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Rita De Maeseneer, El festfn de Alejo Carpentier. Una lectura culi- nario-intertextual: Geneve, Droz ("Romanica Gandensia, XXXI"), 2003. Huelga decirlo, mas que nunca en este afio del centenario de Carpentier: la obra del novelista cubano ya hace parte del acervo clasico de las letras hispa- nicas. Ya ha sido recorrida en multiples sentidos y con los mas diversos metodos por una critica que plasma sus resultados en una bibliografia ingente. Este libro vuelve a examinarla desde un punto de vista poco o nada transitado, la comida, que le sirve de pretexto a la ya reconocida "caribefiista" belga para proponer nuevas lecturas buceando en varias capas interpretativas de las ficciones de Carpentier teniendo presentes los numerosos textos te6ricos y periodisticos del inventor del debatido concepto de "realismo maravilloso". Por supuesto, los caminos de la "nueva" critica son tambien metaf6ricos: Alejo Carpentier fue, consabido es, un ogro devorador de textos de toda clase. Rita De Maeseneer se valdra de la imagen para retomar el sendero de la intertextualidad ya cami- nado por ella en su tesis doctoral inedita leida en 1992 (Alejo Carpentier, 'La consagraci6n de la primavera '. Una in-cita-ci6n). Pero antes de invitarnos a comer virtualmente el texto carpenteriano, la autora nos pone en la mesa un primer plato de "disquisiciones culinarias" (pp. 29-60), fundadoras de una "gastrocritica" que podrfa reivindicar la autoridad de ilustres precursores tales como Brillat-Savarin, Baudelaire, Freud, la Ecole des Annales, Malinowski, Levi-Strauss, Barthes, Bajtfn y probablemente un largo etcetera. El eje de la comida que organiza el estudio viene justificado ad hoc por los contextos culinarios mencionados en el famoso "manifiesto" de 1964, "Problematica de la actual novela latinoamericana", desmenuzado aquf con una agudeza tanto mas de agradecer que este texto ha sido citado por los "carpentieristas" usque ad nauseam (y no siempre con el debido respeto a la intenci6n autorial). Una paradoja tambien organiza ellibro de Rita De Maeseneer: las referen- cias a la comida no abundan en las ficciones de Carpentier, segun lo confiesa la misma au tora al principio de su "ltinerario culinario" (pp. 61-207). Est a escasez se explica por el tratamiento de los personajes que simbolizan ideas desapareciendo el enfoque imprescindible para la tematica objeto del discurso que relaciona el cuerpo y la comida. Sin embargo, se observa que esos perso- najes "beben muchas mas veces de las que comen" (p. 69). l,Otra paradoja? i,O sera que la explicaci6n por la funci6n de los personajes resulte insufi- ciente? i,NO cabria recurrir aqui a un inconsciente del texto que implicara otra metodologfa? Cualquiera que sea la soluci6n del enigma, se constata que en las novelas y cuentos de Carpentier los personajes beben alcohol para eludir la confrontaci6n consigo y buscar el olvido, para desinhibirse, por nostalgia 275

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Rita De Maeseneer, El festfn de Alejo Carpentier. Una lectura culi­nario-intertextual: Geneve, Droz ("Romanica Gandensia, XXXI"), 2003.

Huelga decirlo, mas que nunca en este afio del centenario de Carpentier: la obra del novelista cubano ya hace parte del acervo clasico de las letras hispa­nicas. Ya ha sido recorrida en multiples sentidos y con los mas diversos metodos por una critica que plasma sus resultados en una bibliografia ingente. Este libro vuelve a examinarla desde un punto de vista poco o nada transitado, la comida, que le sirve de pretexto a la ya reconocida "caribefiista" belga para proponer nuevas lecturas buceando en varias capas interpretativas de las ficciones de Carpentier teniendo presentes los numerosos textos te6ricos y periodisticos del inventor del debatido concepto de "realismo maravilloso". Por supuesto, los caminos de la "nueva" critica son tambien metaf6ricos: Alejo Carpentier fue, consabido es, un ogro devorador de textos de toda clase. Rita De Maeseneer se valdra de la imagen para retomar el sendero de la intertextualidad ya cami­nado por ella en su tesis doctoral inedita leida en 1992 (Alejo Carpentier, 'La consagraci6n de la primavera '. Una in-cita-ci6n).

Pero antes de invitarnos a comer virtualmente el texto carpenteriano, la autora nos pone en la mesa un primer plato de "disquisiciones culinarias" (pp. 29-60), fundadoras de una "gastrocritica" que podrfa reivindicar la autoridad de ilustres precursores tales como Brillat-Savarin, Baudelaire, Freud, la Ecole des Annales, Malinowski, Levi-Strauss, Barthes, Bajtfn y probablemente un largo etcetera. El eje de la comida que organiza el estudio viene justificado ad hoc por los contextos culinarios mencionados en el famoso "manifiesto" de 1964, "Problematica de la actual novela latinoamericana", desmenuzado aquf con una agudeza tanto mas de agradecer que este texto ha sido citado por los "carpentieristas" usque ad nauseam (y no siempre con el debido respeto a la intenci6n autorial).

Una paradoja tambien organiza ellibro de Rita De Maeseneer: las referen­cias a la comida no abundan en las ficciones de Carpentier, segun lo confiesa la misma au tor a al principio de su "ltinerario culinario" (pp. 61-207). Est a escasez se explica por el tratamiento de los personajes que simbolizan ideas desapareciendo el enfoque imprescindible para la tematica objeto del discurso que relaciona el cuerpo y la comida. Sin embargo, se observa que esos perso­najes "beben muchas mas veces de las que comen" (p. 69). l,Otra paradoja? i,O sera que la explicaci6n por la funci6n de los personajes resulte insufi­ciente? i,NO cabria recurrir aqui a un inconsciente del texto que implicara otra metodologfa? Cualquiera que sea la soluci6n del enigma, se constata que en las novelas y cuentos de Carpentier los personajes beben alcohol para eludir la confrontaci6n consigo y buscar el olvido, para desinhibirse, por nostalgia

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de la tierra originaria o por enajenacion. Nada muy original, pues. Pero esta carencia carpentieriana viene compensada por el discurso critico de Rita De Maeseneer, quien, a todas luces infiuida por el autor estudiado, aprovecha la tematica restringida de la comida para hacer incursiones fugaces o explayarse en digresiones sobre aspectos fundamentales y topicos ( el espacio, el tiempo, los puentes culturales, el aca I a/lit, America y Europa, . .. ), asf como para escudrifiar detalles como las evocaciones de la figura del inmenso poeta frances Saint-John Perse (p. 83) en la obra de Alejo Carpentier: "El tema culinario, por anodino que pudiera parecer a primera vista, ha hecho emerger algunas ideas centrales en los debates sobre la literatura caribefia y latinoamericana, de inspiracion postcolonial." (p. 181).

Este enfoque sobre "ideas centrales" no impide que se pongan de manifiesto ausencias tan importantes y reveladoras como la eliminacion casi completa de la asociacion socorridfsima entre la comida y el sexo atribuida a la pudibundez del novelista, o mas anecdoticas aunque sorprendentes como la poca presencia del cafe o del agua. Si la escasez de cafe se explica por lo comun de la bebida en Cuba que le quita valor protagonico, confieso que no veo por que Carpentier no ha aprovechado el rico simbolismo del agua. Aqui tambien una ojeada a otras fuentes metodologicas (por ejemplo al cada vez mas injustamente- olvidado Gaston Bachelard) quizas hubiera podido abrir puertas bacia un principio de respuesta.

AI examinar las textualizaciones de las cuatro fases relacionadas con la comida -produccion, distribucion, preparacion y consumo- (pp. 86 y sigs.), De Maeseneer no puede sino observar que ninguna sobresale en las obras de ficcion de Carpentier. Otra vez estas presencias relativamente discretas soli­citan nuestra curiosidad y sed de hipotesis explicativas, las cuales se dan en abundancia a la hora de analizar el consumo acudiendo a propuestas sea socio­literarias, sea folclorico-tradicionales. "Mucho mas que lo pantagruelico esta presente la vertiente famelica, sobre todo en las prim eras obras [ ... ] todavfa infiuenciadas por la corriente criollista" (p. 109). La negaci6n de la comida parece ser, pues, paradojicamente un hilo conductor de este estudio. Pero de lo negativo, De Maeseneer saca esta vez todo el jugo interpretativo: el hambre de Carpentier le produce un discurso prolffico que no desdefia el sabroso juego de las metaforas explicativas: Victor Hugues, "panadero de Port-au-Prince no solo amasara el pan, sino que amasara a los demas, e incluso sera amasado el mismo por las circunstancias polfticas en las que se vera envuelto" (p. 97). Es asi como el texto ficticio se diluye discretamente en un discurso crftico que sigue con el examen detenido de las comidas rituales presentes mas en Ecue­yamba-o que en El reino de este mundo (pp. 119 y sigs). El abandono de la materia se deberia a la poca familiaridad que Carpentier tenia con ella. Pero sin desechar esa opinion (,DO podrfa vincularse la desercion tematica con las nuevas perspectivas de una novelfstica ensanchada a culturas mas hfbridas en las que los ritos culinarios se dan en proporciones menores?

Comer no solo es ingerir, es tam bien el entorno de la comida, "les manieres

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(y manias) de table". El tema de la comida como representacion le da a De Maeseneer la oportunidad de abordar siempre con prudencia y razon las cues­tiones polemicas o las ambigtiedades ideologicas de la obra analizada. Asf la negritude es objeto de una larguisima digresion (pp. 129-153) en que se traza la evolucion ideologico-literaria de Carpentier con respecto a la problematica negra que se acercaria mas ala posicion de Cyril Lionel James que de Frantz Fanon (p. 150).

En el apartado dedicado a la comida como sefias de identidad (pp. 153 y sigs.), nuestra "gastrocrftica" cum grana sa/is destaca una de las muchas contradicciones del novelista en su apreciacion cambiante de Espafia (y de sus comidas). Desde luego, la dimension diacronica del tema no se le escapa: de hecho las maneras de preparar y consumir los alimentos cambian con el tiempo. Es aqui donde De Maeseneer sefiala los pocos anacronismos de Carpentier rela­cionados con la comida aunque opino hoy que en una novela historica no solo son perdonables sino que el rectificar erroneamente menudencias averiguadas del pasado es todo un derecho del autor de ficciones.

El examen de los "contextos culinarios" desemboca en una conclusion plas­mada en el capitulo 17 de La consagraci6n de Ia primavera donde confluyen los "sedimentos raciales" americanos y los sabores de las comidas "criollas" tricontinentales, comidas mestizas, hibridas, receptacula de la creatividad cubano-americana.

La ultima etapa de este "itinerario culinario" trata de la polemica cuestion del canibalismo de los indios de la que De Maeseneer presenta un status quaes­tionis antropologico y literario, recuento de obras del que falta (p. 183) un titulo importante, el de la famosa tragedia Tiestes de Seneca. Luego situa a Carpentier en el debate como comentarista comprometido de los discursos e interpretaciones err6neas del canibalismo indfgena, proyeccion del imaginario europeo. Pero el novelista va mas alla: sale en defensa del "canfbal" y del negro Caliban.

Pasando el Rubicon de la metafora, De Maeseneer dedica el capitulo 4 de su libro -emblematicamente mas largo que el anterior- a "Carpentier, devorador" de textos (pp. 209-358), agente de una transculturacion cosmo­polita, integradora y transformadora de las culturas de los colonizadores al incorporarlas en las de los oprimidos. La abundancia de la materia impone una reduccion ((.culinaria?) al estudio de las intertextualidades en un cuento, "El camino de Santiago" (1954) yen La consagraci6n de Ia primavera (1974), novela algo pesada, si se me permite confesar un gusto compartido por mas de un admirador de Carpentier. La investigacion minuciosa concentrada en el examen de las "citas" directas corresponde ala labor meticulosa del cubano al recoger los textos de otros escritores y a su habilidad para integrarlas en sus propias ficciones. Ademas se teje una red densa y apretada de autorreferencias al conectar los intertextos encontrados en las dos obras de partida con las demas donde se usaron. Pero mas importante que el saber enciclopedico es el uso que de ellos se hace. "Aparentemente ornamental[es] y secundari[as]'', en "El

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camino de Santiago" (p. 232), las citas insertadas se relacionan sin embargo con el eje estructural del cuento, el doble y la repetici6n, jugando a la vez con la identidad y la variaci6n: "Los personajes, los temas, los lugares, los recursos estilfsticos, la estructura y la intertextualidad se funden arm6nicamente en un imparable canon perpetuus" (p. 242).

Por su parte, La consagraci6n de Ia primavera presenta una "abruma­dora intertextualidad" (p. 243), que, agrego yo, roza la pedanterfa. Desde el Julios Caesar de Shakespeare a Mariana Pineda de Federico Garcia Lorca, pasando por los himnos de Prudencio - embutidos a la fuerza- y los cisnes de Mallarme, es el catalogo de la biblioteca de Carpentier el que aqui se desglosa. Los personajes parecen existir s6lo como inagotables fuentes de citas y de referencias cultas mas o menos vulgarizadas, mas o menos t6picas, cuya acumu­laci6n acaba cansando al lector.

Funcionalmente, la cita sirve para identificar a los personajes. Vera es mas bien lectora de poesfa y el verso de Valery, "La mer, lamer toujours recom­mencee" aparece siempre referido a ella, simbolizando "su asidero a lo largo de sus andanzas" (p. 288). Esa repetici6n del verso mas famoso del "mas europeo de los poetas" hade leerse tambien como signo del puente cultural entre ambas orillas del Atlantico por el hecho de que Paul Valery escribi6 el prefacio a la

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traducci6n francesa de Leyendas de Guatemala de Miguel Angel Asturias. Tambien el personaje de Vera viene vinculado a los cuentos de hadas y

libros "para niiios", -como Ia Alicia de Lewis Carroll y, por supuesto, a obras sobra la danza (Memorias de Tamara Karsavina, Lettres sur Ia danse de Jean­Georges Noverre, etc.). Todas estas citas contribuyen al retrato de una mujer sensible, recluida en el mundo de su infancia pero capaz de enfrentarse a la vida para "llegar a alguna parte", es decir en su caso poner en escena una "Consagraci6n de la primavera" innovadora.

Enrique cita textos mas "te6ricos", filos6ficos, ideol6gicos y basta meta­literarios (manifiestos vanguardistas en particular del surrealismo, textos de Engels y Marx, Goethe y Melville, ... ). Pero contrastando con Vera, la rusa, quien menciona a TolstoY, Gogol o Dostoievski, el personaje cubano no esta asociado explicitamente con escritores de su patria. Otro platillo vacio que el lector de El festin de Alejo Carpentier hubiera apreciado que se llenara. Pero como subraya acertadamente De Maeseneer, La consagraci6n de la prima­vera, "libro hecho de retazos", (p. 342) derrocha tantas citas que se parece a una autoparodia, sin "ensamblar los afiicos en un todo arm6nico y coherente" (p. 344) ni compaginar con el prop6sito de la narraci6n: exaltar la revoluci6n castrista como suma de todas las revoluciones del siglo XX.

Una de las mas curiosas revelaciones dellibro reseiiado es la semejanza, a la verdad muy perturbadora, que existe entre la enciclopedia literaria de Carpentier y la de Gide (p. 350), con excepci6n del mundo literario hispanico, terra incognita del frances. (.No sera este descubrimiento una especie de mise en abfme de la poetica de Carpentier cuya cultura basicamente europea no

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fue sino parcialmente subvertida por su integracion en contextos hispanoame­ricanos anticartesianos y real maravillosos? (,No serfa lo latinoamericano y cubano aplastado in fine y a despecho del novelista por lo europeo? Rita De Maeseneer no deja a su lector enfrentado a la problematica de un Carpentier en confticto con una europeanidad mas o menos bien asumida. En su conclusion, ve una solucion a esa escision en la hibridez cultural, que no es enajenacion sino condicion esencial de su escritura sin alcanzar todavfa (como ya escribi hace tiempo) la radicalidad de un Luis Rafael Sanchez. Alejo Carpentier sigue llevando la mascara blanca y europea esforzandose por quitarsela.

Esta propuesta sincretica ya hace parte del "De sobremesa" como se titula la conclusion de El festin de Alejo Carpentier (pp. 359-370), donde la autora trata de acercar la lectura "culinaria" de las ficciones carpentierianas y la inter­textualidad "monstruosamente presente" (p. 361). La verdad es que se destacan mas bien contrastes que semejanzas: lo culinario cubano-latinoamericano se enfrentaria a lo intertextual europeo, pero la comida, a veces, se "culturaliza", se "literaturiza". Y la cultura es para Carpentier lo que permite construir puentes entre dos realidades semejantes o analogas, es lo que permite la "trasposicion", la "traslacion", concepto clave de la poetica del escritor fundamentada en la metafora. La tarea que se dio, "nombrar las cos as de America", desemboca en una aporia ya que, como todos sabemos, "le mot n' est pas la chose". Pero por la magia de su escritura, Carpentier convirtio les mots en mets, "afi.adiendo suculentas conmutaciones a lo culinario y reescribiendo textos en su estilo tan magistral" (p. 370).

Ya dije que Rita De Maeseneer habia dedicado su tesis doctoral a Carpen­tier: no nos maravillaremos, pues, de que su dominio de la prolffica bibliograffa sobre el cubano se acerque a la perfeccion deseada. Tan solo echaremos de menos la omisi6n de los estudios preliminares de Federico Acevedo a El reino de este mundo y a Concierto barroco (Rio Piedras, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1994, para ambos).

Con todo, no cabe duda de que el libro de Rita De Maeseneer es desde ahora un plato exquisito de la cocina criolla que todos los gourmets de la mesa carpenteriana tienen la obligacion de probar. Seguro que lo saborearan. 1

Jacques Joset Universidad de Lieja

Belgica

1 Como todos fuimos vfctimas de errores tipognificos y, ahara, de incoberencias electr6nicas, y como todos echamos de menos el trabajo pulcro de las imprentas de antafio, me pennitire sefialar algunas erratas facilmente subsanables empezando con una autorreferencia err6nea en lap. 145, n. 1, donde hay que leer "De Maeseneer (1995)" (no 1997); p. 195, 1. 17: "significativamente" (no "significa-tivamente"); p. 214, n. 1: "manuscrito" (no ''mansucrito"); p. 267, 1. 8: "proveedores" (no "proveedoros"); p. 268, l. 5: "ciertos" (no "cier-tos"); p. 270, n. 3: El siglo de las luces (no El sigl -de las luces); p. 340, 1. 27: "bailarina" (no "bailerina").

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Reseiias

Gutierrez, Mariela A. El monte y las aguas. Madrid: Editorial His­pano Cubana, 2003.

Mariela A. Gutierrez, profesora de Civilizacion y Literatura hispanoame­ricanas de la Universidad de Waterloo en Ontario, Canada, esta considerada entre los principales estudiosos de la cultura afrocubana.

Su libro El monte y las aguas es una seleccion de estudios sobre la cultura negra de la Isla. Esta dividido en tres partes: Introduccion a la cultura afro­cubana, Literatura y lingtifstica y Ensayos de monte y agua. La Introduccion es un rico aporte sobre las creencias, la religion y los mitos de ~a diaspora africana llegada al Nuevo Mundo a partir del siglo XVI y, en particular, de aquellos que se asentaron en la isla de Cuba. Gutierrez no solo hace una presen­tacion del sincretismo religioso del Caribe, sino que profundiza en las rafces de las creencias del afrocubano. En su valorizacion de las bases religiosas de la Santeria, la critica cubano-canadiense trabaja las teorfas y comparte los hallazgos de los escasos estudiosos que se han dedicado al diffcil campo de la africanidad de Cuba como son Fernando Ortiz, Romulo Lachatanere, Carlos Echanovet, William Vascom y, de manera especial, Lydia Cabrera. Digo diffcil, por el secretismo con el que el negro ha protegido y defendido sus creencias. Tal circunstancia ha hecho poco accesible la informacion y el conocimiento de la intra-cultura negra, pero ha permitido que dichas creencias existan y se mantengan activas entre los afrocubanos a pesar de los cuatro siglos de colo­niaje y de los avatares del castrismo.

Los estudios criticos de Gutierrez ponen allector al tanto de las divinidades, creencias, mitos y rituales de la cultura Yoruba a la par que los contextualiza en el ambiente americano. Compara, tambien, la terminologfa religiosa de los yorubas con la de los afroamericanos provenientes de la cultura conga y de otras culturas menores que aun subsisten en la region del Caribe. Segun nos dice la autora, estos pueblos se entremezclaron y se fueron asimilando al ambiente que los acogfa, creando a su vez una cultura nueva y formando, de paso, un inigua­lable y complejo mosaico (11). Sefiala, ademas, la importancia de los Cabildos o Palenques que, como sociedades religiosas secretas, ayudaron a transmitir y mantener la tradicion puramente africana, la cual opera en la America basta el siglo XIX y que, en el caso de Cuba, se halla aun vigente.

Indica la autora que ademas de la aculturacion del negro a la vida colo­nial, se dio una transculturacion tribal, hecho que se hace mas notorio, segun Gutierrez, a partir de la abolicion jurfdica de la trata de negros y la suspension, por parte de la Corona espanola, de los barcos negreros. En Cuba, este hecho tambien trajo como consecuencia un proceso de integracion intelectual y el comienzo de una cultura mulata paralela ala negra y ala blanca (12).

De especial interes en el libro es el estudio del culto a los antepasados y

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la profunda union religiosa del negro cubano al universe. De igual manera, afirma la crftica, las fuertes creencias ancestrales que sobre el cosmos tenfa el africano lo preservaron de la extincion durante los siglos de esclavitud. En su articulo sobre "Quienes habitan en el monte" Mariela Gutierrez estudia el universe magico del africano y la concepcion que tiene del mundo que lo rodea. Centra la mitologfa y religiosidad del afrocubano en el monte y en las aguas. Sus protectores son Yemaya, duefia del mar, su hermana Ochun, diosa del amor y del rio, y los demas orichas, quienes han cruzado el oceano para consolar a los hijos que han venido a America. En la presentacion de la madre Yemaya, Ochun y los demas orichas, Gutierrez enfatiza en las transformaciones sociales que estos dioses sufrieron durante el proceso de transculturacion. En "Tambores de gesta afrocubanos" habla del misterio carabalf de la iniciacion de Ekue en la Sociedad secreta Abakua, llegada a America en el siglo XVI.

En la segunda parte -"Literatura y lingi.iistica" -, la doctora Gutierrez estudia algunos cuentos negros de Lydia Cabrera que aparecen en los libros El monte, Refranes de negros viejos, Anang6 y Cuentos negros de Cuba, analizandolos lingi.iisticamente y expandiendo su estudio a la creacion de las lenguas mestizas como el creole, el surinaam y el papiamento. En esta parte resulta bastante novedoso el estudio "Olofe/ Chango! Dionisio y el ritual de lo grotesco."

La tercera parte esta dedicada al monte y al agua. De gran interes es el valor de los amuletos, la importancia del bilongo o maleficio, la hechiceria o embrujo y la separacion que el negro cubano hace entre religion, magia y medicina, y su creencia en una realidad diferente y sobrenatural. De igual manera, ellector es informado sobre los dioses, los entes sobrenaturales y un sinfin de plantas medicinales, los seres diabolicos, los espiritus de los antepasados y de los animales que residen en el Monte. El Monte, por lo tanto, es un lugar sagrado y una realidad compleja del mundo afrocubano. Dicha realidad es estudiada por Lydia Cabrera, la cual le dio una universalidad que no posee en la cultura negra. Por otro lado, las aguas, son estudiadas desde el punto de vista de las caracterfsticas ilimitadas e inmortales que se les han concedido en la mayorfa de las culturas.

Para terminar, el libro incluye un iluminador glosario de gran validez y ayuda para el neofito en el estudio de las culturas afroamericanas. Las grandes aportaciones de la doctora Gutierrez ameritan una cuidadosa lectura para llegar a una mayor comprension de la cultura africana de nuestro continente.

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Margarita Krakusin Alma College, Michigan