafiosos del PRI, PAN, PRD etc., nos van a dar "chan-ce", de hacer "cómodamente", sin ningún sacrificio, sin recurrir a la odio-sa lucha de clases ¿la revolución?.

El factor subjetivo, la vanguardia está representada, por ahora, por pocos compañeros que son los que están dando su vida por la revolu-ción, sin esperar reconocimiento al-guno, y están presentes en luchas grandes y pequeñas, no se arredran frente a las dificultades, no se des-alientan ante las adversidades, no se quejan de su precaria situación eco-nómica, ni de sus problemas familia-res. Estos son los que llevan sobre sus hombros la dirección, los que orientan sin afanes protagónicos, los primeros que se autoproponen para las tareas que dentro del mo-vimiento social nadie acepta y que las cumplen escrupulosamente. Hay que multiplicar su número por miles, esa es la tarea más urgente, sólo así podremos liberar a nuestra patria.

parte ii

En el artículo anterior (Unidad No. 8) se expli-ca que el Materialismo dialéctico (marxismo) cuando se aplica al estudio del origen y desa-

rrollo de la sociedad humana se le llama Materialis-mo histórico, cuya tesis fundamental es el ser social determina la conciencia social, o bien, la producción material es la base de la vida social

Pero esta explicación materialista de los fenóme-nos sociales en nada niega el papel activo de la con-ciencia social. Por el contrario, el Materialismo histó-rico plantea que la conciencia social no solamente es reflejo del mundo material, sino que al mismo tiem-po también influye sobre el ser social. Cabe enfati-zar, para evitar una idea simplista sobre el Materialis-mo histórico, que éste descubre las fuerzas motrices económicas, políticas e ideológicas del desarrollo de la sociedad.

En el presente artículo se expondrán algunas ideas básicas sobre esta ciencia del marxismo.

Siendo la sociedad humana el objeto de estudio del Materialismo histórico, partimos, de la base de que a ésta también la estudian otras ciencias, no sólo el Materialismo histórico, sino todas y cada una de las llamadas ciencias sociales: Historia, Economía, Polí-tica, Derecho, Ética, Estética, Pedagogía, etc.

Cada una de estas ciencias estudia los hechos, fe-nómenos y leyes de un campo o una esfera específica de la vida social. Pero ¿cuál de estas ciencias sociales investiga las leyes más generales del proceso históri-co de la humanidad? Es decir, ¿Qué ciencia estudia no sólo leyes particulares ni las relaciones del devenir

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Por la liberación nacional y el socialismo

cronológico de la sociedad, sino las com-plejas relaciones recíprocas, simultáneas y en constante movimiento ---de efecto y causa, de causa y efecto, a la vez--- en-tre los fenómenos de cada esfera concreta de la vida social, entre los fenómenos de las diferentes esferas de la vida social y, al mismo tiempo, entre todos éstos fenóme-nos y el medio geográfico? Esta ciencia es el Materialismo histórico.

¿Cómo es, entonces, la relación del Materialismo histórico con otras ciencias sociales concretas? Es una relación recí-proca donde ambas partes se suministran solidez y utilidad. El materialismo histó-rico puede impulsar el desarrollo de las ciencias sociales, lo cual a la vez enrique-ce al Materialismo Histórico, de manera que éste va creando y renovando sus te-sis, así como desechando otras de etapas históricas ya superadas.

De acuerdo a lo planteado en la prime-ra parte, la naturaleza o factor geográfico y el crecimiento de la población o factor demográfico, solamente son condicio-nes del desarrollo de la sociedad. La cau-sa fundamental y de última instancia de los cambios operados en la vida social es el proceso de producción o factor econó-mico. Dentro de este factor tenemos dos aspectos: las fuerzas productivas, cuyos componentes son, los medios de produc-ción (instrumentos, máquinas, aparatos, técnicas, recursos naturales, tierra, etc) así como los trabajadores; y las relacio-nes de producción, que son las relaciones mutuas de los hombres en el proceso pro-ductivo.

Las fuerzas productivas y las relaciones de producción, consideradas en su uni-dad, constituyen el modo de producción. 1

Entre las fuerzas productivas y las re-laciones de producción existen rasgos co-munes y también diferencias. Las fuerzas productivas son nexos de los hombres con la naturaleza, en el proceso de la produc-ción. Las relaciones de producción son las relaciones de los hombres entre sí en el mismo proceso. Las fuerzas productivas son la base de la producción, el nivel de su

1 p 387, Enciclopedia de Filosofía. Fundamentos de Filosofía Marxista.. F. V. Konstantinov. Grijalbo, México. D.F. 1965

desarrollo determina el carácter de las re-laciones de producción.

Comprender el concepto fuerzas pro-ductivas es fácil, pero el de relaciones de producción tiene cierta dificultad por ser más abstracto, así que le pondremos ma-yor atención: la producción es un proceso social, siempre es realizada por algún co-lectivo o alguna sociedad. Lo esencial, lo determinante en el conjunto de las rela-ciones de producción es la forma de vin-culación de los hombres con los medios de producción o, lo que es lo mismo, las formas de la propiedad de dichos medios. La esencia de cualquier tipo de relaciones de producción se halla determinada, ante todo, por la forma de la propiedad sobre los medios de producción; es decir, depen-de de quién posee los medios de produc-ción (la tierra y el subsuelo, los bosques, las materias primas, los energéticos, los instrumentos de la producción, etc) 2

Dos son las formas fundamentales de la propiedad de los medios de la producción: la propiedad privada y la propiedad social.

Cuando la propiedad de los medios de producción es de determinados indivi-duos, grupos o clases, se trata de la pro-piedad privada; cuando la propiedad de los medios de producción corresponde a toda la sociedad, se trata de la propiedad social.

Si los medios de producción se hallan en manos de una parte de la sociedad ---pro-piedad privada--- en tanto que la parte res-tante se halla desposeída de ellos, las re-laciones humanas son de dominación y sometimiento, son relaciones entre explota-dores y explotados. Si los medios de produc-ción son de toda la sociedad --- propiedad social--- las relaciones entre los hombres son de cooperación y ayuda mutua.

La propiedad privada de los medios de producción da lugar a sociedades clasis-tas, es decir, divididas en clase sociales, las cuales son fundamentalmente dos: la pro-pietaria de los medios de producción: la clase explotadora; y la población restante, en la que se encuentran los trabajadores, el componente humano y principal de las fuerzas productivas: la clase explotada.

La propiedad social de los medios de la

2 p. 389 Ibidem

producción no da lugar a la formación de clases sociales, puesto que toda la socie-dad es la propietaria de éstos, pero a la vez y en consecuencia, también toda la sociedad se conforma de trabajadores, es decir, de trabajadores no explotados. Esta sociedad sin clases, sin explotadores y ex-plotados, constituye el modo de produc-ción socialista, el que crea las condiciones necesarias, para todos los seres humanos, hacia la plenitud de la justicia.

Las relaciones de producción no pueden ser establecidas arbitrariamente; son rela-ciones objetivas, materiales, que no depen-den de la voluntad humana. Los hombres no pueden escoger libremente sus fuerzas productivas, sino que sus propias relaciones de producción dependen del nivel alcanza-do por ellas. Por ejemplo, con los medios de producción actuales el propietario no pue-de lograr que se vuelva a un régimen eco-nómico de servidumbre. Igual que el señor feudal no podía implantar, a su voluntad, el régimen de producción capitalista.3

El estudio del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de produc-ción nos da la clave para explicar la es-tructura de la sociedad y para compren-der las causas del desplazamiento de un modo de producción a otro, de una for-mación económico-social a otra4, como ha sucedido a través de la historia: comu-nismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo (primera fase de la sociedad comunista)

Bajo el régimen del comunismo primi-tivo, en el que imperaba la propiedad so-cial sobre los entonces rudimentarios me-dios de producción, no existía la división de clases ni la explotación del hombre por el hombre. Al aparecer la producción y la propiedad privadas sobre los medios de producción, la sociedad se dividió en clases y entre los hombres se crearon re-laciones de explotación, de dominio y sometimiento. Tales son las relaciones ca-racterísticas del régimen esclavista, de la sociedad feudal y del capitalismo…Sola-mente cuando desaparecen los modos de producción basados en la propiedad pri-vada sobre estos medios, cuando surge y se consolida el modo socialista de pro-ducción, se transforma radicalmente todo el régimen de vida social, se suprimen las clases explotadoras, llega a su fin la explo-tación del hombre por el hombre y, por úl-timo, se afianzan las nuevas ideas políticas y jurídicas5.que expresan los intereses de todos, es decir, de los trabajadores.

3 p. 390, Enciclopedia de Filosofía. Fundamentos de Filosofía Marxista.. F. V. Konstantinov. Grijalbo, México. D.F. 1965

4 ibídem

5 p, 392, Ibidem

martha elvia GarCía

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ESTIMAdoS CoMPAñEroS:

Saludamos la convocatoria a esta Asamblea Plenaria, su realización era necesaria y urgente.

Saludamos con respeto fraternal a to-das las diversas y diferentes organizacio-nes y personas que conforman el Diálogo Nacional.

Les ofrecemos de manera breve nues-tras reflexiones, con el interés de contri-buir a la construcción de la opinión colec-tiva de este Diálogo Nacional:

El balance de la situación local, nacional e internacional es un instrumento valio-so para determinar en qué momento es-tamos y, por lo tanto, cómo debemos ac-tuar: si debemos continuar por el camino antes trazado, acelerar el paso, moderarlo o hacer una pausa; si debemos introducir variantes; si debemos dar un giro y tomar un camino distinto.

Por cuanto a la arena nacional, que es la determinante, el balance ha de ponernos a la vista cómo están en este momento,

a) las condiciones objetivas y b) las subje-tivas; c) Cuál es la correlación de fuerzas en la lucha de clases; d) Respecto a nues-tros adversarios, ha de decirnos cómo es-tán sus debilidades y sus fortalezas, y cuá-les son unas y otras, en concreto; d) Así también, cómo están las nuestras, y cuá-les son; e) Ha de precisarnos en qué sen-tido se están moviendo unas y otras fuer-zas, las que pesan en los acontecimientos, y prever en qué sentido se van a mover en el futuro, de acuerdo con las circunstan-cias; f) Un recuento a detalle de los he-chos no es útil, sino que debe ser un análi-sis de esencias; g) No ha de partir de cero, como si en cada momento la lucha volvie-ra a empezar desde la nada; debe tomar en cuenta los antecedentes, puesto que la lucha de clases es una sucesión de accio-nes e interacciones dialécticamente en-lazadas; h) Debe distinguir entre los fe-nómenos propiamente coyunturales que pueden ser llamativos y hasta escandalo-sos, sin que por ello modifiquen las ten-

¡Es hora de elevar y dinamizar la lucha de clases!

mensaje del partido popular socialista de méxico a la plenaria de la Comisión Coordinadora del Diálogo nacional. Ciudad de méxico, mayo 30 de 2009.

dencias, y los hechos nuevos, trascenden-tes, que sí incidan en las tendencias y tal vez hasta en la correlación de las fuerzas; i) Debe evitar los errores de exagerar los hechos, dar por realidades las que sean meras especulaciones, por agresivas que éstas puedan ser o parecer contra nues-tros adversarios; el análisis revolucionario requiere de un verdadero rigor científico, sólo en esas condiciones será verdadera-mente revolucionario y válido para basar nuestras decisiones.

El panorama internacional, estudiado en términos semejantes a los ya expresa-dos, nos aporta elementos de circunstan-cia que puede ser propicia o desfavorable para unas u otras fuerzas en la lucha na-cional y que pueden incidir de manera po-derosa en la misma.

Así las cosas, el balance de la situación nacional, a nuestro juicio, nos indica que a) Las condiciones objetivas para derrotar a nuestros adversarios y lograr un cambio profundo a favor de la clase trabajadora y el pueblo, están maduras; ya lo estaban antes de que estallara la reciente fase de la crisis del sistema capitalista mundial, y ésta vino a incidir en que dichas condicio-nes se expresaran todavía con mayor ni-tidez; los hechos más recientes en nada cambian esa tendencia; b) Estamos en el proceso de construir las condiciones sub-jetivas, a lo que contribuye de manera im-portante este Diálogo Nacional con sus trabajos y actividades; c) Avanzamos en el proceso de construcción de una fuerza popular de magnitud suficiente para cam-biar la correlación, a nuestro favor; ¿qué tanto? Los informes de trabajo y activi-dades por entidad, región u organización, son un buen indicador, en tanto sus datos sean significativos; de ellos, hay que dis-tinguir entre lo cuantitativo y lo cualitati-vo, determinado por su impacto en el ob-jetivo de construir un movimiento de gran magnitud, firme, combativo, plural –y por ello diverso- pero unido en lo esencial y

PARTIDO POPULAR SOCIALISTA DE MÉXICO

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Por la liberación nacional y el socialismo

bien articulado. Ésta y no otra es, a nues-tro juicio, la actividad central, fundamen-tal del Diálogo Nacional y de otros frentes de masas en proceso de edificación.

Nuestros adversarios, desde los llama-dos “poderes de la Unión”, están absortos en la esfera electorera –no hay que con-fundirla con la lucha política y ni siquie-ra con la lucha electoral, que tienen otras implicaciones-, enfrascados en la batalla por conseguir el mayor número de posi-ciones en los comicios próximos, unos y otros, que se traducirán en cuotas de po-der grupal y en recursos dinerarios signifi-cativos, ésa es una debilidad transitoria de nuestros enemigos, porque postergan ac-ciones –contra la clase obrera y el pueblo- que les puedan significar pérdida de votos.

Por eso, sólo el movimiento de masas más combativo y enérgico, podrá detener la ofensiva feroz que se vendrá en pocas semanas más.

Y, como sabemos, el movimiento de masas más combativo sigue formando fi-las en este Diálogo Nacional y en otros agrupamientos valiosos, de lucha sin vaci-laciones ni oportunismos, como éste mis-mo lo es.

Por eso, estimados compañeros, de las diversas y diferentes organizaciones y personas que conforman el Diálogo Na-cional, como bien se dice en la convocato-ria, “nuestra línea estratégica fundamen-tal, es organizar la lucha de clases, dirigir esa lucha, para ganar una correlación de fuerzas que nos permita terminar con el actual régimen político antidemocrático, autoritario y excluyente.”

Es hora de elevar y dinamizar la lu-cha de clases. De dinamizar nuestra ac-tividad, sobre todo la que se orienta a la construcción y fortalecimiento del movi-miento de masas. Tenemos necesidad de crear e instrumentar mecanismos para afinar la batalla interna de las ideas, aquí mismo, entre nosotros –ésta es una ne-cesidad esencial e impostergable- con el fin de que, como colectivo, produzcamos las más sensatas, las mejor fundamenta-das, las más firmes y con ellas salgamos a la lucha.

Tenemos que avanzar en los traba-jos organizativos y políticos, para la ce-lebración de un encuentro nacional, a fin de construir un gran frente para la lucha contra el imperialismo y por la indepen-dencia nacional, sin abatir nuestras ban-deras, en aras sumar otras fuerzas, por-que si pretendemos acrecentar el número de aliados sin cuidar de que los convoca-dos coincidan en los aspectos medulares de nuestra lucha, corremos el riesgo de entregar la conducción de la misma a las manos de los enemigos de clase y de idea-les y aspiraciones.

Muy grave el peligro del sectarismo, que nos conduciría al aislamiento y, con ello, a la incapacidad de cambiar la corre-lación de fuerzas a nuestro favor; pero igualmente peligroso el otro extremo, de acabar sumándonos a los neoliberales que por oportunismo dicen no serlo; a los ser-vidores del capitalismo mundial y local. Crecer en cantidad, al costo de abando-nar banderas fundamentales, no es sano ni deseable porque podríamos no cambiar la correlación de fuerzas a favor de la cla-se obrera ni el pueblo, sino consolidar la ya existente, que nos es adversa.

POR lA DIRECCIóN POlíTICA DEl COMITé CENTRAl.

CuAuHTéMOC AMEzCuA DROMuNDO, PRESIDENTE.

Pero la crisis del sistema capitalista mundial es una realidad, un dato duro, y otro dato de igual naturaleza lo es el ca-rácter profundamente dependiente de nuestra economía respecto de ese sistema capitalista mundial en bancarrota, y peor aun, nuestra dependencia en particular es respecto del epicentro de la crisis, Estados Unidos. Nuestra economía es la más vul-nerable de todo el continente y una de las más vulnerables del mundo y la crisis ya la está golpeando con rudeza, pero lo más fuerte está por llegar.

Será en cuanto haya pasado el día de las elecciones, dentro de cinco semanas, cuando se desatarán las acciones más drásticas contra la clase trabajadora de nuestro país, y contra sus recursos na-turales y económicos nacionales; vendrá una nueva oleada de “reformas estructu-rales”, privatizaciones, etcétera, desde el Ejecutivo, el Judicial y también desde el Legislativo. Ni siquiera esperarán a que se instale la nueva legislatura, no lo nece-

sitan. Los tres poderes están en manos de la burocracia gubernamental, subcla-se menor dentro de la burguesía subordi-nada al imperialismo. Con los diputados y senadores que hay ahora y con los dipu-tados que haya después, tendrán los vo-tos más que suficientes para aprobar lo que les venga en gana. Si somos riguro-sos en nuestro análisis nos quedará claro que los trabajadores no podemos abrigar ninguna esperanza de cambio a nuestro favor, respecto de la conformación de la siguiente legislatura, a la vista de quiénes son los candidatos internos y externos de los partidos políticos que participan en la elección; cuáles son sus antecedentes po-líticos y sociales; cuáles son y han sido sus compromisos de clase y con respecto del

capital financiero y corporativo interna-cional y local; qué grado de coherencia se desprende de su conducta, y cuál es el contenido de las plataformas que enarbo-lan los partidos que los postulan.

Nos debe quedar muy claro: Se viene una ofensiva feroz contra los trabajado-res y la nación, y sólo el movimiento de masas la puede contrarrestar. Así ha sido desde el intento para reformar la Consti-tución para privatizar de manera total la industria eléctrica, durante el gobierno de Zedillo, en adelante. Y así será esta vez. Porque la lucha de clases, en las actua-les circunstancias, se da sobre todo en la calle, en la plaza pública, en los bloqueos carreteros. ¡Ah!, y desde luego, en la ba-talla de las ideas, pero no en los procesos electorales ni en los recintos parlamenta-rios, por más que en ellos existan, como en verdad existen, apenas un puñado de voces dignas y consecuentes, pero sin una correlación de fuerzas favorable y sin eco en otras corrientes.

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