Observacion Particpante Carozzi5

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La Observación Participante en Ciencias Sociales: En Busca de los Significados del Actor La observación participante ha estado tan íntimamente ligada a la antropología cul- tural a partir de comienzos de este siglo, que incluso forma parte de la definición que algunos metodólogos proporcionan de esta última: " los antro- pólogos culturales pueden definirse como los cientistas sociales y del comportamiento cuyos datos son típi- camente recogidos mediante observación participante de larga duración, en contextos socioculturales ex- traños, que emplean un marco de referencia holístico y tienen como por María Julia Carozzi objetivo el desarrollo de teorías del pensamiento y el comportamiento humano cros-cultu- rales" (Johnson 1981: 9). Sin embargo, la observación parti- cipante no ha sido la técnica central de todos los estudios antro- pológicos. En muchos casos "el trabajo de campo" antropológico, no incluyó sino secundariamente la observación parti- cipante. La adopción de la técnica como recurso central de investigación antropológica parece haber dependido de la adhesión a la búsqueda de descripciones holís- 40

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breve análisis de la observación participante antropológica segun Carozzi.

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La Observación Participanteen Ciencias Sociales:

En Busca de los Significados del Actor

La observaciónparticipante ha estadotan íntimamente ligadaa la antropología cul-tural a partir decomienzos de este siglo,que incluso forma partede la definición quealgunos metodólogosproporcionan de estaúltima: " los antro-pólogos culturalespueden definirse comolos cientistas sociales ydel comportamientocuyos datos son típi-camente recogidosmediante observaciónparticipante de largaduración, en contextossocioculturales ex-traños, que emplean unmarco de referenciaholístico y tienen como

por María Julia Carozzi

objetivo el desarrollo deteorías del pensamientoy el comportamientohumano cros-cultu-rales" (Johnson 1981: 9).

Sin embargo, laobservación parti-cipante no ha sido latécnica central de todoslos estudios antro-pológicos. En muchoscasos "el trabajo decampo" antropológico,no incluyó sinosecundariamente laobservación parti-cipante. La adopción dela técnica como recursocentral de investigaciónantropológica parecehaber dependido de laadhesión a la búsquedade descripciones holís-

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ticas de la cultura realizadas desde el punto de vistade los participantes. Una preocupación similar por lossignificados de los actores, llevó a los sociólogosinscriptos en la mayor parte de las corrientes delinteraccionismo simbólico, a adoptar la observaciónparticipante como principal técnica de investigación.

Mediante una revisión bibliográfica, estetrabajo intenta mostrar la conexión de la observaciónparticipante con la búsqueda del significado que losparticipantes atribuyen a sus acciones y a los objetosculturales que los rodean, a la vez que analiza algunasconsecuencias de su aplicación cuando se abandonala determinación del "punto de vista del nativo" comoideal de investigación.

Objetivos de la técnica

Boas, en 1883 condujo su primer trabajo decampo entre los Esquimales donde su principal técnicade investigación fue la convivencia con los habitantesde la Isla de Baffin. Este proceso, le permitió no sóloencontrar algunas configuraciones culturales de estepueblo sino también descubrir las similitudeshumanas básicas entre su cultura y la de sus sujetos:

"Después de un intercambio prolongado e íntimocon los esquimales, dejé a mis amigos del Articolamentándolo y con sentimientos de tristeza. Habíavisto que ellos disfrutaban de la vida, como yo lohago; que la naturaleza también era bella paraellos; que los sentimientos de amistad también seenraizan en el corazón del Esquimal; que a pesarde que el carácter de su vida es tan rudocomparado con la vida civilizada, el esquimal esun hombre como nosotros; sus sentimientos, susvirtudes y sus defectos están basados en lanaturaleza humana, como los nuestros ".

(citado en Edgerton y Langness 1979: 2).

Para Boas, como para gran parte de lageneración de antropólogos americanos que losiguieron la observación participante fue a la vezcondición y medio para subrayar el carácter humano-en el sentido de su igualdad de capacidades- de losindividuos que conformaban los pueblos bajo estudio;la importancia de la cultura como causa de la

diversidad de formas en que esas capacidades sedesarrollan y aplican, y la singularidad de cada cultura,por oposición a la obediencia de las leyes de evoluciónuniversal que postulaban los evolucionistas.

Para Malinowski, quien de manera algoforzada realizó observación participante de largaduración en las islas Trobriand en 1922, esta técnicapermitiría: "captar el punto de vista del nativo, surelación con la vida, conocer su visión de su mundo"(Malinowski, 1961:25):

Al poco tiempo de habenne establecido en las IslasTrobriand Omarakana, comencé a tomar parte,de algún modo, en la vida de la villa, a esperarlos eventos festivos o importantes, a sentir interéspersonal por los chismes y el desarrollo de lossucesos de la villa, a despertar cada mañana aun día que se presentaba más o menos como lohacía a los nativos.

(Malinowski 1961: 7) (la negrilla es mía)

La orientación teórica de ambos "padres " dela observación participante reviste un interés particu-lar porque la técnica habría de conservar a lo largodel desarrollo de la antropología, y más tarde de lasociología, su asociación con aquellas corrienteshumanistas e interesadas en los significados quesostienen los sujetos bajo estudio en relación a lasactividades descriptas.

No es casual, que conjuntamente con laadopción de la observación participante como técnicacentral de recolección de datos surgiera la oposicióna la teoría evolucionista vigente en la antropologíadel siglo pasado. Los tempranos antropólogosevolucionistas, se habían basado en datos recogidospor misioneros, viajeros y conquistadores paraformular y corroborar su teoría de la evoluciónunilineal de la cultura, que llevaría a todos los pue-blos, con mayor o menor celeridad, a transitar losmismos caminos hacia la civilización. Para ellos, losdetalles distintivos de cada cultura carecían derelevancia, en parte porque les era imposible accedera ellos con la fragmentada información disponible,en parte porque sólo estaban interesados en aquellainformación que corroboraba sus teorías.

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En contraste, tanto el particularismo históricode Boas -que postulaba que cada cultura debía serentendida en base a su desarrollo histórico,arqueológicamente establecido, que la diferenciabade otras- como el funcionalismo de Malinowski -queponía el acento en la interrelación entre las distintasinstituciones sociales dentro de una misma cultura-se opusieron a la comparación entre culturas parasubrayar el carácter distintivo, único, de cada una deellas. La observación participante, con elimpresionante cúmulo de datos que arrojaba acercade cada pueblo estudiado, tuvo un rol fundamental enponer de manifiesto estas diferencias y también en eldejar de lado la búsqueda de leyes universales deldesarrollo cultural.

La convivencia prolongada con los "nativos"permitió tanto a Malinowski como a Boasexperimentar las similitudes básicas de estos seres yellos mismos, superando, en la medida de lohistóricamente posible, el etnocentrismo. Así el "otro",que para los evolucionistas, que sólo lo conocían através de crónicas de conquistadores o viajeros, erael bárbaro o el salvaje, tanto para los funcionalistascomo para los particularistas históricos, a fuerza deconvivir con ellos, se tomó menos "otro". Nació asíla concepción del "nativo" : un ser con las mismascapacidades que el "occidental", que al ser socializado-o enculturado- de manera diferente, se había tornadodiferente. La "cultura" , y no ya el estadio evolutivoalcanzado, aparecía así como la causa fundamentalde las diferencias entre los pueblos.

El hecho de que tanto Malinowski enInglaterra como Boas en los Estados Unidos eraninmigrantes y habían experimentado ellos mismos lainclusión en un modo de vida diferente al de susocialización primaria, en su vida cotidiana, parecehaber jugado algún rol en la adquisición de estaperspectiva. Puestos a hacer "trabajo de campo"probablemente lo hayan hecho ya sobre la premisade que todo hombre puede ser re-socializado en otracultura. Esta capacidad de re-enculturación delinvestigador resulta, como veremos, uno de lospresupuestos básicos de la observación participantecomo técnica de investigación.

La observación participante nació así

asociada a la descripción de la cultura desde el puntode vista de los nativos por oposición al empleo de lascategorías conceptuales del investigador como guíade la observación y la descripción; a la superacióndel etnocentrismo, por oposición al evolucionismounilineal que suponía a la civilización europea comola cúspide del desarrollo universal de la cultura y alos europeos como la cúspide de la humanidad; a lasdescripciones holísticas de la cultura por oposición ala selección de alguno de sus aspectos, y alparticularismo cultural, por oposición a lacomparación entre culturas para la formulación deleyes generales de evolución cultural.

En efecto, los objetivos de la técnica deacuerdo a un aún vigente texto de Malinowski incluídoen Argonautas del Pacífico Occidental (1961: 7 y 8)incluyen:

• El alcanzar a conocer la visión de la cultura de lossujetos estudiados a través de compartir lacotidianeidad de su vida, sus intereses, susexpectativas, sus actividades diarias y festivas.

• El acceso del investigador a detalles de la vidacotidiana de sus observados y a un cúmulo deinformación que permanecerían ocultos a élmediante otros métodos.

• La inclusión del investigador en la vida cotidianade la gente que implicaría una pérdida de su roldisturbador sobre ella, haciendo que la misma seobservara en su forma más natural, inmodificadapor la presencia del intruso.

• La realización entrevistas "in situ" sobre loshechos que están sucediendo en el momento,evitando que los entrevistados olviden o dejen demencionar detalles.

• El aprendizaje detallado de las costumbres de lossujetos bajo estudio mediante la socialización queestos últimos hacen del investigador, corrigiendosus errores.

• Finalmente, Malinowski menciona el "rapport"que mediante la convivencia y los actoscompartidos se establece con los actores bajo

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estudio y que permitiría el acceso a informaciónque permanecería oculta al observador oentrevistador casual.

Desde su "invención" a principios de siglohasta mediados del mismo, la observación participantepermaneció tan poco especificada en cuanto a losprocedimientos que implicaba, como la dejóMalinowski. Así, Edgerton y Langness apuntan:

" Muchos de los antropólogos prominentes de laactualidad han criticado a sus profesores pormandarlos al campo con tan poca preparación for-mal. Los antropólogos comentan agriamente lafrustración que sintieron al pedir consejo a susprofesores sobre como conducir sus primerostrabajos de campo. El consejo que recibían amenudo consistía en instrucciones como "lleve unmontón de lápices"..."

(Edgerton y Langness, 1979: 9)

Esta ausencia de sistematización es bastanteexplicable dada la exigencia de participación en lavida del observado que, en la práctica, otorgan a lavoluntad y receptividad de éste último y a susactividades un rol preponderante en la aplicación dela técnica.

Aplicaciones de la Observación Participante

Coherentemente con sus objetivos originalesy su carácter asistemático, la observación participantecomo técnica central de recolección de datos, fuedefendida centralmente por aquellos antropólogos quebuscaban la "comprensión" de los fenómenos socialesy su descripción y explicación desde una perspectivaque Kenneth Pike (1954) ha dado en llamar "émica",es decir empleando las categorías de pensamiento delos propios actores, y particularista -desinteresada enla búsqueda de leyes universales y en la comparaciónentre culturas. Hasta la actualidad, la mayor parte delos metodólogos continúan insistiendo en que "ver lavida como lo hacen otros requiere compromiso,participación y empatía humana; de otro modo, unosigue siendo un extraño" (Edgerton y Langness,1979:3).

De tal modo, esta técnica, después de Boas y

Malinowski, ha sido fundamentalmente empleada porla corriente más humanista de la escuela de Cultura yPersonalidad, por la Antropología Simbólica y por lapos-moderna antropología experimental o reflexiva.

La etnociencia por su parte, que ambicionabalograr "repetibilidad" en las técnicas empleadas parala captación del punto de vista de los actores, tendióa alejarse de la observación participante y a desarrollarnuevas formas de entrevista, como los "marcos deelicitación", aplicables a diversas culturas conpequeñas variaciones. Significativamente la excepcióna esta regla la constituye James Spradley (1980), unautor más preocupado por captar el punto de vista delos actores que por la comparabilidad de los resultadosobtenidos.

En tanto, las corrientes antropológicaspreocupadas por la formulación de leyes universalesdel desarrollo cultural a partir de categoríasconceptuales científicas, elaboradas por elinvestigador, como la antropología ecológica, elmaterialismo cultural y la antropología económicatendieron a emplear la observación participante sólocomo complemento de otras técnicas, consideradascentrales para la contrastación de sus resultados. Enefecto, en el seno de estas corrientes que sedesarrollaron a partir de mediados de la década del60, una preocupación por la repetibilidad, repre-sentatividad y objetividad de las observaciones llevóa considerar la observación participante como unatécnica "preliminar" o correctiva para adaptar adiferentes culturas, técnicas de aplicación universalcomo la observación sistemática y planificada,encuestas a muestras representativas de la población,análisis de cadenas sociales, mediciones de alimentosy gastos energéticos, etc. Así Pelto y Pelto señalan:

"La búsqueda no sistemática de informaciónobtenida a través de la observación participantesirve de base a todas las otras técnicas deinvestigación... Mediante la estructuración deobservaciones y la exploración sistemática de lasrelaciones entre diferentes eventos -a través de laentrevista, la observación meticulosa y tal vezadministrando "tests" - la observación parti-cipante puede adaptarse al uso científico".

(Pelto y Pelto, 1978: 69).

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Los datos obtenidos de la observaciónparticipante sólo proporcionan al trabajador de campo,según la perspectiva de estos autores, claves paradesarrollar entrevistas, encuestas, tests psicológicoso instrumentos de investigación especializados,adaptados a la comunidad de que se trate o datos parala contrastación de aquellos obtenidos mediante otrosmedios (Pelto y Pelto, 1978: 69).

Para estos investigadores, que intentan ponera prueba leyes de la evolución cultural universalmenteaplicables, generalmente derivadasde otras disciplinas, y basan susinformes en la cuantificación y laobservación sistemática, laobservación participante se haconvertido en "el medioantropológico principal paracombatir el etnocentrismo"(Johnson, 1981: 9). De recursocentral para la recolección dedatos, la observación participantese convierte en una especie deconcesión disciplinaria, queconvierte en antropológicas lasinvestigaciones que constituyen,en realidad, un testeo de teoríasbiológicas, económicas o so-ciológicas adaptado a "otrasculturas".

Para ejemplificar los usosdados a la observación partici-pante dentro de estas corrientes,seguiremos a uno de los másbrillantes exponentes de estapostura. Según Allen Johnson, laobservación participante permite:el desarrollo de la intuición; elrecoger datos confiables y laformación de un punto de vistaholístico.

El desarrollo de lacomprensión intuitiva es, segúnJohnson, un proceso mediante el cual, a medida queel investigador se ve envuelto en la vida de lacomunidad, desarrolla nuevas explicaciones y

nociones acerca de qué es lo posible y qué no esposible dentro de la misma. La intuición constituyeuna "invención" del investigador que puede estarerrada, pero proporciona una guía para generarhipótesis nuevas y más precisas y para criticar teoríasfacilistas. El que el investigador practique lasactividades que describe sirve a su vez para apreciarlasen toda su complejidad y detalle.

La recolección de datos confiables se conectacon la observación participante especialmente en

relación con la administración deencuestas o entrevistas o laobservación acotada en el tiempo,debido a que permite aislarcontextos de variación de lasrespuestas u observaciones obte-nidas. La observación participantede larga duración permitedeterminar si las respuestas yactividades varían con lasestaciones del año, las personaspresentes, la confianza depositadaen quien pregunta, el contexto enque se desarrollan, etc.

En cuanto a las des-cripciones holísticas, la obser-vación participante permitiríasegún Johnson, captar la naturalezasistémica de la vida social humana,descubriendo las conexiones entrefenómenos que han sido tradi-cionalmente objeto de disciplinasseparadas como la psicología, lasciencias políticas, la economía y lahistoria. (Johnson 1981: 9-12)

Para este autor, como paraotros que comparten su idealcientífico en relación a laantropología, la observaciónparticipante es sólo un marco gene-ral para la aplicación y adaptaciónal contexto cultural de que se trate

de otras técnicas de investigación, principalmentecuantitativas, tales como encuestas, observaciónsistemática, medición de alimentos, tests psicológicos,

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registros de frecuencia de contactos, etc. Estas otrastécnicas serían pasibles de ser repetidas en diversasculturas -o en la misma-y podrían generar datoscomparables. A la vez, la observación participanteproporcionaría el tiempo necesario para repetir laaplicación de las técnicas mencionadas obteniendodatos más confiables.

En Sociología, la observación participantetambién fue propugnada como técnica central por lascorrientes sociológicas más preocupadas por descubrirel significado que las "cosas" tienen para los sereshumanos y, consecuentemente, más interesadas en"penetrar" la realidad del actor esforzándose porentender esta realidad como la hacen los sujetos bajoestudio. En efecto, la observación participante seconvirtió en la técnica central de la mayor parte delas corrientes subsumidas bajo la denominación deinteraccionismo simbólico: la escuela de Chicago, laetnometodología y la perspectiva dramatúrgica deGoffman (Meltzer et al. 1980: 55).

Baste para ilustrar el interés de estascorrientes por la perspectiva del actor, la forma enque Blumer resume los postulados básicos delinteraccionismo simbólico : a) los seres humanosactúan en relación a las cosas sobre la base de lossignificados que las mismas tienen para ellos; b) estossignificados son el producto de la interacción en lasociedad humana; c) estos significados se modificany manipulan a través de un proceso interpretativo quees utilizado por cada persona al tratar con las cosasque encuentra (Blumer 1969: 2-6).

La única corriente interaccional que noprivilegia ni recomienda el empleo de la observaciónparticipante es la escuela de Iowa, que justamente esla que, siguiendo a Kuhn intenta desarrollargeneralizaciones y predicciones universales de laconducta social, contrastables mediante lainvestigación empírica y un proceso de mediciónestandarizado y objetivo de las variables significativas(Kuhn 1964). La escuela de Chicago, por el contrario,siguiendo a Blumer, procura hacer inteligible lasociedad moderna mediante la penetración del mundode experiencia del actor, "viendo al mundo como love el actor" .

Para la escuela de Chicago el compor-tamiento del actor se produce sobre la base de sussignificados particulares y, coherentemente, postulala observación participante como su técnica central.Así Blumer (1969) mantiene que sólo la observaciónparticipante, a través de la asociación íntima con lossujetos estudiados, permite al investigador penetrarsus mundos internos, en tanto las metodologíascuantitativas (cuestionarios, tests, observación noparticipante) no permiten conocer los "significados"que median de manera crucial y deteminante la formaen que los individuos responden a objetos ysituaciones.

Críticas a la técnica

Tanto desde las corrientes sociológicas queno adhieren al interaccionismo simbólico como desdelas corrientes antropológicas que procuran leyesuniversales de la evolución cultural, la observaciónparticipante ha sido criticada sobre bases similares.Pelto y Pelto, por ejemplo, mencionan:

Falta de cuantificación: la cuantificación ha estadoausente de la mayor parte de los informesantropológicos basados en la observaciónparticipante.Falta de representatividad: cuando los datos se hanrecogido a partir de un número de diferentesinformantes o de numerosas observacionespersonales el investigador generalmente noespecifica la población total o el universo del cualesas observaciones son una muestra y no seaseguró que la muestra sea representativa de lapoblación.Falta de especificación de los procedimientos deinvestigación: según Pelto y Pelto, en muchoscasos los antropólogos no dan información acercade los métodos de investigación que sustentan susgeneralizaciones descriptivas. Si bien se mencionala observación y la entrevistas, para trechosespecíficos de información los datos de campo nose ofrecen. El lector crítico usualmente no tieneforma de evaluar la confiabilidad y validez de lainformación.Falta de comparabilidad: a menudo la mismaexcelencia de los vívidos y personalizados reportes

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o

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etnográficos basados en la observación parti-cipante, producen una descripción única, llena deinformación pero que hace la comparación conotras descripciones prácticamente imposible (Peltoy Pelto 1978:77).

Desde la sociología, la observaciónparticipante ha sido severamente criticada por tratarsede una técnica subjetiva y no adecuada para eldesarrollo del pensamiento científico; porque lainformación que brinda es demasiado variable y únicapara permitir la comparación y la generalización; porrequerir demasiado tiempo para resultar convenientey por no prestarse al testeo convencional de teoríasexplícitamente formuladas mediante procedimientossujetos a validación independiente (Meltzer et al.1980: 59).

Excepto por la crítica de Pelto y Peltoreferente a la falta de especificación de los pro-cedimientos de investigación, carencia que puede sersubsanada dentro del marco de la observaciónparticipante, estableciendo sobre qué datos empíricosse basa cada generalización del investigador, todaslas demás críticas hasta aquí presentadas, no resultansuperables excepto mediante una relativa des-naturalización de la técnica. Se trata de afirmacionesformuladas desde la pretensión de que la observaciónparticipante obtenga resultados cuantificables a losque de hecho se accede mediante otros recursos deinvestigación. Estas críticas son generalmentesuperadas mediante la combinación de la observaciónparticipante con otras técnicas, como la observaciónsistemática, los censos de población, etc..

Sin embargo, otras críticas han sido dirigidasa la técnica, especialmente desde la antropología, enrelación a su eficacia para obtener los resultados aque la misma ha sido tradicionalmente orientada,dando origen a modificaciones en su aplicación o enla interpretación de los datos recogidos con ella. Segúnhemos especificado en el acápite correspondientedichos objetivos comprenden: el acceder al punto devista de los "nativos", el proporcionar descripcionescompletas y detalladas de una cultura desde este puntode vista y el reducir al mínimo la interferencia delinvestigador en las escenas observadas.

Como hemos adelantado, la etnocienciacuestiona la posibilidad de acceder al punto de vistade los nativos mediante la observación participantetal como la misma se venía practicando durante laprimera mitad de este siglo. Si bien los etnocientistasafirman que es posible acceder al punto de vista delos participantes de otra cultura, y que en esto consisteel objetivo de la etnografía (Spradley, 1980: 3), losmismos postulan que son precisas técnicas específicaspara que el antropólogo se desprenda de sus propioscondicionamientos culturales. En la mayor parte delos casos esto llevó a la supresión de la observaciónparticipante como técnica central de recolección dedatos y su reemplazo por entrevistas especialmenteestructuradas para establecer relaciones entreconceptos (marcos de elicitación). En el caso deSpradley, la observación participante fue objeto deespecificaciones algo diferentes de las tradicionales,que de cualquier modo eran muy escasas. El objetocentral de estas modificaciones consistía en lograr queno sólo las respuestas sino las preguntas que elantropólogo formula al observar sean "descubiertasen la situación social estudiada" (Spradley, 1980: 32).

A pesar de los intentos de dar mayor lugar alpunto de vista de los participantes, los resultados delos estudios etnocientíficos son generalmentepresentados como un conjunto de dominios culturales,organizados en taxonomías que ordenan conceptos enrelaciones lógicas prefijadas y supuestamenteuniversales. Por otra parte, dichos estudios raramentese han preguntado cómo estos conceptos sonseleccionados y empleados en situaciones socialesespecíficas. Probablemente el principal error de laetnociencia ha sido suponer que mediante la aplicaciónde técnicas estandardizadas era posible descubrir loque los individuos de otra cultura "tienen en mente"sin que estas técnicas influyan en los resultadosobtenidos.

La antropología simbólica, por su parte, talcomo ha sido formulada por Geertz (1983 ) y Turner(1981 ) considera de hecho, imposible, llegar adeterminar el punto de vista de los nativos. Sin em-bargo, mantiene su interés por encontrar"significados" en la cultura. El etnógrafo, afirmaGeertz " no puede percibir lo que los sujetos perciben.Lo que puede observar es con qué, mediante qué o a

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través de qué ellos perciben lo que perciben". Geertzdefine el objetivo de la observación participante comoel "captar conceptos que para otra gente [los sujetosbajo estudio] son cercanos a la experiencia y ubicarlosen una conexión esclarecedora con los conceptosabstractos que los teóricos han diseñado para capturarlas características generales de la vida social". Latécnica de la observación participante, se mantieneen tanto invariada como recurso central de losinvestigación etnográfica. En líneas generales, segúnespecifica Turner en "Symbols in Ndembu Ritual"

(1981) el antropólogo observa cómo algún objeto -oaquello de lo cual se intenta determinar el significado-es empleado por los sujetos bajo estudio, solicita lasinterpretaciones de los especialistas y del común dela gente acerca del mismo y con estos datos construyeuna interpretación propia del significado del símbolo.Como no existe una teoría de los símbolosidentificable a la que estos investigadores se refieran,la interpretación es altamente personal e idiosin-crática.

Tanto la etnociencia como la antropologíasimbólica cuestionan la capacidad de la observaciónparticipante para acceder al punto de vista de losnativos, pero mientras la primera considera esteobjetivo viable y se dedica a modificar la técnica paralograrlo, la segunda lo desecha, y no modifica latécnica sino sus objetivos.

Más recientemente, otra corriente depensamiento antropológico ha venido a cuestionar elsupuesto de la progresiva "dilución" del roldisturbador del antropólogo en las escenas que observadurante la observación participante. Estosantropólogos, que podemos denominar de un modogeneral "críticos" , se han ocupado más de la formaen que los resultados del trabajo de campo sonpresentados en forma escrita, que de la manera en quela observación participante se efectúa. Para ellos, laetnografía es la práctica de representar la realidadsocial de otros a través del análisis de la propiaexperiencia en el mundo de esos otros. El textoetnográfico debe reflejar esa intersubjetividad, en queel etnógrafo no es un "ente contemplativo " sino unactor activo en la construcción de la realidad que de-scribe (Van Maanen 1988; Dwyer 1982). Como loexpresara Clifford, la atención focalizada por estosantropólogos en la construcción del texto y la retórica,sirve para subrayar la naturaleza construída y artifi-cial de los relatos culturales y llama la atención a lanaturaleza contingente de la etnografía, al hecho deque ésta está siempre radicada en la invención y noen la representación de culturas (Clifford 1986: 2).

No es difícil ver en estos antropólogoscríticos, la consecuencia de un proceso de"literaturización" de la antropología que tiene suorigen en la antropología simbólica. Si conocer lossignificados de los participantes en la cultura resultainviable como objetivo, a la vez que se rechazan lasteorías universalistas y se insiste en procurarsignificados, ¿cuál será el criterio que hace unadescripción mejor que otra, una técnica más adecuadaque otra o una interpretación más acertada que otra?El único criterio de elección parece quedar confinadoa las propiedades literarias del texto. Otra vez,lógicamente, la técnica de la observación participantequeda intocada por estos antropólogos críticos (lo queimporta es cómo se cuenta lo que se hace y no qué se

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hace). Así uno de ellos escribe, siguiendo la másantigua tradición antropológica:

"Al dar recomendaciones a mis alumnos acerca deltrabajo de campo, mis sentimientos son tradicionales.No hay, por otra parte, mejor entrenamiento que saliry probarse a uno mismo en relatos realistas"

(Van Maanen 1988: 139)

Conclusiones

Aún cuando resulte imposible entrar en la pielde los sujetos observados, la observación participantees todavía probablemente la técnica que más nospermite acercamos a su punto de vista. Este punto devista, no por inasible, debería dejar de considerarsecomo "objetivo ideal" de las ciencias socialespreocupadas por los significados que las "cosas"incluídas dentro de una cultura poseen. Abandonareste objetivo, significa perder el parámetro deexcelencia en el establecimiento de dichossignificados. Las críticas realizadas a la observaciónparticipante por las diferentes corrientes antro-pológicas y sociológicas modernas permitenestablecer algunas especificaciones para la aplicaciónde esta técnica con vistas a un acercamiento máspreciso al punto de vista de los actores.

Aún cuando no se sea conciente de ello, du-rante el proceso de investigación participante, laorientación teórico-metodológica del investigadorsugiere cuestiones para preguntar, relaciones de unevento con otros tipos de datos y un conjunto de ma-terial extra a ser considerado para que las obser-vaciones sean útiles. Estos condicionamientos debe-rían tratar de hacerse lo más explícitos que resulteposible en el análisis de los datos.

Dado que existen variaciones en lasdiferentes ocasiones en que un mismo evento se pro-duce, incluso cuando el investigador considere que lainformación es accesible simplemente observando untipo particular de evento, debería diseñar modos deasegurar la mayor representatividad posible de lasobservaciones en una serie de repeticiones de dichacategoría de eventos. Del mismo modo, como las

interpretaciones de los sujetos varían contextualmentey de un sujeto a otro, las mismas deberían ser recogidasde la mayor cantidad de sujetos posibles y en la mayorvariedad de contextos posibles. De cualquier modo,salvo en los eventos públicos, siempre existe undelicado balance entre representatividad y"naturalidad" de la presencia del investigador que esnecesario respetar a riesgo de que los participantes sesientan molestos por la presencia del observador yalteren su comportamiento.

En rigor de verdad la observación par-ticipante permite observar afirmaciones especialmentedirigidas al investigador, afirmaciones producidas endiálogos realizados en presencia del investigador,acciones realizadas en presencia o con la participacióndel investigador y acciones producidas como reaccióna palabras o acciones previas del investigador. A pesarde que uno de los objetivos de la investigaciónparticipante es reducir al mínimo la interferencia delestudioso en los hechos observados, esta interferenciaexiste y no debería ser olvidada. Tanto elinteraccionismo simbólico como la sociolingüísticainteraccional han llamado la atención sobre este roldel investigador y, en vez de ignorarlo o intentarsuprimirlo, lo introducen como variable en el análisis.El rol atribuido al investigador en cada situación setoma así uno de los factores a tener en cuenta al definirel contexto en que la misma es registrada y analizada.

A pesar del rol fundamental atribuido a laobservación participante como técnica para accederal punto de vista "de los nativos" debe tenerse encuenta que las ideas, pensamientos, clasificaciones,normas, pautas de conducta, relaciones y contextosde interacción tal como son definidos por los actores,no son empíricamente observables. Su definiciónsiempre implica una construcción del investigador conmenor o mayor input de los observados. Es necesarioentonces, dejar claro en qué forma se construyen estasdefiniciones, en qué base de datos empíricos(afirmaciones y acciones) se basa el observador paraconstruirlas y qué técnicas se emplearon pararecogerlos.

Una de las formas de reducir el input delinvestigador tanto en el registro primario como en lapresentación de eventos concretos consiste en

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o

proceder a un nivel de abstracción lo más bajo posible.Las afirmaciones generales y los conceptos abstractos,si bien pueden parecer muy claros al observador en elmomento en que se producen los hechos, presentarándificultades en el momento de analizar los datos ydespertarán dudas en el lector, dado que están sujetasa múltiples interpretaciones. Los datos que presenteel observador deben ofrecer ciertas garantías de quelo que él interpretó, por ejemplo como agresivo, ocomo un insulto, resulta efectivamente interpretadocomo agresivo o insulto en la cultura, en la relación,o en el contexto de la observación de que se trate.(Pelto y Pelto 1978: 71) El registro textual de lainteracción verbal y la descripción detallada de lasacciones, conjuntamente con la indagación de lainterpretación que los actores realizan de sus accionesparece el medio más idóneo para proporcionar estasgarantías.

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