Suplemento Cultural 27-02-2015

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Guatemala, 27 de febrero de 2015 Suplemento Cultural Una idea original de Rosauro Carmín Q. Fotografía de Alejandra Estrada Pág. 3 Orígenes del teatro guatemalteco

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Guatemala, 27 de febrero de 2015

Suplemento CulturalUna idea original de Rosauro Carmín Q.

Fotografía de Alejandra EstradaPág. 3

Orígenes del teatro

guatemalteco

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2 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015

* Doctor en Estudios Mesoa-mericanos, Profesor Titular de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos de Guatemala.

En la zona 7 de la ciudad de Guatemala se encuentra el parque arqueológico de Kaminaljuyu, conocido entre los arqueólogos como “La Palangana”. Este abarca una extensión de aproximadamente 100 mil metros cuadrados y cuenta con dos conjuntos de áreas excavadas conocidas como “La Acrópolis” y “La Palangana”, donde se pueden apreciar estructuras prehispánicas hechas de barro. Asimismo, existen numerosos montículos y monumentos escultóricos que cuentan con cédulas informativas. El parque posee un centro de visitantes que funciona como un pequeño museo de sitio en el que se muestra la historia de las investigaciones en Kaminaljuyu, así como réplicas de piezas y monumentos allí encontrados.

S in embargo, fuera de este parque arqueológico existen grupos de montículos o montículos aisla-dos que han quedado distribuidos

en varias colonias de las zonas 7 y 11. En la Colonia Castillo Lara de la zona

7 existen cinco montículos de regulares dimensiones, entre los que se destaca el

conocido como “El Chay” o montículo D-III-1. Se trata de una estructura de ba-rro, de tres cuerpos escalonados, decora-da con tableros y mascarones además de incrustaciones de discos de obsidiana, lo que le da su nombre. Mientras tanto en la colonia Quinta

Samayoa, de la misma zona 7, existe una

Por Edgar CarPio rEzzio

Los montícuLos dispersos de KaminaLjuyu

plataforma de grandes dimensiones, he-cha de barro, que actualmente cuenta con un parquecito en la cima. Allí se pueden ver en la superficie numerosos fragmentos de cerámica y lítica, evidencias de la ocu-pación prehispánica del lugar.Otra colonia que cuenta con montículos

de Kaminaljuyu es la denominada Villas de San Juan. En esta colonia cerrada se encuentran tres montículos de gran altura que alcanzan en promedio entre 8 y 10 metros. En algún momento hubo cons-trucciones modernas tipo chalet sobre es-tos montículos, que a la fecha se encuen-tran abandonadas. La gran altura de estos montículos permite visualizar los otros sectores de Kaminaljuyu incluyendo el área de “La Palangana”. Ya en la zona 11 existen dos conjuntos

importantes de montículos. Por un lado están los que se encuentran en el área co-mercial de Miraflores. Aquí se cuenta con

Montículo de La Palangana

Montículo en Miraflores Montículo C-IV-4

Montículo El Chay

dos montículos jardinizados que pueden ser apreciados desde el Anillo Periférico, frente a este centro comercial. Los otros tres incluyendo uno de más de 6 metros de altura, se encuentran dentro de las ins-talaciones del Museo Miraflores. Estos forman parte del área jardinizada y acon-dicionada de este museo. El montículo mayor cuenta con una vista privilegiada del entorno y posee escalones para poder llegar a la cima. El otro conjunto de montículos es el de-

nominado “Plaza Giordani”, el cual se en-cuentra en una propiedad privada entre la Calzada Roosevelt y el Supermercado Wal-mart. Aquí se tiene un grupo de montículos, incluyendo uno de gran altura. La plaza se extiende desde la Calzada Roosevelt hasta el Anillo Periférico Curiosamente la roton-da que se encuentra frente a la entrada del Supermercado Walmart es otro montículo de Kaminaljuyu, el cual fue acondicionado para cumplir este propósito. Entre los montículos dispersos, que vale

la pena mencionar, está el que se encuen-tra sobre la Calzada Roosevelt del lado de la zona 11, a la entrada de la colonia Miraflores, el cual es usado como vivero de plantas. El montículo “El Mongoy”, en las afueras del Parque arqueológico Ka-minaljuyu, fue investigado a mediados de los 90 por arqueólogos japoneses. Tam-bién se encuentra el montículo C-IV-4, a un lado de la Calzada San Juan, frente al Centro Comercial La Quinta. Asimismo, se cuenta con otros dos montículos en la colonia Mirador en la zona 11. En el cen-tro comercial Peri Roosevelt, se localizan otros dos montículos de baja altura. Vale la pena mencionar que actualmente

la Zona Arqueológica de Kaminaljuyu, cuenta con un equipo de investigadores guatemaltecos, que realizan importantes investigaciones y trabajos de restauración en las estructuras del parque y que coor-dinan esfuerzos con el Departamento de Monumentos Prehispánicos de la Direc-ción General del Patrimonio Cultural y Natural, para la supervisión y control de los trabajos de construcción que puedan afectar las estructuras del sitio que aún quedan en la ciudad de Guatemala.

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Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015 Suplemento Cultural 3

ORIGENES DEL TEATRO GUATEMALTECO

FRAGMENTOS DE UN TEATRO I

Luis Carlos Pineda (Guatemala, 1977) Actor, director y dramaturgo. Di-rector del grupo Andamio Teatro Raro. Investigador escénico, genera-dor de diversos materiales sobre la historia del teatro guatemalteco y el teatro del presente.

1.VV.AA.: El futuro empezó ayer. Apuestas por las nuevas escrituras de Guatemala, Editorial Catafixia, Ciudad de Guatemala. 2013, p. 196.

2. Carlos René García: Atlas Danzario de Guatemala, Editorial Cultural, Ciudad de Guatemala, 1996, p. 151.

3.VV.AA.: El futuro empezó ayer. Apuestas por las nuevas escrituras de Guatemala, ob. cit., p. 199.

4. Ibid, p. 196. 5. Pueblos de indios es un término tomado de la investigación La patria del criollo, de Severo Martínez. 6.VV.AA.: El futuro empezó ayer. Apuestas por las nuevas escrituras de Guatemala, ob. cit., p. 199.

P odría parecer pertinente en-marcar el teatro que trata temas sociales solamente dentro del teatro que se de-

fine comúnmente como: teatro popular, colectivo, social, comunitario, etc. Sin embargo, a través de la historia el teatro ha sido utilizado para tratar temas sociales desde la perspectiva de diversos grupos con intereses distintos, y a veces antagó-nicos. Si algo hemos comprendido es que el teatro es una herramienta y un arma, y la utilización del teatro como tratamiento de temas sociales ha variado notablemen-te a la par de la vida histórica y política de los pueblos, los movimientos teatrales en Guatemala se han desarrollado o es-tancado según el resultado de luchas de

poder y situaciones coyunturales locales o nacionales.El Xajooj Tun o Rabinal Achi, es la obra re-

presentativa viva del teatro político ancestral maya –Xajoj--1 la cual narra –sin contami-nación europea en el texto y sus los concep-tos- parte de la historia política de los pue-blos k’iche’ y achí en el siglo XV. La pieza, anónima, escrita y representada para sentar los orígenes históricos y bases morales de la época en torno a las figuras del guerrero, el Estado y el honor, era y sigue siendo de intención política concreta: conservar la his-toria política y ciertos cánones morales. La mayoría de piezas de teatro maya, o danzas-drama2, como se les conoce, han perdido la relación –el texto-- y han sido intervenidas por la violenta marea de colonización cul-tural, pero sobreviven en su esencia: danzas de venados, para contar el origen de los pue-blos, pedir por las cosechas, recordar que los primeros hombres y mujeres debieron lu-char con la naturaleza para asentar los pue-blos. Danzas de serpientes transformadas en dragones; fálicos y sensuales cantos a la vida reproductiva de la especie; danzas para la fertilidad, veladas por santos católicos que luchan contra un dragón. Hombres que

POR LUIS CARLOS PINEDAdanzan girando so-bre un tronco a más de veinte metros de altura, arriesgando la vida, danzando con el cosmos, al tiem-po que nos hacen recordar a nuestros hermanos los monos que en el libro sagra-do castigaran los mí-ticos gemelos a vivir eternamente entre las ramas. Danzas ritos ancestrales que nos hacen recordar el origen. Este teatro ances-

tral, del cual afortu-nadamente nos que-dan piezas, fue inter-venido violentamen-te por la invasión española y la Iglesia católica que impu-so con la cruz y con la espada un nuevo teatro: el teatro inva-sor3 (misionero), que generalmente trataba el tema del bien y el mal con el fin de catequizar a los indígenas. De este choque, una gran parte del teatro indígena ancestral desapareció, y muchas piezas fueron intervenidas por las autori-dades, normalmente los curas españoles, quienes las modificaron con imposiciones, transformando o cambiando totalmente el texto, sustituyendo a los abuelos guerreros por santos católicos, cambiando piedras y envoltorios por vírgenes y nazarenos. Los tres tipos de teatro: el xajooj ancestral, el ca-tólico invasor y el xajooj sincrético4, existen hasta el día de hoy.De la violación –generalizando-- nació

una nueva raza: la mestiza. Sin lugar en los pueblos de indios5, ni en las cúpulas de los criollos, los mestizos se fueron ubicando en pueblos aislados o como servidores –traductores al inicio-- de los criollos, ocupando cargos burocráticos, o bien como artesanos y proveedores de productos. No se conoce registro de que en los primeros tres siglos de existencia de los mestizos, hayan creado un teatro

que los representara. Desde la invasión del siglo XVI, hasta el siglo XIX, el es-quema teatral fue el mismo. A fines del XIX con la independencia criolla y la revolución industrial, junto a los trenes, el telégrafo y el cultivo del café, vino el auge del teatro del extranjero. Compa-ñías de comedia venidas en su mayoría de España y de México cumplían con entretener a criollos o ladinos adinera-dos que asistían a los primeros teatros guatemaltecos. Este teatro del criollo6, con el tiempo pasó a la élite ladina. De aquí surgirían las primeras compañías nacionales, con un teatro relacionado a la zarzuela y otros géneros de su tiempo.Durante cuatro siglos, el teatro de los

pueblos indígenas y el teatro propugnado por la Iglesia católica, cumplió con la ta-rea de guardar y difundir los principios de un sistema. Tanto el opresor como el opri-mido continúan utilizando el teatro en el campo de batalla de los imaginarios y el proceso de colonización, descolonización y resistencia cultural.

Xajooj Tun, Rabinal Achí, personaje Ixoc Mun. Rabinal, Baja Verapaz 2013.

FotograFía de alejandra estrada.

Foto de archivo Rauyuela Teatro. Xajoj Tun, Rabinal Achi, Rabinal, Baja Verapaz 2004.

FotograFía de ricardo jovel.

Para hablar de teatro guatemalteco es necesario precisar de qué tipo de teatro se habla y qué etnia o grupo social lo realiza, ya que los guatemaltecos no somos una sola cultura, ni una sola clase y hacemos el teatro con distintas intenciones.

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Suplemento Cultural 54 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015 Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015

Quinta PartePOR EDGAR BARILLAS

Nuevos grupo pusieron en duda la legit-imidad del proyecto liberal y Guatemala entró nuevamente en un proceso de relevo del grupo en el poder. La dictadura de Jorge Ubico entró en desgracia en los primeros años de la década de 1940, no sólo por la lu-cha antifascista internacional desarrollada en el marco de la Segunda Guerra Mundial, sino básicamente porque la jaula colgada de una mata de café que era Guatemala, no podía contener más a las nuevas fuerzas sociales que miraban más allá del cafetal. En una sociedad que veía la revolución industrial sólo en los productos importa-dos, la necesidad del desarrollo industrial y fi nanciero atentaba con los barrotes con-struidos por los fi nqueros y las dictaduras cafetaleras. A partir de octubre de 1944, las puertas se abrieron para un nuevo proyecto nacional. Con él, una nueva concepción de la nación se abriría, aunque esta no haya sido comprendida aún del todo por muchos estudiosos ni por los sectores que a la larga serían los benefi ciarios de aquel proceso. Lo señalado: la Revolución de Octubre fue más que un código de trabajo, democracia,

LAS IMÁGENES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN EL CINE GUATEMALTECO Y LAS CONCEPCIONES DE LA NACIÓ N EN GUATEMALA

Edgar Barillas. Instituto de Investigaciones Históricas,

Antropológicas y Arqueológicas. Escuela de Historia, USAC

Los estereotipos en el indigenismo integracionista revolucionario

La fórmula Estado-fi nqueros-café-progreso-civilización, funcionó tanto

por la persuasión de los fabricantes del consenso, como por la acción

represiva del aparato estatal expresada en dictaduras.

prohibición del trabajo forzado, seguridad social, autonomía universitaria, autonomía municipal, lucha antiimperialista y reforma agraria. Una nueva forma de entender la nación surgió, como pérdida dentro de to-das las transformaciones. Como nadie dio por inaugurada esta nueva concepción de Guatemala en ningún acto formal, quizás por eso se la ignora. Pero las nuevas gen-eraciones (no es un sólo decir, la juventud asumió puestos de dirección y decisión en los gobiernos revolucionarios) también se habían nutrido de las nuevas fuentes de interpretación social. El indigenismo fue clave en esta transformación. Como hoy el indigenismo está viejo y desprestigiado, se le ha devaluado. Pero el cambio de actitud que representó en aquella época fue grande.

En primer lugar, fue un intento de superar los estereotipos sobre los pueblos indíge-nas, con una nueva valoración de su exist-encia y su peso social. Que los prejuicios no se desterraron por completo, eso nos lo dice el racismo social difuso de la actuali-dad en nuestro país. Los peores epítetos se siguen rumiando en la plática coloquial, en el insulto, en los programas “cómicos” de la radio, el cine y la televisión y en las tab-las del teatro sonso. Pero ya nadie habla de salvajes ruines o nobles, de bárbaros ple-nos de crueldad o de víctimas sumisas en los editoriales de los diarios, en los textos escolares o la legislación, como sí ocurrió en la época colonial y en la liberal. Los alegatos de los defensores de los pueblos indígenas de ayer serían escandalosos hoy.

No existe en la actualidad ese discurso que habla de civilizar a poblaciones semis-alvajes que viven en la barbarie. Tampoco se propone en las facultades de Humani-dades, en los departamentos de Pedagogía o en documentos del Ministerio de Edu-cación discutir “¿cuál será el medio más efi caz de civilizar a la raza indígena en el sentido de inculcarles ideas de progreso y hábitos de pueblos cultos?, como se hizo en el Congreso Pedagógico Centroamericano de 1893. En fi n, el diseño de la nación im-pulsado a partir del período revolucionario buscaba superar el “racismo científi co” ba-sado en el evolucionismo y el darwinismo social que preconizaron los liberales. Lo logró a nivel institucional, en la legislación, en los documentos ofi ciales, más no en la mentalidad del vulgo. Aunque se atacó el sustento teórico de los estereotipos coloni-ales-liberales, estos se resistieron a desa-parecer. Para demostrar esto nos valdremos muy pronto de las imágenes cinematográ-fi cas. Pero nos falta defi nir los rasgos de la nueva concepción, en donde tendremos el marco en que los viejos estereotipos sobre-vivieron. Pasemos a ello.

El conservadurismo basaba su concep-ción de nación en un hispanismo a ultranza. “Lo hispano” daba el carácter a la nación. La religión católica traída por los españoles y la lengua castellana eran la parte funda-mental de la deuda con la “madre Patria”. La conquista y la colonia, por dolorosos que fueran, habían sido necesarios para en-caminar a la nación hacia la civilización.I Los liberales, por el contrario, asumieron un antihispanismo radical. Reivindicaban lo americano en oposición a lo español. La iglesia y la colonia representaba el obscuro pasado, mientras el laicismo y el liberal-ismo eran considerados sinónimos del pro-greso material y fi losófi co. El indigenismo de los tiempos de la Revolución vino a ser una opción a aquellos dos radicalismos. Para encontrar la “guatemalidad”, debía reconocerse el peso de las tradiciones an-cestralesII. Debía reivindicarse “lo indíge-na que todos los guatemaltecos tenemos”.

Para el desarrollo de la nueva concepción de nación, jugó un papel fundamental el Primer Congreso Indigenista Interamerica-no, celebrado, como se sabe, en Pátzcuaro, México, en abril de 1940. En este cónclave participó una delegación guatemalteca que no sólo asimiló las nuevas tendencias an-

tropológicas, aunque el valor de su partici-pación queda fuera del interés del presente análisis. De acuerdo a David Vela, la prim-era conclusión de la sección socioeconómi-ca del Congreso fue la siguiente:

“Que los países de América adopten e intensifi quen la política de ofrecer la más amplia oportunidad al desarrollo de las capacidades de sus grupos indígenas con el fi n de que su cultura propia no desa-parezca y sirva para enriquecer el acervo cultural de cada país, así como a la cultura del mundo, y contribuya al fortalecimiento de las naciones”. III

La comparación de esta resolución con los textos del período liberal nos esclarece las diferencias. Si en aquel se llama a “civi-lizar a los semisalvajes”, en la conclusión de los indigenistas no solo se valora la cultura indígena, sino se la propone para enriquecer la cultura del país y del mundo. Menudo cambio de orientación, ¿no cree?

En la sección de educación, las consid-eraciones y conclusiones fueron todavía más esclarecedoras. Se consideró que los indígenas tenían tantas aptitudes que los blancos y los mestizos para encarar el pro-greso, lo cual negaba la supuesta incapaci-dad para superarse. Los “indios de Amé-rica”, se dice en el documento elaborado por Vela, poseen vigorosa personalidad, lo que puede constatarse por su cultura, organización social y dignidad personal y colectiva. Respecto a los idiomas indíge-nas, los congresistas consideraron que eran las más adecuadas para el aprendizaje de la lectura y la escritura. Como si fuera un proceso actual, se proponía el desarrollo de las actividades educativas de acuerdo a las condiciones de cada grupo indígena y, por si esto fuera poco, se recomendaba que los elementos de la cultura tradicional fueran el centro del trabajo escolar y extraescolar.

Otras conclusiones y recomendaciones en el tema educativo estimaban necesaria la elaboración de textos escolares en los idiomas tradicionales de los pueblos; la producción de obras de la literatura indí-gena; la utilización de educadores indíge-nas en sus propias comunidades; y más.IV En lo jurídico, una recomendación atendía al hecho de que los jueces debían tomar en cuenta las costumbres de las comunidades indígenas y su especifi cidad para aplicar la ley.V A la luz de estos planteamientos no es estirar mucho la cuerda si decimos que

incluso en los Acuerdos de Paz fi rmados entre la guerrilla y el Estado guatemaltecos se oyen ecos de aquellas ideas indigenistas. Agreguemos a manera de puntilla taurina, la recomendación de aquellos indigenistas sobre la participación de la mujer indígena como funcionarias en el desarrollo de sus comunidades.VI

Ya que tenemos la visión de indigenistas sobre los pueblos indígenas, por lo que nos queda completar el panorama respecto a los otros pueblos y a la nación completa. Una ponencia de abogados mexicanos nos pone en camino de defi nirla. Opinaban los juris-tas de la nación norteña que, sin negar la di-versidad étnica sino más bien reconociéndo-la, fundaban sus esperanzas en superarla por medio de la unidad cultural. El mestizaje se esgrimía entonces como la piedra fi losofal que resolvería todos los problemas de las na-ciones americanas. Al rechazar que hubieran razas superiores y que los indígenas fueran una raza inferior, los indigenistas mexicanos estaban también sembrando la cruz sobre la tumba misma de su concepción: el mestizaje representaba la desaparición de las culturas que pretendían perpetuar y desarrollar.

La interpretación pragmática que dieron los estados nacionales americanos a tal propuesta, fue la puesta en marcha de in-stituciones de integración social. De ahí que en Guatemala se fundó el Seminario de Integración Social Guatemalteca en 1955, ya en pleno período contrarrevolucionario que dio inicio a las cuatro décadas de au-toritarismo y militarismo que todos conoc-emos. Esa “unidad cultural” basada en el mestizaje, daría lugar en Guatemala (y así también en el resto de países) a la idea de la cumbre más alta de la sociedad guatemalte-ca se manifestaba en la existencia de una “cultura nacional” y a expresiones que pet-rifi caban la nueva concepción de la nación: “ni indígenas ni ladinos, sólo guatemalte-cos”. De tal manera que el indigenismo fue un avance respecto a las concepciones colonial y liberal, también planteó su pro-pia aberración: la desaparición de las difer-encias socioculturales por privilegiar unas cuantas (hoy “malas”) palabras: “integra-cionismo”, “cultura nacional”, “mestizaje”, “ladinización” y otras más.

Y ahora sí, una última acotación. El indi-genismo, en su visión de darle su lugar a la cultura de los pueblos indígenas, creó una serie de “intérpretes” de la cultura indígena

que se acreditaron como más conocedores de la cultura tradicional que los propios portadores. De esta forma, las aspiraciones de los indigenistas de que se recuperaran las expresiones artísticas indígenas, tanto en sus formas autóctonas como a través de proyecciones folklóricas (se menciona la obra del músico guatemalteco Jesús Cas-tillo), fueron desbordadas por la creación de nuevos estereotipos acerca de lo indí-gena. Surgieron los conjunto “folklóricos” que uniformaron una manera de hablar que supuestamente imita la forma de expresarse de los indígenas (abusiva y tristemente uti-lizada por personajes de la radio, el cine y la televisión), unos bailes en la que los inté-rpretes dan brincos supuestamente como en los bailes auténticos, una forma de caminar como queriendo no tocar el suelo, unos tra-jecitos “típicos” que de tan inmaculados se alejan de la realidad. En algunos casos, los ejecutantes asumen posturas de atontami-ento o, caso contrario, de listura rayana en la malicia. Esto recuerda al buen salvaje o al salvaje ruin, ¿no? En resumen, formas estereotipadas de representar a otros a los que en el fondo se desprecia por diferentes.

¿Qué se logra con todos estos artifi cios? La sustitución de la realidad por la fi cción. Los pueblos indígenas son desplazados por actores ajenos que usurpan y falsifi can su cultura. Lo indígena se asume como “lo guatemalteco”, aunque en la vida cotidiana lo que ocurre es el escarnio, el desprecio, la subestimación. Terminemos este apartado con esta joya de ese fenómeno que hemos denominado “substitución”:

“El Paabanc, ceremonia de ancestro maya-kekchí, constituye un valioso docu-mento dentro de la rica tradición cultural del guatemalteco (subrayado E. B.). Los mayas crearon un mundo de orden cos-mogónico, donde las diferentes manifesta-ciones del arte y de la ciencia eran desar-rolladas y practicadas coherentemente con honda proyección hacia la comunidad. A esta grandiosa cultura, se une en el siglo XVI, una civilización completamente nue-va, con otro sentido del ser y el hacer del hombre. En la región de Alta Verapaz se opera el choque entre la cultura española y la cultura maya-kekchí, raza esta última, que si bien militarmente no fue sometida, si fue sensible al poder persuasivo de Fray Bartolomé de las Casas, su principal de-fensor frente a la injusticia y arbitrariedad

Pobladores guatemaltecos del S ur de país. Fotograma de la película de una gira del Presidente Arévalo en 1945 a la Costa Sur, depositado en la Cinemateca Universitaria “Enrique Torres”. Digitalizado por el autor.

La música también contribuyó para crear la idea de la “guatemalidad”. Fotografí a del autor.

del conquistador.En el Paabanc confl uyen creencias, ritos

y tradiciones que caracterizan a ambas culturas... (subrayado E. B.)”VII

La música también contribuyó para crear la idea de la “guatemalidad”. Fotografía del autor.

La historia ha sido reinventada y este es-

I. Ricardo Pérez Montfort, “Indigenismo, hispan ismo y panamericanismo en la cultura popular mexicana de 1920 a 1940”, en Cultura e identidad nacional, Roberto Blancarte, compilador, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes - Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 350.

II. Seguimos aquí las líneas de pensamiento de Pérez Montfort, op. cit. p. 350

III. David Vela, Orientación y recomendaciones del Primer Congreso Indigenista

Interamericano, Guatemala, Comité Organizador del IV Congreso Indigenista Interamericano, 1959, p. 30.

IV. Ibid., pp. 51 - 57.

V. Ibid., p. 45

VI. Ibid., p. 212.

VII. Contracarátula del disco Suite maya kekchí “El Paabanc”, de la Marimba Nacional de Concierto, Guatemala, Discos de Centroamérica, S. A., s.f.

crito lo comprueba. Se ha cumplido con los requerimientos del nuevo nacionalismo surgido del indigenismo.

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Quinta PartePOR EDGAR BARILLAS

Nuevos grupo pusieron en duda la legit-imidad del proyecto liberal y Guatemala entró nuevamente en un proceso de relevo del grupo en el poder. La dictadura de Jorge Ubico entró en desgracia en los primeros años de la década de 1940, no sólo por la lu-cha antifascista internacional desarrollada en el marco de la Segunda Guerra Mundial, sino básicamente porque la jaula colgada de una mata de café que era Guatemala, no podía contener más a las nuevas fuerzas sociales que miraban más allá del cafetal. En una sociedad que veía la revolución industrial sólo en los productos importa-dos, la necesidad del desarrollo industrial y fi nanciero atentaba con los barrotes con-struidos por los fi nqueros y las dictaduras cafetaleras. A partir de octubre de 1944, las puertas se abrieron para un nuevo proyecto nacional. Con él, una nueva concepción de la nación se abriría, aunque esta no haya sido comprendida aún del todo por muchos estudiosos ni por los sectores que a la larga serían los benefi ciarios de aquel proceso. Lo señalado: la Revolución de Octubre fue más que un código de trabajo, democracia,

LAS IMÁGENES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN EL CINE GUATEMALTECO Y LAS CONCEPCIONES DE LA NACIÓ N EN GUATEMALA

Edgar Barillas. Instituto de Investigaciones Históricas,

Antropológicas y Arqueológicas. Escuela de Historia, USAC

Los estereotipos en el indigenismo integracionista revolucionario

La fórmula Estado-fi nqueros-café-progreso-civilización, funcionó tanto

por la persuasión de los fabricantes del consenso, como por la acción

represiva del aparato estatal expresada en dictaduras.

prohibición del trabajo forzado, seguridad social, autonomía universitaria, autonomía municipal, lucha antiimperialista y reforma agraria. Una nueva forma de entender la nación surgió, como pérdida dentro de to-das las transformaciones. Como nadie dio por inaugurada esta nueva concepción de Guatemala en ningún acto formal, quizás por eso se la ignora. Pero las nuevas gen-eraciones (no es un sólo decir, la juventud asumió puestos de dirección y decisión en los gobiernos revolucionarios) también se habían nutrido de las nuevas fuentes de interpretación social. El indigenismo fue clave en esta transformación. Como hoy el indigenismo está viejo y desprestigiado, se le ha devaluado. Pero el cambio de actitud que representó en aquella época fue grande.

En primer lugar, fue un intento de superar los estereotipos sobre los pueblos indíge-nas, con una nueva valoración de su exist-encia y su peso social. Que los prejuicios no se desterraron por completo, eso nos lo dice el racismo social difuso de la actuali-dad en nuestro país. Los peores epítetos se siguen rumiando en la plática coloquial, en el insulto, en los programas “cómicos” de la radio, el cine y la televisión y en las tab-las del teatro sonso. Pero ya nadie habla de salvajes ruines o nobles, de bárbaros ple-nos de crueldad o de víctimas sumisas en los editoriales de los diarios, en los textos escolares o la legislación, como sí ocurrió en la época colonial y en la liberal. Los alegatos de los defensores de los pueblos indígenas de ayer serían escandalosos hoy.

No existe en la actualidad ese discurso que habla de civilizar a poblaciones semis-alvajes que viven en la barbarie. Tampoco se propone en las facultades de Humani-dades, en los departamentos de Pedagogía o en documentos del Ministerio de Edu-cación discutir “¿cuál será el medio más efi caz de civilizar a la raza indígena en el sentido de inculcarles ideas de progreso y hábitos de pueblos cultos?, como se hizo en el Congreso Pedagógico Centroamericano de 1893. En fi n, el diseño de la nación im-pulsado a partir del período revolucionario buscaba superar el “racismo científi co” ba-sado en el evolucionismo y el darwinismo social que preconizaron los liberales. Lo logró a nivel institucional, en la legislación, en los documentos ofi ciales, más no en la mentalidad del vulgo. Aunque se atacó el sustento teórico de los estereotipos coloni-ales-liberales, estos se resistieron a desa-parecer. Para demostrar esto nos valdremos muy pronto de las imágenes cinematográ-fi cas. Pero nos falta defi nir los rasgos de la nueva concepción, en donde tendremos el marco en que los viejos estereotipos sobre-vivieron. Pasemos a ello.

El conservadurismo basaba su concep-ción de nación en un hispanismo a ultranza. “Lo hispano” daba el carácter a la nación. La religión católica traída por los españoles y la lengua castellana eran la parte funda-mental de la deuda con la “madre Patria”. La conquista y la colonia, por dolorosos que fueran, habían sido necesarios para en-caminar a la nación hacia la civilización.I Los liberales, por el contrario, asumieron un antihispanismo radical. Reivindicaban lo americano en oposición a lo español. La iglesia y la colonia representaba el obscuro pasado, mientras el laicismo y el liberal-ismo eran considerados sinónimos del pro-greso material y fi losófi co. El indigenismo de los tiempos de la Revolución vino a ser una opción a aquellos dos radicalismos. Para encontrar la “guatemalidad”, debía reconocerse el peso de las tradiciones an-cestralesII. Debía reivindicarse “lo indíge-na que todos los guatemaltecos tenemos”.

Para el desarrollo de la nueva concepción de nación, jugó un papel fundamental el Primer Congreso Indigenista Interamerica-no, celebrado, como se sabe, en Pátzcuaro, México, en abril de 1940. En este cónclave participó una delegación guatemalteca que no sólo asimiló las nuevas tendencias an-

tropológicas, aunque el valor de su partici-pación queda fuera del interés del presente análisis. De acuerdo a David Vela, la prim-era conclusión de la sección socioeconómi-ca del Congreso fue la siguiente:

“Que los países de América adopten e intensifi quen la política de ofrecer la más amplia oportunidad al desarrollo de las capacidades de sus grupos indígenas con el fi n de que su cultura propia no desa-parezca y sirva para enriquecer el acervo cultural de cada país, así como a la cultura del mundo, y contribuya al fortalecimiento de las naciones”. III

La comparación de esta resolución con los textos del período liberal nos esclarece las diferencias. Si en aquel se llama a “civi-lizar a los semisalvajes”, en la conclusión de los indigenistas no solo se valora la cultura indígena, sino se la propone para enriquecer la cultura del país y del mundo. Menudo cambio de orientación, ¿no cree?

En la sección de educación, las consid-eraciones y conclusiones fueron todavía más esclarecedoras. Se consideró que los indígenas tenían tantas aptitudes que los blancos y los mestizos para encarar el pro-greso, lo cual negaba la supuesta incapaci-dad para superarse. Los “indios de Amé-rica”, se dice en el documento elaborado por Vela, poseen vigorosa personalidad, lo que puede constatarse por su cultura, organización social y dignidad personal y colectiva. Respecto a los idiomas indíge-nas, los congresistas consideraron que eran las más adecuadas para el aprendizaje de la lectura y la escritura. Como si fuera un proceso actual, se proponía el desarrollo de las actividades educativas de acuerdo a las condiciones de cada grupo indígena y, por si esto fuera poco, se recomendaba que los elementos de la cultura tradicional fueran el centro del trabajo escolar y extraescolar.

Otras conclusiones y recomendaciones en el tema educativo estimaban necesaria la elaboración de textos escolares en los idiomas tradicionales de los pueblos; la producción de obras de la literatura indí-gena; la utilización de educadores indíge-nas en sus propias comunidades; y más.IV En lo jurídico, una recomendación atendía al hecho de que los jueces debían tomar en cuenta las costumbres de las comunidades indígenas y su especifi cidad para aplicar la ley.V A la luz de estos planteamientos no es estirar mucho la cuerda si decimos que

incluso en los Acuerdos de Paz fi rmados entre la guerrilla y el Estado guatemaltecos se oyen ecos de aquellas ideas indigenistas. Agreguemos a manera de puntilla taurina, la recomendación de aquellos indigenistas sobre la participación de la mujer indígena como funcionarias en el desarrollo de sus comunidades.VI

Ya que tenemos la visión de indigenistas sobre los pueblos indígenas, por lo que nos queda completar el panorama respecto a los otros pueblos y a la nación completa. Una ponencia de abogados mexicanos nos pone en camino de defi nirla. Opinaban los juris-tas de la nación norteña que, sin negar la di-versidad étnica sino más bien reconociéndo-la, fundaban sus esperanzas en superarla por medio de la unidad cultural. El mestizaje se esgrimía entonces como la piedra fi losofal que resolvería todos los problemas de las na-ciones americanas. Al rechazar que hubieran razas superiores y que los indígenas fueran una raza inferior, los indigenistas mexicanos estaban también sembrando la cruz sobre la tumba misma de su concepción: el mestizaje representaba la desaparición de las culturas que pretendían perpetuar y desarrollar.

La interpretación pragmática que dieron los estados nacionales americanos a tal propuesta, fue la puesta en marcha de in-stituciones de integración social. De ahí que en Guatemala se fundó el Seminario de Integración Social Guatemalteca en 1955, ya en pleno período contrarrevolucionario que dio inicio a las cuatro décadas de au-toritarismo y militarismo que todos conoc-emos. Esa “unidad cultural” basada en el mestizaje, daría lugar en Guatemala (y así también en el resto de países) a la idea de la cumbre más alta de la sociedad guatemalte-ca se manifestaba en la existencia de una “cultura nacional” y a expresiones que pet-rifi caban la nueva concepción de la nación: “ni indígenas ni ladinos, sólo guatemalte-cos”. De tal manera que el indigenismo fue un avance respecto a las concepciones colonial y liberal, también planteó su pro-pia aberración: la desaparición de las difer-encias socioculturales por privilegiar unas cuantas (hoy “malas”) palabras: “integra-cionismo”, “cultura nacional”, “mestizaje”, “ladinización” y otras más.

Y ahora sí, una última acotación. El indi-genismo, en su visión de darle su lugar a la cultura de los pueblos indígenas, creó una serie de “intérpretes” de la cultura indígena

que se acreditaron como más conocedores de la cultura tradicional que los propios portadores. De esta forma, las aspiraciones de los indigenistas de que se recuperaran las expresiones artísticas indígenas, tanto en sus formas autóctonas como a través de proyecciones folklóricas (se menciona la obra del músico guatemalteco Jesús Cas-tillo), fueron desbordadas por la creación de nuevos estereotipos acerca de lo indí-gena. Surgieron los conjunto “folklóricos” que uniformaron una manera de hablar que supuestamente imita la forma de expresarse de los indígenas (abusiva y tristemente uti-lizada por personajes de la radio, el cine y la televisión), unos bailes en la que los inté-rpretes dan brincos supuestamente como en los bailes auténticos, una forma de caminar como queriendo no tocar el suelo, unos tra-jecitos “típicos” que de tan inmaculados se alejan de la realidad. En algunos casos, los ejecutantes asumen posturas de atontami-ento o, caso contrario, de listura rayana en la malicia. Esto recuerda al buen salvaje o al salvaje ruin, ¿no? En resumen, formas estereotipadas de representar a otros a los que en el fondo se desprecia por diferentes.

¿Qué se logra con todos estos artifi cios? La sustitución de la realidad por la fi cción. Los pueblos indígenas son desplazados por actores ajenos que usurpan y falsifi can su cultura. Lo indígena se asume como “lo guatemalteco”, aunque en la vida cotidiana lo que ocurre es el escarnio, el desprecio, la subestimación. Terminemos este apartado con esta joya de ese fenómeno que hemos denominado “substitución”:

“El Paabanc, ceremonia de ancestro maya-kekchí, constituye un valioso docu-mento dentro de la rica tradición cultural del guatemalteco (subrayado E. B.). Los mayas crearon un mundo de orden cos-mogónico, donde las diferentes manifesta-ciones del arte y de la ciencia eran desar-rolladas y practicadas coherentemente con honda proyección hacia la comunidad. A esta grandiosa cultura, se une en el siglo XVI, una civilización completamente nue-va, con otro sentido del ser y el hacer del hombre. En la región de Alta Verapaz se opera el choque entre la cultura española y la cultura maya-kekchí, raza esta última, que si bien militarmente no fue sometida, si fue sensible al poder persuasivo de Fray Bartolomé de las Casas, su principal de-fensor frente a la injusticia y arbitrariedad

Pobladores guatemaltecos del S ur de país. Fotograma de la película de una gira del Presidente Arévalo en 1945 a la Costa Sur, depositado en la Cinemateca Universitaria “Enrique Torres”. Digitalizado por el autor.

La música también contribuyó para crear la idea de la “guatemalidad”. Fotografí a del autor.

del conquistador.En el Paabanc confl uyen creencias, ritos

y tradiciones que caracterizan a ambas culturas... (subrayado E. B.)”VII

La música también contribuyó para crear la idea de la “guatemalidad”. Fotografía del autor.

La historia ha sido reinventada y este es-

I. Ricardo Pérez Montfort, “Indigenismo, hispan ismo y panamericanismo en la cultura popular mexicana de 1920 a 1940”, en Cultura e identidad nacional, Roberto Blancarte, compilador, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes - Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 350.

II. Seguimos aquí las líneas de pensamiento de Pérez Montfort, op. cit. p. 350

III. David Vela, Orientación y recomendaciones del Primer Congreso Indigenista

Interamericano, Guatemala, Comité Organizador del IV Congreso Indigenista Interamericano, 1959, p. 30.

IV. Ibid., pp. 51 - 57.

V. Ibid., p. 45

VI. Ibid., p. 212.

VII. Contracarátula del disco Suite maya kekchí “El Paabanc”, de la Marimba Nacional de Concierto, Guatemala, Discos de Centroamérica, S. A., s.f.

crito lo comprueba. Se ha cumplido con los requerimientos del nuevo nacionalismo surgido del indigenismo.

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ecibí una llamada a finales del año pasado de Yolanda Colom, maestra, exmilitante de la guerrilla y activ-ista social. Pactamos una reunión ante la inminente publicación de la segunda edición guatemalteca del libro de Mario Payeras “El trueno en la ciudad”, a

continuación un fragmento de nuestra conversación acerca de las intimidades de cómo se gestó un documento de los que son básicos para acercarnos a la historia del país.

R

6 Suplemento Cultural

Por Salazar ochoa [email protected]

Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015

El TruEno En la Ciudad, inTErioridadEs y viCisiTudEs

¿Cuál es el contexto en el que se gesta el libro?El Trueno en la Ciudad, Mario lo sacó

saliendo de la ciudad. Nos tocó estar en la urbe en los años más jodidos de la guerra en los años 79, 80 81 y parte del 82. Mario en ese momento era el comandante del frente urbano del EGP. Aunque la mayor parte del tiempo no-sotros habíamos estado en la montaña. A él lo trasladan a la ciudad por pro-blemas de columna, lo traen y mandan al comandante que estaba en la ciudad a la montaña. Él se había quedado casi paralítico por exceso de carga, luego lo operaron y tardó casi un año en poder volver a caminar mientras tanto dirigió el frente urbano en cama.

¿Qué empuja a Mario Payeras para publicar un libro tan íntimo y que segu-ramente no iba a ser bien recibido por sus mismos correligionarios? Existe una censura dentro de los diri-

gentes de la URNG y militantes de aquel entonces, ellos consideran que la publi-cación del libro fue un acto de traición. A mí no me lo dicen personalmente porque a uno generalmente le llegan o le dicen las cosas bonitas. Con este libro en particular es la cuestión; de “Los fusi-les de octubre” yo no he oído nada pero con “El trueno”…A él lo mueve y lo inspira, yo diría,

una combinación primero a raíz de la golpiza que nos dan en la urbe que hasta ese momento nos habíamos ido casi invictos, sin golpes dando y dando sin recibir. Los pocos golpes que nos habían dado en la ciudad y en la peri-feria de la capital eran muy aislados y muy anteriores, muy puntuales, ahí se quedaban. A él lo trasladan a la ciu-dad un poco antes de que empiece la “golpeadera”, viene a tratar de trabajar en este frente con otra concepción por-que a nuestro juicio se había trabajado cultivando bases de apoyo, cultivando organización bastante participación, pero conforme la organización fue ob-teniendo recursos a raíz de los secues-tros de gente de la élite de entonces con

Foto La Hora: José Orozco

esa contradicción entre lo que es muy lento pero seguro porque está descan-sando en gente de carne y hueso que pone un granito de arena y la tentación de tener recursos, alquilar casas, adqui-rir carros, presupuestar combatientes para que el tiempo completo se lo de-diquen al trabajo interno y no tengan que ir a laborar. Eso fue derivando en una separación del aparato de la orga-nización respecto a la gente del pueblo. Esto no quiere decir que era cero pero ya la mayor parte de nuestras estruc-turas ya no descansaban en una red de gente organizada sino que todo era como le mencioné anteriormente, aun-que fueran casas muy humildes, senci-llas o de clase media. Entonces eso hace más vulnerable a la organización por el trabajo de inteligencia de la contra-insurgencia porque todo es en base a pantallas, a leyendas, apariencias y a la hora de que agarra la metodología el adversario y agarra los hilitos entonces eso se va como castillo de naipes, todo eso es lo que viene a encontrar Mario acá, le toca dirigir a las estructuras.

¿Cómo se van dando estos golpes a la organización?Primero le entraron al movimiento

amplio, al sindicalismo, a las organi-zaciones estudiantiles de secundaria y universidad, a los académicos prepara-dos, derechos y críticos, al profesorado, al sector magisterial, las agrupaciones comunitarias que incluso hasta estaba organizada la gente de los barrancos. El 72 puede ponerse como una fecha

parteaguas cuando asesinan a Fito Mi-jangos que es diputado, paralítico del mismo partido que mi tío Manuel Co-lom Argueta del FUR quién es uno de los que elabora un documento no re-cuerdo con quien más lo hizo pero si sé que es un académico al que también ase-sinan sobre la famosa EXMIBAL, que es esa minera a cielo abierto en El Estor, Izabal que en aquel entonces había co-menzado, ellos hacen un estudio del por qué ese proyecto no conviene ni a los intereses soberanos y nacionales ni a los

intereses del pueblo y es eso principal-mente hasta donde yo tengo entendido que es el motivo para asesinarlo. Ese es un referente de una escalada de asesina-tos de activistas del movimiento amplio de todo espectro, ellos lo que no querían eran ningún tipo de oposición

¿Por qué continúa con el esfuerzo de se-guir publicando la obra de Mario des-pués de tanto tiempo?Considero que él tiene un aporte cua-

litativo, no es que tenga la verdad en sus manos, ni que enfoque todo lo que se debe abordar pero son aportes. Veo que pasa el tiempo y no aparecen nue-vos aportes, aparecen testimonios pero análisis de fondo globales no. De aca-demia sí y eso está muy bien, me parece maravilloso que jóvenes académicos y otros no tan jóvenes en FLACSO, en la Landívar, etc. hagan tesis y hagan libros, estudios e investigaciones, es su función y son necesarias.Análisis desde la militancia, desde la

participación de décadas también es necesario pero no existen, entonces eso es lo que a mí me hace como quien dice “meterle el diente”. En cambio de AVEMILGUA, de los militares, de ese lado… ¡púchica! son perchas con todo el dinero del mundo financiados… pero uno agarra esos libros y no tienen análisis, todo es denostar y denostar y denostar, culpar a este y “echarle crema a sus tacos”, todos muy “traidi-tos. Eso no ayuda a comprender nuestra histo-ria. Eso por un lado me “acicatea” para que el libro no desaparezca.

¿En qué consistió su participación en esa época?Bueno… yo soy militante, estuve alrededor

de veinticinco años en la lucha revolucionaria y entré por mi propia cuenta a diferencia de otros casos que pueden entrar por sus papás, el novio, el amigo o el marido. Yo entré y busqué mi caminito yo sola, más bien me embate con aquellos que consideraba que iban por donde yo iba. De lo que conozco y de lo que fui cono-ciendo en la lucha revolucionaria no solo del EGP sino también de otros lados, Mario fue

Una conversación con Yolanda Colom

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Literatura en la Periferia, y viceversa

Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015 Suplemento Cultural 7

El TruEno En la Ciudad, inTErioridadEs y viCisiTudEs

NPor Camilo VillatoroPaTrioTErismos

o quiero mo-rir sin ver el día en que la selec-ción clasifique a un mundial. Cada vez que el pescadito ruiz

marca gol me emociono con la idea, tanto más que aquel día del concierto guatemorfosis, a lado de miles de guate-maltecos coreando al unísono «vamos aclarando el panorama que hay pingüi-nos en la cama por el hielo que provo-cas», y demás versos de idéntica enver-gadura. Que dios bendiga a la persona que logre llevarnos al mundial, aun si se trata del licenciado baldizón. Son estos los pensamientos que me lle-

nan de esperanza, un futuro donde mi guatelinda supere las confrontaciones

internas derivadas de las ideologías fo-ráneas, para lograr una unidad fraternal y que los guatemaltecos seamos famosos en el mundo, no por genocidas, como osan decir los parias y los escandinavos, sino por ser gente positiva, productiva y de buenas costumbres. Empresas de generosos patriotas han demostrado ya que es posible poner en alto el nombre guatemala en el extranjero, recordemos el amargo y elegante sabor de la cerve-za gallo y el toque perfumado del ron zacapa centenario. De veras hay que te-ner buen gusto hasta para alcoholizarse. Aunque estas delicadezas sean inacce-sibles para la mayoría de chapines, sin duda son sabores difíciles de olvidar más allá de nuestras fronteras, y es lo que cuenta. ¡Que el señor reprenda con su acos-

tumbrada furia convertida en un pelo-tón de kaibiles a cualquiera que aviesa-mente identifique estas palabras con un comunicado de la fundación contra el terrorismo! Son sólo palabras sinceras de un guatemalteco común y corriente preocupado por el entorno donde sus hijos crecen, asediados día a día por sancarlistas, sodomitas y marxistas-le-ninistas.Por supuesto es hora de olvidar un pa-

sado lleno de rencores injustificados, y sobre todo reconocer el acto de amor de los valerosos soldados al esfumar de la faz de la patria un buen porcentaje de la población estorbosa para los proyectos de crecimiento económico. Además, ¿de qué nos sirve desenterrar las osamentas que son el símbolo de una época de ho-rror y resentimiento? Casi sería mejor

que una horda de ángeles justi-cieros armados de la mejor tec-nología israelí bombardearan la fundación de antropología forense, para que esos asuntos sean devueltos a su destino: las fosas clandestinas.Por último hago una petición

individual al estado suizo para que ponga en libertad a nues-tro preso político erwin speri-sen, héroe de la operación pavo real, que como todo buen ciu-dadano sabe, consistió en un deber que cumpliría con gusto cualquier cristiano: matar reos. Una tarea de limpieza social comparable históricamente a la matanza de moros en la penín-sula ibérica. Comoquiera, la limpieza social es fundamental en una sociedad democrática, aunque hoy en día mal vista por los manipuladores orga-nismos de derechos humanos. En el mismo sentido, pido a la justicia guatemalteca que rec-tifique la condena de Pedro García Arredondo, cordero de dios que sólo cumplía órdenes superiores (posiblemente di-vinas). En fin, creo que me he desvia-

do un poco del tema... Será me-jor que empiece a rezar para no morir antes de ver a la selección guatemalteca en un mundial.P.D.: Si no es mucho pedir, se-

ñor, honra de nuevo a nuestro poeta nacional (arjona, obvia-mente) con otro grammy. Se lo merece. * Nota de Redacción: el tex-

to fue respetado tal como está, como deseo de su autor. Ilustración de Roberto Cabrera

de los pocos que hizo esfuerzos, sobrehuma-nos diría yo, por teorizar la experiencia, por analizar la experiencia colectiva y propia y por formarse en momentos en que la mayo-ría solo priorizaba la acción, la talacha como decimos, el día a día, las tareas políticas orga-nizativas, logísticas, militares, lo que fuera y no estar revisando y analizando. Entonces de lo que considero y de lo que he leído de todas las organizaciones, diría que es de los pocos que hizo y mantuvo ese esfuerzo y luego que lo hizo con logros de análisis y de madurez quitando todo el hígado y los personalismos como casi ninguno. Hay muchos libros tes-timoniales sobre la experiencia guerrillera pero analíticos que trasciendan hechos con-cretos casi no hay.

¿Qué aporte considera importante destacar dentro de ese análisis?Uno de los planteamientos de él es que per-

dimos la oportunidad de un desenlace arma-do, se nos fue, entonces había que descansar las armas y volcarnos a rehacer el trabajo or-ganizativo, político, formación de cuadros, etc. Volver a comenzar de cero considerando que si la población no está recompuesta en la lucha de masas, no es deponer las armas sino es dejarlas descansar, avocándonos tiempo completo a reconstruir la organización po-pular y la formación política pero convenci-dos de que tarde o temprano el desenlace de la lucha va volver a ser militar por lo tanto tenemos que formarnos militarmente. En-tonces Mario rompiendo con el EGP y di-ciendo ahora a concentrarnos en lo político organizativo simultáneamente elabora 500 cuartillas, tres tomos para formación de cua-dros militares revolucionarios.

¿Cómo se llama ese documento?Ese no está publicado… se llama “Táctica y

estrategia militar, teoría militar”, él se avoca a estudiar todas las escuelas militares del pla-neta, la norteamericana, la rusa, la alemana, la francesa, la cubana, la china, todas y ade-más estudia la historia de las guerras, al dere-cho y al revés La Revolución, La Guerra Civil norteamericana, la lucha de independencia a través de estas lecturas va configurando estos manuales que le llama él de formación teórica, donde hay geografía, hay topografía, elaboración de mapas y también cómo se articulan las tácticas a una estrategia global, ¿cuál es el papel del mando?, ¿Cómo formar a un grupo reducido de gente? para que a la hora de que otra vez se ponga a la orden del día el desenlace violento porque eso no lo decidimos nosotros sino lo decide el sistema, se tienen los cuadros que no se tuvieron en la vuelta anterior donde todos éramos comba-tientes rasos.

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8 Suplemento Cultural Nueva Guatemala de la Asunción, 27 de febrero de 2015

Los de la Foto

Fotografía de Andrea Torselli

GANADORGanador del disco de Lu Van Blues.

DiagramaciónAlejAndro rAmírez Fredy PAdillAroberto Altánrenzo AltánjAvier vicente

rEDES SOciaLESdenis AguilAr

WEberick PAiz

cOrrEccióncésAr álvArez emmA nájerAnormA de gArcíAluis AlvArAdomArleny cotÓm

EDiciónjonAthAn sAlAzAr

FOtOgraFíajosé orozco

SUPLEMENTO CULTURAL