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Laboratorio de Diseño de estrategias de comunicación – Escuela Cultura Viva Material elaborado por Fabiola Figueroa Cárdenas y Carla Salazar Navarrete
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¿Qué tiene que ver la cultura con la comunicación?
“La comunicación es inseparable de la cultura. Es el otro lado
de la misma moneda. No puede existir la una sin la otra. La
cultura es comunicación y la comunicación es cultura”. (Hall
and Hall, 1990).
La cultura
Todo ser humano vive en una colectividad y esta colectividad habita lo que se llama un
universo cultural. Esto quiere decir que todos los significados que rodean a esa
colectividad, los valores, actitudes e ideas pertenecen a este universo cultural.
Podemos afirmar que el universo cultural está compuesto por:
La manera de pensar y el modo de ser de una persona.
Los símbolos con los cuales se identifica y cómo los ubica en su imaginario, que
significan esos símbolos.
Los valores.
Los patrones de comportamiento.
¿De dónde vienen todos esos valores, significados, patrones y modos de pensar?
Vienen de la historia. Están ahí porque las generaciones anteriores los construyeron. El
individuo en el momento de su nacimiento es solo un candidato a “ser”, por lo que es
necesario aprender a “ser” en la acción y comunicación con el resto de las personas.
Aquí hay dos aspectos importantes. Por un lado la cultura es una construcción histórica,
tiene tradiciones ancestrales y por otro no hay nada natural en ellas, cada uno de esos
significados es construido por los seres humanos, todo es una trama artificial: el que de
pronto los y las jóvenes sólo se pongan jeans rotos, el que el aborto sea entendido como
una práctica inmoral, el que se espere que las mujeres sean sumisas, etc. todas estas
prácticas culturales son construcciones de los seres humanos. Construcciones válidas en
un tiempo y en un espacio determinado, pero construcciones que se pueden caer tan
rápido como empezaron.
Otro aspecto importante es que ese universo cultural es dinámico. De todas esas
prácticas culturales algunas serán olvidadas, rechazadas, abandonadas, modificadas y
otras permanecerán.
¿De dónde vienen las nuevas prácticas, los nuevos códigos culturales?
De muchos frentes diferentes: por ejemplo del contacto con otros grupos o comunidades a
través de la migración, o del comercio entre unas culturas y otras o, incluso, de las
guerras o de las experiencias de colonización, o del mismo consumo de productos
mediáticos generados por culturas locales o foráneas.
La cultura es como un círculo hermenéutico en el cual se nace y del cual no se puede
salir. Es necesario verlo por dentro. No hay manera de salir de la cultura. Pero, al mismo
tiempo, son los hombres y mujeres quienes producen la cultura. Se habita la cultura como
una araña que, al mismo tiempo que habita su telaraña, la teje.
La relación cultura y comunicación
La relación cultura y comunicación es un proceso histórico social. El carácter histórico
social de este proceso está determinado por la apropiación de la cultura, que es un
proceso activo del conocimiento de los objetos y fenómenos de la realidad. La cultura es
aprendida o adquirida
¿Cómo aprendemos y adquirimos nuestra cultura? A través de la comunicación.
La comunicación está presente en todo el proceso bajo múltiples formas:
1. La existencia de símbolos que ayudan a comunicarse a los seres humanos, son
construcciones culturales.
2. La cultura se transmite, y por tanto, necesita de medios para su difusión.
3. El aprendizaje y la adquisición de cultura también implican formas comunicativas
de mediación entre sujetos, o entre dispositivos y sujetos.1
Para hacer comprensible lo anterior, hay que ver la cultura como símbolos compartidos
que ayudan a la comunicación a través del lenguaje natural o en signos no lingüísticos.
El contenido de los signos es todo un sistema complejo de significados, originados en la
historia y plasmados en la cultura y está integrado por el conocimiento de las formas y las
leyes de la naturaleza y la sociedad, así como la experiencia práctica que se transmite de
1 RIZO GARCÍA, MARTA: La relación entre comunicación y cultura en la trayectoria del Programa Cultura de la universidad de Colima. Una exploración desde la propuesta de la Comunicología.
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generación en generación mediante ritos y actividades, normas de conducta y reglas, etc.
por tanto toda cultura posee una función comunicativa.
No hay cultura socialmente existente que no tenga, unido a ella, un plan de difusión y, por
tanto, una comunicación constante ante determinados sectores sociales, por pequeños
que estos sean. Así, también es difícil pensar una comunicación que no tenga aspectos
creativos y deje de transmitir valores de cultura, de identidad.2
Por supuesto los medios de comunicación juegan un rol importantísimo al bombardear a
su audiencia con mensajes que provienen de otras culturas. De todos estos mensajes
mediáticos, algunos van a entrar o a calar en la colectividad receptora y otros no. Es a ese
universo cultural donde diversos grupos sociales, políticos, étnicos, culturales, etc.,
quieren entrar para que su mensaje se convierta en parte de ese universo cultural.
Los mensajes de estos grupos compiten allí con una gran cantidad de mensajes
provenientes de otros grupos, organizaciones, de la iglesia, mensajes comerciales, etc.
Entonces, al reflexionar en todo lo anterior se puede afirmar que la relación entre
comunicación y cultura requiere considerar a la comunicación como el proceso básico
para la construcción de la vida en sociedad, como un mecanismo activador del diálogo y
la convivencia entre sujetos sociales.
Desde esta perspectiva, hablar de comunicación supone acercarse al mundo de las
relaciones humanas y de los vínculos establecidos y por establecer. La comunicación es
la base de toda interacción social, y como tal, es el principio básico de la sociedad.
¿Dónde encontramos nuestro universo cultural las organizaciones de
Cultura Viva Comunitaria?
Pensemos por un momento cuál es el espacio o “escenario” en el que las organizaciones
de cultura viva comunitaria realizan sus acciones. ¿En dónde nos movemos las
asociaciones culturales, los colectivos de muralistas, los hip hoperos, los teatreros, el arte
callejero, los graffiteros, las comparsas y batukadas, los artistas audiovisuales, etc.? Más
allá de que muchos de ellos realicen su acción en el espacio público, en las calles y
plazas, una de las características que mueve a la cultura viva es la relación que estas
organizaciones desarrollan con el territorio, su arraigo comunitario, gregario, familiar y
cotidiano. Y si bien hay grupos que realizan un trabajo de forma itinerante, estos
construyen y guardan lazos y sentimientos profundos por aquellos lugares en los que
realizan sus recorridos e intervenciones.
2 BUSTAMANTE, ENRIQUE: Diversidad en la era digital: la cooperación iberoamericana cultural y comunicativa
Comunicación, cultura y territorio
Partamos de uno de los principios fundamentales bajo los cuales se produce la
comunicación: La comunicación es siempre una dinámica localizada en un espacio y en
un tiempo determinado, se da en formas específicas y tiene siempre múltiples
resultados. Este espacio determinado es el territorio entendido no solo como una
determinante geográfica, sino, fundamentalmente como una construcción histórica y
una práctica cultural. Construcción de referentes identitarios fundamentales para sus
habitantes, con los cuales se sintetiza su historia y su memoria, es un territorio
simbólico.
Y quienes dinamizan este territorio simbólico son sus propios habitantes. Ya que el
territorio es el espacio donde se definen las relaciones de los hombres y las mujeres en la
configuración de los espacios sociales, consigo mismo y con el marco ecológico y que
afecta a cuestiones tan fundamentales sobre la felicidad, como el sentido de pertenencia,
la autoestima o la satisfacción de las necesidades expresivas y comunicativas de la
naturaleza humana.
Por esto es necesario reconocer a las personas en relación - como miembros de una
comunidad- y como productores materiales y simbólicos. Los hombres producen sus
condiciones materiales de existencia y los símbolos mediante los cuales se representan
en el territorio en que esa producción y reproducción de la vida tiene lugar.
El territorio simbólico
En nuestro caso, pensemos en Lima, la ciudad donde vivimos, la que cada uno de
nosotros vive. Lima como proyecto, como imaginario que supera la noción geográfica de
lo urbano o territorial. Lima como ciudad ha atravesado por múltiples cambios. El
desborde popular, el crecimiento urbano sin control, acelerado por los procesos
migratorios del campo a la ciudad. La conformación de las periferias, marcando un
proceso de segregación por parte de la Lima “tradicional y residencial” hacia los nuevos
barrios en condiciones de pobreza con la paranoia por la seguridad. El consecuente
fenómeno de crecimiento de la economía informal, que habría comenzado en las
periferias, donde se habían ubicado los migrantes, pero que poco a poco se habría
adentrado en la ciudad. La lucha contra el abandono y degradación del centro, sus
plazas, parques y lugares públicos, pero con una evidente perdida del tejido social y la
transformación del espacio público y privado. Los nuevos polos de desarrollo marcados
por las relaciones de consumo de los centros comerciales y sus nuevas formas de
entretenimiento.
Todos estos los que han contribuido a modificar nuestras formas de vivir, percibir e
imaginar la ciudad, en suma han derivado en nuevas prácticas y nuevos códigos
culturales. Han modificado nuestro uso del espacio, en algunos casos ha debilitado el
sentido comunal y los lazos de solidaridad, en otros han prefigurados relaciones
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atravesadas por la tensión social entre distintos grupos sociales, sustentados en la
paranoia por la seguridad y la búsqueda de la distancia de el otro, dejando atrás la vida de
barrio. La ciudad se vive y se transita de manera parcial y diseminada, y la visión total
esta mediada y condicionada por los medios de comunicación. Sin embargo, a su vez la
ciudad también se ha transformado en un espacio de mestizaje y riqueza, con
sincretismos y expresiones que recuperan todo el crisol que habitaba en expresiones
culturales que viajaron desde otros lugares y que le han dado un nuevo rostro y una
“nueva identidad nacional”.
La comunidad como escenario de comunicación
Así, el espacio en el que las organizaciones de Cultura Viva Comunitaria encuentran su
universo cultural es muy amplio. Comprenderlo y valorarlo es tratar de conciliar esa
diversidad de realidades y discursos, es tratar de entender como coexisten las diversas
ciudades, distritos, comunidades y grupos en la ciudad de hoy. Y una buena práctica para
comenzar a entenderlo sería mirar aquello que sucede en las comunidades en donde
desarrollamos nuestro trabajo.
En la vida cotidiana de nuestras comunidades suceden muchísimas cosas que pueden
ser vistas como hechos de comunicación. Un vendedor ambulante, una pelea, un chisme,
un choque y sus rumores, un puesto de comida, un partido, un grafitti, una conversación,
circulan por la vida en nuestra comunidad, barrio o distrito, generando opiniones,
silencios, rechazo o indiferencia. La comunicación natural y espontánea del lugar va y
viene, representando a los distintos intereses, actores y formas de comunicar que se ven
en la comunidad, en suma son el conjunto de hechos por los cuales unos se comunican
con otros.
Para descubrir aquello que sucede en las comunidades en donde desarrollamos nuestro
trabajo, intentaremos identificar primero los elementos que forman la comunicación en el
lugar, acercarnos a estos elementos y como se interrelacionan, es decir, la manera en que
se articula esa trama movediza que forma la vida de la comunidad. Poner en práctica una
mirada que vea la comunidad como escenario y productor de comunicación.
La ciudad es hoy en día un proyecto que va más allá de lo urbano y
su definición va más del lado del sujeto que la vive que del espacio
en que se la construye.
Armando Silva (2001)
¿Qué elementos forman la comunicación en una comunidad?
Los cinco elementos mencionados a continuación determinan, de una o de otra manera, el contexto comunicacional en el que nos moveremos. Por eso deberemos enfocar nuestras fuerzas en observarlos a fondo, ubicarnos en ellos e irlos caracterizando, es decir darnos cuenta de las formas y maneras particulares que tiene la vida cotidiana de nuestra comunidad. Por ahora los iremos identificando y en el proceso de éste Laboratorio iremos reconociéndolos e investigando sobre cada uno de ellos. 1. Los actores 2. Los espacios y circuitos 3. Los medios y las técnicas 4. El proceso histórico, político, social y cultura. 5. Los problemas o temas que movilizan a la comunidad
¿Quiénes son los actores?
En un barrio, visto desde la perspectiva de la comunicación, podemos diferenciar distintos
tipos de actores. Cada actor social es un “productor” particular de hechos de
comunicación: los jóvenes, las madres, los adultos varones, los niños, los abuelos, etc.,
tienen una forma especial de intervenir en la vida de la comunidad, que tenemos que
analizar bien en las tareas de la comunicación. Además están los actores
institucionalizados u organizados, es decir, las agrupaciones, escuelas, comités,
parroquias, iglesias, etc., que tienen su actividad dentro de la comunidad y forman parte
de su vida.
Y así como “cada familia es un mundo”, cada actor es un mundo también. Tiene intereses,
fuentes de poder, historia, conflictos, objetivos, visiones de realidad que, aunque no son
estáticas, surgen de sus prácticas, la modelan y definen su identidad como actor.
Por eso decir “la gente opina tal cosa” es, la mayoría de las veces, una simplificación que
no ayuda a ver la complejidad de los problemas. ¿Quién es “la gente”?
Una técnica que se utiliza en la Comunicación Estratégica para identificar a los actores,
es el Mapeo de Actores.
PORQUE LO QUE ANTECEDE Y SOBREVIVE A NUESTRO TRABAJO ES LA COMUNIDAD COMUNICÁNDOSE
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El mapeo de actores permite tener una mirada amplia pero localizada de todas las
personas, grupos y organizaciones que conforman nuestra comunidad y que
específicamente se relacionan con nuestro proyecto. Nos ayuda a identificar a aquellos
que pueden participar o no de nuestra propuesta, además de indicarnos la posición que
estos podrían adoptar al respecto.
Pero no solamente debemos ubicar y caracterizar a dichas personas, grupos y
organizaciones, sino que se debe de identificar cuáles son las relaciones que surgen y
suceden entre cada uno de ellos.
Esta técnica permite asegurar que tengan claro de antemano con quiénes cuentan para
apoyar la iniciativa que están promoviendo y con quiénes no, de manera que puedan
definir estrategias específicas que les ayuden a garantizar el mayor y mejor apoyo para su
propuesta.
Bibliografía:
• BUSTAMANTE, ENRIQUE: Diversidad en la era digital: la cooperación iberoamericana
cultural y comunicativa. Disponible en http://www.oei.es/pensariberoamerica. (2006)
• RIZO GARCÍA, MARTA: La relación entre comunicación y cultura en la trayectoria del
Programa Cultura de la universidad de Colima. Una exploración desde la propuesta de
la Comunicología.
• QUESADA AVENDAÑO, FLORENCIA: Imaginarios urbanos, espacio público y ciudad en América Latina. Disponible en http://www.oei.es/pensariberoamerica. (2006)
• Programa de Desarrollo de Recursos de Comunicación del Centro Nueva Tierra: Manual de comunicación comunitaria, Barrio Galaxia