Revista digital: trastornos mentales de la infancia. Psicopatología
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Nº 01
NOVIEMBRE
2017
Los trastornos mentales engloban una serie de
patologías que pueden aparecer en la infancia o en la
adolescencia y que, por su gravedad, comprometen
seriamente la evolución, el aprendizaje, el desarrollo
personal y la inserción social y laboral de aquellos niños
o adolescentes que lo padecen.
Los diagnósticos que pueden suponer un trastorno
mental grave son: el autismo, las psicosis de inicio en la
primera infancia, la esquizofrenia de inicio infantil o
adolescente, los trastornos generalizados del desarrollo
(diagnóstico que se realiza en niños muy pequeños, pero
que con mucha frecuencia evoluciona hacia una psicosis
franca), los trastornos afectivos graves, los trastornos
paranoides y trastornos de la personalidad de tipo límite o
antisocial.
En la presente actividad se analizará algunos aspectos
relevantes de los trastornos mentales en la infancia y su
influencia en el desarrollo del infante.-
Trastornos Mentales de la Infancia
TRASTORNOS PSICÓTICOS
La psicosis infantil puede ser sintomática o
funcional. El primer tipo se debe a causas
psicológicas, mientras que el segundo se
relaciona con el daño físico, como una
enfermedad o trauma de diversos tipos.
Respecto a la edad, la psicosis en la infancia
suele manifestarse a partir de los tres años. En
algunos casos, puede estar motivada por
contextos familiares difíciles. En estas
situaciones, los niños son propensos a ser
víctimas de la situación familiar y de los
problemas de sus progenitores. De manera
inconsciente, su mente puede distorsionar el
clima de tensión como arma de defensa.
TRASTORNOS DE
AISLAMIENTO
CLASIFICACION
Retracción generalizada del interés por el
entorno.
Pensamiento, afectividad y actividad erística.
Perturbaciones del pensamiento: bloqueo,
simbolización, condensación, perseveración,
incoherencia y escasez progresiva hasta el
mutismo.
Perturbación de las relaciones emocionales.
Afectividad disminuida, rígida o distorsionada.
Alteraciones de la conducta: hiperactividad
incesante o hipoactividad hasta la inmovilidad,
presencia de conductas bizarras tendentes a la
perseveración o estereotipia.
Esquizofrenia infantil
El desorden bipolar o desorden bipolar
pediátrico (DBP), conocido formalmente
como “maníaco depresivo”, se caracteriza
por cambios extremos en el estado de
ánimo que va desde el estado “bajo”
depresivo, al “alto” (este se caracteriza
por sentimientos de felicidad excesiva o
furia).
El diagnóstico del desorden bipolar en
niños es un tema controversial, ya que
mientras algunos consideran que se
deberían seguir los criterios establecidos
por el DSM-IV-TR, otros han propuesto
criterios diferentes para el diagnóstico de
niños con desorden bipolar
La medicación crónica es a
menudo necesaria, ya que se
pueden presentar recaídas que
alcanzan tasas de más del 90% de
las personas en las cuales no se
siguieron las indicaciones de los
medicamentos y casi el 40% en
aquellos que no cumplen con los
regímenes de medicación en
algunos estudios.
Trastorno ciclotímico.- Se caracteriza por
estados maniacos y depresivos de
gravedad o duración insuficientes para
satisfacer los criterios de cualquier
trastorno mayor- Los síntomas deben
persistir durante dos años por lo menos(
una año en niños y adolescentes) y
carecer de componente psicótico.
El pronóstico dependerá de las
variaciones de la calidad, cantidad
y frecuencia de los cambios del
estado de ánimo y del efecto de
éstos tanto sobre el paciente como
sobre su mundo social y
profesional
El trastorno parece ser más
frecuente de lo que se creía. Es
más común en las mujeres,
tienden a encontrarse
antecedentes familiares de
trastorno del estado de ánimo y
problemas del “espectro afectivo”
como abuso de alcohol y
personalidad antisocial.
La presencia de depresión, del
Trastorno por déficit de atención
con hiperactividad (TADH), así
como problemas de
comportamiento perturbador es
común que se presenten junto con
el desorden bipolar, sin embargo,
es importante identificar los
síntomas y signos característicos
del desorden bipolar.
Factores biológicos: Existen patrones
familiares de psicopatología asociada como
son el TDAH, TUS y los trastornos
afectivos. Además se han implicado factores
de temperamento difícil en niños que
posteriormente desarrollan TND.
Factores psicológicos: Se ha
asociado con el apego inseguro
así como con los cuidados
parentales deficientes. Además
los niños agresivos muestran
fallas en el reconocimiento de
las claves sociales, tienen una
atribución agresiva equivocada
sobre las conductas de los
pares.
Dentro de las intervenciones con
mayor evidencia se encuentra el
entrenamiento de los padres o
cuidadores en el manejo conductual
del niño o del adolescente
temprano (12 a 15 años).
Encolerizarse y prorrumpir en pataletas
(berrinches), discutir con adultos, desafiarlos
activamente o rehusarse a cumplir sus
demandas, molestar deliberadamente a otras
personas, acusar a otros de sus errores o mal
comportamiento.
Si bien el TND tiene una relevancia clínica
importante, son relativamente pocos los
conocimientos que tenemos sobre él,
posiblemente debido a la falsa creencia de
considerar a este trastorno como una variante
o una manifestación del TD
TRASTORNOS SEXUALES
El diagnóstico se establece en
sujetos prepúberes que
muestran una gran angustia e
inconformidad por el sexo
biológico que tienen, y tienen
un deseo muy intenso por ser
del sexo opuesto, y/o repudio
por sus propios órganos
genitales pudiendo afirmar que
sus órganos sexuales
desaparecerán y serán
sustituidos por los del sexo
opuesto.
ESTRATEGIAS
DE
INTERVENCIÓN
Se han empleado varias aproximaciones terapéuticas para tratar a los
niños con TIS, incluida la terapia de conducta, la psicoterapia, la terapia
familiar, el asesoramiento a padres, la terapia de grupo y las
combinaciones eclécticas de estas estrategias. Todas estas estrategias
parecen tener utilidad clínica. El tratamiento debe encaminarse a
mejorar los sentimientos de malestar e inadecuación respecto de
la propia identidad sexual, aminorar el sufrimiento de sentirse distinto y
el aislamiento social, mejorar la imagen personal y tratar la posible
psicopatología asociada.
ENURESIS: La mayoría de las enuresis desaparecen
espontáneamente en la segunda
infancia 7 a 10 años.
Los tratamientos van dirigidos a niños
de más de 4 años y medio o cinco años.
Educación de los padres
ENCOPRESIS: Se combinan: Tratamientos
educativos y conductuales
El primer paso debe dirigirse a
reducir la tensión familiar y a crear
un ambiente no punitivo
Los trastornos de eliminación de orina y heces, enuresis y encopresis
respectivamente, son característicos de la infancia. Pueden tener una
causa orgánica o psicológica y, en ambos casos, tienen tratamiento. La
terapia psicológica comprende la enseñanza para aprender a controlar
los esfínteres, psicoterapia y una serie de recomendaciones para los
padres del niño, sobre como afrontar la situación y resolverla.
En la infancia y la adolescencia, muchos de los síntomas
toman la expresión de diversas formas de trastornos del
comportamiento porque la estructura no está aún
consolidada ni hay síntomas muy estructurados. Las
principales dificultades se manifiestan en el control de los
impulsos, las funciones corporales y el vínculo con los otros.
Con frecuencia se le compara con el niño ideal, se espera
de él un comportamiento neurótico, se le exige una
respuesta normalizada a la intervención educativa a la que
no puede responder, en parte porque le es transmitida en
unos términos no comprensibles para él, pero,
fundamentalmente porque sus síntomas no son educables.
Con frecuencia lo difícil de soportar en los niños con un
TMG es, no solamente el comportamiento disruptivo que
distorsiona, sino la falta de la respuesta que se espera, lo
incomprensible de su comportamiento, su falta de lógica o
sus actitudes defensivas que son causadas por la dificultad
para ubicarse en una determinada situación. Aquí se trata,
ante la imposibilidad de comprender, de poder aceptar lo
incomprensible y encontrar otra manera que la educativa
para aproximarse a él (y esto no solamente en relación a la
escuela sino a la familia y a los propios terapeutas) y poder
manejar la relación de una forma distinta.