Tapatío 23 de julio

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PÁGINA 8-B Sábado 23 de julio de 2011 Supervisora: Aimeé Muñiz • [email protected] Fundadores Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director Carlos Álvarez del Castillo G. por: Juan Palomar Jardín de Santa Cruz: varias veces ha cambiado, sólo la bugambilia dura; nueve arcos indelebles bastan para dar a su estampa permanencia y gracia. (Los co- rredores tendían arcos de luz por la casa, dice Alfonso Reyes). Asciende de su nítido designio rectangular una teoría de ondulaciones y requiebros que atravie- san la casa y la transfiguran y la levantan. La máscara de un fauno hace llegar el hilo del agua hasta el oscuro espejo; desde allí, se creería, un cimiento de reflejos y breves brillos da sustento a los muros que por eso na- vegan. Navegan incólumes a través de generaciones y mudanzas: sigue la cruz de fósforo y de aire marcan- do el mismo rumbo. Tardes hay en que por las vidrieras del mirador se acercan los volcanes. Envueltos en dis- tancias y en el prestigio de sus leyendas largas visitan el valle y los cañaverales atentos. Entonces el jardín recoge la más pura luz de sus escarpas, la visión última de sus riscos de suave vértigo y silencio. Y luego los ni- ños cambian todo esto en el oro de sus juegos incom- bustibles. Así dura el jardín. ** Una breve visión de esa máquina prodigiosa que es el googlemaps basta para entender la compleja vas- tedad de los paisajes que una carretera atraviesa. La estrecha franja que el pasajero registra en sus recorri- dos –la parte por el todo– fija la percepción completa de un viaje. Y esa lectura del territorio que se va acu- mulando en los ojos y en la memoria de alguna manera informa ese vago sustrato de lugares, gentes y sucedi- dos que pensamos es la patria. Por eso no es posible resignarse al continuo deterioro de esos corredores por los que a diario transcurrimos en el campo. Acu- mulaciones de anuncios, vulcanizadoras y gasoline- ras, construcciones de cualquier manera hechas, su- ciedad y desorden. Porque las carreteras son, de alguna manera, el guión del territorio en el que vivi- mos. Que, al final, nos nutre y nos sostiene. ** “Los otros días…”, “Las otras tardes…”. A cada rato, en las tan argentinas conversaciones de Borges y Bioy Casares, así se refieren a algo que pasó, diría- mos nosotros, “el otro día”, “la otra tarde”. Curioso có- mo esa plural manera de referirse a un pasado inme- diato convierte a la relación de un hecho particular en algo disperso, difuso y más impreciso aún en el tiempo. Cómo el lenguaje, así usado, esparce en un vago pasa- do el asunto que ahora se rememora, le confiere una multiplicidad que, quizás, lo vuelva más recordable. Borges, hacia 1961, se prepara para un viaje: “An- tes de irme, siento que debería hacer unas cuantas co- sas que no se qué son. ¿Ir a ver algunos lugares? No voy a llevarlos más conmigo porque los vea. Si los veo una última vez será como la última vez que los vi, con un añadido de solemnidad, que no sé si conviene”. ** La tormenta se anuncia largo rato. La caja del agua refleja los relámpagos que ascienden desde el oriente. La lluvia, como un pianista distraído, ensaya músicas instantáneas y fugaces. Como sin quererlo, atenta apenas, sus dedos rozan el olor del jazmín: las gotas van diciendo entonces la historia entera de cre- cimientos, titubeos, certezas. Largas estrategias vic- toriosas que hasta aquí llegan ahora. Desde la sombra, el gato vigila los pasos del agua. ** Alguien iba pensando: “La actual versión de la es- pecie humana no tiene más de 150 mil años sobre la tierra. Si acordamos para cada hombre capaz de haber engendrado un hijo una edad promedio de 40 años, tendremos que cada actual habitante del planeta tiene como directos antecesores unos tres mil 750 padres sucesivos. Tres mil 750 versiones de un hombre no son tantas; hay quien aspira en el Facebook a tener tantos “amigos” como esos”. “Imaginemos entonces un face- book de todas esas gentes, completo, con sus datos, sus tics, sus imágenes y preferencias. La genealogía de cada quien explicada; más bien enumerada. Falta saber si con eso entenderíamos más…”. ** Graves, tristes tiempos zumban en las noticias. Una versión de And death shall have no dominion, de Dylan Thomas: Y la muerte no habrá de prevalecer. Todos los desnudos muertos serán uno Junto con el hombre del viento y de la luna poniente; Cuando sus huesos se levanten limpios y limpios se hayan ido, Tendrán estrellas en codos y pies; Aunque locos se vuelvan serán curados, Aunque en el mar se hundan habrán de levantarse; Aunque se pierdan los amantes no habrá de perderse amor; Y la muerte no habrá de prevalecer. Y la muerte no habrá de prevalecer. Bajo los laberintos del mar Los que hace tiempo yacen, no habrán de morir entre los vientos, Retorcidos de angustia cuando los nervios cedan, Atados a una rueda no habrán de quebrarse; La fe en sus manos ha de partirse en dos, Y los males unicornios habrán de atravesarlos; Rotos todos los cabos, no habrán de estallar; Y la muerte no habrá de prevalecer. Y la muerte no habrá de prevalecer. Las gaviotas no habrán ya de gritar en sus oídos Ni las olas romperán sonoras en sus playas; Donde alentó una flor otra flor tal vez nunca Levante su cabeza a los rigores de la lluvia; Y aunque locos y largamente muertos, Las cabezas de sus ánimas martillearán las margaritas; Irrumpirán al Sol hasta que el Sol sucumba, Y la muerte no habrá de prevalecer. [email protected] Diario de un espectador Caminar por un cementerio es mucho más que andar entre senderos llenos de misterio y temor a lo desco- nocido, ante la posibilidad de que en esa tierra de muertos exista todavía una ráfaga de vida. Más allá de los fan- tasmas y las apariciones, un panteón resguarda historias individuales que al entrelazarse forman parte de la vida pasada de una ciudad. Prueba de ello es el Panteón de Mezquitán, que entre sus lápidas y epitafios conserva los restos de fa- milias que en su momento dedica- ron su vida para forjar la Guadalaja- ra que hoy conocemos y que, sin embargo, ya sólo existen en esas ca- sas de fría piedra que a veces son tan ostentosas y elaboradas como lo fueron las que habitaron en vida. Al cerrarse el Panteón de Belén, el de Mezquitán abrió sus puertas de hierro forjado allá por el año de 1896. Su cancel de barrotes con pe- queñas figuras de calaveras con huesos cruzados, pocas veces llama tanto la atención como las bien lo- gradas obras arquitectónicas que se ocultan en el interior: verdaderos mausoleos que describen con sím- bolos y detalles quien fue en vida la persona cuyos restos descansan en ese lugar. Un ejemplo de esto es el monumento en forma de capilla eri- gido entre las zonas francesa y ale- mana, donde se encuentran los res- tos mortales de don Jesús Flores, quien fuera propietario de la legen- daria “Casa de los perros”. Contraste cultural El panteón abrió a finales del si- glo XIX y prácticamente toda la ar- quitectura fúnebre del lugar posee las características reconocidas a lo largo del siglo XX, siempre con va- riantes de acuerdo a las creencias de la familia, los gustos y hasta la posi- ción social y económica. “Lo primero que se pude distin- guir al entrar en el recinto, son deta- lles muy particulares como las di- versas formas en que las culturas rinden homenaje mediante los se- pulcros a sus muertos”, detalla el ar- quitecto Carlos Petersen, académi- co e investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superio- res de Occidente (ITESO). A lo largo de la zona que con- forma el panteón alemán y el fran- cés, ambos con ubicación justo al entrada, de lado derecho, se distin- guen las tumbas de las grandes fa- milias de Guadalajara de principios del siglo XX, mientras que a la iz- quierda el espacio está reservado para los panteones que ostentan el título de inglés y americano. Cada uno de estos dice mucho sobre cómo las diferentes culturas e idiosincra- sias rendían homenaje a sus muer- tos, ya que mientras en la zonas in- glesa y americana apenas se ve una lápida sencilla en el piso, sin ele- mentos llamativos u ostentosos, en el panteón mexicano hay muchas muestras que forman una gran le- yenda donde se cuenta cómo los que siguen con vida, pasan sus días ex- trañando a los que ya se fueron. También hay fotografías y epitafios muy sentimentales. En el panteón alemán predomi- nan las cruces de mármol, mientras que el francés hace un homenaje gene- ral a toda su colonia, esto con “un gran obelisco rematado por un gallo que es- tá en honor a los muertos de la guerra que perecieron antes de la apertura del panteón”, cuenta Petersen. Sin embargo, todo esto es predo- minante en los sepulcros más anti- guos, y es que de acuerdo con el arqui- tecto, el diseño en las construcciones funerarias se ha perdido, ya casi nadie entierra a sus muertos de manera es- pecial, “pues como todo en la vida, es- to también ha buscado la practicidad y muchas veces ésta se encuentra en la cremación”. Peso a esto, agrega que sí hay varios sepulcros que vale la pena ad- mirar, como algunos de los años cin- cuenta; uno de ellos de la familia Ba- rragán, cuya lápida es una gran piedra laja en pie; así como algunas tumbas que hizo el arquitecto Igna- cio Díaz Morales, como las corres- pondientes a la familia Moragrega y la de Eva Somellera. “En las tumbas de las familias po- derosas de la Guadalajara del siglo XX podemos apreciar la arquitectura neoclásica y neogótica, muy a la usan- za en ese momento; digamos que es la misma arquitectura que se usó en la avenida Vallarta y Las Colonias, en ge- neral muy bellas”. A pesar de que algunas de las tumbas están olvidadas y en mal es- tado, esto porque sencillamente se trata de familias que ya no existen, ver el paso del tiempo en ellas resul- ta por sí solo toda una experiencia. En cuanto a la simbología, Pe- tersen destaca elementos muy concisos. Cuando se trata de lápi- das pertenecientes al catolicismo la constante son las cruces, ánge- les, coronas y piedades llorando; en las protestantes las lápidas son apenas visibles sobre la tierra, con una destacada simplicidad que de igual manera las hace notorias. Por otra parte, las más recientes llegan a tener incluso la fotografía del difunto y un epitafio que Peter- sen describe como “el currículum vitae”, ya que detalla gran parte de la vida de aquella persona. Practicidad, elemento actual Hoy en día, de acuerdo con Pe- tersen, la arquitectura funeraria no proyecta tanto como en épocas pa- sadas, ya que se trata de algo “muy plano y transparente”, que además resulta más fácil de mantener, caso contrario de los sepulcros muy de- tallados y con molduras que se da- ñan con la lluvia, los ácidos y las he- ces de las palomas. Un paseo por Mezquitán Monumentos para la vida eterna En este antiguo panteón, los mausoleos son una muestra de las corrientes arquitectónicas de varias épocas en Guadalajara EL INFORMADOR • E. BARRERA La ciudad de los muertos es, finalmente, un reflejo de la ciudad de los vivos Carlos Petersen, arquitecto. ARQUITECTURA DE DOS CIUDADES De manera general, hacer un paseo por este lugar es encon- trarse con un espacio que con- centra las diferentes muestras arquitectónicas del siglo XX en Guadalajara: estilos, corrien- tes y más aún, esa clara divi- sión entre ricos y pobres que según el arquitecto, está muy marcada en este panteón. “Se puede pasar de la parte de los ricos que está en la en- trada, a la de los pobres que se ubica al final; de los gran- des monumentos, a donde só- lo se encuentran cúmulos de tierra; y de las cruces de már- mol y cantera, hasta aquella zona en donde se encuentran las de madera que están in- crustadas en la tierra y soste- nidas con amarres de lazos. Con todo esto, queda claro que la ciudad de los muertos es, finalmente, un reflejo de la ciudad de los vivos”. Como cualquier otro espacio de la ciudad, este cementerio es digno de conocerse pues en él se encierran historias, le- yendas y muy bellas muestras arquitectónicas creadas para el descanso eterno de los que ya no pasean por las calles de Guadalajara. • El Panteón de Mezquitán posee interesantes sím- bolos en sus formas arquitectónicas. • En el interior de este monumento en forma de capilla, yacen los res- tos de quien fuera propietario de la “Casa de los perros”.

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Tapatío 23 de julio

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PÁGINA 8-B Sábado 23 de julio de 2011

Supervisora: Aimeé Muñiz • [email protected]

Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

por: Juan Palomar

Jardín de Santa Cruz: varias veces ha cambiado,sólo la bugambilia dura; nueve arcos indelebles bastanpara dar a su estampa permanencia y gracia. (Los co-rredores tendían arcos de luz por la casa, dice AlfonsoReyes). Asciende de su nítido designio rectangularuna teoría de ondulaciones y requiebros que atravie-san la casa y la transfiguran y la levantan. La máscarade un fauno hace llegar el hilo del agua hasta el oscuroespejo; desde allí, se creería, un cimiento de reflejos ybreves brillos da sustento a los muros que por eso na-vegan. Navegan incólumes a través de generacionesy mudanzas: sigue la cruz de fósforo y de aire marcan-do el mismo rumbo. Tardes hay en que por las vidrierasdel mirador se acercan los volcanes. Envueltos en dis-tancias y en el prestigio de sus leyendas largas visitanel valle y los cañaverales atentos. Entonces el jardínrecoge la más pura luz de sus escarpas, la visión últimade sus riscos de suave vértigo y silencio. Y luego los ni-ños cambian todo esto en el oro de sus juegos incom-bustibles. Así dura el jardín.

**Una breve visión de esa máquina prodigiosa que

es el googlemapsbasta para entender la compleja vas-tedad de los paisajes que una carretera atraviesa. Laestrecha franja que el pasajero registra en sus recorri-dos –la parte por el todo– fija la percepción completade un viaje. Y esa lectura del territorio que se va acu-mulando en los ojos y en la memoria de alguna manerainforma ese vago sustrato de lugares, gentes y sucedi-dos que pensamos es la patria. Por eso no es posibleresignarse al continuo deterioro de esos corredorespor los que a diario transcurrimos en el campo. Acu-mulaciones de anuncios, vulcanizadoras y gasoline-ras, construcciones de cualquier manera hechas, su-ciedad y desorden. Porque las carreteras son, dealguna manera, el guión del territorio en el que vivi-mos. Que, al final, nos nutre y nos sostiene.

**“Los otros días…”, “Las otras tardes…”. A cada

rato, en las tan argentinas conversaciones de Borgesy Bioy Casares, así se refieren a algo que pasó, diría-mos nosotros, “el otro día”, “la otra tarde”. Curioso có-mo esa plural manera de referirse a un pasado inme-diato convierte a la relación de un hecho particular enalgo disperso, difuso y más impreciso aún en el tiempo.Cómo el lenguaje, así usado, esparce en un vago pasa-do el asunto que ahora se rememora, le confiere unamultiplicidad que, quizás, lo vuelva más recordable.

Borges, hacia 1961, se prepara para un viaje: “An-tes de irme, siento que debería hacer unas cuantas co-sas que no se qué son. ¿Ir a ver algunos lugares? Novoy a llevarlos más conmigo porque los vea. Si los veouna última vez será como la última vez que los vi, conun añadido de solemnidad, que no sé si conviene”.

**La tormenta se anuncia largo rato. La caja del

agua refleja los relámpagos que ascienden desde eloriente. La lluvia, como un pianista distraído, ensayamúsicas instantáneas y fugaces. Como sin quererlo,atenta apenas, sus dedos rozan el olor del jazmín: lasgotas van diciendo entonces la historia entera de cre-cimientos, titubeos, certezas. Largas estrategias vic-toriosas que hasta aquí llegan ahora. Desde la sombra,el gato vigila los pasos del agua.

**Alguien iba pensando: “La actual versión de la es-

pecie humana no tiene más de 150 mil años sobre latierra. Si acordamos para cada hombre capaz de haberengendrado un hijo una edad promedio de 40 años,tendremos que cada actual habitante del planeta tienecomo directos antecesores unos tres mil 750 padressucesivos. Tres mil 750 versiones de un hombre no sontantas; hay quien aspira en el Facebooka tener tantos“amigos” como esos”. “Imaginemos entonces un face-book de todas esas gentes, completo, con sus datos,sus tics, sus imágenes y preferencias. La genealogíade cada quien explicada; más bien enumerada. Faltasaber si con eso entenderíamos más…”.

**Graves, tristes tiempos zumban en las noticias.

Una versión de And death shall have no dominion, deDylan Thomas:

Y la muerte no habrá de prevalecer.Todos los desnudos muertos serán unoJunto con el hombre del viento y de la luna poniente;Cuando sus huesos se levanten limpios y limpios se hayan ido,Tendrán estrellas en codos y pies;Aunque locos se vuelvan serán curados,Aunque en el mar se hundan habránde levantarse;Aunque se pierdan los amantes no habrá de perderse amor;Y la muerte no habrá de prevalecer.

Y la muerte no habrá de prevalecer.Bajo los laberintos del marLos que hace tiempo yacen, no habrán de morir entre los vientos,Retorcidos de angustia cuando los nervios cedan,Atados a una rueda no habrán de quebrarse;La fe en sus manos ha de partirse en dos,Y los males unicornios habrán de atravesarlos;Rotos todos los cabos, no habrán de estallar;Y la muerte no habrá de prevalecer.

Y la muerte no habrá de prevalecer.Las gaviotas no habrán ya de gritar en sus oídosNi las olas romperán sonoras en sus playas;Donde alentó una flor otra flor tal vez nuncaLevante su cabeza a los rigores de la lluvia;Y aunque locos y largamente muertos,Las cabezas de sus ánimas martillearán las margaritas;Irrumpirán al Sol hasta que el Sol sucumba,Y la muerte no habrá de prevalecer.

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Diariode un espectador

Caminar por un cementerio esmucho más que andar entre senderosllenos de misterio y temor a lo desco-nocido, ante la posibilidad de que enesa tierra de muertos exista todavíauna ráfaga de vida. Más allá de los fan-tasmas y las apariciones, un panteónresguarda historias individuales queal entrelazarse forman parte de la vidapasada de una ciudad.

Prueba de ello es el Panteón deMezquitán, que entre sus lápidas yepitafios conserva los restos de fa-milias que en su momento dedica-ron su vida para forjar la Guadalaja-ra que hoy conocemos y que, sinembargo, ya sólo existen en esas ca-sas de fría piedra que a veces son tanostentosas y elaboradas como lofueron las que habitaron en vida.

Al cerrarse el Panteón de Belén,el de Mezquitán abrió sus puertas dehierro forjado allá por el año de1896. Su cancel de barrotes con pe-queñas figuras de calaveras conhuesos cruzados, pocas veces llamatanto la atención como las bien lo-gradas obras arquitectónicas que seocultan en el interior: verdaderosmausoleos que describen con sím-bolos y detalles quien fue en vida lapersona cuyos restos descansan enese lugar. Un ejemplo de esto es elmonumento en forma de capilla eri-gido entre las zonas francesa y ale-mana, donde se encuentran los res-tos mortales de don Jesús Flores,quien fuera propietario de la legen-daria “Casa de los perros”.

Contraste cultural

El panteón abrió a finales del si-glo XIX y prácticamente toda la ar-quitectura fúnebre del lugar poseelas características reconocidas a lolargo del siglo XX, siempre con va-riantes de acuerdo a las creencias dela familia, los gustos y hasta la posi-ción social y económica.

“Lo primero que se pude distin-guir al entrar en el recinto, son deta-lles muy particulares como las di-versas formas en que las culturasrinden homenaje mediante los se-pulcros a sus muertos”, detalla el ar-quitecto Carlos Petersen, académi-co e investigador del InstitutoTecnológico y de Estudios Superio-res de Occidente (ITESO).

A lo largo de la zona que con-forma el panteón alemán y el fran-cés, ambos con ubicación justo al

entrada, de lado derecho, se distin-guen las tumbas de las grandes fa-milias de Guadalajara de principiosdel siglo XX, mientras que a la iz-quierda el espacio está reservadopara los panteones que ostentan eltítulo de inglés y americano. Cadauno de estos dice mucho sobre cómolas diferentes culturas e idiosincra-sias rendían homenaje a sus muer-tos, ya que mientras en la zonas in-glesa y americana apenas se ve unalápida sencilla en el piso, sin ele-mentos llamativos u ostentosos, enel panteón mexicano hay muchasmuestras que forman una gran le-yenda donde se cuenta cómo los quesiguen con vida, pasan sus días ex-trañando a los que ya se fueron.También hay fotografías y epitafiosmuy sentimentales.

En el panteón alemán predomi-nan las cruces de mármol, mientrasque el francés hace un homenaje gene-ral a toda su colonia, esto con “un granobelisco rematado por un gallo que es-tá en honor a los muertos de la guerraque perecieron antes de la apertura delpanteón”, cuenta Petersen.

Sin embargo, todo esto es predo-minante en los sepulcros más anti-guos, y es que de acuerdo con el arqui-tecto, el diseño en las construccionesfunerarias se ha perdido, ya casi nadieentierra a sus muertos de manera es-pecial, “pues como todo en la vida, es-to también ha buscado la practicidady muchas veces ésta se encuentra enla cremación”.

Peso a esto, agrega que sí hayvarios sepulcros que vale la pena ad-mirar, como algunos de los años cin-cuenta; uno de ellos de la familia Ba-rragán, cuya lápida es una granpiedra laja en pie; así como algunastumbas que hizo el arquitecto Igna-cio Díaz Morales, como las corres-pondientes a la familia Moragrega yla de Eva Somellera.

“En las tumbas de las familias po-derosas de la Guadalajara del siglo XXpodemos apreciar la arquitecturaneoclásica y neogótica, muy a la usan-za en ese momento; digamos que es lamisma arquitectura que se usó en laavenida Vallarta y Las Colonias, en ge-neral muy bellas”.

A pesar de que algunas de lastumbas están olvidadas y en mal es-tado, esto porque sencillamente setrata de familias que ya no existen,ver el paso del tiempo en ellas resul-ta por sí solo toda una experiencia.

En cuanto a la simbología, Pe-tersen destaca elementos muyconcisos. Cuando se trata de lápi-das pertenecientes al catolicismola constante son las cruces, ánge-les, coronas y piedades llorando;en las protestantes las lápidas sonapenas visibles sobre la tierra, conuna destacada simplicidad que deigual manera las hace notorias.Por otra parte, las más recientesllegan a tener incluso la fotografíadel difunto y un epitafio que Peter-sen describe como “el currículumvitae”, ya que detalla gran parte dela vida de aquella persona.

Practicidad, elemento actual

Hoy en día, de acuerdo con Pe-tersen, la arquitectura funeraria noproyecta tanto como en épocas pa-sadas, ya que se trata de algo “muyplano y transparente”, que ademásresulta más fácil de mantener, casocontrario de los sepulcros muy de-tallados y con molduras que se da-ñan con la lluvia, los ácidos y las he-ces de las palomas.

Un paseo por Mezquitán

Monumentos para la vida eterna

En este antiguo panteón, los mausoleos son una muestra de las corrientes arquitectónicas de varias épocas en Guadalajara

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La ciudad de losmuertos es,

finalmente, un reflejode la ciudad de losvivos

Carlos Petersen, arquitecto.

ARQUITECTURA DE DOS CIUDADESDe manera general, hacer unpaseo por este lugar es encon-trarse con un espacio que con-centra las diferentes muestrasarquitectónicas del siglo XX enGuadalajara: estilos, corrien-tes y más aún, esa clara divi-sión entre ricos y pobres quesegún el arquitecto, está muymarcada en este panteón.“Se puede pasar de la partede los ricos que está en la en-trada, a la de los pobres quese ubica al final; de los gran-des monumentos, a donde só-lo se encuentran cúmulos detierra; y de las cruces de már-mol y cantera, hasta aquellazona en donde se encuentranlas de madera que están in-crustadas en la tierra y soste-nidas con amarres de lazos.Con todo esto, queda claroque la ciudad de los muertoses, finalmente, un reflejo de laciudad de los vivos”.Como cualquier otro espaciode la ciudad, este cementerioes digno de conocerse pues enél se encierran historias, le-yendas y muy bellas muestrasarquitectónicas creadas parael descanso eterno de los queya no pasean por las calles deGuadalajara.

• El Panteón de Mezquitán posee interesantes sím-bolos en sus formas arquitectónicas.

• En el interior de este monumento en forma de capilla, yacen los res-tos de quien fuera propietario de la “Casa de los perros”.

Page 2: Tapatío 23 de julio

Sábado 23 de julio de 2011 PÁGINA 9-BEL INFORMADOR

• Algunos de los beneficiados de esta asociación.

ESP

ECIA

L

TAPATÍO

por: David Izazaga

“A mí me gusta venir a Acortar Dis-tancias. Estoy muy contento porque mipapá se apuntó al taller de carpintería ydesde entonces los fines de semanapractica y ya no se la pasa tomando”.

Es el testimonio de JonathanAlexis Vargas, un niño de ocho añosde mirada pícara.

“Antes era muy sumisa, me de-primía y me sentía solitaria. Ahoratengo paz interior. Estoy bien yo, es-toy bien con mi familia y tenemos másunión. Aquí eres especial. Recibosonrisas, abrazos, gente que me escu-cha. Mis hijos aprovechan su tiempolibre, en vez de estar viendo sólo la te-le. Les encanta venir a diario. Uno deellos, el de 16 años, gracias a AcortarDistancias, donde le han inculcado elvalor de la responsabilidad, es muyentregado y trabajador. Mi esposo es-tá dejando el vicio, ahora ve y se invo-lucra en las necesidades de la casa,me apoya y ya no es tan macho”.

Este otro testimonio es de Clau-dia Teresa Barrón, madre de familiade 33 años de edad.

Acortar Distancias es una aso-ciación civil cuya sede se encuentraubicada en Prolongación Guadalupe3185, en la colonia Miramar, de Zapo-pan, a las faldas del cerro de El Colli.No está precisamente sobre la aveni-da, primero hay una construcción deun edificio que dicen es del Ayunta-miento y que se encuentra en obra ne-gra y junto a este resalta el edificioblanco de dos pisos, en medio de lascasitas de ladrillo y frente a un amplioterreno baldío.

La asociación se fundó en 1998 yatiende principalmente a personasque viven en la zona de El Colli: Are-nales Tapatíos, El Fortín, Mariano Ote-ro, Lomas de La Primavera, Miramar,entre otras. Colonias que presentanelevadas tasas de violencia, consumoy venta de drogas, pandillerismo, vio-lencia, desintegración familiar… En lazona habitan más de 100 mil personas,el 36% de los menores de 14 años no

saben leer ni escribir. El 91% de las vi-viendas no cuentan con agua corrientey tienen piso de tierra.

Quizá más que leer los testimo-nios de quienes han pasado por laasociación o de quienes siguen asis-tiendo, haga falta ver en vivo lo quesucede ahí todos los días. ¿Por quécientos de niños corren todos losdías al edificio blanco y desean másestar ahí que quedarse a ver la tele?Porque los ponen a practicar su de-porte favorito, porque les enseñanarte circense, porque les dan aten-ción. Muchos niños llegan solos,sus padres los dejan todo el día porirse a trabajar (en su gran mayoríase trata de madres solteras). En lu-gar de andar vagando en las calles,Acortar Distancias les ofrece aten-ción en su tiempo libre. Pero laatención no es solo para los peque-ños, sino para toda la familia.

El mes pasado, por ejemplo, se lle-vó a cabo una actividad a la que se bau-tizó como el “reciclatón”. Rodrigo,quien imparte algunos talleres volun-

tariamente, ideó la actividad, luego deobservar, cada sábado que iba a la se-de, que había tirados a lo largo de pro-longación Guadalupe cientos y cientosde envases de plástico. Convocó a lacomunidad a que recogieran botes portodas las colonias aledañas, cada boteles daría puntos, con los que a su vezpodrían obtener diversos regalos. NiRodrigo ni nadie en Acortar Distanciasimaginaron el éxito de la convocatoria,a lo largo del mes más de 100 personaslograron reunir tres toneladas de bo-tes. Se necesitaron dos contenedorespara llevarse a reciclar todo. Hace unpar de semanas se entregaron los re-galos, aportados por donantes: licua-doras, chocomileras, una vajilla, pla-yeras… un padre de familia, rogabaporque le tocara de regalo un galón depintura, pues quería pintar su casa. Yse lo llevó. Fabuloso que con apenas300 pesos mensuales se pueda apadri-nar un niño. Interesados, vayan a:www.acortardistancias.org

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Fatiga crónica

Un oasis en medio del Colli

por: Aimeé Muñiz

Estoy harta de los cambios arbitrarios que haceFacebook con el diseño de mi bonita página de perfil(seguro sucede lo mismo con otros usuarios). Que seauna asidua de la red social –para saber qué dicen al-gunos y preguntarme por qué dicen esas cosas que anadie le importan– no significa que esté dispuesta asoportar esos atropellos sin previo aviso.

Por eso, cuando abrí mi página después de un finde semana de estar desconectada de la red, me abrumóencontrarme con un mensaje que estaba conectado aotras 280 almas que probablemente se habrán pregun-tado –como yo– ¿qué cuernos significaba esa mega liga?Apenas la vi, decidí evitarla; pero después, como seguíanllegando respuestas de quién sabe quién, me obligué aechar un ojo al contenido de la inmensa cadena.

Se trataba de una amable solicitud para votar porun par de obras, a fin de que resultaran seleccionadascomo mejores puestas en escena de Al teatro en bici.En este sentido, debo decir que tengo muchas dudasrespecto a la realización de “certámenes” como éste, enel que está en juego un varo (medio escaso, por cierto),lo que provoca que –en mi humilde opinión– ni siquierase premie realmente a lo que es “mejor”, sino que acabasiendo una especie de festival escolar de la primavera,en el que la niña que se convierte en reina es aquella cuyamadre consiguió vender tres millones de boletitos entretodos sus familiares, amigos y compañeros del trabajo.

Así lo creo precisamente a raíz de ese mensaje delque no he podido librarme aún –¡por Dios, ya ha pasa-do una semana!–.

Según la nota que se publicó ayer en la sección deArtes de este H. diario: “Los nombres de los galardo-nados son elegidos por los ciclistas, quienes cada mar-tes asisten a los recorridos...”. Entonces aquí ya no mecuadra si finalmente son los ciclistas quienes votan osi son los amigos de los amigos de los familiares de losintegrantes del elenco de la obra seleccionada.

Por otra parte, me parece un poco incongruenteque la votación la hagan los propios ciclistas, pues su-pongo, pienso e imagino, que no siempre hay la mismacantidad de espectadores para las funciones que se in-tegran al programa, así que habrá montajes en los quese tendrán tres votos y otros, en los que haya más de50 (sí... exagero, pero es para dejar claro el punto).

Ahora, quiero hacer constar que tengo una carade sorpresa total desde que me enteré que CristóbalColónes una de las nomidas, y como soy muy mal pen-sada, me da la impresión de que ello ha sido una soli-citud de la Secretaría de Cultura que, al parecer, se mo-chará amablemente con un monto de dos mil pesitospara dar al ganador, y que el año pasado convirtió aRafael Sandoval en su estrella teatral. Lo siento, perola duda me asalta, porque fue una obra medio gris (ogris y medio).

En fin... el próximo martes (a partir de las 20:00horas, en el Teatro Galerías) nos enteraremos del de-senlace de esta apasionante historia.

[email protected]

¿De verdad lo mejores lo mejor?

Entre las piernas