año1° Panamá, Diciembre 1° de 1907 . Num . 21 y 22

NUEVOS MITOS+Revista Quincenal Ilustrada

Arco de triunfoPrólogo á M. J . Pichardo-

Director de EL FIGARO, Habana.

La voz de toda América le pides a Darío

la voz de toda España le pides a mi acento,

al cisne desplegando las alas en el viento,

y al pavo real abriendo la cola como un río.

Quiere de las dos aves tu egrerio señorio

hacer un aúreo escudo de gloris a tu talento

en que deslía el cisne su blanco movimiento,

y en que la cola estalle de rosas y de brío.

Pero es mejor trofeo tender Rubén su mano,

tenderle yo la mía por cima al Océano,

y así formar un pórtico sobre el azul intenso.

El tañerá lira, yo tocaré mi trompa,,

y en una regia nave llena de Sol y pompa,

¡ tu cruzarás poeta, bajo del arco inmenso . ,

SALVADOR RUEDA

Nuevos Rítos, 484

Bajo la lluvia .

Eran vecinos y amigos, de igual tamaño Pablo, de doce, añosr ,y medio; Guadalupe, de once. Vivían en dos habitaciones,

i

cine patio de una casa, a dos madi as de la Alameda

Lacalle ya con pavimento de asfalto conservaba aún, en sus

edificios aspecto arcaico. La mad re de él, viuda de un provenzalcocinaba para una familia rica de la cual era portero

el padre de Lupa. Su mamá quedábase en el cuarto ; aplanchaba ,y hacíadulces criollos : delgados cilindros de leche, rombos de coco y de cidra, comos de membrillo, de limón, de naranja . La chica los vendía,pacientemente sentada ante la caja plana, en el comienzo de uno de los senderos del granparque . La vida de las dos familias era cómoda . Pablo, además, en lashoras libres de la escuela, convertíase . en vendedor de periódicos . Sus ganancias cotidianas ascendían á la respetable suma de cuarenta, de sesentacentavos. Era activo, de una inteligencia precoz ; colgado, nervioso ; con latez bronceada por atavismos aztecas, pero con grandes, obscuros ojos, lle-nos siempre como de irradiaciones febriles, ,y dominadores . . . — Lupe,la hija de un inmigrante irlandés y de una bella criolla tapatía . La piel,blanca, estaba, infiltrada de coloraciones rosas ; abundoso cabello rubio, pupilas claras, turgentes las formas innúbiles del cuerpo, redonda ,y de rasgosmenudos la cara. Era apacible.

(La amistad tiene deberes sagrados,) opinaba Pablo, glosando algúnprecepto escolar ; y de dos o, tres de la tarde, en ocasiones con varias docenas de periódico aún en el brazo, me iba á la Alameda y ocupaba el lugar de,Lupe, para qué olla fuera á cemer . 1,a chica lo quería; poro el cará,ctorinquieto de su amigo lo mortificaba su mansedumbre moral . Mientras leatendía el puesto, comíase él ocho, diez dulces ; se los pagaba ; (era. personade dinero), y en vez de estarse con ella, conversando, como lo hacen los gran-des, partía en seguida . ¿Adónde? A terminar la venta de sus diarios . á ju-gar á discutir c•en otros muchachos . La dejaba así sola, bajo los altosárboles del paseo, melancólica, pensativa. iEse Pablo no era, formal!Di , nocho, despnés de, Isi, cena, salín inmediatamente tí la calle, á reunirse consus cannu odas del vecindario, á tomar helados en el ¡puesto de la esquina, ánoctarribulcar por ¡as calles de les teatros, á meterse en ellos. Pues,Pablo tenia influencias cou los porteros, y siempre monedas en los bolsillos . Lupa, se quedaba allí, acurrucada sobro el umbral de la puerta exterior, vióndolos alojarse alegromente . A ella le g'ustnban mucho los helados, yanís que todo, el cimmnatógmaio pú` ka de la Alameda . Pero Pablo non~ii lit llevab .i . Ni siquiera demm ábase un rafe, ayudándola a ataviar la her .moca mrni,eca, regalo de él mismo . SGIo lo entusiasmaba la . calle, los vagabundeos con aquel amigo!

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En las noches de huela, forzosamente per itanecía en casa . Lupa tra-Wba entonces de cunduci rl i por el buen camino . Traía, ¡ti nrnire;n yen tresdiminutas tazas che té preparaba la infusión, y en Cauto nupncábalc (tire 4 ,ctambia . ,a. el traje á aqu~`tla, dándole á escoger entre varios, he.c 'hos por la.eñicucl 11,1 roteres de él por estas cosas sartas era . mediocre : la 11111ig;tlo notaba . Todo m, hacía con rapidez eac csiva : la i :ic:c ,n ra,tiUaba na ;a.Pedíale q ae le Leyera de los cuantos de las d7i,1 y/ ana taooleex, ó de Parra.ult,.u esa :; tromendos de lloffinann, hipnofiza dores, en Ia , r<,estión del mie-do, para las heronci is ancentr ales de su e píritu septentt+m ak Pablo des,deñaba iulmílas lecturas, deleite suyo dos tiros atrás . Leer necedades de,geuios y fantasmas! Acostumbrar el cerebro á lo inexacto, á no ver lasrealidades Si la vida, tí nutrirse de ilusiones y fautase_os enfermizos! PJ.viejo profesor de "historia general ", hablaba por esa boca de duce apos.Y Pablo, tumnndoen la silla actitudes de conferencista, disertaba, ante uladormecimiento de. Lupe, sobre los hechos resaltantes de Grecia, do LL~una,de la. 11' rancia revolucionaria. Aquello era, verdadero C. instructivo. i+lila,oía vag invente, quedándosole en la memoria tan sólo algunos nombre raros:Is'vpauziraonrtus, Gicargas, lU,ceb-r, Lis, Las 'Prnrrzópílaa, lacra¢ Pompilo, Oipitht,'Hia•obea5, HosDepev re, Uenton, KIaber, XneaoporGe, grandes patriotas, ilustres,raudillos do pueblos, e,mcluía el . inomorista orador, frente a,L suefio profun-do de su auditor.

Pasaron meses . Lara Lupe su puesto en ba Alameda eru una spgmi-fltr casa . Lis mananar y las tardes tenían para ella encan .Ws in ádi les,lam vambimbed llonábanse de brindadas de nifur.s y niñas. L rs junios varia-bau ; la ulgazarade los retummes era amplia, comunicativa . Y la vendederadc confituras, á pesar do que en breve cumpliría doce apios, participaba,eon toda su alma de otra raza, desde su asiento, de loe regoc_i ,jus circundan-tes . Cuando lloví y refigiábase en olkiosco vecino, donde eacuntraba siam—)pre i algiín "seri . >r " que la obsequiaba con mi rofrescu y comprábabc . de susdulces . Unicamente al medio dia, hasta la lbeg[da infalible de Pablo, trans -curríi para ella en completa, soledad . Se arnodrrraba ; .y era el duermevela,sa pensamiento, tan propicio á bo Fantástico, haefa del viento y de los tupidosriimaj ,,s dei parque una orquesta de málcas rusas. Las ráfagas reciasemrstraían en el teclado de las hojas largas risas rítmicas, entrrecurtadascomo por coloquios de reuniones sefioribes . A Lupe antujríbaaelc quo balutiallí, cn esas espesuras de rarnas, ronchas hadas y muchos genios, ~ren-tando quizá, con desborde ~ de alegría, bo .s acontecimientos pretérito: : ' lo al-gana muravillo .sa.fienta. O la brisa en su vuelo suave y firme, lin,gíalu el.rnm,nnee de los recien-na .eidos ; y pensaba en su mnñ,cca é, incoas„ic:ntc-nrente, en Pablo, quien á medida que transcurría el tierripo hacías., avis em-prendedor, más inasequible err, las veladas no,Aurnas, por sus immnufliubasaasencias, ó sus discursos, durante las lluvias copiosas, de asuntos cadavez rná~s raros, más soporíferos . Comenzaba ya los estadios filo .s,ulcos y ebaprendizaje de los clásicos griogos ,y latinos. Y asila tan fastidioso, cual.esos temas, parra su obligada a .Venta 1̀1ah!—se decía él, con esi:éptiicu in-dul ansia, viéndola dmanirma bis mujeres sou seres lindos, peco inrerio-res . " , Iodo un axioma de psicología y de estética.

II

Era exacta en pu-rk la frase de Pablo. Un mee antes cumplió Lupedoce altos. Hubo grandes rmatoim ; helados, vinos, dulces ; un a;junr com-ploto de, nitra elegante —dos ti ajes preciosos, botinas, medias negras, dehilo; corsé. Su amigo Ic regaló una caja de perfumes, sinos lo hizo nn con-discípulo suyo, de más edad, en el natalicio de una prima. Y Lupe, al desarrollarse, embellecía des un modo visillo . El tulle se le afinaba, su cuerpo

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adelgazábase ; las caderas y el busto adquirían la gracia de la . curva, femeni-na: acentuábanse las línoas armónicas del rostro, el cual se tornaba . ligera~-menteoval. Pablo crecía también pero ne se modificaba . Cierto queahora vestia mejor, un traje de paño azul ; buco calzado, sombrero de fieltro;mas seguía en sus afanes de, negocios ambulantes y de estudios excesivos.Porque Lupe sabia que eran in{itiles . Las dos familias prosperaban . Elpadre de ella ascendió á mayordomo ,y tenía ahorros halagüeños en el Ban-co ; la madre de él Lizo también sus economfas, y la chica oyó los proyectos,para dos años más tarde, de, establecer un Café decente, en la Reforma.En las habitaciones interiores vivirían todos . La mujer del mayordomo di-regiríael establecimiento ; la hija atendería, desde su pequeño escritorioenrejado, al cobro del consumo. Para el servicio, dos camareras ; Pablo, porrus aptitudes notables asímismo en matemáticas, estaría investido del pues-te honorífico de administrador. Ella escuchaba estas conversaciones ; percél de continuo en la calle, las ignoraba como la idea adicional, del noviazsode los chicos, ,y del matrimonio después, en la edad conveniente.

Aquellos planes encantaban á Lupe lY el muy zonzo, seguía vendieu-do periódicos,y estudiando en esos libros aburridos, y gastando sus ga-nancias con los amigos! basto era lo que más la contrariaba, pues ya secreía con plenos derechos para ser• la~ sola dueña ole las ho r as libres de él.No obstante, su tirnidez, su natural dulzura, impedíanla hacerle ningunarevetición, exigencia alguna . Pero al regresar, á las siete, de la Alameda.- _ya noiba en las mañanas,--se lavaba, se vestía de, limpio, ochábase en la.

cabeza y el pecho unisgotas de las esencias regaladas por Pablo ; y sucedíasiempre que al llegar éste, la encontraba peinándose ante el espejo la eno -me masa de pelo rubio . Desprendíasele de la nuca, rodando por la espalday el talle como una nade luz densa . Se parece á las imágenes de los cua-dros de las iglesias", pensabael muchacho, sin docírselo, ,y recorría ent.en -ces á sus recuerdos filosóficosy á sus compromisos con los amigos, para noquedarse allí, muy cerca de ella, nspirando su perfume, contemplándola,diciéndole mil cosas distintas de sus lecturas y disertaciones escolásticas.Al ausentarse, también conturbaban ahora sa espiritu vagas nostalgias,productos de virilidades nacientes . Mu,y "ehuIa" ella; pero ¿por qué nc,rprendía lo que él se esforzaba en enseñarle? Su letra entra bouita ; regularsu ortos*rafía ; su ciencia en la aritmética alcanzaba á los decimales . En lodemás, ignorancia total . Y arrebatado por su pasión de oratoria, mientrasiba por la calle al encuentro del compañero, repetía en alta voz, cou uno desus profesores : " La civilización ha roto el molde psíquico de la mujer an-tigua: hoy le es preciso no ser una carga ., sino la, .ayuda eficaz del hombre,en la lucha por la vida,, hasta donde puede abarcar su imperfecta mental¡ .dad . " Pablo no sabía que aquel profesor, de elocuencia sugestionante, sehallaba casado. El modernismo de su esposa, consistía en una permanenciacontínua fuera de su caSa : nor la mañana en Plateros, visitando las tiendansuntuosas; po r la tarde, en visitas ; de noche, seguida dóeilruente por el ma-rido teórico, en los cinematógrafos ó los teatros . Y hacía versas . En aquelpresupuesto conyugal el desequilibrio era grave . 'railes hechos conserva-ban el incógnito en las conferencias de feminismos . Para el chico, Lupe,--su hermana por la mtmera~ como creía quererla--estaba en completo atraso;sería una ` mujer antigua . " Y esta convicción profunda, fortalecíalo con-tra el influjo, cada día más penotrante de su amiguita, propia sólo paraaprendiz de modista., pues en las horas nocturnas, cuando no leía de esoscuentos pueriles, etmmizábase, ;junto á lalámpara, en costuras para la rmr -ñeca, ó en bordados simples .

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El t3crnpo rvulsib3 . Lupa cuniplló los catrrce anos : él acicrcaSbase ár?lcs diez ,y sein la primera. parte de los proyectos paternales era. ytr casi unarealidad : á, principios de Septiembre . A la sazón mediaba Agosto . La ni-ña pronto cesaría de serlo . Su belleaa. avanzaba á la forma defiuitiva de la.virgen nzívil . En los dos bogaras, el bien estan general traducíase on el con-tentamiento inalterable de los `' viejos . ' , Ese año Pablo obtuvo en los exá-nnenes, en todas las materias, notas sobresalientes- Era el modelo de losalumnos.. Las profesores citaban con orgullo á aquel discípulo, de nerviosi-dad inquieta, de prendes ojos ardientes— deude parecía reconcentrarse suvitalidad física en gérmenea de poderosas en<n•„>ías--de memoriaexi,racrdi-nada, de tan clara inteligencia, de inquebrantable voluntad pava el estudio.A los veintiún anos sería ahogado ; después, en la política, quién sabe hastadonde podría ascender . Un porvenir maguífico . Los elogios llagaban á élindirectamente, por conducto de algún condiscípulo, ,y lo sugestiomeban,deslumbrándolo. Ya,entiase con vocación irresistible para los asuntospúblicos, para el Congreso . !Ser diputado! Asistía con frceuencin á la"barró" y escuchaba los debates de las sesiones interesantes, cou recogi-roientn de neófito . Los aplausos á los oradores lo rocorrían el cuerpo comofebr]c'itantes calofríos . Y veíase en años venideros, en pie, en la sala so-lemne, el gesto soberbio, la palabra en los labios, entro sus coleas, sumi-dos en silencios aprobadores . Y más allá, el pueblo nutrido, cortándolelos períodos con ;menos deaclarnacUmen En espera de esa época lejana,continuaba aprendiendo, con afán casi enfermizo : veudía sus periódicos;noctambuleaba por los teatros, y no se fijaba, en las mudas elocuencias deternura palpitantes en los ojos, en las actitudes, en todos los actos de Lupe.Empero, sus conversaciones con ella giraban ya en torno de temas menoseientítiena, y hubo noches secas, en que, al finalizar la cena, consintió consi-go mismo en dedicar una hora á charla sencilla y á las inocentes distracciosue, de aquella futura "mujer antigua. "

El final de Agosto se aproximaba. En mitad de cuadra, de una de lascalles de la RePrrna, se encontró una casita apropiada, l mpezaron á efec-tuarse las modificaciones necesarias, para, la instalación del rxrfé. Comprá-vonse los muebles . Quedaría precioso, con dos grandes vidrieras exterio-ros depósitos de dulces finas ; el iraNtrador luciente, en cuyo extremo esta-ba el sitio de Lupe, con la coronación de barrotes gráciles y la ventanillaaccesible al público ; las mesitas de madera jaspeada, las sillas de metalliviano. Se consiguió des camareras : dos vascas, sanas, alegres, do vein-te á veiuticinco años, yá un cocinero criollo, para los rápidos l'uncks. En elinterior, el rmatrimonio ocuparía dos cuartos, uno para Lupe, Pablo ,y sumamá los otros dos, separados de aquéllos por la sala . Detrás, el patio, consu ja.rdi dUs La niña, en la. paz de su temperamento, experimentaba una,dicha sin límites : preseutía tantas novedades encantadoras é intimas enaquel cercano porvenir! El muchacho nada supo .

Se le quería dar esasorpresa, en premio del brillante éxito de sus exámenes . Y en adelante,sus estudios iban á seguir otra dirección, menos fatigosa : el conocimiento deidiomas . La madre prefería esto, utilizable en todos los ramos del comer-cio, á un diploma de doctor, por lo general de completa ineficacia práctica,FI vicjoirlandés la apoyaba .

III

Un día—treinta de Agosto—ron un paquete de diarios aún no vendi~dos, Pablo, á la una y nmdiia, se dhjó desde el Zócalo, por las calles de Pla-teros, á la Alameda. Caminaba despacio, meditabundo, bajo un cielo todoobstruido por un cerrazón cclnr de ceniza, pegado á las techos de los edifi.rios altos- Sugería el recuerdo de las cubiertas de lona en los circos ambu-

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lantes, vistas al través de ha Brunos de Iris gasolinas Mn el aanbienta hutne-do, las ráfagas zumbaban, con violencias a~grenivas . El vaivén humanneleeLu .haase riprisa . Los reinolino.s dr4 v1^1 tc . iizaban, osc.ndri adores, ruedosde majare :, . arrebataban sombreros ; infundían en los caballos do los coeheginquietudes ;11,1 ri mtcs ; mac iabrínse á los ;jaders de los nutomódies fuga-Cc . Pablo 51 .rrorgido en ho .itus contrru iodades, no se diagnaba obsercu .raquellos trastornos . La víspera después de ta,c.enu, ne le ocurrió llevarái .upe á lana de la,s sceciones del Pri1u•i¡rerG . AmboS se. vistieron con esmero.elIa . quedó deliciosa, con su w,,te pálidamente azul, an lindo adorno sobre sucabeza rubia ; las botinas de ctlarol, velando la cortedad de la . falda . Su con-unto 1,raslmíase en esa sonrisa, suya, franca ,y balee, revoleteamte en los la-bios exmo un rayo de. luna dentro de una llor roja.

Andaban muy juntos, por las rnirsmas calles de Plateros, en la. andinade la nocHe. AI cruzar la Alameda, 1111 hombre del pnebio manifestó su en-1usi ;isuro por ira niña can un cloari~io mística ; :junto á la iglesia de San H 'rancisco, un ;jovencito cleganGe 1e dijo una g'almatería, demasiado viva . Nada oyóLope, absorta en esrt, dicha, tantas veces deseada, de pasear con él . Pero áFabio a .gmí is tra naes le sacmlieem ; 10 inceunodaron, sin explicarse. la causa.Contempló á liurtadillts á su zoom pa~iirante, cual si la viese por primera vivaSí, primorosa! L1 talle esbelto trazaba una, onda discreta en la cadera, bar ajoel relieve armonioso del pecho . i7n busto irreprochable : élya conocía la tóe; .rica escultura de Grecia ; los ritmos ete las líneas, ul concierto de los contor-nos ; la gracia del gesta y del movimiento . Y todo eso se le revelaba en bu-pe. A.d emás, una nnixtura sutil, compuesta por indicación suya, con loa va-rios pomos que le regaló en los cumple--años, lo envolvía on sugestiones Ci-

ránicas

En la función estuvo nervioso, irritable . A la locuacidad tierna de suamiga, contestaba con laconismo monosilábico. En mrpalco inmediato,doslacábase su profesor de psicología experimental, encogido, conjo abra-notílo, por los laustn, del atavío de, la esposa, 14l discípulo vió á la prrrc ; ,i,con cerebro embotado, nuipto tí toda remetnoración sobre. el feininismo. FIencanto de Lope, maciemlse esa . noche, como una trastiñ oración de lita belleza,en el alma de él, excluía todo ogro pensanieuto, ,y más que uu g*ozo que eraalgo punzante para su inexperta . adolescencia . 1111 instinto do la nifía., ya pábor, adivinaba, comprendía aquel cambio brusco de su compañero ; ,y su seracial inundábase de beatitudes, de placidoc s sorrt icas . 1 .'ablo, su novio, se-gún la daa:i siún de los padres ,y el rnihelo de ella, del etr .l--por ~su misiasencillez ,y su ignw-ancin –confusa., pero intensamente, tanto admiraba lasbrillanteces deL talento, las ene r gías del carácter, la quería de veras, estabaceloso! ;..11e quién? No oyó en su placer exeln~~,ivisU, los requiebroscalle.joros; aquellos celos la intrigaban, llenúndola, de delicias . Y la sonrisa,el fulgor Lunar cunverlido en condensaciones de. miur a :jugueteaba de continuo entre el arco puro de sus labias . Regresaron en silencio . Para élhu-bo sueno intranquilo, con wi despertar, en la aniñan a signient .e, cargado deenervarrriento y de perezas mentales . Al salir la oyó caaitar dentro del ruar-to, y le digustó aquella alegría que brotaba, para alcanzarlo y seguirla por

s vent.,rn Ls abiertas . h'sa Lripe no n. ra foa•rrurl . ,Por qué e. sta~ba tan conten-ta? Bltnbargado por estas y otras rellexicnes . Pablo se dirigía á htAlame-da, entre el chasquido de las, ráfagas, abajo, ,y la~ nuY la%ón arriba ; Unas golas de lluvia, gruesas, constelaron la calle, haciéndolo apresurar el paso.11,11a llevaba siempre paraguas . Comenzaba á ara irla, y esto no Ie aa„ radaba.linamorarae!, para que su amiga, coqueta como lo son todas las mu;jeros—ymás en su estado prinTivo--por Ira ley de la inferioridad psíquica, se le rie-ra en la cara! 1!a profesor, también de los cursos superiores, reconfol•t4eso día aun otro terrible discurso, donde resaltaron todas las deticioñcias dela educación femenina, cuando no es igual á la del hombre, en lías eslorasin

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telectuades . Pero el convencido alumno no se daba cuenta de que, desdeílo-so antes, críase ahora desdeñado posible . Pna mutación radical . La suavevirgen triunfaba ant de los axiomas escolares.

El parque todo vibraba tal entrar en él Pablo . Rajo el oleaje de las ra .chas, la arboleda cra. cual uu gigantesu> órgano, tocado por asnos deli man-tes a I.nr ;tda.s vertiginosas, de sonidos potentes ; nobis sueltas, como clamo-res aritméticos, onnvulsionaban el aire . Y los ocas tenían repercusioneslargas. Con intervalos de mutismo, el mexaernlo iniciábase en fugas de me-dica tonos agudos . Le.s sucedían graves acnrde-.s, donde á veces nercibíansetoques cantantes (Y clarines . .Después, en una monstruosa, desafinación, s,confirrdí :m todos los ruidos, y saltaban de la espesura gritos orgiástic m, ayosy hosannas, trenes y salmos, repique de aplausos, redobles marciales, caí..ca.;jadas y suplicas . H;u seguida. nuevos silencios, entrecortados por suspi-ros de un dolor al parecer imponderable . Otra. invasión de r at lgas, y el es-truendo recrudecía, entre l<w tumbos de las ramas y el estremecirnieuto delos troncos. Sobre aquelLas agitaciones, gravitaba, inmóvil, obsmrre, el cic -lo . La lluvia se acentuó. Menudos hilos de cristal rayaban la opacidad pol-vorienta del ambiente . Y entre los aletazos del vieron y las bumedados nlu-viosas, Regó Pablo hasta el sitio donde lo esperaba Lepe, recostada en e1.tronco ile un iii bol frondoso, sonriendo, con el traje do la noche reciente,descubierta la hermosa, cabeza rubia . Todo esto lo notó él desde la primeramirada, y, sin saber por qué, sus preocupaciones molestas se disiparon.Hubo en su cerebro el presagio de una, aurora.

Ambos estaban, adernás, ba.bituados á esas tempestades efímeras,anunciadoras del otofro; y prestaron poca inrporta,ncia tí las turbulencias delparque. Sin embargo, la lluvia . arrociaba . Notó Gl asirnibmo- :sus ojos oranuna constante luz . inquieta--que el paño puesto por 1,11po sobre la caja dedulces no los preservaba bien del agua, y con sus diarios fabrieó una doblocubierta impermeable . Luego, en otro girar de, las pupilas:

--f,Y el kiosco?--preguntó.

.-J) quitaron hace poco _ Se ha ido primero . . ..

--dSe ha ido primero? interrogó Pablo, sin emnprender.

Sí, porque desde inañana, no vengo, no venimos más aquí . . . .Ha,ymuchas novedades . . . . Si supieras! Hsta, noche te Itrs dirán en casa . . ..

llabr anse jumado bajo el p rr agnas y -lar sentí r estrec lirr:se, toda, con-tra él . MI perfume de ella lo circuía dentro de una atmósh r a exquisita . Yen esa .rtuursfera, su forma. virginal den rirabatibiezas tan benóficas, tanabrigadoras, que le infundían la. sensación de cosas tangibles . Kra como siau gran manto de plumones i1e cisnes, impregnado de aroma, lo cobijara enla dulcedumbre de su calor . Lupe lo miraba con sus pupilas claras, de lim-pidez celeste, seremnnente aca,riciantes . Allí dormían todas los castidadesde su cuerpo y radiaban todas las ternuras del alma. La lluvia crecía siem-pre: unt turbio cortiuaje de vidrio, tendido en torno de ellos . Y traspa ahi-dolo, acudían, en locos giros sonoros, las crepitaciones de las hojas, el table-teo de las raanas, os crugidos de los troncos . las discordancias funsiouadasde aquel bosque, asaltados por las mareas tumultosas riel viento . Los dosadolescentes se estrec mbnn más . La sonrisa. de clla ., roja ,y blanca, benchi -da por él de int ricos goces, hasta ose instante ignudos ; su sonrisa, pobladaá mr tiempo de candores ,y de abandonos de voluntad, emmrsi fmwa el rolha-tor de los ojos, casbamente adoradores, recorría con su brillo el costo de Pa-

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blo, fijando em aauollos otras Mis u'na o6sesíón de4lrífíc ;n. Pero fas tími-deecs de la edad vommu ~, dominaban la carne impulsiva, paralizanndUla auda-cia de la idea .

rV

rn la suledad tormentosa del sItiO, contlnnabau nodos, Hubo unrato grande silencien, Muy pálido, Pablo no podía evitar Pa ligera trenrula-ción de su hombre, de su llanco, en los que deseansaban, elásticos, los con-tornos de Lupe. El perfume, el contacto cálido de su cuerpo, produeíanleuna especie de Uparen. Sus pensamientos se borraban : llenábalos la solaimagen, plástica y viva, declla . . .la mirada, 1 sonrisa. Sufría. El instin -to femenino de la niña adivinó la tortura de su compaFiero, y, por maneraconfusa, la causa . Por unos seguudos, el corazón aceleró su compás ; sus,mejillas ofrecieron un rosa más intenso. Luego reflexionó . croía. tal veaq ue no lo amaba; no sabAt que eran novios ; lo ignoraba todo! Se lo diría¿Acaso iba á dejarlo sufrir así? La misma madre de él, al verlo salir esamañana contrariado, la autorizó para que le contara algo : sin duda len alegra-ría . rara Pablo tan impresionable! Recordaba la frase del médico, en una.co•lsulta materna, la pasada semana : hiperest rsia, por el excesivo desarrollocorebral, .y la tensión afanosa del estudio . Lupe desconocía el significadodel diagnós. tico ; pero sí sospech(i en eso una enfermedad, ocasionadora en e6carácter eie irritaciones, de padecimientos internos . Ahora los tenía porella;era preeiso curárselos . Y su espIritu dulce, abnegado, buscaba unpretexto para demostrarle su cariño, para tomarlo gozoso.

---¿Me quieres mucho? --le preguntó en voz muy baja, como una maldre al hijo doliente.

-_Mucho . . . . mucho

Y no acertó ri decir más, 7`an sólo sus ojos la veían como un martiriode sed, que le quemaba los labios, dándoles una respiración de fuego . Ellajo tomó la ruano. Ardía, dentro de la suya sedeña ,y tibia . Y con uu gestoreboz .̂Orto de contianza, de convencimiento en lo' benéfico del acto, poniendoen ello N serenidad de su mirada, la placidez de su sonrisa, llevó aquella mauo al lado opuesto de su tape; hizo que el brazo, estremecido, lo ciñara, pre-aionándola . Luete'o con el mismo gesta, pisó en el hombro de M N cabeza.Y le susurró, entre seria y risueña:

._ "Ponto, si te quiero tanto! Si en casa desean que seamos noVios! . . ..

En las dudas tona,ces del muchacho, en su ansia, imperiosa por locomprimida, en su temor del rip ículo por el rechazo, se produjo una calmarepentina, como si tenues rocíos le humedecieran el alma- Ella . . .su no

via! Su inteligencia prematura 10 permitió abarcar el infinito de ese amorque le entregaba con la docilidad de las revolucioues inquebrantables . Eraél, así lo comprendió, quién poseía la fuerza reguladora de aquel sentimientosumiso, de aquella, voluntad generosa, cuyo fervor, err las horas supremas,en el anhelo del bien, pasaría siempre por sobre las vallas de has falsas eomveniencias y los artificiales pudores, Nació en su conciencia el deber varanil de la protección ; de ac~ptar} como donativo sagrada el abandono íntegrade '.a angélica virgen, á la anal las bondades del espiritu la envolvían en iwciensos místicos . Su brazo se hizo casto, leve, sobre el talle flexible; ambi-cionó sobre su hombro perfumes y sedas para el reposo de las cabezas amorosas . Cual de las ensumbre s pesaba de un extrrmo al oteo, por sus afina-ciones sensoriale=, V la, teude .nc la á los vuelos de la, mente ., le apaciguaba

Nuevos Ritos ,

su voluptuosidad, minutos antas indómita, En su interior operábase umlpalingemrsin de idealismo, un brote de pensamientos nobles . Y conducto-res convergentes de su aún no ordenadas aspiraciones, videncias súbitas,avanrces psíquicos de edad, surguieron en él, creando reciprocidades afecti -vas con la amada, perfectas analogías inrnaterializadoms . Así, como encumplimiento de mr secreto, divino designio . -fundíanse en un todo aannónicolas virtudes esenciales de sus naturalezas . Y con la seucillez de palabra,pnosta por ella para tranquilizarlo, la dijo, hundiendo su mirada, radiosa-mente bámmhp en las dos pupilas extáticas:

—¡Cuánto te amo, Lupe, mi novia, mujercita míal . . ..

Alzó ella la blonda cabeza, sin separarse del . abrazo, y le contostó con-ven ci do:

---Vamos á ser muy felices . . . . Oye te lo voy ácontar todo . . ..

x ~

Lit tormenta la]iguidocía. l .a agresión impetuosa de las ráfagas debilitábase: una vasta caricia melódica reemplazaba al desconcierto volteante dela arboleda . La lluvia, con modificación rápida, fué una llovizpanransparen-te, dilatadora de los horizontes . Caía el crep*sculo. En el trtídico reanuda-do, circulaban los tranways, luminosos . Eu varios puntos del cielo, 1 , ragmon-tóse la techumbre gris, apareciendo grandes espacios de azul . Sobre elocaso, el vol—cual si tuviera. ya la certidumbre de su inmutable regreso ma-tinal—resplandecía, en toda la poneucia de sus rayos . = lraz de ellos puseun fondo de gloria, cual el de los lienzos - religiosos, á la pareja enamorada.Lupe hablaba, con la apacible cadencia de su voz musical.

Lit casita cerca de la Keforma ; el crcyé, las grandes vidrieras para la re -postería, ; su escritorio enrojado inmediato il de 'Pablo ; el lujo de los muebles;las carmareras, el cocinero; los departamentos para las dos familias, dist,xrr-ciados por la sala, de todos ; el pequeño ;jardín del patio. Los jueves en latarde, los dos solos irían á los matinées teatrales ; los domingos Chapuitepee . AUG en el lago, él reinaría, para que hiciera gimnasia. Indicación delpapá de ella; quedan como á un hijo, yen los írltimos meses manifestó preo-cupación por el visible desgaste nervioso del estudiante . Esa gimnasia, la)-co á poco equilibraría ol orga.nismo. D'e noche. —Iquébuenas iban á hacerlas veladas al coclui r el trabajo! —mientras se preparaba el café cou lecho yel chocolate, ella repasaría en el piano su leeción de k mañana. En la escue-la, desde hacía dos afios, la enseñaban, y tocaba ya bastantes valses ,y rna-surlias y twosteyrn. Ahora instruiríanla en los compositores clásicos . Pabloera un devoto de todas las músicas : por él se afanaba en el aprendizaje . (Quécontentos estarían siempre! La realización de un cuento de liadas! Y sereclinaba en su hombro con una confianza de esposa.

La oía él atónito, presa de nuevo de, una emoción, ahora saludable, pe -ro magnética . La oía como en un sueno de esplendores . Sus ambicionesde triunfos intelectuales, en los optimismos, ilusorios, de la adolescencia,quedaron en su espíritu como el recuerdo de los conjuros de magia en lasvistas cinematográficas : emergieron instantáneas, mientras que ella enunciólas primeras condd"(Im ; ,y se, al Unan, palidecieron, diafanizáronse, desa-pareciendo sin dejar rastro . La oía en su asombro arrobador, como en untransporte de todas sus facnlnades pensadoras, sintiéndose invadir por unalaxitud grata . Recogía el sentido, más que las palabras de la niña milagro-sa ; y ya no acertaba á emitir una sola frase, subyugado por el arrullo deacento, por la inflexión de la. voz amante . El ritmo de esa voz le penetraba

Nuevos Rítos, . 492

COMO la, síntesis de Es secretas concordaucias de la pasióu de elIa ., donde ha-bía tanto de maternal, una, solicitud infinita, eL deseo de infundir en aquellaalma, sufriente de sensibilidad, las benevolencias sedativas de lit suya . l.anoche eernfase ya, tutelar, en el cielo purificado de nubes . Pasaba nn pi-llaelo del barrio; Impe se desprendió del braza ,y mandó con el chivo, 1 E ca-sa, la caja de confituras . Poseído todavía por los prolouí;amientns de sus di-versas impresiones, Pablo la miró hacer, inmóvil contra . el tronco del árbol.Ella se le juntó otra vez, con su mirada, con su sonrisa . : en ambns brillaba . laserenidad de los candores incólumes, ,y la, ternura pronta á los sacrificios ín-timos . 1,o contempló unos instantes, como en la espora de 1111 pedido. Pero laactitud de 0 era de quietismo tan hondo, que evocabala de los fervienbes anteel ícono sacro. Entonces la virgen enlazó su brazo al otro, inerte . Y comoquien satisface un capricho del enfermo idolatrado, con la fe del bien, acercósu rostro, en un movimiento pudico y franco . . . .

---EIace un rnto . . . . querías besarme . . . . ¿verdad, PabloY

Dijo, ,y refreseó aquello, haca muda, reseca por la pasada fiebre, en elbálsamo de sus labios. -1 después del beso, sosteniéndose él en 4 brazo deella, cual un convalesciento, con lentitudes dulces, cruzaron la avenida, rum-bo af hogar, al cariño del amor

1907 .

umzío illulllLlfalA .

Nuevos Ritos , 493

,1Maria olores osaJvo1a inraalil

lor de nieve j~rilnorosa,

con vara tle virlud

L'u-a moche un in.wro

En Pasora ó Slambul.

l,:s vibranle. Platica, blanca,

Su f ureza de marfal,

Yazucetta la nombrara

jiebfloso el rey Abril.

~aiz í mire, cuando ~eo

Paña el alma cn otra luz,

los ctacanlos, los-lirodfg-ios

De alirún reino Ni/5111;

Planeos cisnes, dromedarios,

Sanla cruz, el buen Picrrol,

l_as ineninas de la escuela,

Del librilo la lección;

t' en uu aúreo corro alado

Gn el sueno, al luís de j%ez,

Verse en marcha con un liáje

1.% n un cascarón de nuez.

Pequeñuela blonda y ñrácil,

viola magna en esplendor,

En un haerlo donde tirilla

Como un astro ellruro amor;

Qjal(¿ que nffta y liara

Ti~da ensueño ó Ideal,

Siempre bella seas la o7rucia,

Laz y afina (/(> ta b.ojar.

paró.

lVttevos ¡?¡Pos 494

Nuevos Ritos. , 495

Almas de AntañoPara Ntwvos Raros.

-- Diga.

(Miró Aor sobre ~>/ crislal r/e los /enles i , ccrtiorada de que la es-crrc11(ubce71, a/enlos, aeoinodó rl bns10 en su z~iejn e7llrhr r/e rztero y comenzó á contar á sus hielos la hisloria ofrecida . )

—Sucedió una vez que fuí á la novena sin ninguno de los de mifamilia, pues, como la iglesia estaba tan cerca no tenía mas que atra-vesar la calle, caminar un poquito y entrar en ella . . . . pero esos eranotros tiempos ; la casa del Señor era para rezar, los hombres eranrespetuosos, las mujeres íbamos con trajecitos de olancillos baratos¡pero qué olancíllos! muselinas en comparación con los de hoy . . ..

— . . . .hso no es cuento.

Ah! bueno . Yo fuí á la novena v me senté en el suelo, quees donde debe seutarse una en la casa de Dios, y sin saber cuandone dormí recostada en un pilar gordiflón que había junto al altar.Eso era en la iglesia vieja, que se cayó . Cuando desperté todos sehabían ido, habían apao-ado las luces v :polo ardía en la obscuridad deltemplo, como rezando una interminal)le oración luminosa, la lampari-tadel santísimo . No hay cosa tan miedosa como Croa iglesia en lastinieblas ; el peso de la media noche aplasta las sombras, las oprime,las compacta y las arrima á lai, paredes como acervos de hollín ; losnnrcielagos con sn vuelo pausado describen rúbricas negras, chi-llando á ratos con voces tan finas como puntas de mujas; de prontose ni(, ocurrió pensar en los muertos

(Parcela la abisela ¡mán r lOs uek°zuclus jicrro /~nlvrri.~adu : re-rrtlando /lacia é//a rnraevazaba~z rl lemblar lodos nrer/rocRn .+' aule la bocawyra de la Jua2a da la (1lcoba .)

--Pensé en los muertos, en ese montón de muertos que ha prisiodo por allí antes de ir á podrirse en la tierra, como cuando en losríos torrentosos hay un remanso y las aguas dan una vueltecita conganas de quedarse . Todos vamos á la iglesia ; primero á buscar laredención del bautismo, después á darnos baños de gracia divina y áúltimas á que nos deseen una buena noche, la noche eterna . Pen-sando en los muertos me puse á temblar, tuve miedo de un pobre tí-

Nuevos Rítos . .496

rico que se quejaba carca de mí, del confesionario, con la tu-( le la carcoma; los microscópicos barrenos trabajaban

afanosamente y el ruidito sordo semejaba, la cona ión entre dientesde un atemorizado pecador : acñsome padre . . . . Yo no debía oiraquello y me lní !sacia, el altar, que allí la lamparita consolaba un po-co : entonces pasb lo raro . rl Patriarca un santo quiteño . . . . ¡ya deesos no vienen! . . . . comenzó á hacerme o,eñales con la varita y tnealargó la canastilla.

(]ira derrednr dr la anciana los r j¡10 .Y axjiccla»les reluclan conoun «2w0 dr dianta~zlesm"')-os')-Yo no podía despreciarlo, me subí al altar y saqué de la ca-nasta dos panecillos que tenían muchos altos de estar allí y parecíanpiedras, y tuve que comérmelos . . . . el Patriarca me rogaba con losojos.

Un concierto de suspiros de desakr>> n ¡Brin jiaal á la historia-La abaeelila reta .

r,uss TABLANCA.

(Del libro Cuenlos .sencillos . )

Nuevos Rítos , 497

R mi Patria.

(cOMPOSICION RECITADA POIi LA SEÑORITA ISABEL ANGUI70LA, I.N

UNA VELADA LITERARIA DEL DIA 2 DU: Novir:N[nRis DI,:1,907

¡Oh! dulce PATRIA cuyo santo nombreenciende el entusiasmo del cariño:en el ardiente corazón del hombrev dentro el tierno corazón del niño,

^sombre á cuyas sonoras vibracioneslas fibras más secretas se estremecen;nombre que hace latir los corazonesque á sus rumores armoniosos crecen!

¡Oh! dulce PATRIA, aquí orgullosa llegoá ofrecerte un tributo en este díaque grabará con indeleble fuegola historia en sus anales de alegría.

Porque es aniversario de heroico hechay de una gloria justa v verdadera,pues recobró la PATPv1A su derechode existir v tener una bandera!

¡Oh! bello PANAMA, tu eres el lazoque unes (le] nuevo mundo las regiones;entre el Norte v el Sur eres abrazoy otro pueblo no goza de tus dones.

Hoy al abrir tus valles y montarlas1:1 CANAL, como el ave de la historia,„ te desgarras tu misma las entraflas”para nutrir tus, hijos con tu glorial

Tú eres privilegiad.L porque sientestodo un inundo pasar sobre tus lares,te estrechan entre sí dos continentesy te arrulla el murmullo de dos mares .

Nuevos Rítos . 498

Hoy tienes libertad y hacia el mañanacon mano firme y varonil te guía,un hijo de esta tierra chiricanaque se empeña en tu gloria y tu alegría.

El porvenir es tuyo y la Fortunate ofrece protección á manos llenas,porque fue el Hada que meció tu cunaque te hizo libre y mitigó tus penas.

Y es por eso que hoy vengo conmovidaá ofrecerte un tributo á la memoria,del día que cobraste nueva viday "PUVBLO LIBRF,," te, llamo la HIS'T`ORIA!

David, Octubre 25 de 1907 .

s . H. CAZORLA .

Nuevos Rítos, , 499

ANDRÉS ALMENDRAL

Nuevos Rítos, . 500

ANDRÉS ALMENDRAL

En Octubre de 1904, el Gobiernode la República concedió al jovenAndrés Almendral una beca en

Milán¡ Para que hiciese sus estudios enArmonía é Instrumentación.

Tuvo Almendral la dicha de caeren manos del Profesor Carlos Gatti,Secretario del Conservatorio de Mú-sica y quien habla en términos lanactos de las- buenas disposiciones ycontracción de nuestro querido cote-rráneo, hasta predecir que Andrés

pasará satisfactoriamente los exáme-nes rigurosos que en Marzo debepresentar como maestro elemental enMúsica antes de entrar al Conser-vatorio.

Los buenos certificados que Al-mendral ha venido obteniendo noshacen confiar que pronto tendremosun artista, máxime si se consigueque el Gobierno Prorrogue el

tiempo que el Profesor Gatti estimaconveniente para que Almendralperfeccione sus estudios.

Nuestros parabienes al joven pa-nameño, que aunque cuenta soto a_;ajaos de edad, es una esperanza glo-riosa Mara ta Patria .

Nuevos Rítos . 501

ALALUMA .Dusde nnuto,nanG nos remito el auno^- roeta eu-

Dnno D . J . J . Palma, eon unen mny nn al,lo en¡'Gil, esta

nermosu comnosmum de La ',m,n tn Marín Orar, I]¡ '-

ni

ene

nvín ID zn gaabemal Wna . Noaotros aCn4dCaPIIlaer.vio yb' damos lan arooiue 6 uno Y otro.

Estaba el cielo ceniciento y fúnebre;crujían las tostadas hojas secas,—las ríspidas, rugosas hojas secas;en el mes melancólico de Octubreera una noche de augural tristeza;era de Auber cabe el pantano lúgubre,en la región de Weir envuelta en nieblaera de Auber junto al pantano lúgubre,en la selva do hambrientas gulas erran.

Allí, cruzando una alameda informede cipreses, con Psiquis, con m¡ alma,erraba yo una vez—con :Psiquis, mi alma;mi corazón volcánico era entoncescomo el raudal de borbollante lava,--como incansable y hervorosa lavaque del Yaaneck despeña sus fragoreshasta el confín de las regiones árticas,—que, del Yaaneck al fin del polo norte,sin descanso arrollándose rebrama.

Hablábamos con vaga pesadumbre,mas la aleve memoria estaba yerta,—nos traicionó la remembranza yerta;olvidamos que el mes era de Octubre,y qué noche fatídica era ésta;qué noche de las noches era ésta;no advertimos de Auber el lago lúgubre,aunque otra vez cruzamos esta senda,—desconocimos el pantano lúgubrey la selva do bambrientas gulas erran.

Cuando expiraba la provecta noche,y el cuadrante estelar marcaba el día, --y anunciaban los astros nuevo día,—nebulosos y pálidos fulgoresse formaron temblando á nuestra vista,y de ellos un creciente albo y bicornesurgió con claridades cristalinas,—de Astarte el luminoso cuerno doblesu silueta elevó diáfana y límpida .—

Nuevos Rítos 502

l,s más ardiente, líjele, que 1,`1ana;su ambiente de suspiros eSC~i limo, -r . :eda co un éter de S;uS;piros ]lcno ;-- ..ha 3 1sto mic aun no eshin , oca mi_a lzí~rimas,qm, ~ .o >>nere cl ¢-zsiVI earére iaa pucho,

;í l,a es;érclla~s del t ~óa a,lca,nzapor n:oStr,Lnios Cl parro hacia los cielos,--1 ),icizi la j>a, lei:ea de los cielosí pesar del .l .,emn subiendo irradiael divino esplendor de sus destellos,col] eflotvios de amor cn la miradasube á travé-, de la r.~ansimn de Leo . " -

Pero Psiquis incrédula alzm el dedoy dijo : "este astro infúnde ne pavura, -su palidez in!̀ únd :~me pavura ; -a*~resúrtte von! oh! no tardemos!ven! es forzoso a .ceUtrar la fu ;,,'a! „terrorizada pauló ; su , alar fueronca'tendo hasta rozarse con la ruta, -sollozaba y sus alas descendiermihasta tocar el polvo de la ruta,hasta barrer el polvo de la ruta.

Coni:estéle: "son sueñoS;, desvaríos,si-amos la celeste lumbre trémula ; -báñenos esa luz límpida y trémula,riela en la, noche su ful<,or sibílicoradiante de esperanza y de belleza;f ncüa entre las soinbras sv belleza;bien podemos confiarnos ¿I ese brillo,que nos debe alumbrar la msor senda,bien debe conducirnos ese brilloque al cielo sube y en la noche riela! "

Así calmé de Psiquis la pavuraY conquisté e;u lmbre,;'a tristeza,vencí su repugnancia y su tristeza;mas la puerta Grabada de una tumbanos detuvo al final de la alameda ;-pre,untele: "qué dicen en la tumba,dulce hermana, grrabadas esas letras?"Contestmme : "L1luleswux! es ULCLL'Ir/naIES, la tun!ba que encierr¿t átu CJlaluma!"

Me invadió el corazón espanto ftínebre,y me cru jim como las hojas secas,las ríspidas, ra usas bolas secas,v exclamé: " de se, uro que en Octubrefué la tétrica, aciága noche aquella!hoy hace un año de la noche aquella!-

Nuevos Ríros , 503

1;~;ta es la Dora mi ;ina; un aüo cumple,ca n que traje haSta a(laí car~y'a siniestr :ude qué demonio pérfido al empujecncuéiitrome esta noche en est;i selva?Reconozco de Anber el lago lúgubre,y la re,{i6n de Weir envuelta en niebla,bien reconozco este pantano lúgubre,y esta selva do hambrientas gulU erran.

MAFIA CRUZ.

Nuevos Ritos . 504

A la lora (le] crepúsculo

Dnafo .—Oye, rubén, hace ya varios días que nada tuyo saleá luz . Otros y yo nos hemos fijado en eso y ya no puedo pausar mástiempo sin preguntarte qué te ocurre . Has sufrido alguna decep-ción, acaso no amas ya la literatura, b es que te conformas con el tra-bajo que has heclio7 Dime, si se puede saber, cuál es el motivo de tusilencio- No te dejaré tranquilo mientras no me dés una respuestaque no resulte una evasiva. Me estoy temiendo que vaya á tener quedecirse respecto de esta generación lo que ha dicho Guillermo An-dreve con relación á nuestros literatos de ayer . Eso sería ya el col-mo de la desilusión . Si los qua tienen facilidad deescrihir y recogenaplausos que resultan estímulo cmpujador no se resuelven á lucharun poco por conseguir puesto lucido al lado de los maestros, Panamájamás tendrá dos poetas ni cuatro verdaderos productores de prosa(,;Llana y sabia. Sabes demasiado bien que tus trabajos han de servistos con agrado, porque entiendes, aunque sea vagamente, del asuoz-lo . y porque tienes gusto íntimo para producir . Porqué no escri-bes?

itrrsf,M.—Pues, á la verdad, nó se qué decirte acerca de tan-to que me preguntas . Yo mismo no me doy cuenta de más de unpunto encerrado en tu cuestionario, y, peor qu ; todo eso aún, es cier-to que tampoco sé por qué no escribo.

Ocurre con frecuencia que me someto á una religiosa contem-placióu de todo lo bueno y lo muy bello que actualmente se escribe enlas principales; revistas del inundo español y que me aflijo creyendoque no soy capaz de hacer tinto ; que medito acerca de la multiplica-da pléyade que asombra al mundo cun sus concepciones divina-,, enLiteratura y en Arte, y me encuentro débil para ser uno de ellos ; yque me pongo á contar el número de neo–intelectuales que como yo,dan pinos hacia un amplio horizonte de sabiduría y recreaciones exi-mias, y me parece que somos todos muy sosos . Otras veces, encambio, voy con el pensamiento á los países del dios Ensueño . Allíme creo grande, muy grande, y me parece que seré mucho más cuan-do así se me antoje, y sueño . . . . Al volver á ver la faz al mundo, contodos sus detalles, siento pereza y juzgo todo muy pequeño paraque sea digno de mi esfuerzo.

rom,N . Pso me ha sucedido hace algún tiempo. Yo, elmás; entusiasta pnr la literatura, mr he pasado nn mes para leer

p 7 uryCS RÍOS JU)

el último "Nuevo Mercurio " que ha llegado ~~ m¡ mano y al quererleer á "Afrodita" por segunda vez la he tenido abandonada muchosdías .

Pero sí he venido notándome mortificado hondamente y sólo túme has venido á procurar la explicaci<in de lo que me pasa . Yo deboescribir y escribir siempre, porque siento en mi interior un cosqui-lleo terrible "que me iml>nlsa á decir muelas verdades y á expresarlo que: voy sintiendo á medida que avanzo en mi estudio contempl.ltivo . Creo que puedo escribir sin mucha difleultad y á ratos me pen-go triSte porque no puedo desarrollar una idea valiosa que me habríaele proporcionar un triunfo, y callo . Pero, ya verás mi caro amigocuántos trabajos míos vas á tener que leer en corto tiempo, porqueme imagino que va á entrarme furor de escribir para el público y queno he de parar fácilmente.

DAiúo .—Bien, Así me gusta Rubén . Y ahora que he podi-do atraer tu atención hacía los puntos literarios, dime: qué tal te pa-rece el '*Poema de la Ilusión "?

RUBÉN.--Si te refieres al de nuestro encantador poeta, te di-ré que es bellísimo.

DAhío,—liso creo yo ; pero te imaginas, por otro lado, que to-dos sabrán apreciarlo?

RuBE,N.--Sin duda alguna . Su autor escribe sencillamentey no rebusca los giros ni los vocablos . Es el modernista expontáneoque no abusa de la libertad que proclaman los amantes y apadrinado-res de las nuevas tendencias literarias.

Dnizío.—Según tú das á entender, sí es posible, siendo moder-Jusla, escribir cosas bellas y que se entiendan?

1?15BP,N .--Como estar nosotros aquí parlando. Lo que su-cede con alguna frecuencia es que la mayoría de los neo literatoscorno yo, y aún algunos de los llamados intelectuales, no comprendensuficientemente lo que es bueno, y aprovechándose del vizocte~ zismaenredan sus propios pensamientos, buscando figuras imposibles yhaciendo uso de voces muertas ó de nuevo cm3o en gran abundancia,para parecer originales.

h:s muy cíerto que el modernismo admite cualquier forma deexpresión ; pero esa expresión libre que el modernismo permite debede ser agradable al público consciente . Y por la misma razón quelas nuevas tendencias literarias convienen en que puede escribirsedel modo que se juzgue más apropiado, cuál es el obstáculo que impi-de horizontarse bien para encontrar una buena ruta que luego satis-faga bellamente el objeto de la producción : instruír ó recrear á losque leen? Ahí tienes al creador del "Poema de la Ilusión ." Nos in-troduce en su bella poesía giros nuevos, pero que son sencillos y be-llísimos . La misma forma de su canto es nueva ; más quien no senti-rá al leer su poema una satisfacción íntima y una complacenciaexquisita— . .

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Nuevos Rítos.306

Yero suspendamos aquí nuestra conversación . Ya el padresol nos está diciendo su adiós triste, permitiendo quu se desvanezcanlos tintes sonrosados del crepúsculo, así como lit~'er .~s se ( ' ;;fuman lashoras de ventura, y ya más (le una estrella titila flil igti nx,nte enla bóveda celeste ; Presto Van á partir en pc1 rosa, co ,fusión los Ca-

rruajes y carretones á sus establos y nos expondríamos aqui, en me-dia calle, á un percance. Por otra parte, estov invitado á des-pedirme con dama V ríyan del W10 vejo y quiero sen1 ;irme disonestopara escribir alepremcni.c al nuevo. 'lodo no ha de ser Mil ni sue-ños . Yo pienso t=ruibién en lo real, por inás que soy enemigo del 1 -sitivismo ridículo.

DANío .- 11ci,sta luego, mi amado Rubén.

(Un apretón de manos .) Pero, óccmc : no ~luicrc~ dcc -,pedlrmesin pedirte que eu tu próximo trabajo c s i :~'o suhs~ c.cios0, 1111 0de fondo .

rroleAOio RANGIEL.

Enero de 190K

Nuevos Rítos. , 507

Adefina CruzSe conocieron en un merendero de la Bombilla, una tarde de

Octubre . Las últimas llamaradas del sol doraban el fastigio susu-rrante de los árboles ; á la hila de las tapias, cubiertas de hiedra,que limitaban el jardín, había val-ias mesitas de pino ce tídas de lar-gos y blancos manteles ; algunas parejas eramorrdas cuchicheabanen la pennnhra galante de los cenadores ; de aromas virgilianoe ; veníaargado el aire ; en el silencio, un pianillo de manubrio desgranaba lacanción cortesana de un vals.

Ella, Adelina Cruz, tenía diecioeh :> años, Era alta, rubia,blanca y ondulante como un camino ; bajo la naricilla respinguelia yburlona, los labios purpurinos reían contentos ; en sus ojos zarcos,llenos de resplandores bizarros, un psicólor;o hubiese adivinado laexistencia de ruta de esas almas pintorescas y 'fuertes, predestinadas,í vivir una historia muy larga.

El, Juan Luis, contaba, á la sazón veinticinco aiios . Sobre sushombros maciZOS, c ,tal adrede fabric ufos para hazas osos combates,su cabeza byronianir, de negros v rizosos cabellos, erguíase con ungesto retador de apolíneo elegancia ; la línea adusta de sus labios de-cía el temple de su carácter, estoico ante la desgracia, fiero y vorazen las horas de bonanza y conquista . Ea sus pupilas de braza ardíala voluntad . Al Hblar, su brazo derecho tenía ese ademán amplio,vehemente, fascinador de los grandes oradores latinos.

— Yo, dijo Adelina Cruz- -estoy aprendiendo el oficio de mo-dista; pero un señor, amigo de mi familia, quierededicarme al teatro,y probablemente seguiré sus consejos . Dentro de mí hay una ener-gía enortne. Adoro al arte y nie trastorno de gozo al considerar quealguna noche millares de manos habrán de juntarse para aplaudir-me .

Una luz ambiciosa hañá su rosco, Juan Luis la observabaatentamente como midiendo el verdadero alcance de aquel deseo, v,replicó-

- —Yo también soy artista ; hace pocos díasque llegué á Madrid,v al salir de mi pueblo me juré no regresar á él sin la victoria . Esteinvierno quiero, al menos, estrenar una comedia y publicar dos li-bros .

Nuevos Rítos .-508

Cuando salieron del merendero, ya se amaban : la semejanza desus ideales establecía entre ellos una invasora corriente simpática;comenzaron á tutearse ; en el amanecer de sus existencias azarosas,una voz secreta les aseguraba que habían de caminar muy juntos.

Aquellos primeros años trajeron lJuan Luis y á Adelina Cruzmuchas prosperidades : ella triunfó en el teatro ; él, con sus novelas ysus dramas, logró la estimación de la crítica . Sin embargo, no erandichosos ; sus almas, presas de aquel implacable combate por la glo-ria y por la vida, iban separándose inadvertidamente, y pronto elamor fué para ellos una especie de remota é imprecisasensacion ; des-pués de vencer, no les quedaba tiempo para gozat de lo ganado, queel arte es una carrera de obstáculos donde lo que todavía no se poseey ha de obtenerse, ahuyenta del ánimo la complacencia dulce y sedan-`

te de lo merecido.

al cabo, el tiempo olvidadizo y las preocupaciones destruyeronaquella unión libre, aquel fuerte lazo de pasión que la casualidad gai-tera amañó en una hora amoral de juventud.

Juan Luis, para quien todo fuéra de su arte era secundario,recorrió con tesón fanático la línea recta que se impuso al comenzarla lid. Su ave idavalada ambición no concedía a su cerebro ratos desosiego: levar,tábase temprano, y de noche las lámparas de su despa-cho a •dían hasta muy tarde : luchó, intrigó, aduló, tuvo lances perso-nales que acreditaron su valentía, fundó un periódico político, realizóuna boda ventajosa, fué diputado y "]Excelentísimo señor, " y comprónn automóvil . Los que le conocían de cerca no extrañaban aquel ve-loz encumbramiento : era uno de esos hombres fríos, calculadores,equilibrados y egoístas, en quienes todas las energías morales y físi-cas constituyen una especie de orquesta gigante puesta al servicio deuna sola ambición.

En cambio, Adelina Cruz, aunque bella y artista, no supo re-montarse tánto . Su espíritu correntón, refractario á la perfecciónde la constancia, adoraba el lujo, los viajes, los enamoramientos lige-ros . Además, era buena ; 'Lodos los dolores la emocionaban, todos loscuidados que solicitaron de ella, recomendacionesó dinero fueron lar-gamente socorridos. Esto la perdió : la bondad es un lujo que sólopueden permitirse los muy fuertes.

Poco á poco Adelina Cruz sentía cómo sus años mejores semarchitaban y su popularidad disminuía ; sus padres habían muerto;sus admiradores iban olvidándola ; á su alrededor, el Silencio y la No-che parecían ir tejiendo su red fatal.

Pasó tiempo

Nuevos Rítos , 509

Una tarde, Juan. Luis, que á la sax,6n era presidente del C-n-sejo, recibió entre un imponente montón de cartas enojosas, una car-ta de mujer . Aunque viejo y cansado, el "Excelentisimo señor" son-rió satisfecho.

"Alguna caprichosa que me felicita por mi discurso deayer

pensó. Y razgó el sóbre, que olía á violetas.

La carta era de Adelina, y en ella la pobre actriz solicitaba desu antiguo amigo un pequeño favor : trecientas pesetas.

"Procuraré devolvértelas pronto, añadía ; pero si no lo hago nome guardes rencor ."

Estos renglones turbaron hondamente la ecuanimidad egoístade Juan Luis . Perder sesenta duros era lo de menos . Lo grave se-ría que Adelina Cruz, forzada por la necesidad, tornara á molestarle.Un momento se sorprendió enternecido y preso en la dulzura senti-mental de los viejos días, de los años mozos vestidos de púrpura.Pero luégo su carácter adusto reaccionó y quedó triunfante . ¿Por-qué preocuparse de aquel dolor? ¿Por qué Adelina Cruz, que habíatenido belleza y talento, no aprovechó su juventud como él lo hizo?Luégo consideró que su aminta, que ya pasaría de los cincuenta años,debía estar muy fea. La carta de la antigua actriz no obtuvo res-puesta .

A la semana siguiente recibió otras dos cartas, que el granhombre, al ver de quién eran, arrojó, sin leer, al cesto de los pape-les .

"Ya se cansará"—decía.

Y hasta se indignaba un poco, preguntándose con qué derechoaquella mujer, que jamás le pidió dinero cuando era jóven y bonita,venía á ahora á importunarle.

Transcurrieron varios meses, y Juan Luis recibió otra cartade la actriz . Adelina Cruz estaba enferma y recurrían á él no poramor, sino porque no tenía á quién volver los ojos . Mándame loque puedas " —decía una potsdata.

Con un gesto distraído el hombre ilustre guardóse la carta enun bolsillo. "La enviaré un billetito de cincuenta pesetas—pensó-y quedo bien . " Aquella noche fué al teatro, al día siguiente tuvoque abismarse en la corrección de pruebas dei largo prólogo que ba-hía escrito para el primer volumen de sus `, `Obras completas, " y la.carta de Adelina Cruz quedó olvidada cerca de un mes . Ciérta ma-cana, registrando los bolsillos de una levita, la encontró.

¡Pobre Adelinal"—murmuró ; y sus entrañas experimentaronel dolor de un remordimiento . Luégo, meditó : "Seguramente ya ha-brá muerto . " Esta reflexión le serenó : rasgó la carta lentamente,con cierta melancolía, cono despidiéndose, y se sintió tranquilo.

Nuevos Ri?os . .510

Ocho años después, la infortunada A_delina Cruz, que habíabaldo en su espantosa derrota todos ]ospeklañoS de la miseria, defen-día aún su pobre vida vendiendo periódicos.

Nada res£aba ya de su gran belleza : el cuerpo antes gallardoparecía sarmentoso v rhUcido ; los cabellos eran blancos, la nariz seencorvaba sobre la boca triste: arrugas clownescas surcaban la fren-te y las mejillas, y su andar era inseguro y sus dedos torcidos y nu-dosos, como si la desesperación los hubiese deformado . Jamás eldestino, maestro pe ritísimo Cu toda laya de tOrmentoS' , ideó una rui-na mayor, ni despeñó á nadie de más alto.

Aquella noche la anciana se dirigía apresuradamente á laadministracifin de E/ ~`oiaáma~~ml~zeo, el diario que, á la sazón, alcan-zaba más boga. Cuando lkgó, muchos vendedores esperaban ya lasalida del "papel . " Uno de, ellos interpeló á Adclina:

Abuela, ¿cuántas "manos " va á llevar usted hoy?

_ Las de siempre, hijo : dos . . ..

-Mal hecho.

—¿Porqué?

—Porque esta noche la venta Será buena ; han hecho tirada ex-traordinaria ¿nío sabe usted lo sucedido esta tarde?

Y como leyese en los ojos asombrados de_ la anciana su igno-rancia, agregó:

¡Usted está tonta! Pus ha sucedido . . . . ¡Casi nada! ¡Unabombal . . . .Que han asesinado al presidente del Consejo . . ..

¿Que han asesinado al preSidente del Consejo? . . . .—repitióAdelina Cruz llevándose ambas manos á las Sienes.

-¡Sí, abuela, sí!---repitió saa interlocutor ; ¡cosas de los ornar-quintas! . . . . Pero ¿qué te sucede áusted? ¿Se pone usted enferma?¿Acaso, de mocita, conoció usted al muerto?

Y el truhán reía burlón, hallando inverosímil y cómica la ideade que aquella mujery aquel hombre, colocados en los dos extremosde la escala social, hubieran podido saludarse alguna vez.

Adelina Cruz no contestó, y fué á apoyarse en la pared máscercana Sus pu_rnas tembi aban, nnaemocuín nubosa de pa mo y demiedo trastornaba su ¡loco magín . ¡Cómo! ¿Era posible que JuanLuis, aquel hombre á cuyo recuerdo iba li ;Iado iodo el perfume desu juventud espl~. ndorosa, Se hubiese marchado también? . . ..

De pronto, la inultitud de vendedores que se ap¡ñaban á lapuerta del periódico, osciló; habían comenzado á dar "papel, " é inme-diatamente, unas tras otras, eentenares de gargantas empezaron ádivulgar por Madríd la noticia del Sangriento atentado,

--¡El C'onle~rt~orlazeo!—gritaban- -í El Co7ztrmjjo~ raro.' con elinato del presidente del Consejo!

Nuevos Ritos , 511

Era un vocerío tumultuoso que llenaba las calles y meen pocosmomentos había de c_stremearr ~s la capital con un latido de horror.

Un mnch,l~-ho, que pa>;aba cerca de Adelin .f Cruz, la tocó en elhombro,

-¡Abuela, dijo,— qno se acaba el papel . . .

Y siguió corriendo . La anciana volvió á la reylidad y recordóque afín no había comido y que iln tenía dinero . Xdemás, la punzan-te curiosidad de informarse circunstanciadamente de lo ocurrido, lareaniinó. Acercóse al capataz del periódico y compró seis "manos, "ciento cincuenta números.

Unos momentos permaneció suspensa contemplando el retratode Juan Luis, que- ocupaba casi toda la primera plana del periódico;y aquel retrato coloreó en su memoria la imallen delaventurero, ambi-cioso y gallardo, que conoció cuarenta años atrás en un merendero de

11la I3ombilla, una tarde de otoño . . ..

Después echó calle adelante, lanzando al aire la terrible noti-cia, y aquel pregón parecía flamear sobre su cabeza blanca cono untrapo negro.

Antes de la media noche había li)r, ,rado vender las seis " in a-

nos . " Entonces, sintiéndose aniquilada por la fatiga, quiso descan-

sar . Penetró en una taberna y pidió de comer . Mientras la ser-vían, contó sus ganancias : tres pesetas. Tina idea amarga, con esaamargura suave de la ironía, se asoció en su memoria al recuerdo deJuan Luis.

¡Tres pesetas . . . . el único dinero que le debo!—pensó.

EDuARDo ZAMACCIIS .

Nuevos Rltos, 512

Caeos del almaPARA MI AMIGO RICARDO MIRO`.

Madre

Madre, palabra que encanta

Que de amor un poeina encierra„

Unica que en esta tierra

Los sufrimientos quebranta ;.

Dichoso, sí, quien la planta

Bese afín de esa mujer,

Desgraciado y torpe el serQue no venere ese nombre,

Infeliz de aquel que á hombre

Llegó sin poderla ver.

E-—p08n

2'sposa, grata expresión

Que del alma es la alegría,ti'lor de cuya lozania

Responsable es el varón;

Pedazo del corazón

Que debe el hombre adorar,

Bello ejemplo en el hogar

Que sólo hacia el bien convida,

Tesoro que en esta vida

Pocos saben apreciar,

Gun,Lr;x MO BATALLA .

Nuevos Rítos. 513

Tras de tu huellaEn medio de mis éxtasis constantes

yo te busqué en la tarde de mi duelo,cumo el niño que busca un niveo velopara jugar con él breves instantes . . ..

Pero advertí en tus ojos dos diamantesorlados de sedoso terciopelo,y vi resucitar mi loco anheloal fulgor de sus chispas centelleantes.

Por eso sigo tus cercanas huellas,y por eso al elaror de las estrellas,en mis inquietas horas, mi alma evoca

que ellas me han dicho allá en sus lejaníasque depositaré mis agoníasen el cofre de perlas de tu boca.

.ross'; MARíA GUARDIA.Panamá.

Ocarina Agreste(Inédito)

Como una estrofa ingenua moduló el zarzal unacanción de notas largas, canción de despedida,al potro de la tarde de cría enrojecida,y apareció en las sombras el cráneo de la luna.

El bosque silencioso dormitaba Ningunamontera de, aquel campo bajó por la avenidaque se interna en el triunfo de la milpa florida,donde el fuerte labriego esperanzas aduna.

Como se hunde el arado en la tierra del abra,como se hunden las hachas en el pie de la encina,las hachas triunfadoras cuando el rústico labra,

hundióse en el silencio un aria cristalinade ritmo rumoroso, de vibrante palabra:fué el aria que la fuente ensayó en su ocarina.

LssíMACO CHAVARRÍA .

Nuevos Rltos 514

SonetoPara Guillermo Valencía

Tus versos que semejan bandadas de gaviotas,resbalan entre espumas donde el oleaje grita . . ..¡Oh Adonis de la Rima! ¿en qué alcázar habitala Venus que te besa cuando tus cantos brotar?

¿De tu clarín de oro las argentinas notasson voces o son almas? En tu misión bendita,has sido Hierofante del templo de Afrodita,ó has visto de Petronio sangrar las venas rotas?

Yo sé de tus jardines : dame unas de tus rosaSpara injertar las mías anémicas, Morosas,de cálices que tiemblan, de pétalos sedientos

Tus "Ritos " son tu Encida, Virgilio colombiano,y allí has formado cielos con trombas del Océano,y allí con tus crepúsculos has hecho monumentos .

HORTENCIO DE YCAZA,

El espíritu del poetapara Víctor M. Londoño.

Todo semeja un verso bajo el sol milagroso:cigarra sus psalmos enredó en la maraña

de la selva tranquila : el verso más lujososera como una tarde . que murió en la montaña ..

El verso peregrino de ritmo lastimosono talló sus tristezas en la flauta de caña?La carreta que pasa es un verso polvoso;la piragua que rema, un verso que se baña.

Quién colgó de las frondas un racimo de notas?Los murmurios del agua son endechas, ignotas,el cocuyo en las sombras es un verso de luz.

Es un verso escondido la crisálida inerte:Y hasta el dolor ha puesto sobre lamisrna muertetina canción : el llanto ; y otra canción : la cruz!

LINO TORREGROZA.(Inédito)

Nuevos Rítos, . 515

El Territorio de Panamá

CONFERENCIA LEÍDA POR EL GENERALDON CARLOS VALLARINO MIRÓ, ANTELA SOCIEDAD COLOMBIANA DE JURIS-PRUDENCIA EL DÍA 11 DE MAYO DE 1903Y LA CUAL, REPRODUCIMOS SI HOY POR JUZ-GARLA UN DOCUMENTO IMPORTANTE DEALTO INTERES PARA LOS PANAMEÑOS

señores

La Sociedad de Jurisprudencia me ha honrado, al excitarme ádar esta conferencia, después de haberse ocupado por encargoespecial del Ministerio de Relaciones Exteriores, de examinar un libromío titulado; <Canal Interoceánico, resúmen histórico>, y al aprobarpor unanimidad de votos las conclusiones de la muy respetable comi-sión de examen, compuesta de los distinguidos abobados doctoresAlejo de Latorre y Domingo Esguerra.

Es natural que al conocer yo mi insuficiencia me sienta con al-gún sobre salto al presentarme ante esta sociedad tan eminente por elsaber, como distinguida socialmente, que constituye un verdaderoAreópago colombiano.

Encontraréis, señores, en la descarnada y breve exposiciónque voy á hacer, ciertas deficiencias, porque motivos de actualidad,que todos vosotros conocéis, no permiten expresar el pensamientocon toda libertad.

El estado anceático del Istmo, es una necesidad actual de la América latina, y liara la apertura del Canal Interoceánico, como vial neutraly segura Para todas las naciones .

Nuevos Rítos 516

Posta posición entro los dos grandes mares podrá ser, ccn eltiempo, el emporio del Universo. Sus canales :acortarán las distancias

del mundo ; esta, eeharáxa los lazos comerciales de Europa, Américay Asia., y traerán á tan feliz región los tributos de las cuatro partesdel globo.Acaso, sólo allí podrá fijarse algún día la capital de latierra- --Bolívar . --1815.

. . . si los Estados Unidos del Norte son temibles para estasnacionalídades (R. de A.) no lo son precisamente por el número de

sus libertades . Una bala de carón rechaza una columna, peronohay muralla que resista la pujanza moral de una idea, y las ¡deis

democráticas del Norte conquistarán al Sur, en cincuenta 6 el inaños, á más tardar en dos siglos, á no ser que los latinos en la pre-

sente o futura generación, modifiquen su carácter nacional- Laintolerancia en materias religiosas, el desamor á los trabajos corpo-

rales y el absolutismo gubernamental constituyen la trilogía de lasdolencias morales que afligen á la América Latina, y mientras ellano sea eliminada de sus respectivos organismos, las agrupacioneslatinas están destinadas á desaparecer del Nuevo Mundo, absorbídas por la colosal homogeneidad anglosajona .- Tolstoy y las Repúblicas

Las Repúblicas Sudamericanas

Colón insistiendo en buscar el paso para las Indias Orientales,tropezó en el cuarto viaje de sus carabelas, con el istmo de Panamá,v desde entonces esta importantísima porción de la tierra fué consi-derada como especial y sin dependencia . El hallazgo del Océano Paci-fico, (25 de septiembre de 1513) afirmó más este hecho . Se les dió elnombre de Castilla de Oro á todas las tierra, que se extienden desdeel Cabo (sacias á Dios hasta el golfo de Urabá, por sus inmensas ri-quezas .

Las ofrendas de oro y perlas al natural y en joyas, que los caci -ques de los pueblos istmeños, de relativa civilización . hicieron á Bal-boa, Morales y Pizarro, eran verdaderos tesoros . Tumaco, Caciquedel Archipiélago de las Perlas, ofrendó á Pizarro una canastilla deoro llena de perlas ; una de éstas pesó 25 quilates y fue vendida en

Europa por 40,000 ducados . Las naves de guerra de este monarcaindígena tenían velamen de trapo y sus reinos llevaban

incrustaciones alegóricas de oro y perlas . Estas riquezas, maravillosamenteengrandecidas por la fantasía y la codicia, llamaron en extremo laatención de los españoles, sobre todo el templo de Dabaibe, diosa detodo lo existente, según la teogonía indígena, y creyendo deshacerse delos huéspedes avaros y exigentes, les hicieron creer que se halla-ban en las fuentes del río Atrato que todo era construído de oromacizo .

Luego las imponderables riquezas que encontró el conquistadordel Perú, en el Imperio de los incas, en aquella tierra del Sol, movieronel espíritu fantaseador y aventurero de esa época español a y se estableció inmensa corriente de buscadores de oro y del templo de Dabaibeá las ignotas regiones trasatlánticas, y como era desconocida la jun-ción de los mares en los polos, comenzó el istmo á ser el tránsitointerocéanico de sideratum de su engrandecimiento

La depresión más baja de la cordillera istmeña, encontrada porPizarro, entre Panamá y Colón (hoy gran vía férra y linea del Canalinteroceánico) con entradas en ese entonces por la vía de Nombre de

Nuevos Ritos = 517

Dios y por la desenbocadura del Chagres, era el camino que seguianestos peregrinos del metal que forma lit palanca más poderosa y efi-caz para mover la humana especie . A todo se exponían en la larga ypenosa travesía de los mares y la corta pero terrible del istmo, porvereda de montaña agraria, malsana, sin recursos, cerrada de bosquesvírgenes é interceptada por los indios y bandolero ; ; y eran tantos losatrevidos transeúntes que, en los primeros treinta años, perecieronen esta ruta más de 40,000 de ellos.

La necesidad y el inmenso tránsito hicieron surgir áPortobelo en el Atlántico y á Panamá sobre el Pacífico

Cundió, más tarde, por el orbe antiguo la buena nueva de losinmensos tesoros del Nuevo Mundo, y la codicia puso en movimiento ácasi todas las naciones, principalmente á la señora del mar -La GranBretaña -y los filibusteros y bucaneros podaron los mares adyacen-tes, sobre todo al Caribe, é hicieron incurciones en el Continente, deprodigiosa y temeraria audacia

Al terminar el siglo XVI ya era Portobelo una ciudad cuyopuerto estaba bien defendido por tres castillos, uno de ellos todode hierro, á pesar de lo cual fue varias veces tomada por los filibuste-ros .

En el siglo XVII cuando ya estaba ocupada por los europeostoda la América y los famosos galeones venían de España á recibirlos ingentes tributos de las colonias, Portobelo llegó á ser una de lasciudades más populosas del Nuevo Mundo, porque su posición entreambos mares y su inmediación á Panama le dieron la preferenciapara celebrar la feria periódica, riquísima que duraba sesenta días, yen la cual los comerciantes de España y los ameriCanOS cambiabansus productos y valores, bajo la égida de las autoridades istmeñas,que eran consideradas, allí como de toda la América.

Panamá fue fundado el l8 Agosto de 1519 en el mismo sitio deun caserío de indios, llamado así por ser ese golfo muy abundante enpeces y mariscos . Eta 1521 ., la erigió Carlos V en ciudad con el títulode muy noble y muy leal. E stableció allí la gobernación del Reino de tie-rra Firme y el obispado, y en 1.533 el primer tribunal de. la real au-diencia de la América.

En enero de 1.671, cuando el pirata Morgan-quien hacía ya dosaños que ocupaba á Portobello (1 .)la tomó, saqueóé incendió, era Pana -má una ciudad de primer orden en América ; con numerosos y fuertesedificios' públicos y próspero, riquísímo comercio.

Dos años después del incendio, fue trasladada al sitio que hoyocupa—cinco millas al oeste de la anti g ua. -La nueva ciudad, debido á

(1) Morgan tomó á Portobelo en Julio de 1669 . Regresó á Jamaica con el despo-jo y en Diciembre de 1670 vino al cabo Tiburón para hacer los aprestos de la tomade Panamá, lo que verificó el 28 de linero de M l7 habiendo tomado previamente áChagres .

Nuevos Ritos, 518

su situación y al tráfico obligado entre los mares, en poco tiempo fuecon populosa como la anterior y fortiticada y astillada lo mejorpoli posible.

El peso de los metales preciosos que arribaban de México y lascolonias del sur era tal, que había que apuntalar los entresuelos de latesorería, sólido edificio, para soportar aquel.

Ha tenido, pues, el istmo, según la historia, vida propia y asitonómica desde su advenimiento al mundo conocido, por el hecho inal-terable de su situación geográfica.

Bolívar, en el elocuente párrafo que sirve de epígrafe á este este escrito, consideró como necesaria la vida autonómica de esa Privilegiada.

región al predecir, con su visión de genio, que llegaría á sercapital de la Tierra.

Con la sublevación de las colonias españolas cesó el tráfico in-teroceánico ; Panamá languidecía sensiblemente . La agitación revolucio-naria mantuvo ese país pesadamente constreñido por el poderoso e-jército del rey, allí acantonado para sujetar la preciosa joya.

Colombia había salido ya del seno de la gloria, y se habíadado su constitución, su ley fundamental, sin tener en cuenta ese fu-turo apéndice, que aún era colonia de España.

Llegó el 28 de noviembre de 1821 y los patriotas panameños 'reunidos en junta general en la casa de Cabildo, convocados á Cabil -do Abierto por el Ayuntamiento, con asistencia de todas lasautoridades civiles, militares y eclesiásticas, proclamaronsu independenciadel poder español

En aquel act) solemne del nacimiento pacífico de un pueblo es-clavo á la vida autonómica, : ;e discutía si debía el istmo permaneceraisladoó anexarse á Colombia cí al Perú . Iintre los patriotasde la jun-ta general la opinión mayor favorecía al Perú por tener con este paísm4s vincul:>S de comercio y rrlacio~zes que con d.'olonzbe:a, que apenas¢or da„ •loria. de su uombrc conocian . Irl prócer José Vallarino, uno delos más entusiastasyeficaz actor de la independencia, deseaba que es-ta fuera absoluta, pero qu^al ser imposible por faltar fuerza,el istmorehiciera colombiano. En elorden del debate salió éste, y desde lo altode la gran tribuna ó balcóu del cabildo, se dirigió al pueblo, congre-gado en la plaza, ansioso de concer sus futuros destinos, y dijo:

¡Pueblo! Se trata (le anexarnos á Colombia ó al Perú. Colombiaes hoy la depositaria de los destinos de América . ¡Viva Colombia! Yel grito de viva Colombia fue repercutido por todo un pueblo con elmayor entusiasmo.

La suerte de Panamá quedó echada Los istmeños se hicie-ron colombianos por su querer expontáneo, pero conforme al acta desu independencia.

Como el acta de independenciadel istmoes unaejecutoria dela mayor importancia, por haber sido conseguida aquella por cultoé incruentro, esfuerzo politico, me permitirán, señores, quela repro-duzca íntegramente en tan pertinente ocasión .

Nuevos Rítos,, 19

El solemne documento dice:

«1° Panamá, expontaneamente, y conforme al voto general delos pueblos de su comprensión, se declara libre é independiente del;obierno español.

2" El territorio de las provincias del istmo pertenece al Estado republicano de Colombia, á cuyo congreso irá á representarlooportunamente su diputado;

«3" Los individuos de tropa que guarnecen la plaza quedan enabsoluta libertad de tomar el partido que les convenga ; y en el casode que quieran volver á P:spaña, se les prestarán todos los auxiliosnecesarios para su transporte á la isla de Cuba, y se les guardaránlos honores de la guerra; para que sigan á los puertos de Chagres yPortobelo, luego que los castillos estén en poder del nuevo gobierno,obligándose todos los oficiales, sargentos y soldados, bajo el juramen-to debido, á seguir tranquilos, no hacer extorciones algunas, ni tomarlas armas contra los estados independientes de América, durante laguerra.

«qa Los enfermos que se hallen en el hospital serán asistidospor el gobierno, y luego que lleguen á restablecerse, se les presta-rán los auxilies necesarios para la salida del istmo.

«59 Se reconoce como jefe superior del Istmo el señor don José de ]±`£ brega, coronel que fné de los ejércitos españoles, quedandoen el mismo pie en que actualmente se hallan todas las corporacionesy autoridades así civiles como eclesiásticas,

«6" El jefe superior tomará todas las providencias políticasnecesarias para la conservación ole la tranquilidad pública.

49 Iras autoridades prestarán en el acto el juramento de la in -dependencia, señalándose el domingo siguiente para hacer sn publicación con toda solemnidad.

«8" El jefe superior, en unión ole los comandantes de los cuerpos, oficiarán á los de las fortalezas de Chagres y ole Portobelo para-que entreguen estos puntos, ó estado militar, al oficial el oe presentelas órdenes.

«99 El Istmo, Por Inedíó de sus retresentante+, formará los re-;lamentos económicos convenientes, para su gobierno interior, y en elínterin, gobernarán las leyes vigentes en aquella parte que no digacontradicción con so nuevo estado.

«30. Para los gastos indispeus_rble,, el jefe superior abrirá nnemprestito que se, reconocerá como parte ole la deuda pública.

«l1 . La deuda pública reconocida pon la tesorería se pagará ba-jo los pactos estipulados en su principio.

«12. Los precedentes articulos se imprimirán y circularán enlos pueblos del Istmo, para que cesen las desavenencias que los agi-tau, excitándolos á que remitan los auxilios que necesita la capitalpara llevar á cabo tan gloriora,r empresa como lo tenía ofrecidos .

Nuevos Rítos.-520

Firmaron estit, acta treinta personajes de lo más conspícuo deSIstmo, representantes de todos los poderes : civil, militar y eclesiástico_

Conservó, así, si¡ autonomía, aún cuando se a,( regó á Colombia *para su representación exterior.

Bolívar lleno de entusiasmo, al recibir e] acta, exclamó:

¡Es el monumento más glorioso que puede ofrecerle á la histo-ria ninguna provincia americana: todo está allí consultado : justicia„generosidad, política, é, interés nacional .v

Reconoció, pues, el libertador presid, nte de ColomBia, la auto-nomía del Istmo como entidad política, (1 tie se unía á Colombia por in-torés nacional.

Con la independencia comenzaron los disturbios de las parcia-lidades. Muchos de los pueblos no quisieron someterse á la jefaturasuperior provisional del coronel WáLbre' n ;ctural del país, que habíaestado al servicio militar del rey . Nimias querellas, si se quiere, peroque socavaron la autonomía del Istmo.

El 9 de febrero de 1822, el general Santander, vise-presidentede Colombia en ejercicio, decía al Libertador:

«Al gobierno han llegado por el último correo de Cartagena di-ferentes representaciones de los pueblos del Istmo, negando sus votosde unión y de obediencia al gobierno de Colombia ; pero avidos en re-conocer la autoridad provisoria establecida en Panamá . En tales cir-cunstancias y estando ya en Portobelo lit expedición despachada deCartagena, y autorizado por la constitución y leyes vigentes, he de-cretado, en esta fecha, la creación provisional de un departamento delas provincias que componían la antigua comandancia general del Ist-mo, que se regirá y gobernarácomo los demás departamentos, reasn-miendo por ahora el coronel Carreño el mando civil, en calidad de in-tendente, yenlomilitar, comocomandante general : al electo se han pa-sado las leyes y la constitución para su publicación, v se ha contesta-do á todas las autoridades locales cuanto se ha creído conveniente, asípara disculpar su conducta ., como para inspirarles confianza. Y senti-mientos de unión.

«E1 coronel Fábrega, ha solicitado el gobierno de Veraguas yse loheconcedido, despacbándole el diplomade coronel vivo y efectivo,en virtud ele las facultades que, para este caso me concede la ley.

«Al coronel Carreño se le han dado instrucciones para la pro-visión de los empleos civiles y de hacienda, de un modo que las rentasde la república queden bien servidas, y los hijos del Istino, que porn;t] probidad v patriotismo merezcan consideración, sean destina-dos .

«"o¡¿ (Jlma rVi.)

lVmevos Rítos , 1ZI

Pobrecita almez mía, pobrecita alma hermana,

meloeliosa, campana ele mi melancolía,

errabunda paloma que il declinar de un día

volaste para hacerte más delco por lejana,

desgráname en el Viento tu rosariosonoro

que euando el viento traiga tu divina harmonía

se envolvería mi espiritu en una onda de oro

Tá eras diáfana y blanca, diáfana corno una

Prireosa mister iosa de un poema oriontal,

por eso fuiste en mi afina como un rayo de Lama

cruzando por sobre una higuna de cristal.

T$ eras diábua ,y blanca, pobrecita alma mía:

cual lo sea una lágrima, una copa y mi canto;

mas no sé si t$ fuíste copa, llena de llanto

6 si eras una hermosa 2tígrima de alegríea . . ..

Yo mo he quedado absm•ivacontmnplandn tu rastro

luminoso ;y fosfórico; Y me he quedado absorto

porque en mi vida ha sido tu rastro como el orto

que describo al cruzar por las sombras M astro.

Cuando la tarde, Larme los horizontes rojos

bajo al Mar por quedarme con mi dolor á solas,

,y siento ante la inmensa tristeza de gas olas

la sensación divina-de estar frente á tus ojos .

Nuevos Ritos .-52i

No adivino qné extracto derrotero los sinos

abrieron á tu planta, mi pájaro viajero . . ..

Sólo sé que mi alma como nn blanco cordero

va besando tus huellas por todos los carninos_

Cuándo, cuándo, qué día penetrará tu beLla

pupila hasta la noche profunda en que naufrago?

Tal vez ya tarde, cuando ma convierta en un lago

y tu almita radiante se transforme un estrella.

Pobrecita alma mía, pobrecita alma hermana,

meloddosa campana de mí melancolía,

desgraname en el viento tu rosario, desgrana

sobre mi vida el alba. de un día de alegría.

itrtlnnno M 1110.

Nuevos Rítos, .523

Murió de tanto armar

Ii~1~G`~~/<;\ Ii\~IIC G^S~3~I-yac» GU~!1, ~cc>> .,

A tarde agonlaba y en el O(vidente entre nnbcs color d mí~ . car el gran mor u ca de lo cielos se esconrh ti de .j vdo sus

templydosrayos como inmensos cabellos de oro íanwcidosálos h sen todas direccinrus ; las mcdM"I)res ,y annorio-sas cantoras de los bosques revolnteando cavan á abrr,~arso

-

de la noche en la espesura del rae rje ; 111111 que otra garzacon su acota pas rdo vuelo pisaban también en busca del sut io

ea donde debían pasarlas horas de repo.soy, al par que sentíase e :edelica.doperfume que km céfiros caminstrea propn.donan, se oía de cristalina co-rriente el cadencioso murmullo.

Todo aquello embargaba de contento al corazón ,y ,!,su vivificante influ-joel espíritu como que recobraba nuevaa fibras.

Cornelia, hermoso lirio pletórico de arnma había salido esa tarde másseductora que nunca, con dIrección á una especio de lomita en donde, cornoverdaderas majestades de la Naturaleza, se alzaban imponentes y airadosdos robustos tamarindos, cuya respetable edad bútioles permitido presen ,ciar el destile de épocas distintas . Coruelia lucía el trajo (tela pureza.

Allí, bajoesa techumbre de coposa, ramas que apenas la tenue brisasípodía mover, llegó ella con paso pudoroso como temerosa de interrumpir laquietud que en bis hoyas ya caídas imper ma . Volvió lo mirada hacia arriba ,yextendi5la luiSgo hacia aquel horizonte matizado por el crepbsculo.

La aclútid de Corneliacn esos wnmenhm no es á mí, mbrod eermbrn,ágnien corresponde ralatarcon el sentimiento artístico que revelaba ; tova ális verdaderos poetas, a los en quienes el Cielo ba querido derramar ese dónpwhmu de poder interpretar el Aneen todas sus más exquisitos manifes-Mon es.

luégo se sentó sobre una de las pronunciadas raíces de los tamarin-iIN desprendió de su pecho palpitante una aaueona que llevabay despuá :, deoont.emplasa por algunos minutos, la volvió á prender en el mismo lugar .

Naevcs ><itoe.5.24

A los poco: instantes notó que de ella se apoderaban el descontentola inquietud inherontes á quien espera con vagas esperanzas. Plinio, su idalatrado mnmAo desde la niñez, haMale ofrecido asistir en esa hora á aquel mi-tio que ella can su aliento perfumaba, 3, ya sentía tetnoros de que no conc irriría . t.sta idea lit mortiticaba con iracunda violencia y su pocho set infla-maba cual si en su interior se sucedieran convulsiones de irresistibl;dolor .

Así en esa postración del espIritu pasó largo rato hasta que dojíese„inar mi su s•~iro hondo y prolongado . Era el suspiro con que se despiden las cosas querida .; que se van eternamente . Y á Los al úntu s ecos delas c:nnpa.na.s dei pueblo, avisando á los fieles la hora en que debemoselevar nuestras oraciouos á la Madre María, regresó llorosa á su casa . Alit indeciblo alegría que en su semblante radiaba, sucedió la más melancólicatristeza.

La Yalta cometida por su amante en esa ocasión, la llevó al convencí.miento de que todo cuanto le hablan contado de M con roblón á otra señorita, se habla, confirmado de una manera indudable, pues hasta entonces lit

frialdad ,y poca constancia que le había notado, si en mucho la mortificaronnuncalue hasta el grado de presumir que tal temperamento lohuhicraarraigado en él alguna implacable rival.

Pasó Cermaía. Inda aquella noche en la más rigurosa vigilia, esperandocon sobresaltante ansiedad el nuevo día que la facilitara la manera de versecon el que tau marcadas muestras habla dado de despreeiarla, ;jugando hastacon el respeta que su sexo le imponía. A. veces el puro amor que hacia élsentía, le desechaba de la mente la tristísjma idea de quo Plinio hubiera renunciado á ella. para siempre é imaginaba por momentos que al•áu otroinconveniente habíase, interpuesto, por lo cual no pudo asistir á la citaconvenida.

El pensamiento de que su tan rumoreado matrimonio resultara mástarde utrt, simple ilusión y que ello diera margen á que se lanzarau coneep-los misteriosos por quienes daban ya por cosa inevitable su enlato con Pli .nio, la trituraba, por decirlo así.

Encerrada en su aposento permaneció Cornelia toda la niallanasiguiente, vacilando en si mandarla ó nó una esquela á Plinio en la cual lesuplicaba, que concurriera, á su casa en el menor tiempo posible . AL tia, enun momento de resolución, llamó al . criado y la envió . Al. cuarto de hora tor-nó éste á casa ele Cornelia, habiendo cumplido satisfactoriamente su vemetido.

Plinio, por toda contestación dijo que iría á las siete de lit noche y asílo hizo. Cornelia vestía desde la prima una bata color de cielo, que FT preci-samente la que llevaba el díaen que por primera vez su empedernidoa.manteentró .í, su sala de recibo.

PI saludo que se hicieron, destituído estaba de aqm da afección íntimaque entrambus anidiba y que es natural en dos seres unidos por el ¡no) delaanor . P. instancias de ella, Plinio ocupó una de las sillas que quedabanal frente do la cortina de la puerta que conduce á la recámara y Cornelia.sentóse en el sofán.

Un sitencio imponente reinó por algunos minutos en la pieza, de talmodo que se oía el dulcísimo rumor que la fresca brisa de aquella arrancabade las sedosas trenzas de la : niña . Pasta afectando en su cuerpo de diosaid'ondida nn movimiento pausado y rompiendo de sus carmíneos labios la te-rrible viudez, dejó escapar, cono notas 'de inapreciable, cadencia,, las siguierates (rases :

Nuevos Ritos, , 525

Te he llamado, Plinio, para que te dignes darme una explicación rela-tiva al cambio que conmigo te ho venido noi,ando deSde hace xlgán rw,npo yelpor qué no asististe como convinimos :1 lit cita ele ayer tarde debajo (le lostamarindos, cuyas ramas testigos son aunque inudos th, nner-trro prmm snsde amor; sL . . .de ese amor que creció con nosotros ,y que diontos consb-tuiría nuestra felicidad.

Plinio con domostraciones nerviosas como de quien se siento culpable,contestólo luégo de un modo muy seco : he resuelto que todo cuanto eutrelosdosoxiste, quedecempletamente terminado; y levantándose con deT.grante brusquedad, salió de aquél para él antes ambicionaulo toinpL> (lo ieli-eidaií . Erra que ya tenía compromiso de matrimonio con 1,1 seaorita IZ.

Cornelia quedó desde esa noche sumet~gidacn el m .íshnual ~s~ifrimien-te moral, eI cual más tarde se transformó en merad enfermcdad . A diario la,visitabau sus amigas con el fin de distraerla, ya (Inc la tristeza lleg á ser suinsennx• ;tblo compañera; y en tanto que la enferin ~ Lad torta a mayores pro-porciones, el victimario Plinio se ocupaba en lus preparttivos de su en dri-modo .

%% .W

Así las cosas, fueron pasando los días ; ,y una mañana muy turbia ,ymuy triste, 'iba yo camino de la calle en que mis padres vivían, cuandn al paSar par frente de lit casa de Cornelia, fui sorprendido con la commovo Liranueva de que eLla había expirado . Y cuentan que cuando el crío inC~~n ;o de. la.muo.rte comenzaba á h.clar sus miembros irnpolutos, pidió á su madreque en su pecho colocara una azucena ya marchita que guardada tenía en sucafre de terciopelo.

Fué usa la pálida llor que á la sombra de los tamarindos y á los iílti-mos suspiros de una tarde en agonía, quiso Cornelia prender de la casacaale Plinio en el ojal .

i.caesvco MENDEZ .

Nuevos Rítos 526

Una Im una triste, un llano y una

cuesta. Como fosfórica rodaja

por el declive de la cuesta baja

la cara de sochantre de la luna.

La tristeza otoiial es oportuna,

y entre lejana, opalescente faja

una gasa de nieblas la amortaja

y su hunde poco á poco en la laguna.

Mi alma con el paisaje está dormida

y un pensamiento artístico naufra+„,-a

en una sensación de despedida.

Porque es la luna en la tiniebla vaga

como la luz de un verso que se apaga

entre la indiferencia de la vida.

DANIEL LEMAlTRE, .

Nuevos Rítos ,527

almas Iguales .,.~

¿Cuantos años tienes?--Quince ¿y tú?

-Diez y siete . . . . ¿Cómo te llamas?—Pepít :t . .¿y, tú?

Lo mismo.—Pepita también?

No ; Pepito.Qué eres? . . .

- -Poeta ¿y til?--Amante de la Poesía ..—Sabe que eres muy bonita.- Y tú muy simpático.

Te g_ untan las r.ores?--Son mi ilusión,

Y el campo? . . ..—lis mi deleite . . ..

Lo ves somos de iguales aficiones . Somos hermanosde alma .

Alma tristede ensueños de lirio,di ¿tu fuistequien vino del cielopara mi martirio? . . ..

-Para tu consuelo.

Han transcurrido tres años de felicidad para los enamorados.Pepitosalede casaal anocheceryregresa á ella cuando amanece.Pepita tiene un Profesor de baile, un sujeto de buetas )5re7trtas

y a quien ella trata con mucha confianza . . ..

Entra Pepito en casa y queda estupefacto al ver á su mujer, áPepita en brazos del Profesor.

—¿Qué significa esto, exclama Pepito encolerizado? . . ..—Pues . . . . esto significa . . . .Escucha esta carta que he encon-

trado en tu despacho,"Pepín mío; Esta noche bailo el bolero. No faltes. Tuya,

Rosita . " Una bailarina . . . . No puedes tener queja . . . . Yo juré se-guiruempre tus aficiones ., . . Antes amábamos á Flora . . . . hoy . . ..aTerpsícore .

LIGIA.

Nuevos Rítos,- S28

libros y revistasll . MARTiNeZ SII9IáKA . LA CASA DE LA PRIMAV ` PAZ

MADRID . LITM1,1<MA DE

PUIi;YO,

Gregorio Ma tfincz Sierra, ha tenido la entilcz;I ile honrarnos con un

bello ejemplar de "u última obra que sabiamente (lama él La Casa líe la Pro,

nevera y que á nosotros nos huele á rosas Y violetas

Martínez Sierra que, eotno nos decía en cierta ocasión Rubón Darío,°es un gran talento y un gran corazón" , es también una de las figuras quesI desúminmá,;vigorosamm)tedéentn"aapléyadebvillantede, intelectnalesque han removido los eimicnUm de la E~ fui monorrítmica del serun-GasparNúñez de Areo, pana, levaMa~r modernamente un palacio blanco de nieve y do-rado de sol, donde bajo Ia fronda azul de árboles rumoramos, las fuentes llo-r(,n ~eGistic, ~ n nts, bell manta la alegrím de agotarse bajo la . luz da las esta-llas en un interminable desbordamiento de espumas,

Nosotros no vamos, pueS, á incurrir en el pecado de analiz,cr la obra deMartínez Sierra, y nos Limitamos á decir que es un enfro lleno de dures deforma arístucrática y de sutilísimo perfume, cuyo envio no sabamos Cómoagradecer al eminente Director de Tenuoimiento.

IASPMACO CtiAGA'12I2íA,-DLS1)71l LOS ANDES .-- AMP. DE ALSINA.--SAN JOSEP-

COSTA RICA.

Lisímaco Chavarría nos ha obsequiado con un ejemplar de su obraDesde los Andes, en la cual ha reunido los mejores botones de su jardín de ar-te y de poesía para (orinar un simpático ramillete lírico.

Costa Rica es una de las Repúblicas Centroamericanas donde se notamayor actividad literaria . Sinembargo, esa. tierra en donde escv~ibcn prosaRicardo fernández Guarrdbb Rafael. Angel Troyo y Danicl Urefia y rimanRoberto Brenes Mesóu, Lisímaco Chavarría ., IGnrique IEne, esa bella prom.sa de gloria futura, y Agnileo 11,eheverría, no cuenta con un poeta completoque en el concurso literario de la América pudiera representar al poeta . na-

cional .

Nuevos Ritos., .529

Desde los Andes tiene páginas grises de dolor y páginas rosadas de alegría si nosotros tuviéramos que decidir cual de los poetas cestarricenseses el más completo, diríamos sin vacilar que, á nuestro modo de ver, T esChavarría, que en veces se muestra vigoroso y fuerte, en otras delicado ydulce ,y que. siempre sabe presentarnos bellamente los sentimientos dealma lIena de ensueños ,y de música.

M, COJOILUSTRADO.—CARACAS

Desde algún tiempo nos visita esta aristocrática y hermosarevista dearte en la cual, como dice nuestro amigo Max. Henríquez Ureña, tiene Ve~nezuela una gloriosa bandera de arte y de pensamiento.

el último número que hemos recibido, correspondiente al 1° deEnero, que viene profusa y hermosamente adornado, se, han darlo cita las fir-ma., que más alto levantan el nombre de la juventud literaria de Venezuelade hoy, tales como las de Rufino blanco Fombona, Mata, Racamonde, Sem-prúm, Gorrea y Alejandro Fernández Garita, aquel diabólico critico quesiempre ha tenido para nosotros la frase más despectiva y la más fina zarpada .

De uno de nuestros canjes de la Habana copiamos lo siguiente:

NUEVOS RITOS . REVISTA QUINCENAL ILUSTRADA—PANAMÁ . -NÚMEROS 15,16Y 17 . SEPTIMBRE Y OCTUBRE DE 1907 OCTUBRE, DE 1907

Ricardo Miró, uno de los poetas centroamericanos más inspirados,temperamento exquisito de artista, fundó en Panamá hace algunos meses la.Revista NUEVOS RITOS, sucesora de aquella otra H eraldo del Istmo, del talentoso Guillermo Andreve.

NUEVOS RITOS es una publicación eminentemente literaria.,bellamenteeditada, con material escrupulosamento seleccionado y que colocan muy

alto el prestigio intelectual de Panamá, que cuenta con escritores de la tallade Darío Herrera, el cuentista primoroso ; Andreve, crítica de alto vuelo ; Ri-cardo Miró, poeta inspiradísimo.

la más diminuto país de América, que amenazado como Cuba lo está,de la absorción sajona á corto plazo, tiene, empero, vitalidad suficiente parallevar al extranjero veces de civilización y de cultura.

La Estrella de Panamá es un gran diario de, información ; un diario querevela cultura ,y un espíritu progresista que cultivado y notablemente dial'gido pudría salvar esa simpática región de la absorción que la amenaza.

Acreedores son Guillermo Andreve y Ricardo Miró á los calurososaplausos de cuantos soñamos en la ventura y prosperidad de nuestra Amé-rica, pues ellos, con noble abnegación, mantienen enhiesto en tierra sitiadaid pabellón de nuestra habla, de nuestro credo y de nuestra civilización.

ARTURO R . DECARRICARTEDiciembre 15 de 1907 .

Nuevos Rítos . .530

CRONICA. --GUADALAJARA.—MÉXICO

Hace algunos días recibimos 18 números de esta hermosa revista lite-raria, donde colabora lo más eximio de la, más nueva juventud, literaria deMéxico y cuyo Director es el notable p,) !(a don Manuel Carpio.

José Velasco, José María Sierra . Ciarlos González Pena, Junco de laVega, Luis Castillo Ledón, Enrique González Martinez, el mago Luis Ro

sado Vega, Juan B . Delgado ;y otras, muchos, nombres de larga enumeración,hacen de Crónica una hermosa Revísta, cuya visita, que nos ha sorprendidomuy agradablemente, agradecemos con todo el corazón.

NOSOTROS.---BUENOS AIRES.—REPÚBLICA ARGENTINA

Con el sugestivo nombre de Nosotros ha comenzado á publicarse enBuenos Aires una aristocrática reviSta de arte, bajo la competente direcciónde Alfredo A . Biancui ,y Roberto T . Guiasi, y cuyo 4° número nos ha sidogalantemente enviado.

El cuerpo de redacción está formado así: Opiniones, Emilio Becher;Crónica Extranjera, Joaquín de Vedia ; Bellas Artes, Emilio Ortiz Groguet;Música, Miguel Mastrogianni ; Educación -Criminología, Benjamín GarcíaTorres; Letras Francesas, Atilio M . Chiappori ; Italianas, Leopoldo Longhi;

Españolas, Alberto Gerchunoff ; Portuguesas y Brasileñas, Juan Más y Pí;Hispano Americanas, José M . Rizi ; Argentinas, Roberto F . Guiusti ; TeatroNacional, Alfredo . Bianchi; Revista de Revistas, Alfredo Costa RubertNotas y comentarios, "Nosotros " .

Deseamos al nuevo heraldo de arte argentino, muchos ,y ruidosostriunfos, que casi tiene ganados de antemano quien principia de un modotan brillante .

RUFINO UMAÑA Y CALDERON.