Atilio Boron

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20 Teoría(s) de la dependencia* Teoría(s) de la dependencia* Estado y sociedad * Conferencia del ciclo del mismo nombre organizada por la Agrupación SOS - La Mella de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y pronun- ciada el 30 de mayo de 2008 en esa Facultad. ** Dr. en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Investigador principal del Conicet y del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. La teoría de la dependencia o las teorías de la dependencia, son un producto genuino de América latina. El contexto histórico en el cual dicha teoría se desarrolla es la déca- da de los ‘60. Es muy importante tener en cuenta ese dato porque ésos son los años en que se producen grandes cambios en todo el mundo y en las más diversas expresiones de la vida social. Hoy, luchar contra la dependencia exige buscar algún mecanismo para reactivar, organizar y concientizar a los sectores populares, que son los que pueden impulsar un cambio, porque, en este modelo de capitalismo dependiente y subdesarrollado hay clases y sectores sociales que la pasan muy bien y no serán ellos quienes van a luchar para poner fin a esta situación. El autor señala algunos puntos que, para una agenda política a futu- ro, se derivan de los estudios sobre la dependencia entendida no tanto como una problemática idiosincrásica del Sur sino, desde una perspectiva teóricamente mucho más fuerte, como una nueva inter- pretación del capitalismo mundial en su fase imperialista más exa- cerbada, la que algunos denominan, eufemísticamente, con el dulce nombre de la globalización. Atilio Borón**

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Material de lectura para el ciclo de charlas economia para no economistas.

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Teoría(s) de la dependencia*Teoría(s) de la dependencia*Estado y sociedad

* Conferencia del ciclo del mismo nombre organizada por la Agrupación SOS - La Mellade la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y pronun-ciada el 30 de mayo de 2008 en esa Facultad.

** Dr. en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Investigador principal delConicet y del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.

La teoría de la dependencia o las teorías de la dependencia, son unproducto genuino de América latina.

El contexto histórico en el cual dicha teoría se desarrolla es la déca-da de los ‘60. Es muy importante tener en cuenta ese dato porqueésos son los años en que se producen grandes cambios en todo elmundo y en las más diversas expresiones de la vida social.

Hoy, luchar contra la dependencia exige buscar algún mecanismopara reactivar, organizar y concientizar a los sectores populares, queson los que pueden impulsar un cambio, porque, en este modelo decapitalismo dependiente y subdesarrollado hay clases y sectoressociales que la pasan muy bien y no serán ellos quienes van a lucharpara poner fin a esta situación.

El autor señala algunos puntos que, para una agenda política a futu-ro, se derivan de los estudios sobre la dependencia entendida notanto como una problemática idiosincrásica del Sur sino, desde unaperspectiva teóricamente mucho más fuerte, como una nueva inter-pretación del capitalismo mundial en su fase imperialista más exa-cerbada, la que algunos denominan, eufemísticamente, con el dulcenombre de la globalización.

Ati l i o Borón**

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Contexto histórico de lateoría de la dependencia

Creo que corresponde situar elsurgimiento de la teoría de ladependencia en el marco históricode la época determinando cuándoy dónde surge esta teoría. Surgeen América latina (es interesantemarcar este punto: no es una teo-ría que se desarrolle en África oen Asia, continentes que tambiénestaban sometidos a relacionesde explotación y de dependenciamuy marcadas). Nace en Américalatina, a pesar de que hay algunaque otra contribución muy aisladaque se puede encontrar en otroscontinentes, principalmente en laobra de Samir Amin; pero la obrade este autor, egipcio por naci-miento y francés por su formacióncultural, tiene otras implicacionescomo veremos inmediatamente.La teoría de la dependencia –o,como veremos más adelante, lasteorías de la dependencia- son unproducto genuino de esta partedel mundo.

El contexto histórico en el cualdicha teoría se desarrolla es ladécada de los ‘60. Es muy impor-tante tener en cuenta ese datoporque ésos son los años en quese producen grandes cambios entodo el mundo y en las más diver-sas expresiones de la vida social.El Mayo Francés, en 1968, marcatal vez el apogeo de esa década,al punto tal que un distinguidoestudioso como ImmanuelWallerstein considera los aconte-cimientos franceses como una

verdadera revolución. No compar-to totalmente esa tesis pero detodas maneras es útil para subra-yar la importancia de esa época.Fue una década importantísimano sólo en Europa sino especial-mente en América latina. En pri-mer lugar por una razón práctica:es la década de la RevoluciónCubana, cuando se consolidadespués de derrotar al imperialis-mo en Playa Girón y se definecomo socialista. Muchos pensa-ban que esta revolución, hostiga-da brutalmente por el imperialis-mo desde sus primeros días, noiba a sobrevivir por mucho tiempo;sin embargo, al promediar ladécada de los ‘60 ya hay indiciosde que lo que estaba ocurriendoen Cuba era algo distinto y que,lejos de debilitarse, a medida queavanzaba la década se afianzabacada vez más, lo que ejerció unaenorme influencia no sólo en elmedio intelectual sino en la políti-ca y en el imaginario público denuestra región.

Es difícil imaginar hoy la magni-tud de ese impacto. Alguienpodría aducir que fue el mismoque está teniendo en nuestrosdías la Revolución Bolivariana deVenezuela, o lo de Evo Moralesen Bolivia; pero en realidad la inci-dencia de la Revolución Cubanafue mucho mayor. Fue casi comoun rayo que cayó en un día sere-no… nadie lo esperaba, y derepente aparece ese fenómenototalmente imprevisto e insólitoque produce la bancarrota demuchas opiniones tradicionales

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-tanto en la derecha como en laizquierda- acerca de los procesoseconómicos, políticos y socialesde América latina. No podemosentender el surgimiento de la teo-ría de la dependencia al margende lo que estaba ocurriendo ennuestro continente y fundamental-mente de la esperanzadora nove-dad que estaba desplegándoseen Cuba.

Como respuesta a la RevoluciónCubana aparece también unanueva política del imperio haciaAmérica latina: la famosa “Alianzapara el Progreso”, diseñada por laadministración de John F. Kenne-dy en los Estados Unidos comouna manera de responder a losretos que planteaba el triunfantemovimiento 26 de Julio desde LaHabana. Kennedy hereda de laadministración Eisenhower unpaquete muy complicado en rela-ción con Cuba, que finalmente ter-minaría por provocar su propioasesinato. Había en EstadosUnidos muchos grupos de cuba-nos furibundamente contrarrevo-lucionarios asociados con secto-res ultraconservadores norteame-ricanos que trataban de derrocaral gobierno de Castro mediantesabotajes y recurriendo a todo tipode violencias. Una de las respues-tas que Kennedy trató de dar,luego del fracaso de la “carta mili-tar” en Girón, fue promover eldesarrollo de un capitalismo refor-mista en América latina.

La Alianza para el Progreso pusoen cuestión muchas cosas e insta-

ló una serie de temas, que no lle-garon a concretarse –al menos enla escala o con la intensidad quesus promotores esperaban-. Pero,pese a esta frustración, contribuyóentre otras cosas a legitimar lademanda de la reforma agrariaque venían planteando la izquier-da y los movimientos campesinosen muchos países de América lati-na. Demanda intolerable (por“extremista” y además inviable)para las clases dominantes, lasque no ahorraban argumentos yacciones represivas para imposi-bilitarla. Sin embargo, de prontoWashington ordena que hay queimpulsar la reforma agraria por-que se dieron cuenta de que la cri-sis del agro en Cuba y la fortalezadel movimiento campesino habíansido factores de gran importanciapara el triunfo del Movimiento 26de Julio y querían evitar que eseejemplo se reprodujera en laregión.

Es interesante acotar, aunqueéste sería tema para otra largacharla, que como producto de esapreocupación la Casa Blanca dis-puso que para recibir fondos deWashington -sea directamente dela USAID o del Banco Interameri-cano de Desarrollo- los gobiernosreceptores de esa ayuda debíanpreviamente aprobar una ley deReforma Agraria. En todos lospaíses de América latina, menosuno, se sancionó esa legislación(más allá de que luego esa ley sehubiera aplicado o no). El únicopaís en que esa ley ni siquierallegó a tener estado

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parlamentario fue la Argentina.Aquí la fortaleza de la burguesíaterrateniente y sus clases aliadas-muy distintas de las actuales,hegemonizadas por el “agronego-cio” internacional- era tan grandeque pudo exitosamente vetar elmandato procedente deWashington.

Los ’60 es también la década enque culmina el proceso de desco-lonización. Los países de África yalgunos de Asia que todavía erancolonias inician un rápido procesode descolonización que precisa-mente llega a término en esadécada. Esto crea un clima políti-co-intelectual sumamente impor-tante. También son los años enque los “vientos de renovación”soplan muy fuerte, incluso al inte-rior de una institución como laIglesia Católica: Concilio VaticanoII, la opción por los pobres y lateología de la liberación son todosmovimientos que surgen en esaépoca. También aparecen otrascorrientes de pensamiento, comola educación popular y la“Pedagogía del Oprimido”, dePaulo Freire. Lo que quiero subra-yar es que en esa época prevale-cía un clima intelectual muy espe-cial con repercusiones en lo políti-co y lo ideológico, y con gobiernosque trataban de llevar adelantepolíticas reformistas -si bien muycautelosas- promovidas inclusivepor Estados Unidos como reac-ción ante la Revolución Cubana.Sin embargo, estas experienciaspolíticas terminaron en un fraca-so. No hubo una que lograra eclip-

sar el prestigio de la experienciacubana, desde el modelo de la“revolución en libertad” ensayadopor Eduardo Frei en Chile hasta laexperiencia de Puerto Rico bajo elliderazgo de Luis Muñoz Marín.

No obstante, esas políticas refor-mistas propuestas por gobiernosdemocráticos (o por lo menos ele-gidos democráticamente) fueronviolentamente desplazadas poruna sucesión de golpes militaresque se abatirían sobre Américalatina a partir de 1964, cuando seproduce el golpe de estado en elBrasil. En 1965 la RepúblicaDominicana es invadida porEstados Unidos quien lanza ope-raciones militares durante casi unaño contra un gobierno constitu-cional-reformista cuyo único peca-do había sido tomar la palabra“reformista” en serio. El resultadofue la invasión de 40 mil marinesen la pequeña isla y la interrup-ción del proceso democrático quehabía elegido a Juan Bosch comopresidente. En 1966 se produce elgolpe de Onganía en la Argentina,y luego hay una especie de “tobo-gán” que nos llevaría, ya en ladécada de los ‘70, a todas estasdictaduras que hemos conocido, ycuyas consecuencias todavíasentimos hoy. Con esas dictadu-ras la teoría de la dependencia,que había sido una de las grandesanimadoras del debate intelectualy político de la época, desapareceprácticamente por completo. Susprincipales teóricos se marchan alexilio, otros mueren, otros se arre-pienten de sus antiguas ideas y el

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tema desaparece tanto de laagenda pública como de la acadé-mica bajo el imperio del terror. Lateoría quedó archivada hasta sureaparición actual, bajo otraforma, como parte de una teoriza-ción más amplia sobre el imperia-lismo.

El agotamiento del desarrollismo

Hemos visto el contexto históricode la teoría de la dependencia.Veamos ahora cuáles fueron laspreocupaciones específicas quedieron origen a esa teorización.Creo que con su obra los depen-dentistas procuraron dar respues-ta a una doble perplejidad.Primera, la que surgía del fracasode las teorías del desarrollo quehabían sido propuestas funda-mentalmente por la CEPAL desdefinales de la década de los ‘50 yprincipios de los ‘60 dondeAmérica latina, supuestamente,reunía todas las condiciones paraavanzar en un proceso de desa-rrollo que al cabo de quince oveinte años llevaría a nuestrospaíses a una condición de econo-mías desarrolladas o de creci-miento autosostenido.

El gran líder intelectual del desa-rrollismo era Raúl Prebisch, poresos años director de la CEPAL. Asus relevantes dotes intelectualesunía una extraordinaria capacidadorganizativa: fue él quien creó laCEPAL y, desde allí, articuló unpensamiento innovador y progre-

sista dentro del capitalismo queplanteaba la necesidad de undesarrollo dirigido por un Estadocon capacidad para intervenir efi-cazmente la vida económica.Prebisch era muy conciente de laslimitaciones de las teorías con-vencionales, entre otras cosasporque percibió con más claridadque nadie en su tiempo las insal-vables debilidades de un actorque, en el pensamiento clásico,desempeñaba un rol fundamental:la burguesía nacional. De ahí laimportancia asignada a la planifi-cación, al papel del Estado y a losdiversos dispositivos de interven-ción de éste en la vida económicay social para guiar el proceso dedesarrollo. Sin embargo, al cabode muchos años de esta prédica yde la aplicación de las políticaseconómicas inspiradas por laCEPAL, América latina persistíaen su atraso.

¿Cómo explicar que al cabo deveinte, treinta años de políticas desustitución de importaciones -enel caso de los países de mayordesarrollo económico relativo,como la Argentina, el Brasil,México, Chile o Colombia- esasnaciones siguieran siendo “lospaíses del futuro”. Es interesanterevisar la literatura de inicios delsiglo XX y la forma cómo observa-dores extranjeros veían a laArgentina, el Brasil o México: casiinvariablemente aseveraban queestos países tenían por delante unfuturo brillante. Pronosticaban queen un plazo de 20, 30 años - unageneración- se incorporarían al

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concierto de las naciones másavanzadas del mundo. Pasó unsiglo y estamos como estamos, locual puso en evidencia que esaspredicciones carecían de un fun-damento sólido más allá de losbuenos deseos de quienes las for-mulaban, y esa frustración eraprecisamente la que estaba en labase del planteamiento de los teó-ricos de la dependencia. Eranecesario buscar una explicaciónalternativa que fuera más allá dela que proponía el desarrollismopara explicar el fracaso del desa-rrollo en América latina, un conti-nente que aparentemente teníatodo lo necesario para desarrollar-se: tierra abundante, mano deobra barata, gran diversidad derecursos naturales, buenas comu-nicaciones, uniformidad cultural,etcétera, y sin embargo el conti-nente persistía en su atraso.

Limitaciones de la teoríaclásica del imperialismo

La segunda perplejidad, quetenía una enorme importanciasobre todo para los teóricos de laizquierda, brotaba de la crisis dela teoría clásica del imperialismo.Este fue un elemento muy impor-tante, porque, en primer lugar, lateoría del imperialismo, desarro-llada fundamentalmente a co-mienzos del siglo XX tenía unmarcado énfasis eurocéntrico, o sise prefiere, norcéntrico: habíasido pensada y desarrolladadesde las metrópolis imperiales.

Los grandes teóricos del imperia-lismo eran europeos. Alguienpodría decir eran europeos “mar-ginales”, porque Lenin no prove-nía precisamente del corazón deEuropa. Es cierto que no, pero sueje central de preocupación, supunto de mira en el fenómeno delimperialismo estaba puesto enAlemania, en Inglaterra y enFrancia; o sea una mirada, dealguna manera, desde Europa ysobre Europa. Lo mismo ocurrecon Bujarin y Rosa Luxemburgo,que aunque originarios tambiénde la periferia europea tenían sumirada puesta en el corazón delcapitalismo más desarrollado dela época, es decir, Europa occi-dental. Entonces tenían una visióninevitablemente eurocéntrica, quese estructuraba “desde arriba” yen la que la colonia aparecía des-dibujada como el borroso reversodel imperialismo.

Para toda esa generación deizquierdistas (de orígenes muydiversos: desde el marxismohasta la teología de la liberación,pasando por el nacionalismo revo-lucionario) uno de los problemasque tenía la teoría del imperialis-mo era que los países de Américalatina ya habían dejado de sercolonias. Para complejizar máslas cosas estaba el caso de Cuba,que habiéndose emancipado delyugo español tan tardíamentecomo en 1898, mal podía sercaracterizada como una colonia y,para colmo, había llevado a cabouna revolución socialista. Los teó-ricos latinoamericanos de la

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dependencia querían estudiar elfenómeno del imperialismo, perovisto desde aquí, “desde abajo”,desde el país sometido a su domi-nio; pero la teoría clásica no ofre-cía demasiadas hipótesis o líneasde interpretación que pudieranayudarlos a entender la especifici-dad de la situación latinoamerica-na por varias razones.

En primer lugar, porque nuestrospaíses no eran colonias sino esta-dos naciones, formalmente inde-pendientes. Por lo tanto la apre-ciación que hacía normalmente lateoría del imperialismo sobre laperiferia en este caso tenía unafalencia irreparable. Además, por-que nada menos que tres premi-sas fundantes de la teoría clásicadel imperialismo habían sido des-mentidas por la historia a partir dela segunda guerra mundial.

¿Cuáles eran estas premisas?La primera establecía que laexpansión imperialista era unarespuesta a las crisis de las eco-nomías metropolitanas. Es decir,cuando las economías desarrolla-das comenzaban a estancarse seprocuraba buscar la solución a lacrisis por la vía de una agresivaexpansión hacia la periferia delsistema y, eventualmente, me-diante la anexión de nuevos terri-torios, de nuevas regiones atrasa-das.

Eso había sido válido para finesdel siglo diecinueve y los primerosaños del siguiente, pero a partir de1948, y hasta mediados de ladécada de los ‘70, las economías

capitalistas habían ingresado a unciclo de altas tasas de crecimiento-inigualado en toda su historia-que pasó a ser conocido como “elcuarto de siglo de oro” en el desa-rrollo capitalista. Este período,también llamado “capitalismo key-nesiano”, fue un ciclo en el cual elconjunto de las economías capita-listas -especialmente las centra-les, pero también (aunque convariaciones mucho mayores) lasperiféricas- crecieron a un ritmosumamente elevado durante unperíodo de veinte a veinticincoaños. Este fue fenómeno inéditoporque antes la expansión deunas iba acompañada por elestancamiento de muchas otras.Lo que puso en crisis la teoría clá-sica del imperialismo fue que, enparalelo con el auge económicoexperimentado por los capitalis-mos centrales, el imperialismoprofundizó su dominio de la eco-nomía mundial, avanzando ahorabajo la bandera de un nuevohegemón: Estados Unidos. Ade-más, en el caso latinoamericano,estas elevadas tasas de creci-miento económico que registraronalgunos países no fue suficientepara que pusieran fin a su condi-ción de subdesarrollados y atrasa-dos. Toda esta situación contra-decía una de las premisas básicasde la teorización clásica del impe-rialismo: ahora no había crisis enla metrópolis y sin embargo elimperialismo seguía extendiéndo-se, bajo nuevas formas y renova-dos instrumentos. Esta era unasegunda grave contradicción que

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planteaba la necesidad de revisaresta teoría.

La segunda premisa en crisis erala que postulaba que, tal comohabía ocurrido en el tránsito entrefinales del siglo diecinueve ycomienzos del veinte, la expan-sión imperialista remataba inexo-rablemente en guerras interimpe-rialistas y, sin embargo, tales gue-rras no tuvieron lugar. Eviden-temente la vigorosa expansión delimperialismo norteamericano quese produjo a partir de 1945, cuan-do Estados Unidos aparece comola gran potencia imperialista delplaneta, son guerras que ahora selibran en contra de los pueblos, encontra de las naciones periféricas,pero no guerras al interior de loque algunos autores, entre ellosSamir Amin, llaman el “condomi-nio imperial”, es decir entreEstados Unidos, Europa y Japón.Esa guerra se acabó en 1945.Immanuel Wallerstein ha dicho,en relación con esto, que “no hubodos guerras mundiales; hubo unasola, que estalló en 1914, se detu-vo con el armisticio en 1918, sereanudó en 1939, y finalizó en1945. Luego de eso no hubo nin-guna guerra entre Francia yAlemania, Alemania e Inglaterra,Estados Unidos y Francia, y esonuevamente puso en crisis la teo-rización clásica. Hubo, eso sí,algunos escarceos. El caso másemblemático fue la crisis delCanal de Suez, nacionalizado porel gobierno de Gamal AbdelNasser lo que motivó que Franciay Gran Bretaña declararan las

hostilidades hacia Egipto. PeroEstados Unidos exigió el levanta-miento de esa medida porquequería asegurarse el predominioindiscutido en Medio Oriente y, demala gana, París y Londres regre-saron a sus casas convencidos deque el sistema imperialista teníauna potencia inapelable: EstadosUnidos. En todo caso, la ausenciade guerras interimperialistas moti-vó, de parte de estos teóricos yestudiosos de los fenómenos delimperialismo en América latina, lanecesidad de buscar nuevasexplicaciones.

Por último, había una tercerapremisa clásica que tambiénhabía entrado en crisis: la desco-lonización que se inicia luego dela segunda guerra mundial contra-decía la idea de que había unaincesante expansión colonial delas economías metropolitanas,expansión que, si bien se acelera-ba en épocas de crisis, era conce-bida como un rasgo permanentedel sistema. Lo que se observabaera que las cosas estaban funcio-nando en otra dirección, y estoevidentemente aumentaba lasdudas en torno de la validez de lateorización tradicional. A partir deahí aparecen los esfuerzos múlti-ples y diversos, que comienzan enla década de los ‘60 e intentandarle una explicación a este fenó-meno partiendo de la superviven-cia del imperialismo, pero almismo tiempo tomando en cuentala necesidad de abordar al fenó-meno desde una perspectiva delsur, dado que no es lo mismo

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cuando se lo analiza desde laperiferia que cuando se lo hacedesde los centros. Eso, evidente-mente, fue uno de los puntos cen-trales que dio lugar al esfuerzo derevisión teórica que cristalizó conla teoría de la dependencia,donde la teoría clásica del impe-rialismo se complementa y enri-quece con nuevos aportes que sedesarrollan desde el sur global.

Chile y el exilio latinoamericano

Dicho esto, entonces, ¿por quésurge acá, y dónde surge? No escasualidad que la teoría de ladependencia tenga su foco dedesarrollo inicial en Chile. ¿Porqué Chile? En la década de los‘60, fundamentalmente despuésdel golpe de 1964 en el Brasil, esepaís se había convertido en elcentro de atracción de los refugia-dos y exiliados políticos de todaAmérica latina. El papel quedesde mediados de la década delos ‘70 iría a cumplir México -granreceptor de todo el exilio latinoa-mericano- lo había cumplido Chileen la segunda mitad de la décadaanterior. Y principalmente lo cum-plió una institución como laCEPAL (aunque la FLACSO, laFAO, la Universidad de Chile yalgunas agencias del gobiernochileno también hicieron lo suyo,entre otras instituciones), quedebido a la influencia de Prebischotorgó refugio y empleo a muchossociólogos, economistas e histo-riadores que, con el paso del tiem-

po, se convertirían en los grandesanimadores de la teoría de ladependencia. El listado de quie-nes formaron parte de esemomento de esplendor de lasciencias sociales latinoamerica-nas sería demasiado extenso.Mencionemos apenas, entre losmás destacados, a FernandoHenrique Cardoso (quien luegosería presidente del Brasil y lesolicitaría a sus antiguos lectoresy discípulos que se olvidaran detodo lo que había escrito); CelsoFurtado, Theotonio Dos Santos,Francisco Weffort, Ruy MauroMarini, Vania Bambirra, Franciscode Oliveira, Almino Affonso,Ernani Fiori; Aníbal Quijano dePerú, Edelberto Torres-Rivas deGuatemala, Agustín Cueva delEcuador, Antonio García deColombia. Es decir, toda una seriede exiliados políticos de izquierdase dieron cita en la CEPAL, otrosvinculados con universidadesnacionales en Chile, sobre todo elcaso de Theotonio Dos Santos, oAgustín Cueva con la Universidadde Concepción y así sucesiva-mente. En ese ambiente se creaun estimulante clima de discusiónque permite la rápida cristaliza-ción de un conjunto de ideas queluego sería conocida como la teo-ría de la dependencia y que influi-ría notablemente no sólo sobre elclima intelectual de la época sinotambién sobre una generación dejóvenes latinoamericanos quetuvimos la suerte de contar con ladirección de tan notables maes-tros. Este fenómeno, por supues-

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to, también tuvo algunos compo-nentes argentinos: recordemosentre ellos uno de los más impor-tantes: Pedro Paz, uno de los pio-neros en el estudio del capitalismofinanciero en América Latina;Alfredo Eric Calcagno, MarcosKaplan, Tomás Amadeo Vasconi,Alejandro Rofman, BenjamínHopenhayn. De Chile fue muyimportante el aporte de EnzoFaletto, Osvaldo Sunkel y OrlandoCaputo, así como el de HéctorMalavé Mata en Venezuela,Gerard-Pierre Charles y SuzyCastor en Haití Mientras, en elotro extremo del continente, enMéxico, un grupo de notablessociólogos, economistas e histo-riadores desarrollaba una línea deinvestigación y reflexión coinci-dente con la de sus colegas refu-giados en el Sur. Sobresalían enese empeño Pablo GonzálezCasanova que abría nuevos hori-zontes con sus estudios sobre elfenómeno del colonialismo internoy su articulación con la expansióndel imperialismo norteamericanoen toda la geografía latinoameri-cana y caribeña. Pertenecían tam-bién a este distinguido grupo deintelectuales mexicanos RodolfoStavenhagen, José Luís Ceceña,Alonso Aguilar, Sergio de la Peña,Fernando Carmona y EnriqueSemo, entre tantos otros quesería imposible enumerar en estabreve intervención.

En resumen, un primer influjo eneste proceso de creación teóricafue la existencia de esa masa crí-tica de pensadores identificados

con la tradición socialista y mar-xista que se propuso superar lasinsuficiencias de la concepcióntradicional. Pero hay un segundoelemento y es que aquellos inte-lectuales, que reaccionaban encontra del desarrollismo cepalino,hacían lo propio en relación conlas teorías propuestas por laAlianza para el Progreso y, muyespecialmente, las tesis sosteni-das por Walt W. Rostow. Los queestudiaron la historia de las ideaseconómicas recordarán queRostow había escrito en 1960 unlibro llamado Las etapas del desa-rrollo económico , cuyo subtítulono perdía tiempo en sutilezas: “UnManifiesto No comunista”. Esdecir, no había ningún equívocoen la interpretación de lo queRostow quería hacer. En ese textoplanteaba su teoría, que es lo quehoy llamaríamos la “teoría neoclá-sica del desarrollo” que podía sin-tetizarse así: hay un solo caminoque conduce del subdesarrollo aldesarrollo. Cualquier país puedeconvertirse en desarrollado en lamedida en que se persista a lolargo del tiempo en la aplicaciónde las políticas adecuadas. Eldesarrollo es un proceso lineal,eminentemente económico y en elcual las variables políticas tienenun peso muy relativo. Hay quedejar que los mercados logren supropio equilibrio y sean capacesde atraer las inversiones, y estolentamente nos va a ir sacandodel atraso y conduciendo al desa-rrollo. En el libro se decía que estehabía sido el camino transitado

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por Estados Unidos e Inglaterra,países que también habían sidoeconomías subdesarrolladas,pobres, con ingresos per cápitamuy bajos y que luego, gracias ala adopción de políticas correctas,se transformaron en grandespotencias. Las “políticas correc-tas”, así, entrecomilladas, eran lasque hoy se condensan en el decá-logo neoliberal del Consenso deWashington. Los teóricos depen-dentistas reaccionan contra lastesis rostowianas y la someten auna crítica rigurosa, históricamen-te muy bien fundamentada, quedestruye por completo el argu-mento rostowiano.

Varios de los textos más impor-tantes sobre la teoría de la depen-dencia, escritos por Cardoso yFaletto, por Aníbal Quijano, porEdelberto Torres Rivas, circularoncomo documentos internos de laCEPAL. Pero en ese momentoremueven a Prebisch de laCEPAL (en realidad, EstadosUnidos ya no toleraba más la disi-dencia cepalina y exigió ante laSecretaría General de la ONU queel economista argentino fuesedestinado a otra institución) y loenvían a Suiza a dirigir la UNC-TAD (la Conferencia de lasNaciones Unidas para Comercio yDesarrollo), una organización queno tenía facultad alguna, como sítenía la CEPAL, para asesorar yorientar la acción de los gobier-nos. Cuando Prebisch se va de laCEPAL, a mediados de la décadade los ‘60, ninguno de los docu-mentos de circulación interna

sobre la teoría de la dependenciahabía sido publicado por el orga-nismo. Fueron archivados, “cajo-neados” y aparecieron despuésde varios años publicados pordiversas editoriales comercialesde América latina. Esto sirve paratener una idea del clima de controlideológico que se estableciósobre la CEPAL una vez quePrebisch fue removido de sucargo.

Digamos por último que esageneración de dependentistasreaccionaba también contra lalínea dominante de interpretacióndel proceso de desarrollo que pre-valecía en los ámbitos de laizquierda. Esta interpretación seoriginaba en la Unión Soviética yse diseminaba por toda la región através de la influencia ejercida porlos Partidos Comunistas deAmérica latina (y otras agrupacio-nes que, más allá de sus disiden-cias coyunturales, compartíanesta visión) y que mediante la apli-cación mecánica de la vulgatamarxista-leninista sostenía la tesisde que el atraso de las economíaslatinoamericanas se explicaba porla fortaleza de las institucionesfeudales y de las relaciones feu-dales en la región. Paradojal-mente, el atraso de América latinano era consecuencia del desarro-llo del capitalismo sino de la debi-lidad del impulso capitalista; por lotanto, el imperativo de la hora era,en consonancia con las directivasde la Tercera Internacional, impul-sar una revolución democrático-burguesa en la que, bajo el lide-

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razgo de una burguesía nacionalaliada con sectores obreros, cam-pesinos, capas medias y sectoresantiimperialistas y antioligárquicosde diversas procedencias se libra-se una batalla frontal en contra delos legados precapitalistas y feu-dales que perpetuaban el subde-sarrollo de América latina. Estateorización difundida por losmanuales soviéticos que habíasido cuestionada por Mariáteguien sus célebres Siete Ensayos deInterpretación de la RealidadPeruana (un texto heterodoxo delprimer gran pensador marxistafuera del escenario europeo,publicado en 1928) conservabauna gran importancia todavía aprincipios de los años ’60, pese ahaber sido herida de muerte por eltriunfo de la Revolución Cubana ycriticada acerbamente por el CheGuevara en la Conferencia dePunta del Este de 1961. La con-secuencia práctica que se des-prendía de esta tesis era pospo-ner la revolución socialista sinedie y, mientras tanto, forjar unaalianza de los sectores democráti-cos y progresistas -siempre bajola hegemonía de la evanescenteburguesía nacional- en contra delos regímenes feudales y el impe-rialismo, como primera e inevita-ble etapa para, más tarde, proce-der al lanzamiento de la revolu-ción socialista.

No es el feudalismo sino elcapitalismo

Como decíamos, los dependen-distas rechazan esa interpretación

que había sido hecha trizas con eltriunfo de la Revolución Cubana el1º de enero de 1959 . El primergrito de la reacción en contra deesto lo produce un académico ale-mán, nacido en Berlín y criadocomo refugiado en EstadosUnidos, André Gunder Frank, unespecialista en historia económicade América latina que conoce muybien la región. En 1964 Frankpublica el libro Capitalismo y sub-desarrollo en América Latina,(basado sobre una minuciosainvestigación realizada en elBrasil y Chile) en el que desafíafrontalmente tanto las tesis deRostow y de los “etapistas” comolas de la izquierda tradicional. Latesis central de su libro es queAmérica latina es atrasada y sub-desarrollada no a causa de laausencia de estructuras y proce-sos capitalistas sino precisamentedebido a la presencia del capitalis-mo. El problema, decía, no era elfeudalismo, sino el capitalismo.

¿Cuál era el argumento deFrank? Decía que América latinahabía sido desde el principio unapéndice de la expansión delcapitalismo comercial europeo enlos siglos XVII y XVIII y que, por lotanto, fue incorporada desde sunacimiento al circuito de circula-ción capitalista de mercancíaspese a que sus estructuras socia-les exhibían rasgos indudable-mente señoriales o feudales.Todo esto originó un ardorosodebate dado que Frank venía a“patear el tablero”, como se dicevulgarmente; cuando un consen-

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so casi unánime afirmaba que elproblema de América latina era lainsuficiencia de su desarrollo capi-talista los trabajos de Frank pro-ducían un diagnóstico exactamen-te opuesto: que lo que generó elsubdesarrollo fue el precoz con-tacto de esta parte del mundo conlos grandes centros del capitalis-

mo comercial europeo, mediatiza-do por las Coronas de España yPortugal. Para respaldar su tesisanaliza el caso de la economíacolonial en el Brasil y Chile y pro-pone identificar dónde se encuen-tran, a mediados del siglo XX, lasregiones más atrasadas deambos países. La respuesta es

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Raúl Prebisch

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que en el Brasil es el Nordeste.¿Por qué precisamente allí?Porque esa región fue la joya dela expansión imperial portuguesa,con el gran desarrollo de las plan-taciones de caña de azúcar. Osea que el área que más contactotuvo con el capitalismo mercantilportugués fue la que una vez ago-tado el ciclo del azúcar entró enuna fase de profunda decadenciahasta convertirse en la región másatrasada del Brasil. Y prosiguediciendo que, si miramos la histo-ria de Chile, los mayores bolsonesde atraso y de pobreza se hallanen el Norte Grande, o sea, en lasprovincias de Tarapacá yAntofagasta, donde se desarrollóa todo vapor la exportación delsalitre que era utilizado a fines delsiglo XIX y principios del XX comoel fertilizante para revitalizar lasexhaustas tierras de la agriculturaeuropea. Sin embargo, cuandoese ciclo se acaba toda esa regiónqueda sumida en el más profundosubdesarrollo. Entonces, concluyeFrank, al analizar la historia latino-americana comprobamos que lasregiones más subdesarrolladasson las que, en el pasado, tuvie-ron mayor contacto con las econo-mías capitalistas metropolitanas.

Para Frank el capitalismo es unaespecie de sistema solar, quetiene un centro: las metrópolisimperiales, y una serie de satélitesque giran, subordinados, a sualrededor. Pero ese giro no espermanente sino cíclico; duranteun tiempo esas economías sateli-zadas llegan a experimentar un

gran crecimiento de sus exporta-ciones. Se trata de un desarrolloparcial, altamente desequilibradoy completamente dependiente dela demanda metropolitana; unavez concluida esa fase esas eco-nomías se sumergen en un proce-so de progresivo subdesarrollo.Entonces, concluye Frank, el cau-sante del subdesarrollo deAmérica latina es el tipo de desa-rrollo capitalista que exige suinserción en el mercado mundial.Este no hace otra cosa que gene-rar un ciclo de expansión, de cre-cimiento de las exportaciones, endetrimento del mercado interno yde un genuino desarrollo de lasfuerzas productivas. Cuando esteperíodo entra en crisis el paísqueda peor que antes. Entre otrospone el ejemplo de la región delChaco en la Argentina: allí laexplotación de la riqueza madere-ra a cargo de La Forestal creódurante algunas décadas el espe-jismo de un vibrante desarrollo -enrealidad, apenas un auge exporta-dor- para luego quedar sumida enel atraso.

Teorías de la dependencia:ejes del debate

Como decíamos antes, las tesisde Frank desencadenaron ungran debate. Si bien muchosdependentistas las aceptaban,casi todos se sentían muy incó-modos porque la considerabandemasiado radical y carente delos necesarios matices. Por lotanto, es importante tener en

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cuenta que cuando hablamos de“teoría de la dependencia” lo másacertado sería hablar en plural de“teorías” de la dependencia. Nohubo una, sino varias teorizacio-nes diferentes, ya que, por ejem-plo, las interpretaciones de AndréGunder Frank no son iguales a lasque plantean Cardoso y Faletto,en lo que tal vez sea la obra másconocida de esta corriente:Dependencia y desarrollo enAmérica latina, y estas dos,Cardoso y Faletto, y GunderFrank, a su vez, son diferentes alas tesis que plantean autorescomo Theotonio dos Santos, RuyMauro Marini o Agustín Cueva.

a) Sobre la posibilidad deldesarrollo capitalista

Veamos ahora cuáles eran losejes en torno de los cuales giraríaese intenso y agitado debate en lasegunda mitad de los años ‘60.Habida cuenta de estos antece-dentes un eje central era el que seinterrogaba acerca de la posibili-dad de que hubiera o no desarro-llo capitalista en la periferia. Enese punto Cardoso y Faletto res-ponden que sí; Gunder Frank, encambio, dice que no, ya que en suopinión el desarrollo del capitalis-mo asume, en la periferia, unamodalidad que inevitablementeconduce al subdesarrollo. Cardo-so y Faletto responden afirmativa-mente, pero aclaran que se trata-ría de un tipo especial de desarro-llo distinto al experimentado porlos países metropolitanos. Así, latesis de Frank es equivocada por-

que, según estos autores, “laArgentina en 1880 era un país, yen 1930 es otro”, con un desarro-llo capitalista que, a su juicio, esinnegable. Apelando a una inter-pretación marxista sostienen queel desarrollo capitalista puede sin-tetizarse en la siguiente fórmula:“acumulación de capital + desa-rrollo de las fuerzas productivas” yque de ninguna manera podríaesperarse del capitalismo, sobretodo en la periferia del sistema, lageneración de una sociedadexenta de las profundas disconti-nuidades y desigualdades socia-les que conocemos en la región.Es más, argumentaban tambiénque la postura de Frank y sus aso-ciados era similar a las que soste-nían los populistas rusos a finesdel siglo XIX que declaraban laimposibilidad de un desarrollocapitalista en el campo ruso, tesisésta -recuerdan Cardoso yFaletto- que fue demolida porLenin en su libro El desarrollo delcapitalismo en Rusia. Podría obje-tarse que no hubo muchos casosiguales a los de la Argentina entre1880 y 1930; las experiencias delBrasil y México son más matiza-das. Pero en todo caso Cardoso yFaletto contraponen al diagnósti-co pesimista, y por momentosapocalíptico, de Gunder Frankuna visión mucho más matizada,más moderada que dice: “sí,puede haber desarrollo capitalis-ta”. Ruy Mauro Marini y AgustínCueva, por ejemplo, coinciden eneste punto con Cardoso y Falettopero señalan, de modo mucho

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más enfático que éstos, que esedesarrollo en la periferia está con-denado a producir muchos de losefectos “subdesarrollantes” pues-tos de relieve por Frank en su tra-bajo.

¿Será un tipo de desarrollo capi-talista el que nos puede liberar dela dependencia? Bueno, ahí, prác-ticamente todos los autores coin-ciden en que dentro del capitalis-mo no hay posibilidades de libera-ción. Parafraseando e invirtiendoel sentido de una expresión queCardoso utilizó ya como presiden-te del Brasil puede decirse que“dentro del capitalismo no hay sal-vación ni liberación de la depen-dencia.” Algunos países podránnegociar mejor o peor su depen-dencia, pero jamás podrán poner-le fin sin salirse del sistema. Elcamino capitalista al desarrollo seclausuró poco después de finali-zada la segunda guerra mundial.Ahí es donde estamos, y de ahíno podremos salir. Es un diagnós-tico, sin duda pesimista, perodotado de un saludable realismo.Ya en esa época Theotonio DosSantos decía que la única alterna-tiva de desarrollo que le queda ala región es el socialismo y que siel socialismo se frustra comoopción la profundización del desa-rrollo capitalista desembocaría enalguna forma de fascismo. DosSantos planteaba muy claramentea finales de los años ‘60 que estavía de desarrollo capitalista concreciente exclusión social, margi-nación, dependencia externa yvulnerabilidad requería de un sis-

tema político cada vez más autori-tario. Concluía por eso que, si nose pone en marcha un modeloposcapitalista tendencialmenteorientado hacia el socialismo, elfascismo reaparecería en estastierras bajo un nuevo ropaje.

Es una discusión que tiene unaenorme actualidad hoy. En los últi-mos años esta tesis ha reapareci-do gracias a las intervenciones delpresidente Hugo Chávez Fríascuando afirma que no hay solu-ción capitalista para América lati-na y que el camino hacia el futuropasa por construir el “socialismodel siglo XXI”. Cumplidos los cua-renta años de ese conjunto deteorizaciones conocidas como“teoría de la dependencia”muchas de sus preguntas conser-van total validez. Por ejemplo,pese al tiempo transcurrido ¿sehan transformado la Argentina, elBrasil o México en países de capi-talismo desarrollado? Mi diagnós-tico es negativo. Estos paísessiguen siendo las grandes prome-sas del futuro, como lo eran en1910, en 1960, y como van aseguir siéndolo para este bicente-nario. Lo cual remitiría a la discu-sión, ya reseñada, acerca de siexiste una ruta capitalista parasalir del subdesarrollo. Yo creoque no; creo que la línea capitalis-ta para el desarrollo de la periferiaestá agotada. Lo más que pode-mos aspirar es a tener ciclos decrecimiento económico, comotiene la Argentina, y de maneramás moderada el Brasil, comotiene México, pero que perpetúan

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-y en muchos casos agravan- losproblemas del atraso, la exclusiónsocial, la injusticia, la conflictivi-dad, la vulnerabilidad externa. Laevidencia demuestra que en estospaíses, a pesar de sus elevadastasas de crecimiento económico,no se ha logrado resolver ningunode los problemas básicos que unaeconomía desarrollada se suponetiene que solucionar. Entonces,este tipo de discusión, que yaestaba planteada hace 40 años,cuando Theotonio dos Santosdecía “socialismo o fascismo” dealguna manera se reinstala en eldebate actual en momentos enque salen a la luz formas cada vezmás violentas de explotación eco-nómica, subordinación social ydominación política y que autorescomo el sociólogo portuguésBoaventura de Sousa Santoshabla de la multiplicación de for-mas de control fascista en loscapitalismos contemporáneos.

b) El caso de la burguesíanacional

Otra discusión que se dio enaquellos años giraba en torno dela existencia o no de una burgue-sía nacional en América latina. Unaporte fundamental se lo debe-mos al Che Guevara con susdiversos análisis sobre el desarro-llo del capitalismo en la región.Hay sobre todo un texto, “Cuba noadmite que se separe la economíade la política”, que es la extensaconferencia que en representa-ción del gobierno cubano el Che

pronunció en la reunión delConsejo Interamericano Econó-mico y Social (CIES) de laOrganización de Estados Ame-ricanos en Punta del Este enagosto de 1961, donde hizo unanálisis sobre la burguesía enAmérica latina. Plantea ahí -y enotros textos también- que nuestraregión no ha tenido nada equiva-lente a una burguesía nacional (esdecir, una clase empresarialorientada hacia la construcción deun mercado interno, al desarrollode la nación, a la integraciónnacional). Lo que hemos tenido,decía el Che, es una “burguesíaautóctona”, pero totalmentedependiente del capital extranjeroy asociada con éste, y cuyo pro-yecto de desarrollo es el proyectodel capital extranjero. Esta es unadiscusión que tiene una enormeactualidad en la Argentina actual.

Hoy estamos asistiendo en eldebate económico nacional a lareaparición del tema: el ex presi-dente Néstor Kirchner más de unavez habló de la necesidad derecrear una burguesía nacional enla Argentina, y vemos que estacuestión también se plantea enpaíses como el Brasil y México(que fue donde esa clase supotener más vitalidad) en consonan-cia con el radical debilitamientoexperimentado por las burguesíasnacionales brasileña y mexicana acausa de la vigorosa penetraciónde las grandes transnacionales entodos nuestros países, empresaséstas que se han apoderado decrecientes porciones del mercado

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en los más diversos sectores de lavida económica. Pero en los ‘60todavía eran muchos más quienespensaban que esta clase, en víasde rápida extinción en los pocospaíses en los que supo tener unacierta presencia, podía liderar unarevolución (o al menos una refor-ma) “antiimperialista” y “antioligár-quica”. La historia se encargó desepultar sin misericordia tales ilu-siones.

c) El estado y la autodeterminaciónnacional

Otro punto del debate era acercadel grado de autonomía nacionalque dejaba abierta la situación dedependencia. Gunder Frank decíaque no había ningún margen deautonomía nacional. Su interpre-tación proponía (de eso se lo acu-saba y creo que en ese sentido laacusación era correcta) una rela-ción muy lineal de subordinacióntotal y absoluta de la colonia o laneocolonia a la metrópolis. Peroautores como Cardoso y Faletto,Agustín Cueva y Ruy MauroMarini objetaban esa tesis y sos-tenían que la dependencia estásiempre mediatizada por unaestructura de clases nacional ypor un Estado nacional. Es decirque la acción del imperialismo -yla relación de dependencia que deella se deriva- no es la labor de un“factor externo” que actúa sobreuna inerte economía periférica. Elsometimiento a las fuerzas delmercado mundial es producto de

la acción de un conjunto de facto-res y agentes que operan en elplano internacional -entre los cua-les sobresale el gobierno estadou-nidense, que es quien ejerce elpapel de “director de orquesta”-pero cuyos efectos están invaria-blemente mediatizados por unaalianza de clases cristalizada enun determinado orden estatal enla que los grupos dominanteslocales retienen una parte delbotín que genera la sumisión alimperialismo. Estos efectos estántambién condicionados, porsupuesto, por las resistencias yluchas que presentan las clasessubalternas de las naciones opri-midas por el imperialismo.

Este fue un ríspido debate:¿hasta qué punto era posibleconstruir escenarios donde dife-rentes clases dominantes deAmérica latina tuvieran algunaposibilidad de negociación con elimperialismo? No menos impor-tante, y en íntima relación con él,fue el tema de las formas concre-tas de la dependencia: ¿es lomismo la dependencia que gene-ra, por ejemplo, el desarrollo deun enclave minero, uno plantacio-nista o una situación en la que seda una cierta posibilidad deexpansión del mercado interno yde desarrollo industrial dinamiza-do por empresarios locales? Elenclave plantacionista correspon-de más bien a la vieja época,cuando, por ejemplo, sobre todoen Centroamérica y el Caribe,fuertes inversiones en plantacio-nes de banana, de cacao, o de

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caña de azúcar generaban unaeconomía casi exclusivamentevolcada hacia la exportación y conmuy escaso derrame. En cambioen el caso de países como laArgentina, el Brasil y México lavinculación imperialista se proce-saba a través de una burguesíaagraria mucho más extensa ydiversificada (si bien existía el lati-fundio) que de alguna forma inte-graba a su hegemonía a un sectorsocial mucho más amplio que elque es posible hallar en un encla-ve plantacionista o minero. Porejemplo, el enclave minero deBolivia, donde antes de la revolu-ción de 1952 quienes controlabanprácticamente la totalidad de lasexportaciones de Bolivia eran lostres grandes “barones del estaño”.Entonces, había formas distintasde dependencia que permitíanabrir o cerrar un juego políticomás o menos amplio según lanaturaleza del vínculo con losintereses imperiales. Esta era unaconsideración para nada marginala la hora de evaluar las perspecti-vas de los procesos de reformasocial y democracia en Américalatina.

La teorización actual sobrela dependencia

Quisiera plantear, para concluiresta conferencia, dos cuestionesfinales.

En primer lugar, en la actualidadla teoría de la dependencia estáintegrada a un cuerpo que se

encuentra en permanente evolu-ción: la reflexión actual sobre elimperialismo, una reflexión que hadejado de ser eurocéntrica. Losdos volúmenes del SocialistRegister en Español, correspon-dientes a los años 2004 y 2005 -que afortunadamente se consi-guen ahora en librerías- ofrecenuna estupenda puesta al día de lateoría del imperialismo. En ella sedemuestra cómo esa teorizaciónrecoge lo mejor de los trabajosrealizados por los teóricos einvestigadores del Norte y del Sur.Esa es la buena noticia; por lotanto hay un planteo mucho másmatizado, sensible a las variacio-nes nacionales y regionales, quepermite entender lo que estápasando en nuestros países (cosaque antes, como en la teorizaciónclásica el foco analítico estabapuesto en el norte era mucho másdifícil de lograr); un planteo, ade-más, que puede dar cuenta de lasnovedades que se están produ-ciendo hoy, que modifican lasrelaciones de dependencia y elfuncionamiento del sistema impe-rialista.

a) Novedades del imperialismo contemporáneo

El capitalismo es un sistemaaltamente dinámico y cambiante,con una capacidad de adaptaciónsin precedentes en la historia delas formaciones sociales. Por esoel imperialismo de hoy, si bien

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conserva los rasgos centrales queya lo definieron a comienzos delsiglo pasado, presenta algunasinnovaciones de importancia. Laprimera gran novedad es que enla actualidad la fracción hegemó-nica del capital en nivel mundiales el capital financiero. Por eso esque se habla de la “financiariza-ción” de la economía internacio-nal. En la actualidad el flujo diariodel sistema financiero internacio-nal se calcula que es unas 500veces superior al del comerciomundial de mercaderías. Al finali-zar la Segunda Guerra Mundialesa relación se estimaba que erade 5 a 1. Este exponencial creci-miento creó las condiciones parael surgimiento y consolidación deun modelo de acumulación conrasgos propios en el que los ele-mentos de la especulación finan-ciera juegan un papel crucial. Unade las consecuencias de la finan-ciarización, por ejemplo, es laextraordinaria reducción del hori-zonte temporal del proceso deacumulación del capital. Este esun rasgo notable, y de enormeimportancia porque exacerba lastendencias especulativas del capi-tal en todas las ramas de la eco-nomía. Hoy, según los estudiososdel tema, más del 90 % de lascolocaciones del sistema financie-ro internacional se realizan en unplazo inferior a cinco días, con locual la velocidad de rotación delcapital se establece en niveles devértigo y ejercen una influenciaperniciosa y recesiva sobre laeconomía mundial.

Es obvio que ésta no puede cre-cer vigorosamente si el capitalfinanciero establece su hegemo-nía. El capital financiero distraefondos que podrían canalizarseen inversiones en actividades pro-ductivas, cuyo nivel de madura-ción va mucho más allá de loscinco días (en algunos casos lle-gan a tener hasta cinco años deplazo); por eso, alguien que nopuede ser acusado de “izquierdis-ta” para nada, como JohnMaynard Keynes, “Lord Keynes”,proponía en su Teoría Generalnada menos que la eutanasia delrentista. Porque él decía que en lamedida en que una economíacapitalista caiga en manos de losrentistas y especuladores esaeconomía caería inevitablementeen el parasitismo y el estanca-miento económico. Por eso enuno de los capítulos finales de suTeoría General Keynes proponíanada menos que “la eutanasia delrentista”, fórmula diplomática muybritish que en los climas tórridosde América latina puede ser tradu-cido como “paredón para losespeculadores.” Para resumir, enla actualidad una de las mayoresnovedades del imperialismo esesta financiarización de la econo-mía mundial, causante de unimpacto recesivo o estancacionis-ta que ya persiste a lo largo decasi treinta años.

b) El papel de EstadosUnidos

La financiarización es la primera

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gran novedad. La segunda tieneque ver con el papel de EstadosUnidos en el sistema imperialista.El viejo modelo de la dependenciasuponía un cierto equilibrio entrepotencias metropolitanas y, sobretodo, reconocía la existencia deun papel moderador que se des-prendía de la mera existencia dela Unión Soviética, un significativoactor que ya ha desaparecido. Araíz de esto se produce un impor-tante cambio en la arquitectura dela estructura imperialista mundial,porque pasamos de un ordenmundial bipolar a un orden unipo-lar donde la sujeción de los paísesdébiles al imperialismo norteame-ricano es mucho más fuerte queantes. Ciertas restricciones ymesura que antes eran un tributoa la presencia de la UniónSoviética, con lo que esto podíarepresentar como una amenazapara la sobrevivencia del capitalis-mo, son totalmente dejadas delado y ahora el imperialismo chan-tajea, invade y saquea a mansal-va, sin un poder internacional -nihablar de una ley internacional-que pueda ejercer un contrapesoa sus tropelías.

c) La dominación ideológicaEn tercer lugar tenemos el tema

de los nuevos instrumentos de ladependencia. Ya no es la depen-dencia de las cañoneras, o ladiplomacia de las cañoneras, aun-que la reactivación de la CuartaFlota de Estados Unidos podríainducirnos a pensar que hay una

clara intención estadounidense deregresar a una época que parecíaya superada. No obstante, en laactualidad la dependencia pasapor muchos otros circuitos. Entreellos el mediático es de funda-mental importancia: nótese queEstados Unidos genera casi el 80 % de todas las imágenesaudiovisuales que se ven en elplaneta. Las últimas encuestasinternacionales demuestran quela “M” de McDonalds es el símbo-lo que goza del mayor reconoci-miento en nivel mundial, despla-zando hace ya algunos años a lacruz cristiana que durante siglosocupó ese lugar. Con algunaspocas excepciones todas esasimágenes, aun las que parecenmás rebeldes o triviales, llevan uncontenido ideológico clarísimo. Yese es un mecanismo -a vecessutil, otras groseramente eviden-te-de sujeción y de dependencia,generador además de espejismosconsumistas y de insolubles con-flictos y frustraciones, por ejem-plo, adoctrinando a las poblacio-nes del Tercer Mundo a imitar unmodelo de consumo absoluta-mente inaplicable fuera de loscapitalismos más desarrollados.Sin embargo la publicidad -es unode los sectores más gravitantes ypoderosos de la economía nortea-mericana- hace que la gente quie-ra imitar el patrón de consumo deEstados Unidos, algo objetiva-mente imposible porque el planetaestallaría en pedazos por unarazón muy simple: tal como lodemostraran los partidos “verdes”

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en el Parlamento Europeo, si elconsumo de energía per cápita depetróleo de los Estados Unidos segeneralizara a todo la poblaciónmundial las reservas existentesde hidrocarburos se acabarían endiecinueve días. Pese a eso, lapublicidad insiste: “compre unauto, compre otro, la familia dedos hijos tiene que tener cuatroautos”. Esto se ve en San Pablo,Ciudad de México y ya se insinúacon fuerza aquí, en Buenos Aires.Pero si bien esto es insostenible,constituye un poderosísimo meca-nismo de sujeción ideológica quehace que la gente piense que nohay nada fuera del capitalismo,que afuera hay un vacío horrendodonde el consumo no existe yque, por lo tanto, hay que seguirlas reglas del juego que impone elcapital. Son nuevos mecanismosde dominación ideológica queantes no existían o, si existían,tenían una incidencia absoluta-mente marginal debido al escasodesarrollo de las comunicacionesy a las tecnologías de la informa-ción. El papel de los medios decomunicación de masas y la publi-cidad, vehiculizada a través deaquellos, son instrumentos decisi-vos de la dominación ideológica.

d) La dictadura de las instituciones financierasinternacionalesOtro mecanismo de dominación

está dado por el papel disciplina-dor de las instituciones financierasinternacionales sobre los paísesde la periferia, fundamentalmente

el Banco Mundial, el FondoMonetario Internacional, la Orga-nización Mundial del Comercio y,entre nosotros, el Banco Inter-americano de Desarrollo. Antesesto no existía y hoy se ha con-vertido en un instrumento funda-mental. Yo siempre digo que elejército de economistas de quedispone el Banco Mundial y el FMIhace que Bin Laden y sus secua-ces (“los mártires de Bin Laden”que se inmolan en siniestros aten-tados terroristas) aparezcan comomansas maestras de un jardín deinfantes. Aquél ejército es muchomás letal, mucho más “máquinade matar”; según distintas medi-ciones efectuadas por agenciasde las Naciones Unidas el sosteni-miento del modelo neoliberal lecuesta a la humanidad cien milpersonas por día. Es decir que unpaís como la Argentina desapare-ce de un plumazo al cabo de unaño, producto del costo social quegeneran las políticas neoliberales.Enfermedades prevenibles y cura-bles, diarreas infantiles, millonesde chicos mueren por año produc-to de todo esto. El cálculo deNaciones Unidas del PNUD soncien mil por año, cálculo que diríahoy sería un poco mayor.Aquellas mal llamadas “institucio-nes financieras internacionales”(porque como lo reconocióZbigniev Brzezinski en su libro ElGran Tablero Mundial, “el FMI y elBM son meras extensiones delDepartamento del Tesoro deEstados Unidos”) son nuevosmecanismos de dominación y

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control que reemplazan ventajo-samente a las antiguas cañone-ras.

Combatiendo ladependencia

¿Es posible hacer algo paraponer fin a la dependencia, o esta-mos condenados a padecerlahasta el fin de los tiempos? Yocreo que sí, que podemos cam-biar las cosas, y sin que esto seauna agenda o un programa políti-co creo que hay cuatro o cinco ini-ciativas que se pueden instrumen-talizar para combatir y, eventual-mente, superar la dependencia.

En primer lugar, es preciso libraruna gran batalla ideológica, en lacual todavía estamos muy atrasa-dos. En el terreno de las ideas elcapitalismo ha sacado una enor-me ventaja. Segundo, revertir latendencia desregulatoria impues-ta en los ‘90 y comenzar a regularcrecientemente los mercados,para lo cual es imprescindiblereconstruir el Estado nacional. LaArgentina es un país que no tieneEstado, todos lo saben porque esevidente. Un ejemplo apenas: sinos preguntamos cuánto petróleoexporta la Argentina por año res-ponderemos según los datos pro-porcionados por la declaraciónjurada elaborada por Repsol yPetrobrás, y tales declaracionesno tienen ninguna clase de controlo monitoreo fiscal. En suma, cual-quier cosa que las empresasdigan es inobjetable porque care-

cemos de una agencia pública,independiente de las empresas,que se encargue de monitorearlas exportaciones de hidrocarbu-ros. Y se trata de un recurso norenovable que se nos acabará ensiete u ocho años. Un cálculo muyelemental demuestra que lascifras “no cierran”, porque habíatantas reservas, hubo tanto con-sumo del mercado interno, tantasexportaciones, y resulta que cuan-do todo se suma la cifra total nocoincide ¿Qué ocurrió con el restode las reservas: se fueron pordebajo de la tierra? No; se fueron,se vendieron y no se registraronfiscalmente.

Ese mismo raquitismo e inefi-ciencia estatal explica, por ejem-plo que sólo un 5 % de quienestienen bienes personales por enci-ma del límite legalmente estable-cido (poco más de 300.000 pesos)se encuentren inscriptos parapagar el impuesto que marca laley, lo cual constituye un escánda-lo de dimensiones espectacula-res.

¿Cómo protegemos los recursospesqueros de nuestro litoral marí-timo? Con una agencia estatalque dispone de … cuatro perso-nas para cumplir con ese cometi-do. Absurdo. Por eso vienen losbuques factoría, pescan lo quequieren, contaminan nuestro marcon desechos y exterminan espe-cies enteras. Concedemos elaeropuerto a una empresa,Aeropuertos Argentina 2000, queno paga el canon durante diez,

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doce años… no importa. La deudase capitaliza y el Estado en lugarde cobrar lo adeudado -más losintereses, los cargos punitivos,etcétera, como abona cualquieraque incumpla con el pago deimpuestos- decide que lo mejor esconvertirse en “socio bobo” de laempresa. En lugar de cobrar elimpuesto el Estado condona ladeuda y se convierte en socio delinfractor. En fin, la destrucción delEstado ha sido total, y todavía nohay conciencia de eso y de laurgente necesidad de reconstruir-lo.

Por último, luchar contra ladependencia exige buscar algúnmecanismo para reactivar, organi-zar y concientizar a los sectorespopulares, que son los que pue-den impulsar un cambio, porque,en este modelo de capitalismodependiente y subdesarrolladohay clases y sectores socialesque la pasan muy bien y no seránellos quienes van a luchar paraponer fin a esta situación. Sobretodo en los años de Menem, elpaís era una fiesta: la combina-ción del uno a uno durante la con-vertibilidad y la exención del pagode impuestos de que gozan tradi-cionalmente los ricos en laArgentina hizo que un segmentomuy importante de las clasesdominantes y sus aliados alcanza-ran niveles de vida y de consumoprivilegiados inclusive por compa-ración con el que disfrutan suscontrapartes del capitalismometropolitano. Ahora la fiesta está

un poco menos divertida, peroigual sigue siendo una fiesta paraun sector importante de la socie-dad argentina. Ante eso hay queconstruir alternativas serias y ahíllevamos un gran atraso. Pero sinla concientización y organizaciónde las clases y capas popularesjamás podremos sacarnos deencima esta plaga de la depen-dencia.

Estos son algunos puntos que,para una agenda política a futuro,se derivan de los estudios sobre ladependencia entendida no tantocomo una problemática idiosincrá-sica del Sur sino, desde una pers-pectiva teóricamente mucho másfuerte, como una nueva interpre-tación del capitalismo mundial ensu fase imperialista más exacer-bada, la que algunos denominan,eufemísticamente, con el dulcenombre de la globalización. Perotal como lo expresara JohnKenneth Galbraith, uno de losmás grandes economistas delsiglo XX, la globalización “es elnombre que nosotros le damos ala penetración de las transnacio-nales americanas en otros merca-dos”. La globalización es una eti-queta adecuada para ocultar lanaturaleza imperialista del siste-ma internacional y para eximir deresponsabilidades a quienes pro-mueven la dependencia a costadel hambre y el sufrimiento de suspueblos. Hay numerosas razonespor las cuales es urgente y nece-sario poner fin a esta situación.

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