Pulir la manzana: la falacia del perfil bajo.

“Es un empresario de perfil bajo”, se dice. Y esta definición implica que aparece poco en los medios, en eventos, sale poco en notas y publica-ciones. “Es un empresario de alto perfil”, se dice también. Y generalmente implica un empresario mediático, al que se lo ve seguido.El empresario de perfil alto tiene un tinte farandulero, de rockstar. El empre-sario de perfil bajo, siempre está asociado a un trabajo duro y prolijo.

Pero el concepto de “perfil” es erróneo. Es sólo una etiqueta. El perfil es un posicionamiento que se construye a través de determinados valores, acti-tudes, acciones, atributos y personalidad. No es algo que pueda subirse o bajarse. Lo que sube o baja es la exposición que el empresario tiene. Técni-camente, la visibilidad.

Es un asunto mas de activos que de imagen. Los empresarios buscan ser dueños de todas las variables de su empresa: cash flow, gastos corpora-tivos, activos fijos. Pero no de su imagen. No se le dedica ni el esfuerzo, ni el talento que a las finanzas, temas legales, políticas de recursos humanos o marketing.

El problema es que, cuando no hay un perfil empresario construido de forma voluntaria, cualquier stakeholder puede crearlo con sus percepciones subje-tivas.

Este tema surge diariamente en encuentros que tengo con los líderes de empresas de todo el país. La respuesta es simple: ¿cómo se llegó a la foto que mostramos arriba, con personas, individuos, usuarios, llorando la muerte de un CEO? ¿Cómo se creó ese mito en torno al empresario, que repercutía directamente en su marca? Fueron años de esfuerzo, paciencia, estrategias y expertos en imagen haciendo una cosa: “Polishing the apple”.

De esto se trata. De pulir.