NACIONAL MARTES DE OCTUBRE DE Los renacimientos del Che · 2019. 10. 8. · Como todo pensador de...

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por LUIS RAÚL VÁZQUEZ MUÑOZ [email protected] ¿PUEDE el Che volver a nacer por estos tiempos en Cuba? Algunos dirán, con razón, que ese Guerrillero legendario no ha muerto y que solo basta mirar su ima- gen por todas las partes de esta Isla para darse cuenta de que él sigue más vivo que nunca. Pero la pregunta va más allá. La interrogante es terca, porque no desea permanecer solo en la textura del proble- ma. Más bien, con ironía burlona —como lo hacía el Che—, ella parece advertirnos que mostrar imágenes y frases por doquier, en ocasiones, puede ser el pri- mer paso para olvidar, porque nos queda- mos solo con la frase y olvidamos las esencias. II Eduardo Galeano llamaba al Che el Nacedor. Con ese calificativo tituló uno de los textos más memorables sobre el Comandante Guevara. «¿Por qué será que el Che tiene esta peligrosa costum- bre de seguir naciendo?», se preguntaba Galeano. «Cuanto más lo insultan, lo ma- nipulan, lo traicionan, más nace. Él es el más nacedor de todos. ¿No será porque el Che decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en un mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?». Además de lo consecuente de su vida, del ejemplo que emana de esta —la de un hombre que actúa como piensa, como se definió para sus hijos en la carta de despedida—, el Che vuelve a nacer por la riqueza de su pensamiento y por la nece- sidad de volver a él para no confundir los trillos con la vereda. En la Cuba de hoy, que se debate en la resistencia y la sobrevida, la Cuba que ya estremeció los manuales y las orto- doxias de todos los colores al proponer- se que el socialismo no tiene por qué ser el de la pobreza, el Che vuelve a na- cer para recordarnos que esa idea siem- pre fue una de las simientes de la Revo- lución Cubana; aunque con unos añadi- dos, quizá pequeños (a lo mejor); pero muy importantes. «No queremos jóvenes becarios», repitió muchas veces, en varios lugares, para referirse no solo a una juventud, sino también a una ciudadanía acomo- daticia, aceptadora de todo, carente de idea propia, que al final, como decía de los manuales soviéticos, tienen el incon- veniente de no pensar. O aquella frase, dicha en una entrevista a Galeano, y que resuena como un campanazo en el tiempo: «El socialismo de vitrina no nos interesa». III ¿A qué se refería el Che con el socialis- mo de vitrina? ¿Pensaba solo en la dis- tancia que se debería tomar con un siste- ma social que exhibe sus logros y sepul- ta sus defectos, aun cuando diga que res- ponde al pueblo? ¿O es que su adverten- cia iba más allá? ¿Qué quería decir, por cierto, cuando alertaba del peligro de construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo? ¿Hablaba, en ese momento, solo de las técnicas de dirección de la economía, de organización del trabajo o se refería a la conciencia de esa categoría tan diminuta, tan sepultada por las ciencias de la muchedumbre, y tan decisiva en la historia, que es la de preo- cuparse por la persona, así, en singular? ¿A qué se refería el Che realmente? IV Como todo pensador de pueblos, el Che ha sufrido y deberá enfrentar las sim- plificaciones de su pensamiento. Es el destino de los héroes, porque en esa lucha —entre lo simplificado y lo real— ante sus seguidores aparece la revela- ción de los matices. En el acartonamiento que el Che sufrió después de su muerte —y que Fidel tan- to denunció—, uno de los facilismos se dirigió a convertirlo en el defensor a ultran- za del estímulo moral en detrimento del reconocimiento material; cuando lo que él propugnaba era la práctica de ambos en un equilibrio, donde la balanza, al final, siempre debería inclinarse hacia el pre- mio ético de la virtud. Otra de las simplificaciones llegó con la tergiversación del concepto de hombre nuevo. Lo pelaron tan bajito, lo pusieron con ropa tan almidonada y a caminar tan parejo y derecho, y con tan poca vida, que de humano y nuevo casi se queda sin el nombre, pues se olvidaron de lo principal: que una revolución no es verdadera si no produce un nuevo sujeto, pero ese indivi- duo nunca será verdadero si no actúa en plenitud, apegado a una ética y despoja- do de los egoísmos y la doble moral. V A Zoila, la profesora de Mecanografía en el primer año de Periodismo, le ense- ñamos una foto del argentino tomada por el maestro Raúl Corrales. A Zoila sus ojos vivos se le iluminaron aún más. «¡Ay, es tan el Che!», dijo y fue suficiente: sus palabras guardaban la fuerza de una testigo, de alguien que vio la historia tal y como es y no como se la contaron tiempo más tarde. Para el que no conoció en carne y hue- so al Guerrillero Heroico las palabras se convirtieron en una incitación a buscar. En la foto el Che se encuentra sentado y reclinado a una pared de bloques; con la camisa abierta, que deja ver el abdomen MARTES 08 DE OCTUBRE DE 2019 NACIONAL 04 juventud rebelde y parte del pecho. En la mano hay un jarro metálico y una carcajada en el rostro, y las botas están embarradas de cemento y arena. ¿Por qué, precisamente, esa imagen era tan el Che? El argentino es la única figura, pero en su significado se encuen- tra implícito el colectivo que lo rodea. La fotografía transpira un ambiente en el que las distancias se han borrado. No hay protocolos, ni maestros de ceremo- nia. No existe la diferencia de los parti- cipantes por un lado y los jefes por el otro. Es el líder sumergido en su pueblo. Uno más; así de sencillo. En sus ropas no aparece una medalla ni un cordón de uniforme de gala. Sus únicas condeco- raciones son el sudor, el polvo del traba- jo y la alegría. Pero hay más. La imagen, como decía Galeano, es la prueba (una entre tantas) en la cual las palabras y los hechos se saludan, porque se reconocen en un hombre que es consecuente con lo que dice y piensa. En la Cuba de hoy el Che renace tam- bién en esa condición. En la del jefe que se sumerge con el pueblo y borra todas las distinciones posibles. Que no teme escucharlo y bajar —en todo el sentido del término— hasta la cuadra o comuni- dad más humilde; y que no siente al hom- bre y mujer de abajo, a la usanza de cier- tos burócratas, como el inoportuno de tur- no cuando llegan a mostrar una queja o una preocupación. Para el Che de la foto, al igual que el de la vida real, el socialis- mo, como dice Frei Betto, es la fórmula política para materializar la palabra amor. VI Las simplificaciones sirven en toda su medida a los manuales y no por gus- to; fonéticamente, manual se asemeja a manipular. Desde la izquierda, una de las simplezas con la figura del Che aparece al convertirlo en un ser hierático, duro, con- vencido a ultranza de su verdad, siempre con el ceño fruncido y la mirada hosca. Entre esa imagen glacial y el demonio que ha intentado construir el capitalismo no existen muchas diferencias: los dogmatis- mos y la perfidia siempre terminan ayu- dándose. Pero como los peligros del mito de Pla- tón, las imágenes se pueden desvanecer dentro de su propia caverna. Porque, ¿dónde queda, entonces, ese tipo bromis- ta que logró combinar la ironía sudameri- cana con el criollismo jodedor de los cuba- nos? ¿En qué lugar se ubica a ese hom- bre, que hablaba francés, recitaba a César Vallejo, leía a Goethe, a Stendhal, a Goytisolo y en pequeñas notas anotaba para no olvidar el cumpleaños de sus compañeros de trabajo? El Che resulta también un atentado a los que piensan a los revolucionarios al molde de unos tipos siempre seguros, ca- rentes de dudas y para nada pensativos. Y el Che era un pensador, un hombre que sabía endurecerse sin perder la ternura. Quizá por eso existe un Ernesto Guevara más personal que puede ayudar a enten- der los constantes renacimientos del Che público. Es el Guevara que, antes de irse de Cuba, graba a su esposa Aleida una lectura de Los Heraldos Negros , de César Vallejo, porque es «lo único íntimamente mío e íntimamente conocido de los dos que puedo dejarte ahora», como se escu- cha en el documental del realizador argen- tino Tristán Bauer. O el hombre que en la selva de Bolivia le escribe a su mujer: «Te podría decir que te extraño hasta perder el sueño». No podía ser otro. Porque ese es el Che, que, para suerte de todos noso- tros, siempre tendrá que nacer. Los renacimientos del Che La figura del Guerrillero Heroico —un hombre en el que, a decir de Eduardo Galeano, las palabras y los hechos se encontraban— se vuelve más necesaria para la Cuba de estos tiempos El Che le dio una importancia extraordinaria al trabajo voluntario, y lo demostró con su ejemplo. Foto: Archivo de JR

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por LLUUIISS RRAAÚÚLL VVÁÁZZQQUUEEZZ MMUUÑÑ[email protected]

¿PUEDE el Che volver a nacer por estostiempos en Cuba? Algunos dirán, conrazón, que ese Guerrillero legendario noha muerto y que solo basta mirar su ima-gen por todas las partes de esta Isla paradarse cuenta de que él sigue más vivoque nunca. Pero la pregunta va más allá.La interrogante es terca,porque no deseapermanecer solo en la textura del proble-ma. Más bien, con ironía burlona —comolo hacía el Che—, ella parece advertirnosque mostrar imágenes y frases pordoquier, en ocasiones, puede ser el pri-mer paso para olvidar, porque nos queda-mos solo con la frase y olvidamos lasesencias.

IIEduardo Galeano llamaba al Che el

Nacedor. Con ese calificativo tituló unode los textos más memorables sobre elComandante Guevara. «¿Por qué seráque el Che tiene esta peligrosa costum-bre de seguir naciendo?», se preguntabaGaleano. «Cuanto más lo insultan, lo ma-nipulan, lo traicionan, más nace. Él es elmás nacedor de todos. ¿No será porqueel Che decía lo que pensaba, y hacía loque decía? ¿No será que por eso siguesiendo tan extraordinario, en un mundodonde las palabras y los hechos muyrara vez se encuentran, y cuando seencuentran no se saludan, porque no sereconocen?».

Además de lo consecuente de su vida,del ejemplo que emana de esta —la deun hombre que actúa como piensa,comose definió para sus hijos en la carta dedespedida—,el Che vuelve a nacer por lariqueza de su pensamiento y por la nece-sidad de volver a él para no confundir lostrillos con la vereda.

En la Cuba de hoy, que se debate enla resistencia y la sobrevida, la Cuba queya estremeció los manuales y las orto-doxias de todos los colores al proponer-se que el socialismo no tiene por quéser el de la pobreza, el Che vuelve a na-cer para recordarnos que esa idea siem-pre fue una de las simientes de la Revo-lución Cubana; aunque con unos añadi-dos, quizá pequeños (a lo mejor); peromuy importantes.

«No queremos jóvenes becarios»,repitió muchas veces, en varios lugares,para referirse no solo a una juventud,sino también a una ciudadanía acomo-daticia, aceptadora de todo, carente deidea propia, que al final, como decía delos manuales soviéticos, tienen el incon-veniente de no pensar. O aquella frase,dicha en una entrevista a Galeano, yque resuena como un campanazo en eltiempo: «El socialismo de vitrina no nosinteresa».

III¿A qué se refería el Che con el socialis-

mo de vitrina? ¿Pensaba solo en la dis-tancia que se debería tomar con un siste-ma social que exhibe sus logros y sepul-ta sus defectos,aun cuando diga que res-ponde al pueblo? ¿O es que su adverten-cia iba más allá? ¿Qué quería decir, porcierto, cuando alertaba del peligro deconstruir el socialismo con las armasmelladas del capitalismo? ¿Hablaba, enese momento, solo de las técnicas dedirección de la economía,de organizacióndel trabajo o se refería a la conciencia deesa categoría tan diminuta, tan sepultadapor las ciencias de la muchedumbre,y tandecisiva en la historia, que es la de preo-cuparse por la persona, así, en singular?¿A qué se refería el Che realmente?

IVComo todo pensador de pueblos, el

Che ha sufrido y deberá enfrentar las sim-plificaciones de su pensamiento. Es eldestino de los héroes, porque en esalucha —entre lo simplificado y lo real—ante sus seguidores aparece la revela-ción de los matices.

En el acartonamiento que el Che sufriódespués de su muerte —y que Fidel tan-to denunció—, uno de los facilismos sedirigió a convertirlo en el defensor a ultran-za del estímulo moral en detrimento delreconocimiento material; cuando lo que élpropugnaba era la práctica de ambos enun equilibrio, donde la balanza, al final,siempre debería inclinarse hacia el pre-mio ético de la virtud.

Otra de las simplificaciones llegó conla tergiversación del concepto de hombrenuevo. Lo pelaron tan bajito, lo pusieroncon ropa tan almidonada y a caminar tanparejo y derecho, y con tan poca vida,quede humano y nuevo casi se queda sin elnombre,pues se olvidaron de lo principal:que una revolución no es verdadera si noproduce un nuevo sujeto, pero ese indivi-duo nunca será verdadero si no actúa enplenitud, apegado a una ética y despoja-do de los egoísmos y la doble moral.

VA Zoila, la profesora de Mecanografía

en el primer año de Periodismo, le ense-ñamos una foto del argentino tomadapor el maestro Raúl Corrales. A Zoila susojos vivos se le iluminaron aún más.«¡Ay, es tan el Che!», dijo y fue suficiente:sus palabras guardaban la fuerza de unatestigo, de alguien que vio la historia taly como es y no como se la contarontiempo más tarde.

Para el que no conoció en carne y hue-so al Guerrillero Heroico las palabras seconvirtieron en una incitación a buscar. Enla foto el Che se encuentra sentado yreclinado a una pared de bloques; con lacamisa abierta, que deja ver el abdomen

MARTES 08 DE OCTUBRE DE 2019NACIONAL04 juventud rebelde

y parte del pecho. En la mano hay un jarrometálico y una carcajada en el rostro,y lasbotas están embarradas de cemento yarena.

¿Por qué, precisamente, esa imagenera tan el Che? El argentino es la únicafigura, pero en su significado se encuen-tra implícito el colectivo que lo rodea. Lafotografía transpira un ambiente en elque las distancias se han borrado. Nohay protocolos, ni maestros de ceremo-nia. No existe la diferencia de los parti-cipantes por un lado y los jefes por elotro. Es el líder sumergido en su pueblo.Uno más; así de sencillo. En sus ropasno aparece una medalla ni un cordón deuniforme de gala. Sus únicas condeco-raciones son el sudor, el polvo del traba-jo y la alegría.

Pero hay más. La imagen, como decíaGaleano, es la prueba (una entre tantas)en la cual las palabras y los hechos sesaludan, porque se reconocen en unhombre que es consecuente con lo quedice y piensa.

En la Cuba de hoy el Che renace tam-bién en esa condición. En la del jefe quese sumerge con el pueblo y borra todaslas distinciones posibles. Que no temeescucharlo y bajar —en todo el sentidodel término— hasta la cuadra o comuni-dad más humilde; y que no siente al hom-bre y mujer de abajo, a la usanza de cier-tos burócratas,como el inoportuno de tur-no cuando llegan a mostrar una queja ouna preocupación. Para el Che de la foto,al igual que el de la vida real, el socialis-mo, como dice Frei Betto, es la fórmulapolítica para materializar la palabra amor.

VILas simplificaciones sirven en toda

su medida a los manuales y no por gus-to; fonéticamente, manual se asemeja a

manipular. Desde la izquierda, una de lassimplezas con la figura del Che aparece alconvertirlo en un ser hierático, duro, con-vencido a ultranza de su verdad, siemprecon el ceño fruncido y la mirada hosca.Entre esa imagen glacial y el demonio queha intentado construir el capitalismo noexisten muchas diferencias: los dogmatis-mos y la perfidia siempre terminan ayu-dándose.

Pero como los peligros del mito de Pla-tón, las imágenes se pueden desvanecerdentro de su propia caverna. Porque,¿dónde queda,entonces,ese tipo bromis-ta que logró combinar la ironía sudameri-cana con el criollismo jodedor de los cuba-nos? ¿En qué lugar se ubica a ese hom-bre, que hablaba francés, recitaba aCésar Vallejo, leía a Goethe,a Stendhal, aGoytisolo y en pequeñas notas anotabapara no olvidar el cumpleaños de suscompañeros de trabajo?

El Che resulta también un atentado alos que piensan a los revolucionarios almolde de unos tipos siempre seguros,ca-rentes de dudas y para nada pensativos.Y el Che era un pensador, un hombre quesabía endurecerse sin perder la ternura.Quizá por eso existe un Ernesto Guevaramás personal que puede ayudar a enten-der los constantes renacimientos del Chepúblico. Es el Guevara que, antes de irsede Cuba, graba a su esposa Aleida unalectura de Los Heraldos Negros,de CésarVallejo, porque es «lo único íntimamentemío e íntimamente conocido de los dosque puedo dejarte ahora», como se escu-cha en el documental del realizador argen-tino Tristán Bauer. O el hombre que en laselva de Bolivia le escribe a su mujer: «Tepodría decir que te extraño hasta perderel sueño». No podía ser otro. Porque ese esel Che, que, para suerte de todos noso-tros, siempre tendrá que nacer.

Los renacimientosdel Che

La figura del Guerrillero Heroico —un hombre en el que, a decir de Eduardo Galeano,

las palabras y los hechos se encontraban— se vuelvemás necesaria para la Cuba de estos tiempos

El Che le dio una importancia extraordinaria al trabajo voluntario, y lo demostró con suejemplo. Foto: Archivo de JR

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por JJOOSSÉÉ AALLEEJJAANNDDRROO RROODDRRÍÍGGUUEEZZ [email protected]

PREFIERO hablar de tú a tú con el guerrillero-comandan-te-ministro, sin que medien jerarquías, tan bien gana-das por él a fuerza de ejemplo, coraje e inteligencia.Prefiero tenerlo a mano e interrumpirlo, en medio delas complejidades y hasta de las turbulencias del pre-sente. Ser el vecino que le confía sus preocupacionesy criterios, y anda a su lado, tratando infructuosamen-te de seguirle el paso sin endiosarlo.

Y decirle mis cuatro verdades a ese Hombre Nuevoen ciernes, que sigue desbrozando caminos y haciéndo-nos preguntas difíciles de responder. Porque sé de suproverbial rechazo a los adulones con sus lisonjas. Por-que siempre él ha preferido el cara a cara, hasta al asu-mir la muerte frente a sus matadores. Porque nos ense-ñó a dar el pecho a la injusticia, venga de donde venga.

Revolucionario tan insólito no admite descansos aúnhoy. Su vida es un combate permanente por la redenciónhumana, sin treguas ni claudicaciones; lo mismo en lasrebeldes montañas que en la titánica, y todavía inciertaempresa de cimentar en el poder un mundo nuevo,quelevante a los olvidados y preteridos de siempre. Gladia-dor de la justicia aún soñada,Che todo lo asume en zafa-rrancho con su asma proverbial, sin dar «un tantito así»al enemigo que hoy prueba fuerzas mayores.

Mucho se le evoca y venera. Y aunque tambiénmucho se le odia desde el lado de los poderosos quemueven el mundo a su antojo como una ruleta, Che esun surtidor infinito de sueños, resortes morales,hondu-ras reflexivas y pensamiento crítico y liberador, paraestar siempre desentumeciendo la Revolución de las-tres, mediocridades y de sus propios errores.

Admiro, por escasa en este mundo, la coherenciaentre el pensamiento y la vida de Ernesto Guevara dela Serna. No predica nada que no cumpla, incluso conrayana austeridad. No sabe de holguras, solo de ver-deolivo sudoroso y desafueros de trabajo y sacrificio. Ni

se acomoda con los honores del pasado ni permite pri-vilegios para él y su familia. Son legendarias las histo-rias de su humildad numantina.

Pero tampoco, ya en el poder,acomoda su pensamien-to en una zona de confort. Es al mismo tiempo hombrede Estado,ministro, artífice esencial de la construccióndel socialismo en Cuba y crítico entrañable y agudo delos propios defectos del proceso revolucionario. Pole-mista encumbrado cuando muchos siguen a ciegas lotrillado, Che defiende el debate honesto y comprometi-do como fórmula para llegar a la verdad.

En esa pugna entre el ideal revolucionario y la vidatal cual es, Che, con su inquieto talante y su sed desaber y de conceptuar,despliega hondas reflexiones dela teoría revolucionaria que desbordan los cánones ydogmas del socialismo real. Él entrevé tempranamen-te las debilidades e inercias políticas que muchos añosdespués desembocaron en la caída del socialismo enaquellas latitudes. Por ahí están, como prueba, susapuntes al respecto.

En tal sentido, Che es un adelantado en muchosórdenes: alertó sobre el peligro de la tecnocracia y elburocratismo, la necesidad de construir el socialismoconscientemente y no solo por mecanismos automáti-cos, el hombre siempre como centro de la Revolución,la necesidad del control de la administración públicapor las bases populares, los problemas de calidad y efi-cacia de la economía socialista, la iniciativa creadorade las masas, la asunción de las más modernas técni-cas de dirección… Muchos asuntos que aún hoy sonasignaturas pendientes.

Si escribo de él en presente, es porque el Che, auncuando sus matadores creyeron desaparecerlo de lafaz de la Tierra, sigue alimentando la sed de justicia eneste mundo y gravita como un talismán de la Revolu-ción Cubana, alentando su dialéctica continuidad,haciéndonos complejas e insurgentes preguntas y aler-tándonos de todos los peligros: los de afuera y los deadentro. Así, le hablo cara a cara. Sin reverencias.

NACIONAL 05juventud rebelde MARTES 08 DE OCTUBRE DE 2019

A Guevara, sin reverencias

por LLIISSAANNDDRRAA GGÓÓMMEEZZ GGUUEERRRRAA [email protected]

YAGUAJAY,Sancti Spíritus.— Unaofrenda floral en nombre delpueblo de Cuba se depositó alpie de la llama eterna del Mau-soleo del Complejo histórico Co-mandante Camilo Cienfuegos,en homenaje al aniversario 61de la constitución del Frente Nor-te de Las Villas.

Estudiantes destacados dela Escuela Militar Camilo Cienfue-gos, de Sancti Spíritus, protago-nizaron, como es habitual cada7 de octubre, la guardia dehonor al Guerrillero del sombre-ro alón y a los combatientes caí-dos durante la guerra de libera-ción y fallecidos después deenero de 1959, quienes despo-jaron a las fuerzas batistianasde esta zona del país.

La alumna del referido centroeducacional, Nieves DaimarysMateo Cruz, expresó que signifi-caba un honor participar en el he-cho histórico, que dio inicio en elterritorio a la Jornada Camilo-Che.

«No todos son los elegidos.Estar en este momento es darrespuesta al contexto en que vivi-mos y resulta una expresión de

lo que se nos ha pedido: pensarcomo país», añadió.

Pioneros, combatientes y re-presentantes de varias de lasorganizaciones de masas delmunicipio de Yaguajay asistieronal homenaje.

Las páginas de nuestra histo-ria registran la constitución delFrente Norte de Las Villas con la

llegada del Comandante CamiloCienfuegos a la zona norte de laactual provincia de Sancti Spíri-tus con la Columna 2 AntonioMaceo y su posterior fusión conlas fuerzas de Yaguajay de losdestacamentos Máximo Gómez,del Partido Socialista Popular, yMarcelo Salado, del Movimiento26 de Julio.

Honores en Yaguajay al Frente Norte de Las Villas

Protagonizan jóvenes camilitos guardia de honor en homenaje al aniversario61 de la constitución del importante frente guerrillero. Foto: Juan CarlosCastellón

Foto: Archivo de JR

EL Instituto Superior de Diseño (ISDi) cumple 35 años de fun-dado. Sobre su labor académica, su contribución a la formaciónde profesionales y a una cultura del diseño, sus potencialida-des en la Cuba de hoy se hablará este martes en la MesaRedonda.

Cubavisión, Cubavisión Internacional, Canal Caribe, RadioHabana Cuba, el canal de YouTube de la Mesa Redonda y laspáginas de Facebook de la Presidencia, Cubadebate y la MesaRedonda transmitirán este programa desde las 7:00 p.m. ElCanal Educativo lo retransmitirá al cierre de su emisión del día.

Hoy, en la Mesa Redonda

El diseño cubano tiene su academia

Foto: Tomada del sitio web del ISDi