Positiva de Ideas Número 2

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2do. Número de Positiva de Ideas, la revista electrónica de Pro. En esta edición escriben: Gabriela Michetti, Hernán Lombardi, Diego Guelar, Néstro Grindetti, Carlos Ares, Soledad Martínez, entre otros.

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Número 2 | MAYO 2010 | bimestral

Director: Alejandro [email protected]

Diseño: Estudio Castaños & Rochawww.castanosrocha.com.ar

[email protected] | 4732-0151

positiva de Ideas

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Valores humanos en la políticaGabriela Michetti

Cultura, respeto y provocaciónHernán Lombardi

Los dos grandes desafíos de la Política Exterior ArgentinaDiego R. Guelar

Manejo de fondos públicos: una política de Estado Néstor Grindetti

¡Son las ideas, idiota!Carlos Ares

Parque Patricios y la Tecnología: un buen matrimonio Verónica Martínez

Don Juan de América, Don Juan de Bue-nos AiresJorge Sábato

Edades en el PROSoledad Martínez

Luján: el comienzo de nuestra revoluciónEmanuel Gainza

Mejor en BiciGuillo Dietrich

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Número 2 | MAYO 2010 | bimestral

Director: Alejandro [email protected]

Diseño: Estudio Castaños & Rochawww.castanosrocha.com.ar

[email protected] | 4732-0151

positiva de Ideas

Necesitamos nuevas ideas para dar forma a la sociedad. Necesitamos nuevas ideas para favorecer el crecimiento y limitar el choque inútil y desgastante al que solemos llamar política.

Necesitamos nuevas ideas para convocar a muchos. Necesitamos nuevas ideas para que la participación en política sea más accesible, que no implique descuidar las vidas personales ni meterse en roscas degradantes.

Necesitamos nuevas ideas para hablar con claridad y dar en el nervio de la resistencia al cambio, para desarmarla. Necesitamos nuevas ideas para aludir a ese límite personal con el que uno se enfrenta cuando tiene que volverse útil a un desarrollo colectivo.

Necesitamos nuevas ideas para que el entusiasmo de hacer muestre su po-tencia, y para que el escepticismo luzca menos glamoroso. Necesitamos nue-vas ideas para que la política muestre su relación con la excitación y con la felicidad.

Necesitamos nuevas ideas para superar la arraigada militancia en la descrip-ción negativa de todas las cosas. Necesitamos nuevas ideas para explicar que la verdadera inteligencia no está en la crítica sino en la creatividad.

Necesitamos nuevas ideas para dar ganas de meterse en los problemas en vez de quedarse a salvo luciendo una meritoria decepción. Necesitamos nuevas ideas para que las ganas de vivir reinen en el país y en la política argentina.

Necesitamos nuevas ideas para dar lugar a nuevas acciones, concretas, posi-bles. Necesitamos nuevas ideas para la implementación de las buenas ideas, para que no queden en el universo de la discusión y pasen a hacer mundo.

Alejandro Rozitchner

Introducción

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Es un placer enorme estar hoy con Uds. en este acto. Voy a intentar hablarles como lo hago cuando converso con mi hijo de 17 años, cuando trato de transmitirle los valores que para mi hay que tener en cuenta para convertirse en una persona buena, generosa, con entidad, con sólida, capaz de felicidad y de realización personal. Después les voy a contar lo que creo que a partir de hoy nos toca hacer a todos juntos.

Estamos viviendo en un país que arrastra una gran carga de frustración, de desesperanza y marginación. Para poder cambiar las cosas hacen falta personas que se manejen, piensen, trabajen y se relacionen de una manera muy distinta a la que hoy vemos a través de la tele, los diarios y en nuestra propia vivencia diaria. Hay algunos valores que vamos a tener que incorporar para hacer una Argentina distinta.

Lo primero que tenemos que hacer es ser muy conscientes de que somos personas libres, de que la libertad es un valor enorme y profundo, fundamental para generar sociedades sa-nas. Esa libertad es la de saberse una persona con responsabilidad y conciencia de vivir en sociedad, donde no importa sólo el deseo personal, sino también lo que podemos construir entre todos.

Esa libertad tiene valores subsidiarios que permiten no caer en el individualismo ni en el egoísmo extremo: la confianza en los demás y la empatía. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro y saber que le pasa, por qué nos habla como nos habla, por qué quiere hacer tal o cual cosa. Es importante tratar de entender qué le pasa a nuestro se-mejante, a nuestro vecino, a nuestro jefe o a nuestros colegas. Incluso tenemos que pon-ernos, o tratar de ponernos, en el lugar de quienes hoy nos gobiernan y están haciendo las cosas que hacen. Tenemos que preguntarnos, ¿por qué las hacen? Si logramos entender y registrar desde qué perspectiva nos hablan seguramente vamos a estar mucho mejor pre-parados para dar las peleas que haya que dar y para poder construir lo que hay que construir. Confianza, empatía, registro de la diferencia, registro del otro. A la gente ya no le importa si alguien es de izquierda o de derecha, si es radical, peronista o de centroizquierda, lo que le importa es ver que hay sentido común sin fundamentalismos, delirios ni hegemonías. A la gente le importa que las cosas tengan un valor profundo y que se les pueda dar continuidad en el largo plazo, que se pueda ir más allá de la cosa efímera y la coyuntura, en donde lo que sucede suele tener que ver con defender intereses de algunos pocos. Hay que apostar al

sentido común, a la confianza de la gente que realmente es capaz de entrega.

El otro gran valor, que se nos ha enseñado mal y se nos ha transmitido despectivamente, es la pasión. La pasión es fundamental, es algo imprescindible para que podamos hacer la cantidad de cosas que tenemos que hacer. Hablo de la pasión de la mente y de la pasión del corazón. La pasión de la mente que investiga, que interpela, que busca, que no se queda nunca satisfecha y está todo el día queriendo crecer, aprender, conocer. Esa actitud hay que mantenerla siempre, no nos podemos quedar conformes con una profesión, con un oficio o con una tarea. Tenemos que seguir en búsqueda, interpelando, investigando, entender que nunca llegamos a un punto final. Esa mente apasionada es la que tenemos que desarrollar. Y también está el corazón apasionado, que es el que puede vibrar ante la belleza, ponerse triste ante las cosas dolorosas, sentir la vida. Es necesario sentir el dolor propio, vivirlo, no pasarlo de largo, y vivir también el dolor de quien tenemos al lado, el de la gran cantidad de argentinos que no la pasan bien, que no tienen la sensación ni la convicción de que van a tener la posibilidad de desarrollar su vida o la de darle a sus hijos el protagonismo de sus propias vidas.

La política es mucho mas que un trabajo, es una actitud de vida, tiene que tener amor, es ella misma una manifestación del amor y una manifestación de la vocación de servicio. Nunca nos olvidemos de eso. Cuando empezamos con nuestras peleítas internas, cuando empezamos a ver cómo ocupamos el lugar de otro, nos equivocamos. Tenemos que cen-trarnos en el trabajo en equipo y tratar de ponernos en el lugar en el que cada uno le aporta mejor al equipo, no en el de quien tal vez está hoy en mejores condiciones que yo para darle al equipo lo que la tarea en común necesita. Por favor, internalizemos esto, reflexion-emos, que no se nos haga costumbre pelearnos entre nosotros. No podemos hacer política de la misma manera en que se hace habitualmente. La gente está poniendo esperanza en este nuevo proyecto, y tenemos que ser desprendidos, tenemos que entregarnos. La política, además de ser una pelea, una lucha por acceder a esos lugares de poder que son necesarios para transformar la realidad, es sobre todo entrega, servicio y amor a la gente.

Para terminar esta parte en la que me permití ponerme un poco en el rol de mamá, quiero referirme a una tarea enorme pero muy apasionante: la de mejorarse uno a si mismo, todos los días. No tenemos que olvidar nunca que estos valores hay que hacerlos carne, que tenemos que practicarlos todos los días porque nuestro testimonio va a ser el que pueda destrabar el escepticismo, la desconfianza y la desazón de nuestro pueblo. Esa es una tarea que cada uno tiene que desarrollar y además tenemos que ayudarnos entre nosotros a hacerla en conjunto.

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Valores humanos en la política

Palabras dichas en el 2do Encuentro Nacional de Jóvenes PRO, en Luján

Por Gabriela [email protected]

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Ahora querría hablar un poco de las cosas que hoy nos están pasando en la política argen-tina y de cuál es nuestro rol en ella, como políticos, como militantes, como jóvenes que probablemente aparezcamos en los futuros libros de historia cuando estos expliquen que “hubo en la Argentina una bisagra en la historia a los 200 años del nacimiento de la patria que dio lugar a una generación de políticos distintos que hicieron un país serio, un país confi-able”. Porque no buscamos ni el dinero, ni la fama, ni lograr la identidad personal a través de la política, buscamos ayudar y servir a que este país sea mejor. Estamos cansados de escuchar como el Gobierno nos plantea, y lo digo sin odio ni rencor -porque no creo en esas emociones, pero hay que decir las cosas con serenidad, como son, con firmeza- que no puede gobernar porque la oposición lo obstruye, no lo deja ser. No-sotros, en la Ciudad de Buenos Aires, con una Legislatura en la que nunca tuvimos mayoría, en la que siempre tuvimos que sacar las leyes conversando, consensuando, dialogando con la oposición, logramos sacar un record histórico de normas que nos permiten hacer la gestión mirando a la gente y sirviendo a los porteños. Y eso lo hicimos dialogando con nue-stros colegas de la oposición, con quienes muchas veces pensamos distinto, con quienes tenemos maneras distintas de hacer la practica política. Sin embargo, con el esfuerzo de todos los legisladores, y hasta el 10 de diciembre encabezados por Diego Santilli, que hizo un trabajo excelente tratando de llevar adelante el consenso y la construcción que la política requiere, pudimos trabajar con una Legislatura siendo minoría y conseguimos un montón de normativas necesarias.

Por otro lado escuchamos al Gobierno Nacional quejarse de los jueces, no de aquellos que hacen o deciden cosas que son funcionales a ellos, pero si de aquellos que supuestamente le ponen palos en la rueda, y hablan hasta de un partido judicial. ¿Saben una cosa? En la Ciudad de Buenos Aires nosotros tenemos prácticamente todos los fallos de los jueces en contra de nuestras acciones, sin embargo no nos quedamos paralizados por eso, seguimos trabajando. Nos quieren parar la obra del Maldonado, nos quieren parar un montón de con-strucciones sociales, de viviendas. Ellos tendrán sus razones, nosotros respetamos a la jus-ticia, pero la verdad es que seguimos trabajando y no hacemos todo el tiempo un discurso diciendo “la justicia nos obstruye, no podemos hacer nada con la justicia”. La verdad es que no hay ninguna excusa para que hoy el país esté como está, y para que el Gobierno no se ponga a trabajar como hay que trabajar para que la Argentina esté bien.

Sigamos apostando a la institucionalidad, a ser mejores personas, a ser mejores políticos, a todos estos valores que comentaba al principio, porque sabemos que se puede hacer la política de otra manera y que se puede gestionar y llevar adelante un Gobierno con equipos

que trabajan en conjunto. Sabemos que siempre hay que mejorar, que hay que tener ca-pacidad de autocrítica y saber reconocer errores. Creo que el nuestro es el único Gobierno en la historia del país que lo hace públicamente, y me parece que eso es un valor enorme. Es un valor enorme saberse humano y reconocer los errores propios. A todos los que están en el interior, a la gente de Córdoba, de Corrientes, de Misiones, de San Juan, de Chaco, de los pueblos de la Provincia de Buenos Aires, de Chubut, de todas provincias, de Santa Fe, quiero decirles que pueden estar muy tranquilos defendiendo la gestión que Mauricio Macri encabeza en la Ciudad de Buenos Aires. Habiendo estado toda mi vida profesional dentro del Estado, habiendo trabajado dentro del estado y viendo pasar equipos de gobi-erno uno tras otro, les aseguro que este es un Gobierno inédito en los últimos 25 años de la Argentina. Cada uno de los ministros, de los funcionarios, el Jefe de Gobierno, el Jefe de Gabinete, cada uno de ellos pone la vida, 14, 16 hs por día, los fines de semana, todo el tiempo trabajando por la gente y relacionándose con la gente.

Y les aseguro que mas allá de todo lo que podamos mejorar, más allá de todos los errores que hemos reconocido y probablemente de otros que tengamos que reconocer, en estos equipos hay una vocación clara de servicio, hay amor, hay humildad y estas actitudes las vamos a seguir defendiendo porque son nuestra manera de hacer la política.

Voy a terminar diciéndoles que tenemos un país espectacular, maravilloso y que tenemos que volver a poner ese país en el lugar que realmente se merece. Tenemos que devolverle a nuestra gente la esperanza, el entusiasmo, la posibilidad de sentir que sus vidas valen mucho, y que necesitamos a todos construyendo con esfuerzo el país que queremos. Necesitamos volver a esa cultura del esfuerzo que tanto bien nos hizo como patria en algún momento. Que cada argentino sienta que progresando, que esforzándose, que haciendo lo mejor que pueda hacer para crecer en comunidad, crecemos todos. A eso los impulso, al entusiasmo de crecer y de ser cada vez mejores.

Les agradezco enormemente a todos que están hoy acá, porque nos dan un impulso enorme para seguir. Mauricio va a estar muy contento de ver la cantidad de jóvenes que han venido de todos lados, para nosotros son de verdad un gran estímulo. Y también agradezco a to-dos los ministros de nuestro gabinete y a los legisladores que hoy están acompañándonos. Muchas gracias a todos. Vamos con mucha fuerza, con esperanza y con pasión.

¡Gracias!

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Lo que más me inquieta son los límites que la democracia Argentina encuentra, a partir de la democracia moderna, desde el 83, para construir una sociedad que de más felicidad a sus habitantes. ¿Por qué un grupo de personas que vive en un territorio evidentemente rico como el nuestro, no ha podido construir una sociedad no alienada? Un parámetro, por supuesto, es la pobreza. Otro parámetro es el acceso a bienes educativos y culturales, básicamente a la sociedad de la información.

En términos de Yirigoyen esta sociedad no alienada, la que queremos, sería capaz de “un minimum de felicidad siquiera”. En términos de Marx, se trataría de la liberación del estado de necesidad, y en términos de pensadores mas liberales sería planteada a partir de la idea de libertad como centro de una sociedad movilizada y enérgica. No importa quien lo diga, ni con qué palabras lo pensemos: no hemos podido construir una sociedad en la que los individuos se realicen. Nuestros individuos tienen muchos problemas para lograr una vida en familia y feliz. ¿Es un problema de los gobiernos, es un problema cultural? Eso es lo que a mi me inquieta.

Como Gobierno de la Ciudad tenemos el deber de intentar pautas de corrección. Y para eso hay que partir de entender por que esta sociedad se vive frustrada. Creo que tenemos que ser moderados en nuestras ambiciones. No creo en un Gobierno que venga a corregir y a construir de un día para el otro una vida nueva. Creo que los gobiernos son básicamente grandes hechos culturales y comunicacionales que deberían mostrar desde cierta ejemplaridad, no desde la ejemplaridad hegeliana, las pistas de cómo una sociedad puede encontrar caminos mejores.

Me parece que el intento del Gobierno de la Ciudad por construir una relación de respeto con los vecinos y por estimular relaciones de respeto entre esos mismos vecinos, es importante y tiene que ver con un valor fundamental que debe ser considerado. Se podría decir que este es un hecho menor, pero se le ha faltado tanto el respeto a la gente durante tanto tiempo, que volver a instalar ese respeto resulta fundamental. Me refiero a respetarnos en nuestra diversidad, en nuestra forma de ser y pensar diferente, en un sentido abierto y amplio, res-petar la forma de pensar del otro por más que acuerde o no con la propia. La sociedad se tiene que construir más desde el respeto mutuo que desde un gran garrote que la ordene, eso me parece bueno. El respeto es un valor que el Gobierno de la Ciudad inculca en la vida social cada vez que trata con los ciudadanos. Creo que Mauricio tiene claro ese punto y lo lleva adelante.

Otro valor que no es contradictorio sino que tiene una tensión con el respeto y es también casi un desprendimiento suyo, es el orden. Un orden es bueno, no hay que pensar que la autoridad sólo por ser autoridad va a ser necesariamente mala. Como resultado de los años sangrientos que vivimos durante la última dictadura, hemos llegado a pensar a la autoridad como sinónimo de autoritarismo, pero si no superamos esta visión no vamos a poder ordenarnos.

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Cultura, respeto y provocación Por Hernán Lombardi

[email protected]

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Y a la vez, en una sociedad basada en el valor del respeto no necesitamos un estado que permanentemente nos marque lo que tenemos que hacer. Por eso decía que el segundo valor tiene cierta tensión con el primero. Creo en una sociedad lo mas autogobernada posible pero con un principio de autoridad.

Y también tenemos que hablar de la sociedad del conocimiento. Cuando decimos que quer-emos una computadora para cada chico, cuando forjamos una vida cultural intensa (no sólo cuando hacemos recitales sino a través del fomento de la lectura, de los talleres, del estímulo a las artes plásticas, del BAFICI, etc), cuando estimulamos toda esa intensa vida ciudadana, no lo hacemos con inocencia. Apostamos a esa movilización. Es interesante que el arte y la cultura generen movimientos en la cabeza, en el corazón y en las tripas. Ese movimiento hace posible que podamos pensar en forma lateral, creativamente, que a algo establecido le podamos oponer otra forma de pensamiento, es la gran misión de la cultura en el Gobierno de la Ciudad.

La cultura logra no dar nada por establecido: revuelve, refresca, estimula, incentiva. Creo que lo que no debería hacerse es plantear demasiadas respuestas, porque eso seria oponer a un modelo autoritario otro modelo autoritario. Lo que nos interesa es cuestionar un modelo de pensamiento e insinuar algunas pistas de un modelo nuevo. No queremos un modelo cultural que me diga esto es lo bueno y esto es lo malo.

Insinuar algunos indicios, algunas pistas, con la suavidad que implican las palabras indicios y pistas. Nosotros pensamos que hay un divorcio muy grande entre los intelectuales que tienen mayor acceso a los medios de comunicación en la Argentina y lo que creemos que es la con-strucción de una sociedad distinta. Creo que efectivamente ese divorcio existe y que lo que puede salvar esa distancia, es la creación de nuevas maneras de ser intelectual,

Otra misión que tenemos en el gobierno es la de interpelar básicamente a los jóvenes, tarea que nos cuesta mucho. porque por suerte hay una variedad enorme de intereses diferentes sin hegemonías visibles, ni desde el pensamiento ni desde la acción, ni en la carrera que quieren seguir, ni en su relación propia con el mundo. Es una suma de individualidades, y eso es muy bueno. Veo allí un potencial fantástico, pero que requiere que seamos capaces de una mayor inteligencia y de una voluntad más definida para provocar. En parte la cultura es provocación, y hay que buscar otros métodos y otras formas para lograr esta provocación hoy.

En cuanto al plano nacional me parece que el PRO tiene algo extraordinario: no esta atado a viejas formas ni a viejos contendidos. Se siente el desafío y el vértigo de estar atraídos hacia el futuro. La palabra vértigo tiene también su connotación poderosa. Me parece que ese desafío

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Positiva

Por Jaime Durán [email protected]

del futuro es para la sociedad argentina una fuerza enormemente atractiva, que nos convoca a la construcción de la felicidad que nos falta y no pienso al decir esto en la felicidad planteada sólo en términos de riqueza o de pobreza.

El PRO es una fuerza mucho más cercana a la gente, mucho menos atada a preconceptos que las de la política convencional, una fuerza que puede pensar ante cada problema cual es la mejor solución. Y esto no quiere decir que sea una fuerza desideologizada: pensarse hacia el futuro es algo profundamente ideológico. Un riesgo en el que no podemos caer en el PRO es el de pensar que por ser pragmáticos frente a la resolución de los problemas no debemos tener una ideología. Eso es una trampa, nuestra posición es en si misma una ideología.

¿Qué era para Marx una ideología? Una forma de construcción política para deformar la realidad en función de algún pensamiento. Mao diría: en una sociedad de clases toda idea sin distinción lleva su sello de clases. Mao mostraba ahí desde mi punto de vista un reflejo muy peligroso, el del mecanicismo de las ideas. Achicaba el mundo de las ideas a un reflejo mecánico del mundo material. Me parece que nosotros no pensamos así. Reconocemos la diferencia que existe en la sociedad pero creemos profundamente en la posibilidad de proyectarnos hacia el futuro, reordenando y potenciando a la sociedad entera.

Esa atracción teleológica hacia el futuro es muy buena en una sociedad que quiere anclarse permanentemente en el pasado. No se si en cualquier país del mundo estaríamos planteando el valor de una fuerza que teleológicamente se proyecte hacia el futuro, pero en una sociedad que tiene los anclajes en el pasado que tiene la nuestra, yo quiero una sociedad política que hable del futuro.

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Argentina construyó su “crisol de razas” en más de 400 años de historia (incluyendo su periodo colonial). Más de 40 etnias originales, la colonización española, la gran ola de inmi-grantes – 6 millones entre 1880 y 1920- de españoles e italianos, pero también de minorías judía, árabe, armenia, inglesa, alemana, irlandesa, francesa y la permanente permeabilidad de nuestras fronteras con Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

A eso hay que sumarle el impacto ideológico, cultural, político e institucional de las revolu-ciones americana, francesa y rusa que delinearon nuestro perfil republicano, representativo y federal, el nacimiento del sindicalismo y la conformación de nuestros grandes partidos nacionales.

En lo económico, pasamos del monopolio español al “libre comercio” inglés y, por último, al “patio trasero” norteamericano.

Desde el retorno de la democracia en 1983 (después de 50 años de fraudes, gobiernos mili-tares o el hegemonismo peronista), dos nuevos capítulos se incluyeron – tardíamente – en nuestra agenda internacional: la apertura al Asia-Pacífico y la integración Sudamericana.

Ambos ejes comparten un elemento central de la nueva inserción argentina en el mundo: superan el tradicional esquema de priorizar la relación con EE.UU. y Europa y concretan el objetivo de alcanzar una “soberanía real” que nos permita desarrollarnos independiente-mente de los importantes lazos culturales y económicos que seguimos manteniendo con esos dos centros de poder.

Con esas economías altamente desarrolladas, estábamos condenados a los pendulares ciclos de “apertura” (con destrucción de la industria nacional y exportaciones mayoritarias de productos primarios) o “cierre” (ineficiencia productiva por sistemas subsidiados y mer-cado interno cautivo).

EL MERCOSUR El fenómeno integrador nos permitió realizar la primera experiencia “horizontal” de intercambio productivo con sociedades más próximas a la nuestra y la posibilidad de experimentar una “apertura administrada” y un “arancel externo común” que estandarizara un mecanismo para priorizar el intercambio intra-regional dentro de las reglas universales aceptadas por la OMC (Organización Mundial de Comercio).

Por Diego R. [email protected]

Los dos grandes desafíos de la Política Exterior Argentina3

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Así “desarrollo regional” dejó de oponerse a “Integración universal”. Por el contrario, el nuevo esquema regional – más allá de sus imperfecciones – se constituyó en un mercado ampliado muy atractivo para la radicación de inversiones provenientes de extra-zona con una muy amplia diversidad tecnológica proveniente de los 5 continentes.

En especial, la relación con Brasil nos permitió marchar de USD 2.000 millones de 1991 a los USD 30.000 actuales de intercambio bilateral.

La estratégica relación energética con Bolivia y Paraguay, el fin de los conflictos fronteri-zos con Chile y la “nacionalidad rioplatense” que nos une a Uruguay (pese a los 4 años de puentes cortados), completan el irreversible esquema de integración plena en el Cono Sur de América. Con los países del “eje andino-caribeño” (Perú, Ecuador, Colombia y Ven-ezuela) la relación es creciente y el nuevo liderazgo regional brasilero tiende a consolidar un “proyecto sudamericano” ni siquiera imaginado por San Martín y Bolívar (que nunca incluyeron al Imperio del Brasil en sus sueños de “Unidad Americana”).

El Caso ChinoNuestra producción agropecuaria siempre estuvo dirigida a Europa (centralmente a Inglat-erra) y marginalmente al Brasil. El mercado norteamericano estuvo prácticamente cerrado a las exportaciones argentinas. La creación de la PAC (Política Agrícola Común) europea en los 70’s, generó una crisis profunda de nuestro relacionamiento con Europa, continente que se propuso alcanzar el autoabastecimiento aplicando un mecanismo de altos subsidios internos y elevados impuestos a las importaciones de alimentos.

El “complejo sojero” que se creara en Argentina a raíz de estos cambios (granos, pellets, semillas y aceites) revolucionó las prácticas productivas y redimensionó el tradicional espa-cio económico y espacial del trigo, el maíz y las carnes (proceso aún en curso).

Después del fracaso del “gran salto para adelante” (1958 – 1965) y la “revolución cultural” (1966 – 1976”) encabezados por Mao Tse Tung, el acceso al poder de Deng Xiaoping (1977) redefinió la “vía china” y catapultó a esa antigua y extraordinaria nación a alcanzar el lugar que hoy ocupa en el escenario mundial como segunda potencia global.

La expansión del mercado doméstico demandó una política agresiva de importación de ali-mentos y el complejo sojero argentino apareció como un complemento ideal para alcanzar

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ese objetivo.

Montados en la soja, hoy China representa nuestro segundo socio comercial, después de Brasil. Para los brasileros, China es hoy su principal socio comercial en el mundo.

Los importantísimos acuerdos comerciales, energéticos y de asociaciones inversoras entre China y Brasil abrieron las puertas a una “nueva política hacia la región” por parte de China que la llevó a realizar, a partir del 2002, importantes inversiones en Venezuela, Perú Ecuador y Chile.

En el año 2004, Argentina y China firmaron un “acuerdo de Relaciones estratégicas” entre ambos países.

Es así como las relaciones con China y Sudamérica son la contracara de la misma moneda: avanzan juntas, se complementan, se retroalimentan y redefinen nuestras relaciones con EE.UU. y Europa (al dejar de tener ambos el “monopolio competitivo” de nuestros esfuer-zos externos).

El capítulo de las inversiones mineras petrolíferas, gasíferas y petroquímicas chinas en Ar-gentina es una realidad en pleno crecimiento.

La concepción de una “Sudamérica, nación de naciones”, consolidará este eje equilibrante y complementario con nuestra presencia en el Hemisferio Occidental y nuestros vínculos transatlánticos.

Participar, acompañando al Brasil, de la construcción sudamericana de una región autóno-ma, con proyección Pacífica, Atlántica y Antártica, nos permitirá una inclusión importante en los flujos del comercio y la inversión productiva de la presente y futuras décadas.

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La primer cuestión que tenemos que definir cuando nos enfrentamos con la necesi-dad de pensar los conceptos inherentes a un presupuesto público es, ¿a qué estrate-gia de gobierno responde ese presupuesto? Esto es, en otras palabras, ¿hacia donde el gobierno desea canalizar los recursos provenientes de los impuestos que pagan los contribuyentes? ¿Estará puesto el foco en lo social? ¿Habrá que pensar en el plan de obras? y en ese caso, ¿cuales serán las obras prioritarias? Y aun más: ¿será la seguri-dad estratégicamente importante dentro de la plataforma de gobierno?

Una vez definido el foco, es decir la estrategia, vendrá la definición de la táctica que estará representada por los programas detallados de gobierno. Cada área, sin perder de vista hacia dónde el gobierno ha decidido guiar su accionar, definirá y valorizará los distintos programas que incluyen acciones concretas de servicio o de producción. Se definen objetivos, se cuantifican y cualifican dichos objetivos, y finalmente se valorizan en cada uno de sus componentes. La suma de la valorización de cada uno de los pro-gramas nos dará el presupuesto general del gobierno para un período determinado.

Un gobierno subnacional como es el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tiene la responsabilidad de dar a sus ciudadanos servicios de educación, salud, seguridad, cultura y asistencia social a los sectores más carenciados. Asimismo tiene que estar preparado para atender situaciones de emergencia de todo tipo y fundamentalmente tiene que hacer crecer y mantener la infraestructura ciudadana. La construcción, reparación y mantenimiento de hospitales, escuelas, teatros, museos, calles, plazas, puentes, viaductos son sólo algunos ejemplos de las obligaciones en materia de in-fraestructura urbana.

Cuando pasa mucho tiempo sin efectuarse tareas de mantenimiento -o peor aún, si pasan décadas sin que se desarrollen obras de infraestructura que acompañen, al menos, el crecimiento demográfico-, el funcionamiento de la ciudad comienza a com-plicarse y se deteriora la calidad de vida.

Hasta aquí hemos descrito brevemente las acciones que dan origen al presupuesto por el lado del gasto, ahora veamos muy rápidamente cuales son los recursos con los que cuenta la Ciudad para solventar todo su accionar. La Ciudad depende fundamen-talmente de sus propios ingresos, ya que más del 90% de sus gastos e inversiones se sustentan con recursos provenientes de impuestos locales. Sólo una pequeña por-ción es costeada con fondos nacionales. De los ingresos propios, un 70% proviene del impuesto a los ingresos brutos y aproximadamente un 20% tiene su origen en los impuestos a las patentes y en el de alumbrado barrido y limpieza. El restante 10% pro-

Por Néstor [email protected]

Manejo de fondos publicos: una política de estado4

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Finalmente, habrá que bregar, por intermedio de nuestros representantes en el Con-greso Nacional, por una más prolija, transparente y justa distribución de la copartici-pación de impuestos nacionales. La ciudad de Buenos Aires contribuye aproximada-mente con un 25% del ingreso total de las arcas nacionales y recibe sólo un 1,4%. Es claro que las características socio económicas hacen que la ciudad deba contribuir con una porción mayor de la que recibe pero la diferencia aparece prima facie como injusta.

Es importante comprender el cambio estructural que debemos encarar para poner a la ciudad de Buenos Aires en un standard de infraestructura razonable que facilite la vida ciudadana. Está claro también que debemos comenzar más temprano que tarde, si no el tiempo sólo agravará las cosas, pero lo más importante es que todos, vecinos, poder ejecutivo, legisladores y jueces, además de todos los participantes necesarios del tercer sector, vayamos haciéndonos a la idea de que el problema no se soluciona con magia; por el contrario tenemos que tomar el toro por las astas y comenzar a pro-ducir en todos nosotros una mutación en la forma de ver y encarar el problema.

La cuestión plantea la responsabilidad de la sociedad como un todo y no sólo de un gobernante en particular, por ello decimos que aquí aplica aquello de política de es-tado. Debemos comprometernos en pos de un objetivo común. Para empezar, debe-mos ver si estamos de acuerdo en cuál es ese objetivo y, si logramos un consenso en ese sentido, seguramente encontraremos el camino para llevarlo adelante.

viene de impuestos menores entre los que podemos destacar el impuesto de sellos.Respecto del sistema impositivo de la ciudad cabe destacar que muestra un alto grado de regresividad, esto quiere decir que tiene muy poco en cuenta la capacidad contribu-tiva del vecino, ya que todos los productos y casi todos los servicios que se consumen en la ciudad tienen cargada una alícuota de impuesto a los ingresos brutos y dicha alíc-uota es la misma para ricos y para pobres. El impuesto “progresivo” por antonomasia es el impuesto inmobiliario, más conocido en nuestra Ciudad como ABL, por que allí sí el que más patrimonio tiene, más paga. Lamentablemente como este impuesto no se actualiza en forma anual, ha perdido importancia frente al crecimiento de los otros tributos que sí crecen por efecto de la inflación y del crecimiento de la economía. Esta manifiesta e indebida regresividad del sistema debe ser ajustada, debido a que año a año la situación se torna más injusta.

Calculamos hoy que la ciudad necesita, para alcanzar algún día un estándar de in-fraestructura aproximadamente parecido a una ciudad como Madrid, más de 80.000 millones de pesos. Al tratarse de un estado con un muy bajo nivel de endeudamiento y con finanzas no sólo muy sanas sino también transparente y cuidadosamente ad-ministradas, tiene la posibilidad de tomar deuda en el mercado voluntario y aplicar esos fondos a mejorar la infraestructura en general. Pero esa toma de deuda tiene un límite, no puede ser infinita, y no debería pasar del 30/40% del ingreso anual, o sea un stock de deuda no mayor aproximadamente a 4500/6000 millones de pesos (después de la colocación de la serie 8 del bono Tango estamos hoy en el orden de 3.500) . Como se ve, una situación aun muy lejana a la de aquellos necesarios 80.000 millones de pesos.

Si observamos que la ciudad puede destinar de su propio presupuesto anual no más de unas pocas centenas de millones a la inversión en nueva infraestructura, vamos a convenir que llegar a tener una ciudad como sus habitantes se merecerían resulta altamente improbable. No nos alcanzaría una generación completa para lograrlo.

La mala noticia es entonces que estamos en una situación de crisis de infraestructura, producto de muchas décadas de desidia, dejadez y falta de consideración por el ve-cino que paga puntualmente sus impuestos y que pide un mínimo retorno de dichas contribuciones en forma de buenos servicios. La buena noticia es que esta situación tiene solución si todos nos ponemos a trabajar en una política de estado que devuelva al sistema fiscal de la ciudad la progresividad que nunca debería haber perdido. Para ello tendría que definir una forma de actualización del impuesto inmobiliario que per-mitiera hacer sustentable en el tiempo la incidencia del referido impuesto.

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Positiva

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Doscientos años más tarde el desarrollo tecnológico, la historia y el azar, nos sitúan 2. en las coordenadas de una oportunidad similar. La de iniciar nuestra modesta pero efectiva revolución, una revolución posible. La velocidad de los avances modifica la percepción del tiempo y del espacio, cambia la dirección y la cultura de la época. Esto es: casi nada de lo que fue, será para las nuevas generaciones. La cultura de la que hablo, en términos de T.S.Elliot, podría definirse como “todo aquello que hace que la vida merezca la pena ser vivida”.El pro es parte de la nueva cultura, no tiene historia, pero puede tener futuro. También hay una épica en el diseño del futuro cuando un líder se anticipa y anuncia el cambio

El cambio es tan acelerado que, entre lo que fue y no será, debemos considerar que 3. está siempre en riesgo parte de lo que damos por cierto o seguro. Nuestra cabeza atrasa y hay que ponerla en hora cada día, con información de calidad y aportes de pensamiento lateral.

Siempre somos mejores que la vida que llevamos.4. La disputa política es por la inter-pretación de la ilusión, de lo que una sociedad quiere ser en ese momento. Para ganar se necesita de un líder y de un laboratorio de ideas. Ideas que tiendan puentes entre los deseos, la voluntad y la acción.

Un gobierno, un líder, es un medio de comunicación.5. El único poder que funda la autoridad de las ideas es la comprensión de los otros. El discurso alivia la tensión, une, repara y construye. Sin lectores-electores no hay cambio. “No me digan que las palabras no importan. Si no inspiramos a este país para que crea en sí mismo otra vez, entonces no importará cuantos planes tengamos”. (Respuesta de Obama a Hilllary, cuando ella lo criticó en campaña porque “con discursos no se pagan las deudas”)

La aventura del cambio debe proponerse a una generación y a las que le siguen6. . La épica del futuro es en sí un desafío extraordinario, el de pensar, discutir y formular un nuevo paradigma. “Generación” es más que Partido, más que Fuerza, más que Mo-vimiento, más que Alianza, Concertación, Coalición o pacto. Es un paso más, el paso adelante necesario para caminar nuevamente al ritmo que imponen la globalización, las alteraciones ambientales, la diversidad de sentidos, de formas de comunicarse, de relaciones, de valores.

Un paradigma es, por definición: “el conjunto de experiencias, creencias y valores que 7. afectan la forma en que un individuo percibe la realidad y la forma en que responde a

“Porque nosotros sabemos que lo que hemos visto y en lo que hemos creído, eso que comen-zó como un murmullo, se ha transformado en un coro que no puede ser ignorado, que no será de-tenido, que repicará por todo esta tierra como un himno que sanará a este país y hará estos tiempos diferentes a todos. Si, nosotros podemos” (Barack Obama)

En un tiempo era la política, estúpido, luego la economía – tal como le recordó Bill Clinton antes de las elecciones (“es la economía, idiota”) a Bush padre – pero no quedan dudas de que en el principio siempre fueron las ideas. Y, tal como ya lo anticipaban los griegos, “en el principio está el fin”.

Así es que alcanza con una breve introducción para comprender lo que resulta evidente: es la idea, fundada en un deseo, la que pone en movimiento la voluntad, la energía necesaria, y lleva a la acción.

Nos reunió el deseo de una ciudad y un país más justo, más solidario, más inclusivo, más amable.

Tenemos la voluntad, estamos en acción.

Hablemos de las ideas que nos guían y con las que saldremos a competir por la voluntad de los demás.

“O inventamos, o erramos”. Esa es la síntesis de lo que recomendaba Simón Rodríguez, 1. el maestro de Simón Bolívar. La frase, en contexto, dice así: “La América Española es Original; Originales han de ser sus instituciones y su gobierno: Y Originales sus medios de fundar uno y otro. O Inventamos o Erramos”.

Son las ideas, ¡idiota! 5Por Carlos Ares

[email protected]

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esa percepción”.Los paradigmas dominantes son compartidos por el trasfondo cultural de la sociedad y por el contexto histórico del momento. Las condiciones que facilitan el que un sistema de pensamiento pueda convertirse en un paradigma dominante, según los cuentistas sociales, son:

Otra vez: O inventamos o erramos. Pensar un nuevo paradigma es, al cabo de 200 8. años, pensar en la aventura de una revolución posible. Una revolución pacífica, edu-cativa, cultural, razonable, que modifique nuestras conductas y remueva las causas de nuestros malestares: el clientelismo, la corrupción, la impunidad, las organizaciones mafiosas que mantienen en la miseria y abusan de millones de compatriotas. Discuta-mos ideas, no consignas, no ideología. Las ideologías, llevadas al extremo, sólo sirven para encubrir a las minorías fanáticas y a los comisarios políticos que las administran para mantenerse en el poder. El debate no es entre sistemas: estatal, privado, mixto, cooperativo…Se trata de ideas y de personas. Honestas o no, decentes o no, dignas o no, solidarias o no, responsables o no, buena gente o no. Siempre se trata de perso-nas.

La memoria social no recuerda gestiones en particular, - de otro modo no sería hoy 9. recordado Raúl Alfonsín - pero si a los líderes que inspiraron a los ciudadanos y dijeron lo que tenían que decir en el momento en que había que decirlo.

Hay un principio muy significativo del Islam, el tawhid, que viene a cuento, es “el re-10. conocimiento de que aquello que es aguardado siempre ya está aquí”.

Por último, un poema. Porque, me pregunto, si el poema – como se sabe- es siempre

político, ¿no debiera ser el político un poeta?

Arte poética (Juan Gelman)

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío, como un amo implacable me obliga a trabajar de día, de noche, con dolor, con amor, bajo la lluvia, en la catástrofe, cuando se abren los brazos de la ternura o del alma, cuando la enfermedad hunde las manos.

A este oficio me obligan los dolores ajenos, las lágrimas, los pañuelos saludadores, las promesas en medio del otoño o del fuego, los besos del encuentro, los besos del adiós, todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos, rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.

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Organizaciones profesionales que legitiman el paradigma.•Líderes sociales que lo introducen y promueven.•Periodismo que escribe acerca del sistema de pensamiento, •legitimándolo al mismo tiempo que difunden el paradigma. Agencias gubernamentales que lo oficializan. • Educadores que lo propagan al enseñar a sus alumnos. • Conferencistas ávidos de discutir las ideas centrales del para-•digma. Cobertura mediática.•Grupos de derechos que acuerden con las creencias centrales •del paradigma.

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Por Verónica Martí[email protected]

Parque Patricios y la tecnología: un buen matrimonio 6

Una política pública exitosa es aquella que nadie se va a atrever a cambiar, aunque su ideología vaya en otra dirección. Genera tanta adhesión en la sociedad, que el costo de enfrentarla y los beneficios de apoyarla se suman para transformarla en una política de Estado. Un desafío de esta magnitud es el que hizo cambiar nues-tras vidas ordenadas y nuestros trabajos en el sector privado por la vocación de cambio y el trabajo público, impulsando nuevas ideas que le dieran a la Ciudad la posibilidad de crecer y ofrecer a sus vecinos soluciones a sus necesidades.

Una política de Estado es algo que se ve en Europa y EEUU, pero también en Chile, en Brasil y en Uruguay. Cambia el signo de las administraciones pero las estrategias permanecen. Son los grandes consensos de la sociedad que en Argentina aun nos debemos, pero es indispensable que caminemos hacía ellos. No es fácil sumar voces y hacer de “todos los fuegos el fuego”, como el título de un gran libro de Cor-tázar, pero es indispensable para las políticas que requieren años de trabajo.

Cuando se piensa en desarrollo y crecimiento económico se abre un abanico de po-sibilidades tan grande que sólo enumerarlas nos podría llevar horas. Buenos Aires cuenta con ventajas comparativas en el nivel cultural de su gente, en el avance e inversión en comunicaciones, en la dimensión de su población y en la conexión de la ciudad a través de los medios de transporte. El desarrollo y la oferta de cada bar-rio es diversa y los que claramente están en una mayor situación de atraso y olvido son los barrios de la zona Sur de la Capital. El desbalance entre barrios en términos de valor enterrado, de inversión pública y de producto geográfico de sus habitantes es notable y tiene ya más de 40 años de vigencia. Como equipo, en la Subsecretaría de Inversiones, nos preguntábamos : ¿Cómo transformar esta realidad? ¿Cómo hacer que el Sur sea un lugar de desarrollo y no de olvido? ¿Cómo lograr para que más gente quiera vivir y trabajar en el sur de la Ciudad de Buenos Aires?

Nos convencimos de las virtudes de la siguiente combinación: Parque Patricios y Tecnología. Fueron innumerables las reuniones, las personas escuchadas, los ex-pertos consultados, tanto del Estado, como del sector privado y la sociedad civil que estuvieron en las mismas oficinas. Muchos participaron compartiendo opin-iones para llegar al consenso que nos permitiera generar el compromiso de lo que se proyectaba como un buen matrimonio. Nos alegró saber que los vecinos del lu-gar querían un cambio, y estaban dispuestos a acompañar los esfuerzos necesarios para ver a su Parque Patricios transformado.

Lo que empezó siendo una idea de la Subsecretaria de Inversiones se transformó

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en un proyecto que involucraba energías y trabajos en sectores diversos del Gobi-erno: desde Desarrollo Urbano, Educación, Seguridad, el CGP de la zona, hasta el Jefe de Gobierno formaron parte del plan. La prueba del compromiso general está dada por el hecho de que este proyecto fue considerado como prioridad del Minis-terio de Desarrollo Económico.

Los días se hacían largos, comenzábamos oyendo especialistas desde tempra-no para terminar con proyecciones y testeos del proyecto hasta altas horas de la noche. El entusiasmo nos hacia olvidar el transcurso de la jornada y a veces nos olvidábamos hasta de hacer una pausa para comer. Rápidamente dejamos las oficinas para conocer la realidad de barrio. Todo indicaba que los beneficios que acompañaban a la industria de la tecnologías eran propicios para un barrio como el de Parque Patricios.

Las actividades relacionadas con tecnología de la información y las comunicaciones son una industria nueva, limpia, llena de jóvenes que buscan crear valor y hacer historia. Es un rubro descontracturado, desafiante, pionero y creativo. Sus necesi-dades requieren un espacio en el que combinar calidad de vida, precio accesible del metro cuadrado y grandes predios de planta libre. Parque Patricios cuenta con esos Galpones dispuestos a recobrar vida, a modernizarse y “pegar el salto”

El merito de la ley 2972 que crea el Distrito Tecnológico en Parque Patricios es el de haber reconocido la complementariedad de un barrio que necesitaba un motor de crecimiento y de una industria que buscaba un lugar para hacer propio y levantar vuelo.

Hoy estamos contentos de los resultados: más de 36 empresas ya radicadas están dinamizando el barrio con gente joven que compra en sus negocios, transita por sus calles y pasea por sus plazas, y hay ya otras 30 empresas con intenciones de radi-cación. Se trata en su mayoría productoras de software, pero éstas conviven con otras del rubro de educación, hardware y BPO (Business Process Outsourcing).

El espacio que ocuparan ya alcanza los 80.000 mts2 de nueva vida, dado que la puesta en valor de los inmuebles demanda inversiones para mejorar, dar habit-abilidad y con ello impulsar el embellecimiento y reevaluación del barrio. El Barrio de Parque Patricios se esta adaptando a sus nuevos 6.000 vecinos temporarios, empleados de estas empresas, y celebrando también al incremento económico de sus mts2, producto de este despertar y del crecimiento inicial. Como todo buen

matrimonio, el de Parque Patricios y la tecnología necesita tiempo para ir estab-leciendo sus reglas de funcionamiento y sus pautas de convivencia. Todo parece indicar que se trata de una historia de amor, de esas que cambian las vidas de los involucrados.

Tras el convencimiento, el duro trabajo, el apoyo de los vecinos, Buenos Aires tiene su distrito tecnológico y con él, el crecimiento de una actividad que agrega valor, el despliegue de una industria creciente y no contaminante, una estimulada oferta laboral para muchos jóvenes, el compromiso con el postergado sur y el aprendizaje de que se puede trabajar en políticas públicas a varios años. Con esfuerzo, trabajo y empuje podemos ver una idea hecha realidad.

Agradecemos a la Subsecretaria de Inversiones por los datos proporcionados y al Subsecretario de Inversiones Carlos Pirovano por el relato.

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Por Jorge Sá[email protected]

Don Juan de América, Don Juan de Buenos Aires7

Como todos los viernes por la tarde, el equipo de técnicos del Gobierno de la Ciudad salió a recorrer Buenos Aires para tomar contacto directo con la ciudad, fuera del ám-bito contenido y abstracto de las oficinas.Ese día estaba programado ver los bordes del Riachuelo, desde su nacimiento en el Río de la Plata.

Este equipo tiene a su cargo el desarrollo de proyectos urbanísticos de la ciudad relacionados con el espacio público, y su interés es estar en la calle, en los barrios, en los cafés, mezclándose con la gente y las historias de la ciudad, para incorporar esas vivencias en los proyectos a su cargo.

En un momento del recorrido, el responsable del grupo se apartó un poco, y mirando el agua pensó en su responsabilidad y en la magnitud de la tarea encomendada: ni mas ni menos que pensar y concretar proyectos urbanos para una ciudad de la signifi-cación de Buenos Aires…Le surgían preguntas: ¿cuáles son los problemas urgentes, por dónde comenzar, cómo satisfacer a todos los grupos sociales, cómo lograr en el breve poco de una gestión hacer obras trascendentes, que permanezcan y establez-can un puente con el futuro?...

Caminando despacio, ensimismado, se detuvo a mirar a un hombre mayor, a alguien de la tercera edad, como dicen los sociólogos, que sentado al borde de la ribera, con la mirada fija en el horizonte, también parecía meditar.

Casi sin darse cuenta, uniendo esos dos momentos de reflexión, el funcionario le dijo: ¿todo bien?...

El hombre mayor giró su rostro, y dijo, sin responder a la pregunta directamente, pero si a los pensamientos del funcionario, como si los hubiera leído:

“Buenos Aires es una ciudad en proceso de desarrollo. No es una urbe como muchas de Europa, que después de veinte siglos se encuentran totalmente consolidadas, con una identidad absoluta y con sus posibilidades de crecimiento y transformación prácticamente clausuradas. Quizás por ello, en el comienzo del proceso fundacional, muchos argentinos pensaron en trasladar literalmente la seducción de lo europeo a estas tierras, para darle continuidad, para salir de aquel encierro y hacer más amable la relación entre el viejo y el nuevo mundo. En esta ciudad sin “ninguna historia”, quisieron llevar adelante los sueños imposibles de realizar en el saturado espacio de aquellas metrópolis.

Pero Buenos Aires no es una ciudad sin historia, y sin identidad. La Reina del Plata, como la bautizó con cariño y admiración Don Manuel Romero -hombre que por cierto la veía desde aquí y no desde allá-, tiene una identidad muy definida, tanto en la idios-incrasia de su gente como en la de sus espacios y lugares. Identidad de la que dan sobrada cuenta los testimonios y retratos que nos han legado y nos siguen legando sus artistas y cronistas populares como Marechal, Arlt, Borges, Discépolo, Manzi, Dolina, Nebbia.

“Usted debe ser un funcionario de los que proyectan la ciudad, quizás un arquitecto, y se estará preguntando cómo encarar esta tarea, cómo llegar al conocimiento adec-uado, a la conciencia necesaria para hacer su tarea con sabiduría y justicia.”

Sorprendido y admirado al mismo tiempo, el hombre del Gobierno asintió y le pidió que continuara hablando.

“Si los que tienen que decidir el futuro de una ciudad se preguntaran cómo convertirse en hombres más justos y reflexivos, cómo acceder al verdadero conocimiento, ten-drían que pensar en los enemigos que acechan al hombre en su camino hacia una verdadera sabiduría.Primero habría que considerar el miedo, el miedo a exponerse, a mostrar las propias ideas, a confrontarse con la realidad. En general los dirigentes, los cuadros políticos, son hombres que han vencido a ese primer enemigo, pero a menudo sucumben al segundo, la ilusión de la claridad. Esa claridad es una ilusión que los lleva a creer que todo es certeza, que sólo resta actuar y avanzar, sin volver nunca a preguntarse acerca del sentido. Ese enemigo se vence adquiriendo el dominio de las situaciones y los tiempos. Actuar cuando hay que actuar y tener paciencia para detenerse a pensar cuando hay que pensar”

Continuando con sus pensamientos el hombre dijo:

“Piense en el tercer y más fuerte enemigo del hombre: el poder de mandar deri-vado de aquella supuesta claridad, de hacer todas la reglas. El poder de creerse con derecho a todo, sin pensar en el derecho de los demás.

La historia de Buenos Aires está signada por posturas de todos los tipos, algunas sumamente extremas. Así tenemos los preservacionistas a ultranza que se quedan en los grandes e incuestionables enunciados de la historia y del patrimonio, sin ver realmente qué es lo preservable, o sin entender que la preservación a veces no radica

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tanto en los objetos como en los ambientes, en la estructura espacial y en la ritual.

Por supuesto que este gran enemigo acecha también a los funcionarios elegidos, quienes pueden llegar a olvidar que su poder emana del mandato de los que los han elegido, y por lo tanto es un poder al servicio de estos, con la responsabilidad de ac-tuar con suma prudencia.La pura acción tiene sus riesgos; luego aparecen las sorpresas, los emergentes no deseados. Una postura sensata acerca del espacio urbano radica en el juego perma-nente entre la reflexión y la acción, o sea en el control del poder.

La reflexión impone considerar distintas escalas, disciplinas y metodologías de tra-bajo en el abordaje de las cuestiones, desde el planeamiento urbano y territorial hasta la arquitectura. Finalmente el hombre habló del cuarto enemigo del hombre de conocimiento. “El cuarto enemigo del hombre de conocimiento, quizás el más cruel de todos es la vejez, el cansancio, la falta de renovación”

“Metafóricamente, desde el punto de vista de los que tienen la responsabilidad de gobernar una ciudad de la importancia de Buenos Aires, este enemigo podría manife-starse al considerar el tiempo presente sólo desde su propia situación circunstancial, entendiendo a la ciudad como algo estático, sin el renacer a cada instante que le es propio, escapándole a las dificultades que implica lograr cada cambio anhelado.

Hay que contemplar el mejoramiento de la calidad de vida de los vecinos, buscando una distribución equitativa de los recursos presentes y futuros, a los efectos de con-tribuir a la constitución de un proyecto de ciudad compartido y en el largo plazo. La acción deberá combinar una correcta coordinación de las medidas puntuales y globales con un criterio de integración, que desarrolle nuestra ciudad con coherencia, con una visión joven, con una visión de amplio futuro”.

Así como había comenzado, el hombre calló finalmente, lo miró con una cierta bondad y le dijo.

-“Amigo, le dejo estos pensamientos y le deseo suerte con su tarea”- “Cómo se llama abuelo ?-“ Don Juan…, Don Juan de Buenos Aires”, y se alejó despacio hacia el otoño porteño, que recién comenzaba.

El funcionario se quedó pensando en algo que había leído en su juventud: “Las ense-ñanzas de Don Juan”, del escritor Carlos Castaneda, ¿Una casualidad?. ¿Una visión?, ¿Era este el mismo Don Juan?

Tratando de evocar todo lo dicho por aquel hombre sabio y generosamente inespera-do, repitió para si mismo, casi como una oración:

”Si podemos actuar sin miedo, con una justa claridad, con un poder controlado al ser-vicio de la gente, y con una visión de permanente renacimiento y juventud, podremos quizás considerarnos verdaderos hombres y mujeres de conocimiento y nos habre-mos ganado el derecho a construir nuestro futuro y el futuro de nuestra ciudad.

Pero el grupo ya lo estaba llamando para continuar la recorrida.

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¿Cuántas veces escuchamos hablar de renovación en las campañas electorales? ¿Cuántas veces vimos a los candidatos decir que necesitamos de los nuevos, de los jóvenes? También podríamos preguntarnos, ¿cuántas veces escuchamos discursos y debates televisivos sobre la nueva política?

Muchas. Muchas campañas, actos políticos, programas de TV, muchos candidatos y líderes políticos hablan de la necesidad de renovar la política. Pero, ¿realmente lo llevan a la práctica? ¿Cuántos de las nuevas generaciones participan realmente en cargos públicos, ejecutivos o legislativos? En este caso la respuesta es otra: pocos. Lo vemos en el PJ, en la UCR y también en algún otro espacio más nuevo.

Como idea de la Juventud PRO surgió averiguar las edades de nuestros legisladores. Miramos un poco los Concejos Deliberantes, Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y de la Ciudad de Buenos Aires. También el Congreso de la Nación. Y compara-mos con los legisladores de otros partidos políticos.

Nuestro partido tiene los promedios más bajos de edad en Concejales, en la legisla-tura provincial y porteña y también en el Congreso de la Nación. Los resultados no nos sorprendieron. ¿Por qué? Por que se dio lo que los jóvenes PRO ya sabemos: las nuevas generaciones que quieren aportar a la política tienen un lugar. No sólo los jóvenes, sino también aquellos que vienen de otras actividades, de otros sectores y quieren también ser parte.

Ése es el aporte del PRO: renovación. Pero ojo, que también entendemos que el aporte de los jóvenes, y de los nuevos, es más valioso todavía si lo combinamos con gente de experiencia, que ya conoce el camino tanto como las trampas que lo pueblan. Porque el sistema no le da la bienvenida a los jóvenes, todo lo contrario: trata de expulsar cualquier cosa que sea distinta y trabaja para que los nuevos fra-casemos en el intento.

No creemos en el que se vayan todos. Que se vayan los malos en tal caso. Los que nos trajeron hasta acá, los que hoy no buscan el bien para todos.

Compartimos la convicción de que es necesaria una renovación, una opción nueva como la que llevamos adelante. Y estamos convencidos que podemos hacerlo a nuestra manera, sin seguir la lógica política a la que estamos acostumbrados.

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Por Soledad Martí[email protected]

Edades en el PRO8

El promedio de edad de nuestros diputados nacionales es de 44 años. •No sólo tenemos en el bloque a la legisladora más joven, con 27 años (quien les habla), sino que la mitad de nuestro bloque está por debajo de los 40 años. En comparación con el resto de los bloques de otros partidos políticos (tanto tradicionales como nuevos), el bloque PRO es casi 10 años más joven.

En la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, nuestros legisladores •promedian los 45 años. Los demás bloques, 55. En las últimas elec-ciones, el primer candidato del PRO tenía 33 años.

El promedio de edad de los legisladores provinciales es de 43 años, •y en comparación al resto de los bloques es entre 5 y 8 años más joven.

Respecto a los concejales de nuestro partido, el promedio de edad •es de 45 años, y en comparación a otros concejales, son entre 12 y hasta 15 años más jóvenes. Dato más que interesante, ya que en los ámbitos municipales es en donde menos se encuentra gente joven, donde menos frecuentes son los aires de cambio y los pocos nuevos conviven a diario con Intendentes y legisladores que hace dos déca-das que gobiernan.

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Las movilizaciones multitudinarias siempre acompañaron a la actividad política. A lo largo de la historia los grupos sociales utilizaron esta herramienta como un mecanis-mo para mostrar la fortaleza y la capacidad de persuasión de una determinada idea.

Esa idea (libertad para las víctimas del apartheid, derechos sociales para los traba-jadores ingleses del Siglo XVIII, igualdad para las mujeres en la década del 40, etc.) siempre necesita despertar en aquellos que la sostienen, un sentimiento de esper-anza, entendida como la posibilidad real y concreta de mejorar la calidad de vida de quienes luchan por ella.

El 2do Encuentro Nacional de Juventud PRO realizado en Luján, muestra que nuestro partido está logrando lo que otros han intentado sin éxito en las últimas dos décadas: volver a esperanzar a los jóvenes.

El PRO tiene como una de sus principales banderas la renovación generacional de la política, lo que en un país donde hace 25 años el poder se divide siempre entre los mismos, resulta vanguardista.

Hablamos de revolución, porque buscamos modificar todo lo que siempre se pre-sentó como inmutable. La vieja política siempre nos quiso hacer creer que estamos condenados al fracaso, mientras que nosotros creemos que esa verdad puede ser desafiada y superada. Creemos en la posibilidad del cambio.

Revolucionamos el mundo político al querer recobrar la cultura del esfuerzo, al valorar la estructura de premios que respeta la ley, al intentar rescatar respeto a la maestra en la escuela y otros valores asociados, al no resignar la libertad de vivir tranquilos en vez de estar presos del miedo, al entender la política como una búsqueda de consen-sos y no como una lucha permanente entre argentinos y argentinos.

Revolucionamos por creer que el trabajo genuino es la mejor forma de combatir la po-breza. Transformamos la política luchando contra el clientelismo y sin aprovecharnos de la necesidad de nuestro pueblo. Entendemos que la igualdad de oportunidades a través de la educación y la capacitación, constituye una verdadera responsabilidad del Estado frente al conjunto social.

No queremos renunciar a nuestra voluntad de cambio y no nos conformamos con una realidad triste y decadente. Haciéndonos eco a las palabras de Mauricio, tenemos

que entender nuestra misión como la de los apóstoles de ese espíritu transformador. Nuestra es propagar las ideas en las que creemos a todo el conjunto social, en cada barrio y en cada universidad. Es indispensable no abandonar nuestras convicciones y defenderlas, aún cuando nos insulten o nos ataquen por hacerlo.

Ya sabemos que la política es una mala palabra para la concepción general de la po-blación argentina. Nuestra primera acción como jóvenes políticos radica en refundar ese concepto desgastado, volver a darle su brillo y su grandeza. Precisamos pro-ponerle a la sociedad la necesidad de cambiar como primer paso para concretar ese salto, y mostrar que la política es el modo de realizarlo.

El encuentro de Luján, dejó en claro dos realidades partidarias. Primero, que nuestro partido tiene un verdadero poder de convocatoria, y que buena parte de ella provi-ene del interior del país y no sólo de Capital Federal y Provincia de Buenos Aires. Segundo, que es real el hecho de que el PRO es el partido político de los jóvenes y representa a los nuevos en la política argentina

Que más de 5000 jóvenes nos hayamos reunido en Luján demuestra que no somos pocos los que nos atrevemos a pelear por lo que creemos, que no somos pocos los que queremos servir al país y no servirnos de él, que no somos pocos los que no tenemos miedo de superar las trabas y obstáculos de la vieja y corrupta política, y fundamentalmente, que no somos pocos los jóvenes que creemos en nosotros mismos.

Positiva

Por Emanuel [email protected]

Luján: el comienzo de nuestra revolución9

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Hace 9 meses pasaba mis días con bastante tranquilidad en el escritorio de mi em-presa familiar. Los desafíos eran claros, la agenda controlada, la incertidumbre limi-tada. El destino me llevo a aceptar el gran desafío de ingresar a trabajar en la Ciudad de Buenos Aires. Hacía tiempo que venía pensando que no podía seguir siendo un espectador crítico en la comodidad de mi status quo, con una indignación e impoten-cia creciente por la continua degradación de nuestro país.

Hoy, 9 meses después, mi indignación e impotencia son menores ya que siento que tenemos una posibilidad de cambiar el rumbo de la historia. Porque compruebo que es posible hacer cosas, que es posible transformar la realidad pero, por sobre todo, que hay utopías posibles.

Una de ellas es la de la bicicleta. Hace muchos años que tengo una relación muy intensa con la bicicleta. Mi pasión por los deportes y las aventuras extremas, fueron encontrando en ella un compañero ideal tanto para correr un Ironman, como para bajar las montañas más desafiantes de nuestro país en Tucumán o en la Patagonia.

La Bicicleta me encontró en el gobierno o yo la encontré a ella. Dentro de los progra-mas que tenía que implementar estaba la construcción de ciclovías. La construcción de ciclovías la convertimos en el Programa Bicicletas de Buenos Aires: Mejor en Bici. Lo que había que lograr era un cambio cultural a partir del cual los porteños y los que vienen diariamente a la ciudad, se animen a cambiar su hábito de movilidad, introduciendo la bici en él. Las condiciones están dadas: 60% de las personas dicen que usaría la bicicleta como medio de transporte en muchos de sus viajes, si fuera seguro, 40% de la familias tienen bici en la casa. Buenos Aires es una ciudad plana, con un clima adecuado. En eso estamos: creando las condiciones, para ir cambiando la cultura,

El éxito del Programa lograra instalar la bicicleta como un medio de transporte ecológi-co, saludable y rápido. Mejoraremos el tránsito, con menos autos y más bicicletas, menos contaminación, más salud física y mental. Ciudades como New york, Barce-lona, Paris o Bogotá ya llevan algunos años en este proceso. Copenhague y Ámster-dam han trabajado estas políticas sistemáticamente durante 40 años logrando que un 40% de las personas, con frio o calor, lluvia o nieve, se muevan en bicicleta.

En Buenos Aires ya están sembradas las semillas para que esto sea posible. Para en-contrarnos dentro de algunos años con una ciudad distinta, con todos los beneficios que la bici trae aparejados, pero por sobre todo con una ciudad más igualitaria donde vivamos el espacio público sobre una bicicleta.

Mis días son menos tranquilos, los desafíos son gigantes, la agenda incontrolable, y la incertidumbre dejo de ser limitada, pero cada día estoy más convencido que la utopía es posible.

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Positiva

Por Guillo [email protected]

Mejor en Bici10

Construyendo una Red de Ciclovías Protegidas. Ya hay 25 km con-1. struidos. Para fin de año tendremos por lo menos 60km más. To-dos los puntos importantes de la ciudad estarán interconectados de forma tal que grandes o chicos, hombres o mujeres podremos movernos en bicicleta de una forma segura, inédita hasta ahora en Buenos Aires.

Desarrollando infraestructura para estacionamientos de bicicletas, 2. en shoppings, estaciones de tren y subte, en las calles y en las pla-

zas, en los edificios de la Ciudad de Buenos Aires, en los garajes comerciales, con tarifas adecuadas.

Implementado un sistema público de alquiler de bicicletas. Su imple-3. mentación va cambiando definitivamente la fisionomía de las ciu-dades. Asi ha sucedido en Paris, en Barcelona, y empieza a suceder en el D.F. de México, posibilitando tomar la bici en un lugar y dejarla en otra a tarifas muy accesibles.

Incentivando el Programa Empresas Amigas de la Movilidad Sus-4. tentable, que impulsan a sus empleados al uso de la bicicleta, gene-rando espacios para estacionarlas, adquiriendo flotas propias para los movimientos de los empleados, facilidades de vestuarios o du-chas, para que las empresas cuenten con colaboradores mas felices, saludables y ecológicamente responsables.

Promocionando el uso de la Bici y educando para que tomemos con-5. ciencia tanto los ciclistas, como los no, de las normas a cumplir para