Nuevos Ritos -...

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Nuevos Ritos ~n Re vista Quincenal Ilustrada Judit y holofernes Blancos senos redondos y desnudos, que al paso de la hebrea se mueven bajo el ritmo sonoro, de las ajorcas rubias y los cintillos de oro vivaces como estrellas sobre la tez de raso. u boca, dos jacintos en indecible vaso, dan le sutil esencia de la voz . Un tesoro de miel hincha la pulpa de sus carnes . El lloro no dió nunca á esa faz languideces de ocaso. Yacente sobre un lecho de sándalo, el Asirio respira fatigado . Melancólico cirio los objetos alarga y proyecta en la alfombra . . .. Y Ella, mientras reposa la bélica falanje, muda, impasible, sola y escondido el alfanje, para el trágico golpe se recata en le sombra. Y ágil tigre que salta de tupida maleza, se lanzó la israelita sobre el héroe dormido y de doble mandoble, sin robarle un gemido, del atlético tronco desgajó la cabeza. Como de ánforas rotas, con urgida presteza, desbordó en oleadas el carmín encendido, y de un lago de púrpura y de sueño y de olvido. recogió la homicida le pujante cabeza. En el ojo apagado, las mejillas y el cuello, de la barba en sortijas al ungido cabello se apiñaban las sombras en siniestro derroche Sobre el lívido tajo de color de granada .. .. Y fingía la negra cabeza destroncada una lúbrica rosa del jardín de la noche. Guillermo Valencia .

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Nuevos Ritos~n Re vista Quincenal Ilustrada

Judit y holofernesBlancos senos redondos y desnudos, que al paso

de la hebrea se mueven bajo el ritmo sonoro,de las ajorcas rubias y los cintillos de orovivaces como estrellas sobre la tez de raso.

u boca, dos jacintos en indecible vaso,dan le sutil esencia de la voz . Un tesorode miel hincha la pulpa de sus carnes . El llorono dió nunca á esa faz languideces de ocaso.

Yacente sobre un lecho de sándalo, el Asiriorespira fatigado . Melancólico ciriolos objetos alarga y proyecta en la alfombra . . ..

Y Ella, mientras reposa la bélica falanje,muda, impasible, sola y escondido el alfanje,para el trágico golpe se recata en le sombra.

Y ágil tigre que salta de tupida maleza,se lanzó la israelita sobre el héroe dormidoy de doble mandoble, sin robarle un gemido,del atlético tronco desgajó la cabeza.

Como de ánforas rotas, con urgida presteza,desbordó en oleadas el carmín encendido,y de un lago de púrpura y de sueño y de olvido.recogió la homicida le pujante cabeza.

En el ojo apagado, las mejillas y el cuello,de la barba en sortijas al ungido cabellose apiñaban las sombras en siniestro derroche

Sobre el lívido tajo de color de granada . . ..Y fingía la negra cabeza destroncadauna lúbrica rosa del jardín de la noche.

Guillermo Valencia.

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Ricardo Miróy su labor literaria.

[Aunque somos enemigos de todolo que tienda a llamar la atenciónsobre nosotros, acojemos en las co-lumnas de nuestra revista el presen-te artículo, como una especial de-ferencia al señor Conte B, ya queno tenemos en el país otro perió-dico que se ocupe de cuestiones dearte y, únicamente, considerandoque ya fue leído en la última sesióndel ATENEO ante un numeroso pú-blico.

Debernos hacer constar, sinembar-go, que no estamos de acuerdo conalgunos de los conceptos emitidos porel señor Conte en el curso de suartículo .]

Hace apenas tres años que " .El Heraldo del Istmo"publicó la composición poética En el Circo, con la cualabrió su carrera literaria Ricardo Miró. Poco á pocofué mostrando ante el público su legajo de versos y conlas miradas de aplauso de los unos y las desdeñosas ó indiferentes de la imperante burguesía del nativo vecinda-rio, comenzó á. subir la sólida gradería, hasta situarse enlas columnas de NUEVOS RITOS desde donde ha continuado revelándonos sus nobles cualidades de poeta genial.Y al decir esto no se vaya á creer malignamente que en-traremos á sostener que Miró no ha cometido en su laborconstante algún delito literario, ni siquiera á defender suimpolutividad métrica . Buscamos en sus versos, másque todo, la propia enjundia, el sello propio y la visión dela vida v encontramos en él un conjunto tan per sonal ysobresaliente, que á pesar de sus veintitrés años, le con-sideramos ya como un trofeo para la lírica panameña.

Los cortos años tienen que ser, al decir de un inge-

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nioso escritor, atenuantes en las dolencias de literatura;más es cosa edificante que una corriente de artística sim-patía haya llevado el nombre de Miró por esos países lati-no-americanos—de Cuba á México—de El Salvador á Cos -ta Rica, Nicaragua, Colombia y Ecuador, y que Ugarteel autor de Cuentos de la Pampa y de Vendimias .Juveniles,le haya hecho el honor--que honor es--de colocar su nombreen la Revue de París, entre los de los jóvenes de talento yde porvenir en la América mental . Y así es, cierta-mente ; poeta innovador, adornó su lira con flores primo-rosas del jardín clásico y fué luego hasta becquerista enno pocas de sus producciones.

Es indudable que la poesía castellana -atraviesa hoyun período de transición—una etapa evolutiva que bienpronto ha de pasar . A las sonatas de cristal de Daríoha respondido un coro de flautas en las riberas de lasfuente andinas—de Patagonia á Texas y aquí mismoMiró ha aumentado ahora el grupo con su sonoro flautín.Es verdad que los versos clásicos antiguos parecen he-chos "para ser acompañados con tambor, " con un solocompás y un solo ritmo ; pero nadie podrá negar jamásque la lira clásica será siempre la palanca de apoyo parala cruzada modernista, el fuerte muro que resistirá lostiempos, cuando hayan caído las bellas y audaces decora-ciones de la nueva revolución lírica. Bien que sea lau-dable la amplitud sintáxica de la reciente orientación y elrompimiento de los arcaicos dogmas literarios, es así mis-mo incalificable deslealtad á nuestro idioma, que vayamosá buscar el tecnicismo ageno y á españolizar palabras deBrunetiérre y Verlaine.

Con todo, Miró no es un neólogo, ni está aún impreg-nado de aquella gala-manía que á don Rubén le reprocha-ba Valera . Hay en sus versos voces nuevas, giros nue-vos y acaso ánforas toscas del propio vecindario para con-tener victoriosamente las gotas embriagadoras de su pen-samiento.

Los que sólo reclamamos á los poetas espontaneidad,sentimiento y ritmo, tenemos que juzgar á Miró un altopoeta, á pesar de sus anárquicos acentos, no sólo por lomucho que es hoy, sino por la magnitud á que llegarámañana.

Los versos de Ricardo Miró están impregnados demelancolía reflexiva y bien pronto se advierte en ellos queha muerto ya el poeta joven, que nos dijo Sainte Beuve.No sé si esto último débese á la martirizante decepciónde cantar en ambiente exótico la belleza artística, 6 si esque saborea la cruel amargura de su anímica tristeza.

Tal vez en muchas de sus estrofas digo tal vez para que se crea que dudo de esta afirmación—el poeta le

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canta á una mujer de ensueños, que muchos en vano bus-camos todavía ; que la concebimos con la mente, quefinjimos mirarla y que á veces, en momentos de fascinación yde entusiasmo, sentimos tan cerca, que nos parece escu-char sus; pasos, como la mujer que torturaba a Becquer.

Dije al principio que Miró ha evolucionado v tal ase-veración la suscribo de nuevo . Sin ser fanático ruben-dariaco, nuestro poeta va ahora siguiendo á trechos lasenda del maestro.

Un crítico eminente ha dicho que "hay poetas para lajuventud, para los viejos, para las mujeres, para los ex-quisitos y para los que sólo ven en la poesía la música yse dejan llevar del ensueño del ritmo; y que esos poetas,ó desencantan, ó cantan, cuando pasa su hora ; que son co-mo mujeres hermosas que se hacen viejas, triste cosaque ellas no quisieran soportar nunca . . ,,

Pués ; bien ; para Miró pasó la hora de las ilusiones enel albor de la vida; es va el poeta de los anhelos extintosy de los crueles desengaños . Sigue en pos de la garzaFugitiva, con escuálida mirada y se emociona contem-plando la der rota de la tarde por las tinieblas.

Irónicamente . sin duda, ha titulado Preludios la colección de sus poesías que leíamos ha poco por queahora comenzará para él un análisis emocional, de triste-zas, de sinsabores y de amarguras. Preludios, empe-ro, es un bello libro, editado con gusto y organizado con

.ante, con mucha preocupación de originalidad . Hay enél cosas que todos hemos sentido, suspiros escapados detodos, lágrimas que á todos nos han temblado en las pupilas, frases amorosa ::, dulces ó amargas, que todos he-mos pronunciado, pero que nadie ha interpretado ni nadieha escrito .

Nocturno y Salve lírica así lo confirma.

Leed sus Sonetos Espectrales o sus Simititudes y adi-vinaréis cuántas ilusiones ha destruido la vida; detrás dela frase métrica se escuchará flamear la pena íntima y elcrujir delicado y punzante de la espina desengañadora.

En La última gaviota, Miré trazó el cuadro con verda-dera luz, con la maestría de la línea y la subjetividad delartista.

Realmente ignoro si ha hecho bien Miró en coincidonar sus versos, o si hubiera sido mejor dejar que elloscircularan dispersos en las hojas del periodismo .

Has-ta el néctar tiene sus acritudes . He visto muchas vir-gencitas perseguidoras de mariposas y de perfumes, en-trar á los jardines primorosos y tomar—delicadezafemenil!---tomar dos o tres flores y desechar todas las demásmacetas .

¿El buzo, por ventura, no extrae solo "lasperlas del fecundo conchal? "

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Pero como Preludios es un libro de inspiración v devida de savia lírica- quizá pase por !as manos y por loscerebros cobijado con sus atributos.Yo----francamente.—lo dudo; creo que en esta épocalos versos son más pródigos de desdenes que de gloria— aquí, por desdicha, más que en todas partes— y soytambién de los que afirman que la Sala de los Inmortalesno se abrirá otra vez con la llave áurea v sutil del excelsoautor de losTrofeos.

Aprecio en mucho la poesía puesta en ritmo y admiroy aplaudo débilmente—pues débiles son mis fuerzas á lageneración audaz que en este país lucha hoy con el positi-vismo enervante, en busca de lo bello y (le lo bueno enel arte.

Cómo no he de admirar á Darío Herrera, que á cadagolpe de su bastón de peregrino hace plañir su arpa coninspiración, con emoción y con devoción ; á Escobar, queen su taller de obrero deja el escoplo para cantarle á Aten-

as ; a Simón Rivas, cuando cincela una estrofa nebulosaal recordar á Poe ; á Demetrio Fábrega, de sentir profun-do; á Aizpuru, Julio Arjona, Dutary, Icaza, Batallay Ricardo Mirócardo Miró, en mi propio sentir el más constante, y el es-píritu más culto de la nueva generación en las Costas con-tinentales del Caribe, sin excluir á Manuel Cervera y áArenales, que son también artistas de gran inspiración yde grandes sentimientos.

Con todo, Miró no es más que poeta ; no le busquéisotra faz, que no la tiene todavía .. Ama-- y mucho- laliteratura escénica y ha escrito últimamente para elMetrópoli , Corazón de oro y Un Alcatde como hay muchos,

de grandes aspiraciones, pero de poco éxito . Costum-bres nacionales de provincia más bien que obras tenden-ciosas, en donde un público cosmopolita iba á juzgar, sinduda, con austeridad de criterio, no se tuvo para ellastoda la indulgencia que merecía una iniciación teatral.

Pero no es eso de extrañar, cuando hasta los más potentes en este ramo del arte, los que han consagrado su exis-tencia á la representación escénica, Goncourt entreellos han visto que el público de palcos y galerías ha bos-tezado conHenrriet Marrechal

Para Miró, poeta, la crítica dogmática,persiguidorade hiatos y sinalefas, quizá no tenga una cariñosa censu-ra; quizá el gusano soterrado quiera tronchar la flor pri-mera del rosal altivo .

Dad un vaso de agua y un has-de apoyo á los que pretenden escalarla . altura .

Vedá Rueda—el excelso Rueda—como finaliza su prólogo áRimas del Tróp ico. P ido paso para este hombre ins-pirado, dice, á. través de todos los países de hablaespañola . ,,

Dad paso á Miró, que es, como Gómez Jaime, uninspirado.

Hector CONTE P.

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[PARA EL RETRATO DE ELIDA PÉREZ .]

Elida, dulce nombre, corazón de mujerquien eres tu? si acaso le pudiera yo ver

y deshojar tu nombre como una blanca flor,y decir las palabras suaves de un vago autor!

Elida-dulce nombre-tiene tu fina Pielblancura de alabastro ; llenen tus ojos el

brillo de los nocturnos cielos . Tu corazónes lugar de misterio, es plácido rincón

para las aventuras raras?

Puedo creerque serás cual la dama del soneto d ' Arvers?

Elida-dulce nombre-tu no sabes quien soy;no sabes que camino sigo ni a donde voy

ni qué pienso.

Oh, Elida, corazón de mujersi tú me conocieras! si te pidiera ver! . . . .

JOSE VELASCO.

Guadalajara,-Mex .

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Elcafémoro. .

De Ant, Zar y

ESCENA la derbonka sordamente ; la gaitay la flauta de caña lanzan con frenesí sus no-tas más gangosas ; el tam-tam retumba conestrépito.

—Entremos al Café Moro á tomar unataza de kahona

En derredor de la amplia sala y sobre rústicosbancos están sentados los consumidores : unos acurru-

cados en el suelo, y tendidos otros sobre esteras deesparto; todos fuman y departen tranquilamente . Unhumo espeso hiere la vista desde el umbral de la puer-ta cuya entrada obstruyen dos jaulas de mimbre reple-tas de pájaros cantores . Grandes ramilletes de lirios,colocados á distancia, adornan el interior del café ; guir-naldas de jazmines, acacias y nardos se extienden porlos ámbitos del salón, esparciendo embriagadores per-fumes por los que bien se sabe que son apasionadoslos árabes.

Empeñados los jugadores de damas en partidas in-terminables, frotan gravemente las piezas grasosas antesde colocarlas, con movimiento nervioso y golpe seco enlas casillas vacías.

Un cantor ambulante penetra en el café Todaslas miradas se lijan en él!

Majestuosamente envuelto en sus harapos, inclinasecon noble ademán y pide silencio : quiere obsequiar á laconcurrencia con una copla de su invención.

La orquesta bárbara calla muy á su pesar;irme-diatamente después el cantor da principio a su cantine

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la con ritmo quejoso, que entremezcla con ritornelos,acompañado de su g ombri (violín de una cuerda)

-Mohamed era hermoso y valiente! Era cazador degacelas! Cuando salía caracoleando en su pequeño ca-

alazán, todas las mujeres se enloquecían por él.Corrían á asomarse detrás de laspuerta entreabiertas al sentir sus grandes herraduras de plata, y le hacían señas aprovechándose de

la ausencia desuspadres Pero Mohamet ni siquiera volvía á mirar-las. Pasaba , indiferente . . ..

Mohamed estaba enamorado! Amaba á la más be-lla: Barkahoum, la cuarta hija del Cadi, la del esbel-to talle que se balanceaba leve como la palmera estre-mecida por el viento ; mil duros de plata fina valía.

Mahomed no tenía riquezas ; era un pobre cazadorde gacelas! . . . .¿Dónde encontraría di mil duros paracomprar la perla de Blad Chaba? Otro más rico vendría

y cortaría la Rosa maravillosa. ¡Renuncia, Mohamed,á tus sueños ! Goza de la vida en los días que Alahte ha concedido, porque no hay pensamiento, ni desea,ni felicidad en la morada de los muertos, á dondetúcorres en rápida carrera . . . . El amor es el hijo de las lá-grimas!

Pero lo escrito escrito está : Mekloub! El bello cazador está enamorado, y Barkaoum se estremese de gozo cuando ve pasar al jinete orgullos en su caballito

alazán....El amor penetra en nosotros por los ojos, delos ojos desciende al corazón, y en el corazón echa rai-ces!

Barkahoum espera á Mahomed, que pronto ha de venir á casa de su padre á pedir su mano.

Anda, bello cazador, persigue la gacela! Milduhashas menester para comprar la perla de Bad Cha-

ba! . . . .Mas ay! que la gacela es más veloz que tu cor-cel nervioso! Más ligera que el ave, más pronta que tuflecha es la hija grácil de los bosques!

Mírala cómo hu-ye!

Infeliz cazador! tú quedarás agobiado bajo el gransol de fuego!

El gran sol de fuego ha mordido á Mohamed en la ca.beza!

Así lo ha querido Alah, que es el Señor!

Gloria al dios verdadero!

El bello cazador se havuelto loco, pero está más que nunca enamorado!

Oídlocómo grita sin tregua ni reposo : Barkaboum! Barkaboum!

Una noche ha respondido una mujer:"¡Aquí estoy !" Mahomed corre allá . . . .la toma en

sus manos, la levanta, y párte con ella al triple galopede su fiero corcel!

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Frenético, en un arranque apasionado, oprime aquelhermoso cuerpo contra su corazón, que late casi hastaromperle el pecho! Sus besos devoradores se posan enesos labios entreabiertos, más perfumados que la rosay el clavel.

Súrge, fresca aurora, y haz resplandecer la be-lleza de Barkaboum!

Mas he aquí que al fin sonríe la fresca aurora enel inmenso cielo puro . Alah! Alabanza al dios único!Ya no está loco el bello cazador ! El amor lo ha curada!La felicidad es un maravilloso talismán! Ebrio de go-zo, Mohamed aparta con temblorosa mano el sedoso jaiqueque cubre el rostro de su adorada . . .Inclinase, v conmirada ansiosa devora las facciones queridas de Barkaboum!

Maldición! Quién es esta mujer desconocida? Esta no es la perla de Blad-Chaba! Ella lo ha engañadoy debe morir!

Ciego de ira, el cazador desenvaina su largo flissahresplandeciente, y con un ay! desgarrador lo hunde hasta el pomo en el corazón de esa mujer! La sangrecorre á borbotones! En seguida Mohamed, todo ensan-grentado, huye en su pequeño corcel, que brinca y seespanta como la pantera!

Tú Barkaboum, lo esperarás ahora en vano . Nun-ca más volverá tu bello cazador! Con el rostrosombríoy los ojos extraviados, deslízase como el relámpago du-rante las noches sin luna, cuando el Siroco desencade-nado esparce en el cielo las entrañas abrasadas del de-sierto, y los chilans silban como serpientes!

"Me chera (invocación contra los espíritus) ¡Ay deti viajero, si llegas á dar con él ; tus días serán contados! "

La voz del cantor ambulante se detiene de súbitasobre una última nota plañidera de su gombri. La con-currencia, hondamente impresionada, prorrumpe en unmurmullo de aplauso; atruena sin piedad la orquestabárbara, y el kahouadji se mueve en torno de los hor-nillos cuyo fuego reanima á grandes golpes de abanicobajo las cafeteras de cobre martillado ; luégo, en las mi-núsculas tazas pintadas de flores rojas y azules, vierteel hirviente kahoua cuyo vapor sutil se va muy lejos,difundiendo su aroma delicioso,

E. DELGADO MALLARINO .

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Arboles muertos.I

Árbol conspicuo de la selva hurañaque al caer del silencio vespertinodeshojas tu ropaje en la maraña6 acrecientas tu sombra en el camino:

En tu actitud caritativa entrañaamorosas bondades el destino:siempre acoges, en llano ó en montaña,la inmensa laxitud del peregrino.

Mañana, antes del sol, el jornalerohará que ante el mandoble de su acerocedas, como un arbusto ante la brisa,

y enseñarás la púrpura del fuegoen tu tronco, que habrá de vestir luegoel oscuro sayal de su ceniza.

II

Corazón : eres árbol ; has tenidosombra para distintos caminantes,cuyos nombres, cercanos (5 distantes,apagó la intemperie del Olvido.

'En tus ramas umbrátiles, el nidocolgaron muchos huéspedes en antes :;cuando eras, en mis épocas fragantes,trasunto fiel de un tiempo florecido.

Hoy al escarnio del vivir despiertasporque en el vuelo de tus hojas muertashay una voz que tu abandono exordia;

y ante el hierro inminente que te amaga,abres los brazos en la noche aciagacomo quien va á implorar misericordia !

CARLOS VILLAPA.ÑE.

N~re vos Rifas.=637

L.a hora ~amántiaa.Amigo y confidente de mis penas,

mar en cuyas riberas magestuosasvi desmayarse tantas luminosastardes, de oro y de carmines . llenas.

Yo amaba con locura las serenasnoches de tus orillas rumorosas;pero hoy en darme de sufrir te gozasllevando su barquilla á otras arenas.

Porque tú has sido cómplice en su ida,por has llenado de dolor mi vidaazotara tus olas de esmeralda

con mi estrofa mejor, si no supieraque así como hoy te llevas la viajeramañana la traerás sobre tu espalda.

1

Subí para mirar tu blando vuelola montaña ideal de mi amargura,y, por última vez, en la negruraperdí tu huella entre la mar y el cielo

Tuve rabia y dolor y un vago anhelode sentir tu caricia de ternura,hasta que al fin, extático en mi altura,lloré, y hallé en mis lágrimas consuelo.

Y esfuerza que me duela, ya que fuisteinocente y sensual, sonora y triste;pero aunque bien conozco que te pierdo

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me siento lleno de inefable calina,porque en lo más recóndito de mi almaha empezado á dar flores tu recuerdo.

II

Desperté con pisadas religiosasla estancia que escondió vuestra alegría,Vieras! . . está qué triste y que sombríacon sus sillas revueltas y polvosas! . . ..

Cuando alcé las cortinas vaporosasque tu mano de nieve un tiempo abría,una dulce y sutil melancolíavoló sobre el silencio de las cosas.

Me sorprendió de pronto aquel aromaque emana de tu cuerpo de palomay el rumor musical con que caminas;

pero era sólo un hálito que errabade tu cuerpo, y el viento que pasabamoviendo levemente las cortinas.

iII

Si es verdad que el amor que es mi alegríano fue una liebre llena de impureza,si sólo por dolor y por tristeza,tu almita (le cristal buscó la mía;

Si es cierto que la gran melancolíaque iluminó tu lírica cabezano fue una femenil coqueteríapara hacer más divina tu belleza;

Si es verdad que eras casta y eres triste,si aquel blando cariño que me disteno tuvo ni una sombra de pecado,

entonces alza sin rubor la frentey calma la amargura del presenterecordando la dicha del pasado.

Gaviotas que en los riscos secularesdonde se rompe el mar, formais los nidos,decidle que escuchasteis los latidosque da mi corazón en sus penares .

Nuevos Rifes., 639

Brisas que vais volando por los maresazules, sin linderos conocidos,recojed y llevad á sus oídosun eco de mis líricos cantares.

Acariciad su frente de. Julietadonde encontró el ensueño del poetablancores de hostia y castidad (le aurora;

Y después, tras un giro y otro giro,traedme en la caricia de un suspiroun hálito de su alma soñadora.

RICARDo NITRO.19(18 .

)

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Viaje al país de la decadencia(ENSAYOS uta c ü,f9'n:AI

;Qué fué Santiago Argüello?

Ni más ni menos.

Pué él, quien me hizo penetrar inconsciente, admira-do, con frases voluptuosamente rítmicas, en un ambientede floraciones de oro. Es él, quien me hace sentir, tam-bién, toda la lujuria pasiva del Arte.

Santiago Argüello! Quién lo diría? A lo menos,sabía que era un poeta digno de comparación con el granligarte ; con el meláncolico y taciturno Urbina ; con Lugones, el (le expresión galante : con Pichardo, elnoble cubano. Sahíalo por lo poco que había leí-do de él y por la aureola de fama en que va, ca-mino á la Gloria, envuelto ; pero no estaba afirmadoen ello, necesitaba un convencimiento pleno, justo, queme dijera larguedades estéticas de su numen . Aho-ra sí que verdaderamente es Artista, y de los Artistas quehacen sonar melancólicamente con Quimeras inaccesibles;que hace palpitar suavemente á las sombras de los quefueron Michelet, Chateaubriand, Chenier, Leon Drieux,Leconte de Lisle,-el hermoso de Lisie-por medio de líneasparabólicas, que no deben leer, que no deben ultrajar consus miradas impías, aquellos que no tienen un espíritusensitivo, un espíritu lleno de Ideal poético y exquisito.Para esos, leer á este Argüello, es cometer una estafa li-teraria . . . .

No les pertenece la lectura . . ..

]Entré á una librería, como acostumbro siempre quevoy á Panamá, aunque sea por curiosidad . Recorrí conojos ansiosos de amenidades las obras en venta, v dió lagracia de encontrarme con un libro custodiado por Emilio

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%ola, como quien dice custodiado por embriagueces decarne tibia é incitante de mujer voluptuosa, por un lado,y por el otro, p : ir José Francés, el de ambiente de censadones nuevas, que llevaba y lleva en su pergamino á unefebo de mirar vivo, chispeante, cuasi lascivo, sinembar-go que, estudiándolo, hay algo de tristeza en el fondo desus pupilas negras, así como en el fondo de su obra ática;pero una tristeza compasiva .

Compré "Viaje al paísde la decadencia " v lo leí . Y lo leí con la fe de un apa-sionado de cosas buenas y también con el recelo del quesupone, indebidamente, porque no se debe juzgar malucoá priori, máxime sabiendo ya algo bien encontrarse conpequeñeces estrafalarias, que entorpecen el espíritu ytraspapela la imaginación .

Y . oh equivocación agrada-ble!

Oh, mni fe de apasionado!

"Viaje al país de la decadencia " es un "La caída deun Angel, " parecidos en el lenguaje rítmico, poético, su-gestionarte, revelador de sensaciones y de verdades, mo-nótono . . . .que fué escrito únicamente para que los gran-des clásicos aspiren olor de lirios elocuentes, para quelos grandes románticos apaguen su sed de colores enesas rosas púdicas y cultivadas, para que los iniciados--yno los maestros--en el modernismo, se embriaguen en esafuente murmullante de novedades que fueron . . . .y qucexisten . . . . llenas de burbujas ideales.

I amartine creó en "La caída de un Angel " cuadroslindamente, lujuriantemente mitológicos, en sus figurasde caravanas desnudas que andaban, casi errantes, porlos bosques sombríos y llenos de harmonía é inquietud,para que el espíritu se recreara en lo Bello y supiera loBello . Argüello, vivió paisajes encantadoramente, ene-'adoramente idealizados, que se desenvuelven en unadulce penumbra de magia, en sus peregrinaciones á lospaíses lejanos con su compañero El f'/'bo, en su "Viajeal país de la decadencia, " para que el espíritu se recrearaen el Arte y supiera el Arte.

En este libro--libro de ensueños y Horaciones--tene-mos la demostración de la poesía en sus diferentes faces,en un arroyo de palabras sonoras v llenas de azul ; en é1se describe el Arte con coloridos exóticos y entonacionesde turp_ iales, según como lo comprendieron en el sigloXVIII v-locomprende-Argüello ; y-se canta la victoria delos inolvid~ibles Líricos v Clásicos . . . .se dice la epopeya,muy tenuemente, de lo ; Virgilios contemporáneos- y soles acusa, á los que pretendieronhacerlobien v no lo consi-guieron, de su muy poco éxito y verbalidad . En él secanta el Ensueño llorado del Poeta, la Visión perenne deese encadenado sublime al Arte v de la Tristeza : la Glo-ria de la Belleza y la Belleza del Exito, que guardan,reverentes y orgullosos, en el fondo de sus ideas y en elfondo de su alma.

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Repito : Mucho temí al comprar y leer el libro deque trato, encontrarme con un desbara usle líterario, porla sencilla razón de tener su autor idéntico apellido á unode tantos que estropean! oh sacrilegio excecrable! concinismo r lujo de chapucería, el arte : Solón Argüello,el célebre amo--autor de "El Grito de las Islas, " libro alque más bien, si hubiera sido un poquito más cuerdo y unpoquito menos orgulloso, hubiera llamado con sobra derazón "El Grito de los Disparates . " Indudablementeque Santiago tiene parentezco de familia con Solón, perolo que es Solón no tiene nada de parentezco de numen conSantiago, porque ni siquiera tiene estro . . ..

No comprendo como el excelente escritor José M.Triviño dice que Solón es un poeta exquisito v que hacefiligrana de palabras, y le recomienda como tal .

Loque sí pasa en A rgüello el poeta es que, como lo escribe,su fraseología extraña . no es espuntánea,—será sincero,no digo que no--pero este pulidor del Arte no se dejaleer tan fácilmente como los demás poetas americanos yespañoles que siguen las sendas del modernismo, porusar vocablos muy rebuscados de á fondo de la lengua.Para poderle entender bien hay que saberse todo uu Dic-cionario (le palabras raras, rarísimas ; pero aun así, es ungalante escritor de bellezas .

JUAN B . CONTi: J.Abril 1908.

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Nuevas savias .mantón fu). walaés.

Hace tres ó cuatro noches, en esta ciudad, la patrianatal, hice una excursión por los suburbios v los comien-zos de la Zona del Canal . . . . Hay que imaginarse las ho-ras nocturnas de Mar del Plata, con la vegetación mara-villosamente decorativa de las márgenes del Luján, parafotografiar en el espíritu el esplendor de este cielo y laspujanzas de estas génisis de sabias . La luna—es ella ylo será siempre—la milagrosa transfiguradora de la natu-raleza, suspendida en el éter parecía uno de los castos se-nos de Atenea. El calor, suavizado por las brisas mari-nas, se aletargaba en el regazo del viento. El cosmos delo infinitamente pequeño, hacíase perceptible en la placaelectrizada del ambiente, como el bullir de un océano flui-do. Y á lo lejos, las aguas salobres, respondían con uneco armónico ..

El coche andaba despacio . Los árboles eran siluetasde seres de misterio, destacándose en perspectivas confu-sas. Y se inclinaban, comoen una salutación amable, cornomecidos por espíritus protectores, sacros para el recuer-do (le años remotos en el pretérito . . _Tal, en idénticasnoches cálidas, gustábame pasear, solo, ó en compañía deamigos y, á veces de amigas, en Buenos Aires, por lasavenidas de Flores y por los riachuelos del Tigre ; en laHabana, por su admirable Malecón ; en lima por sus pic-tóricos balnearios . Y cual entonces, mi pensamiento, ex-traño á las agitaciones de los afanes humanos, comulgaba,en un transporte de serenidad, con el alma imponderabledel Universo . . . . Ahora, acompañábame un ¡amigo . Taci-turno también, sumergido en sus preocupaciones íntimas,por intervalos debía de rememorar nuestra infancia decondiscípulos, sus ensayos y los míos, de escritores, en laadolescencia . La política—vorágine absorbente en los

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p-iís ss del trópico,— Io envolvió, conquistándole su intelec-tualidad . Pero no naufragó en él su fino impresionismoartístico, y en ocasiones se manifiesta hermosamente.Nos conducía ttn cochero . Su tipo evocaba á los indíge-nas del Cairo . Había en él ansias de «inteligenciaverbal . »

Era locuaz aquel muchacho, y su soliloquio obligaba-nos á oirle, cuando la simultaneidad de las i uágenes ex-ternas producía ondulaciones mudables en las ideas . Des-de el linde del prolongado suburbio, nutrido de casas, re-trocedimos hasta el comienzo de la Zona . En frente, laestación del ferrocarril interoceánico, indicaba, como ladel «Once» bonaerense, el término de la ciudad . Tan só-lo una calle la separa de la tierra de los Estados Unidos.Una plazuela, con árboles y bancas, donde la luna pintabaclaro obscuros argénteos . Cerca, el hotel para los em-pleados del Canal, semejante, sin la terraza, al Bristol deMar del Plata . . . . El coche trazó una curva en torno de él,y siguió por callejuelas bordeadas de chalets . Allí em-pieza la falda del A neón, el torso hiperbólico de un paqui-dermo del período terciario.

Esas villas risueñas y graciosas, pero desiertas ; esosjardines de nna llora incomparable, por las cuales transi-taban hermanas de caridad con grupos de educandas, to-do el primoroso paisaje de los hospitales de la Compañíafrancesa, que pusieron un poco (le benevolencia melancó-lica en la pluma, siempre acidulada, del maestro PaulGronssac, transe repoblado, multiplicándose . A las in-contables salas para los enfermos, se agregan hoy hilerasde casitas de madera para los trabajadores en "La Boca "delavademediadavíaintermundial . Ediiiicacionesligeras,diminutas de un piso, y cuyo farol chinesco, ó japonés enel balcón, despertaba en la memoria al Loti colorista delExtremo Oriente . . . . El cochero soliloqueha : - l̀odo loquieren para ellos estos yanquis . . . . Son tan egoistas! . . ..Miren ustedes, señores : (desde aquí para allá, dentro detoda la Zona, no se dá entrada á ninguna de las pequeñas -industrias del pueblo panameño, lo mismo que nada ad-quieren del comercio grande ele la capital . . . . Todo lotraen de su país, desde las más costosas hasta las más in-fintas mercaderías . . . En Panamá no se gana casi ni parala diaria .;ubsistencia . . . .Cómo nos engañamos al creerque iba fi repetirse el tiempo de los franceses! . . ..

Sí, el incontenible derroche de dinero, cuyo agostoempañó por manera indirecta, la prefulgencia de gloriadel "Gran Francés," tiene ahora su exagerado extremocon la nueva empresa, contradiciendo de esta suerte, y

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para desencantado, general asombro, la proverbial es-plendidez de la república anglo-americana . Le dieron losrepresentantes actuales del gobierno contratista de losEstados Unidos, á la capital, un adoquinado modelo ; im,pulsaron las edificaciones modernas, elevando sus precios(le arriendo á cantidades fabulosas . . . . v luego lanzaransu tenaz, morboso bojeot, primero, para el comercio y lasindustrias (le la población ciudadana, después para todaslas vecindades de la Zona . Recientemente, para la buro-cracia nacional y cosmopolita, según los decires circulan-tes . . la canalización prosigue con pasmosa rapi-dez, anulando todos los obstáculos de la tierra abrupta.Y puede tenerse ya fe en el no distante, mano consorciode los océanos . ¿No era eso lo que se deseaba? . . . .¿Porqué exigirles más á sus constructores, si desde hace cinecuenta arios conocíamos su carácter y sus idiosincraciaseconómicas, por la colonia formada, la mayor parte, enColón, para dirigir y administrar el ferrocarril del Atlán-tico al Pacífico? La gran empresa del Canal i equería,precisaba, inducía y deducía de sí misma la hipertrofiaenorme de esas características . . . . Nuestro cochero con-tinuaba su monólogo . La noche transcurría en una calmasuperterrena. La diafanidad del infinito, su beatitud lu-minosa, cerníanse sobre nosotros, como ritmos de mira-das y respiros de divinidades propicias . Así infltrábar,-se en nuestros pensamientos en batíos impondernblemente sedativos . No muy lejos, abajo, la bahía, con la elipsde su costa y el engarce perlino de sus islas, irradiabalas refracciones . blancas, blancuras níveasde la luna.Una total quietud regía la vida del pl[neta

1 :1 coche ascendió por la ladera del cerro . Estába-mos en el límite norte del extenso hospital. El silenciodel reposo envolvía los pabellones cerrados . Por aquellaavenida, de piso de «madera» costeamos el costado (le An-cón . El panorama se transformó.

La vegetación imperaba allí solitaria . A los pies,distante, entre luminarias eléctricas, surgía vagamente elcaserío de la Boca, la entrada del Canal : colinas azuladas,en su opuesta orilla . En todas partes había un gravemutismo, como si aún flotara en esos lugares el espíritunostálgico de la antigua empresa, visitando las ruinas delas poblaciones, que disolvió, destruyó el trágico, ruidosocr¢ta financiero. El mar, cercano, vibraba, lleno de ener-gías. Las excavaciones, los nuevo :; trabajos, acentuaban-se en la trasparencia de la atmósfera . El per `: l de la dár-sena en construcción ; el «muelle.» admirabi , con sus ma-quinaria. ; eléctricas, y á su flanco vapores mercantes ; cer-cos de pastizales con casas rústicas, para (lar relieve y

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perspectiva al gran lienzo (le las audacias de la obra colosal; el conjunto de tantas cosas contradictorias ; la pletó-rica naturaleza del trópico invadida, dominada por el es-fuerzo de los hombres, por las creaciones irresistibles (lesu cerebro, semejaban, en aquel momento fugitivo deltiempo, una como orquestación de mil asonancias y discordancias de vidas y de cosas, hechas armonía por elgenio del progreso . . ..

--Alto, cochero . . ..

Regresábamos . En el camino desierto apareció depronto, iluminado, un edificio (le varios pisos, La vozera del guardián, y la casa, un hotel de la Zona . Aquélhizo un reconocimiento visual de nosotros, y dió una or-den al cochero.

—Tenemos que aguardar unos minutos dijo .—Vieneun yanqui . . . . Dispénsenme: quiere ir á la ciudad

como no hay por aquí otro coche . . . . Yo no los quiero . . . .pe-ro, pagan bien . . . . Le cobraré á éste aparte . Se ganamuy poco! . . . . Los cocheros también entramos en el

boy-cot . . . . Hay que aprovechar los momentos humanitarios! . ..

En efecto, un hombre todavía joven salió del hotel.Sin saludar, tomó sitio en el vehículo, frente, al lado delauriga, cuya obsequiosidad para el anglosajón

manifestose en seguida con unos balbuceos de inglés contestadoscon silencio de dominio. El coche continuó por el sende-ro angosto, entre la tupida maraña de árboles

exhuberantes. A ratos, á la derecha, abajo, surgía, disco de níquel un breve trozo de mar. La noche era benigna, caside primavera ; y la luna, transfigurada por la fantasía enuno de los senos de la diosa vírgen, venerada en la Ate-nas de Homero, paseaba, bajo la curva sideral, su carnede nieve y de luz . . . .

DARIO HERRERA.

Panamá 1908 .

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as guacamayas

Ofrenda á doña .Natalia de F acio,

Sobre la selva virgen de altivos huiscoyoles,que abanican las hojas de las verdes pacayas,batiendo treinta remos van quince guacamayas,luciendo luengas colas de vivos tornasoles.

El éxodo es distante : quizá, de cuatro soles:alegres van en busca de tropicales playas,de marañones rojos y frutecidas hayas

o de la copa fresca de enhiestos guapinoles.

Al quebrarse los besos del Sol sobre sus plumassemejan gallardetes de múrice y de gualdasy atruenan el espacio con estridente grito.

Amadas de Atahualpa y de los Motezumas,al dilatar el vuelo, parecen esmeraldasrayando el lapislázuli del éter infinito.

ob.&tmaeo C&I wionnLa,

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L_A cUIN EEN

La retreta del domingo IO del presente fijé un ,rcrrut,er-cimiento en nuestra vida monótona, tan escasa. de fiestas eleuntes,- Corno, una galantería á Mar, TalIt °y á Mr . Cnmtvell,don Santos Jorge A., Director de la Banda.. Nacional, orga-nizó . un programa de lo más selecto, que fue ejecutado ha-bilmente ,

Corno' ya el tan esperado invierno derrotó de Las Sa-banas la bandada de palomas que forman nuestra kap liy,el Parque estaba concurridfsimo i-tor . nuestras más elegan-tes damitas y por los c aballeritos que nunca faltan en tornode la belleza .-

Vimos á [a simpática y espiritual .Kamnnet Lewis„ qnc:se paseaba con un joven muy simpático que, francamente,.no conocemos : Carrneneita Slouber y la [laDy, se paseabancon dos marinos del crucero anclado en nuestra brida ; la blon-da Duquesa Adrianita Orillac iba con la angelical Angélica .María Chávez, y con Angelica iba un ;jovencito muy eleganteque no desperdicia la ocasión de d^partir con la inteligentey bella Directora de Ia t scnela Saperior de Señoritas ; las>Uoyd, las Díaz, las Cur dote, las G. rlindo, las 1 .-Iazera y ,algu-nas otras do nuestras bellezas c rmpletaban el éxito de la .retreta del Domingo,

Brillaron por su asencia la . Tialina y emanen 1+7spinosa, Lo-la Navarro y las Alemán, d qe .aes invitarnos para el próxi-mo Domingo,

PA, VivutNa , ocho de los corrientes, á las de la mañanacotrajeron matrimonio en la Santa . Iglesia Catedral la siguepita Manuela Guardia con el joven B)rnesto Alemán . Fueronpadrinos la señora doña María Ossa de Amador y el Generaldon Santiago de la Guardia.

Deseamos una eterna felicidad para este nuevo hogar queamparan la honradez y el Amor .

Nuevos Ritos.'641?

Sic 19AR1,A ale algunos ronpromisos recientes, los cualesroas di co :n•a casi cmrb :i, la m rrimisa blanca y rojo que vo-letea en torno de nosotros . Uno : el de una de nuestras tnéisMellas señoritas cuyo nombre principia con R, con un joven.muy si upíetieoy muy estimable, cuyO nombre se escribe con E7.,

La oa.riposa nos hu oFrecido noticias frescas para muypronto.

i)OÑA 1s " abel Mooire de Fajardo cuenta con un niño odadesde hace algunos .días. La felicitamos, lo mismo que adou_Carlos_

NT. vi a n ]cs H de los corrientes celebró el A'OFiNEo DEPANAMÁ una sesión privada extraordinaria que resultó luci-•dlsirna. Id Presbítero Melitón :Martin recitó un hermoso poema á Zaragoza, compuesto de ciento cuarenta octavas realesvibrantes, llenas de fuerza . y de música épica; don NicolásVictoria leyó un trabajo sobre Fray Luis de León, bienescrito y mejor meditado ; don 1,lécter Conte B . leyó un ,jui-dio crítico sobre la labor Literaria de Ricardo Miró y final-mente, el notable poeta nacional don Aizpuru Aizpuru recitóuna bella poesía titulada el Fscapid rio, llena de música yde melancolía.

Felicitamos á los señores que tomaron parte en la veladay á la Junta Directiva del ATENEO Dn] PANAMÁ por este tuzr^-vo éxito de la asociación.

IIICAerna MIRÓ ha recibido un Diploma . que lo acredita.Socio Correspondiente de la Academia ele Ciencias, Letrasy Artes del Salvador y un nombramiento que hace en élJosé Santos Chocano (le Corresponsal de "` La América ltspa -

ula ", un gran periódico que aparecerá en Madrid bajo ladirección del gran poeta peruano.

Felicita rios t MSró,

Ih;MOS sido galantemente invitados al Matrimonio de labella. señorita Mercedes Galindo con el señor don ErnestoHolhnann, Rector del Colegio . de Comercio é .Idiomas, quetendrá lugar el sábado 1(i de los corrientes á las H y 130 dela noche en el Palacio Espicopal.

77l acto promete ser una fiesta elegante donde se dará :,cita todo el Pana ntícinc.

Damos las gracias por la invitación

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E . VIERNES llegaron del Ecuador la aplaudida tiple donoCarlota Miill'anes, y su hermana Teresa, acompañadas de susseñoritas hijas y del tenor Paco Suárez.

S'e' proponen dar algunas veladas en el Metrepole,

Los saludamos y les deseamos éxito completo.

El, rx7M1NtO último tuvo lugar en el internacional, después de la retreta, la primera reunión dominical de esta temporada de Invierno. Quedó muy lucida.

Hasta la próxima se despide de ustedes su amiga quelos estima,

3ULIETA _