Teorias de La Dependencia a1 Boron

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    Teora(s) de la dependencia*Teora(s) de la dependencia*

    Estado y sociedad

    * Conferencia del ciclo del mismo nombre organizada por la Agrupacin SOS - La Mellade la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad de Buenos Aires y pronun-ciada el 30 de mayo de 2008 en esa Facultad.

    ** Dr. en Ciencia Poltica por la Universidad de Harvard. Investigador principal delConicet y del Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini.

    La teora de la dependencia o las teoras de la dependencia, son un

    producto genuino de Amrica latina.

    El contexto histrico en el cual dicha teora se desarrolla es la dca-

    da de los 60. Es muy importante tener en cuenta ese dato porque

    sos son los aos en que se producen grandes cambios en todo el

    mundo y en las ms diversas expresiones de la vida social.

    Hoy, luchar contra la dependencia exige buscar algn mecanismo

    para reactivar, organizar y concientizar a los sectores populares, que

    son los que pueden impulsar un cambio, porque, en este modelo de

    capitalismo dependiente y subdesarrollado hay clases y sectores

    sociales que la pasan muy bien y no sern ellos quienes van a luchar

    para poner fin a esta situacin.

    El autor seala algunos puntos que, para una agenda poltica a futu-

    ro, se derivan de los estudios sobre la dependencia entendida no

    tanto como una problemtica idiosincrsica del Sur sino, desde una

    perspectiva tericamente mucho ms fuerte, como una nueva inter-

    pretacin del capitalismo mundial en su fase imperialista ms exa-

    cerbada, la que algunos denominan, eufemsticamente, con el dulce

    nombre de la globalizacin.

    Ati l i o Born**

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    Contexto histrico de la

    teora de la dependencia

    Creo que corresponde situar elsurgimiento de la teora de ladependencia en el marco histricode la poca determinando cundoy dnde surge esta teora. Surgeen Amrica latina (es interesantemarcar este punto: no es una teo-ra que se desarrolle en frica oen Asia, continentes que tambinestaban sometidos a relacionesde explotacin y de dependenciamuy marcadas). Nace en Amricalatina, a pesar de que hay algunaque otra contribucin muy aisladaque se puede encontrar en otroscontinentes, principalmente en laobra de Samir Amin; pero la obrade este autor, egipcio por naci-miento y francs por su formacincultural, tiene otras implicacionescomo veremos inmediatamente.La teora de la dependencia o,como veremos ms adelante, lasteoras de la dependencia- son unproducto genuino de esta partedel mundo.

    El contexto histrico en el cualdicha teora se desarrolla es ladcada de los 60. Es muy impor-tante tener en cuenta ese datoporque sos son los aos en quese producen grandes cambios entodo el mundo y en las ms diver-sas expresiones de la vida social.El Mayo Francs, en 1968, marcatal vez el apogeo de esa dcada,al punto tal que un distinguidoestudioso como ImmanuelWallerstein considera los aconte-cimientos franceses como una

    verdadera revolucin. No compar-to totalmente esa tesis pero detodas maneras es til para subra-yar la importancia de esa poca.Fue una dcada importantsimano slo en Europa sino especial-mente en Amrica latina. En pri-mer lugar por una razn prctica:es la dcada de la RevolucinCubana, cuando se consolidadespus de derrotar al imperialis-mo en Playa Girn y se definecomo socialista. Muchos pensa-ban que esta revolucin, hostiga-da brutalmente por el imperialis-mo desde sus primeros das, noiba a sobrevivir por mucho tiempo;sin embargo, al promediar ladcada de los 60 ya hay indiciosde que lo que estaba ocurriendoen Cuba era algo distinto y que,lejos de debilitarse, a medida queavanzaba la dcada se afianzabacada vez ms, lo que ejerci unaenorme influencia no slo en elmedio intelectual sino en la polti-ca y en el imaginario pblico denuestra regin.

    Es difcil imaginar hoy la magni-tud de ese impacto. Alguienpodra aducir que fue el mismoque est teniendo en nuestrosdas la Revolucin Bolivariana deVenezuela, o lo de Evo Moralesen Bolivia; pero en realidad la inci-dencia de la Revolucin Cubanafue mucho mayor. Fue casi comoun rayo que cay en un da sere-no nadie lo esperaba, y derepente aparece ese fenmenototalmente imprevisto e inslitoque produce la bancarrota demuchas opiniones tradicionales

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    -tanto en la derecha como en laizquierda- acerca de los procesoseconmicos, polticos y socialesde Amrica latina. No podemosentender el surgimiento de la teo-ra de la dependencia al margende lo que estaba ocurriendo ennuestro continente y fundamental-mente de la esperanzadora nove-dad que estaba desplegndoseen Cuba.

    Como respuesta a la RevolucinCubana aparece tambin unanueva poltica del imperio haciaAmrica latina: la famosa Alianzapara el Progreso, diseada por laadministracin de John F. Kenne-dy en los Estados Unidos comouna manera de responder a losretos que planteaba el triunfantemovimiento 26 de Julio desde LaHabana. Kennedy hereda de laadministracin Eisenhower unpaquete muy complicado en rela-cin con Cuba, que finalmente ter-minara por provocar su propioasesinato. Haba en EstadosUnidos muchos grupos de cuba-nos furibundamente contrarrevo-lucionarios asociados con secto-res ultraconservadores norteame-ricanos que trataban de derrocaral gobierno de Castro mediantesabotajes y recurriendo a todo tipode violencias. Una de las respues-tas que Kennedy trat de dar,luego del fracaso de la carta mili-tar en Girn, fue promover eldesarrollo de un capitalismo refor-mista en Amrica latina.

    La Alianza para el Progreso pusoen cuestin muchas cosas e insta-

    l una serie de temas, que no lle-garon a concretarse al menos enla escala o con la intensidad quesus promotores esperaban-. Pero,pese a esta frustracin, contribuyentre otras cosas a legitimar lademanda de la reforma agrariaque venan planteando la izquier-da y los movimientos campesinosen muchos pases de Amrica lati-na. Demanda intolerable (porextremista y adems inviable)para las clases dominantes, lasque no ahorraban argumentos yacciones represivas para imposi-bilitarla. Sin embargo, de prontoWashington ordena que hay queimpulsar la reforma agraria por-que se dieron cuenta de que la cri-sis del agro en Cuba y la fortalezadel movimiento campesino habansido factores de gran importanciapara el triunfo del Movimiento 26de Julio y queran evitar que eseejemplo se reprodujera en laregin.

    Es interesante acotar, aunqueste sera tema para otra largacharla, que como producto de esapreocupacin la Casa Blanca dis-puso que para recibir fondos deWashington -sea directamente dela USAID o del Banco Interameri-cano de Desarrollo- los gobiernosreceptores de esa ayuda debanpreviamente aprobar una ley deReforma Agraria. En todos lospases de Amrica latina, menosuno, se sancion esa legislacin(ms all de que luego esa ley sehubiera aplicado o no). El nicopas en que esa ley ni siquieralleg a tener estado

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    parlamentario fue la Argentina.Aqu la fortaleza de la burguesaterrateniente y sus clases aliadas-muy distintas de las actuales,hegemonizadas por el agronego-cio internacional- era tan grandeque pudo exitosamente vetar elmandato procedente deWashington.

    Los 60 es tambin la dcada enque culmina el proceso de desco-lonizacin. Los pases de frica yalgunos de Asia que todava erancolonias inician un rpido procesode descolonizacin que precisa-mente llega a trmino en esadcada. Esto crea un clima polti-co-intelectual sumamente impor-tante. Tambin son los aos enque los vientos de renovacinsoplan muy fuerte, incluso al inte-rior de una institucin como laIglesia Catlica: Concilio VaticanoII, la opcin por los pobres y lateologa de la liberacin son todosmovimientos que surgen en esapoca. Tambin aparecen otrascorrientes de pensamiento, comola educacin popular y laPedagoga del Oprimido, dePaulo Freire. Lo que quiero subra-yar es que en esa poca prevale-ca un clima intelectual muy espe-cial con repercusiones en lo polti-co y lo ideolgico, y con gobiernosque trataban de llevar adelantepolticas reformistas -si bien muycautelosas- promovidas inclusivepor Estados Unidos como reac-cin ante la Revolucin Cubana.Sin embargo, estas experienciaspolticas terminaron en un fraca-so. No hubo una que lograra eclip-

    sar el prestigio de la experienciacubana, desde el modelo de larevolucin en libertad ensayadopor Eduardo Frei en Chile hasta laexperiencia de Puerto Rico bajo elliderazgo de Luis Muoz Marn.

    No obstante, esas polticas refor-mistas propuestas por gobiernosdemocrticos (o por lo menos ele-gidos democrticamente) fueronviolentamente desplazadas poruna sucesin de golpes militaresque se abatiran sobre Amricalatina a partir de 1964, cuando seproduce el golpe de estado en elBrasil. En 1965 la RepblicaDominicana es invadida porEstados Unidos quien lanza ope-raciones militares durante casi unao contra un gobierno constitu-cional-reformista cuyo nico peca-do haba sido tomar la palabrareformista en serio. El resultadofue la invasin de 40 mil marinesen la pequea isla y la interrup-cin del proceso democrtico quehaba elegido a Juan Bosch comopresidente. En 1966 se produce elgolpe de Ongana en la Argentina,y luego hay una especie de tobo-gn que nos llevara, ya en ladcada de los 70, a todas estasdictaduras que hemos conocido, ycuyas consecuencias todavasentimos hoy. Con esas dictadu-ras la teora de la dependencia,que haba sido una de las grandesanimadoras del debate intelectualy poltico de la poca, desapareceprcticamente por completo. Susprincipales tericos se marchan alexilio, otros mueren, otros se arre-pienten de sus antiguas ideas y el

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    tema desaparece tanto de laagenda pblica como de la acad-mica bajo el imperio del terror. Lateora qued archivada hasta sureaparicin actual, bajo otraforma, como parte de una teoriza-cin ms amplia sobre el imperia-lismo.

    El agotamiento del

    desarrollismo

    Hemos visto el contexto histricode la teora de la dependencia.Veamos ahora cules fueron laspreocupaciones especficas quedieron origen a esa teorizacin.Creo que con su obra los depen-dentistas procuraron dar respues-ta a una doble perplejidad.Primera, la que surga del fracasode las teoras del desarrollo quehaban sido propuestas funda-mentalmente por la CEPAL desdefinales de la dcada de los 50 yprincipios de los 60 dondeAmrica latina, supuestamente,reuna todas las condiciones paraavanzar en un proceso de desa-rrollo que al cabo de quince oveinte aos llevara a nuestrospases a una condicin de econo-mas desarrolladas o de creci-miento autosostenido.

    El gran lder intelectual del desa-rrollismo era Ral Prebisch, poresos aos director de la CEPAL. Asus relevantes dotes intelectualesuna una extraordinaria capacidadorganizativa: fue l quien cre laCEPAL y, desde all, articul unpensamiento innovador y progre-

    sista dentro del capitalismo queplanteaba la necesidad de undesarrollo dirigido por un Estadocon capacidad para intervenir efi-cazmente la vida econmica.Prebisch era muy conciente de laslimitaciones de las teoras con-vencionales, entre otras cosasporque percibi con ms claridadque nadie en su tiempo las insal-vables debilidades de un actorque, en el pensamiento clsico,desempeaba un rol fundamental:la burguesa nacional. De ah laimportancia asignada a la planifi-cacin, al papel del Estado y a losdiversos dispositivos de interven-cin de ste en la vida econmicay social para guiar el proceso dedesarrollo. Sin embargo, al cabode muchos aos de esta prdica yde la aplicacin de las polticaseconmicas inspiradas por laCEPAL, Amrica latina persistaen su atraso.

    Cmo explicar que al cabo deveinte, treinta aos de polticas desustitucin de importaciones -enel caso de los pases de mayordesarrollo econmico relativo,como la Argentina, el Brasil,Mxico, Chile o Colombia- esasnaciones siguieran siendo lospases del futuro. Es interesanterevisar la literatura de inicios delsiglo XX y la forma cmo observa-dores extranjeros vean a laArgentina, el Brasil o Mxico: casiinvariablemente aseveraban queestos pases tenan por delante unfuturo brillante. Pronosticaban queen un plazo de 20, 30 aos - unageneracin- se incorporaran al

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    concierto de las naciones msavanzadas del mundo. Pas unsiglo y estamos como estamos, locual puso en evidencia que esaspredicciones carecan de un fun-damento slido ms all de losbuenos deseos de quienes las for-mulaban, y esa frustracin eraprecisamente la que estaba en labase del planteamiento de los te-ricos de la dependencia. Eranecesario buscar una explicacinalternativa que fuera ms all dela que propona el desarrollismopara explicar el fracaso del desa-rrollo en Amrica latina, un conti-nente que aparentemente tenatodo lo necesario para desarrollar-se: tierra abundante, mano deobra barata, gran diversidad derecursos naturales, buenas comu-nicaciones, uniformidad cultural,etctera, y sin embargo el conti-nente persista en su atraso.

    Limitaciones de la teora

    clsica del imperialismo

    La segunda perplejidad, quetena una enorme importanciasobre todo para los tericos de laizquierda, brotaba de la crisis dela teora clsica del imperialismo.Este fue un elemento muy impor-tante, porque, en primer lugar, lateora del imperialismo, desarro-llada fundamentalmente a co-mienzos del siglo XX tena unmarcado nfasis eurocntrico, o sise prefiere, norcntrico: habasido pensada y desarrolladadesde las metrpolis imperiales.

    Los grandes tericos del imperia-lismo eran europeos. Alguienpodra decir eran europeos mar-ginales, porque Lenin no prove-na precisamente del corazn deEuropa. Es cierto que no, pero sueje central de preocupacin, supunto de mira en el fenmeno delimperialismo estaba puesto enAlemania, en Inglaterra y enFrancia; o sea una mirada, dealguna manera, desde Europa ysobre Europa. Lo mismo ocurrecon Bujarin y Rosa Luxemburgo,que aunque originarios tambinde la periferia europea tenan sumirada puesta en el corazn delcapitalismo ms desarrollado dela poca, es decir, Europa occi-dental. Entonces tenan una visininevitablemente eurocntrica, quese estructuraba desde arriba yen la que la colonia apareca des-dibujada como el borroso reversodel imperialismo.

    Para toda esa generacin deizquierdistas (de orgenes muydiversos: desde el marxismohasta la teologa de la liberacin,pasando por el nacionalismo revo-lucionario) uno de los problemasque tena la teora del imperialis-mo era que los pases de Amricalatina ya haban dejado de sercolonias. Para complejizar mslas cosas estaba el caso de Cuba,que habindose emancipado delyugo espaol tan tardamentecomo en 1898, mal poda sercaracterizada como una colonia y,para colmo, haba llevado a cabouna revolucin socialista. Los te-ricos latinoamericanos de la

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    dependencia queran estudiar elfenmeno del imperialismo, perovisto desde aqu, desde abajo,desde el pas sometido a su domi-nio; pero la teora clsica no ofre-ca demasiadas hiptesis o lneasde interpretacin que pudieranayudarlos a entender la especifici-dad de la situacin latinoamerica-na por varias razones.

    En primer lugar, porque nuestrospases no eran colonias sino esta-dos naciones, formalmente inde-pendientes. Por lo tanto la apre-ciacin que haca normalmente lateora del imperialismo sobre laperiferia en este caso tena unafalencia irreparable. Adems, por-que nada menos que tres premi-sas fundantes de la teora clsicadel imperialismo haban sido des-mentidas por la historia a partir dela segunda guerra mundial.

    Cules eran estas premisas?La primera estableca que laexpansin imperialista era unarespuesta a las crisis de las eco-nomas metropolitanas. Es decir,cuando las economas desarrolla-das comenzaban a estancarse seprocuraba buscar la solucin a lacrisis por la va de una agresivaexpansin hacia la periferia delsistema y, eventualmente, me-diante la anexin de nuevos terri-torios, de nuevas regiones atrasa-das.

    Eso haba sido vlido para finesdel siglo diecinueve y los primerosaos del siguiente, pero a partir de1948, y hasta mediados de ladcada de los 70, las economas

    capitalistas haban ingresado a unciclo de altas tasas de crecimiento-inigualado en toda su historia-que pas a ser conocido como elcuarto de siglo de oro en el desa-rrollo capitalista. Este perodo,tambin llamado capitalismo key-nesiano, fue un ciclo en el cual elconjunto de las economas capita-listas -especialmente las centra-les, pero tambin (aunque convariaciones mucho mayores) lasperifricas- crecieron a un ritmosumamente elevado durante unperodo de veinte a veinticincoaos. Este fue fenmeno inditoporque antes la expansin deunas iba acompaada por elestancamiento de muchas otras.Lo que puso en crisis la teora cl-sica del imperialismo fue que, enparalelo con el auge econmicoexperimentado por los capitalis-mos centrales, el imperialismoprofundiz su dominio de la eco-noma mundial, avanzando ahorabajo la bandera de un nuevohegemn: Estados Unidos. Ade-ms, en el caso latinoamericano,estas elevadas tasas de creci-miento econmico que registraronalgunos pases no fue suficientepara que pusieran fin a su condi-cin de subdesarrollados y atrasa-dos. Toda esta situacin contra-deca una de las premisas bsicasde la teorizacin clsica del impe-rialismo: ahora no haba crisis enla metrpolis y sin embargo elimperialismo segua extendindo-se, bajo nuevas formas y renova-dos instrumentos. Esta era unasegunda grave contradiccin que

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    planteaba la necesidad de revisaresta teora.

    La segunda premisa en crisis erala que postulaba que, tal comohaba ocurrido en el trnsito entrefinales del siglo diecinueve ycomienzos del veinte, la expan-sin imperialista remataba inexo-rablemente en guerras interimpe-rialistas y, sin embargo, tales gue-rras no tuvieron lugar. Eviden-temente la vigorosa expansin delimperialismo norteamericano quese produjo a partir de 1945, cuan-do Estados Unidos aparece comola gran potencia imperialista delplaneta, son guerras que ahora selibran en contra de los pueblos, encontra de las naciones perifricas,pero no guerras al interior de loque algunos autores, entre ellosSamir Amin, llaman el condomi-nio imperial, es decir entreEstados Unidos, Europa y Japn.Esa guerra se acab en 1945.Immanuel Wallerstein ha dicho,en relacin con esto, que no hubodos guerras mundiales; hubo unasola, que estall en 1914, se detu-vo con el armisticio en 1918, sereanud en 1939, y finaliz en1945. Luego de eso no hubo nin-guna guerra entre Francia yAlemania, Alemania e Inglaterra,Estados Unidos y Francia, y esonuevamente puso en crisis la teo-rizacin clsica. Hubo, eso s,algunos escarceos. El caso msemblemtico fue la crisis delCanal de Suez, nacionalizado porel gobierno de Gamal AbdelNasser lo que motiv que Franciay Gran Bretaa declararan las

    hostilidades hacia Egipto. PeroEstados Unidos exigi el levanta-miento de esa medida porquequera asegurarse el predominioindiscutido en Medio Oriente y, demala gana, Pars y Londres regre-saron a sus casas convencidos deque el sistema imperialista tenauna potencia inapelable: EstadosUnidos. En todo caso, la ausenciade guerras interimperialistas moti-v, de parte de estos tericos yestudiosos de los fenmenos delimperialismo en Amrica latina, lanecesidad de buscar nuevasexplicaciones.

    Por ltimo, haba una tercerapremisa clsica que tambinhaba entrado en crisis: la desco-lonizacin que se inicia luego dela segunda guerra mundial contra-deca la idea de que haba unaincesante expansin colonial delas economas metropolitanas,expansin que, si bien se acelera-ba en pocas de crisis, era conce-bida como un rasgo permanentedel sistema. Lo que se observabaera que las cosas estaban funcio-nando en otra direccin, y estoevidentemente aumentaba lasdudas en torno de la validez de lateorizacin tradicional. A partir deah aparecen los esfuerzos mlti-ples y diversos, que comienzan enla dcada de los 60 e intentandarle una explicacin a este fen-meno partiendo de la superviven-cia del imperialismo, pero almismo tiempo tomando en cuentala necesidad de abordar al fen-meno desde una perspectiva delsur, dado que no es lo mismo

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    cuando se lo analiza desde laperiferia que cuando se lo hacedesde los centros. Eso, evidente-mente, fue uno de los puntos cen-trales que dio lugar al esfuerzo derevisin terica que cristaliz conla teora de la dependencia,donde la teora clsica del impe-rialismo se complementa y enri-quece con nuevos aportes que sedesarrollan desde el sur global.

    Chile y el exilio

    latinoamericano

    Dicho esto, entonces, por qusurge ac, y dnde surge? No escasualidad que la teora de ladependencia tenga su foco dedesarrollo inicial en Chile. Porqu Chile? En la dcada de los60, fundamentalmente despusdel golpe de 1964 en el Brasil, esepas se haba convertido en elcentro de atraccin de los refugia-dos y exiliados polticos de todaAmrica latina. El papel quedesde mediados de la dcada delos 70 ira a cumplir Mxico -granreceptor de todo el exilio latinoa-mericano- lo haba cumplido Chileen la segunda mitad de la dcadaanterior. Y principalmente lo cum-pli una institucin como laCEPAL (aunque la FLACSO, laFAO, la Universidad de Chile yalgunas agencias del gobiernochileno tambin hicieron lo suyo,entre otras instituciones), quedebido a la influencia de Prebischotorg refugio y empleo a muchossocilogos, economistas e histo-riadores que, con el paso del tiem-

    po, se convertiran en los grandesanimadores de la teora de ladependencia. El listado de quie-nes formaron parte de esemomento de esplendor de lasciencias sociales latinoamerica-nas sera demasiado extenso.Mencionemos apenas, entre losms destacados, a FernandoHenrique Cardoso (quien luegosera presidente del Brasil y lesolicitara a sus antiguos lectoresy discpulos que se olvidaran detodo lo que haba escrito); CelsoFurtado, Theotonio Dos Santos,Francisco Weffort, Ruy MauroMarini, Vania Bambirra, Franciscode Oliveira, Almino Affonso,Ernani Fiori; Anbal Quijano dePer, Edelberto Torres-Rivas deGuatemala, Agustn Cueva delEcuador, Antonio Garca deColombia. Es decir, toda una seriede exiliados polticos de izquierdase dieron cita en la CEPAL, otrosvinculados con universidadesnacionales en Chile, sobre todo elcaso de Theotonio Dos Santos, oAgustn Cueva con la Universidadde Concepcin y as sucesiva-mente. En ese ambiente se creaun estimulante clima de discusinque permite la rpida cristaliza-cin de un conjunto de ideas queluego sera conocida como la teo-ra de la dependencia y que influi-ra notablemente no slo sobre elclima intelectual de la poca sinotambin sobre una generacin dejvenes latinoamericanos quetuvimos la suerte de contar con ladireccin de tan notables maes-tros. Este fenmeno, por supues-

  • to, tambin tuvo algunos compo-nentes argentinos: recordemosentre ellos uno de los ms impor-tantes: Pedro Paz, uno de los pio-neros en el estudio del capitalismofinanciero en Amrica Latina;Alfredo Eric Calcagno, MarcosKaplan, Toms Amadeo Vasconi,Alejandro Rofman, BenjamnHopenhayn. De Chile fue muyimportante el aporte de EnzoFaletto, Osvaldo Sunkel y OrlandoCaputo, as como el de HctorMalav Mata en Venezuela,Gerard-Pierre Charles y SuzyCastor en Hait Mientras, en elotro extremo del continente, enMxico, un grupo de notablessocilogos, economistas e histo-riadores desarrollaba una lnea deinvestigacin y reflexin coinci-dente con la de sus colegas refu-giados en el Sur. Sobresalan enese empeo Pablo GonzlezCasanova que abra nuevos hori-zontes con sus estudios sobre elfenmeno del colonialismo internoy su articulacin con la expansindel imperialismo norteamericanoen toda la geografa latinoameri-cana y caribea. Pertenecan tam-bin a este distinguido grupo deintelectuales mexicanos RodolfoStavenhagen, Jos Lus Cecea,Alonso Aguilar, Sergio de la Pea,Fernando Carmona y EnriqueSemo, entre tantos otros quesera imposible enumerar en estabreve intervencin.

    En resumen, un primer influjo eneste proceso de creacin tericafue la existencia de esa masa cr-tica de pensadores identificados

    con la tradicin socialista y mar-xista que se propuso superar lasinsuficiencias de la concepcintradicional. Pero hay un segundoelemento y es que aquellos inte-lectuales, que reaccionaban encontra del desarrollismo cepalino,hacan lo propio en relacin conlas teoras propuestas por laAlianza para el Progreso y, muyespecialmente, las tesis sosteni-das por Walt W. Rostow. Los queestudiaron la historia de las ideaseconmicas recordarn queRostow haba escrito en 1960 unlibro llamado Las etapas del desa-rrollo econmico , cuyo subttulono perda tiempo en sutilezas: UnManifiesto No comunista. Esdecir, no haba ningn equvocoen la interpretacin de lo queRostow quera hacer. En ese textoplanteaba su teora, que es lo quehoy llamaramos la teora neocl-sica del desarrollo que poda sin-tetizarse as: hay un solo caminoque conduce del subdesarrollo aldesarrollo. Cualquier pas puedeconvertirse en desarrollado en lamedida en que se persista a lolargo del tiempo en la aplicacinde las polticas adecuadas. Eldesarrollo es un proceso lineal,eminentemente econmico y en elcual las variables polticas tienenun peso muy relativo. Hay quedejar que los mercados logren supropio equilibrio y sean capacesde atraer las inversiones, y estolentamente nos va a ir sacandodel atraso y conduciendo al desa-rrollo. En el libro se deca que estehaba sido el camino transitado

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  • por Estados Unidos e Inglaterra,pases que tambin haban sidoeconomas subdesarrolladas,pobres, con ingresos per cpitamuy bajos y que luego, gracias ala adopcin de polticas correctas,se transformaron en grandespotencias. Las polticas correc-tas, as, entrecomilladas, eran lasque hoy se condensan en el dec-logo neoliberal del Consenso deWashington. Los tericos depen-dentistas reaccionan contra lastesis rostowianas y la someten auna crtica rigurosa, histricamen-te muy bien fundamentada, quedestruye por completo el argu-mento rostowiano.

    Varios de los textos ms impor-tantes sobre la teora de la depen-dencia, escritos por Cardoso yFaletto, por Anbal Quijano, porEdelberto Torres Rivas, circularoncomo documentos internos de laCEPAL. Pero en ese momentoremueven a Prebisch de laCEPAL (en realidad, EstadosUnidos ya no toleraba ms la disi-dencia cepalina y exigi ante laSecretara General de la ONU queel economista argentino fuesedestinado a otra institucin) y loenvan a Suiza a dirigir la UNC-TAD (la Conferencia de lasNaciones Unidas para Comercio yDesarrollo), una organizacin queno tena facultad alguna, como stena la CEPAL, para asesorar yorientar la accin de los gobier-nos. Cuando Prebisch se va de laCEPAL, a mediados de la dcadade los 60, ninguno de los docu-mentos de circulacin interna

    sobre la teora de la dependenciahaba sido publicado por el orga-nismo. Fueron archivados, cajo-neados y aparecieron despusde varios aos publicados pordiversas editoriales comercialesde Amrica latina. Esto sirve paratener una idea del clima de controlideolgico que se establecisobre la CEPAL una vez quePrebisch fue removido de sucargo.

    Digamos por ltimo que esageneracin de dependentistasreaccionaba tambin contra lalnea dominante de interpretacindel proceso de desarrollo que pre-valeca en los mbitos de laizquierda. Esta interpretacin seoriginaba en la Unin Sovitica yse diseminaba por toda la regin atravs de la influencia ejercida porlos Partidos Comunistas deAmrica latina (y otras agrupacio-nes que, ms all de sus disiden-cias coyunturales, compartanesta visin) y que mediante la apli-cacin mecnica de la vulgatamarxista-leninista sostena la tesisde que el atraso de las economaslatinoamericanas se explicaba porla fortaleza de las institucionesfeudales y de las relaciones feu-dales en la regin. Paradojal-mente, el atraso de Amrica latinano era consecuencia del desarro-llo del capitalismo sino de la debi-lidad del impulso capitalista; por lotanto, el imperativo de la hora era,en consonancia con las directivasde la Tercera Internacional, impul-sar una revolucin democrtico-burguesa en la que, bajo el lide-

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  • razgo de una burguesa nacionalaliada con sectores obreros, cam-pesinos, capas medias y sectoresantiimperialistas y antioligrquicosde diversas procedencias se libra-se una batalla frontal en contra delos legados precapitalistas y feu-dales que perpetuaban el subde-sarrollo de Amrica latina. Estateorizacin difundida por losmanuales soviticos que habasido cuestionada por Mariteguien sus clebres Siete Ensayos deInterpretacin de la Realidad

    Peruana (un texto heterodoxo delprimer gran pensador marxistafuera del escenario europeo,publicado en 1928) conservabauna gran importancia todava aprincipios de los aos 60, pese ahaber sido herida de muerte por eltriunfo de la Revolucin Cubana ycriticada acerbamente por el CheGuevara en la Conferencia dePunta del Este de 1961. La con-secuencia prctica que se des-prenda de esta tesis era pospo-ner la revolucin socialista sinedie y, mientras tanto, forjar unaalianza de los sectores democrti-cos y progresistas -siempre bajola hegemona de la evanescenteburguesa nacional- en contra delos regmenes feudales y el impe-rialismo, como primera e inevita-ble etapa para, ms tarde, proce-der al lanzamiento de la revolu-cin socialista.

    No es el feudalismo sino elcapitalismo

    Como decamos, los dependen-distas rechazan esa interpretacin

    que haba sido hecha trizas con eltriunfo de la Revolucin Cubana el1 de enero de 1959 . El primergrito de la reaccin en contra deesto lo produce un acadmico ale-mn, nacido en Berln y criadocomo refugiado en EstadosUnidos, Andr Gunder Frank, unespecialista en historia econmicade Amrica latina que conoce muybien la regin. En 1964 Frankpublica el libro Capitalismo y sub-desarrollo en Amrica Latina,(basado sobre una minuciosainvestigacin realizada en elBrasil y Chile) en el que desafafrontalmente tanto las tesis deRostow y de los etapistas comolas de la izquierda tradicional. Latesis central de su libro es queAmrica latina es atrasada y sub-desarrollada no a causa de laausencia de estructuras y proce-sos capitalistas sino precisamentedebido a la presencia del capitalis-mo. El problema, deca, no era elfeudalismo, sino el capitalismo.

    Cul era el argumento deFrank? Deca que Amrica latinahaba sido desde el principio unapndice de la expansin delcapitalismo comercial europeo enlos siglos XVII y XVIII y que, por lotanto, fue incorporada desde sunacimiento al circuito de circula-cin capitalista de mercancaspese a que sus estructuras socia-les exhiban rasgos indudable-mente seoriales o feudales.Todo esto origin un ardorosodebate dado que Frank vena apatear el tablero, como se dicevulgarmente; cuando un consen-

    31Teora(s) de la dependencia

  • so casi unnime afirmaba que elproblema de Amrica latina era lainsuficiencia de su desarrollo capi-talista los trabajos de Frank pro-ducan un diagnstico exactamen-te opuesto: que lo que gener elsubdesarrollo fue el precoz con-tacto de esta parte del mundo conlos grandes centros del capitalis-

    mo comercial europeo, mediatiza-do por las Coronas de Espaa yPortugal. Para respaldar su tesisanaliza el caso de la economacolonial en el Brasil y Chile y pro-pone identificar dnde se encuen-tran, a mediados del siglo XX, lasregiones ms atrasadas deambos pases. La respuesta es

    32 realidad econmica 238 16 de agosto/30 de septiembre de 2008

    Ral Prebisch

  • que en el Brasil es el Nordeste.Por qu precisamente all?Porque esa regin fue la joya dela expansin imperial portuguesa,con el gran desarrollo de las plan-taciones de caa de azcar. Osea que el rea que ms contactotuvo con el capitalismo mercantilportugus fue la que una vez ago-tado el ciclo del azcar entr enuna fase de profunda decadenciahasta convertirse en la regin msatrasada del Brasil. Y prosiguediciendo que, si miramos la histo-ria de Chile, los mayores bolsonesde atraso y de pobreza se hallanen el Norte Grande, o sea, en lasprovincias de Tarapac yAntofagasta, donde se desarrolla todo vapor la exportacin delsalitre que era utilizado a fines delsiglo XIX y principios del XX comoel fertilizante para revitalizar lasexhaustas tierras de la agriculturaeuropea. Sin embargo, cuandoese ciclo se acaba toda esa reginqueda sumida en el ms profundosubdesarrollo. Entonces, concluyeFrank, al analizar la historia latino-americana comprobamos que lasregiones ms subdesarrolladasson las que, en el pasado, tuvie-ron mayor contacto con las econo-mas capitalistas metropolitanas.

    Para Frank el capitalismo es unaespecie de sistema solar, quetiene un centro: las metrpolisimperiales, y una serie de satlitesque giran, subordinados, a sualrededor. Pero ese giro no espermanente sino cclico; duranteun tiempo esas economas sateli-zadas llegan a experimentar un

    gran crecimiento de sus exporta-ciones. Se trata de un desarrolloparcial, altamente desequilibradoy completamente dependiente dela demanda metropolitana; unavez concluida esa fase esas eco-nomas se sumergen en un proce-so de progresivo subdesarrollo.Entonces, concluye Frank, el cau-sante del subdesarrollo deAmrica latina es el tipo de desa-rrollo capitalista que exige suinsercin en el mercado mundial.Este no hace otra cosa que gene-rar un ciclo de expansin, de cre-cimiento de las exportaciones, endetrimento del mercado interno yde un genuino desarrollo de lasfuerzas productivas. Cuando esteperodo entra en crisis el pasqueda peor que antes. Entre otrospone el ejemplo de la regin delChaco en la Argentina: all laexplotacin de la riqueza madere-ra a cargo de La Forestal credurante algunas dcadas el espe-jismo de un vibrante desarrollo -enrealidad, apenas un auge exporta-dor- para luego quedar sumida enel atraso.

    Teoras de la dependencia:

    ejes del debate

    Como decamos antes, las tesisde Frank desencadenaron ungran debate. Si bien muchosdependentistas las aceptaban,casi todos se sentan muy inc-modos porque la considerabandemasiado radical y carente delos necesarios matices. Por lotanto, es importante tener en

    33Teora(s) de la dependencia

  • cuenta que cuando hablamos deteora de la dependencia lo msacertado sera hablar en plural deteoras de la dependencia. Nohubo una, sino varias teorizacio-nes diferentes, ya que, por ejem-plo, las interpretaciones de AndrGunder Frank no son iguales a lasque plantean Cardoso y Faletto,en lo que tal vez sea la obra msconocida de esta corriente:Dependencia y desarrollo en

    Amrica latina, y estas dos,Cardoso y Faletto, y GunderFrank, a su vez, son diferentes alas tesis que plantean autorescomo Theotonio dos Santos, RuyMauro Marini o Agustn Cueva.

    a) Sobre la posibilidad del

    desarrollo capitalista

    Veamos ahora cules eran losejes en torno de los cuales giraraese intenso y agitado debate en lasegunda mitad de los aos 60.Habida cuenta de estos antece-dentes un eje central era el que seinterrogaba acerca de la posibili-dad de que hubiera o no desarro-llo capitalista en la periferia. Enese punto Cardoso y Faletto res-ponden que s; Gunder Frank, encambio, dice que no, ya que en suopinin el desarrollo del capitalis-mo asume, en la periferia, unamodalidad que inevitablementeconduce al subdesarrollo. Cardo-so y Faletto responden afirmativa-mente, pero aclaran que se trata-ra de un tipo especial de desarro-llo distinto al experimentado porlos pases metropolitanos. As, latesis de Frank es equivocada por-

    que, segn estos autores, laArgentina en 1880 era un pas, yen 1930 es otro, con un desarro-llo capitalista que, a su juicio, esinnegable. Apelando a una inter-pretacin marxista sostienen queel desarrollo capitalista puede sin-tetizarse en la siguiente frmula:acumulacin de capital + desa-rrollo de las fuerzas productivas yque de ninguna manera podraesperarse del capitalismo, sobretodo en la periferia del sistema, lageneracin de una sociedadexenta de las profundas disconti-nuidades y desigualdades socia-les que conocemos en la regin.Es ms, argumentaban tambinque la postura de Frank y sus aso-ciados era similar a las que soste-nan los populistas rusos a finesdel siglo XIX que declaraban laimposibilidad de un desarrollocapitalista en el campo ruso, tesissta -recuerdan Cardoso yFaletto- que fue demolida porLenin en su libro El desarrollo delcapitalismo en Rusia. Podra obje-tarse que no hubo muchos casosiguales a los de la Argentina entre1880 y 1930; las experiencias delBrasil y Mxico son ms matiza-das. Pero en todo caso Cardoso yFaletto contraponen al diagnsti-co pesimista, y por momentosapocalptico, de Gunder Frankuna visin mucho ms matizada,ms moderada que dice: s,puede haber desarrollo capitalis-ta. Ruy Mauro Marini y AgustnCueva, por ejemplo, coinciden eneste punto con Cardoso y Falettopero sealan, de modo mucho

    34 realidad econmica 238 16 de agosto/30 de septiembre de 2008

  • ms enftico que stos, que esedesarrollo en la periferia est con-denado a producir muchos de losefectos subdesarrollantes pues-tos de relieve por Frank en su tra-bajo.

    Ser un tipo de desarrollo capi-talista el que nos puede liberar dela dependencia? Bueno, ah, prc-ticamente todos los autores coin-ciden en que dentro del capitalis-mo no hay posibilidades de libera-cin. Parafraseando e invirtiendoel sentido de una expresin queCardoso utiliz ya como presiden-te del Brasil puede decirse quedentro del capitalismo no hay sal-vacin ni liberacin de la depen-dencia. Algunos pases podrnnegociar mejor o peor su depen-dencia, pero jams podrn poner-le fin sin salirse del sistema. Elcamino capitalista al desarrollo seclausur poco despus de finali-zada la segunda guerra mundial.Ah es donde estamos, y de ahno podremos salir. Es un diagns-tico, sin duda pesimista, perodotado de un saludable realismo.Ya en esa poca Theotonio DosSantos deca que la nica alterna-tiva de desarrollo que le queda ala regin es el socialismo y que siel socialismo se frustra comoopcin la profundizacin del desa-rrollo capitalista desembocara enalguna forma de fascismo. DosSantos planteaba muy claramentea finales de los aos 60 que estava de desarrollo capitalista concreciente exclusin social, margi-nacin, dependencia externa yvulnerabilidad requera de un sis-

    tema poltico cada vez ms autori-tario. Conclua por eso que, si nose pone en marcha un modeloposcapitalista tendencialmenteorientado hacia el socialismo, elfascismo reaparecera en estastierras bajo un nuevo ropaje.

    Es una discusin que tiene unaenorme actualidad hoy. En los lti-mos aos esta tesis ha reapareci-do gracias a las intervenciones delpresidente Hugo Chvez Frascuando afirma que no hay solu-cin capitalista para Amrica lati-na y que el camino hacia el futuropasa por construir el socialismodel siglo XXI. Cumplidos los cua-renta aos de ese conjunto deteorizaciones conocidas comoteora de la dependenciamuchas de sus preguntas conser-van total validez. Por ejemplo,pese al tiempo transcurrido sehan transformado la Argentina, elBrasil o Mxico en pases de capi-talismo desarrollado? Mi diagns-tico es negativo. Estos pasessiguen siendo las grandes prome-sas del futuro, como lo eran en1910, en 1960, y como van aseguir sindolo para este bicente-nario. Lo cual remitira a la discu-sin, ya reseada, acerca de siexiste una ruta capitalista parasalir del subdesarrollo. Yo creoque no; creo que la lnea capitalis-ta para el desarrollo de la periferiaest agotada. Lo ms que pode-mos aspirar es a tener ciclos decrecimiento econmico, comotiene la Argentina, y de manerams moderada el Brasil, comotiene Mxico, pero que perpetan

    35Teora(s) de la dependencia

  • -y en muchos casos agravan- losproblemas del atraso, la exclusinsocial, la injusticia, la conflictivi-dad, la vulnerabilidad externa. Laevidencia demuestra que en estospases, a pesar de sus elevadastasas de crecimiento econmico,no se ha logrado resolver ningunode los problemas bsicos que unaeconoma desarrollada se suponetiene que solucionar. Entonces,este tipo de discusin, que yaestaba planteada hace 40 aos,cuando Theotonio dos Santosdeca socialismo o fascismo dealguna manera se reinstala en eldebate actual en momentos enque salen a la luz formas cada vezms violentas de explotacin eco-nmica, subordinacin social ydominacin poltica y que autorescomo el socilogo portugusBoaventura de Sousa Santoshabla de la multiplicacin de for-mas de control fascista en loscapitalismos contemporneos.

    b) El caso de la burguesa

    nacional

    Otra discusin que se dio enaquellos aos giraba en torno dela existencia o no de una burgue-sa nacional en Amrica latina. Unaporte fundamental se lo debe-mos al Che Guevara con susdiversos anlisis sobre el desarro-llo del capitalismo en la regin.Hay sobre todo un texto, Cuba noadmite que se separe la economa

    de la poltica, que es la extensaconferencia que en representa-cin del gobierno cubano el Che

    pronunci en la reunin delConsejo Interamericano Econ-mico y Social (CIES) de laOrganizacin de Estados Ame-ricanos en Punta del Este enagosto de 1961, donde hizo unanlisis sobre la burguesa enAmrica latina. Plantea ah -y enotros textos tambin- que nuestraregin no ha tenido nada equiva-lente a una burguesa nacional (esdecir, una clase empresarialorientada hacia la construccin deun mercado interno, al desarrollode la nacin, a la integracinnacional). Lo que hemos tenido,deca el Che, es una burguesaautctona, pero totalmentedependiente del capital extranjeroy asociada con ste, y cuyo pro-yecto de desarrollo es el proyectodel capital extranjero. Esta es unadiscusin que tiene una enormeactualidad en la Argentina actual.

    Hoy estamos asistiendo en eldebate econmico nacional a lareaparicin del tema: el ex presi-dente Nstor Kirchner ms de unavez habl de la necesidad derecrear una burguesa nacional enla Argentina, y vemos que estacuestin tambin se plantea enpases como el Brasil y Mxico(que fue donde esa clase supotener ms vitalidad) en consonan-cia con el radical debilitamientoexperimentado por las burguesasnacionales brasilea y mexicana acausa de la vigorosa penetracinde las grandes transnacionales entodos nuestros pases, empresasstas que se han apoderado decrecientes porciones del mercado

    36 realidad econmica 238 16 de agosto/30 de septiembre de 2008

  • en los ms diversos sectores de lavida econmica. Pero en los 60todava eran muchos ms quienespensaban que esta clase, en vasde rpida extincin en los pocospases en los que supo tener unacierta presencia, poda liderar unarevolucin (o al menos una refor-ma) antiimperialista y antioligr-quica. La historia se encarg desepultar sin misericordia tales ilu-siones.

    c) El estado y la

    autodeterminacin

    nacional

    Otro punto del debate era acercadel grado de autonoma nacionalque dejaba abierta la situacin dedependencia. Gunder Frank decaque no haba ningn margen deautonoma nacional. Su interpre-tacin propona (de eso se lo acu-saba y creo que en ese sentido laacusacin era correcta) una rela-cin muy lineal de subordinacintotal y absoluta de la colonia o laneocolonia a la metrpolis. Peroautores como Cardoso y Faletto,Agustn Cueva y Ruy MauroMarini objetaban esa tesis y sos-tenan que la dependencia estsiempre mediatizada por unaestructura de clases nacional ypor un Estado nacional. Es decirque la accin del imperialismo -yla relacin de dependencia que deella se deriva- no es la labor de unfactor externo que acta sobreuna inerte economa perifrica. Elsometimiento a las fuerzas delmercado mundial es producto de

    la accin de un conjunto de facto-res y agentes que operan en elplano internacional -entre los cua-les sobresale el gobierno estadou-nidense, que es quien ejerce elpapel de director de orquesta-pero cuyos efectos estn invaria-blemente mediatizados por unaalianza de clases cristalizada enun determinado orden estatal enla que los grupos dominanteslocales retienen una parte delbotn que genera la sumisin alimperialismo. Estos efectos estntambin condicionados, porsupuesto, por las resistencias yluchas que presentan las clasessubalternas de las naciones opri-midas por el imperialismo.

    Este fue un rspido debate:hasta qu punto era posibleconstruir escenarios donde dife-rentes clases dominantes deAmrica latina tuvieran algunaposibilidad de negociacin con elimperialismo? No menos impor-tante, y en ntima relacin con l,fue el tema de las formas concre-tas de la dependencia: es lomismo la dependencia que gene-ra, por ejemplo, el desarrollo deun enclave minero, uno plantacio-nista o una situacin en la que seda una cierta posibilidad deexpansin del mercado interno yde desarrollo industrial dinamiza-do por empresarios locales? Elenclave plantacionista correspon-de ms bien a la vieja poca,cuando, por ejemplo, sobre todoen Centroamrica y el Caribe,fuertes inversiones en plantacio-nes de banana, de cacao, o de

    37Teora(s) de la dependencia

  • caa de azcar generaban unaeconoma casi exclusivamentevolcada hacia la exportacin y conmuy escaso derrame. En cambioen el caso de pases como laArgentina, el Brasil y Mxico lavinculacin imperialista se proce-saba a travs de una burguesaagraria mucho ms extensa ydiversificada (si bien exista el lati-fundio) que de alguna forma inte-graba a su hegemona a un sectorsocial mucho ms amplio que elque es posible hallar en un encla-ve plantacionista o minero. Porejemplo, el enclave minero deBolivia, donde antes de la revolu-cin de 1952 quienes controlabanprcticamente la totalidad de lasexportaciones de Bolivia eran lostres grandes barones del estao.Entonces, haba formas distintasde dependencia que permitanabrir o cerrar un juego polticoms o menos amplio segn lanaturaleza del vnculo con losintereses imperiales. Esta era unaconsideracin para nada marginala la hora de evaluar las perspecti-vas de los procesos de reformasocial y democracia en Amricalatina.

    La teorizacin actual sobre

    la dependencia

    Quisiera plantear, para concluiresta conferencia, dos cuestionesfinales.

    En primer lugar, en la actualidadla teora de la dependencia estintegrada a un cuerpo que se

    encuentra en permanente evolu-cin: la reflexin actual sobre elimperialismo, una reflexin que hadejado de ser eurocntrica. Losdos volmenes del SocialistRegister en Espaol, correspon-dientes a los aos 2004 y 2005 -que afortunadamente se consi-guen ahora en libreras- ofrecenuna estupenda puesta al da de lateora del imperialismo. En ella sedemuestra cmo esa teorizacinrecoge lo mejor de los trabajosrealizados por los tericos einvestigadores del Norte y del Sur.Esa es la buena noticia; por lotanto hay un planteo mucho msmatizado, sensible a las variacio-nes nacionales y regionales, quepermite entender lo que estpasando en nuestros pases (cosaque antes, como en la teorizacinclsica el foco analtico estabapuesto en el norte era mucho msdifcil de lograr); un planteo, ade-ms, que puede dar cuenta de lasnovedades que se estn produ-ciendo hoy, que modifican lasrelaciones de dependencia y elfuncionamiento del sistema impe-rialista.

    a) Novedades del

    imperialismo

    contemporneo

    El capitalismo es un sistemaaltamente dinmico y cambiante,con una capacidad de adaptacinsin precedentes en la historia delas formaciones sociales. Por esoel imperialismo de hoy, si bien

    38 realidad econmica 238 16 de agosto/30 de septiembre de 2008

  • conserva los rasgos centrales queya lo definieron a comienzos delsiglo pasado, presenta algunasinnovaciones de importancia. Laprimera gran novedad es que enla actualidad la fraccin hegem-nica del capital en nivel mundiales el capital financiero. Por eso esque se habla de la financiariza-cin de la economa internacio-nal. En la actualidad el flujo diariodel sistema financiero internacio-nal se calcula que es unas 500veces superior al del comerciomundial de mercaderas. Al finali-zar la Segunda Guerra Mundialesa relacin se estimaba que erade 5 a 1. Este exponencial creci-miento cre las condiciones parael surgimiento y consolidacin deun modelo de acumulacin conrasgos propios en el que los ele-mentos de la especulacin finan-ciera juegan un papel crucial. Unade las consecuencias de la finan-ciarizacin, por ejemplo, es laextraordinaria reduccin del hori-zonte temporal del proceso deacumulacin del capital. Este esun rasgo notable, y de enormeimportancia porque exacerba lastendencias especulativas del capi-tal en todas las ramas de la eco-noma. Hoy, segn los estudiososdel tema, ms del 90 % de lascolocaciones del sistema financie-ro internacional se realizan en unplazo inferior a cinco das, con locual la velocidad de rotacin delcapital se establece en niveles devrtigo y ejercen una influenciaperniciosa y recesiva sobre laeconoma mundial.

    Es obvio que sta no puede cre-cer vigorosamente si el capitalfinanciero establece su hegemo-na. El capital financiero distraefondos que podran canalizarseen inversiones en actividades pro-ductivas, cuyo nivel de madura-cin va mucho ms all de loscinco das (en algunos casos lle-gan a tener hasta cinco aos deplazo); por eso, alguien que nopuede ser acusado de izquierdis-ta para nada, como JohnMaynard Keynes, Lord Keynes,propona en su Teora Generalnada menos que la eutanasia delrentista. Porque l deca que en lamedida en que una economacapitalista caiga en manos de losrentistas y especuladores esaeconoma caera inevitablementeen el parasitismo y el estanca-miento econmico. Por eso enuno de los captulos finales de suTeora General Keynes proponanada menos que la eutanasia delrentista, frmula diplomtica muybritish que en los climas trridosde Amrica latina puede ser tradu-cido como paredn para losespeculadores. Para resumir, enla actualidad una de las mayoresnovedades del imperialismo esesta financiarizacin de la econo-ma mundial, causante de unimpacto recesivo o estancacionis-ta que ya persiste a lo largo decasi treinta aos.

    b) El papel de Estados

    Unidos

    La financiarizacin es la primera

    39Teora(s) de la dependencia

  • gran novedad. La segunda tieneque ver con el papel de EstadosUnidos en el sistema imperialista.El viejo modelo de la dependenciasupona un cierto equilibrio entrepotencias metropolitanas y, sobretodo, reconoca la existencia deun papel moderador que se des-prenda de la mera existencia dela Unin Sovitica, un significativoactor que ya ha desaparecido. Araz de esto se produce un impor-tante cambio en la arquitectura dela estructura imperialista mundial,porque pasamos de un ordenmundial bipolar a un orden unipo-lar donde la sujecin de los pasesdbiles al imperialismo norteame-ricano es mucho ms fuerte queantes. Ciertas restricciones ymesura que antes eran un tributoa la presencia de la UninSovitica, con lo que esto podarepresentar como una amenazapara la sobrevivencia del capitalis-mo, son totalmente dejadas delado y ahora el imperialismo chan-tajea, invade y saquea a mansal-va, sin un poder internacional -nihablar de una ley internacional-que pueda ejercer un contrapesoa sus tropelas.

    c) La dominacin ideolgica

    En tercer lugar tenemos el temade los nuevos instrumentos de ladependencia. Ya no es la depen-dencia de las caoneras, o ladiplomacia de las caoneras, aun-que la reactivacin de la CuartaFlota de Estados Unidos podrainducirnos a pensar que hay una

    clara intencin estadounidense deregresar a una poca que parecaya superada. No obstante, en laactualidad la dependencia pasapor muchos otros circuitos. Entreellos el meditico es de funda-mental importancia: ntese queEstados Unidos genera casi el 80 % de todas las imgenesaudiovisuales que se ven en elplaneta. Las ltimas encuestasinternacionales demuestran quela M de McDonalds es el smbo-lo que goza del mayor reconoci-miento en nivel mundial, despla-zando hace ya algunos aos a lacruz cristiana que durante siglosocup ese lugar. Con algunaspocas excepciones todas esasimgenes, aun las que parecenms rebeldes o triviales, llevan uncontenido ideolgico clarsimo. Yese es un mecanismo -a vecessutil, otras groseramente eviden-te-de sujecin y de dependencia,generador adems de espejismosconsumistas y de insolubles con-flictos y frustraciones, por ejem-plo, adoctrinando a las poblacio-nes del Tercer Mundo a imitar unmodelo de consumo absoluta-mente inaplicable fuera de loscapitalismos ms desarrollados.Sin embargo la publicidad -es unode los sectores ms gravitantes ypoderosos de la economa nortea-mericana- hace que la gente quie-ra imitar el patrn de consumo deEstados Unidos, algo objetiva-mente imposible porque el planetaestallara en pedazos por unarazn muy simple: tal como lodemostraran los partidos verdes

    40 realidad econmica 238 16 de agosto/30 de septiembre de 2008

  • en el Parlamento Europeo, si elconsumo de energa per cpita depetrleo de los Estados Unidos segeneralizara a todo la poblacinmundial las reservas existentesde hidrocarburos se acabaran endiecinueve das. Pese a eso, lapublicidad insiste: compre unauto, compre otro, la familia dedos hijos tiene que tener cuatroautos. Esto se ve en San Pablo,Ciudad de Mxico y ya se insinacon fuerza aqu, en Buenos Aires.Pero si bien esto es insostenible,constituye un poderossimo meca-nismo de sujecin ideolgica quehace que la gente piense que nohay nada fuera del capitalismo,que afuera hay un vaco horrendodonde el consumo no existe yque, por lo tanto, hay que seguirlas reglas del juego que impone elcapital. Son nuevos mecanismosde dominacin ideolgica queantes no existan o, si existan,tenan una incidencia absoluta-mente marginal debido al escasodesarrollo de las comunicacionesy a las tecnologas de la informa-cin. El papel de los medios decomunicacin de masas y la publi-cidad, vehiculizada a travs deaquellos, son instrumentos decisi-vos de la dominacin ideolgica.

    d) La dictadura de las

    instituciones financieras

    internacionales

    Otro mecanismo de dominacinest dado por el papel disciplina-dor de las instituciones financierasinternacionales sobre los pasesde la periferia, fundamentalmente

    el Banco Mundial, el FondoMonetario Internacional, la Orga-nizacin Mundial del Comercio y,entre nosotros, el Banco Inter-americano de Desarrollo. Antesesto no exista y hoy se ha con-vertido en un instrumento funda-mental. Yo siempre digo que elejrcito de economistas de quedispone el Banco Mundial y el FMIhace que Bin Laden y sus secua-ces (los mrtires de Bin Ladenque se inmolan en siniestros aten-tados terroristas) aparezcan comomansas maestras de un jardn deinfantes. Aqul ejrcito es muchoms letal, mucho ms mquinade matar; segn distintas medi-ciones efectuadas por agenciasde las Naciones Unidas el sosteni-miento del modelo neoliberal lecuesta a la humanidad cien milpersonas por da. Es decir que unpas como la Argentina desapare-ce de un plumazo al cabo de unao, producto del costo social quegeneran las polticas neoliberales.Enfermedades prevenibles y cura-bles, diarreas infantiles, millonesde chicos mueren por ao produc-to de todo esto. El clculo deNaciones Unidas del PNUD soncien mil por ao, clculo que dirahoy sera un poco mayor.Aquellas mal llamadas institucio-nes financieras internacionales(porque como lo reconociZbigniev Brzezinski en su libro ElGran Tablero Mundial, el FMI y elBM son meras extensiones delDepartamento del Tesoro deEstados Unidos) son nuevosmecanismos de dominacin y

    41Teora(s) de la dependencia

  • control que reemplazan ventajo-samente a las antiguas caone-ras.

    Combatiendo la

    dependencia

    Es posible hacer algo paraponer fin a la dependencia, o esta-mos condenados a padecerlahasta el fin de los tiempos? Yocreo que s, que podemos cam-biar las cosas, y sin que esto seauna agenda o un programa polti-co creo que hay cuatro o cinco ini-ciativas que se pueden instrumen-talizar para combatir y, eventual-mente, superar la dependencia.

    En primer lugar, es preciso libraruna gran batalla ideolgica, en lacual todava estamos muy atrasa-dos. En el terreno de las ideas elcapitalismo ha sacado una enor-me ventaja. Segundo, revertir latendencia desregulatoria impues-ta en los 90 y comenzar a regularcrecientemente los mercados,para lo cual es imprescindiblereconstruir el Estado nacional. LaArgentina es un pas que no tieneEstado, todos lo saben porque esevidente. Un ejemplo apenas: sinos preguntamos cunto petrleoexporta la Argentina por ao res-ponderemos segn los datos pro-porcionados por la declaracinjurada elaborada por Repsol yPetrobrs, y tales declaracionesno tienen ninguna clase de controlo monitoreo fiscal. En suma, cual-quier cosa que las empresasdigan es inobjetable porque care-

    cemos de una agencia pblica,independiente de las empresas,que se encargue de monitorearlas exportaciones de hidrocarbu-ros. Y se trata de un recurso norenovable que se nos acabar ensiete u ocho aos. Un clculo muyelemental demuestra que lascifras no cierran, porque habatantas reservas, hubo tanto con-sumo del mercado interno, tantasexportaciones, y resulta que cuan-do todo se suma la cifra total nocoincide Qu ocurri con el restode las reservas: se fueron pordebajo de la tierra? No; se fueron,se vendieron y no se registraronfiscalmente.

    Ese mismo raquitismo e inefi-ciencia estatal explica, por ejem-plo que slo un 5 % de quienestienen bienes personales por enci-ma del lmite legalmente estable-cido (poco ms de 300.000 pesos)se encuentren inscriptos parapagar el impuesto que marca laley, lo cual constituye un escnda-lo de dimensiones espectacula-res.

    Cmo protegemos los recursospesqueros de nuestro litoral mar-timo? Con una agencia estatalque dispone de cuatro perso-nas para cumplir con ese cometi-do. Absurdo. Por eso vienen losbuques factora, pescan lo quequieren, contaminan nuestro marcon desechos y exterminan espe-cies enteras. Concedemos elaeropuerto a una empresa,Aeropuertos Argentina 2000, queno paga el canon durante diez,

    42 realidad econmica 238 16 de agosto/30 de septiembre de 2008

  • doce aos no importa. La deudase capitaliza y el Estado en lugarde cobrar lo adeudado -ms losintereses, los cargos punitivos,etctera, como abona cualquieraque incumpla con el pago deimpuestos- decide que lo mejor esconvertirse en socio bobo de laempresa. En lugar de cobrar elimpuesto el Estado condona ladeuda y se convierte en socio delinfractor. En fin, la destruccin delEstado ha sido total, y todava nohay conciencia de eso y de laurgente necesidad de reconstruir-lo.

    Por ltimo, luchar contra ladependencia exige buscar algnmecanismo para reactivar, organi-zar y concientizar a los sectorespopulares, que son los que pue-den impulsar un cambio, porque,en este modelo de capitalismodependiente y subdesarrolladohay clases y sectores socialesque la pasan muy bien y no sernellos quienes van a luchar paraponer fin a esta situacin. Sobretodo en los aos de Menem, elpas era una fiesta: la combina-cin del uno a uno durante la con-vertibilidad y la exencin del pagode impuestos de que gozan tradi-cionalmente los ricos en laArgentina hizo que un segmentomuy importante de las clasesdominantes y sus aliados alcanza-ran niveles de vida y de consumoprivilegiados inclusive por compa-racin con el que disfrutan suscontrapartes del capitalismometropolitano. Ahora la fiesta est

    un poco menos divertida, peroigual sigue siendo una fiesta paraun sector importante de la socie-dad argentina. Ante eso hay queconstruir alternativas serias y ahllevamos un gran atraso. Pero sinla concientizacin y organizacinde las clases y capas popularesjams podremos sacarnos deencima esta plaga de la depen-dencia.

    Estos son algunos puntos que,para una agenda poltica a futuro,se derivan de los estudios sobre ladependencia entendida no tantocomo una problemtica idiosincr-sica del Sur sino, desde una pers-pectiva tericamente mucho msfuerte, como una nueva interpre-tacin del capitalismo mundial ensu fase imperialista ms exacer-bada, la que algunos denominan,eufemsticamente, con el dulcenombre de la globalizacin. Perotal como lo expresara JohnKenneth Galbraith, uno de losms grandes economistas delsiglo XX, la globalizacin es elnombre que nosotros le damos ala penetracin de las transnacio-nales americanas en otros merca-dos. La globalizacin es una eti-queta adecuada para ocultar lanaturaleza imperialista del siste-ma internacional y para eximir deresponsabilidades a quienes pro-mueven la dependencia a costadel hambre y el sufrimiento de suspueblos. Hay numerosas razonespor las cuales es urgente y nece-sario poner fin a esta situacin.

    43Teora(s) de la dependencia