399628764.Discusiones teóricas y metodológicas sobre el estudio del discurso en el campo de la...

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34601009 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Myriam Rebeca Pérez Daniel Discusiones teóricas y metodológicas sobre el estudio del discurso desde el campo de la comunicación Comunicación y Sociedad, núm. 10, julio-diciembre, 2008, pp. 225-247, Universidad de Guadalajara México ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Comunicación y Sociedad, ISSN (Versión impresa): 0188-252X [email protected] Universidad de Guadalajara México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34601009

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Myriam Rebeca Prez DanielDiscusiones tericas y metodolgicas sobre el estudio del discurso desde el campo de la comunicacin

    Comunicacin y Sociedad, nm. 10, julio-diciembre, 2008, pp. 225-247,Universidad de Guadalajara

    Mxico

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    Comunicacin y Sociedad,ISSN (Versin impresa): [email protected] de GuadalajaraMxico

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  • 225Nueva poca, nm. 10, julio-diciembre, 2008, pp. 225-247. issn 0188-252x

    myriam rebeca prez Daniel

    1 Universidad Autnoma de Chiapas. Correo electrnico: [email protected]

    A partir de la clarificacin terica-metodolgica del fenmeno discur-sivo propuesto por Roland Barthes, es posible ubicar su estudio en el campo de la comunicacin y no ya en los dominios de la lingstica. El discurso, segn Barthes, no refiere a un texto que construye un sentido, sino al sentido socialmente creado y compartido que atraviesa a los textos. Por tanto, su anlisis no debe recaer en la comprensin del texto, sino en la comprensin de los sujetos que se comunican a travs de l.

    palabras clave: discurso, anlisis del discurso, campo de la comunica-cin, estructuralismo, semiologa.

    From the theoretical-methodologic clarification of the discourse phenom-enon proposed by Roland Barthes, it is possible to locate its study in the field of the communication and not in the dominions of the linguistic. The discourse, according to Barthes, does not refer to a text that a sense constructs, but the sense socially cre-ated and shared that it crosses to texts. Therefore, their analysis does not have to fall to the understanding of the text, but to the understanding of the sub-jects that communicate through him.

    Key words: discourse, analysis of discourse, field of communication, structuralism, semiology.

    Discusiones tericas y metodolgicas sobre el estudio del discurso desde el campo de la comunicacin

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    No podemos entrar en el no discursoporque el no discurso no existe.

    Roland Barthes

    la ubicacin Del estuDio Del Discurso en el campo De la comunicacin: Hacia el inters por lo sociocultural

    La ubicacin del fenmeno del discurso en un campo de estudio en particular resulta difcil. Por una parte, el discurso se suele asumir como un objeto propio de la lingstica, puesto que su estudio se asocia a la decodificacindeuncontenidotalimplicadoenl,sloaccesibleporla va de la lectura atenta del uso que hace de la lengua. Por otra parte, la ubicacin de su investigacin en un campo de estudio suele depender de qu tipo de saber se implica en el contenido del discurso a estudiar. Si resulta un contenido propio de la educacin, esta lo ampara bajo el campodefenmenosqueleatae.Siresultaquesucontenidorefiereaspectos polticos, lo poltico lo ampara bajo el conjunto de fenmenos que le son de su inters.

    As pues, el discurso pareciera resultar un fenmeno amorfo y ma-leable acorde al tipo de contenido que expresa, de indudable parentesco lingstico pero migrante hacia cualquier disciplina que haga suyo el inters por su anlisis. Es decir, pareciera que el discurso no tiene, por smismo,unnichodeestudiofijoypermanente,nitampocounana-turaleza clara, de tal forma que se haga patente su pertenencia a cierta disciplina. Por ello, tambin, el estudio del discurso aparece con fre-cuencia en cualquier campo de las ciencias sociales, ms en calidad instrumentaldelanlisisdedatos,quecomoreflexinconstitutivadeun tipo de fenmeno, cuyo sustento terico metodolgico le permita existencia propia, ms all del inters que cierto campo pueda tener de su contenido.

    En resumen, el discurso aparece, entonces, como un fenmeno de fcil acceso cuyo estudio consiste en su descomposicin lingstica, denotando con esto un contenido que puede ser de inters para cual-quiercampo.Ladificultadparaubicarsunaturalezaypertenenciaaun

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    campo de estudio, sin embargo, no se debe a esta imagen estereotipada del discurso, sino a lo que implica tener en las ciencias sociales, una imagen estereotipada de un fenmeno2.

    La primera implicacin de este estereotipo es que existe un gran nmero de objetos de diversa ndole y composicin que suelen cubrirse con el nombre de discurso. Por ejemplo, Van Dijk (2003) asume que discurso equivale a texto, asuncin que no comparte Roland Bar-thes (2001), para quien discurso es distinto a texto. Este juego de distincionesy/osinnimosresultacrucialparadefinirlanaturalezadelfenmeno discurso y el objeto de su anlisis.

    Si discurso se ha de asumir como texto y el anlisis como la decodificacindeunaseriedeposicionamientosdelautorconrespectoa un tema, a la usanza de Van Dijk (2003), el anlisis de discurso se convierte en un estudio del contenido de cualquier produccin textual, donde interesa cmo x autor habla de x cosa. No as desde Barthes, para quien el fenmeno del discurso rebasa todo texto. Un conjun-to de textos puede denotar la existencia de un discurso, mas nunca abarcarlo todo, puesto que el discurso, para Barthes (2001), es ms un fenmeno de construccin social que de posicionamiento autorial. As, para el semilogo francs el estudio del discurso tiene sentido en la comprensin de la imaginera3 que cierta sociedad produce sobre x cosa

    2 Nacida, claro, de la experiencia prctica de los investigadores sociales que hacen uso de ella. El anlisis del discurso posee la cualidad de enfrentar asusestudiososaundoblefilo:el lingsticoyelsocial.Latendenciaa

    decantarse por uno de ellos hace todava ms sentida la imagen ambigua del anlisis discursivo e, incluso, favorece esta estereotipacin del anlisis como herramienta auxiliar de cualquier estudio.

    3 Imaginerarefiereaunadoblecaractersticadelacervocomndesentidoscreado socialmente en torno a un tema. Implica, por una parte, el carcter imaginario(casificticio)delossentidossocialmentecreadosycompartidos

    conrespectoauntema.Dichaconstruccinficticianoimplicaunaoposicin

    con lo real. Es real para los sujetos en cuanto a que actan con respecto a esa construccin, pero el material del que est hecho es abstracto, imagina-rio, pues. Por otro lado implica, tambin, una metfora de esos imaginarios con las imgenes, composiciones iconogrficas que encierran un sentido

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    en cierto momento histrico, y no tanto en lo que dice una produccin textual aislada. Para Barthes (2001), el texto es la primera puerta para acceder al discurso, nunca la mira de todo el anlisis.

    Lo que se ha de entender por discurso, pues, ha de determinar la naturaleza del fenmeno del que se habla y su pertenencia a cierto cam-po.Sihaydistintasdefinicionessobreloqueesdiscurso,sedebeen-tender, entonces, que hay distintos fenmenos en construccin. Decir exactamente qu se entiende por discurso es ya promover la ubicacin.

    Otra implicacin del estereotipo que carga el estudio del discurso y queimponeunadificultadparasuubicacindisciplinar,eslatendenciaaasociarloaladecodificacindeuncontenido.Porello,porejemplo,al iniciar este captulo se mencionaba la tendencia a ubicar el campo disciplinar del anlisis discursivo acorde al tema a tratar. Sin embargo, esta tendencia no considera la complejidad del fenmeno discursivo visto, por ejemplo, desde la visin barthesiana.

    Para comprender esta complejidad es necesario partir de la teora de la enunciacin. Esta, como lo explica bien Vern (1999) en su intento por comprender a Barthes, parte de distinguir entre dos niveles de fun-cionamiento del fenmeno comunicativo: el plano de la enunciacin y el del enunciado. Estos dos niveles son diferentes y estn necesaria-mente presentes en todo acto comunicativo, sea este lingstico o no. El plano del enunciado es aquel que corresponde al contenido. El plano de la enunciacin es, en palabras de Veron, aquel en el cual, en el dis-curso mismo, se construyen las posiciones del que comunica (enuncia-dor) y de aquel a quien el acto de discurso est dirigido (destinatario) (1999:95).

    complejo pero condensado en su representacin sobre algo. La imagen de un rbol, por ejemplo, en su representacin condensa lo que sabemos de l: las partes que lo componen, su proceso de vida, sus funciones vitales, sus caractersticasbiolgicas, etc.Lametfora refiere a esas condensaciones

    desaberescondensadosenunsentido,notantoalarepresentacingrfica.

    Este es el doble sentido que la palabra imaginera encierra para Barthes (2005) y que se asociarn a l cuando se mencione el trmino. Queden, por tanto, excluidos sentidos tales como imaginario colectivo o representacin social provenientes de otras teoras sociales.

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    El fenmeno discursivo barthesiano est al nivel de la enunciacin, puesto que el acervo comn de sentidos construidos y compartidos so-cialmente sobre un tema est hecho, segn Barthes (2001, 2005), de codificacionesdelaformadedecirlascosasynodelacodificacindelas cosas que se dicen en s. As, la imaginera que descubre el discurso barthesiano se ve conformado por formas, lugares comunes, estereoti-pos de las formas del habla, trazos, posicionamientos, etctera, todo lo vinculado a las maneras de decir algo, no a los contenidos.

    Por otro lado, el fenmeno discursivo de Van Dijk (2003) s est en-focado a los contenidos, puesto que est hecho de enunciados, plantea-dosanivellingstico,construidosendistintascapasdesignificacinlas cuales aprisionan el contenido a liberar. En este tipo de anlisis toma crucial importancia el quin dice qu y en qu condiciones, no tanto el cmo (aunque tambin lo consideran, pero como parte de entender el qu). La teora discursiva de Van Dijk, entonces, podra decirse, se ubica a nivel de enunciado4. La teora discursiva barthesiana se ubica, en cambio, a nivel de enunciacin, donde el nfasis est en el cmo, porqueeselqueseconstruye,codificaycompartesocialmentesegneste autor5. Quede claro, entonces, que la diferencia de posicionamiento cambia por completo la composicin del fenmeno y las prioridades de bsqueda.

    La ltima implicacin del estereotipo asociado al estudio del dis-curso, es el supuesto de que toda va lingstica es ya una va para el anlisis discursivo, puesto que el discurso es de naturaleza lingstica.

    4 Es justo mencionar que la teora discursiva de Van Dijk se encuentra a nivel del enunciado por su inquietud de denunciar los contenidos ideolgicos ma-nifiestosaesenivel,siguiendounatradicinmarxista.Suobjetivonoesla

    comprensin del discurso en s, sino la comprensin del discurso como herra-mienta ideolgica de cierta clase social, en un contexto social determinado.

    5 Interesado, enteramente, en la composicin discursiva en s, como va de ac-ceso a la comprensin de la composicin social y cultural de una determinada sociedad usuaria y productora del discurso. La diferencia de objetivos de estudio entre Barthes y Van Dijk determina los porqus de las diferencias de sus concepciones de discurso. El punto, de igual manera, es hacer notar que las diferencias son muchas, pese a que se hable del fenmeno discursivo.

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    As lo asume Van Dijk (2003), por ejemplo, pero precisamente porque parte de asumir al discurso como compuesto por enunciados, en donde el qu se dice resulta crucial. Por ello propone una lista larga de mar-cadores discursivos que van desde el uso del lxico hasta la construc-cin argumentativa a travs de la cohesin y la coherencia, los tipos textuales, las implicaciones, las omisiones, los temas, la voz activa, la vinculacin contextual, la presencia de modelos y los indicadores ideolgicos. Todos estos utilizados para el anlisis, en el supuesto de que el texto posee capas le lectura que se han de develar con cada ca-tegora agregada. Van Dijk (2003) advierte que es posible agregar ms categoras, tantas como sea necesario, buscando con ello los sentidos del contenido detrs del texto.

    Barthes (2001), en cambio, centra su atencin en una serie corta de procedimientos maleables, pero rigurosos, que pretenden esclarecer la composicin del discurso, en cuanto a fenmeno hecho de enuncia-ciones,enelementostalescomolastpicasylasfiguras,categorasnonecesariamente lingsticas, sino semiolgicas, aunque s con procedi-mientos de corte lingstico. Resultan semiolgicas puesto que el nivel de la enunciacin est presente en comunicaciones lingsticas y no lingsticas (Veron, 1999), es decir, estn a nivel comunicacional. El nfasis del anlisis, por tanto, no est en las categoras lingsticas en s, sino en las categoras semiolgicas a las que, ciertamente, se pue-den acceder por va lingstica. En todo caso, el uso instrumental de elementos lingsticos no inscribe forzosamente al discurso en la dis-ciplina lingstica, sino en la disciplina que echa mano de ellas. Dicha disciplina, como ya deca Saussure (1982), es la semiologa.

    Alfin,pues,laimagenestereotipadadeldiscursopromovidaenlasciencias sociales le ha negado una ubicacin en un campo determinado desde una disciplina determinada, es decir, le ha negado el estatus de objeto y lo ha limitado, en diversas prcticas investigativas, a un simple instrumental analtico6. Mi intencin, en este trabajo, no es reivindi-

    6 Claro que es posible ver esta negacin de ubicacin como algo positivo e incluso deseable para el anlisis del discurso. En realidad, su desubica-cin le ha permitido enriquecerse de los intereses, metodologas y teoras de mltiples disciplinas (como la historia, la psicologa, la sociologa, la

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    car al discurso ante su estereotipo, pero s exponer un sustento terico metodolgico particular y concreto que permita visualizar al discurso, entendidoapartirdelasreflexionesbarthesianas,comounfenmenode estudio accesible desde la disciplina semiolgica, en el campo de la comunicacin.

    Exponer, pues, un objeto de estudio del campo de la comunicacin inspiradoenlasreflexionestericometodolgicasdeRolandBarthesyubicadas desde la disciplina semiolgica. No el discurso como objeto amorfoyflexible, sinoentendidodesde los supuestosbarthesianosyubicado en las coordenadas que a continuacin explico.

    El discurso de corte barthesiano es un fenmeno del campo de la comunicacin, puesto que captura en l la imaginera compartida y creada socialmente en torno a un tema. Esta imaginera no slo ayuda a entender cmo se concibe cierto objeto en la vida cotidiana, sino la lnea lgica que dicta cmo comportarse con respecto a dicho objeto7. As, el discurso se vuelve un repertorio de imgenes constituidas como unidades de sentido8 que dan, precisamente, sentido al decir y al ha-cer comn sobre un objeto. Dicho repertorio se actualiza en los textos, convirtiendo a los sujetos no slo en usuarios, sino en productores de esas imgenes compartidas.

    El discurso, entonces, se convierte en un repertorio de posibili-dades de acceso comn para referirse a un objeto. Al hablar o actuar sobre dicho objeto se hace a partir de alguna referencia a ese reper-torio, puesto que este es el acervo comn para referirse a aquel. Sin ese repertorio de carcter comn, la comunicacin y el entendimiento mutuo no seran posibles. Es, pues, el discurso parte de la comunica-cin cotidiana y de los relieves de sentido que conforman el panora-ma cultural.

    antropologa, etctera), mientras que, a la vez, impregna, con sus propios intereses, metodologas e intereses, a esas mismas disciplinas.

    7 Puesto que est hecho de formas de decir algo. Las formas sugieren formas de posicionarse ante ese algo y, por tanto, formas de vincularse con l.

    8 Las unidades de sentido implican un ncleo condensado de sentidos refe-ridos a un tema, estructurados y socialmente compartidos de tal forma que permiten ser comunicados.

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    Al sealar la pertenencia de este fenmeno al campo de la comuni-cacin, se parte de concebir dicho campo como aquel compuesto por los fenmenos referentes a la interaccin social. Este sentido de la Co-municacin ciertamente es ambiguo, pero es el sentido ms aceptado en los mbitos acadmicos dedicados al estudio de la comunicacin, segn el analista Ral Fuentes (2000), quien hace notar que la tenden-cia acadmica del campo, en la actualidad, es a aceptar nociones ms amplias del fenmeno comunicativo para ganar claridad en cuanto a recursos terico metodolgicos disponibles para pensar, tambin, los cimientos conceptuales de la produccin de conocimiento referente a lo comunicacional.

    Fuentes (idem) admite que la constitucin terica del fenmeno comunicacional es un problema irresuelto, ms an con el constante incremento de perspectivas y fenmenos que se investigan a partir del campo. Sin embargo, apuntala hacia la construccin de un marco de interpretacin que integre conceptual y metodolgicamente lo po-ltico, lo cultural y lo existencial desde los agentes comunicacionales mismos,comolavaparaunificarelcampo.Esdecir,proponeenten-der lo comunicacional como elemento constitutivo, y no accesorio, del actuar de los sujetos, actuar que conlleva a trazar lo existencial, lo poltico y lo cultural. As, lo comunicacional no sera aquello que vincula,afectaomodificaelpanoramasocial,sinoloqueloproducey le da consistencia.

    La apuesta de Fuentes (idem), pues, es centralizar el estudio de la comunicacin en el actuar de los sujetos. Con ello, la preocupacin del campo de la comunicacin recaer en tres elementos a atender: el estu-dio de la vida cotidiana, el estudio de las competencias discursivas de los sujetos y el estudio de las identidades generadas a partir de las otras dos. Si bien Fuentes ubica el asunto del discurso y la competencia de la semiologa en ello, en la atencin al segundo elemento, el nfasis que le da no es tanto en la comprensin del discurso en s, sino del uso que hacen de l los sujetos.

    El proyecto de Roland Barthes (2005) es distinto. Si bien el estudio del discurso que l propone parte tambin de las prcticas de los sujetos, la mira no est en comprender el uso que le dan estos al discurso. Eso sera un inters sociolgico, segn Barthes. Ms bien, la preocupacin

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    de este es dar cuenta de los sentidos que el discurso evidencia, pues as se enfatiza el funcionamiento de la comunicacin, de la accin y, ahora s, el uso que hacen los sujetos del discurso. 9

    Ciertamente, el proyecto de Barthes no se adscribe del todo en la mira de Fuentes (2000) para el campo de la comunicacin, ms cuando este declara su inclinacin por la propuesta sociolgica de la teora de estruc-turacindeAnthonyGiddensparaellogrodelaunificacindelcampo.Sin embargo, Barthes puede abonar a este proyecto, puesto que, en todo caso, la apuesta de ambos sigue siendo partir de la agencia del sujeto como productor y usuario del sentido socialmente compartido.

    Corona (2000) tambin vislumbra esta apuesta por el sujeto como propia del campo de la comunicacin y del futuro de los estudios gesta-dos en l. Corona, sin embargo, ubica otro elemento a atender, adems de la vida cotidiana y la competencia discursiva de los sujetos, para explorar a los sujetos productores. Ella, pues, hace nfasis no tanto en la identidad desarrollada por el sujeto a partir de sus prcticas comunicati-vas, sino en el ejercicio del poder que acarrea la identidad impuesta por los otros sujetos, en sus prcticas cotidianas y discursivas con respecto a un sujeto particular. A estas prcticas de imposicin de identidad son las que ella ubica como prcticas sociales pblicas y privadas, y llama la atencin hacia ellas para estudiarlas. Corona (idem), entonces, ubica su prioridad de estudio en este ltimo rubro, todo dentro del campo de la comunicacin.

    Tanto para Fuentes (2000) como para Corona (2000), el discurso, entendido como una prctica humana de creacin de sentido se confor-ma como un elemento crucial en la comprensin de la actividad huma-na que gesta la vida cotidiana, la identidad y las relaciones de poder. Eldiscursoseproduceyusaenlacotidianidad.Eldiscursoidentifica.El discurso distingue. Acorde a estos expertos, el inters que el campo

    9 El sujeto, en la teora barthesiana, no es el punto de inicio para la compren-sindeldiscurso,peroselpuntofinal,dondeeldiscursoens,suconsti-tucin y reglas de funcionamiento, tiene sentido. El sujeto no se supedita pasivamente al discurso, pero s es atravesado y moldeado por l en una relacin interactiva y compleja, misma que es abordada por Barthes a travs del estudio de los cdigos discursivos.

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    de la comunicacin tiene con respecto al discurso como fenmeno, es el de comprender cmo es producido por los sujetos, cmo es usado por los sujetos y cmo es que su produccin y uso crean un sentido de carcter social.

    En esta comprensin del campo de la comunicacin y del papel del estudiodeldiscursoenl,esconelqueseidentificaesteentramadoterico metodolgico. Se asume, pues, al campo de la comunicacin como un espacio de estudio conformado por el inters de producir co-nocimiento sobre la interaccin social misma, cuyo nfasis ponen el aspecto de la cotidianidad, la discursividad, el poder y la identidad.

    Tambin se parte de la centralidad de los sujetos como producto-res y usuarios de sentidos, sentidos latentes no slo en los discursos, sino en los mecanismos de produccin discursiva y en los mecanis-mos de uso discursivo. An cuando Barthes, terico inspirador de este posicionamiento terico metodolgico, est interesado ms en los imaginarios contenidos en esos discursos, dichos imaginarios, alfin,hablarndelusoy laproduccindel sentidodeldiscurso.Barthes, pues, antepone la prioridad del imaginario ante el sujeto, no porque este se supedite a aquel, sino porque cree que slo compren-diendo el imaginario se comprender al sujeto10. Este, pues, sigue siendo central.

    Recapitulando, entonces, Fuentes (2000) y Corona (2000) admiten la imperiosa necesidad de recurrir al estudio del discurso para com-prender los fenmenos comunicativos. Ellos, sin embargo, han apos-tado por estudios distintos para llegar a esta comprensin, sin dejar de sealar la presencia y la importancia del discurso en la constitucin del campo. Fuentes ha partido desde el estudio de los sujetos como agentes comunicativos. Por su parte, Corona ha optado por el estudio de las prcticas discursivas de los sujetos en relacin con su contexto. La mira enambosestenafianzarelcampocomunicativoconcibiendolacomu-nicacin en un sentido que se enclava en la actividad de los sujetos y su capacidad para producir sentido. La apuesta de esta perspectiva, en particular,esunirseaesemismofin,peroporlavadeldiscurso,comoobjeto de la comunicacin.

    10 Ver nota 9.

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    el estructuralismo como posicin epistemolgica

    En afn de seguir aclarando el posicionamiento de este marco terico metodolgico para asumir y estudiar el discurso, vale de nuevo insistir enqueestetrabajoestinspiradoporlasreflexionesdeRolandBarthes.Cabe, entonces, mencionar que este, como productor de conocimiento, se ubic y autoasign como parte del movimiento estructuralista11. Se-gn l, ser estructuralista implicaba un posicionamiento de pensamien-to y anlisis tal preocupado por encontrar, por medio de procedimientos rigurosos y precisos, la estructura de los objetos sociales, de las im-genes culturales y los estereotipos12 (2005:53).

    De nuevo, entonces, se hace presente el nfasis que Barthes da a la composicin del discurso y a su funcionamiento en s sobre los con-textos de produccin o uso de este, no porque la produccin y uso no tengan importancia, sino porque parte de la creencia de que la estruc-tura del discurso y los mecanismos que lo hacen funcionar bastan para comprender los contextos de produccin y actualizacin de dicho dis-

    11 Del Barthes autoasignado estructuralista es del que se toman las referencias tericas para construir el posicionamiento aqu descrito. Cabe mencionar que Barthes mismo se fue distanciando de la etiqueta estructuralista (mas nunca del todo de sus principios), por encontrarla algo estorbosa para el tipo de trabajos que despus pretendi. Mostr, muchas veces, su disgusto por encasillartodosutrabajobajountipodeclasificacinespecfica,perono

    lleg a negar nunca sus intenciones con respecto al proyecto semiolgico que tena en mente, proyecto inscrito en los principios estructuralistas.

    12 Entendiendo a los estereotipos no como un tipo de imagen o idea nica aceptada por un grupo o sociedad con carcter inmutable. Esto hara creer que socialmente hay formas nicas de entender un tema y que son inmo-dificables.PerolaconcepcindeBarthesnoesas.Msbienseapegaa

    entender el estereotipo como repeticiones intempestivas de uno o varios gestos discursivos, que s dan evidencia de una imagen aceptada social-mente, pero tan mutable como cualquier otro lugar comn. Entindase, entonces, de esa forma el sentido de estereotipo que se mencionar a lo largo del texto.

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    curso13. Como el nombre mismo de estructuralismo puede inspirar, la primaca de la estructura sobre el dinamismo o el sujeto reina bajo la apuesta de que la primera basta para la comprensin de los segundos.

    Barthes(2005)partadelasiguientereflexin:todoslosobjetosqueson motivo de algn discurso en la realidad actual cumplen una funcin precisa, vinculada casi siempre a la comunicacin. Son, pues, vehculos designificacin.Laapuesta,entonces,debeserelestudiodelaestruc-tura de esos objetos, puesto que slo la estructura indicar cmo es que estn conformados, cmo funcionan, para qu y en qu condiciones fueron creados y cmo y para qu los usan los sujetos que lo producen y los usan. La estructura del discurso es el camino hacia el sujeto social; slo a travs de ella se puede comprender lo humano.

    Estos presupuestos estructuralistas nacen, ciertamente, de la escuela lingstica, pero el movimiento en el que particip Barthes incitaba a extender su aplicacin al territorio de otras disciplinas. Barthes (idem) aseguraba que el estudio de las estructuras discursivas deba ser propio de la disciplina semiolgica trazada por Saussure. Los Mattelart (1997) tambin ubican a este dentro del panorama histrico de las teoras de comunicacin como el iniciador del estructuralismo.

    Saussure (1982) ubic, por su parte, a la semiologa como parte de la psicologa social y no de la lingstica, y le asign la tarea del estu-dio del signo y su relacin con el seno social que lo alimenta. Por ello contemplaenlasemiologaelestudiodelalengua,trminoquedefinecomo un sistema semitico o de signos similar a otros, todos ellos uti-lizadosparasignificar,perodeloscualesellenguajeessiempreelmsimportante. La naturaleza semiolgica del lenguaje, es decir, su capa-cidadparasignificar,provienedesucarcterconvencional.Ellenguajees, pues, una institucin social. Slo su carcter colectivo o social hace del lenguaje o de cualquier signo un hecho semiolgico: si no es social o colectivo un fenmeno sgnico no es semiolgico.

    13 Si es necesario, baste recordar que la teora barthesiana se ubica a nivel de la enunciacin, es decir, al de las formas del decir. Comprendiendo cmo es que se usan esas formas en las prcticas discursivas cotidianas, dice Bar-thes, se podr dilucidar, no slo el qu se dice, sino el para qu, es decir, el vnculo entre el qu se dice y el contexto.

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    As, hacer semitica para Ferdinand de Saussure (idem) significahacer explcito el funcionamiento social de los sistemas semiticos, ex-plicarcmoesqueesossistemasproducenlasignificacin.Es,pues,el estudio de los signos y su gramtica. Barthes (2005) entiende esta semiologa saussureana y la presenta como una ciencia modelo para el estructuralismo. La semiologa, segn Barthes, debe, entonces

    aplicar los conceptos y las reglas de descripcin de la lingstica a coleccio-nes de objetos que ya no son lenguaje articulado, y someter esas colecciones a un anlisis que podra ser el que se le aplica a una lengua cuando se quiere conocer su gramtica (2005:54).

    Barhtes, entonces, hace suyo el proyecto estructuralista saussurea-no, sin embargo, lleva a la semiologa un poco ms all, y la ubica dentro del inters y del campo de la comunicacin. Todo lo que en los lenguajes refiere a la significaciny a la connotacin, es decir, todoaquelprocesosocialporelcualseasignaunsentidoaunsignificanteytodo aquel proceso social por el cual se vincula una ideologa a un sig-nificado,debeserdeinterscomunicacional.Estoselementos,lasigni-ficacinylaconnotacin,creanunsistemadesentidoquesubyacealdelas apariencias del decir, y son estos elementos, pues, los que deberan ser motivo de estudio de los analistas comunicativos.

    Por ello, Barthes (Mattelart y Mattelart, 1997) participa, en 1960, de la creacin del Centro de Estudios de las Comunicaciones de Masas (ce-cmas). Este centro, en el que participaron Friedmann y Morin tambin, se propuso el estudio de las relaciones entre la sociedad y las comunica-ciones de masas como objetivo rector, sin insistir en un posicionamiento epistemolgico uniforme. Slo Barthes, entonces, se sigui situando bajo el cobijo del estructuralismo. Su proyecto de investigacin personal sigui siendo desarrollar una verdadera ciencia de la cultura que fuera de inspiracin semiolgica (Mattelart y Mattelart, 1997:61). Sus trabajos ms reconocidos, Mitologas (1980) y El sistema de la moda (1990), intentaron cumplir esta funcin. Estos y el resto de su obra dejan trazos de este proyecto que an se requiere desarrollar.

    As, en este artculo se intenta promover la continuacin del proyec-to barthesiano a la luz de sus logros, pero, an ms, se aspira a sustentar

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    un posicionamiento riguroso y fundado ante los fenmenos discursivos, con el nimo de aportar en el conocimiento de su estructura y recalcar el impacto de esta en la vida de los sujetos. Por tanto, este trabajo sigue creyendo en el amparo estructuralista.

    Desde este estructuralismo, se ha de suponer un esquema de la comu-nicacin distinto al tradicional, el cual implica un emisor, un mensaje y un receptor. El esquema estructuralista del discurso, en cambio, supone que el fenmeno de la comunicacin se lleva a otro nivel ms difcilmente identificablequelossujetosproductoresyreceptores.Eldiscursoes,pues,un fenmeno estructural, un conjunto de sentidos creados socialmente a manera de repertorio comunicacional. Los sujetos, al hablar o escribir, no producen el discurso, sino que hacen uso de l y lo actualizan, modi-ficndolosiempreyavivndolo,peroconunaconstantepreviaqueesdedominio comn. Los sujetos, al escuchar o al leer, no reciben el discurso como si lo hubiesen encontrado de pronto e inesperadamente, sino que lo comprenden a partir del repertorio discursivo que poseen.

    El impacto del discurso en la vida de los sujetos, pues, no es momen-tneoniespontneo,niperceptibleeidentificableenmomentoyespaciodeterminado. El discurso es un fenmeno encarnado en la misma forma-cin social que tenemos sobre las cosas del mundo. As de dominado y desconocido, viejo y nuevo, es el discurso para los sujetos. El discurso, entonces, es un fenmeno que rebasa a los sujetos emisores y receptores. Es un fenmeno que se enclava, ms bien, en las honduras del panorama cultural, en los imaginarios socialmente compartidos.

    El estudio estructural del discurso propone entender su conforma-cin y funcionamiento, porque en esa conformacin y funcionamiento estn las reglas para su renovacin, actualizacin, uso social y aplica-cin a la vida cotidiana que pueden hacer los sujetos. Por ello, pues, slo a travs de la estructura se puede llegar a los sujetos. Esa es la pro-puesta estructuralista de este fenmeno comunicacional, y desde aqu se posiciona el argumento de este trabajo.

    la semiologa bartHesiana

    La semiologa que ampara esta propuesta es el tipo de semiologa que Barthestrazensustrabajosdeinvestigacin,yquedifiereunpocodel

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    tipo de semiologa que Saussure (1982) cre. Para apreciar, entonces, dicha diferencia, es necesario partir de la explicacin de la semiologa saussureana, que se basa en la teora del signo y que distingue una serie de elementos, expuestos a continuacin, que determinan el posiciona-miento de Saussure. Significanteysignificado:esterefierealsentidosocialmenteasigna-

    doaaquel.Elsignificanterefierealobjeto,sonidooimagenvincu-ladaaunsignificado.Significadoysignificante,asociados,confor-man al signo. Este, entonces, es todo aquel objeto, sonido o imagen vinculada socialmente a un sentido. Es decir, el signo es convencio-nal y arbitrario.

    Lengua y habla: Saussure (idem)definialalenguacomoelidiomaen s, el esttico y sin evolucin, mientras que el habla es el idioma hablado, sujeto a la regla suprema del uso, es decir, al principio que dicta que la lengua no existe en s, sino en el uso que se hace de ella.

    Sincrona y diacrona: la primera estudia momentos estticos de la lengua; la segunda el dinamismo del habla (Prez Martnez, 2000).

    Paradigma y sintagma: el primero constituye el sistema de posibi-lidadesdesignificacinqueunsujeto tienepara investirelsigno.Sintagma es la eleccin hecha por el sujeto. La propuesta semiolgica de Saussure (1982) consiste en entender

    a la cultura como un sistema de posibilidades de interpretacin (para-digmas culturales) que se evocan en el sintagma, en la seleccin de una prcticaconcretadesignificacin.Lossujetos,losqueeligendentrodelparadigmadesignificacin,ciertamentesonlosquepermitenladiacro-naygeneranelhabla,sonlosquecreanlalenguaymodificanlasre-glas de esta. En ello radica la arbitrariedad del signo. Pero slo se puede entender ese dinamismo a partir del estudio de lo esttico, es decir, de la lengua, de la sincrona y el paradigma.

    La apuesta de Saussure (idem) se inclina, entonces, a preferir el es-tudio de la lengua sobre el habla, de la sincrona sobre la diacrona y del paradigma sobre el sintagma, puesto que el dinamismo de las segundas impide asir alguna pista en la comprensin de los signos. Simplemente, pues, para Saussure es imposible abordar el habla, puesto que no ima-gin camino metodolgico posible que permitiera asir sus transforma-

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    ciones, aun cuando reconociera que el habla es lo ms determinante en la comprensin del funcionamiento del cdigo.

    La propuesta de Barthes (2005), en cambio, es en esto distinta. Para l, la mira est tambin en reconstruir el paradigma, la lengua y la sincrona, a diferencia de Saussure (1982); Barthes crea que slo el habla, lo dia-crnicoyelsintagmapodrandaraccesoaesasestructurasfijas.Parecieraque hay una contradiccin con lo ya dicho sobre Barthes, sin embargo, su inters por la estructura sobre el sujeto, para llegar a la comprensin del sujeto, est a nivel terico. A nivel metodolgico, la nica forma que Barthes (2005) encontr para acceder a la estructura, y de ah a la com-prensin del sujeto, es este mismo, es decir, partir de lo que dice, elige, usa a diario. El discurso, pues, actualizado por el sujeto.

    La diferencia central, entonces, de la semiologa barthesiana con respecto de la saussureana es el camino metodolgico que ambos eli-gieron para estudiar y comprender el funcionamiento de los cdigos culturales de creacin de sentido. Mientras Saussure (1982) apost por la va de lo esttico para comprender lo esttico, Barthes (2005) opt por la de lo dinmico para asir lo esttico y comprender aquel a la vez. Esa es la semiologa barthesiana.

    Barthes (2005), por otra parte, imagin aplicar esta bsqueda de las estructura de sentido en otros sistemas de signos diferentes a la lengua; diferentes esencialmente en el hecho de que la sustancia de los signos ya no era el sonido articulado, sino objetos. Sin embargo, la nocin de objetosignificantesecomplica lahoradeubicarlaenunasocie-dadcomplejacomolaactual,atravesadaporlosmedios.Alfin,loqueBarthes(2005)encontresqueelsignificadodeesosobjetossloesaccesible si es comunicado a travs del lenguaje, es decir, si los obje-tos son asumidos por cierto discurso. De otro modo, estos slo pueden ofrecer informacin marginal.

    La semiologa barthesiana, entonces, se reencuentra con la saussu-reana en el siguiente punto: la semiologa ms importante es la que se haga sobre el lenguaje. As, pues, objetos como el vestido o la comida sonsignificantesporquehaygentequehabladeelloadiario.Cadavezque un sistema de comunicacin est fundado en una sustancia que no es lenguaje, concluye Barthes (idem), habr siempre la posibilidad de sustituir esa sustancia por lenguaje. Por qu? Porque nuestra sociedad

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    est fundada en la palabra, a pesar, dice l, de la invasin de las imge-nes. La semiologa de Barthes, pues, es tributaria del lenguaje como la de Saussure (1982). Segn ellos, hay lenguaje en todos los lenguajes.

    Alfin,labsquedapropuestaporBarthes(2005),dehacersemio-logadevariossistemasdesignificacin,debeestarinspirada,dice,enla ambicin de encontrar estructuras comunes en esos sistemas. Debe pretender, pues, una densa descripcin del imaginario humano, de todos los esquemas creados por el hombre para dar sentido a los obje-tos, concretos y abstractos, que conforman su realidad inmediata. Debe buscar comprender, en otras palabras, los mecanismos sociales para dar sentido. Para Barthes (idem) esto es hacer semiologa. No aspirar a esto, en cambio, sera hacer sociologa, es decir, quedarse con la idea de que los grupos sociales suponen hbitos de habla ms o menos estereotipa-dos,msomenoscodificados,locualescierto,perodescribirlosserael nico propsito de su estudio.

    Hacer semiologa barthesiana, entonces, no es caer en el inventario gramatical de la lengua, sino aspirar a comprender los mecanismos de creacin social de sentido que hay detrs de ella.

    el Fenmeno Del Discurso DesDe la perspectiva bartHesiana

    Se ha de partir, entonces, de que el discurso, para Barthes (2001), es un fenmeno conformado por todas las formas sociales de decir algo sobre un tema u objeto de inters social, los cuales pueden partir de una rea-lidad material o tangible o referir a concepciones abstractas. De cual-quierforma,todoloquesedicesocialmentesobreeseobjeto,alfin,seconvierte en imaginario, es decir, conforma un imaginario, en el doble sentido ya explicado, puesto que est hecho o proporciona imgenes so-bre ese concepto u objeto y puesto que est en el plano de lo no tangible (Barthes, 2005). El discurso, entonces, se convierte en una elaboracin de pequeos lenguajes colectivos llenos de estereotipos (tambin ya en el sentido aclarado).

    Los objetos que son motivo de discurso, ya sea que tengan una pre-sencia material o abstracta en la vida cotidiana, cobran otra existencia distinta a travs del discurso que se pronuncia sobre l. Sin esta inter-

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    vencindellenguaje,lasignificacindesuexistenciapuedeserresu-mida en una sintaxis rudimentaria y pobre. Slo al ser convertido en un discurso de uso pblico, es decir, slo al hablar de l con los dems, dicho objeto adquiere una verdadera consistencia social y semiolgica. La forma en que se dice algo sobre algo, pues, proyecta el imaginario colectivo construido en torno a l, es decir, da salida a imgenes, este-reotipos y toda la gama de elementos utpicos de los sujetos14.

    La forma de decir algo, tambin, abre paso a las imgenes que les sirven a las personas para actuar con respecto a ese objeto. La forma en que se dice algo con respecto a algo, entonces, se convierte instantnea-mente, dice Barthes (idem), en actos visibles con respecto a ese algo. Por qu? Porque decir algo sobre algo de cierta forma es tomar ya una posicin con respecto a ese algo y tomar posicin es ya actuar. El discur-so, entonces, trasciende de la esfera de lo dicho para abarcar mucho ms que el lenguaje: el discurso abarca la vida social, en s, de los sujetos, a partir del sentido que las cosas cotidianas adquieren para ellos.

    Por otra parte, el anlisis sobre el sentido que hay detrs de las for-mas del decir y el hacer con respecto a algo, debe partir del estudio del habla, es decir, del estudio del lenguaje puesto en accin por los sujetos. Slo en los textos de los sujetos puede haber rastros del discurso, es decir, de lo que se dice socialmente sobre algo.

    Cuando uno estudia el discurso sobre algo, el analista que se enfrenta a textos ajenos se proyecta en su anlisis en nombre de la experiencia pasada.Porqu?Porqueunoreconocelasfigurasconlasqueesthechoese discurso, puesto que uno es parte del sentido socialmente creado al respecto del objeto del discurso. Al estar estereotipadas gran parte de las formas con las que se dice algo con respecto a un objeto, la interpretacin que se hace en el anlisis debe partir del repertorio comn de estereotipos. Reconstruyendo el acervo de estereotipos reconocidos por el analista en el texto, se puede dar cuenta de la conformacin del discurso.

    El anlisis propuesto por este estructuralista (idem), consistente en reconstruir el acervo de estereotipos, no basta para describir el discurso en s, sino slo para simularlo. Para describir el discurso en s sera ne-

    14 Elementos utpicos que no dejan de ser gua prctica del actuar real de los sujetos.

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    cesario analizar todos los textos producidos en la historia social sobre un tema, cosa prcticamente imposible. Aspirar a analizar una muestra de los textos producidos sobre un tema, el resultado es la simulacin del discurso, nunca el discurso mismo.

    El resultado del anlisis, entonces, no pretende describir el discurso en s, sino el puesto en accin por un tipo de sujeto. El resultado, dice Barthes

    es un discurso de un sujeto que dice yo, que por lo tanto est individualizado en el nivel de la enunciacin; pero se trata de un discurso compuesto, simu-lado o un discurso montado (2005:242-243).

    El que dice yo en el discurso es el yo de la descripcin, es decir, el sujeto que aparece en esta simulacin del discurso es tambin una simulacin de sujeto.

    El anlisis del discurso propuesto por Barthes se presenta como una gramtica,unadescripcindelosnivelesdesignificacin,delasuni-dades y de las reglas de combinacin. En resumen, dice (idem), se pre-senta como una especie de sintaxis de la descripcin de las formas. Sin embargo, su objetivo no es describir sino dar cuenta del sentido social detrs de esta gramtica y de su conformacin.

    ElanlisisdeldiscursodeBarthesselograclasificandolasunidadesen clases formales (aqu llamadas tpicas). En el estudio del discurso amoroso hecho tambin por l (2001), las clases seduccin o enga-o, por ejemplo, evitaron hablar de todas las seducciones y de todos losengaos.Luegodeestaclasificacin,loquehayqueencontrar,diceBarthes (2005), son las reglas formales de transformacin de las es-tructuras para comprender cmo los relatos se engendran a partir de las formas (ibidem:47). Es decir, se trata de ubicar el sistema de funciona-mientolgicodelaclasificacin(aqullamadounidaddesentido).

    Se debe contemplar que el discurso es, por naturaleza, esencial-mente fragmentado y discontinuo. Barthes (idem) lo describe como compuesto por episodios de lenguaje que revolotean en la cabeza del sujeto y que irrumpen en l bajo cualquier pretexto. Por eso en el textoelsujetosesaltadefiguraenfigura.Porotraparte,laeleccindeesasfiguras,ynootras,danpieacomprenderelfuncionamientosocial

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    del discurso. El discurso del sujeto no puede convertirse en escritura sin abandonos y transformaciones, los cuales tambin tienen su senti-do. El anlisis debe comprender ese sentido tambin.

    Al reconstruir, entonces, la simulacin del discurso, este se desa-rrollacomolaafirmacindeunaseriedesentidos.Barthes(idem), en realidad, los nombra como valores, es decir, cree que ese objeto perte-neciente a lo imaginario del que trata el discurso est sostenido por una serie de valores sociales que le dan sentido. Todo lo que implique el vivirjuntos,afirma,sevuelveunproblemadetica.Portanto,todoslosobjetos imaginariosquerefierenesaconvivenciaestnsostenidospor valores.

    la composicin Del Discurso DesDe la perspectiva bartHesiana

    Barthes (2001), pues, parte de concebir al discurso como un conjunto de textos convocados por una temtica cualquiera. As, el amor como tema, por ejemplo, convoca a un conjunto enorme de textos y conforma el discurso amoroso. Lo poltico, como tema, convoca, a su vez, otro conjunto de textos que conforman el discurso poltico, etctera. Lo pe-culiar de cada discurso, sin embargo, dice l (idem), no es el tema en s, sino el acervo de lugares comunes que conforman el tema, lugares comunesqueposibilitaquetodosentiendanqueciertotextorefiereaesa temtica, o lugares comunes a los que uno recurre cuando quiere hablar sobre dicha temtica. Dichos lugares comunes son nombrados por Barthes como tpicas (idem).

    El discurso, entonces, no es equiparable a un texto, sino a un torrente de lugares comunes convocados por un tema, mismo que puede atravesar distintos textos y manifestarse en ellos. Por tanto, un texto difcilmente contendr todo un discurso. Una carta de amor, por ejemplo, no conten-dr en s todo el discurso amoroso, pero s evidencias de l. Un poltico al hablar, por ejemplo, no produce el discurso poltico, sino que produce un texto en el que puede haber evidencias del discurso poltico entre otrosdiscursos,etctera.Lasevidenciasmanifiestaseneltexto,dequeest atravesado por un discurso, son los lugares comunes propios de una temtica que se va citando al elaborar dicho texto. Cada lugar comn

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    referenteatemticasdistintasrefiereadiscursosdistintos.Untexto,pues, puede estar atravesado por muchos discursos. En un discurso puedencabermuchostextos.Discursoytexto,alfin,sondistintosyson,pues, esos lugares comunes los que los vinculan.

    Barthes (idem) entiende, entonces, el discurso a partir de tpicas. Estas pueden entenderse, tambin, como acepciones de la gran temtica que convoca al discurso. Por ejemplo: del gran tema educacin, que convoca al discurso educativo, una acepcin puede ser el entender a la educacin como una accin. Cuando uno dice acto educativo no slo se esta echando mano a una muletilla educativa, sino a una forma de entender la educacin: esta como accin. Si uno la entiende como ac-cin, se sabe, entonces, que es ejecutada por un sujeto y que otro sujeto distinto es el que recibe el acto educativo y, as, ambos, actor y receptor, entablan una relacin de poder activo-pasivo, misma que parte de la accin ejecutada, etctera. De ese entendimiento surgen oraciones como tengoeldeberdeeducarohayqueeducaralosnios.Alfin,estasexpresiones tocan el lugar comn de la ejecucin de la educacin como accin. Por tanto, la tpica sera la educacin como accin, creando as una acepcin de la educacin.

    Las tpicas no se encuentran en bruto en los textos, sino que asumen mltiples formas acorde a las apropiaciones de los hablantes. Esas formas estn mediadas por escenarios, escenarios que Barthes (idem) nombra figuras,queson,entonces,especificacionesdelaacepcindeuntema,esdecir,especificacionesdelatpica.Porejemplo,enelcasodelatpicaeducacincomoaccin,unafiguraseraeldeber;otraseraelpla-cer.Cadaunaespecificaescenariosenelquelatpicafunciona.

    YaalasconcrecionestextualesdeestasfigurasBartheslasnom-braactos.As,porejemplo,losdelafiguraeldeberdelatpicaaccin, del discurso educativo, seran oraciones como el gobierno tiene la obligacin de educar, los padres deben educar a sus hijos, el deber de todo maestro es la educacin, etctera. Todas estas oraciones tienen en comn el asumir la educacin como una accin, pero tambin la tendencia a marcar dicho acto como una obligacin. Otrafiguradelatpicaeducacincomoaccin,podraserladeelplacer, y esta se manifestara en actos como: el gozo de educar o educar con alegra, etctera.

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    Un discurso, entonces, est compuesto por tpicas o lugares comu-nes,loscuales,asuvez,estncompuestosporfiguras,mismasqueeneltextosemanifiestanatravsdeactos.Siseilustraraestacomposicindiscursiva se obtendra un esquema as:

    Un discurso posee innumerables tpicas. Las tpicas poseen innu-merablesfigurasylasfigurassemanifiestanenlostextoseninnumera-bles actos. Este es el modelo que Barthes (2001) ofrece para compren-der al discurso y descomponerlo. Esta es, pues, su concepcin del eje central de la comunicacin.

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