Pensar leyendo
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“Pensar Leyendo”
Pensaba el otro día qué decir el día de hoy; se
me ocurrió revisar las estadísticas mundiales de
lectura con el fin de encontrar un argumento con
el cual empezar. Y encontré el dato de que en
Ecuador leemos poquísimo, en promedio 3 libros
al año con relación a 10 en España, 8 en
Portugal, 3,6 promedio en América Latina. Así
que me pregunté: ¿tiene eso alguna importancia,
tiene relación la lectura con el desarrollo? ¿Son
los países donde más se lee más ricos que
aquellos donde no, tienen mayor progreso? La
verdad no encontré un estudio donde estos dos
factores se correlacionen positivamente. Así que
por el momento no puedo afirmar que sea así.
Entonces me dije: si el progreso no se relaciona
con los hábitos de lectura, ¿para qué leer? Si la
lectura no va a darnos mayor impulso, ¿para qué
gastar el tiempo leyendo? si bien podríamos
pasar los días viendo la vida de nuestros amigos
en el Facebook, compartiendo las fotos en
Instagram, o renviando los últimos mensajes del
presidente o de algún famoso en Twitter. Si al fin
y al cabo la lectura solo nos brinda placer, ¿por
qué entonces no encontrar el placer en esas
nuevas tecnologías? Tiene sentido verdad.
En esas divagaciones me hallaba, cuando de
pronto me encontré con un artículo de Max
Nikolaus, titulado “lectura y desarrollo personal”
que me llamó la atención. Mencionaba él, una
novela, “Farenheit 451”, donde los bomberos
queman libros ilegales para provocar incendios, y
la sociedad está sumida en la ignorancia y es
controlada más fácilmente por su gobierno. En
ella, un bombero, rescata por curiosidad un libro
de una casa y descubre que la lectura lo ayuda a
pensar, actividad que sin embargo es tachada de
antisocial y síntoma de locura.
Locura sin embargo, en la que encontré el hilo
conector para este discurso. Si se dan cuenta, lo
que hacemos actualmente: chatear por
Whatsapp, el Facebook, los videojuegos, la
tecnología, nos invita a actuar, a reaccionar con
rapidez. Leemos un tuit y continuamos,
cambiamos de conversación con urgencia, luego
pasamos al Facebook, vemos las fotos, las
saltamos, retrocedemos, buscamos algo en
Google, vemos un video en Youtube. Información
tras información, decisiones rápidas, violentas,
esto me gusta esto no. El cerebro reacciona
inmediatamente y nos hace actuar, pero
lamentablemente, no nos permite reflexionar.
¿Y es eso contraproducente? Sí, porque el actuar
sin reflexionar nos hace tomar decisiones
equivocadas. Pregúntense ustedes mismos:
Cuánta gente protesta sin conocer la verdad,
cuántos siguen un dogma sin conocer sus
fundamentos. Decía Confucio: “El leer sin pensar
nos hace una mente desordenada. El pensar sin
leer nos hace desequilibrados.”
Y por lo mismo es que me preocupa la
estadística que referí al inicio. Tres libros en
promedio al año se leen en Ecuador. Y
considerando que el mundo actual nos invita a
actuar, y que para actuar pensamos; si pensamos
sin leer -lo que nos hace desequilibrados-
entonces resulta que también nuestras acciones
serán desequilibradas. Y de esa forma no
podemos desarrollar ningún país.
La diferencia cuando leemos es que
reflexionamos, comprendemos, y procuramos
acciones sensatas bien razonadas. Y eso, a la
larga, se refleja en el desarrollo de nuevas
industrias, en la creatividad de la gente, en la
innovación y finalmente en el desarrollo. Lo que
demuestra que en efecto aquellos países en los
que más se lee si son los más desarrollados,
aunque de manera indirecta a través de la
lectura.
Por esa razón es que felicito iniciativas de
promoción de lectura como esta feria del libro.
Aunque aquí quiero detenerme a reflexionar
sobre algo. Porque si bien es bueno promover la
lectura, es aún mejor promover a los escritores
ecuatorianos. Porque sin fomento de lo que aquí
se hace, jamás podremos estar a la altura de los
grandes, aunque la calidad ecuatoriana no le
deba nada a nadie. Y ese debe ser nuestro
compromiso y obligación. Fomentar lo nuestro y
adquirir lo nuestro. Porque créanme, he visto
bastante, y lo que tenemos aquí es importante.
Ahora bien, hablando de la novela. Hay veces
que a uno le suceden cosas inexplicables.
Visiones, ruidos, presencias. Desconocemos
tanto que no podemos entender aún ciertos
fenómenos, así que terminamos nombrándolos
milagros, espíritus o fantasmas. ¿Y qué son
verdaderamente? ¿Ilusiones o creaciones de
nuestro cerebro que es capaz de crear mundos
inimaginables? ¿Realidades? No lo sé. Pero
cualquiera que sea el caso, esos misterios
suceden y esta novela tiene un poco de ambas
cosas, de visitantes nocturnos incorpóreos, de
seducción y posesión mental. Susana, Pablo,
Edaur, un vínculo entre los tres que empieza sin
ellos saberlo, simplemente por cuestiones de
casualidad, o de destino (que por cierto, para mí
no es más que el resultado de buscar uno mismo
su futuro y de interactuar con las búsquedas de
otros, en un mundo dinámico), y que terminará
situándolos a los tres, al final del libro, en una
situación amenazante.
Eso encontrarán en esta novela, y también
mucho de la muerte, pero también de la vida,
porque no existe la una sin la otra; y un poco de
pasión y de erotismo, que ya no son tabú en
nuestra sociedad, sino algo real, con lo que
vivimos cada día. Y seguro encontrarán algo para
cada uno, porque cada libro es diferente para
cada quien, de acuerdo a sus experiencias
pasadas y a sus motivaciones presentes. Así que
espero que quienes lo lean, que seguro serán la
mayoría, lo disfruten y lo comenten, lo
compartan como comparten en Instagram,
Twitter, etc., y que sigan fomentando la lectura.
Y espero que cuando salgan de aquí no solo lean
lo que es comercial en las librerías, lo que
muchas veces es solo dinero. Vayan a los clásicos
y también a lo desconocido. A veces uno puede
toparse con maravillas en libros refundidos en las
estanterías.
Para terminar, solo les recuerdo: el leer nos hace
pensar mejor, actuar mejor y por ende
desarrollarnos más. Gracias por haber venido y
disfruten la noche.