Una Cuestión de f1

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UNA CUESTIÓN DE FE La religión alemana está cortada por el patrón de la Reforma del s. XVI. En 1517, en la ciudad universitaria de Wittenberg, el profesor de teología Martín Lutero (1483-1546) publicó sus Noventa y cinco Tesis que cuestionaban la práctica papal de vender indulgencias para perdonar los pecados. Lutero, amenazado con la excomunión, no quiso retractarse, renegó de la Iglesia católica y fue proscrito por el emperador, tras lo cual se ocultó en el castillo de Wartburg (a las afueras de Eisenach, en Turingia) donde tradujo el Nuevo Testamento al alemán. Actualmente puede verse una mascarilla de Lutero en el Marktkirche de Halle, y otra en la Luthers Sterbehaus de Eisleben. Las iglesias católica y luterana no convivieron en condiciones de igualdad hasta 1555, año en que Carlos V [1520-1558] firmó la Paz de Augsburgo, por la que los príncipes podían escoger la religión de sus principados. Los más seculares del norte adoptaron las enseñanzas luteranas, mientras que los señores clericales del sur, del suroeste y de Austria permanecieron fieles al catolicismo. Sin embargo, el problema religioso no se extinguió, sino que degeneró en la sangrienta Guerra de los Treinta Años, a la que se unieron Suecia y Francia hacia 1635. Volvió la calma con la Paz de Westfalia (1648), firmada en Münster y Osnabrück, si bien el imperio, constituido entonces por más de 300 estados y 1000 territorios más pequeños, quedó convertido en una nación nominal e impotente. Suiza y los Países Bajos lograron independizarse, Francia se hizo con fragmentos de Alsacia y Lorena, y Suecia se adueñó de las desembocaduras de los ríos Elba, Oder y Weser. ^ Arriba DE LA ILUSTRACIÓN A LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL En el s. XVIII, la Ilustración dio nueva vida a Alemania e inspiró a multitud de príncipes autócratas la construcción de magníficos palacios y jardines por todo el territorio alemán. El Schloss Charlottenburg de Berlín, el Sanssouci Park de Potsdam y el Zwinger de Dresde son buenos ejemplos del espíritu de aquella nueva era. Entretanto, se dieron a conocer Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel, y una ola de Hochkultur (hipercultura) se apoderó de la minoritaria clase alta, mientras el pueblo llano seguía siendo analfabeto. Como consecuencia de la adquisición de los territorios de los antiguos caballeros teutones y el apoyo de los monarcas Hohenzollern, Federico Guillermo I, apodado El rey soldado, y su hijo, Federico II [1740-1786], Brandeburgo-Prusia se convirtió en una entidad de peso que, tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763) contra Austria, se anexionó Silesia y la fragmentada Polonia. Entre 1801 y 1803, durante las guerras napoleónicas, una delegación imperial secularizó y reconstituyó el territorio alemán por orden del emperador francés Napoleón Bonaparte. En 1806, la Confederación del Rin erradicó un centenar de principados. El emperador Francisco II [1792-1806], que se olía el fin de Sacro Imperio Romano Germánico, se trasladó a Austria, donde se autoproclamó Francisco I de Austria y abdicó del trono. Ese mismo año Brandeburgo-Prusia cayó en manos de los franceses, si bien la humillante derrota propició reformas que la aproximaron a la categoría de estado, como la concesión del estatus de igualdad a los judíos o la abolición de la mano de obra esclava. En 1813, el avance de las tropas rusas sobre las francesas en Leipzig provocó la mayor de las derrotas de Napoleón. En el Congreso de Viena, Alemania fue reconocida como confederación de 35 estados, tras lo cual se estableció en

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UNA CUESTIÓN DE FELa religión alemana está cortada por el patrón de la Reforma del s. XVI. En 1517, en la ciudad universitaria de Wittenberg, el profesor de teología Martín Lutero (1483-1546) publicó sus Noventa y cinco Tesis que cuestionaban la práctica papal de vender indulgencias para perdonar los pecados. Lutero, amenazado con la excomunión, no quiso retractarse, renegó de la Iglesia católica y fue proscrito por el emperador, tras lo cual se ocultó en el castillo de Wartburg (a las afueras de Eisenach, en Turingia) donde tradujo el Nuevo Testamento al alemán. Actualmente puede verse una mascarilla de Lutero en el Marktkirche de Halle, y otra en la Luthers Sterbehaus de Eisleben.Las iglesias católica y luterana no convivieron en condiciones de igualdad hasta 1555, año en que Carlos V [1520-1558] firmó la Paz de Augsburgo, por la que los príncipes podían escoger la religión de sus principados. Los más seculares del norte adoptaron las enseñanzas luteranas, mientras que los señores clericales del sur, del suroeste y de Austria permanecieron fieles al catolicismo.

Sin embargo, el problema religioso no se extinguió, sino que degeneró en la sangrienta Guerra de los Treinta Años, a la que se unieron Suecia y Francia hacia 1635. Volvió la calma con la Paz de Westfalia (1648), firmada en Münster y Osnabrück, si bien el imperio, constituido entonces por más de 300 estados y 1000 territorios más pequeños, quedó convertido en una nación nominal e impotente. Suiza y los Países Bajos lograron independizarse, Francia se hizo con fragmentos de Alsacia y Lorena, y Suecia se adueñó de las desembocaduras de los ríos Elba, Oder y Weser.

^ Arriba

DE LA ILUSTRACIÓN A LA REVOLUCIÓN INDUSTRIALEn el s. XVIII, la Ilustración dio nueva vida a Alemania e inspiró a multitud de príncipes autócratas la construcción de magníficos palacios y jardines por todo el territorio alemán. El Schloss Charlottenburg de Berlín, el Sanssouci Park de Potsdam y el Zwinger de Dresde son buenos ejemplos del espíritu de aquella nueva era. Entretanto, se dieron a conocer Johann Sebastian Bach y Georg Friedrich Händel, y una ola de Hochkultur (hipercultura) se apoderó de la minoritaria clase alta, mientras el pueblo llano seguía siendo analfabeto.Como consecuencia de la adquisición de los territorios de los antiguos caballeros teutones y el apoyo de los monarcas Hohenzollern, Federico Guillermo I, apodado El rey soldado, y su hijo, Federico II [1740-1786], Brandeburgo-Prusia se convirtió en una entidad de peso que, tras la Guerra de los Siete Años (1756-1763) contra Austria, se anexionó Silesia y la fragmentada Polonia.Entre 1801 y 1803, durante las guerras napoleónicas, una delegación imperial secularizó y reconstituyó el territorio alemán por orden del emperador francés Napoleón Bonaparte. En 1806, la Confederación del Rin erradicó un centenar de principados. El emperador Francisco II [1792-1806], que se olía el fin de Sacro Imperio Romano Germánico, se trasladó a Austria, donde se autoproclamó Francisco I de Austria y abdicó del trono. Ese mismo año Brandeburgo-Prusia cayó en manos de los franceses, si bien la humillante derrota propició reformas que la aproximaron a la categoría de estado, como la concesión del estatus de igualdad a los judíos o la abolición de la mano de obra esclava.

En 1813, el avance de las tropas rusas sobre las francesas en Leipzig provocó la mayor de las derrotas de Napoleón. En el Congreso de Viena, Alemania fue reconocida como confederación de 35 estados, tras lo cual se estableció en Frankfurt una ineficaz asamblea legislativa (Reichstag), solución insatisfactoria poco mejor que el Sacro Imperio Romano Germánico. La asamblea, que apenas representaba a los estados más populosos, no logró refrenar la rivalidad austro-prusiana.

Hacia mediados del s. XIX, los motores de la moderna era industrial ronroneaban ya por todo el país y un nuevo movimiento proletario urbano reclamaba la centralización del gobierno al tiempo que los escritores de la llamada Joven Alemania publicaban pasquines en los que censuraban a los poderosos de la época y exigían la creación de un estado central.

En 1848, Berlín, como casi todo el suroeste, se convirtió en un nido de revueltas que incitaron a los líderes alemanes a reunir en la iglesia de San Pablo (Paulskirche) de Frankfurt a la primera delegación parlamentaria elegida libremente. Entretanto, Austria se escindió de Alemania y elaboró su propia constitución, aunque no tardó en volver al monarquismo. En plena efervescencia revolucionaria, en 1850 el rey prusiano Federico Guillermo IV redactó una constitución que permanecería en vigor hasta 1918.

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EL OBJETIVO DE BISMARCKLa creación de una Alemania unificada con Prusia al mando era la gloriosa ambición de Otto von Bismarck (1815-1898), ex miembro de la asamblea legislativa (Reichstag) y primer ministro prusiano. Bismark, militar de

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la vieja guardia, se sirvió de complejas artimañas diplomáticas y de una serie de guerras con las vecinas Dinamarca y Francia para lograr sus objetivos. En 1871 se unificó Alemania (más tarde que la mayoría de los países europeos) y Berlín se convirtió en la orgullosa capital del mayor estado de Europa occidental. Por aquel entonces, Alemania se extendía desde Memel (Klaipėda en la actual Lituania) hasta la frontera holandesa, e incluía Alsacia-Lorena (al suroeste) y Silesia (al sureste) en las actuales Francia y Polonia, respectivamente. El 18 de enero de 1871, en Versalles, el rey prusiano fue coronado emperador de un estado bicameral con una monarquía constitucional, y Bismarck se convirtió en suCanciller de Hierro. En el nuevo estado, solo podían votar los hombres, y el negro, el blanco y el rojo pasaron a ser los colores nacionales.El poder de Bismarck se basaba en el apoyo de los comerciantes y de los junker,clase aristocrática prusiana formada por terratenientes sin título nobiliario. Otto, habilidoso diplomático y mediador político, alcanzó muchos de sus objetivos con el falso rostro de Honrado Otto, que le permitió amañar tratos entre potencias europeas y fomentar la vanidad colonial para distraer al resto de sus propias acciones. Después de 1880, obsequió tardíamente al imperio de Guillermo I con la adquisición de valiosas colonias en África central, suroccidental y oriental, además de numerosos paraísos en el Pacífico, como las islas Tonga, donde el príncipe prusiano podría un día, ya fatigado, quitarse el casco de acero y tumbarse al sol.Bajo presión y en contra de su verdadera naturaleza, Bismarck hizo algunas concesiones al creciente y cada vez más antagónico movimiento socialista, y puso en marcha las primeras reformas sociales modernas de Alemania.

Hacia 1888, la nación se vio de pronto gobernada por un nuevo emperador, Guillermo II, dispuesto a ampliar la reforma social, y un Canciller de Hierro empeñado en promulgar leyes anti-socialistas más estrictas. Dos años después, la poderosa mano imperial se deshizo de Bismarck y, tras desenmarañar la brillante diplomacia heredada de este, Alemania, rica, unificada e industrialmente poderosa, se adentró en el nuevo siglo liderada por incompetentes.^ Arriba

LA PRIMERA GUERRA MUNDIALLos avances tecnológicos y el fortalecimiento de Europa por medio de sus imperios coloniales hicieron del primer enfrentamiento mundial cualquier cosa menos una “gran guerra”. El conflicto se inició con el asesinato del heredero al trono austro-húngaro, el archiduque Franz-Ferdinand, en Sarajevo en 1914, pero pronto se amplió a Europa y Oriente Medio: Alemania, Austria-Hungría y Turquía contra Gran Bretaña, Francia, Italia y Rusia. En 1915, el ataque de un submarino alemán a un buque de pasajeros británico causó la muerte de 120 ciudadanos estadounidenses; dos años después, EE UU había entrado también en la guerra.

Las semillas de acritud y humillación que más tarde darían lugar a la Segunda Guerra Mundial se sembraron en las condiciones de paz de la Primera Guerra Mundial. Rusia, paralizada por la revolución, aceptó de Alemania unos términos de paz ignominiosos, y esta, destruido su ejército, al borde de la revolución y atrapada entre la monarquía y la democracia moderna, firmó el Tratado de Versalles (1919), que la hacía responsable de las pérdidas sufridas por sus enemigos. Se retrajeron sus fronteras y se vio obligada a afrontar elevadas compensaciones económicas. Para facilitar las negociaciones, se nombró un canciller que por primera vez debía responder ante el parlamento. En 1919, un motín de marineros en el bullicioso puerto de Kiel desencadenó una revuelta obrera y una revolución en Berlín, amargo fin del emperador alemán, que abdicó del trono y huyó a los Países Bajos.

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WEIMAR Y EL ASCENSO DE HITLEREl fin de la guerra no supuso estabilidad (ni paz) para Alemania. Los partidos socialista y socialdemócrata luchaban encarnizadamente mientras la radical Liga Espartaco (de la que surgió el partido comunista alemán, KPD, con la incorporación de otros grupos políticos en 1919) se proponía crear una república basada en las teorías marxistas de la revolución proletaria. Tras la sangrienta neutralización de una revuelta en Berlín, se arrestó a los fundadores de la Liga, Rosa Luxemburg (1871-1919) y Karl Liebknecht (1871-1919), nativo de Leipzig. Los Freikorps (voluntarios de guerra derechistas) los asesinaron camino de la prisión y arrojaron sus cuerpos al canal berlinés de Landwehr. Meses después se recuperaron los cuerpos y se les dio sepultura en Berlín.Entretanto, en julio de 1919, se adoptó en Weimar (ciudad del estado de Turingia donde buscó refugio la asamblea constituyente durante el caos de Berlín) la constitución federal de una nueva república democrática.

El gobierno de la llamada República de Weimar (1919-1933) estaba formado por una coalición de partidos de izquierdas y de centro presidida por Friedrich Ebert delSozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD; Partido Socialdemócrata Alemán) hasta 1925 y después por el mariscal de campo Paul von Hindenburg, valeroso monárquico de 78 años. Sin embargo, la república no complacía ni a los comunistas ni a los partidarios de la monarquía.

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El nuevo gobierno sufrió su primer golpe en 1920, cuando los militantes de derechas ocuparon por la fuerza el barrio gubernamental de Berlín durante el fallido “Kapp Putsch”. En 1923, la hiperinflación sacudió a la república. Ese mismo año, Adolf Hitler (1889-1945), voluntario austriaco del Ejército alemán en la Primera Guerra Mundial, preparó el “golpe de Munich” con ayuda de los miembros de su Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP). Hitler terminó en prisión, donde cumplió una condena de dos años, que dedicó a escribir su obra nacionalista y antisemita: Mein Kampf. Al salir, empezó a reconstruir el partido.El NSDAP de Hitler obtuvo un 18% de los votos en las elecciones de 1930, lo que lo impulsó a competir contra Hindenburg por la presidencia en los comicios de 1932, con un resultado final del 37%. Un año después, Hindenburg nombró canciller a Hitler y lo puso a la cabeza de un gabinete de coalición formado por nacionalistas (conservadores, antiguos aristócratas e industriales poderosos) y nacionalsocialistas (nazis). Cuando la asamblea legislativa de Berlín se incendió misteriosamente en marzo de 1933, Hitler encontró la excusa para solicitar poderes de emergencia que le permitieran arrestar a todos los oponentes comunistas y liberales y forzar la aprobación de su Ley de Capacitación por la que podía promulgar sus propios decretos y cambiar la Constitución sin consultar al Parlamento. La dictadura nazi había empezado. A la muerte de Hindenburg un año más tarde, Hitler fusionó los cargos de presidente y canciller para convertirse en Führer del Tercer Reich.^ Arriba

LOS NAZIS EN EL PODERAlemania fue objeto de una lenta agonía. En tan solo 12 años de lo que Hitler había concebido como “mil años de régimen” se asesinó a políticos de la oposición, intelectuales y artistas, o se les obligó a ocultarse o exiliarse, la cultura del terror y la denuncia inundó casi toda la sociedad alemana, y la rica herencia judía europea se vio notablemente diezmada.

En abril de 1933, Joseph Goebbels, jefe del eficiente Ministerio de Propaganda, anunció un boicot a los negocios de judíos. Poco después, estos fueron expulsados de la Administración y se prohibió la presencia de individuos de “raza no aria” en muchas profesiones, empresas e industrias. Por las Leyes de Nuremberg (1935) se privó a los no arios de la ciudadanía alemana y se les prohibió casarse o mantener relaciones sexuales con arios; cualquiera que incumpliera estas leyes racistas se enfrentaba a la pena de muerte y, además, debía correr con los gastos de su juicio y ejecución.

Hitler obtuvo mucho apoyo de las clases medias mediante la inyección de grandes sumas de dinero en programas de empleo, muchos de ellos destinados a cubrir las nuevas necesidades de las industrias pesadas y de rearmamento. En Wolfsburg (Baja Sajonia), la primera fábrica de Volkswagen, fundada en 1938, empezó a producir vehículos asequibles.

Ese mismo año, las tropas de Hitler fueron bien recibidas en Austria. Con el fin de evitar otra guerra sangrienta, los gobiernos internacionales aceptaron la anexión de Austria. En esta línea contemporizadora, en septiembre de 1938, Hitler, Mussolini (Italia), Neville Chamberlain (Reino Unido) y Eduardo Daladier (Francia) firmaron el Acuerdo de Munich por el que se entregaba a Hitler la porción sur de Checoslovaquia, en su mayoría de etnia germana. En marzo de 1939 ya se había anexionado también Moravia y Bohemia.

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LA SEGUNDA GUERRA MUNDIALLos primeros añosEn agosto de 1939, Hitler y la URSS de Stalin firmaron un pacto de no agresión por el que el eje Tokio-Berlín-Roma se expandía para incluir a Moscú (Hitler ya había firmado acuerdos con Italia y Japón). Un protocolo secreto soviético-alemán que dividía el este de Europa en esferas de interés garantizaba la neutralidad soviética.

A finales de agosto, el falso ataque a una emisora de radio alemana en Gleiwitz (Gliwice, Polonia) organizado por las SS proporcionó a Hitler una excusa para invadir Polonia, incidente que desencadenó la Segunda Guerra Mundial: tres días después, el 3 de septiembre de 1939, Francia y el Reino Unido declararon la guerra a Alemania.

Polonia cayó rápidamente ante el gigante germano, y pronto también Bélgica, los Países Bajos y Francia. En junio de 1941, Alemania incumplió el pacto de no agresión firmado con Stalin y atacó la URSS. Sin embargo, la Operación Barbarroja, inicialmente exitosa, terminó provocando la retirada de las tropas de Hitler. La derrota del Sexto Ejército Alemán en Stalingrado (hoy Volgogrado) el invierno siguiente elevó notablemente la moral soviética.

 

La solución final

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A petición de Hitler, en la Conferencia de Wannsee (Berlín) de enero de 1942, se ideó un protocolo envuelto en jerga administrativa por el que se sentaban las bases del asesinato de millones de judíos. El Holocausto nazi fue un genocidio sistemático, burocrático y meticulosamente documentado, llevado a cabo por 100 000 alemanes, pero con el acuerdo tácito de muchísimos más.

Las tropas de las SS aterrorizaban y ejecutaban sistemáticamente a las poblaciones judías de las zonas ocupadas. Hitler envió a los judíos a campos de concentración de Alemania (Sachsenhausen, Buchenwald y Mittelbau Dora, entre otros) y el este de Europa. También las minorías gitanas, los oponentes políticos, los sacerdotes, los homosexuales, los que luchaban en la resistencia y los delincuentes habituales fueron encarcelados en una red de 22 campos, la mayoría en Europa del este. 165 campos de trabajo (como el de Auschwitz-Birkenau en Polonia) proporcionaban mano de obra a las grandes industrias, entre ellas IG Farbenindustrie AG, productora del llamado Zyclon B, compuesto de ácido cianhídrico utilizado en las cámaras de gas para el exterminio de más de tres millones de judíos. El antiguo cuartel general de este conglomerado es hoy parte del campus universitario de Frankfurt del Main. De los aproximadamente siete millones de personas enviadas a los campos nazis, solo 500 000 sobrevivieron.

La poderosa maquinaria de terror nazi aplastaba inmediatamente cualquier resistencia a Hitler, pero esta nunca se desvaneció por completo. El 20 de julio de 1944, Claus Schenk Graf von Stauffenberg y otros oficiales de alto rango protagonizaron un intento fallido de asesinar al Führer por el que fueron ejecutados. El exterminio de judíos y otras atrocidades del régimen se recogían en los panfletos anti-nazis distribuidos en Munich y otras ciudades por “la Rosa Blanca”, grupo de universitarios a la mayoría de los cuales la resistencia les costó la vida.^ Arriba

DERROTA Y OCUPACIÓNTras la invasión de la región francesa de Normandía en junio de 1944 y el regreso de los Aliados al continente europeo, tuvo lugar el bombardeo sistemático de ciudades alemanas. El grueso del ataque cayó sobre la población civil; la iglesia de Nuestra Señora (Frauenkirche) en Dresde, la mayor iglesia protestante de Alemania, fue destruida durante un ataque aéreo británico en febrero de 1945 en el que murieron 35 000 personas, muchas de ellas refugiados. Hoy la iglesia ha sido minuciosamente reconstruida, después de que sus ruinas constituyeran durante mucho tiempo un símbolo de la capacidad destructora de la guerra.

Ante el avance soviético sobre Berlín, el Führer, derrotado y paranoico, y su nueva novia, Eva Braun, se suicidaron el 30 de abril de 1945 en el búnker berlinés de Hitler, y el 7 de mayo de 1945 Alemania capituló; la paz se firmó en el cuartel general estadounidense de Rheims y de nuevo en Berlín en el actual Museum Berlin-Karlshorst.En la Conferencia de Yalta (febrero de 1945), Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Joseph Stalin acordaron dividir Alemania y Berlín en cuatro zonas de ocupación controladas por el Reino Unido, EE UU, la URSS y Francia. En julio de 1945, Stalin, Clement Attlee (que reemplazó a Churchill tras una sorprendente victoria electoral) y el sucesor de Roosevelt, Harry S. Truman, se reunían en el Schloss Cecilienhof de Potsdam (Brandeburgo) para detallar cuidadosamente el plan. Por insistencia de Stalin, Francia recibió su pedazo de territorio, y las zonas situadas al este de los ríos Oder y Neisse (donde se encuentra hoy la frontera) se entregaron a Polonia como compensación por la anterior pérdida de territorios ante la URSS.

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LA GRAN DEPRESIÓNEn 1948 los Aliados pusieron en marcha un paquete de ayudas económicas, el plan Marshall, con el que sentaron las bases del Wirtschaftswunder (milagro económico) de la Alemania occidental. Entretanto, las ciudades alemanas renacían de entre los escombros y se daban los primeros pasos para reestablecer el gobierno electo. Estos avances aumentaron el distanciamiento entre las zonas aliadas y las soviéticas; en estas últimas, la inflación seguía presionando las economías locales, la escasez de alimentos afectaba a la población, y el Partido Comunista Alemán (KPD) y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) se vieron obligados a unirse en el Sozialistische Einheitspartei Deutschlands (SED; Partido Socialista Unificado).El momento decisivo tuvo lugar en junio de 1948, cuando los Aliados introdujeron el Deutschmark (marco alemán) en sus zonas de ocupación. La URSS lo interpretó como una violación del acuerdo de Postdam, según el cual todas las potencias ocupadoras debían considerar Alemania una sola zona económica, por lo que puso en circulación su propia moneda y anunció inmediatamente un bloqueo económico absoluto de Berlín occidental. Para garantizar la provisión de alimentos en esta zona de Berlín, los Aliados respondieron con el célebre puente aéreo de Berlín, gracias al cual algunos pilotos estadounidenses, británicos, canadienses e incluso australianos lograron llevar diariamente hasta el aeropuerto berlinés de Tempelhof (donde se encuentra hoy el monumento conmemorativo de aquella hazaña) el contenido de 22 trenes de mercancías de 50 vagones a intervalos de 90 segundos.

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DOS ALEMANIAS, LA ORIENTAL Y LA OCCIDENTALEn septiembre de 1948, en medio de la fría relación entre Este y Oeste, la ciudad de Bohn, a orillas del Rin, reunió a los representantes del Gobierno de Alemania occidental con el fin de redactar una constitución para la nueva República Federal Alemana (RFA). Un año más tarde, Konrad Adenauer (1876-1967), alcalde de Colonia durante los años de la República de Weimar, fue elegido, a sus 73 años, primer canciller de la RFA. Bonn, ciudad natal de Adenauer, fue la candidata natural como capital provisional del nuevo Estado.

Alemania oriental correspondió adoptando su propia constitución para la República Democrática Alemana (RDA). Sobre el papel, garantizaba a sus ciudadanos la libertad de prensa y religión, y el derecho a huelga, pero en la práctica dichas libertades se vieron fuertemente limitadas. En Berlín, su capital, se estableció un sistema bicameral (una de las cámaras fue abolida más tarde) y Wilhelm Pieck pasó a ser el primer presidente del país. Sin embargo, desde el principio, el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), dirigido por Walter Ulbricht, dominó la política económica, judicial y de seguridad.

Como consecuencia de la política centralista, los estados orientales de Sajonia, Mecklenburg-Pomerania occidental, Sajonia-Anhalt y Turingia se dividieron en 14 regiones administrativas, y en 1950 se creó el célebre Servicio de Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit, también conocido como Stasi) para garantizar la lealtad al SED. Los trabajadores empezaron a depender económicamente del Estado debido a la colectivización de las granjas y la nacionalización de la producción, como fue el caso de la fábrica de automóviles Horch de Zwickau, cerca de Leipzig (que más tarde fabricó Trabants como respuesta del Este a los Volkswagen de la RFA).

En las zonas soviéticas, el exterminio de los nazis fue, en general, rápido y cruel. En la zona occidental, los Aliados celebraron juicios por crímenes de guerra en el juzgado 600 de Nuremberg (actualmente abierto a los visitantes).

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LA DÉCADA DE 1950La visión económica del bávaro aficionado a los puros Ludwig Erhard (1897-1977) desató el milagro económico de la RFA. Entre 1951 y 1961, la economía alcanzó un índice de crecimiento anual medio del 8%.

Erhard fue ministro de Economía y después vicecanciller durante el gobierno de Konrad Adenauer. Sus medidas fomentaron la inversión e impulsaron la actividad económica con el fin de sustentar el sistema occidental capitalista del Estado del bienestar. Ayudó a crear la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, destinada a regular la producción de carbón y acero en Francia, Italia, la RFA y los países del Benelux, y logró la adhesión de la RFA, en 1958, a la Comunidad Económica Europea (la actual UE). El profundo temor de Adenauer a la URSS le llevó a perseguir una implacable política de integración con Occidente.

En la RDA, la muerte de Stalin en 1953 despertó esperanzas de reforma nunca satisfechas. La extrema pobreza y las tensiones económicas tan solo alentaron al Gobierno a establecer objetivos de producción más elevados. El descontento latente se tradujo en violencia el 17 de junio de 1953, cuando un 10% de los trabajadores de la RDA se echó a las calles. Las tropas soviéticas aplastaron la revuelta, con un resultado de cientos de muertos y el arresto de 1200 personas. Las diferencias económicas se convirtieron en militares cuando la RFA entró a formar parte de la OTAN en 1955 y la RDA se adhirió al Pacto de Varsovia, al que perteneció de 1956 a 1990.

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EL MURO DE BERLÍNEl éxodo de jóvenes trabajadores bien formados de la RDA a la RFA en busca de mejor fortuna sacudió tanto la ya maltrecha economía de la RDA que el Gobierno, con el consentimiento soviético, decidió levantar un muro para contenerlos. El Muro de Berlín, el símbolo más notable de la Guerra Fría, dividió Berlín en dos mitades la noche del 12 de agosto de 1961. La frontera interna de Alemania quedó vallada y minada.

Después de encerrar tras el Muro al resto de su inquieta población (330 000 alemanes orientales huyeron al lado occidental solo en 1953), la RDA lanzó una nueva política económica destinada a mejorar su situación. Y lo consiguió. El nivel de vida nacional alcanzó el máximo del bloque de países del Este y la RDA se convirtió en su segunda mayor potencia industrial (después de la URSS).

El nombramiento de Erich Honecker (1912-1994) en 1971 supuso el inicio del acercamiento a Occidente y la mejora de la aceptación internacional de la RDA. Honecker era afín a la política soviética (reemplazó las cláusulas de reunificación de la Constitución de la RDA por una declaración de alianza irrevocable con la

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URSS en 1974), pero sus medidas económicas favorecieron un renacimiento económico que se mantuvo hasta el estancamiento de finales de la década de 1980.

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GOBIERNOS DE COALICIÓN EN ALEMANIA OCCIDENTALEntretanto, la RFA seguía dependiendo de las manos ancianas aunque firmes de Konrad Adenauer, canciller de 1949 a 1963, cuyo ministro de Economía, Ludwig Erhard, “padre del milagro económico”, había empezado a importar mano de obra extranjera, medida que más tarde lo convertiría también en padre de la sociedad multirracial alemana. Unos 2,3 millones de Gastarbeiter (trabajadores invitados) fueron llegando a la RFA hasta principios de la década de 1970, fundamentalmente de España, Italia, Turquía, Portugal, Marruecos y la antigua Yugoslavia, e inyectando nueva vida a la cultura alemana, que despertaba lentamente del entumecimiento provocado por las constricciones de la época nazi. Mientras la mano de obra extranjera llegaba, los alemanes jóvenes que habían sido niños en los años de dominio nazi salían de vacaciones a Italia en sus Vespas de importación para traerse a casa su propio trocito de Europa.En 1963, Ludwig Erhard, por entonces también vicecanciller de Adenauer, logró que este último abandonara su puesto, pero en 1966 la fluctuante economía empezó a menoscabar notablemente la credibilidad de Erhard; a resultas de ello se formó el primer gran gobierno de coalición de cristianodemócratas (CDU/CSU) y socialdemócratas (SPD), con Kurt Georg Kiesinger (CDU; 1904-1988) como canciller y Willy Brandt (SPD; 1913-1992) como vicecanciller. La ausencia de oposición parlamentaria favoreció el incremento de demandas radicales de reforma social por parte del movimiento estudiantil.

El cambio decisivo tuvo lugar en 1969 cuando el SPD de Willy Brandt formó un nuevo gobierno con el Partido Liberal Democrático (FDP). El premio Nobel de la Paz (1971), nacido en Lübeck, había pasado los años de poder de Hitler trabajando como periodista exiliado en Escandinavia, donde se le privó de la ciudadanía por sus escritos antinazis. Su prioridad fue la normalización de las relaciones con la RDA (política de acercamiento que llegó a conocerse como Ostpolitik), y en diciembre de 1972 se firmó el Tratado Básico, que preparó el terreno para la incorporación de ambas Alemanias a las Naciones Unidas en 1973. El tratado garantizaba la soberanía en asuntos nacionales e internacionales, si bien no resolvía el problema del reconocimiento oficial porque lo imposibilitaba la constitución de la RFA.En 1974, Helmut Schmidt sustituyó a Brand como consecuencia de un monumental escándalo público (uno de los principales asesores de Brandt resultó ser espía de la Stasi). Durante la década de 1970 adquirió fuerza el movimiento antinuclear y ecologista (Los Verdes), que contó con la oposición del nuevo canciller y que finalmente consiguió representantes al parlamento de Bohn en 1979. En 1974, la RFA entró a formar parte del grupo de naciones industrializadas conocido como G8. Pero esta década también fue una época de terrorismo, en la que la facción anticapitalista del Ejército Rojo asesinó a varias figuras destacadas del ámbito político y empresarial.

El sueño de entente Este-Oeste de Brand continúo con el canciller Helmut Kohl que, con la ayuda de su gobierno de coalición conservadora de 1982, pulió las relaciones entre Este y Oeste al tiempo que desmantelaba algunas conquistas del Estado del bienestar. En 1987, Kohl recibió en la capital de la RFA a su homólogo de la RDA, Erich Honecker, con todos los honores.

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LA REUNIFICACIÓNEra evidente que en su fuero interno, los europeos orientales hacía tiempo que anhelaban un cambio, pero los acontecimientos que llevaron a la reunificación alemana tomaron por sorpresa incluso a los observadores políticos más avezados.

El llamado Wende de Alemania (el cambio que supuso la caída del comunismo) y su reunificación llegaron de la forma más alemana posible: un desarrollo progresivo que culminó en un gran estallido. Los alemanes del Este, que recordaban la situación de Berlín en la década de 1950, empezaron a abandonar el país en tropel. Esta vez no tuvieron que atravesar esa línea de hormigón y alambradas que separaba el Este del Oeste, sino que cruzaron las fronteras abiertas de Austria y Hungría. El SED no pudo contener la avalancha de ciudadanos que deseaban marcharse, algunos de los cuales buscaron refugio en la embajada de la RFA en Praga. Más o menos por la misma época, los alemanes del Este empezaron a tomar las calles y a manifestarse los lunes después de la misa de la iglesia de San Nicolás, en Leipzig, y de otras iglesias de la RDA, sabiendo que la Iglesia apoyaba su demanda de un mayor respeto por los derechos humanos.La propagación e intensificación de las manifestaciones hizo que Erich Honecker aceptara lo inevitable y cediera su puesto a Egon Krenz. Y en la decisiva noche del 9 de noviembre de 1989, el funcionario del partido Günter Schabowsky informó a los ciudadanos de la RDA de que podían viajar directamente al oeste; 10 000

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alemanes del este cruzaron exultantes la frontera por diversos puntos de Berlín y otras zonas del país, y pusieron fin así a la fría etapa de la división alemana.

La Alemania unificada de hoy, con sus 16 estados (cinco de los cuales se encuentran en el este de Alemania, los llamados “nuevos estados”), se logró tras un fugaz debate político nacional y una serie de tratados para la supresión de las zonas de ocupación resultantes de la Segunda Guerra Mundial. Los días de ocupación de las cuatro potencias pasaron a la historia. Berlín adquirió su estatus actual de ciudad estado independiente, e inmediatamente después de la reunificación, el 3 de octubre de 1990, recuperó la capitalidad de Alemania.

La figura sin duda más destacada de la reunificación y de la década de 1990 fue Helmut Kohl, cuya coalición de CDU/CSU y FDP resultó reelegida en los primeros comicios de la Alemania unificada, celebrados en diciembre de 1990.

Bajo el liderazgo de Kohl, se privatizaron las propiedades del este de Alemania y las industrias estatales supersubvencionadas sufrieron recortes importantes, se vendieron o se liquidaron por completo; también se modernizaron las infraestructuras (en algunos casos incluso se sobreinvirtió en ellas) para generar el boom de la unificación por el que el este del país experimentó un crecimiento de hasta el 10% anual hasta 1995. Sin embargo, esta bonanza disminuyó notablemente en la segunda mitad de la década, y el resultado fue una Alemania oriental dividida en vencedores y vencidos por efecto de la unificación. A los que tenían trabajo les fue bien, pero el índice de desempleo era alto y la falta de oportunidades en regiones como Harz Mountains o en ciudades como Magdeburgo y Halle (ambas en Sajonia-Anhalt) siguen haciendo que muchos jóvenes del este de Alemania busquen suerte en el lado oeste o en ciudades en rápido desarrollo como Leipzig (Sajonia). Berlín es la excepción, a pesar de su inestabilidad económica. Muchos funcionarios públicos de Bohn se han trasladado a la capital para ocupar puestos administrativos similares, y su vibrante escena cultural atrae a los jóvenes de todo el país.Helmut Kohl también se esforzó por llevar ante los tribunales a los dirigentes de la RDA, como Erich Honecker, que huyó tras dimitir y murió en Chile en 1994. Su caso se sobreseyó antes de su muerte como consecuencia de su delicada salud.

El legado de Helmut Kohl con respecto a la unificación es incuestionable. Sin embargo, su implicación en el escándalo por soborno con fondos del partido a finales de la década de 1990 casi arruinó económicamente a su propio partido y le privó del cargo honorario vitalicio de presidente de la CDU. En 1998, una coalición formada por el SPD y Bündnis 90/Die Grünen (Alianza 90/Los Verdes) derrotó a la coalición cristianodemócrata liberal (CDU-CSU/FDP) hasta entonces en el poder.

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EL NUEVO MILENIOCon la formación de un gobierno de coalición con el SPD y Alianza 90/Los Verdes en 1998, Alemania alcanzó un nuevo hito. Era la primera vez que un partido ecologista accedía al Gobierno nacional (en Alemania y en todo el mundo). Dos figuras dominaron este gobierno de coalición de siete años: el canciller Gerhard Schröder y el vicecanciller de Los Verdes y ministro de Asuntos Exteriores Joschka Fischer. El modelo de conducta de Schröder era Willy Brandt; el de Fischer, como era el primero de su partido en ser ministro, fue por necesidad él mismo. A pesar de tener un pasado en la escena izquierdista de ocupación de casas en Frankfurt del Main en la década de 1970, gozó de amplia popularidad entre la población alemana de todos los colores políticos.

Bajo el liderazgo de Gerhard Schröder, Alemania empezó a adoptar un enfoque más independiente en política exterior, rechazando categóricamente su participación en la invasión de Irak, pero apoyando a EE UU, históricamente su aliado más cercano, en Afganistán y en la guerra de Kosovo. Su postura respecto de Irak, que reflejaba los sentimientos de la mayoría de los alemanes, provocó tensiones en las relaciones con la Administración estadounidense de George W. Bush.

En cierto sentido, Alemania se concentró tanto en la reunificación que desatendió los cambios que ocurrieron en la economía global durante la década de 1990. A nivel nacional, intentaba adaptar la economía social de mercado a lo que percibía como nuevas necesidades en una economía global, especialmente a través de una serie de reformas del mercado laboral. La cuarta de estas reformas, popularmente conocida como “Hartz IV”, pretendía racionalizar el desempleo y otros sistemas de prestaciones sociales y ayudar a los desempleados de larga duración a encontrar trabajo. Sin embargo, en la práctica, las medidas de la reforma Hartz IV del gobierno de Schröder (todavía en vigor) resultaron poco flexibles, burocráticas y, en ocasiones, severas para los beneficiarios, lo cual contribuyó a un cambio gradual de los votantes tradicionales del SPD hacia partidos más pequeños del centro. En las elecciones del 2009, las leyes de la Hartz IV, así como la ley que aprobaba la pensión estatal de jubilación para los alemanes a partir de los 67 años, provocó que muchos votantes se decantaran por partidos que en su opinión tenían políticas sociales más justas. Uno de estos partidos fue Die Linke (La Izquierda), procedente del antiguo SED oriental, y un partido sucesor que más tarde se uniría a una

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agrupación de izquierdas en el oeste de Alemania. Todos juntos como La Izquierda, cuestionan las políticas sociales y del mercado laboral del partido socialdemócrata y laborista tradicional, el SPD.

Una reforma clave para el medio ambiente y la energía del gobierno del SPD y Alianza 90/Los Verdes de 1998-2005 fue una ley que prevé el cierre de todas las centrales nucleares de Alemania antes del 2020. Todavía es una medida controvertida y habrá presiones para anular esta decisión en un gobierno de coalición anticipado formado por CDU/CSU y FDP. Todos estos partidos abogan por ampliar la vida útil de las centrales nucleares, alegando que es necesario para cubrir la falta de energía hasta que las energías renovables estén bien asentadas.

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LA PRIMERA MUJER CANCILLEREl ascenso de Los Verdes y más recientemente, de La Izquierda ha cambiado drásticamente la escena política del país, por lo que ahora aún resulta más difícil obtener las mayorías absolutas de los “dos grandes”. En el 2005, CDU/CSU y SPD formaron una gran coalición liderada por Angela Merkel, la primera mujer (de la antigua RDA, de habla rusa y con estudios de física cuántica) que ocupa el cargo.

Cuando sobrevino la crisis financiera en el 2008-2009, el Gobierno alemán inyectó cientos de millones de euros en el sistema financiero para sostener a los bancos. Otras medidas permitieron a las empresas acortar los turnos de los trabajadores sin perder sueldo e inyectaron dinero en la economía animando a los ciudadanos a cambiar su viejo coche por uno nuevo.

Las industrias exportadoras de que tanto depende Alemania para su riqueza (es la tercera economía mundial, detrás de Japón y EE UU, y la mayor exportadora) han sufrido mucho durante la crisis y, si las predicciones de la OCDE son buenas, el desempleo en Alemania aumentará a unos cinco millones (el 11,8% de la población activa) a lo largo del 2010. Otras predicciones son menos drásticas.

Las elecciones del 2009 confirmaron la tendencia hacia los partidos más pequeños y un sistema político de cinco partidos. La CDU/CSU obtuvo el segundo peor resultado de la historia del partido (cerca del 34% de los votos) y el SPD obtuvo el peor resultado en sus casi 150 años de historia, con cerca del 23% de los votos. El apoyo a La Izquierda se ha mantenido fuerte en el este de Alemania con los años, pero el éxito en las elecciones federales de finales del 2009 le permitió establecerse por su cuenta a nivel federal. La Izquierda obtuvo cerca del 12% de los votos y es el segundo partido más fuerte de la oposición, detrás del SPD. Se acercó mucho al FDP (por debajo del 15%), mientras que Alianza 90/Los Verdes, a pesar de captar algunos votantes desilusionados del SPD, obtuvo cerca del 11% y pasó a ser el partido más pequeño de la oposición.

A pesar de haber perdido apoyo, la CDU/CSU gobierna en coalición con el FDP, con Angela Merkel de nuevo en el cargo de canciller. Es probable que la influencia de un FDP fuerte en Alemania se centre en gran medida en las políticas económicas neo-liberales, pero también en los derechos de los ciudadanos, tradicionalmente parte integrante de la programa del FDP. Su líder, Guido Westerwelle, es el actual ministro de Asuntos Exteriores.

Previsiblemente, el sistema de cinco partidos se convertirá en una peculiaridad duradera de la escena política de Alemania, y el SPD seguirá aceptando la perspectiva de tener que concluir acuerdos de coalición con La Izquierda en un futuro gobierno liderado por el SPD. Se ha negado hasta ahora, pero es probable que cambie, especialmente si el actual alcalde de Berlín, Klaus Wowereit se presenta como candidato a canciller (se cree que tiene muchas posibilidades) en las próximas elecciones, previstas para el 2013. Actualmente, Wowereit lidera una coalición del SPD y La Izquierda en Berlín. Sigmar Gabriel y Olaf Scholz (, ambos ministros en la anterior gran coalición, también puede que aparezcan en cualquier renovación del SPD.