Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

417
Tradiciones peruanas Palma, Ricardo, 1833-1919 Release date: 2007-05-04 Source: Bebook

Transcript of Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Page 1: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Tradicionesperuanas

Palma, Ricardo, 1833-1919

Release date: 2007-05-04Source: Bebook

Page 2: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

RICARDO PALMA TRADICIONES PERUANAS

Page 3: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

INDICE Los duendes del Cuzco Los polvos de lacondesa El justicia mayor de LaycacotaRacimo de horca Amor de madre Lucas elsacrílego Rudamente, pulidamente,mañosamente El resucitado El corregidorde Tinta La gatita de Mari-Ramos quehalaga con la cola y araña con las manos¡A la cárcel todo Cristo! Nadie se muerehasta que Dios quiere El fraile y la monjadel Callao Por beber una copa de oro Unaexcomunión famosa Aceituna, unaOficiosidad no agradecida El alma de frayVenancio La trenza de sus cabellos De astay rejón Los argumentos del corregidor Laniña del antojo La llorona del ViernesSanto ¡A nadar, peces! Conversión de unlibertino El Rey del Monte Tres cuestioneshistóricas sobre Pizarro

Page 4: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

TRADICIONES PERUANAS

Page 5: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LOS DUENDES DEL CUZCO CRÓNICA QUE TRATA DE CÓMO ELVIRREY POETA ENTENDÍA LA JUSTICIA Esta tradición no tiene otra fuente deautoridad que el relato del pueblo. Todosla conocen en el Cuzco tal como hoy lapresento. Ningún cronista hace menciónde ella, y sólo en un manuscrito de rápidasapuntaciones, que abarca desde la épocadel virrey marqués de Salinas hasta la delduque de la Palata, encuentro lassiguientes líneas: «En este tiempo del gobierno delpríncipe de Squillace, murió malamenteen el Cuzco, a manos del diablo, elalmirante de Castilla, conocido por eldescomulgado».

Page 6: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Como se ve, muy poca luz proporcionanestas líneas, y me afirman que en los_Anales del Cuzco_, que posee inéditos elseñor obispo de Ochoa, tampoco seavanza más, sino que el misterioso sucesoestá colocado en época diversa a la que yole asigno. Y he tenido en cuenta para preferir lostiempos de don Francisco de Borja; yAragón, no sólo la apuntación ya citada,sino la especialísima circunstancia de que,conocido el carácter del virrey poeta, sonpropias de él las espirituales palabras conque termina esta leyenda. Hechas las salvedades anteriores, endescargo de mi conciencia de cronista,pongo punto redondo y entro en materia. I

Page 7: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Don Francisco de Borja y Aragón,príncipe de Esquilache y conde deMayalde, natural de Madrid y caballero delas Ordenes de Santiago y Montesa,contaba treinta y dos años cuando FelipeIII, que lo estimaba, en mucho, le nombróvirrey del Perú. Los cortesanos criticaronel nombramiento, porque don Franciscosólo se había ocupado hasta entonces enescribir versos, galanteos y desafíos. PeroFelipe III, a cuyo regio oído, y contra lacostumbre, llegaron las murmuraciones,dijo:--En verdad que es el más joven delos virreyes que hasta hoy han ido a Indias;pero en Esquilache hay cabeza, y más quecabeza brazo fuerte. El monarca no se equivocó. El Perúestaba amagado por flotas filibusteras: ypor muy buen gobernante que hiciese donJuan de Mendoza y Luna, marqués de

Page 8: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Montesclaros, faltábale los bríos de lajuventud. Jorge Spitberg, con unaescuadra holandesa, después de talar lascostas de Chile, se dirigió al Callao. Laescuadra española le salió al encuentro el22 de julio de 1615, y después de cincohoras de reñido y feroz combate frente aCerro Azul o Cañete, se incendió lacapitana, se fueron a pique varias naves, ylos piratas vencedores pasaron a cuchillo alos prisioneros. El virrey marqués de Montesclaros seconstituyó en el Callao para dirigir laresistencia, más por llenar el deber queporque tuviese la esperanza de impedir,con los pocos y malos elementos de quedisponía, el desembarque de los piratas yel consiguiente saqueo de Lima. En laciudad de los Reyes dominaba unverdadero pánico; y las iglesias no sólo sehallaban invadidas por débiles mujeres,

Page 9: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

sino por hombres que, lejos de pensar endefender como bravos sus hogares,invocaban la protección divina contra losherejes holandeses. El anciano y corajudovirrey disponía escasamente de milhombres en el Callao, y nótese que, segúnel censo de 1614, el número de habitantesde Lima ascendía a 25.454. Pero Spitberg se conformó con dispararalgunos cañonazos que le fuerondébilmente contestados, e hizo rumbopara Paita. Peralta en su _Lima fundada_, yel conde de la Granja, en su poema de_Santa Rosa_, traen detalles sobre esosluctuosos días. El sentimiento cristianoatribuye la retirada de los piratas amilagro que realizó la virgen limeña, quemurió dos años después, el 24 de agostode 1617. Según unos el 18 y según otros el 23 de

Page 10: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

diciembre de 1615, entró en Lima elpríncipe de Esquilache, habiendo salvadoprovidencialmente, en la travesía dePanamá al Callao, de caer en manos de lospiratas. El recibimiento de este virrey fuésuntuoso, y el Cabildo no se paró engastos para darle esplendidez. Su primera atención fué crear y fortificarel puerto, lo que mantuvo a raya la audaciade los filibusteros hasta el gobierno de susucesor, en que el holandés JacoboL'Heremite acometió su formidableempresa pirática Descendiente del PapaAlejandro VI (Rodrigo Borgia) y de SanFrancisco de Borja, duque de Gandía, elpríncipe de Esquilache, como años mástarde su sucesor y pariente el conde deLemos, gobernó el Perú bajo la influenciade los jesuítas.

Page 11: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Calmada la zozobra que inspiraban losamagos filibusteros, don Francisco secontrajo al arreglo de la hacienda pública,dictó sabias ordenanzas para los mineralesde Potosí v Huancavelica, y en 20 dediciembre de 1619 erigió el tribunal delConsulado de Comercio. Hombre de letras, creó el famoso colegiodel Príncipe, para educación de los hijosde caciques, y no permitió larepresentación de comedias ni autossacramentales que no hubieran pasadoantes por su censura. «Deber del quegobierna--decía--es ser solícito por que nose pervierta el gusto». La censura que ejercía el príncipe deEsquilache era puramente literaria, y a feque el juez no podía ser más autorizado.En la plévade de poetas del siglo XVII,

Page 12: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

siglo que produjo a Cervantes, Calderón,Lope, Quevedo, Tirso de Molina, Alarcón yMoreto, el príncipe de Esquilache es unode los más notables, si no por la grandezade la idea, por la lozanía y corrección dela forma. Sus composiciones sueltas y supoema histórico _Nápoles recuperada_,bastan para darle lugar preeminente en elespañol Parnaso. No es menos notable como prosadorcastizo y elegante. En uno de losvolúmenes de la obra _Memorias de losvirreyes_ se encuentra la _Relación_ de suépoca de mando, escrito que entregó a laAudiencia para que ésta lo pasase a susucesor don Diego Fernández de Córdova,marqués de Guadalcázar. La pureza dedicción y la claridad del pensamientoresaltan en este trabajo, digno, en verdad,de juicio menos sintético.

Page 13: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Para dar una idea del culto queEsquilache rendía a las letras, nos serásuficiente apuntar que, en Lima, establecióuna academia o _club_ literario, como hoydecimos, cuyas sesiones tenían lugar lossábados en una de las salas de palacio.Según un escritor amigo mío y que cultivóel ramo de crónicas, los asistentes nopasaban de doce, personajes los máscaracterizados en el foro, la milicia o laiglesia. «Allí asistía el profundo teólogo yhumanista don Pedro de YarpeMontenegro, coronel de ejército; donBaltasar de Laza y Rebolledo, oidor de laReal Audiencia; don Luis de la Puente,abogado insigne; fray Baldomero Illescas,religioso franciscano, gran conocedor delos clásicos griegos y latinos; don BaltasarMoreyra, poeta, y otros cuyos nombres nohan podido atravesar los dos siglos ymedio que nos separan de su época. Elvirrey los recibía con exquisita urbanidad;

Page 14: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

y los bollos, bizcochos de garapiñachocolate y sorbetes distraían lasconferencias literarias de sus convidados.Lástima que no se hubieran extendidoactas de aquellas sesiones, queseguramente serían preferibles a las denuestros Congresos». Entre las agudezas del príncipe deEsquilache, cuentan que le dijo a un sujetomuy cerrado de mollera, que leía mucho yningún fruto sacaba de la lectura:--Déjesede libros, amigo, y persuádase que elhuevo mientras más cocido, más duro. Esquilache, al regresar a España en 1622,fué muy considerado del nuevo monarcaFelipe IV, y murió en 1658 en la coronadavilla del oso y el madroño. Las armas de la casa de Borja eran un torode gules en campo de oro, bordura de

Page 15: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

sinople y ocho brezos de oro. Presentado el virrey poeta, pasemos a latradición popular. II Existe en la ciudad del Cuzco unasoberbia casa conocida por la del_Almirante_; y parece que el tal almirantetuvo tanto de marino, como alguno que yome sé y que sólo ha visto el mar enpintura. La verdad es que el título erahereditario y pasaba de padres a hijos. La casa era obra notabilísima. Elacueducto y el tallado de los techos, enuno de los cuales se halla modelado elbusto del almirante que la fabricó, llamanpreferentemente la atención.

Page 16: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Que vivieron en el Cuzco cuatroalmirantes, lo comprueba el árbolgenealógico que en 1861 presentó ante elSoberano Congreso del Perú el señor donSixto Laza, para que se le declaraselegítimo y único representante del IncaHuáscar, con derecho a una parte de lashuaneras, al ducado de Medina deRíoseco, al marquesado de Oropesa yvarias otras gollerías. ¡Carillo iba acostarnos el gusto de tener príncipe encasa! Pero conste, para cuando noscansemos de la república, teórica opráctica, y proclamemos, por variar deplato, la monarquía, absoluta oconstitucional, que todo puede suceder,Dios mediante y el trotecito trajinero quellevamos. Refiriéndose a ese árbol genealógico, elprimer almirante fué don Manuel deCastilla, el segundo don Cristóbal de

Page 17: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Castilla Espinosa y Lugo, al cual sucediósu hijo don Gabriel de Castilla Vázquez deVargas, siendo el cuarto y último don Juande Castilla y González, cuya descendenciase pierde en la rama femenina. Cuéntase de los Castilla, para comprobarlo ensoberbecidos que vivían de sualcurnia, que cuando rezaban el Avemaríausaban esta frase: _Santa María, madre deDios, parienta y señora nuestra, ruega pornos._ Las armas de los Castilla eran: escudotronchado; el primer cuartel en gules ycastillo de oro aclarado de azur; elsegundo en plata, con león rampante degules y banda de sinople con dosdragantes también de sinople. Aventurado sería determinar cuál de loscuatro es el héroe de la tradición, y en esta

Page 18: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

incertidumbre puede el lector aplicar elmochuelo a cualquiera, que de fijo novendrá del otro barrio a querellarse decalumnia. El tal almirante era hombre de máshumos que una chimenea, muy pagado desus pergaminos y más tieso que sualmidonada gorguera. En el patio de lacasa ostentábase una magnífica fuente depiedra, a la que el vecindario acudía paraproveerse de agua, tomando al pie de laletra el refrán de que agua y candela anadie se niegan. Pero una mañana se levantó su señoríacon un humor de todos los diablos, y dióorden a sus fámulos para que moliesen apalos a cualquier bicho de la canalla quefuese osado a atravesar los umbrales enbusca del elemento refrigerador.

Page 19: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Una de las primeras que sufrió el castigofué una pobre vieja, lo que produjo algúnescándalo en el pueblo. Al otro día el hijo de ésta, que era unjoven clérigo que servía la parroquia deSan Jerónimo, a pocas leguas del Cuzco,llegó a la ciudad y se impuso del ultrajeinferido a su anciana madre. Dirigióseinmediatamente a casa del almirante; y elhombre de los pergaminos lo llamó hijo decabra y vela verde, y echó verbos ygerundios, sapos y culebras por esaaristocrática boca, terminando por darleuna soberana paliza al sacerdote. La excitación que causó el atentado fuéinmensa. Las autoridades no se atrevían adeclararse abiertamente contra elmagnate, y dieron tiempo al tiempo, que ala postre todo lo calma. Pero la gente deiglesia y el pueblo declararon

Page 20: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

excomulgado al orgulloso almirante. El insultado clérigo, pocas horas despuésde recibido el agravio, se dirigió a laCatedral y se puso de rodillas a orar antela imagen de Cristo, obsequiada a laciudad por Carlos V. Terminada suoración, dejó a los pies del Juez Supremoun memorial exponiendo su queja ydemandando la justicia de Dios,persuadido que no había de lograrla delos hombres. Diz que volvió al templo alsiguiente día, y recogió la querellaproveída con un decreto marginal de_Como se pide: se hará justicia._ Y asípasaron tres meses, hasta que un díaamaneció frente a la casa una horca ypendiente de ella el cadáver delexcomulgado, sin que nadie alcanzara adescubrir los autores del crimen, pormucho que las sospechas recayeran sobreel clérigo, quien supo, con numerosos

Page 21: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

testimonios, _probar la coartada_. En el proceso que se siguió declararondos mujeres de la vecindad que habíanvisto un grupo de hombres _cabezones ychiquirriticos,_ vulgo duendes,preparando la horca; y que cuando éstaquedó alzada, llamaron por tres veces a lapuerta de la casa, la que se abrió al terceraldabonazo. Poco después el almirante,vestido de gala, salió en medio de losduendes, que sin más ceremonia losuspendieron como un racimo. Con tales declaraciones la justicia sequedó a obscuras y no pudiendo procedercontra los duendes, pensó que era cuerdoel sobreseimiento. Si el pueblo cree como artículo de fe quelos duendes dieron fin del excomulgadoalmirante, no es un cronista el que ha de

Page 22: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

meterse en atolladeros para convencerlode lo contrario, por mucho que la gentedescreída de aquel tiempo murmurara porlo bajo que todo lo acontecido era obra delos jesuítas, para acrecer la importancia yrespeto debidos al estado sacerdotal. III El intendente y los alcaldes del Cuzcodieron cuenta de todo al virrey, quiendespués de oír leer el minucioso informele dijo a su secretario: --¡Pláceme el tema para un romancemoruno! ¿Qué te parece de esto, mi buenEstúñiga? --Que vuecelencia debe echar una mónitaa esos sandios golillas que no han sabidohallar la pista de los fautores del crimen.

Page 23: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--Y entonces se pierde lo poético delsucedido--repuso el de Esquilachesonriéndose. --Verdad, señor; pero se habrá hechojusticia. El virrey se quedó algunos segundospensativo; y luego, levantándose de suasiento, puso la mano sobre el hombro desu secretario: --Amigo mío, lo hecho está bien hecho; ymejor andaría el mundo si, en casosdados, no fuesen leguleyos trapisondistasy demás cuervos de Temis, sino duendes,los que administrasen justicia. Y con esto,buenas noches y que Dios y Santa Maríanos tengan en su santa guarda y nos librende duendes y remordimientos.

Page 24: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LOS POLVOS DE LA CONDESA CRÓNICA DE LA ÉPOCA DELDECIMOCUARTO VIRREY DEL PERÚ _(Al doctor Ignacio La-Puente.)_ I En una tarde de junio de 1631 lascampanas todas de las iglesias de Limaplañían fúnebres rogativas, y los monjesde las cuatro órdenes religiosas que a lasazón existían, congregados en plenocoro, entonaban salmos y preces. Los habitantes de la tres veces coronadaciudad cruzaban por los sitios en que,sesenta años después, el virrey conde dela Monclova debía construir los portalesde Escribanos y Botoneros, deteniéndose

Page 25: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

frente a la puerta lateral de palacio. En éste todo se volvía entradas y salidasde personajes, más o menoscaracterizados. No se diría sino que acababa de darfondo en el Callao un galeón conimportantísimas nuevas de España, ¡tantaera la agitación palaciega y popular! oque, como en nuestros democráticos días,se estaba realizando uno de aquellosgolpes de teatro a que sabe dar prontotérmino la justicia de cuerda y hoguera. Los sucesos, como el agua, debenbeberse en la fuente; y por esto, con veniadel capitán de arcabuceros que está defacción en la susodicha puerta,penetraremos, lector, si te place micompañía, en un recamarín de palacio.

Page 26: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Hallábanse en él el excelentísimo señordon Luis Jerónimo Fernández de CabreraBobadilla y Mendoza, conde de Chinchón,virrey de estos reinos del Perú por S. M.don Felipe IV, y su íntimo amigo elmarqués de Corpa. Ambos estabansilenciosos y mirando con avidez hacia unapuerta de escape, la que al abrirse diópaso a un nuevo personaje. Era éste un anciano. Vestía calzón depaño negro a media pierna, zapatos depana con hebillas de piedra, casaca ychaleco de terciopelo, pendiendo de esteúltimo una gruesa cadena de plata conhermosísimos sellos. Si añadimos quegastaba guantes de gamuza, habrá ellector conocido el perfecto tipo de unesculapio de aquella época. El doctor Juan de Vega, nativo deCataluña y recién llegado al Perú, en

Page 27: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

calidad de médico de la casa del virrey,era una de las lumbreras de la ciencia queenseña a matar por medio de un _récipe_. --¿Y bien, don Juan?--le interrogó elvirrey, más con la mirada que con lapalabra. --Señor, no hay esperanza. Sólo unmilagro puede salvar a doña Francisca. Y don Juan se retiró con airecompungido. Este corto diálogo basta para que ellector menos avisado conozca de qué setrata. El virrey había llegado a Lima en enerode 1639, y dos meses más tarde subellísima y joven esposa doña FranciscaHenríquez de Ribera, a la que había

Page 28: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

desembarcado en Paita para no exponerlaa los azares de un probable combate navalcon los piratas. Algún tiempo después sesintió la virreina atacada de esa fiebreperiódica que se designa con el nombrede terciana, y que era conocida por losIncas como endémica en el valle de Rimac. Sabido es que cuando, en 1378,Pachacutec envió un ejército de treinta milcuzqueños a la conquista de Pachacamac,perdió lo más florido de sus tropas aestragos de la terciana. En los primerossiglos de la dominación europea, losespañoles que se avecindaban en Limapagaban también tributo a esta terribleenfermedad, de la que muchos sanabansin específico conocido, y a no pocosarrebataba el mal. La condesa de Chinchón estabadesahuciada. La ciencia, por boca de su

Page 29: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

oráculo don Juan de Vega, había fallado. --¡Tan joven y tan bella!--decía a su amigoel desconsolado esposo--. ¡PobreFrancisca! ¿Quién te habría dicho que novolveríais a ver tu cielo de Castilla ni loscármenes de Granada? ¡Dios mío! ¡Unmilagro, Señor, un milagro!... --Se salvará la condesa, excelentísimoseñor--contestó una voz en la puerta de lahabitación. El virrey se volvió sorprendido. Era unsacerdote, un hijo de Ignacio de Loyola, elque había pronunciado tan consoladoraspalabras. El conde de Chinchón se inclinó ante eljesuíta. Este continuó: --Quiero ver a la virreina, tenga

Page 30: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

vuecencia fe, y Dios hará el resto. El virrey condujo al sacerdote al lecho dela moribunda. II Suspendamos nuestra narración paratrazar muy a la ligera el cuadro de laépoca del gobierno de don Luis JerónimoFernández de Cabrera, hijo de Madrid,comendador de Criptana entre loscaballeros de Santiago, alcaide del alcázarde Segovia, tesorero de Aragón, y cuartoconde de Chinchón, que ejerció el mandodesde el 14 de enero de 1629 hasta el 18del mismo mes de 1639. Amenazado el Pacífico por losportugueses y por la flotilla del pirataholandés _Pie de palo_, gran parte de la

Page 31: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

actividad del conde de Chinchón seconsagró a poner el Callao y la escuadraen actitud de defensa. Envió además aChile mil hombres contra los araucanos, ytres expediciones contra algunas tribus dePuno, Tucumán y Paraguay. Para sostener el caprichoso lujo de FelipeIV y sus cortesanos, tuvo la América quecontribuir con daño de su prosperidad.Hubo exceso de impuestos y gabelas, queel comercio de Lima se vió forzado asoportar. Data de entonces la decadencia de losminerales de Potosí y Huancavelica, a lavez que el descubrimiento de las vetas deBombón y Caylloma. Fué bajo el gobierno de este virreycuando, en 1635, aconteció la famosaquiebra del banquero Juan de la Cueva, en

Page 32: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

cuyo Banco--dice Lorente--tenían sumaconfianza así los particulares como elGobierno. Esa quiebra se conmemoró,hasta hace poco, con la mojiganga llamada_Juan de la Cova, coscoroba_. El conde de Chinchón fué tan fanáticocomo cumplía a un cristiano viejo. Locomprueban muchas de sus disposiciones.Ningún naviero podía recibir pasajeros abordo, si previamente no exhibía unacédula de constancia de haber confesadoy comulgado la víspera. Los soldadosestaban también obligados, bajo severaspenas, a llenar cada año este precepto, yse prohibió que en los días de Cuaresmase juntasen hombres y mujeres en unmismo templo. Como lo hemos escrito en nuestro_Anales de la Inquisición de Lima_, fuéésta la época en que más víctimas sacrificó

Page 33: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

el implacable tribunal de la fe. Bastaba serportugués y tener fortuna para versesepultado en las mazmorras del SantoOficio. En uno solo de los tres autos de fe aque asistió el conde de Chinchón fueronquemados once judíos portugueses,acaudalados comerciantes de Lima. Hemos leído en el librejo del duque deFrías que, en la primera visita de cárcelesa que asistió el conde, se le hizo relaciónde una causa seguida a un caballero deQuito, acusado de haber pretendidosublevarse contra el monarca. De los autosdedujo el virrey que todo era calumnia, ymandó poner en libertad al preso,autorizándolo para volver a Quito ydándole seis meses de plazo para quesublevase el territorio; entendiéndose quesi no lo conseguía, pagarían los delatoreslas costas del proceso y los perjuiciossufridos por el caballero.

Page 34: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡Hábil manera de castigar envidiosos ydenunciantes infames! Alguna quisquilla debió tener suexcelencia con las limeñas cuando en dosocasiones promulgó bando contra las_tapadas_; las que, forzoso es decirlo,hicieron con ellos papillotas y tirabuzones.Legislar contra las mujeres ha sido y serásiempre sermón perdido. Volvamos a la virreina, que dejamosmoribunda en el lecho. III Un mes después se daba una gran fiestaen palacio en celebración delrestablecimiento de doña Francisca.

Page 35: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

La virtud febrífuga de la cascarillaquedaba descubierta. Atacado de fiebres un indio de Lojallamado Pedro de Leyva bebió, paracalmar los ardores de la sed, del agua deun remanso, en cuyas orillas crecíanalgunos árboles de _quina_. Salvado así,hizo la experiencia de dar de beber aotros enfermos del mismo mal cántaros deagua, en los que depositaba raíces decascarilla. Con su descubrimiento vino aLima y lo comunicó a un jesuíta, el que,realizando la feliz curación de la virreina,prestó a la humanidad mayor servicio queel fraile que inventó la pólvora. Los jesuítas guardaron por algunos añosel secreto, y a ellos acudía todo el que eraatacado de terciana. Por eso, durantemucho tiempo, los polvos de la corteza dequina se conocieron con el nombre de

Page 36: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

_polvos de los jesuítas_. El doctor Scrivener dice que un médicoinglés, Mr. Talbot, curó con la quinina alpríncipe de Condé, al delfín, a Colbert yotros personajes, vendiendo el secreto algobierno francés por una sumaconsiderable y una pensión vitalicia. Linneo, tributando en ello un homenaje ala virreina condesa de Chinchón, señala ala quina el nombre que hoy le da laciencia: _Chinchona_. Mendiburu dice que, al principio,encontró el uso de la quina fuerteoposición en Europa, y que en Salamancase sostuvo que caía en pecado mortal elmédico que la recetaba, pues sus virtudeseran debidas a pacto de dos peruanos conel diablo.

Page 37: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

En cuanto al pueblo de Lima, hasta hacepocos años conocía los polvos de lacorteza de este árbol maravilloso con elnombre de _polvos de la condesa_.[1] [Nota 1: La primera esposa del conde deChinchón llamóse doña Ana de Osorio, ypor muchos se ha creído que fué ella lasalvada por las virtudes de la quina. Uninteresante estudio histórico publicadopor don Félix Cipriano Zegarra en la_Revista Peruana_, en 1879, nos haconvencido de que la virreina que estuvoen Lima se llamó doña FranciscaHenríquez de Ribera. Rectificamos, pues,con esta nota la grave equivocación enque habíamos incurrido.]

Page 38: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

EL JUSTICIA MAYOR DE LAYCACOTA CRÓNICA DE LA ÉPOCA DELDÉCIMONONO VIRREY DEL PERÚ _(Al doctor don José Mariano Jiménez.)_ I En una serena tarde de marzo del año delSeñor de 1665, hallábase reunida a lapuerta de su choza una familia de indios.Componíase ésta de una anciana que sedecía descendiente del gran generalOllantay, dos hijas, Carmen y Teresa, y unmancebo llamado Tomás. La choza estaba situada a la falda delcerro de Laycacota. Ella con quince oveinte más constituían lo que se llama unaaldea de cien habitantes.

Page 39: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Mientras las muchachas se entretenían enhilar, la madre contaba al hijo, por lamilésima vez, la tradición de su familia.Esta no es un secreto, y bien puedo darla aconocer a mis lectores, que la hallaránrelatada con extensos y curiosospormenores en el importante libro quecon el título _Anales del Cuzco_, publicómi ilustrado amigo y compañero deCongreso don Pío Benigno Mesa. He aquí la tradición sobre Ollantay: Bajo el imperio del Inca Pachacutec,noveno soberano del Cuzco, era Ollantay,curaca de Ollantaytambo, el generalísimode los ejércitos. Amante correspondido deuna de las _ñustas_ o infantas, solicitó dePachacutec, y como recompensa aimportantes servicios, que le acordase lamano de la joven. Rechazada su

Page 40: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

pretensión por el orgulloso monarca, cuyasangre, según las leyes del imperio, nopodía mezclarse con la de una familia queno descendiese directamente de MangoCapac, el enamorado cacique desaparecióuna noche del Cuzco, robándose a suquerida Cusicoyllor. Durante cinco años fué imposible al Incavencer al rebelde vasallo, que se mantuvoen armas en las fortalezas deOllantaytambo, cuyas ruinas son hoy laadmiración del viajero. Pero Rumiñahui,otro de los generales de Pachacutec, ensecreta entrevista con su rey, lo convencióde que, más que a la fuerza, era precisorecurrir a la maña y a la traición parasujetar a Ollantay. El plan acordado fuéponer preso a Rumiñahui, con el pretextode que había violado el santuario de lasvírgenes del Sol. Según lo pactado, se ledegradó y azotó en la plaza pública para

Page 41: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que, envilecido así, huyese del Cuzco yfuese a ofrecer sus servicios a Ollantay,que viendo en él una ilustre víctima a lavez que un general de prestigio, no podríamenos que dispensarle entera confianza.Todo se realizó como inicuamente estabaprevisto, y la fortaleza fué entregada porel infame Rumiñahui, mandando el Incadecapitar a los prisioneros[2]. [Nota 2: Sobre este argumento, el cura deTinta don Antonio Valdés escribió por losaños de 1780 un drama en lenguaquechua, el cual se representó enpresencia del rebelde Inca Tupac-Amaru. Tschudi, Markham, Nadal, Barrancas ymuchos americanistas se empeñaron ensostener que el drama _Ollanta_ habíasido compuesto en los tiempos incásicos, yque era, por consiguiente, un monumentoliterario anterior a la conquista. Traducido

Page 42: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en verso por un poeta peruano,Constantino Carrasco, publicó el autor deestas _Tradiciones_ un ligero juicio crítico,en el que se atrevió a apuntar (alegandomuy al correr de la pluma varias razonesen apoyo de su opinión) que el _Ollanta_era ni más ni menos que comediaespañola, de las de capa y espada, escritaen voces quechuas: y que, aunque lo digaGarcilaso, que no pocos embustesestampó en los _Comentarios reales_, losantiguos peruanos estuvieron muy lejos decultivar la literatura dramática. Tantoosamos escribir, y se nos vino la casa acuestas... Hasta de mal patriota nos acusóun quechuista; y un señor PachecoZegarra, entre otros cultos piropos, nosllamó ignorante y charlatán. Con razonesde ese fuste nos dimos por convencidos deque habíamos estampado un disparate dea folio. Pero en 1881, el literato argentinodon Bartolomé Mitre, en un serio y extenso

Page 43: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

estudio, con gran acopio de pruebas y consesuda argumentación, puso entransparencia la filiación, genuinamenteespañola, del drama _Ollanta_ en suforma, en su fondo y hasta en suselementos lingüísticos.] Un leal capitán salvó a Cusicoyllor y sutierna hija Imasumac, y se estableció conellas en la falda del Laycacota, en el sitiodonde en 1669 debía erigirse la villa deSan Carlos de Puno. Concluía la anciana de referir a su hijoesta tradición, cuando se presentó anteella un hombre, apoyado en un bastón,cubierto el cuerpo con un largo poncho debayeta, y la cabeza por un ancho y viejosombrero de fieltro. El extranjero era unjoven de veinticinco años, y a pesar de laruindad de su traje, su porte eradistinguido, su rostro varonil y simpático y

Page 44: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

su palabra graciosa y cortesana. Dijo que era andaluz, y que su desventuralo traía a tal punto que se hallaba sin panni hogar. Los vástagos de la hija dePachacutec le acordaron de buen grado lahospitalidad que demandaba. Así transcurrieron pocos meses. Lafamilia se ocupaba en la cría de ganado yen el comercio de lanas, sirviéndola elhuésped muy útilmente. Pero la verdadera que el joven español se sentíaapasionado de Carmen, la mayor de lashijas de la anciana, y que ella no se dabapor ofendida con ser objeto de lasamorosas ansias del mancebo. Como el platonismo, en punto aterrenales afectos, no es eterno, llegó undía en que el galán, cansado de conversarcon las estrellas en la soledad de sus

Page 45: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

noches, se espontaneó con la madre, yésta, que había aprendido a estimar alespañol, le dijo: --Mi Carmen te llevará en dote unariqueza digna de la descendiente deemperadores. El novio no dio por el momentoimportancia a la frase; pero tres díasdespués de realizado el matrimonio, laanciana lo hizo levantarse de madrugada ylo condujo a una bocamina, diciéndole: --Aquí tienes la dote de tu esposa. La hasta entonces ignorada, y despuésfamosísima, mina de Laycacota fué desdeese día propiedad de don José Salcedo,que tal era el nombre del afortunadoandaluz.

Page 46: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

II La opulencia de la mina y la generosidadde Salcedo y de su hermano don Gasparatrajeron, en breve, gran número deaventureros a Laycacota. Oigamos a un historiador: «Había allíplata pura y metales, cuyo beneficiodejaba tantos marcos como pesaba elcajón. En ciertos días se sacaroncentenares de miles de pesos». Estas aseveraciones parecerían fabulosassi todos los historiadores no estuvieranuniformes en ellas. Cuando algún español, principalmenteandaluz o castellano, solicitaba un socorrode Salcedo, éste le regalaba lo quepudiese sacar de la mina en determinado

Page 47: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

número de horas. El obsequio importabacasi siempre por lo menos el valor de unabarra, que representaba dos mil pesos. Pronto los catalanes, gallegos y vizcaínosque residían en el mineral entraron endisensiones con los andaluces, castellanosy criollos favorecidos por los Salcedo. Sedieron batallas sangrientas con variadoéxito, hasta que el virrey don Diego deBenavides, conde de Santisteban,encomendó al obispo de Arequipa, frayJuan de Almoguera, la pacificación delmineral. Los partidarios de los Salcedoderrotaron a las tropas del obispo,librando mal herido el corregidor Peredo. En estos combates, hallándose los deSalcedo escasos de plomo, fundieronbalas de plata. No se dirá que no matabanlujosamente.

Page 48: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Así las cosas, aconteció en Lima la muertede Santisteban, y la Real Audiencia asumióel poder. El gobernador que ésta nombrópara Laycacota, viéndose sin fuerzas parahacer respetar su autoridad, entregó elmando a don José Salcedo, que lo aceptóbajo el título de _justicia mayor_. LaAudiencia se declaró impotente ycontemporizó con Salcedo, el cual,recelando nuevos ataques de losvascongados, levantó y artilló unafortaleza en el cerro. En verdad que la Audiencia tenía porentonces mucho grave de que ocuparsecon los disturbios que promovía en Chileel gobernador Meneses y con la tremenday vasta conspiración del Inca Bohorques,descubierta en Lima casi al estallar, y quecondujo al caudillo y sus tenientes alcadalso.

Page 49: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El orden se había por completorestablecido en Laycacota, y todos losvecinos estaban contentos del buengobierno y la caballerosidad del justiciamayor. Pero en 1667, la Audiencia tuvo quereconocer al nuevo virrey llegado deEspaña. Era éste el conde Lemos, mozo de treintay tres años, a quien, según loshistoriadores, _sólo faltaba sotana para sercompleto jesuíta_. En cerca de cinco añosde mando, brilló poco comoadministrador. Sus empresas se limitaron aenviar, aunque sin éxito, una fuerteescuadra en persecución del bucaneroMorgán, que había incendiado Panamá, ya apresar en las costas de Chile a EnriqueClerk. Un año después de su destrucciónpor los bucaneros (1670), la antigua

Page 50: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Panamá, fundada en 1518, se trasladó allugar donde hoy se encuentra. Dosvoraces incendios, uno en febrero de 1737y otro en marzo de 1756, convirtieron encenizas dos terceras partes de losedificios, entre los que algunos debieronser monumentales, a juzgar por las ruinasque aun llaman la atención del viajero. El virrey conde de Lemos se distinguióúnicamente por su devoción. Confrecuencia se le veía barriendo el piso dela iglesia de los Desamparados, tocandoen ella el órgano, y haciendo el oficio decantar en la solemne misa dominical,dándosele tres pepinillos de lasmurmuraciones de la nobleza, que juzgabatales actos indignos de un grande deEspaña. Dispuso este virrey, bajo pena de cárcely multa, que nadie pintase cruz en sitio

Page 51: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

donde pudiera ser pisada; que todos searrodillasen al toque de oraciones; yescogió para padrino de uno de sus hijosal cocinero del convento de San Francisco,que era un negro con un jeme de jeta yfama de santidad. Por cada individuo de los que ajusticiaba,mandaba celebrar treinta misas; yconsagró, por lo menos, tres horas diariasal rezo del oficio parvo y del rosario,confesando y comulgando todas lasmañanas, y concurriendo al jubileo y acuanta fiesta o distribución religiosa se leanunciara. Jamás se han vista en Lima procesionestan espléndidas como las de entonces; yLorente, en su _Historia_, trae ladescripción de una que se trasladó desdepalacio a los Desamparados, dando largorodeo, una imagen de María que el virrey

Page 52: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

había hecho traer expresamente desdeZaragoza. Arco hubo en esa fiesta cuyovalor se estimó en más de doscientos milpesos, tal era la profusión de alhajas ypiezas de oro y plata que lo adornaban. Lacalle de Mercaderes lució por pavimentobarras de plata, que representaban másde dos millones de ducados. ¡Viva el lujo yquien lo _trujo_! El fanático don Pedro Antonio de Castro yAndrade, conde de Lemos, marqués deSarria y de Gátiva y duque de Taratifanco,que cifraba su orgullo en descender deSan Francisco de Borja, y que, a estar ensus manos, como él decía, habría fundadoen cada calle de Lima un colegio deJesuítas, apenas fué proclamado en Limacomo representante de Carlos II el_Hechizado_, se dirigió a Puno con granaparato de fuerza y aprehendió a Salcedo.

Page 53: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El justicia contaba con poderososelementos para resistir; pero no quisohacerse reo de rebeldía a su rey y señornatural. El virrey, según muchos historiadores, locondujo preso, tratándolo durante lamarcha con extremado rigor. En brevetiempo quedó concluída la causa,sentenciado Salcedo a muerte, yconfiscados sus bienes en provecho delreal tesoro. Como hemos dicho, los jesuítasdominaban al virrey. Jesuíta era suconfesor el padre Castillo, y jesuítas sussecretarios. Las crónicas de aquellostiempos acusan a los hijos de Loyola dehaber contribuido eficazmente al trágicofin del rico minero, que había prestado nopocos servicios a la causa de la corona yenviado a España algunos millones por el

Page 54: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

quinto de los provechos de la mina. Cuando leyeron a Salcedo la sentencia,propuso al virrey que le permitiese apelara España, y que por el tiempo quetranscurriese desde la salida del navíohasta su regreso con la resolución de lacorte de Madrid, lo obsequiaríadiariamente con una barra de plata. Y téngase en cuenta no sólo que cadabarra de plata se valorizaba en dos milduros, sino que el viaje del Callao a Cádizno era realizable en menos de seis meses. La tentación era poderosa, y el conde deLemos vaciló. Pero los jesuítas le hicieron presente quemejor partido sacaría ejecutando aSalcedo y confiscándole sus bienes.

Page 55: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El que más influyó en el ánimo de suexcelencia fué el padre Francisco delCastillo, jesuíta peruano que está en olorde santidad, el cual era padrino debautismo de don Salvador Fernández deCastro, marqués de Almuña e hijo delvirrey. Salcedo fué ejecutado en el sitio llamado_Orcca-Pata_, a poca distancia de Puno. III Cuando la esposa de Salcedo supo elterrible desenlace del proceso, convocó asus deudos y les dijo: --Mis riquezas han traído mi desdicha.Los que las codician han dado muerteafrentosa al hombre que Dios me deparópor compañero. Mirad cómo le vengáis.

Page 56: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Tres días después la mina de Laycacotahabía _dado en agua_, y su entrada fuécubierta con peñas, sin que hasta hoy hayapodido descubrirse el sitio donde ellaexistió. Los parientes de la mujer de Salcedoinundaron la mina, haciendo estéril paralos asesinos del justicia mayor el crimen aque la codicia los arrastrara. Carmen, la desolada viuda, habíadesaparecido, y es fama que se sepultóviva en uno de los corredores de la mina. Muchos sostienen que la mina de Salcedoera la que hoy se conoce con el nombredel _Manto_. Este es un error quedebemos rectificar. La codiciada mina deSalcedo estaba entre los cerros Laycacotay Cancharani.

Page 57: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El virrey, conde Lemos, en cuyo períodode mando tuvo lugar la canonización deSanta Rosa, murió en diciembre de 1673, ysu corazón fué enterrado bajo el altarmayor de la iglesia de los Desamparados. Las armas de este virrey eran, por Castro,un sol de oro sobre gules. En cuanto a los descendientes de loshermanos Salcedo, alcanzaron bajo elreinado de Felipe V la rehabilitación de sunombre y el título de marqués deVillarrica para el jefe de la familia.

Page 58: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

RACIMO DE HORCA CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL VIGÉSIMOVIRREY DEL PERÚ I _Mi buen amigo y alcalde don Rodrigo deOdría:_ _Hanme dado cuenta de que, endeservicio de Su Majestad y en agravio dela honra que Dios me dió, ha delinquidotorpemente Juan de Villegas, empleado enesta Caja real de Lima. Por endeprocederéis, con la mayor presteza ycuidando de estar a todo apercibido y deno dar campo para grave escándalo, a laprisión del antedicho Villegas, y fecha quesea y depositado en la cárcel de corte, medaréis inmediato conocimiento._

Page 59: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

_Guarde Dios a vuesa merced muchosaños._ EL CONDE DE CASTELLAR. _Hoy 10 de septiembre de 1676._ Sentábase a la mesa en los momentos enque, llamando a coro a los canónigos,daban las campanas la _gorda_ para lastres, el alcalde del crimen don Rodrigo deOdría, y acababa de echar la bendición alpan, cuando se presentó un alguacil y leentregó un pliego, diciéndole: --De parte de su excelencia el virrey, ycon urgencia. Cabalgó las gafas sobre la nariz elhonrado alcalde, y después de releer,para mejor estimar los conceptos, la orden

Page 60: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que dejamos copiada, se levantóbruscamente y dijo al alguacil, que era unmozo listo como una avispa: --¡Hola, Güerequeque! Que se preparenahora mismo tus compañeros, que nos hacaído trabajo, y de lo fino. Mientras se concertaban los alguaciles, elalcalde paseaba por el comedor,completamente olvidado de que la sopa,el cocido y la ensalada esperaban quetuviese a bien hacerles los honorescotidianos. Como se ve, el bueno de donRodrigo no era víctima del pecado degula; pues su comida se limitaba a sota,caballo y rey, sazonados con la salsa deSan Bernardo. --Ya me daba a mí un tufillo que este donJuan no caminaba tan derecho como Diosmanda y al rey conviene. Verdad que hay

Page 61: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en él un aire de tuno que no es paraenvidiado, y que no me entró nunca por elojo derecho a pesar de sus zalamerías ydingolodangos. Y cuando el virrey que hasido su amigote me intima que le eche lazarpa, ¡digo si habrá motivo sobrado! Acumplir, Rodrigo, y haz de ese caldotajadas, quien manda, manda, y suexcelencia no gasta buenas pulgas.Adelante, que no hay más bronce que añosonce, ni más lana que no saber que haymañana. Y plantándose capa y sombrero, yempuñando la vara de alcalde, se echó ala calle, seguido de una chusma decorchetes, y enderezó a la esquina delColegio Real. Llegado a ella, comunicó órdenes a suslebreles, que se esparcieron en distintasdirecciones para tomar todas las avenidas

Page 62: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

e impedir que escapase el reo, que, ajuzgar por los preliminares, debía serpájaro de cuenta. Don Rodrigo, acompañado de cuatroalguaciles, penetró en una casa en la callede Ildefonso, que según el lujo yapariencias no podía dejar de ser habitadapor persona de calidad. Don Juan de Villegas era un vizcaíno quefrisaba en los treinta y cinco años, y quellegó a Lima en 1674 nombrado para unempleo de sesenta duros al mes, rentaasaz mezquina aun para el puchero de unamujer y cuatro hijos, que comían más queun cáncer en el estómago. De repente, ysin que le hubiese caído lotería niheredado en América a tío millonario, sele vió desplegar gran boato, dando pábuloy comidilla al chichisbeo de las comadresdel barrio y demás gente cuya ocupación

Page 63: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

es averiguar vidas ajenas. Ratones arriba,que todo lo blanco no es harina. Don Juan dormía esa tarde, y sobre unsofá de la sala, la obligada siesta de losespañoles rancios, y despertó, rodeado deesbirros, a la intimación que le dirigió elalcalde. --¡Por el rey! Dése preso vuesa merced. El vizcaíno echó mano de un puñal deAlbacete que llevaba al cinto y se lanzósobre el alcalde y su comitiva, queaterrorizados lo dejaron salir hasta elpatio. Mas Güerequeque, que habíaquedado de vigía en la puerta de la calle,viendo despavoridos y maltrechos a suscompañeros, se quitó la capa y conpasmosa rapidez la arrojó sobre la cabezadel delincuente, que tropezó y vino alsuelo: entonces toda la jauría cayó sobre

Page 64: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

el caído, según es de añeja práctica en elmundo, y fuertemente atado dieron con élen la cárcel de corte, situada en la calle dela Pescadería. --¡Qué cosas tan guapas--murmuraba donRodrigo por el camino--hemos de ver eldía del juicio en el valle de Josafat! Sabiossin sabiduría, honrados sin honra, volvercada peso al bolsillo de su legítimo dueño,y a muchos hijos encontradizos delverdadero padre que los engendró.Algunos pasarán de rocín a ruin. ¡Québahorrina, Señor, qué bahorrina! Bienbarruntaba yo que este don Juan tenía carade beato y uñas de gato... ¡Nada! Al capónque se hace gallo, descañonarlo; quecomo dice la copla: _Arbol tierno aunque se tuerza_ _recto sepuede poner;_ _pero en adquiriendofuerza_ _no basta humano poder._

Page 65: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Tres meses después, Juan de Villega, quepreviamente recibió doscientos ramalazospor mano del verdugo, marchaba en traíllacon otros criminales al presidio deChagres, convicto y confeso del crimen dedefraudador del real tesoro, reagravadocon los de falsificación de la firma delvirrey y resistencia a la justicia. Cuando el virrey conde de Castellar, quea la sazón contaba cuarenta y seis años,vino a Lima, trajo en su compañía, entreotros empleados que habían comprado suscargos en la corte, a don Juan de Villegas.Durante el viaje tuvo ocasión de frecuentarel trato del virrey, que le tomó algúncariño y lo invitaba a veces a comer enpalacio... Pero caigo en cuenta que estoyhablando del virrey sin haberlopresentado en forma a mis lectores.Hagamos, pues, conocimiento con su

Page 66: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

excelencia. II Don Baltasar de la Cueva, conde deCastellar y de Villa-Alonso, marqués deMalagón, señor de las villas de Viso,Paracuellos, Fuente el Fresno, Porcuna yBenarfases, natural de Madrid, hijosegundo del duque de Alburquerque,caballero de Santiago, alguacil mayorperpetuo de la ciudad de Toro, alfaquequede Castilla y vigésimo virrey del Perú,entró en Lima el 15 de agosto de 1674,_ostentando_--dice un historiador--_enacémilas lujosamente ataviadas laopulencia que solían sacar otros virreyes_.El pueblo pensó, y pensó juiciosamente,que don Baltasar no venía en pos de logrosy granjerías, sino en busca de honra, y loacogió con vivo entusiasmo.

Page 67: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Sus primeros actos administrativos fueronorganizar la escuadra en previsión deataques piráticos, artillar Valparaíso,fortificar Arica, Guayaquil y Panamá, yreparar los muros del Callao, aumentandoa la vez su guarnición. En el orden civil y en el orden religiosodictó acertadísimas disposiciones. Diórespetabilidad a los tribunales; fué celosoguardián del patronato, sosteniendograves querellas con el arzobispo; reformóla Universidad; creó fondos para elsostenimiento del hospital de Santa Ana, ypromulgó ordenanzas para moderar el lujode los coches y tumultos, para impedir losdesafíos y mejorar otros ramos de policía. En Hacienda realizó varias economías enlos gastos públicos, castigó con extremorigor los abusos de los corregidores, y

Page 68: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

practicó minuciosa inspección de las cajasreales. Por resultado de ella marcharon alpresidio de Valdivia varios empleadosfiscales, se ahorcó al tesorero deChuquiavo, y confiscados los bienes de losculpables, recuperó el tesoro algunosrealejos. Ningún libramiento se pagaba sino llevaba el _cúmplase_ de letra delvirrey, y con su firma al pie. Muchos deestos documentos fueron falsificados porVillegas. Hablando de tan ilustre virrey, diceLorente: «Oía a todos en audiencias públicas ysecretas, sin tener horas reservadas niporteros que impidieran hablarle, y dabapor sí mismo decretos y órdenes, conadmiración de los limeños, queponderaban no haber observado actividadigual en el trabajo, ni forma semejante de

Page 69: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

administración en ninguno de los virreyesanteriores. Pocos años hace que un prestidigitador(Paraff) ofreció sacar del cobre oro enabundancia. Establecióse en Chile, dondeorganizó una Sociedad cuyos accionistassembraron oro, que fué a esconderse enlas arcas de Paraff, y cosecharon cobre demala ley. Algo parecido sucedió en tiempo delconde de Castellar, sólo que allí no hubobellaco embaucador, sino inocentevisionario. Sigamos a Mendiburu en larelación del hecho. Don Juan del Corro, uno de losprincipales azogueros del Potosí, expusoal gobierno que había encontrado unnuevo método de beneficiar metales deplata, dando de aumento en unos la mitad,

Page 70: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en otros la tercera o cuarta parte, y entodos un ahorro de azogue de cincuentapor ciento, solicitando en pago de sudescubrimiento mercedes de la corona. Elpresidente de Charcas, el corregidor, losoficiales reales de Potosí, y muchosmineros y azogueros informaronfavorablemente. El virrey puso en duda lamaravilla, y envió a Potosí comisionadosde su entera confianza para que hiciesennuevos experimentos prácticos. Tres o cuatro meses después llegaba unatarde a Lima un propio, conduciendocartas y pliegos de los comisionados.Estos informaban que el descubrimientode don Juan del Corro no era embolismo,sino prodigiosa realidad. Entusiasmado el virrey se quitó la cadenade oro que traía al cuello y la regaló, porvía de albricias, al conductor de las

Page 71: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

comunicaciones. En seguida mandórepicar campanas y que se iluminase laciudad. Esto produjo general alboroto, _Tedéum_en la Catedral, misa solemne de graciascelebrada por el arzobispo Almoguera,lucidas comparsas de máscaras y otrosregocijos públicos. No paró en esto.Castellar dispuso se llevase a la Catedrallas imágenes de la Virgen del Rosario,Santo Domingo y Santa Rosa en procesiónsolemne, que atravesó muchas callesricamente adornadas y en las que habíaaltares y arcos de mucho costo. Hízose unnovenario suntuoso, costeando de supropio peculio la devota virreina doñaTeresa María Arias de Saavedra los gastosde tan magníficas fiestas. El virrey mandó imprimir y distribuyóentre los mineros del Perú la instrucción

Page 72: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

escrita por el autor del nuevo método. Entodas partes fué objeto de prolijos ensayosque probaron mal, e hicieron ver que losprovechos eran tan pequeños y aundudosos, que no merecían la pena. Elvirrey creía hasta cierto punto desairadosu amor propio con este resultado; y donJuan del Corro no se daba por vencido,atribuyendo su desventura a ardides deenemigos y envidiosos. El de Castellar,acompañado de todos los funcionarios ygente notable de Lima, presenció al fin, unensayo, y quedó convencido de que erannulas las ventajas, y soñadas las utilidadesdel nuevo sistema que a tantos habíaalucinado; pero quedó memoria--bienrisible por cierto--del entusiasmo y fiestascon que fué acogido. Su intransigencia con arraigados abusosle concitó poderosísimos enemigos, quegastaron su influjo todo y no economizaron

Page 73: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

expediente para desquiciar al virrey en elánimo del soberano. El 7 de julio de 1678, cuando tenía lugaren Lima una procesión de rogativa, aconsecuencia de un terrible terremoto queen el mes anterior dejó a la ciudad casi enescombros, recibió el conde de Castellaruna real orden de Carlos II en que se leintimaba la inmediata entrega del mandoal orgulloso y arbitrario arzobispo donMelchor de Liñán y Cisneros. Este lo sujetóa un estrecho juicio de residencia, ydurante él tuvo la mezquindad demantenerlo, por cerca de dos años,desterrado en Paita. Cuando en 1681 reemplazó el excelenteduque de la Palata al arzobispo Cisneros,don Baltasar de la Cueva, absuelto en eljuicio, presentó su _Relación_ de mando,fechada en el pueblecillo de Surco,

Page 74: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

inmediato a Chorrillos, que es una de lasmás notables entre las _Memorias_ queconocemos de los virreyes. El conde de Castellar trajo al Perú granfortuna, cuya mayor parte pertenecía a ladote de su esposa, dama española que sehizo querer mucho en Lima, por su caridadpara con los pobres y por los valiososdonativos con que favoreció a las iglesias.De él se decía que entró rico al mando ysalió casi pobre. Las armas del de la Cueva eran: escudocortinado; el primero y segundo cuartel enoro con un bastón de gules; el tercero enplata y un dragón o grifo de sinople enactitud de salir de una cueva; bordura deplata con ocho aspas de oro. En 1682, Carlos II, en desagravio deldesaire que tan injustamente le infiriera, lo

Page 75: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

nombró consejero de Indias.Desempeñando este cargo falleció donBaltasar en España, tres o cuatro añosdespués. III El conde de Castellar acostumbrabatodas las tardes dar un paseo a pie por laciudad, acompañado de su secretario y deuno de los capitanes de servicio; peroantes de regresar a palacio, y cuando lascampanas tocaban el _Angelus_, entrabaal templo de Santo Domingo para rezardevotamente un rosario. Era la noche del 10 de febrero de 1678. Su excelencia se encontraba arrodilladoen el escabel que un lego del conventotenía cuidado de alistarle frente al altar de

Page 76: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

la Virgen. A pocos pasos de él, y de piejunto a un escaño se hallaban el secretarioy el capitán de la escolta. A pesar de la semiobscuridad del templo,llamó la atención del último un bulto quese recataba tras las columnas de la vastanave. De pronto, la misteriosa sombra sedirigió con pisada cautelosa hacia elescabel del virrey; y acogotando a éstecon la mano izquierda, lo arrojó al suelo, ala vez que en su derecha relucía un puñal. Por dicha para el virrey, el capitán era unmancebo ágil y forzudo, que con la mayorpresteza se lanzó sobre el asesino y lesujetó por la muñeca. El sacrílego bregabadesesperadamente con el puño de hierrodel joven, hasta que, agolpándose losfrailes y devotos que se encontraban en laiglesia, lograron quitarle el arma.

Page 77: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Aquel hombre era Juan de Villegas. Prófugo del presidio, hacía una semanaque se encontraba en Lima; y desde suregreso no cesó de acechar en el temploal virrey, buscando ocasión propicia paraasesinarlo. Aquella misma noche se encomendó lacausa al alcalde don Rodrigo de Odría, ytanta fué su actividad que, ocho díasdespués, el cuerpo de Villegas sebalanceaba como un racimo en la horca. --¡Lástima de pícaro!--decía al pie delpatíbulo don Rodrigo a su alguacil--. ¿Noes verdad, Güerequeque, que siempresostuve que este bellaco había de acabarmuy alto? --Con perdón de _usiría_--contestó elinterpelado--, que ese palo es de poca

Page 78: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

altura para el merecimiento del bribón.

Page 79: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

AMOR DE MADRE CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL VIRREY«BRAZO DE PLATA» _(A Juana Manuela Gorriti.)_ Juzgamos conveniente alterar losnombres de los principales personajes deesta tradición, pecado venial que hemoscometido en _La emplazada_ y algunaotra. Poco significan los nombres si secuida de no falsear la verdad histórica; ybien barruntará el lector qué razón, y muypoderosa, habremos tenido paradesbautizar prójimos. I En agosto de 1690 hizo su entrada en

Page 80: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Lima el excelentísimo señor don MelchorPortocarrero Lazo de la Vega, conde de laMonclova, comendador de Zarza en laOrden de Alcántara y vigésimo terciovirrey del Perú por su majestad don CarlosII. Además de su hija doña Josefa, y de sufamilia y servidumbre, acompañábanlodesde México, de cuyo gobierno fuétrasladado a estos reinos, algunossoldados españoles. Distinguíase entreellos, por su bizarro y marcial aspecto,don Fernando de Vergara, hijodalgoextremeño, capitán de gentileshombreslanzas; y contábase de él que entre lasbellezas mexicanas no había dejado lareputación austera de monje benedictino.Pendenciero, jugador y amante de darguerra a las mujeres, era más que difícilhacerlo sentar la cabeza; y el virrey, quele profesaba paternal afecto, se propusoen Lima casarlo de su mano, por ver siresultaba verdad aquello de _estado muda

Page 81: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

costumbres_. Evangelina Zamora, amén de su juventudy belleza, tenía prendas que la hacían elpartido más codiciable de la ciudad de losReyes. Su bisabuelo había sido, despuésde Jerónimo de Aliaga, del alcalde Ribera,de Martín de Alcántara y de DiegoMaldonado el Rico, uno de losconquistadores más favorecidos porPizarro con repartimientos en el valle delRimac. El emperador le acordó el uso del_Don_, y algunos años después losvaliosos presentes que enviaba a la coronale alcanzaron la merced de un hábito deSantiago. Con un siglo a cuestas, rico yennoblecido, pensó nuestro conquistadorque no tenía ya misión sobre este valle delágrimas, y en 1604 lió el petate, legandoal mayorazgo, en propiedades rústicas yurbanas, un caudal que se estimó entoncesen un quinto de millón.

Page 82: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El abuelo y el padre de Evangelinaacrecieron la herencia; y la joven se hallóhuérfana a la edad de veinte años, bajo elamparo de un tutor y envidiada por suriqueza. Entre la modesta hija del conde de laMonclova y la opulenta limeña seestableció, en breve, la más cordialamistad. Evangelina tuvo así motivo paraencontrarse frecuentemente en palacio ensociedad con el capitán degentileshombres, que a fuer de galante nodesperdició coyuntura para hacer su cortea la doncella; la que al fin, sin confesar lainclinación amorosa que el hidalgoextremeño había sabido hacer brotar ensu pecho, escuchó con secretacomplacencia la propuesta de matrimoniocon don Fernando. El intermediario era elvirrey nada menos, y una joven bien

Page 83: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

doctrinada no podía inferir desaire a tanencumbrado padrino. Durante los cinco primeros años dematrimonio, el capitán Vergara olvidó suantigua vida de disipación. Su esposa y sushijos constituían toda su felicidad: era,digámoslo así, un marido ejemplar. Pero un día fatal hizo el diablo que donFernando acompañase a su mujer a unafiesta de familia, y que en ella hubiera unasala, donde no sólo se jugaba la clásica_malilla_ abarrotada, sino que, alrededorde una mesa con tapete verde, se hallabancongregados muchos devotos de losculbículos. La pasión del juego estaba sóloadormecida en el alma del capitán, y no esextraño que a la vista de los dados sedespertase con mayor fuerza. Jugó, y contan aviesa fortuna, que perdió en esanoche veinte mil pesos.

Page 84: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Desde esa hora, el esposo modelocambió por completo su manera de ser, yvolvió a la febricitante existencia deljugador. Mostrándosele la suerte cada díamás rebelde, tuvo que mermar la haciendade su mujer y de sus hijos para hacerfrente a las pérdidas, y lanzarse en eseabismo sin fondo que se llama _eldesquite_. Entre sus compañeros de vicio había unjoven, marqués a quien los dadosfavorecían con tenacidad, y don Fernandotomó a capricho luchar contra tan locafortuna. Muchas noches lo llevaba a cenara la casa de Evangelina y, terminada lacena, los dos amigos se encerraban en unahabitación a _descamisarse_, palabra queen el tecnicismo de los jugadores tieneuna repugnante exactitud.

Page 85: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Decididamente, el jugador y el loco sonuna misma entidad. Si algo empequeñece,a mi juicio, la figura histórica delemperador Augusto es que, segúnSuetonio, después de cenar jugaba a paresy nones. En vano Evangelina se esforzaba paraapartar del precipicio al desenfrenadojugador. Lágrimas y ternezas, enojos yreconciliaciones fueron inútiles. La mujerhonrada no tiene otras armas que emplearsobre el corazón del hombre amado. Una noche la infeliz esposa se encontrabaya recogida en su lecho, cuando ladespertó don Fernando pidiéndole elanillo nupcial. Era éste un brillante decrecidísimo valor. Evangelina sesobresaltó; pero su marido calmó suzozobra, diciéndola que trataba sólo desatisfacer la curiosidad de unos amigos

Page 86: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que dudaban del mérito de la preciosaalhaja. ¿Qué había pasado en la habitacióndonde se encontraban los rivales detapete? Don Fernando perdía una gransuma, y no teniendo ya prenda que jugar,se acordó del espléndido anillo de suesposa. La desgracia es inexorable. La valiosaalhaja lucía pocos minutos más tarde en eldedo anular del ganancioso marqués. Don Fernando se estremeció devergüenza y remordimiento. Despidióse elmarqués, y Vergara lo acompañaba a lasala; pero al llegar a ésta, volvió la cabezahacia una mampara que comunicaba aldormitorio de Evangelina, y al través delos cristales vióla sollozando de rodillasante una imagen de María.

Page 87: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Un vértigo horrible se apoderó delespíritu de don Fernando, y rápido comoel tigre, se abalanzó sobre el marqués y ledió tres puñaladas por la espalda. El desventurado huyó hacia eldormitorio, y cayó exánime delante dellecho de Evangelina. II El conde de la Monclova, muy joven a lasazón, mandaba una compañía en labatalla de Arras, dada en 1654. Sudenuedo lo arrastró a lo más reñido de lapelea, y fué retirado del campo casimoribundo. Restablecióse al fin, pero conpérdida del brazo derecho, que hubonecesidad de amputarle. El lo substituyócon otro plateado, y de aquí vino el apodo

Page 88: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

con que, en México y en Lima lobautizaron. El virrey _Brazo de plata_, en cuyoescudo de armas se leía este mote: _AveMaría gratia plena_, sucedió en elgobierno del Perú al ilustre don Melchorde Navarra y Rocafull. «Con igual prestigioque su antecesor, aunque con menos dotesadministrativas--dice Lorente--, decostumbres puras, religioso, conciliador ymoderado, el conde de la Monclovaedificaba al pueblo con su ejemplo, y losnecesitados le hallaron siempre pronto adar de limosna sus sueldos y las rentas desu casa». En los quince años y cuatro meses queduró el gobierno de _Brazo de plata_,período a que ni hasta entonces nidespués llegó ningún virrey, disfrutó elpaís de completa paz; la administración

Page 89: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

fué ordenada, y se edificaron en Limamagníficas casas. Verdad que el tesoropúblico no anduvo muy floreciente; peropor causas extrañas a la política. Lasprocesiones y fiestas religiosas deentonces recordaban, por sumagnificencia y lujo, los tiempos delconde de Lemos. Los portales, con susochenta y cinco arcos, cuya fábrica se hizocon gasto de veinticinco mil pesos, elCabildo y la galería de palacio fueronobras de esa época. En 1694 nació en Lima un monstruo condos cabezas y rostros hermosos, doscorazones, cuatro brazos y dos pechosunidos por un cartílago. De la cintura a lospies poco tenía de fenomenal, y elenciclopédico limeño don Pedro dePeralta escribió con el título de _Desvíosde la naturaleza_ un curioso libro, en que,a la vez que hace una descripción

Page 90: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

anatómica del monstruo, se empeña enprobar que estaba dotado de dos almas. Muerto Carlos _el Hechizado_ en 1700,Felipe V, que lo sucedió, recompensó alconde de la Monclova haciéndolo grandede España. Enfermo, octogenario y cansado delmando, el virrey _Brazo de plata_ instaba ala corte para que se le reemplazase. Sinver logrado este deseo, falleció el condede la Monclova el 22 de septiembre de1702, siendo sepultado en la Catedral; y susucesor, el marqués de Casteldos Ríus, nollegó a Lima sino en junio de 1707. Doña Josefa, la hija del conde de laMonclova, siguió habitando en palaciodespués de la muerte del virrey; mas unanoche, concertada ya con su confesor, elpadre Alonso Mesía, se descolgó por una

Page 91: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

ventana y tomó asilo en las monjas deSanta Catalina, profesando con el hábitode Santa Rosa, cuyo monasterio se hallabaen fábrica. En mayo de 1710 se trasladódoña Josefa Portocarrero Lazo de la Vegaal nuevo convento, del que fué la primeraabadesa. III Cuatro meses después de su prisión, laReal Audiencia condenaba a muerte a donFernando de Vergara. Este desde elprimer momento había declarado quemató al marqués con alevosía, en unarranque de desesperación de jugadorarruinado. Ante tan franca confesión noquedaba al tribunal más que aplicar lapena. Evangelina puso en juego todo resorte

Page 92: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

para libertar a su marido de una muerteinfamante; y en tal desconsuelo, llegó eldía designado para el suplicio delcriminal. Entonces la abnegada y valerosaEvangelina resolvió hacer, por amor alnombre de sus hijos, un sacrificio sinejemplo. Vestida de duelo se presentó en el salónde palacio en momentos de hallarse elvirrey conde de la Monclova en acuerdocon los oidores, y expuso: que donFernando había asesinado al marqués,amparado por la ley; que ella era adúltera,y que, sorprendida por el esposo, huyó desus iras, recibiendo su cómplice justamuerte del ultrajado marido. La frecuencia de las visitas del marqués ala casa de Evangelina, el anillo de éstacomo gaje de amor en la mano delcadáver, las heridas por la espalda, la

Page 93: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

circunstancia de habérsele hallado almuerto al pie del lecho de la señora, yotros pequeños detalles eran motivosbastantes para que el virrey, dandocrédito a la revelación, mandasesuspender la sentencia. El juez de la causa se constituyó en lacárcel para que don Fernando ratificara ladeclaración de su esposa. Mas apenasterminó el escribano la lectura, cuandoVergara, presa de mil encontradossentimientos, lanzó una espantosacarcajada. ¡El infeliz se había vuelto loco! Pocos años después, la muerte cernía susalas sobre el casto lecho de la nobleesposa, y un austero sacerdote prodigabaa la moribunda los consuelos de lareligión.

Page 94: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Los cuatro hijos de Evangelina esperabanarrodillados la postrera bendiciónmaternal. Entonces la abnegada víctima,forzada por su confesor, les reveló eltremendo secreto:--El mundo olvidará--lesdijo--el nombre de la mujer que os dió lavida; pero habría sido implacable paracon vosotros si vuestro padre hubiesesubido los escalones del cadalso. Dios,que lee en el cristal de mi conciencia,sabe que ante la sociedad perdí mi honraporque no os llamasen un día los hijos delajusticiado.

Page 95: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LUCAS EL SACRÍLEGO CRÓNICA DE LA ÉPOCA DELVIGÉSIMONONO VIRREY DEL PERÚ I El que hubiera pasado por la plazuela deSan Agustín a la hora de las once de lanoche del 22 de octubre de 1743, habríavisto un bulto sobre la cornisa de lafachada del templo, esforzándose apenetrar en él por una estrecha claraboya.Grandes pruebas de agilidad y equilibriotuvo sin duda que realizar el escaladorhasta encaramarse sobre la cornisa, y elcristiano que lo hubiese contempladohabría tenido que santiguarse tomándolopor el _enemigo malo_ o por duendecuando menos. Y no se olvide que, poraquellos, tiempos, era de pública voz yfama que, en ciertas noches, la plazuela de

Page 96: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

San Agustín era invadida por unaprocesión de ánimas del purgatorio concirio en mano. Yo ni quito ni pongo; perosospecho que con la república y el gas leshemos metido el resuello a las ánimasbenditas, que se están muy mohinas yquietas en el sitio donde a su DivinaMajestad plugo ponerlas. El atrio de la iglesia no tenía por entoncesla magnífica verja de hierro que hoy laadorna, y la policía nocturna de la ciudadestaba en abandono tal, que era asazdifícil encontrar una ronda. Los buenoshabitantes de Lima se encerraban encasita a las diez de la noche, después deapagar el farol de la puerta, y la poblaciónquedaba sumergida en plena tiniebla, congran contentamiento de gatos y lechuzas,de los devotos de la hacienda ajena y de lagente dada a amorosas empresas.

Page 97: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El avisado lector, que no puede creer enduendes ni en demonios coronados, y que,como es de moda en estos tiempos decivilización, acaso no cree ni en Dios,habrá sospechado que es un ladrón el quese introduce por la claraboya de la iglesia.Piensa mal y acertarás. En efecto. Nuestro hombre con auxilio deuna cuerda se descolgó al templo, y conpaso resuelto se dirigió al altar mayor. Yo no sé, lector, si alguna ocasión te hasencontrado de noche en un vasto templo,sin más luz que la que despiden algunaslamparillas colocadas al pie de las efigies,y sintiendo el vuelo y el graznar fatídicode esas aves que anidan en las torres ybóvedas. De mí sé decir que nada haproducido en mi espíritu una impresiónmás sombría y solemne a la vez, y que porello tengo a los sacristanes y monaguillos

Page 98: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en opinión, no diré de santos, sino de serlos hombres de más hígados de lacristiandad. ¡Me río yo de los bravos de laIndependencia! Llegado nuestro hombre al sagrario,abrió el recamarín, sacó la Custodiaenvolvió en su pañuelo la Hostia divina,dejándola sobre el altar y salió del templopor la misma claraboya que le había dadoentrada. Sólo dos días después, en la mañana delsábado 25, cuando debía hacerse larenovación de la Forma, vino adescubrirse el robo. Había desaparecidoel sol de oro, evaluado en más de cuarentamil pesos, y cuyas ricas perlas, rubíes,brillantes, zafiros, ópalos y esmeraldaseran obsequio de las principales familiasde Lima. Aunque el pedestal era tambiénde oro v admirable como obra de arte, no

Page 99: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

despertó la codicia del ladrón. Fácil es imaginarse la conmoción queeste sacrilegio causaría en el devotopueblo. Según refiere el erudito escritordel _Diario de Lima_, en los números del 4y 5 de octubre de 1791, hubo procesión depenitencia, sermón sobre el texto deDavid: _Exurge, Domine, et judica causamtuam_, constantes rogativas, prisión delegos y sacristanes, y carteles fijandopremios para quien denunciase al ladrón.Se cerraron los coliseos y el duelo fuégeneral cuando, corriendo los días sindescubrirse al delincuente, recurrió laautoridad eclesiástica al tremendo resortede leer censuras y apagar candelas. Por su parte el marqués de Villagarcía,virrey del Perú, había llenado su deber,dictando todas las providencias eme en suarbitrio estaban para capturar al sacrílego.

Page 100: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Los expresos a los corregidores y demásautoridades del virreinato se sucedieronsin tregua, hasta que a fines de noviembrellegó a Lima un alguacil del intendente deHuancavelica don Jerónimo Solá, exconsejero de Indias, con pliegos en losque éste comunicaba a su excelencia queel ladrón se hallaba aposentado en lacárcel y con su respectivo par de calcetasde Vizcaya. Bien dice el refrán que entrebonete y almete se hacen cosas de copete. Las campanas se echaron a vuelo, elteatro volvió a funcionar, los vecinosabandonaron el luto, y Lima se entregó afiestas y regocijos. II Ciñéndonos al plan que hemos seguidoen las TRADICIONES, viene aquí a cuento

Page 101: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

una rápida reseña histórica de la época demando del excelentísimo señor don Joséde Mendoza Caamaño y Sotomayor,marqués de Villagarcía, de Monroy y deCusano, conde de Barrantes y Señor deVista Alegre, Rubianes y Villanuevavigésimonono virrey del Perú por sumajestad don Felipe V, y que, a la edad desesenta años, se hizo cargo del gobiernode estos reinos en 4 de enero de 1736. El marqués de Villagarcía se resistiómucho a aceptar el virreinato del Perú, ypersuadiéndolo uno de los ministros delrey para que no rechazase lo que tantoscodiciaban, dijo: --Señor, vueseñoría me ponga a los piesde Su Majestad, a quien venero como esjusto y de ley, y represéntele quehaciendo cuentas conmigo mismo, hehallado que me conviene más vivir pobre

Page 102: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

hidalgo que morir rico virrey. El soberano encontró sin fundamento laexcusa, y el nombrado tuvo queembarcarse para América. Sucediendo al enérgico marqués deCastelfuerte, la ley de las compensacionesexigía del nuevo virrey una política menossevera. Así, a fuerza de sagacidad ymoderación, pudo el de Villagarcíaimpedir que tomasen incremento lasturbulencias de Oruro y mantener a raya alcuzqueño Juan Santos, que se habíaproclamado Inca. No fué tan feliz con los almirantesingleses Vernon y Jorge Andson, que consus piraterías alarmaban la costa.Haciendo grandes esfuerzos e imponiendouna contribución al comercio, logró elvirrey alistar una escuadra, cuyo jefe evitó

Page 103: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

siempre poner sus naves al alcance de loscañones ingleses, dando lugar a queAndson apresara el galeón de Manila, quellevaba un cargamento valuado en más detres millones de pesos. Bajo su gobierno fué cuando el mineraldel Cerro de Pasco principió a adquirir laimportancia de que hoy goza, y entre otrossucesos curiosos de su época merecenconsignarse la aurora boreal que se vióuna noche en el Cuzco, y la muerte quedieron los fanáticos habitantes de Cuencaal cirujano de la expedición científica quea las órdenes del sabio La Condaminevisitó la América. Los sencillos naturalespensaron, al ver unos extranjerosexaminando el cielo con grandestelescopios, que esos hombres seocupaban de hechicerías y malas artes. A propósito de la venida de la comisión

Page 104: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

científica, leemos en un preciosomanuscrito que existe en la Biblioteca deLima, titulado _Viaje al globo de la luna_,que el pueblo limeño bautizó a los ilustresmarinos españoles don Jorge Juan y donAntonio de Ulloa y a los sabios francesesGaudin y La Condamine con elsobrenombre de los _caballeros del puntofijo_, aludiendo a que se proponíandeterminar con _fijeza_ la magnitud yfigura de la tierra. Un pedante, creyendoque los cuatro comisionados tenían lafacultad de alejar de Lima cuantoquisiesen la línea equinoccial, se echó amurmurar entre el pueblo ignorantecontra el virrey marqués de Villagarcía,acusándolo de tacaño y menguado; puespor ahorrar un gasto de quince o veintemil pesos que pudiera costar la obra,consentía en que la línea equinoccial sequedase como se estaba y los vecinosexpuestos a sufrir los recios calores del

Page 105: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

verano. Trabajillo parece que costóconvencer al populacho de que aquelcharlatán ensartaba disparates. Así lorefiere el autor anónimo del ya citadomanuscrito. Después de nueve años y medio degobierno, y cuando menos lo esperaba,fué el virrey desairosamente relevado conel futuro conde de Superunda en julio de1745. Este agravio afectó tanto al ancianomarqués de Villagarcía, que regresandopara España, a bordo del navío Héctor,murió en el mar, en la costa patagónica, endiciembre del mismo año. III Lucas de Valladolid era un mestizo, de laciudad de Huamanga, que ejercía en Limael oficio de platero. Obra de sus manos

Page 106: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

eran las mejores alhajas que a la sazón sefabricaban. Pero el maestro Lucas pecabade generoso, y en el juego, el vino y lasmozas de partido derrochaba susganancias. Los padres agustinos le dispensaban granconsideración, y el maestro Lucas era unode sus obligados comensales en los díasde mantel largo. Nuestro platero conocía,pues, a palmos el convento y la iglesia,circunstancia que le sirvió para realizar elrobo de la Custodia, tal como lo dejamosreferido. Dueño de tan valiosa prenda, se dirigiócon ella a su casa, desarmó el sol, fundió eloro y engarzó en anillos algunas piedras.Viendo la excitación que su crimen habíaproducido, se resolvió a abandonar laciudad y emprendió viaje a Huancavelica,enterrando antes en la falda del San

Page 107: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Cristóbal una parte de su riqueza. La esposa del intendente Solá era limeña,y a ésta se presentó el maestro Lucasofreciéndole en venta seis magníficosanillos. En uno de ellos lucía una preciosaesmeralda, y examinándola la señora,exclamó: «¡Qué rareza! Esta piedra esidéntica a la que obsequié para laCustodia de San Agustín». Turbóse el platero, y no tardó endespedirse. Pocos minutos después entraba elintendente en la estancia de su esposa, yla participó que acababa de llegar unexpreso de Lima con la noticia delsacrílego robo. --Pues, hijo mío--le interrumpió laseñora--, hace un rato que he tenido en

Page 108: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

casa al ladrón. Con los informes de la intendentaprocedióse en el acto a buscar al maestroLucas; pero ya éste había abandonado lapoblación. Redobláronse los esfuerzos ysalieron inmediatamente algunos indios entodas direcciones en busca del criminal,logrando aprehenderlo a tres leguas dedistancia. El sacrílego principió por una tenaznegativa; pero le aplicaron garrotillo enlos pulgares o un cuarto de rueda, y cantode plano. Cuando el virrey recibió el oficio delintendente de Hancavelica despachó paraguarda del reo una compañía de suescolta. Llegado éste a Lima, en enero de 1744,

Page 109: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

costó gran trabajo impedir que el pueblolo hiciese añicos. ¡Las justicias popularesson cosa rancia por lo visto! A los pocos días fué el ladrón puesto encapilla, y entonces solicitó la gracia deque se le acordasen cuatro meses parafabricar una Custodia superior en mérito ala que él había destruido. Los agustinosintercedieron y la gracia fué otorgada. Las familias pudientes contribuyeron conoro y nuevas alhajas, y cuatro mesesdespués, día por día, la Custodia,verdadera obra de arte, estaba concluída.En este intervalo el maestro Lucas dió ensu prisión tan positivas muestras dearrepentimiento que le valieron la mercedde que se le conmutase la pena. Es decir, que en vez de achicharrarlocomo a sacrílego, se le ahorcó muy

Page 110: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

pulcramente como a ladrón.

Page 111: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

RUDAMENTE, PULIDAMENTE,MAÑOSAMENTE CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL VIRREYAMAT I _En que el lector hace conocimiento conuna hembra del coco, de Rechupete yTilín_ Leonorcica Michel era lo que hoyllamaríamos una limeña de _rompe yrasga_, lo que en los tiempos del virreyAmat se conocía por una mocita del_tecum_ y de las que se amarran la ligaencima de la rodilla. Veintisiete años conmás mundo que el que descubrió Colón,color sonrosado, ojos de más preguntas yrespuestas que el catecismo, nariz de

Page 112: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

escribano por lo picaresca, labiosretozones, y una tabla de pecho como paraasirse de ella un náufrago, tal era encompendio la muchacha. Añádase a estasperfecciones brevísimo pie, torneadapantorrilla, cintura estrecha, aire de taco ysandunguero, de esos que hacenestremecer hasta a los muertos del camposanto. La moza, en fin, no era _boccato dicardinale_, sino _boccato_ de concilioecuménico. Paréceme que con el retrato basta ysobra para esperar mucho de esa pieza detela emplástica, que _era como el canario que va y se baña, yluego se sacude con arte y maña._ Leonorcica, para colmo de venturanza,era casada con un honradísimo pulperoespañol, más bruto que el que asó la

Page 113: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

manteca, y a la vez más manso que todoslos carneros juntos de la cristiandad ymorería. El pobrete no sabía otra cosa queaguar el vino, vender gato por liebre yganar en su comercio muy buenos cuartos,que su bellaca mujer se encargaba degastar bonitamente en cintajos y faralares,no para más encariñar a su cónyuge, sinopara engatusar a los oficiales de losregimientos del rey. A la chica, que desuyo era tornadiza, la había agarrado eldiablo por la, milicia y... ¡échele usted ungalgo a su honestidad! Con razón decíauno:--Algo tendrá, el matrimonio, cuandonecesita bendición de cura. El pazguato del marido, siempre que lasorprendía en gatuperios y juegos nadalimpios con los militares, en vez de cogeruna tranca y derrengarla, se conformabacon decir:

Page 114: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--Mira, mujer, que no me gustanmilitronchos en casa y que un día me picanlas pulgas y hago una que sea sonada. --Pues mira, ¡arrastrado!, no tienes másque empezar--contestaba la mozuela,puesta en jarras y mirando entre ceja yceja a su víctima. Cuentan que una vez fué el pulpero aquerellarse ante el provisor y a solicitardivorcio, alegando que su conjunta lotrataba mal. --¡Hombre de Dios! ¿Acaso te pega?--lepreguntó su señoría. --No, señor--contestó el pobre diablo--,no me pega..., pero me la pega. Este marido era de la misma masa deaquel otro que cantaba:

Page 115: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

_mi mujer me han robado tres días ha:ya para bromas basta: vuelvanmelá._ Al fin la cachaza tuvo su límite, y elmarido hizo... una que fué sonada.¿Perniquebró a su costilla? ¿Le rompió elbautismo a algún galán? ¡Quia! Razonandofilosóficamente, pensó que era tontunaperderse un hombre por perrerías de unamala pécora; que de hembras está máspoblado este pícaro mundo, y que comodijo no sé quién, las mujeres son como lasranas, que por una que zambulle salencuatro a flor de agua. De la noche a la mañana traspasó, pues,la pulpería, y con los reales que el negociole produjo se trasladó a Chile, donde enValdivia puso una cantina. ¡Qué fortuna la de las anchovetas! En vez

Page 116: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de ir al puchero se las deja tranquilamenteen el agua. Esta metáfora traducida a buen romancequiere decir que Leonorcica, lejos delloriquear y tirarse de las greñas, tocógenerala, revistó a sus amigos de cuartel,y de entre ellos, sin más recancamusas,escogió para amante de relumbrón alalférez del regimiento de Córdoba donJuan Francisco Pulido, mocito que andabasiempre más emperejilado que rey debaraja fina. II _Mano de Historia_ Si ha caído bajo tu dominio, lectoramable, mi primer libro de TRADICIONES,habrás hecho conocimiento con el

Page 117: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

excelentísimo señor don Manuel Amat yJuniet, trigésimo primo virrey del Perú porsu majestad Fernando VI. Ampliaremoshoy las noticias históricas que sobre élteníamos consignadas. La capitanía general de Chile fué, en elsiglo pasado, un escalón para subir alvirreinato. Manso de Velazco, Amat,Jáuregui, O'Higgins y Avilés, después dehaber gobernado en Chile, vinieron a servirreyes del Perú. A fines de 1761 se hizo Amat cargo delgobierno. «Traía--dice un historiador--lareputación de activo, organizador,inteligente, recto hasta el rigorismo y muyceloso de los intereses públicos, _sinolvidar la propia conveniencia_». Su valorpersonal lo había puesto a prueba en unasublevación de presos en Santiago. Amatentró solo en la cárcel, y recibido a

Page 118: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

pedradas, contuvo con su espada a losrebeldes. Al otro día ahorcó docena ymedia de ellos. Como se ve, el hombre nose andaba con repulgos. Amat principió a ejercer el gobiernocuando hallándose más encarnizada laguerra de España con Inglaterra yPortugal, las colonias de Américarecelaban una invasión. El nuevo virreyatendió perfectamente a poner en pie dedefensa la costa desde Panamá a Chile, yenvió eficaces auxilios de armas y dineroal Paraguay y Buenos Aires. Organizó enLima milicias cívicas, que subieron a cincomil hombres de infantería y dos mil decaballería, y él mismo se hizo reconocerpor coronel del regimiento de nobles, quecontaba con cuatrocientas plazas.Efectuada la paz, Carlos III premió a Amatcon la cruz de San Jenaro, y mandó a Limaveintidós hábitos de caballeros de

Page 119: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

diversas Ordenes para los vecinos quemás se habían distinguido por suentusiasmo en la formación, equipo ydisciplina de las milicias. Bajo su gobierno se verificó el Concilioprovincial de 1772, presidido por elarzobispo don Diego Parada, en quefueron confirmados los cánones delConcilio de Santo Toribio. Hubo de curioso en este Concilio quehabiendo investido Amat al franciscanofray Juan de Marimón, su paisano, confesory aun pariente, con el carácter de teólogorepresentante del real patronato, se vió enel conflicto de tener que destituirlo ydesterrarlo por dos años a Trujillo. Elpadre Marimón, combatiendo en la sesióndel 28 de febrero al obispo Espiñeyra y alcrucífero Durán, que defendían la doctrinadel probabilismo, anduvo algo cáustico

Page 120: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

con sus adversarios. Llamado al ordenMarimón, contestó, dando una palmadasobre la tribuna:--Nada de gritos,ilustrísimo señor, que respetos guardanrespetos, y si su señoría vuelve a gritarme,yo tengo pulmón más fuerte y le sacaréventaja--. En uno de los volúmenes de_Papeles varios_ de la Biblioteca de Limase encuentran un opúsculo del padreagonizante Durán, una carta del obispofray Pedro Ángel de Espiñeyra, el decretode Amat y una réplica de Marimón, asícomo el sermón que pronunció éste en lasexequias del padre Pachi, muerto en olorde santidad. El virrey, cuyo liberalismo en materiareligiosa se adelantaba a su época,influyó, aunque sin éxito, para que seobligase a los frailes a hacer vida común ya reformar sus costumbres, que no eranciertamente evangélicas. Lima encerraba

Page 121: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

entonces entre sus murallas la bicoca demil trescientos frailes, y los monasteriosde monjas de pigricia de setecientasmujeres. Para espiar a los frailes que andaban enmalos pasos por los barrios de Abajo elPuente, hizo Amat construir el balcón depalacio que da a la plazuela de losDesamparados, y se pasaba muchas horasescondido tras de las celosías. Algún motivo de tirria debieron darle losfrailes de la Merced, pues siempre quedivisaba hábito de esa comunidadmurmuraba entre dientes: «¡Buen blanco!»Los que lo oían pensaban que el virrey serefería a la tela del traje, hasta que uncurioso se atrevió a pedirle aclaración, yentonces dijo Amat: «¡Buen blanco parauna bala de cañón!»

Page 122: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

En otra ocasión hemos hablado de lasmedidas prudentes y acertadas que tomóAmat para cumplir la real orden por la quefueron expulsados los miembros de laCompañía de Jesús. El virrey inauguróinmediatamente en el local del colegio delos jesuítas el famoso Convictorio de SanCarlos, que tantos hombres ilustres hadado a la América. Amotinada en el Callao a los gritos de¡Viva el rey y muera su mal gobierno! latripulación de los navíos _Septentrión_ y_Astuto_, por retardo en el pagamento desueldos, el virrey enarboló en un torreónla bandera de justicia, asegurándola consiete cañonazos. Fué luego a bordo, y trasbrevísima información mandó colgar delas antenas a los dos cabecillas y diezmó lamarinería insurrecta, fusilando diez ysiete. Amat decía que la justicia debe sercomo el relámpago.

Page 123: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Amat cuidó mucho de la buena policía,limpieza y ornato de Lima. Un hospitalpara marineros en Bellavista; un templo delas Nazarenas, en cuya obra trabajaba aveces como carpintero; la Alameda y plazade Acho para la corrida de toros, y elColiseo, que ya no existe, para las lidiasde gallos, fueron de su época. Emprendiótambién la fábrica, que no llegó aterminarse, del Paseo de Aguas y que, ajuzgar por lo que aun se ve, habría hechocompetencia a Saint-Cloud y a Versalles. Licencioso en sus costumbres,escandalizó bastante al país con susaventuras amorosas. Muchas páginasocuparían las historietas picantes en quefigura el nombre de Amat unido al deMicaela Villegas, la Perricholi, actriz delteatro de Lima.

Page 124: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Sus contemporáneos acusaron a Amat depoca pureza en el manejo de los fondospúblicos, y daban por prueba de suacusación que vino de Chile con pequeñafortuna y que, a pesar de lo mucho quederrochó con la Perricholi, que gastaba unlujo insultante, salió del mando millonario.Nosotros ni quitamos ni ponemos, noentramos en esas honduras y decimoscaritativamente que el virrey supo, en eljuicio de residencia, hacerse absolver deeste cargo, como hijo de la envidia y de lamaledicencia humanas. En julio de 1776, después de cerca dequince años de gobierno, lo reemplazó elexcelentísimo señor don Manuel Guirior. Amat se retiró a Cataluña, país de sunacimiento, en donde, aunque octogenarioy achacoso, contrajo matrimonio con unajoven sobrina suya. Las armas de Amat

Page 125: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

eran: escudo en oro con una ave de sietecabezas de azur. III _Donde el lector hallará tres retruécanosno rebuscados sino históricos_ Por el año de 1772 los habitantes de esta,hoy prácticamente republicana, ciudad delos Reyes, se hallaban poseídos del másprofundo pánico. ¿Quien era el guapo quedespués de las diez de la noche asomabalas narices por esas calles? Una carrera degatos o ratones en el techo bastaba paraproducir en una casa soponcios femeniles,alarmas masculinas y barullópolismayúsculo. La situación no era para menos. Cada doso tres noches se realizaba algún robo de

Page 126: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

magnitud, y según los cronistas de esostiempos, tales delitos salían, en la forma,de las prácticas hasta entonces usadas porlos discípulos de Caco. Caminossubterráneos, forados abiertos por mediodel fuego, escalas de alambre y otrasinvenciones mecánicas revelaban, aménde la seguridad de sus golpes, que losladrones no sólo eran hombres deenjundia y pelo en pecho, sino deimaginativa y cálculo. En la noche del 10de julio ejecutaron un robo que se estimóen treinta mil pesos. Que los ladrones no eran gentuza depoco más o menos, lo reconocía el mismovirrey, quien, conversando una tarde conlos oficiales de guardia que loacompañaban a la mesa, dijo con suacento de catalán cerrado. --¡Muchi diablus de latrons!

Page 127: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--En efecto, excelentísimo señor--lerepuso el alférez don Juan FranciscoPulido--. Hay que convenir en que roban_pulidamente_. Entonces el teniente de artillería don JoséManuel Martínez Ruda le interrumpió: --Perdone el alférez. Nada de pulidoencuentro; y lejos de eso, desde quedesvalijan una casa contra la voluntad desu dueño, digo que proceden_rudamente_. --¡Bien! Señores oficiales, se conoce quehay chispa--añadió el alcalde ordinariodon Tomás Muñoz, y que era, en cuanto asutileza, capaz de sentir el galope delcaballo de copas--. Pero no en vanoempuño yo una vara que hacer caer_mañosamente_ sobre esos pícaros que

Page 128: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

traen al vecindario con el credo en laboca. IV _Donde se comprueba que a la larga eltoro fina en el matadero y el ladrón en lahorca_ Al anochecer del 31 de julio delsusodicho año de 1772, un soldado entrócautelosamente en la casa del alcaldeordinario don Tomás Muñoz y se entretuvocon él una hora en secreta plática. Poco después circulaban por la ciudadrondas de alguaciles y agentes de lapolicía que fundó Amat con el nombre de_encapados_. En la mañana del 1º de agosto todo el

Page 129: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mundo supo que en la cárcel de corte ycon gruesas garras de grillos se hallabanaposentados el teniente Ruda, el alférezPulido, seis soldados del regimiento deSaboya, tres del regimiento de Córdoba yocho paisanos. Hacíanles tambiéncompañía doña Leonor Michel y doñaManuela Sánchez, queridas de los dosoficiales, y tres mujeres del pueblo,mancebas de soldados. Era justo quequienes estuvieron a las madurasparticipasen de las duras. Quien comió lacarne que roa el hueso. El proceso, curiosísimo en verdad y queexiste en los archivos de la excelentísimaCorte Suprema, es largo para extractarlo.Baste saber que el 13 de agosto no quedóen Lima títere que no concurriese a laPlaza mayor, en la que estaban formadaslas tropas regulares y milicias cívicas.

Page 130: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Después de degradados con el solemneceremonial de las ordenanzas militares losoficiales Ruda y Pulido, pasaron junto connueve de sus cómplices a balancearse enla horca, alzada frente al callejón dePetateros. El verdugo cortó luego lascabezas que fueron colocadas enescarpias en el Callao y en Lima. Los demás reos obtuvieron pena depresidio, y cuatro fueron absueltos,contándose entre éstos doña ManuelaSánchez, la querida de Ruda. El procesodemuestra que si bien fué cierto que ellapercibió los provechos, ignoró siempre dedónde salían las misas. V _En que se copia una sentencia quepuede arder en un candil_

Page 131: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

«En cuanto a doña Leonor Michel,receptora de especies furtivas, la condenoa que sufra cincuenta azotes, que le daránen su prisión de mano del verdugo, y a serrapada la cabeza y cejas, y después depasada tres veces por la horca, seráconducida al real beaterio de Amparadasde la Concepción de esta ciudad a serviren los oficios más bajos y viles de la casa,reencargándola a la madre superiora paraque la mantenga con la mayor custodia yprecaución, ínterin se presenta ocasión denavío que salga para la plaza de Valdivia,adonde será trasladada en partida deregistro _a vivir en unión de su marido_, yse mantendrá perpetuamente en dichaplaza.--Dió y pronunció esta sentencia elexcelentísimo señor don Manuel de Amaty Juniet, caballero de la Orden de SanJuan, del Consejo de su Majestad, sugentilhombre de cámara con entrada,

Page 132: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

teniente general de sus reales ejércitos,virrey, gobernador y capitán general deestos reinos del Perú y Chile; y en ellafirmó su nombre estando haciendoaudiencia en su gabinete, en los Reves, a11 de agosto de 1772, siendo testigo donPedro Juan Sanz, su secretario de cámara,y don José Garmendia, que lo es decartas.--_Gregorio González de Mendoza_,escribano de su majestad y Guerra.» ¡Cáscaras! ¿No le parece a ustedes que lasentencia tiene tres pares deperendengues? Ignoramos si el marido entablaría recursode fuerza al rey por la parte en que, sincomerlo ni beberlo, se le obligaba a viviren ayuntamiento con la media naranja quele dió la Iglesia, o si cerró los ojos y aceptóla libranza, que bien pudo ser; pues paratodo hay genios en la viña del Señor.

Page 133: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

EL RESUCITADO CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL TRIGÉSIMOSEGUNDO VIRREY A principios del actual siglo existía en laRecolección de los descalzos unoctogenario de austera virtud y que vestíael hábito de hermano lego. El pueblo, queamaba mucho al humilde monje, conocíalosólo con el nombre de el _Resucitado_. Yhe aquí la auténtica y sencilla tradiciónque sobre él ha llegado hasta nosotros. I En el año de los tres sietes (númeroapocalíptico y famoso por la importanciade los sucesos que se realizaron enAmérica) presentóse un día en el hospital

Page 134: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de San Andrés un hombre que frisaba enlos cuarenta agostos, pidiendo sermedicinado en el santo asilo. Desde elprimer momento los médicos opinaronque la dolencia del enfermo era mortal, yle previnieron que alistase el bagaje parapasar a mundo mejor. Sin inmutarse oyó nuestro individuo elfatal dictamen, y después de recibir losauxilios espirituales o de tener _el prácticoa bordo_, como decía un marino, llamó aGil Paz, ecónomo del hospital, y díjole,sobre poco más o menos: --Hace quince años que vine de España,donde no dejo deudos, pues soy un pobreexpósito. Mi existencia en Indias ha sido ladel que honradamente busca el pan pormedio del trabajo; pero con tan aviesafortuna que todo mi caudal, fruto de milprivaciones y fatigas, apenas pasa de cien

Page 135: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

onzas de oro que encontrará vuesamerced en un cincho que llevo al cuerpo.Si como creen los físicos, y yo con ellos, suDivina Majestad es servida llamarme a supresencia, lego a vuesamerced mi dineropara que lo goce, pidiéndole únicamenteque vista mi cadáver con una buenamortaja del seráfico padre San Francisco,y pague algunas misas en sufragio de mialma pecadora. Don Gil juró por todos los santos delcalendario cumplir religiosamente con losdeseos del moribundo, y que no sólotendría mortaja y misas, sino un decentefuneral. Consolado así el enfermo, pensóque lo mejor que le quedaba por hacer eramorirse cuanto antes; y aquella mismanoche empezaron a enfriársele lasextremidades, y a las cinco de lamadrugada era alma de la otra vida.

Page 136: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Inmediatamente pasaron las peluconas albolsillo del ecónomo, que era un avaromás ruin que la encarnación de la avaricia.Hasta su nombre revela lo menguado delsujeto: _¡¡Gil Paz!!_ No es posible ser mástacaño de letras ni gastar menos tinta parauna firma. Por entonces no existía aún en Lima elcementerio general, que, como es sabido,se inauguró el martes 31 de mayo de 1808;y aquí es curioso consignar que el primercadáver que se sepultó en nuestranecrópolis al día siguiente fué el de unpobre de solemnidad llamado MatíasIsurriaga, quien, cayéndose de unandamio sobre el cual trabajaba comoalbañil, se hizo tortilla en el atrio. Dejemos por un rato en reposo al muerto,y mientras el sepulturero abre la zanjafumemos un cigarrillo, charlando sobre el

Page 137: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

gobierno y la política de aquellos tiempos,mismo del cementerio. Los difuntos seenterraban en un corralón o campo santoque tenía cada hospital, o en las bóvedasde las iglesias, con no poco peligro de lasalubridad pública. Nuestro don Gil reflexionó que el finadole había pedido muchas gollerías; quepodía entrar en la fosa común sinasperges, responsos ni sufragios; y que,en cuanto a ropaje, bien aviado iba con elraído pantalón y la mugrienta camisa conque lo había sorprendido la flaca. --En el hoyo no es como en elmundo--filosofaba Gil Paz--, donde nospagamos de exterioridades y apariencias,y muchos hacen papel por la tela delvestido. ¡Vaya una pechuga la del difunto!No seré yo, en mis días, quien halague suvanidad, gastando los cuatro pesos que

Page 138: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

importa la jerga franciscana. ¿Querer lujohasta para pudrir tierra? ¡Hase vistopresunción de la laya! ¡Milagro no le vinoen antojo que lo enterrasen con guantesde gamuza, botas de campana y gorguerade encaje! Vaya al agujero como está elmuy bellaco, y agradézcame que no lomande en el traje que usaba el padreAdán antes de la golosina. Y dos negros esclavos del hospitalcogieron el cadáver y lo transportaron alcorralón que servía de cementerio. II El excelentísimo señor don ManuelGuirior, natural de Navarra y de la familiade San Francisco Javier, caballero de laOrden de San Juan, teniente general de lareal armada, gentilhombre de cámara y

Page 139: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

marqués de Guirior, hallábase comovirrey en el nuevo reino de Granada,donde había contraído matrimonio condoña María Ventura, joven bogotana,cuando fué promovido por Carlos III algobierno del Perú. Guirior, acompañado de su esposa, llegóa Lima de incógnito el 17 de julio de 1776,como sucesor de Amat. Su recibimientopúblico se verificó con mucha pompa el 3de diciembre, es decir, a los cuatro mesesde haberse hecho cargo del gobierno. Lasagacidad de su carácter y sus buenasdotes administrativas le conquistaron enbreve el aprecio general. Atendió mucho ala conversión de infieles, y aun fundó enChanchamayo colonias y fortalezas, queposteriormente fueron destruidas por lossalvajes. En Lima estableció el alumbradopúblico con pequeño gravamen de losvecinos, y fué el primer virrey que hizo

Page 140: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

publicar bandos contra el diluvio llamadojuego de carnavales. Verdad es que,entonces como ahora, bandos tales fueronletra muerta. Guirior fué el único, entre los virreyes,que cedió a los hospitales los diez pesosque, para sorbetes y pastas, estabanasignados por real cédula a su excelenciasiempre que honraba con su presencia unafunción de teatro. En su época se erigió elvirreinato de Buenos Aires y quedóterminada la demarcación de límites delPerú, según el tratado de 1777 entreEspaña y Portugal, tratado que despuésnos ha traído algunas desazones con elBrasil y el Ecuador. En el mismo aciago año de los tres sietesnos envió la corte al consejero de Indiasdon José de Areche, con el título desuperintendente y visitador general de la

Page 141: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

real Hacienda, y revestido de facultadesomnímodas tales, que hacían casi irrisoriala autoridad del virrey. La verdaderamisión del enviado regio era la deexprimir la naranja hasta dejarla sin jugo.Areche elevó la contribución de indígenasa un millón de pesos; creó la junta dediezmos; los estancos y alcabalas dieronpingües rendimientos; abrumó deimpuestos y socaliñas a los comerciantes ymineros, y tanto ajustó la cuerda que enHuaraz, Lambaveque, Huánuco, Pasco,Huancavelica, Moquegua y otros lugaresestallaron serios desórdenes, en los quehubo corregidores, alcabaleros yempleados reales ajusticiados por elpueblo. «La excitación era tangrande--dice Lorente--que en Arequipalos muchachos de una escuela dieronmuerte a uno de sus camaradas que, ensus juegos, había hecho el papel deaduanero, y en el llano de Santa Marta dos

Page 142: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mil arequipeños osaron, aunque con maléxito, presentar batalla a las miliciasreales.» En el Cuzco se descubrió muyoportunamente una vasta conspiraciónencabezada por don Lorenzo Farfán y unindio cacique los que, aprehendidos,terminaron su existencia en el cadalso. Guirior se esforzó en convencer alsuperintendente de que iba por malcamino; que era mayúsculo eldescontento, y que con el rigorismo de susmedidas no lograría establecer los nuevosimpuestos, sino crear el peligro de que elpaís en masa recurriese a la protestaarmada, previsión que dos años más tardey bajo otro virrey, vino a justificar lasangrienta rebelión de Tupac-Amaru. PeroAreche pensaba que el rey lo habíaenviado al Perú para que, sin pararse enbarras, enriqueciese el real tesoro aexpensas de la tierra conquistada, y que

Page 143: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

los peruanos eran siervos cuyo sudor,convertido en oro, debía pasar a las arcasde Carlos III. Por lo tanto, informó alsoberano que Guirior lo embarazaba paraesquilmar el país y que nombrase otrovirrey, pues su excelencia maldito siservía para lobo rapaz y carnicero.Después de cuatro años de gobierno, y sinla más leve fórmula de cortesía, se viódestituido don Manuel Guirior, trigésimosegundo virrey del Perú, y llamado aMadrid, donde murió pocos mesesdespués de su llegada. Vivió una vida bien vivida. Así en el juicio de residencia como en elsecreto que se le siguió, salió victorioso elvirrey y fué castigado Arecheseveramente.

Page 144: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

III En tanto que el sepulturero abría la zanja,una brisa fresca y retozona oreaba elrostro del muerto, quien ciertamente nodebía estarlo en regla, pues sus músculosempezaron a agitarse débilmente, abrióluego los ojos y, al fin, por uno de esosmaravillosos instintos del organismohumano, hízose cargo de su situación. Unpar de minutos que hubiera tardadonuestro español en volver de su paroxismoo catalepsia, y las paladas de tierra no lehabrían dejado campo para rebullirse yprotestar. Distraído el sepulturero con su lúgubre yhabitual faena, no observó la resurrecciónque se estaba verificando hasta que elmuerto se puso sobre sus puntales yempezó a marchar con dirección a lapuerta. El buho de cementerio cayó

Page 145: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

accidentado, realizándose casi al pie de laletra aquello que canta la copla: _el vivo se cayó muerto y el muerto partióa correr._ Encontrábase don Gil en la sala de SanIgnacio vigilando que los topiqueros nohiciesen mucho gasto de azúcar paraendulzar las tisanas cuando una mano seposó familiarmente en su hombro y oyóuna voz cavernosa que le dijo: ¡Avariento!¿Dónde está mi mortaja? Volvióse aterrorizado don Gil. Sea elespanto de ver un resucitado de tanextraño pelaje, o sea que la voz de laconciencia hubiese hablado en él muyalto, es el hecho que el infeliz perdiódesde ese instante la razón. Su sacrílegaavaricia tuvo la locura por castigo.

Page 146: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

En cuanto al español, quince días mástarde salía del hospital completamenterestablecido, y después de repartir enlimosnas las peluconas, causa de ladesventura de don Gil, tomó el hábito delego en el convento de los padresdescalzos, y personas respetables que loconocieron y trataron nos afirman quealcanzó a morir en olor de santidad, allápor los años de 1812.

Page 147: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

EL CORREGIDOR DE TINTA CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL TRIGÉSIMOTERCIO VIRREY _Ahorcaban a un delincuente y decía sumujer: --No tengas pena, pariente, todavíapuede ser que la soga se reviente._ ANÓNIMO. I Era el 4 de noviembre de 1780, y el curade Tungasuca, para celebrar a su santopatrón, que lo era también de su majestadCarlos III, tenía congregados en opíparoalmuerzo a los más notables vecinos de laparroquia y algunos amigos de lospueblos inmediatos que, desde elamanecer, habían llegado a felicitarlo por

Page 148: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

su cumpleaños. El cura don Carlos Rodríguez era unclérigo campechano, caritativo y pocoexigente en el cobro de los diezmos ydemás provechos parroquiales,cualidades apostólicas que lo hacían elídolo de sus feligreses. Ocupaba aquellamañana la cabecera de la mesa, teniendoa su izquierda a un descendiente de losIncas, llamado don José GabrielTupac-Amaru, y a su derecha a doñaMicaela Bastidas, esposa del cacique. Laslibaciones se multiplicaban y, comoconsecuencia de ellas, reinaba la másexpansiva alegría. De pronto sintióse elgalope de un caballo que se detuvo a lapuerta de la casa parroquial, y el jinete,sin descalzarse las espuelas penetró en lasala del festín. El nuevo personaje llamábase don

Page 149: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Antonio de Arriaga, corregidor de laprovincia de Tinta, hidalgo español muyengreído con lo rancio de su nobleza vque despotizaba, por plebeyos, aeuropeos y criollos. Grosero en suspalabras, brusco de modales, cruel paracon los indios de la mita y avaro hasta elextremo de que si en vez de nacer hombrehubiera nacido reloj, por no dar no habríadado ni las horas, tal era su señoría. Y paracolmo de desprestigio, el provisor ycanónigos del Cuzco lo habíanexcomulgado solemnemente por ciertosavances contra la autoridad eclesiástica. Todos los comensales se pusieron de piea la entrada, del corregidor, quien, sinhacer atención en el cacique don JoséGabriel, se dejó caer sobre la silla queéste ocupaba, y el noble indio fué acolocarse a otro extremo de la mesa, sindarse por entendido de la falta de cortesía

Page 150: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

del empingorotado español. Después dealgunas frases vulgares, de haberrefocilado el estómago con las viandas yremojado la palabra, dijo su señoría: --No piense vuesa merced que me hepegado un trote desde Yanaoca sólo paradarle saludes. --Usiría sabe--contestó el párroco--quecualquiera que sea la causa que lo trae essiempre bien recibida en esta humildechoza. --Huélgome por vuesa merced dehaberme convencido personalmente de lafalsedad de un aviso que recibí ayer, que ahaberlo encontrado real, juro cierto queno habría reparado en hopalandas nitonsuras para amarrar a vuesa merced ydarle una zurribanda de que guardaramemoria en los días de su vida; que

Page 151: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mientras yo empuñe la vara, ningúnmonigote me ha de resollar gordo. --Dios me es testigo de que no sé a quévienen las airadas palabras de suseñoría--murmuró el cura, intimidado porlos impertinentes conceptos de Arriaga. --Yo me entiendo y bailo solo, señor donCarlos. Bonito es mi pergenio para tolerarque en mi corregimiento, a mis barbas,como quien dice, se lean censuras ni esospapelotes de excomunión que contra míreparte el viejo loco que anda de provisoren el Cuzco, y ¡por el ánima de mi padre,que esté en gloria, que tengo de hacermangas y capirotes con el primer cura quese me descantille en mi jurisdicción! ¡Ycuenta que se me suba la mostaza a lasnarices y me atufe un tantico, que en unverbo me planto en el Cuzco y tornochafaina y picadillo a esos canónigos

Page 152: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

barrigudos y abarraganados! Y enfrascado el corregidor en susgroseras baladronadas, que sólointerrumpía para apurar gordos tragos devino, no observó que don Gabriel yalgunos de los convidados ibandesapareciendo de la sala. II A las seis de la tarde el insolente hidalgogalopaba en dirección a la villa de suresidencia, cuando fué enlazado sucaballo; y don Antonio se encontró enmedio de cinco hombres armados, en losque reconoció a otros tantos de loscomensales del cura. --Dése preso vuesa merced--le dijoTupac-Amaru, que era el que acaudillaba

Page 153: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

el grupo. Y sin dar tiempo al maltrecho corregidorpara que opusiera la menor resistencia, leremacharon un par de grillos y locondujeron a Tungasuca. Inmediatamentesalieron indios con pliegos para el AltoPerú y otros lugares, y Tupac-Amaru alzóbandera contra España. Pocos días después, el 10 de noviembre,destacábase una horca frente a la capillade Tungasuca; y el altivo español, vestidode uniforme y acompañado de unsacerdote que lo exhortaba a morircristianamente, oyó al pregonero estaspalabras: _Esta es la justicia que don José Gabriel I,por la gracia de Dios, Inca, rey del Perú,Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires ycontinente de los mares del Sur, duque y

Page 154: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

señor de los Amazonas y del gran Paititi,manda hacer en la persona de Antonio deArriaga por tirano, alevoso, enemigo deDios y sus ministros, corruptor y falsario._ En seguida el verdugo, que era un negroesclavo del infeliz corregidor, le arrancóel uniforme en señal de degradación, levistió una mortaja y le puso la soga alcuello. Más al suspender el cuerpo, apocas pulgadas de la tierra, reventó lacuerda; y Arriaga, aprovechando lanatural sorpresa que en los indios produjoeste incidente, echó a correr en direccióna la capilla, gritando: ¡Salvo soy! ¡A iglesiame llamo! ¡La iglesia me vale! Iba ya el hidalgo a penetrar en sagrado,cuando se le interpuso el IncaTupac-Amaru y lo tomó del cuello,diciéndole:

Page 155: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--¡No vale la iglesia a tan pícaro comovos! ¡No vale la iglesia a un excomulgadopor la Iglesia! Y volviendo el verdugo a apoderarse delsentenciado, dió pronto remate a susangrienta misión. III Aquí deberíamos dar por terminada latradición; pero el plan de nuestra obraexige que consagremos algunas líneas porvía de epílogo al virrey en cuya época demando aconteció este suceso. El excelentísimo señor don Agustín deJáuregui, natural de Navarra y de la familiade los condes de Miranda y de Teba,caballero de la Orden de Santiago yteniente general de los reales ejércitos,

Page 156: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

desempeñaba la presidencia de Chilecuando Carlos III relevó con él, injusta ydesairosamente, el virrey don ManuelGuirior. El caballero de Jáuregui llegó aLima el 21 de junio de 1780, yfrancamente, que ninguno de susantecesores recibió el mando bajo peoresauspicios. Por una parte, los salvajes deChanchamayo acababan de incendiar ysaquear varias poblaciones civilizadas; ypor otra, el recargo de impuestos y losprocedimientos tiránicos del visitadorAreche habían producido seriosdisturbios, en los que muchoscorregidores y alcabaleros fueronsacrificados a la cólera popular. Puededecirse que la conflagración era generalen el país, sin embargo de que Guiriorhabía declarado en suspenso el cobro delas odiosas y exageradas contribuciones,

Page 157: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mientras con mejor acuerdo volvía elmonarca sobre sus pasos. Además en 1779 se declaró la guerraentre España e Inglaterra, y reiteradosavisos de Europa afirmaban al nuevovirrey que la reina de los mares alistabauna flota con destino al Pacífico. Jáuregui (apellido que, en vascuence,significa _residencia del señor_), enprevisión de los amagos piráticos, tuvoque fortificar y artillar la costa, organizarmilicias y aumentar la marina de guerra,medidas que reclamaron fuertes gastos,con los que se acrecentó la penuriapública. Apenas hacía cuatro meses que donAgustín de Jáuregui ocupaba el solio delos virreyes, cuando se tuvo noticia de lamuerte dada al corregidor Arriaga, y con

Page 158: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

ella de que en una extensión de más detrescientas leguas era proclamado porInca y soberano del Perú el caciqueTupac-Amaru. No es del caso historiar aquí estatremenda revolución que, como es sabido,puso en grave peligro al gobiernocolonial. Poquísimo faltó para queentonces hubiese quedado realizada laobra de la Independencia. El 6 de abril, viernes de Dolores del año1781, cayeron prisioneros el Inca y susprincipales vasallos, con los que seejercieron los más bárbaros horrores.Hubo lenguas y manos cortadas, cuerposdescuartizados, horca y garrote vil.Areche autorizó barbaridad y media. Con el suplicio del Inca, de su esposadoña Micaela, de sus hijos y hermanos,

Page 159: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

quedaron los revolucionarios sin un centrode unidad. Sin embargo, la chispa no seextinguió hasta julio de 1783, en que tuvolugar en Lima la ejecución de don FelipeTupac, hermano del infortunado Inca,caudillo de los naturales de Huarochirí.«Así--dice el deán Funes--terminó estarevolución, y difícilmente presentará lahistoria otra ni más justificada ni menosfeliz.» Las armas de la casa de Jáuregui eran:escudo cortinado, el primer cuartel en orocon un roble copado y un jabalí pasante; elsegundo de gules y un castillo de plata conbandera; el tercero de azur, con tres floresde lis. Es fama que el 26 de abril de 1784 elvirrey don Agustín de Jáuregui recibió elregalo de un canastillo de cerezas, fruta ala que era su excelencia muy aficionado, y

Page 160: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que apenas hubo comido dos o tres cayóal suelo sin sentido. Treinta horas despuésse abría en palacio la gran puerta delsalón de recepciones; y en un sillón, bajoel dosel, se veía a Jáuregui vestido de granuniforme. Con arreglo al ceremonial delcaso el escribano de cámara, seguido dela Real Audiencia, avanzó hasta pocospasos distante del dosel, y dijo en voz altapor tres veces: ¡Excelentísimo señor donAgustín Jáuregui! Y luego, volviéndose alconcurso, pronunció esta frase obligada:Señores, no responde. ¡Falleció! ¡Falleció!¡Falleció! En seguida sacó un protocolo, ylos oidores estamparon en él sus firmas. Así vengaron los indios la muerte deTupac-Amaru.

Page 161: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LA GATITA DE MARI-RAMOS QUEHALAGA CON LA COLA Y ARAÑA CONLAS MANOS CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL TRIGÉSIMOCUARTO VIRREY DEL PERÚ _(A Carlos Toribio Robinet.)_ Al principiar la Alameda de Acho y en laacera que forma espalda a la capilla deSan Lorenzo, fabricada en 1834, existe unacasa de ruinoso aspecto, la cual fué, porlos años de 1788, teatro no de uno de esoscuentos de entre dijes y babador, sino deun drama que la tradición se ha encargadode hacer llegar hasta nosotros con todossus terribles detalles. I

Page 162: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Veinte abriles muy galanos; cutis de esegracioso moreno aterciopelado que tantafama dió a las limeñas, antes de quecundiese la maldita moda de adobarse elrostro con menjurjes, y de andar a larebatiña y como albañil en pared con lospolvos de rosa arroz; ojos más negros quenoche de trapisonda y velados por rizadaspestañas; boca incitante, como unazucarillo amerengado; cuerpo airoso, silos hubo, y un pie que daba pie paradespertar en el prójimo tentación debesarlo; tal era, en el año de gracia de1776, Benedicta Salazar. Sus padres, al morir, la dejaron sin casani canastilla y al abrigo de una tía entrebruja y celestina, como dijo Quevedo, ymás gruñona que mastín piltrafero, la cualtomó a capricho casar a la sobrina con unsu compadre, español que de a legua

Page 163: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

revelaba en cierto tufillo ser hijo deCataluña, y que aindamáis tenía las manoscallosas y la barba más crecida que deudapública. Benedicta miraba al pretendientecon el mismo fastidio que a mosquito detrompetilla, y no atreviéndose a darlecalabazas como melones, recurrió almanoseado expediende de hacersearchidevota, tener padre de espíritu ydecir que su aspiración era a monjío y no acasorio. El catalán, atento a los repulgos de lamuchacha, murmuraba: _niña de los muchos novios,_ _que conninguno te casas;_ _si te guardas para unrey_ _cuatro tiene la baraja._ De aquí surgían desazones entre sobrinay tía. La vieja la trataba de gazmoña ypapahostias, y la chica rompía a llorar

Page 164: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

como una bendita de Dios, con lo queenfureciéndose más aquella megera, lagritaba:--¡Hipócrita! A mí no me engatusascon purisimitas. ¿A qué vienen esoslloriqueos? Eres como el perro de JuanMolleja, que antes que le caiga el palo yase queja. ¿Conque monjío? Quien no teconozca que te compre, saquito decucarachas. Cualquiera diría que norompe plato, y es capaz de sacarle los ojosal verdugo Grano de Oro. ¿Si no conoceréyo las uvas de mi majuelo? ¿Conque teapestan las barbas? ¡Miren a la remilgadade Jurquillos, que lavaba los huesos parafreírlos! ¡Pues has de ver toros y cañascomo yo pille al alcance de mis uñas albarbilampiño que te baraja el juicio!Miren, miren a la gatita de Mari-Ramos,que hacía ascos a los ratones y engullía losgusanos! ¡Malhaya la niña de la mediaalmendra!

Page 165: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Como estas peloteras eran pan cotidiano,las muchachas de la vecindad, envidiosasde la hermosura de Benedicta, dieron enbautizarla con el apodo de _Gatita deMari-Ramos_; y pronto en la parroquiaentera los mozalbetes y demás niñoszangolotinos que la encontraban al paso,saliendo de misa mayor, le decían: --¡Qué modosita y qué linda que va laGatita de Mari-Ramos! La verdad del cuento es que la tía no ibadescaminada en sus barruntos. Unpetimetre, don Aquilino de Leuro, era elquebradero de cabeza de la sobrina; y yafuese que éste se exasperara de andarsiempre al morro por un quítame allá esaspajas, o bien que su amor hubiese llegadoa extremo de atropellar por todo respeto,dando al diablo el hato y el garabato, elloes que una noche sucedió... lo que tenía

Page 166: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que suceder. La gatita de Mari-Ramos seescapó por el tejado, en amor y compañade un gato pizpireto, que olía a almizcle yque tenía la mano suave. II Demos tiempo al tiempo y no andemoscon lilailas y recancanillas. Es decir, quemientras los amantes apuran la luna demiel para dar entrada a la de hiel,podemos echar, lector carísimo, elconsabido parrafillo histórico. El excelentísimo señor don Teodoro deCroix, caballero de Croix, comendador dela muy distinguida orden teutónica enAlemania, capitán de guardias valonas yteniente general de los reales ejércitos,hizo su entrada en Lima el 6 de abril de1784.

Page 167: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Durante largos años había servido enMéxico bajo las órdenes de su tío (elvirrey marqués de Croix), y vuelto aEspaña, Carlos III lo nombró surepresentante en estos reinos del Perú.«Fué su excelencia--dice uncronista--hombre de virtud eminente, y sedistinguió mucho por su caridad, puesvarias veces se quedó con la vela en lamano porque el candelero de plata lohabía dado a los pobres, no teniendo depronto moneda con que socorrerlos;frecuentaba sacramentos y era unverdadero cristiano.» La administración del caballero Croix, aquien llamaban _el Flamenco_, fué de granbeneficio para el país. El virreinato se dividió en sieteintendencias, y éstas en distritos o

Page 168: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

subdelegaciones. Estableciéronse la RealAudiencia del Cuzco y el tribunal deMinería, repobláronse los valles de Víctory Acobamba, y el ejemplar obispo Chávezde la Rosa fundó en Arequipa la famosacasa de huérfanos, que no pocos hombresilustres ha dado después a la república. Por entonces llegó al Callao, consignadoal conde de San Isidro, el primer navío dela Compañía de Filipinas; y paracomprobar el gran desarrollo delcomercio en los cinco años del gobiernode Croix, bastará consignar que laimportación subió a cuarenta y dosmillones de pesos y la exportación atreinta y seis. Las rentas del Estado alcanzaron a pocomás de cuatro y medio millones, y losgastos no excedieron de esta cifra,viéndose por primera y única vez entre

Page 169: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

nosotros realizado el fenómeno delequilibrio en el presupuesto. Verdad esque, para lograrlo, recurrió el virrey alsistema de economías, disminuyendoempleados, cercenando sueldos,licenciando los batallones de Soria yExtremadura, y reduciendo su escolta a latercera parte de la fuerza que mantuvieronsus predecesores desde Amat. La querella entre el marqués de Lara,intendente de Huamanga, y el señor LópezSánchez, obispo de la diócesis, fué lapiedra de escándalo de la época. Suilustrísima, despojándose de lamansedumbre sacerdotal, dejó desbordarsu bilis hasta el extremo de abofetear alescribano real que le notificaba unaprovidencia. El juicio terminó,desairosamente para el iracundo prelado,por fallo del Consejo de Indias.

Page 170: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Lorente, en su _Historia_, habla de unacontecimiento que tiene algunasemejanza con el proceso del falso nunciode Portugal. «Un pobre gallego--dice--quehabía venido en clase de soldado yejercido después los poco lucrativosoficios de mercachifle y corredor demuebles, cargado de familia, necesidadesy años, se acordó que era hijo natural deun hermano del cardenal patriarca,presidente del Consejo de Castilla, y paraexplotar la necedad de los ricos, fingiórecibir cartas del rey y de otrosencumbrados personajes, las que hacíacontestar por un religioso de la Merced. Lasuperchería no podía ser más grosera, ysin embargo engañó con ella a variaspersonas. Descubierta la impostura yamenazado con el tormento, hubo dedeclararlo todo. Su farsa se considerócomo crimen de Estado, y porcircunstancias atenuantes salió condenado

Page 171: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

a diez años de presidio, enviándose paraEspaña, bajo partida de registro, a sucómplice el religioso». El sabio don Hipólito Unanue que con elseudónimo de _Aristeo_ escribió eruditosartículos en el famoso _Mercurioperuano_; el elocuente mercedario frayCipriano Jerónimo Calatayud, que firmabasus escritos en el mismo periódico con elnombre de _Sofronio_; el egregio médicoDávalos, tan ensalzado por la Universidadde Montpellier; el clérigo Rodríguez deMendoza, llamado por su vasta ciencia el_Bacón del Perú_ y que durante treintaaños fué rector de San Carlos; el poetaandaluz Terralla y Landa, y otros hombresno menos esclarecidos formaban la tertuliade su excelencia, quien, a pesar de suilustración y del prestigio de taninteligente círculo, dictó severas órdenespara impedir que se introdujesen en el

Page 172: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

país las obras de los enciclopedistas. Este virrey, tan apasionado por elcáustico y libertino _poeta de lasadivinanzas_, no pudo soportar que elreligioso de San Agustín fray Juan Alcedole llevase personalmente y recomendasela lectura de un manuscrito. Era éste unasátira, en medianos versos, sobre laconducta de los españoles en América. Suexcelencia calificó la pretensión dedesacato a su persona, y el pobre hijo deApolo fué desterrado a la metrópoli paraescarmiento de frailes murmuradores y depoetas de aguachirle. El caballero de Croix se embarcó paraEspaña el 7 de abril de 1790, y murió enMadrid en 1791 a poco de su llegada a lapatria.

Page 173: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

III _¿Hay huevos?_ --_A la otra esquina porellos._ (Popular). Pues, señores, ya que he escrito elresumen de la historia administrativa delgobernante, no dejaré en el tintero, puescon su excelencia se relaciona, el origende un juego que conocen todos losmuchachos de Lima. Nada pondré de miestuche, que hombre verídico es elcompañero de _La Broma_ [3] que me hizoel relato que van ustedes a leer. [Nota 3: _La Broma_ fué un periódicohumorístico que se publicaba en Lima en1878.] Es el caso que el excelentísimo señor don

Page 174: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Teodoro de Croix tenía la costumbre dealmorzar diariamente cuatro huevosfrescos pasados por agua caliente; y erasobre este punto tan delicado, que sumayordomo, Julián de Córdova y Soriano,estaba encargado de escoger y comprarél mismo los huevos todas las mañanas. Mas si el virrey era delicado, elmayordomo llevaba la cansera y laavaricia hasta el punto de regatear con lospulperos para economizar un piquillo en lacompra; pero al mismo tiempo que estointentaba había de escoger los huevos másgrandes y más pesados, para cuyoexamen llevaba un anillo y ponía ademáslos huevos en la balanza. Si un huevopasaba por el anillo o pesaba un adarmemenos que otro, lo dejaba. Tanto llegó a fastidiar a los pulperos de laesquina del Arzobispo, esquina de Palacio,

Page 175: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

esquina de las Mantas y esquina de Judíos,que encontrándose éstos un día reunidosen Cabildo para elegir balanceador,recayó la conversación sobre elmayordomo don Julián de Córdova ySoriano, y los susodichos pulperosacordaron no venderle más huevos. Al día siguiente al del acuerdopresentóse don Julián en una de laspulperías, y el mozo le dijo:--No hayhuevos, señor don Julián. Vaya su merceda la otra esquina por ellos. Recibió el mayordomo igual contestaciónen las cuatro esquinas, y tuvo que ir máslejos para hacer su compra. Al cabo depoco tiempo, los pulperos de ochomanzanas a la redonda de la plaza estabanfastidiados del cominero don Julián yadoptaron el mismo acuerdo de sus cuatrocamaradas.

Page 176: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

No faltó quien contara al virrey los trotesy apuros de su mayordomo para conseguirhuevos frescos, y un día que estaba suexcelencia de buen humor le dijo: --Julián, ¿en dónde compraste hoy loshuevos? --En la esquina de San Andrés. --Pues mañana irás a la otra esquina porellos. --Segurito, señor, y ha de llegar día enque tenga que ir a buscarlos a Jetafe. Contado el origen del infantil juego delos _huevos_, paréceme que puedo dejaren paz al virrey y seguir con la tradición.

Page 177: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

IV Dice un refrán que la mula y la pacienciase fatigan si hay apuro, y lo mismopensamos del amor. Benedicta y Aquilinose dieron tanta prisa que, medio añodespués de la escapatoria, hastiado elgalán se despidió a la francesa, esto es, sindecir abur y ahí queda el queso para quese lo almuercen los ratones, y fué a darcon su humanidad en el Cerro de Pasco,mineral boyante a la sazón. Benedicta pasódías y semanas esperando la vuelta delhumo o, lo que es lo mismo, la del ingratoque le dejaba más desnuda que cerrojo;hasta que, convencida de su desgracia,resolvió no volver al hogar de la tía, sinoarrendar un entresuelo en la calle de laAlameda. En su nueva morada era por demásmisteriosa la existencia de nuestra gatita.

Page 178: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Vivía encerrada, y evitando entrar enrelaciones con la vecindad. Los domingossalía a misa de alba, compraba susprovisiones para la semana y no volvía apisar la calle hasta el jueves, al anochecer,para entregar y recibir trabajo. Benedictaera costurera de la marquesa deSotoflorido, con sueldo de ocho pesossemanales. Pero por retraída que fuese la vida deBenedicta y por mucho que al salirrebujase el rostro entre los pliegues delmanto, no debió la tapada parecerle costalde paja a un vecino del cuarto de reja,quien dió en la flor siempre que laatisbaba, de dispararla a quemarropa unpar de chicoleos, entremezclados consuspiros, capaces de sacar de quicio a unaestatua de piedra berroqueña. Hay nombres que parecen una ironía, y

Page 179: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

uno de ellos era el del vecino Fortunato,que bien podía, en punto a femenilesconquistas, pasar por el más infortunadode los mortales. Tenía hormiguillo portodas las muchachas de la feligresía deSan Lázaro, y así se desmerecían yocupaban ellas de él como _del gallo de laPasión_ que, con arroz graneado, ajímirasol y culantrillo, _debió ser guiso dechuparse los dedos_. Era el tal--no _el gallo de la Pasión_, sinoFortunato--, lo que se conoce por un pobrediablo, no mal empatillado y de buenacepa, como que pasaba por hijo naturaldel conde de Pozosdulces. Servía deamanuense en la escribanía mayor delgobierno, cuyo cargo de escribano mayorera desempeñado entonces por elmarqués de Salinas, quien pagaba anuestro joven veinte duros al mes, le dabapor pascua del Niño Dios un decente

Page 180: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

aguinaldo y se hacía de la vista gordacuando era asunto de que el mocitoagenciase lo que en tecnicismoburocrático se llama _buscas legales_. Forzoso es decir que Benedicta jamásparó mientes en los arrumacos del vecino,ni lo miró a hurtadillas y ni siquieradesplegó los labios para desahuciarlo,diciéndole: «Perdone, hermano, y toque aotra puerta, que lo que es en ésta no se daposada al peregrino». Mas una noche, al regresar la joven dehacer entrega de costuras, halló aFortunato bajo el dintel de la casa, y antesde que éste le endilgase uno de sushabituales piropos, ella con voz dulce yargentina como una lluvia de perlas y queal amartelado mancebo debió parecerlemúsica celestial, le dijo:

Page 181: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--Buenas noches, vecino. El plumario, que era mozo muy socarróny amigo de donaires, díjose para el cuellode su camisa:--Al fin ha arriado banderaesta prójima y quiere parlamentar.Decididamente tengo mucho aquel ymucho garabato para las hembras, y a laque le guiño el ojo izquierdo, que es el delcorazón, no le queda más recurso quedarse por derrotada. _Yo domino de todas la arrogancia,__conmigo no hay Sagunto ni Numancia_... Y con airecillo de terne y deconquistador, siguió sin más circunloquiosa la costurera hasta la puerta delentresuelo. La llave era dura, y el mocito, afuer de cortés, no podía permitir que laniña se maltratase la mano. La gratitud portan magno servicio exigía que Benedicta,

Page 182: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

entre ruborosa y complacida, murmuraseun--Pase usted adelante, aunque la casa noes como para la persona. Suponemos que esto o cosa parecidasucedería, y que Fortunato no se dejódecir dos veces que le permitían entrar enla gloria, que tal es para todo enamoradouna mano de conversación a solas con unachica como un piñón de almendra. Elestuvo apasionado y decidor: _Las palabras amorosas_ _son lascuentas de un collar,_ _en saliendo laprimera_ _salen todas las demás._ Ella, con palabritas cortadas y melindres,dió a entender que su corazón no era decal y ladrillo; pero que como los hombresson tan pícaros y reveseros, había que darlargas y cobrar confianza, antes deaventurarse en un juego en que casi

Page 183: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

siempre todos los naipes se vuelvenmalillas. El juró, por un calvario de cruces,no sólo amarla eternamente, sino lasdemás paparruchas que es de prácticajurar en casos tales, y para festejar laaventura añadió que en su cuarto tenía dosbotellas del riquísimo moscatel que habíavenido de regalo para su excelencia elvirrey. Y rápido como un cohetedescendió y volvió a subir, armado de lassusodichas limetas. Fortunato no daba la victoria por unochavo menos. La familia que habitaba enel principal se encontraba en el campo, yno había que temer ni el pretexto delescándalo. Adán y Eva no estuvieron mássolos en el paraíso cuando se concertaronpara aquella jugarreta cuyasconsecuencias, sin comerlo ni beberlo,está pagando la prole, y siglos van y siglosvienen sin que la deuda se finiquite. Por

Page 184: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

otra parte, el galán contaba con el refuerzodel moscatelillo, y como reza el refrán, demenos hizo Dios a Cañete y lo deshizo deun puñete. Apuraba ya la segunda copa, buscandoen ella bríos para emprender un ataquedecisivo, cuando en el reloj del Puenteempezaron a sonar las campanas de lasdiez, y Benedicta con gran agitación ycongoja exclamó: --¡Dios mío! ¡Estamos perdidos! Entreusted en este otro cuarto y suceda lo quesucediere, ni una palabra ni intente salirhasta que yo lo busque. Fortunato no se distinguía por la bravuray de buena gana habría querido tocar desuela; pero sintiendo pasos en el patio, lacarne se le volvió de gallina, y con ladocilidad de un niño se dejó encerrar en la

Page 185: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

habitación contigua. V Abramos un corto paréntesis para referirlo que había pasado pocas horas antes. A las siete de la noche, cruzandoBenedicta por la esquina de Palacio, seencontró con Aquilino. Ella, lejos dereprocharle su conducta, le habló concariño, y en gracia de la brevedaddiremos que, como donde hubo fuegosiempre quedan cenizas, el amante solicitóy obtuvo una cita para las diez de la noche. Benedicta sabía que el ingrato la habíaabandonado para casarse con la hija de unrico minero; y desde entonces juró en Diosy en su ánima vivir para la venganza. Alencontrarse aquella noche con Aquilino y

Page 186: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

acordarle una cita, la fecunda imaginaciónde la mujer trazó rápidamente su plan.Necesitaba un cómplice, se acordó delplumario, y he aquí el secreto de surepentina coquetería para con Fortunato. Ahora volvamos al entresuelo. VI Entre los dos reconciliados amantes nohubo quejas ni recriminaciones, sinofrases de amor. Ni una palabra sobre lopasado, nada sobre la deslealtad del jovenque nuevamente la engañaba, callándolaque ya no era libre y prometiéndola nosepararse más de ella. Benedicta fingiócreerlo y lo embriagaba de caricias paramejor afianzar su venganza. Entretanto el moscatel desempeñaba una

Page 187: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

función terrible. Benedicta había echadoun narcótico en la copa de su seductor.Aquí cabe el refrán: más mató la cena quecuró Avicena. Rendido Leuro al soporífero influjo, lajoven lo ató con fuertes ligaduras a lascolumnas de su lecho, sacó un puñal, yesperó impasible durante una hora a queempezara a desvanecerse el podernarcótico. A las doce mojó su pañuelo en vinagre, lopasó por la frente del narcotizado, yentonces principió la horrible tragedia. Benedicta era tribunal y verdugo. Enrostró a Aquilino la villanía de suconducta, rechazó sus descargos y luegole dijo:

Page 188: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--¡Estás sentenciado! Tienes un minutopara pensar en Dios. Y con mano segura hundió el acero en elcorazón del hombre a quien tanto habíaamado... * * * El pobre amanuense temblaba como lahoja del árbol. Había oído y visto todo porun agujero de la puerta. Benedicta, realizada su venganza, dióvuelta a la llave y lo sacó del encierro. --Si aspiras a mi amor--le dijo--empiezapor ser mi cómplice. El premio lo tendráscuando este cadáver haya desaparecidode aquí. La calle está desierta, la noche eslóbrega, el río corre en frente de la casa...Ven y ayúdame.

Page 189: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Y para vencer toda vacilación en el ánimodel acobardado mancebo, aquella mujer,alma de demonio encarnada en la figurade un ángel, dió un salto como la panteraque se lanza sobre su presa y estampó unbeso de fuego en los labios de Fortunato. La fascinación fué completa. Ese besollevó a la sangre y a la conciencia deljoven el contagio del crimen. Si hoy, con los faroles de gas y el crecidopersonal de agentes de policía, esempresa de guapos aventurarse despuésde las ocho de la noche por la Alameda deAcho, imagínese el lector lo que sería esesitio en el siglo pasado y cuando sólo en1776 se había establecido el alumbradopara las calles centrales de la ciudad. La obscuridad de aquella noche era

Page 190: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

espantosa. No parecía sino que lanaturaleza tomaba su parte decomplicidad en el crimen. Entreabrióse el postigo de la casa, y porél salió cautelosamente Fortunato,llevando al hombro, cosido en una manta,el cadáver de Aquilino. Benedicta loseguía, y mientras con una mano loayudaba a sostener el peso, con la otra,armada de una aguja con hilo grueso,cosía la manta a la casaca del joven. Lazozobra de éste y las tinieblas servían deauxiliares a un nuevo delito. Las sombras vivientes llegaron al pie delparapeto del río. Fortunato, con su fúnebre carga sobre loshombros, subió el tramo de adobes y seinclinó para arrojar el cadáver.

Page 191: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡Horror!... El muerto arrastró en su caídaal vivo. Tres días después unos pescadoresencontraron en las playas de Bocanegra elcuerpo del infortunado Fortunato. Supadre, el conde de Pozosdulces, y su jefe,el marqués de Salinas, recelando que eljoven hubiera sido víctima de algúnenemigo, hicieron aprehender a unindividuo sobre el que recaían nosabemos qué sospechas de mala voluntadpara con el difunto. Y corrían los meses y la causa iba conpies de plomo, y el pobre diablo seencontraba metido en un dédalo deacusaciones, y el fiscal veía pruebasclarísimas en donde todos hallaban elcaos, y el juez vacilaba, para darsentencia, entre horca y presidio.

Page 192: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Pero la Providencia que vela por losinocentes, tiene resortes misteriosos parahacer la luz sobre el crimen. Benedicta, moribunda y devorada por elremordimiento, reveló todo a unsacerdote, rogándole que para salvar alencarcelado hiciese pública su confesión;y he aquí cómo en la forma de proceso havenido a caer bajo nuestra pluma decronista la sombría leyenda de la _Gatitade Mari-Ramos_.

Page 193: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡A LA CÁRCEL TODO CRISTO! CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL VIRREYINGLÉS I Por los años de 1752 recorría las calles deLima un buhonero o _mercachifle_,hombre de mediana talla, grueso, demanos y facciones toscas, pelo rubio, colorcasi alabastrino y que representaba muypoco más de veinte años. Era irlandés, hijode pobres labradores y, según su biógrafoLavalle, pasó los primeros años de su vidaconduciendo haces de leña para la cocinadel castillo da Dungán, residencia de lacondesa de Bective, hasta que un su tío,padre jesuíta de un convento de Cádiz, lollamó a su lado, lo educó medianamente, yviéndolo decidido por el comercio más

Page 194: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que por el santo hábito, lo envió a Américacon una pacotilla. _Ño Ambrosio el inglés_, como llamabanlas limeñas al mercachifle, convencido deque el comercio de cintas, agujas,blondas, dedales y otras chucherías no leproduciría nunca para hacer caldo gordo,resolvió pasar a Chile, donde consiguiópor la influencia de un médico irlandésmuy relacionado en Santiago, que con elcarácter de ingeniero delineador loempleasen en la construcción dealbergues o casitas para abrigo de loscorreos que, al través de la cordillera,conducían la correspondencia entre Chiley Buenos Aires. Ocupábase en llenar concienzudamentesu compromiso, cuando acaeció unaformidable invasión de los araucanos, ypara rechazarla organizó el capitán

Page 195: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

general, entre otras fuerzas, una compañíade voluntarios extranjeros, cuyo mando seacordó a nuestro flamante ingeniero. Lacampaña le dió honra y provecho; ysucesivamente el rey le confirió los gradosde capitán de dragones, teniente coronel,coronel y brigadier; y en 1785, alascenderlo a mariscal de campo, loinvistió con el carácter de presidente de laAudiencia, gobernador y capitán generaldel reino de Chile. Ni tenemos los suficientes datos, ni laforma ligera de nuestras tradiciones nospermite historiar los diez años delmemorable gobierno de don AmbrosioO'Higgins. La fortaleza del Barón, enValparaíso, y multitud da obras públicashacen su nombre imperecedero en Chile. Habiendo reconquistado la ciudad deOsorno del poder de los araucanos, el

Page 196: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

monarca lo nombró marqués de Osorno, loascendió a teniente general y lo trasladó alPerú como virrey, en reemplazo del bailíodon Francisco Gil y Lemus de Toledo yVillamarín, caballero profesor de la ordende San Juan, comendador del PuenteOrgivo y teniente general de la realarmada. En 5 de junio de 1796 se encargóO'Higgins del mando. Bajo su brevegobierno se empedraron las calles yconcluyeron las torres de la Catedral deLima, se creó la sociedad de Beneficencia,y se establecieron fábricas de tejidos. Laportada, alameda y camino carretero delCallao fueron también obra de suadministración. En su época se incorporó al Perú laintendencia de Puno, que había estadosujeta al virreinato de Buenos Aires, y fué

Page 197: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

separado Chile de la jurisdicción delvirreinato del Perú. La alianza que por el tratado de SanIldefonso, después de la campaña delRosellón, celebró con Francia el ministrodon Manuel Godoy, duque de Acudía ypríncipe de la Paz, trajo comoconsecuencia la guerra entre España eInglaterra. O'Higgins envió a la coronasiete millones de pesos con los que el Perúcontribuyó, más que a las necesidades dela guerra, al lujo de los cortesanos y a losplaceres de Godoy y de su real mancebaMaría Luisa. Rápida, pero fructuosa en bienes, fué laadministración de O'Higgins, a quienllamaban en Lima el _virrey inglés_.Falleció el 18 de marzo de 1800, y fuéenterrado en las bóvedas de la iglesia deSan Pedro.

Page 198: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

II Grande era la desmoralización de Limacuando O'Higgins entró a ejercer elmando. Según el censo mandado formarpor el virrey-bailío Gil y Lemus, contaba laciudad en el recinto de sus murallas 52.627habitantes, y para tan reducida poblaciónexcedía de setecientos el número decarruajes particulares que, con ricosarneses y soberbios troncos, seostentaban en el paseo de la Alameda. Talexceso de lujo basta a revelarnos que lamoralidad social no podía rayar muy alto. Los robos, asesinatos y otros escándalosnocturnos se multiplicaban y pararemediarlos juzgó oportuno su excelenciapromulgar bandos, previniendo que seríaaposentado en la cárcel todo el que

Page 199: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

después de las diez de la noche fueseencontrado en la calle por las comisionesde ronda. Las compañías de _encapados_o agentes de policía, establecidas por elvirrey Amat, recibieron aumento y mejoraen el personal con el nombramiento decapitanes, que recayó en personasnotables. Pero los bandos se quedaban escritos enlas esquinas, y los desórdenes nodisminuían. Precisamente los jóvenes de lanobleza colonial hacían gala de ser losprimeros infractores. El pueblo tomabaejemplo de ellos; y viendo el virrey que nohabía forma de extirpar el mal, llamó undía a los cinco capitanes de las compañíasde encapados. --Tengo noticias, señores--les dijo--queustedes llevan a la cárcel sólo a los pobresdiablos que no tienen padrino que les

Page 200: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

valga; pero que cuando se trata de uno delos marquesitos o condesitos que andanescandalizando el vecindario conescalamientos, serenatas, estocadas yholgorios, vienen las contemporizacionesy se hacen ustedes de la vista gorda. Yoquiero que la justicia no tenga dos pesas ydos medidas, sino que sea igual paragrandes y chicos. Téngalo ustedes así porentendido, y después de las diez de lanoche... ¡a la cárcel todo Cristo! Antes de proseguir refiramos, pues vienea pelo, el origen del refrán popular _a lacárcel todo Cristo_. Cuentan que en unpueblecito de Andalucía se sacó unaprocesión de penitencia, en la que muchosdevotos salieron vestidos con túnicanazarena y llevando al hombro una pesadacruz de madera. Parece que uno de losparodiadores de Cristo empujómaliciosamente a otro compañero, que no

Page 201: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

tenía aguachirle en las venas y que,olvidando la mansedumbre a que locomprometía su papel, sacó a relucir lanavaja. Los demás penitentes tomaroncartas en el juego y anduvieron a mojicóncerrado y puñalada limpia, hasta queapareciéndose el alcalde, dijo:--¡A lacárcel todo Cristo! Probablemente don Ambrosio O'Higginsse acordó del cuento cuando, alsermonear a los capitanes, terminó lareprimenda empleando las palabras delalcalde andaluz. Aquella noche quiso su excelenciaconvencerse personalmente de la maneracomo se obedecían sus prescripciones.Después de las once y cuando estaba laciudad en plena tiniebla, embozóse elvirrey en su capa y salió de palacio.

Page 202: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

A poco andar tropezó con una ronda; masreconociéndolo el capitán lo dejó seguirtranquilamente, murmurando: --¡Vamos, ya pareció aquello! También suexcelencia anda en galanteo, y por eso noquiere que los demás tengan un arreglilloy se diviertan. Está visto que el oficio devirrey tiene más gangas que el testamentodel moqueguano. Esta frase pide a gritos explicación. Huboen Moquegua un ricacho nombrado donCristóbal Cugate, a quien su mujer, queera de la piel del diablo, hizo pasar lapena negra. Estando el infeliz en laspostrimerías, pensó que era imposiblecomiese pan en el mundo hombre degenio tan manso como el suyo, y que otrocualquiera, con la décima parte de lo queél había soportado, le habría aplicado diezpalizas a su conjunta.

Page 203: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--Es preciso que haya quien mevengue--díjose el moribundo; y haciendovenir un escribano, dictó su testamento,dejando a aquella arpía por heredera desu fortuna, con la condición de que habíade contraer segundas nupcias antes decumplirse los seis meses de su muerte, yde no verificarlo así, era su voluntad quepasase la herencia a un hospital. Mujer joven, no mal laminada, rica yautorizada para dar pronto reemplazó aldifunto--decían los moqueguanos--,¡quégangas de testamento! Y el dicho pasó arefrán. Y el virrey encontró otras tres rondas, ylos capitanes le dieron las buenas noches,y le preguntaron si quería seracompañado, y se derritieron en cortesías,y le dejaron libre el paso.

Page 204: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Sonaron las dos, y el virrey, cansado delejercicio, se retiraba ya a dormir, cuandole dió en la cara la luz del farolillo de laquinta ronda, cuyo capitán era don JuanPedro Lostaunau. --¡Alto! ¿Quien vive? --Soy yo, don Juan Pedro, el virrey. --No conozco al virrey en la calle despuésde las diez de la noche. ¡Al centro elvagabundo! --Pero, señor capitán... --¡¡Nada!! El bando es bando y ¡a la cárceltodo Cristo! Al día siguiente quedaron destituidos desus empleos los cuatro capitanes que, por

Page 205: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

respeto, no habían arrestado al virrey; ylos que los reemplazaron fueron bastanteenérgicos para no andarse encontemplaciones, poniendo, en breve,término a los desórdenes. El hecho es que pasó la noche en elcalabozo de la cárcel de la Pescadería,como cualquier pelafustán, todo un donAmbrosio O'Higgins, marqués de Osorno,barón de Ballenari, teniente general de losreales ejércitos, y trigésimo sexto virreydel Perú por su majestad don Carlos IV.

Page 206: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

NADIE SE MUERE HASTA QUE DIOSQUIERE CRÓNICA DE LA ÉPOCA DEL TRIGÉSIMOSÉPTIMO VIRREY DEL PERÚ I Cuentan que un fraile con ribetes de tunoy de filósofo, administrando el sacramentodel matrimonio, le dijo al varón: _Ahí te entrego esa mujer:_ _trátalacomo a mula de alquiler,_ _mucho garrotey poco de comer._ Otro que tal debió ser el que casó enLima al platero Román, sólo que cambió defrenos y dijo a la mujer: _Ahí tienes ese marido:_ _trátalo como a

Page 207: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

buey al yugo uncido_ _y procura que seahorque de aburrido._ Viven aún personas que conocieron ytrataron al platero, a quien llamaremosRomán; pues causa existe para noestampar en letras de molde su nombreverdadero. El presente sucedido espopularísimo en Lima y te lo referirá,lector, con puntos y comas, el primeroctogenario con quien tropieces por esascalles. La mujer de Román, si bien honradísimahembra en punto a fidelidad conyugal,tenía las peores cualidades apetecibles enuna hija de Eva. Amiga del boato,manirrota, terca y regañona, atosigaba alpobrete del marido con exigencias dedinero; y aquello no era casa, ni hogar, niCristo que lo fundó, sino trasunto vivo delinfierno. Ni se daba escobada, ni se

Page 208: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

zurcían las calcetas del pagano, ni secuidaba del puchero, y todo, en fin,andaba a la bolina. Madama no pensabasino en dijes y faralares, en bebendurriasy paseos. A ese andar, la tienda y los haberes delmarido se evaporaron en menos de lo quese persigna un cura loco, y con la pobrezaestalló la guerra civil en esa repúblicapráctica que se llama matrimonio. Loscónyuges andaban siempre a pícamePedro que picarte quiero. Por quítame alláesta paja se tiraban los cacharros a lacabeza, a riesgo de descalabrarse, y noquedaba silla con palo sano. A bien librarsalía siempre el bonachón del maridollevando en el rostro reminiscencias de lasuñas de su conjunta persona. Este matrimonio nos trae al magín unsoneto que escribimos, allá por los alegres

Page 209: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

tiempos de nuestra mocedad, y que, puesla ocasión es tentadora para endilgarlo,ahí va como el caballo de copas: _Caséme por mi mal con una indina,__fresca como la pera bergamota;__trájome suegra y larga familiota_ _y pordote su cara peregrina._ _A trote largo micaudal camina_ _a sumergirse en una sirteignota;_ _pronto he de hacer con ellabancarrota,_ _salvo que encuentre unaboyante mina._ _Un diablo pedigüeñoanda conmigo;_ _es ¡dame! su perennecantinela,_ _y así estoy en los huesos, caroamigo._ _¿Qué me dices? ¿Mi afán tedesconsuela?_ --_Dígote, don Peruétano,que digo,_ _que aquella no es mujer... essanguijuela._ No recuerdo a quién oí decir que losmandamientos de la mujer casada son,como los de la ley de Dios, diez:

Page 210: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El primero, amar a su marido sobre todaslas cosas. El segundo, no jurarle amor en vano. El tercero, hacerle fiestas. El cuarto, quererlo más que a padre ymadre. El quinto, no atormentarlo con celos yrefunfuños. El sexto, no traicionarlo. El séptimo, no gastarle la plata enperifollos. El octavo, no fingir ataque de nervios nihacer mimos a los primos.

Page 211: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El noveno, no desear más prójimo que sumarido. El décimo, no codiciar el lujo ajeno. Estos diez mandamientos se encierran enla cajita de los polvos de arroz, y se leencada día hasta aprenderlos de memoria. El quid está en no quebrantar ninguno,como hacemos los cristianos con varios delos del Decálogo. Sigamos con el platero. Una mañana, después de haber tenidoRomán una de esas cotidianas zambras demoros y cristianos, gutibambas ymuziferreras, se dijo: --Pues, señor, esto no puede durar mástiempo, que penas más negras que las quepaso con mi costilla no me ha de depararsu Divina Majestad en el otro mundo. Bien

Page 212: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

dijo el que dijo que si el mar se casasehabía de perder su braveza, yembobalicarse. Decididamente, hoy meahorco. Y con la única peseta columnaria que lequedaba en el bolsillo, se dirigió alventorrillo o pulpería de la esquina ycompró cuatro varas de cuerda fuerte ynueva, lujo muy excusable en quien seprometía no tener ya otros en la vida. II --¿Y qué virrey gobernabaentonces?--Paréceme oír esta pregunta,que es de estilo cuando se escucha contaralgo de cuya exactitud dudan los oyentes. Pues, lectores míos, gobernaba elexcelentísimo señor don Gabriel de Avilés

Page 213: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

y Fierro, marqués de Avilés, tenientegeneral de los reales ejércitos y que,después de haber servido la presidenciade Chile y el virreinato de Buenos Aires,vino en noviembre de 1801 a hacersecargo del mando de esta bendita tierra. Avilés había llegado al Perú en la épocadel virrey Amat; y cuando estalló en 1780la famosa revolución de Tupac-Amaru fuémandado con tropas para sofocarla.Excesivo fué el rigor que empleó Avilés enesa campaña. Durante su gobierno se erigió elobispado de Maynas y se incorporóGuayaquil al virreinato. Se estableció enLima el hospital del Refugio para mujeres,a expensas de Avilés y de su esposa lalimeña doña Mercedes Risco, y seprincipió la fábrica del fuerte de SantaCatalina para cuartel de artillería, bajo la

Page 214: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

dirección del entonces coronel, y mástarde virrey, don Joaquín de la Pezuela. Con grandes fiestas se celebró la llegadadel flúido vacuno. Tuvo el Perú la visita delsabio Humboldt, y en Lima se experimentóuna noche el alarmante fenómeno dehaberse oído con claridad muchostruenos. En esa época se plantaron losárboles de la Alameda de Acho. Como España y Francia hacían causacomún contra Inglaterra y acababa derealizarse el desastre de Trafalgar, dosbergantines ingleses atacaron en Arica ala fragata de guerra española Astrea,ocasionándola fuertes averías y forzándolaa buscar abrigo en la bahía. Tratando de dar cumplimiento a una realorden sobre desamortización de bieneseclesiásticos, tropezó Avilés con serias

Page 215: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

resistencias, que el prudente virrey calmódando largas al asunto y enviandoconsultas y memoriales a la corona. No fuéésta la primera vez en que el virrey apelóal expediente de dar tiempo al tiempopara libertarse de compromisos. En 1804interesábase la ciudad porque el virreydictase cierta providencia; mas él,creyendo que la cosa no era hacedera oque no entraba en sus atribuciones,decidió consultar al monarca. El pueblo,que lo ignoraba, se echó a murmurar sinembozo, y en la puerta de palacioapareció este pasquín: _¡Avilés! ¡Avilés!_ _¿Qué haces que por laciudad no ves?_ El virrey no lo tomó a enojo, y mandóescribir debajo: _Para dar gusto a antojos_ _he mandado

Page 216: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

hasta España por anteojos._ Respuesta que tranquilizó los ánimos,pues vieron los vecinos que su empeñoestaba sujeto a la decisión del rey. Avilés consagraba gran parte de sutiempo a las prácticas religiosas. El pueblolo pintaba con esta frase. En la oración_hábil es y en gobierno inhábil es_. En julio de 1806 entregó el mando aAbascal. Anciano, enfermo y abatido de ánimo,por la reciente muerte de su esposa, quisoAvilés regresar a España. La nave que loconducía arribó a Valparaíso, y a los pocosdías falleció en este puerto el _virreydevoto_, como lo llamaban las picarescaslimeñas.

Page 217: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

III Provisto de cuerda y sin cuidarse deescribir previamente esquelas dedespedida, como es de moda desde lainvención de los nervios y delromanticismo, se dirigió nuestro hombreal estanque de Santa Beatriz, lugaramenisimo entonces y rodeado denaranjos y otros árboles, que no parecíasino que estaban convidando al prójimopara colgarse de ellos y dar al traste con elaburrimiento y pesadumbres. Principió Román por pasar revista a losárboles, y a todos hallaba algún pero queponerles. Este no era bastante elevado;aquél no ofrecía consistencia parasoportar por fruto el cuerpo de un tagarotecomo él; el otro era poco frondoso, y el demás allá un tanto encorvado. Cuando uno

Page 218: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

se ahorca debe siquiera llevar el consuelode haberlo hecho a su regalado gusto. Alfin encontró árbol con las condiciones queel caso requería y, encaramándose en él,ató la cuerda en una de las ramas másvigorosas. En estos preparativos reflexionó que,para no ser interrumpido y quedarse amedio morir y tener tal vez que empezarde nuevo la faena, lo mejor era esperar aque el camino estuviese desierto. Indiaspescadoras que venían de Chorrillos,hierbateros de Surco, yanaconas deMiraflores, cimarrones de San Juan ypeones de las haciendas, traficaban a esahora a pequeña distancia del estanque. Nohabía forma de que un hombre pudieramatarse en paz. --¡Pues sería andrómina que, a lo mejorde la función, me descolgase un

Page 219: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

transeúnte inoportuno! Si ello, al fin, ha deser, nada se pierde con esperar un rato,que no llega tarde quien llega. En estas y otras cavilaciones hallábaseRomán escondido entre el espeso ramajedel árbol, cuando vió llegar con tardopaso, y mirando a todas partes con fazrecelosa, un hombrecillo envuelto en uncapote lleno de remiendos. Era éste un vejete español que vivía de lacaridad pública, y a quien en Limaconocían con el apodo de _Ovillitos_. Elapodo le venía de que en una épocaentraba de casa en casa vendiendo ovillosde hilo, hasta que un día resolvió cambiarde oficio sentando plaza de mendigo. Ovillitos, después de dirigir miradasescudriñadoras a las tapias y al camino, sesentó bajo el árbol que cobijaba a Román,

Page 220: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

y sacando una tijera, descosió dos de losinfinitos parches que esmaltaban sumugriento capote de barragán. ¿Cuál sería la sorpresa del encaramadoRomán al ver que de cada parche sacóOvillitos una onza de oro y que luego lasenterró al pie del árbol, después de haberpermanecido gran espacio de tiempocontemplándolas amorosamente? --¡Qué suicidio ni qué ochocuartos!--exclamó Román, descendiendolistamente de su árbol apenas se alejó elmendigo--. Pues Dios me ha venido a ver,aprovechemos la ocasión y empuñémoslapor el único pelo de la calva. ¡Arbol feliz elque tal abono tiene! Y se puso a la obra, y desenterró pocomás de cien peluconas, de esas que bajoel _Indiae et Hispaniarum Rex_ lucían el

Page 221: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

busto de Carlos III o Carlos IV. IV Román volvió a habilitar la tienda, y sucomercio de platería marchó viento enpopa. Aleccionado por los días depenuria, puso coto a los derroches de sumujer, cuyo carácter, por milagro sin dudade la Divina Providencia, para quien nohay imposibles, mejoró notablemente. Ovillitos enfermó de gravedad aldescubrir que su tesoro se habíaconvertido en pájaro y volado delencierro. El infeliz ignoraba que el dinerono es monje cartujo que gusta de estarguardado y criar moho, y que es unlibertino que se desvive por andar al airelibre y de mano en mano. Mendigos hahabido, en todos los tiempos, que a su

Page 222: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

muerte han dejado un caudal decente. Román murió, ya en los tiempos de larepública, repartiéndose entre susherederos una fortuna que se estimó enmás de cincuenta mil pesos. Una de las cláusulas de su testamento,que hemos leído, señala duranteveinticinco años la suma de treinta pesosal mes para misas en sufragio del alma deOvillitos.

Page 223: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

EL FRAILE Y LA MONJA DEL CALLAO Escribo esta tradición para purgar unpecado gordo que contra la historia y laliteratura cometí cuando muchacho. Contaba dieciocho años y hacía pinicosde escritor y de poeta. Mi sueño doradoera oír, entre los aplausos de un públicobonachón, los destemplados gritos: ¡elautor! ¡el autor! A esa edad todo el monteantojábaseme orégano y cominillo, eimaginábame que con cuatro coplas, malzurcidas, y una docena de articulejos, peorhilvanados, había puesto una pica enFlandes u otra en Jerez. Maldito si ni por elforro consultaba clásicos, ni si sabía porexperiencia propia que los viejospergaminos son criadero de polilla. Casi,casi me habría atrevido a dar quince yraya al más entendido en materias

Page 224: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

literarias, siendo yo entonces uno deaquellos zopencos que, por comer pan enlugar de bellota, ponen al _Quijote_ porlas patas de los caballos, llamándolo librodisparatado y sin pies ni cabeza. ¿Por qué?_Porque sí_. Este _porque sí_ será unarazón de pie de banco, una razón deincuestionable y caprichosa brutalidad,convengo; pero es la razón que alegamostodos los hombres a falta de razón. Como la ignorancia es atrevida, echémea escribir para el teatro: y así Dios meperdone si cada uno de mis engendrosdramáticos no fué puñalada de pícaro albuen sentido, a las musas y a la historia. Ysin embargo, hubo público bobalicón quellamara a la escena al asesino poeta y que,en vez de tirarle los bancos a la cabeza, learrojara coronitas de laurel hechizo.Verdad es que, por esos tiempos, no erayo el único malaventurado que con

Page 225: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

fenomenales producciones desacreditabael teatro nacional, ilustrado por las buenascomedias de Pardo y de Segura. Consuelaver que no es todo el sayal alforjas. Titulábase uno de mis desatinosdramáticos _Rodil_, especie de alacrán decuatro colas o actos, y ¡sandio de mí!, fuítan bruto que no sólo creí a mi hijo laoctava maravilla, sino que, ¡mal pecado!,consentí en que un mi amigo, que no teníamucho de lo de Salomón, lo hiciera poneren letras de molde. ¡Qué tinta y qué papeltan mal empleados! Aquello no era drama ni piñón mondado.Versos ramplones, lirismo tonto, diálogoextravagante, argumento inverosímil,lances traídos a lazo, caracteresimposibles, la propiedad de la lenguatratada a puntapiés, la historia arreglada ami antojo y... vamos, aquello era un

Page 226: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mamarracho digno de un soberbiovarapalo. A guisa, pues, de protesta contratal paternidad escribo esta tradición, en laque, por lo menos, sabré guardar respetosa los fueros de la historia y la sombra deRodil no tendrá derecho para querellarsede calumnia y dar de soplamocos a la míacuando ambas se den un tropezón en elvalle de Josafat. --¡Basta de preámbulo, y alhecho!--exclamó el presidente de untribunal, interrumpiendo a un abogadoque se andaba con perfiles y rodeos en unalegato sobre filiación o paternidad de unmamón. El letrado dijo entonces decorrido:--El hecho es un muchacho hecho:el que lo ha hecho niega el hecho: he aquíel hecho. I

Page 227: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Con la batalla de Ayacucho quedóafianzada la Independencia deSudamérica. Sin embargo, y como unamorisqueta de la Providencia, Españadominó por trece meses más en un área demedia legua cuadrada. La traición delsargento Moyano, en febrero de 1824,había entregado a los realistas una plazafuerte y bien guarnecida y municionada.El pabellón de Castilla flameaba en elCallao, y preciso es confesar que laobstinación de Rodil en defender esteúltimo baluarte de la monarquía rayó enheroica temeridad. El historiadorTorrente, que llama a Rodil el _nuevoLeónidas_, dice que hizo demasiado por sugloria de soldado. Stevenson y aun GarcíaCamba convienen en que Rodil fué cruelhasta la barbarie, y que no necesitómantener una resistencia tan desesperadapara dejar su reputación bien puesta y a

Page 228: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

salvo el honor de las armas españolas. Sin esperanzas de que llegasen en susocorro fuerzas de la Península, ni de queen el país hubiese una reacción en favordel sistema colonial, viendo a suscompañeros desaparecer día a día,diezmados por el escorbuto y por las balasrepublicanas, no por eso desmayó uninstante la indomable terquedad delcastellano del Callao. Mucho hemos investigado sobre elorigen del nombre Callao que lleva elprimer puerto de la república, y entreotras versiones, la más generalizada es lade que viene por la abundancia que hayen su playa del pequeño guijarro llamadopor los marinos _zahorra_ o _callao_. A medida que pasan los años, la figura deRodil toma proporciones legendarias. Más

Page 229: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que hombre, parécenos ser fantástico queencarnaba una voluntad de bronce en uncuerpo de acero. Siempre en vigilia, jamáspudieron los suyos saber cuáles eran lashoras que consagraba al reposo, y en elmomento más inesperado se aparecíacomo fantasma en los baluartes y en lacaserna de sus soldados. Ni la implacablepeste que arrebató a seis mil de losmoradores del Callao lo acometió uninstante; pues Rodil había empleado elpreservativo de hacerse abrir fuentes enlos brazos. Rodil era gallego y nacido en Santa Maríadel Trovo. Alumno de la Universidad deSantiago de Galicia, donde estudiabajurisprudencia, abandonó los claustrosjunto con otros colegiales, y en 1808 sentóplaza en el batallón de cadetes literarios.En abril de 1817 llegó al Perú con el gradode primer ayudante del regimiento del

Page 230: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Infante. Ascendido poco después acomandante, se le encomendó laformación del batallón Arequipa. Rodil seposesionó con los reclutas de la solitariaislita del Alacrán, frente a Arica, dondepasó meses disciplinándolos, hasta queOsorio lo condujo a Chile. Allí concurrióRodil, mandando el cuerpo que habíacreado, a las batallas de Talca,Cancharrayada y Maipú. Regresó al Perú, tomando parte activa enla campaña contra los patriotas, y salióherido el 7 de julio de 1822 en el combatede Pucarán. Al encargarse del gobierno político ymilitar del Callao, en 1824, el brigadierdon José Ramón Rodil, hallábasecondecorado con las cruces de Somorso,Espinosa de los Monteros, San Payo,Tumanes, Medina del Campo, Tarifa,

Page 231: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Pamplona y Cancharrayada, cruces queatestiguaban las batallas en que habíatenido la suerte de encontrarse entre losvencedores. Sitiado el Callao por lastropas de Bolívar, al mando del generalSalom, y por la escuadra patriota, quedisponía de 171 cañones, fuéverdaderamente titánica la resistencia. Lahistoria consigna la, para Rodil, decorosacapitulación de 23 de enero de 1826, enque el bravo jefe español, vestido de granuniforme y con los honores de ordenanza,abandonó el castillo para embarcarse enla fragata de guerra inglesa _Briton_. Elgeneral La Mar, que era, valiéndome deuna feliz expresión del Inca Garcilaso, uncaballero muy caballero en todas suscosas, tributó en esta ocasión justohomenaje al valor y la lealtad de Rodil,que desde el 1º de marzo de 1824, en quereemplazó a Casariego en el mando delCallao, hasta enero de 1826, casi no pasó

Page 232: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

día sin combatir. Rodil tuvo durante el sitio que desplegaruna maravillosa actividad, una astucia sinlímites y una energía incontestable parasofocar complots. En sólo un día fusilótreinta y seis conspiradores, acto decrueldad que le rodeó de terrorífico y aunsupersticioso respeto. Uno de los fusiladosen esa ocasión fué Frasquito, muchachoandaluz muy popular por sus chistes yagudezas, y que era el amanuense deRodil. El general Canterac (que tan tristementemurió en 1835 al apaciguar en Madrid unmotín de cuartel) fué comisionado por elvirrey conde de los Andes para celebrar eltratado de Ayacucho, y en él se estipuló lainmediata entrega de los castillos. Alrecibir Rodil la carta u oficio en queCanterac le transcribía el artículo de

Page 233: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

capitulación concerniente al Callao,exclamó furioso:--¡Canario! Que capitulenellos que se dejaron derrotar, y no yo.¿Abogaderas conmigo? Mientras tengapólvora y balas, no quiero dimes ni diretescon esos p...ícaros insurgentes. II Durante el sitio disparó sobre elcampamento de Bellavista, ocupado porlos patriotas, 9.553 balas de cañón, 454bombas, 908 granadas, y 34.713 tiros demetralla, ocasionando a los sitiadores lamuerte de siete oficiales y ciento dosindividuos de tropa, y seis oficiales ysesenta y dos soldados heridos. Lospatriotas, por su parte, no anduvieroncortos en la respuesta, y lanzaron sobre lasfortalezas 20.327 balas de cañón, 317bombas e incalculable cantidad de

Page 234: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

metralla. Al principiarse el sitio contaba Rodil enlos castillos una guarnición de 2.800soldados, y el día de la capitulación sólotuvo 376 hombres en estado de manejar unarma. El resto había sucumbido al rigor dela peste y de las balas republicanas. En lascalles del Callao, donde un año antespasaban de 8.000 los asilados o partidariosdel rey, apenas si llegaban a 700 almas lasque presenciaron el desenlace del sitio.Según García Camba, fueron 6.000 lasvíctimas del escorbuto y 767 los quemurieron combatiendo. En los primeros meses del sitio, Rodilexpulsó de la plaza 2.389 personas. Elgobierno de Lima resolvió no admitir másexpulsados, y vióse el feroz espectáculode infelices mujeres que no podían pasaral campamento de Miranaves ni volver a la

Page 235: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

plaza, porque de ambas partes se lasrechazaba a balazos. Las desventuradas seencontraban entre dos fuegos y sufriendoangustias imposibles de relatarse porpluma humana. He aquí lo que sobre estepunto dice Rodil en el curioso manifiestoque publicó en España, sin alcanzarciertamente a disculpar un hecho ajeno atodo sentimiento de humanidad. «Yo, que necesitaba aminorar lapoblación para suspender consumos queno podían reponerse, mandé que los queno pudieran subsistir con sus provisioneso industria saliesen del Callao. Esta ordenfué cumplida con prudencia, con pausa ycon buen éxito. La noticia de los primerosque emigraron fué animando a los quecarecían de recursos para vivir en lapoblación, y en cuatro meses medescargué de 2.389 bocas inútiles. Losenemigos, a la decimocuarta emigración

Page 236: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de ellas, entendieron que su conservaciónme sería nociva, y tentaron no admitirlascon esfuerzo inhumano. Yo las repelídecisivamente». Inútil es hacer sobre estas líneasapreciaciones que están en la concienciade todos los espíritus generosos. Siindigna hasta la barbarie y ajena delcarácter compasivo de los peruanos fué laconducta del sitiador, no menosvituperable encontrará el juicio de lahistoria la conducta del gobernador de laplaza. Rodil estaba resuelto a prolongar laresistencia; pero su coraje desmayócuando, en los primeros días de enero de1826, se vió abandonado por su íntimoamigo el comandante Ponce de León, quese pasó a las filas patriotas, y por elcomandante Riera, gobernador del castillo

Page 237: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de San Rafael, quien entregó esta fortalezaa los republicanos. Ambos poseían elsecreto de las minas que debían hacerexplosión cuando los patriotasemprendiesen un asalto formal. Ellosconocían en sus manores detalles todo elplan de defensa imaginado por elimpertérrito brigadier. La traición de susamigos y tenientes había venido a hacerimposible la defensa. El 11 de enero se dió principio a lostratados que terminaron con lacapitulación del 23, honrosa para elvencido y magnánima para el vencedor. Las banderas de los regimientos Infantedon Carlos y Arequipa, cuerpos muyqueridos para Rodil, le fueron concedidaspara que se las llevase a España. De lasnueve banderas españolas tomadas en elCallao, dispuso el general La Mar que una

Page 238: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

se enviase al gobierno de Colombia, quecuatro se guardasen en la Catedral deLima, y las otras cuatro en el templo deNuestra Señora de las Mercedes, patronade las armas peruanas. ¿Se conservan tan preciosas reliquias?Ignoro, lector, el contenido de lapregunta. III Vuelto Rodil a su patria, lo trataron suspaisanos con especial distinción; y fué elúnico, de los que militaron en el Perú, aquien no aplicaron el epíteto de_ayacucho_ con que se bautizó en Españaa los amigos políticos de Espartero. Rodilfiguró, y en altísima escala, en la guerracivil de cristinos y carlistas; y como no noshemos propuesto escribir una biografía de

Page 239: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

este personaje, nos limitaremos a decirque obtuvo los cargos más importantes yhonoríficos. Fué general en jefe delejército que afianzó sobre las sienes dedoña María de la Gloria la corona dePortugal. Tuvo después el mando delejército que defendió los derechos deIsabel II al trono de España, aunque leasistió poca fortuna en las operacionesmilitares de esta lucha, que sólo terminócuando Espartero eclipsó el prestigio deRodil. Fué virrey de Navarra, marqués de Rodily sucesivamente capitán general deExtremadura, Valencia, Aragón y Castillala Nueva, diputado a Cortes, ministro de laGuerra, presidente del Consejo deministros, senador de la Alta Cámara,prócer del reino, caballero de collar yplaca de la orden de la Torre y Espada,gran cruz de las de Isabel la Católica y

Page 240: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Carlos III, y caballero con banda de las deSan Fernando y San Hermenegildo. Entreél y Espartero existió siempreantagonismo político y aun personal,habiendo llegado a extremo tal que, en1845, siendo ministro el duque de laVictoria, hizo juzgar a Rodil en consejo deguerra y lo exoneró de sus empleos,honores, títulos y condecoraciones. Alprimer cambio de tortilla, a la caída deEspartero, el nuevo ministerio amnistió aRodil, devolviéndole su clase de capitángeneral y demás preeminencias. El marqués de Rodil no volvió desdeentonces a tomar parte activa en la políticaespañola, y murió en 1861. Espartero murió en enero de 1879, demás de ochenta años de edad.

Page 241: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

IV Desalentados los que acompañaban aRodil y convencidos de la esterilidad deesfuerzos y sacrificios, se echaron aconspirar contra su jefe. Clara idea delestado de ánimo de los habitantes delcastillo puede dar este pasquín: _Como estuvimos estamos,_ _comoestamos estaremos,_ _enemigos sítenemos_ _y amigos... los esperamos._ El presidente marqués de Torre-Tagle ysu vicepresidente don Diego Aliaga, loscondes de San Juan de Lurigancho, deCastellón y de Fuente González, y otrospersonajes de la nobleza colonial, habíanmuerto víctimas del escorbuto y de ladisentería que se desarrollan en toda plazamal abastecida. Los oficiales y tropa,estaban sometidos a ración de carne de

Page 242: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

caballo, y sobrándoles el oro a los sitiados,pagaban a precios fabulosos un panecilloo una fruta. El marqués de Torre-Tagle,moribundo ya del escorbuto, consiguiótres limones ceutíes en cambio de otrostantos platillos de oro macizo, y llegóépoca en que se vendieron ratas comomanjar delicioso. Por otra parte, las cartas y proclamas delos patriotas penetraban misteriosamenteen el Callao alentando a losconspiradores. Hoy descubría Rodil unaconspiración, e inmediatamente, sinfórmulas ni proceso, mandaba fusilar a loscomprometidos, y mañana tenía querepetir los castigos de la víspera.Encontrando muchas veces un traidor enaquel que más había alambicado antes sulealtad a la causa del rey, pasó Rodil por elmartirio de desconfiar hasta del cuello desu camisa.

Page 243: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Las mujeres encerradas en el Callao eranlas que más activamente conspiraban. Lossoldados del general Salom llegaban denoche hasta ponerse a tiro de fusil, ygritaban: --A Lima, muchachas, que la patriaengorda y da colores--palabras que eranuna apetitosa promesa para las pobreshijas de Eva, a quienes el hambre y lazozobra traían escuálidas y ojerosas. V A pesar de los frecuentes fusilamientosno desaparecía el germen de sedición, yvino día en que almas del otro mundo semetieron a revolucionarias. ¡No sabían laspobrecitas que don Ramón Rodil erahombre para habérselas tiesas con el

Page 244: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

purgatorio entero! Fué el caso que una mañana encontraronprivados de sentido, y echandoespumarajos por la boca, a dos centinelasde un bastión o lienzo de murallafronterizo a Bellavista. Eran los tales dosgallegos crudos, mozos de letras gordas yde poca sindéresis, tan brutos comovalientes, capaces de derribar a un toro deuna puñada en el testuz y de clavarle unabala en el hueso palomo al mismísimogallo de la Pasión; pero los infelices eranhombres de su época, es decir,supersticiosos y fanáticos hasta dejarlo desobra. Vueltos en sí, declaró uno de ellos que, ala hora en que Pedro negó al Maestro, sele apareció como vomitado por la tierra unfranciscano con la capucha calada, y quecon aquella voz gangosa que diz que se

Page 245: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

estila en el otro barrio lepreguntó:--¡Hermanito! ¿Pasó la monja? El otro soldado declaró, sobre poco máso menos, que a él se le había aparecidouna mujer con hábito de monja clarisa, ydíchole:--¡Hermanito! ¿Pasó el fraile? Ambos añadieron que no estandoacostumbrados a hablar con gente de laotra vida, se olvidaron de la consigna y dedar el quién vive, porque la carne se lesvolvió de gallina, se les erizó el cabello, seles atravesó la palabra en el galillo ycayeron redondos como troncos. Don Ramón Rodil, para curarlos deespanto, les mandó aplicar carrera debaquetas. El castellano del Real Felipe, que notragaba rueda, de molino ni se asustaba

Page 246: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

con duendes ni demonios coronados,dióse a cavilar en los fantasmas, y entreceja y ceja se le encajó la idea de queaquello trascendía de a legua aembuchado revolucionario. Y tal mañadióse y a tales expedientes recurrió, queocho días después sacó en claro que frailey monja no eran sino conspiradores decarne y hueso, que se valían del disfrazpara acercarse a la muralla y entablar pormedio de una cuerda cambio de cartascon los patriotas. Era la del alba, cuando Rodil en personaponía bajo sombra, en la casamata delcastillo, una docena de sospechosos, y a lavez mandaba fusilar al fraile y a la monja,dándoles el hábito por mortaja. Aunque a contar de ese día no han vueltofantasmas a peregrinar o correr aventuraspor las murallas del hoy casi destruido

Page 247: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Real Felipe, no por eso el pueblo, dadosiempre a lo sobrenatural y maravilloso,deja de creer a pies juntillas que el fraile yla monja vinieron al Callao en tren directoy desde el país de las calaveras, por elsolo placer de dar un susto mayúsculo alpar de tagarotes que hacía centinela en elbastión del castillo.

Page 248: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

POR BEBER UNA COPA DE ORO El pueblo de Tintay, situado sobre unacolina del Pachachaca, en la provincia deAymaraes, era en 1613 cabeza de distritode Colcabamba. Cerca de seis mil indioshabitaban el pueblo, de cuya importanciabastará a dar idea el consignar que teníacuatro iglesias. El cacique de Tintay cumplía anualmentepor enero con la obligación de ir al Cuzco,para entregar al corregidor los tributoscolectados, y su regreso era celebradopor los indios con tres días de anchojolgorio. En febrero de aquel año volvió a supueblo el cacique muy quejoso de lasautoridades españolas, que lo habíantratado con poco miramiento. Acaso por

Page 249: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

esta razón fueron más animadas las fiestas;y en el último día, cuando la embriaguezllegó a su colmo, dió el cacique riendasuelta a su enojo con estas palabras: --Nuestros padres hacían sus libacionesen copas de oro, y nosotros, hijosdegenerados, bebemos en tazas de barro._Los viracochas_ son señores de lonuestro, porque nos hemos envilecidohasta el punto de que en nuestras almas hamuerto el coraje para romper el yugo.Esclavos, bailad y cantad al compás de lacadena. Esclavos, bebed en vasos toscos,que los de fino metal no son para vosotros. El reproche del cacique exaltó a losindios, y uno de ellos, rompiendo la vasijade barro que en la mano traía, exclamó: --¡Que me sigan los que quieran beber encopa de oro!

Page 250: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El pueblo se desbordó como un río quesale de cauce, y lanzándose sobre lostemplos, se apoderó de los calices de orodestinados para el santo sacrificio. El cura de Tintay, que era un venerableanciano, se presentó en la puerta de laiglesia parroquial con un crucifijo en lamano, amonestando a los profanadores eimpidiéndoles la entrada. Pero los indios,sobreexcitados por la bebida, lo arrojaronal suelo, pasaron sobre su cuerpo, y dandogritos espantosos penetraron en elsantuario. Allí, sobre el altar mayor y en el sagradocáliz, cometieron sacrilegasprofanaciones. Pero en medio de la danza y la algazara,la voz del ministro del Altísimo vibró

Page 251: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

tremenda, poderosa, irresistible,gritándoles: --¡Malditos! ¡Malditos! ¡Malditos! La sacrílega orgía se prolongó hastamedia noche, y al fin, rendidos decansancio, se entregaron al sueño losimpíos. Con el alba despertaron muchossintiendo las angustias de una seddevoradora, y sus mujeres e hijos salierona traer agua de los arroyos vecinos. ¡Poder de Dios! Los arroyos estabansecos. Hoy (1880) es Tintay una pobre aldea desombrío aspecto, con trescientos cuarentay cuatro vecinos, y sus alrededores son deescasa vegetación. El agua de sus arroyos

Page 252: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

es ligeramente salobre y malsana para losviajeros. Entre las ruinas, y perfectamenteconservada, encontróse en 1804 una efigiedel Señor de la Exaltación, a cuya solemnefiesta concurren el 14 de septiembre loscreyentes de diez leguas a la redonda.

Page 253: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

UNA EXCOMUNION FAMOSA I Tiempos de fanatismo religioso fueron sinduda aquellos en que, por su majestad donFelipe II, gobernaba estos reinos del Perúdon Andrés Hurtado de Mendoza, marquésde Cañete y montero mayor del rey. Y nolo digo por la abundancia de fundaciones,ni por la suntuosidad de las fiestas, niporque los ricos dejasen su fortuna a losconventos, empobreciendo con ello a suslegítimos herederos, ni porque, como lopensaban los conquistadores, todo crimene inmundicia que hubiera sobre laconciencia se lavaba dejando en el trancedel morir, un buen legado para misas, sinoporque la Iglesia había dado en la flor detomar cartas en todo y para todo, y por unquítate allá esas pajas le endilgaba al

Page 254: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

prójimo una excomunión mayor que lovolvía tarumba. Sin embargo de que era frecuente elespectáculo de enlutar templos y apagarcandelas, nuestros antepasados seimpresionaban cada vez más con eltremendo aparato de las excomuniones.En algunas de mis leyendas tradicionaleshe tenido oportunidad de hablar másdespacio sobre muchas de las que sefulminaron contra ladrones sacrílegos ycontra alcaldes y gente de justicia que,para apoderarse de un delincuente,osaron violar la santidad del asilo en lasiglesias. Pero todas ellas son chirinola ycháchara celeste, parangonadas con unade las que el primer arzobispo de Limadon fray Jerónimo de Loayza lanzó en1561. Verdad es que su señoría ilustrísimano anduvo nunca parco en esto deentredichos, censuras y demás actos

Page 255: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

terroríficos, como lo prueba el hecho deque antes de que la Inquisición viniera aestablecerse por estos trigales, el señorLoayza celebró tres autos de fe. Otraprueba de mi aseveración es que amenazócon ladrillazo de Roma (nombre que dabael pueblo español a las excomuniones) almismo _sursum corda_, es decir, a todo unvirrey del Perú. He aquí el lance: Cuéntase que cuando el virrey donFernando de Toledo vino de España, trajocomo capellán de su casa y persona a unclérigo un tanto ensimismado, disputadory atrabiliario, al cual el arzobispo creyóoportuno encarcelar, seguir juicio ysentenciar a que regresase a la metrópoli.El virrey puso el grito en el cielo y dijo, enun arrebato de cólera: que si su capellániba desterrado, no haría el viaje solo, sinoacompañado del fraile arzobispo. Súpoloéste, que faltar no podía oficioso que con

Page 256: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

el chisme fuese, y diz que su excelenciaamainó tan luego como tuvo aviso de queel arzobispo había tenido reunión deteólogos y que, como resultado de ello,traía el ceño fruncido y se estabancosiendo en secreto bayetas negras. Elcleriguillo, abandonado por su padrino elvirrey, marchó a España bajo partida deregistro. Pero la excomunión que ha puesto porhoy la péñola en mis manos esexcomunión mayúscula y, por ende,merece capítulo aparte. II El decenio de 1550 a 1560 pudo dar en elPerú nombre a un siglo que llamaríamossin empacho el siglo de las gallinas, delpan, del vino, del aceite y de los pericotes.

Page 257: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Nos explicaremos. Sábese, por tradición, que los indiosbautizaron a las gallinas con el nombre de_hualpa_, sincopando el de su último incaAtahualpa. El padre Blas Valera(cuzqueño) dice que cuando cantaban losgallos, los indios creían que lloraban porla muerte del _inca_, por lo cual llamaronal gallo _hualpa_. El mismo cronista refiereque durante muchos años no se pudolograr que las gallinas españolasempollasen en el Cuzco, lo que seconseguía en los valles templados. Encuanto a los pavos, fueron traídos deMéxico. Garcilaso, Zárate, Gómara y muchoshistoriadores y cronistas dicen que fué porentonces cuando doña María de Escobar,esposa del conquistador Diego de Chávez,trajo de España medio almud de trigo que

Page 258: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

repartió a razón de veinte o treinta granosentre varios vecinos. De las primerascosechas enviaron algunas fanegas a Chiley otros pueblos de la América. Casi con la del trigo coincidió laintroducción de los pericotes o ratones enun navío que, por el estrecho deMagallanes, vino al Callao. Los indiosdieron a esta plaga de dañinosinmigrantes el nombre de _hucuchas_, quesignifica salidos del mar. Afortunadamenteel español Montenegro había traído gatosen 1537 y es fama que don Diego deAlmagro le compró uno en seiscientospesos. Los naturales no alcanzando apronunciar bien el _mizmiz_ de loscastellanos, los llamaron _michitus_. Y aquí, por vía de ilustración,apuntaremos que en los primeros veinteaños de la conquista el precio mínimo de

Page 259: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

un caballo era de cuatro mil pesos,trescientos el de una vaca, quinientospesos el de un burro, doscientos el de uncerdo, cien el de una cabra o de unaoveja, y por un perro se daban sumascaprichosas. En la víspera de la batalla deChuquinga ofreció un rico capitán a unsoldado diez mil pesos por su caballo,propuesta que el dueño rechazó conindignación, diciendo:--Aunque no poseoun maravedí, estimo a mi compañero másque a los tesoros de Potosí. Habiendo gran escasez de vino, a puntotal que en 1555 se vendía la arroba enquinientos pesos, Francisco Carabantestrajo de las Canarias los primerossarmientos de uva negra que se plantaronen el Perú. En el pago de Tacaraca, en Ica(escribía Córdova y Urrutia en 1840)existe hoy una viña de uva negra, que seasegura ser una de las plantadas por

Page 260: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Carabantes, la cual da hasta ahora muybuena cosecha. ¡Injusticias humanas! Losborrachos bendicen siempre al padreNoé, que plantó las viñas, y no tienen unapalabra de gratitud para Carabantes, quefué el Noé de nuestra Patria. Obtenido pan y vino, hacía falta el aceite.Probablemente lo pensó así don Antoniode Ribera, y al embarcarse en Sevilla en1559 cuidó meter a bordo cien estacas deolivos. Don Antonio de Ribera fué, en Lima,persona de mucho viso; como que teníaescudo de armas en el que había pintadodos lobos con dos lobeznos en campo deoro. Casado con la viuda de FranciscoMartín de Alcántara, hermano materno delmarqués Pizarro, y que murió a su ladodefendiéndolo, trájole ésta pingüe dote.Tomó gran participación en las guerras

Page 261: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

civiles de los conquistadores, y despuésde la rebeldía de Girón marchó a Españaen 1557 con el nombramiento deprocurador del Perú. Ribera fué dueño de la espaciosa huertaque conocemos, en Lima, con el nombrede _Huerta perdida_. Poseía una fortunade trescientos mil duros, adquiridahaciendo vender por sus _mitayos_ higos,melones, naranjas, pepinos, duraznos ydemás frutas desconocidas hasta entoncesen el Perú. La primera granada que seprodujo en Lima fué paseada en procesiónen las andas en que iba el SantísimoSacramento, y dicen que era de fenomenaltamaño. Desgraciadamente para Ribera, lanavegación, llena de peligros ycontratiempos, duró nueve meses, y apesar de sus precauciones se encontró al

Page 262: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

pisar tierra con que sólo tres de las estacaspodían aprovecharse, pues las demás noservían sino para avivar una hoguera. Dióse a cultivarlas con grande ahinco,cuidándolas más que a sus talegas deduros; y eso que su reputación de avaroera piramidal. Y para que ni un instanteescapasen a su vigilancia, plantó las tresestacas en un jardinillo bien murado yresguardado por dos negros colosales yuna jauría de perros bravos. Pero fíese usted de murallas como las dePekín, en gigantes como Polifemo y encanes como el Cerbero, y estará másfresco que una horchata de chufas. Lasdichosas estacas tenían más enamoradosque muchacha bonita y ya se sabe quepara hombres que se apasionan del bienajeno, sea hija de Eva o cosa que valga lapena, no hay obstáculo exento de

Page 263: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

atropello. Una mañana levantóse don Antonio con elalba. No había podido cerrar los párpadosen toda la santa noche. Tenía lacorazonada, el presentimiento de una grandesgracia. Después de santiguarse, y en chanclas yenvuelto en el capote, se dirigió aljardinillo; y el corazón le dio tan granvuelco que casi se le escapa por la bocajunto con el taco redondo que lanzó. --¡Canario! ¡Me han robado! Y cayó al suelo presa de un accidente. En efecto, había desaparecido una de lastres estacas. Aquel día Ribera derrengó a palos media

Page 264: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

jauría de perros, y el látigo anduvo boboentre los pobres esclavos, que a sumerced se le había subido la cólera alcampanario. Cansado de castigos y de pesquisas yviendo que sus afanes no daban fruto, seacerco al arzobispo, que era muy suamigo, y lo informó de su gran desventura,al lado de la cual los trabajos de Job erancan-can y zanguaraña. Pero no es cuento, lectores míos, sinomuy auténtico, lo que sucedió, y así se lodirá a ustedes el primer cronista quehojeen. Aquel día las campanas clamorearoncomo nunca; y por fin, después de otrasimponentes ceremonias de rito, elilustrísimo señor arzobispo fulminóexcomunión mayor contra el ladrón de la

Page 265: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

estaca. Pero ni por ésas. El ladrón sería algún descreído o _espirtfort_, de esos que pululan en este siglo delgas y del vapor, pensará el lector. Pues se lleva un chasco de marca. En aquellos tiempos una excomuniónpesaba muchas toneladas en la conciencia. III Tres años transcurrieron y la estaca noparecía. Verdad es que ni pizca de falta le hacía aRibera, quien tuvo la fortuna de vermultiplicados los dos olivos que le dejara

Page 266: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

el ladrón y disponía ya de estacas paravender y regalar. Presumo que losfamosos olivares de Camaná, tierra clásicapor sus aceitunas y por otras cosas queprudentemente me callo, pues no quieroandar al rodapelo con los camanejos,tuvieron por fundador un retoño de la_Huerta perdida_. Un día presentóse al arzobispo, concartas de recomendación, un caballerorecién llegado en un navío que, conprocedencia de Valparaíso, había dadofondo en el Callao; y bajo secreto deconfesión le reveló que él era el ladrón dela celebérrima estaca, la cual habíallevado con gran cautela a su hacienda deChile, y que, no embargante laexcomunión, la estaca se había aclimatadoy convertidose en un famoso olivar. Como la cosa pasó bajo secreto de

Page 267: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

confesión, no me creo autorizado paraponer en letras de imprenta el nombre delpecador, tronco de una muy respetable yacaudalada familia de la república vecina. Todo lo que puedo decirte, lector, es queel comején de la excomunión traía enconstante angustia a nuestro hombre. Elarzobispo convino en levantarsela, peroimponiéndole la penitencia de restituir laestaca con el mismo misterio que se lahabía llevado. ¿Cómo se las compuso el excomulgado?No sabré decir más sino que una mañana,al visitar don Antonio su jardincillo, seencontró con la viajera, y al pie de ella untalego de a mil duros con un billete sinfirma, en que se le pedía cristianamente unperdón que él acordó, con tanta mejorvoluntad cuanto que le caían de las nubesmuy relucientes monedas.

Page 268: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El hospital de Santa Ana, cuya fábricaemprendía entonces el arzobispo Loayza,recibió también una limosna de dos milpesos, sin que nadie, a excepción delilustrísimo, supiera el nombre delcaritativo. Lo positivo es que quien ganó con crecesen el negocio fué don Antonio de Ribera. En Sevilla la estaca le había costadomedia peseta. IV A la muerte del comendador don Antoniode Ribera, del hábito de Santiago, suviuda, doña Inés Muñoz, fundó en 1573 elmonasterio de la Concepción, tomando enél el velo de monja y dejándole su

Page 269: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

inmensa fortuna. El retrato de doña Inés Muñoz de Riberase encuentra aún en el presbiterio de laiglesia, y sobre su sepulcro se lee: _Este cielo animado en breve esfera__depósito es de un sol que en él reposa,__el sol de la gran madre y generosa__doña Inés de Muñoz y de Ribera._ _Fuéde Ana-Cuenca encomendera,_ _de donAntonio de Ribera esposa,_ _de aquel quetremoló con mano airosa_ _del AlférezReal la real bandera._

Page 270: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

ACEITUNA, UNA Acabo de referir que uno de los tresprimeros olivos que se plantaron en elPerú fué reivindicado por un prójimochileno, sobre el cual recayó por el hurtonada menos que excomunión mayor,recurso terrorífico merced al cual, añosmás tarde, restituyó la robada estaca, quea orillas del Mapocho u otro río fuerafundadora de un olivar famoso. Cuando yo oía decir aceituna, una,pensaba que la frase no envolvía malicia osignificación, sino que era hija deldiccionario de la rima o de algún quídamque anduvo a caza de ecos yconsonancias. Pero ahí verán ustedes quela erré de medio a medio, y que si aquellafrase como esta otra: _aceituna, oro es una,la segunda plata y la tercera mata_, son

Page 271: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

frases que tienen historia y razón de ser. Siempre se ha dicho por el hombre quecae generalmente en gracia o que essimpático: _Este tiene la suerte de lasaceitunas_, frase de conceptuosaprofundidad, pues las aceitunas tienen lavirtud de no gustar ni disgustar a medias,sino por entero. _Llegar a las aceitunas_era también otra locución con quenuestros abuelos expresaban que habíauno presentádose a los postres en unconvite, o presenciado sólo el final de unafiesta. _Aceituna zapatera_ llamaban a laoleosa que había perdido color y buensabor y que, por falta de jugo, empieza aencogerse. Así decían por la mujerhermosa a quien los años o los achaquesempiezan a desmejorar:--Estás, hija, hechauna aceituna zapatera--. Probablementelos cofrades de San Crispín no podíanconsumir sino aceitunas de desecho.

Page 272: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Cuentan varios cronistas, y citaré entreellos al padre Acosta, que es el que más ala memoria me viene, que a los principios,en los grandes banquetes, y _por muchoregalo y magnificencia_, se obsequiaba acada comensal con una aceituna. El dueñodel convite, como para disculpar unamezquindad que en el fondo era positivolujo, pues la producción era escasa ycarísima, solía decir a sus convidados:_caballeros, aceituna, una_. Y así nació lafrase. Ya en 1565 y en la huerta de don Antoniode Ribera, se vendían cuatro aceitunas porun real. Este precio permitía a su anfitriónser rumboroso, y desde ese año eran treslas aceitunas asignadas por cada cubierto. Sea que opinasen que la buena crianzaexige no consumir toda la ración del plato,

Page 273: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

o que el dueño de la casa dijera,agradeciendo el elogio que hicieran de lasoleosas: _aceituna, oro es una, dos sonplata y la tercera mata_, ello es que laconclusión de la coplilla daba en quécavilar a muchos cristianos que, despuésde masticar la primera y segundaaceituna, no se atrevían con la última, queeso habría equivalido a suicidarse asabiendas. Si la tercera mata, dejémoslaestar en el platillo y que la coma su abuela. Andando los tiempos vinieron los de _ñoCerezo_, el aceitunero del Puente, unvejestorio que a los setenta años de edaddió pie para que le sacasen esta ingeniosay epigramática redondilla: _Dicen por ahí que Cerezo_ _tieneencinta a su mujer._ _Digo que no puedeser,_ _porque no puede ser eso._

Page 274: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Como iba diciendo, en los tiempos deCerezo era la aceituna inseparablecompañera de la copa de aguardiente; ytodo buen peruano hacía ascos a lacerveza, que para amarguras bastábanlelas propias. De ahí la frase que se usaba enlos días de San Martín y Bolívar para tomarlas _once_ (hoy se dice _lunch_, engringo):--Señores, vamos a remojar unaaceitunita. Y ¿por qué--preguntará alguno--llamabanlos antiguos las _once_, al acto de echardespués de mediodía, un remiendo alestómago? ¿Por qué? _Once las letras son del_ aguardiente._Ya lo sabe el curioso impertinente._ Gracias a Dios que hoy nadie nos ofreceración tasada y que hogaño nos atracamosde aceitunas sin que nos asusten frases.

Page 275: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡Lo que va de tiempo a tiempo! Hoy también se dice: _aceituna, una; massi es buena, una docena_.

Page 276: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

OFICIOSIDAD NO AGRADECIDA Cuentan las crónicas, para probar que elarzobispo Loayza tenía sus ribetes demozón, que en Lima había un clérigoextremadamente avaro, que usaba sotana,manteo, alzacuello y sombrero tan raídos,que hacía años pedían a grito heridoinmediato reemplazo. En arca deavariento, el diablo está de asiento, comoreza el refrán. Su ilustrísima, que porfiaba por ver a suclero vestido con decencia, llamóle un díay le dijo: --Padre Godoy, tengo una necesidad yquerría que me prestase una barrita deplata. El clérigo, que aspiraba a canonjía,

Page 277: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

contestó sin vacilar: --Eso, y mucho más que su ilustrísimanecesite, está a su disposición. --Gracias. Por ahora me basta con labarrita, y Ribera, mi mayordomo, irá porella esta tarde. Despidióse el avaro contentísimo porhaber prestado un servicio al señorLoayza, y viendo en el porvenir, por vía deréditos, la canonjía magistral cuandomenos. Ocho días después volvía Ribera a casadel padre Godoy, llevando un envoltoriobajo el brazo, y le dijo: --De parte de su ilustrísima le traigo estasprendas.

Page 278: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El envoltorio contenía una sotana dechamalote de seda, un manteo de paño deSegovia, un par de zapatos con hebilladorada, un alzacuello de crin y unsombrero de piel de vicuña. El padre Godoy brincó de gusto, vistióselas flamantes prendas, y encaminóse alpalacio arzobispal a dar las gracias aquien con tanta liberalidad lo aviaba, puespresumía que aquello era un agasajo oangulema del prelado agradecido alpréstamo. Nada tiene que agradecerme, padreGodoy--le dijo el arzobispo.--Véase conmi mayordomo para que le devuelva loque haya sobrado de la barrita; pues comousted no cuidaba de su traje, sin dudaporque no tenía tiempo para pensar en esafrivolidad, yo me he encargado decomprárselo con su propio dinero. Vaya

Page 279: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

con Dios y con mi bendición. Retiróse mohino el padre, fuése dondeRibera, ajustó con él cuentas, y halló queel chamalote y el paño importaban undineral, pues el mayordomo había pagadosin regatear. Al otro día, y después de echar cuentas ycuentas para convencerse de que en eltraje habrían podido economizarse dos otres duros, volvió Godoy donde elarzobispo y le dijo: --Vengo a pedir a su ilustrísima unagracia. --Hable, padre, y será servido a pedir deboca. --Pues bien, ilustrísimo señor. Ruégoleque no vuelva a tomarse el trabajo de

Page 280: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

vestirme.

Page 281: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

EL ALMA DE FRAY VENANCIO Allá por la primera mitad del anteriorsiglo no se hablaba en Lima sino del almade un padre mercedario que vino del otromundo, no sé si en coche, navío o_pedibus andando_, con el expresodestino de dar un susto de los gordos a uncomerciante de esta tierra. Aquello fué tanpopular como la procesión de ánimas deSan Agustín, el encapuchado de SanFrancisco, la monja sin cabeza, el cochede Zavala, el alma de Gasparito, la manopeluda de no sé qué calle, el perro negrode la plazuela de San Pedro, la viudita delcementerio de la Concepción, los duendesde Santa Catalina y demás paparruchasque nos contaban las abuelas,haciéndonos tiritar de miedo y rebujarnosen la cama.

Page 282: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

De buena gana querría dar hoy a mislectores algo en que no danzasen espíritusdel otro barrio, aunque tuviera que echarmano de la historia de los hijos de Noé,que fueron cinco, y se llamaron Bran, Bren,Brin, Bron, Brun, como dicen las viejas.Pero es el caso que una niña, muy guapa ymuy devota a la vez, me ha pedido queponga en letras de molde esta conseja, yya ven ustedes que no hay forma deesquivar el compromiso. _¡Ay, que se quema! ¡Ay, que se abrasa__el ánima que está en pena!_ era el estribillo con que el sacristán de laparroquia de San Marcelo pedía limosnapara las benditas ánimas del purgatorio, alo cual contestaba siempre algún chuscocompletando la redondilla: _que se queme en hora buena,_ _que yo

Page 283: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

me voy a mi casa._ I El padre Venancio y el padre Antolín sequerían tan entrañablemente como doshermanos, se entiende como doshermanos que saben quererse y no andanal morro por centavo más o menos de laherencia. En el mismo día habían entrado en elconvento, juntos pasaron el noviciado y elmismo obispo les confirió las sagradasórdenes. Eran, digámoslo así, Damón y Pithiastonsurados, Orestes y Pílades concerquillo. No pasaron ciertamente por frailes de

Page 284: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

gran ciencia, ni lucieron sermonesgerundianos, ni alcanzaron sindicato,procuración o pingüe capellanía, y nisiquiera dieron que hablar a lamurmuración con un escándalo callejero ouna querella capitular. Jamás asistieron a lidia de toros, nidespués de las ocho de la noche se lesencontró barriendo con los hábitos lasaceras de la ciudad. ¡Vamos! ¡Cuando yodigo que sus reverencias eran unosbenditos! Eran dos frailes de poco meollo, deninguna enjundia, modestos y de austerascostumbres; como quien dice, dos frailesde misa y olla, y pare usted de contar. Pero ni en la santidad del claustro hayespíritu tranquilo, y aunque no mundana,sino muy ascética, fray Venancio tenía una

Page 285: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

preocupación constante. Los dominicos, agustinos, franciscanos yhasta juandedianos y barbones obelethmitas ostentaban con orgullo, en suprimer claustro, las principales escenas dela vida de sus santos patrones, pintadas enlienzos que, a decir verdad, no seducenpor el mérito de sus pinceles. ¡Qué vergüenza! Los mercedarios noadornaban su claustro con la vida de SanPedro Nolasco. Al pensar así, había en el ánima denuestro buen religioso su puntita deenvidia. Y esto era lo que le escarabajeaba a frayVenancio, y lo que hizo voto de realizar enpro del decoro de su comunidad.

Page 286: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El padre Antolín, para quien el padreVenancio no tenía secretos, creyóirrealizable el propósito, pues los lienzosno los pintan ángeles, sino hombres que,como el abad, de lo que cantan yantan.Según el cálculo de ambos frailes, eranprecisos diez mil duros por lo menos parala obra. El padre Venancio no se descorazonó, ycontestó a su compañero que con fe yconstancia se allanan imposibles y serealizan milagros. Y entre ellos no sevolvió a hablar más del asunto. Pero el padrecito se echó pacientementea juntar realejos, y cada vez que de laseconomías de su mesada conventual,alboroques, limosnas de misas y otrosgajes alcanzaba a ver apiladas sesentapulidas onzas de oro, íbase con grancautela al portal de Botoneros y entraba en

Page 287: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

la tienda de don Marcos Guruceta,comerciante que gozaba de granreputación de probidad, y que por ello erael banquero o depositario de los caudalesde muchos prójimos. Y el depósito se realizaba sin quemediase una tira de papel; pues lahonorabilidad del mercader, hombre quediariamente cumplía con el precepto, quecomulgaba en las grandes festividades yque era mayordomo de una archicofradía,se habría ofendido si alguno le hubieseexigido recibo u otro comprobante. ¡Quétiempos tan patriarcales! Haga usted hoylo propio, y verá dónde le llega el agua. Sumaban ya seis mil pesos losentregados por fray Venancio, cuando unanoche se sintió éste acometido de unviolento cólico _miserere_, enfermedadmuy frecuente en esos siglos, y al acudir

Page 288: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

fray Antolín encontró a su _alter ego_ conlas quijadas trabadas y en la agonía. Nopudo, pues, mediar entre ellos la menorconfidencia, y fray Venancio fué al hoyo. El honrado comerciante, viendo quepasaban meses y meses sin que nadie lereclamase el depósito, llegó a encariñarsecon él y a mirarlo como cosa propia. Peroa San Pedro Nolasco no hubo de parecerlebien quedarse sin lucir su gallardía encuadro al óleo. II Y pasaron años de la muerte de frayVenancio. Dormía una noche tranquilamente elpadre Antolín y despertó sobresaltadosintiendo una mano fría que se posaba en

Page 289: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

su frente. Un cerillo encendido bajo una imagen dela Virgen Protectora de Cautivos esparcía,en la celda, débiles y misteriosos reflejos. A la cabecera de la cama, y en una sillade vaqueta estaba sentado fray Venancio. --No te alarmes--dijo el aparecido--. Diosme ha dado licencia para venir aencomendarte un asunto. Ve mañana almediodía al portal de Botoneros y pídele adon Marcos Guruceta seis mil pesos que ledi a guardar, y que están destinados paraponer en el primer claustro la vida denuestro santo patrón. Y dicho esto, la visión desapareció. El padre Antolín se quedó como es depresumirse. Cosa muy seria es ésta de oír

Page 290: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

hablar a un difunto. Por la mañana se acercó nuestro asustadoreligioso al comendador de la orden y lerefirió, sueño o realidad, lo que le habíapasado. --Nada se pierde, hermano--contestó elsuperior--, con que vea a Guruceta. En efecto, mediodía era por filo cuandofray Antolín llegaba al mostrador delcomerciante y le hacía el reclamoconsabido. Don Marcos se subió al cerezoy díjole que era un fraile loco o trapalón. Retiróse mohino el comisionado; pero alllegar a la portería de su convento, salióleal encuentro un fraile en el cual reconocióa fray Venancio. --Y bien, hermano, ¿cómo te ha ido?

Page 291: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--Malísimamente, hermano--contestó elinterpelado--. Guruceta me ha tratado devisionario y embaucador. --¿Sí? Pues vuelve donde él y dile que, sino se allana a pagarte, voy yo mismodentro de cinco minutos por mi plata. Fray Antolín regresó al portal, y al verlodon Marcos entrar por la puerta de latienda, le dijo: --¿Vuelve usted a fastidiarme? --Nada de eso, señor Guruceta. Vengo adecirle que dentro de pocos instantesestará aquí fray Venancio en persona aentenderse con usted. Yo me headelantado a esperarlo. Al oír estas palabras, y ante el aplomo

Page 292: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

con que fueron dichas, experimentóGuruceta una conmoción extraña, ydecididamente temió tener que habérselascon un alma de la otra vida. --Que no se moleste en venir frayVenancio--dijo tartamudeando--. Esposible que, con tanto asunto como tengoen esta cabeza, haya olvidado que me diódinero. Sea ello lo que fuere, pues elpropósito es cristiano y yo muy devoto deSan Pedro Nolasco, mande su paternidadun criado por las seis talegas. La religiosidad de los limeños suplió conlimosnas y donativos la suma que faltabapara el pago de pintores, y un añodespués, en la festividad del patrón, seestrenaban los lienzos que conocemos. Tal es la tradición que, en su infancia, oyócontar el que esto escribe a fray León

Page 293: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Fajardo, respetabilísimo sacerdote ycomendador de la Merced.

Page 294: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LA TRENZA DE SUS CABELLOS AL POETA ESPAÑOL DON TOMÁSRODRÍGUEZ RUBÍ, AUTOR DE UN DRAMAQUE LLEVA EL MISMO TÍTULO DE ESTATRADICIÓN I _De cómo Mariquita Martínez no quisoque la llamasen Mariquita la pelona_ Allá por los años de 1734 paseábase muyrisueña por estas calles de Lima, MariquitaMartínez, muchacha como una perla,mejorando lo presente, lectora mía.Paréceme estar viendo, no porque yo lahubiese conocido, ¡qué diablos! (puescuando ella comía pan de trigo, esteservidor de ustedes no pasaba de lacategoría de proyecto en la mente del

Page 295: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Padre Eterno), sino por la pintura que desus prendas y garabato hizo un coplero deaquel siglo, que por la pinta debió serenamoradizo y andar bebiendo los vientostras de ese pucherito de mixtura. Marujitaera de esas limeñas que tienen más graciaandando que un obispo confirmado, y porlas que dijo un poeta: _Parece en Lima más clara_ _la luz, quecuando hizo Dios_ _el sol que al mundoalumbrara,_ _puso amoroso en la cara__de cada limeña, dos._ En las noches de luna era cuando habíaque ver a Mariquita paseando, Puentearriba y Puente abajo, con albísimo trajede zaraza, pañuelo de tul blanco, zapatitode cuatro puntos y medio, dengue deresucitar difuntos, y la cabeza cubierta dejazmines. Los rayos de la luna prestaban ala belleza de la joven un no sé qué de

Page 296: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

fantástico; y los hombres, que nospirramos siempre por esas fantasías decarne y hueso, la echaban una andanadade requiebros, a los que ella, por noquedarse con nada ajeno, contestaba conaquel oportuno donaire que hizoproverbiales la gracia y agudeza de lalimeña. Mariquita era de las que dicen: Yo no soyla _salve_ para suspirar y gemir. ¡Vidaalegre, y hacer sumas hasta que se rompael lápiz o se gaste la pizarra! En la época colonial casi no se podíatransitar por el Puente en las noches deluna. Era ése el punto de cita para todos.Ambas aceras estaban ocupadas por losjóvenes elegantes, que a la vez que con elairecito del río hallaban refrigerio al calorcanicular, deleitaban los ojos clavándolosen las limeñas que salían a aspirar la

Page 297: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

fresca brisa, embalsamando la atmósferacon el suave perfume de los jazmines quepoblaban sus cabelleras. La moda no era lucir constantementeaderezos de rica pedrería, sino flores; y talmoda no podía ser más barata para padresy maridos, que con medio real de platasalían de compromisos, y aun sacabanalma del purgatorio. Tenían, además, laventaja de satisfacer curiosidades sobre elestado civil de las mujeres, pues lassolteras acostumbraban ponerse las floresal lado izquierdo de la cabeza y lascasadas al derecho. Todas las tardes de verano cruzaban porlas calles de Lima varios muchachos, y alpregón de _¡el jazminero!_, salían lasjóvenes a la ventana de reja, y comprabanun par de hojas de plátano, sobre las quehabía una porción de jazmines, diamelas,

Page 298: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

aromas, suches, azahares, flores dechirimoya, y otras no menos perfumadas.Las limeñas de entonces buscaban susadornos en la naturaleza, y no en el arte. La antigua limeña no usaba elixiresodontálgicos ni polvos para los dientes; y,sin embargo, era notable la regularidad ylimpieza de éstos. Ignorábase aún que enla caverna de una muela se puedeesconder una California de oro, y que conel marfil se fabricarían mandíbulas quenada tendrían que envidiar a las que Diosnos regalara. ¿Saben ustedes a quiéndebía la limeña la blancura de sus dientes?Al _raicero_. Como el jazminero, era ésteotro industrioso ambulante que vendíaciertas raíces blandas y jugosas, que lasjóvenes se entretenían en morderrestregándolas sobre los dientes. Parece broma; pero la industria decae.

Page 299: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Ya no hay jazmineros ni raiceros, y eslástima; que a haberlos, les caería encimauna contribución municipal que lospartiera por el eje, en estos tiempos enque hasta los perros pagan su cuota porejercer el derecho de ladrar. Y, con veniade ustedes, también se han eclipsado el_pajuelero_ o vendedor de mechasazufradas, el _puchero_ o vendedor depuntas de cigarros, el _anticuchero_ yotros industriosos. Digresiones a un lado, y volvamos aMariquita. La limeña de marras no conociópeluquero ni _castañas_ sino uno que otroricito volado en los días de repicar gordo,ni fierros calientes ni papillotas, ni usójamás aceitillo, bálsamos, glicerina nipomadas para el pelo. El agua de Dios ysan se acabó, y las cabelleras eran de lo

Page 300: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

bueno, lo mejor. Pero hoy dicen las niñas que el aguapudre la raíz del pelo, y no estoy de humorpara armar gresca con ellas sosteniendo lacontraria. También los borrachos dicenque prefieren el licor, porque el agua críaranas y sabandijas. Mariquita tenía su diablo en su mata decabellos. Su orgullo era lucir dos lujosastrenzas que, como dijo Zorrilla pintando lahermosura de Eva, _la medían en pie la talla entera._ Una de esas noches de luna iba Mariquitapor el Puente lanzando una mirada a éste,esgrimiendo una sonrisa a aquél,endilgando una pulla al de más allá,cuando de improviso un hombre la tomópor la cintura, sacó una afilada navaja, y

Page 301: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡zis! ¡zas!, en menos de un periquete lerebanó una trenza. Gritos y confusión. A Mariquita leacometió la pataleta, la gente echó acorrer, hubo cierre de puertas, y a palaciollegó la noticia de que unos corsarios sehabían venido a la chita callando por laboca del río y tomado la ciudad por lasorpresa. En conclusión, la chica quedó _mocha_, ypara no dar campo a que la llamasen_Mariquita la pelona_, se llamó a buenvivir, entró en un beaterio y no se volvió ahablar de ella. II _De cómo la trenza de sus cabellos fuécausa de que el Perú tuviera una gloria

Page 302: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

artística_ El sujeto que, por berrinche, habíatrasquilado a Mariquita era un joven deveintiséis años, hijo de un español y deuna india. Llamábase Baltasar Gavilán. Supadre le había dejado algunos cuartejos;pero el muchacho, encalabrinado con lasusodicha hembra, se dió a gastar hastaque vió el fondo de la bolsa, queciertamente no podía ser perdurable comolas cinco monedas de Juan Espera-en-Dios,alias el Judío Errante. Era padrino de Baltasar el guardián deSan Francisco, fraile de muchascampanillas y circunstancias, quien,aunque profesaba al ahijado gran cariño,echó un sermón de tres horas alinformarse del motivo que traía en cuitasal mancebo. El alcalde del crimenreclamó, en los primeros días, la persona

Page 303: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

del delincuente; pero fuese que Mariquitameditara que, aunque ahorcaran a suenemigo, no por eso había de recobrar laperdida trenza, o, lo más probable, que elinflujo de su reverencia alcanzase a torcerlas narices a la justicia, lo cierto es que laautoridad no hizo hincapié en el artículode extradición. Baltasar, para distraerse en su forzadavida monástica, empezó por labrar untrozo de madera y hacer de él los bustosde la Virgen, el niño Jesús, los tres ReyesMagos y, en fin, todos los accesorios delmisterio de Belén. Aunque las figuras erande pequeñas dimensiones, el conjuntoquedó lucidísimo, y los visitantes delguardián propalaban que aquello era unamaravilla artística. Alentado por loselogios, Gavilán se consagró a hacerimágenes de tamaño natural, no sólo enmadera, sino en piedra de Huamanga,

Page 304: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

algunas de las cuales existen en diversasiglesias de Lima. La obra más aplaudida de nuestro artistafué una _Dolorosa_, que no sabemos si seconserva aún en San Francisco. El virreymarqués de Villagarcía, noticioso delmérito del escultor, quiso personalmenteconvencerse, y una mañana se presentó enla celda convertida en taller. Suexcelencia, declarando que los palaciegosse habían quedado cortos en el elogio,departió familiarmente con el artista; yéste, animado por la amabilidad delvirrey, le dijo que ya le aburría laclausura, que harto purgada estaba su faltaen tres años de vida conventual, y queanhelaba ancho campo de libertad. Elmarqués se rascó la punta de la oreja, y lecontestó que la sociedad necesitaba undesagravio, y que pues en el Puente habíadado el escándalo, era preciso que en el

Page 305: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Puente se ostentase una obra cuyo méritohiciese olvidar la falta del hombre paraadmirar el genio del artista. Y con esto, suexcelencia giró sobre los talones y tomó elcamino de la puerta. Cinco meses después, en 1738,celebrábase en Lima, con solemne pompay espléndidos festejos, la colocación sobreel arco del Puente de la estatua ecuestrede Felipe V. En la descripción que de estas fiestashemos leído, son grandes los encomiosque se tributan al artista.Desgraciadamente para su gloria, no lesobrevivió su obra; pues en el famosoterremoto de 1746, al derrumbarse unaparte del arco, vino al suelo la estatua. Y aquí queremos consignar unacoincidencia curiosa. Casi a la vez que

Page 306: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

caía de su pedestal el busto del monarca,recibióse en Lima la noticia de la muertede Felipe V a consecuencia de unaapoplejía fulminante, que es como quiendice un terremoto en el organismo. III _De cómo una escultura dió la muerte alescultor_ Los padres agustinianos sacaban, hastapoco después de 1824, la célebreprocesión de Jueves Santo, que concluía,pasada la medianoche con no pocobarullo, alharaca de viejas y escapatoriade muchachas. Más de veinte eran lasandas que componían la procesión, y en laprimera de ellas iba una perfecta imagende la Muerte con su guadaña y demásmenesteres, obra soberbia del artista

Page 307: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Baltasar Gavilán. El día en que Gavilán dió la última manoal esqueleto fueron a su taller losreligiosos y muchos personajes del país,mereciendo entusiasta y unánimeaprobación el buen desempeño deltrabajo. El artista alcanzaba un nuevotriunfo. Baltasar, desde los tiempos en que vivióasilado en San Francisco, se habíaentregado con pasión al culto de Baco, yes fama que labró sus mejores efigies encompleto estado de embriaguez. Hace poco leí un magnífico artículo sobreEdgardo Poe y Alfredo de Musset, titulado_El alcoholismo en literatura_. Baltasarpuede dar tema para otro escrito quetitularíamos _El alcoholismo en las bellasartes_.

Page 308: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El alcohol retemplaba el espíritu y elcuerpo de nuestro artista; era su ninfaEgeria, por decirlo así. Idea y fuerza,sentimiento y verdad, todo lo hallabaBaltasar en el fondo de una copa. Para celebrar el buen término de la obraque le encomendaron los agustinos, fuéseBaltasar con sus amigos a la casa debochas y se tomó una turca soberana.Agarrándose de las paredes pudo, a lasdiez de la noche, volver a su taller, cogiópedernal, eslabón y pajuela, yencendiendo una vela de sebo se arrojóvestido sobre la cama. A medianoche despertó. La mortecina luzdespedía un extraño reflejo sobre elesqueleto colocado a los pies del lecho. Laguadaña de la Parca parecía levantadasobre Baltasar.

Page 309: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Espantado, y bajo la influenciaembrutecedora del alcohol, desconoció laobra de sus manos. Dió horribles gritos, yacudiendo los vecinos comprendieron,por la incoherencia de sus palabras, laalucinación de que era víctima. El gran escultor peruano murió loco elmismo día en que terminó el esqueleto, decuyo mérito artístico hablan aún conmucho aprecio las personas que, en losprimeros años de la Independencia,asistieron a la procesión de Jueves Santo.

Page 310: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

DE ASTA Y REJON Supongo, lector, que tienes edad parahaber conversado con contemporáneosdel virrey Pezuela, y que hablándote deuna hija de Eva, esforzada y varonil, leshabrás oído esta frase: _Es mujer de asta yrejón_. ¿Que sí has oído la frase? Pues entoncesallá va el origen de ella, tal cual me hasido referido por un descendiente de laprotagonista. I En una de las casas de la calle deAparicio vivía por los años de 1760 laseñora doña Feliciana Chaves de Mesía.

Page 311: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Era doña Feliciana lo que se llamaba unamujer muy de su casa y que, a pesar deser rica hasta el punto de sacar al sol lavajilla de plata labrada y los zurrones depesos duros, no pensaba enemperejilarse, sino en aumentar su caudal.Dueña de una hacienda en los vallespróximos a la ciudad y de la panadería del_Serrano_, tenía en el patio de su casa dosvastos almacenes donde vendía por mayorharina, azúcar, aceite y otros artículos degeneral consumo. ¡Qué tiempos aquéllos! En materia detrabajo nuestras abuelas eran la romanadel diablo, y cuando un hombre se casabaencontraba en la conjunta, no sólo lacostilla complementaria de su individuo,sino un socio mercantil que le ahorraba elgasto de dependientes. El marido de doña Feliciana hacía tres

Page 312: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

años que había ido a Ica a establecer unasucursal de la casa de Lima, quedándosela señora al frente de múltiplesoperaciones comerciales; y como si Diosse complaciera en echar su bendiciónsobre la trabajadora limeña, en cuantonegocio ponía mano encontraba unaganancia loca. Pero no todo es tortas y pan pintado eneste valle de lágrimas, y cuando másconfiada estaba doña Feliciana en que sumarido no pensaba sino en ganarpeluconas, recibió de Ica una cartaanónima en que la informaban, con puntosy comas, de cómo el señor Mesía tenía suchichisbeo, y de cómo gastaba el oro y elmoro con la _sujeta_, y que la susodicha novalía un carámbano ni llegaba a la sueladel zapato de doña Feliciana, que aunquejamona se conservaba bastante apetecibley no era digna de que el perillán de su

Page 313: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

marido la hiciese ascos. Dijo la gallina decierto cuento:--Poner huevo y no comertrigo, ésa no va conmigo. El anónimo levantó roncha en el espíritude la señora, y se dió a pensar en lainfidelidad del señor Mesía; y tanto zumbóen su alma el tábano de los celos, quedecidió remontar el vuelo, caerle al cuelloal perjuro y sorprenderlo en el gatuperio.Pero era el caso que para ir, en esostiempos, a Ica se gastaba muchos días y secorrían mil peligros; y como las bodegasno podían quedar cerradas o a merced deun dependiente, resolvióse a venderlas,comisión que encargó a un españolllamado Vilches, que era su compadre yhombre para ella de toda confianza. En esos tiempos las transacciones eranmuy expeditivas, como que no se estilabanmuchas fórmulas, y antes de cuarenta y

Page 314: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

ocho horas vió doña Feliciana entrar porlas puertas de su casa algunas talegas de amil. La señora regaló a Vilches una deellas en recompensa de su actividad, ydesembarazada de estorbos alistó viajepara tres días después. II Aquella noche doña Feliciana echó suscuentas y resolvió que, apenasamaneciese Dios, debía depositar sudinero y alhajas en casa de uncomerciante de proverbial honradez. Perosus celosas cavilaciones por un lado, y porotro sus cálculos rentísticos, la quitaron elsueño, y en ello tuvo no poca ventura. Serían las dos de la madrugada, hora degatos y ladrones, cuando sintió un ligero ycauteloso ruido de pasos en el traspatio.

Page 315: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Aguzó el oído, y se convenció de que enuna puerta que comunicaba con sudormitorio estaban aplicando lo que no entecnicismo de botica, sino en el de loshijos de Caco, se llamaba entonces una_ventosa_. Consistía este experimento enabrir por medio del fuego un boquete enla madera. Doña Feliciana saltó con presteza dellecho, y de una esquina del cuarto tomóuna asta o varilla de palo a cuyo extremoadaptó un puntiagudo rejoncillo de hierro.Era ésta el arma con que acostumbrabansalir al campo todos los hacendados. Así prevenida, nuestra heroína se colocóen acecho tras la puerta. Apenas laventosa hubo dejado expedito un granagujero, asomó por él una cabeza. DoñaFeliciana, sin dar el quién vive, le clavó elrejoncillo en la nuca.

Page 316: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El ladrón exhaló un grito de muerte, y suscompañeros pusieron pie en pared.Entonces la señora dió voces, alborotóseel vecindario, acudió la ronda, y conuniversal sorpresa hallaron moribundo alhonrado Vilches, quien cantó de plano ydenunció a sus compañeros de empresa. III Todos se hicieron lenguas del arrojo dedoña Feliciana, y en Lima no se hablaba deotra cosa. De haber habido periódicos, lahabrían consagrado estrepitoso bombo enla crónica local. La fama de su hazaña la había precedidoa Ica, adonde llegó una mañana, armadade asta y rejón, y abocándose a su maridole dijo:

Page 317: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--A Lima, señor mío, y a su casa si noquiere usted que haga en su personita otrotanto de lo que hice en la de Vilches, y lodeje tal que no sirva ni para simiente derábanos. El de Mesía tembló como azogado,mandó ensillar la mula y, sin chistar nimistar, obedeció el precepto. Desde entonces ella llevó en la casa lospantalones, y él fué el más fiel de losmaridos de que hacen mención lashistorias sagradas y profanas, como quesabía que le iba la pelleja en el primertropezón en que lo pillase madama. Mucho cuento es tener por compañerauna _mujer de asta y rejón_.

Page 318: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LOS ARGUMENTOS DEL CORREGIDOR I Parece que una mañana se levantó CarlosIII con humor de suegra, y francamenteque razón había harta para avinagrar elánimo del monarca. Su majestad habíasoñado que las arcas reales corrían elpeligro de verse como Dios quiere a lasalmas, es decir, limpias, porque sussúbditos de las Américas andaban un si esno es remolones para proveerlas. --¡Carrampempe! Pues a mí no ha depasarme lo que a don Enrique el Dolienteque, no embargante ser rey y de lostiesos, llegó día en que no tuvo cosa sólidaque meter bajo las narices, y empeñó elgabán para que el cocinero pudieracondimentarle una sopa de ajos y un trozo

Page 319: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de jabalí ahumado. Que me llamen a donJosé Antonio. Y don José Antonio de Areche, delConsejo de Indias y caballero de ladistinguida orden de Carlos III, no tardóen presentarse ante su rey, y disertar conél largo y tendido sobre los atrenzos delreal tesoro. Y por consecuencia de laplática entre señor y vasallo, nos cayócomo llovido por estos reinos del Perú, en1777 y con el título de Visitador general,un culebrón de los finos. El Visitador, a poco de llegado a Lima, seconvenció de que la tierra era muy rica yla comisión sabrosa y de papilla. Item,adivinó, sin ser brujo, que los peruleroséramos mansitos de genio y, por ende,susceptibles de soportar cuanta albardapluguiera a su señoria echarnos a cuestas.Y pensado y hecho, y sin andarse con

Page 320: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

algórgoras ni brujoleos, se nos vino albulto y decretó impuestos, y estancos, ytarifas y qué sé yo cuántas gurruminas.¡Dios me perdone!, pero cuentan que,anticipándose a un municipio de estosmaravillosos tiempos, estuvo en un tumbode dado que estableciera contribucióncanina, sin exceptuar de ella al perro deSan Roque, ni al de Santo Domingo, ni alde San Lázaro, ni al de Santa Margaritaque, según colijo, fueron santosaficionados a chuchos. Pero tanto estiró la cuerda que, a lapostre, vino el estallido, y reventó y searmó la tremenda. El Visitador eratestarudo, no cejó un ápice y siguióajustándonos las clavijas como a guitarraajena. Y hubo una tal de zambomba ydegollina, horca, y jicarazo, que... ¡vamos!debemos tomar por especial cariño ybendición de Dios no haber comido pan

Page 321: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en aquel desbarajustado siglo. Por fin defines, los pícaros impuestos subsistieron y,entre gruñido y refunfuños, hubo depagarlos todo aquel que, teniendo ley a supescuezo, no ambicionara ponerlo enrelaciones íntimas con el verdugo. A la vez que así nos sacaba roñososmaravedises para su majestad, echóse suseñoría a pesquisar a todos los empleadosque tenían manejo de fondos públicos; ytal revoltijo y gatuperio hallaría en elexamen de algunas cuentas, que plantó enchirona a encopetados personajesresponsables de éstas. Es fama que,oyendo los descargos que le daba unempleado, dijo aburrido el señor deAreche: --¿Sabe usted, señor alcabelero, que noentiendo sus cuentas?

Page 322: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--No es extraño, señor Visitador. Yotampoco las entiendo, y eso que lascuentas son mías. ¡Vaya si las malditas andarían enredadas! Entre los presos hallábase ciertocorregidor, de quien decíase que habíasido más voraz que sanguijuela para sacarel quilo a los pueblos cuyo gobierno leestaba encomendado. La causa, entreprobanzas, testigos, careos, apelaciones ydemás batiborrillo de la chusma forense,llevaba trazas de dar tela para pleitodurante tres generaciones por lo menos.Nuestro hombre resolvió cortar por elatajo y, abocándose con el carcelero, lepidió resueltamente que lo dejase salir porun par de horas, empeñándole palabra deregresar a la prisión antes de que expiraseel término fijado. El carcelero reflexionóque la palabra de honor no es cosa para

Page 323: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

empeñada, pues sobre tal prenda nodesata un usurero los cordones de labolsa, y dijo rotundamente que nones. Masdeslumbrado por el brillo de algunaspeluconas, que al descuido y con cuidadole puso entre las manos el preso, acabópor ablandarse y correr cerrojos y abrirrejas. II Eran las siete de la noche. Hallábase elseñor Visitador en el salón de su casaechando una mano de _tresillo_ con unosamigos, y acababan de hacerle _puestareal_ en _solo de oros_ con _estuches, fallay rey enano_, cuando entró su mayordomoy, llamándolo aparte, le dijo: --Un caballero quiere hablar en elinstante con su señoría.

Page 324: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--¡Algún importuno! Que vuelva mañana.¿No te ha dicho su nombre? --No, señor; pero me ha regalado dosonzas de oro porque pasara recado, ycomo no era decente que esperaserespuesta en el zaguán, lo he hecho entraren el cuarto de estudio. --¡Y dices que te ha dado dos onzas dealboroque! Pues ha de ser algo deimportancia lo que trae a ese sujeto. Y volviéndose a sus tertulios, les dijo: --Con permiso, caballeros, no tardaré envolver, y que don Narciso juegue por mí.¡Es vida muy aporreada la que llevo, y nose la doy a mi mayor enemigo! Y don José Antonio se dirigió al estudio,

Page 325: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que estaba situado en el patio de la casa.Esperábalo allí un embozado que, alpresentarse Areche, se descubrió y dijocortésmente: --Buenas y santas noches. --Así se las dé Dios. ¡Hola, hola, señormío! ¿Cómo ha salido de la cárcel sin milicencia? --No hizo falta, señor Visitador. He dadomi palabra, y sabré cumplirla, de regresaren breve a la prisión. --Supongo a lo que usted viene..., ahablarme, sin duda, de su causa. --Precisamente, señor Visitador. --Pues tiempo perdido, amigo mío. Lo veoa usted en mal caballo, y con dolor de mi

Page 326: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

corazón tendré que ser severo; que el reyno me ha enviado para que ande conblanduras y contemplaciones. En su causahay documentos atroces y testigos libresde tacha cuyas declaraciones bastan ysobran para enviar a la horca diezprójimos de su calibre. Yo soy muy recto,y tratándose de administrar justicia no mecaso ni con la madre que me parió. --Pues, señor Visitador, contra todo loque dice su señoría que hay de grave enmi proceso, poseo yo mil argumentosirrefutables; sí, señor, mil argumentos. Y lomejor es que seamos amigos y nosdejemos de pleitos, que no sirven sinopara traer desazones, criar mala sangre yhacer caldo gordo a escribas y fariseos. --¿Y por qué, si tiene tanta confianza enque han de sacarlo airoso, no ha hecho usode sus argumentos? Ya quisiera conocer

Page 327: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

uno para refutárselo. --Si el señor Visitador me ofrece noairarse y guardarme el secreto, diréle enpuridad cuáles son mis argumentos. --Hable usted clara y como Cristo nosenseña. Presénteme uno solo de susargumentos, y guarde los novecientosnoventa y nueve restantes, que ni tiempohay sobrado ni ocasión es ésta parahacerme cargo de ellos. Entonces el corregidor metió mano albolsillo, y entre el pulgar y el índice sacóuna onza de oro. --¿Ve su señoría este argumento? --¡Eso es una pelucona, señor corregidor! --Pues mil argumentos de su especie

Page 328: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

tengo listos para que se corte el proceso.Y buenas noches, señor Visitador, que lashoras vuelan y la palabra es palabra. Y paso entre paso, el corregidor siguiócamino de la cárcel. En cuanto al señor de Areche, refierenque volvió cogitabundo a ocupar su puestoen la mesa de tresillo, que en toda la santanoche no hizo jugada en regla, y que, porprimera vez en su vida, cometió dos_renuncios_, prueba clara de lapreocupación de su ánimo. III ¡Qué demonche! Yo no soy maldiciente,pero en la historia hay hechos que lo sacana uno de quicio.

Page 329: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Y la prueba de que don José Antonio deAreche no jugó muy limpio, que digamos,en el desempeño de la comisión que el reyle confiara, está en que, a pesar de lospesares, su majestad se vió forzado adestituirlo, llamándolo a España,confiscándole la hacienda, ysentenciándolo a vivir desterrado de lavilla y corte de Madrid. Al siguiente día de la entrevista con elVisitador, fué puesto en libertad el preso yse sobreseyó en la causa. ¡Y tenga usted fe en la incorruptibilidadde la justicia! Digo, ¡si fumarían en pipa los argumentosdel corregidor!

Page 330: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LA NIÑA DEL ANTOJO Generalizada creencia era entre nuestrosabuelos que a las mujeres encintas debíacomplacerse aún en sus másextravagantes caprichos. Oponerse a ellosequivalía a malograr obra hecha. Y losdiscípulos de Galeno eran los que máscontribuían a vigorizar esa opinión, sihemos de dar crédito a muchas tesis odisertaciones médicas, que impresas enLima, en diversos años, se encuentranreunidas en el tomo XXIX de _Papelesvarios_ de la Biblioteca Nacional. Las mujeres de suyo son curiosas, ybastaba que les estuviese vedado entraren claustros para que todas se desviviesenpor pasear conventos. No había, pues, enel siglo pasado limeña que no los hubieserecorrido desde la celda del prior o

Page 331: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

abadesa hasta la cocina. Tan luego como en la familia sepresentaba hija de Eva en estadointeresante, las hermanitas, amigas y hastalas criadas se echaban a arreglarprograma para un mes de romería por losconventos. Y la mejor mañana seaparecían diez o doce tapadas a laportería de San Francisco, por ejemplo, yla más vivaracha de ellas decía,dirigiéndose al lego portero: --¡Ave María purísima! --Sin pecado concebida. ¿Qué se ofrece,hermanitas? --Que vaya usted donde el reverendopadre guardián y le diga que esta niña,como a la vista está, se encuentraabultadita, que se le ha antojado pasear el

Page 332: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

convento, y que nosotras venimosacompañándola por si le sucede untrabajo. --¡Pero tantas!...--murmuraba el legoentre dientes. --Todas somos de la familia: esta buenamoza es su tía carnal; estas dos son sushermanas, que en la cara se les conoce;estas tres gordinfloncitas son sus primaspor parte de madre; yo y esta borradita,sus sobrinas, aunque no lo parezcamos; lade más allá, esa negra chicharrona, es la_mama_ que la crió; ésta es su... --Basta, basta con la parentela, que eslarguita--interrumpía el lego sonriendo. Aquí la niña del antojo lanzaba unsuspiro, y las que la acompañaban decíanen coro:

Page 333: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--¡Jesús, hijita! ¿Sientes algo? Vaya ustedprontito, hermano, a sacar la licencia. ¡Nose embrome y tengamos aquí un trabajo!¡Virgen de la Candelaria! ¡Corra usted,hombre, corra usted! Y el portero se encaminaba, paso entrepaso, a la celda del guardián; y cincominutos después regresaba con lasuperior licencia, que su paternidad notenía entrañas de ogro para contrariardeseo de embarazada. --Puede pasar la niña del antojo con todala sacra familia. Y otro lego asumía las funciones de guía o_ciceron_ Por supuesto que en muchas ocasiones labarriga era de pega, es decir, rollo de

Page 334: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

trapos; pero ni guardián ni portero podíanmeterse a averiguarlo. Para ellos vientreabovedado era pasaporte en regla. Y de los conventos de frailes pasaban alos monasterios de monjas; y de cadavisita regresaba a casa la niña del antojoprovista de ramos de flores, cerezas yalbaricoques, escapularios y pastillas. Lascamaradas participaban también del panbendito. Y la romería en Lima duraba un mes porlo menos. Un arzobispo, para poner coto al abuso ysin atreverse a romper abiertamente conla costumbre, dispuso que las antojadizaslimeñas recabasen la licencia, no de laautoridad conventual, sino de la curia;pero como había que gastar en una hojade papel sellado, y firmar solicitud, y

Page 335: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

volver al siguiente día por el decreto,empezaron a disminuir los antojos. Su sucesor, el señor La Reguera, cortó deraíz el mal contestando un _no_ redondo ala primera prójima que fué con el empeño. --¿Y si malparo, ilustrísimoseñor?--insistió la postulante. --De eso no entiendo yo, hijita, que nosoy comadrón, sino arzobispo. Y lo positivo es que no hay tradición deque limeña alguna haya abortado por nopasear claustros. * * * Entre los manuscritos que en la RealAcademia de la Historia, en Madrid,forman la colección de Matalinares,

Page 336: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

archivo de curiosos documentos relativosa la América, hay uno (cuaderno 3º deltomo LXXVII) códice que no es sino elextracto de un proceso a que en el Perúdió motivo la niña del antojo. Guardián de la Recoleta de Cajamarcaera, por los años de 1806, fray FernandoJesús de Arce, quien, contrariando laarzobispal y disciplinaria disposición, dióen permitir el paseíto por su claustro a lascristianas que lo solicitaban alegando eldelicado achaque. La autoridad civil tuvo ono tuvo sus razones para pretenderhacerlo entrar en vereda, y se armóproceso, y gordo. El padre comisario general apoyó alpadre Arce, presentando, entre otrosargumentos, el siguiente que, a su juicio,era capital y decisivo:--La conservacióndel feto es de derecho natural y el

Page 337: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

precepto de la clausura es de derechopositivo, y por consideración al último nosería caritativo exponer una mujer alaborto. El padre Arce decía que para él era casode conciencia consentir en el caprichofemenino; pues una vez que se negó aconceder tal licencia acontecióle que, a lostres días, se le presentó la niña del antojollevando el feto en un frasco y culpándolode su desventura. Añadía el padre Arceque por él no había de ir otra almita allimbo, que no se sentía con hígados parahacer un feo a antojos de mujer encinta. El vicario foráneo se vió de los hombresmás apurados para dar su fallo, y solicitóel dictamen de Matalinares, que era a lasazón fiscal de la Audiencia de Lima.Matalinares sostuvo que no por el peligrodel feto, sino por corruptelas y

Page 338: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

consideraciones de conveniencia o porprivilegios apostólicos para determinadaspersonas de distinción, se había toleradola entrada de mujeres en clausura deregulares, y que eso de los antojos eragrilla y preocupación. En resumen,terminaba opinando que se previniese alpadre comisario general ordenase alguardián de la Recoleta que por ningúnpretexto consintiese en lo sucesivo visitasde faldas, bajo las penas designadas por laBula de Benedicto XV, expedida en 3 deenero de 1742. El vicario, apoyándose en tan autorizadodictamen, falló contra el guardián; peroéste no se dió por derrotado, y apeló anteel obispo, quien confirmó la resolución. Fray Fernando Jesús de Arce eratestarudo, y dijo en el primer momentoque no acataba el mandato mientras no

Page 339: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

viniese del mismo Papa; pero su amigo, elcomisario general, consiguió apaciguarlo,diciéndole: --Padre reverendo, más vale maña quefuerza. Pues la cuestión ante todo es deamor propio, éste quedará a salvoacatando y no cumpliendo. El padre Arce quedó un minutopensativo; y luego, pegándose unapalmada en la frente, como quien ha dadoen el _quid_ de intrincado asunto,exclamó: --¡Cabalito! ¡Eso es! Y en el acto hizo formal renuncia de laguardianía, para que otro y no él cargasecon el mochuelo de enviar almitas allimbo.

Page 340: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

LA LLORONA DEL VIERNES SANTO CUADRO TRADICIONAL DECOSTUMBRES ANTIGUAS Existía en Lima, hasta hace cincuentaaños, una asociación de mujeres todasgarabateadas de arrugas y más pilongasque piojo de pobre, cuyo oficio eragimotear y echar lagrimones comogarbanzos. ¡Vaya una profesión perra ybarrabasada! Lo particular es que todasocia era vieja como el pecado, fea comoun chisme y con pespuntes de bruja yrufiana. En España dábanlas el nombre de_plañidoras_; pero en estos reinos delPerú se les bautizó con el de _doloridas_ o_lloronas_. Que el gobierno colonial hizo lo posiblepor desterrarlas, me lo prueba un bando o

Page 341: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

reglamento de duelos que el virrey donTeodoro de Croix mandó promulgar enLima con fecha 31 de agosto de 1786, yque he tenido oportunidad de leer en eltomo XXXVIII de _Papeles varios_ de laBiblioteca Nacional. Dice así, al pie de laletra, el artículo 12 del bando: «El uso delas lloronas o plañidoras, tan opuesto a lasmáximas de nuestra religión comocontrario a las leyes, quedaperpetuamente proscrito y abolido,imponiéndose a las contraventoras la penade un mes de servicio en un hospital, casade misericordia o panadería». Parece queeste bando fué como tantos otros, letramuerta. No bien fallecía prójimo que dejasehacienda con que pagar un decentefuneral, cuando el albacea y deudos seechaban por esas calles en busca de lallorona de más fama, la cual se encargaba

Page 342: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de contratar a las comadres que la habíande acompañar. El estipendio, según rezaun añejo centón que he consultado, era decuatro pesos para la plañidera en jefe ydos para cada subalterna. Y cuando losdolientes, echándola de rumbosos,añadían algunos realejos sobre el preciode tarifa, entonces las doloridas estabantambién obligadas a hacer algo deextraordinario, y este algo era acompañarel llanto con patatuses, convulsionesepilépticas y repelones. Ellas, en unión delos llamados _pobres de hacha_, queconcurrían con un cirio en la mano,esperaban a la puerta del templo laentrada y salida del cadáver para darrienda suelta a su aflicción decontrabando. Dígase lo que se quiera en contra deellas; pero lo que yo sostengo es queganaban la plata en conciencia. Habíalas

Page 343: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

tan adiestradas que no parece sino quellevaban dentro del cuerpo un almacén delágrimas; tanto eran éstas bien fingidas,merced al expediente de pasarse por losojos los dedos untados en zumo de ajos ycebollas. Con frecuencia, así habíanconocido ellas al difundo como al moroMuza, y mentían que era un contentoexaltando entre ayes y congojas lascualidades del muerto. --¡Ay, ay! ¡Tan generoso y caritativo!--y elque iba en el cajón había sido usureronada menos. --¡Ay, ay! ¡Tan valiente y animoso!--elinfeliz había liado los bártulos porconsecuencia del mal de espanto que leocasionaron los duendes y las _penas_. --¡Ay, ay! ¡Tan honrado y buencristiano!--y el difunto había sido, por sus

Page 344: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

picardías y por lo encallecida que traía laconciencia, digno de morir en alto puesto,es decir, en la horca. Y por este tono eran las jeremiadas. No concluía aquí la misión de las lloronas.Quedaba aún el rabo por desollar; esto es,la ceremonia de _recibir el duelo_ en casadel difunto durante treinta noches.Enlutábanse con cortinados negros la salay cuadra, alumbrándolas con un fanal oguardabrisa cubierta por un tul queescasamente dejaba adivinar la luz, o bienencendían una palomilla de aceite quedespedía algo como amago de claridad,pero que realmente no servía sino parahacer más terrorífica la lobreguez. Desdelas siete de la noche los amigos del finadoentraban silenciosos en la sala y tomabanasiento sin proferir palabra. Un duelo eraen buen romance una consagración de

Page 345: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mudos. La cuadra era el cuartel general de lasfaldas y de las pulgas. Las amigas imitabana los varones en no mover sus labios, locual, bien mirado, debía ser rudapenitencia para las hijas de Eva. Sólo a laslloronas les era lícito sonarse con estrépitoy lanzar de rato en rato un _¡ay Jesús!_ o unsuspiro cavernoso, que parecía queja delotro mundo. Escenas ridículas acontecían en losduelos. Un travieso, por ejemplo, largabamedia docena de ratoncillos en la cuadra,y entonces se armaba una de gritos,carreras, chillidos y pataletas. Por fortuna, con las campanadas de lasocho terminaba la recepción: aquí eran losapuros entre las mujeres. Ninguna queríaser la primera en levantarse. Llamábase

Page 346: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

este acto _romper el chivato_. A la postre se decidía alguna a dar estamuestra de coraje, y acercándose a la nosiempre inconsolable viuda, le decía: --¡Cómo ha de ser! Hágase la voluntad deDios. Confórmate, hija mía, que él estáentre santos y descansando de este mundoingrato. No te des a la pena, que eso esofender a quien todo lo puede. Y todas iban despidiéndose con idénticaretahila. Cuando la familia regresaba de _dar elpésame_, por supuesto que ponía sobre eltapete a la viuda y a la concurrencia, ycortaban las muchachas, con la tijera queDios les dió, unos sayos primorosos. Loque es la abuela o alguna tía, a quienes elromadizo había impedido _ir a cumplir_

Page 347: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

con la viuda, preguntaban. --¿Y quién _rompió el chivato_? --Doña Estatira, la mujer del escribano. --Ella había de ser, ¡la muy sinvergüenza!¡Ya se ve..., una mujer que tiene corajepara llamarse Estatira!... Por más que cavilo no acierto a darmecuenta del porqué de esta murmuración.¡Caramba! Supongo que una visita no hade ser eterna, y que alguien ha de darejemplo en lo de tomar el camino de lapuerta, y que no hay ofensa a Dios ni alprójimo en llamarse Estatira. En cada noche recibía la llorona unapeseta columnaria y un bollo de chocolate.Y no se olvide que la ganga duraba un mescabal.

Page 348: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Sólo en el fallecimiento de los niños notenían las lloronas misión quedesempeñar. ¡Ya se ve! ¡Angelitos al cielo! Pero entre todas las plañidoras había unaque era la categoría, el _non plus ultra_del género, y que sólo se dignaba asistir aentierro de virrey, de obispos opersonajes muy encumbrados.Distinguíase con el título de la _llorona delViernes Santo_. El pueblo la llamaba conotro nombre que, por no ruborizar anuestras lectoras, dejamos en el fondo deltintero. Así, se decía:--El entierro de don Fulanoha estado de lo bueno lo mejor. ¡Condecirte, niña, que hasta la llorona delViernes Santo estuvo en la puerta de laiglesia!

Page 349: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Para mí sólo hay una profanaciónsuperior a ésta, y es la que anualmente serealiza en las grandes ciudades, con elpaseo o romería que, en noviembre, seemprende al cementerio. La vanidad delos vivos y no el dolor de los deudos esquien ese día adorna las tumbas conflores, cintas y coronasemblemáticas.--¿Qué se diría denosotros?--dicen los cariñosos parientes--.Es preciso que los demás vean quegastamos lujo--. _Y encontré vanidad hastaen la muerte_, dice el más sabio de loslibros. Las losas sepulcrales son objeto deescarnio y difamación en esa romería. --¡Hombre!--dice un mozalbete a otrochisgarabís de su estofa, pasando revista alas lápidas--. Mira quién está aquí... LaCarmencita... ¿No te acuerdas, chico?... La

Page 350: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

que fué querida de mi primo el banquero,y le costó un ojo de la cara... Muchachamuy caritativa... y bonita, eso sí, sólo quese pintaba las cejas y fruncía la boca paraesconder un diente mellado.--¡Preciosacorona le han puesto a don Melquíades!Mejor se la puso su mujer en vida.--¡Buenmausoleo tiene don Junípero! ¡Podría sermejor, que para eso robó bastante cuandofué ministro de Hacienda! ¡Valientepillo!--Fíjate en el epitafio que le hanpuesto a don Milón, que no fué sino unborrico con herrajes de oro y albarda deplata. ¡Llamar pozo de ciencia y desabiduría a ese grandísimocangrejo!--¡Gran zorra fué doña Remedios!La conocí mucho, mucho. ¡Como que casituve un lance con el Juan Lanas de sumarido!--No sabía yo que se había yamuerto el marqués del Algarrobo. ¡Bienviejo ha ido al hoyo! ¡Como que eracontemporáneo de los espolines de

Page 351: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Pizarro!--¡Pucha! Aquí está un patriotaabnegado, de esos que dan el ala paracomerse la pechuga y que saben sacarprovecho de toda calamidad pública. Y basta para muestra de irreverentemurmuración. A estas maldicientes lesviene a pelo la copla popular: _El zapato traigo roto,_ _¿con qué loremedaré?_ _Con picos de malas lenguas__que propalan lo que no es._ El verdadero dolor huye del bullicio. Irde paseo al cementerio el día de finadospor ver y hacerse ver, por aquellode--¿adónde vas Vicente?, a donde va todala gente--como se va a la plaza de toros,por novelería y por matar tiempo, escometer el más repugnante y estúpido delos sacrilegios.

Page 352: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Dejo en paz a los difuntos y vuelvo a laslloronas. Los padres mercedarios, en competenciacon lo que la víspera hacían losagustinianos, sacaban el Viernes Santo enprocesión unas andas con el sepulcro deCristo, y tras ellas y rodeada por multitudde beatas, iba una mujer desgreñada,dando alaridos, echando maldiciones aJudas, a Caifás, a Pilatos y a todos lossayones; y lo gracioso es que, sin que seescandalizase alma viviente, lanzaba a losjudíos apóstrofes tan subidos de puntocomo el llamarlos hijos de... la malapalabra. De la capilla de la Vera Cruz salíatambién, a las once de la noche, la famosaprocesión de la _Minerva_, que, como sesabe, era costeada por los noblesdescendientes de los compañeros de

Page 353: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Pizarro, quien fué el fundador de laaristocrática hermandad y obtuvo que elPapa enviara para la iglesia un trozo delverdadero _lignun crucis_, reliquia queaun conservan los dominicos. Pero en esta procesión todo eraseveridad, a la vez que lujo y grandeza. Laaristocracia no dió cabida nunca a las_lloronas_, dejando ese adorno para lapopular procesión de los mercedarios. El arzobispo don Bartolomé María de lasHeras no había gozado de esasmojigangas; y el primer año, que fué el de1807, en que asistió a la procesión hizo, amedia calle, detener las andas, ordenandoque se retirase aquella mujer escandalosaque, sin respeto a la santidad del día,osaba pronunciar palabrotas inmundas. ¿Creerán ustedes que el pueblo se

Page 354: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

arremolinó para impedirlo? Pues así comosuena. ¡No faltaba más que deslucir laprocesión eliminando de ella a la llorona! El sagaz arzobispo se sonrió y, acatandola voluntad del pueblo, mandó quesiguiese su curso la procesión; pero en elaño siguiente prohibió con toda entereza alos mercedarios semejante profanación. En cuanto a las plañidoras de entierros,ellas pelecharon por algunos años más. Como se ve por este ligero cuadro, sihabía en Lima oficio productivo era el delas lloronas. Pero vino la Patria con todo sucortejo de impiedades, y desde entoncesda grima morirse; pues lleva uno al mudarde barrio la certidumbre de que no lo hande llorar en regla. A las lloronas las hemos reemplazado con

Page 355: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

algo peor si cabe..., con las necrologías delos periódicos.

Page 356: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡A NADAR, PECES! Posible es que algunos de mis lectoreshayan olvidado que el área en que hoyestá situada la estación del ferrocarril deLima al Callao constituyó en días noremotos la iglesia, convento y hospital delas padres juandedianos. En los tiempos del virrey Avilés, es decir,a principios del siglo, existía en elsusodicho convento de San Juan de Dios unlego ya entrado en años, conocido entre elpueblo con el apodo de _el padreCarapulcra_, mote que le vino por losestragos que en su rostro hiciera laviruela. Gozaba _el padre Carapulcra_ de lareputación de hombre de agudísimoingenio, y a él se atribuyen muchos

Page 357: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

refranes populares y dichos picantes. Aunque los hermanos hospitalarios teníanhecho voto de pobreza, nuestro lego noera tan calvo que no tuviera enterrados, enun rincón de su celda, cinco mil pesos enonzas de oro. Era tertulio del convento un mozalbete,de aquellos que usaban _arito_ de oro enla oreja izquierda y lucían pañuelito deseda filipina en el bolsillo de la chaqueta,que hablaban ceceando, y que eran los_dompreciso_ en las jaranas demediopelo, que _chupaban_ más queesponja y que rasgueaban de lo lindo,haciendo decir maravillas a las cuerdas dela guitarra. Sus barruntos tuvo éste de que elhermano lego no era tan pobre desolemnidad como las reglas de su instituto

Page 358: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

lo exigían; y dióse tal maña, que _el padreCarapulcra_ llegó a confesarle enconfianza que, realmente, tenía algunosmaravedíes en lugar seguro. --Pues ya son míos--dijo para sí el _niñoCututeo_, que tal era el nombre de guerracon que el mocito había sidosolemnemente bautizado entre la gente de_chispa, arranque y traquido_. Estas últimas líneas están pidiendo agritos una explicación. Démosla a vuelapluma. El bautismo de un _mozo de tumbo ytrueno_ se hacía delante de una botija deaguardiente, cubierta de cintas y flores. Elaspirante la rompía de una pedrada, quelanzaba a tres varas de distancia, y elmérito estribaba en que no excediese deun litro la cantidad de licor que caía al

Page 359: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

suelo; en seguida el padrino servía a todoslos asistentes, mancebos y damiselas; yantes de apurar la primera copa,pronunciaba un _speach_, aplicando alcandidato el apodo con que, desde eseinstante, quedaba inscripto en la cofradíade los _legítimos chuchumecos_.Concluída esta ceremonia, empezaba unacrápula de esas de hacer temblar elmundo y sus alrededores. Entre esos bohemios del vicio era muchahonra poder decir: --Yo soy _chuchumeco legítimo_ yrecibido, no como quiera, sino por elmismo Pablo Tello en persona, con botijaabierta, arpa, guitarra y cajón. Largo podríamos escribir sobre estetema y sobre el tecnicismo o jerigonza quehablaban los afiliados; pero ello es

Page 360: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

comprometedor y peliagudo, y será mejorque lo dejemos para otro rato, que no seganó Zamora en una hora. Una tarde en que, con motivo de no séqué fiesta, hubo mantel largo en elrefectorio de los juandedianos, seagarraron a trago va y trago viene el legoy el _chuchumeco_, y cuando aquél estabaya madio chispo, hubo de parecerle a éstepropicia la oportunidad para venturar elgolpe de gracia. --Si su paternidad me confiara parte deesos realejos que tiene ociosos y criandomoho, permita Dios que el _piscolabis_que he bebido se me vuelva en el bucherejalgar o agua de estanque con sapos ysabandijas, si antes de un año no se los hetriplicado. El demonio de la codicia dió un mordisco

Page 361: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en el corazón del lego. --Mire su paternidad--prosiguió el niño--.Yo he sido mancebo de la botica de donSilverio, y tengo la farmacopea en la puntade la uña. Con dos mil pesos ponemos unabotica que le eche la pata encima a la delGato. --¡Con tan poco, hombre!--balbuceó eljuandediano. --Y hasta con menos; pero me fijo ensuma redonda porque me gusta hacer lascosas en grande y sin miseria. Un almirez,un morterito de piedra, una retorta, unalambique, un tarro de sanguijuelas, unascuantas onzas de goma, linaza, achicoria yraíz de altea, unos frascos vistosos, vacíoslos más y pocos con droga, y pare decontar... Es cuanto necesitamos. Créamesu paternidad. Con _cuatro simples_, en

Page 362: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

un verbo le pongo yo la primera botica deLima. Y prosiguió, con variaciones sobre elmismo tema, excitando la codicia delhospitalario y halagando su vanidad conllamarlo a roso y velloso su _paternidad_.Parece que el muy tunante guardaba en lamemoria este pareado: _para surgir, con adularte basta;_ _lalisonja es jabón que no se gasta._ Mucho alcanza un adulador, sobre todocuando sabe exagerar la lisonja. Apropósito de adulaciones, no recuerdo enqué cronicón he leído que uno de losvirreyes del Perú fué hombre que sepagaba infinito que lo creyesenomnipotente. Discurríase una noche en latertulia palaciega sobre el Apocalipsis y eljuicio final; y el virrey, volviéndose a un

Page 363: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

garnacha, mozo limeño y decidor, quehasta ese momento no había despegadolos labios para hablar en la cuestión, ledijo:--Y usted, señor doctor, ¿cuándo creeque se acabará el mundo?--Esclaro--contestó el interpelado--, cuandovuecelencia mande que se acabe.--Agregael cronista que el virrey tomó por lisonjafina la picante y epigramática respuesta.¡Si viviría el hombre convencido de suomnipotencia! A la postre, el buen lego mordió elanzuelo y empezó por desenterrar cienpeluconas. Y la botica se puso, luciendo en elmostrador cuatro redomas con aguas decolores y una garrafa con pececitos delrío. En los escaparates se ostentabantambién algunos elegantes frascos dedrogas; pero con el pretexto de que hoy

Page 364: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

se necesita tal bálsamo y mañana cualmenjurge, llegó el boticario a arrancarle asu socio todas las muelas que tenía bajotierra. Y pasaron meses; y el mocito, queentendía de picardías más que unaculebra, le hacía cuentas alegres, hastaque aburrido _Carapulcra_, le dijo: --Pues, señor, es preciso que demos unbalance, y cuanto más pronto mejor. --Convenido--contestó impávido_Cututeo_--: mañana mismo nosocuparemos de eso. Y aquella tarde vendió a otros del oficio,por la mitad de precio, cuanto había en losescaparates, y la botica quedó limpia sinnecesidad de escoba.

Page 365: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Cuando al día siguiente fué _Carapulcra_en busca del compañero para darprincipio al balance, se encontró con queel pájaro había volado, y por únicaexistencia la garrafa de los peces. Púsose el lego furioso, y en su arrebatocogió la garrafa y la arrojó a la acequiadiciendo: --¡A nadar, peces! Y he aquí, por si ustedes lo ignoran, elorigen de esta frase. Y luego _el padre Carapulcra_,tomándose la cabeza entre las manos, sedejó caer en un sillón de vaquetamurmurando: --¡Ah pícaro! Con _cuatro simples_ medijo que se ponía una botica... ¡Embustero!

Page 366: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El la puso con sólo _un simple_... ¡y ése fuíyo!

Page 367: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

CONVERSION DE UN LIBERTINO _Un faldellín he de hacerme_ _de bayetade temblor,_ _con un letrero que diga:_ _¡misericordia, Señor!_ (Copla popular en 1746). En el convento de la Merced existe uncuadro representando un hombre acaballo (que no es San Pedro Nolasco, sinoun criollo del Perú), dentro de la iglesia yrodeado de la comunidad. Como esto nopudo pintarse a humo de pajas, sino paraconmemorar algún suceso, dime aaveriguarlo, y he aquí la tradición quesobre el particular me ha referido unreligioso. I

Page 368: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Don Juan de Andueza era todo lo que hayque ser de tarambana y mozo tigre. Paraesto de chamuscar casadas y encenderdoncellas no tenía coteja. Gran devoto de San Rorro, patrón deholgazanes y borrachos, vivía, como dicenlos franceses, _au jour le jour_, y tanto sele daba de lo de arriba como de lo deabajo. Mientras encontrara sobre la tierramozas, vino, naipes, pendencias yfrancachelas, no había que esperarreforma en su conducta. Para gallo sin traba, todo terreno es_cancha_. El 28 de octubre de 1746 hallábase enuna taberna del Callao, reunido con otroscomo él y media docena de hembras de la_cuerda_, gente toda de no inspirar

Page 369: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

codicia ni al demonio. El _copeo_ era enregla, y al son de una guitarra conromadizo, una de las mozuelas bailaba consu respectivo galán una desenfrenada_sajuriana o cueca_, como hoy decimos,haciendo contorsiones de cintura, queenvidiaría una culebra, para levantar delsuelo, con la boca y sin auxilio de lasmanos, un cacharro de aguardiente. A lavez, y llevando el compás con palmadas,cantaban los circunstantes: _Levántamelo, María;_ _levántamelo,José;_ _si tú no me lo levantas_ _yo me lolevantaré._ _¡Qué se quema el sango!_ _¡No se quemará,_ _pues vendrán las olas_ _y lo apagarán!_ Aquella bacanal no podía ser másinmunda, ni la bailarina másasquerosamente lúbrica en susmovimientos. Eso era para escandalizar

Page 370: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

hasta a un budinga. Con decir que lajarana era de las llamadas de cascabelgordo, ahorro gasto de tinta. La _zamacueca_ o _mozamala_ es unbailecito de mi tierra y que, nacido enLima, no ha podido aclimatarse en otrospueblos. Para bailarlo bien esindispensable una limeña con mucha sal ymucho rejo. Según la pareja que lo baila,puede tocar en los extremos: ofantásticamente espiritual odesvergonzadamente sensual; habla alalma o a los sentidos. Todo depende de la_almea_. Refieren que un arzobispo vió de unamanera casual bailar la mozamala, yvolviéndose al familiar que loacompañaba, preguntó: --¿Cómo se llama este bailecito?

Page 371: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--La zamacueca, ilustrísimo señor. --Mal puesto nombre. Esto debe llamarse_la resurrección de la carne_. II Acababan de _picar_ a bordo del navíode guerra _San Fermín_ (construído en1731 en el astillero de Guayaquil, congasto de ochenta mil pesos) las diez ymedia de la noche, cuando un ruidoespantoso, acompañado de un atrozsacudimiento de tierra, vino a interrumpira los jaranistas. Pasado éste, y sin cuidarsede averiguar lo ocurrido en la población,volvió aquella gentuza a meterse en elchiribitil y a continuar el fandango. Un cuarto de hora después Juan de

Page 372: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Andueza, que había dejado su caballo a lapuerta del lupanar, salió para sacarcigarros de la bolsa del pellón, y de unamanera inconsciente dirigió la miradahacia el mar. El espectáculo que ésteofrecía era tan aterrador, que Andueza sepuso de un brinco sobra la silla, yaplicando espuela al caballo, pardo alescape, no sin gritar a sus compañeros deorgía: --¡Agarrarse, muchachos, que el mar sesale y apaga el sango! En efecto, el mar, como un gladiador quereconcentra sus fuerzas para lanzarse conmayor brío sobre su adversario, se habíaretirado dos millas de la playa, y una olagigantesca y espumosa alanzaba sobre lapoblación. De los siete mil habitantes del Callao,

Page 373: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

según las relaciones del marqués deObando, del jesuíta Lozano y del ilustradoLlano Zapata, no alcanzó al número dedoscientos once años, contados desde lafundación de la ciudad por las olas. El terremoto, habido a las diez y mediade la noche, ocasionó en Lima no menoresestragos; pues de setenta mil habitantesquedaron cuatro mil sepultados entre lasruinas de los edificios. «En tresminutos--dice uno de los escritorescitados--quedó en escombros la obra dedoscientos once años, contando desde lafundación de la ciudad». Aunque los templos no ofrecían seguroasilo, y algunos, como el de San Sebastián,estaban en el suelo, abriéronse las puertasde las principales iglesias, cuyascomunidades elevaban preces al Altísimo,en unión del aterrorizado pueblo, que

Page 374: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

buscaba refugio en la casa del Señor. Entretanto, ignorábase en Lima el atrozcataclismo del Callao, cuando después delas once, un jinete, penetrando a escapepor un lienzo derrumbado de la muralla,cruzó el Rastro de San Jacinto y la calle deSan Juan de Dios, y viendo abierta laiglesia de la Merced, lanzóse en ella yllegó a caballo hasta cerca del altar mayor,con no poco espanto del afligido pueblo yde los mercedarios, que no atinaban ahallar disculpa para semejanteprofanación. Detenido por los fieles el fogoso animal,dejóse caer el elebronado jinete, yponiéndose de rodillas delante delcomendador, gritó: --¡Confesión! ¡Confesión! ¡El mar se sale!

Page 375: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Tan tremenda noticia se esparció porLima con velocidad eléctrica, y la genteechó a correr en dirección al San Cristóbaly demás cerros vecinos. No hay pluma capaz de describir escenade desolación tan infinita. El virrey Manso de Velazco estuvo a laaltura de la aflictiva situación, y elmonarca le hizo justicia premiándole conel título de conde de Superunda. III Juan de Andueza, el libertino, cambió porcompleto de vida y vistió el hábito de legode la Merced, en cuyo convento murió enolor de santidad.

Page 376: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

EL REY DEL MONTE QUE, ENTRE OTRAS COSAS, TRATA DECÓMO LA REINA DE LOS TERRANOVASPERDIÓ HONRA, CETRO Y VIDA I Con el cristianismo, que es fraternidad,nos vino desde la civilizada Europa, ycomo una negación de la doctrinareligiosa, la trata de esclavos. Los cruelesexpedientes de que se valían lostraficantes en carne humana paracompletar en las costas de África elcargamento de sus buques, y la manerabárbara como después eran tratados losinfelices negros, no son asuntos paraartículos del carácter ligero de misTRADICIONES.

Page 377: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

El esclavo que trabajaba en el campovivía perennemente amagado del látigo yel grillete, y el que lograba la buenasuerte de residir en la ciudad teníatambién, como otra espada de Damocles,suspendida sobre su cabeza la amenazade que, al primer renuncio, se abriríanpara él las puertas de hierro de unamasijo. Muchos amos cometían la atrocidad de_carimbar_ o poner marca sobre la piel delos negros, como se práctica actualmentecon el ganado vacuno o caballar, hasta quevino de España real cédula prohibiendo la_carimba_. En el siglo anterior empezó a ser menosruda la existencia de los esclavos. Losafricanos, que por aquel tiempo sevendían en el Perú a precio más o menosigual al que hoy se paga por la contrata de

Page 378: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

un colono asiático, merecieron de susamos la gracia de que, después decristianados, pudieran, según susrespectivas nacionalidades o tribus,asociarse en cofradías. Aun creemos quevino de España una real cédula sobre elparticular. Andando los años, y con sus ahorrillos ygajes, llegaban muchos esclavos a pagarsu carta de libertad; y entonces seconsagraban al ejercicio de algunaindustria, no siendo pocos los quelograron adquirir una decente fortuna.Precisamente la calle que se llama deOtárola debió su nombre a un acaudaladochala o mozambique, del cual, pues vienea cuento, he de referir una ocurrencia. Colocóse en cierta ocasión en la puertade un templo una mesa con laindispensable bandeja para que los fieles

Page 379: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

oblasen limosnas. Llegó su excelencia y elvirrey echó un par de peluconas, y losoidores, y damas, y cabildantes, y gentede alto coturno hicieron resonar lametálica bandeja con una onza o unescudo por lo menos. Tal era la costumbreo la moda. De repente presentóse _taita Otárola_,seguido de dos negros, cada uno de loscuales traía a cuestas un talego de a milduros, y sacando del bolsillo medio realde plata lo echó en la bandeja, diciendo: --Esta es la limosna. Luego mandó avanzar a los negros, ycolocando sobre la mesa los dos talegosañadió: --Esta es la fantasía.

Page 380: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Ahora comenten ustedes a sus anchas lacosa, que no deja de tener entripado. Como era consiguiente, muchas de lasasociaciones de negros llegaron a ponersu tesorería en situación holgada. Losangolas, caravelís, mozambiques, congos,chalas y terranovas compraron solares enlas calles extremas de la ciudad, yedificaron las casas llamadas de cofradías.En festividades determinadas, y con veniade sus amos, se reunían allí para celebrarjolgorios y comilonas a la usanza de suspaíses nativos. Estando todos bautizados, eligieron porpatrona de las cofradías a la Virgen delRosario, y era de ver el boato quedesplegaban para la fiesta. Cada tributenía su reina, que era siempre negra yrica. En la procesión solemne salía éstacon traje de raso blanco, cubierto de

Page 381: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

finísimas blondas valencianas, bandabordada de piedras preciosas, cinturón ycetro de oro, arracadas y gargantilla deperlas. Todas echaban, como se dice, lacasa por la ventana y llevaban un caudalencima. Cada reina iba acompañada desus damas de honor, que por lo regulareran esclavas jóvenes, mimadas de susaristocráticas señoras, y a quienes éstaspor vanidad engalanaban ese día con susjoyas más valiosas. Seguía a la corte elpopulacho de la tribu, con cirio en manolas mujeres y los hombres tocandoinstrumentos africanos. Aunque con menos lujo, concurríantambién las cofradías a las fiestas de SanBenito y Nuestra Señora de la Luz, en eltemplo de San Francisco, y a lasprocesiones de Corpus y Cuasimodo. Enestas últimas eran africanos los queformaban las cuadrillas de diablos

Page 382: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

danzantes que acompañaban a la _tarasca,papahuevos y gigantones_. La reina de los terranovas, en 1799, erauna negra de más de cincuenta inviernos,conocida con el nombre de _mamaSalomé_, la que habiendo comprado sulibertad, puso una mazamorrería; y elhecho es que cundiendo la venta delartículo adquirió un fortunón tal que suscompatriotas, cuando vacó el trono, laaclamaron, _nemine discrepante_, porreina y señora. Probablemente los limeños del sigloanterior se engolosinarían con lamazamorra, cuando los provincianos lesaplicaban a guisa de injuria el epíteto de_mazamorreros_. ¡Ahí nos las den todas!Tanta deshonra hay en ello como enmascar pan o _chacchar_ coca.

Page 383: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

A Dios gracias, hoy estamosarchicivilizados, y no hay miedo de quenos endilguen aquel mote que nosruborizaba hasta el blanco de los ojos. A lainofensiva mazamorra la tenemos relegadaal olvido, y como dijo mi inolvidableamigo el festivo y popular poeta ManuelSegura: _Yo conozco cierta dama_ _que con estesiglo irá,_ _que dice que a su mama_ _nola llamó nunca mama,_ _y otra de aspectocetrino_ _que, por mostrar gusto inglés,__dice: yo no se lo que es_ _mazamorra decochino._ Lo que hoy triunfa es la cerveza de Bass,marca T y el _bitter_ de los hermanosBroggi. ¡Viva mi Pepa! _Impulso de blandir cachiporra_ _nuncaa nadie inspiró la mazamorra,_ _que ella

Page 384: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

no daba bríos_ _para andarse buscandodesafíos,_ _ni faltar al respeto cortesano__a la mujer, al monje o al anciano.__Mientras hoy, con un vaso de cerveza_ _acuestas, o una copa vergonzante_ _debitter de Torino, hasta al gigante_ _Goliathle rebanamos la cabeza_ _hablamos de túa Cristo, y un piropo_ _le echa a una damael último galopo._ _¡La diferencia esnada!_ _¿Ganamos o perdemos,camarada?_ Basta de digresión y adelante con losfaroles. Años llevaba ya nuestra _macuita_ enpacífica posesión de un trono tan realcomo el de la reina Pintiquiniestra. Pero¡mire usted lo que es la envidia! Como nadie alcanzaba a hacercompetencia a la acreditada mazamorrería

Page 385: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de _mama_ Salomé, otra del gremiolevantó la especie de que la terranova erabruja, y que para hacer apetitoso sumanjar meneaba la olla, ¡qué asco!, conuna canilla de muerto, canilla de judío, porañadidura. ¿Bruja dijiste? ¡A la Inquisición con ella! Yla pobre negra, convicta y confesa (conauxilio de la polea) de malas artes, fuésacada a la vergüenza pública, conpregonero delante y zurrador detrás,medio desnuda y montada en un burroflaco. Y diz que lo es frío o calor bien pudotener; pero lo que es vergüenza, ni elcanto de una uña, pues en la piel no se lenotó la menor señal de sonrojo. Entendido está que la Inquisición se echósobre el último maravedí de la

Page 386: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mazamorrera, y que los terranovas lanegaron obediencia y la destituyeron.Barrunto que entre ellos sería caso devacancia la acusación de brujería. Noconozco el artículo constitucional de losterranovas; pero me gusta, y ya lo quisieraver incrustado en el código político de mitierra, en que tachas peores no fueronnunca pretexto para tamaño desaire. _Mama_ Salomé, reina de mojiganga o dementirijillas, no se parecía a los soberanosde verdad, que cuando sus vasallos losechan del trono poco menos que apuntapiés, se van orondos a comer el pandel extranjero y engordan que es unamaravilla, y hablan a tontas y locas de queDios consiente, pero no para siempre, yque como hay viñas, han de volver aempuñar el pandero. _Mama_ Salomé no intentó siquiera una

Page 387: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

revolucioncilla de mala muerte; se echó adar y cavar en la ingratitud y felonía de lossuyos, y a tal grado se le melancolizó elánimo, que sin más ni más se la llevóPateta. II DE CÓMO LA MUERTE DE UNA REINAINFLUYÓ EN LA VIDA DE UN REY _Mama_ Salomé dejaba un hijo, librecomo ella y mocetón de quince años, elcual se juró a sí mismo, para cuandotuviese edad, vengar en la sociedad elultraje hecho a su madre encorozándolapor bruja, y a la vez castigar a losterranovas por la rebeldía contra su reina. Cuentan que un día, sin que hubiesellegado el galeón de Cádiz trayendo

Page 388: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

noticia de la muerte del rey o de unpríncipe de la sangre, ni fallecido en Limamagnate alguno, civil o eclesiástico, lascampanas de la Catedral principiaron adoblar solemnemente, siguiendo suejemplo las de las infinitas torres que tienela ciudad. Las gentes se echaban a lascalles preguntando quién era el muerto, yla autoridad misma no sabía quéresponder. Interrogados los campaneros,contestaban, y con razón, que ellos notenían para qué meterse enaveriguaciones, estándoles prevenido querepitiesen todo y por todo el toque de lamatriz. Llamado ante el arzobispo elcampanero de la Catedral, dijo: --Ilustrísimo señor: los mandamientosrezan «honrar padre y madre». La que meenvió al mundo murió en el hospital esta

Page 389: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mañana, y yo, que no tengo más prebendaque la torre, honro a mi madre haciendogemir a mis camparas. _Mutatis mutandis_, puede decirse que elhijo de Salomé pensaba como elcampanero de marras, proponiéndosehonrar con crímenes la memoria de sumadre. Gozaba Lima de aparente tranquilidad,pues ya se empezaba a sentir en laatmósfera olor a chamusquinarevolucionaria, cuando de pronto cundiógrave alarma, y a fe que había sobradomotivo para ella. Tratábase nada menosque de la aparición de una fuerte cuadrillade bandoleros, que, no contentos concometer en despoblado mil y unestropicios, penetraban de noche en laciudad, realizaban robos y se retiraban tanfrescos como quien no quiebra un plato ni

Page 390: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

cosa que lo valga. En diversas ocasionessalieron las partidas de campo con ordende exterminarlos; pero los bandidos sebatían tan en regla, que sus perseguidoresse veían forzados a volver grupas,regresando maltrechos y con algunasbajas a la ciudad. Rara era la incursión de los bandoleros ala capital en que no se llevasen cautivoalgún terranova, que pocos días despuésdevolvían bien azotado y con la cabeza alrape. Con las mujeres terranovas hacíantambién lo mismo, y algo más. Una nochehallábase la reina de regodeo en la casade la cofradía, cuando de improviso sepresentaron los de la cuadrilla, azotaron asu majestad, y cometieron con elladesaguisados tales que volando, volando yen pocos días la llevaron al panteón. Eltrono quedó vacante, no habiendo quien locodiciase por miedo a las consecuencias;

Page 391: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

lo que ocasionó el desprestigio de la tribuy dió preponderancia a las otras cofradías,partidarias entusiastas del _Rey delMonte_, título con que era conocido elnegro hijo de _mama_ Salomé, capitán dela falange maldita. Contribuían a dar cierta popularidad al_Rey del Monte_ las mentiras y verdadesque sobre él se contaban. Sólo los ricoseran víctimas de sus robos, y su parte debotín la repartía entre los pobres; no habíajinete que lo superase, y en cuanto a suvalor y hazañas, referíanse de él tantashistorias que a la postre el pueblo empezóa mirarlo como a personaje de leyenda. Tan grande fué el terror que el famosobandido llegó a inspirar, que los máspoderosos hacendados, para verse libresde un ataque, se hicieron sus feudatarios,pagándole cada mes una contribución en

Page 392: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

dinero y víveres para sostenimiento de labanda. En vano mandó el virrey colocar en loscaminos postes con carteles ofreciendocuatro mil pesos por la cabeza del _Reydel Monte_. Y pasaban meses y corríanaños, y convencida la autoridad de queempleando la fuerza no podría atrapar almuy pícaro, que siempre se escabullía dela celada mejor dispuesta, resolviórecurrir a la traición. Nada más traicionero que el amor. UnaDalila de azabache se comprometió aentregar maniatados al nuevo Sansón y asus principales filisteos. Pasando por alto detalles desnudos deinterés, diremos que una noche,hallándose el _Rey del Monte_ entre laespesura de un bosque, acompañado de

Page 393: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

su coima y de cuatro o seis de los suyos,Dalila cuidó de embriagarlos, y a una horaconcertada de antemano penetraron en elbosque los soldados. El _Rey del Monte_ despertó al ruido, selanzó sobre su trabuco, apuntó y el armano dio fuego. Entonces, adivinandoinstintivamente que la mujer lo habíatraicionado, tomó el trabuco por el cañón ylo dejó caer pesadamente sobre la infeliz,que se desplomó con el cráneodestrozado. III MAÑUCO EL PARLAMPÁN Si hubo hombre en Lima con reputaciónde _bonus vir_ o de pobre diablo, ése fuésin disputa el negro Mañuco.

Page 394: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Llamábanlo el _Parlampán_ porque en lascorridas de toros se presentaba vestido demonigote en la mojiganga o cuadrilla de_parlampanes_, y desempeñábase contanto gracejo que se había conquistado nopoca populachería. Una tarde se exhibió en el redondelllevando dentro del cuerpo másaguardiente del acostumbrado, cogiólo eltoro, y en una camilla lleváronle alhospital. Vino el cirujano, reconoció la herida,meneó la cabeza murmurando _malorum_,y tras el cirujano se acercó a la covacha elcapellán, y oyó en confesión a Mañuco. Vivió aún el infeliz cuarenta y ocho horas,y mientras tuvo alientos no cesaba degritar:

Page 395: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

--Señores, llévense de mi consejo: trancay cerrojo..., nada de cerraduras..., la mejorno vale un pucho..., para toda chapa hayllave..., tranca y cerrojo, y echarse adormir a pierna suelta... Tanto repetía el consejo, que el ecónomodel hospital de San Andrés pensó queaquello no era hijo del delirio, sino gritode la conciencia, y fuése al alcalde delbarrio con el cuento. Este hurgó losuficiente para sacar en claro que Mañucoel _Parlampán_ había sido pájaro decuenta, y tan diestro en el manejo de laganzúa que con él no había chapa segura,siquiera tuviese cien pestillos. Item,descubrió la autoridad que el _honrado_Mañuco era el brazo derecho del _Rey delMonte_ para los robos domésticos. Ya lo saben ustedes, lectores míos: tranca

Page 396: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

cerrojo. Concluyamos ahora con su majestad el_Rey_. IV DONDE SE VE QUE PARA TODOAQUILES HAY UN HOMERO Inmenso era el gentío que ocupaba laPlaza mayor de Lima en la mañana del 13de octubre de 1815. Todos querían conocer a un bandido querobaba por amor al arte, repartiendo entrelos pobres aquello de que despojaba a losricos. El _Rey del Monte_ y tres de suscompañeros estaban condenados a muerte

Page 397: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

de horca. La ene de palo se alzaba fatídica en elsitio de costumbre, frente al callejón dePetateros. El virrey Abascal, que había recibidovarios avisos de que grupos del pueblo sepreparaban a armar un motín para libertaral sentenciado, rodeó la plaza con tropasreales y milicias cívicas. La excitación no pasó de oleadas yrefunfuños, y el verdugo Pancho Salesllenó tranquilamente sus funciones. Al día siguiente se vendía al precio de unreal de plata un chabacano romance, enque se relataban con exageracióngongorina las proezas del ahorcado. Delmérito del romance encomiástico bastaráa dar una idea este fragmento:

Page 398: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

_Más que Rey, Cid de los montes_ _fuépor su arrojo tremendo,_ _por fortunadoen la lidia,_ _por generoso y mañero;__Roldan de tez africana,_ _desafiador demil riesgos,_ _no le rindieron bravuras,__sino a dides le rindieron._ Por supuesto, que el poeta agotó laedición y pescó buenos cuartos.

Page 399: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

TRES CUESTIONES HISTORICAS SOBREPIZARRO ¿SUPO O NO SUPO ESCRIBIR? ¿FUÉ O NOFUÉ MARQUÉS DE LOS ATAVILLOS?¿CUÁL FUÉ Y DÓNDE ESTÁ SUGONFALÓN DE GUERRA? I Variadísimas y contradictorias son lasopiniones históricas sobre si Pizarro supoo no escribir, y cronistas sesudos yminuciosos aseveran que ni aun conoció laO por redonda. Así se ha generalizado laanécdota de que estando Atahualpa en laprisión de Cajamarca, uno de los soldadosque lo custodiaban le escribió en la uña lapalabra _Dios_. El prisionero mostraba loescrito a cuantos le visitaban, y hallandoque todos, excepto Pizarro, acertaban a

Page 400: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

descifrar de corrido los signos, tuvo desdeese instante en menos al jefe de laconquista, y lo consideró inferior al últimode los españoles. Deducen de aquímalignos o apasionados escritores quedon Francisco se sintió lastimado en suamor propio, y que por tan puerilquisquilla se vengó del Inca haciéndoledegollar. Duro se nos hace creer que quienhombreándose con lo más granado de lanobleza española, pues alanceó toros enpresencia de la reina doña Juana y de sucorte, adquiriendo por su gallardía ydestreza de picador fama tanimperecedera como la que años más tardese conquistara por sus hazañas en el Perú;duro es, repetimos, concebir que hubierasido indolente hasta el punto de ignorar elabecedario, tanto más, cuanto que Pizarroaunque soldado rudo, supo estimar y

Page 401: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

distinguir a los hombres de letras. Además, en el siglo del emperadorCarlos V no se descuidaba tanto como enlos anteriores la instrucción. No se sosteníaya que eso de saber leer y escribir erapropio de segundones y de frailes, yempezaba a causar risa la fórmulaempleada por los Reyes Católicos en elpergamino con que agraciaban a losnobles a quienes hacían la merced denombrar ayudas de Cámara, título tanto omás codiciado que el hábito de lasórdenes de Santiago, Montesa, Alcántara yCalatrava. Una de las frases más curiosas yque, dígase lo que se quiera en contrario,encierra mucho de ofensivo a la dignidaddel hombre, era la siguiente: «Y porcuanto vos (Perico de los Palotes) noshabéis probado _no saber leer ni escribiry ser expedito en el manejo de la aguja_,hemos venido en nombraros ayuda de

Page 402: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

nuestra real Cámara, etc.». Pedro Sancho y Francisco de Jerez,secretarios de Pizarro, antes que AntonioPicado desempeñara tal empleo, handejado algunas noticias sobre su jefe; y deellas, lejos de resultar la sospecha de tansuprema ignorancia, aparece que elgobernador _leyó cartas_. No obstante, refiere Montesinos en sus_Anales del Perú_ que en 1525 se propusoPizarro aprender a leer, que su empeñofué estéril, y que contentóse sólo enaprender a firmar. Reíase de estoAlmagro, y agregaba que firmar sin saberleer era lo mismo que recibir una heridasin poder darla. Tratándose de Almagro el Viejo es puntohistóricamente comprobado que no supoleer.

Page 403: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

Lo que sí está para nosotros fuera deduda, como lo está para el ilustreQuintana, es que don Francisco Pizarro nosupo escribir, por mucho que la opiniónde sus contemporáneos no ande uniformeen este punto. Bastarla para probarlo tenera la vista el contrato de compañíacelebrado en Panamá, a 10 de marzo de1525, entre el clérigo Luque, Pizarro yAlmagro, que concluye literalmente así: «Yporque no saben firmar el dicho capitánFrancisco Pizarro y Diego de Almagro,firmaron por ellos en el registro de estacarta Juan de Panés y Alvaro del Quiro». Un historiador del pasado siglo dice: «En el archivo eclesiástico de Lima heencontrado varias cédulas e instrumentosfirmados del marqués (en gallarda letra),los que mostré a varias personas,

Page 404: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

cotejando unas firmas con otras, admiradode las audacias de la calumnia con queintentaron sus enemigos desdorarlo yapocarlo, vengando así contra este grancapitán las pasiones propias y heredadas». En oposición a éste, Zárate y otroscronistas dicen que Pizarro sólo sabíahacer dos rúbricas, y que en medio deellas, el secretario ponía estas palabras:_El marqués Francisco Pizarro_. Los documentos que de Pizarro he vistoen la Biblioteca de Lima, sección demanuscritos, tienen todos las dos rúbricas.En unos se lee _Franxº. Piçarro_, y en muypocos _El marqués_. En el ArchivoNacional y en el del Cabildo existentambién varios de estos autógrafos. Poniendo término a la cuestión de siPizarro supo o no firmar me decido por la

Page 405: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

negativa, y he aquí la razón másconcluyente que para ello tengo: En el Archivo General de Indias,establecido en la que fué Casa deContratación en Sevilla, hay varias cartasen las que, como en los documentos queposeemos en Lima, se reconoce, hasta porel menos entendido en paleografía, que laletra de la firma es, a veces, de la mismamano del pendolista o amanuense queescribió el cuerpo del documento. «Pero siduda cupiese--añade un distinguidoescritor bonaerense, don VicenteQuesada, que en 1874 visitó el Archivo deIndias--, he visto en una información, en lacual Pizarro declara como testigo, que elescribano _da fe_ de que, después deprestada la declaración, la señaló con las_señales que acostumbraba hacer_,mientras que da fe en otras declaracionesde que los testigos las _firman a su

Page 406: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

presencia_». II Don Francisco Pizarro no fué marqués delos Atavillos ni marqués de las Charcas,como con variedad lo llaman muchísimosescritores. No hay documento oficialalguno con que se puedan comprobarestos títulos, ni el mismo Pizarro, en elencabezamiento de órdenes y bandos, usóotro dictado que éste: _El marqués_. En apoyo de nuestra creencia, citaremoslas palabras de Gonzalo Pizarro cuando,prisionero de Gasca, lo reconvino éste porsu rebeldía e ingratitud para con el rey,que tanto había distinguido y honrado adon Francisco:--La merced que sumajestad hizo a mi hermano fué solamenteel título y nombre de marqués, sin darle

Page 407: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

estado alguno, y si no díganme cuál es. El blasón y armas del marqués Pizarroera el siguiente: Escudo puesto a mantel:en la primera parte, en oro, águila negra,columnas y aguas; y en rojo, castillo deoro, orla de ocho lobos, en oro; en lasegunda parte, puesto a mantel en rojo,castillo de oro con una corona; y en plata,león rojo con una F, y debajo, en plata,león rojo; en la parte baja, campo de plata,once cabezas de indios y la del mediocoronada; orla total con cadenas y ochogrifos, en oro; al timbre, coronel demarqués. En una carta que con fecha 10 de octubrede 1537 dirigió Carlos V a Pizarro, se leenestos conceptos que vigorizan nuestraafirmación: «Entretanto os llamaréismarqués, como os lo escribo, que, por nosaber el nombre que tendrá la tierra que

Page 408: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

en repartimiento se os dará, no se envíadicho título»; y como hasta la llegada deVaca de Castro no se habían determinadopor la corona las tierras y vasallos queconstituirían el marquesado, es claro quedon Francisco no fué sino marqués a secas,o marqués sin marquesado, como dijo suhermano Gonzalo. Sabido es que Pizarro tuvo en doñaAngelina, hija de Atahualpa, un niño aquien se bautizó con el nombre deFrancisco, el que murió antes de cumplirquince años. En doña Inés Huaylas oYupanqui, hija de Manco-Capac, tuvo unaniña, doña Francisca, la cual casó enEspaña en primeras nupcias con su tíoHernando, y después con don Pedro Arias. Por cédula real, y sin que hubieramediado matrimonio con doña Angelina odoña Inés, fueron declarados legítimos los

Page 409: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

hijos de Pizarro. Si éste hubiera tenido taltítulo de marqués de los Atavillos,habríanlo heredado sus descendientes.Fué casi un siglo después, en 1628, cuandodon Juan Fernando Pizarro, nieto de doñaFrancisca, obtuvo del rey el título demarqués de la Conquista. Piferrer, en su _Nobiliario español_, diceque, según los genealogistas, era muyantiguo e ilustre el linaje de los Pizarros;que algunos de ese apellido sedistinguieron con Pelayo en Covadonga, yque luego sus descendientes seavecindaron en Aragón, Navarra yExtremadura. Y concluye estampando quelas armas del linaje de los Pizarro son:«escudo de oro y un pino con piñas de oro,acompañado de dos lobos empinantes almismo y de dos pizarras al pie del trono».Estos genealogistas se las pintan parainventar abolengos y entroncamientos.

Page 410: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

¡Para el tonto que crea en los muyembusteros! III Acerca de la bandera de Pizarro haytambién un error que me propongodesvanecer. Jurada en 1821 la Independencia delPerú, el Cabildo de Lima pasó algeneralísimo don José de San Martín unoficio, por el cual la ciudad le hacía elobsequio del _estandarte de Pizarro_.Poco antes de morir en Boulogne, esteprohombre de la revolución americanahizo testamento, devolviendo a Lima laobsequiada bandera. En efecto, losalbaceas hicieron formal entrega de lapreciosa reliquia a nuestro representanteen París, y éste cuidó de remitirla al

Page 411: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

gobierno del Perú en una caja muy bienacondicionada. Fué esto en los días de lafugaz administración del general Pezet, yentonces tuvimos ocasión de ver el clásicoestandarte depositado en uno de lossalones del Ministerio de RelacionesExteriores. A la caída de este gobierno, el6 de noviembre de 1865, el populachosaqueó varias de las oficinas de palacio, ydesapareció la bandera, que acaso fuédespedazada por algún rabioso que seimaginaría ver en ella un comprobante delas calumnias que, por entonces, inventó elespíritu de partido para derrocar alpresidente Pezet, vencedor en los camposde Junín y Ayacucho, y a quien acusabansus enemigos políticos de _connivenciascriminales_ con España, para someternuevamente el país al yugo de la antiguametrópoli. Las turbas no reaccionan ni discuten, y

Page 412: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

mientras más absurda sea la especie másfácil aceptación encuentra. La bandera que nosotros vimos tenía, nolas armas de España, sino las que Carlos Vacordó a la ciudad por real cédula de 7 dediciembre de 1537. Las armas de Limaeran: un escudo en campo azul con trescoronas regias en triángulo, y encima deellas una estrella de oro cuyas puntastocaban las coronas. Por orla, en campocolorado, se leía este mote en letras deoro: _Hoc signum vere regum est_. Portimbre y divisa dos águilas negras concorona de oro, una J y una K (primerasletras de _Karolus_ y _Juana_, losmonarcas), y encima de estas letras unaestrella de oro. Esta bandera era la que elalférez real por juro de heredad, paseabael día 5 de enero, en las procesiones deCorpus y Santa Rosa, proclamación desoberano, y otros actos de igual

Page 413: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

solemnidad. El pueblo de Lima dió impropiamente enllamar a ese estandarte la bandera dePizarro, y su examen aceptó que ése fué elpendón de guerra que los españolestrajeron para la conquista. Y pasando sinrefutarse de generación en generación, elerror se hizo tradicional e histórico. Ocupémonos ahora del verdaderoestandarte de Pizarro. Después del suplicio de Atahualpa, seencaminó al Cuzco don Francisco Pizarro,y creemos que fué el 16 de noviembre de1533 cuando verificó su entrada triunfal enla augusta capital de los Incas. El estandarte que en esa ocasión llevabasu alférez Jerónimo de Aliaga era de laforma que la gente de iglesia llama

Page 414: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

gonfalón. En una de sus caras, de damascocolor grana, estaban bordadas las armasde Carlos V; y en la opuesta, que era decolor blanco según unos, o amarillo segúnotros, se veía pintado el apóstol Santiagoen actitud de combate sobre un caballoblanco, con escudo, coraza y casco deplumeros o airones, luciendo cruz roja enel pecho y una espada en la manoderecha. Cuando Pizarro salió del Cuzco (parapasar al valle de Jauja y fundar la ciudadde Lima) no lo hizo en son de guerra, ydejó depositada su bandera o gonfalón enel templo del Sol, convertido ya encatedral cristiana. Durante las luchasciviles de los conquistadores, nialmagristas, ni gonzalistas, ni gironistas, nirealistas se atrevieron a llevarlo a loscombates, y permaneció como objetosagrado en un altar. Allí, en 1825, un mes

Page 415: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

después de la batalla de Ayacucho, loencontró el general Sucre; éste lo envió aBogotá, y el gobierno inmediatamente loremitió a Bolívar, quien lo regaló a lamunicipalidad de Caracas, dondeactualmente se conserva. Ignoramos si tressiglos y medio de fecha habrán bastadopara convertir en hilachas el emblemamarcial de la conquista. FIN

Page 416: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

End of the Project Gutenberg EBook ofTradiciones peruanas, by Ricardo Palma

Page 417: Palma Ricardo 1833 1919 Tradiciones Peruanas

www.mybebook.comImagination.makes.creation