Tema 3

Tema 3 Mitología e iconografía. UNED

María Isabel Espiñeira Castelos Página 1

Tema 3. Genealogía divina.

1. Dioses Olímpicos. � Zeus. Es el padre de los dioses y de los hombres. Es de origen

indoeuropeo, dios de la luz, del cielo y de los fenómenos atmosféricos. Protege la casa y la familia, así como el matrimonio, el orden social y el Derecho. Desempeña el papel de árbitro en las relaciones entre hombres y dioses. Zeus se une a su hermana Hera y tiene a Ares, Ilitía, Hebe y

Hefesto. Pero fuera de su matrimonio tiene muchas relaciones e hijos, tanto con diosas como con mujeres. Hera persigue con rencor a las amantes de su marido y a sus

hijos extramatrimoniales.

Para lograr sus deseos Zeus no duda en tomar forma de distintos animales,

como cuando para conquistar a Leda se transforma en cisne, o en toro para enamorar a Europa. Tampoco tuvo problema en enamorarse de jóvenes, como fue el caso de Ganímedes, al que rapta transformado en águila para que viva en el Olimpo como copero de los dioses. Por eso Hera tenía que valerse de subterfugios y engaños, pues

como reflejo de la sociedad de aquel tiempo no podía oponerse abiertamente a las infidelidades de su esposo.

Casi todas las grandes familias mitológicas tenían a Zeus como antepasado y muchos de los hijos que él engendró con mujeres fueron héroes epónimos o fundadores de ciudades. Zeus, el Júpiter romano, aparece en las



representaciones más antiguas del santuario de Olimpia, empuñando un rayo contra sus adversarios. Otras estatuas le muestran como un guerrero barbado

que avanza desnudo con una lanza o en rayo, como el Zeus del cabo Artemisio, que algunos han interpretado como Poseidón. Otro tipo iconográfico es el de Zeus en majestad, como garante de la Justicia y el Orden. Este ejemplo lo tenemos en la estatua crisoelefantina de Fidias. Solo se conoce ésta última por réplicas y por la descripción de Pausanias, en donde se le representa con el torso desnudo y el manto sobre las piernas, sentado en su trono sosteniendo el cetro coronado con un águila y en otra mano una Niké alada. Ingres rescatará esta iconografía en el Neoclasicismo. También se suele representar a Zeus en el nacimiento de Atenea, que surge ya armada de su cabeza, o extrayendo a Dionisio de su muslo. A partir del Renacimiento las relaciones amorosas de Zeus despiertan gran interés y destacan los ya referidos amores con Leda o con Europa, que pintó Tiziano, entre otros. También está la historia de Dánae, recostada sobre su lecho, que espera ser fecundada por Zeus en forma de lluvia dorada y de cuya unión nacerá el héroe Perseo. Este mito lo representarán

Rembrandt, Boucher o Klimt, entre otros. También Zeus se transformará en nube para envolver a la doncella Ío.



� Hera. Es la más poderosa de las diosas, hija mayor de Crono y Rea. Zeus, para seducirla, toma la apariencia de un cuclillo y se une a ella cuando Hera le coloca en su regazo para protegerle de la lluvia. En Grecia su estatua se vestía como una joven desposada, y se llevaba en procesión hasta un santuario en donde estaba su lecho nupcial. Es la reina y señora del Olimpo, protectora de las mujeres casadas, de la fecundidad, del matrimonio y la maternidad. También es una divinidad arcaica de la luz y en Esparta se la adora como la Luna. En Roma se

la venera como Juno, que junto a Júpiter y Minerva forman la Tríada Capitolina. Se la suele representar como a una majestuosa matrona con centro y una diadema en la cabeza. Otros atributos suyos son el cuclillo, la granada, como símbolo de fertilidad y muerte, el león, la vaca y el pavo real que suele tirar de su carro. En el Renacimiento el cuclillo será sustituido por el pavo real. Es más frecuente que Hera aparezca en las infidelidades de Zeus como observadora que como diosa vengativa, lo cual no impide que se vengue de Leto impidiendo que diera a luz a los gemelos Apolo y Artemis y también provocó la muerte de Sémele. Su cólera también alcanzó a los hijos habidos de las infidelidades, como Heracles. No son frecuentes las imágenes de su matrimonio sagrado o hierogamia con Zeus, aunque en el Barroco será ilustrado por Anibal Carracci.

� Atenea. Es hija de Zeus y diosa guerrera, que nace de la cabeza de su padre completamente armada. Símbolo de su poder es el casco con grifos que lleva puesto. En la mano derecha porta una lanza y protege su pecho con un escudo hecho con la cabeza de Gorgona. Lucha con Zeus en contra de los Gigantes y en la guerra de Troya ayuda a los griegos, ofendida con Paris porque eligió a Afrodita como la diosa más bella. En esta guerra los favoritos eran Aquiles, Menelao, Diómedes y Odiseo. Fue quien inspiró la idea del caballo de madera con que engañar a los troyanos. También es la diosa de la sabiduría y la Razón y como diosa de las artes manuales



protege a las hilanderas, bordadoras, tejedoras y artesanas en general. También vela por la paz, y es quien introduce en Grecia el olivo. En el frontón del Partenón se ilustra su lucha con Poseidón para que se la reconociese como diosa de la ciudad. Es la diosa virgen o parthenos y también se la conoce bajo la advocación de Higia, protectora de la salud. Se cuenta que la joven Aracné se vanaglorió de no ser superada tejiendo ni por la propia diosa y cuando ésta vio que su obra carecía de fallos, la rompió en pedazos y a la joven Aracné la convirtió en araña, condenada

a tejer sin fin. A diferencia de Ares, que encarna la guerra primitiva y salvaje, Atenea encarna más bien la defensa de la ciudad. Su iconografía se establece en el siglo V a. C en tres

estatuas esculpidas por Fidias para la

Acrópolis ateniense, que

conocemos por copias: la estatua crisoelefantina de oro y marfil, la Atenea Pathernos que porta una Niké en la mano; la estatua de bronce, Atenea Promachos en actitud de combate, y la Palas Lemnia, pensativa y pacificadora. Se la representa en cerámicas y monedas, y casi siempre con semblante serio, vestida con una túnica sin mangas y armada con una lanza, casco y coraza. Su imagen también se puede acompañar de una serpiente, una lechuza o un gallo. En la Edad Media se destacan entre sus virtudes la sabiduría y la castidad, en contra de lo que representa Afrodita. Pero se la representa más a partir del Renacimiento, como alegoría de las artes y las ciencias y como encarnación de la Virtud, como la representa Mantegna, aunque también sigue representando la guerra justa. Velázquez la representa en el mito de Aracné en Las

Hilanderas.



� Poseidón. Dios del mar y hermano de Zeus, al que ayuda luchando contra los Titanes; aunque después intenta rebelarse contra él, asistido por Hera y Atenea, por lo cual es condenado, junto con Apolo, a servir a Laomedonte, rey de Troya, construyendo las murallas de la ciudad. Cuando el rey se niega a pagarle el sueldo Poseidón le castiga con el envío de un monstruo que

asole sus tierras. Por eso luego el dios ayuda a los griegos en la guerra de Troya, lo cual no le impide salvar a Eneas, hijo de Afrodita, de que Aquiles le mate. Su esposa es Anfitrite, madre de Tritón, Roda y Bentesicime. También tiene hijos con varias ninfas, diosas y mujeres. Vive en un palacio en la costa del Peloponeso y entre sus lugares de culto se encuentra Corinto, en donde se celebran en su honor los juegos ítsmicos. Es el Neptuno romano y se le representa como un gran hombre barbado de larga cabellera surcando los mares en su carro tirado por hipocampos, lanzando el tridente y rodeado de seres marinos, como tritones, nereidas o delfines. Su iconografía resulta muy apropiada para fuentes y estanques como los de Versalles.

� Hades. Cuando se reparten el universo a él le corresponde el mundo subterráneo. Los Ciclopes le regalan un gorro de piel de perro con el que se hacía invisible, con el cual puede desarmar a su padre, Crono, mientras Zeus le derriba con un rayo. Reina con Perséfone, hija de su hermana Deméter, a la que rapta en Sicilia ya que su padre no permite el matrimonio para que la joven no viva en los infiernos. Su madre olvida el cuidado de plantas y flores para buscarla por todos los lugares del mundo y cuando la encuentra se da cuenta de la muchacha no podrá regresar porque ha comido un grano de granada, lo cual la vincula para siempre al infierno. Llegan al acuerdo de que pase la mitad del año en el inframundo y la otra mitad en el reino de los vivos. Hades aparece como un dios cruel que no permite salir de su reino a ninguna de las almas que en él habitan. El Can Cerbero es el guardián, al que asisten diversos demonios y genios, y sobre todo el barquero Caronte, quien conduce a las almas. Hades no juzga a los hombres personalmente, sino que le asisten las Erinias o Euménides. Cuenta Virgilio que los espíritus de los justos van a los Campos Elíseos y los malos al Tártaro. Hades, el Plutón de los latinos, aparece en las artes representado con una larga cabellera, coronado y sentado en su trono, o subido a un carro de oro. Su atributo es la



granada, un cetro o el cuerno de la abundancia. La representación que más se da es el episodio del Rapto de Proserpina, que han plasmado artistas como Rembrandt, Rubens o Bernini.

� Ares, hijo de Zeus y Hera, representa a la guerra en su más siniestro

aspecto, a diferencia de Atenea. Es, según Homero, alto, fuerte y veloz. Habita en Tracia, con las hijas de las amazonas y se le venera sobre todo

en Tebas. Atenea le vence en una ocasión en Troya, lanzándole una pedrada. Protagoniza muchas aventuras amorosas, y la más famosa es la que comparte con Afrodita. También tiene hijos con mortales, y todos



son violentos y salvajes, como es el caso de Licaón, Meleagro, Diómedes.

Se le consagran el perro y el buitre. Ares es en Roma el dios Marte. No se trata de una figura apreciada en el panteón griego y por eso aparece poco en el arte helénico. Su carácter beligerante encuentra más aprecio en Roma, al ser considerado el padre de Rómulo y Remo. En el Ares de Borghese se consagra su iconografía como joven imberbe y desnudo. En el Ares Ludovisi aparece sentado en su carro de combate, sujetando su espada. El arte de la Edad Moderna retoma su figura en sus amores con Afrodita y representa una especie de alegoría de la Paz o de la guerra vencida por el amor, apareciendo el dios dormido y vigilado por su amada, mientras unos amorcillos juegan con sus armas.

� Deméter. Es la diosa madre por excelencia, y se identifica con la agricultura, aunque no tiene nada que ver con Gea. Es hija de Crono y Rea y aparece como diosa de los frutos y la agricultura, presidiendo la siega de la mies. Su hija es Perséfone, la que fue raptada por Hades. La búsqueda de su hija hace que Deméter recorra el mundo entero sin hallarla, siendo la nodriza de Trptólemo, hijo de Metanira, al que luego encomendará la difusión del trigo por el mundo. A

consecuencia de la búsqueda de su hija, la tierra se queda estéril y Zeus ordena que le sea devuelta. Pero como Perséfone ha comido un grano de la granada de los infiernos, ya no puede volver a la Tierra y se llega al



acuerdo de que la joven pasará la mitad del año con su madre y la otra mitad con Ares. De ahí que haya primavera en el mundo, cuando Perséfone abandona el infierno. Sus atributos son el narciso, la espiga y la adormidera y sus lugares favoritos Eleusis, Sicilia y Creta. Es la Ceres romana y se asocia a la idea de fertilidad y abundancia. En las artes griegas se la representa como una matrona con la cabeza cubierta, que porta espigas de trigo, un lechón o unas antorchas. En Roma se le añade el simbolismo monetario y se vincula a la prosperidad del imperio. En el arte de la Edad Moderna se representará acompañada de Pan o Dionisio, convirtiéndola en alegoría de la agricultura o e verano.

� Apolo es hijo de Zeus y Leto. Dios de la belleza masculina y de la plenitud de la fuerza física, de la luz y del reino celeste. Se le identifica con el sol. Es un dios benévolo, enemigo de lo impuro y lo perverso, patrono de la poesía y de la música. En el monte Parnaso aparece rodeado de las nueve Musas. También es dios sanador, pero sobre todo es el profeta que se manifiesta en su oráculo de Delfos. También puede ser una divinidad terrible, enviando dardos que matan a hombres y animales, como cuando

castiga a Niobe asaeteando a sus siete hijos. Cuando el sileno Marsias le desafió con la flauta, Apolo le castiga mandando desollarlo y colgarlo de un pino. Tiene muchos amores con ninfas y mujeres y cuando le rechaza la ninfa Dafne, cuyo nombre significa laurel, la Madre Tierra responde a su ruego y la convierte precisamente en un laurel. Por eso este es el árbol que le identifica. Entre sus hijos destaca Asclepio, dios de la medicina, cuya madre Corónide fue castigada por Apolo al haberle sido infiel con un mortal estando embarazada del dios. El centauro Quirón le enseñó la Medicina y le hace capaz de resucitar a los muertos. Por eso

Zeus le mata con un rayo y es transformado en constelación. Como animales se le consagran el lobo, el corzo, la cierva, el delfín, el cisne, el milano, el buitre y el cuervo. Es equiparado al sol, como ya hemos dicho, en la figura de Apolo Helios y porta como atributos un arco con flechas, además de la lira o la cítara regalo de Hermes. A veces aparece con un trípode adivinatorio o con un fénix, pájaro sagrado. En el arte griego se le representa como un kouros atlético de largos cabellos. La iconografía



ática del dios fue fijada por Praxíteles, que le representa en sus tres

facetas: Apolo Musageta o inspirador de las Musas, Licio, en reposo tras haber asesinados a los Nióbides y como Apolo Sauróctono, pastor efebo que va a herir a un lagarto. Al personificar la imagen masculina, en Apolo se basan para la imagen de Alejandro Magno. El descubrimiento en el siglo XV del Apolo de Belvedere condicionará la posterior representación del ideal apolíneo en artistas como Canova o Durero. La Edad Media acentúa su faceta de sanador y profeta y Rafael le representa en el Parnaso rodeado de las musas. Este tema de un Apolo armónico gozará de gran predicamento entre artistas como Poussin o Mengs, y también se le suele representar como Apolo Helios en su

carro solar, acompañado de la Aurora y la Luna. Ocupará un lugar destacado en el programa político ideado pro Luís XIV, el Rey Sol, en Versalles. Entre los episodios más representados está su lucha para proteger a su madre de la serpiente Pitón, su victoria sobre Marsias o sus amores con la ninfa Dafne.

� Artemis es hermana gemela de Apolo, que nada más nacer ayudó a su madre en el parto de su hermano y horrorizada por los dolores consiguió que su padre Zeus le permitiese ser virgen. Aparece como una joven dedicada a la caza, con sus flechas y su carcaj. Dominaba los bosques con su ejército de ninfas, vírgenes como ella. Es vengativa, como lo demuestra cuando consigue que Acteón acabe destrozado por sus perros por haberla visto desnuda en el baño. No permite que nadie la sobrepase en belleza y se le ofrece la primicia de las cosechas, como protectora de la



vegetación. También tiene poder sobre los estanques y ríos. Es venerada en todas las regiones agrestes de Grecia, aunque su santuario más

conocido es el de Éfeso. Se la identifica también con la Luna aunque en el panteón aparece como la señora de las fieras, protectora de amazonas y cazadoras. Es la Diana romana y se la representa como cazadora, con el arco y las flechas, llevando el pelo recogido y una media luna en la cabeza, rodeada de ninfas, perros y ciervos. Diosa de la castidad, se asocia a la infancia y adolescencia. En el Renacimiento se suele representar el castigo a Calisto, una de las vírgenes de su cortejo a la que mata con sus flechas y a Acteón, por haberla visto desnuda en el baño. La escuela de Fontainebleau da de ella algunas versiones eróticas en las que su iconografía se asocia a Diana de Poitiers, amante del rey Enrique II de Francia. En la pintura rococó se incidió en su sensualidad, representando a menudo el baño de Diana.

� Afrodita. Diosa del amor y después del Juicio de Paris, también de la belleza. Se casó con Hefesto, el dios feo y cojo, y no tuvieron hijos, aunque estando casada se enamora de Ares y una madrugada Helios les

sorprende juntos y se lo cuenta al marido traicionado. Este les tiende una trampa, encerrándolos en una red y exponiéndoles a la vista de todos los dioses para avergonzarles. También tuvo amores con troyano Anquises, con quien tuvo a Eneas, que será el héroe que lleve hasta Italia los restos de la antigua Troya y funde allí la cuidad de

Roma. También se la relaciona con Adonis, el hijo de Mirra, a quien recogió al nacer y se lo entregó a Perséfone, que luego se negó a



devolverlo. Al someter el caso a Zeus, éste decreta que Adonis se quede un tercio del año con Perséfone, otro con Afrodita y el restante se quede solo. Los animales de Afrodita eran las palomas, que arrastraban su carro, y sus plantas la rosa y el mirto. Es la diosa romana Venus, que suele aparecer representada con Eros o Cupido, y las Gracias. Desde el siglo IV a. C encarna la belleza femenina en el canon establecido por la Venus del Gnido de Praxíteles. Junto a la Afrodita Anadyomene que surge del mar, destacan las iconografías de la Venus púdica y la Venus Victrix, creada en Roma y retomada por Canova en su Paulina Borghese. En la Edad Media se asocia al vicio y la lascivia, mientras que en el Renacimiento es la excusa perfecta para el desnudo femenino, que Giorgione asociará al amor espiritual y Tiziano al amor carnal. Entre los episodios que se suelen representar está el Juicio de Paris o las infidelidades a Hefesto.

� Hermes es hijo de Zeus y Maya y apenas recién nacido robó parte de los rebaños de Admeto a Apolo. Nació en el monte Cileno y allí fabricó con la concha de una tortuga la primera lira, tensándola con unas cuerdas hechas con tripa de vaca. Cuando Apolo fue a reclamar el ganado quedó seducido por la lira, y la trocó por los rebaños. También Hermes fabricó una flauta que le cambió a Apolo por un cayado de oro. Y a él se le debe también el alfabeto, la música, la astronomía, las pesas y la gimnasia. Se le venera como al dios de los viajeros, la elocuencia y la habilidad de los comerciantes y era el encargado de llevar las almas a los infiernos, como Hermes Psicopompos.



Interviene como figura secundaria en la Gigantomaquia. Es el Mercurio de los romanos, y se le representa como heraldo de los dioses y guía de los humanos, apareciendo como un joven imberbe, atlético y desnudo, con casco y sandalias, empuñando el caduceo con las dos serpientes enrolladas. Participa como mensajero en el Juicio de Paris. Tiene relaciones con Afrodita, de las que nace su hijo Hermafrodito.

� Hefesto. Es el dios del fuego, hijo de Zeus y Hera. Se dice que se quedó cojo porque en una discusión entre sus padres, defendió a su madre y Zeus, enojado, lo cogió de un pie y lo arrojó del Olimpo. Cayó en la isla de

Lemnos. Otra versión cuenta que nació ya feo y cojo y su madre, avergonzada, le echó del Olimpo, yendo a parar al Océano, donde Eurínome y Tetis le cuidaron e instalaron una fragua para él. Allí forjaba el tridente de Poseidón, los rayos de Zeus y las flechas de Artemis. Se casó con Aglae, una de las Gracias y con Afrodita. Su culto procede de Licia y su centro fue Lemnos. Es el Vulcano latino, dios del fuego. Se le representa feo y cojo, con el pecho descubierto y con el yunque, el martillo y las tenazas. Participa del nacimiento de Atenea, del castigo der Prometeo y es víctima de la infidelidad de Afrodita. En época moderna se le representa trabajando en la fragua, como se ve en la obra de Velázquez La fragua de Vulcano.

� Dionisio. Reúne tradiciones griegas y asiáticas. Después de una vida de salvaje adolescente descubrió la vid, pero sucumbió a la borrachera permanente, por venganza de Hera, y perdió la cordura. Por eso anduvo errante por el mundo con su cortejo de ménades y sátiros. Difundió el cultivo de la vid y fue el dios protector de las cosechas, purificando



también el cuerpo y el alma mediante el agua, el fuego o el aire. También era un dios espiritual y a través de los cultos orgiásticos tiene una unión mística con sus fieles. Nietsche expresó la diferencia entre lo apolíneo y lo dionisíaco principalmente por la distancia: Apolo era distante y Dionisio no. Fue el Baco de los romanos, nacido del muslo de Zeus después de la muerte de su madre. Fue educado por las ninfas. Su atributo es el tirso, bastón con vides enrolladas y rematado en una piña. El tipo iconográfico evoluciona desde un hombre con afilada barba y larga túnica, hasta la imagen de joven

imberbe, andrógino y desnudo. En el motivo romano del Triunfo de Baco se suele representar en un carro, con un cántaro de vino en la mano y una piel de pantera colgada al hombro, rodeado por su cortejo. En el sarcófago Badminton del Museo Metropolitano de Nueva York aparece a lomos de una pantera y acompañado por las figuras de las cuatro estaciones. Sus misterios gozaron de gran popularidad en Roma y se le representa en el friso de la Villa pompeyana. Como hijo de dios y madre mortal se le considera en la Edad Media como prefiguración de Cristo. El arte renacentista y barroco le consagran varias iconografías, como la escultura de Miguel Ángel o el joven ebrio pintado por Caravaggio, o Dionisio en su carro junto a Diana, como le representa Aníbal Carracci.

2. Divinidades menores.

� Las musas. Empezaron siendo divinidades de agua, ninfas de manantiales que luego se fueron transformando en divinidades del canto,



la poesía y la inteligencia. Presiden el pensamiento en todas sus formas: la elocuencia, la sabiduría, la historia, las matemáticas o la astronomía. Las nueve musas carecen de un ciclo legendario propio, pero son representadas en las artes. Ya aparecen en la cerámica griega, solas o en compañía de Apolo. Dentro del arte romano están presentes en un sarcófago en el museo del Louvre y a partir del Renacimiento los reyes y nobles encargan trabajos con las musas como motivo para funciones decorativas, destacando los cuadros de Le Soeur a mediados del siglo XVII para el gabinete de Las Musas.

� Las Gracias. En griego se les llama Cárites y en su origen son divinidades de la vegetación y luego de la belleza. Eran tres hermanas: Eufrósine, Talía y Aglae, que vivían en el Olimpo. Representan el lado amable de la vida y ejercen influencia positiva sobre el arte. Son compañeras de las Musas, todas en el cortejo de Apolo. A partir del siglo IV a. C. aparecen representadas ya las Cárites, con túnicas y en ordenada procesión. Pero la iconografía más difundida está en un pequeño grupo escultórico romano de la Biblioteca Piccolomini de Siena, que las

representa como tres jóvenes agarradas de los hombros, y estando la del



centro de espaldas. En el Quattrocento se las dota de simbolismo cristiano: castidad, belleza y amor. Así aparecen vestidas con gasas y bailando al lado de Venus en La primavera de Botticelli. Rafael, Rubens y Canova se recrearán con este pretexto en la desnudez femenina.

� Las Horas. Son hijas de Zeus y Temis, hermanas de las Moiras, las Parcas romanas que tejen el destino de los hombres. Representan el Derecho, la Disciplina y la Paz, aunque los atenienses las llamaban Talo, Auxo y Carpo. Son las divinidades de las estaciones y forman parte del séquito de Hera y también aparecen a veces con Afrodita y Dionisio. Las tres horas griegas serán las cuatro estaciones romanas y se las representa como jóvenes con atributos vegetales: flores la Primavera, espigas de trigo y hoz el verano, uvas el otoño y cañas y piezas de caza el invierno. Sus formas se adaptan a los mosaicos pavimentales y pasa luego a los sarcófagos.

� Divinidades celestes secundarias. o Helio, al que también se llama el que abrasa. Hijo de los titanes

Hiperión y Tía. Con Perseis tiene a Circe, la maga que retuvo a Odiseo en su isla. Es el ojo del mundo, el que todo lo ve. Se le representa como a u

joven con cabellera de oro que recorre el cielo en su carro. Precedido por la Aurora, cada día atraviesa el cielo y llega al anochecer al océano. Tiene su culto principal en la isla de Rodas. Es la personificación del sol y se asoció a Apolo, dios de la luz. Es quien revela a Hefesto la traición de Afrodita y se venga de la tripulación de Odiseo por haber profanado su isla. Presta su copa dorada a Heracles y mata a su hijo

Faetón por su falta de pericia al conducir el carro solar. La Caída de Faetón será uno de los episodios más representados desde la Antigüedad. Aunque la imagen más habitual de Helio es la un joven atlético con cabellos dorados que surca los cielos en un carro tirado por corceles.

o Selene. Personifica a la Luna y es célebre por su amor con Endimión, con el que tuvo cincuenta hijas. A petición suya Zeus lo sumió en un sueño eterno y Selene podía amarlo todas las noches. Se vincula con Apolo y se asocia con Artemis. Es representada como una joven pálida y bella, recorriendo el cielo en un carro de plata tirado por dos caballos.



Suele llevar una antorcha en la mano y una media luna. Su amado

Endimión será equiparado en el arte paleocristiano con el profeta Jonás, aludiendo a la inmortalidad del alma.

o Hécate. Hija de Perses y Asteria, también representa a la luna en su fase invisible. Su llegada se anuncia con ladridos de los perros del infierno, en donde se supone que mora. Aunque Hesíodo la muestra como benefactora de los hombres, se la conoce más por su magia. Su iconografía recibe el nombre de Hécate triformis, y desde el siglo IV a. C se la suele representar como tres mujeres que juntan sus espadas y sujetan antorchas. A veces las mujeres comparten las piernas, de las que salen tres torsos y tres cabezas. Modernamente se la representa poco, a excepción de algunos cuadros de Blake.

e o Eos. Hermana de Helio y Selene, representa a la Aurora. Con Astro

engendra a los vientos Céfiro, Boreas y Noto, y a la Estrella de la Mañana y los astros. Homero la llama la de los dedos rosados, porque abren las puertas del cielo al sol. Se enamoró de Ares y Afrodita la condena a estar continuamente enamorada. Su hijo predilecto era Memmón, rey de los etíopes y que murió en Troya luchando contra Aquiles. Consigue de Zeus que su hijo sea inmortal. Las gotas de rocío mañaneras son las lágrimas de la diosa. Es la Aurora romana, que precede a Helios en su carro para ahuyentar la noche. Se la representa como una joven envuelta en un



manto y casi siempre alada. A veces aparece junto a su amante Céfalo, aunque es más común verla con su hijo muerto. El motivo más representado es Triunfo de la Aurora, y en el arte contemporáneo Rodin y Matisse la esculpirán.

� Los planetas. El único que llama la atención de los griegos es

Venus, Eósforo, ya que pensaban que eran dos seres distintos porque se ve diferente al amanecer y en el ocaso. Orión, Sirio, las Pléyades y las Galaxias son otras personificaciones celestiales. El Zodiaco se divide en doce secciones: el carnero Aries, Tauro, el toro que raptó a Europa, el cangrejo que Hera lanzó contra Heracles es Cáncer, Leo es el león de Nemea, Erígone es Virgo, la balanza de la equidad es Libra, Escorpio es el escorpión que mató a Orión, el centauro Quirón es Sagitario; Capricornio la cabra Amaltea, la figura masculina de Acuario quizá es Ganímedes y los dos peces que representan a Piscis.

� Los vientos. Los desfavorables eran hijos de Tifón. A ellos se oponían los vientos regulares: Boreas, Noto, Euro y Céfiro. Eolo

era el rey de los vientos y se le rendía culto sobre todo de noche. En Atenas se les dedica la Torre de los

Vientos, edificio octogonal con cada una de las caras decorada con una figura que simboliza un viento, colocada hacia cada punto del horizonte. Bóreas, dios del viento invernal, se

representa como un hombre con barba, túnica y alas. Su iconografía más difundida está en la pintura de los vasos áticos El



rapto de Oritía, una princesa a la que lleva a Tracia después de haberle negado ella sus favores.

� Divinidades de las aguas. • Divinidades de las aguas marinas.

� Nereo es hijo de Ponto y Gea y tiene el don de transformase en toda clase de animal o ser. Con su esposa Dóride engendra a las Nereidas, que

vivían en el palacio de su padre, en el fondo del mar. En unas tradiciones son cincuenta y en otras cien. Frecuentemente aparecen las Nereidas en los vasos cerámicos. Destacan entre ellas Tetis, Anfítrite y Galatea, la que amaba a Polifemo. La más célebre es Tetis, madre de Aquiles. Aunque Zeus y Poseidón querían conquistarla, el oráculo de Temis había predicho que el hijo que engendrase sería más fuerte que su padre y por eso Tetis solo podría casarse con un mortal. Se casa con Peleo y trata de que sus hijos sean inmortales

bañándolos en fuego o en el Estigio. Así lo hace con Aquiles, al que siempre protege y en la guerra de Troya le trae las armas forjadas por Hefesto después de la muerte de su amigo Patroclo. Le aconseja que no luche con Héctor. Es la misma Tetis que recogió y cuidó de Hefesto cuando fue arrojado del Olimpo y la que en su boda con Peleo tiró la manzana de la Discordia que daría origen a la guerra de Troya. Ingres representa la escena de la Ilíada en la que Tetis implora a Zeus que vele por la seguridad de su hijo, permaneciendo éste inmutable a las súplicas mientras la diosa Hera observa la escena.

� Las Sirenas son genios marinos, mitad pájaros mitad mujer, mencionados por primera vez en la Odisea. Atraían a los navegantes hacia la costa con su dulce canto para que la nave se rompiese en los escollos. Odiseo pasa en su viaje cerca de ellas y ordena a sus compañeros que se tapen los oídos y que a él le aten al mástil. Es así como escapa a su hechizo. En la mitología griega son seres fabulosos de los que destaca su hermosa voz, y quizá por eso se les representa mitad mujer, mitad ave. Juegan un papel maléfico en los mitos de Orfeo y los Argonautas y tienen vinculación con la muerte. En el mundo romano se convierten en protectoras aladas de los difuntos y mensajeras de la esperanza del Más Allá. Su belleza y forma de pez son derivaciones posteriores del mito griego.



• Divinidades de las aguas dulces. � Los Ríos. Son hijos de Océano y Tetis. Poderes benéficos, creadores y

purificadores. Su culto se extiende hasta Asia Menor y los más conocidos a través de la Ilíada son el Escamandro y el Simunte. En la época romana abundan sus representaciones y destaca el Nilo, al que imaginaban como un rey que había fertilizado Egipto, canalizando y construyendo

diques. En las alegorías del Nilo aparece el río personificado como un hombre maduro recostado y rodeado de símbolos que aluden a la fertilidad, como el cuerno de la abundancia. Los dieciséis niños que tapan su cuerpo se ha interpretado como los codos que llegaba a crecer el río durante las inundaciones.

� Las Ninfas eran espíritus que poblaban campos, bosques y lagos, personificando su fecundidad y belleza. Eran hijas de Zeus y habitaban en grutas. A veces formaban parte del séquito de alguna divinidad, sobre todo de Artemis. Suelen aparecer unidas al héroe epónimo de una ciudad y sus amantes son los espíritus masculinos de la Naturaleza, como Pan o los Sátiros. Algunas de ellas tienen leyendas explicativas, como la de Eco,



que se enamora de Narciso y al morir desaparece, quedando tan solo de ella una voz que repite las últimas palabras que se pronuncian. A las ninfas de las aguas se las llama Náyades.

• Divinidades de la tierra. � Pan es el dios de pastores y rebaños, del cortejo de Dionisio. Su culto

procede de la Arcadia. Es mitad hombre mitad macho cabrío y se le

representa con la cara arrugada, barbudo y con expresión astuta. Lleva dos cuernos en la frente. Su madre, Dríope, se asustó cuando le vio, pero Hermes, su padre, le envolvió en una piel de liebre y lo llevó al Olimpo. Sus atributos son la siringa, la corona de pino y los propios de un cazador. Fue una divinidad exclusiva del mundo griego aunque se acabó identificando con el romano Fauno por lo común de algunos de sus atributos. En la escultura helenística suele aparecer junto a Afrodita o enseñando tocar la flauta a pastores. Vivía con las ninfas, a las que espiaba y seguía hasta las grutas del monte Parnaso. En el arte barroco Rubens asocia a Ceres y Pan y Poussin le representa en su Triunfo.

� Sileno es quien cría a Dionisio, aunque también se da este nombre genérico a todos los sátiros cuando llegan a la vejez. Es hijo de Pan, en algunas tradiciones de Hermes, y de una ninfa. Aunque era muy sabio no revelaba sus conocimientos a los humanos más que por la fuerza, como pasó con el rey Midas. Sileno era más sabio cuanto más ebrio estaba. Se le solía representar solo, sostenido por los sátiros o montado en un burro. A veces aparece cuidando a Dionisio. Su tipo



iconográfico más extendido es el de un hombre maduro y calvo, con nariz chata y barriga prominente, a veces ridiculizado con orejas de burro.

� Príapo. Es el dios de la ciudad de Lámpsaco. Hijo de Afrodita y Dionisio. Hera le causa una deformidad física, temerosa de que el niño tenga la

belleza de su madre. Afrodita le abandona en el monte, donde lo recogen y lo crían unos pastores que rinden culto a su virilidad. Su misión era guardar las viñas y los jardines. Como símbolo de fecundidad, propiciaba que creciesen las plantas. Se le incluyen en el cortejo de Dionisio y tiene afinidades con Sileno y los Sátiros. Dios de la fertilidad, dotado de un enorme miembro viril, en la Antigüedad se le representa como un hombre barbado que exhibe el sexo en erección y aparece en un vestíbulo pompeyano pesando con una balanza.

Los romanos colocaban sus estatuas en los jardines para garantizar las cosechas. Aunque Picasso le dedica una escultura, es escasa su presencia en las artes si exceptuamos la Antigüedad.

� Sátiros. Genios de la Naturaleza que se incorporan al séquito de Dionisio. Se les representa de distintas maneras; a veces con la parte inferior del cuerpo como la de un caballo, con larga cola, y la superior de hombre con el miembro viril en erección. Perseguían a las ninfas y a las Ménades y bailaban y bebían con Dionisio. Uno de los más conocidos fue Marsias, quien inventa la flauta de doble tubo. Creyó que su música era más bella que la producida por la lira de Apolo y lo desafía. Marsias es vencido y Apolo mande que sea desollado y colgado de un pino. Luego se arrepiente y le transforma en río. Es representado frecuentemente en el mundo helenístico. Los sátiros son criaturas feas, curiosos y que casi siempre están borrachos. Su apetito sexual centra las representaciones en el arte, a excepción de Sileno y Marsias. En Grecia aparecen como seres caprichosos y en perpetua danza. Roma les consagra con el tipo iconográfico de macho cabrío que les vincula con Pan. Sirven luego como pretexto para representar escenas eróticas con desnudos femeninos.



BIBLIOGRAFÍA:

� Mitología clásica e iconografía cristiana (UNED)

Tema 3

Documents

Transcript of Tema 3