Querido Recuerdo Doloroso

2
Querido recuerdo doloroso. Por: Lizeth Castro Querido recuerdo doloroso: Te saludo con respeto porque fuiste mi maestro hace mucho. Me enseñaste a ser fuerte, a tener sentido de mi propia dignidad y a hacer una lista de mis “NO-NEGOCIABLES”. Me acuerdo que en aquél momento cuando eras parte de mi presente, tomé un lapicero y me decidí a tener una conversación que me daba miedo. Era conmigo misma. Entonces supe que vos eras tan sólo una parte de lo que me sucedía. La otra parte ocurría dentro de mí. Tu presencia hizo fiesta con mis inseguridades, mis complejos y mis miedos. Entonces, entendí eso que vuelvo a repetir: una parte de dolor me lo generabas vos, y otra parte me la generaba yo misma. Con esto claro, me senté con mi Ministro de Asuntos Internos y decidimos hacer una gran lista de dos puntos: No se negocia la dignidad. No se negocia el amor propio. Hecho este documento trascendental, te lo entregué a vos para notificarte que terminábamos. Entonces pasaste a ser un recuerdo doloroso. Pasados los años, de nuevo me he reunido con mi Ministro de Asuntos Internos y decidimos comunicarte oficialmente que: No te daremos más poder para que sigás martillando mi mente. Tiro a la chatarrera el martillo. Tampoco te daremos ningún lugar de privilegio en el ampo de “Situaciones que ya pasaron y me causaron dolor”. Pasás a ser un anexo de consulta libre, es decir, cuando sea estrictamente necesario ponerte de

description

autoayuda

Transcript of Querido Recuerdo Doloroso

Page 1: Querido Recuerdo Doloroso

Querido recuerdo doloroso.Por: Lizeth Castro

Querido recuerdo doloroso:

Te saludo con respeto porque fuiste mi maestro hace mucho. Me

enseñaste a ser fuerte, a tener sentido de mi propia dignidad y a hacer

una lista de mis “NO-NEGOCIABLES”. 

Me acuerdo que en aquél momento cuando eras parte de mi presente,

tomé un lapicero y me decidí a tener una conversación que me daba

miedo. Era conmigo misma. Entonces supe que vos eras tan sólo una

parte de lo que me sucedía. La otra parte ocurría dentro de mí.

Tu presencia hizo fiesta con mis inseguridades, mis complejos y mis

miedos. Entonces, entendí eso que vuelvo a repetir: una parte de dolor

me lo generabas vos, y otra parte me la generaba yo misma.

Con esto claro, me senté con mi Ministro de Asuntos Internos y

decidimos hacer una gran lista de dos puntos: No se negocia la

dignidad.  No se negocia el amor propio.

Hecho este documento trascendental, te lo entregué a vos para

notificarte que terminábamos. Entonces pasaste a ser un recuerdo

doloroso.

Pasados los años, de nuevo me he reunido con mi Ministro de Asuntos

Internos y decidimos comunicarte oficialmente que:  No te daremos más

poder para que sigás martillando mi mente.  Tiro a la chatarrera el

martillo.  Tampoco te daremos ningún lugar de privilegio en el ampo de

“Situaciones que ya pasaron y me causaron dolor”. Pasás a ser un anexo

de consulta libre, es decir, cuando sea estrictamente necesario ponerte

de ejemplo para contarle a otros que la basura hay que botarla al

basurero, te sacaré del ampo. Si no, no tendrá sentido.

Mi Ministro y yo hemos firmado un acuerdo con la libertad.  Hicimos una

fiesta enorme que jamás terminará. 

Si empecé esta carta con un “Querido recuerdo doloroso”, te notifico

que cuando te saque del ampo para lo que ya te conté, te llamaré

Page 2: Querido Recuerdo Doloroso

“Lección de vida que me hizo más fuerte”.  Así no seremos enemigos, ya

no más poder, ya no más.

Me despido de vos, antes de meterte en mi ampo,

Yo, más fuerte que ayer.