Nuestra decisión inclaudicable - Revista cubana de ...

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Año 113/No. 7 33 L A tranquilidad de la tarde habanera, el 4 de marzo de 1960, se quebró por un estruendo de espanto mientras una columna de humo marca- ba el puerto como epicentro de la tragedia. Espaciadas por minutos, dos explosiones salie- ron desde la barriga del vapor francés La Coubre para dejar en el área un cuadro tétrico y dan- tesco de cientos de muertos y heridos. Como diría luego Fidel, con aquel sabotaje criminal el im- perialismo advertía a la joven Revolución –que recibía desde Bélgica pertrechos militares para su defensa– el precio que es- taba dispuesto a cobrar. Pero los cubanos advirtieron el precio que estaban dispuestos a pagar por preservar su libertad. Pasados 61 años de aquel cri- men tan atroz como injustifica- ble, el pueblo de Cuba no olvida la agresión, aún siente su dolor; y mucho menos ha doblegado sus rodillas, sino que mantiene intactos sus principios. A la entrada del otrora muelle funesto y bajo un cielo sombrío –como si en las alturas se refle- jara la solemnidad– se realizó el acto de recordación a los márti- res y víctimas del terrorismo de Estado. Conmovidos por el peso de la historia, custodiados por la bandera de la estrella solitaria, y enardecidos por las notas del Himno de Bayamo, los asisten- tes reafirmaron que “morir por la Patria es vivir”. Al intervenir en el homenaje, Tamara Placeres, primera secre- taria del Partido en el municipio de La Habana Vieja, rememoró los motivos del ignominioso he- cho y que ningún Gobierno es- tadounidense ha ofrecido discul- pas a Cuba; por este ni por la serie de ataques terroristas que ha dejado más de 3 000 vícti- mas fatales. A la ceremonia, desarrollada con las debidas normas de se- guridad, dado el complejo esce- nario epidemiológico, asistieron Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la capi- tal; Reynaldo García Zapata, go- bernador de La Habana; y fami- liares de los fallecidos en aquel crimen. Momento de definiciones Un día después del atentado, en una concentración realiza- da el 5 de marzo de 1960 –en la que Korda captó la efigie del Che solemne, devenida ícono mundial–, y ante un pueblo do- lido que se disponía a sepultar a sus hijos destrozados por la vile- za, Fidel Castro sentenció: “Y no solo sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nues- tra sería: ¡Patria o Muerte!”. Durante seis décadas esa fra- se ha trascendido como premisa de un pueblo martiano y fidelis- ta que no claudica frente a las amenazas y presiones anexionis- tas. Por eso, ante las recientes campañas orquestadas en vano contra la Revolución, vuelve a escucharse alto y claro el sobe- rano grito de ¡Patria o Muerte! Y por la vida: ¡Venceremos! Nuestra decisión inclaudicable A 61 años del atentado de La Coubre, Cuba rinde sentido tributo a las víctimas del terrorismo y reafirma su postura revolucionaria Por CLAUDIA RAMÓN RODRÍGUEZ Foto: YASSET LLERENA ALFONSO Junto a la placa conmemorativa fueron depositadas cinco ofrendas florales, entre estas las de Raúl y Díaz-Canel.

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Año 113/No. 7 33

LA tranquilidad de la tarde habanera, el 4 de marzo de 1960, se quebró por un

estruendo de espanto mientras una columna de humo marca-ba el puerto como epicentro de la tragedia. Espaciadas por minutos, dos explosiones salie-ron desde la barriga del vapor francés La Coubre para dejar en el área un cuadro tétrico y dan-tesco de cientos de muertos y heridos.

Como diría luego Fidel, con aquel sabotaje criminal el im-perialismo advertía a la joven Revolución –que recibía desde Bélgica pertrechos militares para su defensa– el precio que es-taba dispuesto a cobrar. Pero los

cubanos advirtieron el precio que estaban dispuestos a pagar por preservar su libertad.

Pasados 61 años de aquel cri-men tan atroz como injustifi ca-ble, el pueblo de Cuba no olvida la agresión, aún siente su dolor; y mucho menos ha doblegado sus rodillas, sino que mantiene intactos sus principios.

A la entrada del otrora muelle funesto y bajo un cielo sombrío –como si en las alturas se refl e-jara la solemnidad– se realizó el acto de recordación a los márti-res y víctimas del terrorismo de Estado. Conmovidos por el peso de la historia, custodiados por la bandera de la estrella solitaria, y enardecidos por las notas del

Himno de Bayamo, los asisten-tes reafi rmaron que “morir por la Patria es vivir”.

Al intervenir en el homenaje, Tamara Placeres, primera secre-taria del Partido en el municipio de La Habana Vieja, rememoró los motivos del ignominioso he-cho y que ningún Gobierno es-tadounidense ha ofrecido discul-pas a Cuba; por este ni por la serie de ataques terroristas que ha dejado más de 3 000 vícti-mas fatales.

A la ceremonia, desarrollada con las debidas normas de se-guridad, dado el complejo esce-nario epidemiológico, asistieron Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la capi-tal; Reynaldo García Zapata, go-bernador de La Habana; y fami-liares de los fallecidos en aquel crimen.

Momento de defi nicionesUn día después del atentado, en una concentración realiza-da el 5 de marzo de 1960 –en la que Korda captó la efi gie del Che solemne, devenida ícono mundial–, y ante un pueblo do-lido que se disponía a sepultar a sus hijos destrozados por la vile-za, Fidel Castro sentenció: “Y no solo sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nues-tra sería: ¡Patria o Muerte!”.

Durante seis décadas esa fra-se ha trascendido como premisa de un pueblo martiano y fi delis-ta que no claudica frente a las amenazas y presiones anexionis-tas. Por eso, ante las recientes campañas orquestadas en vano contra la Revolución, vuelve a escucharse alto y claro el sobe-rano grito de ¡Patria o Muerte! Y por la vida: ¡Venceremos!

Nuestra decisión inclaudicableA 61 años del atentado de La Coubre, Cuba rinde sentido tributo a las víctimas del terrorismo y reafi rma su postura revolucionaria

Por CLAUDIA RAMÓN RODRÍGUEZFoto: YASSET LLERENA ALFONSO

Junto a la placa conmemorativa fueron depositadas cinco ofrendas fl orales, entre estas las de Raúl y Díaz-Canel.