Subjetividad lvida ionismo

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Subjetividad y 01 lvida ionismo Javier Arnald Universidad Complutense de Ma nuario del 1 ria y Teoria '.A.M.) Vol. 1 Im uno de )bBurckh; 10s ameno ... a escritos ! . . jobre Jacc ardt, Liene en memanla su represenracionculmlnanre e cuela del primer Romanticismo, cuyo desarrollo va apro- ximadamente de 1795a 1815. El mismo Burckhardt, que siguiendo de lejos orientaciones de Herder, se propone vivificar en su historiografia las relaciones de coniunto de estilo y el gusto de epoca, acusa indi rencia de la tradicion que cala en tal teo to, que perseguia la intuition de conju~ del espiritu en la hictnrin que recoge su hbro testlmomal Kt?jlexionessobre H ria del Arte, menciona Heinrich Wolfflin dos curi 'isto- losas rcion '9r-9.- reservas del maestro ante lo que califica de aprecia romantica del estilo artistico, para distinguir y dest,,,. de soslayo las convicciones del propio Burckhardt en la tradicion teorico-artistica del siglo XIX. Asi, dice Wolf- f i n de su predecesor que ((La idea romantica de que el sentirniento lo es todo, y la expresion debe presentarse rectament ria del sen) to de las eia he- timien- formas por si misma tan pronto como se vea uno atrave, completamente por un sentimiento, le era insopc ble)) ', si bajo tal sentimiento desaparece lo especi mente artistico, borrado por una corriente gedrica \iUb lo absorbe. Aparte de esa confusa nocion de sentimien- to, habla Wolfflin de una aversion pareja de Burckhardt: ccBurckhardt -dice- fue el primer0 que reanimo con un sentimiento vivo a todos esos edificios (del Renaci- miento italiano)en 10s cuales el Romanticismo solo quiso ver la frialdad de la regla>) *. Llama la atencion y produce fastidio que en estas re- ferencias Wolfflin aplique indistintamenteel termin1 tinario de romanticismo para dos formas de comr sion artistica netamente diferentes. En el segundo debe tener en mente el fenomeno artistico del histo1 ,-La- mo, el positivismo arqueologico y mimCt vio en el segundo cuarto del s. XIX un ca tivo al concept0 de estilo a partir de div~ historicos, por ejemplo renancentistas. La orra iae; mantica a la que alude con el vago termino de <<st miento)) responde a una tradicion anterior que no sa inter& normativo, sino mas bien lo contrario, y sad0 3rta- fica- h n..n Ir parte dc I de hum goetheano, aparte de que, ya Uulikhardt, la riografia de la cultura se encontraba ante la tarea breponerse a la filosofia idealista de la historia. ello a1 Romanticismo, prestando mayor atencio fenomenos singulares, a las obras y a su gusto especlrl- co, paliando realistamente el desprestigio de una cceste- tica desde arriba)), demasiado abstracta, demasiado incondicionada a juicio de 10s nuevos pensadores. Esta iosprecio e explica de lo rom por su ( : Burc- anista , h;c** L IIIJLV- t de so- , y con n a 10s , ,-. critica conducira a momentos tan valiosos de la e como el analisis estilistico y estructural, al que i la metodologia de Dilthey, o la historia del arte a ma que inaugura Alois Riegl. El descredito de la fisica, que, a1 permitir llevar la realidad del espir persona, a la sociedad y a su psique, aporta un sensate2 a la historiografia, viene, en parte, dado idea de la funcion transcendental del sentimiento, que ya habia sido elabc que resull tilo rstetica apunta utono- l mntn ico que dc .ratter no] ersos moc .. 301- ma- lelos R rn- itu a la aire de I por la - -- enti- acu- que brads en e ructifera 1 : 1 primer F lara la con tomantici nprension smo, y del es- :aria tan fi artistico. arcia, Barce una brillani .Ar ...-. rula, 1988, 1 rrpretaci6n .. . 3p. 160.161. del estilo d H. WOLFFLIN: Refexions sobre Hisroria del 2 Ibid.. p. 156. 3 Un ejernplo notable son 10s principios estilisti~ e ulaerot, PIIILIPPE GARCIN (ccDiderot et la philosophie du style,,, Cnrlque 14L (IYJY), pp. lm-~15) nos expllco el arntlao v las consecuenclas de la descnnfian- za del filosofo en el medio literario y en el act0 artistico, en el que habitaria, antes de la or~ginalidad, la quimera. lona, Penin! te y sutil irf .. . . Arte, trad. :os de D. D . ... ..a J. Garcia G. IIDEROT. En ,.,.-,..

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Subjetividad y 01 lvida ionismo

Javier Arnald Universidad Complutense de Ma

nuario del 1 ria y Teoria '.A.M.) Vol.

1

Im uno de )b Burckh; 10s ameno ... a escritos ! . . jobre Jacc ardt, Liene en memanla su represenracion culmlnanre e cuela del primer Romanticismo, cuyo desarrollo va apro- ximadamente de 1795 a 1815. El mismo Burckhardt, que siguiendo de lejos orientaciones de Herder, se propone vivificar en su historiografia las relaciones de coniunto de estilo y el gusto de epoca, acusa indi rencia de la tradicion que cala en tal teo to, que perseguia la intuition de conju~ del espiritu en la hictnrin

que recoge su hbro testlmomal Kt?jlexionessobre H ria del Arte, menciona Heinrich Wolfflin dos curi

'isto- losas rcion '9r-9.-

reservas del maestro ante lo que califica de aprecia romantica del estilo artistico, para distinguir y dest,,,. de soslayo las convicciones del propio Burckhardt en la tradicion teorico-artistica del siglo XIX. Asi, dice Wolf- f i n de su predecesor que ((La idea romantica de que el sentirniento lo es todo, y la expresion debe presentarse

rectament ria del sen) to de las

eia he- timien- formas

por si misma tan pronto como se vea uno atrave, completamente por un sentimiento, le era insopc ble)) ', si bajo tal sentimiento desaparece lo especi mente artistico, borrado por una corriente gedrica \iUb

lo absorbe. Aparte de esa confusa nocion de sentimien- to, habla Wolfflin de una aversion pareja de Burckhardt: ccBurckhardt -dice- fue el primer0 que reanimo con un sentimiento vivo a todos esos edificios (del Renaci- miento italiano) en 10s cuales el Romanticismo solo quiso ver la frialdad de la regla>) *.

Llama la atencion y produce fastidio que en estas re- ferencias Wolfflin aplique indistintamente el termin1 tinario de romanticismo para dos formas de comr sion artistica netamente diferentes. En el segundo debe tener en mente el fenomeno artistico del histo1 ,-La- mo, el positivismo arqueologico y mimCt vio en el segundo cuarto del s. XIX un ca tivo al concept0 de estilo a partir de div~ historicos, por ejemplo renancentistas. La orra iae; mantica a la que alude con el vago termino de <<st miento)) responde a una tradicion anterior que no sa inter& normativo, sino mas bien lo contrario, y

sad0 3rta- fica- h n..n

Ir parte dc I de hum

goetheano, aparte de que, ya Uulikhardt, la riografia de la cultura se encontraba ante la tarea breponerse a la filosofia idealista de la historia. ello a1 Romanticismo, prestando mayor atencio fenomenos singulares, a las obras y a su gusto especlrl- co, paliando realistamente el desprestigio de una cceste- tica desde arriba)), demasiado abstracta, demasiado incondicionada a juicio de 10s nuevos pensadores. Esta

iosprecio e explica

de lo rom por su (

: Burc- anista , h;c** L IIIJLV-

t de so- , y con n a 10s , ,-.

critica conducira a momentos tan valiosos de la e como el analisis estilistico y estructural, al que i la metodologia de Dilthey, o la historia del arte a ma que inaugura Alois Riegl. El descredito de la fisica, que, a1 permitir llevar la realidad del espir persona, a la sociedad y a su psique, aporta un sensate2 a la historiografia, viene, en parte, dado idea de la funcion transcendental del sentimiento, que ya habia sido elabc que resull t i l o

rstetica apunta utono- l mntn

ico que dc .ratter no] ersos moc ..

301- ma- lelos R rn-

itu a la aire de I por la

- -- enti- acu- que

brads en e ructifera 1:

1 primer F lara la con

tomantici nprension

smo, y del es- :aria tan fi

artistico.

arcia, Barce

una brillani .Ar ...-.

rula, 1988, 1

rrpretaci6n . . .

3p. 160.161.

del estilo d

H . WOLFFLIN: Refexions sobre Hisroria del 2 Ibid.. p. 156. 3 Un ejernplo notable son 10s principios estilisti~ e ulaerot, PIIILIPPE

GARCIN (ccDiderot et la philosophie du style,,, Cnrlque 14L (IYJY), pp. l m - ~ 1 5 ) nos expllco el arntlao v las consecuenclas de la descnnfian- za del filosofo en el medio literario y en el act0 artistico, en el que habitaria, antes de la or~ginalidad, la quimera.

lona, Penin!

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Sólo que el gran mérito ae ia nistoria del arte poste- rior a Burckhardt reside en comprometer esa idea de sen- timiento, que proviene de una estética filosófica, con la firmeza de las formas y la realidad objetiva del arte y de la historia; y, por ello, prefiere desentenderse de los re- cuerdos del Romanticismo, excesivamente descompro- metido en este sentido.

La visión romántica del estilo artístico es indisocia- ble de su teoría del sentimiento, cuya conflictividad estriba, ciertamente, en su falta de un compromiso ob- jetivo que se pueda captar como real. La poética del ba- rroco decorativo había topado, de otro modo, con este mismo problema, al desconfiar de la «naturalidad» d medio artístico 2, aceptarlo como artificio, y optar pc complacer al sentimiento conduciéndolo al placer est tico como a la quimera de la circunstancia artística. frágil y delicioso mundo de capriccio no se recrea (

formas, sino en las impresiones que las formas conc cionan, en la fiesta culta de las emociones, y ofre

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explicaciones sensualistas y fisiológicas del placer artis- tico, que es una experiencia de sugestión de nuestro sen- tido interno, al que se afecta en nuestra cualidad de seres sensibles, pero también en nuestra singularidad sub- jetiva, y, por tanto, complacidos en la simulación de la naturaleza. El rococó necesitará ironizar sobre el regla- mentismo clasicista, sobre la legitimidad de las prescrip- ciones. ara celebrar una estética de circunstan-' &las en , . una fiesta agradablemente permisiva. Esto le llevará a promover el pluralismo estiiístico conviniendo en el or- *ato imprevisto, las chinerías, Wunderkammern, y lue- go en el variado elenco de citas estilisticas y bizarn'as ql lP ofrecerán las construcciones de sus jardines a la ingles

En la época romántica, sin embargo, la noción de se timiento se presenta desligada del placer sensible y pa a ser considerada como una categoría intelectual de si no netamente ético, que no se presta a aprobar la sC afabilidad estética en la simulación artística y el agrac en emociones pasajeras, y queexhorta, antes bien, a ui disposición transcendental del sentimiento en el cono- cimiento estético, en el que ve su implicación objetiva, una condición ideal de integridad.

La poética sentimental del rococó, por la llamada a la afección de un arte autónomo sobre el ánimo del es- pectador, había impulsado la emancipación de los recur- sos decorativos y su suficiencia estilística frente al con- tenido temático. Es esa tendencia galante del arabesco la que viene a corregir Friedrich Schlegel, el ideólogo del Romanticismo, cuando proclama que «En el estilo del auténtico poeta nada es adorno, todo es necesario jero- glífico~.', y exige entonces el destierro de lo contingen- te en el estilo y en el conocimiento estético. ((Arabescos son pintura absoluta (absolutamente fantástica))) ', res- ponde Schleeel al arabesco galante. Frente a un senti-

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miento fisiológico de la naturaleza en la poética roco- có, a rmará Caspar David Friedrich que el arte contem- pla la naturaleza «con el ojo del espíritu)) 6 . Novalis, cu- yo concepto de imitación de la naturaleza llevaba los tér- minos ilusionistas de ((realización de la apariencia» ', invertirá la subjetiva virtualidad del arte mostrándolo co- mo forma espiritual eminente de totalidad: ((Poesía es representación del ánimo, del mundo interior en su to- talidad~ s.

En esta instancia a un carácter cognitivo necesario de la contemplación estética, que va a transformar el alcan- cede la teoría del sentimiento, inciden diversos factores. La misma estética filosófica, que había invadido el campo de la retórica, tan alterada por la estética sensua- lista, insistía en el carácter intelectual y reflexivo del -?nocimiento artístico: Baumgarten hizo explícitos los

ementos cognitivos de la sensibilidad, con lo que im- :día la reducción de la verdad de la conciencia a racio- tlidad científica, y daba curso al interés científico de

ia creación artística. Por otro lado, la crítica romántica va a recogerlos ideales clasicistas de verdad, grandeza moral y castidad estilística que provienen de Winckel- mann, en los que se relegaba el irracionalismo sentimen- tal. El clasicismo severo de finales del s. XVIII propone la estricta ligazón de tema y estilo conforme a la doctri- na de los modos, lo que presionaba, por así decir, a una objetividad intelectual. El Romanticismo estará lejos de aceptar el compromiso de la creación artística con pres- cripciones modales o tipológicas, pero aceptará sin pa- liativos el rotundo ideal de humanidad del individuo al nlie invitaban Winckelmann y el idealismo de Schiller ba-

I el modelo griego, que es lo que realmente constituye 1 ofrecimiento de objetividad intelectual. Cuando los ~mánticos se proponen llwar la afección estética a un omento irreductible de totalidad de relaciones, a una -esencia ideal de totalidad, están sometiendo el medio ,tilístico a ese colosal requerimiento de una forma ina- ~ t ada de humanidad que Schiller depositó en la expe-

riencia del arte. Ahora bien, encon) ie por esa vía idealista el

Romanticismo demai ión y sublimidad para el estilo y presta sus esfuerzos a dar caudal al género gran- de, cosa que no explica suficientemente sus intenciones, que denotan un interés clave por los géneros menores y por la potenciación idealista de sus recursos, como observamos en las obras de C. D. Friedrich y Ph. O. Run- ge; en éstas perdura, pero también se serena, la oscila- ción alborotada entre la imagen popular y la pintura de tema de la que tanto gustaron los pintores del Sturm und Drang Abilgaard y Füssli.

En la génesis del estilo romántico interviene, con su crítica a la vanidad de la civilización, la imagen popu- lar, que, entre otras cosas, hace afrontar un principio mo-

Kritische Arrsgabe seiner Werke, ed. E . Behler, Paderborn. Schoni 5 Ibid. XVI, p. 167. 6 HIVZ, Sigfrid (ed.): Caspar David Friedrich in Briefen und Beken

Iiérke. Tapebitcher und Briqfe Friedrich von Hardenbergs. ed. H . id. 11, p. 81

tramos qu ida elwac

ing, 1958-1985, vol. JI, p. 193.

ntnissen. München, Rogner & Bernhard, 1 x 8 , p. 92. J. Slahl y R. Samuel. München, Hanser, 1978, v. 11, p. 846.

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ral de austeridad frente a la afectaci6n de las costumbres en la vida burguesa. Pensamos, antes que nada, en lain- cidencia de 10s grabados de Daniel Chodowiecki, el Ho- garth aleman, cuya burla de las modas aparatosas de la cultura de Salon buscaba edificar las costumbres de sus coetaneos con ideales de sencillez y urbanidad. Es cier- to que .esta postura didactics coincide con mkximas cla- sicistas de austeridad y elevation moral, so10 que se formula bajo el signo del estilo de genero y con un pro- p6sito literario netamente narrative. El ejemplo moral de la estampa popular conocerd, antes de decantarse ha- cia el naturalismo burgues de la pintura Biedermeier y de recibir luego la ducha respuesta del realismo, un im- pulse epico en la educacion estetica romantica, vicisi- tud que ilustra, a1 menos en parte, el amotinamiento romantico frente a1 regimen doctrinario de modos ar- tisticos estancos, y la crisis del criterio normativo del decoro.

La estampa sentimental sufre una transformaci6n pa- recida. En el paisaje evocativo se habia formulado la llamada a la ttnaturalidad,) del estilo, con una cntica implicita a1 programa retorico del estilo propio del len- guaje, muchas veces vanidoso, de la civilization. Li gresiones del sentimiento condujeron a la ruptura I

estilos ejemplares. La confesion moral precisa en I seau de la libertad de estilo, en nombre de la sencillc, ,la- turd g. Pero, como decimos, esa condicion amab sentimiento en el idilio va a someterse en epoca ro tica a 10s ttimperativos categoricos>> del Idealism laxitud del estilo sentimental se doblega ante un len,,,, formal abstracto, de imposici6n idealista, a la vez que al requisito moral de ((naturalidad>) pasa a responderse desde el estilo en su cualidad formal, desde la secesion formal con respecto a la naturaleza. Es mk , desde la ttpotenciaci6n)) de 10s recursos formales querra darp-n;=- a la condici6n natural del estilo.

ttPotenciacion es una figura ma Schlegel-. Combination del individuo conslgo mlsmo -figuras que comienzan, que cierran, que se encuentran, ciclando hacia el estilo sistematico de las misrnas), lo.

Esas constantes referidas, por un lado, a las disposicio- nes del individuo, y, por otro y simultAneamente, proceso figurativo dominado por el sentido de la binacibn, la mezcla, el devenir original, y que se cc ponde, como forma de cohesi6n, a la tccombinacib117~ uc

esas disposiciones subjetivas, han de prestarse a cc lidar el ttestilo sistematicon de la imagineria artistica cualidad objetiva de tsta. Este planteamiento expre: cintamente 10s tCrminos formales que gobiernan la ,.,,- cion artistica, cuya autarquia necesita abstraerse del

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conocimiento sensible de la naturaleza. en la ttpotenciacibnw subjetiva, sin di! de una norma de permanencia formal, tante, empeAada en un temple objetivo de sus n iQuC correlacion explica la validez objetiva de t artistico?

La ctcombinacibn del individuo consigo misn de a la posibilidad de una expresion integra del espiritu en cuanto que autodeterminado, a una presencia de to- talidad en este. En segundo lugar, las ideas de proceso y mezcla proceden del vocabulario de la quimica, en el que dominan constantes del comportamiento de la subs- tancia, el devenir bioquimico de una naturaleza que en permanente transformation, como la entienden las cien- cias naturales en epoca de Goethe", que, a su vez, buscan t

intercon fisico.

posible mundo

escapa a iscursivo y sensible

9 Vkase DIRSCHERL, Klaus, ccStillosigkeit ais Stil. Du Bos, Mariveaux und Rousseau auf dern Weg zu einer empfindsarn,.. . chichten und Funktionen eines kulturwissenschaftlichen Diskurselements, ed. H . U . Gurnbre pp. 144-153.

10 Kritische Ausgabe XVI, p. 163. 1 1 Vhse K A P ~ , Peter: Die friihromantisce Theorie der Mischung. Uber den Zusammenhang 1

genossischer Chemie, Miinchen, Hueber, 1968. 12 MOSES MELDENSSOHN: Asthetische Schriften, ed. 0. F. Best. Darmstadt, W. B. G., 1974. 13 Ed. cit. 11, p. 18.

rht ed alt.,

Ion romanti

Frankfurt a

rcher Dichtt

M., Suhrka

mgbstheorie

el senti- ia como de rela- faculta- uraleza, apta sus

- -

Habida cuenra ael aslarmento del lenguaje rorma que propugna el severo arte romantico, relegando cualida- des de la substancia que pudieran ocupar y satisfacer el conocimiento sensible, la expresion de la naturaleza en esta estktica idealista vendra dada en el plano d miento moral de una naturaleza a la que se inic! al devenir de una totalidad organica y original ciones, a un sentimiento en el sue ttarmonizan

~lma)) l2 er wenir, a CI

i formales -- --tonomia ae la rorma, su caracrer sooe --..-, --

correlato'del postulado de la autarquia moral del indi- viduo, asumida en la Ilustracion, cuya razon natural se encuentra en la idea de totalidad organica que resulta de la experiencia artistica. Mediante un ductus formal aut& nomo, final en si mismo, en su secesion ideal, la tcfinali- dad internan de la naturaleza ha de afectar a1 individuo en su libertad, que asume un principio de necesidad en la autodeterminaci6r1, alli donde el efecto estktico mtr-

so a una interrelacion de las facultades subjetivas disposicion desinteresada de las mismas, que se en experiencia organica equivalente a1 sentimie..-- . de naturaleza. Novalis describiria el sentimient la forma que es ccreaf e ideal a un tiempo~ ". B, condiciones el individuo se ve implicado en la ni za fundamentalmente como ser moral distintivo, cesita que su subjetividad colabore en su autonoi el devenir objetivo de la naturaleza, sometiendo totalidad virtual de relaciones de la experiencia ca, a una experiencia subjetiva de universalidac

. -.. --. ; yauna traduce ntn real o como ajo esta aturale- aue ne- mia con lse a esa . artisti- 1 nine QP

rnp, 1986,

, und zeit-

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pacid halla to glc ble. 1 .... .

estig~ lunta roma . . .

pacia de ap a un: - c n COS C( cion ; tidad tes, s~ co, se piria, mites

interpretaci6n romhtica de estos presupuesto con- : a la naturaleza en una entidad perentoria, en zativa de inmanencia para recursos formales del su- en una presencia de totalidad que apremia a la ca- lad de cohesion del sentimiento, pero que no se r6 saturada en el objeto artistico. Prima el concep- ~ b a l de naturaleza frente a su accesibilidad sensi- La naturaleza tampoco se hace aparecer con el na de la simulacion, sino elevada a idea en la vo- d. El espacio y el tiempo se afirrnan en el paisaje ntico como ordenes categdricos. Caspar David Frie-

drich somete a1 espectador de sus cuadros a un efecto e?- 1 de infinitud y a una experienc ego sensible, en la ql:e esta re i verdad accesible a 10s sentic ese campo inefable del animo aonae 10s romann-

loc can un principio objetivo y vinculante de la crea- artistica. La obra de arte se presenta como una en- 1 absoluta. En ella quieren concurrir todas las ar- e potencia la ilusion, se subraya su cargcter artisti- : destacan 10s recursos formales que resisten a la em- , que retan a la captacion de la naturaleza en 10s li- ; de la negacion estetica de esta.

:ia del tien :frenada 1; dos. . . .

npo carenl a referenci

ficcion a; hacer den1

tistica se 1 otar la ide,

presenta e a en la ilus

piria en la que pudiera reposar su inmanencia. Pero, la llamada de la voluntad a la idea transcenderi siempre

3- UL

te est la tis

ga

cualquier conocimiento puntual de la forma y toda per- manencia artistica. El efecto estttico se doblega a las le- yes de la idea, y no a 10s limites de la experiencia de be- lleza artistica, a eso que Jacob Burckhardt, al que nos referiamos inicialrnente, denominara una vez ceconomia pictorica~ 14.

Esto conduce a que la disposicidn transcendental del sentimiento, esto es, su condicidn critica en la experien- cia artistica, capaz de percibir y comprender una forma A- totalidad ideal en el objeto singular, se convierta en

:e caso en principio de abstraccion de la realidad ar- tica, impelido por una idea incondicionada que nie- la permanencia de la representation y convierte todo

esrilo particular en manifestation permutable para de- venir de la idea artistica. El gran meri t~ del Romanticis- mo, el conferir indole cntica, constitutiva, a todo estilo original, se ve eclipsado por ese imperativo de lo incon- dicionado.

La ruptura romdntica con 10s estilos ejemplares y el regimen de 10s modos artisticos conduce a la apologia de una fantasia categorica que, en muchos casos, acaba

formidad objetiva de su dici6n plgstica.

u tristeme negation (