América Latina,

Amenazas y oportunidades de unas relaciones bajo mínimos Diana Campos Candanedo

17 de mayo de 2007

RESUMEN:

Históricamente Estados Unidos y América Latina han convivido en unas relaciones de odio y

amor, entrelazadas con ciclos de interés y olvido.

América Latina se encuentra en la actualidad en una fase de “olvido” por parte de Estados

Unidos, una tendencia que se venía marcando desde la administración Clinton, pero que se

consolida definitivamente tras los atentados del 11-S, cuando la administración Bush “securitiza” su

acción exterior y vuelca su atención hacia Oriente Próximo, el unilateralismo y la guerra preventiva.

Este hecho marca el descenso de América Latina a los escalones más bajos de las

prioridades de EEUU, situación que se mantiene en 2007, sin señales de que ello vaya a cambiar en

el corto y mediano plazo, aún con la posibilidad de un gobierno Demócrata en la Casa Blanca.

De allí que ni el provocador discurso de Hugo Chávez en Venezuela, ni el giro hacia una

izquierda populista en Suramérica, ni el fracaso del Área de Libre Comercio de las Américas

(ALCA) han logrado reavivar el interés de EEUU por Latinoamérica, que además ha evidenciado una

política errática con la región.

El gigante del Norte apenas mira de reojo a la Colombia de Uribe que hábilmente ha sabido

transformar el enfoque de la narco-guerrilla a la guerra contra el terrorismo de guerrilla. Para EEUU

los temas de la agenda latinoamericana se resumen en dos palabras: estabilidad y seguridad,

aunque estos dos conceptos engloben otros temas subyacentes como el de las migraciones, el

narcotráfico y el libre comercio.

Dicho esto, la siguiente pregunta es ¿significa este escenario de “olvido” una amenaza o una

oportunidad para América Latina? O dicho de otra forma, ¿qué ventajas puede encontrar América

Latina de prolongarse—como es previsible—el desinterés de la Casa Blanca por la región?

Para dar respuesta a estas interrogantes, esta investigación hace un sucinto repaso de los

factores que determinan la política exterior estadounidense y cómo estos se han proyectado y se

siguen proyectando en las relaciones interamericanas, tomando en cuenta el ámbito interno de la

política estadounidense frente a un Congreso dominado ahora por los Demócratas y un próximo

escenario electoral.

Dado que Latinoamérica no funciona como un bloque cohesionado, esta investigación hace

una aproximación a los posibles escenarios futuros de las relaciones interamericanas para las sub-

regiones, con el fin de determinar qué oportunidades se pueden encontrar en medio de la actual

coyuntura.

América Latina,

Amenazas y oportunidades de unas relaciones bajo mínimos Diana Campos Candanedo

17 de mayo de 2007

CONCLUSIÓN

América Latina ocupa un lugar periférico en un nuevo contexto mundial marcado por la

guerra contra el terrorismo islámico y el surgimiento de China e India, como las futuras potencias

económicas y militares del siglo XXI. Todos los pronósticos apuntan a que la actual “marginalidad

estratégica” de América Latina seguirá profundizándose en los próximos 20 años.

Excluyendo a Colombia, Latinoamérica puede considerarse una de las zonas menos

conflictivas del mundo, sin focos de terrorismo islámico que puedan representar una amenaza cerca

de las fronteras estadounidenses. Pero además, es una región que cada vez está perdiendo más

relevancia desde el punto de vista económico con una participación marginal en el PBI mundial.

EEUU percibe a América Latina como su “patio trasero” en el que es necesario mantener la

estabilidad para evitar nuevas olas de inmigración ilegal, problemas ambientales en la frontera, el

aumento del tráfico de drogas y la expansión de un populismo de corte radical que pueda afectar el

suministro de petróleo e hidrocarburos.

Hay que tomar en cuenta que la acción exterior de Estados Unidos tradicionalmente ha

estado influida por la seguridad nacional, una dimensión que trasciende el mero aspecto defensivo y

militar. Cuando Washington habla de “seguridad” se refiere también a la “seguridad económica”, que

equivale a garantizar el acceso a recursos naturales, materias primas y a mantener la estabilidad

tan necesaria para el crecimiento económico y los intereses de su elite empresarial.

En este sentido, desde Washington se percibe la creciente influencia del presidente

venezolano Hugo Chávez en la región como un elemento desestabilizador y que esparce un

sentimiento anti-estadounidense en el continente. Se teme que Chávez esté llenando el vacío de

poder que ha dejado la administración Bush que ha ignorado a Latinoamérica y se ha volcado casi

exclusivamente en Oriente Medio.

Sin embargo, por más grosero y provocador que parezca el discurso de Chávez, de momento

no ha realizado ninguna acción concreta que ponga en peligro inminente los intereses directos de

Estados Unidos. Por lo tanto, mientras Chávez no dé muestras de apoyar más allá de lo verbal a los

enemigos de EEUU, Washington parece preferir convivir incómodamente con Venezuela, antes que

desestabilizar la región.

Simultáneamente, Washington está promoviendo acercamientos con el “populismo

moderado” cuyo máximo representante es el presidente brasileño Lula Da Silva. El gigante del Sur

está jugando sus mejores cartas para convertirse en el líder regional con unas relaciones cordiales

con Washington, pero no subordinadas.

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Amenazas y oportunidades de unas relaciones bajo mínimos Diana Campos Candanedo

17 de mayo de 2007

En el marco de unas relaciones bajo mínimos, Colombia representa la agenda más activa de

una securitizada política exterior estadounidense, al recibir un 80% de todos los fondos destinados a

Latinoamérica. Se trata de una ayuda prominentemente militar, destinada a luchar contra “la

guerrilla terrorista” y ya no contra el narcotráfico.

Hasta aquí hemos descrito la situación en 2007, a poco menos de un año para las elecciones

en EEUU, por lo que vale la pena preguntarse ¿qué escenarios futuros se vislumbran y qué efectos

tendrán sobre las relaciones interamericanas?

• Victoria demócrata en las elecciones: Afectaría las principales definiciones de política global,

pero no la relación particular con América Latina. Se vislumbran más dificultades para la

aprobación de los tratados comerciales y una eventual paralización de la agenda de libre

comercio con nuevos países.

• Hispanización de la política doméstica en EEUU: El voto hispano para las próximas

elecciones, tanto por su volumen como por su distribución geográfica, será un factor favorable

para promover una agenda positiva hacia América Latina.

• Oriente Próximo e Irak: Una retirada sin victoria de Irak es un escenario probable con un

gobierno Demócrata, que intentaría lograr alianzas con los países vecinos para que se

encarguen de mantener la seguridad de la zona, con apoyo directo de EEUU. La velocidad en

que se logre estabilizar la zona determinará la mayor o menor intensidad de las relaciones con

América Latina, pero siempre dentro de la agenda de baja prioridad hacia la región.

• Políticas diferenciadas con los países latinoamericanos: EEUU seguirá extendiendo sus

intereses de seguridad sobre México, América Central y el Caribe, región que tradicionalmente

ha sido prioritaria en la política latinoamericana de EEUU, y que es fundamental para controlar

la inmigración, tráfico de drogas y pandillas. Se profundizará la brecha entre el Norte y el Sur

del continente, siendo México y Centroamérica cada vez más dependientes de Washington en

lo económico y político, mientras que Brasil y MERCOSUR diversificarán sus relaciones

exteriores con actores extra regionales.

De mantenerse el escenario de falta de interés de Washington hacia la región, se observarían

efectos en dos ámbitos que tradicionalmente han sido muy importantes en las relaciones

hemisféricas: el comercio y la ayuda al desarrollo.

Podría darse una paralización de las iniciativas hemisféricas y enfocarse en relaciones ad hoc,

en las que los intereses domésticos de los países latinoamericanos y la sintonía política de los

América Latina,

Amenazas y oportunidades de unas relaciones bajo mínimos Diana Campos Candanedo

17 de mayo de 2007

presidentes de turno con el nuevo inquilino de la Casa Blanca prevalecerán sobre las políticas a

largo plazo y de acción concertada.

Sin embargo, una baja prioridad de Washington hacia América Latina también representa una

“oportunidad de oro” para que los países unifiquen y doten de contenido las respuestas

latinoamericanas a las iniciativas estadounidenses y logren consensos en sus posiciones.

Para esto, sería vital que los líderes regionales como México, Brasil, Chile y en menor medida

Colombia y Venezuela superen sus diferencias coyunturales y busquen articular verdaderas políticas

latinoamericanas para resolver los problemas que son comunes a todos los países, a la vez que

trabajen en el diseño de estrategias que promuevan un desarrollo desde dentro y no con agendas

impuestas desde Washington.

América Latina,

Amenazas y oportunidades de unas relaciones bajo mínimos Diana Campos Candanedo

17 de mayo de 2007

BIBLIOGRAFÍA

Libros:

Fuentes, Claudio. Bajo la mirada del halcón: Estados Unidos América Latina post 11/09/2001. Biblos, 2004. Oppenheimer, Andrés. Cuentos chinos: el engaño de Washington y la mentira populista en América Latina, Barcelona, Debate, 1ª ed. 2006. Informes y análisis:

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Amenazas y oportunidades de unas relaciones bajo mínimos Diana Campos Candanedo

17 de mayo de 2007

“Las promesas que llevó Bush”. BBC-Mundo. 14 de marzo de 2007. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_6451000/6451713.stm

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