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Transmisión intergeneracional de la violencia física en las parejas
Alejandra Nava Ernult1
Resumen
La presente investigación tiene como objetivo general descubrir los patrones
intergeneracionales y el funcionamiento familiar que generan violencia intrafamiliar de
forma repetitiva en parejas violentas. Los objetivos particulares pretenden: a) conocer
cuáles son los patrones y ciclos repetitivos de la transmisión intergeneracional de la
violencia física en las parejas; b) analizar el impacto de la violencia física en parejas y cuál
es el impacto en el funcionamiento familiar; y c) explicar una propuesta de intervención
terapéutica que detenga la violencia física en las parejas. El diseño de la metodología es
cualitativo, de tipo descriptivo-explicativo. Entre los instrumentos que se utilizan están el
genograma (McGoldrick y Gerson, 2000) y la escala de Funcionamiento Familiar (Espejel
et al., 2008). Las muestras se tomaron de siete estudiantes de nuevo ingreso de las
licenciaturas (Educación Especial, Ciencias de la Familia y Atención Integral al Adulto
Mayor) de la Facultad de Ciencias para el Desarrollo Humano de la Universidad
Autónoma de Tlaxcala, México. Los resultados, en cuanto a los niveles de funcionalidad,
muestran que cinco parejas presentan puntajes totales de disfuncionalidad, una de
funcionalidad y una en el límite de la funcionalidad. Los puntajes totales por factor que son
funcionales: supervisión, afecto, apoyo. Los puntajes totales por factor que son
disfuncionales: control, conducta disruptiva, comunicación, afecto negativo y recursos; en
el límite de la funcionalidad se encuentra autoridad. En lo referente a los genogramas, el
caso I: intento de asesinato, abuso sexual, violencia. Casos II y III: violencia, alcoholismo.
Caso IV: violencia de un menor (8 años) hacia su hermana mayor (18 años) y violencia
trigeneracional. Caso V: tortura, asesinato, violencia. Caso VI: muertes por accidentes.
Caso VII: violación a una menor de edad, violencia, menor internado en orfanato por
ausencia de padres.
Palabras clave: transmisión intergeneracional, violencia, funcionamiento familiar.
1 Facultad de Ciencias para el Desarrollo Humano de la Universidad Autónoma de Tlaxcala,
México. Correo electrónico: dayanale_24@ hotmail.com
Ponencia presentada en el Seminario Internacional: Estudios sobre violencia de
pareja, 26 de julio de 2017, Asunción-Paraguay.
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Antecedentes
La familia produce una serie de interacciones sociales que, por ser significativas, serán
interiorizadas por cada sujeto y, por lo tanto, influirán de manera decisiva en el curso de
su desarrollo social, afectivo, intelectual (Arranz y Olavarrieta, 1998 en Valdés, 2007). Así,
para la mayoría de las personas, la familia constituye la más importante red de apoyo
social durante las diversas transiciones vitales que han de realizar en su vida: búsqueda
de pareja, trabajo, vivienda, nuevas relaciones sociales, jubilación, vejez, etcétera,
asimismo, las crisis impredecibles que se pueden presentar: muerte de un familiar,
desempleo, divorcio. Además, se generan las condiciones que permiten al individuo
aprender a asumir responsabilidades, solucionar problemas, transmitir los valores, la
moral y se reproduce el poder.
Aunado a lo anterior, dentro del contexto del grupo familiar se originan situaciones
emocionales, la expresión del afecto, el apoyo mutuo e interacciones entre los miembros
que influyen decisivamente en el desarrollo de la autoestima y la identidad personal de
sus integrantes. Es decir, en este grupo es donde el individuo obtiene la mayor fuente de
afectos y donde puede desarrollar relaciones verdaderamente íntimas, por ejemplo, el
vínculo que se desarrolla entre la madre y el hijo (especialmente en la etapa de crianza,
cuando el hijo sigue fielmente conductas de la madre, aprende a relacionarse con el
mundo gracias a los estímulos sociales y afectivos que, en principio, son fomentados por
ella). Así es como se construyen los grandes afectos. Sin embargo, también emergen las
emociones más duras, intensas y fatales, que infligen al menor, y se les denomina
violencia.
Asimismo, en la familia nacen y maduran los sentimientos más intensos y se
aprenden los comportamientos sociales básicos. Además de ello, se practica la
comunicación interpersonal por medio de la aceptación de la diferencia y la autoridad, el
respeto a las reglas, la tolerancia a la frustración, la experiencia del compromiso y la
negociación, tanto en la familia como en la red social. Si estos aprendizajes no se
asimilan, o sea, si no se toman en cuenta la diferencia, la singularidad y los deseos de
cada persona, aparece la violencia, y esta se vuelve el modo más habitual de resolver los
conflictos familiares (Perrone, 2005).
En consecuencia, los trastornos emocionales y sociales pueden ser considerados
como una expresión de problemas que han sido desarrollados y transmitidos en el
transcurso de varias generaciones. Desde esta perspectiva multigeneracional no se
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considera, por ejemplo, que la madre de un niño esquizofrénico sea la responsable de la
esquizofrenia de su hijo; la madre es simplemente un jugador dentro de una serie de
jugadores de otras generaciones.
La perspectiva multigeneracional ha sido estudiada por Boszormenyi-Nagy
(Boszormenyi-Nagy 1973) y Bowen (1976, 1978 en Simon et al., 2002). Estos
investigadores han podido demostrar cómo en el transcurso de varias generaciones han
comenzado a funcionar mecanismos similares de identificación proyectiva, una especie de
red. En este sentido, Alejandro Jodorowsky (2011) señala que una red se teje poco a
poco, en contacto con nuestros familiares y los conocimientos que nos transmiten.
Heredamos experiencias. Sin embargo, al ser estas experiencias limitadas, se traducen
en idiomas nacionales que producen estados mentales estancados en un mundo interior
que abarca muy pocas conexiones, una celda cultural de la que difícilmente se puede
escapar.
Dicho de otra manera, todo individuo es el producto de dos fuerzas: la fuerza
imitadora —dirigida por el grupo familiar, que actúa desde el pasado— y la fuerza
creadora —manejada por la conciencia universal desde el futuro—. Sobre esto último,
cuando los padres limitan a sus hijos y los obligan a someterse a planes, a consignas
(“serás esto o aquello” o “te parecerás a tal”, “nos obedecerás y propagarás nuestras
ideas y creencias”), desobedecen los proyectos evolutivos del futuro, por lo que sumen a
la familia en toda clase de enfermedades físicas y mentales. Si ocurre lo anterior,
entonces se originan las pautas interaccionales de una familia nuclear que han sido
prefiguradas y establecidas en las familias de origen de los padres.
Sobre nuestro problema de investigación —al que pretendemos conceptualizar
como transmisión intergeneracional de la violencia—, diversas investigaciones han
reportado las formas en que se estructuran y funcionan las familias que experimentan
violencia interna. Estas familias están teñidas por las creencias culturales patriarcales,
donde los roles siguen siendo tradicionales (Lucrecia y Paz, 2000). En ese mismo sentido
lo señalan Irma Olivera y Matilde García (2013: 83), en la investigación sobre
“Familiograma trigeneracional como herramienta para diagnóstico presuncional en la
problemática familiar”, que detectaron que una tercera parte de las familias estudiadas
acepta la presencia de violencia y solo en una familia se detectó la repetición de la
violencia en dos generaciones.
En otra investigación (Murillo, 2012), se reporta que la memoria familiar opera
como un dispositivo que determina la estructura familiar; aquella será constituida por los
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participantes en la futura relación de pareja: en la forma de asumirse como mujeres y
como esposas. Es decir, la presencia de violencia conyugal es una evidencia de patrones
de interacción similares en ambas generaciones. La presencia de violencia conyugal ha
sido determinada por la influencia de los patrones de interacción observados y
vivenciados en las diadas conyugales establecidas por sus padres. Esta memoria
generacional se perpetúa en las dinámicas relacionales como una película que se debe
repetir, por honor al antepasado, por emular una figura de poder jerárquico en la familia,
no importando los matices, los límites y el riesgo que implica, solo se replica consciente o
inconscientemente.
En la investigación realizada por Carmita Alexandra Soria (2015) se menciona que
el 90% de las personas encuestadas han crecido dentro de un ambiente familiar
conflictivo, del cual expresan recuerdos desagradables, recurrentes e invasores de todo
tipo de violencia donde la víctima y el entorno familiar han experimentado a lo largo de su
vida una progresiva dinámica cíclica de violencia, cuyos actos están presenciados por sus
hijos, quienes ya en su desarrollo y formación aceptan estas conductas violentas, las
legitiman y las repiten en la próxima generación, alimentando el ciclo de violencia
intrafamiliar. Se repite el proceso por el cual avanza un individuo, una pareja, una familia;
sin cuestionar el ambiente cíclicamente violento. Se actúa como si no pasara nada,
permitiendo y dando paso a la permanencia indiscutible del acto violento.
María de Lourdes Patricia Femat (2008: 578-601) explica que las familias se
estructuran y se organizan a partir de pautas de interacción que se refieren a patrones
recíprocos de comportamientos entre sus miembros, que funcionan como organizadores
de las interacciones del sistema. Las pautas de interacción se repiten a través de
generaciones. Las problemáticas, la organización, mitos, creencias, pasan de una
generación a otra. En este sentido, los comportamientos son el resultado de
interconexiones de un sistema antiguo al presente y al futuro. En el proceso de
transgeneracionalidad, influyen también las transiciones por las que pasa cada grupo
familiar y los sucesos de vida, que también se les denomina ciclo vital. Esta autora refiere
que las investigaciones acerca de las dinámicas familiares, especialmente cuando se
analizan tres generaciones, nos permiten conocer los ciclos de vida que todas las familias
viven; pero a la vez se van pasando, como si fuera una credencial, todos aquellos ritos,
mitos y valores de una forma natural y sin reflexión.
Ma. del Prado Ordóñez (2012: 4 y 5) reporta también la transmisión generacional
de la violencia. En su estudio se asume un modelo de aprendizaje de conductas violentas
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dentro del hogar. Es decir, los estilos de crianza punitivos, uso y abuso de sustancias
(drogas) y la presencia de trastornos de conducta en la adolescencia han demostrado
poseer un papel relevante en el riesgo de ejercer violencia contra la pareja en la edad
adulta. Con la repetición, esos patrones de interacción y de resolución coercitiva de los
conflictos se generalizan y se aplicarán, posteriormente, a las relaciones familiares y de
pareja en la edad adulta. El escenario donde se aprenden mediante ensayo/error las
conductas más amorosas y/o las más destructivas hacia sí mismo o hacia los demás es,
sin duda, el familiar. Una forma de destrucción aprendida es el uso de drogas como una
solución de conflicto, que sin duda solo pospone el acto violento para después darle
salida de una forma inadecuada y explosiva que da cabida a la violencia aprendida,
reprimida.
En ese sentido, Ma. Luisa Garzón (2016) realizó una investigación, en Tlaxcala,
México, sobre la estructura de la familia de origen de dos casos que han presentado
repetición trigeneracional de violencia de género y alcoholismo. El objetivo fue mostrar
dos casos de violencia: uno con muertes por violencia y muertes traumáticas repetitivas
del hombre hacia la mujer, alcoholismo trigeneracional así como violaciones; el otro caso
mostró patrón repetitivo de muertes por accidentes en el hogar en la línea paterna,
descritos con el apoyo del genograma, donde se visualizaron las relaciones de
funcionalidad y/o disfuncionalidad dentro del sistema familiar. Los resultados de ambos
genogramas presentaron repetición de pautas a través de las generaciones, pautas
vinculares y triángulos, equilibrio y desequilibrio familiar; presencia de violencia hacia la
mujer hasta llegar al homicidio, violaciones, alcoholismo, repetidos trigeneracionalmente.
En la investigación realizada por Carmen Inés Canales (2011) se reporta que en
todo México el 46.7% de las mujeres han experimentado violencia a lo largo de su
relación de pareja, a nivel nacional y estatal. En el caso del estado de Nuevo León, la
proporción es de 37.1%, según el INEGI (2008). Entre los factores importantes de la
violencia conyugal encontraron la dinámica familiar entre sus miembros que pueden llevar
a una disfunción e insatisfacción, ya que los patrones de conducta que cada uno tiene,
hace que recurran al maltrato como una expresión de la disfunción, así mismo las mujeres
percibieron la disfunción familiar en mayor medida debido al ciclo de violencia vivido en su
relación de pareja. En Tlaxcala 67 de cada 100 mujeres de 15 años de edad o más han
sufrido algún tipo de violencia en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea por su pareja
o por personas ajenas a su círculo familiar. Tlaxcala se ubica en la tabla nacional en la
posición 16 con un 61.9% de prevalencia total de violencia en el grupo de 15 años o más.
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Un aproximado de ciento un mil mujeres mayores de 15 años fueron agredidas física,
sexual o emocionalmente por su actual o anterior pareja es decir el 24.5% de la mujeres
que tienen una relación han sufrido violencia (INEGI, 2011).
En la población tlaxcalteca se han encontrado hallazgos significativos. En un
estudio realizado por Karina Hernández (2016: 56, 58 y 88), acerca del funcionamiento en
familias donde la pareja ejerce violencia, los resultados muestran que el total de las
parejas estudiadas (cien por ciento) vive violencia psicológica: el sesenta por ciento vive
violencia psicológica más violencia física; el veinte por ciento, violencia psicológica, más
violencia física, más violencia sexual; y el veinte por ciento restante solo violencia
psicológica. En cuanto al estudio de funcionamiento, se reportó disfuncionalidad. En la
investigación se concluye que ambos miembros de la pareja manifestaron una transmisión
transgeneracional de la violencia. Así pues, la historia familiar violenta —en uno o ambos
cónyuges— es el inicio de las pautas disfuncionales.
Por último, se ha investigado que los niños golpeados cuando crecen tienden a
maltratar a sus propios hijos. Esta conducta ha sido llamada transmisión intergeneracional
de la violencia y se dice que es el resultado del aprendizaje (Plascencia, 2007).
Justificación
Es una necesidad actual adentrarnos a la dinámica familiar por medio del estudio de
nuevos roles familiares y problemas de tipo social —que alcanzan un nivel de silencio y
discreción—. Sin duda, uno de estos asuntos es el que se relaciona con la violencia
intrafamiliar. Jorge Corsi et al. (2004) la describen como cualquier forma de abuso de
poder que se desarrolla en el contexto de las relaciones familiares y que ocasiona
diversos niveles de daño a las víctimas de esos abusos. Y no solo afecta de forma
individual, además desequilibra el sistema familiar y modifica las relaciones hacia una
dinámica relacional con transacción violenta. Este autor señala la expansión y el impacto
que la violencia realiza de forma directa al sistema que vive y reproduce violencia
(especialmente en el uso del poder indiscriminado que desequilibra al individuo, a la
pareja y al sistema completo).
En este sentido, Perrone (2005) refiere que las diferentes formas que adopta la
violencia y el modo en que cada individuo del grupo familiar participa en el surgimiento del
acto violento, además de las condiciones en que surge, llevan a cuestionar en qué se
basan los sistemas de creencias familiares. Por ello, se circunscribe la violencia en una
interacción que se perpetúa en cada generación. En ocasiones, la transmisión ocurre
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inadvertida, de tal modo que incluso la víctima niega haber sufrido un acto de violencia. Si
la persona no asume esta responsabilidad —es decir, de evidenciar que es víctima de
violencia—, estimula los aspectos incontrolados y violentos de la otra persona, con lo que
organiza y alimenta una interacción de carácter violento. Esta es una visión sistémica de
abordar la transmisión intergeneracional de la violencia. En palabras de Alejandro
Jodorowsky2 (2011), para sanar a un paciente violento, o sea ayudarlo a convertirse en lo
que en realidad es (una persona no violenta), se le ha de hacer consciente de que no es
un individuo aislado, sino el fruto de al menos cuatro generaciones de ancestros con
rasgos de violencia.
De acuerdo con el INEGI (2006), los tipos de violencia reportados en los hogares
no coinciden con el número total de las personas que viven la violencia. En el caso de
quienes han vivido violencia a lo largo de su vida (como ofensas, abuso, engaño,
extorsión, en espacios sociales o en sus hogares al reportar violencia intrafamiliar), a nivel
nacional, en México se reportan 31643 casos; en particular, para Tlaxcala hay 345 casos,
reportados según la Encuesta de la Dinámica de la Relación en los Hogares (ENDIRE).
Así, esta investigación 3 analizará los patrones intergeneracionales y el
funcionamiento familiar que generan la violencia intrafamiliar de forma repetitiva en
parejas violentas.
Planteamiento del problema
Las familias que han repetido y transmitido trigeneracionalmente la violencia intrafamiliar,
debido a diferentes factores (como callar y negar los ciclos violentos vividos por
generaciones), optan por el silencio. Esta decisión afecta las relaciones intrafamiliares y,
por ende, el funcionamiento familiar. En consecuencia, este factor conduce a la falta de
armonía personal, pone en conflicto la identidad y el desarrollo óptimo del individuo y del
sistema familiar que lo conforma. Este hecho, no abierto ni reflexionado, origina que se
repitan las relaciones en la siguiente generación.
2 Cito a este autor, quien es escritor y director de cine, porque desde la perspectiva integral aborda
el psiquismo humano, plasmando el empirismo de forma objetiva.
3 La investigación, que aún continúa, ha reportado alcances de prevención y formas de tratamiento;
sin embargo, no se ha logrado el alcance de difusión e impacto en la sociedad, especialmente en el tratamiento en parejas tlaxcaltecas, y no se ha hecho la interpretación de la transmisión intergeneracional.
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Diferentes autores como Welland, Corsi, Perrone y Ángel Valdés han descrito que
los ciclos violentos que no se resuelven generan pautas repetitivas permanentes y la
violencia se agrava al grado de ocurrir un homicidio. El sistema familiar crea y perpetúa la
violencia, por lo que afecta su funcionamiento. De esta forma, la capacidad para superar y
enfrentar las crisis por las que atraviesa el sistema familiar se ve gravemente afectada, se
interrumpen las relaciones funcionales y se promueve el caos al interior y exterior del
sistema.
Por consiguiente, surge en la sociedad un problema psicosocial creciente. Para
prevenir que la violencia se perpetúe de generación en generación, Ana Lilia Trejo (2012)
refiere que es necesario buscar la interrupción de patrones disfuncionales o, en su
defecto, la identificación a tiempo de los indicadores que transmiten esos patrones.
A partir de esta problemática se desprenden las siguientes preguntas:
• Preguntas de investigación:
¿Existe transmisión intergeneracional de violencia física en las parejas y cómo es
su funcionamiento familiar?
• Objetivo:
Descubrir los patrones intergeneracionales y el funcionamiento familiar que
generan la violencia intrafamiliar de forma repetitiva en parejas violentas.
• Objetivos particulares:
Conocer cuáles son los patrones y ciclos repetitivos de la transmisión
intergeneracional de la violencia física en las parejas.
Analizar el impacto de la violencia física en parejas y cuál es el impacto en
el funcionamiento familiar.
Explicar una propuesta de intervención terapéutica que detenga la violencia
física en las parejas.
Metodología
El diseño es cualitativo, de tipo descriptivo-explicativo.
Hernández (2006) dice que con frecuencia la meta del investigador consiste en
describir fenómenos, situaciones, contextos y eventos; esto es, detallar cómo son y cómo
se manifiestan. Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades, las
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características y los perfiles de personas, grupos, comunidades, procesos u objetos o
cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis (Dankhe, 1989), es decir, miden,
evalúan o recolectan datos sobre diversos conceptos (variables), aspectos, dimensiones o
componentes del fenómeno a investigar. En un estudio descriptivo se selecciona una
serie de cuestiones y se mide o recolecta información sobre cada una de ellas, para así
(valga la redundancia) describir lo que se investiga.
Los estudios explicativos están dirigidos para responder sobre las causas de los
fenómenos físicos y sociales. Su interés se centra en explicar por qué ocurre un
fenómeno, en qué condiciones se manifiesta y por qué se relacionan dos o más variables.
Para esta investigación se ha utilizado el genograma (McGoldrick y Gerson, 2000).
Este es un formato para trazar el árbol familiar y registrar la información sobre los
miembros de una familia y sus relaciones durante por lo menos tres generaciones. El
genograma presenta la información en forma gráfica, de manera tal que proporciona un
rápido Gestalt de complejas normas familiares y una rica fuente de hipótesis sobre cómo
un problema clínico puede estar relacionado con el contexto familiar. Además, se muestra
la evolución tanto del problema como del contexto a través del tiempo de por lo menos
tres generaciones. La recopilación de la información para la elaboración del genograma
se realizó por medio de entrevistas a profundidad de las tres generaciones de la familia de
cada informante que participó en este estudio.
Para evaluar el funcionamiento familiar, se aplicó la escala de Funcionamiento
Familiar de Emma Espejel et al. (2008). Este es un instrumento conformado por 40
reactivos que investigan nueve factores (que miden el funcionamiento dinámico,
sistémico-estructural de la familia): Autoridad, Supervisión, Control, Afecto, Apoyo,
Conducta disrruptiva, Comunicación, Afecto negativo y Recursos. Además, incluye datos
sobre la vivienda, sociodemográficos y económicos. Este instrumento tiene una
confiabilidad de .91 Alpha de Cronbach. Asimismo, discrimina sensiblemente a las
familias funcionales de las disfuncionales. La escala está diseñada para la población
mexicana. Se establece una diferencia entre familias funcionales a través de nueve
factores que la describen en ambos sentidos hacia lo funcional y con tendencia a lo
disfuncional.
Participantes
Esta investigación fue conformada por siete estudiantes de la Facultad de Ciencias para
el Desarrollo Humano de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, México.
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Procedimiento
Para llevar a efecto la aplicación del genograma y la escala de Funcionamiento Familiar
en los estudiantes que serían los informantes, se solicitó la autorización a la directora de
la Facultad de Ciencias para el Desarrollo Humano, perteneciente a la Universidad
Autónoma de Tlaxcala, México. Se le hizo hincapié en que para la investigación solo
participarían los estudiantes de nuevo ingreso de las tres licenciaturas que conforman
dicha Facultad: Ciencias de la Familia, Educación Especial y Atención Integral al Adulto
Mayor.
Marco teórico
Transmisión intergeneracional
Para definir el proceso de transmisión multigeneracional, se retoman los aportes teóricos
de Murray Bowen (1991). Este investigador se interesó en describir los modelos
patológicos de generación en generación; estudió los mitos, recuerdos y opiniones
influidos por la emotividad del pasado o del presente reciente. Estudió el proceso de
diferenciación, las triangulaciones en el sistema, las proyecciones y la importancia de la
posición entre hermanos, todo ello como elementos presentes en el proceso de
transmisión intergeneracional.
El modelo de transmisión intergeneracional es un proceso que se transmite con
diferentes niveles de inmadurez, en especial entre padres a hijo o hijos, generando
deterioro en un hijo de cada generación. Para ello, se describe el proceso de padres cuyo
nivel de diferenciación es por diferentes niveles: mayor diferenciación, menor intensidad y
escasa diferenciación.
La diferenciación es la capacidad de separarse tanto física como emocionalmente
de la familia de origen. Esta capacidad es transmitida de generación en generación, de
padres a hijos y a su vez cada hijo mostrará una diferenciación distinta o igual a sus
padres. En los casos de diferenciación escasa de los hijos, estos se exponen a una total
destrucción funcional que puede originar trastorno mental —como esquizofrenia— o
conductas de orden psicosocial alteradas —como conducta criminal—. Para que se
presente la esquizofrenia se requieren de por lo menos tres generaciones de “no sí-
mismo”; es decir del escaso concepto de sí mismo a nivel psicológico, social, corporal,
moral; que influye en la conducta matizada de creencias aptitudes y actitudes propias del
individuo y del sistema. Si el concepto del sí mismo está disminuido se genera un “no sí-
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mismo”. En los casos de diferenciación menos intensa, la inmadurez puede modificarse y
los hijos no la repiten porque progresan, de forma lenta pero lo hacen (Bowen, 1991).
En cuanto a las relaciones o pautas triangulares, se presentan en mayor medida
cuando en una familia con escasa diferenciación los padres establecen una relación con
uno de los hijos para posicionarlo en un lugar de conflicto, provocando que surja la alianza
debido a un conflicto con el cónyuge. En cuanto menos diferenciados estén menor
probabilidad de reconocer que las pautas triangulares generan síntomas a nivel somático
o relaciones conflictivas que detienen al sistema; se detonan así otras dificultades, como
el sobreinvolucramiento y la proyección de problemáticas, hacia los que integran el
sistema familiar.
La proyección es una relación que obliga a uno de los hijos a realizar los deseos
insatisfechos de uno de los progenitores; provocan baja diferenciación y conflictos en el
hijo que no puede desafiar el deseo que sus padres proyectan para que cumpla su vacío.
Generalmente, se considera al hijo mayor o al que ocupa la posición menor entre los
hermanos para cumplir con los designios de los padres; esto no excluye a los demás hijos
porque puede ser cualquier posición, sin embargo, los hijos pueden estar repitiendo un
designio no solo del padre, sino de los abuelos o bisabuelos.
Murray Bowen (1991) lo describe como el proceso de proyección familiar que
afecta a determinados hijos, que se repite a través de varias generaciones. Así, en cada
generación el hijo más implicado emocionalmente se desplaza hacia un nivel de
diferenciación de self más bajo y el menos implicado hacia un nivel más satisfactorio. En
toda familia nuclear existe un hijo que es el primer objeto del proceso. El resto de los
hijos, mínimamente implicados con los padres, emergen aproximadamente con los
mismos niveles de diferenciación que estos; quienes crecen al margen del proceso
emocional familiar desarrollan niveles de diferenciación superiores a los de los padres.
Por último, el proceso multigeneracional aporta una idea sobre la que se pueden
hacer predicciones de la generación actual y ofrece una perspectiva de lo que se puede
esperar de las generaciones venideras.
Funcionamiento familiar
El funcionamiento familiar es una categoría dinámica que se mueve entre dos polos: el
funcional y el disfuncional, con el cuidado de no etiquetar a ninguna familia como anormal
o enferma. Las principales características de una familia funcional son jerarquías y límites
claros, roles definidos, comunicación abierta y explícita y capacidad de adaptación al
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cambio. La disfuncionalidad ocurre cuando la familia no obtiene ni encuentra los recursos
(individuales y familiares) necesarios para enfrentar algún trance crítico. Como la pérdida
de un ser querido, un divorcio, crisis de adolescencia. A continuación, mostraremos
algunos estudios para dar más claridad a este asunto.
En la investigación titulada “Factores de riesgo relacionados con la conducta
suicida en la infancia y adolescencia”, de Hernández, González-Elías y López (2013), se
define el funcionamiento familiar como el que realizan aquellas familias armónicas,
equilibradas y con interacciones positivistas. Estas familias muestran mejores
capacidades adaptativas para enfrentar con éxito las frustraciones existenciales (como el
suicidio), así como reestructurar la convivencia familiar de manera creadora ante eventos
generadores de sufrimiento. Estos investigadores agregan que no puede soslayarse que
son múltiples los factores de riesgo de la conducta suicida y, en la multicausalidad de
estos, la familia de donde procede la víctima es solo un factor entre muchos, pues la mala
capacidad de adaptación no es posible atribuirla únicamente a disfunciones familiares,
cuando existen también otros elementos que favorecen esa errada actitud ante la vida.
Los autores sostienen una afirmación acerca de la funcionalidad familiar como protectora
en caso de suicidio; sin embargo, señalan que para definir el suicidio se deben considerar
los rasgos individuales; lo que posiciona al individuo de forma lineal, olvidándose del
sistema en el que está inmerso.
En referencia a lo anterior, Wilfredo Guibert y Niurka Torres (2001: 457 y 458)
realizaron un estudio titulado “Intento suicida y funcionamiento familiar”. En este, los
investigadores describen que, en las familias donde hay sujetos suicidas, el
funcionamiento tiende a ser disfuncional, lo que reafirma la concepción de que la salud del
individuo no puede ser marginada de la idea de una familia que funciona eficazmente. El
suicida tiende a valorar a la familia como más severamente disfuncional, mientras que el
miembro significativo de su propia familia tiende a evaluarla como moderadamente
funcional, confirmando ambos que su familia no funciona bien. Estos autores señalan en
la investigación que el factor familiar importante que predispone la conducta suicida es el
conflicto por el poder entre sus miembros, factor que señalan como importante pero
carecen de un argumento sólido que explique por qué lo es, solo se limitan a motivar
replicas de la investigación así como la prevención.
En este mismo sentido, Raquel Yoma et al. (2010), en la investigación “La función
familiar y los trastornos alimenticios en adolescentes universitarios”, hacen hincapié que
un funcionamiento familiar saludable es aquel que le posibilita a la familia cumplir
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exitosamente con los objetivos y funciones que le están histórica y socialmente
asignados, como son la satisfacción de las necesidades afectivo emocionales, la
transmisión de valores éticos y culturales, la socialización de sus miembros y la creación
de condiciones propicias para el desarrollo de la identidad personal. Ares, (en Yoma,
2010). Los autores realizan una propuesta acerca de estudiar a los padres que presenten
este trastorno y realizar el análisis del efecto de los hijos. Considero que es una propuesta
interesante para estudiar al sistema familiar de forma longitudinal y conocer la evolución o
deterioro.
Asimismo, León et al. (2008), en su investigación “Percepción de la función de sus
familias por adolescentes de la enseñanza media superior”, refieren que la función o
disfunción de la familia se expresa por la forma en que este grupo es capaz de enfrentar
las crisis, valorar la forma en que se permiten las expresiones de afecto, el crecimiento
individual, y la interacción entre ellos, sobre la base del respeto, la autonomía y el espacio
del otro. Estos investigadores señalan crudamente que en las familias con disfunción
grave el adolescente es consciente de la problemática familiar y siente la necesidad de
ser querido, tratado con madurez; sin embargo, ante un sistema ocupado en funcionar
con esta dinámica disfuncional, el adolescente estará ocupado en mantener el síntoma,
es decir, el adolescente reclama al percibir el descontento familiar y, sin embargo, no pide
el cambio.
Dichos autores coinciden con los hallazgos en la investigación “Correlatos entre
funcionamiento familiar y apoyo social percibido en escolares en riesgo psicosocial”, de
Barcelata et al. (2013). Estos investigadores parten de la explicación de (Rivera, 1999;
Rivera y Andrade, 2010) sobre el funcionamiento familiar, quienes lo explican como las
relaciones que se establecen entre los miembros a partir de la comunicación y expresión
emocional, así como en la solución de sus problemas y conflictos. Para Barcelata et al., el
funcionamiento familiar es un factor que va cambiando, según las circunstancias, a lo
largo del ciclo vital de cada familia y de sus miembros, así como de las condiciones
socioculturales y económicas, por lo que las madres han tenido que incorporarse al
mercado laboral y tienen menos tiempo para dedicarse a los hijos. Asimismo, se aprecia
una importante relación entre el funcionamiento familiar y las redes de apoyo social. Los
investigadores reportan que los hijos jóvenes, tanto los hombres como las mujeres,
perciben por igual el funcionamiento familiar y apoyo social de sus amigos, proponen
estudiar el apoyo de pares en situación de riesgo psicosocial, aunque no siempre resulta
positivo. Esta propuesta es significativa, ya que los amigos juegan un papel fundamental
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en la vida de los jóvenes, sin embargo, no existe la cultura de ayuda solidaria y
permanente hacia un amigo en riesgo, ya que cuando se llega a dar no existe la
secuencia y al final la familia asume la responsabilidad total.
Violencia
La violencia se puede definir como “todo atentado a la integridad física y psíquica del
individuo, acompañado por un sentimiento de coerción y de peligro”, según Ronaldo
Perrone (2005). Según la teoría de la comunicación, a menudo habremos de referirnos a
las teorías de la comunicación interpersonal por medio de secuencias. Entendemos por
secuencia la unidad de análisis no causal que integra las transacciones interpersonales
(Perrone, 2005). Una transacción es la relación entre dos mensajes contiguos, el modo en
que un mensaje se enlaza con el que lo precedió y con el que le sigue y así
sucesivamente. Una secuencia puede comprender varias transacciones. La primera
información que se utiliza es la interacción. En los modelos circulares de comunicación4,
las interacciones violentas se identifican por las repeticiones observadas en algunas
secuencias. Perrone (2005) aborda la violencia en dos dimensiones: la física y la psíquica,
utiliza la teoría de la comunicación como la base para describir el fenómeno, desde lo
relacional, no así desde lo lineal.
El acto violento no representa una forma de desorden, sino que obedece a un
orden prioritario, resultante de secuencias circulares, de interacciones y de mensajes
repetitivos intercambiados entre varios protagonistas. Un acto violento de forma repetida
genera una conducta esperada que predispone al otro a responder igual o en mayor
intensidad cuando se repite el acto. El tiempo y la repetición definen la relación violenta.
Por ello, en el enfoque sistémico no podemos hablar de víctima y verdugo, es una
interacción circular como actores de violencia; y se hace diferencia entre emisores (que
son los que manifiestan la violencia con hechos, con actos) y receptores (los que la
reciben en el nivel descriptivo). Se llaman participantes a las personas que se hallan
presentes en el momento de la acción violenta.
Los modelos de interacción, que conducen a la violencia, se describen desde dos
formas distintas, ya sea la violencia agresión (que se encuentra entre personas vinculadas
por una relación de tipo simétrico, es decir igualitaria, de rivalidad) o la violencia castigo
4 Un modelo circular es una cadena de acontecimientos, cuyos elementos son interdependientes:
cuando A estimula a B y B estimula a C, se trata de una causalidad de tipo lineal. Pero si a su vez C estimula a A, el modelo es circular y se sale de la lógica del sistema precedente. La lógica circular muestra la interdependencia recíproca de los distintos elementos (Perrone, 2005).
15
(que tiene lugar entre personas implicadas en una relación de tipo complementario, es
decir desigualitaria). Estas formas distintas se presentan alternadas o con predominio de
uno sobre otro (Perrone, 2005).
En la relación simétrica la violencia toma forma de agresión y su contexto es el de
una relación de igualdad. La violencia se manifiesta con intercambio de golpes, marcando
su estatus y poder. No importa la fuerza física, ya que la verdadera confrontación se da de
forma existencial. Quien domina en lo corporal, puede no dominar en lo psicológico y la
rivalidad se presenta hacia otro ámbito, en aspectos de dominio psicológico, imponiendo
ideas sobre un aspecto que sea favorito para el no dominante. En lo físico puede ejercer
violencia económica. La relación va desde una pelea hasta escándalos y tragedia.
En la relación complementaria surge un juego sin fin. El que ejecutó el acto
violento pide perdón, después surge la reconciliación, la reparación del daño y refuerzan
su alianza. La pausa complementaria comprende dos etapas diferentes (Perrone, 2005):
1. La aparición del sentimiento de culpa, que será el momento de la voluntad y el
movimiento de reparación.
2. Los comportamientos reparatorios, como mecanismo de olvido, banalización,
desresponsabilización y desculpabilización, sirven para mantener el mito de la
armonía, de la solidaridad y la buena familia.
Resultados
En lo referente a los datos socioculturales, se encontraron, en cuanto al tipo de unión,
cinco parejas en noviazgo y dos matrimonios. El tiempo de unión de las parejas en
noviazgo oscila entre un año y un año y medio. En los matrimonios, en uno se reporta un
año; en el otro, treinta y tres años. Religión católica. La edad de las mujeres se reporta de
dieciocho a veinte años; y un caso de cincuenta y cinco años. La edad de los hombres se
reporta de dieciséis a veintidós años; y un caso de sesenta años. El nivel de escolaridad
en las mujeres es de primer semestre de licenciatura. Los hombres tienen estudios de
primaria, preparatoria o licenciatura. La ocupación de las mujeres es el ser estudiantes y
dos casos además son amas de casa. Los hombres en dos casos estudian y trabajan;
tres, únicamente estudian; un solo caso trabaja; y otro es pensionado. La posición fraterna
que ocupan las mujeres: en cuatro casos son primogénitas, uno ocupa segundo lugar,
uno tercero y uno cuarto. El lugar de origen: dos casos son de Santa Ana Chiautempan,
dos de Tlaxcala, uno de Zacatelco, uno de San Cosme Atlamaxac y uno de Puebla.
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Los padres del grupo de mujeres tienen edades entre treinta y cinco a ochenta y
cinco años. Las madres del grupo de hombres tienen edades de treinta y ocho a sesenta
y uno. La escolaridad alcanzada por el grupo de madres: tres casos con estudios de
primaria, dos con preparatoria, uno con licenciatura no concluida (séptimo semestre), un
caso con nivel técnico, cuatro casos con licenciatura, un caso con estudios de doctorado,
una persona únicamente sabe leer y escribir, un caso con segundo de primaria. La
escolaridad alcanzada por el grupo de padres: reporta tres casos con estudios de
primaria, dos con secundaria, tres con preparatoria, dos con estudios de licenciatura y dos
con maestría; un caso sabe leer y escribir, un caso con tercero de primaria. La ocupación
que las madres reportan: siete son amas de casa, un caso es empleada, uno supervisora
de educación básica, uno comerciante, dos son docentes, una es obrera y una costurera.
La ocupación que los padres reportan: cuatro casos son comerciantes, dos obreros, un
mecánico, un maestro, un chofer, un camillero, un policía federal, un empleado, uno
dedicado a la construcción, un caso sin datos.
En cuanto a los niveles de funcionalidad, reportados por las siete parejas, nos
indican que cinco parejas presentan puntajes totales de disfuncionalidad, uno de
funcionalidad y uno en el límite de la funcionalidad. Los puntajes totales por factor que son
funcionales son supervisión, afecto y apoyo. Los puntajes totales por factor que son
disfuncionales son control, conducta disruptiva, comunicación, afecto negativo y recursos;
en el límite de la funcionalidad se encuentra autoridad.
En lo referente a los genogramas, los resultados son los siguientes:
En el caso I de la pareja de noviazgo denominada KK, se describirá, en primer
lugar, la familia de origen de la novia. La familia se encuentra integrada por el padre, la
madre y una hija. El padre, de 42 años, tiene estudios de preparatoria. Se desconocen los
datos de dónde trabaja, debido a la falta de comunicación del padre con la informante. La
relación fue de unión libre con una mujer de 35 años, abogada, dedicada al hogar,
permanecieron juntos un año y se separaron por incompatibilidad. Procrearon una hija
que actualmente tiene 20 años y que se encuentra estudiando la licenciatura. La madre
optó posteriormente por unión libre, con un hombre de 36 años que es alcohólico.
Tuvieron un hijo que tiene actualmente 17 años, y se encuentra estudiando la
preparatoria, consume drogas y ha intentado golpear a su hermana de 20 años.
Actualmente, la madre sostiene otra unión libre con un hombre de 37 años, con
estudios de contaduría pública. Los abuelos maternos fueron violentos entre sí, el abuelo
intentó matar a su esposa en tres ocasiones con un cuchillo, la mujer se salvó porque le
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ayudó un familiar. Este hecho causó la separación después de 25 años de matrimonio. El
padre tiene dos hermanas que presentaron violencia, golpeándose entre sí. Los padres de
estos se divorciaron después de 25 años de matrimonio y ambos optaron por uniones
libres.
La familia de origen del novio está integrada por los padres y cuatro hijos. El
padre, de 42 años, con estudios de ingeniería, es empleado. La relación de matrimonio
duró 19 años, con una mujer de 38 años con estudios de preparatoria, es empleada. El
motivo de la separación fue violencia. Procrearon cuatro hijos. El primogénito de 19 años
estudia preparatoria, quien vive con una tía materna por problemas de violencia física con
la tercera pareja de su madre. Las segundas hijas son gemelas, actualmente tienen 12
años y se encuentran estudiando la secundaria; una gemela sufrió abuso sexual por un
primo de la segunda pareja de su madre; sin consecuencias legales ni relacionales,
actuaron negando el hecho: “aquí no pasó nada”. La cuarta hija, que actualmente tiene 9
años, está estudiando la primaria. En la actualidad, la madre vive con la tercera pareja en
unión libre. La abuela materna violentaba a su esposo con golpes y maltrato. En los casos
de abuso sexual, este se considera una violencia, pero a veces se produce de tal modo
que hasta la víctima duda de que la violencia haya existido. Según lo cita Ronaldo
Perrone (2005): la víctima pierde el sentido de su integridad y puede llegar a justificar y
negar la violencia del otro. El sentimiento de vergüenza y culpabilidad de la víctima
trastorna el sentido de la responsabilidad. Lo que parece ser un acuerdo con la víctima no
es en realidad sino una aceptación sin opción posible por falta de alternativas y de apoyos
relacionales sólidos.
Caso II de la pareja de noviazgo que se denomina AJ, se describirá, en primer
lugar, la familia de origen de la novia. Se encuentra integrada por los padres y cuatro
hijos. El padre que actualmente tiene 49 años es comerciante, con estudios de primaria.
Se unió en matrimonio con una mujer de 45 años, con estudios de primaria, es costurera.
La primogénita actualmente tiene 23 años, estudia bachillerato, hace una semana vive en
unión libre. La segunda hija murió por dificultades respiratorias. La tercera hija
actualmente tiene 18 años, estudia licenciatura. La cuarta hija actualmente tiene 16 años,
estudia tercer semestre de preparatoria. Se divorciaron hace nueve años por infidelidad
del padre con su cuñada, viuda de su propio hermano menor, quien falleció en accidente
automovilístico a la edad de 30 años, fue casado y tuvo dos hijos; la viuda se une con él y
procrean un hijo, a esto se le denomina sororato.
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La familia de origen del novio está integrada por los padres y seis hijos. El padre
actualmente tiene 54 años, con estudios de primaria, es obrero. Se casó con una mujer
que actualmente tiene 51 años, con estudios de primaria, es obrera. La relación de ellos
es de matrimonio con golpes y alcoholismo por parte del hombre. Procrearon seis hijos: el
primogénito tiene actualmente 39 años, con estudios de primaria, trabaja en obras
públicas, vive en unión libre. El segundo hijo que actualmente tiene 38 años con estudios
de primaria, es obrero y vive en unión libre. La tercera hija que actualmente tiene 36 años,
con estudios de secundaria, vive en unión libre, es ama de casa. El cuarto hijo que
actualmente tiene 27 años, con estudios de secundaria, es obrero y vive por segunda vez
en unión libre. El quinto hijo que actualmente tiene 25 años, con estudios de secundaria,
es obrero y vive en unión libre. El sexto hijo que actualmente tiene 19 años, estudia
enfermería y trabaja suplencias en un hospital, quien tuvo que salir huyendo de casa para
refugiarse en una escuela militar durante dos años y medio, ya que su padre,
alcoholizado, le pegaba sin justificación alguna, hasta que una vez se desesperó y
terminó golpeando a su padre. Sus abuelos paternos eran alcohólicos, se salían de su
hogar abandonando a sus hijos, los golpeaban, ignorando todo tipo de necesidades
físicas y psicológicas, no les daban de comer. Este hecho lo señala Audi (en Aguirre y
Nochebuena, 2015), la violencia es el ataque físico, el abuso físico vigoroso, o la lucha
contra una persona, es el abuso psicológico hiriente sobre una persona de manera
maliciosa y vigorosa de destrucción y daño. Audi señala “la violencia tiene una dimensión
psicológica, el deterioro psicológico que proviene de vivir bajo la amenaza y el miedo de
violencia es reconocido como parte de lo que constituye a la violencia doméstica”.
Caso III de la pareja de noviazgo denominada EE, se describirá en primer lugar la
familia de la mujer (novia). La familia se encuentra integrada por los padres y los cuatro
hijos. El padre que actualmente tiene 41 años, con estudios de preparatoria, se dedica al
oficio de mecánico; está casado desde hace veinte años con una mujer que actualmente
tiene 42 años, quien se dedica al estilismo y es ama de casa. Procrearon cuatro hijos: la
primogénita, que actualmente tiene 18 años, estudia licenciatura. La segunda hija, que
actualmente tiene 16 años, estudia preparatoria. El tercer hijo, que actualmente tiene 14
años, estudia secundaria. Y el último hijo, que actualmente tiene 12 años, estudia
primaria.
Los padres han mantenido una relación de pareja con celos (del hombre a la
mujer), golpes y alcoholismo del hombre. Los celos y violencia que han experimentado
son porque su mujer le es infiel, según inventos de sus cuñadas con la intención de
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generarles problemas y disolver a la pareja con el tema de la infidelidad. La infidelidad,
según Martin (2004), es una ruptura de un contrato, acuerdo o pacto implícito o explícito
en el cual uno de los dos miembros en la pareja tiene algún tipo de relación con otra
persona. En el caso de las mujeres que son infieles, la principal justificación suele ser el
amor y mucho más lejos aparece el sexo; suelen buscar en una relación extramatrimonial
el amor, contención, cariño y raramente una aventura pasajera. Si bien muchas mujeres
se las ingenian para ser infieles con el vecino o el verdulero, las opciones de conocer a
alguien son mayores para las mujeres independientes que salen de su casa y tienen sus
propias ocupaciones. La edad en donde la infidelidad se da con frecuencia oscila entre los
35 y 50 años.
Los abuelos maternos mostraron dificultades en su relación debido a la presencia
del alcohol, ya que ello provocaba agresión, pero con la presencia y autoridad de los
suegros se mitigaban los golpes que se hubieran provocado. Asimismo, un tío materno
también fue violento con su pareja. En cuanto a la presencia del alcohol, así lo señalan
Menéndez y Di Pardo (1998): el alcohol es parte de una vida cotidiana y de un ciclo
ceremonial, que en determinados momentos y en forma aparentemente abrupta puede
convertirse en violencia.
La familia del hombre (novio). Se encuentra integrada por los padres y tres hijos.
El padre actualmente tiene 54 años con estudios de maestría en deportes, dedicado a la
docencia. Está casado desde hace 26 años con una mujer que actualmente tiene 50 años
con estudios de doctorado y se dedica al sistema de educación básica como supervisora.
Procrearon tres hijos. El primogénito que actualmente tiene 27 años con estudios de
maestría en deportes dedicado a la docencia. El segundo hijo que actualmente tiene 20
años estudia la universidad, la carrera de odontología. El tercer hijo que actualmente tiene
16 años estudia la preparatoria. El padre tiene dos hermanos que han desarrollado
violencia con sus parejas, uno de ellos robaba, es alcohólico y abandonó a los hijos. Así
también la madre tiene un hermano, al que lo golpearon por indicaciones de su mujer, ya
que ella tiene hermanos que son Gavilanes. Los Gavilanes surgen en la década de los
setenta del siglo pasado, motivados desde el poder surgieron grupos de estudiantes que
se ligaron a los movimientos campesinos y cuyos líderes a la larga asumieron el poder
político. En el Instituto de Estudios Superiores del Estado de Tlaxcala (IESET), la
Federación de Estudiantes de Tlaxcala (FET) tuvo un movimiento importante en la
movilización campesina, lo que le permitió cercanía con uno de los aspirantes a la
presidencia de la República Mexicana. La FET alcanzó una identidad particular que le da
20
el sobrenombre de los Gavilanes. La mayor parte de ellos hizo carrera en el Partido
Revolucionario Institucional (PRI), se mantuvieron activos durante muchos años y aún
ahora son identificables algunos de ellos, por ejemplo, el Gavilán Mayor (La Jornada de
Oriente, 2016).
Caso IV de la pareja de noviazgo denominada LM, se describirá en primer lugar la
familia de origen de la mujer (novia). La familia se encuentra integrada por los padres y
dos hijos. El padre que actualmente tiene 38 años, con estudios de secundaria, se dedica
al oficio de chofer. La relación se sustenta en la unión libre desde hace 19 años con una
mujer que actualmente tiene 42 años, quien se dedica a la ingeniería química. Procrearon
dos hijos: la primogénita que actualmente tiene 18 años y estudia la licenciatura. El
segundo hijo, que actualmente tiene 8 años, estudia primaria, él es violento con su
hermana, la golpea y le grita sin razón alguna. Los padres han desarrollado una relación
con presencia de golpes, la violencia es mutua en la pareja. En especial cuando el padre
optó por procrear dos hijos con otra persona en unión libre, los hijos actualmente tienen 3
y 4 años de edad. Este hecho, cuando se descubre, crea conflictos y separación del
hombre, pues se va de su casa. Posteriormente, le conceden regresar a la casa con la
condición de no mantener vínculos ni obligaciones con esa pareja e hijos. El padre tiene
dos hermanos, uno mayor y otro menor a él, quienes son violentos con sus esposas e
hijos, así también con la presencia de varias parejas en unión libre. Sus hermanas se han
divorciado y optan por la unión libre, también emplean la violencia física con sus hijos y
esposos. El abuelo tuvo tres parejas y era violento con ellas, ocasionando la separación
del matrimonio. Por vía materna mataron a un tío sin razón ni justificación alguna, la
familia no hizo averiguación ni denuncia ante las autoridades, solo se sabe que lo
mataron. Lo que nos lleva a pensar sobre una muerte secreta, como lo señala Imber-
Black (1999): cuando se toca la cuerda íntima de una familia es muy posible que se
encuentre un secreto. Se pueden guardar secretos ante el cónyuge, los hermanos, los
padres, los hijos, los mejores amigos, o se pueden tener secretos compartidos con estas
mismas personas. Hay secretos que toda una familia guarda ante el mundo exterior, con
el deseo de protegerse y el temor de ser estigmatizada.
La familia de origen del hombre (novio) está integrada por los padres y cinco hijos.
El padre murió a los 57 años de edad por cáncer, se dedicaba a la construcción, con
estudios básicos de primaria; su relación fue de matrimonio con una mujer que
actualmente tiene 56 años, con estudios básicos de primaria, dedicada al hogar. La
relación que mantuvieron fue con violencia física, lo que provocó separación temporal y
21
después reconciliación definitiva Los hijos procreados fueron una mujer que actualmente
tiene 40 años, con estudios de secundaria dedicada a la costura, vivió en unión libre y
actualmente están separados. El segundo hijo actualmente tiene 39 años, con estudios de
secundaria dedicado a la construcción, está casado y tiene dos hijos. La tercera hija que
actualmente tiene 36 años, con estudios de secundaria, es empleada en una farmacia, se
divorció por peleas y golpes de su exmarido. El cuarto hijo actualmente tiene 30 años de
edad, vive en Estados Unidos de Norte América, con estudios de secundaria, es ayudante
de cocina, está divorciado, con dos hijos, a los cuales les envía remesas a Tlaxcala. El
quinto hijo, actualmente tiene 18 años de edad, se encuentra estudiando la preparatoria y
trabaja en la construcción.
Caso V de la pareja en matrimonio se le denomina TS, se describirá en primer
lugar a la familia de origen de la mujer (esposa). La familia se encuentra integrada por los
padres y cinco hijos. El padre quien actualmente 60 años, con estudios de primaria,
obrero pensionado. La relación de matrimonio es de 33 años con una mujer que
actualmente tiene 55 años de edad, quien se encuentra estudiando la licenciatura, ama de
casa. Procrearon cinco hijos, el primogénito, quien actualmente tiene 32 años, es
maestro, vive en unión libre. El segundo hijo, actualmente tiene 30 años, es maestro y
vive en unión libre. El tercer hijo, actualmente tiene 26 años, es arquitecto y soltero. Los
dos hijos siguientes fueron abortos pues desconocía que estaba embarazada y refiere
que fue ocasionado por haber cargado cajas de refrescos. La madre tiene una hermana
violenta, le pegaba a sus cinco hermanos y a su esposo, hasta que esto provocó el
divorcio de la pareja. Ella tiene una hija que también le pegaba a su esposo a tal grado
que ocasionó que se hospitalizara hasta que se divorciaron. Por la vía paterna se
presentan cuatro tíos que eran violentos con sus esposas. El abuelo con problemas de
alcoholismo, golpeaba a su mujer porque decía que “tenía a alguien debajo de la cama”.
Por la vía materna, un tío golpeaba a su mujer frecuentemente hasta lastimarla. Así
también el abuelo golpeaba a sus esposas y a su primogénita la golpeaba igual.
La familia de origen del hombre (esposo). Está constituida por siete hermanos, uno
de los cuales era golpeado por su mujer (que denominaré M); esta se alió con su hermana
para golpear a su cuñada de 12 años, dejándole marcas en el cuerpo, la azotaban
dejándola inconsciente, le ponían alcohol en la zona lumbar y le echaron un cerillo,
quemándola y la hospitalizaban frecuentemente; le introducían alambres en los lóbulos de
las orejas, hasta que una ocasión el doctor que la atendió en el hospital se intrigó por las
huellas de maltrato que presentaba y le sugirió demandar por violencia, no demandó por
22
miedo a las amenazas de muerte, hasta que una tía paterna la rescató; la salva del
sadismo y tortura de las hermanas. Según datos del informe sobre violencia Organización
Mundial de la Salud (OMS, 2002) en la India una tetra habitual consistía en rociar a una
mujer con queroseno, prenderle fuego y luego afirmar que murió en un accidente de
cocina.
Posteriormente, esta mujer M se entera que su padre iba a heredar dinero a sus
hijos. Ella diseñó su asesinato, involucrando a su esposo, hijo y yerno para asesinar con
un bat a su propio padre, organizó el sepelio y no dejó que se acercaran a su féretro. Al
final, se roba el dinero de su padre. Según Lammoglia y Robl (2008), los asesinatos,
muertes prematuras, relaciones conflictivas y accidentes son ejemplos de eventos
significativos que ocurrieron en la vida de nuestros padres y ancestros.
Caso VI de la pareja de noviazgo que se denominará JN. Se describirá en primer
lugar a la familia de origen de la mujer (novia). Está integrada por los padres y tres hijos.
El padre, que actualmente tiene 62 años, es comerciante, unido en matrimonio con una
mujer que actualmente tiene 57 años, maestra en Educación Especial, jubilada.
Procrearon tres hijos. El primogénito, que actualmente tiene 28 años, con estudios de
maestría en Finanzas. La segunda hija actualmente tiene 24 años, es maestra de
preescolar, y la tercera hija actualmente tiene 18 años, estudia ingeniería en
Biotecnología.
La familia de origen del hombre está integrada por los padres y tres hijos. El padre
que actualmente tiene 38 años, con estudios de preparatoria, trabaja como camillero,
casado con una mujer que actualmente tiene 40 años, con estudios de preparatoria y ama
de casa. Procrearon tres hijos: la primogénita actualmente tiene 20 años, estudia
licenciatura; el segundo hijo actualmente tiene 18 años, estudia licenciatura; y la tercera
hija actualmente tiene 16 años, estudia preparatoria. Por la vía materna, se reportan datos
de violencia, denominado “poca paciencia”, de una tía hacia sus hijos, debido a que uno
de ellos tiene discapacidad. Por la vía paterna, se reportan accidentes en dos tíos abuelos
que murieron porque los atropelló, en un caso, un camión; y en el otro, por accidente de
automóvil, donde sobrevivió la esposa, quien estaba embarazada.
El bisabuelo padeció alcoholismo. Las mayores dificultades de esta familia fueron
por falta de convivencia. Hubo muertes por negligencia médica, en el caso de un tío-
abuelo por colitis intestinal. También hubo dos muertes durante el parto: uno en la
persona de la bisabuela, muriendo ambas (la madre y el bebé). La otra muerte fue con
una tía-abuela, también durante el parto. En este caso se observan puntos de
23
indeterminación, según Ingarden (en Rall, 2001), pues el informante durante la entrevista
usó un discurso con monosílabos, voz baja y temerosa. La vista la sostuvo hacia el suelo
de postura encorvada, mostrando inseguridad, vergüenza, angustia, expresaba que había
secretos en la familia. El secreto en las familias es un manto de protección un día, y una
cama de clavos al día siguiente. Pueden prestar calidez y contención a una relación, al
mismo tiempo que nos separan de otras personas con quien ansiamos sentirnos cerca.
Un secreto puede pasar silenciosa e inconscientemente de generación en generación,
como si fuera una reliquia de familia que esconde una trampa explosiva (Imber-Black,
1999).
Caso VII de la pareja en unión libre que se le denominará AA. Se describirá, en
primer lugar, a la familia de origen de la mujer. La familia se encuentra integrada por los
padres y una hija. El padre (denominado P) actualmente tiene 42 años, con estudios de
maestría en Ciencias Periciales, trabaja en la policía federal. La relación de unión libre fue
casual y nunca vivieron juntos. La sostuvo con una mujer (denominada C) que
actualmente tiene 42 años con estudios inconclusos de licenciatura, dedicada al comercio.
Procrearon una hija que actualmente tiene 19 años, que estudia licenciatura, quien vive
en unión libre y tiene una hija. El padre P también mantuvo una relación violenta con otra
mujer y procreó dos hijos, uno de los cuales es adicto a la marihuana. La mujer C también
sostuvo otra relación casual, de la cual procreó un hijo que actualmente tiene 16 años,
estudia preparatoria. Actualmente C vive en unión libre con otra pareja, a la edad de 5
años fue abusada sexualmente por un cliente de su padre, que aprovechó la ausencia del
mismo, fingiendo que lo buscaba, para abusar de ella, diciéndole al final: “Regresaré por
ti”. C tiene dos hermanas que fueron violentadas por su pareja de forma física y verbal. El
padre de C fue infiel a su pareja con la mejor amiga de ella y esta los encontró en la
cama. Actualmente P y C viven juntos pero no se hablan. El abuelo de C era violento con
su mujer, usaba machete recién afilado para asustarla, esta lo abandonó y eligió otra
pareja violenta. El padre P tiene un hermano que violenta a su mujer, así también otro
hermano que murió asesinado en una riña de policías. Los padres de P tuvieron
problemas de violencia, ocasionando que la mujer abandonara a todos sus hijos durante
un año, buscó a otra pareja, se embarazó, dio a luz a una mujer y regresó con su esposo.
La familia de origen del hombre, de esta unión libre, está integrada por los padres
y dos hijos. El padre que actualmente tiene 41 años, con estudios de secundaria, se
dedica al comercio. Vivió en unión libre por 14 años con una mujer que actualmente tiene
44 años de edad, licenciada en Trabajo Social. Procrearon dos hijos, el primogénito
24
actualmente tiene 22 años, con estudios de preparatoria, vive en unión libre, es
comerciante y tuvo una hija. Estudió tres años en la modalidad de internado, debido a que
no había quién lo cuidara. El segundo hijo que actualmente tiene 12 años, estudia
secundaria. La relación entre los padres no fue buena debido a golpes (cachetadas), por
lo que se separaron y cada uno de ellos optó por uniones libres con otras parejas. La
mujer se unió con un hombre joven que padece alcoholismo, el cual estuvo en
rehabilitación. Tiene una hermana que fue violentada por su esposo, era un macho, infiel,
violento, estuvo en la cárcel. Posteriormente, migró a los Estados Unidos de Norte
América y a su regreso mostró un cambio positivo en la relación con su esposa. Sus
padres tuvieron dificultades por infidelidad y violencia, vivieron juntos diez años y se
separaron. El padre se volvió a unir con otra pareja y, debido a su trabajo como chofer, se
ausentaba de casa por varios meses y cuando regresaba era violento. Por la vía paterna
hay dos hermanas que han estado en uniones libres y con parejas violentas.
Breve reflexión final
Los resultados hasta aquí obtenidos reflejan las historias violentas repetidas que
acompañan a las parejas estudiadas, a pesar de no presentar violencia física entre ellos
hasta el momento del estudio. La transmisión violenta, que vivieron sus familias de origen,
aún les permite relacionarse favorablemente, en la actualidad, con niveles de
funcionalidad familiar; sin embargo, en cinco parejas se detectó la necesidad de apoyo
pues son tendientes a la disfuncionalidad, debido a falta de comunicación, afecto
negativo, falta de control; factores que si no se tratan, pueden ser detonantes de violencia
en la pareja.
Summary
The present research has as general objective: to discover the intergenerational patterns
and the familiar functioning that generate intrafamily violence in a repetitive way in violent
couples. Specific objectives: to know the repetitive patterns and cycles of the
intergenerational transmission of physical violence in couples. Analyze the impact of
physical violence in couples and the impact on family functioning. Explain a proposal for
therapeutic intervention that stops physical violence in couples. Methodology: the design is
qualitative, descriptive-explanatory. Instruments: genogram (McGoldrick & Gerson, 2000)
and Family Performance Scale by Emma Espejel et al. (2008). Seven new students from
the undergraduate courses (Special Education, Family Sciences and Integral Care for the
25
Elderly) from the Faculty of Sciences for Human Development of the Autonomous
University of Tlaxcala participated. Results: in terms of the levels of functionality: five pairs
that present total dysfunctional scores, one of functionality and one in the limit of
functionality. The total factor scores that are functional are: supervision, affection, support.
Total factor scores that are dysfunctional are control, disruptive behavior, communication,
negative affect, and resources; at the limit of functionality is authority. Regarding the
genograms, case I: attempted murder, sexual harassment, violence. Case II and III:
violence, alcoholism. Case IV: Violence of a child (8 years old) towards his older sister (18
years) and trigenerational violence. Case V: torture, murder, violence. Case VI: Accident
deaths. Case VII: Rape of a child, violence, child admitted to an orphanage due to
absence of parents.
Key words: intergenerational transmission, violence, family functioning.
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