Revista Ágora núm. 4

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12 DARFUR: LOS DILEMAS DE LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER Diego Dewar * A PRINCIPIOS DE 2004 LOS MEDIOS DE comunicación dieron a conocer la crisis humanitaria en Darfur 1 , que continúa al día de hoy. Miles de personas han sido desplazadas de sus hogares por milicias, mejor conocidas como Janjaweed, que presuntamente están dirigidas por el gobierno. Aunque no se tiene una cifra exacta sobre la cantidad de muertos, los primeros informes indican que el número se aproxima a 300,000 y, en el caso de los desplazados, se cree que el número asciende a un millón. 2 Ante esta situación, en la que es claro que un Estado está * Diego Dewar es ex alumno de la licenciatura en Relaciones internacionales de El Colegio de México. Este artículo se escribió durante la primavera de 2005 por lo que no incluye los desarrollos recientes sobre la evolución del concepto “Responsabilidad de Proteger” que tuvieron lugar en la segunda mitad del año, a saber, la publicación del Informe del Secretario General, Kofi Annan, “Un concepto más amplio de la libertad” y la Cumbre Mundial de 2005 en donde se incluyeron tres párrafos en el que Naciones Unidas adopta el concepto. 1 Darfur es una zona localizada al oeste de Sudán que colinda con Chad. 2 Joel Brinkley, “World Leaders Pledge $4.5 Billion for Sudan While Pressing for Peace Pact”, New York Times, 12 de abril de 2005.

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Revista de los alumnos del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México.

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DARFUR: LOS DILEMAS DE LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER

Diego Dewar*

A PRINCIPIOS DE 2004 LOS MEDIOS DE comunicación dieron a

conocer la crisis humanitaria en Darfur1, que continúa al día de hoy.

Miles de personas han sido desplazadas de sus hogares por milicias,

mejor conocidas como Janjaweed, que presuntamente están dirigidas por el

gobierno. Aunque no se tiene una cifra exacta sobre la cantidad de

muertos, los primeros informes indican que el número se aproxima a

300,000 y, en el caso de los desplazados, se cree que el número asciende a

un millón.2 Ante esta situación, en la que es claro que un Estado está

* Diego Dewar es ex alumno de la licenciatura en Relaciones

internacionales de El Colegio de México. Este artículo se escribió durante la primavera de 2005 por lo que no incluye los desarrollos recientes sobre la evolución del concepto “Responsabilidad de Proteger” que tuvieron lugar en la segunda mitad del año, a saber, la publicación del Informe del Secretario General, Kofi Annan, “Un concepto más amplio de la libertad” y la Cumbre Mundial de 2005 en donde se incluyeron tres párrafos en el que Naciones Unidas adopta el concepto.

1 Darfur es una zona localizada al oeste de Sudán que colinda con Chad.

2 Joel Brinkley, “World Leaders Pledge $4.5 Billion for Sudan While Pressing for Peace Pact”, New York Times, 12 de abril de 2005.

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cometiendo una violación masiva de derechos humanos –o no ha logrado

controlarla en caso de que no sea el perpetrador–, que incluso pudiera ser

calificada de genocidio ¿tiene la comunidad internacional la

responsabilidad de proteger? Y de ser afirmativa la respuesta, ¿por qué no

se han tomado medidas más drásticas?

Después de las experiencias de Somalia, Ruanda, Bosnia-

Herzegovina y Kosovo, empezó a construirse la idea de que existe una

responsabilidad de proteger. Es decir, los Estados deben respetar los

derechos humanos de la población bajo su jurisdicción y en caso de que

no puedan o no quieran hacerlo, la comunidad internacional debe

intervenir para proteger a la población civil en riesgo. Esta idea está

plasmada en el documento “La Responsabilidad de Proteger” redactado

por la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía del Estado

y en el informe del Grupo de Alto Nivel, que fue convocado por el

Secretario General, Kofi Annan. Éste último indica que “aprueba la

norma que se está imponiendo en el sentido de que existe una

responsabilidad internacional colectiva de proteger, que el Consejo de

Seguridad puede ejercer autorizando la intervención militar como último

recurso en caso de genocidio y otras masacres en gran escala, de

depuración étnica o de graves violaciones del derecho internacional

humanitario que un gobierno soberano no haya podido o no haya

querido prevenir.”3

A pesar de que hay una norma emergente que apunta a la

intervención militar como opción última para detener tragedias

humanitarias como la que está ocurriendo en Darfur, ninguna resolución

3 High Level Panel on Threats, Challenges and Change, A More Secure

World: Our shared responsibility, Report of the Secretary-General’s High Level Panel on Threats, Challenges and Change, Nueva York, United Nations Department of Public Information, 2004. p. 66.

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del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la ha invocado como

posible alternativa. Es por eso que la pregunta que guía este trabajo es:

¿por qué no se ha explorado la posibilidad de una intervención militar en

Sudán si es un caso en el que es evidente que hay una violación masiva de

derechos humanos que el Estado no ha podido o no ha querido detener y

que, además, lleva más de un año en una negociación diplomática que

hasta el momento no ha resultado en el cese de las atrocidades cometidas

en contra de la población?

Se ha dicho en múltiples ocasiones que las intervenciones

humanitarias ocurren únicamente cuando hay intereses además de los

humanitarios de por medio, sin embargo, lo que se pretende sostener

aquí es que, en el caso de Sudán, la intervención no ha ocurrido porque

hay intereses, además de los humanitarios, que lo impiden. Ante esta

hipótesis, lo que se plantea es que hay dos dilemas en la responsabilidad

de proteger que se manifiestan cuando se realiza el análisis de la situación

a partir de las dos teorías clásicas de las relaciones internacionales: el

realismo y el liberalismo. La primera señala que aunque las intervenciones

humanitarias intentan alcanzar los ideales liberales, la realidad indica que

la posibilidad de lograrlo está supeditada a los intereses que estén en

juego. La segunda está inscrita en la importancia de la protección de los

civiles que están en peligro.

El trabajo está divido en tres secciones. En la primera se presenta

cómo ha surgido la idea de que la comunidad internacional tiene la

responsabilidad de proteger, junto con un análisis sucinto del informe de

la Comisión sobre Intervención y Soberanía del Estado. Posteriormente

se explorará el caso particular de Darfur para finalmente abordar los

dilemas a los que se enfrenta la comunidad internacional para intervenir

en la solución de la crisis humanitaria en Sudán.

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Los dilemas de la responsabilidad 15

LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER

Naciones Unidas ha contado tradicionalmente con tres objetivos

fundamentales que son la paz y seguridad, el desarrollo económico y los

derechos humanos. Sin embargo, bajo la presente administración de Kofi

Annan se ha señalado que existe un cuarto que es la asistencia

humanitaria. La introducción de este principio ha sido un cambio

sustantivo en el sistema internacional, ya que durante la Guerra Fría las

crisis humanitarias no eran más que conflictos ocurridos al margen de las

verdaderas preocupaciones políticas; es decir, las definidas de forma

directa o indirecta por la dinámica del conflicto bipolar que dominó la

segunda mitad del siglo XX.4 En este sentido, Stephen J. Stedman

sostiene que el convencimiento de que se debe actuar en casos en los que

la población esté sufriendo se debe a que los “nuevos intervencionistas”,

como él los llama, consideran que el fin de la Guerra Fría “ha eliminado

los obstáculos ideológicos sobre la intervención en los asuntos internos

de los Estados miembro de Naciones Unidas”5.

El ambiente favorable a las intervenciones que se vivió durante

los primeros años de la década de los noventa se derrumbó cuando

sobrevino la primera crisis humanitaria en Somalia. La desilusión del

intervencionismo llegó cuando en octubre de 1993 diecinueve soldados

4 Randolph C. Kent, “International humanitarian crises: two decades

before and two decades beyond”, International Affairs, vol. 80, núm. 5, octubre de 2004, pp. 851-853.

5 “The New Interventionists”, Foreign Affairs, vol. 72, núm. 1, 1993, pp. 3-4.

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Los dilemas de la responsabilidad 16

norteamericanos murieron en un combate en contra de fuerzas locales.6

Al encontrarse en esta situación, los Estados interventores se enfrentaron

por primera vez ante un dilema nacional; es decir, cómo llevar a cabo la

empresa humanitaria sin perder efectivos en el esfuerzo, ya que esto trae

costos importantes en términos de opinión pública.7 La experiencia de

Somalia marcó la desaparición del espíritu altruista que se manifestó en la

inacción total ante el genocidio de Ruanda. La tragedia en ese país

provocó que se empezara a crear un consenso en la comunidad

internacional de que no debía volver a ocurrir una situación similar.8 Una

lección parecida ocurrió con el caso de Bosnia en el que la asistencia

humanitaria, aunque llegó, lo hizo muy tarde.9

6 R. Kent, art. cit., p. 855. 7 La población aprueba las labores internacionales altruistas en la

medida en que éstas no incluyen la muerte de efectivos de su país. Esto fue claro en la intervención en Kosovo en la que aunque la opinión pública de los Estados europeos estaba a favor de intervenir, la mayoría no estaban a favor de una intervención terrestre. Así lo demuestran las siguientes estadísticas que son el resultado de una encuesta llevada a cabo entre el 6 y el 22 de mayo del 2000. La opinión pública en 8 de los 12 miembros de la UE estaba en contra de la intervención terrestre. En Grecia ascendía al 96%, en Alemania a 78%, en Italia a 59% y en Austria a 58%. Mientras tanto, el mayor apoyo estaba en Francia con el 53%, en Dinamarca con el 52%, en Gran Bretaña con 51% y, finalmente, en Irlanda con 45%. [Simon Duke, Hans-Georg Ehrhart y Matthias Karádi, “The Major European Allies: France, Germany and the United Kingdom”, en Albrecht Schnabel y Ramesh Thakur (Eds.), Kosovo and the Challenge of Humanitarian Intervention, Selective Indignation, Collective Action, and International Citizenship, Tokyo, United Nations University Press, 2000, pp. 138.]

8 Para el análisis de los derechos humanos en relaciones internacionales resulta sumamente útil el análisis de la escuela inglesa ya que, al parecer, los derechos humanos se han convertido en uno de los valores e intereses comunes de la sociedad internacional. [Véase Hedley Bull, The Anarchical Society, A Study of Order in World Politics, Nueva York, MacMillan, 1977.].

9 Debido a que no hubo acciones que detuvieran los genocidios cometidos en ambos países, la comunidad internacional decidió enmendar el error por medio del reconocimiento de la responsabilidad de los individuos que cometieron los crímenes. Así, se crearon los tribunales ad hoc para Ruanda y la ex Yugoslavia.

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Los dilemas de la responsabilidad 17

Con estas experiencias en el expediente de la ayuda humanitaria

llegó el conflicto con el que se cerró el siglo XX: Kosovo. Los europeos,

pese a su compromiso con el multilateralismo, decidieron ignorar a las

Naciones Unidas debido a que era la segunda experiencia balcánica y la

catástrofe de 1995 en Srebrenica había ocurrido, en gran medida, debido

a la falta de consenso para tomar una decisión de manera rápida.10 Sin

embargo, el balance final no fue favorable, ya que la intervención de la

Organización del Tratado del Atlántico Norte fue calificada de excesiva

porque se cuestionó qué tan necesario eran bombardeos continuos por

78 días para frenar el genocidio en contra de la población albano-

kosovar.

Las cuatro crisis humanitarias a las que se ha hecho referencia

aquí son la base del argumento realista que señala que las intervenciones

ante estas situaciones únicamente ocurren cuando hay otros intereses de

por medio. De ahí que se haya actuado en Bosnia-Herzegovina y Kosovo

mas no así en Somalia y Ruanda. La estabilidad de la región europea es

un interés de las potencias que pueden intervenir, sin embargo en el caso

africano pareciera que no hay intereses más allá de los humanitarios. Este

tipo de reflexiones fueron las que llevaron a la redacción del informe de

la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía del Estado.

El informe sobre la responsabilidad de proteger aborda uno de

los temas fundamentales de la intervención humanitaria que es el de la

soberanía y sostiene que ésta debe ser entendida como una

responsabilidad del Estado hacia su población.11 Si este principio básico

10 Richard Caplan, “International Diplomacy and the Crisis in

Kosovo”, en International Affairs, vol. 74, núm. 4, 1998, p. 745. 11 International Commission on Intervention and State Sovereignty,

The Responsibility to Protect: Report of the International Commission on Intervention and

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Los dilemas de la responsabilidad 18

de las relaciones internacionales se entiende así, lo que ya advertía

Stedman en 1993 se vuelve realidad: “las normas de intervención

marcarán un cambio importante en el significado de los conceptos de las

relaciones internacionales que existen desde hace mucho tiempo. La

soberanía ya no residirá en los Estados, sino en la población de éstos; la

autodeterminación ya no se referirá a los pueblos, sino a los

individuos”.12

La Comisión aborda también el tema de la seguridad humana y

señala que “cuando se utiliza la agresión sexual como instrumento de

guerra y depuración étnica […] y cuando los ciudadanos son asesinados

por sus propios cuerpos de seguridad”13, la noción de seguridad nacional,

en términos de la integridad territorial, se vuelve insuficiente. Así,

concluyen que la responsabilidad de proteger a los civiles recae en la

comunidad internacional cuando el Estado responsable no quiere o no

puede actuar o cuando es el orquestador de los crímenes.14

Junto con la responsabilidad de proteger se habla de la

responsabilidad de prevenir y reaccionar. La primera se refiere a las

acciones para “eliminar tanto las causas profundas como las causas

directas de los conflictos internos y otras crisis provocadas por el hombre

que pongan en peligro a la población”15. Esta obligación recae, en primer

lugar, en los Estados ya que se considera que un Estado fuerte evita el

colapso y conflictos mayores. Sin embargo, si éste no ha sido capaz de

lograrlo, es la comunidad internacional la que debe tomar cartas en el

asunto. El informe reconoce que existen otros grupos cuya acción es

State Sovereignty, Ottawa, International Development Research Centre, 2001, p. 13.

12 Art. cit., p. 4. 13 Commission on Intervention and State Sovereignty, op. cit., p. 15. 14 Ibid., p. 16. 15 Ibid., p. 19.

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Los dilemas de la responsabilidad 19

fundamental para prevenir los conflictos y entre ellos menciona al

International Crisis Group.

La responsabilidad de reaccionar es la parte más conflictiva del

informe cuando se trata de aplicarlo a casos concretos. De hecho, es en

ella en la que se ubican todos los dilemas que enfrenta la comunidad

internacional en aquellos casos que ameritan una intervención

humanitaria. El documento sostiene que se debe “responder a las

situaciones en que la necesidad de protección humana sea imperiosa con

medidas adecuadas, que pueden incluir medidas coercitivas como la

imposición de sanciones y las actuaciones legales en el plano

internacional, y en casos extremos la intervención militar”. Así, la opción

militar debe ser la última y se debe ser muy cuidadoso en lo referente a

las sanciones ya que son peligrosas y pueden dañar a la población. Con

esto en mente, se definen los criterios que deben tomarse en cuenta para

realizar un operativo de este tipo que son: autoridad competente, causa

justa, intención correcta, último recurso, medios proporcionales y

posibilidades razonables. El informe continúa señalando que cuando nos

encontramos en presencia del segundo hay una excepción al principio de

no intervención. Darfur es evidentemente un caso en el que se puede

invocar una causa justa de acuerdo a la definición del informe, ya que en

su punto 4.20 incluye a la pérdida de vidas en gran escala y a los actos de

terror diseñados para forzar a la población a desplazarse como elementos

que justifican una intervención militar.16

LA CRISIS EN DARFUR

16 Ibid., sección 4.

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Los dilemas de la responsabilidad 20

Sudán es un Estado con múltiples divisiones internas que dan cuenta de

su inestabilidad. Desde 1956, año de su independencia, hasta 1972 se

libró la primera guerra civil. Después, tras once años de paz el segundo

enfrentamiento se inició entre el norte dominado por los árabes y el sur

mayoritariamente negro que profesa el cristianismo y el animismo. En

1989, el General al-Bashir dio un golpe de Estado y constituyó un

régimen islámico.17 Aunque hubo intentos de negociar la paz, no fue sino

hasta después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y el

nuevo enfoque de Estados Unidos en el terrorismo y los Estados

fracasados que se le dio mayor atención al conflicto en Sudán.18 Así,

debido a que se considera que éste es un Estado fracasado, mas no

colapsado, se inició un esfuerzo para conseguir la paz, que se logró firmar

el 9 de enero de 2005. Es por esta razón que la crisis en Darfur es todavía

más complicada de resolver, ya que está inscrita en la firma de la paz que

se ha esperado mucho debido a las expectativas que se han creado sobre

ella.

El conflicto en Darfur inició en febrero de 2003 cuando dos

grupos rebeldes, el Ejército de Liberación de Sudán y el Movimiento de

Justicia Equitativa, tomaron las armas y se lanzaron contra el gobierno

aduciendo que éste favorecía a la población árabe en detrimento de la

negra. Jartum respondió con bombardeos aéreos y después con ataques

realizados por milicias, mejor conocidas como Janjaweed, formadas por

miembros de las tribus árabes que habitan Darfur. Las milicias han

realizado violaciones sexuales masivas, contaminado las reservas de agua 17 Para una historia completa y detallada de la historia de Sudán y el

fracaso del Estado, véase Gerard Prunier y Rachel M. Gisselquist, “The Sudan: A Succesfully Failed State”, en Robert I. Rotberg (ed.), State Failure and State Weakness in a Time of Terror, Cambridge, Massachussets, World Peace Foundation, 2003.

18 Ibid., pp. 107-108.

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Los dilemas de la responsabilidad 21

y destruido cosechas y pueblos enteros. Existe evidencia de que están

apoyadas por el gobierno.19 Debido a esta situación, una cantidad

importante de los habitantes de Darfur han tenido que abandonar sus

hogares lo que ha provocado olas de refugiados y desplazados que se

calcula ascienden a un millón de personas. 20

El primer Estado en iniciar negociaciones para ponerle fin a esta

catástrofe fue Chad, debido a los flujos de refugiados que se estaban

asentando en el oriente de su territorio, en la frontera con Sudán. Realizó

su primer esfuerzo como mediador en septiembre de 2003 en el que

logró un cese al fuego que únicamente duró 45 días. A pesar del fracaso,

Chad continuó con las labores diplomáticas que estaban motivadas en la

prevención de flujos mayores de desplazados. Sin embargo, el esfuerzo

del vecino de Sudán no fue suficiente para terminar con la situación.21

Algunas embajadas europeas en Jartum estaban al tanto de la

crisis del occidente del país y las posiciones que tomaron fueron dos. En

la primera se empezó a presionar al gobierno para que solucionara el

conflicto y éste prometió hacerlo así. El otro curso de acción fue no

hacer nada; en la medida en que la crisis en Darfur estaba ocurriendo en

el marco de las negociaciones de paz entre el norte y el sur y cualquier

acción podía afectarla; algunos gobiernos prefirieron terminar ese

proceso que ya había empezado antes de embarcarse en la solución de la

crisis humanitaria.22

19 Mikael Nabati, “The UN Responds to the crisis in Darfur: Security Council Resolution 1556”, The American Society of International Law Insights, Agosto de 2004, p. 1.

20 Ibid., pp. 1-2. 21 Hugo Slim, “Dithering over Darfur? A preliminary review of the

international response”, International Affairs, vol. 80, núm. 5, octubre de 2004, pp. 813-814.

22 Ibid., p. 814.

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Los dilemas de la responsabilidad 22

Jartum no permitía la entrada a ningún tipo de organización con

el fin de proporcionar ayuda humanitaria y mucho menos a medios de

comunicación que pudieran reportar la gravedad de la situación. Así,

aunque organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch,

Médecins Sans Frontières y Save the Children trataron de introducir el tema en

la agenda de algunos países europeos, esto no fue posible debido a que

Jartum detuvo sus iniciativas. Por otra parte, los medios de comunicación

nunca estuvieron interesados en investigar lo que estaba ocurriendo en

Darfur debido, en gran medida, a que tenían toda su atención volcada a la

guerra de Irak. No fue sino hasta enero de 2004 que se empezó a

publicitar la situación, cuando un productor británico entró a la zona con

los rebeldes y después publicó la historia en la televisión estadounidense,

británica, australiana y alemana. El siguiente gran paso mediático ocurrió

en marzo del mismo año cuando Mukesh Kapila, Coordinador de

Asistencia Humanitaria de Naciones Unidas en Jartum, en entrevista con

la BBC, habló de la crisis y la comparó a los primeros momentos del

genocidio en Ruanda. Entre enero y abril, el gobierno de Sudán lanzó la

ofensiva más agresiva hasta entonces en contra de los rebeldes de Darfur.

En dicho contexto, los flujos de desplazados aumentaron y la crisis se

mediatizó aún más al estar disponibles los testimonios de algunos de los

refugiados y las fotografías satelitales, proporcionadas por Estados

Unidos, que indicaban los desplazamientos importantes de población.23

Ante la última escalada de violencia se celebró la conferencia de

N’djamena en la que participaron Chad, Estados Unidos, Francia, Reino

Unido, Holanda, la Unión Africana y Naciones Unidas. El 8 de abril este

grupo llegó al acuerdo de que habría un cese de hostilidades y que Jartum

neutralizaría a las milicias. Durante el mismo mes Naciones Unidas envió 23 Ibid., pp. 814-816.

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Los dilemas de la responsabilidad 23

tres comisiones investigadoras. No se quiso publicar el resultado al que

había llegado la primera ya que se temía que Jartum no permitiera la

entrada de la segunda comisión. Esta última señaló que existía un “reino

del terror en Darfur” y apuntaba a las violaciones de derechos humanos

cometidas por el gobierno como sistemática y formando un patrón

generalizado que podría constituir crímenes de guerra o de lesa

humanidad. La tercera reafirmó lo establecido por la segunda.24

A finales de mayo Jartum permitió la entrada de asistencia

humanitaria. Sin embargo, los fondos no eran suficientes para atender la

situación. El 30 de julio de 2004, después de la visita del Secretario de

Estado norteamericano, Colin Powell, y el Secretario General de las

Naciones Unidas, Kofi Annan, el Consejo de Seguridad emitió la primera

resolución (1556) sobre el conflicto en Darfur y señaló que, bajo el

capítulo VII de la Carta, “consideraría acciones posteriores si el Gobierno

de Sudán no lograba desarmar y perseguir a las milicias árabes conocidas

como Janjaweed, que han forzado a un número importante de la población

a abandonar sus hogares en la región de Darfur en el occidente de Sudán

por medio de una campaña de asesinatos, violaciones y robo violento.”25

Después de dicha resolución se presentaron dos más en 2004 y tres en

2005 sobre la situación en el país, en el que se le daba mucho énfasis a los

avances en la negociación de paz entre el norte y el sur.26 En este marco

es que se hablaba de la necesidad imperiosa de solucionar la crisis en

Darfur. Así, la situación se mantuvo y el 29 de marzo del 2005, en la

resolución 1591 del Consejo de Seguridad, se reconoció que la situación

en el occidente de Sudán no había mejorado. Dos días después de que se

24 Ibid., pp. 816-817. 25 M. Nabati, art. cit., pp. 2-3. 26 Véanse resoluciones 1564, 1574, 1585, 1588 y 1590 del Consejo de

Seguridad de las Naciones Unidas.

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Los dilemas de la responsabilidad 24

emitiera esta decisión, el mismo órgano, en su resolución 1593, instó a

que se iniciara un proceso para reconocer la responsabilidad de los

individuos en el que la Corte Penal Internacional tuviera un papel

protagónico.

El contenido de las resoluciones es importante ya que el hecho de

que aquéllas posteriores a la 1547 no hayan señalado nada sobre la

violación de las otras ha provocado que Jartum perciba que de no hacer

nada no habrá repercusiones. Además, instar a un proceso penal no es la

forma de proteger, la participación de la Corte Penal Internacional no

frenará las atrocidades que se están cometiendo.

La situación al día de hoy es muy seria.27 El gobierno de Sudán no

ha actuado para frenar la crisis en Darfur. De hecho, los que antes eran

miembros de las milicias Janjaweed hoy se han integrado a las estructuras

formales de seguridad por medio de las fuerzas de defensa populares y la

guardia de inteligencia fronteriza. Es decir, los que hace unos meses

desplazaban a la población, hoy son los protectores de aquellos que

deben regresar a sus hogares. Por otra parte, las presiones impuestas

sobre Jartum han sido interpretadas por las milicias como expresiones de

apoyo a su causa por lo que han violado el cese al fuego.28 Otros grupos

rebeldes están surgiendo y lo que se teme es que de no encontrar una

27 La mayoría de los operativos de asistencia humanitaria han sido

proporcionados por la Unión Africana ayudada por Naciones Unidas en una estrategia llamada “Protection by presence”. Sin embargo, su efectividad no ha sido muy buena en la medida en que las tropas africanas y el apoyo logístico occidental han tardado en llegar. Además, únicamente se ha desplegado a menos de 2,000 personas cuando se autorizó la presencia de 3,320. La estrategia ha dejado de ser operativa en el momento en que se ha retirado al personal por la agudización de la crisis, lo que deja desprotegidos a los civiles que supuestamente se debe proteger. [International Crisis Group, Darfur, the Failure to Protect, Nairobi/Bruselas, 8 de marzo de 2005, pp. 1-6.]

28 Ibid., pp. 7-9.

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Los dilemas de la responsabilidad 25

solución a la crisis de Darfur, la paz entre el norte y el sur de Sudán se

pondrá en entredicho. Así lo manifestaron muchos de los líderes

presentes en Oslo el 12 de abril de 2005 en la reunión de donantes para la

reconstrucción de Sudán.29

LOS DILEMAS DE LA RESPONSABILIDAD DE PROTEGER

Hasta aquí se ha expuesto lo que significa la responsabilidad de proteger

y lo que ha sido la crisis en Darfur. A pesar de que ningún Estado ni

ninguna resolución del Consejo de Seguridad han señalado la posibilidad

de una intervención militar, esta última parecería ser el siguiente paso en

la medida en que los esfuerzos diplomáticos, que llevan más de un año en

operación, no han finalizado la situación. Sin embargo, hay muchos

elementos que deben ser tomados en cuenta antes de optar por ese curso

de acción y, es por ello, que esta sección tiene por objetivo analizar los

dilemas a los que se enfrenta la comunidad internacional para tomar

medidas más agresivas que detengan la crisis humanitaria en Sudán.

El di lema a part i r de la ópt i ca real i s ta

Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, la mayor

preocupación de la potencia hegemónica son los Estados colapsados, ya

que éstos podrían vender armas de destrucción masiva a grupos

terroristas y ello implica una amenaza para su seguridad. Sudán, como

sostienen Prunier y Gisselquist, parece estar atrapado en un “equilibrio de

bajo nivel de fracaso estatal”30; es decir, es un Estado fracasado mas no

colapsado. Además, en el historial de este Estado se encuentra un 29 J. Brinkley, art. cit. 30 Art. Cit, p. 104.

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Los dilemas de la responsabilidad 26

embargo impuesto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por

ser sospechoso de patrocinar el terrorismo31 y un bombardeo a su centro

farmacéutico por parte de Estados Unidos. Este último se llevó a cabo el

20 de agosto de 1998 como represalia a los ataques a las embajadas

estadunidenses de Kenia y Tanzania del día 7 del mismo mes. Éstos

habían sido realizados por Al-Qaeda y presuntamente Jartum apoyaba a

ese grupo.32 Sin embargo, para 2001, el Departamento de Estado de

Estados Unidos consideraba a Sudán como uno de los países que había

cooperado en la erradicación del terrorismo.33 Teniendo en mente todas

estas cuestiones es que la preocupación en torno a Sudán fue todavía

mayor en la era posterior a los ataques contra las torres gemelas en

Nueva York: hay que evitar que el Estado se colapse ya que es todavía

más propenso a ayudar a grupos terroristas debido a la relación que tuvo

en el pasado con ellos, así se podría entender el objetivo actual de la

potencia hegemónica.

Por ello se realizó un esfuerzo sustantivo para llegar a un acuerdo

de paz y, a principios de 2005, se logró después de largos procesos de

negociación. Los acuerdos que dan fin a la segunda guerra civil incluyen

nuevos mecanismos de gobierno que pueden resultar en una mayor

efectividad del Estado que ayuden a sacar a Sudán del nivel de fracaso en

el que se encuentra. Realizar una intervención militar significaría deponer

al régimen actual y construir uno desde el exterior. Al parecer, las

31 Véanse resoluciones 1044, 1054 y 1070 del Consejo de Seguridad de

las Naciones Unidas. 32 Damián Martínez Tagüeña, El papel del Consejo de Seguridad de las

Naciones Unidas en el sistema internacional, tesis de Licenciatura, México, Instituto Tecnológico Autónomo de México, 1999.

33 Página electrónica del Departamento de Estado de Estados Unidos, Overview of State Sponsored Terrorism, http://www.state.gov/s/ct/rls/pgtrpt/2000/2441.htm, [15 de abril de 2005].

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Los dilemas de la responsabilidad 27

experiencias de Afganistán e Irak han permitido ver cómo este proceso

puede ser sumamente complicado y poco efectivo. De hecho, una de las

formas de lograr que Sudán se colapse es por medio de una

intervención34, por lo que hacerla podría ser sumamente peligroso para el

objetivo de seguridad que se ha propuesto la administración del

Presidente George W. Bush; es decir, sería una política poco prudente.

El dilema que pone en evidencia la teoría realista al analizar la crisis

en Darfur a la luz de la responsabilidad de proteger tiene que ver con el

continuo choque entre dicho enfoque y el liberalismo. Mientras lo que

propone la Comisión de Intervención y Soberanía del Estado busca el

ideal liberal de proteger a la población civil del Estado cuando éste viola

de forma flagrante y masiva sus derechos humanos, el realismo indica que

lo más importante son los intereses de aquellos Estados que podrían

realizar una intervención. Así, por mucho que se quiera hacer para

solucionar lo que está ocurriendo en Darfur, lo cierto es que antes están

los intereses estatales y en especial los de la potencia hegemónica.

El di lema l iberal

Una intervención humanitaria intenta proteger a la población civil de

crímenes que un Estado está cometiendo en contra de ella, pero en

ocasiones hacerlo puede exponerla aún más. Hugo Slim sugiere que en

toda crisis humanitaria hay una etapa llamada “Hagan Algo” o “Do 34 Una de las preguntas obligadas a este respecto es ¿qué garantiza que

el Estado no se va a colapsar si no intervienen? La respuesta no es sencilla, sin embargo se puede considerar que se tiene confianza en la paz que se acaba de firmar. Es todavía muy pronto para señalar si ésta será efectiva y ayudará a que se evite el colapso, sin embargo, la comunidad internacional se ha mostrado muy optimista en torno a ella. Al menos así lo demuestra la reunión de Oslo en la que varios países estuvieron dispuestos a donar dinero para lograr la reconstrucción de Sudán después de los 21 años de guerra.

Page 17: Revista Ágora núm. 4

Los dilemas de la responsabilidad 28

something” en la que reina la anarquía en la coordinación del esfuerzo

internacional para detener las atrocidades. Así, mientras los Estados que

pueden hacer algo están debatiendo sobre qué pueden hacer, cómo lo

deben hacer y quién está en la mejor posición para hacerlo, los

perpetradores continúan asesinando y lo hacen en mayor escala porque lo

ven como la última oportunidad para seguir su plan. De ahí que en

ocasiones la organización del esfuerzo humanitario sea un momento

peligroso que pueda llevar a muchas más muertes de las que se hubieran

llevado a cabo de decidir no hacer nada. El gobierno de Sudán aprovechó

ese momento que apareció entre enero y abril de 2004 cuando lanzó su

mayor ofensiva en contra de Darfur.35

La lógica de la protección de los civiles ha estado presente a lo

largo de la crisis. Por ello en ocasiones se ha preferido no presionar al

gobierno de Jartum para prevenir que éste evite o prohíba el acceso de la

asistencia humanitaria. Un ejemplo es que se haya optado por mantener

en secreto el informe de la primera comisión investigadora de Naciones

Unidas.36

CONCLUSIONES

La crisis en Darfur ha evidenciado que para poder poner en marcha la

responsabilidad de proteger se necesita del esfuerzo de muchos actores

además de los Estados y las organizaciones internacionales. Hay actores

transnacionales que desempeñan un papel fundamental como lo son las

organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación.

Aunque se ha señalado que se debe mejorar la capacidad de Naciones

35 H. Slim, art. cit., p. 816. 36 Véase infra, p. 8.

Page 18: Revista Ágora núm. 4

Los dilemas de la responsabilidad 29

Unidas para poder rastrear los conflictos, lo cierto es que no se cuenta

con los recursos para hacerlo. Por ello, una de las opciones más viables

para mejorar la acción en casos de crisis humanitarias sería formalizar la

cooperación entre organismos internacionales y actores transnacionales.

De los dilemas a los que se ha tenido que enfrentar la comunidad

internacional en esta crisis, el que ha tenido más peso para prevenir un

operativo militar es el que se manifiesta cuando se analiza la situación

bajo la óptica realista. Esto significa que los intereses de la potencia

hegemónica han estado por encima del ideal liberal de proteger a la

población. A pesar del cinismo que se podría observar en dicha

afirmación, puede ser que darle preferencia a evitar que el Estado se

colapse por medio de la paz entre norte y sur resulte mucho más

conveniente para la población sudanesa en general. Esto se debe a que el

enfrentamiento que inició en 1983 ha traído consecuencias mucho más

trágicas de las que al momento han sido las de Darfur. Mientras en este

último ha habido 300,000 muertos y un millón de desplazados, la segunda

guerra civil ha provocado dos millones de muertos, 400,000 refugiados y

cuatro millones de desplazados. Además, esta dinámica ha provocado el

regreso de prácticas totalmente prístinas como lo es el comercio de

esclavos.37 La mayor preocupación en este momento es mantener la paz

entre norte y sur y tratar de resolver la crisis en Darfur de la mejor forma

posible sin una intervención militar, en la medida en que ésta podría

causar el colapso del Estado.

La comunidad internacional se está enfrentando a un caso

especialmente complicado en la medida en que los esfuerzos

diplomáticos no han llevado a una solución en Darfur y, como

advirtieron varios Jefes de Estado en Oslo, es uno de los ingredientes 37 G. Prunier y R. Gisselquist, art. cit, p. 103.

Page 19: Revista Ágora núm. 4

Los dilemas de la responsabilidad 30

fundamentales para mantener la paz entre el norte y el sur.38 Habrá que

esperar para observar cuál es el resultado de la crisis. Sin embargo, visto

desde este momento las probabilidades de pacificación son muy pocas.

La Unión Africana y su operativo no están dando mucho resultado y no

parece que Naciones Unidas vaya a tomar acciones más drásticas en la

medida en que el Consejo de Seguridad, ante el fracaso de los intentos de

pacificación, decidió involucrar a la Corte Penal Internacional en el caso.

No obstante, a mi parecer, la utilización del derecho penal internacional

es una forma de enmendar un error pasado y no de resolver una situación

actual.

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38 Véase J. Brinkley, art. cit.

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Page 21: Revista Ágora núm. 4

32

LA CONSOLIDACIÓN

DEMOCRÁTICA EN MÉXICO A PARTIR DE LA ELECCIÓN DE 1994

Héctor Javier Rubio Trejo*

No hay vía regia a la democracia. Los esfuerzos desplegados en los

últimos años por los mexicanos para perfeccionar su sistema democrático evocan la leyenda de Sísifo condenado a perpetuidad a

hacer rodar una roca hasta la cima de una montaña y repetir la operación indefinidamente...1

INTRODUCCIÓN EL AÑO DE 1994 PRESENTA CARACTERÍSTICAS TAN especiales

que hacen de él un momento crítico en la vida política de México.

“Puedo suponer que 1994 fue consecuencia de 1988–1993, sin poder

decir cómo se fue tejiendo este año final, este cúmulo de ataques y esta

explosión de problemas que parece no detenerse. La primera pregunta

sería, pues, ¿se detendrá éste encadenamiento de catástrofes en 1994?

* Héctor Rubio es estudiante en el programa de Política y

Administración Pública de El Colegio de México. 1 Gilberto Guevara Niebla, “Las dificultades del consenso”, Gobiernos,

agosto–septiembre 1994, p. 23.

Page 22: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 33

¿Se podrá revertir la tendencia? ¿Tendrá siquiera Ernesto Zedillo la luna

de miel de 100 días de que goza el Presidente de los Estados Unidos?”2

Desde que comenzó el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el

gobierno mexicano se había planteado alcanzar un acuerdo entre los tres

países de América del Norte con el objetivo de impulsar el crecimiento

económico de la región, y de llevar a México al primer mundo. En 1993

se llevaron acabo las negociaciones más importantes para crear el

Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las

negociaciones finales se llevaron a cabo en los últimos meses de 1993 y

concluyeron cuando el Congreso de Estados Unidos aprobó dicho

tratado, que entraría en vigor el primer día de 1994.

Al mismo tiempo, y puesto que 1994 sería el año de la elección

presidencial, en México se preparaba el escenario para el desarrollo de la

contienda electoral. Los antecedentes más próximos no permitían

elaborar un diagnóstico de lo que sería dicha elección, ya que, por un

lado, la elección de 1988 había dejado muchas dudas en el ambiente

político y dio como resultado a un presidente con, al menos, una

legitimidad cuestionable. Por el otro lado, las elecciones intermedias de

1991 fueron interpretadas por muchos como la recuperación y el

fortalecimiento del priísmo que se había tambaleado en 1988. Así pues,

había una gran incertidumbre, no solo en la clase política sino también

en el grueso de la sociedad, acerca del desarrollo de la contienda

electoral de 1994.

El discurso gubernamental a partir de la segunda mitad del

sexenio de Carlos Salinas de Gortari hacía hincapié en que México había

alcanzado la modernidad y que estaba a la altura de los países del primer

2 Rafael Segovia, Lapidaria política (en adelante Lapidaria), México, FCE,

1996, p. 508.

Page 23: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 34

mundo. La firma del TLCAN y su entrada en vigor en 1994 eran su

carta de presentación y el sustento de dicha argumentación. “A

diferencia de la situación española a finales de los setenta, cuando la

Comunidad Económica Europea puso como condición para admitir

nuevos miembros el que fueran plenamente democráticos, siendo un

aliciente para que se produjera el proceso de transición, México ha

podido formar parte del TLC sin llegar a democratizarse”.3 En México

seguían existiendo prácticas que atentaban directamente contra la tan

publicitada modernidad. Me refiero específicamente al “destape” del

candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la

presidencia de la República. A finales de 1993 Salinas “destapó” a Luis

Donaldo Colosio como el candidato del PRI para la presidencia de la

República, y en enero de 1994, días después del estallido del movimiento

armado en Chiapas, reafirmó y respaldó la candidatura de Colosio,

anuncios ambos que repercutieron negativamente en la opinión pública.

La violencia también estuvo presente en 1994. El primer día del

año se levantó en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional

(EZLN) al declararle la guerra al gobierno de Salinas y autoproclamarse

defensor de la democracia. También, el 23 de marzo fue asesinado el

candidato del PRI en Lomas Taurinas, Baja California, primer estado en

el que se había reconocido el triunfo de la oposición para una

gubernatura. Finalmente, el 24 de mayo el cardenal Juan Jesús Posadas

Ocampo sería asesinado en Guadalajara.

En este entorno, que ha sido descrito aquí brevemente, se

desarrollaría la contienda electoral el 21 de agosto para elegir al

3 Alonso Lujambio y Helena Varela, Introducción al libro de Juan

Linz, El factor tiempo en un cambio de régimen, México, Instituto de Estudios Para la Transición Democrática, 1994, p. 27.

Page 24: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 35

presidente para el periodo 1994–2000. Por tal razón, no es de

sorprender la incertidumbre que estaba presente en el ambiento. Había

contrastes muy marcados entre los dos resultados electorales anteriores a

1994; había también una incongruencia entre el discurso gubernamental

que promovía la modernidad y algunas prácticas arcaicas que seguía

utilizando el PRI; del mismo modo, el factor de la violencia se hizo

presente que, por un lado, alteró el comportamiento de la elite política y

de la sociedad y, por el otro, atentó directamente contra el cauce

institucional de la vida política planteando como alternativa la vía

armada.

Del mismo modo, este es el contexto en el cual desarrollaré el

presente trabajo, el cual, a su vez, está fundamentado a partir de la

siguiente cita de Gilberto Guevara Niebla, con motivo de los resultados

electorales de 1994, que dieron como resultado la victoria del candidato

del PRI, Ernesto Zedillo Ponce de León:

No hay vía regia a la democracia. Los esfuerzos desplegados en los últimos

años por los mexicanos para perfeccionar su sistema democrático evocan la

leyenda de Sísifo condenado a perpetuidad a hacer rodar una roca hasta la

cima de una montaña y repetir la operación indefinidamente...4

De tal forma que mi principal objetivo en este trabajo es

comprobar si el cambio que se da en el momento coyuntural que

representa el proceso electoral de 1994 es parte de la transición a la

democracia o de la consolidación democrática, o por el contrario,

analizar si el proceso electoral, tal como sostienen algunos actores

políticos, no representa ningún cambio cualitativo. Finalmente, trataré

4 Gilberto Guevara Niebla, “Las dificultades del consenso”, Gobiernos,

agosto–septiembre 1994, p. 23.

Page 25: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 36

de darle un sentido politológico a la afirmación de Gilberto Guevara

Niebla.

¿TRANSICIÓN O CONSOLIDACIÓN DEMOCRÁTICA?

Es insostenible afirmar que el proceso electoral de 1994 no provocó un

cambio sustancial en la totalidad del sistema político mexicano. Esta

actitud ha sido adoptada, principalmente y desde 1988, por los mismos

actores radicales que no están comprometidos con la democracia, y que

únicamente aceptarán y validarán un proceso en el que sean ellos los

ganadores. “Se trata, sin duda, de un fenómeno de inmadurez que por

momentos raya en infantilismo. Se trata, igualmente, de un fenómeno de

inconsistencia, pues, aunque se acepta participar en la competencia,

regida por reglas bien conocidas, no se aceptan en cambio los resultados.

Finalmente se trata de una actitud de intolerancia, de incapacidad para

aceptar el triunfo del otro –en este caso del PRI– triunfo que expresa la

voluntad popular”.5

La actitud seguida por el Partido de la Revolución Democrática

(PRD) desde 1988, entonces como Frente Democrático Nacional, ha

sido la de participar en la contienda electoral, conociendo y aceptando

las reglas, pero al no verse favorecido en los resultados, no los acepta y

pretende invalidar las elecciones, sin embargo, sin pruebas contundentes

para sustentar sus demandas. Por otra parte, el EZLN también ha sido

un factor que atenta contra la democracia, como lo afirma Rafael

Segovia, “la logorrea guerrillera debía obligatoriamente culminar en la

contradicción más flagrante: una lucha emprendida en principio en

defensa de la democracia concluyó en la negación de la misma. No se

5 Ibid., p.25.

Page 26: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 37

aceptará la voluntad de la mayoría en ningún caso –y añade– sabemos

que para el EZLN el voto no cuenta, o solo es válido cuando los

resultados coinciden con sus apetencias. No hay la menor intención de

avanzar hacia una democracia plena así no fuera en un principio sino

electoral; se busca solo la destrucción del PRI por cualquier método, los

votos, las armas, la obstrucción permanente y la calumnia si resulta

necesario”.6

Ahora, presentaré el debate conceptual que se suscitó con

motivo de la transición y la consolidación democráticas, para que una

vez definidas, pueda clasificar los cambios que trajo consigo el proceso

electoral de 1994 en alguna de ellas.

Como afirma O’Donnell, “it is useful to conceptualize the

process of democratization as actually implying two transitions. The

first is the transition from the previous authoritarian regime to the

installation of a democratic government. The second transition is from

this government to the consolidation of the democracy or, in other

words, to the effective functioning of a democratic regime”.7 Como se

puede ver, se trata de un proceso que consta de dos etapas, y que sin

embargo, no es lineal ni esta predeterminado.

La primera transición de la que habla O’Donnell, supone el paso

de un régimen autoritario a uno establecido democráticamente, es decir,

por medio de elecciones. Por tanto, la principal preocupación de los

actores políticos que intervienen en esta primera transición es acabar

con el régimen autoritario, por cualquier medio que propone la tipología

6 Rafael Segovia, Lapidaria, p. 504. 7 Guillermo O’Donnell, “Transitions, Continuities and Paradoxes”, en

Mainwaring, Scott, Guillermo O’Donnell y J. Samuel Valenzuela, editors, Issues in Democratic Consolidation. The New South American Democracies in Comparative Perspective (en adelante Issues), Notre Dame, University Press, 1992, p. 17.

Page 27: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 38

de Mainwaring (defeat, transaction, extrication). Ahora bien, una vez

establecido el gobierno democrático, o bien se puede retroceder al

autoritarismo, o a una nueva forma de él, o también se puede dar el paso

hacia la consolidación democrática, es decir, hacia la creación y el

perfeccionamiento de las instituciones que permitan el desarrollo y la

aceptación de las prácticas y los valores democráticos como los mejores.

“It is similarly not easy to establish when the second phase, that

of democratic consolidation, reaches closure. And yet a notable

characteristic distinguishes transitional democracies from consolidated

ones: while in the latter all major political actors take for granted the fact

that democratic procedures dictate government renewal, the elected

governments of transitional democracies operate in a political

environment in which democratic continuity is still uncertain”.8 De esta

forma, el hecho de que todos los actores políticos, o al menos los más

relevantes, acepten que las elecciones son el procedimiento por el cual se

establece y renueva el gobierno, y que la continuidad del régimen

democrático está asegurada, al menos en el mediano plazo, son

indicadores de consolidación democrática. Por el contrario, se trata de

transición a la democracia cuando, en un gobierno democrático, los

actores políticos significativos tiene como alternativas para establecer un

nuevo gobierno, además de las elecciones, la insurrección y el

levantamiento armado, por ejemplo, lo cual disminuye su compromiso

con la democracia si los resultados no son los que desean.

Finalmente, los aspectos a los que la literatura propia de cada

etapa de este proceso presta atención son diferentes: “the literature on

the first transition stresses the difficulty on reversibility of

8 Mainwaring, Scott, Guillermo O’Donnell y J. Samuel Valenzuela, “Introduction” en Mainwaring, Scott, Guillermo O’Donnell y J. Samuel Valenzuela, editors, Issues, p. 3.

Page 28: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 39

democratization, but its main focus is on the process of termination of

authoritarian rule. Writings on the second transition must still focus on

the possible reversibility of democratization, but other problems having

to do with the construction of democratic institutions are added to the

agenda”.9

De esta forma, con los elementos que acabo de presentar cuento

ya con los parámetros para poder analizar si el proceso electoral de 1994,

y los cambios que trajo consigo, forman parte de la primera o de la

segunda transición, tal y como lo establece la definición de O’Donnell, o

bien, como se ha planteado a lo largo de este trabajo, para establecer si

se trata del proceso de transición a la democracia o de consolidación

democrática.

Como primer elemento del análisis abordaré la diferencia que

establece O’Donnell entre la primera y la segunda transición. La primera

transición consiste en el paso de un régimen autoritario a un gobierno

democrático. Sin embargo, debido a las características específicas del

caso mexicano es difícil establecer el momento justo en el que se lleva a

cabo la primera transición. “Si se compara con el patrón del

presidencialismo de América del Sur, el mexicano nunca ha sido

interrumpido por golpes militares, ni se ha caracterizado por

oscilaciones entre excesos de poder arbitrario e impotencia”.10 En

México ha prevalecido un ambiente de estabilidad política y continuidad

institucional desde la creación del Partido Nacional Revolucionario.

Además, la propia Constitución de 1917 establece la existencia de

partidos políticos y de elecciones. Debido a estas características es difícil

afirmar, según estos parámetros de O’Donnell, el momento en el que se

9 Ibid., p. 4. 10 Giovanni Sartori, Ingeniería constitucional comparada, México, FCE,

2004, p. 221.

Page 29: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 40

establece el gobierno democrático. Por esta razón, es necesario buscar

esta etapa del proceso en la contienda electoral, y descubrir, de esta

manera, el momento en el que, como resultado de una contienda

electoral, se estableció un gobierno democrático.

“En México las elecciones cumplen muchas de las funciones que

normalmente les corresponden en otros sistemas políticos: son fuente

legitimadora de las formas de organización del poder, de autoridades y

políticas gubernamentales; son instrumento de socialización política y

canal de comunicación entre gobernantes y gobernados. Aunque las

elecciones no son el verdadero mecanismo de designación de los

gobernantes, sirven para seleccionar a un sector del personal político,

pero en sentido inverso a como operan en los regímenes democráticos:

en lugar de que el proceso transcurra de abajo hacia arriba, funciona de

arriba hacia abajo. Los escrutinios mexicanos han desempeñado también

una función estabilizadora, son expresión –si se quiere limitada– de

reivindicaciones políticas y válvula de escape de tensiones sociales”.11

Así pues, podemos encontrar ya el momento en el que se da la

transición a la democracia si descubrimos exactamente cuándo es que las

elecciones funcionaron como un mecanismo de designación de los

gobernantes.

Las elecciones de 1988 pasarán a la historia como una mancha

en la vida política mexicana. Además de que los resultados oficiales

fueron criticados y atacados por diversos actores políticos, el candidato

que resultó triunfador carecía de legitimidad, tanto de la proveniente de

las urnas, como de la que provenía de la tradición revolucionaria, la cual

estaba ya muy erosionada. De tal manera que Salinas tuvo que

11 Soledad Loaeza, El llamado de las urnas, México, Cal y arena, 1989, p.

273.

Page 30: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 41

legitimarse desde el poder, tarea que, por cierto, desarrolló muy bien, y

como ejemplo están las elecciones intermedias de 1991, en las cuales el

PRI fue el ganador indiscutible en gran parte debido a los altos niveles

de popularidad con los que contaba el presidente Salinas en ese

momento.

Ahora, antes de analizar el proceso electoral de 1994, es

necesario tener en mente el contexto que se presentó brevemente en la

introducción de este trabajo. En esas circunstancias tuvieron lugar las

elecciones el domingo 21 de agosto de 1994. Los resultados oficiales,

para las elecciones oficiales, fueron: Ernesto Zedillo 17,336,325

sufragios (48.77% de la votación total), Diego Fernández de Cevallos

9,222,899 votos (25.94% de la votación total) y Cuauhtémoc Cárdenas

5,901557 votos (16.60% de la votación total). Además, “el 21 de agosto

votaron 35 millones 550 mil 283 mexicanos, lo que equivale a un 77.74

por ciento del padrón; una participación abrumadora, sin precedente,

una auténtica fiesta cívica. En 1994 México superó en participación

electoral a muchos países de vieja tradición democrática. En Estados

Unidos, para dar un ejemplo, con dificultades se logra un 50 por ciento

de participación en una contienda electoral”.12 De esta forma tenemos

un elemento para sostener que las elecciones de 1994 forman por

primera vez en México un gobierno democrático, ya que la sociedad

avaló dicho proceso con su amplia participación. También, como lo

afirma Jaime Sánchez Susarrey, la elección del 21 de agosto fue la más

competida, vigilada y transparente de la historia de México. “Más allá de

los resultados finales, el país inicia un nuevo recorrido, el de las

elecciones limpias y quizá competidas, pero sobre todo limpias y

creíbles.

12 Gilberto Guevara Niebla, art. cit., p. 25.

Page 31: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 42

Por lo anterior, se puede afirmar, sin muchas dificultades, que de

las elecciones de 1994 surgió efectivamente un gobierno

democráticamente electo, con una plena legitimidad producto de la

amplia participación ciudadana, lo cual le permitiría separarse

definitivamente de la legitimidad que confería la tradición revolucionaria.

Además, desde ese momento “las elecciones ya no son fuente de

conflicto, sino una competencia entre partidos y candidatos para ganar el

voto de la ciudadanía y decidir quién ha de gobernar”.13 De igual

manera, las elecciones fueron percibidas, en su mayoría, por los actores

políticos significativos y por la opinión pública como limpias y creíbles.

Por estas razones, considero que la elección de 1994 puede ser vista,

según los términos de O’Donnell, como la primera transición, es decir,

como el momento que marca la transición a la democracia, ya que, sin

lugar a dudas, se establece un gobierno democrático con plena

legitimidad; a pesar de que el PRD afirme que, debido a que ganó

nuevamente el PRI, se trata de “más de lo mismo”.

Sin embargo, como mi intención no es caer en explicaciones

simplistas, es necesario mencionar que este proceso se inició, al menos,

desde la reforma electoral de 1977, que dio origen a la LOPPE, que

“para garantizar la presencia de minorías en el Congreso, oprimidas por

el PRI, la parte más sensible del régimen priísta promovió la reforma

política y estableció en México la representación proporcional. La

premisa invisible de aquella reforma, aunque de todos conocida, era que

las minorías serían siempre minorías, y el PRI, siempre, la mayoría.

Sabemos ahora lo que no sabían quienes iniciaron este proceso de

reforma política, y es que, una vez abierta la compuerta, las reformas

13 Jaime Sánchez Susarrey, “La larga marcha de la democracia”,

Gobiernos, agosto–septiembre 1994, p. 7.

Page 32: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 43

electorales siguieron a lo largo de los años, y la creciente transparencia

institucional junto con la voluntad de los votantes demolieron por

completo aquel supuesto”.14 De tal manera que, me parece válida la

afirmación que las elecciones de 1994 representan el punto más acabado

del proceso de transición a la democracia, por las razones aquí

expuestas.

No obstante, el proceso electoral de 1994 no solo es la

culminación de un proceso de transición a la democracia, sino que es

también el inicio de la consolidación democrática. Ahora trataré de

explicar esto. Como ya se presentó en la introducción de este trabajo, el

entorno en el cual iban a tener lugar las elecciones de agosto de 1994 no

era el más favorable. El candidato del PRI, Colosio, había sido asesinado

cinco meses antes del día de la elección, lo cual produjo un ambiente no

solo de incertidumbre, sino de miedo. Además, ese mismo año se habían

levantado en armas algunos grupos indígenas en Chiapas en

circunstancias muy dudosas, y había reportes oficiales de la existencia de

grupos similares en otros estados del sureste mexicano. En estas

circunstancias, que eran por demás peligrosas para las instituciones

establecidas en el régimen político, hubo quienes además, en una

posición privilegiada, atacaron estas instituciones pronosticando un

choque de trenes y, por tanto, proponían como solución, la cancelación

de las elecciones. Sin embargo, a pesar de estas condiciones que no

favorecían a la democracia, las instituciones respondieron y resistieron.

“En la crisis que culmina con el asesinato de Luis Donaldo Colosio y se

inicia con la aprobación del TLC por parte del Legislativo de los Estados

14 Héctor Aguilar Camín, “Los partidos políticos, cavilaciones sobre

una cirugía menor”, Transición y consolidación democrática. El contexto internacional y la experiencia mexicana, México, IFE, 2003, p. 155.

Page 33: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 44

Unidos, se puso en evidencia, para desesperación de muchos, la solidez

de las instituciones nacionales. El ejército fue tan silencioso como

disciplinado; los movimientos dentro del PRI fueron de corta duración;

la Presidencia no mostró debilidad alguna; el proceso de transición

siguió los cauces habituales. La bolsa cayó en proporciones aceptables; el

peso resistió los embates de la especulación si es que se intentó algún

ataque contra la moneda. Sin estar aún en la plena normalidad –el

asesinato aún está en el ánimo de medio mundo– la vida política

recupera su camino para situarse, en este momento, como el fenómeno

crucial. La campaña electoral reemprende su marcha”.15

De esta manera, y a pesar de este entorno poco favorable, los

partidos, los candidatos y, principalmente, la sociedad, reforzó con sus

actitudes y comportamiento las instituciones democráticas. El elevado

nivel de participación ciudadana en las elecciones, que llegó a la cifra

histórica de 77.74 por ciento del padrón, demostró que los mexicanos

prefieren la vía democrática del diálogo y la cooperación para resolver

los conflictos. También demostró que ante una amenaza armada y la

incitación de diversos actores para abstenerse de participar en la

elección, la sociedad mexicana privilegia la vía institucional para elegir a

sus gobernantes, y respaldar así el sistema de partidos. Por su parte, los

partidos políticos también desempeñaron un papel importante ya que,

ante la amenaza que representaban tanto la vía armada como la vía

externa a los propios partidos representada por organizaciones de la

llamada sociedad civil, los partidos se consolidaron en el régimen

político y demostraron su utilidad como actores que organizan el voto y

articulan demandas, reclamos y aspiraciones de la sociedad. De igual

manera, el régimen mismo se consolidó, ya que en 1994 y antes de las

15 Rafael Segovia, Lapidaria, p. 494.

Page 34: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 45

elecciones de agosto, se llevaron a cabo importantes reformas en materia

electoral, que abordaban y legislaban temas como el financiamiento de

los partidos, su acceso a los medios masivos de comunicación, la

participación de observadores electorales nacionales y extranjeros y el

fortalecimiento del Instituto Federal Electoral (IFE).

Por estas razones, la elección de 1994 no solo representa la

culminación del proceso de transición democrática que había iniciado,

de acuerdo a lo que sostengo en este trabajo, con la reforma electoral de

1977, sino que además, representa también el inicio del proceso de

consolidación democrática, según el concepto de O’Donnell. Otros

elementos que confirman esta afirmación son, que durante todo el

proceso electoral, y una vez concluido éste, los partidos y la sociedad

aceptaron que las reglas que establecía la democracia eran las únicas

válidas y legítimas para establecer un gobierno, por lo que la duración

del régimen democrático estaba asegurada. Éste factor es un elemento

central en la definición de O’Donnell de consolidación democrática, ya

que una vez que se ha asegurado la duración del régimen democrático,

ahora los actores políticos se pueden concentrar en la creación y el

perfeccionamiento de las instituciones que permitan el desarrollo de las

prácticas y valores democráticos.

Y este cambio de enfoque puede ser claramente observado en

los artículos, ensayos y textos que se hicieron para analizar la elección de

1994 y sus consecuencias a futuro en los actores y en las instituciones

del régimen. De igual manera, en los discursos políticos se puede

apreciar este viraje, ya que las preocupaciones y demandas expresadas

desde ese momento giraban en torno a reformas y cambios

institucionales que se tenían que hacer para regular y consolidar la vida

política que se había definido en 1994. Así por ejemplo, las propuestas

Page 35: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 46

del presidente electo eran, entre otras cosas, “emancipar definitivamente

a su partido respecto del Estado; consolidar la reforma democrática de

los mecanismos electorales; hacer un gobierno plural, incorporando a su

gabinete a funcionarios no priístas; equilibrar el poder del Ejecutivo con

respecto al Legislativo; modernizar y dar autonomía al aparato de

justicia”.16 Por su parte, analistas políticos, periodistas y politólogos

prestaban más atención a los temas propios de la consolidación

democrática que a los de la transición, de acuerdo a la definición dada

por O’Donnell. “Sería lamentable que el país acabara de confundir sus

aspiraciones democráticas de largo aliento con una especie de lucha

sexenal por la Presidencia de la república pues, aunque los votos

constituyen el principio de la tarea, la democracia es mucho más que un

escrupulosos escrutinio. He aquí una de las lecciones más caras del

pasado 21 de agosto”.17 En este mismo sentido, Soledad Loaeza afirma

que “el reto más importante que enfrenta el sistema político mexicano

en los próximos años es la construcción de organizaciones partidistas

modernas que sean capaces de acoger las diferencias políticas de la

sociedad, mismas que se expresaron y resolvieron de manera

relativamente pacífica en la elección presidencial del 21 de agosto de

1994”.18 Estos son sólo dos ejemplos, de los muchos que hay, de la

percepción que se tenía de la elección de 1994, de las repercusiones,

significados y cambios que podía generar en el sistema político

mexicano. Sin embargo, como se puede apreciar claramente, el tono de

estas citas esta orientado hacia la construcción y consolidación de las

16 Gilberto Guevara Niebla, art. cit., p. 26. 17 Mauricio Merino, “Una fantasía democrática” Gobiernos, agosto–

septiembre 1994, p. 16. 18 Soledad Loaeza, “Partidos políticos y sociedad civil en México”,

Gobiernos, agosto–septiembre 1994, p. 15.

Page 36: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 47

instituciones que permitan el desarrollo de una vida política democrática,

lo cual fue el mandato de la sociedad en su voto de 1994. Finalmente,

otro ejemplo del cambio en la literatura que se dio a partir de la elección

de 1994 son las múltiples propuestas que aparecen para la consolidación

democrática en México, característica que confiere a muchos escritos del

periodo un carácter prescriptivo. Sartori por su parte, afirma: “primero

construyamos la casa; luego nos ocuparemos de los muebles. Mi primera

recomendación es que se de prioridad a las prioridades; de éstas

propongo como las más urgentes las siguientes: i) un nuevo sistema

electoral; ii) la abolición de la no reelección de los miembros del

Congreso; iii) una definición clara de los poderes constitucionales del

presidente (que sustituya a los anteriores poderes paraconstitucionales y

de facto)”.19

Por lo anterior, se puede comprobar que así como existen

elementos que nos permiten afirmar que la elección de 1994 forma parte

del proceso de transición democrática, de igual manera hay elementos

sólidos que nos llevan, necesariamente, a aceptar que también estamos

observando, si no en su totalidad, al menos si el principio, del proceso

de consolidación democrática.

CONCLUSIONES

Las elecciones de 1994 representan, sin lugar a dudas, un cambio

cualitativo en la política mexicana. La sociedad mexicana decidió que

cualquier cambio o decisión a tomar se hiciera por la vía democrática

institucional, razón por la cual decidió participar ampliamente en las

elecciones, registrando una cifra histórica de participación de 77.74% del

19 Giovanni Sartori, Ingeniería constitucional comparada, México, FCE, 2004, p. 225.

Page 37: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 48

padrón electoral. Como producto de estas elecciones, además, se

estableció un gobierno legitimado y respaldado por las urnas, y ya no

por la tradición revolucionaria. Esto implica a su vez, que el presidente

ya no podría recurrir a discursos que apelaran a los héroes o a las causas

y los valores revolucionarios, sino que ahora tendría que actuar y decidir

teniendo siempre en mente a la sociedad.

Como ya se demostró a lo largo de este trabajo, las elecciones de

1994 representan el momento más acabado del largo proceso de

transición a la democracia, ya que la sociedad, a través de un proceso

electoral que contó con una amplia participación y con credibilidad,

legitimó el establecimiento de un gobierno democrático. Pero al mismo

tiempo las elecciones de 1994 presentan también elementos que

confirman el inicio del proceso de consolidación democrática. Como

ejemplos se pueden mencionar, por un lado, la aceptación de los

partidos políticos y de la sociedad de que las reglas democráticas son las

únicas aceptadas para el establecimiento del gobierno, y por tanto, la

preocupación de estos actores políticos será a partir de entonces crear y

perfeccionar las instituciones que permitan el desarrollo del régimen

democrático. Por el otro lado, la literatura de ese momento refuerza esta

afirmación ya que, como lo afirman Mainwaring, O’Donnell y

Valenzuela, los problemas en los que se enfoca la literatura ya no son

acerca de cómo terminar con el régimen autoritario, sino, más bien, se

preocupan por la construcción de las instituciones democráticas.

Sin embargo, si esto es así ¿qué es lo que da sentido a la cita de

Gilberto Guevara Niebla? Reproduzco a continuación el fragmento del

texto, para terminar este trabajo con un análisis politológico de la cita.

Page 38: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 49

No hay vía regia a la democracia. Los esfuerzos desplegados en los últimos

años por los mexicanos para perfeccionar su sistema democrático evocan la

leyenda de Sísifo condenado a perpetuidad a hacer rodar una roca hasta la

cima de una montaña y repetir la operación indefinidamente...20

Lo primero que es posible apreciar en la cita de Guevara Niebla

es que para poder llegar a la democracia no hay un camino directo y

trazado con anterioridad, aunque efectivamente hay experiencias de

otros países que pueden servir como modelo. Antes bien, se trata de un

largo proceso que esta lleno de incertidumbres y retrocesos, y que, a

final de cuentas, no lleva necesariamente a la democracia. Es un proceso

que se construye entre diversos actores y en diferentes circunstancias, a

lo largo del cual surgen nuevos actores y otros más desaparecen.

Como se analizó a lo largo de este trabajo, el proceso de

transición democrática en México se inició con la liberalización del

régimen debido a la reforma electoral de 1977. El objetivo de esta

reforma era admitir en el sistema de partidos a actores que hasta ese

momento se habían mantenido excluidos. Sin embargo, se pretendía que

participaran y legitimaran el proceso, sin tener posibilidades reales de

victorias. Tuvieron que pasar casi veinte años, y muchas reformas en el

sistema, para que se pudiera llegar a la conclusión de la transición a la

democracia y poder empezar a hablar de consolidación democrática.

Tuvieron que pasar seis años más para que en México se diera la

alternancia en la presidencia. Esto nos habla, una vez más, de la

relevancia del factor tiempo, ya que ambos procesos se desarrollan

lentamente, y es necesario estudiarlos y comprenderlos de esta manera.

Otro elemento que no se puede pasar por alto en un análisis

politológico es la cultura política, es decir, “el conjunto de actitudes y

20 Gilberto Guevara Niebla, art. cit., p. 23.

Page 39: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 50

pautas de comportamiento predominantes en el seno de una cierta

sociedad”21, ya que en este caso en particular ofrece una explicación

contundente de la naturaleza prolongada y lenta de ambos procesos. Por

tanto, el que los procesos de transición a la democracia y consolidación

democrática se hayan desarrollado a lo largo de tantos años es el “reflejo

del conservadurismo esencial de una sociedad que mayoritariamente

favorece la estabilidad, rehuye los cambios súbitos y las rupturas, y en

general, las aventuras políticas –así como los aventureros políticos–.

Estas actitudes contribuyen a explicar el gradualismo que caracterizó el

desmantelamiento del autoritarismo en México, el cual para algunos

impuso a este proceso una exasperante lentitud.”22

Por tanto, un análisis politológico debe tomar en cuenta estos

elementos, y usar los conceptos con exactitud, para poder hacer una

investigación seria y rigurosa. De lo contrario se caería en análisis

simplistas que no nos dicen nada de los hechos sociales que se están

estudiando, pero que pueden ser utilizados como instrumentos de

manipulación política, que en muchos casos atentan contra la

democracia. Ejemplos de este tipo de análisis simplistas, me parece,

pueden ser aquellos hechos por grupos de izquierda, en especial el PRD,

aunque no se puede dejar de mencionar al vocero oficial del EZLN, que

pretenden ver en todo momento una inmovilidad incorruptible del

régimen político. Por una parte, el PRD adopta una doble personalidad

ya que acepta participar en contiendas electorales, aceptando por tanto

21 Joan Botella, “En torno al concepto de cultura política: dificultades

y recursos”, Pilar del Castillo e Ismael Crespo (edits.), Cultura política, España, Tirant lo Blanch, 1997, p. 19.

22 Soledad Loaeza, “La construcción del pluripartidismo y la experiencia democrática mexicana, Churchill y Schumpeter en San Lázaro”, Transición y consolidación democrática. El contexto internacional y la experiencia mexicana, México, IFE, 2003, p. 166.

Page 40: Revista Ágora núm. 4

La consolidación democrática 51

las reglas del juego, pero amenaza con seguir tácticas que no están

contempladas en esas reglas del juego, como la movilización de masas y

la toma de edificios gubernamentales. Por su parte, la postura que

adopta el EZLN es de total intransigencia, de desprecio no solo por las

instituciones y las prácticas democráticas, sino también por la sociedad

misma. Se autoproclama como el único actor capaz de interpretar las

decisiones políticas del gobierno, y también como la única voz, o al

menos la voz de vanguardia, de la sociedad. Representa, en palabras de

Rafael Segovia, una filosofía al alcance de las masas. Otro ejemplo de

este tipo de análisis simplistas es el que pretende fechar a la democracia,

es decir, el que establece que el primero de julio de 2000 vivíamos en un

régimen recalcitrantemente autoritario, pero que a partir del día dos de

julio México comenzó a vivir en una plena democracia.

Para concluir, repito, es necesario utilizar los conceptos con

exactitud y con rigurosidad para poder desarrollar una investigación

seria. Me parece que el artículo de Gilberto Guevara Niebla es

importante precisamente, porque no recurre a una fórmula simplista.

Antes bien, afirma que ambos procesos, de transición y consolidación

democráticas, pueden durar varios años sin que esto signifique

inmovilidad política, y si, por el contrario, procesos más sólidos.

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Page 44: Revista Ágora núm. 4

55

RECONSTRUYENDO A LA

NACIÓN. APUNTE SOBRE LA

REVOLUCIÓN DE RONALD

REAGAN Guillermo Ávila*

The ultimate irony of the twentieth century may be that lasting, worldwide political revolution was accomplished not by Trotsky and the

communist but instead by Reagan and the capitalists. Martin Anderson

LA DÉCADA DE LOS OCHENTA DEL SIGLO PASADO A

menudo se caracteriza como un punto de inflexión en la evolución de

los sistemas políticos: situaciones conflictivas en las economías, en los

arreglos institucionales y en las relaciones sociales que llevaron a una

nueva configuración del mapa político en (casi) todo el mundo. La crisis

* Guillermo Ávila es ex alumno de la licenciatura en Política y

Administración Pública del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México.

Page 45: Revista Ágora núm. 4

Reconstruyendo a la nación 56

56

de los Estados de Bienestar en las naciones occidentales, la derrota del

socialismo en Francia; la debacle del comunismo en Europa Oriental,

incluyendo a la Unión Soviética, el surgimiento de nuevos conflictos en

nuevas partes del mundo, la estanflación, la crisis ideológico-cultural,

todos estos fenómenos pueden ayudarnos a explicar qué fue lo que pasó

en esos años.

En todos los momentos históricos hay figuras emblemáticas,

personajes que se identifican como estandartes de los movimientos, de

las acciones, de las revoluciones. Si se quiere ver así, en los años

ochenta, como producto del contexto histórico en que se desenvuelven,

aparecen los nombres de los “neoliberales” —o “neo conservadores”—,

entre quienes Margaret Thatcher y Ronald Reagan son los nombres más

reconocidos.

Este es un trabajo que trata sobre las ideas y sobre la forma en

se plasmaron —o se intentó hacerlo— en la práctica. Es un escrito,

además, sobre la figura del presidente, lo que implica, necesariamente,

que se analizan los factores históricos —políticos, sociales,

económicos— que lo acompañaron en el periodo en que dirigió a

Estados Unidos. Se dice que Ronald Reagan encabezó una revolución,

esto es, un cambio radical, en el gobierno de Estados Unidos, en las

políticas y la política, en la opinión pública y en la internacional.

Lo que aquí se pretende es hacer una revisión de las ideas y de

los hechos que se produjeron durante dicha revolución y, de esta

manera, entender las razones por las que se tiene al presidente Reagan

como uno de los mandatarios de mayor trascendencia en la historia de

Estados Unidos, teniendo en mente que hay quienes lo consideran,

Page 46: Revista Ágora núm. 4

Reconstruyendo a la nación 57

57

incluso, el alter ego de Franklin D. Roosevelt1. Por supuesto, hay otros

factores que influyen en el desempeño y la trayectoria de un gobierno,

políticos, personales, institucionales, económicos, sociales,

internacionales y demás que puedan imaginarse, pero no es posible

negar que, hasta cierto punto, todos ellos requirieron una idea detrás,

cierta forma de pensamiento acerca de cómo trabaja —y como debe

trabajar— la economía, como se relacionan las naciones, cómo debe ser

la convivencia social, entre otras.

Policies and attitudes result from complex constellations of electoral opinion,

political opposition, group interests, state structures, political leadership,

economic trends, the international environment, as well as intellectual

thought. Politics is partly a product of public discussions, debates,

assessments, and definitions of reality. The symbolic environment helps

structure public outlooks, and political thinking influences the character of

this setting.2

En un segundo apartado, se hace una revisión de las iniciativas y

las políticas, lo que se considera conveniente porque, desde mi

perspectiva, es una cuestión en la que pueden analizarse los alcances y

los límites de las propuestas de este gobierno. Dicho de otro modo, se

estudia la medida en que el pensamiento neo conservador de Reagan y su

“coalición” se expresó —o no lo hizo— en las políticas implementadas.

1 Varias veces se ha comparado la victoria republicana de 1980 con el

triunfo demócrata de Roosevelt en 1932 —el propio Reagan ha confesado su admiración y respeto por Roosevelt, a quien acostumbraba citar y recordar en múltiples ocasiones (José Ricardo Eliaschev, Reagan, U.S.A., los años ochenta, México, Folios, 1981, p. 93).

2 Robert Devigne, Recasting Conservatism. Oakeshott, Strauss, and the Response to Postmodernism, New Haven, Yale University Press, 1994, p. xiii (el subrayado es mío).

Page 47: Revista Ágora núm. 4

Reconstruyendo a la nación 58

58

La última parte se aleja un poco del espíritu descriptivo del

trabajo para teorizar acerca del éxito o el fracaso de la revolución y su

líder —moral y práctico— en los Estados Unidos. De este modo, el

apartado último es una divagación mediante la cual se pretende

argumentar cómo se dio el nuevo realineamiento que permitió al

neoconservadurismo posicionarse en la política y en las políticas.

1.

Es conveniente apuntar que hay quien dice que Reagan es producto de

esa revolución, que venía gestándose de a poco, progresivamente, desde

los años de Barry Goldwater y Nixon3. Esto significa que es importante

cuestionar si había, en efecto, una corriente conservadora, esto es, si la

victoria del Partido Republicano en 1980 fue auténticamente un

realineamiento de fuerzas, una nueva diagramación del complejo político

y social norteamericano. Es posible, a este respecto, decir que el Grand

Old Party —como se conoce en Estados Unidos al republicano— se

encontró en el poder en condiciones muy diferentes a las de 1952 con

Eisenhower y 1968 con Nixon. Reagan llegó a la presidencia en un

periodo de crisis. A continuación se intenta identificar el desarrollo de la

misma.

Un consenso liberal sustentado, en lo interno, en las experiencias

vividas de la crisis económica y del Nuevo Trato, así como, en lo

externo, en las secuelas de la participación norteamericana en la Segunda

Guerra Mundial, fue la norma de la vida política estadounidense desde

mediados de los años cuarenta hasta los setenta. Sus componentes

3 Martin Anderson, Revolution. The Reagan Legacy, Stanford, Hoover

Institution Press, 1990, pp. xv-xxii.

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Reconstruyendo a la nación 59

59

principales fueron: orientación internacionalista pero no unilateral,

basada en las responsabilidades morales que el nuevo papel de liderazgo

imponía al país; la asignación de un nuevo papel al Estado como garante

de la estabilidad económica y del interés público, apoyado, por supuesto,

en las prácticas del New Deal y en la teoría keynesiana, y la voluntad de

erigir, más allá de las identidades locales, un sentimiento de pertenencia

a una comunidad más vasta, nacional. 4 Durante la segunda mitad de la

década de 1970, la fuente primordial de cuestionamiento se ubicó en los

siguientes aspectos: los graves problemas económicos —desempleo e

inflación—, la incapacidad creciente estatal para manejar y satisfacer las

demandas sociales y su costo fiscal cada vez mayor, el surgimiento y la

proliferación de nuevas formas de conducta sexual y la pérdida relativa

de poderío militar, político y económico en la escena internacional5.

Así, se hizo evidente el fortalecimiento de grupos6 que

demandaban cambios en la política fiscal; que consideraban que, en la

relación con los países comunistas, Estados Unidos había hecho

demasiadas concesiones; que se oponían al Estado Benefactor por el

peso que significaba para la economía; que estaban en contra de la

intromisión del gobierno federal en la vida y los problemas de la

comunidad; y que rechazaban la descriminalización del aborto y otras

medidas que se conocieron como la “agenda moral”.7 A lo anterior hay

que agregar la crisis de legitimidad del gobierno, producto, en gran

4 Pedro Javier González G, “Estados Unidos: Contradicciones

culturales y dilemas políticos”, Cuadernos semestrales. Estados Unidos. Perspectiva latinoamericana, 23-24, 1988, p. 16.

5 Ibid., p. 17. 6 Martin Anderson, op. cit., p. 7. 7 Jesús Velasco Márquez, “Visión panorámica de la historia de los

Estados Unidos”, en su libro (comp.)¿Qué son los Estados Unidos?, México, McGraw-Hill, 1996, p. 64.

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Reconstruyendo a la nación 60

60

medida, de las “excesivas prerrogativas presidenciales y de la posibilidad

del manejo deshonesto del poder”, así como un cuestionamiento severo

ante “los problemas de organización del gobierno”8.

Al aproximarse las elecciones de 1980, la conjunción de los

problemas señalados determinó un cambio en la opinión pública que

favoreció la formación de una coalición conservadora, a la que el

electorado favoreció en los comicios de 1980 y 1984, retomando la

mayoría en el Senado por seis años9:

La amplia victoria electoral de Ronald Reagan puso dramáticamente de relieve

los alcances del proceso de polarización del electorado norteamericano. Este

desplazamiento del espectro político hacia la derecha, no constituye un hecho

sorpresivo puesto que había indicios previos, claramente discernibles, que

revelaban la presencia de una tendencia cada vez más poderosa que empujaba

a sectores crecientes de la sociedad norteamericana a asumir posiciones

conservadoras.10

2.

La administración del presidente Reagan, quien juró como tal en enero

de 1981, representa la expresión de muchos asuntos familiares a la

tradición conservadora: una economía basada en los mecanismos del

mercado libre; la búsqueda de la consecución de los intereses nacionales

a través de una política exterior activa, la descentralización del gobierno,

y la restauración de una moralidad en decadencia. A diferencia de sus 8 Mirta Botzman, et al., “La elección presidencial de 1980: un balance

de posiciones y fuerzas”, Cuadernos semestrales. Estados Unidos. Perspectiva latinoamericana, 9, 1981, p. 13.

9 Velasco, art. cit., p. 64. 10 Martin Anderson, op. cit., p. 5; Atilio A. Borón, “La crisis

norteamericana y la racionalidad conservadora”, Cuadernos Semestrales. Estados Unidos. Perspectiva latinoamericana, 9, 1981, p. 31.

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Reconstruyendo a la nación 61

61

antecesores republicanos, Reagan buscó una aplicación más rigurosa de

la doctrina conservadora, ambición que se refleja en cada uno de los

temas siguientes.

Efic iencia de l mercado

Este gobierno tiene sus fundamentos filosóficos, en lo que se refiere a la

política económica, en la creencia de que la menor intervención posible

del gobierno, combinada con una moneda estable y la protección y

seguridad públicas, por tener mayor capacidad de eficiencia, producirá

los niveles deseables de crecimiento y desarrollo11. De esta forma,

encontramos que Reagan es un partidario de la economía del lado de la

oferta (supply-side economics), la cual considera que la oferta crea a la

demanda12. Así mismo, se piensa que una carga impositiva alta debilita la

economía, pues “los impuestos, llevado al extremo, hacen más pobres a

los individuos sin hacer más rico el Estado” y, por lo tanto, una

disminución en los impuestos tendrá el efecto positivo de impulsar la

economía porque es un incentivo para la producción:

11 Botzman, art. cit., pp. 23-24; A. James Reichley, “The Conservative

Roots of the Nixon, Ford, and Reagan Administrations”, Political Science Quarterly, 96 (1981), p. 541.

12 Al respecto, Reichley comenta que esta es una medida aceptada también por Marx y Keynes, en el largo plazo. El problema radica en que, en condiciones de depresión o recesión económicas, alcanzar el equilibro de mercado —el nivel eficiente de cantidades y precios— a través del funcionamiento libre del mercado trae consigo otros problemas (human suffering) que hacen necesaria la intervención del gobierno. No hay, sin embargo, evidencia de que haya resultado contraproducente en E.E.U.U., más allá de que algunos llamen a Reagan el “Robin Hood de los ricos” —aunque esto puede ser por otras razones. Por lo demás, este es un debate conocido, sobre todo a partir de los años ochenta, con el surgimiento del neoliberalismo (Ibid., p. 541).

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Reconstruyendo a la nación 62

62

The idea is a simple one. As a government raises tax rates, the amount of

earnings that taxpayers get to keep for themselves declines. If the government

raises tax rates high enough, people respond by not working as hard... The

result is that there is less money available for the government to tax: at some

point increases in the tax rate become counterproductive as far as tax revenue

is concerned… When that point is reached tax revenues can be increased,

paradoxically, by cutting tax rates.13

Norman B. Ture, subsecretario del Tesoro durante la

administración de Reagan, estaba convencido de los beneficios de dicha

estrategia económica: “taxes should affect the economy through

incentives instead of through rivers of money”14. De este modo, se creía

que un resurgimiento de la producción generado por una fuerte

reducción de los impuestos, podría equilibrar la economía, elevar el nivel

de empleo y enfrentarse con éxito a la inflación, tan pronto como el

ahorro y la inversión aumentaran o, dicho de otro modo, “tan pronto

funcionara eficazmente el mercado.”15 Todo ello con el fin de que,

contando con condiciones más favorables, decida retomar la iniciativa y,

como en otros tiempos, el mercado vuelva a ser el promotor principal

del desarrollo.

Es posible identificar estas ideas y rastrear las intenciones del

presidente Reagan desde tiempo antes: su llegada al poder como

gobernador del estado de California estuvo precedida por mensajes no

demasiado diferentes de los que anticiparon su llegada a la Casa Blanca.

13 Anderson, op. cit., p. 141. 14 Norman B. Ture, “The Department of the Treasury”, Charles L.

Heatherly (ed.), Mandate for Leadership: Policy Management in a Conservative Administration, Washington D.C., Heritage Foundation, 1981, p. 650; citado en Reichley, art. cit., p. 542.

15 Alonso Aguilar M., “La crisis del imperialismo norteamericano y la estrategia de Reagan”, Estrategia, 1982 (2), p. 7; Botzman, art. cit., p. 24.

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Reconstruyendo a la nación 63

63

El ex actor venía a reducir la burocracia, eliminar el despilfarro, combatir

el déficit presupuestario, redimensionar enteramente la estructura fiscal

para quitar al gobierno de encima de los hombros de la ciudadanía.

Evidentemente, no existían entonces las preocupaciones internacionales

para Reagan, y su intención era “traer racionalidad, austeridad y

escrupulosidad al enorme estado. Como Reagan había llenado su

campaña electoral de promesas de austeridad fiscal, por algún lado debía

producirse esa reducción en la carga impositiva y los beneficiados serían

los propietarios de inmuebles.”16

Conforme a esta estrategia, en febrero de 1981 Reagan lanza su

Programa para la Recuperación Económica, en el que reitera el

propósito de reducir la tasa de crecimiento del gasto del gobierno, bajar

el impuesto personal sobre la renta y permitir a las empresas tasas de

depreciación más elevadas, aligerar el peso de la reglamentación estatal

de los negocios y contribuir a que adopte una política monetaria que

ayude a combatir la inflación.17

Así mismo, aunado a su deseo de reducir el impacto del

gobierno en la economía, el presidente Reagan precisaba descentralizar

el control sobre los servicios gubernamentales. Por ejemplo, propuso

transformar ciertos programas educativos federales de forma que, a

través de las transferencias, se permitiera a los estados establecer sus

necesidades propias y, de esta manera, hacer uso del dinero. La

administración apoyaba estas medidas, en principio, para aligerar el gasto

público. Pero estas medidas también reflejaban la convicción del

presidente hacia la creencia conservadora en las capacidades y virtudes

de los gobiernos locales, considerando que éstos tienen un conocimiento

16 Eliaschev, op. cit., p. 55. 17 Aguilar, art. cit., p. 7.

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Reconstruyendo a la nación 64

64

más cercano sobre las condiciones y las necesidades de sus habitantes y

son más proclives a construir lazos más fuertes en las comunidades.

Defensa y Pol ít i ca Exterior

Uno de los puntos más polémicos del gobierno de Reagan fue su nivel

de gasto en materia de defensa. La crítica principal versaba en que ésta

política contravenía los propósitos de reducción en el gasto y en la lucha

contra la inflación. Por otro lado, hay quien argumenta que un gasto de

tal magnitud no es un signo de un Estado mínimo. La justificación de

Reagan al respecto viene de sus convicciones nacionalistas que no

presuponían el aislacionismo, sino, por el contrario, una participación

activa en la formación y el desarrollo de los eventos que pudieran tener

relación con el interés nacional. Así pensaba, también, el Secretario de

Estado, Alexander Haig, y Richard Allen, Asistente de Seguridad

Nacional lo secundaba:

While the United States does not assume global responsibility for

international peace and stability, no area of the world is beyond the scope of

American interest if control or influence by a hostile power threatens

American security.

La idea de un Estado fuerte y activo en el terreno internacional

se identifica con las ideas de Hamilton, mientras que la idea del uso

restringido de la autoridad federal con las ideas de Madison.18 Este es

otro rasgo de la contradicción en que se ubica a Reagan. Pero hay que

recordar que esta combinación contradictoria también se presentó en

otras ocasiones —como con F.D.R.— lo cual puede justificarse a través

18 Véase Reichley, art. cit., p. 543.

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65

de tres fundamentos: el primero, la necesidad de protección de la

nación, para lo cual se necesita una diplomacia experta y un poderío

militar considerable; segundo, que Estados Unidos tiene intereses

económicos en el exterior de gran valía, que requieren de una

representación vigorosa; y, en tercer lugar, que al dirigir al resto del

mundo, los Estados Unidos dan muestra de un ejemplo de unidad

moral:

we will be seen as having greater strength throughout the world. We will

again be the exemplar of freedom and a beacon of hope for those who do not

now have freedom19.

Los instrumentos a través de los cuales el presidente republicano

buscaría alcanzar los objetivos planteados de política exterior, serían el

incremento sustancial en el presupuesto militar, el reforzamiento del

aparato de inteligencia, la utilización de la ayuda económica y,

especialmente, la militar. 20

Hay, por último, un fundamento propio de la mentalidad

conservadora: para Reagan, el presupuesto para la defensa debía

incrementarse, no sólo por que Estados Unidos estaba frente a una clara

amenaza en el exterior21 —hay que recordar que las acciones de la Unión

Soviética, como la invasión a Afganistán, o las tendencias a favor del

comunismo en América Latina, se consideraban, evidentemente,

contrarios al interés nacional—, también porque la defensa es la

19 Reagan, “First Inaugural Address”, January 20th, 1981. [Version

electrónica disponible en: http://www.bartleby.com/124/pres61.html, 5 de julio de 2005].

20 Botzman, art. cit., p. 23. 21 Hedrick Smith, et al., Ronald Reagan ¿Una revolución conservadora?,

Barcelona, Planeta, 1980, pp. 123-160.

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66

actividad de mayor importancia y con mayor legitimidad que debe tener

un gobierno limitado22.

El resultado de importancia mayor, seguramente, fue la

recuperación o fortalecimiento de la hegemonía de E.E.U.U. en el

panorama mundial; sobretodo, el relativo a la otra gran potencia global,

ahora en descenso, la U.R.S.S.:

Reagan pushed the Soviet Union beyond its economic and military limits. The

threat to build a defensive protection system against missiles, whether or not

it would work, and regardless of how expensive might be, cowed the Soviets

more than any operable weapon in America’s arsenal. The very expense of

the system was what the Soviets most feared. A war of dollars was one they

could not win.23

El Estado Bene fac tor

Durante el primer año de mandato, la administración del presidente

Reagan ya había logrado recortar 44 mil millones de dólares por

recortes a los programas sociales, lo que se veía como un gran logro,

sobre todo si se tiene en cuenta que, para esta administración, el sistema

de seguridad social se había convertido en uno en el que los recursos

disponibles estaban cayendo “en las manos de los codiciosos y no de los

más necesitados.”24 También hizo referencia a la enorme cantidad de

22 El argumento lo desarrolla más ampliamente Andrew E. Busch,

“Ronald Reagan’s Public Philosophy: Strands of Jefferson and Hamilton”en Eric J. Schmertz et al. (editors), Ronald Reagan’s America, Westport, Greenwood Press, 1997, p. 43.

23 Glen Jeansonne, “The 1980s and the Age of Reagan”, History Today, August 2004, p. 38.

24 D. Lee Bawden y John L. Palmer, “Política social. Desafiando al Estado Benefactor”, Cuadernos semestrales. Estados Unidos. Perspectiva latinoamericana,no. 23-24, 1988, p. 85.

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subvenciones federales para servicios sociales y de educación, a las que

consideraba innecesarias por despilfarradoras e ineficientes, por lo cual

quería devolver los programas a los gobiernos estatales y locales, junto

con los medios para financiarlos.25

De esta forma, el presidente ponía en duda la medida en que el

sector público era (y es) responsable por el bienestar social y económico

de sus miembros individuales. Como sabemos, a partir de la década de

los treinta, el gobierno federal tendió, progresivamente, a asumir esta

responsabilidad. Sin embargo, el presidente Reagan pensaba que “con

frecuencia, el gobierno federal no está en posición de determinar de

manera apropiada cuál debe ser la responsabilidad pública y que, en la

medida en que esté obligado a abandonar el problema, el gobierno

federal debería concluir que debe asumir una responsabilidad mucho

menor”26.

Lo anterior, por supuesto, constituye el pilar fundamental del

problema del “gran gobierno”: la gente exige demasiado del gobierno,

que solucione muchos problemas cuando lo natural sería que fuesen

resueltos al margen de la acción gubernamental. Esto produce la

“sobrecarga política” del Estado y ahí se halla el origen de su

incapacidad para brindar los satisfactores que se le reclaman y,

consecuentemente, su deslegitimación.27

25 Botzman, art. cit., p. 26. 26 Bawden, art. cit., p. 85. 27 Este argumento, lo sabemos bien, constituye el meollo del informe

de la Comisión Trilateral, cuyo inspirador teórico es Samuel P. Huntington. En líneas generales, se sostiene que la década de los sesenta fue escenario de grandes movilizaciones populares que expresaban el estímulo igualitarista—en todo el mundo, no en E.E.U.U. exclusivamente. La vitalidad de la democracia produjo un incremento sustancial de la actividad gubernamental. La relevancia de ello radica en que esto, contrario a lo que piensan los marxistas norteamericanos, no es una falla del sistema capitalista, sino un producto de la

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Ever since the New Deal, Americans had looked to the Federal Government

to solve their problems. Once a New Dealer himself, Reagan warned that the

Federal Government could not expand infinitely. Franklin Roosevel had

intended massive federal intervention in the economy a temporary

expedient… [he] would have been disturbed to learn that his minnow of

safety net had expanded into a whale.28

Estas opiniones acerca del papel apropiado para el gobierno,

derivan de la confianza que el Presidente tiene en la capacidad de la

mayoría de los individuos de defenderse por sí mismos dentro de una

economía librecambista y su confianza e la capacidad de esa economía

para funcionar eficientemente con un mínimo de intervención federal.

El lado opuesto de esa confianza es que el gobierno federal constituye

una influencia perniciosa sobre la iniciativa y la caridad individual,

comunitaria y corporativa.

Este tratamiento de los problemas sociales refleja el principio de la libertad

individual, subyacente en las distintas propuestas de Reagan. En efecto, éste

levanta la bandera de la vuelta al federalismo norteamericano tradicional el

que, desde su punto de vista, ha sido desplazado por el crecimiento

“monstruoso” del gobierno federal que se tradujo en la limitación de las

libertades individuales y en la reducción de los poderes y los recursos

estaduales. Con el objeto de poner fin a esta situación, propuso que las

cuestiones sociales se abordaran con cautela, evitando la aplicación de

medidas que impliquen una tendencia a la “socialización” en aspectos tales

política democrática. Es la propia democracia la que impulsa la expansión de las actividades estatales y la ineludible crisis fiscal que la acompaña (Véase, por supuesto, Michel Crozier, Samuel P. Huntington and Joji Watanuki, “The Crisis of Democracy”, New York University Press, 1975; disponible en http://www.trilateral.org).

28 Glen Jeansonne, art. cit., p. 38.

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69

como salud y educación. En este sentido, Reagan argumenta que el bienestar,

en su sentido más amplio, también comprende las actividades de caridad

llevadas a cabo tradicionalmente y con grandes resultados por ciudadanos

particulares y organizaciones sociales y caritativas.29

Al caracterizar al gobierno como un problema, Reagan se refirió

a un descontento general en el país; la fuerza de este descontento le daría

apoyo para lograr abolir algunos programas sociales federales y cambiar

la dirección de otros. En este punto conviene resaltar que Reagan, tal

vez inconcientemente, logra cumplir con dos objetivos: el primero,

meramente presupuestario, al buscar reducir el inflado presupuesto

federal y, el segundo, ideológico, para sacar al gobierno de ciertas

actividades inapropiadas.

Esto supone un Estado que no se vea desacreditado por la

frustración de sus programas sociales y asistencialistas, impuestos por

una sociedad civil excesivamente movilizada y que sobrecarga el aparato

estatal más allá de lo razonable. Se trata de reforzar la autoridad

gubernamental y, en general, todas las estructuras de autoridad puesto

que ellas son el fundamento de cualquier posible reconstrucción de un

nuevo sistema hegemónico. No se trata de una destrucción sistemática

del Estado de Bienestar, sino de racionalizar su actuación, manteniendo

aquellos programas y agencias que probadamente sean eficaces en la

tarea de controlar y neutralizar posibles presiones desestabilizadoras.

En las medidas concretas que Reagan propone para acabar con

el enorme poder del gobierno federal y devolver los incentivos a la

empresa privada y a los individuos, podemos mencionar el traslado a los

estados de los programas federales referidos a salud y educación —que

29 Bawden, art. cit., p. 86; Botzman, art. cit., p. 25.

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70

llevaría a la desaparición del Departamento de Educación—, además de

una reformulación al sistema de bienestar social con el fin de anular los

“incentivos al desempleo” y promueva “el trabajo y la superación

personal”.Además, enfatiza la necesidad de coordinar las actividades

gubernamentales con las de la iniciativa privada, en lugar de competir

con ellas, a fin de lograr una eficacia mayor en la atención de los

problemas sociales.30

Moral idad y t radi c ión

El último pilar ideológico que puede identificarse en las políticas de

Reagan es el apoyo a una cierta idea de moralidad, de actitudes y valores

tradicionales, en los asuntos sociales, como el aborto, la oración en las

escuelas y las cuestiones relacionadas con la “Acción afirmativa”. Desde

la campaña por la presidencia en 1980, Reagan comentaba que dichos

valores morales tradicionales se reflejarían en sus políticas31. La

plataforma del GOP proponía en 1980 apoyo total a la restauración de

ciertos valores y prácticas que se habían suprimido por gobiernos

anteriores, como “la restauración la protección del derecho a la vida de

los infantes en periodo de gestación, el derecho a realizar oraciones en

escuelas y lugares públicos y, en general, la protección de la familia ante

la creciente decadencia de la sociedad.”32

El aborto, las oraciones en la escuela, y el traslado de escolares a

escuelas diferentes para conseguir la integración racial constituyen los

puntos medulares de la agenda social. Todos comparten elementos

comunes, por los cuales se les incluye en esta agenda. Todos, en 30 Ibid., p. 26. 31 Reichley, art. cit., p. 543. 32 Republican platform, 1980.

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principio, se convirtieron en asuntos federales a raíz de las decisiones de

la Suprema Corte, de las cuales nacen las legislaciones. Un segundo

rasgo común es que atañen, primordialmente, a los valores —aunque

también entren en juego intereses bien localizados.33 La agenda social,

por tanto, gira en torno a un conflicto social; se enfrentan posiciones

diferentes sobre la manera en que debe vivirse la vida y cómo debe

controlarse,

se trata de una imagen de la buena sociedad; en un caso, una sociedad en la

cual la comunidad, la religión y la familia tienen el derecho de asegurar y

conservar los valores comunes (una América cristiana, o conservadora, o

tradicional, o basada en la familia); en el otro caso, una sociedad en la cual la

libertad frente a las restricciones impuestas por la familia, la comunidad y la

religión se considera una característica clave de una sociedad buena.34

En este sentido, el tema del aborto es característico del debate.

Una tendencia favorable al aborto había aumentado desde 1965, cuando

muchos estados comenzaron a liberalizar sus leyes respecto a la

cuestión. El apoyo fue mayor a partir de la decisión de la Suprema Corte

en el caso Roe v. Wade, en 1973 y así se mantuvo hasta 1980, cuando la

opinión comenzó a virar, particularmente para los casos “blandos”.35

De esta forma, cobra fuerza la noción de revolución conservadora,

pues se observa que los cambios hacia la derecha no se deben

simplemente a las predilecciones del presidente y sus asesores, sino a un

verdadero cambio en la opinión pública. Así mismo, aunque puede

pensarse que “el enredo de los temas de la agenda social con la

estructura constitucional de los Estados… ha hecho de estas cuestiones 33 Glazer, art. cit., p. 62. 34 Ibid., p. 64. 35 “Sondeo de la Opinión”, 1985. Citado en ibid., p. 71.

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una parte permanente de la agenda del Congreso y del Presidente… [por

lo que] no es probable que puedan ser nuevamente restringidas al

escrutinio de las legislaturas estatales, consejos municipales y autoridades

escolares locales”36 lo cual hace que contrapongan al proceso de

descentralización, y se mantienen como parte de la jurisdicción del

gobierno federal. Esto no contradice, en realidad, el objetivo de recorte

presupuestario, puesto que estos asuntos o no implican gastos masivos

—como el caso de la defensa— ni exigen las transferencias que se

requieren en la política social.

Sin embargo, como se sabe, este fue un proyecto fallido, dado

que “las batallas sobre la mayoría de los temas de la agenda social giran

en torno a la reposición de las normas y las prácticas tradicionales”, lo

que implicaría una nueva interpretación de la Constitución por parte de

la Suprema Corte, de modo tal que se diera marcha atrás a las decisiones

tomadas anteriormente.

Por supuesto, es un tema que encaja en la noción de la

restauración moral, en el resurgimiento del tradicionalismo, en oposición

del largo proceso de liberalización judicial —y legislativa. Al final,

Reagan aceptaba que se le juzgaría en términos ideológicos, porque él

era un líder ideológico. Es obvio que no inventó ninguna de sus ideas,

pero llegó en un momento en el que esas ideas tenían correspondencia

dentro de la sociedad. Si la evaluación final —si la historia— no lo

considera un gran presidente, tampoco puede considerársele como uno

mediocre. Llegó a su cargo con una agenda de asuntos importantes y

cumplió con ellos, demostrando que, en ciertas ocasiones, el sentido

común y la intuición pueden ser más útiles de lo que se cree.

36 Ibid., p. 77.

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3. Martin Anderson comenta, un poco a disgusto, que es el Congreso el

que dispone del gasto: “the real power of the purse, the power to spend

or not to spend, lies with Congress. A president may be able to influence

spending up in some areas and down in others, but ultimately he must

get congressional approval for every nickel.”37

Entonces, hay que ver la forma en que se puede influenciar el

accionar del Legislativo, teniendo en cuenta que es a través de las

instituciones, de las prácticas y reglas, formales e informales, que se

pueden establecer, formular e identificar las conexiones entre la

voluntad y la realidad, entre las ideas y la práctica. Así, al modificarse los

patrones de funcionamiento dentro de la dinámica del Congreso, el

presidente Reagan logró que los temas de su agenda fueran discutidos y

sus iniciativas aprobadas.

De acuerdo a March y Olsen, hay tres formas distintas por las

que se modifica el carácter de las instituciones:

First, there is considerable mundane adaptiveness in institutions that can be

influenced. Although the course of change cannot be arbitrarily dictated, it is

possible to influence the gradual transformation by stimulating or inhibiting

predictable adaptive processes. Second, although the rules and routines of

institutional life are relatively stable, they are incomplete. It is possible to

influence the resolution of ambiguity surrounding the rules. Third, it is

possible to produce comprehensive shocks in institutions that transform

them relatively abruptly. As in the case of the more mundane changes, the

37 Op. cit., p. 177.

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transformation cannot be controlled with any great precision: but change can

be produced intentionally.38

Esta aproximación institucional nos ayuda a entender cómo se

reconfigura el Poder Legislativo, principalmente los puntos uno y tres.

Específicamente, esto se observará a través de su conformación a partir

de 1981.

Algunos autores consideran que el cambio en las políticas

públicas en Estados Unidos sucede, con mayor frecuencia, de manera

incremental. Esto no niega, sin embargo, que se hayan dado cambios

abruptos con políticas pasadas, modificaciones sustanciales en el

contenido y en los objetivos, justo como se dio con la llegada de Ronald

Reagan a la presidencia de E.E.U.U.

Ahora bien, la conexión entre la “elección avalancha” (landslide

election) y el cambio radical en las políticas se da a través de tres medios:

el primero es el reemplazo de los legisladores, producto de la votación

favorable para los nuevos miembros; en segundo lugar está la

conversión en la mentalidad y, por ende, en la votación, de algunos de

los que permanecen en la Cámara, lo que puede explicarse porque estos

“conversos” consideran que una elección con diferencias tan grandes en

el número de votos refleja que la opinión pública está cargada,

notablemente, del lado del presidente; por último, y como resultado de

los dos procesos anteriores, está el control de la agenda, lo que significa

que el conjunto de problemas y proposiciones de política debatidos con

interés por el público y por los actores gubernamentales involucrados,

38 James March and Johan Olsen, Rediscovering Institutions: The

Organizational Basis of Politics, New York, The Free Press, 1989, p. 58.

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cambian, lo que da señas de una recomposición y puede demostrar la

magnitud de la “revolución”.39

Los procesos a través de los cuales se construye la agenda

política nacional en E.E.U.U. son muy complejos y, por lo mismo,

parecería arriesgado decir que hay un actor o un grupo de actores que la

controlan. Sin embargo, no es difícil reconocer que hay algunos factores,

sencillos de entender, que pueden reforzar el argumento. En principio,

varios de los actores clave dependen de las elecciones populares para

llegar a su puesto, lo que lleva a pensar que la opinión pública tiene un

papel de influencia considerable en los temas de la agenda. Así mismo,

como se menciona arriba, si la comunidad política interpreta los

resultados de la elección como un “mandato en pos del cambio”

(prochange mandate), hay algunos actores que tienen ventaja y, si el

presidente es uno de ellos, es posible concluir, sin exagerar, que es él

quien tiene el control sobre los temas y la composición de la agenda.

El margen de victoria de Reagan sobre Jimmy Carter y la

mayoría republicana en el Senado, así como las facultades inherentes al

puesto presidencial para influenciar en la conformación de los temas, se

combinaron para permitir que el presidente dominara el debate sobre las

políticas e, incluso, ofreciera las únicas opciones:

The crucial policy choice would lie between cutting federal spending and

initiative-destroying taxes, on the one hand, thus bringing down the rate of

inflation and ensuring healthy economic growth or, on the other hand,

continuing the discredited “tax and tax, spend and spend” policies of the

past.40

39 Véase Barbara Sinclair, “Agenda Control and Policy Success: Ronald

Reagan and the 97th House”, Legislative Studies Quarterly, 10 (1985). 40 Ibid., p. 293.

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La supremacía ejercida por Reagan sobre el debate político hizo

posible que su administración dominara la agenda en el Congreso. Aún

cuando las propuestas de los Demócratas no se alejaran tanto de las

suyas, siempre tuvo éxito en presentar los momentos de toma de

decisiones como elecciones entre las políticas fallidas del pasado y sus

alternativas. Así, Reagan y su equipo pudieron, por ejemplo, hacer que

las decisiones sobre recortar el gasto público se vieran como una política

económica saludable, y no como una política social perniciosa.

No es desatinado pensar en este cambio en las políticas como

una muestra de la revolución reaganiana. En primer lugar, porque, al

alejarse del cambio incremental, no hay una evolución de las políticas

que haga pensar que los objetivos y las metas se mantienen, lo que

significa que el proyecto al que responden las políticas es puesto en

duda. El hecho de que Reagan haya ganado y arrasado en las elecciones

presidenciales hace que esta idea se fortalezca.

Page 66: Revista Ágora núm. 4

77

EL VOTO DE LOS MEXICANOS EN EL EXTRANJERO

Catalina López Portillo Alcocer Rodrigo Molina Moctezuma*

EL PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN MEXICANO, que

recibió un importante impulso con la victoria de un partido de oposición

en las elecciones presidenciales del año 2000, pretende dar un nuevo

paso hacia su consolidación con el aumento del padrón electoral y la

defensa del sufragio universal. Desde hace varias décadas el voto de los

mexicanos residentes en el extranjero es parte de la agenda política; sin

embargo, no fue hasta 2005 que se concretó con la puesta en marcha de

la primera experiencia electoral mexicana en el extranjero. Esta

controvertida medida traerá grandes consecuencias para la joven

democracia mexicana, y aunque es aventurado aprobarla o rechazarla

antes de la próxima elección federal de julio de 2006, en este trabajo

analizamos el proceso que llevó a hacer posible esa modalidad de voto,

* Alumnos del programa en Relaciones internacionales del

Centro de Estudios Internacionales, El Colegio de México.

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El voto de los mexicanos en el extranjero 78

así como los costos, ventajas y desventajas que han discutido diversos

especialistas.

MARCO JURÍDICO GENERAL

De acuerdo con la Constitución mexicana de 1917, son ciudadanos

aquellos mexicanos que cuenten con más de 18 años y un modo

honesto de vivir; significa pues que los mexicanos que no residen en

el país siguen siendo ciudadanos. La Constitución también garantiza

el derecho y la obligación de votar en las elecciones federales; el

estado tiene la obligación de garantizar el cumplimiento de este

derecho. Por lo tanto, si nos atenemos a lo estrictamente jurídico, es

obligación del estado mexicano que todos sus ciudadanos puedan

votar, independientemente de su lugar de residencia. Este es un

plano de la discusión que tiene que ver con la democracia abstracta y

el derecho jurídico global. En los últimos meses, la discusión en

México se ha centrado en la manera de volver operativo este derecho.

PROCESO JURÍDICO

En los años ochenta los grupos de oposición, particularmente el

Partido de la Revolución Democrática (PRD), habían presentado ante

el Congreso proyectos de ley que buscaban hacer posible el voto a

distancia. La hipótesis subyacente era que el enorme número de

ciudadanos mexicanos en Estados Unidos representaban una valiosa

fuente de votos de oposición, si se piensa que su migración se debió

a las condiciones laborales y sociales adversas que encontraron en

México. Su voto sería entonces un voto de censura al partido en el

gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al cual se le

atribuía la responsabilidad de las crisis económicas y las tensiones

sociales de esos años.

En 1996 se reformó el artículo 36 constitucional, suprimiendo el

párrafo que establecía como requisito votar en el distrito electoral de

Page 68: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 79

residencia. Teóricamente, los mexicanos en el extranjero que no

hubieran adoptado otra nacionalidad adquirieron el derecho al voto

desde 1996. Sin embargo, no fue sino hasta el año 2000 en que se

tomaron las medidas necesarias para que esta reforma se pusiera en

práctica de manera efectiva. Lo más lógico hubiera sido que, en el

momento en que se aprobó la reforma a la Constitución, el Congreso,

el IFE y la Secretaría de Relaciones Exteriores hubieran tomado las

disposiciones necesarias para que el voto fuera posible desde la

campaña presidencial de 2000, contando con cuatro años para

organizar los comicios y enviar las boletas. Sin embargo, el Congreso

no se ocupó del asunto sino hasta noviembre de 2004, período a

partir del cual requirió tan sólo de seis meses para aprobar las

reformas al Código Federal de Instituciones y Procedimientos

Electorales (COFIPE) y hacer posible el voto en el extranjero. Aunque

Vicente Fox prometió en su campaña otorgar el voto a los millones

de migrantes mexicanos residentes en Estados Unidos, fue la

bancada priísta quien inició el proyecto de decreto constitucional.

¿Por qué el PRI esperó a estar fuera del gobierno para presionar por

la ejecución del voto en el extranjero? Tal vez ahora que se avecina

una elección reñida e incierta en julio de 2006, los millones de

potenciales votantes en el extranjero resultan atractivos para inclinar

la elección hacia un lado u otro.

El artículo 37 constitucional fue igualmente modificado,

haciendo posible la doble nacionalidad, con lo cual el padrón de

electores en el extranjero aumentó, debido a que los mexicanos que

habían perdido su nacionalidad a raíz de tomar una nueva volvían a

ser mexicanos, y los que se iban a Estados Unidos ya no tenían que

abandonar la ciudadanía mexicana para tener la americana. La

Cámara de Diputados propuso la credencialización en el extranjero,

así como una combinación de voto por correo y en centros de

votación, aunque el Senado modificó estas disposiciones: la

Page 69: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 80

credencialización comenzará después de 2006 y sólo se recurrirá al

voto postal.

VOTO POR CORREO

El Senado aprobó en febrero de 2005 un decreto que permite a los

mexicanos residentes en el extranjero, que posean credencial para

votar y estén inscritos en el Registro Federal de Electores, votar por

correo en las elecciones presidenciales de julio de 2006. La

organización del proceso electoral conforme al modelo postal

requiere que el IFE conozca con precisión la ubicación geográfica de

cada elector, a fin de hacerle llegar los documentos y materiales para

efectuar el sufragio. El voto postal puede asegurar una cobertura

más amplia que aquella que tendría el personal de los consulados y

embajadas. No obstante, implica mayores dificultades

administrativas para la autoridad electoral en términos de

producción y distribución de los materiales, así como de

inconvenientes para el elector al depender de la calidad y

confiabilidad de los servicios postales, tanto del país de residencia

como del mexicano. El voto postal tiene el inconveniente de no

garantizar el secreto y la libertad del sufragio: las autoridades

electorales no pueden vigilar que el individuo vote en solitario,

además de que hay mucho tiempo –estimado en treinta días- entre el

día en que reciben la boleta y el día en que la envían de regreso al

IFE.

UN RETO DE 11 MILLONES DE PERSONAS

Los estados que practican el voto de sus ciudadanos en el extranjero

generalmente son países desarrollados con democracias

establecidas, principalmente europeos. México no cuenta con una

historia democrática ni con el nivel de desarrollo económico que

Page 70: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 81

respalde la iniciativa del voto de sus ciudadanos residentes en el

extranjero.

Para 2006 se estima que habrá 11 millones 750 mil mexicanos

en el extranjero, de los cuales 98% radican en Estados Unidos. Esta

gran concentración, sobre todo en los estados de California, Texas,

Arizona, Illinois, Nueva York y Florida, facilita la labor del IFE para

la instalación de casillas o la distribución de boletas, aunque los

mexicanos que residen en otros países no tendrán acceso a las

campañas de promoción del voto y probablemente les sea más

difícil inscribirse en el Registro Federal de Electores. De los nueve

millones de mexicanos mayores de 18 años en Estados Unidos, se

estima que de dos a cuatro millones cuentan con credencial de

elector vigente. El universo potencial de votantes en el extranjero es

enorme, ningún otro país en el mundo se enfrenta al reto de abrir la

votación a millones de personas fuera de sus fronteras.

Adicionalmente, ningún otro país cuenta con una población

indocumentada de tres millones de personas. Este hecho dificulta la

posibilidad de encontrar una modalidad adecuada para que los

indocumentados puedan sufragar: no tienen un domicilio fijo, por lo

tanto no se les puede enviar el sobre con la boleta electoral por

correo; si se llegaran a instalar casillas electorales en consulados y

embajadas, los indocumentados quedarían expuestos a ser

atrapados por el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados

Unidos, mejor conocido como la migra; si se instalaran casillas a lo

largo de la frontera mexicana, los indocumentados tendrían

dificultades para regresar a territorio estadounidense.

VOTO PASIVO

Para la elecciones del 2006 los ciudadanos mexicanos residentes en

el exterior podrán votar pero no ser votados. En la actualidad se

estudia la posibilidad de hacer posible el voto pasivo, que consiste en

que mexicanos en el extranjero puedan elegir representantes en el

Page 71: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 82

Congreso, es decir diputados y hasta tres senadores. Los diputados

son los representantes del pueblo, por lo que algunos argumentan

que la parte del pueblo mexicano que no vive en territorio nacional

tiene derecho de representación. No se menciona cómo se elegirían a

los candidatos ni cómo harían campañas en el extranjero, lo cual está

actualmente prohibido. Los senadores representan entidades

federativas y no individuos; por lo tanto, sería inapropiado que las

personas que no residen en éstas participasen en la elección de

senadores.

DISTINCIÓN DE VOTANTES

Algunos especialistas electorales sugieren que el esquema de voto

debe distinguir a los mexicanos que mantienen intereses reales en

México de aquellos que por diversas razones ya no tienen un interés

genuino en su comunidad de origen. Un factor clave para dicha

identificación tiene que ver con la duración de su estadía en el

extranjero. En un extremo se encuentran quienes acaban de emigrar

e, incluso, cuentan con una credencial de elector válida. En el otro,

las personas que ya adoptaron otra ciudadanía. Diversos países han

establecido límites a la posibilidad de emitir el sufragio en el

extranjero. En Nueva Zelanda, la ausencia del país no puede ser

mayor de tres años; en Canadá no puede ser mayor de cinco; en

Alemania de 25. Es una manera de evaluar si el ciudadano conserva

un vínculo con la nación. ¿Votarán los mexicanos que no nacieron en

nuestro país, que ni siquiera lo conocen y que probablemente ya no

hablan español? La nacionalidad múltiple, aceptada en diversos

países alrededor del mundo y en México desde 1997, implica que

habrá personas que podrán ejercer su derecho al voto para elegir

diferentes gobiernos. En el caso de México, significaría que varios

miles de ciudadanos méxico-americanos votan tanto para las

elecciones mexicanas como para las norteamericanas. Algunos

analistas opinan que esto podría significar una intromisión en la

Page 72: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 83

soberanía nacional, a partir de que las grandes corporaciones

norteamericanas intentarían influir el sentido del voto de estos

ciudadanos.

COSTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

De acuerdo con un estudio comparativo, el voto postal es el modelo

electoral más costoso: para un electorado de cuatro millones de

personas, habría que gastar aproximadamente mil millones de pesos,

de los cuales el Congreso aprobó tan sólo doscientos millones.

Considerando que cada voto emitido en territorio nacional cuesta

aproximadamente 150 pesos y que en el extranjero ese mismo voto

cuesta 8,500 pesos, cabe preguntarse si México puede y debe asumir

ese gasto en sufragios que van a representar una fracción minúscula

de la votación total. Esos recursos federales podrían destinarse a

causas que beneficiaran en mayor medida a los migrantes, tal como

la protección de sus derechos humanos o conseguir un acuerdo

migratorio con Estados Unidos que impida la caza de mexicanos en

la frontera o la construcción de un nuevo “muro de la vergüenza”. Es

probable que la realización de campañas presidenciales en las que

seguramente se aludirá a las condiciones marginales de los

mexicanos, haga reaccionar a las autoridades vecinas y endurezcan

sus posiciones contra México en general y contra los migrantes en

particular. También se exacerbarán los sentimientos xenofóbicos y

racistas entre la población anglo. Puede que la celebración de

elecciones mexicanas en los Estados Unidos refuerce la posición de

los sectores conservadores estadounidenses y radicalice a los grupos

anti-inmigrantes. Según Soledad Loaeza, “lo peor es que el hecho de

que voten en México sea un argumento adicional para discriminarlos

y un obstáculo para que se incorporen a la sociedad en que han

elegido vivir”.

Page 73: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 84

CONCLUSIONES

El objetivo primordial del voto es elegir a las autoridades que

consideramos mejor capacitadas para gobernarnos. Los migrantes

deben someterse a los gobernantes del país en el que se encuentran;

por lo tanto, tienen mayor interés en lo que acontece en su país de

residencia. ¿Por qué otorgarles el derecho al voto que, de acuerdo

con la Constitución, es una obligación, si no van a sufrir las

consecuencias directas de su elección? Vivir en un régimen

democrático implica someterse a la elección de la mayoría; al votar

los migrantes no se someterán a la voluntad mayoritaria de los

mexicanos. Se dice frecuentemente que brindar derechos políticos

contribuye a estrechar lazos con los emigrantes ya que se sienten

parte de la comunidad política mexicana. Sin embargo, mantienen

numerosos vínculos con nuestro país, de orden cultural, económico y

familiar, por lo que la participación en el ámbito político no

necesariamente amplía dicha vinculación a la tierra de origen.

Aunque las remesas que mandan los migrantes representan la

segunda fuente de ingresos de divisas para el país, éste no es un

argumento válido para otorgarles derechos políticos, pues sería tanto

como si ejercieran la “compra” del voto. ¿Qué pasaría si los mismos

migrantes no mandaran remesas a nuestro país? ¿Serían escuchadas

sus demandas por mayor participación política?

Consideramos que es importante no arriesgar la eficacia y la

confianza en la organización de las elecciones que ha hecho de

México un modelo de administración electoral para otros países. En

efecto, sería complicado en extremo controlar y sancionar el

financiamiento de los partidos en el extranjero. Si se llegara a dar

una situación de fraude electoral en territorio extranjero (por

ejemplo, si algún mapache se robara una urna), sería un caos debido

a que el IFE tendría que pedir ayuda a las autoridades locales ya que

las leyes mexicanas de seguridad electoral para la sanción de delitos

electorales no se aplican en otro territorio.

Page 74: Revista Ágora núm. 4

El voto de los mexicanos en el extranjero 85

Cuando el 15 de enero de 2006 se cerró el registro de

ciudadanos en el extranjero que desearan votar en las elecciones

presidenciales, el IFE había recibido cincuenta mil solicitudes. Para

algunos, esta cifra refleja el fracaso rotundo del programa de voto en

el exterior, debido a que el universo potencial de votantes era de

cuatro millones de personas. Hizo falta una mejor campaña de

difusión y de información a los paisanos y más tiempo para inscribir

a los posibles votantes en el Registro. Es probable que la decisión de

otorgar el voto a los mexicanos que viven fuera de México se tomara

apresuradamente, atendiendo razones coyunturales, relacionadas

principalmente con la próxima elección federal, como un medio para

ganar simpatías y votos entre este numeroso grupo.

BIBLIOGRAFÍA

Alcocer Villanueva, Jorge, comp. , El voto de los mexicanos en el

extranjero, México, Nuevo Horizonte, 2005.

Carpizo, Jorge, El voto de los mexicanos en el extranjero, México,

Porrúa, 2002.

Hernández Navarro, Luis, “El voto de los mexicanos en el extranjero”,

La Jornada, México D.F., 13 de diciembre de 2005, editorial.

Navarro Fierro, Carlos, “Estudio comparado sobre el voto en el

extranjero” en www.ife.org.mx

Ojeda Gómez, Mario, México antes y después de la alternancia política:

un testimonio, México, El Colegio de México, 2 ed., 2005.

Zamora, Tania, “Esperando los votos: entrevista a Patricio Ballados”,

Voz y Voto, 2005, núm. 154, pp. 30-33.

Page 75: Revista Ágora núm. 4

86

IN WHAT WAYS DO WE UNDERSTAND POLITICS BETTER

ONCE WE UNDERSTAND THE IMPLICATIONS OF THE THEORY OF

SPEECH ACTS?

Juan Carlos Guerra*

IN ORDER TO BETTER ELUCIDATE HOW SPEECH ACT theory

could be useful to understand politics, we have to identify a central

motive for political action. Politics, in this sense, could be defined as the

means by which any individual or group of people wish to exert some

kind of influence over larger tracts of populations. The influence that

politicians can wield ranges from guidance to outright domination. In all

cases, even in the most radical political setting, some sort of validity is

necessary, in order to galvanize peoples towards pre-fixed political (and

sometimes teleological) scenarios. The key to explicating politics is by

referring them to ideological contexts from where they acquire

legitimation. Hence political enterprises become operational. It is also

necessary to figure out how politicians convey messages to populations

through the use of speech-acts. The objective of a politician is not to

prod some individual into a specific direction but to ‘seduce’ someone

into following or espousing specific goals.

* Alumno de la Universidad de Essex, Inglaterra.

Page 76: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 87

One way to make a direct connection between politics and

speech acts is by referring to ideology. This is necessary because any

speech act needs to draw upon pre-established and accepted sources or

codes in order to better articulate a message.

Ideologies are tracts of ideas that are selected from current or

past discourses that seek to solidify, in time and space, specific

descriptions of political, economic and social activities, their operation

and their interrelation. Ideologies are not just theories that describe

things are or how they should operate, they also function as vehicles for

political mobilization and action. Ideologies serve as sources for

speech-acts.

Why is it to important for politicians to have an ideological base

from where to draw inspiration and or motives to account for their

actions? It is so because like with an institutional approach to politics

where the credibility of an established collective body is stronger than

that of any individual, an ideology is the source of political capital for

political actors. They can rely on ideology in order to be able to bring

forward any activity with a political character.

Even though we could see ideologies as stable bodies of

accepted knowledge, we have to picture them not as fixed but in

constant reconfiguration. Some of the most renowned ideologies like

communism or neo-liberalism have their roots in past ideological

developments. That is, ideologies, of any sort, are composed of ideas or

belief systems, which in turn were influenced by other preceding

visions and concepts. It is important to note that every significant

ideological development is context bounded.

To understand how ideologies are created we can turn to

Quentin Skinner who is an historian of political thought. Skinner has

Page 77: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 88

argued1 that historians of ideas seek coherence in classic texts to justify

claims of ideological character. In this sense, it is not very unusual to

find historians of ideology making interpretations to fit in with their

ideology. It has been hotly debated, Skinner being one of the main

proponents, that in order to better grasp what any text we must not fall

into the trap of taking everything that is written as literal, by thinking

that the text reveals itself. It is very easy, and certainly so for the work

of historians of ideas, to take any work by itself and try to elevate is as

the truth, by detaching it from the environment from which the work

sprang. In this sense, ideologues de-contextualize texts in order to

concentrate their efforts in decoding texts. Skinner refers to this effect

as one of the most insurmountable barriers for any clear exposition of

the real intentions behind any author in writing a piece of work.

According to Skinner “texts should not be in themselves self-sufficient

objects of enquiry”2. Whenever we wish to understand, not just a text,

but also the author’s intentions in writing that text in that specific way,

we need to take into account the context in which the author lived and

subsequently in which the text was written. By doing this we will be

delving into the conventions of any particular moment in time and space

in order to analyze the particular conditions that set the stage for the

creation of a creative piece of work. Furthermore, the language itself,

used by the author, in writing what he or she is writing, should also be

part of an exhaustive analysis in order to better figure out what is

written. As a result we will have a more comprehensive approach to

1 Quentin Skinner. (2002) Visions of Politics, Volume I. Regarding

Method (Cambridge: Cambridge University Press). 2 Ibid., p. 79

Page 78: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 89

analyze any text that we may be interested in. Skinner criticises3 any

attempt to apply retrospectively approaches where we analyze the past

using our modern history as a filter. Just because we are, metaphorically

speaking, walking over the corpses of the creators of our own present,

does not mean that we must necessarily evaluate whatever they may

have produced, by making a comparison with any of our contemporary

achievements. We must respect whatever has been achieved throughout

the various epochs of life. In order to better understand texts and the

context in which they are written, we must take into account the

author’s intentions in writing, and the meanings that can be interpreted

by referring to a text. Motives are, in this case, not necessary for

identifying the author’s intention in elaborating a text. Because we

cannot delve into the depths of people’s minds, less so into the minds of

historical characters, we have to content ourselves with analyzing the

intentions of authors’ by analyzing their work (not what they intend to

achieve by writing but what is intended by writing in that particular

manner). Skinner argues that motives are irrelevant to interpret the

meaning of texts.4 Hence motives are not necessarily causes for social

action. This does not mean that our own interpretation of texts must be

de-contextualised. We must strive to better understand what any author

at least intended to say before we make further reinterpretations in order

to better fit texts into our ideological configurations.

For Skinner, motives cannot count as explanations of social

action. Authors’ professed principles are seldom valid as real motives5.

Nevertheless, he accepts that there can be one instance in which an

3 Ibid., p. 89 4 Quentin Skinner. (1974) ‘Some Problems in the Analysis of Political

Thought and Action’ Political Theory 2:3, pp. 277-303. 5 Ibid., p.292.

Page 79: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 90

agent could be interested in establishing motives to validate some kind

of actions. This is when actors become interested in justifying or

validating their behaviour in order to appear more convincing to the

general public. This is called legitimation, and this concept is key for

our exposition of speech act theory and its implications on politics.

Legitimation is necessary in order to justify any serious political

endeavour. Its importance lies in the fact that people will always tend to

question whatever is brought forward and which implies participation

and cooperation. Governments need to be able to successfully convince

people to trust them. Take taxes for example. In would make no sense

to pay regular taxes if we did not had some level of confidence in the

group of people that collects them. If we basically considered that

money could be squandered or flagrantly stolen, we would find ways or

loopholes for tax evasion.

It is the legitimate claim for tax collection (and its subsequent

reinvestment for the public good) that governments rely upon in order

to enforce tax collection. But this legitimacy does not spring out of

nowhere. Politicians must draw upon previous successful examples

where tax expenditures did actually benefit the public at large. From

there they can elaborate further justifications for future tax collection.

Legitimacy draws upon both facts and upon ideology. An ideology sets

the guidelines for political agents. They generally follow particular ways

and specific procedures. When political action generates concrete results

or acts, governments have created a source of justification from where

to rely upon. It is not only necessary to use ideology to validate claims;

ideology has to be proven to be effective with concrete and factual

events that legitimize it. Stalin’s USSR achieved tangible economic

growth with the five-year plans and massive industrialization. He used

Page 80: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 91

these achievements to bolster ideological claims. Concrete results, in

tandem with ideology, where used to justify even more relentless actions

by the Soviet Supremo.

Ideology needs to be proven continuously in order to be a valid

source of legitimation. It serves as a parameter and sets the stage for

specific and explicit procedures of action. It is then necessary to

transform ideology into tangible results. The public must be swayed into

an ideological field; they will not buy into a set of ideas per se but will

certainly put their trust in those ideas if they imply a benefit.

There is a different case in which governments will need to

justify claims for actions that Skinner refers to as ‘untoward’ or

illegitimate.6 These could be actions that have not been identified by the

public as being legitimate. They have not been identified because the

actions have not been recognized as such. This means that at the

moment of an action being undertaken, it has no specific name, which

describes or evaluates it. In order for us to identify any particular action

or object, we need to have a linguistic name for it. Ideologues are

responsible in formulating evaluative-descriptive terms, which serve as

justifications of political actions. These terms describe and evaluate

concrete actions by making them coherent and understandable for

audiences. One of the salient characteristics of evaluative-descriptive

terms is that different ideological bases use them in order to contrast

them from others. Hence, a party is austere, while the other is

spendthrift, etc. Evaluative-descriptive terms do not have definite

meanings they tend to re-conform different meanings throughout time.

It is ideological change, which can come from inside a party or

6 Ibid., p.293.

Page 81: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 92

ideological base (ideologues and their creation of meanings) or from

outside (extraordinary events like the fall of the Soviet Union), that has a

toll on evaluative-descriptive terms and their perennial re-conformation

of meaning. But it does not ultimately depend on the ideologue to re-

fashion concepts or ideas. The ideologue is influenced by the context

that surrounds him, an example of this could be an ideologue of a third-

way party like Britain’s Labour who is aware that he or she must not use

terms which were pervasive under Soviet times, by using them to refer

to any social practices that his or her party is performing. Even though

Labour could have practices, which can resemble, in any phase, those

effectuated by the Soviet Union, an ideologue of Labour must modify

and rename past ways in a novel way to distinguish them from full-

blown Socialism. In this example, the ideologue must borrow from

contextual factors that apply to his reality in order to elaborate upon

existing ideas. This means that it does not completely depend upon him

or her to be able to refashion terms. Skinner7 mentions that ‘the range

of evaluative concepts which any agent can hope to apply in order to

legitimate his behaviour can in no case be set by the agent himself. Their

availability is a question about the prevailing morality of the society in

which the agent is acting’. In this sense, there is a limit to what can be

reworked. Actors are structurally constrained.

The other key element, which conforms speech-act theory, is the

speech-act itself. Here, Skinner draws upon the work of Austin’s analysis

of speech-acts. In this theory, it is not just important to take note of

statements, and of what is achieved by their utterance. It is also

important to identify a third characteristic of speech, that of illocution,

7 Ibid., p. 300.

Page 82: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 93

the act performed in saying something. Skinner uses Austin’s theory, to

say that illocutions have to be analyzed in order to understand the

intentions of those who make utterances, in order to better explain

actions. Skinner then moves on8 to say that a description of the

illocution is in a sense a better way of grasping the motives for which

the actor may have acted. Even though this procedure is in no way

definite, Skinner thinks that it is a better way to approach the act in

question to discover for what reason it was performed.

Now, in order to better illustrate the key concepts that have

been reviewed throughout this paper (ideology, legitimation, speech-

acts) and their application, I will provide an historical example which I

think can offer some valuable analogies that can help us to better

understand politics by referring to speech-act theory. After some

research on the subject, I found Nazi ideology and politics to be a good

subject material in helping us to explain some correlation between

Skinner’s theory and politics.

First, Nazi ideology was based on many authors and their

writings. The list includes names like Darwin, Haushofer, Hegel, and

Heidegger. One of the most renowned influences was Friedrich

Nietzsche. It was the interpretation of the concept of the ‘Ubermensch’,

or Superman, which serves as illustration of the pernicious effects which

can result when we interpret texts by radically decontextualising them.

Nietzsche’s concept of the Superhuman refers to

8 James Tully (ed) (1988) Meaning and Context: Quentin Skinner and

his Critics (Cambridge: Polity Press).

Page 83: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 94

A human who has battled modern values and overcome the flaws of

humanity. The Superhuman has reached a state of being where he is no

longer affected by pity, suffering, tolerance of the weak, the power of the soul

over the body, the belief in an afterlife, the corruption of modern values. 9

It was ideologues like Alfred Baumler, the Nazi’s authorized

Nietzsche scholar, who misinterpreted and twisted the meaning of

Ubermensch to justify projects of epic proportions and grandeur, which

positioned the German race in a superior relation to the rest. Nietzsche

did not necessarily mean that the Germans where above the rest, it was

the interpretation that makes Nietzsche look culpable of planting the

seeds for Nazi ideals. Even though we cannot conclude anything

concrete from the description of the Superhuman like Bowles describes,

we can certainly assert that Nietzsche is indeed not proposing

xenophobic or anarchistic tendencies for individuals. A more thorough

analysis, focusing attention on the author himself, and the circumstances

in which he lived, would be necessary to better interpret his texts.

Second, the use of evaluative-descriptive terms was necessary to

cement the ideas that would set Nazism apart from other ideologies.

National Socialism was presented as a synthesis of the best qualities of

Nationalism and Socialism, plus anti-Semitism. The flag (Nationalism

being the white, Socialism being the red, and the swastika representing

anti-Semitism) represented symbolically what the new ideology stood

for. In order to differentiate Nazism from other ideologies, people like

Joseph Goebbels, among others, re-invested words and phrases with

meanings that are alternate, and to an extent, distant from those most

9 Charles M. Yablon (2003) ‘Nietzsche and the Nazis’ (Information obtained online at http://www.cardozo.yu.edu/cardlrev/pdf/242Yablon.pdf).

Page 84: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 95

commonly known or accepted. The following extract from Das Reich

that evinces support for my statement:

In the life of nations, justice is always the result of power. Weapons are the

best defense against rape. 10

In this example, we can see how the word ‘justice’ is used in a

contextually different way (using the complete statement as contextual

evidence). Whenever we think of justice, we tend to picture it as a

quality that people or nations should be entitled to, or be worthy of, but

not something that should be obtained through violence. Goebbels uses

the term in a way which refers to a quality which is not deserved for its

own sake (passive), but one which should be openly and actively, (i.e.,

violently) pursued.

It was the tampering with terms and their meanings that

projected Nazi ideology into the extremes that helped to bring about the

catastrophic consequences that ensued. The evaluative-descriptive

quality of the term ‘Justice’ represents a different meaning in the

provided example.

Finally, let’s look at the speech-act itself. Who better to illustrate

this point than the Fuhrer himself, Adolph Hitler. One of the most

salient characteristics of Hitler’s locutions was their capacity to

mesmerize audiences. Relying on this very ability, Hitler was able to

10 Was auf dem Spiele steht," Der steile Aufstieg (Munich: Zentralverlag

der NSDAP, 27 September 1944), 3-9. (Information obtained online at http://www.calvin.edu/academic/cas/gpa/goeb73.htm).

Page 85: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 96

convey ideologically charged messages that mobilized the masses while

simultaneously mustering support for the implementation of Nazi ideals.

Let’s take a look at the following excerpt from a speech, which

was given in Danzig on September 19, 1939:

One does not send ultimatums to the Germany of today. - May London make note! 11

The locution itself can be interpreted as a direct threat to

England for having sent an ultimatum to Nazi Germany. We can say

that the perlocution, or what is achieved by the locution, is the

conveyance of a threat. In order to identify this as such we must analyze

the force that is impressed on the utterance itself. Hitler was a histrionic

orator. Much of what he tried to express was simultaneously acted out

by gesturing. His emotionally laden locutions seem to communicate

meaning and can be used as evidence of his primary intentions in

uttering them.

Speech-act theory can be used to elucidate once legitimate

ideologies like National Socialism or contemporary political movements

like Britain’s Labour. We could make reference to other theories to

better describe different processes of political events. In my view

speech-act theory is very effective in understanding ideology formation

and re-conformation, which is necessary for the legitimating of political

11 Hitler Historical Museum (Information obtained online at

http://www.hitler.org/speeches/09-13-39.html).

Page 86: Revista Ágora núm. 4

Theory of Speech Acts 97

actions. This can help us to comprehend why politicians invest so much

time and energy in polishing their appearance and their discourses. The

secret is charming people, once again, into believing that a better world

is possible.

REFERENCES

Hitler Historical Museum (Internet resource),

http://www.hitler.org/speeches/09-13-39.html.

Skinner, Q. (1974) ‘Some Problems in the Analysis of Political Thought

and Action’ Political Theory 2:3, pp. 277-303.

Skinner, Q. (2002) Visions of Politics, Volume I Regarding Method

(Cambridge: Cambridge University Press).

Tully, J. (ed) (1988) Meaning and Context: Quentin Skinner and his

Critics (Cambridge: Polity Press).

Was auf dem Spiele steht," Der steile Aufstieg (Munich: Zentralverlag

der NSDAP, 1944), 3-9. (Internet resource):

http://www.calvin.edu/academic/cas/gpa/goeb73.htm.

Yablon, C. (2003) ‘Nietzsche and the Nazis’ (Internet resource):

http://www.cardozo.yu.edu/cardlrev/pdf/242Yablon.pdf.

Page 87: Revista Ágora núm. 4

98

POPPER Y PLATÓN, CRÍTICA A UNA CRÍTICA INJUSTA

Fernando Nieto Morales*

LA APARICIÓN DE La sociedad abierta y sus enemigos en 1945 marcó una

sacudida para el mundo intelectual que vino a refrescar y a estimular el

desarrollo del pensamiento político liberal del siglo XX. El libro del doctor

Karl R. Popper es una penetrante y original crítica a algunos de los “líderes

intelectuales” —tal como él los llama— de la humanidad. Platón y Hegel

sobre todo y, en un sentido menos cáustico, Aristóteles y Marx, se

convierten en el blanco de las baterías popperianas. A éstos los acusa de

totalitarios y de enemigos de los valores democráticos, de charlatanes y de

profetas fallidos; de modo que no es de sorprender el revuelo que causó La

sociedad abierta y la ulterior discusión a la que dedicaré las siguientes líneas.

* Fernando Nieto es ex alumno de la licenciatura en Política y

Administración Pública del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México. También fue director y fundador de la revista Ágora.

Page 88: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 99

La filosofía política de Popper se desprende de su filosofía de la

ciencia, ésta y aquélla forman una unidad coherente. Existen, pues,

“afinidades electivas” entre la filosofía del racionalismo crítico y la práctica

del liberalismo. Hay una homología creadora entre la actividad científica y la

experiencia política1. Para Popper existe un proceso falsacionista de ensayo y

error que se aplica por igual a las ciencias sociales y naturales. De modo que

en su filosofía política se demuestra un argumento subyacente de

falsabilidad. En La sociedad abierta, parte de la crítica que hace Popper a los

líderes intelectuales se fundamenta en que éstos han desarrollado sus

argumentos con base en métodos y estructuras intelectuales que no son

susceptibles de refutación.

En opinión de Popper, fue Platón quien erró, en un principio, el

problema fundamental de la teoría política y desarrolló un pensamiento

totalitario convirtiéndose en el primer teórico de la sociedad cerrada. No

obstante, creo que tal crítica es por demás injusta, además de ahistórica y

falsa en ciertos puntos. Con un lenguaje abusivo, Popper pretende

amonestar el sentido de la teoría política de Platón desde la perspectiva de

su propia filosofía, distorsionando y atribuyendo un sentido falso al

pensamiento platónico, lo que significa una seria deficiencia a pesar de que

varias de las anotaciones del doctor Popper puedan llegar a ser muy

pertinentes. La conclusión de que Platón es un partidario del totalitarismo poco

exitoso en sus objetivos prácticos de medio alcance, pero triunfante en el largo plazo como

1Francisco Gil, “Popper”, Gaceta del Fondo de Cultura Económica, no. 304, Abril,

1996, p.47.

Page 89: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 100

propagandista del derrocamiento de la civilización que tanto odiaba2, me parece

excesiva. Es objeto, pues, de este ensayo hacer una revisión de los

argumentos de este ataque y demostrar, en la medida de lo posible, su

injusticia. Pero antes de pasar a repensar la crítica a Platón, conviene echar

un vistazo al objeto principal del libro de Popper. Cabe preguntarse,

entonces,

¿QUÉ ES LA SOCIEDAD ABIERTA?

El concepto de sociedad abierta nace en contraposición al de sociedad cerrada.

Ésta es una sociedad tribal, mágica, donde la dualidad de hechos y normas

no se distingue, donde no hay libertad ni democracia. “Su principal

elemento lo constituye la falta de diferenciación entre las uniformidades

convencionales proporcionadas por la costumbre de la vida social, y las

uniformidades provenientes de la ‘naturaleza’, y esto va acompañado, a

menudo, de la creencia de que ambas son impuestas por una voluntad

sobrenatural”3. La sociedad cerrada es colectivista; tiende a ver como

egoísmo todo individualismo, lo social y políticamente correcto es

anteponer el interés holista —es decir, del conjunto— al del individuo.

La sociedad abierta, en contraparte, es aquella que se construye a

partir de los valores de libertad, de igualdad y de humanismo. A favor de las

instituciones, éste tipo de sociedad pone el énfasis en los individuos y en su

rechazo de ser sometidos a una autoridad absoluta y arbitraria. Los

2 Alfred Cobban, “The open society: a reconsideration”, Political Science

Quarterly, 69, 1954, p.120.

Page 90: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 101

miembros de la sociedad abierta son enemigos de la tutela de una clase

superior o de un individuo “extraordinario”, rechazan el dogmatismo, la ley

del hábito y la costumbre, de la tradición o del prejuicio. De modo que la

democracia es la única que “proporciona un marco institucional capaz de

permitir las reformas sin violencia y, por consiguiente, el uso de la razón [el

conocimiento científico social] en los asuntos públicos”4.

Existen sociedades cerradas antiguas pero también modernas. El

mejor ejemplo de éstas son las sociedades totalitarias fascistas y comunistas

del siglo XX. Este tipo de sociedades se erigen a partir de edificios

filosóficos que, en opinión de Popper, obstaculizan la razón de los que

habitan y gobiernan estos países. Tales sistemas de pensamiento son el

historicismo y el esencialismo. El primero se basa en la creencia de que se

pueden hacer predicciones infalibles de la historia, es decir, se cree que la

historia se rige por una serie de leyes irrevocables que se pueden conocer a

partir de un método “seudo-científico”. El historicismo se basa en la idea

errónea “del método de la ciencia, y especialmente, en el olvido de la

distinción que debe realizarse entre la predicción científica y una profecía

histórica”5. Además, esta doctrina da por hecho que la historia será realizada

por ciertos “agentes” como un pueblo elegido, o un mesías, o una clase

social. El esencialismo, por su parte, se fundamenta en la afirmación de que

es natural a la organización social cierto arreglo, gobierno o régimen

organicista. El racismo o la creencia en la raza superior es un modelo de este

3 Karl R. Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, trad. Eduardo Loedel,

México, Planeta, 1992, p.169. 4 Ibid., p.19. 5 Ibid., p.17. Itálicas del autor.

Page 91: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 102

tipo de teorías. Éstas consideran haber descubierto ciertas leyes naturales

que deben de ser respetadas por el conjunto social dado que su

contradicción significa el ataque al “orden natural o divino”.

No es difícil deducir porque Popper lanza sus ataques contra estas

teorías a lo largo de todo su libro, sobre todo si tenemos en mente la

coherencia del sistema popperiano. El profesor Popper sostiene que las

ciencias sociales son incapaces de hacer predicciones históricas. Para él la

organización social, así como el conocimiento humano en general es falible

e imperfecto. La sociedad abierta es, pues, antihistoricista y antitotalitaria. Su

unidad básica son los individuos, éstos son los verdaderos pilares de toda

acción social. En síntesis, esto es a lo que se refiere Popper por sociedad

abierta. Algo patente —y que es difícil considerar una cuestión superficial—

es que Popper da por sentado que la sociedad abierta es deseable pero,

sobre todo, mejor que los sistemas “cerrados”. Esta visión positiva de la sociedad

abierta, en la que se basa todo su libro, me parece un elemento que dificulta,

en el argumento popperiano, el paso de la crítica a lo constructivo. El

elemento básico es el igualitarismo, que considero un buen ejemplo de

intuición ética, tan improbable, extendiendo el argumento, como la misma

ética platónica. Pero dejemos este punto para más tarde. Ahora hagamos un

breve recuento de los puntos medulares de la teoría platónica según Popper.

PLATÓN Y LA SOCIEDAD CERRADA

Page 92: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 103

“Platón fue uno de los primeros teóricos sociales y, sin duda, el que más

influencia tuvo”6. En efecto, una de las primeras cosas que reconoce Popper

es la importancia de Platón, y es precisamente esta observación la que

justifica, creo, la preeminencia que da Popper a la crítica a Platón. Popper

comienza por una severa detracción del “método esencialista” de Platón. La

sociedad abierta es antiesencialista, es decir, niega la existencia de esencias o

substancias inherentes a las cosas. La pregunta platónica —y, en general, del

esencialista— es ¿qué es el Estado?, de la que se deriva la cuestión

fundamental de ¿quién debería gobernar? o ¿de quién será la voluntad suprema?

Popper está convencido que al expresar el problema de la política de esta

forma Platón creó una confusión duradera análoga a la que creó en el

campo de la filosofía moral. Las implicaciones son las del colectivismo y del

altruismo. Según la interpretación popperiana, la ética platónica identificó el

altruismo con el sacrificio del individuo frente a la colectividad y, por ende,

al egoísmo con el individualismo7.

Cuando se hace la pregunta ¿quién debe de gobernar? resulta difícil no

dar respuestas como “los mejores”, “el más sabio” o “quien sea el más apto

para gobernar”. Empero, una respuesta de este tipo es, para Popper, del

todo inútil, es decir, ¿quién contestaría que “los peores”, o “los insensatos”,

o “aquellos que no sirven para dirigir un Estado”? El verdadero ingenio del

teórico político será reformular la cuestión de quién debería de gobernar,

por una que afronte, desde su planteamiento, la posibilidad de un mal

gobierno. Así, antes de esperar a que llegue “el gobierno de los sabios” o de

“los buenos”, el problema de la política se sustituye por la cuestión: ¿cómo

6 Ibid., p.48.

Page 93: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 104

podemos organizar las instituciones políticas, de tal manera que se impida a los

gobernantes malos o incompetentes hacer demasiado daño8? Creada, así, la base del

argumento popperiano lo que resta es descomponer el pensamiento de

Platón y atacar su mal entendimiento de la cuestión política.

Si suponemos, tal como hace Platón, que hemos escogido como la

forma ideal de gobierno la guía del más sabio, es natural que éste encuentre

en su sabiduría que él no es sino el mejor, el que debe de gobernar. Así, el

mejor, a su vez, puede encontrar en su bondad que es la mayoría quien debe

de gobernar. Y, de esta forma, Popper delinea una dicotomía que sostendrá

a lo largo del libro. Un régimen o es totalitario o, bien, democrático-

igualitario. Para Popper9, una de las paradojas fundamentales de la teoría de

la soberanía popular es que de una u otra forma siempre se tienden a crear

instituciones de uno u otro tipo sin importar cual sea su origen, es decir, al

igual que en el primer razonamiento, podría ser que el pueblo, en su libre

soberanía, elija para sí un tirano por guía. Pero regresemos a lo dicho

anteriormente, para Popper la democracia es el arreglo institucional que

permite minimizar las fallas del poder político, de modo que siempre será

preferible un gobierno democrático a uno tiránico.

Ahora, otro de los errores fundamentales que, según Popper10,

comete Platón en La república es el de creer que la ciudad —obsérvese que

pocas veces usa Popper el término “ciudad”— es como un lienzo y que,

para crear la nueva que él propugna, hay que comenzar por limpiar la tela

7 Ibid., p.106. 8 Ibid., p.125. 9 Ibid., pp.126-127. 10 Ibid., p.137.

Page 94: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 105

del todo. Para Popper esto no es más que una insensatez. No es posible que

se borre de un plumazo la experiencia acumulada de la humanidad, ésta se

basa en un sistema de ensayo y error. No se puede, entonces, conducir hacia

la perfección, porque los hombres se verían arrastrados a un proceso

interminable, aún si “estamos inspirados por las mejores intenciones de

traer el cielo a la tierra, sólo conseguiremos convertirla en un infierno”11.

Platón comete la falta de alentar a los hombres y, sobre todo, a los filósofos

a usar un método teleológico —en oposición a gradualista— que no nos

llevará a ningún lado.

* * *

El tema central de La república es el de la justicia. Popper señala

enfáticamente las características de lo que él —¿o nosotros?— concibe

como justicia:

...creo no errar al sostener que la mayoría de nosotros, especialmente aquellos que

tenemos una formación general humanitaria, entiende por ‘justicia’ algo semejante

a esto: (a) una distribución equitativa de la carga de la ciudadanía, es decir, de

aquellas limitaciones de libertad necesarias para la vida social; (b) tratamiento

igualitario de los ciudadanos ante la ley, siempre que, por supuesto, (c) las leyes

mismas no favorezcan ni perjudiquen a determinados ciudadanos individuales o

grupos o clases; (d) imparcialidad en los tribunales de justicia, y (e) una

participación igual en las ventajas (y no sólo en las cargas) que puede representar

para el ciudadano su carácter de miembro del Estado12.

11 Loc. cit. 12 Ibid., pp.95-96. Itálicas mías.

Page 95: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 106

Popper, después de dar su definición de lo que es justicia, comenta:

“si Platón hubiera entendido por ‘justicia’ algo semejante a todo esto,

entonces nuestra acusación de que su programa —es decir, La república— es

absolutamente totalitario estaría francamente equivocada y tendrían razón

todos aquellos que creen que la política de Platón se asienta sobre una

aceptable base humanitaria”. Pero el hecho, para él, es evidente —y

ciertamente lo es—, Platón entendía por justicia otra cosa.

En la interpretación popperiana de la justicia platónica, Platón se

refiere a justicia como sinónimo de lo que interesa al Estado perfecto. ¿Y

qué es esto? Pues, “detener todo cambio mediante el mantenimiento de una

rígida división de clases y un gobierno de clase”13. De este modo se justifica

la crítica de Popper a la justicia totalitaria platónica. El texto sigue con una

cita de La república:

La ciudad se funda en la naturaleza humana, sus necesidades y sus limitaciones.

‘Ya hemos dicho, —como se recordará— y repetido una y otra vez, que cada

hombre debe hacer en nuestra ciudad un solo trabajo para el cual su naturaleza se

halla normalmente mejor dotada’14.

De aquí, según Popper, Platón concluye que la justicia depende de

que cada cual haga lo que le es propio (ceteris paribus). Así, un zapatero debe

dedicarse únicamente a hacer zapatos, así como un herrero a herrar, como un

guerrero a defender la ciudad. Las implicaciones de que un zapatero se

dedicara a herrar no serían tan graves, pero si tuviese la ocurrencia de

inmiscuirse en la clase guerrera siendo un “zapatero por naturaleza” u

13 Ibid., p.96.

Page 96: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 107

obtuviese una magistratura sin los méritos para ello, entonces esto, según

Platón, significaría el derrumbe de la ciudad.

El principio de “cada cual lo suyo” es un argumento formidable para

Popper. “El concepto platónico de justicia es fundamentalmente distinto del

nuestro... Platón considera ‘justo’ el privilegio de clases, en tanto que

nosotros, por lo general creemos que lo justo es, más bien, la ausencia de

dichos privilegios”. Queda claro que los conceptos de justicia platónica y

justicia popperiana son distintos. Popper asume que una concepción de

justicia debe de ser igualitaria o totalitaria, de modo que al no poder

demostrar que es igualitaria, la justicia platónica debe de ser totalitaria. Más

aún, Popper enuncia:

Por justicia entendemos cierta clase de igualdad en el tratamiento de los

individuos (itálicas de Popper), mientras que Platón no considera la justicia como

una relación entre individuos, sino como una propiedad de todo Estado, basada

en la relación existente de clases. El Estado justo si es sano, fuerte, unido y

estable15.

Popper reconoce que La república es la monografía más minuciosa

que se haya escrito alguna vez sobre la justicia. Platón aborda el tema

tomando en cuenta una gran cantidad de opiniones y, sobre todo, las

principales corrientes de pensamiento de su tiempo. Pero la crítica de

Popper es insistente, “en ningún momento menciona en su examen de las

teorías corrientes la opinión de que la justicia es igualdad ante la ley

14 IV, 432a. 15 La sociedad abierta…, p.97.

Page 97: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 108

(‘isonomia’)”. Efectivamente, para Platón la justicia no es esto; recordemos el

pasaje de La república (IV, 434e) cuando Sócrates responde a Glaucón:

...estaría mejor tratar de observar la justicia antes que nada en aquellos seres más

extensos que también la poseen... Hemos juzgado a la polis como ese algo más

extenso, y así hemos fundado una que se estima mejor posible, enteramente

convencidos de que únicamente en la buena polis podría hallarse la justicia.

Para Platón la justicia trasciende las leyes y se hace extensiva a la

polis, a la ciudad. Popper extiende este argumento no desarrollado de Platón

a todos los Diálogos dándole, así, al tema de la justicia una importancia

superior a la debida en la obra de Platón.

* * *

Según el profesor Karl R. Popper, el programa “gubernamental” de

Platón se funda en la idea de un filósofo rey que se asemeja más a un

dictador y tirano que a un salvador. Ya hemos hecho un breve adelanto de

lo que piensa Popper sobre la dictadura, de modo que no será difícil

comprender como, dentro de la filosofía popperiana, es descabellado

admitir la propuesta de un filósofo rey, aún considerando las buenas

intenciones del gobierno del “más sabio”.

Popper califica a Platón de utilitarista y de excelente propagandista.

Platón intenta seguir los pasos de Sócrates, su maestro, sobre la concepción

del filósofo: “¿A quiénes llamas verdaderos filósofos?, —A aquellos que

aman la verdad”16. Según Popper es “evidente” que el propio Platón no se

atiene totalmente a la verdad al efectuar esta afirmación. Platón dice que si

16 Ibid., p.140.

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Crítica a una crítica injusta 109

alguien está provisto de la capacidad de mentir es el soberano —entiéndase

rey—, y éste es el argumento sobre el cual Popper construye toda su crítica

al programa político platónico.

Platón entiende que los gobernantes deben de tener ciertas

facultades que Popper llama extraordinarias en aras del

...beneficio de la comunidad’, dice Platón. Nuevamente se ve aquí que el principio

de utilidad colectiva constituye la consideración ética fundamental. La moralidad

totalitaria lo gobierna todo, incluso la definición, la Idea, del filósofo. Casi no hace

falta agregar que, por el mismo principio de conveniencia política, los súbditos

están obligados a decir la verdad. ‘Si el gobernante sorprende a alguien en una

mentira... entonces lo castigará, por fomentar una práctica que lesiona y pone en

peligro a la ciudad...’ Sólo en este último sentido,... se muestran los gobernantes

platónicos —los filósofos reyes— amantes de la verdad17.

En esta cita, Popper pone de manifiesto el carácter utilitario-

colectivo del programa de Platón y consolida su opinión de él como

partidario de la tiranía totalitaria. Empero, es mucho más severo cuando de

sus “cualidades propagandísticas” se refiere. Para justificar la sumisión del

pueblo a la autoridad del filósofo rey, Platón debe de acudir a la noble mentira

de la creación de la sociedad. Popper afirma que la noble mentira —se

refiere al “mito de los metales”18— es análoga a la doctrina nazi de la sangre

y del suelo. De modo que lo que intenta hacer Platón en este pasaje de La

república es, ni más ni menos, que justificar el mandado de una raza superior,

es decir, la de los filósofos reyes y establecer un sistema de clases

17 Loc. cit. 18 La república, III, 414-415.

Page 99: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 110

excluyentes entre sí y suficientes para la conformación del Estado ideal

(determinismo platónico).

Para Popper, este pasaje propagandístico no es más que una muestra

de la renuencia de Platón a proclamar de inmediato su racismo en la forma

más radical, así, deduce que el mito de los Terrígenos es la prueba de un

incipiente pensamiento racista que se consolidará a través de los Diálogos19.

El mito es funcional a los fines del Estado, de modo que es

perfectamente congruente con la idea de justicia que se exponen hojas antes

en La sociedad abierta. Además, explica la necesidad en la obra de Platón de

un filósofo rey, dictador de leyes o “pintor de constituciones”, que sirva

para dar coherencia al sistema de ideas platónicas. En otras palabras, al ser

la idea del bien la máxima de la teoría moral de Platón, se necesita de un

filósofo —que conoce el mundo de las ideas— para que sea quien “otorgue

a la ciudad leyes justas” acorde con los fines de la ciudad ideal.

Popper termina describiendo a Platón como un oportunista y

teórico de mentiras, e incluso llega a cuestionar la congruencia de Platón

con su obra. Este pasaje en especial es donde Popper hace uso de un

lenguaje más lesivo, precisamente porque identifica el tal “totalitarismo

platónico” con las experiencias modernas del siglo XX.

Pasemos ahora a ver la otra cara de la moneda y a analizar la crítica

de Popper pero trasladándonos al pensamiento platónico y al horizonte

interpretativo de la obra de Platón, lo que, creo, nos ayudará mucho a

resolver intrigantes cuestiones y desmentir al profesor Popper en otras

cuantas. Veamos, pues, a

19 La sociedad abierta, pp.142-143.

Page 100: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 111

PLATÓN Y LA SOCIEDAD PLATÓNICA20

Lo intrigante de la crítica de Popper a Platón es que a éste se le acusa

insistentemente de teórico de “ideas totalmente carentes de cualquier

pensamiento racional”; se habla de su obra como una serie de “escritos

ponzoñosos” y defensor de la “raza superior”.

La principal dificultad que encuentro en entender a Platón tal como

lo hace Popper es que éste último interpreta a aquel a partir de categorías

modernas y, al hacerlo, distorsiona la filosofía platónica al expresarla en una

terminología del siglo XX. Desde luego, Platón no es un liberal demócrata, él

no cree en la democracia como un sistema (arreglo institucional) que

permita acudir a diversas alternativas, ni cree en la libertad como valor

supremo, ni que el Estado —si es que podemos hablar de “Estado” en

Platón— haya sido creado para satisfacer y salvaguardar la libertad del

individuo. Es imprudente, me parece, que Popper, un convencido del

liberalismo y de la tolerancia pluralista, al llegar a la conclusión de que Platón

no es un demócrata liberal afirme que la teoría platónica no tiene nada que

aportar o que es irrelevante. Esta es una actitud curiosa de un hombre que

se jacta de su apertura de mente y tolerancia y que acusa a Platón de

dogmático.

20 Gran parte de esta revisión se llevo a cabo con base en Jesús Igal,

“República de Platón: sinopsis y análisis del argumento, libros I-IV”, Perficit, no.178, Marzo, 1964 y J. Igal, “República de Platón: sinopsis y análisis del argumento, libros V-X”, Perficit, no.180, Mayo, 1964.

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Crítica a una crítica injusta 112

Otro de los problemas de esta crítica es que Popper asume una

dicotomía democrático opuesto a totalitario que sostiene y defiende a lo

largo de La sociedad abierta y sus enemigos. En mi opinión, Platón no es ni lo

uno, ni lo otro. En principio, porque me parece difícil querer encajar el

pensamiento clásico en categorías de este tipo. Además, Popper da por

sentado que La república es el verdadero programa político-gubernamental

de Platón. No admite la posibilidad que ésta sea sólo una construcción

teórica. Para Popper este libro es la esquematización programática de lo que

Platón realmente quiso hacer en su tiempo y, al mismo tiempo, lo acusa de

crear una utopía irrealizable. Esto, también, me parece una mala

interpretación. Platón jamás usa el término y, creo, no es su intención crear

una estructura filosófica de este tipo. Para entender, pues, el pensamiento de

Platón debemos entender, primero, que el tema central de La república, más

aún de los Diálogos, es la virtud (� � � � � ) y que en La república, Platón

habla del Estado moral más que del Estado ideal. Así, la justicia se convierte

en un tema secundario, aunque no menos importante.

* * *

Platón no es un totalitario. En La república, Platón busca, a partir del

razonamiento dialéctico, responder a la pregunta ¿de qué le sirve a un hombre ser

justo? Y, para contestar esta cuestión, requiere de un análisis de la naturaleza

humana —recuérdese el diálogo de Alcibíades. Para él, el alma se compone de

tres partes cuya relación de sobre y subordinación de la una con respecto de

las otras está determinada por una discusión que se extiende a lo largo de

toda la obra platónica, es decir, a lo largo de la búsqueda de la virtud. En

otras palabras la “justicia del alma” o bien, la “virtud del alma”, implica la

Page 102: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 113

sujeción de las partes de ésta a una naturaleza moral que Platón adjudica al

hombre.

¿Y qué otra cosa podrá ser sino una subversión de estos tres principios su

injerencia indiscreta en cuanto no les corresponde y la sedición de una parte del

alma contra otra la totalidad de ella al objeto de usurpar un mando que no le

compete, pues precisamente la naturaleza ha dispuesto estas partes para obedecer

o para mandar, según los casos21?

Ahora, si la justicia del alma corresponde al correcto orden de sus

componentes será ésta la que obligue a los hombres a obedecer las leyes de

la ciudad en coherencia con su propia naturaleza lo que, a su vez, les asegure

la felicidad. Platón afirma que esta relación entre la virtud y la felicidad del

colectivo existe. Obsérvese que la filosofía platónica deja de lado la felicidad

(eudemonia) del individuo —algo no tan sorprendente si tenemos en cuenta la

época de Platón. El asunto es que Platón no concibe al individuo como un

componente ajeno de la ciudad. Así, la unidad de la sociedad platónica y

fundamento de su justicia no es la de un cuerpo orgánico, como se tiende a

pensar, ni la de una masa uniforme y conforme con los fines del Estado.

Por el contrario, su unidad se basa en una coherencia moral que sólo existe

en la cabeza de los hombres y que éstos imprimen en la ciudad porque ésta

es su instrumento de felicidad.

Una ciudad, pues, también tiene una naturaleza moral. Ahora, en el

caso de la “buena ciudad” lo que existe es una verdadera conexión entre el

hombre moral y el orden de los componentes de la ciudad. En otras

21 La república, IV, 444a.

Page 103: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 114

palabras, aquella ciudad que sea moral deberá de satisfacer a los hombres

que (dada su naturaleza) buscan su felicidad. En el pensamiento de Platón,

me parece, es arduo querer separar esta interrelación entre el hombre y su

ciudad; tal es la relación que existe, que si los hombres son corruptos la

ciudad no “funcionará” de forma moral, es decir, de acuerdo con la virtud.

Tales son la ciudad, la forma de gobierno y el individuo a los que califico de

buenos y rectos. Y si esta forma de gobierno es recta, no hay duda que serán

malas y viciosas todas las demás, tanto si se refieren a la ciudad como si atañen al

carácter peculiar del alma22.

En esta cita, preludio al estudio de las formas no virtuosas de alma y

ciudad, se indica la relación que para Platón es evidente entre la moral de los

hombres y la moral de la polis. De modo que lo que hace a algo justo no es,

como lo entiende Popper, la conformidad con los intereses del Estado, sino

con la naturaleza moral que es anterior al interés de la ciudad. Sólo en la

ciudad moral los intereses de la naturaleza del hombre serán acordes con los

fines de la misma ciudad.

Tal como afirma Popper, Platón no es un igualitario. Pero esto no

nos lleva necesariamente a la conclusión de que la justicia platónica es falsa.

Por el contrario, la justicia de Platón se argumenta con su teoría de la virtud.

Dar “a cuada cual lo suyo” es congruente con el orden de la naturaleza

moral tanto del alma como de la ciudad. La consideración de que la justicia

requiere igualdad es una convención moderna; es un error considerar que

sólo nuestra idea de justicia es justicia, creo.

22 Ibid., v, 446 a.

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Crítica a una crítica injusta 115

* * *

El dichoso mito de los Terrígenos es citado por Platón en La república:

...les diríamos prosiguiendo la fábula, y ‘sois hermanos en los que los dioses

hicieron entrar oro al formar a los destinados al gobierno, plata al preparar a los

auxiliares y bronce y hierro al hacer surgir a los labradores y demás artesanos. Así,

pues, como tenéis un mismo origen, ocurrirá que engendraréis hijos parecidos a

vosotros, aunque quizá pueda llegar a nacer un hijo de plata de un padre de oro, o

un hijo de oro de un padre de plata, pudiendo producirse también combinaciones

semejantes. La divinidad prescribe de manera primordial y principalísima a los

gobernantes que ejerzan su vigilancia como buenos guardianes respecto al metal

que entra en composición en las almas de los niños, con el objeto de que si alguno

de ellos, incluso su propio hijo, cuenta en la suya con parte de bronce o de hierro,

no se compadezca en absoluto sino que le relegue al estado que le conviene, bien

sea este el de los artesanos o el de los labradores. Y les ordena igualmente que si

nace de estos un hijo cuya naturaleza contenga oro o plata, le prodiguen la

educación que corresponde a un guardián en el primer caso o la que se da a los

auxiliares en el segundo23.

No me parece que haya algo realmente siniestro oculto entre estas

líneas. Este pasaje está diseñado para comunicar en términos llanos tres

ideas: que todos los hombres comparten la virtud —“la divinidad”— desde

su origen, es decir, desde su naturaleza moral lo que hace hermanos a todos

ellos, que los hombres difieren en capacidades y aptitudes, algunos nacen

con mayores potencialidades que otros, y, por último, que debe de haber

igualdad de oportunidades para que el mérito de uno sea el que determine el

lugar que se ocupe en la sociedad. Es evidente, que la traducción de Popper

23 Ibid., III, 414-415.

Page 105: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 116

de este pasaje de La república erró al considerar al mito como una sentencia

moral. Uno esperaría que el doctor Popper pudiese diferenciar entre un

mito y una mentira. Platón nunca habla de una raza superior, más aún, si

tratamos de definir una “clase superior” como un grupo que detente el

poder y los privilegios dentro de una sociedad, entonces, los “guardianes”

platónicos distan mucho de ser elementos privilegiados que actúan por

medio de un interés privado.

El filósofo rey platónico lejos de ser el tirano que describe Popper,

me parece no más que un guardián del estado moral que tanto propugna

Platón. En especial en el tema de la dictadura Platón me parece bastante

lúcido: “[el hombre cuya] labor se cifra en desterrar y matar y en proponer

el perdón de las deudas y el reparto de las tierras, por lo que nos es extraño

deba perecer a manos de sus enemigos y convertirse en tirano y lobo de

hombre que era”24. Ya hemos visto que el tema de Platón es la ciudad

moral, de modo que si alguien es capaz de llevar a la polis a buen puerto es

el filósofo. Platón considera a éstos porque cree que son los idóneos no

para actuar como “una policía moral de la ciudad”, sino para conservar la

� � � � � de los virtuosos y desarrollarla en aquellos no virtuosos a través

de la educación. Es evidente que sólo un hombre que conozca la virtud

puede ayudar a otro a encontrar la virtud natural que “la divinidad” ha

depositado en ellos —recuérdese la alegoría de la caverna25. Esta idea lejos

de considerarla como un indicio de totalitarismo, me parece una buena

muestra del sentimiento comunitario que Platón refleja cuando habla de la

sociedad moral.

24 Ibid., VIII, 565e.

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Crítica a una crítica injusta 117

CONCLUSIONES Estoy consciente que el análisis de la crítica de Popper a Platón que aquí

realizamos es inconcluso, si no es que incompleto. Sin embargo, considero

que hemos tocado los puntos medulares de la injusta crítica de Popper. El

problema fundamental es, creo, la carencia de un juicio histórico adecuado,

de una interpretación hermenéutica de la obra platónica. La complicación

que resulta de encajar un pensamiento clásico como el de Platón en

categorías y, más aún, encontrar causalidades entre las ideas antiguas y los

hechos modernos, es el peligro de caer en exageraciones y en la

sobrestimación del poder de la filosofía.

A Platón se le debe de entender desde su horizonte. En una palabra,

La república o Las leyes o el Critón son sólo partes de una obra más amplia que

destaca por su desarrollo. Los Diálogos no son un mero conjunto de obras

agregadas, es la muestra de todo el desarrollo del pensamiento de Platón.

Desde los escritos más jóvenes, como la Apología de Sócrates, hasta las últimas

epístolas, la preocupación fundamental es la de la virtud, el hombre, su

ciudad, las ideas y las percepciones. Un análisis simplista del argumento

político —o de cualquier otro tipo— de Platón siempre será incompleto y

poco útil26.

En mi opinión, otro error de Popper es opinar que Platón cree tener

la verdad absoluta. Platón no hizo tratados, escribió diálogos, pláticas en las

25 Ibid., VII, 511-520. 26 Thomas A. Szlezák, Leer a Platón, trad. José Luis García, Madrid, Alianza, 1997,

passim.

Page 107: Revista Ágora núm. 4

Crítica a una crítica injusta 118

que varias veces terminaron sus interlocutores poco convencidos o, de

plano, opuestos al razonamiento de Sócrates. Recuérdese en el Gorgias cómo

Calicles termina yéndose sin haberse convencido del razonamiento

platónico sobre la retórica. No creo que sea justo entender la ética, o el

pensamiento de Platón en general, como si éste hubiese pensado que un

milenio y medio después alguien iba a malinterpretarlo. Identificar la ética

platónica con los conceptos nazis o achacar una especie de causalidad entre

Platón y Hittler, me parece un exceso tramposo e imperdonable.

Además, la filosofía de Platón se desarrolla en un marco mucho más

amplio, el de la filosofía helénica clásica. No tomar en cuenta las influencias

de Platón o pretender aislarlo de su contexto intelectual no es del todo

sabio. Popper, en realidad, tiene serias deficiencias como historiador de las

ideas. Empero, quiero enfatizar que la crítica que hemos hecho a Popper no

quita ni un ápice de originalidad o de importancia a la filosofía política de

Karl R. Popper, a quien sigo considerando un pensador de increíble

actualidad y relevancia. A pesar de lo que podamos decir, el aporte de

Popper, no sólo en la filosofía política, es trascendental, aunque a veces, al

igual que Platón, es malentendido.

La crítica a Platón, empero, vino a refrescar el desarrollo del

pensamiento idealista. Se presentó como una oportunidad de repensar su

obra e invitó a muchos —incluyéndome— a releer al ateniense. Platón y

Popper estuvieron separados por dos milenios de distancia y, sin embargo,

el profesor Popper nos recordó lo importante de regresar y meditar el

pensamiento clásico, cimiento de la filosofía occidental. Popper, pues, no

erró del todo en regresar a Platón.

Page 108: Revista Ágora núm. 4

119

DIÁLOGOS ENTRE SAER Y PIGLIA, UN COMENTARIO1

Sergio Aguillón*

CONQUISTADORES DE PEQUEÑOS LUGARES DE PASO, LOS

soldados que asediarán Troya se hacen de riqueza, esclavos y mujeres

por la fuerza; entre éstas, Agamenón, rey de reyes, elige a Criseida, hija

del sacerdote de Apolo, lo que provoca la ira del dios, la peste. Tiempo,

historias, muertes después, un dirigente de la guerra acabada decide

regresar a casa, regresar a su mujer y a sí mismo. El crimen, o al menos

el exceso, de la primera historia, más el viaje de la segunda desencadenan

La Ilíada y La Odisea, desencadenan la literatura de Occidente. Al

respecto, Piglia: “en definitiva no hay más que libros de viajes o historias

policiales. Se narra un viaje o se narra un crimen”.2 Podrían matizarse un

poco las dos líneas temáticas de nuestra literatura, diciendo que el

1 Las citas son de: Ricardo Piglia y Juan José Saer, Diálogo (ed. Sergio

Delgado), Santa Fe, Centro de Publicaciones Universidad del Litoral, 1995, a menos que se especifique lo contrario.

* Alumno del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.

2 “La lectura de la ficción”, Crítica y ficción, Barcelona, Anagrama, 2001, p. 16. El subrayado es mío: “paradoja crítica”.

Page 109: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 120

crimen puede ser simplemente transgresión involuntaria y que el viaje

puede ser introspectivo, sin movimiento pero con transición. Como sea,

Piglia identifica muy bien, indirectamente, el origen de la ficción y su

permanencia. Ante esto, Saer complementa con una idea de las

circunstancias: “Ser polaco. Ser francés. Ser argentino. Aparte de la

elección del idioma, ¿en qué sentido se le puede pedir semejante

autodefinición a un escritor? Ser comunista. Ser liberal. Ser individualista.

Para el que escribe, asumir esas etiquetas, no es más esencial, en lo

referente a su trabajo, que hacerse socio de un club de fútbol o miembro

de una asociación gastronómica”. 3 En estas pocas líneas están

contenidas las principales ideas que ambos. Piglia y Saer, discutieron en

la Universidad de Santa Fe, entre 1986 y 1993, que ahora comento.

En “Faulkner”, Piglia señala que los nombres de los escritores

son comodines, en la medida que son conocidos y pueden, con su sola

mención, aclarar muchas cosas. El comodín es, en principio, una carta

que vale por cualquier otra carta, una que se adapta al juego de uno y lo

beneficia. De acuerdo con lo anterior, vale la pena leer los comentarios

que los argentinos hacen de Faulkner como intentos de explicaciones de

sus propias obras y de lo que ellos consideran que debe ser el relato

contemporáneo y futuro. La discusión implica, sin embargo, otros temas,

como el lugar de origen y el extranjero, el lenguaje propio –en dos

sentidos: la lengua materna y la expresión literaria– y el ajeno, la

tradición y la ruptura, la realidad y la ficción. Mi breve comentario

intentará seguir estas oposiciones.

Alguna vez Piglia dijo de Witold Gombrowicz que era el mejor

escritor argentino del siglo veinte. El mejor escritor argentino, un polaco.

3 “La perspectiva exterior: Gombrowicz en la Argentina”, El concepto de

ficción, México, Planeta, 1999, p. 18.

Page 110: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 121

Con una afirmación así se pueden hacer tres cosas: ignorarla

completamente, ya que es un contrasentido; refutarla decididamente,

pues parece implicar que no hay escritores argentinos de valor –lo que es

insostenible–; tomarla a broma, pero una broma muy seria, de grandes

implicaciones, macedoniana, y pensarla un poco. En otro momento, el

mismo beligerante destacó el regionalismo de Faulkner, y lo hizo

rechazando las implicaciones peyorativas que Nabokov quería ver en ese

regionalismo. Porque hablar del origen implica tomar distancia del

origen, alejarse un poco, ficcionalizarlo, mitificarlo. A Piglia le interesa el

modo en que Faulkner reconstruye su propio origen y funda, en textos

con mucho arraigo, una obra universal, con mucho desarraigo. “Lo

mejor de la cultura europea sólo por azar es europeo”,4 dice Saer, y más

adelante, en sus diálogos con Piglia: “yo aspiro a formar parte de esa

literatura hispanoamericana. Porque es literatura, y no porque es

latinoamericana. Es sólo latinoamericana como consecuencia de un

accidente”.5 El irónico entronizamiento que hace Piglia de Gombrowicz

tiene su explicación en la historia de la literatura argentina, como dice

Saer en “La perspectiva exterior”, pero tiene otra, más importante para

estas líneas, en la poco paradójica, más bien obvia afirmación de lo

universal en lo particular. Los discursos de los hombres –polacos,

argentinos, mexicanos– se apropian de los discursos de los hombres –

polacos, argentinos, mexicanos–, ignorando o violentando el accidente

geográfico, histórico, lingüístico. Pero para provocar esa apropiación,

ese interés en el otro, uno debe ver dentro de sí. Por eso Saer encuentra

4 “Sobre la cultura europea”, Ibid., p. 93. 5 Ricardo Piglia y Juan José Saer, Diálogo, ed. Sergio Delgado, Santa Fe,

Universidad Nacional del Litoral, 1995, p. 26. Las próximas citas de este libro se indicarán con el número de página correspondiente entre paréntesis, a partir de ahora.

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Diálogos entre Saer y Piglia 122

que García Márquez tenía algo de razón al decir que Faulkner era un

escritor latinoamericano. Con una reserva: “lo que en García Márquez

conduce a una especie de vitalismo, de estereotipo de representación, en

Faulkner, contrariamente, abre una serie de caminos y aporta, atrae,

introduce, muchos más elementos de incertidumbre. Desde ese punto

de vista, quizá tenga razón y Faulkner sea un escritor que no se podría

comparar, prácticamente, con ningún escritor europeo” (p. 51). Al

margen diré que la reserva de Saer es terrible: si bien es legítimo que

García Márquez tergiverse el accidente geográfico, como se ha dicho que

Piglia hace con Gombrowicz, el colombiano toma el discurso abierto,

potente y seductor, abierto de Faulkner para cerrarlo, institucionalizarlo,

enfriarlo. La particularidad de Faulkner, a pesar de todo, no lo es de

García Márquez, según Saer.

Cuando el autor de Cien años de soledad llamó a Faulkner escritor

caribeño, no modificó la tradición, que parece estar ahí, incólume ante las

ideas y caprichos de escritores. Podría decirse, siguiendo a Saer, que

forjó un eslabón más de su propia tradición, pues “las tradiciones

existen en términos culturales, globales, y también en términos

personales. […] La tradición no significa necesariamente repetición

tópica ni inmovilidad” (p. 20). Saer se da cuenta de las relaciones más

insospechadas en la literatura argentina para ejemplificar que casi todo, a

fin de cuentas, tiene conexiones intertextuales con casi todo. Al hablar

de Borges, extiende, con plena justificación, la tradición que lo involucra

–y que por lo tanto nos involucra a todos– con Oriente; enseguida el

lector, si no lo había pensado antes, se da cuenta de que no es Borges la

única conexión con Oriente, que la tradición de Occidente implica

también la de Oriente. Todo, parece decir Saer, está metido en el mismo

cajón, todo es nuestra tradición, todo nos pertenece. No hay manera de

Page 112: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 123

indicar cuál tradición es más legítima, cuál más pertinente u honesta,

como querrían algunos idealistas de estado o nacionalistas. “En cuanto a

cuál de esas tradiciones constituye la verdadera tradición, cuál de esas

series constituye la serie que por razones patrióticas u operativas

correspondería a nuestro país, yo creo que sería un error de

interpretación o de concepción de la cultura pretender determinarlo a

priori. La amplitud de posibilidades va a tener incidencia en la

constitución de un sistema narrativo” (p. 22). Sin embargo, vale la pena

considerar que, si todo es parte de la misma tradición, esta palabra

pierde mucho sentido, pierde interés. El rescate de la palabra tradición

es lo que Saer llama “tradiciones personales”. Importa, claro, el conjunto

de textos y sus relaciones, pero importa también la interpretación que el

autor haga de esas relaciones, su lectura de la historia literaria, pues ésta

determinará la obra escrita. Piglia complementa: “una literatura nacional

son varias literaturas nacionales” (p. 22). Porque no hay un modo de

entender la tradición que abarque todas las relaciones posibles entre

obras, ni uno que privilegie con justicia una relación sobre otra; menos

aun en el caso de una literatura llena de viajeros como la argentina. Lo

que hay, entonces, es muchas formas de entender la tradición –“varias

literaturas nacionales”– que a fin de cuentas se deben a las visiones de

los lectores, escritores, individuos –“tradiciones personales”. Piglia

complementa: “para evitar este riesgo patriótico del que hablaba Saer,

sería bueno plantear la literatura nacional como una literatura múltiple,

como una literatura que tiene redes variadas, donde los textos circulan

de manera múltiple” (p. 23). Más que redes, porque la tradición como

red implica que las obra ya están ahí (y no: lo que está ahí es el texto),

hay que pensar en relaciones dinámicas, cambiantes, intermitentes de

lectura, que fabrican a cada momento la tradición. Porque, como señalan

Page 113: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 124

los dos narradores argentinos, la tradición se debe a la lectura, claro,

pero ante todo a la lectura que hacen los escritores, a la lectura que más

tarde contestan, con sus propios textos. Que Borges tenga una relación

con Oriente por su lectura apasionada de Las mil y una noches no significa

que tal relación sea estrecha o vasta, ni que Borges conociera la literatura

oriental como conocía la occidental. El Oriente en la literatura de Borges

difiere bastante del de un contemporáneo suyo, pongo por caso,

Octavio Paz. Y ya estoy haciendo, quizá, una generalización arbitraria al

hablar del Oriente de Borges, de Paz, y no del de cada uno en tal

circunstancia, en tal obra. En ese sentido creo que debe considerarse la

intermitencia y el dinamismo de la tradición. Pero el escritor, para Piglia,

no debe entender la tradición como simple lectura de las obras ni de la

historia; ya que va a contestarle, el escritor debe ver en la tradición

aquello que no es él, encontrar de ese modo su expresión personal. Piglia

sobre Faulkner (a propósito de El sonido y la furia, 1929): “Escribí este

libro y aprendí a leer”: “Solamente cuando el escritor ha encontrado su

voz propia, cuando el escritor ha establecido su espacio, cuando tiene su

lugar propio, puede conectarse con la tradición y puede comenzar a

entender qué relaciones tiene con los otros textos” (p. 45).

Pero todo esto ha sido sobre el relato que alimenta la tradición,

sobre el que ya está ahí y debemos –narradores y críticos– conocer; el

diálogo entre Saer y Piglia busca, sin embargo, las posibilidades del

relato futuro. Piglia encuentra en la novela actual tres principales líneas

de procedimiento –importantes para intuir lo que ha de venir– derivadas

de la división del público y la llamada cultura de masas: la “poética

negativa”, es decir, rechazo de la repetición de lenguajes, poética de la

negación “cuyo resultado es el silencio” (ejemplo: Beckett); la poética

que tiende a unir la cultura de masas con la cultura culta (Burroughs,

Page 114: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 125

Dick); y la “no-ficción”: “las tres vanguardias”, dice Piglia, no sé qué tan

en serio. Aquí entra en escena Macedonio Fernández, uno de los más

novedosos escritores argentinos que Piglia se ha empeñado en

homenajear. Aunque, claro, Macedonio declara falta de interés por el

arte útil, imitativo o sensorial –por el arte occidental, dicho de otra

forma–, esa declaración debe leerse con cuidado. A Macedonio le

interesa mucho la literatura, el arte; su rechazo de las formas establecidas

es un rechazo de autor, no de lector. Sólo considerando esto puede

decirse que Macedonio mantuvo una poética negativa; no participó en

absoluto de las otras dos tendencias señaladas por Piglia –¿tendencias

estéticas, formales, temáticas? Creo que lo mismo podría decirse de Saer

y de Piglia, tal es la importancia del papel de Macedonio en la literatura

argentina; en palabras de Piglia: “Macedonio Fernández y Manuel

Gálvez. Me parece que Gálvez continúa lo que podríamos llamar la

inserción de la novela naturalista como origen de la novela argentina,

como el momento en que la novela surge de la Argentina. Sería ese

modo de la novela realista de la cual Gálvez es un ejemplo. Macedonio,

en cambio, es el que está más ligado con lo que serían las tradiciones

propias de la ficción argentina. Algo que podríamos remontar a

Sarmiento, Mancilla, Cambaceres, Siccardi, un tipo de trabajo con la

estructura narrativa mucho más abierto, la novela con mezcla de formas

y de tácticas narrativas. En ese plano veo a Macedonio como el único

vanguardista en la literatura argentina, el único que ha podido tomar

distancia respecto a lo que eran las tradiciones existentes y ha construido

no sólo una estrategia en relación con su propia ficción, negarse a

publicar, retirarse del mercado, sino una estrategia de ruptura con la

tradición dominante de la novela de Argentina. […] Y yo veo muy

estrechamente conectados los proyectos literarios de Macedonio con el

Page 115: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 126

de Artl, con el de Borges, con el de Marechal, con el de Cortázar. Y me

parece que por ese lado pasa la gran tradición de la novela argentina” (p.

19). Actualmente es muy difícil conseguir obra de Macedonio. No está

siendo leído porque forma parte de lo que será el relato futuro. Creo que

es tal la metáfora que rige La ciudad ausente: la máquina de historias es la

obra de Macedonio, reflejo de una mujer ya muerta, que inspira y

alimenta la máquina. Macedonio es, para Piglia –quizá un poco menos

para Saer– parte central de la tradición y contiene la clave del relato por

venir, es tradición y es potencia.

Del de tradición ha derivado ya el tema de la ficción y sus

procedimientos. En el diálogo sobre Faulkner, tanto Saer como Piglia

destacan la fractura de la narración y la complejidad formal del

norteamericano. Ambos se interesan por eliminar la historia

convencional, porque se dan cuenta de que lo narrado no tiene tanto

interés como el acto mismo de narrar. Ítalo Calvino, en “El arte de

empezar y el arte de acabar”, que es también un texto en busca del relato

futuro, dice al respecto: “El problema de no acabar una historia es éste.

Como quiera que acabe, cualquiera que sea el momento en que

decidimos que la historia se puede juzgar acabada, reparamos en que no

es hacia ese punto adonde conducía el acto de narrar, que lo que importa

está en otro lugar, en lo que ha pasado antes: está en el sentido que

adquiere ese segmento aislado de sucesos, extraído de la continuidad de

lo narrable”.6 Como Calvino, Faulkner encuentra en el desarrollo de la

historia el fin de la misma, no en el desenlace. La historia se desarrolla,

entiende y justifica a medida que se narra; es el acto (narrar), no la

anécdota, lo que tiene principal interés. Ya que esto es así, la obra no se

desgasta, no pierde actualidad, puede seguir leyéndose, no sólo por 6 Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid, Siruela, 2001, p. 138.

Page 116: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 127

muchas personas, sino por uno mismo. Para Saer, la complejidad formal

de Faulkner no sólo ayuda a constituir obras “autónomas” (es decir, no

es una complejidad adecuada para decir tal o cual cosa, sino

imprescindible para decir exclusivamente esa cosa que dice: la obra),

sino que interesa en la medida en que no se repite en otras obras de

Faulkner; cada libro tiene su estructura exclusiva y, paradójicamente,

unitaria, reconocible por la “marca de Faulkner”. Pero Saer destaca otro

elemento importante, estilístico: lo rústico, la literatura bruta. La ausencia de

claridad y de “corrección” que dan a la obra de Faulkner su propio

aliento y tono; se expresan a sí mismas mediante el estilo rústico.

Identifica en éste tintes de expresionismo y romanticismo que hacen a la

obra accesible para cualquier tipo de público. Y estas características se

alejan del control intelectualizado de Joyce y, en general, de la novelística

europea.

Faulkner aparte, Saer y Piglia han encontrado en la mezcla de

géneros el enriquecimiento de sus respectivas obras. Saer ve en la lírica

una salida de la “crisis” en que entra la novela a finales del siglo

diecinueve. En la Comedia dantesca hay un buen ejemplo de texto con

género indefinido entre novela y lírica, texto con estructura novelesca (o

narrativa), y con elementos “no pragmáticos”, poéticos –el “aura” de

Benjamin. Es importante tener en cuenta que Saer no explica estos

conceptos; a raíz de esta falta puedo plantear una reserva. Cuando Saer

habla de su proyecto de escribir una novela en verso –vale la pena

recordar que Salvador Elizondo planteó, en Camera lucida, el proyecto

como género literario–, se pregunta: “Para qué hacerlo (escribir una

novela en verso) si tengo que inventar un sistema extra-poético que lo

sostenga o tenga la incandescencia poética que yo pueda incorporar, si

sabemos que lo primero que va a perder vigencia va a ser ese sistema” (p.

Page 117: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 128

12). Saer no responde, sólo dice que la empresa lo supera. La pregunta

queda, siempre que se acepten sus presupuestos: cómo puede perderse

la vigencia del sistema extra-poético, si es una de las herencias más

persistentes de la tradición. Las historias aludidas al inicio de estas notas

no han sobrevivido por tener en sí “el aura” de Benjamin sino por gozar

de un sistema narrativo que Saer, en este punto del diálogo, parece

atribuir al siglo diecinueve. En otros momentos, cuando reconoce las

virtudes de la narración como fin, Saer responde entre líneas y sin darse

cuenta su anterior pregunta: si cierto tipo de narración, que

generalmente se asocia a la decimonónica, ha simplificado los sistemas

narrativos volviéndolos obsoletos, siempre están los ejemplos,

comodines, como Faulkner u Homero –y aquí la gran distancia entre

autores es intencional: señala justo las enormes posibilidades de la

narración e insinúa lo mucho que hay por hacer–, para replantear

sistemas narrativos. Saer mismo es un ejemplo, por lo que afirma sobre

el uso de un recurso de Balzac, símbolo de la novela decimonónica: la

reaparición de personajes. Aunque con una gran distancia: “la

reaparición de personajes sería en Balzac para crear una especie de

sistema de verosimilitud y de continuidad y de desarrollo de una intriga

novelística cuyo basamento era la intención de pintar en conjunto a la

sociedad de su tiempo, cosa que evidentemente no entra para nada en

mis proyectos. Para mí la reaparición de los personajes es una manera de

negar la progresión de la intriga y de insertar en cualquier instante del

flujo espacio-temporal (es una convención novelística como cualquier

otra) momentos que permitan el desarrollo de una determinada

estructura narrativa” (p. 16).

Piglia, por su parte, incorpora el ensayo a la narrativa, más que la

lírica. Pero admite que esta incorporación debe mucho a “la experiencia

Page 118: Revista Ágora núm. 4

Diálogos entre Saer y Piglia 129

de la escritura del libro [se refiere a Respiración artificial], que no fue

premeditada” (p. 13). “Yo no creo en la contradicción entre el

sentimiento y la razón [...] No me parece que a priori deba ser excluido

del mundo narrativo un determinado tipo de material (en ese sentido,

cierto tipo de ficcionalización, cierto debate), y es eso más bien lo que

sucede en Respiración artificial” (p. 14). Sin embargo, no puede

confundirse la incorporación de ideas en las narraciones de Piglia con

una filiación a la novela de tesis: “Cuando uno se opone a la novela de

tesis se opone a la idea de que hay algo previo a la escritura, una especie

de contenido anterior que la escritura no haría sino reproducir” (p. 14).

Y enseguida: “Me parece que todo se puede ficcionalizar: historias de

amor, teorías, batallas, silogismos” (p. 15).

En conclusión, la lectura de la historia literaria y de los

mecanismos internos del texto conducen al lenguaje. Es Piglia quien dice

que “la tensión entre literatura nacional y literatura extranjera plantea de

entrada la tensión frente a la lengua” (p. 22). En La ciudad ausente, el

Finnegans Wake es el libro futuro, el libro que puede ser leído por los

hablantes de todas las lenguas, pues no es, propiamente, ninguna; la

lengua de esa obra de Joyce es la obra misma. En Hispanoamérica, ya se

ha dicho, Macedonio Fernández tiene un papel análogo. La invención de

su propio sistema literario –más que narrativo– señala la importancia de

decir con el lenguaje un nuevo lenguaje: la obra. La visita a Faulkner fue

sólo un pretexto para llegar a estas ideas, para entender la obra de Piglia

y Saer. Ya se dijo desde el comienzo que el viaje es una de las dos

grandes posibilidades de la narración. �

Page 119: Revista Ágora núm. 4

130

ONETTI EN MARCHA, PROPUESTAS PARA UNA LITERATURA

MODERNA1

Jorge Téllez Vargas*

SERÍA NECESARIO UN PROFUNDO HUMOR NEGRO Y, tal vez,

una conciencia ácida para afirmar que cierta novela de Juan Carlos Onetti

nos ha provocado carcajadas. Debo confesar que, aunque nunca he

padecido un ataque de risa, alguno de sus personajes sí me ha hecho esbozar

una sonrisa. El pudor con el que afirmo esto no es necesario para hablar de

1 A continuación expongo algunas de las ideas principales de los artículos

que, bajo el nombre de Periquito el Aguador, Onetti publicó en el semanario Marcha. Las referencias a citas textuales irán entre paréntesis con el nombre del artículo y la página; todas ellas están tomadas de Juan Carlos Onetti, Réquiem por Faulkner, Calicanto, Buenos Aires, 1976.

* Alumno del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.

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Onetti en Marcha 131

los artículos que el uruguayo escribió en Marcha durante dos años, de 1939 a

1941.

Carlos Quijano, director y fundador de la publicación le había

pedido que, además de su trabajo como secretario de redacción, colaborara

periódicamente con una columna literaria:

La culpa la tuvo Quijano […]; en la época heroica del semanario (1939-1940) el

suscrito cumplía holgadamente sus tareas de secretario de redacción con sólo

dedicarles unas 25 horas diarias. A Quijano se le ocurrió, haciendo numeritos, que

yo destinara el tiempo de holganza a pergeñar una columna de alacraneo literario,

nacionalista y antiimperialista, claro. Recuerdo haberle dicho, como tímida excusa,

desconocer la existencia de una literatura nacional. A lo cual contestóme, mala

palabra más o menos, que lo mismo le sucedía a él con la política y que no

obstante, sin embargo y a pesar podía escribir un macizo y matemático editorial

por semana sobre la nada. Así nació Periquito el Aguador, empeñado en arrojar su

piedra semanal en la desolación del charco vacío (“Explicación de periquito el

aguador”, p. 15).

La columna se llamó “La piedra en el charco” y Onetti la firmaba

bajo el pseudónimo de Periquito el Aguador. A partir de 1940, alternó la

colaboración con una serie de cartas dirigidas al director que se publicaban

en la parte superior de la quinta página y que aparecían rubricadas por un tal

Grucho Marx. El tono de los artículos oscilaba entre la sátira y la agresión,

no en balde se calificó la columna de Periquito el Aguador como de

“alacraneo literario”. Grucho Marx, en cambio, aunque fiel al estilo

burlesco, enfocaba más sus comentarios hacia la caracterización irónica de la

vida cotidiana del Río de la Plata. Esta actitud lúdica es comprensible si se le

ve en contexto. Onetti sabía de la necesidad de renovar el mundo cultural

que lo rodeaba. El humor jugaba así un doble papel: primero, distanciaba al

Page 121: Revista Ágora núm. 4

Onetti en Marcha 132

autor de su discurso que utilizaba la risa como mecanismo de deslinde; y

segundo, la broma permitía filtrar la crítica aguda del que, para Onetti, era

un triste ambiente literario.

En un amplio repaso del contexto cultural uruguayo —extensible,

creo yo, a la Argentina—, Periquito y Grucho Marx bombardean cada uno

de los estratos que tienen que ver con el mundo de la intelectualidad. Ni los

escritores, ni el público, ni los burócratas culturales se salvan de la agudeza y

el desencanto de Onetti, porque su humor, si es que tiene una causa, nace

de su desilusión. Convendría hablar primero del fenómeno que a falta de

nombre bautizaré como síndrome del parásito cultural. El personaje que lo

padece tiene nombre y apellido: Tota Pérez Smith. En su cuadro clínico nos

enteramos de la obsesión de esta mujer por consumir (es literal) toda

manifestación artística que aparezca sin necesidad de comprenderla para,

acto seguido, reunir a su alrededor a toda la fauna creadora:

Si usted escribe —explica Periquito— […], la Tota le pondrá sitio, lo desesperará

y conseguirá al fin que usted concurra a su “jueves literario”. Si usted pinta,

terminará por caer con algún cuadrito bajo el brazo a “los lunes plásticos” […]. Si

usted es un hombre feliz y no hace ninguna de esas cosas, la Tota irá a buscarlo

[…] y lo abonará a sus “martes de meditación y ocio” […]. Un amigo, luego de

perder el apetito a causa de la denodada persecución de la Tota, perdió también

todo rudimento de buena crianza e intentó suprimirla diciéndole: “Mire; antes de

ir a oír macanas a su casa, me hago cura”. La Tota movió la cabeza con su sonrisa

de comprensión sutil y lo invitó para concurrir a sus “sábados místicos” (“Un

jueves literario”, pp. 54-55).

Page 122: Revista Ágora núm. 4

Onetti en Marcha 133

Para Onetti, la Tota representa no la enfermedad pero sí el síntoma.

Y si me he permitido el discurso médico es porque la suma de artículos crea

una lacónica radiografía del Uruguay literario (aquí especulo sobre el curioso

detalle de que la metaconciencia de la obra de Onetti, el personaje

omnipresente, sea un médico, el doctor Díaz Grey, cuya tarea es observar al

pueblo enfermo que es Santa María). Las conversaciones de esos jueves son

tan anodinas como frecuentes, a pesar de las grandes personalidades que las

acostumbran. Periquito aprovecha entonces para hablar de eso que él llama

la “ostensible depresión literaria que caracteriza los últimos años de la

actualidad nacional” (“Señal”, p. 16). Encuentro en la Tota la representación

de ese mundo artístico caduco contra el que escribe Onetti; imagino su

sentimiento al escribir cada uno de los artículos: sin duda, la sensación de

hablar al vacío, a ese grupo de individuos que asistían gustosos a las

tertulias, era su principal factor de angustia.

El problema es que no hay, en ese momento,“una literatura nuestra,

no tenemos un libro donde podamos encontrarnos” (“Una voz que no ha

sonado”, p. 18). Lo que hay, según Onetti, es la tendencia hacia la imitación,

hacia la reproducción de ambientes de provincia: “Entre tanto, Montevideo

no existe […], la capital no tendrá vida de veras hasta que nuestros literatos

se resuelvan a decirnos cómo y qué es Montevideo y la gente que la habita”

(“Literatura nuestra”, p. 28). Onetti reclama una literatura digna del

momento que vive, digna de una ciudad que crece, que se moderniza. Se

necesita un escritor-redentor, un artista indigno de las peñas literarias pero

que merezca la comparación con Céline, Faulkner y Hemingway. Se necesita

un escritor anti-intelectual, no un hombre de letras, como los parroquianos

de la Tota.

Page 123: Revista Ágora núm. 4

Onetti en Marcha 134

Me parece que la caracterización de este anti-intelectual es el centro de los

artículos. Onetti elabora la poética que el nuevo escritor debería seguir. La

primera característica es el olvido del pasado:

Una literatura vive sólo cuando trabajan para ella hombres formados con una

natural indiferencia al pasado. Gentes despreocupadas del mundillo intelectual,

ligadas a su tarea por furor de maniáticos. Si hubo algo bueno detrás, tanto mejor

para las antologías. Hoy se trata únicamente de que cada uno diga su verdad de

manera verdadera (“Un jueves literario”, p. 57).

Pero nada más alejado de un plan de vanguardia al estilo futurista.

Onetti no niega la tradición, pues el pasado del que habla está encarnado

por una literatura que, en ese momento, ya no responde la realidad uruguya.

“¿Quién hace literatura entre nosotros? —se pregunta Onetti— Todo el

mundo, pero no gente conformada psíquicamente para eso” (“Quién es

quién en la literatura uruguaya”, p. 30). Los jóvenes buscan siempre la

aprobación de “fastasmones que ofician de papas” y, en busca del elogio,

sacrifican su sinceridad. Esto es el pasado. Para superarlo, es necesario que

“el creador de verdad tenga la fuerza de vivir solitario y mire dentro suyo.

Que comprenda que no tenemos huellas para seguir, que el camino habrá de

hacérselo cada uno” (ibid., p. 30-31).

El escritor, ajeno a elogios mutuos y a peñas literarias debe “durar

frente a un tema, al fragmento de vida que hemos elegido como materia de

nuestro trabajo, hasta extraer, de él o de nosotros, la esencia única y exacta”

(“Retórica literaria”, p. 22). “La individualidad del escritor se agranda en

proporción al cuidado que ponga en desaparecer, en la medida de su papel

Page 124: Revista Ágora núm. 4

Onetti en Marcha 135

de intermediario, médium entre la vida y sus lectores” (“Mr. Philo Vance,

detective”, p. 52). Contra las divas literarias, Onetti enfrenta un escritor

cuyo temple, de natural discreto, haga relucir únicamente su obra, un artista

que “escribirá porque sí, porque no tendrá más remedio que hacerlo, porque

es su vicio, su pasión, su desgracia” (“Literatura y política”, p. 36).

Esta compromiso estrictamente artístico es incompatible con otro

mal: el síndrome del escritor comprometido, ése que prefiere poner pluma y

cerebro “al servicio de las razas, las clases y los pueblos oprimidos”

(“Cultura uruguaya”, p. 24). Quien abandone la literatura para dedicarse a la

redacción de panfletos y folletos activistas nunca fue un escritor, sino un

político. La diferencia entre escribir y redactar es tan contundente como la

que hay entre el poeta y el versificador. La literatura no debe servir más que

a la literatura: “Los buenos libros […] se escriben para que gusten a sus

autores, en primer término; luego para que gusten a Dios o al Diablo o a

ambos dos conjuntamente; y en tercer término para nadie” (“Los premios

literarios”, p. 62).

Son todas estas ideas las que llevan a Periquito, en un texto de

finales de 1939, a formular su deseo de año nuevo:

Que cada uno busque dentro de sí mismo, que es el único lugar donde puede

encontrarse la verdad y todo ese montón de cosas cuya persecución, fracasada

siempre, produce la obra de arte. Fuera de nosotros no hay nada, nadie. La

literatura es un oficio; es necesario aprenderlo, pero más aún es necesario crearlo

(“Regreso de la guerra locuaz”, p. 46).

Page 125: Revista Ágora núm. 4

Onetti en Marcha 136

De esta forma, la novela redentora será aquélla que se desarrolle en un

“claro y misterioso terreno donde tiene lugar la aventura humana y su

absurdo” (“Nueva edición de Sombras sobre la tierra”, p. 39). Gracias a este

juicio, es comprensible y coherente que proponga para el premio Nóbel a

Roberto Arlt y a Eduardo Mallea, ambos interesados en la representación

del hombre dentro de la gran urbe, por mencionar sólo una característica; o

que encuentre en James Joyce y en su monólogo interior una de las grandes

aportaciones a la técnica literaria y que considere el Ulises “lo más

asombroso que puede crear un hombre” (“James Joyce”, p. 66); o que

considere a Dostoievsky y a Proust grandes novelistas que fueron capaces

de hacer libros “sobre el alma de un individuo” (ibid., p. 68); o que

considere la escritura de Katherine Mansfield, digna seguidora de Chejov,

como “una verdadera literatura de mujer” (“Katherine y ellas”, p. 25), en

contraposición con las mujeres que se dedican sólo a la poesía y que cantan

“al amante, a Dios, a los árboles y a los recién nacidos” (loc. cit.).

Me pregunto cuánto habrían cambiado las ideas de Onetti de haber

leído en ese momento a Felisberto Hernández. ¿Habría incluido al uruguayo

junto con la pareja de argentinos propuestos para el Nobel? ¿Lo conocía ya

y prefirió no mencionarlo en estos artículos? En 1975 no duda al calificarlo

como “uno de los más importantes escritores de su país” y lo cierto es que

Felisberto reúne, en mi opinión, varios de los requisitos que Onetti propone

para la nueva literatura. En todo caso, fuera ya del terreno de la

especulación, Onetti pareciera ser el mejor alumno de sí mismo. Cuando

escribía estos artículos, había publicado apenas tres cuentos y una novela,

me refiero a El pozo, en diciembre de 1939. Faltaba todavía una década

para que apareciera La vida breve y con ella toda la saga de Santa María.

Page 126: Revista Ágora núm. 4

Onetti en Marcha 137

Como conclusión regreso al principio. Onetti logra una radiografía

excelente del panorama literario del Uruguay de los treinta: sus artículos son

el diagnóstico y la medicina enmarcados en un tono lúdico que encuentra en

el humor negro, ácido, la más pura de sus expresiones. Humor, hay que

reconocerlo, a la manera de Onetti, como en el gesto de publicar como

portada de El pozo un falso dibujo de Picasso; o como en el gesto de imitar

a Roberto Arlt en su entrevista con Borges con el único fin, interpreta

Rodríguez Monegal, de mofarse del argentino. La columna incluyó, en

efecto, el veneno suficiente y digno de cualquier alacrán literario pero, por

fortuna, incluyó también el antídoto. �

Page 127: Revista Ágora núm. 4

138

LA REPRESENTACIÓN SOCIAL DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Rodrigo Molina Moctezuma*

LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SE PRESENTAN bajo

formas variadas, más o menos complejas. Las podemos considerar

imágenes que condensan un conjunto de significados, sistemas de

referencias que nos permiten interpretar lo que nos sucede, o incluso,

dar un sentido a lo inesperado; categorías que sirven para clasificar las

circunstancias, los fenómenos e individuos con los que tenemos algo

que ver; teorías que permiten establecer afirmaciones sobre ellos. Es

decir, una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad cotidiana,

una forma de conocimiento social. Así, una representación social es: “la

actividad mental desplegada por individuos o grupos al fin de fijar su

posición en relación a situaciones, acontecimientos, objetos y

comunicaciones que les conciernen.”1

* Estudiante de la licenciatura en Relaciones Internacionales del Centro de

Estudios Internacionales, El Colegio de México. 1 Maritza Montero (coord.), Construcción y crítica de la psicología social,

Barcelona, Anthropos, 1996, p. 45.

Page 128: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 139

La construcción de la representación de un relato histórico nos

involucra como sujetos sociales que aprehendemos los acontecimientos

de la vida diaria, las características de nuestro medio ambiente, las

informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro entorno

próximo o lejano; en pocas palabras: el conocimiento de sentido común.

Podemos decir entonces que en muchos aspectos es un conocimiento

socialmente elaborado y compartido que se construye a través de la

experiencia, la educación, información, conocimientos, y modelos de

pensamiento que recibimos de múltiples fuentes y transmitimos a través

de la tradición, la educación y la comunicación social. 2

Bajo sus múltiples facetas, la representación social trata de

ordenar e imponerse en nuestro entorno social, comprender y explicar

los hechos e ideas que están en nuestro universo o surgen en él,

responder a las preguntas que plantean el mundo y el devenir histórico;

pero más importante, les otorgar un significado para la conducta de

nuestras vidas, es decir, posicionarnos en un punto de un espectro

ideológico frente al acontecimiento, que en el caso que nos concierne es

la Guerra Civil Española. Al darle sentido al incesante movimiento

social, acontecimientos y actos que terminan por formar parte de un

bagaje cultural por sernos habituales, participa en lo que P.L Berger y T.

Luckman denominan la construcción social de la realidad.3 Podemos decir

entonces que toda representación social es la representación de algo y de

alguien. Así, no es el duplicado de lo real ni de lo ideal, ni la parte

subjetiva del objeto, ni la parte objetiva del sujeto, sino el proceso en

que se construye su relación, es decir, la relación que se construye entre

2 S. Moscovici, Psicología social, Buenos Aires, Paidós, 1993, p. 139. 3 Meter Berger y Thomas Luckmann, La construcción social de la realidad,

Buenos Aires, Amorrortu, 1993, p. 85.

Page 129: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 140

el objeto de estudio, la Guerra Civil Española, y el sujeto, en este caso, la

sociedad mexicana.4 Cabe denotar que el puente que permitió elaborar

esta conexión para una representación social es la prensa mexicana que

durante esos tiempos inciertos y violentos se convirtió en el canal por

excelencia que acercó a la sociedad mexicana con los acontecimientos

que desgarraban a España y le permitió crear una imagen y una realidad

propia al respecto. En este trabajo pretendo esclarecer en qué consistió y

cómo se formó esa conexión; o en otras palabras: ¿cómo se construyó la

represtación social que los mexicanos tenían acerca de la Guerra Civil

Española a través de la prensa?

Las forma en que se fueron entretejiendo las redes de los

compromisos mexicano-españoles; como fueron creándose acuerdos y

desacuerdos, pasos hacia delante y algunos hacia atrás, de “una política

que en transe de hacerse fue trasformándose” concretada en muestras de

solidaridad, batallas diplomáticas y propagandísticas, la apertura de las

puertas del país a un grupo de niños, la llegada y la integración de los

republicanos españoles a la vida mexicana que implicó: “salvar por

México y para México, la cultura republicana española, y supuso una

reconciliación con la raíz hispánica de la nacionalidad y una profunda

transformación de la cultura superior.” 5

A partir de la observación precisa de cada paso dado, de cada

acuerdo tomado, cada compromiso asumido, además de poder observar

cuidadosamente “la construcción de una historia y de una política en

transe de irse haciendo como un proceso vivo lleno de contradicciones y

dudas, avances y retrocesos; también y he aquí lo más ilustrativo de todo

4 Ibid, p. 211. 5 José Antonio Matesanz, Las raíces del exilio, México, El Colegio de México,

1999, p.77.

Page 130: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 141

el proceso: la creación de una mitología y de una utopía.”6 La prensa

mexicana, específicamente el Excélsior y el Nacional, tomaran dos

posturas divergentes y opuestas, una conservadora que apoyaba a la

rebelión militar en contra de la República de Azaña y la otra que la

defendía. La sociedad mexicana consultaba alguno de estos dos grandes

periódicos, y a partir de la información accesible definió su postura y su

inclinación hacia alguna de los dos bandos representados por dichos

periódicos. Así, la prensa creó dos ideologías que dividieron a la

sociedad mexicana. Sin embargo, no fue solamente a nivel de las ideas,

sino que afectó profundamente la vida cotidiana de la población de

nuestro país, es decir, se tradujo en acciones concretas: hubo

movilización obrera y se llegó a hablar de que se armarían, mitines

oficiales en apoyo a la República y otras múltiples manifestaciones que

se convirtieron en parte de nuestra normalidad. Estas afirmaciones

confirman el hecho de que la información, en este caso la que proveía la

prensa, construye diversas representaciones sociales de la realidad,

incluso diferentes y aún contradictorias, en apoyo o en contra de la

República: una parte de la población mexicana se identificó y construyó

la idea de la lucha de los obreros patrióticos como propia en la que se

defendía a un gobierna popular y legítimo que representaba los ideales

de la revolución y la democracia en el mundo. Para la otra parte, la

rebelión militar salvaría a España del temido comunismo y la

intromisión de Rusia para vestir a la República de rojo.

En este sentido, decidí tomar las posiciones de tres segmentos de

la población mexicana: la prensa, el gobierno y la comunidad española

en México con respecto al desarrollo de la Guerra Civil Española, que

considero especialmente significativos en la formación de una imagen y

6 Ibid, p. 100.

Page 131: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 142

de diversas representaciones sociales, es decir, diversas realidades en

México acerca de los acontecimientos en España.

I. POSICIÓN DE LA PRENSA

El 16 de julio de 1936 el Excélsior reprodujo las primeras noticias que

suavizaban en cierta medida la gravedad de la situación, pero las

condicionaba con un “dicen”, que implicaba que el periódico no creía en

la noticia dada, dejando entrever la incredulidad ante lo que sucedía.

No hay temor de levantamientos en Madrid, dicen, Madrid julio 16. Los

rumores acerca de un levantamiento militar en Madrid, publicados en el

extranjero, fueron desmentidos por fuentes acreditadas. No se ven militares

en las calles, las cuales permanecieron tranquilas hoy en la tarde, mientras los

más de los madrileños dormían la siesta. En su junta de hoy, el gabinete

discutió los problemas interiores e internacionales, así como las medidas

encaminadas a conservar el orden en todo el país.

El Excélsior, adueñándose de gran parte del campo periodístico

mexicano dio lugar privilegiado a las noticias sobre España. El 19, en

cabeza de primera plana afirmaba:

Dominan los soldados españoles rebeldes todo el territorio de Marruecos. La

sublevación es de protesta y profascismo. El ejército perdió la paciencia ante

los crímenes de los radicales. Estricta censura. En fuentes francesas se dice

que la rebelión se extiende a España.

El día 20:

Nuevas guarniciones se unen a los rebeldes. El gobierno de Azaña organiza a

los obreros. Las masas izquierdistas han sido llamadas para acudir en defensa

Page 132: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 143

del país. Una nueva crisis: renunció Martínez Barrio y fue designado primer

ministro José Giral Pereira.

El 21:

Fueron reducidos al orden los soldados que se alzaron en la ciudad de

Madrid, las tropas leales y los sindicalistas y comunistas bombardearon el

cuartel de la Montaña y otro más. Numerosos muertos y heridos. Sin

embargo, los mismos informes oficiales declaran que hay algunas

guarniciones en actitud rebelde. Fantásticas cifras de muertos y heridos. Fue

bombardeado el arsenal de Barcelona. Capitulación de varios cuarteles.

Socialistas armados patrullan las calles. ¿Ha fracasado el desembarco? Cómo

fue sofocada la revuelta en Madrid. Militares y civiles entre los muertos.

Informe oficial del gobierno español.

Anuncian que el general Franco pretende escapar. Según el gobierno, el jefe

de la revuelta española ha pedido un hidroplano para huir. Las autoridades

aseguran que están en condiciones ventajosas. 12 000 hombres con artillería

rumbo a Madrid.

En los próximos días las noticias continuaron fluyendo a

raudales. Resulta especialmente ilustrativo comparar cómo desde un

principio muestran ciertas tendencias que resultarán características, tanto

de la propaganda que se hará alrededor de la guerra española, como de la

prensa en general y del periódico Excélsior en particular. Lo que las

caracteriza es que están dadas desde una posición partidista con

mentalidades firmes en el trasfondo que las más de las veces no se trata

de esconder. Es evidente que se adoptó una posición incluso antes de

que estallara el conflicto abiertamente. Hay noticias falsas o

tendenciosas, que según como se tomen, digamos que benefician a uno

u otro de los bandos, y que se dan muchas veces con el propósito

evidente de desprestigiar al contrario y de demostrar que son los otros,

Page 133: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 144

“ellos”, los que mienten: por ejemplo, la noticia de que “el jefe de la

revuelta española”, el general Franco, pretende escapar y ha pedido un

hidroavión, “según el gobierno”, o la de que los comunistas se han

apoderado de Barcelona. Las hay sencillamente falsas, dadas con torpeza

y apresuramiento para “ganar la exclusiva” a los demás, como la de que

Sevilla ha caído en manos del gobierno, o la de que el Alcázar de Toledo

se ha rendido. Destacan también las noticias emitidas con el objetivo de

calmar los ánimos con el triunfo de alguno de los dos bandos, como la

noticia repetida continuamente de que el gobierno domina la situación, o

la de que Madrid está a punto de caer en manos de los rebeldes.

También llaman la atención las noticias que se presentan desde un

principio para construir los mitos heroicos de la guerra, como por

ejemplo el ataque al Cuartel de la Montaña o la defensa del Alcázar de

Toledo por los cadetes, declarar rápidamente a la República comunista o

dominada por los comunista, hechos que no corresponden a la realidad

de la situación española. Además estas primeras noticias muestran el

asombro y la admiración por la valentía y el entusiasmo de los españoles

en la lucha, pero también los aspectos morbosos y crueles de la guerra:

asesinato, muerte, caos, destrucción, terror, etc. En los días

subsiguientes, el Excélsior siguió ampliando las informaciones acerca de

la guerra civil, los movimientos de las tropas, la lucha, etc. El día 24

inauguró una sección permanente en primera plana: “LA SITUACIÓN

DE ESPAÑA EN POCAS LÍNEAS”. 7

En los días siguientes, una vez solucionada la huelga de los

electricistas que había paralizado muchas actividades, el periódico El

Nacional pudo salir a las calles. Sus encabezados y los textos de sus

noticias describían con gran optimismo, una situación positiva para el

7 Ibid, p. 35.

Page 134: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 145

gobierno republicano. El mismo día 25 se inició en el Nacional la

publicación de los boletines oficiales del gobierno español que la

embajada de España en México a partir de entonces entregaría a la

prensa local a todo lo largo de la guerra. Excélsior, en contraste con el

Nacional, publicó el boletín haciendo notar que la interpretación tenía un

carácter oficial, o lo que es lo mismo, que el periódico no se hacía

responsable de su veracidad. En este primer boletín se destacan las notas

optimistas que coinciden plenamente con su informante, Félix Gordón

Ordás, el embajador de México en España, sobre el estado del

conflicto:8

El gobierno español domina en absoluto la situación. Los rebeldes se hallan

en plena derrota. Información oficial recibida del gobierno de Madrid sobre

los últimos sucesos. Controlada la situación. El gobierno del Sr. Azaña ha

logrado deshacer malhadada intentona. Batidos con éxito. Declaraciones de la

Embajada de España en esta cuidad al margen de la revuelta.

Algo que no se dejó de mencionar y que opacaría las noticias

optimistas a la largo de la lucha fue la crueldad de la guerra, sin importar

de qué bando proviniera. En este caso la primera declaración provino

del campo republicano, declaraciones de la embajada española en

México:

El gobierno es dueño de la situación y no está dispuesto a tener clemencia

con quienes en el transcurso de la Segunda República Española se han alzado

por dos veces en armas contra ella en un insensato afán de revivir situaciones

que han desaparecido para siempre de España gracias al resurgir iniciado en la

8 Ibid, p. 40.

Page 135: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 146

gloriosa jornada del 14 de abril de 1931, que instituyó al nuevo régimen (Ex

25julio 1936).

Las notas, por muy justificadas que estuvieran, fueron recogidas

y ampliadas, lo que le dio a la guerra un tono especial de intensidad y

ferocidad. Los encabezados del Excélsior lo demuestran:

Se atribuye a los jefes rebeldes el proyecto de imponerse por el terror (29 de

junio). La guerra civil en España ha cobrado inaudita ferocidad (3 de agosto).

Treinta y cinco mil muertos y cien mil heridos por la guerra en España (6 de

agosto)...

Se inició una guerra de tinta y de papel que habría de abarca

varios campos. Cada periódico respondía de una manera distinta al

conflicto español de acuerdo con sus propios intereses, simpatías,

perfiles y complicidades. Las noticias de España provenían de fuentes

variadas. Excélsior utilizó los servicios básicamente de la Associated

Press, El Nacional los de Havas Anta y Transocean. Pero las diferencias

no se limitaron a los cables que recibieron y se imprimieron; abarcó en

general todo tipo de información que se manejó, y también las formas

de manipulación propagandística empleadas por ambos periódicos. Es

sorprendente constatar la rapidez con que, a pesar del cúmulo de

noticias contradictorias, tendenciosas o simplemente falsas, los rasgos

más generales se aclaraban para el público mexicano, y se establecieron

los principios en pugna, las posibilidades y panoramas. Tal claridad se

debió en parte a la inmediata toma de partido que se puede argüir que

tal decisión ya estaba tomada antes del estallido de la guerra.9

9 Luis Miguel Días (comp.), Relaciones diplomáticas México-España,

México, Porrúa, 1977, p.384

Page 136: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 147

En esta guerra de información periodística, El Nacional tomó

partido abierto por el gobierno republicano español. Sus noticias

destacan que todo va bien para las fuerzas “leales”. El optimismo

demostrado, muchas veces sin justificación real, era desbordante.

También al insistir en que la situación en España era favorable para el

gobierno tenía como meta ayudar a la República con una imagen más

positiva en lo que quizá había perdido más: la capacidad para controlar

los acontecimientos.10

El periódico Excélsior también tomó partida desde un principio.

El periódico era el vocero de la opinión de los conservadores, el

capitalismo, la propiedad privada, los empresarios, la gran burguesía, el

anticardenismo, la clase media, etc. El diario se puso abierta y

decididamente del lado de los rebeldes, y se encargó de inventar

nombres que designaban a los partidos en pugna, conforme a una

multitud de puntos de vista que los designaban: jurídicos, ideológicos,

propagandísticos, etc.11

En general, Excélsior resulta más cauteloso que su equivalente

para calificar el curso de la guerra, pero no pierde oportunidad en

destacar favorablemente todo lo que beneficia a los rebeldes y oscurecer

a los leales. Sus simpatías estaban tan claramente definidas del lado de

los rebeldes que El Nacional, lanzó algunas advertencias: “los obreros

han visto con malos ojos las informaciones parciales que se han estado

publicando sobe el conflicto político hispano” (Nac 25 julio 1936).12

II. POSICIÓN OFICIAL

10 Ibid, p. 190. 11 Ibid, p. 187.

12 Ibid, p. 250.

Page 137: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 148

En México, la toma de posiciones no se limitó únicamente al plano

periodístico, sino que abarcó campos muy variados de la vida nacional.

Con relación a la guerra española fueron muchos los sectores que se

manifestaron de una forma u otra ante el conflicto y la variedad de su

virulencia. La primera reacción oficial se dio el 19 de julio con un

mensaje del Parido Nacional Revolucionario en donde se declaró

conciente de que los sucesos españoles amenazaban con liquidar a la

Segunda República, se solidarizaba con el “régimen socialista” español y

mencionaba un paralelismo con el cuartelazo que estalló en México en

1913.13 El mensaje había provocado gratitud en el gobierno español:

“magnífica impresión causó en todos los círculos oficiales de Madrid el

cablegrama, elogiando su envío” (Nac 25 julio 1936).

Por su parte, El Nacional informó el mismo día 25 la reacción del

proletariado nacional ante la guerra:

Muy a pesar de que la huelga eléctrica ha tenido la virtud, por su

incuestionable importancia, de recoger para sí la atención de todas las clases

sociales, especialmente de los trabajadores que se han visto parados a

consecuencia de la misma, en la mayoría de los centros proletarios, según

pudimos observar hace días, se ha discutido y condenado enérgicamente el

movimiento armado de España que pretende derrocar al presidente Azaña, y

el que es calificado de fascista, y por tanto, enemigo de los ideales de

reivindicación de los asalariados.

El día 26 de julio se llevó a cabo un mitin para demostrar de

manera pública la solidaridad del proletariado mexicano con el asalariado

español. El secretario general de la CTM, Vicente Lombardo Toledano,

se expresó así:

13 Ibid, p. 246.

Page 138: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 149

No obstante que estamos tan lejos del proletariado español, los trabajadores

de México se encuentran muy cerca del corazón de los que en este momentos

sufren, ofrendando sus vidas y las de sus familias por defender sus sagrados

derechos que una turba de asquerosos militares llenos de ambición tratan de

destruir (Nac 27 julio 1936).

El discurso del embajador Félix Gordón Ordás, fue descrito por

Excélsior así:

Poco a poco el orador fue enardeciéndose, afirmando que no son las galas

postizas de la diplomacia antigua la que unen a los pueblos, sino la diplomacia

nueva, por él representada, que sufre con el pueblo y en el vive sus

inquietudes. Hizo después un análisis de la vida de la República desde 1931 a

la fecha, afirmando que el gobierno, no obstante las diversas rebeliones

parciales de jefes militares, los perdonó siempre. Lo que dio por resultado los

sucesos actuales, pues dichos militares no supieron agradecer la obra del

gobierno. Se refirió al triunfo de las elecciones, el triunfo del Frente Popular y

afirmó que los dos grandes enemigos de España son la Iglesia y los

terratenientes. Hizo después una reseña somera de la actual rebelión y dijo

que frente al ejército revolucionario se levanta hoy todo el pueblo, pues el

gobierno es eminentemente popular. Añadió que los españoles republicanos

que están lejos, tienen que agradecer con el alma el espíritu del proletariado

de México manifestado en actos como al que asistía, y afirmó enseguida que

España está defendiendo el imperio de la democracia en el mundo.

También se refirió a la tendencia “fascista del movimiento militar

revolucionario” y dijo que “los verdaderos republicanos, antes de

cualquier régimen militarista, prefieren que llegue el comunismo”. Esta

afirmación es destacada y magnificada por el periódico como una

campaña propagandística y amarillista con la meta de identificar

Page 139: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 150

exclusivamente a la lucha como un intento comunista para apoderarse

de España y vestirla de rojo.14 Gordón Ordás terminó así:

Quisimos la paz al perdonar a nuestros enemigos en ocasiones pasadas, pero

si quieren guerra, guerra y sin cuartel tendrán.

Quisimos ir hacia nuestro ideal muy despacio, pero la reacción no lo quiere y

nos ha puesto un avión; lo tomaremos.

El domingo siguiente, 2 de agosto, se realizó un nuevo mitin con

los mismos propósitos del anterior. El Nacional lo resumió así:

Las afirmaciones de que la actual humanidad se juega de una manera

tremenda y decisiva en la encarnizadísima contienda que sangra a España; de

que es menester que los obreros organizados de México vayan formando en

cada fábrica, taller y factoría, milicias y grupos de choque que estén listos y

entrenados contra cualquier intento que la reacción pretenda, y de que es el

momento en el que los gobiernos revolucionaros, incluso el nuestro, armen a

los campesinos y obreros para prevenir toda sorpresa, y por último… para

hacer patente su respaldo al proletariado español, que se bate denodadamente

contra el fascismo internacional y para trazar de una vez por todas, la

gravedad del momento, en que coincidiendo todos los oradores, tratan de

librar la última y decisiva batalla el izquierdismo manumisor [el que da libertad

al esclavo] y el capitalismo opresor ( Nac 3 agosto 1936).

Excélsior no perdió oportunidad para hacer escándalo:

Un mitin obrero antifascista en nuestra capital. En él se propuso organizar

milicias de trabajadores para ahogarlos en sangre… la CTM, anunció la

decisión de organizar milicias obreras en todas las fábricas que controla; para

ahogar en sangre a todos los grupos fascistas que, como “las Camisas

14 L. M. Días, Op cit., p. 322.

Page 140: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 151

doradas” y la Confederación de la Clase Media, están dirigidos por un

mequetrefe, y la izquierda del Congreso de la Unión expresó estar dispuesta a

combatir al lado del pueblo contra “ese fantasma rojo de sangre” que es la

guerra.

Esto parecía ya un exceso, una cosa es inflar el heroísmo de los

obreros españoles en su lucha contra los militares rebeldes calificados de

“fascistas” y “revolucionarios” e identificarse con la causa, desdeñar al

imperialismo mundial y al fascismo, adular a Cárdenas, criticar a cierta

prensa por vendida, etc., y otra cosa muy distinta es armar a los

obreros nacionales. Era comprensible e incluso lógico que los obreros

mexicanos se identificaron con sus homólogos españoles y

aprovecharan la lucha para manifestarla como propia, pero armarlos era

impensable.

El 10 de agosto Excélsior insistió en el tema afirmando: “Han

aparecido ya las milicias de obreros armados”. Según la nota se había

llevado a cabo la amenaza expresada el día 2, y se habían organizado

“milicias armadas” con elementos de los Talleres Gráficos de la Nación,

con miembros de la Confederación de Trabajadores de Caminos…

El día 11 de agosto, la CTM publicó un extenso documento

aclarando la posición de la Confederación, destinada obviamente a

tranquilizar a la opinión pública y a la iniciativa privada y poner freno a

los que pensaran dar pasos definitivos en el avance de su revolución

tomando como excusa lo que pasaba en España. En el comunicado se

negaba tajantemente la organización de milicias poniendo un énfasis en

que la CTM no tenía más programas que el de lograr el mejoramiento

económico y moral del proletariado en México.

Page 141: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 152

Se ha publicado la noticia pérfida de que el proletariado mexicano ha

empezado a organizar milicias obreras con el fin de reemplazar al ejército y de

hacer justicia directamente contra las bandas y grupos fascistizantes que

existen en nuestro país. El propósito de esta noticia es bien claro: el de

despertar la desconfianza del ejército hacia el proletariado y el de aumentar la

zozobra pública, de la cual la clase conservadora es la única responsable.

Desmentimos rotundamente y categóricamente tal afirmación: la CTM no ha

autorizado la formación de milicias obreras ni tiene conocimiento de que

existan estas en alguna parte. La CTM tiene confianza completa en el

gobierno que preside el general Lázaro Cárdenas y en el alto sentido de

responsabilidad del ejército nacional, y sabe que el gobierno es el encargado

de acuerdo con nuestro régimen jurídico, de disolver, como lo ha hecho, las

agrupaciones que, con el pretexto de salvar el país, se convierten en

verdaderos focos de conspiradores y de chantajistas para todas las clases

sociales (Ex 12 agosto 1936).

Los obreros armados podían convertirse en un peligro potencial

de primera magnitud, tanto por su organización como por su ideología,

porque uno de los propósitos de la CTM era la lucha por una sociedad

sin clases y por liquidar la sociedad capitalista que eventualmente se

podría dirigir contra el gobierno. Cárdenas quería a los obreros de socios

menores, de apoyo para su propia política, pero no estaba dispuesto

tolerar que las organizaciones obreras lograran demasiada

independencia.15

III. POSICIÓN DE LOS ESPAÑOLES EN MÉXICO

15 Lázaro Cárdenas, Obras: I- Apuntes 1913/1940, México, Nueva Biblioteca

Mexicana, 1972, p. 81.

Page 142: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 153

La existencia de una división profunda y en algunos casos

irreconciliables en la colonia española en México se volvió evidente y

abierta en múltiples reuniones de los jefes de los diversos centros de

reunión de la vida social típica de la comunidad (el Círculo Vaco

Español, el Club España y el Centro Asturiano). En una asamblea del 30

de julio se decidió recaudar fondos para colaborar con la Cruz Roja

española. Lo importante de estos eventos es que se decidió adoptar una

posición neutral ante el conflicto, en lugar de una beligerante a favor de

la República, como era el caso de Gordón Ordás y de los españoles

izquierdistas, o a favor de los militares rebeldes como seguramente era el

deseo de la mayoría de los miembros de la colonia española. La

comisión estaría alejada de cualquier partidismo y tendría como

objetivos:

Reunir la mayor cantidad posible de dinero, destinada al comité central de la

Cruz Roja en España, a fin de que ésta la invirtiera, con su carácter de

agrupación enteramente neutral, a la atención de heridos y demás servicios

humanitarios, tan indispensables en estos momentos, en que la península se

debate en una lucha sangrienta y luctuosa. 16

Para que no quedara duda de las actividades neutrales del comité

el 31 agosto se planeó una novillada a beneficio de la Cruz Roja

española. El producto de la fiesta sería destinado:

para los heridos de ambos bandos en la lucha, naturalmente, pues los

españoles de México no pueden hacer distinciones entre unos y otros. Todo

hombre, sea del bando que fuere, que cae en el campo de batalla y derrama su

16 J. A. Matesanz, Op cit, p. 96.

Page 143: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 154

sangre por defender un ideal, es respetable y digno de admiración de sus

conciudadanos (Nac 31 agosto 1936).

Como se puede constatar, la antigua colonia española no estaba

de acuerdo con Gordón Ordás y con tantos otros en que había que

tomar partido, y optaba por una neutralidad que pretendía revestir de

imparcialidad pero que a nadie engañaba porque ultimadamente su

apoyo estaba del lado de los rebeldes.

La reac c ión de la izquierda española

Los izquierdistas españoles no permanecieron al margen de los

acontecimientos y desde un principio quedó de manifiesto que la guerra

civil había dividido a los españoles de México en dos bandos bien

definidos: izquierdistas y reaccionarios, según su propia catalogación. En

este proceso, como en todo lo que describí anteriormente, tuvo una

decidida colaboración la prensa mexicana para crear tensiones y

tendencias opuestas definidas entre estos dos bandos con afirmaciones

que probablemente resultan exageradas y no del todo verdaderas.

Excélsior se ocupó de darle una carácter de escándalo a las opiniones de

líderes como Vicente Lombardo Toledano que se manifestaba sobre el

conservadurismo de la colonia española, y en reiterar las amenazas de

aplicar el artículo 33 a los reaccionarios que estuvieran en contra del

gobierno republicano español. Estas amenazas no tuvieron otro efecto

que endurecer las posturas de esos españoles que acusaban de

conservadores para dejar entrever sus simpatías y temores.17

17 Félix Gordón Ordás, Mi política fuera de España, México, 1980, p. 266.

Page 144: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 155

La afirmación hecha anteriormente por el embajador Gordón

Ordás de que prefería ver a España comunista antes que bajo la bota

militar, hizo concluir a muchos que su preferencia era justamente esa,

vestir de rojo a la República. La Falange Española, se expresó así:

Con su actitud el señor embajador y su allegado colateral, han logrado llevar

a la colonia española el sentimiento de que no están representados en México,

puesto que, lejos de ver por sus intereses y por la armonía de los españoles

radicados en el país, sólo conseguirán sembrar odio y divisiones, ya que si

bien existen en el país socialistas exaltados de nacionalidad hispana, la

inmensa mayoría no simpatizan con el comunismo, ni son partidarios del

régimen que priva en España, aunque sí fervientes adictos y amantes de su

patria. No quieren, los firmantes de la declaración, que España caiga en la

guerra de los moscovitas, cuyo oro ha hecho sus afectos allá y los extiende

hasta México, según se ha podido ver (Ex 29 julio de 1936).

El Nacional, por su parte, publicó denunciando y condenando la

postura de su colega en un reportaje en el cual se hacía una

interpretación de la guerra como el choque fatal y definitivo entre las

fuerzas del “izquierdismo manumisor [el que da libertad al esclavo”] y el

“fascismo retrógrado”, y se adjudicaba a la prensa mexicana buena parte

de la responsabilidad en la división de los españoles de México, quienes,

según el reportero, habían sido al principio absolutamente neutrales.

Fue, ¡quién lo dijera!, una parte de la prensa mexicana la que empezó a

dividirlos iniciando una propaganda insidiosa y condenable en contra del

gobierno del señor Azaña, editorializando sobre las informaciones que más

favorecen la causa rebelde, comentando cables y apartándose del verdadero

papel que debe desempeñar la prensa como órgano nada más informativo.

Page 145: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 156

Los izquierdistas españoles se admiraban de que la

desorientación provocada por cierta prensa hubiera llegado:

a tal grado de que los verdaderos españoles, explotados por los poderosos,

opinan contra el gobierno del señor Azaña y a favor de la casta militar

monárquica y desprestigiada que encabeza la rebelión… es triste que

españoles humildes, explotados actualmente, que trabajan de sol a sol, se

pongan en “marquesitas” derechistas, para secundar la opinión de sus amo, a

quienes deberían exigir menos horas de trabajo y un sueldo más decoroso

(Nac 2 de agosto 1936).

Alguno de los españoles entrevistados llegó a acusar a la prensa

de haber hecho una violenta campaña, aprovechando la huelga de

electricistas, para incitar a los militares mexicanos a imitar la rebelión de

los españoles. El 14 de agosto, el mismo Nacional informó de gran

agitación en la colonia española del puerto de Veracruz, a causa de la

división entre los partidarios del gobierno y de los rebeldes, y acusó a los

comerciantes adinerados de haber enviado “fuertes cantidades” al líder

de los militares rebeldes, mientras los círculos del puerto insistían en que

debía ayudarse moral y materialmente a los izquierdistas de España (Nac

14 agosto de 1936).

Por fin, el día 22 de agosto, los izquierdistas españoles de

México acordaron tomar una medida que podía considerarse como

respuesta a la actividad desplegada por la antigua colonia española de

tendencia conservadora: acordaron crear el Frente Popular Español de

México, con el propósito de difundir entre españoles y mexicanos la

verdad sobre lo que sucedía en España, además dio un voto de simpatía

Page 146: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 157

a El Nacional, “por la brillante manera de presentar las informaciones

relacionadas con el momento español”.18

Además, el recién creado Frente se dirigió al embajador Gordón

Ordás a través de su representante:

así de esta manera, quedará perfectamente delimitada la actitud de los

españoles residentes en México; pues que de ninguna manera los españoles

que alientan un verdadero espíritu de confraternidad para el pueblo de

México podían permanecer hundidos cobardemente en la sombra mientras

los españoles reaccionaros, haciendo de México un país de odiosa

explotación, prevalidos de su posición social y fortunas, saltan al campo de la

lucha mostrándose francamente enemigos del pueblo mexicano, expoliándolo

miserablemente, y de su gobierno revolucionario, atacando por todos los

medios que encuentran a su alcance al gobierno revolucionario de España, al

que saben inspirado en las mismas normas revolucionarias del de México.

En su contestación, el embajador manifestó su satisfacción por

verse rodeado de españoles “que sabían vivir el momento histórico” y

que encarnaban el mismo espíritu amante de los ideales democráticos

que defendía el pueblo español con las armas en la mano. Conmovido,

Gordón Ordás, dijo que quería mucho a México desde que en 1926 lo

había visitado al frente de una comisión científica en su carácter de

médico veterinario:

pero que si antes lo quería, hoy no tenía frase para expresar la intensidad de

su afecto, afecto tan hondo y entrañable que podía asegurar sería el mismo

que el pueblo todo de España sienta mañana cuando sepa cómo y en qué

forma – el gran país revolucionario del mundo- supo responder al trance

18 Ibid, p. 87.

Page 147: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 158

doloroso del pueblo español sumergido en sangre por los bárbaros

reaccionarios.

Por último, el embajador dijo ignorar con qué cara los españoles

reaccionarios de México podrían en el futuro pedir la protección del

gobierno republicano triunfante, si en la hora de peligro se habían

mostrado como sus enemigos abiertos y enconados (Ex y Nac 24 agosto

1936).

Podemos concluir, después de lo analizado anteriormente, que se

pueden crear dos o más representaciones sociales acerca de un mismo

acontecimiento histórico, en este caso la Guerra Civil Española. No hay

entonces una historia sino historias de un fenómeno que se construyen

socialmente, una interpretación de la realidad. En México, durante los

años de la Guerra Civil Española de 1936-1939, los dos periódicos más

importantes tenían posiciones opuestas y definidas que crearon dos

representaciones sociales en grupos diferentes de la población. Una de

las dos posiciones, la que defendía a la República Española, era apoyada

por la posición oficial del presidente en turno, representado por el

general Lázaro Cárdenas y por su ideología:

La República se conmovió con la rebelión organizada por las clases y castas

enemigas del progreso y de la libertad. Estalló la revolución cuartelaria y la

guerra civil se transformó en agresión internacional. México, ante esa

situación, expresó su solidaridad al gobierno republicano constituido por la

voluntad de los españoles. Al hacerlo cumplió solo con el compromiso

adquirido en la convención de Derechos y Deberes de los Estados para casos

de las guerras civiles…por esta agresión internacional cayó el gobierno

legítimo de la República Española. Y México, nuestra patria, abrió sus

fronteras para recibir a los perseguidos, hombres, mujeres y niños, no sólo

Page 148: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 159

por sentimiento, sino cumpliendo también con el principio, para nosotros

inviolables, del derecho de asilo.19

A partir de la suma de acciones tomadas por el gobierno

mexicano a favor de la República española, en última instancia a favor

de México, se fueron conformando las grandes mitologías que, unidas a

otra que conforman la riqueza y la importancia del régimen de Lázaro

Cárdenas, lo convirtieron en una nostalgia permanente de la nación

mexicana y en una constante tentación. De ese extraordinario conjunto

de mitologías que se fue grabando en la conciencia de los mexicanos a

fuerza de insistencia y propaganda de la prensa, de éxitos, y en última

instancia de pasión, se derivó una serie de principios que se relaciona

íntimamente con el ethos mexicano. El régimen del general Cárdenas se

convirtió así en una tradición legitimadora de todos los que siguieron: a

partir de 1940 y hasta nuestros días, para legitimarse, todos han tenido

que asumir una posición obligada, a favor o en contra, explícita o

implícitamente, del cardenismo. El tiempo mismo, la amplitud y la

hondura del éxito de la inmigración republicana y de las demás acciones

realizadas por Cárdenas en relación con la Guerra Civil Española, han

dado la razón, incontestable, a quienes asumieron el riesgo de llevarlas a

cabo. Además, por primera vez en la historia de México, los

movimientos más legítimos y de avanzada del país propiciaron una

reconciliación con las raíces hispánicas de la nación mexicana, las

hicieron suyas. La imagen del “gachupín” pudo ser contrastada y

dominada por la del “refugiado”; la imagen y la realidad acerca de

España cambiaron en la conciencia de México. 20

19 L. Cárdenas, Op cit, p. 90. 20 Ibid, p.99

Page 149: Revista Ágora núm. 4

La representación social de la Guerra Civil 160

BIBLIOGRAFÍA

ARCHIVOS

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México, Porrúa, 1977.

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Gordón Ordás, Félix, Mi política fuera de España, México, 1980.

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Matesanz, José Antonio, Las raíces del exilio, México, El Colegio de

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of New Mexico, 1981.

Page 150: Revista Ágora núm. 4

170

CINCO MIRADAS AL DESARROLLO*

UNA REVISIÓN del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española

(DRAE) nos condujo a pensar que el desarrollo es un neologismo en las

ciencias sociales. No fue sino hasta 1989 cuando el diccionario definió

desarrollo como “el progreso económico, social, cultural y político de las

comunidades humanas”. Cuando la palabra se incluyó por primera vez

en el DRAE, en 1817, no contenía elementos normativos; sólo

significaba “descoger lo que está arrollado”. Sus definiciones posteriores,

sin una explícita referencia a lo social, siempre apuntaron hacia un

proceso de mejora constante, en el que algo se hacía más grande, más

fuerte o incluso más virtuoso. Varios eran los ámbitos de ese

mejoramiento: podía ser el campo agrícola, como en 1843 cuando se

definió el desarrollo como “la adquisición gradual de vigor en los

vegetales”, o un ámbito ético, como demuestra la definición que medio

siglo después se refería al desarrollo como el “incremento de una cosa

del orden moral”. Esta ampliación de significados oscureció el

entendimiento cabal de este proceso.

* Los autores de este artículo son Rosa Velia Suárez, Luis Pablo Muñoz, José

María Valenzuela, Pablo Ramírez y Rodrigo Martínez, todos estudiantes de licenciatura

en El Colegio de México. Agradecemos los valiosos comentarios del profesor Gustavo

Vega.

Page 151: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 171

La pregunta que guía las reflexiones de este ensayo es: ¿cómo

podemos entender el desarrollo?. Para intentar responderla, no

elaboramos una definición exhaustiva del desarrollo, sino intentamos

ahondar en su riqueza analítica con base en cinco miradas distintas.

Fruto de investigaciones individuales y diálogos colectivos, este ensayo

es responsabilidad compartida de cinco estudiantes que analizaron desde

diversas perspectivas propuestas teóricas y experiencias institucionales

relacionadas con el concepto del desarrollo. Dada la ambición de la

pregunta, cada uno de los enfoques presentados aporta un elemento

parcial de la respuesta. En la primera parte del ensayo presentamos la

mirada etimológica de la palabra y dos interpretaciones sobre el

desarrollo: una de Amartya Sen y la otra desde la perspectiva del

psicoanálisis. En la segunda parte, basada en experiencias institucionales,

incluimos y comparamos las visiones que el Banco Mundial y la empresa

Cemex tienen del desarrollo.

RAÍCES TEÓRICAS DEL DESARROLLO

A. LA MIRADA ETIMOLÓGICA

La palabra desarrollo no sólo es una palabra con muchos significados,

sino que se utiliza en varios contextos, es una palabra que desborda el

significado de la vigente edición del Diccionario de la Real Academia de

la Lengua Española.2 Desde un enfoque etimológico, la palabra

2 1989 Academia usual: Extender lo que está arrollado, deshacer un rollo. U.

t.c. Prnl. Fig. acrecentar, dar incremento a una cosa del orden físico, intelectual o

moral. U.t.c.prnl. Explicar una teoría y llevarla hasta sus últimas consecuencias.

Page 152: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 172

desarrollo consta de tres partes: del prefijo latino des que da la idea de

negación, de la preposición latina ad que indica un punto de llegada

(preposición que utilizada con acusativo indicaba dirección) y,

finalmente, del sustantivo español rollo, que según dice Nebrija en su

Vocabulario español-latino, significa algo que ha sido puesto de manera

circular o en torno a algo esférico, o algo que ha sido plegado o reducido

a su mínima expresión.3 De tal manera que la palabra desarrollo

significa, en conjunto, desplegar lo que ha sido arrollado o plegado,

siguiendo una dirección. Podría interpretarse entonces que el desarrollo

significa salir de un estado inicial, de un estado de reducción o

inestabilidad, para llegar a un estado superior o de madurez. El hecho de

que el verbo comúnmente se use de manera reflexiva (desarrollarse)

parece indicar que se trata de algo que sucede de manera natural, como

si fuese un proceso intrínseco al sujeto.

Extender aquello que está reducido y llevarlo a un estado

superior no sólo es el significado de la palabra desarrollo en español,

sino que casi en todas las lenguas romances se usan como equivalentes

de la palabra desarrollo, palabras que sugieren la idea de desdoblar algo

que ha sido plegado previamente. La mayoría de estas palabras derivan

de los verbos grecolatinos velo y pleco, que significan cubrir, doblar,

Exponer una cuestión, tema, lección, con orden y amplitud. Llevar a cabo, realizar una

idea, proyecto, etc. Mat. Efectuar necesarias operaciones de cálculo, para cambiar la

forma de una expresión analítica. Prnl. Fig. Suceder, ocurrir, acontecer de un modo, en

un lugar, etc. Fig. Progre sar , c r ec er ec on ómica , s oc ial , cu lt ur al o po lí t i cament e la s

c omunidad e s humanas.

3 La palabra rollo puede estar también relacionada con la palabra latina rota,

que además de significar rueda, significa inestabilidad, y por lo tanto, si consideramos el

significado de las otras dos partes de la palabra tendría que ver con salir de un estado

de inestabilidad.

Page 153: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 173

enroscar, plegar, siempre acompañados de preposiciones que señalan un

punto de origen o un punto de llegada, tales como ad, ex y de. Así pues,

el desarrollo en un sentido etimológico tiene que ver con la idea de

extender algo y llevarlo a su cúlmen siguiendo cierta dirección. Si bien la

etimología de la palabra desarrollo nos ayuda a clarificar un poco el

significado de esta palabra, a lo largo del tiempo, el término ha sufrido

un proceso de ampliación de significados y muchos de éstos se alejan

por mucho de lo que muestra la etimología.

B. LA MIRADA DE AMARTYA SEN

Otra perspectiva desde la cual se puede responder a la pregunta qué es el

desarrollo es la de la filosofía. Aunque la influencia de las ideas en la

política siempre ha sido cuestionada, el análisis de las teorías que están

detrás de los programas de desarrollo resulta pertinente, sobre todo al

estudiar la propuesta de un intelectual como el economista y filósofo

indio Amartya Sen, quien, además de su labor como académico, dirigió

el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

En la actualidad la palabra “desarrollo” suele asociarse al

aumento del ingreso que recibe una persona o país. Sen considera esta

concepción limitada, porque ignora que el bienestar no depende

únicamente de la cantidad de bienes y servicios de los que se disponen.

Tal es el caso de la relación entre esperanza de vida al nacer e ingreso;

pues, si es cierto que mayor ingreso corresponde a mayor grado de

desarrollo, entonces cómo explicar el hecho de que los ciudadanos de un

Page 154: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 174

país como Sri Lanka –cuyo ingreso per cápita anual4 ($4,300 USD)

representa un poco más de la tercera parte de lo que recibe un

ciudadano promedio de Sudáfrica ($12,000 USD)– tengan una esperanza

de vida al nacer de 73 años mientras que la de los sudafricanos es de

apenas 42 años.

En su obra Desarrollo y libertad, (Planeta, 2000) Sen presenta un

argumento en el que explica por qué un enfoque puramente económico

del tema es inapropiado. Para Sen el desarrollo es un proceso mediante

el cual las personas aumentan las libertades que gozan. Según este autor,

este enfoque es importante porque concentra la atención en los fines y

no en los medios del desarrollo. Combatir la pobreza y la desigualdad

económica es importante porque estos obstaculizan la libertad de los

individuos, pero el proceso de desarrollo no se agota únicamente en la

eliminación de las barreras económicas. También es necesario

preguntarse si la libertad de las personas está limitada por obstáculos

políticos (como gobiernos despóticos) o sociales (como la intolerancia,

la discriminación o la ausencia de instituciones de educación y de salud

pública). Incluso si las libertades políticas, económicas o sociales no

tuvieran ninguna utilidad, para Sen, seguirían teniendo valor intrínseco.

Cuando se debate si otorgar libertades políticas a los individuos de una

sociedad obstaculiza o estimula el proceso de desarrollo, se está

suponiendo que las libertades políticas son algo ajeno al desarrollo.

Desde la perspectiva de Sen, un debate planteado en esos términos es

estéril, pues un tipo específico de libertad, el goce de derechos

políticos, es un elemento constitutivo y no un mero instrumento del

4 Central Intelligence Agency, World Factbook, las cifras de ingreso son de 2006

y están calculadas en poder de paridad de compra. Esto significa que se descontó el

efecto que podría tener un distinto nivel de precios de un país a otro.

Page 155: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 175

desarrollo. Lo mismo puede decirse del gasto social, pues hay quienes

afirman que hay que “ajustarse el cinturón” en el gasto de educación y

salud pública para acumular los recursos necesarios que permitan

detonar el crecimiento económico. En cambio, para Amartya Sen no hay

desarrollo en un país cuya economía presenta tasas de crecimiento altas,

si la mayoría de sus miembros no se benefician de ellas por estar

enfermos o por no tener la capacitación necesaria para solicitar un

trabajo que les permita participar de los ingresos generados.

Aunque hace mucho énfasis en que el goce de las distintas

libertades es valioso en sí, no niega que también es útil como

herramienta del proceso de desarrollo; desde su perspectiva, ganar

libertad en un ámbito de la vida contribuye a crearla, promoverla o

reforzarla en otros. Oportunidades sociales como, por ejemplo, disponer

de educación y salud pública facilitan la participación de las personas en

la economía al permitirles aspirar a empleos mejor remunerados.

Libertades económicas, como la oportunidad de participar sin

restricciones en el mercado laboral o en el de bienes y servicios,

estimulan el crecimiento de la economía y con ello generan recursos que

permiten financiar programas sociales. En cuanto a la vinculación entre

libertad política y libertad económica, uno de los ejemplos más

polémicos de Sen es la afirmación de que ninguna sociedad democrática,

ni siquiera la más pobre, ha padecido hambrunas. Su explicación es que

con un esfuerzo gubernamental mínimo las hambrunas son

relativamente fáciles de evitar y que características de un gobierno

democrático como la celebración de elecciones competitivas y la libertad

de expresión, hacen políticamente más costoso la ocurrencia de una

hambruna para sistemas políticos sujetos a estos contrapesos que para

regímenes despóticos. Esto ilustra que la ampliación de la libertad

Page 156: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 176

política, materializada en los rasgos esenciales de los sistemas

democráticos, aumenta la libertad económica al reducir sustancialmente

las probabilidades de padecer hambruna.

La consecuencia más importante que se desprende del enfoque

del desarrollo como libertad es que concibe a los individuos como

agentes y no como meros receptores de beneficios de los programas de

“desarrollo” que en lugar de estimular su capacidad de iniciativa acaban

cauterizándola. De esa manera el individuo deja de ser objeto de las

políticas gubernamentales para convertirse en sujeto de un proceso

genuino de desarrollo.

C. LA MIRADA DEL PSICOANÁLISIS

Distintas concepciones del hombre, de aquel carácter que naturalmente

lo define, conducen a distintas maneras de entender el desarrollo. La

lógica es particularmente simple, el desarrollo con nociones de

incremento, mejoramiento o transformación debe referirse siempre a

aquel elemento más significativo del ser humano. Cuando ese elemento

es la capacidad de alcanzar algún estado de divinidad, entonces el

desarrollo se entiende en torno a la reconciliación de la persona con sus

deidades. Cuando es su aptitud para vivir en sociedad y para la sociedad,

es decir, cuando estamos frente al hombre de la polis, entonces el

desarrollo se encuentra en cultivar aquellas aptitudes físicas e

intelectuales que más sirven a la grandeza de su sociedad. Y algo similar

sucede con las ideas de la psicoterapia. Aunque se trata de una práctica

clínica, no es difícil arriesgarse para igualar el padecimiento con el

subdesarrollo y su curación con el desarrollo. A modo de ejemplo sobre

Page 157: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 177

la variedad de la formas de entender y experimentar el desarrollo

intentaremos encontrar la identidad en la psicoterapia del desarrollo.

Bien dice Henry Miller “[e]n sí, la vida no tiene nada malo: es el

océano en el que nadamos y se trata de adaptarse o hundirse, pero

nuestra capacidad como seres humanos radica en no contaminar las

aguas de la vida, no destruir el espíritu que nos infunde aliento.” No se

trata, por tanto, de las externalidades físicas, intelectuales o afectivas

sino, en esencia, de una actitud hacia la vida. Miller, tanto como Freud,

nos lleva al mundo de lo interno. Freud estudió de una forma

particularmente original el problema de la “destrucción del espíritu”, no

el de Miller que nos alienta, sino aquel sustrato no biológico del hombre

que se enfrenta a un conjunto de patologías descritas con rigurosidad

clínica (e imaginación poética dirían algunos). Es poco probable que

Miller estuviese pensando en el diagnóstico clínico de Freud al escribir,

pero están de acuerdo en que el problema para el bienestar y, por tanto,

para el desarrollo, se encuentra en el alma o, su versión psicoanalítica, en

la psique.

Para Freud el bienestar del individuo (porque eso sí, está tan

preocupado por el individuo como los que más lo han estado en la

historia) radica en la reconciliación con su pasado, su biografía y su

historia, a la vez que enfrenta aquellos instintos y deseos que están tan

arraigados que simplemente no pueden desaparecer. Por un lado, la

reconciliación con los recuerdos y, por el otro, la convivencia con los

instintos. Uno de los elementos más importantes radica en que la

involución en el ámbito del bienestar puede surgir de la mente, del

mismo modo que surge su solución. Ciertamente es imposible hacer un

catálogo de bienes materiales, intelectuales y emocionales universales

que combatan este tipo de subdesarrollo, más bien, y esa es la propuesta

Page 158: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 178

de Freud, lo que podemos hacer es conducir tratamientos clínicos que

ayuden al paciente a enfrentar su pasado y sus instintos. Para muchos

lectores esto puede parecer mucho más lejano de lo que en realidad está,

pero la protección de los niños contra cualquier abuso físico u

emocional, y el respectivo tratamiento sobre el daño emocional son

ejemplos perfectos para el caso.

Los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial

provocaron el desarrollo de variantes de la psicoterapia, algunos dirían

que muchísimo más prácticas como la de Viktor Frankl o la visión

desarticulada pero no por eso menos interesante de Primo Levi (quien ni

siquiera se propuso crear una terapia como tal) que mostraron la

radicalidad del argumento: es posible el desarrollo incluso en Auschwitz.

Entonces, parece posible el desarrollo sin importar la miseria material y

afectiva. Se necesita, de cualquier modo un conjunto mínimo de bienes y

disposiciones adquiridas que no son menores: la oportunidad de recibir

terapia, leer y entender los lineamientos de la psicoterapia que ayuden al

paciente o, por lo menos, tener el consejo del sabio del pueblo que sin

haber leido a Freud o Frankl, haya entendido la importancia del alma en

el desarrollo del hombre.

La psicoterapia en el sentido más formal, ya sea el psicoanálisis o

cualquier otra, no es sino un tratamiento clínico que trata de solucionar

un problema y nada más, sin que ello signifique que no haya otros

problemas también importantes respecto a los cuales el individuo pueda

entrar en un proceso de desarrollo.

Page 159: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 179

II. EXPERIENCIAS INSTITUCIONALES

A. LA MIRADA DEL BANCO MUNDIAL

El Banco Mundial (BM) es una de las fuentes principales de

financiamiento gubernamental en el mundo. Sin embargo, en el sentido

convencional del término, es mucho más que un banco. Su primer

objetivo fue reconstruir la infraestructura del continente europeo

después de la Segunda Guerra Mundial. En 1960, el BM añadió a sus

objetivos el de contribuir al desarrollo definiéndolo como el estudio y la

reducción de la pobreza en el mundo. Los conceptos de pobreza y

desarrollo han estado en el centro de la formulación de políticas y las

estrategias de préstamos del BM y, durante los últimos 45 años, han

experimentado profundos cambios. De ahí la importancia de

describirlos y evaluar sus consecuencias en el diseño de sus políticas.

Durante las primeras dos décadas de existencia del banco, las tareas de

reconstrucción y fomento consistía en transferir recursos de un sector

tradicional, encarnado en la base agrícola, a uno avanzado, generalmente

industrial. El crecimiento de este último era impulsado por la inversión

de utilidades generadas en el primero. En los años sesenta, los proyectos

de desarrollo consistieron en aumentar los ingresos de los países

(PIB/per cápita) para reducir la pobreza, que estaba definida en esos

mismos términos. En los años ochenta, debido a la crisis económica

mundial de la década anterior, la nueva dirección del BM reformuló el

concepto. Gran parte de las recomendaciones y los estudios se hicieron

sobre problemas de ajuste estructural y deuda. El desarrollo no podía ser

promovido en un entorno que no ofreciera las condiciones adecuadas.

El ajuste estructural con políticas condicionadas se convirtió en el nuevo

Page 160: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 180

cimiento de la política de desarrollo. En la década de los noventa el

trabajo del BM se dirigió al papel de las instituciones gubernamentales

recalcando la importancia de la regulación financiera y de los sistemas

legales como condiciones básicas para el desarrollo. Con la llegada del

nuevo milenio, el concepto de desarrollo, entendido como la ampliación

de la libertad humana, vincula el éxito de una economía y de una

sociedad con las condiciones de vida de sus miembros y enfatiza la

importancia de las habilidades del individuo para moldear su propia

vida.5

Las políticas de desarrollo de hoy están encaminadas a mejorar el

clima de inversión y asegurar la participación de los pobres -que siguen

estando definidos en función del ingreso- dentro de la sociedad, misma

que puede ser un instrumento para aumentar sus ingresos y recursos

productivos. En realidad el desarrollo es un concepto más amplio. Se

enfoca principalmente a las formas en que los servicios de educación,

salud e inclusión social pueden permitir que la gente forme parte del

proceso del desarrollo. Así pues, este cambio conceptual implica el

combate de la pobreza mediante la inversión en proyectos que está

condicionada a la eliminación de los aspectos que puedan entorpecer la

asistencia, como un marco regulatorio poco transparente.

5 El crecimiento del PIB, de las industrias, o de la tecnología pueden ser muy

importantes como medio para ampliar las libertades de los miembros de la sociedad,

pero las libertades que la gente disfruta dependen también de otros factores

determinantes como la instituciones sociales y económicas (por ejemplo las

instalaciones para la educación, y el cuidado de la salud), y los derechos políticos y

civiles (la libertad de participación en la discusión y el escrutinio públicos). Ver el

desarrollo en términos de la ampliación de las libertades sustanciales dirige la atención

hacia los fines que hacen al desarrollo importante (Amartya Sen, Development as freedom,

New York, Oxford University, 1999).

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Cinco miradas al desarrollo 181

La principal política del BM es el préstamo de recursos para la

creación de proyectos que son estrictamente supervisados por él mismo.

La ayuda para el desarrollo, según el economista en jefe del BM

Nicholas Stern, tiene que ser planeada por los gobiernos de tal manera

que eleve la productividad de los recursos públicos en lugar de

invertirlos en otras cosas. Los proyectos son diseñados por

dependencias estatales que invitan al BM a participar en su

financiamiento y puesta en práctica. No obstante, cuando los gobiernos

carecen de recursos para preparar proyectos atractivos, el BM se los

brinda. Cuatro mecanismos aseguran que los proyectos sean de alta

prioridad y que sean viables en su entorno: diseño gubernamental;

beneficio garantizado –la tasa de beneficio estándar es del 10%-; tasas de

interés competitivas (es decir cercanas a las comerciales) y préstamos

parciales (el BM sólo presta entre el 30% y 60 % del costo del proyecto).

Los gobiernos pagan el resto. La asistencia es eficaz y eficiente cuando

se pueden medir sus resultados. En este sentido, la transparencia y la

colaboración entre actores sociales son fundamentales para conseguir los

objetivos. Sin embargo, al tiempo que la medición propicia transparencia

y eficacia de los proyectos, también los condiciona a que sean rentables.

Está sin duda probado que los inversionistas son favorecidos por

préstamos que son fundamentalmente poco riesgosos y condicionados a

las políticas de los mercados en los cuales se obtienen los créditos. Hay

además una clara propensión a otorgar créditos a las democracias

plurales y representativas con gobiernos orientados a políticas de

apertura de mercado. En otras palabras, la ayuda económica está

condicionada a cuestiones políticas.6

6 Uno de los más importantes ejemplos de esto tuvo lugar al inicio de la gestión del

Banco; éste se negó a prestar a Francia tras la Liberación mientras los comunistas

Page 162: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 182

B. LA MIRADA DE CEMEX.

Cemex es una empresa mexicana con más de 100 años de existencia. Con

ventas anuales de $ 15, 000 millones de dólares (en 2005), operaciones

en más de 50 países y una fuerza de trabajo de más de 50, 000

empleados, la empresa es indiscutiblemente un líder mundial en el sector

de la construcción. Esta poderosa multinacional ha recibido múltiples

reconocimientos por su responsabilidad social que se centra en el

desarrollo de la infraestructura comunitaria, el cuidado del medio

ambiente y el mejoramiento de la educación.7 Pero, ¿Cuál es la visión de

desarrollo que guía los programas de Cemex? Además de identificar la

concepción del desarrollo de esta empresa mexicana, señalaremos los

límites de su visión. Con base en sus informes anuales sobre

responsabilidad social de 2005 y de 2006, su estrategia ambiental y su

programa Patrimonio Hoy que consiste en reducir la falta de vivienda

económica (de 9 m2), construimos la concepción de desarrollo de

Cemex.

estuvieran en el gobierno, al día siguiente de su salida del gobierno en mayo de 1947, el

préstamo pedido y bloqueado hasta entonces, le fue concedido (Eric Toussaint, El

apoyo del Banco Mundial y el FMI a las dictaduras, Liége, Bélgica, Centro para la Anulación

de la Deuda del Tercer Mundo, [2005], p. 3).

7 En el 2005, por ejemplo, recibió cinco reconocimientos: el de “Empresa

Socialmente Responsable” otorgado por el Centro Mexicano para la Filantropía, el de

“Empresa Incluyente” concedido por la Secretaria de Trabajo y Previsión Social, el

“Premio Ética y Valores” entregado por la Confederación de Cámaras de la Industria,

el “Reconocimiento al reporte de gases de efectos invernadero” por parte de la

SEMARNAT y el “World Business Award in support of the Millennium Development

Goals” otorgado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos.

Page 163: Revista Ágora núm. 4

Cinco miradas al desarrollo 183

Su visión consta de cuatro ejes. El primero es la eficiencia

económica como medio para generar valor. Los programas sociales de la

empresa buscan ser eficientes para aportar ganancias. Ecoeficiencia, por

ejemplo, es un programa que consiste en reutilizar recursos como el

agua y usar combustibles y materias primas alternas. La forma principal

en que Cemex aumenta la eficiencia de sus programas es la inversión en

tecnologías de punta. Pero los beneficios no sólo son pecuniarios –en el

2005, Ecoeficiencia generó 75 millones de dólares-, pues con sus

programas Cemex también busca “crear lealtad a la marca”. Su empeño

en la eficiencia económica de los programas lleva a Cemex a buscar la

colaboración con otros actores sociales, como organizaciones no

gubernamentales, agencias gubernamentales y comunidades donde están

asentadas sus plantas. Pero su énfasis en la colaboración no sólo es

como practica social, - Patrimonio Hoy funciona con base en la “alianza

tripartita” empresa /comunidad /ONG- sino como valor educativo. La

educación como medio para crear conciencia es así un segundo pilar de

la visión de desarrollo de Cemex. Sus proyectos como la publicación

anual de un libro de conservación editado por la Agrupación Sierra

Madre, el financiamiento de conferencias sobre biodiversidad y sus

programas de “voluntarios ambientales” reflejan su intención de inculcar

una cultura ambiental y una ética de trabajo dentro de la empresa. Otro

de los valores de esa ética empresarial que conforma otro pilar en su

concepción del desarrollo es la innovación como medio para hallar

soluciones nuevas a problemas viejos. El ingenio de ciertos programas

(como aprovechar jardines de la empresa para cultivar vegetales o criar

animales en extinción) es fruto de la combinación de elementos

anteriormente mencionados: la conciencia del problema social, el

imperativo del lucro económico y la posesión de tecnologías de punta. Y

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Cinco miradas al desarrollo 184

el cuarto eje de la visión de Cemex sobre el desarrollo es el fomento del

espíritu emprendedor como medio para realizar al individuo. Los

programas de Cemex buscan darle confianza al individuo para emprender

negocios de forma independiente. Cada quien es responsable de su

situación y no espera que otros resuelvan sus problemas. En Patrimonio

Hoy la empresa aporta los materiales y la asesoría con los cuales el

emprendedor construye su casa. Esta visión del desarrollo, si bien

funciona porque pone el afán de lucro al servicio de una causa social y

premia la innovación en un espíritu de colaboración, no está exenta de

críticas.

La primera de ellas es que la idealización de un individuo

autosuficiente con espíritu emprendedor encubre condiciones de origen

sin las cuales este tipo de programas no prosperarían. La relativa

novedad de proyectos como Patrimonio hoy que se creó en 1998

demuestra lo decisivo que resulta la regulación económica del Estado

mediante un marco jurídico que premie las contribuciones de las

empresas al desarrollo humano y castigue sus irresponsabilidades

sociales. Por eso es también necesaria el rigor en las mediciones de

desempeño de la empresa. De lo contrario, las pretensiones de

desarrollo social pueden fácilmente convertirse en cínicas estrategias de

mercadotecnia empresarial. Otro límite de la visión de desarrollo de

Cemex surge de la tensión entre el preservación del medio ambiente y la

actividad industrial que busca por naturaleza el aumento de las

utilidades. Sin menospreciar los valiosos esfuerzos de Cemex por cuidar

el medio ambiente, cabe preguntarse si son realmente suficientes para

revertir en profundidad el daño ambiental causado por ésta y otras

empresas similares.

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Cinco miradas al desarrollo 185

C. SIMILITUDES Y DIFERENCIAS ENTRE LAS MIRADAS DEL

BANCO MUNDIAL Y DE CEMEX

De las dos visiones de desarrollo que anteriormente se presentaron se

identificaron cinco similitudes. La primera se refiere al uso de fuentes de

información oficiales como medio para identificar las concepciones de

desarrollo. Los documentos consultados carecían de una visión crítica

que matizara la supuesta excelsitud de los programas de desarrollo.

Nuestra labor revisionista se enraizó por ello en interpretaciones

personales y reflexiones colectivas de lo que se plasmaba ante nuestros

ojos. Y, en relación a las dos concepciones de desarrollo que se

presentaron, se advierte que ambas dan prioridad a la viabilidad

financiera. Todos los programas de desarrollo del Banco Mundial y de

Cemex buscan ser económicamente rentables y por ello productivamente

eficientes. La colaboración entre actores sociales que tanto promueven

es, entre otras cosas, una forma de repartirse los costos de sus proyectos.

Ambas organizaciones son, en ese sentido, agentes complementarios de

las políticas de desarrollo de los Estados. Otra similitud en sus

programas de desarrollo es su pretensión de tener una visión de largo

plazo. Su preocupación compartida por la preservación del medio

ambiente y la “sustentabilidad” de sus políticas demuestra que el alcance

de su visión rebasa las miopes exigencias del presente. Una quinta

similitud entre ambas visiones de desarrollo es que la unidad básica de

sus proyectos es el individuo. Son visiones basadas en premisas

individualistas con orientaciones semejantes a los planteamientos de

Amartya Sen, pues, en el último de los casos, lo que más importa es la

ampliación de las libertades del individuo. A pesar de las grandes

similitudes entre las estrategias de desarrollo que llevan a cabo ambos

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Cinco miradas al desarrollo 186

actores, existen también desavenencias importantes respecto a los

métodos, objetivos y prácticas que los proyectos de cada uno llevan a

cabo.

Así, mientras el Banco Mundial busca influir en políticas públicas

de los gobiernos, mediante su participación en los proyectos y los

diferentes programas de ajuste, el objetivo de Cemex es tener impacto

sobre la comunidad y crear así lealtad hacia la marca. Además, existen

diferencias con respecto a la participación de los actores sociales dentro

de los programas. A pesar de que en ambas instituciones la participación

de los distintos actores sociales es fundamental para la elaboración y

evaluación de los proyectos, existen grandes contrastes con respecto a la

participación del Estado dentro de éstos. La escasa colaboración de los

gobiernos con la empresa mexicana difiere del papel que le otorga el

banco a los mismos como garantes de cualquier préstamo que se lleve a

cabo. Esto posiblemente se explica por la distinta naturaleza de ambas

instituciones. Más aún, debido a su estructura, el impacto de las

decisiones políticas sobre las acciones que realizan es totalmente

distinto. Mientras la institución internacional es de carácter público,

extremadamente sensible a los acontecimientos políticos y con una clara

influencia de los principales accionistas (fundamentalmente el gobierno

y los mercados estadounidenses), los factores políticos que Cemex toma

en cuenta se encuentran mucho más relacionados con el proceso de

instalación de las plantas y no con los proyectos que lleva a cabo para

mejorar el entorno donde las fábricas se encuentran instaladas.

Finalmente, debido a estas diferencias los programas de ambos actores

deben ser evaluados en base al papel que desempeñan dentro de ambas

instituciones. Una de las partes fundamentales de la estructura del

Banco Mundial es la realización de programas que tengan impacto sobre

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Cinco miradas al desarrollo 187

los indicadores de desarrollo de sus países miembros, en contraste con

los proyectos que lleva a cabo Cemex en el que éstos son una parte

secundaria en las funciones que la empresa lleva a cabo.

CERRAR ABRIENDO

Aún si en este ensayo hubiésemos intentado dar una respuesta única a la

pregunta qué es el desarrollo, habría sido una tarea infructuosa, porque

habría implicado el enfrascamiento de la complejidad social en una

definición o muy vaga o muy reduccionista. Nuestra conclusión, por lo

tanto, es una síntesis de las tensiones generadas al pensar el desarrollo;

es un resumen de los debates que surgieron al comparar nuestros

trabajos y una exhortación a seguir profundizando en cada uno de las

problemáticas presentadas.

Una de los primeros debates identificados es el desacuerdo en el

significado de los objetivos planteados. Si bien las instituciones y los

intelectuales estudiados concuerdan en las metas del desarrollo -como

reducir la pobreza, cuidar el medio ambiente, fomentar el crecimiento

económico y ampliar la libertad y el bienestar del hombre- difieren en

los significados que atribuyen a cada uno de esos objetivos. El problema,

en este caso, es de entendimiento: hablamos de lo mismo, pero nos

referimos a cosas distintas o viceversa. Cuando Amartya Sen habla de

libertad no se refiere a algo muy distinto del bienestar en términos

freudianos, porque son individualistas metodológicamente hablando.

Incluso en una misma institución, como ilustra el caso del Banco

Mundial, puede cambiar el significado de un concepto con el paso del

tiempo y las consecuencias de ello no son menores. Desde su creación,

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Cinco miradas al desarrollo 188

el objetivo central del BM ha sido erradicar la pobreza, pero sus políticas

para lograrlo han cambiado, pues su entendimiento de la pobreza

también lo ha hecho. Si la pobreza, en un inicio, aludía a la insuficiencia

de ingresos, ahora se refiere a la falta de condiciones sociales para que el

individuo los genere autónomamente.

Un segundo debate que nos ocupó fue el relacionado con la

finalidad del desarrollo: su meta y el camino que nos conduciría a él. La

etimología de la palabra condensa la interrogación sobre la finalidad,

pues las preposiciones des y ad sugieren un rumbo definido con un punto

de origen y otro de destino siguiendo la flecha del tiempo. ¿Son, como

sostiene Sen, las economías de mercado regidas por gobiernos

democráticas el punto de destino del desarrollo humano?, ¿O acaso,

como sugiere el psicoanálisis freudiano, es un estado interno cuya logro

se adquiere en una incesante reevaluación clínica del paciente? ¿La meta

del desarrollo está en la construcción de un mejor futuro o, como señal

Freud, en la reconciliación con nuestro propio pasado? No hay una

respuesta definitiva sobre el sentido teleológico del desarrollo, pero al

menos los autores estamos de acuerdo en las siguientes ideas. Pensamos

el desarrollo, porque creemos en la perfectibilidad del estado actual de

las cosas. Una perfectibilidad que sólo puede empezar aquí y ahora. Para

pensar el desarrollo no sólo tomamos en cuenta las dimensiones

temporales, sobre el futuro y el pasado del hombre, sino también

espaciales, es decir entre su dimensión interna y externa.

El tercer debate se centró en esa dualidad del desarrollo. Si bien hay

consenso en que el aumento de los ingresos (del crecimiento económico

medido con el PIB) es necesario para detonar un proceso de desarrollo,

pocos autores sostienen que es suficiente. Sin embargo todavía no hay

consenso en abarcar la dimensión interna del hombre como lo hace el

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Cinco miradas al desarrollo 189

análisis de Freud. Y eso nos parece muy importante pues aclararía por

qué un hombre materialmente rico puede ser internamente

subdesarrollado. Las patologías mentales o los traumas emocionales son

también obstáculos del desarrollo, no sólo la escasez de bienes

materiales.

La etimología también nos condujo a un cuarto debate relacionado

con la naturaleza y los agentes del proceso de desarrollo. A partir de

1832 el Diccionario de la Real Academia de la Lengua incluyó el uso

reflexivo (desarrollarse) y transitivo (desarrolla) de la palabra. Estas

definiciones dieron lugar al debate sobre si el desarrollo es algo

inherente a la historia o algo dependiente de la intervención humana. La

diferencia no es menor pues ofrece respuestas contrarias a una pregunta

central: ¿Cómo y quién deshace “el rollo del desarrollo”? Si cada

comunidad humana encuentra su propia forma de desarrollo, pues éste

es un proceso inherente a la historia, quedarían injustificados los

programas de responsabilidad social impulsados por empresas

transnacionales como Cemex o de asistencia internacional canalizados

por el BM. Por más capacitados que sean sus burócratas, ¿Quién puede

decir lo que realmente necesitan las comunidades donde están asentadas

cada una de sus plantas u oficinas?

Estas discusiones no sólo revelaron debates, sino también

obstáculos al desarrollo que están entramados en círculos viciosos

preocupantes. Dentro de estos obstáculos se encuentran los criterios

usados por las instituciones para brindar su ayuda al desarrollo. Tanto el

BM como Cemex sólo invierten en proyectos que garantizan un mínimo

de seguridad y por ello que cuentan con un mínimo de infraestructura.

En consecuencia, sus inversiones no benefician a las comunidades más

pobres y, en ese sentido, los imperativos de rentabilidad excluyen a

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Cinco miradas al desarrollo 190

quienes necesitan la ayuda. La solución del problema no es simple pero

sin duda requiere la intervención de un Estado que se debilita cada vez

más. Pensar el desarrollo, en definitiva, no es algo sencillo. Cada actor

estudiado tiene percepciones distintas sobre el tema y la amplitud de los

campos sociales abracados aumenta la complejidad de su estudio. Las

arenas del estudio del desarrollo son difíciles de explorar, a veces da la

impresión de que entre más se escarba en este terreno menos se

comprende. Sin embargo, esto no debe ser un motivo de desánimo; lo

importante es que lo abigarrado de este tema sirva para desafiar a todo

aquél que tenga algún interés en el tema, a participar en el debate con

argumentos sólidos que permitan lograr una mejor comprensión del

desarrollo.