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7 El huevo de la serpiente El huevo de la serpiente La Asamblea Permanente de La Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias Entidades Gremiales Empresarias y el golpe de Estado de 1976 y el golpe de Estado de 1976 Estado y sociedad I * CEICS-UBA; e-mail: [email protected] La crisis hegemónica que vivió el capitalismo argentino durante la primera mitad de los ’70 se cerró con el golpe de Estado encabezado por el general Videla en 1976. El pro- grama que pusieron en práctica los militares en el poder, que implicaba el disciplinamiento de las masas mediante una brutal represión, como paso previo a la implementa- ción de un plan económico que restaurara las condiciones de acumulación del capital, fue delineado previamente por dirigentes de la burguesía. En medio de la crisis del gobier- no peronista, las fracciones más concentradas del capital construyeron los instrumentos que le permitirían restaurar la plena hegemonía: un partido y un programa. El núcleo de ese partido, el Partido del Orden, y su programa, los encon- tramos en la Asamblea de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE), constituida a fines de 1975. Este tra- bajo constituye una primera aproximación para reconstruir su historia. Gonzalo Sanz Cerbino*

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El huevo de la serpienteEl huevo de la serpienteLa Asamblea Permanente deLa Asamblea Permanente deEntidades Gremiales Empresarias Entidades Gremiales Empresarias y el golpe de Estado de 1976y el golpe de Estado de 1976

Estado y sociedad I

* CEICS-UBA; e-mail: [email protected]

La crisis hegemónica que vivió el capitalismo argentinodurante la primera mitad de los ’70 se cerró con el golpe deEstado encabezado por el general Videla en 1976. El pro-grama que pusieron en práctica los militares en el poder,que implicaba el disciplinamiento de las masas medianteuna brutal represión, como paso previo a la implementa-ción de un plan económico que restaurara las condicionesde acumulación del capital, fue delineado previamente pordirigentes de la burguesía. En medio de la crisis del gobier-no peronista, las fracciones más concentradas del capitalconstruyeron los instrumentos que le permitirían restaurarla plena hegemonía: un partido y un programa. El núcleo deese partido, el Partido del Orden, y su programa, los encon-tramos en la Asamblea de Entidades GremialesEmpresarias (APEGE), constituida a fines de 1975. Este tra-bajo constituye una primera aproximación para reconstruirsu historia.

Gonzalo Sanz Cerb ino*

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Una de las características de ladécada de 1970 fue el enfrenta-miento entre distintas fraccionesde la burguesía que buscabanimponer su propia salida a la crisisde acumulación abierta en los ‘50.Este enfrentamiento se expresóen la conformación de dos alian-zas de clase o fuerzas sociales.Una de ellas, la alianza liberal,intentó resolver la crisis abriendoun proceso de liquidación de capi-tales sobrantes, eliminando deesa manera a las fracciones másdébiles de la burguesía que nopodían afrontar la competenciasin la protección estatal y queimponían un freno a la acumula-ción. Su desaparición parecíagarantizar el relanzamiento de laacumulación impulsado por loscapitales más concentrados, perosus consecuencias, desempleomasivo y cierres de empresas,demandaban altas dosis de repre-sión. La otra alianza, por lo con-trario, intentaba sostener a estoscapitales, apoyada en la fuerza dela clase obrera, promoviendo unprograma de cuño reformista. Sinembargo, su programa era econó-micamente inviable, y estallabaperiódicamente bajo la forma decrisis de balanza de pagos1.

El recurrente fracaso de ambasalianzas burguesas para imponer

una salida a la crisis socavó lasbases de la dominación de clases,abriendo una crisis hegemónicaque se expresó en el surgimientode fracciones de clase que cues-tionaban la dominación social.Esa crisis entró en una nueva fasehacia 1969, a partir del Cordo-bazo, con el que se inició un ciclode insurrecciones que expresó elsurgimiento de una tercera alian-za, de características revoluciona-rias. Esta alianza se nutrió de frac-ciones de la clase obrera y de lapequeña burguesía que, confusa-mente, comenzaron a romper conel reformismo y a plantear unatransformación revolucionaria dela sociedad. Su expresión fueronlas tendencias de la izquierda par-tidaria que crecían al calor del pro-ceso. El ciclo de insurrecciones yel crecimiento de organizacionesque expresaban la tendencia auna ruptura con el reformismo,son los elementos novedosos dela etapa, que permiten plantear laapertura de un proceso revolucio-nario a fines de los ’60.

Este proceso entró en un impas-se con la apertura democrática de1973. El ascenso de las masas sefrenó encandilado por las ilusio-nes reformistas que suscitaba elretorno de Perón, que no podíacerrar la crisis pero sí ganar tiem-

1 O’Donnell, G.: Estado y alianzas en la Argentina, 1956-1976, CEDES, Documento detrabajo Nº 5, Buenos Aires, 1976; O’Donnell, G.: El Estado Burocrático-autoritario,Editorial de Belgrano, Buenos Aires, 1980; Portantiero, J. C.: “Clases dominantes ycrisis política en la Argentina”, en Braun, O.: El capitalismo argentino en crisis, SigloXXI, Buenos Aires, 1973; Balvé, B. y Balvé, B.: El 69’. Huelga política de masas,Ediciones ryr, Buenos Aires, 2005; Marín, J. C.: Los hechos armados. Un ejercicioposible, La Rosa Blindada/PICASO, Buenos Aires, 2003.

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po. En ese proceso, las fraccionesmás concentradas de la burgue-sía construyeron los instrumentosque le permitirían restaurar laplena hegemonía: un partido y unprograma. El año 1975 será clave,ya que las disputas interburgue-sas se resuelven con el alinea-miento de las fracciones enfrenta-das tras un programa común, laaniquilación militar de las fuerzasrevolucionarias, como paso previoa la resolución de la crisis econó-mica. Un programa que será eje-cutado por las Fuerzas Armadas,pero que se gesta en la AsambleaPermanente de Entidades Gre-miales Empresarias (APEGE).

El impulso y apoyo que distintasfracciones de la burguesía otorga-ron al golpe de estado de 1976 hasido reconstruido por varios auto-res, muchos de los cuales hanseñalado el rol destacado quetuvo APEGE en este proceso2. Sinembargo, nadie se ha ocupado deanalizar sistemáticamente lasacciones ni los documentos pro-gramáticos de dicha organización.En este primer acercamiento alproblema intentaremos contribuir

a saldar este déficit historiográfi-co. Lo haremos a partir de docu-mentos de la entidad, declaracio-nes de sus dirigentes y crónicasde sus acciones tomadas de laprensa periódica. Utilizamoscomo fuente privilegiada el dia-rio La Nación, ya que brindauna cobertura pormenorizadade los hechos y documentosrelacionados con APEGE.

Partido y programa

Para 1975 ya era claro el fracasodel gobierno peronista. El planeconómico ideado por la Confe-deración General Económica(CGE) no pudo restaurar las con-diciones para la acumulación decapital ni contener las luchasobreras. Frente a la evidencia delfracaso, ciertas fracciones de laburguesía comenzaron una ofen-siva contra el gobierno y un pro-ceso de unificación detrás de unprograma común. La iniciativapartió claramente de la burguesíaagraria. Durante ese año se reali-zaron cinco paros agrarios dealcance nacional, en los que se

2 Entre los trabajos más importantes que se han ocupado de este problema, debemosseñalar: Sidicaro, R.: Los tres peronismos. Estado y poder económico 1946-55/1973-76/1989-99, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002; Palomino, M.: Tradición y Poder: LaSociedad Rural Argentina (1955-1983), Buenos Aires, CISEA, 1988; Palomino, M.:Organizaciones corporativas del empresariado argentino. CARBAP (Confederación deAsociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) 1955-1973, Buenos Aires, CISEA,1989; O’Donnell, G.: Catacumbas, Buenos Aires, Prometeo, 2008; Acuña, C.: “Lascontradicciones de la burguesía en el centro de la lucha entre el autoritarismo y lademocracia (1955-1983)”, Realidad Económica, Nº 138, 1996; Kandel, P. yMonteverde, M.: Entorno y caída, Buenos Aires, Editorial Planeta, 1976; PeraltaRamos, M.: La economía política argentina: poder y clases sociales (1930-2006), FCE,Buenos Aires, 2007.

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destacó la participación deConfederaciones RuralesArgentinas (CRA), encabezadapor su fracción pampeana, CAR-BAP (Confederaciones Ruralesde Buenos Aires y La Pampa), dela Federación Agraria Argentina yde la Sociedad Rural (SRA).Además, se realizaron otros 11paros de alcance regional, queincluyeron cortes de ruta, movili-zaciones y llamados a la rebeliónfiscal3. En el marco de esta ofensi-va, la burguesía va a conformar laAsamblea Permanente deEntidades Gremiales Empresarias(APEGE), que se constituirá en elnúcleo del partido del orden.

Los primeros acercamientos delas organizaciones que conforma-rán APEGE datan de fines de1974 y de los primeros meses de1975. Debemos mencionar comoantecedente la conformación delComité de Acción Agropecuaria, afines de 1974. Este frente, integra-do por tres de las corporacionesrurales más importantes, SRA,CRA y CONINAGRO (Confede-ración Intercooperativa Agrope-cuaria), constituyó un primerintento de articular los intereses ylas luchas de la burguesía rural, yfue el impulsor del primer parocomercial agrario del ’75, el 3 demarzo. Luego de ese paro, elComité se disolvió por diferenciasinternas: mientras que CRA y

CARBAP presionaban para ir a unnuevo paro, SRA y CONINAGROconsideraron que no era elmomento de continuar con laofensiva. La ofensiva de la bur-guesía rural continuó de la manode un nuevo frente, entre CRA y laFederación Agraria Argentina, alque en la segunda mitad del añose sumaría nuevamente la SRA4.

A mediados de marzo de 1975se produjo una nueva confluenciade algunas de las entidades queluego formarían APEGE. El nucle-amiento, que se conoció con elnombre de Comité de AcciónEmpresaria, surgió como res-puesta a una medida del gobier-no: uno de los puntos del acuerdodenominado “Gran ParitariaNacional”, que establecía un apor-te empresario del 1,5 por milsobre sueldos, a repartirse en par-tes iguales entre la CGT y la CGE.El rechazo a la medida unificó alas corporaciones que no estabanenroladas en la CGE, y más alláde que el eje articulador implicabauna defensa de sus intereses eco-nómicos, tenía un cariz político, yaque también implicaba el rechazoal programa político reformistaque se expresaba en la coaliciónCGE-CGT que sostenía al gobier-no. Entre las entidades que con-formaron este comité se encontra-ban la Cámara Argentina de laConstrucción (CAMARCO),

3 Algunos de estos paros regionales fueron impulsados por las Ligas Agrarias y pare-cen no ser parte de la misma ofensiva. Queda para futuros trabajos un análisis deta-llado de estas acciones. Ver: Sanz Cerbino, G.: “Tiempos violentos. Los paros agra-rios de 1975 y la estrategia golpista de la burguesía”, en Anuario CEICS, Nº 3, 2009.

4 Sanz Cerbino, op. cit.

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Cámara de Sociedades Anónimas(CAMSOCANON), Cámara deComercio Automotor, UniónComercial Argentina (UCA), CRAy SRA. El Comité se limitó adenunciar la medida y a recomen-dar a los empresarios el inicio deacciones judiciales frente a cual-quier intento de cobrar el aporte.Finalmente, terminó desapare-ciendo de la escena pública cuan-do el gobierno descartó la cuestio-nada medida, aunque la confluen-cia sirvió de base para un nuevoacercamiento algunos meses mástarde5.

El origen formal de APEGE seremonta a agosto de 1975, y pare-ce ser un producto directo del fra-caso del plan económico deCelestino Rodrigo. En términosgenerales, el “Rodrigazo” consis-tió en una devaluación, el aumen-to sustantivo de las tarifas de ser-vicios públicos y transporte, y elintento de limitar los aumentos desalario que se otorgarían en lasparitarias. En suma, un plan deajuste en el que los obreros paga-rían el costo de la crisis. Sinembargo, el plan no pudo imple-mentarse ya que fue derrotadopor la movilización y los parosimpulsados por las bases obrerasdirigidas por partidos de izquierda,que desbordaron a la direcciónburocrática de la CGT. Este hechoconstituyó un punto de inflexión,que sacudió a la burguesía y lapuso en pie de guerra: fue la

constatación de que la salida a lacrisis de acumulación solo podríaalcanzarse si previamente sederrotaba en el plano militar a laclase obrera y a su vanguardia.Como veremos, este va a ser elprograma de APEGE.

El punto de partida del agrupa-miento fue una reunión mantenidapor CAMARCO, UCA, CAC yCARBAP. Al poco tiempo sesumaron SRA y la CAMSOCA-NON, y ya para septiembre lasentidades adheridas (de ordennacional, provincial o regional),llegaban casi a un centenar. Lascámaras que la integraban le otor-garon a APEGE, según LaNación, la representatividad decasi la totalidad del comercio y elsector agropecuario, aunque nose habían sumado todavíamuchos industriales, que conti-nuaban bajo la órbita de la CGE6.

Según uno de sus dirigentes, losprincipios que los agrupabaneran: “la libertad de asociación, ladefensa de la iniciativa privada, yla dignidad del ser humano”7. Otrodirigente declaró que la entidad seconstituyó “más en contra de algoque a favor de algo”. Hacía refe-rencia a que uno de los puntos deacuerdo era la oposición a laCGE, y por extensión, a la políticade concertación obrero-industrialpromovida desde el gobierno. Lascoincidencias básicas podríanresumirse, según la fuente, en

5 La Nación, 22/3/75.6 La Nación, 19/9/75.7 La Nación, 15/9/75.

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estabilidad monetaria, restableci-miento de la “jerarquía y de lamoral”, puesta en práctica de unsistema económico “lógico”, yretorno al orden y la seguridadinternos8.

Para mediados de septiembre laentidad ya se había dado unadirección, el Secretariado Ejecu-tivo. Estaba constituido por repre-sentantes de algunas de lascámaras empresarias más impor-tantes del país: SRA, CRA,Cámara Argentina de Comercio,Federación Industrial de laProvincia de Córdoba, FederaciónEconómica de la Provincia deBuenos Aires (FEBA), CámaraArgentina de la Construcción,Cámara de Sociedades Anónimasy Unión Comercial Argentina9.

Hacia fines de octubre se realizóuna reunión plenaria en donde sevotó un programa. El documentocomenzaba caracterizando lasituación del país, al que conside-raban sumergido en una “gravísi-ma crisis”, que no era sólo econó-mica sino también ética, política ysocial:

“La pérdida del principio de autori-dad, la indisciplina, la inmoralidad, laincompetencia y la falta de seguri-dad para personas y bienes visiblesson síntomas de un proceso de des-composición que urge remediar sideseamos sobrevivir comoNación.”10

El intervencionismo estatal, laburocratización creciente y la sub-versión, que el gobierno apañaría,serían los responsables de estasituación. Sin embargo, el conjun-to de las instituciones democráti-cas debían rendir cuentas:

“La universidad no encuentra formasadecuadas de normalización, […] elPoder Legislativo se debate infruc-tuosamente alrededor de problemasde pequeña política; el Ejecutivo noacierta a programar una estrategia yel Judicial ha llegado a una lentitud einoperancia insólitas.”11

Finalmente, se exigía una seriede medidas para sacar al país dela crisis, que podrían resumirseen: a) eliminar los factores queimpedían aumentar la productivi-dad, tanto jurídicos como sindica-les; b) recortar el gasto públicopara enfrentar la inflación; c) libe-ración de precios y del comercioexterior.

Este programa fue refrendadopor las bases empresarias en tresasambleas simultáneas que serealizaron el 13 de diciembre, enRosario, Bahía Blanca y Córdoba.Lo que demuestra que, a diferen-cia de lo que muchos suponen, noestamos frente a organizacionespersonalistas o anquilosadas,sino que buscaron y consiguieronel apoyo de sus bases. Las asam-bleas fueron convocadas bajo lassiguientes consignas: “defensa de

8 La Nación, 19/9/75.9 Idem.10 La Nación, 23/10/75.11 Idem.

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la empresa privada como fuentede trabajo y progreso”, por “la res-tauración del orden y la seguri-dad”, “y la vigencia de los dere-chos y garantías constituciona-les”. En la asamblea de BahíaBlanca pronunciaron discursos elpresidente de FEBA (FélixVillareal), el presidente de CAR-BAP (Jorge Aguado), OsvaldoCornide, por la Unión ComercialArgentina, Juan Pirán de la SRA yFederico Peña, presidente de laCámara de Sociedades Anónimasde Buenos Aires. En Rosariointervino Jorge Zorreguieta, diri-gente de SRA y CARBAP, y enCórdoba asistieron los dirigentesnacionales Jorge Sabaté, presi-dente de la Unión ComercialArgentina, Celedonio Pereda, titu-lar de la SRA, y César Polledo,presidente de la CámaraArgentina de la Construcción. Lasexposiciones se refirieron negati-vamente a la situación social yeconómica. Se pronunciaron endefensa de la empresa privada,criticaron el avance de la violenciay de la subversión, denunciaron elavance del estatismo, la corrup-ción moral y material, el avancede los grupos sindicales en“expresa contravención de lasnormas constitucionales” y osten-tando “privilegios irritantes”12.

Los documentos votados, simila-res en las tres asambleas, finali-zaban con un llamado a la acciónen defensa de sus intereses y conla declaración del estado de alerta

empresario. También advertíansobre la falta de autoridad delgobierno, la sumisión a los diri-gentes sindicales, su incapacidadpara revertir la situación y que, deno mediar cambios profundos, elpaís iba “camino al marxismo”.Citamos in extenso la declaraciónde la Asamblea de Bahía Blanca,que expresa cabalmente el pro-grama de APEGE:

“Visto: 1º.- La gravísima crisis eco-nómica, ética, política y social; 2º.-La falta de seguridad física y jurídi-ca; 3º.- El desorden, la indisciplina,la inmoralidad, la incompetencia;4º.- El intervencionismo estatal y laburocratización creciente; 5º.- Lainflación endémica, la especulacióny la corrupción; 6º.- Que la iniciativay la empresa privada están sucum-biendo y que la productividad des-ciende a niveles alarmantes y que lapropiedad se encuentra amenazada;7º.- Que el país continúa su caminohacia el marxismo; 8º.- Que el paísno sólo se estanca sino que retroce-de; el nivel de vida de la poblaciónen general desciende; los salariosreales de los obreros bajan; las utili-dades de las empresas disminuyen,desaparecen o se convierten enquebrantos; 9º.- La necesidad derestaurar el funcionamiento pleno dela justicia y garantizar la actuaciónde los magistrados; y 10º.- La nece-sidad de respetar las libertades yderechos que nuestra Constitucióngarantiza; y, considerando la mani-fiesta incapacidad del Gobierno paraasegurar el derecho constitucional ycrear las condiciones que permitanel progreso individual y nacional.La sumisión del poder estatal a diri-

12 La Nación, 14/12/75.

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gentes sindicales, con el otorga-miento de privilegios en expresivacontradicción con las normas consti-tucionales.La vigencia de un sistema económi-co que no recompensa con justiciael trabajo y la producción.La prostitución de la moneda, queha dejado de ser un signo objetivode valor para constituirse en instru-mento de designios demagógicos.La corrupción avanzando en los másaltos niveles [que] compromete lavigencia de las instituciones y conta-mina el cuerpo social de laRepública.Por todas estas razones esencialesy su influencia en el devenir argenti-no, la Asamblea Permanente deEntidades Gremiales Empresarias,reunida en Bahía Blanca, resuelve:1º.- Convocar a los empresarios atomar activa participación a travésde sus entidades gremiales repre-sentativas en la defensa de los prin-cipios, derechos y garantías de laspersonas y del interés nacional; 2º.-Declarar en estado de alerta de losempresarios argentinos ante las gra-ves circunstancias que vive la Repú-blica.” 13

Velando las armas

El intento gubernamental de san-cionar una nueva reforma imposi-tiva a fines de 1975 constituyó elfactor aglutinante que unificó a laburguesía en una acción políticacomún contra el régimen demo-crático. Fue la gota que rebasó elvaso. El 20 de diciembre se publi-

có una solicitada de APEGE en laque denunciaba el paquete deleyes impositivas como un nuevo“avance fiscalista”, que agravaríael deterioro y la desinversión quepadecía la economía nacional.Señalaba a su vez, que el fin prin-cipal de esos recursos tributariossería el “mantenimiento de losgastos improductivos ajenos alinterés general”. La solicitada fina-lizaba amenazando con un paro:

“La Asamblea Permanente deEntidades Gremiales Empresarias,que ha declarado el estado de alertade los empresarios, advierte a losPoderes Públicos que la sanción deestas medidas, junto a los desmesu-rados aumentos impositivos de pro-vincias y municipios, provocaráreacciones y medidas que el empre-sariado no desea pero a las quehabrá de recurrir en defensa de susupervivencia.”14

La demanda escondía, comopuede verse en otra declaraciónde APEGE del mismo período, laexigencia de un viraje político yeconómico que el gobierno noparecía estar en condiciones derealizar:

“Es unánime la posición de todo elempresariado sobre la necesidad deatacar en sus raíces los males queafectan a la Patria. Sólo una acciónenérgica y un cambio profundopodrán modificar la actitud de des-confianza, desorientación, falta deautoridad, ausencia de seguridad yorden en que viven los argentinos.

Cumplida esta condición fundamen-

13 Idem.14 La Nación, 20/12/75.

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tal, deberá encararse una drásticamodificación del esquema económi-co-social que nos está llevando alderrumbe como Nación.”15

La declaración señalaba que susreclamos eran “innumerables”, yque se referían a leyes ya votadasy a otras en proceso de sanción:“[hay] iniciativas, disposiciones ydecretos que parecen dictadoscon la voluntad de crear el caos yla catástrofe”.

El reclamo por la reforma fiscalfue el motivo de una reunión delos directivos de APEGE con elministro de Economía el 9 deenero de 1976. Sin embargo, elencuentro no conformó a losempresarios, que el día siguienteconvocaron a una nueva asam-blea empresaria para el 28 deenero, en la que se discutiría elplan de acción16. La solicitada conla que se convocó a la asambleaseñalaba:

“ES UD. CONSCIENTE de que laREFORMA IMPOSITIVA propuestapor el Poder Ejecutivo, el AVANCESINDICAL provocado y estimuladopor una legislación laboral quefomenta la improductividad y laHIPERINFLACIÓN que deteriora enforma incontenible [los ingresos] detrabajadores y empresarios, condu-cen inexorablemente a laDESTRUCCIÓN DE LA EMPRESAPRIVADA, el CIERRE DE LASFUENTES DE TRABAJO, a laDISMINUCIÓN DE LA PRODUC-CIÓN y a la DECADENCIA MORAL

Y MATERIAL DE TODOS LOSHABITANTES DE NUESTROPAÍS?”17

La asamblea reunió a por lomenos 700 empresarios. Allí seresolvió, por unanimidad, que sien un plazo breve (entre unasemana y un mes), el gobierno nosatisfacía los reclamos empresa-rios, “modificando sustancialmen-te la actual política económica, sedispondrá un paro general patro-nal, la suspensión del pago deimpuestos y la retención de car-gas fiscales, aportes sindicales yotros gravámenes”. La resoluciónde la asamblea facultaba al secre-tariado directivo para disponer lasmedidas acordadas. APEGE sedeclaró en “estado de moviliza-ción” y, entre otros objetivos, serequirió “el restablecimiento delorden y la seguridad, la supresiónde obstáculos legales que afectana la producción, la productividad yla comercialización, el aliento alas exportaciones, la contenciónde la inflación y la adopción demedidas impositivas que alivien lapresión tributaria”18.

Roberto Meoli, secretario deAPEGE, abrió las deliberacionescriticando a la CGE, al mismotiempo que caracterizaba negati-vamente al gobierno y señalaba laprofundidad de la crisis:

“Este nucleamiento [APEGE], sinestructura vertical, sin agremiacióncompulsiva, sin aportes obligatorios,

15 Idem.16 La Nación, 10 y 11/1/76.17 La Nación, 27/1/76. Las mayúsculas corresponden al original.18 La Nación, 29/1/76.

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sin compromisos políticos, ha venidoa llenar un prolongado vacío en laexpresión empresaria global exis-tente hasta su aparición, tras unlargo y penoso período en que laúnica voz que se escuchaba es laque está comprometida con elesquema colectivista, estatizante ydemagógico que padecemos, razóny origen del descalabro económico,político, social y moral que amenazanuestra propia subsistencia comonación”19.

El ataque contra la CGE seexpresó violentamente en lasdeclaraciones de otros dirigentes.Osvaldo Cornide, de UCA, sostu-vo sobre la CGE (“los empresa-rios” que se sentaron en la “mesade deliberaciones con el gobiernoy la CGT”), que se trataba de “unacamarilla de delincuentes, mu-chos de los cuales ocupan cargosoficiales”. El presidente de FEBAseñaló que la situación imperantetenía “una fecha de nacimiento, el25 de mayo de 1973, y un respon-sable: José Ber Gelbard y sucamarilla. [El ministro deEconomía] Cafiero actúa comobombero que arroja nafta en lugarde agua para apagar un incen-dio”20. La virulenta disputa con laCGE expresaba la lucha porganar a los empresarios que toda-vía la apoyaban para el programagolpista.

Más allá del enfrentamiento conlos empresarios afines al gobier-no, la discusión en la asambleapasó por dos ejes. En primer

lugar, la hiperinflación, que seachacaba al excesivo gasto públi-co. Atado a eso iban las críticas ala reforma fiscal impulsada por elgobierno, a la que considerabanuna forma de financiar los desme-surados gastos del Estado. El otrotema excluyente fue el “avancesindical”, apañado por una legisla-ción permisiva que sería la causade la caída de la productividad eincidiría también en el crecimientode la inflación. Jorge Zorreguieta,dirigente de la SRA y futuro fun-cionario de Videla, señaló en laasamblea:

“El problema laboral está muy ligadoal de la producción […] Existen dosfactores determinantes: instrumen-tos legales inadecuados, como laLey de Contrato de Trabajo, y la pre-sión por parte de las comisionesinternas y elementos subversivosque impiden que al menos se cum-pla con lo que el Gobierno pacta enel más alto nivel”.21

El temor de los patrones quedóplasmado en la frase de otro asis-tente: “nuestro mayor enemigo esla anarquía, que constituye elpaso previo al colectivismo comu-nista”. La asamblea otorgó man-dato al secretariado ejecutivo paraconvocar a un lock out, cuya fechase fijó para el 16 de febrero.

La batalla final

A lo largo de las dos primerassemanas de febrero fueron llegan-

19 Idem.20 Idem.21 Idem.

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do adhesiones de distintas cáma-ras al lock out, votadas en cente-nares de asambleas a lo largo detodo el país. Muchas de estascámaras estaban adheridas a laCGE, pero no obedecieron la posi-ción oficial de su dirección de norespaldar la medida. Según losorganizadores, las cámaras queadhirieron al paro llegaron final-mente a 1.200, aunque otros auto-res indican un número levementemenor22. Lo que nadie discute esel apoyo masivo a la medida,sobre todo en el agro y en elcomercio. Según los organizado-res, se sumaron el 90% de lascámaras empresarias de todo elpaís. Las crónicas periodísticashablan de un acatamiento prácti-camente unánime23.

Desde el gobierno se intentódebilitar el lock out de diferentesmaneras. El 14 de febrero se dio aconocer un comunicado oficial enel que se exhorta al empresariadoa levantar el paro, en vista de quepodía generar enfrentamientoscon los sectores obreros. A suvez, se reservó el derecho de apli-car “todo el rigor de la ley” contrasus instigadores24. El domingo 15de febrero se hizo público uncomunicado de la Secretaría deTransporte amenazando con san-ciones a las empresas que no

presten el servicio. Por esa razón,la Federación de Trasportadorespor Automotor de Pasajeros(FATAP), garantizó el cumplimien-to del servicio y señaló que suadhesión al lock out tendría uncarácter simbólico25. Algunas delas entidades pertenecientes a laCGE también salieron a atacar ellock out. La Federación deCentros Comerciales de la CapitalFederal y del Gran Buenos Aires,por ejemplo, denunció con unanota al ministro del Interior la cam-paña de APEGE para que loscomerciantes se plieguen al paro.La nota pedía que se investigue elorigen de los fondos con que sefinanciaba tal campaña, y que seconsiderara la posibilidad de ini-ciar una acción judicial contra laentidad bajo los cargos de sedi-ción y asociación ilícita26. Otrosgrupos políticos se pronunciaroncontra la medida de fuerza. Elgrupo interpartidario denominadoJuventu-des Políticas (que inte-graban la Juventud Radical, laFederación Juvenil Comunista y laJuventud Peronista Regional 1,entre otras), calificó al paro de gol-pista y llamó a los obreros, peque-ños comerciantes y campesinos aenfrentarlo27. También la CGTsalió a denunciar el lock out, alque caracterizó como golpista y

22 Kandel y Monteverde hablan de 935 entidades. Kandel, P. y Monteverde, M.: op. cit.;La Nación, 14/2/76.

23 La Nación, 16/2/76.24 La Nación, 14/2/76.25 La Nación, 15/2/76.26 La Nación, 14/2/76.27 La Nación, 16/2/76.

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19La APEGE y el golpe de 1976

anti-obrero. En un intento deresistir el paro, la CGT de Mar delPlata anunció que los trabajado-res garantizarían el funcionamien-to de las actividades “que resultenindispensables”. Llamó a los obre-ros a presentarse a sus lugares detrabajo, que serían previamentetomados por “brigadas noctur-nas”. El comunicado asegurabaque se respetaría la integridad delos bienes, y que la recaudaciónsería puesta en manos de losempresarios28.

Un comunicado de APEGE, diri-gido a los trabajadores, salió adiscutir la posición de la CGT,señalando que el paro no se hacíacontra ellos, sino contra el gobier-no y en defensa de los interesesgenerales. A su vez, señaló quese pagarían los jornales del día deparo29. El domingo 15 los organi-zadores señalaron, en conferen-cia de prensa, los motivos que losllevaban al paro: “Es la reacciónante lo insostenible; algo así comola de un condenado a muerte, queutiliza todos los recursos que leofrece la ley para salvar su vida.”También se refirieron a las entida-des provenientes de la CGE queapoyaron la medida: “Distintosgrupos empresarios, sobre tododel interior, no compartieron lapolítica de la central CGE, y asíderivaron su descontento haciaAPEGE”. Sobre las denuncias deque el paro implicaba un enfrenta-

miento con los obreros sostuvie-ron: “No nos enfrentamos con elsector de trabajo; hay que com-prender que el empresario tam-bién produce y, al defenderse,defiende la fuente de trabajo y elnivel de salario. Por otro lado, conuna empresa próspera existeplena ocupación y salarios dig-nos”30.

La crónica de La Nación señala-ba que el paro contó con unaadhesión casi unánime, y que sólono se sumaron algunos sectoresde la industria.

“Cesaron en su labor todos los esta-blecimientos de comercio, con laexcepción previsible de algunosdedicados a la venta de comestibles,farmacias de turno, unas pocas con-fiterías y bares, estaciones de servi-cio, negocios de atención turística ylas agencias de apuestas. Faltaronfunciones de cine y de otros espec-táculos hasta las 24 a causa de locual, la ciudad careció prácticamen-te de animación, ya que tambiéncerraron los restaurantes y otrosestablecimientos con habitual con-currencia nocturna.”31

La crónica señala que al prome-diar la jornada pudo apreciarseque varios establecimientos queno cerraron a la mañana sí lohicieron a la tarde, sobre todo enla zona industrial del oeste y noro-este de la capital, y principalmen-te, en el conurbano bonaerense.En Capital, los medios de trans-

28 Idem.29 La Nación, 15/2/76.30 La Nación, 16/2/76.31 La Nación, 17/2/76.

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20 realidad económica 251 1º de abril/15 de mayo de 2010

porte circularon con una “notoriamerma”. En el cinturón industrialde Buenos Aires “la actividad fuemenor a la habitual”. Los grandesestablecimientos de firmas extran-jeras no participaron del paro,“pero numerosos industriales depequeñas y medianas empresasen zonas de los partidos deLanús, Lomas de Zamora,Avellaneda, La Matanza, Morón,San Martín y Tres de Febrero dis-pusieron el cierre durante la jorna-da en algunos casos y, en otros, apartir del mediodía”. A mediatarde, los establecimientos indus-triales en Villa Crespo, Chacarita yColegiales, permanecieron cerra-dos. En el conurbano los cronistasde La Nación estimaban que sóloun 10% de las fábricas trabajaronen forma ininterrumpida. SegúnFEBA, el paro en el comercio y laindustria en la provincia deBuenos Aires superó el 95% deadhesión. En Córdoba los organi-zadores señalaron que la adhe-sión osciló entre el 90 y el 100%.Según los cronistas, en la zonacéntrica los locales prácticamenteno abrieron. Inspectores de laSecretaría de Comercio practica-ron más de un centenar de clau-suras preventivas en aplicaciónde la ley de abastecimiento. Unode los organizadores del paro, delque no se menciona nombre,apuntó que los sucesos “mostra-ron un hecho insólito: el desbordede las bases empresarias que no

acataron los lineamientos impues-tos por la CGE nacional”32.

En el Mercado de Hacienda deRosario y en la Bolsa de Cerealesde Buenos Aires no se registraronventas. En el Mercado de Liniersapenas ingresaron 368 animales,que no se pudieron vender por laadhesión de los consignatarios allock out. Estos números son unindicador de la masividad quealcanzó la medida en el agro, y deque, a pesar de que la FederaciónAgraria no convocó a la medida,buena parte de sus bases sesumaron33.

Las cifras de inactividad segúnAPEGE fueron las siguientes:Capital Federal, Salta, Santa Fe,Chubut, Misiones y Buenos Aires95%, Catamarca, Río Negro, SanJuan, Entre Ríos, Mendoza,Neuquén, San Luis y Córdoba100%, Corrientes y La Pampa70%, Formosa y Santa Cruz 90%,Santiago del Estero 80%, Chaco yJujuy sin información34.

Durante la jornada de paro seregistraron varios atentados conbombas en concesionarias deautos y sedes empresarias.Fueron afectadas cinco concesio-narios de FIAT, en donde estalla-ron bombas en atentados casisimultáneos. Una sexta bombafue desactivada. También estallóuna bomba en la sede central dela SRA, y frente a dos bancos35.En los días siguientes se denun-

32 Idem.33 La Nación, 20/2/76.34 La Nación, 17/2/76.35 Idem.

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21La APEGE y el golpe de 1976

ciaron agresiones físicas a diri-gentes empresariales y clausurasen los comercios que se plega-ron36.

Durante el paro se produjerondos hechos destacables queexpresan claramente el programaque lo guiaba. En primer lugar, lamisa convocada el 16 de febreropor una de las entidades queimpulsaron el paro, la Coordi-nadora de las Industrias deProductos Alimenticios, Bebidas yAfines (COPAL). La misa estuvodestinada a rendir homenaje a los“empresarios abatidos por la vio-lencia”. El otro hecho fue la deci-sión de los organizadores de norealizar el paro en la provincia deTucumán, en donde el Ejércitodesarrollaba el “Operativo Inde-pendencia”:

“Ante la certeza de que la subver-sión intentaría utilizar este justo actode protesta para tratar de crear con-fusión y caos decidimos este renun-ciamiento como aporte al país y con-tribución al Ejército Argentino en lalucha que mantiene contra la sub-versión.”37

El martes 17, un comunicado dela UCA realizaba un balance delparo:

“No se organizó para defenderpequeños intereses, sino -y por elloalcanzó tanto eco- para defender lasfuentes de trabajo, el poder adquisi-tivo de la población, el orden, laseguridad y, por encima de todo, laintegridad de la Nación misma,

seriamente amenazada por la crisissocial, la inmoralidad y la subver-sión.”38

A diferencia de los últimos dosparos comerciales agrarios de1975, impulsados por CRA, FAA ySRA, el lock out de APEGE notuvo efectos materiales significati-vos. Los paros agrarios tuvieronuna duración tal -11 y 18 días-que generaron problemas deabastecimiento y el aumento enlos precios de la carne, en un con-texto económico ya signado por lahiperinflación y el desabasteci-miento. No fue el caso del lock outdel 16 de febrero. Sin embargo, elimpacto político de la medida fueaún más significativo. El apoyomasivo de la burguesía al paro, ypor ende, al programa golpistaimpulsado por APEGE, quedócabalmente demostrado. El go-bierno democrático había perdidoel apoyo de la clase dominante. Asu vez, la medida sirvió tambiénpara medir el respaldo que aúnconservaba el gobierno en laclase obrera. La completa pasivi-dad de los trabajadores, que nosalieron a enfrentar el paro golpis-ta ni a respaldar al gobierno, ter-minó de definir su suerte. El futurogolpe de estado tenía el respaldode la clase dominante, y se habíaobtenido, por lo menos, la neutra-lidad complaciente de los explota-dos.

36 La Nación, 21/2/76.37 La Nación, 16/2/76.38 La Nación, 18/2/76.

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22 realidad económica 251 1º de abril/15 de mayo de 2010

La descomposición de laalianza reformista

Para acompañar la ofensiva dela gran burguesía, un considera-ble número de corporacionesempresarias regionales se fuerondesafiliando de la CGE, criticandosu respaldo al gobierno y sumán-dose a las filas de APEGE. El datomás importante son las diez sec-cionales provinciales que adhirie-ron al paro en disidencia con ladirección de la CGE, que no loapoyó. La crisis fue tan profundaque obligó a la CGE a endurecersu discurso contra el gobierno, aconvocar a tibias medidas de fuer-za y a dejar en libertad de accióna sus afiliados para que participendel paro del 16. Vemos así el pro-ceso de descomposición de laalianza reformista, que comienzaa mediados de 1975 con la desa-filiación de la Federación Agraria.El conjunto de la burguesía, gran-de y chica, se va unificando detrásdel programa y de la dirección delpartido del orden.

A principios de febrero unaasamblea de la filial bonaerensede la CGE realizada en Olavarría,con la presencia de más de 100delegados, condenó severamentela política económica del gobiernoy se dispuso ejecutar “medidasconcretas de protesta, incluyendoun paro general de actividades entodo el territorio de la provincia”. Asu vez, se decidió sustentar esa

posición crítica en el seno de laconducción nacional de la CGE.En la declaración se caracterizónegativamente la situación econó-mica, siendo expresión de ello lacaída de la productividad y de laproducción, la iliquidez, la hiper-trofia de la burocracia estatal y la“anarquía laboral”, entre otras39.

Mientras tanto, el ConsejoSuperior de la CGE debatía paraconsensuar una declaraciónsobre la situación política, que dérespuesta a la inquietud de lasbases ante el inminente anunciodel paro de APEGE. Sin embargo,las diferencias internas primaron.La reunión se dilató por las discu-siones que surgieron en torno delénfasis en la crítica a la políticaeconómica oficial y a las propues-tas de acción40. Finalmente, laCGE resolvió declarar el estadode emergencia nacional, en undocumento que expresó sus críti-cas al gobierno y que disponía laposibilidad de convocar a medi-das de protesta, que seríanresueltas oportunamente por suconducción. El documento emitidose quejaba por la inflación, a laque no se atacaría correctamente,y por el aumento de los presu-puestos nacionales, provinciales ymunicipales, que se sostendríanen el incremento de los impues-tos. También se refirió negativa-mente al “desorden laboral”, alen-tado por la ley de Contrato deTrabajo y por la actitud parcial delMinisterio de Trabajo. Llamaba,

39 La Nación, 2/2/76.40 La Nación, 3/2/76.

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23La APEGE y el golpe de 1976

en ese sentido, a “restablecer ladisciplina en la producción”. Porúltimo, criticó la “inseguridadempresaria, fruto de la violenciareiterada”41. El documento deman-daba que:

“[El] gobierno asegure el orden, elrespeto y la tranquilidad física y jurí-dica del empresario; la modificaciónde la ley de Contrato de Trabajo y detodas aquellas normas legales queatentan contra la productividad y eldesenvolvimiento de las empresas,junto con una política laboral quepreserve la neutralidad del Ministeriode Trabajo y [el] trato equitativo parasectores laborales y empresarios;que se eviten los enfrentamientosestériles entre sectores; [...] la nece-sidad de implantar un programacoherente de contención del proce-so inflacionario, de incremento de laproductividad y de la inversión priva-da productiva, y la aplicación de unapolítica salarial coordinada con laestabilización económica y el incre-mento de la producción.”42

También solicitó la “reducciónsevera” de los presupuestosnacional, provinciales y municipa-les; la reducción de las cargasimpositivas y de los sistemas deindexación impositiva; la deroga-ción de las normas legales quetrababan la comercialización y laproducción; la instauración de unapolítica crediticia; la fijación deprecios retributivos, pagados entiempo y forma. En suma, la CGEhacía propias las exigencias deAPEGE, aunque no se planteaba

una confluencia con aquella enti-dad. Anunció que convocaría amedidas de fuerza, como cierresde comercios y manifestaciones.El criterio de aplicación sería pro-gresivo, y sus alcances y efectos,controlados. El miércoles 11 defebrero la Confederación Indus-trial Argentina (CINA), una de lasentidades más importantes de laCGE, publicó una solicitada en laque caracteriza la situación como“grave emergencia nacional”, ysostenía que estaba en peligro laNación misma. Señalaba, a suvez, que era necesario detener el“desborde de poder” del sindica-lismo. La reversión del procesodemandaría el sacrificio de todos,pero, sin embargo “es imprescin-dible deponer toda actitud ten-diente a defender sólo el interéssectorial por encima de los intere-ses de la Nación toda”. Esta fraseera una clara referencia al paro deAPEGE, al que explícitamente noadhirieron43.

Las concesiones discursivasefectuadas por la dirección de laCGE no alcanzaron a contener lasangría. La atracción que ejercíala propuesta de APEGE, y la des-confianza que suscitaba unadirección que había avalado hastahacía poco la política oficial, pesa-ron más. Durante las dos primerassemanas de febrero una cantidadimportante de corporaciones sedesafiliaron de la CGE, criticando

41 La Nación, 4/2/76.42 Idem.43 La Nación, 11/2/76.

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24 realidad económica 251 1º de abril/15 de mayo de 2010

a su dirección y plegándose alplan de lucha de APEGE. El 6 defebrero se hizo pública la desafi-liación de la Liga de Comercio,Propiedad e Industria de PuntaAlta y su adhesión al lock out del1644. El 7 de febrero la Corpo-ración de la Industria y el Comer-cio de Bahía Blanca resolviódesafiliarse de la CGE en unaasamblea en la que se “juzgó se-veramente” a los dirigentes dedicha entidad por su responsabili-dad en la política de control deprecios, las leyes de abasteci-miento, los códigos de trabajo ypor ocupar cargos políticos en elgobierno45. La Cámara de laIndustria Curtidora Argentinaresolvió desafiliarse de la CGE yde la CINA el 11 de febrero.Justificó la resolución señalandoque “dichas entidades han desvir-tuado los auténticos principios delempresariado nacional al haberavalado una política económicaque llevó al país al caos actual”.Declaró apoyar los principios deAPEGE y adhirió al paro46.También se desafiliaron el Centrode Industria y Comercio de RíoColorado47, la Cámara Comerciale Industrial de Tandil, la CámaraEmpresaria del TransporteAutomotor de Pasajeros48 y la

Cámara Argentina de Mercerías yAnexos49, entre otras.

La situación obligó a la CGE aconvocar medidas de protesta,para contrarrestar el apoyo al lockout de APEGE. El 11 de febrerose resolvió convocar a una “sema-na de protesta del empresariadonacional” entre el 21 y el 28 deese mes. La medida se efectiviza-ría con la realización de apagoneso paros simbólicos, actos públicosy manifestaciones50. A pesar deello, el desmembramiento de laconfederación no parecía tenerfin. En los días previos al lock outse conoció el pronunciamiento dediez regionales provinciales de laCGE (Santa Cruz, La Rioja, SanJuan, Mendoza, Salta, Jujuy,Misiones, Córdoba, Tucumán yCatamarca), que se sumaron a lamedida convocada por APEGE.Frente al hecho consumado, laCGE no tuvo más remedio quevirar su posición respecto de lamedida. Luego de varias solicita-das de CGE y CINA oponiéndoseal paro, finalmente, su vicepresi-dente primero y su secretario, enconferencia de prensa, anuncia-ron que “no deseaban entrar encompetencias con otras entida-des”, y que dejaban en libertad deacción a sus afiliados para que

44 La Nación, 6/2/76.45 La Nación, 8/2/76.46 La Nación, 12/2/76.47 La Nación, 15/2/76.48 La Nación, 24/2/76.49 La Nación, 17/3/76.50 La Nación, 12/2/76.

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25La APEGE y el golpe de 1976

adhieran, si lo deseaban, al lockout del 16 de febrero51.

Luego de un febrero agitado, lacrisis interna de la CGE continuódesarrollándose. El 9 de marzo seconoció la renuncia de su presi-dente y 5 vocales, y algunos díasdespués la convocatoria a un lockout en la provincia de BuenosAires, por 48 horas, que tuvoescasa repercusión52. El 14 demarzo se constituyó un nuevoente empresario, el Movimientode Empresarios del Interior(MEDI), integrado por las federa-ciones y confederaciones deCatamarca, Jujuy, La Rioja,Mendoza, Misiones, Salta, SanJuan y Tucumán (aquellas que,perteneciendo a la CGE, se habí-an sumado al paro de APEGE). Elnuevo ente exigió en un documen-to la renuncia de las autoridadesde la Confederación General delComercio, de la ConfederaciónGeneral de la Producción, de laCINA y de la CGE. Entre otrasrazones, argumentaron que esaconducción había avalado laspolíticas que llevaron al empresa-riado a la quiebra, “propiciandoesquemas ajenos a nuestra men-talidad, imponiendo ideologíasestatizadoras y colectivizantes”53.Un día después, la filial Córdobade la CGE criticó a la conducciónnacional de la entidad, señalandoque no había defendido a los

pequeños empresarios por sualianza con el gobierno, y que esohacía mermar la confianza de susbases. Reclamaba de la confede-ración “auténtica independencia”y la renuncia de sus autoridades54.

Es evidente la polarización quesuscitó la profundización de losenfrentamientos sociales. En eseescenario, no había demasiadomargen para la conciliación, y laCGE pagó el precio con su des-membramiento. La amenaza quepesaba sobre el conjunto de lasrelaciones sociales merced alavance de las fuerzas revolucio-narias, parece haber sido determi-nante para la unificación de laclase dominante detrás delPartido del Orden.

Leña del árbol caído

A pesar de que para principiosde marzo ya todo estaba dicho, yal golpe de estado solo le faltabauna fecha, APEGE siguió fogone-ando esa salida, y socavando elpoco apoyo que le quedaba algobierno. A fines de febrero seconvocó a un plenario de entida-des adheridas, para determinar elrumbo a seguir ante la falta derespuestas oficiales al paro del16. En esa reunión, realizada el 9de marzo, se dispuso autorizar alsecretariado ejecutivo para queconvoque a un nuevo paro. El dis-

51 La Nación, 15/2/76.52 La Nación, 9 y 19/3/76.53 La Nación, 15/2/76.54 La Nación, 16/2/76.

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26 realidad económica 251 1º de abril/15 de mayo de 2010

curso pronunciado allí porArmando Braun, de la CámaraArgentina de Comercio, reiteró lasdemandas:

“Mientras no se restablezca el ordeny la seguridad, mientras no se haganesfuerzos verdaderos para disminuirel déficit fiscal, mientras no se libe-ren las energías creadoras del pue-blo argentino y se remuevan todoslos obstáculos que traban la produc-ción, afectan la productividad y difi-cultan la comercialización; mientrasno se ataquen con energía las cau-sas que provocan la inflación, mien-tras no se tomen disposiciones paraasegurar la preservación del salarioreal de los trabajadores, para alentary promover el ahorro y la inversión[no habrá] solución posible para losgravísimos problemas económicosque afligen a nuestro país.”55

En la declaración votada en laasamblea se señaló que a 24 díasdel paro no había respuesta a susreclamos. Que el nuevo programaeconómico “ha colmado la medi-da”: “El programa expuesto por elministro de Economía [Mondelli]constituye un verdadero agravio aquienes hemos clamado por undrástico cambio de actitud”.Señalaban que “ya el país nopuede admitir un compás deespera de 180 días, durante loscuales se insiste en medidas quehan fracasado estrepitosamente.”Criticaron el control “policial” deprecios y el “fiscalismo”. Seña-laron que ningún sector del paísestaba a salvo del “desgobierno” y

que ninguno podía abrigar espe-ranzas ante esa política56. Pero elcaos no sería solamente económi-co:

“Continuarán acentuándose día adía, todos los males que denuncia-mos con motivo del paro del 16 defebrero: la corrupción, la inseguridadpara las personas y los bienes y elcaos social generalizado.Por este camino, las acusadas ten-dencias a la disgregación se hacencada día más fuertes y más difícilesde contener. Es legítimo que nospreocupemos sobre las alternativasposibles de la lucha contra la sub-versión, pero de poco valen losesfuerzos y el sacrificio de vidas denuestras Fuerzas Armadas y deseguridad, si deben luchar con elcontrapeso de una política que ali-menta las causas de la delincuenciasubversiva. ¿Será posible seguircombatiendo exitosamente contra laguerrilla en un país azotado por ladesocupación, moralmente abatidoy hasta con dificultades para el apro-visionamiento de alimentos esencia-les?Estamos persuadidos de que esmomento de definiciones, de com-prender, a quienes corresponda, deque hay argentinos que no estándispuestos a permanecer impasiblesante la destrucción de su país y queel rumbo debe ser rectificado demanera clara y definitiva.”57

Este alegato final parece estardirigido, más que al gobierno, alas Fuerzas Armadas.

El 20 de marzo CRA, uno de los

55 La Nación, 10/3/76.56 Idem.57 Idem

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27La APEGE y el golpe de 1976

miembros de APEGE, convocó aun paro nacional ganadero por 9días, que comenzaría el 27 de esemes. Unos días después, el presi-dente de CARBAP, Jorge Agua-do, que también impulsaba elparo, señaló:

“Debemos decir que no son las insti-tuciones por sí solas las que van aproducir las soluciones para los pro-blemas nacionales, sectoriales oindividuales, si quienes las integranno están a la altura de las circuns-tancias y actúan sólo dominados porminúsculos intereses políticos omateriales. Son los hombres que lasintegran los que deben salvar a lasinstituciones para que éstas salven ala República, pero si los hombres noactúan en función del verdaderointerés nacional como integrantes delas instituciones, nadie podrá sor-prenderse que tanto el gobiernocomo las instituciones legislativas,políticas, gremiales empresarias osindicales desaparezcan aplastadaspor el peso de su propia incapacidado inoperancia.”58

El tono abiertamente golpista delas declaraciones de CARBAP serepitió en un comunicado deFEBA, difundido el 22 de marzo,pocas horas antes de que el golpeencabezado por el general Videlapusiera fin al gobierno de IsabelPerón:

“La crisis que afecta al país llega asu punto límite. La elocuencia de loshechos ha superado todas las previ-siones. Nadie espera ya nada de unsistema de poder que no ha tenido nitiene ninguna respuesta para quelos argentinos salgamos de la dra-

mática situación que nos agobia.Hasta quienes hace pocos mesesacusaban de agoreros y alarmistas aquienes denunciamos el carácter yla gravedad de la crisis, hoy preten-den encabezar movimientos de pro-testa [...]Corresponde sí, señalar que a estadramática situación no hemos llega-do por casualidad ni como conse-cuencia de problemas internaciona-les o designios sobrenaturales. Aesta crisis nos condujo la ceguera, laincapacidad y la inmoralidad de unacapa dirigente que desde la direc-ción de entidades empresarias, sin-dicatos, partidos políticos y organis-mos públicos elaboró e implementólas medidas que desataron el actualcaos.Por eso, no es cierto que los proble-mas argentinos no tengan solución.La tienen si en primer lugar se resta-blece el orden y la seguridad paralas personas y bienes. Si se sancio-na a los delincuentes que utilizaronla función pública o el poder gremialpara enriquecerse y se devuelve lafe a los argentinos. Si se toman lasmedidas para que la inversión y eltrabajo sean gratificados en lugar deperseguidos. Si se demuestra alpaís que existe un gobierno y unEstado con las mínimas condicionesde autoridad y seriedad. Si se enca-ran los problemas de fondo como losdel gasto público o de las industriasbásicas con realismo y no con pala-brerías. Si, en suma, se zafa a laNación de la varadura en la que laha introducido la nefasta políticaeconómica iniciada en 1973, laactuación de los grupos subversivosy la complicidad conciente o incon-ciente de un sistema político absolu-

58 Aguado, J., Cuatro años de acción gremial, CARBAP, Buenos Aires, 1977, p. 244.

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28 realidad económica 251 1º de abril/15 de mayo de 2010

tamente divorciado de las necesida-des del país.En esta hora de definiciones, elauténtico empresariado nacionalsostiene que la situación es dramáti-camente grave, pero que el paístiene reservas orgánicas para rever-tir la situación y encaminarlo a unfuturo de grandeza.”59

Conclusiones

A lo largo de esos últimos mesesde 1975 y los primeros de 1976 sefueron ubicando en sus puestoslos militares que encabezarían elgolpe contrarrevolucionario demarzo. El personal técnico queejecutará un programa cuya ges-tación es previa. El programa deli-neado por APEGE, direcciónmoral y núcleo del partido delorden, en septiembre de 1975. Unprograma que tenía cuatro ejesclaros. En primer lugar, restable-cer el orden, eliminando a la sub-versión. En segundo lugar, elimi-nar aquellos elementos que en lasfábricas, dificultaban el desarrollodel proceso productivo e impedíanel aumento de la productividad.Se referían a los instrumentoslegales y organizativos de los quese valía la clase obrera para impe-dir el aumento de la explotación, yen particular, a las comisionesinternas dominadas por la izquier-da revolucionaria, la “guerrillafabril”. En tercer lugar, se apunta-ba a un recorte de los gastos esta-tales y a eliminar los aumentos deimpuestos que servían para finan-

ciar el déficit fiscal. Es decir, seoponían a destinar parte de laplusvalía a sostener empresasineficientes y trasferencias haciala clase obrera. Por último, con unobjetivo similar al del punto ante-rior, se abogó por la liberación delos precios y del comercio exte-rior. Los mecanismos con los cua-les el Estado se apropiaba de larenta, subvencionaba el consumoy protegía a una industria incapazde competir.

En los meses siguientes el parti-do se organizó: se sumaron cor-poraciones, se discutió en asam-bleas el programa y el plan delucha, y se enfrentó ideológica-mente al programa rival, el refor-mismo encabezado por el gobier-no peronista y la CGE. En eseproceso el partido del orden fuecreciendo, al calor de las distintasfracciones de la burguesía quesumaban su apoyo. Se tejieron loslazos con el personal técnico quellevaría a cabo las tareas plantea-das, los militares. Y cuando todoestaba listo, se emprendió la ofen-siva final contra el gobierno: ellock out del 16 de febrero. Esademostración sirvió además comoglobo de ensayo: medir el apoyode la burguesía al programa, y lapasividad de las clases domina-das que no salieron a enfrentar elparo golpista. Luego todo estabadicho. Poco menos de un mesdespués, los militares se alzaroncon el poder.

59 La Nación, 22/3/76.