Revista Nº17

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Número 17 de la revista.

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contenidos

2 Editorial 3 Feliz Día. Papá 4 Sacerdote: Espejo de la Paterni-dad de Dios 7 Ser Padre, a semejanza de quien nos amó primero 8 Conocer a los Hijos para ayu-darles a crecer10 Perdono pero NO olvido13 Hablar de Sexualidad a mis hijos16 Primeros Pasos del Conocimien-to de Nuestro Alumno como Persona20 Humor Vítreo

Revista Católica

Nº 17, Junio de 2012, Año 3

rescatandoalafamilia.blogspot.com [email protected]

Directora:

Rosa María Valencia Z.

Editor:

Santino Bruguera

Colaboradores:

Oficina de Comunicaciones

del ArzobispadoMa. Antonieta CuadrosSr. Juan Carlos Rivera V.Lic. Guadalupe ValdezLic. Ada Huamantuna

Lic. Kharla Zúñiga

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Cómo están amigos:

Nosotros muy contentos con este nuevo número, triunfo que com-partimos con ustedes.

La situación no es sencilla, pero, como siempre les digo, este es un esfuerzo de muchas personas que al igual que nosotros creen que el alcanzarles la información que se les da a través de esta Revista es urgente y necesaria.Las familias de hoy tienen que vi-vir al tanto de lo que sucede y par-ticipar activamente en defensa de la misma.

Aprovechamos esta oportunidad para saludar a todos los buenos papás que viven su rol con amor, alegría y entrega.

Un abrazo en Cristo

Editorial

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Se acerca el día en que festejaremos el “Día de Padre”. La pregunta sería si todos queremos hacerlo.Hay padres que asumen su papel desde el momento en que se enteran que serán papás, y gozan desde un principio de su paternidad, expresando este gozo en el amor y cuidados que prodiga a su esposa, futura mamá de su retoño, cuando este nace comparte con alegría y entusiasmo las responsabilidades que conlleva atender y educar a ese hijo.Esta actitud es la que se espera en todo papá, y no es como se escucha por allí: “…pero qué suerte tienes de tener un esposo amoroso, solícito y responsable”¿Ustedes qué creen, que es cuestión de suerte o de responsabilidad? Un padre que se comporta con amor y coherencia, haciendo lo que corresponde, no está realizando nada extraordinario, sólo cumple con el rol que él voluntaria y responsablemente adquirió. Lo que sucede es que no es común ver a los varones asumiendo sus roles como buenos esposos y padres y cuando vemos alguno nos parece una gran bendición.Son muchos los hijos que se crìan sin padre., muchos padres que abandonan totalmente a sus hijos, olvidándose que existen, dejando a miles de mujeres so-las, que tiene que desempeñar ambos papeles de mamá y papá, cosa que es muy difícil y que no se logra; porque por más buena intención y esfuerzo que la mamá ponga, el papel de padre nunca lo va a poder realizar. El padre que abandona a sus hijos deja un vacìo que nadie podrá llenar ni suplir.Nuestro saludo va para aquellos padres que saben amar y demostrar ese amor con una actitud de entrega, sacrificio, alegrìa y responsabilidad hacia sus hijos, los mismos que en el futuro sabrán amar como lo hicieron con ellos.Para aquellos que aún no descubren la dicha de comprender que un hijo es la mayor de las bendiciones, sólo nos queda decirles… mediten sus hijos a pesar de todo los aman, los necesitan y los esperan.

¡FELIZ DIA, PAPÁ!

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Reflexiones de Nues-tro Pastor acerca de la misión del Padre,

en esta fecha tan especial para los mismos, duran-te una amena plática con nuestra Revista.

Todo padre tiene un padre

Mi padre, gracias a Dios, está vivo todavía. Tiene ochenta y tres años (mi madre está por cumplir setenta y siete), y tengo una gran relación con él. Tengo un gran amor por

Apreciaciones de Nuestro Monseñor entorno a la labor del Padre: «La Pa-ternidad Humana está llamada a ser un reflejo de la Paternidad Divina»

mis padres y una enorme gratitud. Una de las cosas por las que doy gracias a Dios es haber nacido en una familia católica. Po-dría haber nacido en una familia musulmana, y hoy día mi situación sería otra. Primero esto, una familia católica que, con todas las dificultades pro-pias de cualquier familia, supo mantenerse unida e inculcar la fe en Dios. Aún en los momentos de mayor dificultad yo siem-pre he visto a mis padres

muy cercanos a la Iglesia, muy creyentes. Creo que eso es lo más grande que mis padres me han dado. También los he visto sacri-ficarse (a los dos) mucho para que los hijos poda-mos ir a un buen colegio, y tener estudios univer-sitarios. No ha sido fácil, han sido grandes los sacri-ficios. Nos han perdonado, a mí personalmente cuan-do me he equivocado, que me he equivocado y me he portado mal muchas veces de muchacho, siempre me

Sacerdote: Espejo de la PATERNIDAD de Dios

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han perdonado, siempre me he sentido acogido por ellos, realmente. Ya soy adulto, conozco sus virtudes, también sus de-fectos, hoy día ya les que-dan pocos porque los años ayudan a superar muchos. Pero considero que han sido unos padres excelen-tes.

La postura paterna fren-te a la vocación sacerdo-tal del hijo

Yo entré al seminario ya adulto, con 28 años de edad. Había trabajado en un estudio de abogados bastante importante. Lo único que me dijo mi padre fue que lo pensara bien, que no vaya a ser una ilu-sión, y que no me precipi-te. Luego estás unos años en el Seminario y lo dejas, y a lo mejor pues ya las leyes han cambiado y te va a resultar muy difícil recuperar todo esto que has conseguido con tanto esfuerzo. Pero este conse-jo, que yo se lo agradecí y que de hecho puse en práctica, creo que me sir-vió también para entrar al Seminario con una mayor certeza y una mayor defi-nición. Y desde entonces, desde el año 1986 (han pasado veintiséis años ya), nunca he dudado de que esa era mi vocación. A partir de esa decisión

tomada mis padres siem-pre me han apoyado y los he sentido muy cercanos a mí en todo momento. Recuerdo que en alguna oportunidad pasé una eta-pa difícil en el Seminario porque pensé que uno de mis formadores estaba co-metiendo una injusticia conmigo. Fui a la casa y se los conté. La respuesta de mis padres fue: Bien, ¿quieres ser sacerdote? Pues aprende a sufrir. Y en este aspecto les agra-dezco a mis padres que me hayan mantenido en eso, han sido muy firmes.

Dios Padre como paradig-ma original de Tutor

Ahora que estamos cele-

brando el Día del Padre quisiera a saludar a todos los padres de familia, y recordarles que la Pater-nidad Humana está lla-mada a ser un reflejo de la Paternidad Divina. Y esto es lo grande que no-sotros poco a poco pode-mos descubrir en nuestros padres, cuando estos, aún con sus defectos humanos, intentan hacer lo mejor por nosotros. Poco a poco vamos descubriendo que ciertamente ellos han par-ticipado en la Paternidad Divina, que no se limita a darnos la vida biológica, sino que también inclu-ye el transmitirnos la Fe, llevarnos al encuentro de Jesucristo, el acogernos, el acompañarnos, el apo-

Un gran don que Dios nos ha dado a los seres humanos: el tener un padre,

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yarnos, el perdonarnos, el motivarnos. Yo creo que esto es realmente un gran don que Dios nos ha dado a los seres humanos: el tener un padre, y por eso quiero saludar a todos los padres de familia, agra-decerles por el bien que hacen, y animarlos en su tarea. Hoy día ser padre muchas veces no es fá-cil. Porque hay muchas corrientes que marean a nuestros jóvenes y niños, y un padre de familia pue-de correr el riesgo de que-rer estar a la moda, y no educar a su hijo sino ser su amigo y dejarle muchas libres opciones. Es impor-tante que recuerden que un niño y un adolescente está en proceso de forma-ción, todavía no ha desa-

rrollado suficientemente sus capacidades ni tiene la experiencia necesaria para poder formarse ideas definidas. Necesita la orientación de su padre. Yo creo que este es uno de los grandes servicios de un padre hacia sus hijos.

Los sacedortes también son llamados ‘padres’

A los sacerdotes (y en al-gunos sitios también a los Obispos) se les llama ‘pa-dres’ por estos dos aspec-tos: Primero porque un sacerdote está llamado a reflejar en su ministerio esta paternidad de Dios. Es decir, Dios es un Padre que ama, que perdona, que acoge, pero al mismo tiempo que corrige (rasgo

muy importante en un padre de familia). Todo el Antiguo Testa-mento está lle-no de historias en las que Dios ha corregido a Israel en los momentos que necesitaba ser corregido. En-tonces también, esta paternidad de Dios se re-fleja a través del sacerdote. Segundo, por-que aún cuando nosotros no te-

nemos hijos de la carne, ciertamente, a través de la predicación de la Pa-labra de Dios y por me-dio de los Sacramentos, sobre todo del Bautismo, también generamos, en nombre de Cristo, muchos hijos para Dios. Existe realmente una paternidad espiritual sobre los fieles que nos han encomenda-do.Te aviso que llegará el Día del Padre y recibiré mu-chas llamadas. Hay mucha gente que me llama a salu-darme y me envía correos electrónicos. Sobre todo aquellas personas que han visto más reflejada la pa-ternidad de Dios en mi de-bilidad humana.

Finalmente un saludo a los amigos lectores de nuestra querida revista Rescatando a la Familia, y un agradecimiento muy especial y una felicita-ción a todos aquellos que promueven esta publica-ción y a los que la hacen posible. La sigo número a número, leo los artículos, y también distribuyo al-gunos entre diversas per-sonas, entre ellos algunos Obispos. En general todos tenemos un gran aprecio por esta revista que está haciendo mucho bien. Así que los animo a seguir adelante, y cuenten con mis oraciones. n

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Llega el mes de junio y con él, la celebración del Día del Padre. Pero tam-

bién, el tiempo dedicado al culto especial del Corazón de Jesús. Una feliz coincidencia por cuanto, a través de esta devoción, centramos nuestra atención en el amor de Dios, y Dios es nuestro Padre. Cierta-mente, no hay verdad que nos alegre tanto, como sabernos hechura de sus manos e inscri-tos con nombre propio en las palmas de las mismas.Así de exclusivo e inmenso es el amor de nuestro Padre del cielo. ¡Nos conoce por nues-tro nombre, nos ama a pesar de nuestras debilidades, nos ofrece su corazón misericor-dioso para volver a Él, cuantas veces nos alejemos siguiendo nuestra voluntad!.Y en él obviamente los padres de familia, encuentran el ca-mino a seguir. ¡Qué camino! Di-rán algunos y es cierto. ¿Cómo emular al creador de la vida, a quien es el amor mismo? Claro que no resulta sencillo. Nues-tro entorno esta enrarecido, por donde vamos se nos dice que es más importante “te-ner” que “ser”, supuestamen-te así encontraremos la felici-dad que todos anhelamos. Se nos llama a comprar de todo, incluso conciencias. Tenemos miedo al silencio, a mirarnos en el espejo. Quizás porque en el fondo sabemos que estamos hechos a imagen y semejanza del Padre, y de qué PADRE. Realidad que cuestiona, que debe impulsarnos a seguirlo e imitarlo. AprendizajeA pesar de que hoy existen Escuelas para Padres, como un aporte a la familia, re-

conociendo la necesidad de su formación en los centros educativos, la verdad es que se aprende a SER PADRE en el camino; donde no hay tiempo para pruebas. Se dice, se hace, se pide, se ayuda, se orienta, en suma SE AMA, de una vez y para siempre.Aunque solemos olvidarlo por la prisa de cada día, por el ritmo de vida que nos impone la tecnología y el comercio, en este caminar haciendo ca-mino, sí hay un paradigma. El padre de familia no está sólo. Pasa que muchas veces la vara es tan alta, que preferimos ob-viarla y disculparnos diciendo que no se nace siendo Padre.Muy cierto, pero la dignidad de Hijos que tenemos, nos prepara para esta otra misión que el mismo Dios regala a algunos hombres. Y sí, es una enorme misión la de dar vida a otros seres, la de abrir sus ojos al mundo y ayudarles en sus primeros y muchos, mu-chos pasos más. Sin embargo, lo más importante es ofrecerle VIDA. Ayudarle a descubrir que está hecho para grandes cosas, increíbles aventuras que halla-rán sentido si, y solo sí, piensa en el otro, como en sí mismo. No en sí mismo primero, des-pués y en último lugar. Eso es egoísmo. En tanto que quien se ama, se reconoce hijo de una maravilloso Padre, seguramen-te deseará que a los demás les suceda lo mismo. DesafíosEste es el gran reto del padre de Familia: modelarse a la sombra del que nos amó pri-mero, tomarse de su mano, para cuidar la vida que se le confió.La oración, por tanto es la pri-

mera actitud necesaria en el padre de familia. Sólo siendo un hombre de oración podrá escuchar a Dios y hablar con El. Sólo dándose tiempo para es-cudriñar en su presencia su vo-luntad y hacerla, se podrá salir adelante en este desafío de ser padre. Y es que no sólo y única-mente se trata de tener éxito, tener propiedades, tener, te-ner, tener. Lícito tener, pero no entregar la vida en , por y para ello. Se trata de “SER”, de orientar a los hijos en el descu-brimiento del propio potencial para conducirlos a la verdadera felicidad, y eso se logrará con el propio testimonio. El perdón, es esta llave maes-tra que utiliza el Padre Celes-tial con cada uno de nosotros y que a su tiempo administrará el padre de familia. Acoger, absolver y retomar la amistad perdida con el Hijo, es tarea complicada. Pero… sólo así, perdonando y aprendiendo de lo hecho, es que se estrecha-rán nuevamente en un abrazo. Así como el Hijo Pródigo fue recibido por su padre.La ternura, que no es exclusi-va de la madre, es también la actitud del padre que sale al encuentro de sus hijos. Bien lo dice Jesús, narrando la pará-bola del Hijo Pródigo, cuando pide que los niños se acerquen a El, incluso cuando en el ca-mino al Calvario consuela a las mujeres de Jerusalén.Hasta aquí, tan sólo esbozamos algunas actitudes que segura-mente hemos visto y experi-mentado con nuestros padres. Este tercer domingo de junio y cada día del año será motivo para que cada hijo, pueda con-templarlo despacio, sin prisas; para que pueda abrazarlo des-de el corazón, agradeciendo a nuestro Padre Dios, por el re-galo de la vida de quien aquí hace sus veces, encaminándo-nos a la felicidad. ¡Feliz Día Papá!

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El hecho de que en un padre recuerde la fe-cha de nacimiento de

un hijo, no es suficiente para poder asegurar que lo conoce. A veces ocu-rre que no sabemos cómo son nuestros hijos y eso nos enfrenta a un grave e importante problema y es que para ayudarles

CONOCER A LOS HIJOS PARA AYUDARLES A CRECER

a crecer y a mejorar es necesario conocerlos. Si cada padre cuando ve a su bebe en sus brazos, luego en su primer día de clases escolares, o lo ve por primera vez montar su bicicleta, o lo ve acabar el colegio, empieza a soñar sobre su futuro , en esos sueños e ilusiones hay un

profundo deseo de verlos felices, luego vuelve a la realidad y ve a su bebe en brazos y se hace conscien-te que para conquistar esos sueños e ilusiones, hay toda una tarea educa-tiva que permitirá lograr que ellos con sus propias fuerzas, forjen un valioso futuro.

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Sin embargo resulta evi-dente que para poder ayu-dar a cualquier persona a ser mejor, requerimos co-nocerla. Si un extraño se nos aproxima, con buena intención, y nos da conse-jos sobre cómo vivir me-jor, estoy seguro que poco le escucharemos, pues en su desconocimiento de nuestra persona, hablará en gran parte de lo que no necesitamos, ni nos interesa. Nadie espera que con solo presentar-se ante el doctor, él pue-da aconsejarnos sobre el tratamiento que se debe seguir para curarnos de alguna dolencia, el doc-tor necesita preguntar, y realizar una serie de aná-lisis para conocer y luego poder ayudar.

La mayoría de los padres podrían concluir que como fruto de la convivencia, conocen a sus hijos, pero esto sólo será cierto si dentro de esa convivencia se cumplen dos premisas fundamentales, una es que los padres dedican un generoso tiempo a los hi-jos y la otra es que tienen un alto nivel de comunica-ción con ellos. Si estas dos premisas no se cumplen, pueden estar seguros los padres, que no conocen a sus hijos.

Una verdadera conviven-cia, requiere de un ge-neroso tiempo para com-partir, para hablar, para escuchar, pero también

es cierto que el trabajo y otras muchas ocupaciones pueden robarles a los hi-jos el tiempo y la comu-nicación que necesitan de sus padres, es por ello que , aun contando con poco tiempo y con el cansancio en contra, es para los pa-dres un tema fundamental la lucha diaria por estar con los hijos, acompañar-los, transmitirles cariño, escucharlos , compartir sus vivencias, ayudarles en alguna pequeña ta-rea, soñar con ellos, salir de paseo, jugar un rato, bromear con ellos, ver sus escritos, conversar de sus amigos, plantearles bo-nitos retos, comer algo juntos mientras constru-yen un pequeño plan para algo, saberles preguntar y muchas cosas más. Esta breve enumeración de ac-tos propios de la conviven-cia, permiten a los padres conocer a sus hijos, y solo

sobre esa base podrán orientar su crecimiento y mejora personal que ga-rantice que ellos puedan llegar a donde les corres-ponde, a donde nosotros esperamos que ellos lle-guen.

Es cierto que los padres tienen muchas obligacio-nes, que ocupan su tiempo y su cabeza, pero deben estar seguros que después de sus esposas y esposos, no hay nadie más impor-tante que sus hijos y es por ello que lograr tiem-po y una rica convivencia será una lucha diaria, unos días irán mejor que otros, pero esa lucha garantizará que los hijos hayan reci-bido lo mejor a través de sus padres y todo ese bien les hará personas buenas, de lo mejor, con un gran capacidad para construir su felicidad junto a los demás.n

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La discusión había llega-do a su momento más álgido y el volumen de

las voces se había elevado a tal grado que solamente se escuchaban gritos incohe-rentes que denotaban eno-jo y todo tipo de emociones negativas.

De repente, se hizo un si-lencio absoluto, como si la energía de los dos se hubie-ra terminado.

Fue entonces cuando la voz de Miriam sonó mientras sus ojos se fijaban como espa-das frente a los ojos de su

esposo. Quiero decirte -dijo Mi-riam-, que no solamente estoy enojada por lo que acaba de pasar, hay muchas cosas que me molestan y me tienen harta.

No sé de qué me estás ha-blando -respondió él.

Ya vez, lo peor es que la riegas y luego ni siquiera te acuerdas.

¡Espérame!, -dijo él-, ¿a qué te refieres?

Ése es tu principal proble-

ma, que no te acuerdas de lo que no te conviene, pero te voy a refrescar la memo-ria. ¿Ya se te olvidó el pa-pelito que hiciste cuando te pusiste muy grosero en casa de mis papás...?

¡Óyeme!, pero eso fue el año pasado...

¡Espérame que todavía no acabo! Y el día que queda-mos en ir a cenar, y claro... se te olvidó...

Miriam hizo una breve pausa como para tomar aire y casi de inmediato continuó:

Perdono pero NO olvido

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Y el día de mi cumpleaños, que ni siquiera te acordas-te, tu secretaria te lo tuvo que recordar y llegaste en la tarde con tu regalito, tratando de disimular tu olvido. ¡Ah! Y aquella vez que...

¡Hey! ¡cálmate!, ¿qué te pasa? De todo eso ya había-mos hablado y en su momen-to discutimos. Eso ya pasó, ¿por qué lo vuelves a sacar?

Pues por una razón muy sen-cilla, porque aunque ya te perdoné, ni creas que lo he olvidado.

Cuando se perdona y no se olvida

Hay muchas personas, hom-bres y mujeres, que tienden a actuar como Miriam.

En un apartado de su mente han colocado un cajón, en el cual, guardan con doble llave las experiencias nega-tivas, los desengaños y los momentos difíciles o dolo-rosos que han vivido y en el momento oportuno ¡zas!, abren el cajón y sacan de él lo necesario para poner en evidencia su condición de víctimas y los argumentos para chantajear a la pareja.

Mantener archivadas las ex-periencias negativas, con-servar las cuentas pendien-tes con el ser amado, pone en evidencia la existencia de rencor y resentimiento, sentimientos que envenenan

cualquier relación humana.

Cuando se guardan resenti-mientos, cuando se perdona pero no se olvida, la relación se envenena y las personas entran en un juego intermi-nable de cobrarse cuentas pendientes, que como resul-tado hace infelices a todos los involucrados: al que no olvida, porque el simple he-cho de estar recordando las cosas negativas le amarga la vida y le impide la felicidad, y al que se le están echando en cara las cuentas pendien-tes, porque se siente agre-dido y manipulado cada vez que le presenten una factu-ra de cobro.

Un elemento importante para lograr la felicidad es el saber perdonar.

¿Qué es perdonar?

Perdonar es abrir una válvu-la de escape para permitir la salida del veneno acumu-lado por el rencor y el re-sentimiento.

Cuando una persona per-dona, no está ayudando a quien la ofendió, se está ayudando a sí misma, por-que se está deshaciendo de los sentimientos negativos y está recuperando el equili-brio y la paz interior.

En toda relación humana se generan problemas y des-acuerdos, se producen si-tuaciones que pueden cau-sar molestia y enojo, pero

eso no implica que se ten-gan que quedar cuentas pendientes.

Hay dificultades y malos en-tendidos, incluso problemas graves de relación, pero si no se perdona, si se guar-da rencor, la relación se va a corroer y la infelicidad de ambos va a ser la principal consecuencia.

El perdón no es cuestión de razón.

El perdón en muchas ocasio-nes aparece como algo ilógi-co, hasta cierto punto irra-cional, pero lograr perdonar y liberarse del rencor tiene su lógica y su metodología.

¿Cómo evitar el círculo vi-cioso?

Para evitar que esa cadena de resentimientos y agre-siones se convierta en algo interminable, es necesario aprender a perdonar, sin condiciones, sincera y gene-rosamente.

Para poder llegar al per-dón, cuando se ha sufrido una ofensa, es conveniente tomar en consideración los siguientes puntos:

Aceptar el dolor: Tratar de aparentar que al cabo no me importa, es echarle tierra al asunto, pero debajo de esa tierra queda el resentimien-to. Solamente reconociendo y aceptado el dolor se pue-de trabajar para eliminarlo

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de raíz.

Evitar la competencia: En ocasiones se toma la actitud de si el otro me hizo, yo le hago.. No se trata de ver a quién le va peor, pues esa es una actitud de: yo pierdo y tú también, que resulta au-todestructiva.

Valorar la ganancia, no la pérdida. Perdonar implica recuperar la paz interior, el equilibrio emocional. Al perdonar, la más beneficia-da es la persona que otorga el perdón porque se deshace de los sentimientos negati-vos.

Buscar soluciones, no al cul-pable: Lo importante al per-donar es encontrar la mane-

ra de restablecer la relación y mejorarla, en vez de iden-tificar quién tiene la culpa de que las cosas no marchen bien.

Evitar poner condiciones: Cuando se ponen condi-ciones, se corre el riesgo de caer en el chantaje. Te perdono si tú haces esto o aquello. Cuando vea que cambiaste, entonces te perdonaré. Estos plantea-mientos implican una com-pensación o una especie de desquite y mantienen vivas las actitudes negativas.

Regalar en vez de cobrar: El perdón es un regalo, no es una factura que más tarde se va a cobrar. Perdonar impli-ca decirle al otro: te perdo-

no, sin pedir nada a cambio. Si se pide algo a cambio, si se cobra, ya no hay perdón, hay transacción. El perdón es como el amor, simple-mente se da como un rega-lo, sin condiciones.

Cuando se toman actitudes de desquite, cuando se guar-dan cuentas pendientes, cuando se entra en un juego de toma y saca, se está cul-tivando la infelicidad.

¿Por qué estar luchando contra nuestra propia feli-cidad? El perdón generoso, desinteresado, es una exce-lente inversión... ¡Se está invirtiendo en la propia fe-licidad! n

Jorge Zuloaga

El perdón generoso, desinteresado, es una excelente inversión. Se está invirtiendo en la propia felicidad.

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Los padres de familia somos los primeros y principales educado-

res de nuestros hijos, y si podemos hablar con ellos de otros temas, también podemos hablar con ellos sobre sexualidad y afecti-vidad. Los expertos hablan de cuatro criterios claves que hay que manejar en cuestión de educación de la sexualidad.

Primera regla: Llegar a

tiempo

En este aspecto es mejor no engañarse: nuestros ni-ños saben mucho más de lo que creemos, por eso es mejor hablar “una hora antes” que “cinco minu-tos tarde”. Ahora los niños desde tempranas edades manejan toda clase de te-mas, gran parte se debe a la facilidad que hay para acceder a la información a través de las nuevas tec-

nologías. Este hecho ha llevado a que los niños y adolescentes investiguen por ellos mismos, hallan-do la mayoría de las ve-ces una información dis-torsionada acerca de lo que realmente es la afec-tividad y la sexualidad.

Así que la primera fase de la comunicación con los hijos, debe ser dedicada a escuchar lo que piensan y dicen, o a interpretar sus silencios ante ciertas si-tuaciones. A través de la escucha, se podrá formu-lar las respuestas que los hijos quieren saber. Por

Habla r de SEXUALIDAD a mis hijos: ¿cómo hacer-lo, cuándo y de qué manera?

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eso la necesidad de crear relaciones cercanas con los hijos, de forma que sean los padres los prime-ros en enterarse de lo que les sucede, así sean cues-tiones triviales; después serán unas más serias. Si ante estas primeras in-quietudes, los niños en-cuentran acogida por par-te de sus padres, entonces los hijos confiarán en esta fuente para futuras inquie-tudes sobre sexualidad. Del mismo modo, los es-pecialistas insisten en que no se trata de dar una sola charla sobre sexualidad, sino que se debe hablar frecuentemente sobre ello: “Los hijos viven en un entrono que les comu-nica continuamente men-sajes contradictorios so-bre la sexualidad humana; con frecuencia contrarios a los valores que usted de-searía transmitirles. Por eso, es importante que les comunique sus valores con un lenguaje lo más cerca-no posible. La evasión de temas provocará una cu-riosidad exagerada en sus hijos, llevándoles a buscar las respuestas en fuentes que podrían ser perjudi-ciales.” Explican los ex-pertos a cargo del pro-yecto de Educación de la afectividad y de la sexua-lidad humana desarrolla-do por la Universidad de Navarra.

Segunda regla: Hablar con claridad

Se debe dar una informa-ción clara, es decir, llamar a las cosas por su nombre pero con respeto. Alfon-so Aguiló, reconocido au-tor de educación familiar dice: “No es recomenda-ble recurrir a la fábula –hablar de cigüeñas, de que los niños vienen de París, o historias semejan-tes– para escapar de las dificultades que lleva con-sigo la educación sexual. La naturaleza humana as-pira a la verdad y el niño o la niña, por pequeños que sean, tienen derecho a ella.”Se ha notado que los pa-dres sienten demasiado temor de afrontar este tipo de temas y por ese mismo temor, suelen en-redar sus explicaciones al punto que los niños que-dan más confundidos que antes de la charla. Por lo tanto, en este aspecto es fundamental que los pa-dres se preparen y lean sobre el tema, hablen con otros padres de sus expe-riencias y tengan una con-sulta con los sicólogos del colegio. Lo importante es valerse de fuentes confia-bles y bien orientadas.

Tercera regla: Brindar la información de forma gradual

No se explicarán los mis-mos temas ni los mismos detalles a un niño de 6 años que a un adolescente de 14. La información de-berá ir nutriéndose a me-dida que los hijos van cre-ciendo y van reclamando mayor interés. En cuanto a los más pequeños, es re-comendable preguntarles qué quieren saber y a par-tir de ahí darles una expli-cación básica sin mayores detalles, esto con el obje-tivo que lo pueda enten-der y queden tranquilos porque se les ha brindado la información que ellos solicitaban.

Cuarta regla: Abarcar to-dos los aspectos, no sólo los físicos

La educación afectiva y sexual debe abarcar la to-talidad del ser humano, no sólo los aspectos físi-cos: “Se trata de preparar a los jóvenes para el amor. Aunque le hagan una pre-gunta sencilla, es preciso contestar de manera inte-grada. Hable del `cómo´, pero también del `por-qué´ de la sexualidad.(…) La sexualidad tiene que ver con nuestra au-toestima y felicidad. So-mos seres sexuados mas-culinos o femeninos des-tinados a amar. La sexua-lidad sana tiene que ver con nuestro crecimiento

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y maduración personal ar-moniosa.”

Una adecuada educación afectiva-sexual puede marcar la diferencia en la vida de una persona, por eso es una responsabilidad exclusiva de los padres. Por último, no se nos ha de olvidar la regla básica de la educación, instruir con el ejemplo; ser coherente con la idea de la sexuali-dad que se les transmite a los hijos y vivirla en con-cordancia.

Finalmente, tres cosas: La primera, los padres debe-mos tener muy claro que cuando educamos a nues-tros hijos, se precisa de una base de sinceridad y confianza (resulta más fá-cil si desde pequeños los escuchamos y les enseña-mos a contarnos lo que van viviendo en el cole-gio, en el parque, etc.). La segunda, la educación en el aspecto sexual tiene que apoyarse en la for-mación de una conciencia clara en la que se vea, con gran nitidez, la parte de

Dios en nuestra vida. No puede considerarse nor-mal ni natural lo que se opone a la Ley de Dios. La tercera, es mejor explicar que cuando la sexualidad humana se vive como en-trega al otro, entrega que también puede realizarse mediante la renuncia de la relación sexual; tal es el caso de los sacerdotes, laicos consagrados, etc. La sexualidad se eleva a categoría humana cuando se enlaza con el misterio del amor, fundamental en la vida del ser humano. n

Se trata de preparar a los jóvenes para el amor. Aunque le hagan una pregunta sencilla, es preciso contestar de manera integrada.

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Algunas veces me he preguntado: ¿Por qué la educación

escolar no proporciona lo que de la escuela se espera?¿Qué esta pasando? ¿Real-mente soy profesor (a) de vocación o de ocasión?Y algo aún más profundo... Por qué la escuela se ha

convertido en una simula-ción, ya que en lugar de desarrollar las posibilida-des del hombre, lo que ha ido haciendo es vaciar su existencia del contenido específicamente humano.He visto de cerca que la educación no satisface ni atiende las exigencias de la naturaleza humana,

llevando al hombre a una despersonalización, esto es a su desnaturalización.Se hace necesario pues, conocer lo propio de la naturaleza humana para conseguir que cada hom-bre o mujer llegue a ser la mejor persona humana: esto, con el apoyo de los agentes educativos (pa-dres, profesores, alum-nos...) Me pregunto ahora y... ¿Cómo lo logramos? Creo que debemos de partir del concepto de Persona, ya

1eros PASOS PARA EL CONOCIMIENTO DE NUESTRO ALUMNO COMO PERSONA

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que ella es el fundamen-to de la Educación. Si la Educación tiene su origen en la persona y ella es su destinataria, entonces, es necesario ofrecer una ex-plicación de la misma.Definimos a la Persona como: “principio consis-tente de operaciones es-pecíficamente humanas, que se manifiestan a tra-vés de la singularidad, apertura, autonomía y unidad”.Ahora bien desde mi expe-riencia con alumnos y en la puesta en practica de una Educación Personali-zada que no es sino una concepción pedagígica que pretende dar respues-ta a todas las exigencias de la naturaleza humana, de tal manera que se logre que cada hombre o mujer lleguen a ser mejor per-sona en todas sus notas constitutivas y dimensio-nes. Hablemos ahora de las No-tas o Propiedades esen-ciales de las cuales está constituida la Persona, las mismas que forman parte de su naturaleza; el saber de ellas nos va a permitir conocer mejor a nuestros alumnos (as) y poder así contribuir al lo-gro de una Educación In-tegral.Estas Notas son: La Singu-laridad, la Autonomía, la

Apertura y la Unidad.a) La Singularidad; Se refiere a la capacidad de existir en sí y no en otro. Es decir que cada persona es quien es, diferente de las demás, única e irrepetible. Es necesario conocer y que se conozca la persona en dimensiones como: la inti-midad, silencio, soledad, sufrimiento, alegría y creatividad, lo que permi-tirá actuar de manera aser-tiva con nuestros alumnos ante determinada situa-ción dentro de la escuela. Por otro lado la singula-ridad permite conocer al alumno como sujeto con sus propias posibilidades y limitaciones tanto en

cuanto se refiere a su vida interior como en relación con el mundo que le rodea. Tratar al alumno con una dinámica singular-perso-nal dará como resultado aceptar su originalidad que es lo mismo como ser el creador de algo, el cual es principio unificador del proceso educativo.b) Apertura; propia de su naturaleza; en el hombre se da una necesidad exis-tencial de apertura a los otros. Así entre seres hu-manos suscitan diversos ti-pos de relaciones sociales. En primer lugar el hombre se encuentra con unas rela-ciones que aparentemen-te le son impuestas por la

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existencia de otros suje-tos con los cuales convive (trabajo, vida, social...) En segundo lugar se dan las relaciones familiares en las que se presentan como en ninguna la necesidad de una libertad de acepta-ción y posteriormente de una libertad de elección. Y finalmente un tercer tipo de relaciones socia-les que son totalmente es-

pontáneas como son, las relaciones de amistad, es decir la vida en compañía. De éstas relaciones dadas en una realidad surge una respuesta del ser humano que no es otra cosa que el sentimiento, la actitud de solidaridad, de sentir-se partícipe de una enti-dad superior al individuo singular, de comunicarse con el mundo que le ro-

dea y sentirse parte de la naturaleza en la que cada ser humano participa en armonía, en la búsqueda del sentido de la vida, de la solidaridad y del amor, así como la búsqueda de respuestas de su propio ser para lograr su trascen-dencia.c) Autonomía; esto es que la persona no pue-de ser asumida por otro, ni tampoco puede ser considerada como un elemento o número. La persona es absolu-tamente personal, pro-pia, intransferible. De allí deriva su autono-mía que no es sino prin-cipio de sus acciones. La autonomía le confie-re a la persona dignidad, con la cual el hombre se siente sujeto, dominan-do respecto a los objetos. Es así que la dignidad es la grandeza del ser hu-mano. Esta grandeza se manifiesta de dos formas: Por el camino del co-nocimiento: Cono-cer es dominar, poseer algo de la realidad. Por el camino de la ac-ción: Sólo el hombre puede acercarse a las cosas y modificarlas de acuerdo con las ideas previamente concebidas De esta manera el hombre conoce y manipula todas las cosas de acuerdo con

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su propio conocimiento. Así, el conocer y el ac-tuar son actos de concien-cia y de libertad. Esto es que la conciencia y la li-bertad son grandes mani-festaciones de la persona humana en su dignidad. La conciencia es en otras palabras “darse cuen-ta”. Distinguimos dos acepciones del término conciencia: La concien-cia Psicológica; que es el acto de reflexión “saber que sabe y saber lo que sabe”. La conciencia Mo-ral; que es un juicio so-bre la moralidad de los actos (el bien o el mal) La libertad es la pro-pia voluntad actuando, pero esta voluntad se di-rige hacia el bien pro-movida por la razón. La máxima expresión de autonomía, es la capa-cidad de gobierno de sí mismo, en otras palabras, elegir, decidir y obrar lo cual a su vez exige un pro-yectó personal de vida.d) La Unidad; toda per-sona se manifiesta como un “todo” que se eleva por encima de la diver-sas partes que la compo-nen. Por lo tanto la per-sona no es el resultado de la suma de sus partes, sino de la relación de és-tas a la unidad de su ser. La persona es una unidad dinámica es “alguien” no

es “algo”, ya que todas las actividades que rea-liza el hombre como su-jeto agente y las que le ocurren a él y en él como sujeto paciente se entre-lazan, dando lugar a un mismo origen común: un “único” ser humano que integra su ser y su hacer. Así pues, la Educación Per-sonalizada en virtud de la unidad se presenta como una Educación Integral y no como una tipificación educativa (educación in-telectual + Educación mo-ral + Educación física = Educación Integral), sino como un enriquecimien-to y unificación del ser y de la vida humana, el hombre en su integridad, entero y no un mero con-junto de actividades por separado, sino un ser que es capaz de poner su pro-pio sello personal en las diversas manifestaciones de su vida. Esto es, una

Educación capaz de poner unidad en todos los aspec-tos de la vida del hombre.Termino diciendo cam-biemos de “chip” profe-sores, conozcamos mejor a nuestros alumnos (as), pero no como “algo” sino como “alguien” como una verdadera persona huma-na; vayamos más allá de nuestro diario dictado de clases. n

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