testimonio lanbide

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Ha pasado tiempo suficiente para comprobar que Lanbide no funciona. Ni funciona dentro, ni funciona fuera. El caos increíble que tienen hace que cada director de oficina gestione su txiringuito como le viene en gana y dependiendo del día. Y así es, aunque resulte muy poco científico y demasiado alarmante. Un día te cuenta que ya mandarán cartas de aviso y después habrá un plazo de diez días para presentar la documentación y otro día que eso él no lo ha dicho. Un día puede decidir que dan diez números y otro día decide que son 20. El por qué, ni se sabe. La respuesta es que él es el director, él establece las normas y al que no le guste, que vaya al Ararteko. Esta dejadez produce indefensión. Ya que si los plazos se pasan y no consigues justificar a tiempo, tus prestaciones pueden quedar suspendidas. Es jugar muy sucio y además con exceso de ventaja. Esto sucede en la oficina de Mazarredo, este señor es José María González Palacios. Los obstáculos cada vez mayores para acceder a la RGI, el recorte- robo del 7% en la cuantía, las dificultades que encontramos a la hora de tener que hacer alguna gestión en los lanbides son extraordinarias. Y, más se diría que la pretensión de Lanbide, lejos de facilitar nuestro acceso para cubrir nuestras necesidades básicas e informar a las personas usuarias –como dice la publicidad-, su pretensión, decimos, es la de quitarnos todas las prestaciones, robarnos nuestros derechos y dejar que cada día seamos más las personas mermadas en salud. Una inmensa mayoría de personas perceptoras somos mujeres, muchas con menores a su cargo, otras con mayores y en su gran mayoría pagando alquileres abusivos. Y cada día, son más las personas con estados de ansiedad y depresión, fruto de la tardanza, la ineficacia y la miseria. ¿Qué se pretende? Si alguien todavía no se ha enterado, la RGI no la cobramos nosotras, nosotras gestionamos la transferencia, pagando al casero de turno, con bastantes euros más que aportamos y, subsistimos y pagamos facturas e impuestos con el complemento a la vivienda. Y lo saben. Lo contamos en Lanbide a gentes que allí trabajan y lo saben e incluso algunas nos dan la razón, pero…. No podemos hacer nada, dicen. Lo saben las que te dan cita por teléfono para un mes que

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Ha pasado tiempo suficiente para comprobar que Lanbide nofunciona. Ni funciona dentro, ni funciona fuera. El caos increíble quetienen hace que cada director de oficina gestione su txiringuito como leviene en gana y dependiendo del día. Y así es, aunque resulte muy pococientífico y demasiado alarmante. Un día te cuenta que ya mandaráncartas de aviso y después habrá un plazo de diez días para presentar ladocumentación y otro día que eso él no lo ha dicho. Un día puededecidir que dan diez números y otro día decide que son 20. El por qué, nise sabe. La respuesta es que él es el director, él establece las normas y alque no le guste, que vaya al Ararteko. Esta dejadez produceindefensión. Ya que si los plazos se pasan y no consigues justificar atiempo, tus prestaciones pueden quedar suspendidas. Es jugar muysucio y además con exceso de ventaja. Esto sucede en la oficina deMazarredo, este señor es José María González Palacios.

Los obstáculos cada vez mayores para acceder a la RGI, el recorte-robo del 7% en la cuantía, las dificultades que encontramos a la hora detener que hacer alguna gestión en los lanbides son extraordinarias. Y,más se diría que la pretensión de Lanbide, lejos de facilitar nuestroacceso para cubrir nuestras necesidades básicas e informar a laspersonas usuarias –como dice la publicidad-, su pretensión, decimos, esla de quitarnos todas las prestaciones, robarnos nuestros derechos ydejar que cada día seamos más las personas mermadas en salud. Unainmensa mayoría de personas perceptoras somos mujeres, muchas conmenores a su cargo, otras con mayores y en su gran mayoría pagandoalquileres abusivos. Y cada día, son más las personas con estados deansiedad y depresión, fruto de la tardanza, la ineficacia y la miseria.¿Qué se pretende?

Si alguien todavía no se ha enterado, la RGI no la cobramos nosotras,nosotras gestionamos la transferencia, pagando al casero de turno, conbastantes euros más que aportamos y, subsistimos y pagamos facturase impuestos con el complemento a la vivienda.

Y lo saben. Lo contamos en Lanbide a gentes que allí trabajan y losaben e incluso algunas nos dan la razón, pero…. No podemos hacernada, dicen. Lo saben las que te dan cita por teléfono para un mes que

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no es el que tú pides. Te entiendo, pero ni sé que es la RGI, yo vengo delInem y solo doy citas…. No puedo hacer nada, pero te entiendo.

Es fácil entonces, mucha gente nos entiende y comparte nuestrasrazones. Entonces, por qué es tan complicado destituir al que nofunciona, restituir lo robado, convenir lo justo y garantizar nuestrosderechos.

El capricho parcial de los diferentes directores de cada uno de loslanbides, saltándose su propia normativa, incumpliendo plazos,desatendiendo a las personas usuarias y abocando a ingentescantidades de personas a la miseria más absoluta y a la enfermedad, yano sólo nos da para hacer una denuncia pública y continuada sino paraexigir responsabilidades y dimisiones.

Y SI ESTAMOS COMO ESTAMOS ES PORQUE MUCHOS HAN HECHODEJACIÓN DE SUS FUNCIONES. RESPONSABLES A LA CALLE.

MIRANDO A OTRO LADO Y DEJANDO HACER, ES HACER. ASUME TUFUNCIÓN.

SOMOS POBRES EN PAÍSES DE ABUNDANCIA PORQUE NO HAYJUSTICIA. ABOGAMOS POR UNA RENTA BÁSICA UNIVERSAL. NO

QUEREMOS ALIMENTAR UN SISTEMA CORRUPTO QUE NOS ENFERMA.

NO NECESITAMOS NI SUPER SURES, NI SUPER PUERTOS, NIINCINERADORAS, NI MACRO-AEROPUERTOS, NI TRENES

DEPREDADORES QUE ARRASAN TIERRA Y VIDA.

NI EJERCITOS, NI MILITARES, NI POLICIAS. ELLOS QUIEREN MUERTEY NOSOTRAS VIDA.