Revista El Pensador # 01

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El Pensador revista de cultura, filosofía, economía, historia y ciencia a la luz de la fe cristiana Número 1. Año I. Enero-febrero 2013. Edición PDF. Editado en Barcelona DIGNITAS © Asociación Cultural Círculos de Santo Tomás http://dignitad.blogspot.com.es A VECES puede parecer que el mensaje cristiano es una rémora del pasado, algo que pertenece al reducto infan- til que todos llevamos dentro. Eso no es así. Cristo ha entra- do en la Historia de la Huma- nidad, pero no es “historia”. Es presente y seguirá entre nosotros hasta el fin de los tiempos. Pero entonces, ¿por qué la Modernidad parece habernos impuesto un paso distinto? Cuando se habla de Moderni- dad comúnmente queda cons- treñida a los precisos márge- nes del materialismo reduc- cionista en que cercaron a Occidente los pensadores de la Ilustración. Un naufragio plagado de crímenes, genoci- dios, devastaciones nucleares y sufrimiento. Por supuesto que la Modernidad ha incre- mentado también la calidad de vida de todos nosotros. Los avances científicos y tecnológicos han mejorado las condiciones de cientos de millones de personas. Tan justo es afirmar eso como confirmar que esos mismos avances no han subido la calidad moral del mundo. Basta un somero repaso a la geopolítica mundial para enfrentarnos a las mismas injusticias seculares: hambre, guerra, persecuciones… Hoy es tan necesario como siem- pre (y quizá más que nunca) el Cristianismo. Para aportar ética a la ciencia. Para crear condiciones de auténtica jus- ticia (no sólo material) en el mundo. Para defender la dig- nidad de un ser humano que no puede ni debe ser sólo un número. Y aunque parezca a estas alturas incomprensible, para garantizar la vida. La tarea que tenemos por delante no es la de mirar atrás. Nues- tra tarea es la de sembrar de Amor, de Verdad, estos tiem- pos (llamados) modernos. en este número David Jou científico y poeta que cree 4 Bono comprometido8 Entrevista con James Cavie- zel, protagonista de La Pa- sión 6 Carta a las madres de sacer- dotes y seminaristas, Card. Piacenza 21 Las relaciones entre la Pren- sa y el Vaticano 22 OPINIÓN Loring. Haught. La investigación arqueológica del tiempo de Jesús CUANDO SER CRISTIANO ES TODAVÍA SIGNO DE MARTIRIO2-3 8-19 Malí, Agfanistán, Irán, Irak, Argelia, India, China, Cuba, Sudán, Pakistán, Corea del Norte... GEORGE ELLIS astrofísico Científicos que hacen filosofía disimulada de ciencia. Medios de comunicación que bus- can el escándalo antes que la verdad. Educa- dores que adoctrinan ideológicamente en lugar de enseñar. Niños que se sienten huérfanos no porque no tengan padres, sino porque tienen demasiados. Estados que se sirven del ciudadano en vez de ser un servicio. La lista de perplejidades puede ser tan larga como la de las dinastías faraónicas. O más. ¡Qué maravilloso reto tenemos frente a nosotros, los que seguimos y queremos servir a Cristo!.DIGNITAS LITTERA "No sigas a la muchedumbre para obrar mal, ni el juicio acomodes al parecer del mayor número, si con ello te desvías de la verdad" (San Atanasio) Editorial “La verdadera pregunta es por qué existe el universo” “La verdadera pregunta es: ¿por qué existe el universo y tiene esta forma específica? ¿Por qué el universo tiene esta particular forma cuando en princi- pio podría haber sido diferente? Esta pregunta sigue siendo una cuestión me- tafísica fundamental, con independencia de si tuvo un comienzo o no”, afirma el profesor George Ellis, calificado por la prestigiosa American Scientific como el hombre vivo que más sabe del universo y premio Templeton. 8-19 COLABORA Poner en tus manos este número ha supuesto un con- siderable esfuerzo. Por ello, te pedimos que nos ayudes a divulgarlo y a con- seguir nuevas suscripciones para que su difusión crezca.

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Revista de cultura, filosofía, economía, historia y Ciencia a la luz de fe cristiana. Editado en Barcelona.

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El Pensador revista de cultura, filosofía, economía, historia y ciencia a la luz de la fe cristiana

Número 1. Año I.

Enero-febrero 2013. Edición PDF. Editado en Barcelona DIGNITAS © Asociación Cultural Círculos de Santo Tomás http://dignitad.blogspot.com.es

A VECES puede parecer que

el mensaje cristiano es una

rémora del pasado, algo que

pertenece —al reducto infan-

til que todos llevamos dentro.

Eso no es así. Cristo ha entra-

do en la Historia de la Huma-

nidad, pero no es “historia”.

Es presente y seguirá entre

nosotros hasta el fin de los

tiempos. Pero entonces, ¿por

qué la Modernidad parece

habernos impuesto un paso

distinto?

Cuando se habla de Moderni-

dad comúnmente queda cons-

treñida a los precisos márge-

nes del materialismo reduc-

cionista en que cercaron a

Occidente los pensadores de

la Ilustración. Un naufragio

plagado de crímenes, genoci-

dios, devastaciones nucleares

y sufrimiento. Por supuesto

que la Modernidad ha incre-

mentado también la calidad

de vida de todos nosotros.

Los avances científicos y

tecnológicos han mejorado

las condiciones de cientos de

millones de personas. Tan

justo es afirmar eso como

confirmar que esos mismos

avances no han subido la

calidad moral del mundo.

Basta un somero repaso a la

geopolítica mundial para

enfrentarnos a las mismas

injusticias seculares: hambre,

guerra, persecuciones… Hoy

es tan necesario como siem-

pre (y quizá más que nunca)

el Cristianismo. Para aportar

ética a la ciencia. Para crear

condiciones de auténtica jus-

ticia (no sólo material) en el

mundo. Para defender la dig-

nidad de un ser humano que

no puede ni debe ser sólo un

número. Y aunque parezca a

estas alturas incomprensible,

para garantizar la vida. La

tarea que tenemos por delante

no es la de mirar atrás. Nues-

tra tarea es la de sembrar de

Amor, de Verdad, estos tiem-

pos (llamados) modernos.

∎en este número David Jou científico y poeta que cree ►4

Bono comprometido►8

Entrevista con James Cavie-

zel, protagonista de La Pa-

sión ►6

Carta a las madres de sacer-

dotes y seminaristas, Card.

Piacenza ►21

Las relaciones entre la Pren-

sa y el Vaticano ►22

OPINIÓN Loring. Haught.

La investigación arqueológica del tiempo de

Jesús

CUANDO SER CRISTIANO ES TODAVÍA SIGNO DE MARTIRIO►2-3

►8-19

Malí, Agfanistán, Irán, Irak, Argelia, India, China, Cuba, Sudán, Pakistán, Corea del Norte...

GEORGE ELLIS astrofísico

Científicos que hacen

filosofía disimulada de

ciencia. Medios de

comunicación que bus-

can el escándalo antes

que la verdad. Educa-

dores que adoctrinan

ideológicamente en

lugar de enseñar.

Niños que se sienten

huérfanos no porque

no tengan padres, sino porque tienen

demasiados. Estados que se sirven del

ciudadano en vez de ser un servicio.

La lista de perplejidades puede ser

tan larga como la de las dinastías

faraónicas. O más. ¡Qué maravilloso

reto tenemos frente a nosotros, los

que seguimos y queremos servir a

Cristo!.— DIGNITAS

LITTERA

"No sigas a la muchedumbre para obrar mal, ni el juicio acomodes al parecer del mayor número, si con ello te desvías de la verdad" (San Atanasio)

Editorial

“La verdadera pregunta es por qué existe el universo” “La verdadera pregunta es: ¿por qué

existe el universo y tiene esta forma

específica? ¿Por qué el universo tiene

esta particular forma cuando en princi-

pio podría haber sido diferente? Esta

pregunta sigue siendo una cuestión me-

tafísica fundamental, con independencia

de si tuvo un comienzo o no”, afirma el

profesor George Ellis, calificado por la

prestigiosa American Scientific como el

hombre vivo que más sabe del universo

y premio Templeton. ►8-19

COLABORA Poner en tus manos este

número ha supuesto un con-

siderable esfuerzo.

Por ello, te pedimos que nos

ayudes a divulgarlo y a con-

seguir nuevas suscripciones

para que su difusión crezca.

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EL PENSADOR 2 · Enero-Febrero 2013

en primera plana

Cuando ser cristiano

es todavía signo de

martirio

Persecuciones por los nazis. Por los

comunistas. Por los islamistas radi-

calizados. Por los “modernizadores”

de México. Bombardeados en Japón

por Estados Unidos… El siglo XX y

lo que va de este es una auténtica

sangría de cristianos, cuya única

culpa es ser fieles a Cristo. No va-

mos a hablar de cifras. Contaremos

algunas, muy pocas, historias huma-

nas que han ocurrido en 2012.

China

El Gobierno ha amenazado con

expropiar el orfanato fundado por Mons. Julio Jia Zhiguo,

obispo clandestino de Zheng-

ding. Si la expropiación se lleva

a cabo, será un acto de venganza por parte de las autoridades

contra su «tenaz» negativa a

unirse a la Asociación Patriótica

Católica China (CPCA). En diciembre de 2010, los señores

Yin, del Departamento del Fren-

te Unido; Guo, de la Secretaría

Política; An, de la Oficina de Asuntos Religiosos Jinzhou; el

secretario del Partido Comunista

de la localidad de Wu Qiu, y

Chen, de la oficina de seguridad pública de Shijiazhuang, se lle-

varon por la fuerza en tres oca-

siones diferentes a Mons. Jia

para obligarle a firmar un docu-mento de renuncia por el cual

deja a los huérfanos que tiene a

su cargo bajo la custodia del Gobierno, y despide a las treinta

monjas católicas que trabajan en

el orfanato. Estos funcionarios

del partido amenazaron a Mons. Jia con una nueva y prolongada

«sesión política» en el caso de

que no firmara el documento. Le

dijeron que el Gobierno se lle-

varía a los niños tanto si firmaba como si no. El prelado se negó a

firmar y, por el contrario, se

dirigió a la sede central de la

Oficina de Asuntos Religiosos de Pekín, que le respondió que

se trataba de un asunto local

sobre el que no tenía jurisdic-

ción. Mons. Jia, de 75 años, ha pasado

más de 15 años en prisión. Des-

de 1980, cuando se convirtió en

obispo clandestino, ha sido arrestado de forma rutinaria, ha

pasado meses retenido y ha sido

sometido a sesiones políticas de

adoctrinamiento para obligarle a someterse a la CPCA.

Detenido por la policía el 19 de

febrero de 2012, Jiang Tian-

yong, abogado cristiano disiden-

te, fue sometido a dos meses de

vejaciones, amenazas y torturas.

Su «delito» había sido su deci-

sión de defender el derecho de los cristianos a la libertad reli-

giosa, así como los derechos de

los activistas a favor de la demo-

cracia, de las personas que pade-cen sida y de los miembros de

Falung Gong. Contó que, tras

ser arrestado, fue llevado a un lugar desconocido donde le estu-

vieron golpeando dos días segui-

dos. Después, le obligaron a

permanecer de pie durante quin-ce horas mientras era sometido a

un interrogatorio por miembros

de las fuerzas de seguridad.

Cada vez que cometía un «error» o respondía «no sé», le

amenazaban y humillaban. En

tono arrogante, sus torturadores

le decían: «Podemos hacer cosas conformes a la ley, pero también

podemos hacer cosas que no son

conformes a la ley, por que se

nos ha dado permiso para hacer cosas en contra de la ley». Una

noche en que le habían estado

dando patadas y puñetazo, pre-

guntó a su acusador: «Si soy un ser humano, y tú también lo

eres, ¿por qué haces algo tan

inhumano?». Enfurecido, el

hombre tiró a Jiang al suelo y le gritó: «¡Tú no eres un ser huma-

no!». Jiang fue puesto en liber-

tad sesenta días después, tras

firmar ocho compromisos. Le advirtieron de que si incumplía

cualquiera de ellos, volverían a

arrestarle, y también a su esposa.

El P. Zhang Guangjun, de la

diócesis de Xuanhua (Hebei),

fue arrestado el 13 de enero y

permaneció detenido hasta el 29

de marzo. Durante ese tiempo fue torturado por negarse a unir-

se a la Asociación Patriótica

Católica China. El día que se lo

llevaron, el padre Zhang fue conducido por funcionarios

disfrazados de técnicos de la

compañía del gas a un aloja-miento en el condado de Zhoulu,

donde le sometieron a privación

del sueño durante cinco días.

Tras dejarle temporalmente en libertad durante el Año Nuevo

chino, volvió a ser detenido el 8

de marzo, y recibió brutales

palizas y torturas. El 2 de enero de 2012, Pekín

reconoció por primera vez en

veinte meses que un abogado,

Gao Zhisheng, estaba detenido en prisión en la provincia occi-

dental de Xinjiang. Había sido

arrestado en febrero de 2009 y

no se había vuelto a saber de él desde entonces. Gao es un cris-

tiano que desde hace años de-

fiende de forma gratuita a los

miembros de las minorías socia-les y religiosas de China.

Nunca se había producido un

número tan elevado de arrestos

como el de 2012: una larga lista de cristianos (católicos y protes-

tantes), musulmanes y budistas

(tibetanos), además de gran

cantidad de disidentes, abogados defensores de los derechos

humanos, militantes a favor de

la democracia, blogueros, artis-

tas (como Ai Weiwei)…

En el número de mediados de

diciembre de la revista Qiu Shi

(Buscar la verdad), vinculada

con el partido, Zhu Weiqun, vicepresidente del Frente Unido,

lanzó una advertencia. «Si deja-

mos que los miembros del parti-

do crean en la religión», escri-bió, «inevitablemente nos lle-

vará a divisiones internas en el

seno de la organización y en la ideología del partido». Al más

puro estilo maoísta, añadió:

«Todas las religiones, sin excep-

ción, son de naturaleza idealista. En filosofía existe un conflicto

fundamental entre materialismo

e idealismo –no pueden coexis-

tir, ni siquiera a nivel individual o de partido político–».

M de misión. M de millones.

M de martirio. Cuando en Eu-

ropa parece que la fe retrocede

y cuando en Latinoamérica em-

piezan a verse algunos signos

de secularización, nos olvida-

mos de que nuestro planeta es

Mucho más grande. Hoy en

China hay más católicos bauti-

zados que miembros del Partido

Comunista. Y es sólo un ejem-

plo. Sin embargo, en una parte

importante del mundo

ser cristiano, seguir a

Cristo, no es una tarea

sencilla. Es un testimo-

nio de heroísmo que, en

no pocas ocasiones, aca-

ba en martirio. Es la

Iglesia perseguida.

Y es, también, la Iglesia

necesitada.

PARA SABER MÁS

Informes, testimonios, fotografías, vídeos, relacionados con la Iglesia necesitada y la persecución a cristianos en todo el mundo.

WWW.AIN-ES.ORG

Ayuda a la Iglesia Necesitada. Fundación de la Santa Sede

Muchos conocerán al padre Christian

de Chergé (†), gracias a la película De

dioses y hombres, de Xavier Beauvois (2010). Y a que, en su momento, la noti-

cia de esta comunidad del Císter, fiel a

Cristo hasta el martirio, impactó en los

medios de comunicación de todo el mun-do. Cuando “el final” se presentía cerca-

no, el padre Christian, en diciembre de

1993, escribió una carta. Sus presenti-

mientos se cumplieron y tanto él como sus hermanos murieron asesinados en

Argelia. El domingo de Pentecostés, 25 de mayo de 1996 se abrió

la carta. El texto, verdaderamente conmovedor, es el siguiente:

“Si me sucediera un día –y ese día podría ser hoy- ser vícti-

ma del terrorismo que parece querer abarcar en este momen-

to a todos los extranjeros que viven en Argelia, yo quisiera

que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi

vida estaba entregada a Dios y a este país. Que acepten que

el Dueño Único de toda vida no podría permanecer ajeno a

esta partida brutal.

Que recen por mí. ¿Cómo podría yo ser hallado digno del tal

ofrenda? Que sepan asociar esta muerte a tantas otras, tan

violentas y abandonadas en la indiferencia del anonimato.

Mi vida no tiene más valor que otra vida. Tampoco tiene

menos. En todo caso, no tiene la inocencia de la infancia. He

vivido bastante como para saberme cómplice del mal que

parece, desgraciadamente, prevalecer en el mundo, inclusive

del que podría golpearme ciegamente. Desearía, llegado el

momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir

el perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y per-

donar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien hubiera

herido. Yo no podría desear una muerte semejante. Me pare-

ce importante proclamarlo. En efecto, no veo cómo podría

alegrarme que este pueblo al que yo amo sea acusado, sin

distinción, de mi asesinato.

Argelia y el Islam, para mí son un cuerpo y un alma. Lo he

proclamado bastante, creo, conociendo bien todo lo que de

ellos he recibido, encontrando muy a menudo en ellos el hilo

conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi

madre, mi primerísima Iglesia, precisamente en Argelia y,

ya desde entonces, en el respeto de los creyentes musulma-

nes.

(…) Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de

ellos, doy gracias a Dios que parece haberla querido entera-

mente para este gozo, contra y a pesar de todo. En éste gra-

cias en el que está todo dicho sobre mi vida, yo os incluyo,

por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos

de aquí, junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y her-

manos y los suyos.

Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás

sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero éste gracias,

y este ‘A-Dios’ en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea

concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraí-

so, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡Amén!

“¿Cómo podría yo ser hallado digno de tal ofrenda?”

Page 3: Revista El Pensador # 01

Enero-Febrero 2012 · 3 EL PENSADOR

Los cristianos son, en la actualidad,

el grupo religioso que sufre el mayor

número de persecuciones por causa de su fe.

42% es el porcentaje de pobla-ción mundial que vive en países donde ser católico es una aventura maravillo-sa… que puede costar la marginación, la tortura, la cárcel e incluso la muerte

∎∎∎ BENEDICTO XVI, Jornada Mundial de la Paz, 2011.

Argelia

Para un argelino, la conversión

al cristianismo supone quedar expuesto a la injusticia y a per-

secución judicial, tal y como

atestigua Mahmud Yahu, bauti-

zado en 1994. «Nuestra vida cotidiana está sometida al acoso

y el desprecio. Te tropiezas con

miradas asesinas, violencia ver-

bal, rumores absurdos respecto a las costumbres de nuestras co-

munidades, por no mencionar la

vigilancia y los controles cons-

tantes que realiza la policía». Las autoridades denegaron a

Yahu la renovación de su pasa-

porte argelino porque «un cris-

tiano es un traidor a la patria». El alcalde de Ath Atteli, cerca

de Tizi-Uzu, donde vive Mah-

mud, ha ordenado a la comuni-

dad cristiana abjurar de su fe. El

12 de diciembre de 2010, tuvo

que presentarse ante los tribuna-

les acusado de haber abierto un

lugar de culto ilegal en el pueblo (una simple vivienda) y de haber

«proporcionado alojamiento a

extranjeros» (que contaban con

los visados necesarios); Yahu fue condenado a tres meses de

prisión. Otros cuatro argelinos

fueron juzgados con él. Desde la segunda mitad de 2010

se han difundido noticias de

muchos otros casos similares

sobre conversos cristianos. En septiembre de 2010 dos trabaja-

dores cristianos, Hocini Hocini y

Salem Fellak, fueron descubier-

tos comiendo en un tren durante el ramadán y fueron juzgados

por el tribunal de Ain el-

Hammam por «atentado y ofen-

sa contra los preceptos del is-lam», aunque fueron puestos en

libertad gracias a la moviliza-

ción de una serie de defensores

de los derechos humanos. En mayo de 2011, Karim Saighi,

convertido en 2007, fue citado

ante los tribunales por «insultar

al Profeta» debido a la acusación

de uno de sus vecinos. Supuesta-

mente, se había negado a rendir

homenaje a Mahoma, tal y como

le exigía dicho vecino, y en su lugar le había entregado un

DVD sobre la vida de Cristo.

Fue condenado a cinco años de

prisión en régimen cerrado. La sentencia hacía hincapié en que

«había negado la acusación,

pero su apostasía supone la

asunción de su culpa».

Nicaragua

En 2011 la violencia ejercida contra la Iglesia católica, provo-

cada probablemente por las críti-

cas expresadas por parte de

miembros del clero por el com-portamiento del Gobierno del

presidente Daniel Ortega, se han

perpetrado una serie de agresio-

nes contra individuos y sacrile-gios contra imágenes sagradas.

El 20 de agosto de 2011 se des-

cubrió el cadáver del padre Mar-

lon Ernesto Pupiro García, falle-cido en circunstancias poco

claras. En octubre del mismo

año se hizo público el hecho de

que varios sacerdotes de la dió-

cesis de Matagalpa, entre ellos su obispo, Mons. José Rolando

Álvarez Lagos, recibieron ame-

nazas y sufrieron agresiones. El

15 de junio se perpetraron un robo y un acto sacrílego contra

el Santísimo Sacramento en la

iglesia de San Agustín, en la

capital.

Egipto

La noche del 31 de diciembre de

2010 y el 1 de enero de 2011, explotaron unas bombas en la

iglesia copta ortodoxa de los

Dos Santos de Alejandría en la

que se acababa de celebrar la misa; 23 personas fueron asesi-

nadas.

En 2011 el número de ataques

contra los coptos ascendió hasta

niveles sin precedentes. Entre el

15 y el 23 de enero, las fuerzas

armadas egipcias atacaron tres

monasterios coptos. En el mo-nasterio de San Bishoy, en Wadi

Natrun, los agresores hirieron a

dos monjes y numerosos obre-

ros, tras lo cual las tropas destru-yeron el muro que los monjes

estaban erigiendo para proteger-

se. En San Pablo, cerca del mar Rojo, los soldados agredieron a

tres monjes y demolieron la

verja que protegía la entrada al

monasterio. El 23 de febrero, un sacerdote

copto ortodoxo, el padre Daud

Butros, fue degollado en su casa

en la localidad de Shutb, cerca de Asiut (Alto Egipto). Le hab-

ían acusado de «proselitismo»

en una página web islámica.

El 9 de marzo, en los distritos de Muqatam y Qalaa, en El Cairo,

13 cristianos fueron asesinados y

120 resultaron heridos en los

pogromos anticristianos organi-zados por 15.000 islamistas

armados de los barrios circun-

dantes. Prendieron fuego a 8

casas, 20 plantas de reciclado de

residuos y 30 camiones de reco-

gida de basuras cuyos propieta-

rios eran coptos.

El 7 y el 8 de mayo, musulma-nes armados atacaron zonas

cristianas del barrio de Imbaba

(y prendieron fuego a las igle-

sias de San Menas y de la Vir-gen María, saqueando las vi-

viendas y tiendas de los cristia-

nos. Estos últimos se defendie-

ron lo que provocó enfrenta-mientos en los que murieron 15

personas y 262 resultaron heri-

das. El ataque fue provocado por

el hecho de que una cristiana casada con un musulmán había

abandonado, supuestamente, su

domicilio para refugiarse en la

iglesia de San Menas. Cuando los musulmanes están

implicados en los ataques contra

los cristianos, el sistema judicial

sigue tratándolos con clemencia. Por ejemplo, el 20 de febrero de

2011, el Tribunal de Apelación

del Estado Egipcio absolvió a

dos de los tres sospechosos de asesinar a los fieles que salían de

la iglesia después de la misa de

la Navidad copta. El 6 de enero

de 2010 en Nag Hamadi

(provincia de Qena, Alto Egip-to), un atentado se cobró seis

víctimas entre los coptos. El 16

de enero, el tercer sospechoso

fue condenado a muerte por haber matado a un viandante,

musulmán como él, no por haber

participado en el ataque contra

los coptos. Mons. Cyril, el obis-po copto ortodoxo, denunció

esta injusticia declarando que

«el tribunal ha impuesto una

pena de muerte porque un mu-sulmán ha sido asesinado. El

sistema judicial egipcio ignora

las vidas perdidas por los seis

coptos asesinados, que no pare-cen tener el menor valor para lo

sociedad. Este veredicto entriste-

ce a los cristianos de todo el

mundo porque demuestra lo que

ocurre cuando un Estado aplica

la ley de la sharía».

Afganistán La Constitución afgana de 2004

declara que «la religión de Esta-

do (…) es la sagrada religión

del islam», y establece la sharía (la ley islámica) como ley del

país.

El Código Penal afgano permite a los jueces remitir a la sharía

cualquier cuestión no regulada

de forma explícita por el propio

código o por la Constitución, como la apostasía y la conver-

sión (a una religión que no sea el

islam). En consecuencia, estos

delitos se pueden castigar con la pena de muerte.

La pequeña y vulnerable comu-

nidad cristiana de Afganistán

(0,1% de la población) tiene que practicar su fe de forma clandes-

tina sin que haya ninguna iglesia

en todo el país. Sus miembros

son objeto de arrestos y violen-cia. Los pocos cristianos afganos

que existen son en su mayoría

conversos del islam, por lo que

se ven obligados a ocultar su fe

para no poner la vida en riesgo.

Como ejemplo de estas persecu-

ciones, se ha considerado

«ejemplar» la brutal ejecución de Abdul Latif, musulmán afga-

no de la zona de Herat que se

había convertido al cristianismo.

Un vídeo difundido en internet muestra cómo cuatro talibanes le

decapitan ante una cámara, en

señal de advertencia para cual-

quier afgano que quiera «seguir la religión de los infieles».

Arabia Saudí

Todos los observadores interna-cionales siguen considerando al

reino wahabí como un «país de

especial preocupación», debido

a las continuas violaciones gra-ves de la libertad religiosa tanto

desde una perspectiva jurídica

como de hecho. Durante el 2012

se han realizado más de cien detenciones de cristianos, algu-

nos de quienes aún siguen en

prisión.

En marzo de 2012 el gran muftí de Arabia Saudí emitió una fetua

afirmando la necesidad de des-

truir todas las iglesias de la

península Arábiga que provocó

fuertes reacciones entre los cris-tianos y la comunidad interna-

cional. El jeque Abd Allah al-

Shayj respondía así a la petición

de aclaración que le presentó una delegación kuwaití de la

Society of the Revival of Islamic

Heritage, en relación con la

propuesta presentada por un parlamentario de Kuwait de

prohibir la construcción de igle-

sias nuevas en el país. La con-

clusión del gran muftí es que la presencia de lugares de culto

cristianos en Arabia «significa

reconocer de hecho la verdad de

sus creencias».

México

En 2011 se perpetraron una serie

de agresiones contra sacerdotes

católicos. Aunque en el actual

clima de violencia podrían con-

siderarse crímenes comunes, han

ejercido un fuerte impacto sobre la libertad de los ministros de la

Iglesia. Entre las víctimas de los

homicidios cometidos en 2011

se encuentran los párrocos San-tos Sánchez y Salvador Ruiz

Enciso, el sacerdote Marco An-

tonio Durán y María Elizabeth Macías Castro, periodista de la

comunidad del Movimiento

Laico Escalabriniano, secuestra-

da y asesinada. Las imágenes religiosas también han sido obje-

to de violencia. Según las cifras

del Centro Católico Multimedia

y del Consejo de Analistas Cató-licos de México dadas a conocer

en enero de 2011, la violencia

contra imágenes sagradas se

elevó del 2 % de 1993 al 12 % actual. Cada semana, 26 lugares

sagrados sufren actos de violen-

cia. La reacción de la Conferen-

cia Episcopal Mexicana fue expresada en la declaración Que

en Cristo, nuestra paz, México

tenga vida digna, en la que pre-

sentan una serie de iniciativas,

por ejemplo, una oración por la

paz que se reza en casi todas las

iglesias del país al final de la

misa, y el rezo del rosario por la paz, necesario para que la nación

recupere la calma.

Page 4: Revista El Pensador # 01

4 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

LIBROSugerentes

Una visión diferente de la Edad Media

Poco a poco, a partir de la segunda mi-

tad del siglo XX, ha ido corrigiéndose en

la historiografía occidental aquella se-

cuela de la Ilustración según la cual la

Edad Media era una época oscura, las

Dark Ages, en donde la Humanidad ex-

perimentó un retroceso civilizacional.

La obra de Dawson, que fue un destaca-

do filósofo de la cultura, ha de inscribir-

se en esa revisión histórica necesaria.

El lector de este libro hallará en él las

claves de por qué Juan Pablo II insistía

en que el cristianismo era la raíz misma de Europa. Pero, por encima

de cualquier otra cosa, encontrará honestidad intelectual y una erudi-

ción fuera de toda sospecha. DAWSON, CRISTOPHER

LA RELIGIÓN Y EL ORIGEN DE LA CULTURA OCCIDENTAL Editorial Encuentro. 2010. 254 págs.

Reflexiones íntimas (de un filósofo) sobre la fe

Francesc Torralba es doctor en Filosofía y

en Teología y dirige la cátedra “Ethos” de

la Universidad Ramón Llull. No es su pri-

mer libro, pero sí el más sólido de cuantos

he leído suyos.Este no es un libro académi-

co ni filosófico ni, por descontado, teológi-

co. Si las ideas tuvieran vida, sería una bio-

grafía. Él mismo aclara que su pretensión

es no sólo (ni sobre todo) exhibir su fe, sino

fundamentalmente aclararse las ideas del

modo con que vive su relación con Cris-

to. Imprescindible.

TORRALBA ROSELLÓ, F. ESUCRISTO 2.0 PPC. 2012. 298 págs.

Laicidad y multiculturalidad

Charles Taylor no es ningún desconocido

en el mundo académico. Sus trabajos

filosóficos sobre lenguaje, moralidad y

multiculturalismo son bien conocidos en

todo el mundo. Junto con Maclure, profe-

sor de la Universidad de Laval, ha escrito

este libro, que es una buena aproxima-

ción al significado de la libertad (de con-

ciencia y de religión) desde una perspectiva de defensa de la multicul-

turalidad. Aunque centrado en la experiencia canadiense, el libro ofre-

ce algunas ideas interesantes que merecen ser tenidas en cuenta.

TAYLOR, Ch. Y MACLURE, J., LAICIDAD Y LIBERTAD DE CONCIENCIA. Alianza Editorial. 2011. 162 págs.

David Jou (Sitges, 1953) es catedrático de Física

de la Materia Condensada en la Universidad Autó-

noma de Barcelona. Ha publicado unos ciento cin-

cuenta artículos de investigación termodinámica de

procesos irreversibles y mecánica estadística fuera

del equilibrio. Es autor de varios libros sobre su

especialidad y de divulgación científica, así como

una amplia obra literaria en catalán, donde se ha

revelado como un sobresaliente poeta. Por su obra

científica ha obtenido, entre otros, el Premio Rey

Juan Carlos I en 1986.

P. A Evans-Pritchard le molestaba profundamente

la actitud de algunos antropólogos cuando estudia-

ban las religiones primitivas, porque recurrían a

creer que la madurez cognitiva del hombre sólo es

posible en la actualidad. De alguna manera, esa es

una soberbia autocomplaciente, es como cuando

usted dice, en “Mogambo”, el sentirse “grande

como el misterio de una selva”. Pero leyéndole,

uno tiene la grata sorpresa no sólo de que el hom-

bre siempre se ha hecho grandes interrogantes a lo

largo de su vida, sino también de que las respuestas

de ayer y de hoy no son tan abismalmente distintas

como cabía suponer, que hay “analogías sorpren-

dentes”. ¿No cree que a muchos puede chocar eso,

dicho por un físico de su prestigio?

R. Las analogías entre las grandes preguntas de

diversas épocas me impresionan. Las respuestas –

siempre provisionales– son muy diferentes, pero las

preguntas se van transmitiendo de generación en

generación. Admiro mucho el ingenio, la inteligen-

cia, la voluntad, la agudeza de personas de épocas

muy diferentes que con medios de observación muy

precarios y con un aparato teórico deficiente hicie-

ron descubrimientos importantes y nos abrieron

puertas a nuevos conocimientos. Me parece un error

contemplar con conmiseración a nuestros anteceso-

res: tal vez conocieron menos –o conocieron cosas

diferentes a las que conocemos nosotros–, pero

pensaron, se inquietaron, se sorprendieron, admira-

ron, estudiaron, amaron. Esas son las raíces y los

gozos del conocimiento, y me hacen sentir muy

próximo a ellos, muy respetuoso hacia ellos.

P. Es curioso: un físico que es además un reconoci-

do poeta. Lo digo porque en la Modernidad (a par-

tir del famoso aforismo 326 de Leonardo), la pala-

bra parece haberse relegado con respecto a la vi-

sión, a la observación. “El Logos fue el principio”

leemos en San Juan, pero Hawking a partir de la

observación concluye una explicación del universo

(o del meta-universo) que no necesita al Logos, que

se crea a sí mismo a partir de la nada. Es más, lle-

ga a postular que la filosofía ha muerto. ¿Es esta

dicotomía entre ciencia y fe, a su juicio, una con-

tradicción insalvable?

R. Admiro mucho a Hawking y su obra científica,

pero no comparto su menosprecio y desconfianza

hacia la filosofía –que, en mi opinión, desconoce

abismalmente. Pero Hawking también necesita un

Logos: su Logos son las leyes físicas. Sus hipotéti-

cos universos se producen como fluctuaciones de

un vacío cuántico, que es diferente de la nada. El

vacío cuántico fluctúa porque así lo impone el Lo-

gos de la física cuántica. Sin ese Logos, no tendría

por qué fluctuar ni dar lugar a universos. Por mi

parte, no hay contradicción necesaria entre ciencia

y fe. Si Dios es visto como la fuente profunda de la

racionalidad –cósmica, matemática, físicoquímica,

biológica, humana- descubrir más razón en el mun-

do no significa apartar a Dios del mundo, sino des-

cubrir el rastro de su presencia y acción. Por otro

lado, la investigación científica tiene elementos de

fe: se predice una partícula, y se la busca con de-

nuedo durante cuarenta años, hasta encontrarla,

poniendo al servicio de esa búsqueda miles de físi-

cos, invirtiendo grandes sumas de dinero. Ese es-

fuerzo humano y económico enorme no se haría si

no se tuviera fe en la racionalidad de la naturaleza,

en la eficacia de la física matemática, en nuestra

capacidad de conocer el mundo. Me sigue impresio-

nando la frase “El Logos fue el principio”: en ese

Logos multidimensional yo veo también la raciona-

lidad científica, como parte de una lógica más am-

plia.

P. ¿Qué le dice a usted, como persona replegada

en su intimidad, “aquel silencio de los grandes

espacios nocturnos que aterrorizaba a Pascal”?

R. ¡Me dice mucho! Acabo de publicar un libro

sobre ese tema: La poesia de l’infinit. En él exploro

cómo la poesía –los Salmos, Dante, Milton, Poe,

Leopardi, Rilke, Borges, Fray Luis de León, Costa i

Llobera, … – ha tratado nuestra relación con la in-

mensidad cósmica, cómo se ha preguntado por

nuestra posición en el mundo, cómo ha expresado

el vértigo de las profundidades nocturnas. Y como

trata esa cuestión la cosmología actual –que nos

dice que para que un universo pueda contener una

sola bacteria necesita tener un radio mayor de seis

mil millones de años-luz, o para tener una sola es-

pecie inteligente necesita tener un radio mayor de

diez mil millones de años-luz. La cosmología actual

subraya con una fuerza inaudita nuestra dimensión

cósmica, la relación entre la posibilidad de nuestra

existencia y la trama fina de las leyes físicas del

universo.

P. Resulta evidente –y lógico en un poeta- que us-

ted juegue, seduzca y provoque con las palabras. El

subtítulo del libro, “De la gloria de Dios al sabota-

je del universo” tiene el atractivo irresistible de un

pastel expuesto en el escaparate frente a un cole-

gio. El sabotaje. Usted habla, al menos, de tres de

ellos. Me quedo con el que enuncia en primer lu-

gar: “el uso que hemos hecho de la inteligencia, de

la conciencia, de la fuerza: tanto saber sin amor,

tanta riqueza sin solidaridad, tanto poder sin justi-

cia”. ¿Es una protesta, o una propuesta?

R. Es tanto una protesta como una propuesta. Me

preocupa una ciencia sin amor, una economía sin

solidaridad. La ciencia no habla de bien y de mal,

no habla de amor –salvo como hecho biológico. Por

ello, me interesa una ciencia en diálogo profundo

con el humanismo, con los grandes proyectos de la

aventura humana. Los humanos no queremos tan

sólo conocimiento: también queremos amor, senti-

do, felicidad. Los pensadores científicos actuales

sienten curiosidad por lo que la ciencia pueda decir

sobre las grandes cuestiones de la vida humana,

pero tienden a creer que sólo la ciencia aclarará

esas cuestiones. No creo que sea así. La ciencia es

una aventura maravillosa y fructífera, pero no tengo

tanta fe en ella como para afirmar que ella sea la

portadora de todas las respuestas.

© Dignitas.

DAVID JOU un científico

poeta que cree en Dios

BIBLIOGRAFÍA INTELIGENTE DE

DAVID JOU

REESCRIBIENDO EL GÉNESIS

CEREBRO Y UNIVERSO. DOS COSMOLOGÍAS

INTRODUCCIÓN AL MUNDO

CUÁNTICO

Page 5: Revista El Pensador # 01

EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 5

medida que me acerca-

ba a la conclusión

sentía una resistencia

casi tan fuerte como mi resis-

tencia anterior al teísmo. Tan

fuerte, pero de menor dura-

ción porque lo entendía me-

jor. Cada paso que había

dado, del Absoluto al Espíri-

tu y del Espíritu a Dios, hab-

ía sido un paso hacia algo

más concreto, más inminen-

te, más coactivo. A cada paso

uno tenía menos oportunida-

des de decir “que su alma era

suya”. Aceptar la Encarna-

ción era un paso más en la

misma dirección. Hacía que

Dios estuviese más cerca, o

cerca de una forma nueva. Y

pensaba que esto era algo

que yo no había querido.

Pero reconocer el terreno

para evadirme era, por su-

puesto, reconocer tanto su

vergüenza como su futilidad.

Sé muy bien cuándo, aunque

no cómo, di el último paso.

Me llevaban a Whipsnade

una mañana soleada. Cuando

salimos no creía que Jesu-

cristo fuera Hijo de Dios, y

cuando llegamos al zoológi-

co sí. Sin embargo, no me

había pasado todo el camino

sumido en mis pensamientos,

ni en una gran inquietud.

“Inquietante” quizá sea el

último adjetivo que podamos

aplicar a algunos de los suce-

sos más importantes. Era más

parecido a cuando un hom-

bre, después de dormir mu-

cho, de queda en la cama

inmóvil, dándose cuenta de

que ya está despierto. Y era

ambiguo, como aquel mo-

mento en lo alto del autobús.

¿Libertad o necesidad? ¿O

difieren hasta el extremo? En

este extremo un hombre es lo

que hace, no hay nada de él

que quede por encima o fuera

del acto. En cuanto a lo que

solemos llamar deseo, y lo

que solemos llamar inquie-

tud, adivino que generalmen-

te ambos hablan demasiado

alto, protestan demasiado,

para que se les crea, y noso-

tros tenemos la secreta sospe-

cha de que la pasión o la

férrea decisión son en parte

mera envoltura.

Han estropeado Whipsnade

desde entonces. El bosque de

Wallaby con los pájaros can-

tando sobre tu cabeza, las

campanillas azules a tus pies

y los canguros saltando a tu

alrededor, era como si el

Edén hubiera vuelto.

Pero, concluyendo, ¿qué fue

de la Alegría?, porque, des-

pués de todo, es sobre lo que

ha tratado fundamentalmente

esta historia. Para serte since-

ro, el tema ha perdido para

mí casi todo su interés desde

que me convertí al cristianis-

mo. No puedo quejarme,

como Wordsworth, de que el

destello ilusorio haya pasado.

Creo (si es que vale la pena

recordarlo) que el antiguo

estremecimiento, la antigua

mezcla agridulce, me ha lle-

gado desde mi conversión

con mayor frecuencia y agu-

deza que en ninguna otra

época de mi vida. Pero ahora

sé que la experiencia, consi-

derada como uno de mis es-

tados mentales, nunca había

tenido la importancia que yo

le concedía. Mientras eso

otro quedaba en la duda, el

indicio aparecía inmenso en

mis pensamientos. Cuando

nos perdemos en el bosque,

ver un letrero es un asunto

muy importante.

….....En busca

SIGUE LEYENDO...

C. S. Lewis. Cautivado por la alegría.

Editorial Encuentro. Biografía. 2008

189 páginas.

Por: C. S. LEWIS

……

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……

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de la alegría A

Page 6: Revista El Pensador # 01

CINEparaPENSAR

6 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

Se equivocan quienes no creen que exista Basada en hechos reales, El rito no es un film propiamente de terror

(evita el impacto del miedo en las escenas), sino sobre teología. Su

propósito es mostrar una realidad oculta, la existencia del diablo con

sus demonios operando en el mundo actual.

El tema se aborda con seriedad y sin estridencias. Un joven seminaris-

ta, con problemas de fe se enfrenta a una realidad que trata de negar

desde el materialismo. Un viejo exorcista jesuita, interpretado magis-

tralmente por Anthony Hopkins terminará por demostrar lo equivoca-

do que estaba.

Hopkins trata de hacerse explicar desde el principio: igual que un

ladrón que va a robar una casa no se le ocurre encender las luces, así el

diablo trata de que no se le vea, de que se niegue su existencia. El se-

minarista es de los que piensa que es paradójico que la evidencia del

diablo se haga depender de la falta de evidencia del mismo. Pero como

tendrá ocasión de comprobar, “que niegues al diablo no te salvará de

su maldad”.

Título: El rito Dirección: Mikael Håfström País: Estados Unidos Año: 2011

Duración: 114 min. Género: Drama Reparto: Anthony Hopkins, Alice Bra-

ga, Ciarán Hinds, Rutger Hauer, Chris Marquette, Franco Nero, Toby Jones,

Torrey DeVitto, Maria Grazia Cucinotta, Colin O’Donoghue

¿Y después… qué quieres ser? “Sed buenos… ¡si podéis!” se ha convertido en la proverbial expresión

de San Filippo Neri, uno de los santos más queridos de la historia de la

Iglesia. El santo de la alegría, el juglar de Dios, Pippo el Bueno, todas

estas son sólo algunas de las definiciones de este sacerdote que nació

en Florencia en 1515 y vivió más de 60 años en Roma. Mientras tenía

lugar el Concilio de Trento, San Filippo formaba a los más jóvenes

con ternura e ironía acercándoles a la Liturgia y logrando que se divir-

tiesen cantando y jugando en un lugar que más adelante se convertiría

en el Oratorio, proclamada congregación por el Papa Gregorio XIII.

Este es el periodo que aborda una película entrañable pero sincera, en

donde se trasluce el efecto que la fe causa en quienes la poseen.

Título: Prefiero el Paraíso. Dirección: Giacomo Campiotti. País: Italia Año:

2010 Duración: 126 min. Género: Drama. Reparto: Gigi Proietti, Francesco

Salvi, Roberto Citran, Sebastiano Lo Monaco, Francesca Chillemi, Josafat

Vagni, Francesca Antonelli. Guión: Mario Ruggeri.

James

Caviezel “Mel Gibson se reunió conmigo para hablarme

de La Pasión, yo dije: “¿Quieres que yo

represente a Jesús, verdad?”. Y respondió:

“Sí”. Al día siguiente me llamó por teléfono e

intento dejarme fuera. Yo le pregunté “Mel,

¿por qué estás tratando de sacarme de este

proyecto?”. Él me dijo: “Porque esto podría ser

el fin de tu carrera. Este podría ser el fin de

todas nuestras carreras”.

Por: Fausto Gil

Page 7: Revista El Pensador # 01

Enero-Febrero 2013 · 7 EL PENSADOR

Caviezel

PREGUNTA.— Jim, res-

pecto de tu fe, ¿cómo ha

cambiado esta película tu

experiencia del sufrimiento,

y qué significa ahora el su-

frimiento para ti?

JIM.— Ahora entiendo el

sufrimiento mucho más, co-

mo nunca antes en mi vida.

Durante gran parte de la fil-

mación no estaba seguro de

poder hacerlo, no sabía si la

hipotermia me iba a impedir

lograrlo. Luchar con la hipo-

termia por un día está bien,

aunque es sumamente duro.

Pero intenta sobrellevarla por

cinco semanas seguidas, en

una cruz que sobresale por

encima de los 300 metros, y

cuando además tu hombro

esta dislocado y estás enfer-

mo, con neumonía y vomi-

tando.

Al mismo tiempo, eres alcan-

zado por un rayo. Todas estas

cosas influyen en el momen-

to en que gritas: “¿Dios mío,

Dios mío, por qué me has

abandonado?” Yo dije eso

muchas, muchas veces du-

rante la filmación. Llega un

momento en que te preguntas

si a Dios le importaba que

hiciéramos esta película o no.

Pero ese es mi lado humano,

porque sé que a Él (Jesús) sí

le importó. Y si yo no hubie-

se pasado por todo ese sufri-

miento no hubiera podido

lograr la actuación que pue-

des ver en la pantalla. Esta

experiencia me arrojó a los

brazos de Dios.

P.— Tu fe es algo que ocu-

pa un lugar central en tu

vida. ¿Has encontrado al-

guna contradicción o con-

flicto entre tu vida de fe y

tu carrera de actor? J.— Cuando trabajas en un

banco, trabajas con dinero.

¿Significa eso que no puedes

ser católico y trabajar en un

banco? ¿Acaso no puedes ser

católico y presidente de los

Estados Unidos? Se puede

ser católico y estar compro-

metido con cualquier aspec-

to, por ejemplo del mundo de

las comunicaciones, ya sea

como reportero o como cual-

quier otra cosa. Nosotros

necesitamos [a los católicos]

en toda misión, en todas las

áreas. Necesitamos misione-

ros y buenas personas en

todos los ámbitos de la vida.

P.— ¿Qué papel juega tu fe

a la hora de escoger las

películas en las que traba-

jas?

J.— Mi fe no implica que no

interprete personajes pecado-

res. No significa que no vaya

a hacer películas con califica-

ción R. Evidentemente, esta

película tiene esa califica-

ción. De hecho, si lees la

Biblia le darías una califica-

ción más severa -tal vez has-

ta X-, porque se trata de un

libro muy serio lleno de mu-

chos pecadores y muchos

santos. He interpretado tanto

personajes pecadores como

personajes que fueron perso-

nas santas, pero siempre pro-

curo encontrar algo rescata-

ble en las historias. Pero eso

sí, no blasfemo contra nues-

tro Señor, y hay cosas en las

películas que no haría. Y en

esos casos solo espero. Dios

me permite esperar. Si en-

cuentro un guión que me

gusta, pero que contiene par-

tes inaceptables para mí, les

pido que lo cambien y si real-

mente están interesados en

mi trabajo, lo cambiarán.

P.— ¿Cuán importante es

tu fe en tu vida de casado, y

tu matrimonio en tu fe?

J.— Es fundamental, como la

alimentación. Tienes que

comer todos los días; tienes

que recibir la Eucaristía.

Dios me entregó a mi esposa.

Ella es un regalo. Yo la cui-

do, ella me cuida a mí. Nos

encanta la manera en que

Dios quiere que amemos.

Tratamos de ser un ejemplo

para las demás personas. A

veces nos equivocamos pero

seguimos intentando para

luego levantarnos si caemos.

Permanecemos juntos y nos

amamos tanto como pode-

mos. Mi fe alimenta todo, mi

actuación y todo el resto. Es

el alma de mi vida.

P.— ¿Cuál es tu reacción

ante la cobertura que la

prensa hace de ti? J.— En la prensa, muchas

veces se buscan ángulos para

embarrarte. Por ejemplo,

continuamente se refieren a

mí como “el devoto católico

Jim Caviezel”. Lo hacen ca-

da vez que hablan de mí en la

prensa, y uno piensa: “¿Qué

hay de malo en eso?”. Pero

déjame preguntarte algo,

¿dicen acaso "el devoto cien-

ciologista Tom Cruise” o “el

devoto judío Adam Sandler”

una y otra vez? Ellos saben

lo que están haciendo cuando

intentan mancharte: buscan

mostrarte como un “fanático

religioso” que juzga y conde-

na a los demás. Siempre ha

existido este tipo de persecu-

ción en todos los tiempos.

P.— ¿Y te afecta esto? J.— Cierta prensa no está

muy abierta a cómo vives tu

vida. Yo no voy e impongo

mi fe a los demás. Hablo

sobre ella cuando me lo pre-

guntan y algunas veces ni

siquiera hablo. Pero la vivo.

No se trata de lo que dices; lo

importante es lo que haces.

Pero no puedo andar preocu-

pado de lo que piensan los

demás. Yo tendré que res-

ponderle a Dios. Sólo tengo

miedo de no hacer lo correc-

to, porque tendré que rendirle

cuentas a El algún día.

P.— ¿Cómo explicas el éxi-

to de “La Pasión de Cris-

to”? ¿Sabes de algún fruto

espiritual que la gente haya

recibido luego de ver la

película?

J.— Puedes navegar por las

distintas paginas en Internet

y leer acerca de los frutos

espirituales, están en todos

lados. Pero lo que escuchas

en alguna prensa es sólo la

historia de una señora que

murió a causa de un ataque

cardiaco mientras veía “La

Pasión” en Kansas. Los que

quieren van a encontrar algo

negativo entre los millones y

millones de buenas cosas.

Pero creo que esta película

ayudará a promover la verda-

dera paz en el mundo.

P.— ¿Crees que esta pelí-

cula tiene algún impacto en

la fe de la gente?

J.— Espero que sí. En mu-

chos países alrededor del

mundo, atenuamos nuestra fe

para acomodarla y así llamar

a la “unidad” de las iglesias,

y eso está mal. Yo no estoy

pidiéndole, por ejemplo, a los

Bautistas que acepten la figu-

ra de María y que entiendan

su significado, ese es el tra-

bajo del Espíritu Santo. Al

final, lo que pido es que un

hermano evangélico rece por

mi conversión y yo rezaré

por la suya, pero “aguar”

nuestra fe, para acomodarse

el uno al otro, es solo acomo-

darse a una cosa: el pecado.

P.— ¿Cuál es tu escena

favorita en esta película? J.— En mi escena favorita,

Poncio Pilatos le habla a

Jesús, y Jesús dice:

“Aquellos que me conocen,

conocen la Verdad”. Pilatos

contesta: “¿Qué es la ver-

dad?”. Jesús permanece ca-

llado. Luego, Pilatos se diri-

ge a su esposa, Claudia, y

dice: “¿Qué verdad es esta?”.

A lo cual ella responde: “Si

tú no lo sabes, yo no puedo

decírtelo”.

Muchas veces, la gente pien-

sa que Jesús es un fanático

intolerante; pero no lo es. El

habla en verdad. Habla con la

plena verdad y plena gracia.

P.— ¿Qué deseas para

cualquier persona que no

haya visto la película y lo

haga por primera vez? J.— Quiero que les suceda lo

mismo que ocurrió aquí. Que

las personas se abran, que

estén abiertas a la Verdad.

© Del texto, Dignitas. De la entrevista, Aciprensa

que La Pasión ayuda a promover

la verdadera paz en el mundo”

entre bastidores Si quieres conocer toda la histo-ria de cómo se rodó la película, te interesa el libro

La Pasión por dentro de John Bartunek, L.C. Editorial Voz de Papel, 2006.

e b

“Creo

Page 8: Revista El Pensador # 01

8 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

MÚSICA MÚSICOS para para SENTIR SOÑAR

Por: P. Llucià Pou Sabaté

El grupo musical U2 está

consiguiendo éxitos sin pa-

ragón. Esteban Linés dice

que “U2 es –con permiso de

los Stones- el último gran

grupo de rock en activo. Y

podría decirse también que

comprometido. Bono, su

líder, ha abanderado en los

últimos años un sinfín de

causas solidarias: la lucha

contra el hambre, contra el

SIDA, Amnistía Internacio-

nal... Y ahora, el perdón de la

deuda externa para los países

del Tercer Mundo…” ha

estado con el Papa, en la casa

Blanca y con las grandes ‘top

models’…

Dentro de una sociedad de

marketing y de consumo, el

líder de U2 “acepta que for-

ma parte de lo que él mismo

define como ‘izquierda

caviar’, pero afirma que se

trata de un cinismo asumido

que da por bueno si sirve

para que sus causas solidarias

tengan mayor eco”. Se con-

fiesa católico, ejerce de ir-

landés comprometido y ha

vendido 120 millones de

discos. De su actuación en

Barcelona la prensa nos ha

dejado un buen rastro de no-

ticias.

Libro de Salmos

Hace pocos años, la editorial

italiana Einaudi publicó una

nueva edición del Libro de

los Salmos y le pidió a ese

cantante, líder de U2, que

escribiera una introducción.

Las palabras de Bono comen-

zaban así: “Explicar la fe

siempre ha sido algo difícil.

¿Cómo se hace para explicar

un amor y una lógica en el

corazón del universo cuando

el mundo está tan lleno de

fracasos? ¿El libre albedrío

nos ha crucificado también a

nosotros?”.

La espiritualidad de esta es-

trella del rock se refleja en la

letra de sus canciones, y tam-

bién en el texto de los co-

mentarios a los salmos, que

nos dan una clave de lectura

de su música. Seguía dicien-

do Paul Hewson (que así se

llama, según la pila bautis-

mal):

“Recuerdo que los Salmos,

más que objeto de canto, eran

objeto de una cantinela en mi

juventud. Los Salmos me han

preparado para comprender

la honestidad de John Len-

non, el lenguaje barroco de

Bob Dylan y Leonard Cohen,

la garganta clara de Al Green

y Stevie Wonder. Cuando

escucho a estos cantantes, me

uno a una parte de mí para la

que no tengo explicaciones...

mi alma, supongo. Palabras y

música han hecho de mí lo

que unas sólidas e incluso

rigurosas argumentaciones

no habían logrado alcanzar,

me han introducido en Dios,

no en la fe en Dios, sino más

bien en un sentido tangible

de Dios”.

Nos está diciendo que la reli-

gión es algo muy serio, que

no es una creencia, sino una

experiencia personal de Dios.

Dejando aparte los gustos

musicales está claro que la

música es un arte expresión

del espíritu humano, y esa

espiritualidad ha sido llevada

por U2 al rock: “El rock es,

en realidad, algo muy senci-

llo y simple, porque no se

trata más que de enviar un

mensaje envuelto con la ética

y la estética de cada uno; no

es más que eso. Somos noso-

tros, público, promotores y

artistas, los que a menudo

creemos que si no lo hace-

mos cada vez más complica-

do ya no es ‘fashion’, ya no

es moderno”.

El Señor es mi pastor

Dicen los expertos que des-

pués de un tiempo de incerti-

dumbre, han vuelto los de U2

a su lugar con “All that you

can’t leave behind”, orden y

música de vuelta a su línea

de “The Joshua tree”,

“Achtung baby”, “The unfor-

gettable fire”, y así lo reco-

nocen ellos: “con este disco

hemos querido regresar a lo

básico después de nuestro

flirteo con todas esas ideas

relacionadas con lo “dance”

y el “tecno”… Sabemos que

todo esto es un negocio y hay

una poderosa industria detrás

de él, a la que a menudo la

palabra arte poco le importa.

Yo soy el primero en saberlo,

veo que el éxito corrompe y a

mí también, inevitablemente,

pero sigo aquí. ¿Sabe por

qué? Porque el rock tiene un

poder enorme. Ya lo he co-

mentado en más de una oca-

sión pero nosotros no somos

como John Lennon, esa his-

toria de paz y amor; estamos

mucho más cerca de esa idea

“punk” según la cual el rock

puede cambiar el mundo

porque los políticos jamás lo

harán. En mi caso personal,

además, tendría que añadir

que soy católico y ejerzo de

irlandés comprometido. Ya

ve, en el fondo todo es un

lío”.

COMPROMETID

EVANGELIZAR con la música

Pop para adolescentes

El grupo Jésed es un clásico entre los grupos

de pop cristiano latinoamericano, compara-

ble al mítico Jairé (por desgracia éste ya

disuelto). Jésed continúa en la batalla de

convertir las oraciones en música pegadiza,

en instrumento para la evangelización.

El último de sus álbumes se titula ¡Viva

Cristo Rey!, toda una declaración desde el

primer momento, que homenajea a los criste-

ros mejicanos.

En él se contienen canciones que ya han al-

canzado muchas de ellas una notable audien-

cia: Lucharemos, Cristo Rey de Paz, Sha-

lom, El Reino de Dios ya llegó, Dónde están

los laicos, Transfórmame, Con Amor eterno,

Seré la Voz que clama en el desierto, Cristo

mi Rey, Viva Cristo Rey, Tu reinarás, Madre

de mi vocación y Pasará el invierno.

Sorprendió cuando se prestó a cantar, junto

a Jaeson Ma, una canción que pone música

nada menos que a la Carta a los Corintios

de San Pablo (What’s love). Pero no debía

haber sorprendido demasiado. Después de

todo, las canciones de Mars Bruno tienen

algo que decir y lo dicen alto y claro. Sus

letras, enraizadas en valores humanos,

hablan de matrimonio (Marry you), de fide-

lidad (Rest of my life), sobre el amor a los

padres (Never say you can’t), sobre la ne-

cesidad de levantarse para hacerse nuevo

(Today my life begins). Toda una novedad

si tenemos en cuenta la zafiedad y superfi-

cialidad que se transmiten en demasiadas

ocasiones a través de la música pop más

pegadiza. Y más novedad aún que su disco-

grafía esté entre los grandes éxitos que

triunfan en medio mundo.

Hespèrion XXI es un grupo internacio-

nal que interpreta música antigua. Diri-

gido por el musicólogo catalán Jordi

Savall, su merecida fama viene prece-

dida por una perfecta ejecutoria así

como por la recuperación y vindicación

de verdaderas joyas musicales de nues-

tra civilización, perdidas u olvidadas

con los siglos.

Para quienes no conozcan el grupo,

proponemos un álbum que es una

auténtica delicia y que, además, ayuda

en la meditación y la oración: la colec-

ción Ostinato, con piezas recopiladas

de Falconiero, Marini, Merula, Ortiz,

Pachelbel, Purcell, Rossi, Valente…

Ora

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Bruno Mars

Page 9: Revista El Pensador # 01

CUADERNOS DIGNITAS

La investigación arqueológica

del tiempo de

Jesús · Los hallazgos

recientes

más importantes ·

Page 10: Revista El Pensador # 01

FE Y ACONTECIMIENTO

10 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

CUADERNOS DIGNITAS

La opinión según la cual la fe como

tal no conoce absolutamente nada de

los hechos históricos y debe dejar todo eso

a los historiadores, es gnosticismo. Esa

opinión desencarna la fe y la reduce a pura

idea. En cambio, para la fe que se basa en

la Biblia, precisamente el realismo del

acontecimiento es una exigencia constituti-

va.

Un Dios que no puede intervenir en la His-

toria y manifestarse en ella, no es el Dios

de la Biblia. Por eso, la realidad del naci-

miento de Jesús de la Virgen María, la

efectiva institución de la Eucaristía por

parte de Jesús en la Última Cena, su resu-

rrección corporal de entre los muertos –

éste es el significado del sepulcro vacío–,

son elementos de la fe en cuanto tal, que

ésta puede y debe defender contra un pre-

sunto conocimiento histórico mejor.

Que Jesús, en todo lo que es esencial, fue

efectivamente el que nos muestran los

evangelios, no es una conjetura históri-

ca, sino un dato de fe. Las objeciones

que quieran convencernos de lo contra-

rio no son expresión de un conocimiento

científico efectivo, sino una arbitraria

sobrevaloración del método. Con esto llegamos ya al segundo nivel del

problema: no se trata simplemente de

hacer una lista de elementos históricos in-

dispensables para la fe. Se trata de ver qué

puede la razón, y por qué la fe puede ser

razonable y la razón puede estar abierta a

la fe.

Todo ello, naturalmente, vale en una medi-

da sin comparación mucho mayor donde

entra en juego el hombre mismo, o donde

se hace perceptible el misterio de Dios.

Por tanto, fe y ciencia, Magisterio y exé-

gesis no se contraponen ya como mun-

dos cerrados en sí mismos. La fe misma

es un modo de conocer. Quererla margi-

nar no produce la pura objetividad, sino

que constituye la elección de un ángulo

que excluye una perspectiva

determinada y ya no quiere te-

ner en cuenta las condiciones

casuales del ángulo elegido

Joseph Ratzinger

[En el centenario de la Pontificia Comisión Bíblica.

Abril de 2004]

A lo largo de la Historia de los dos últimos siglos, han

sido numerosos los intentos de reducir la fe en Jesu-

cristo a una mera experiencia psicológica y privada,

sin ningún fundamento histórico. Tras ello está la pre-

tensión de negar la misma existencia histórica de Cris-

to. Sin embargo, a pesar de que los cristianos no reci-

ben la fe de las simples pruebas que puedan ofrecer

las distintas ciencias, los avances obtenidos por ellas –

incluida la Arqueología– demuestran que la mejor

aliada de la fe es la Historia .

Con alguna frecuencia aparecen en periódicos o revis-

tas noticias acerca de descubrimientos arqueológicos

en Tierra Santa, que son interpretados de forma muy

diversa por parte de quienes los presentan. Unas ve-

ces, acaso las menos, los hallazgos vienen a confirmar

la veracidad de las narraciones bíblicas, haciendo rea-

lidad la frase que fue también el título de un conocido

libro de hace unos años: Y la Biblia tenía razón.

Otras, los descubrimientos parecen poner en tela de

juicio no sólo la historicidad de los hechos, sino inclu-

so hasta los fundamentos de la fe judía o cristiana.

Después pasa mucho tiempo sin que se vuelva a decir

nada más sobre el asunto.

Semejantes actitudes derivan, en la mayoría de los

casos, no sólo de una escasa información sobre la

índole de los datos arqueológicos, sino, lo que resulta

más frecuentemente, de un gran desconocimiento de

lo que son los estudios modernos sobre la Biblia. Ol-

vidando el variado carácter literario de tan colosal

obra, a veces se toman al pie de la letra narraciones

bíblicas oídas por nosotros durante nuestra infancia y,

por falta de suficiente formación religiosa, pensamos

que constituyen, tal y como se nos contaron, la autén-

tica base de nuestras creencias. Es la interpretación

fundamentalista de la Biblia, que no sólo es frecuente

entre algunos católicos, sino, incluso, más en ciertos

ambientes protestantes.

No hace mucho tiempo, con motivo de la publicación

de un libro, en este caso, dirigido a un público judío

fundamentalista, hemos tenido ocasión de leer algu-

nos artículos de prensa de autores católicos, a quienes,

decepcionados, se les movía poco menos que todo su

mundo religioso. Sin embargo, el hecho es que los

considerados como recientes descubrimientos arque-

ológicos no sólo eran conocidos desde antiguo, sino

que habían sido ya tenidos en cuenta y, en buena me-

dida, aceptados por los biblistas católicos, desde hace

más de un siglo.

La Biblia es un libro, o mejor un conjunto de libros,

con un tema fundamentalmente religioso, aunque tra-

tado con géneros literarios muy distintos. Bien es cier-

to que la Revelación divina tiene una inevitable di-

mensión histórica, pues se transmite en conexión con

la historia del pueblo de Israel y de la propia vida de

Jesús y los apóstoles, pero existe un amplio y legítimo

campo de discusión científica sobre las circunstancias

que acompañan las vicisitudes de Israel o, incluso,

sobre los primeros pasos del cristianismo.

Un Papa del siglo XX fue quien señaló la frecuente

incongruencia de que nuestra formación religiosa si-

guiera sin progresar, con los mismos caracteres infan-

tiles con que nos enseñaron las cosas siendo niños,

mientras que las demás disciplinas de estudio han ido

progresando y profundizando nuestro conocimiento.

A la larga, ello acaba creando una verdadera tensión

dialéctica y anímica.

La disciplina que cultivamos los arqueólogos no está

para confirmar, ni para rebatir creencia alguna. La

arqueología muy rara vez puede aportar pruebas para

esclarecer temas de la historia religiosa como tal. Lo

que ofrece es una reconstrucción del ambiente en que

pudo desarrollarse esa historia, la cual permite com-

prender el propio mensaje religioso contenido en ella.

Que aparezca una inscripción del siglo I con un

«Jacobo, hijo de José y hermano de Jesús» –por citar

un ejemplo reciente–, lo que nos indica, principalmen-

te, una vez más, es que, en esa época, entre los judíos

se repetían con increíble profusión los mismos nom-

bres de persona hasta la saciedad, dato éste que nos

ilustra sobre cómo en el mismo grupo de los doce

apóstoles había dos Jacobos (Santiago el Mayor y el

Menor), dos Judas (Tadeo o Iscariote) y dos Simones

o Simeones (Pedro y el Zelote), aparte de otros perso-

najes evangélicos del mismo nombre, como el anciano

Simeón, Simón el Leproso, Simón Cirineo, etc. Por

otra parte, ya en 1931 había aparecido en Jerusalén un

osario del siglo I con la inscripción: «Jesús, hijo de

José». Pero ir más allá, en un sentido u otro, suele

constituir una transgresión de los límites disciplinares

de la propia arqueología.

∎∎∎

Joaquín González es historiador, arqueólogo y escritor. Ha sido directo del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira (Cantabria).

El “nuevo paradigma” de la ciencia arqueológica en el conocimiento del Jesús histórico

“A pesar de que los cristianos

no reciben la fe de las simples

pruebas que puedan ofrecer

las distintas ciencias, los

avances obtenidos por ellas

–incluida la Arqueología–

demuestran que la mejor aliada

de la fe es la Historia”

“La disciplina que cultivamos

los arqueólogos muy rara vez

puede aportar pruebas para

esclarecer temas de la historia

religiosa como tal. Lo que ofrece

es una reconstrucción del am-

biente en que pudo desarrollarse

esa historia”

Por: Joaquín González

.

Page 11: Revista El Pensador # 01

EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 11

CUADERNOS DIGNITAS

…¿Quién decís que soy?

Un río de tinta ha corrido, desde siempre,

sobre la interpretación de la figura de

Jesús. Un mesías apocalíptico (A. Schweit-

zer); un gran maestro de una ética elevada,

muy alejada de la apocalíptica (liberalismo

teológico del siglo XIX); un rabino o pro-

feta (Bultmann); el profeta-mesías y siervo

-sufriente del Segundo Isaías (W. Manson,

V. Taylor, Dodd, Cullmann, Kümmel); un

esenio (Flusser); Maestro de Justicia al

estilo esenio (Allegro); un zelota o revolu-

cionario político (Reimarus, Brandon, Car-

michael); un zelota para quien en Reino de

Dios sería establecido por intervención

divina (Bartsch); un pacifista (G. Edwards,

A. Trocmé); un personaje alejado de las

corrientes zelotas (F. Halm); un mago

(Morton Smith); un carismático galileo y a

su vez un justo (Vermes); un loco o payaso

H. Cox y A. Holl); alguien que intentó

desmantelar la cultura en que nación y por

eso es un genio (Isa Magli); un provocador

en todos los sentidos (H. Küng).

Pero muy por encima de estas interpreta-

ciones intelectuales, de estas sofisticadas

elaboraciones muchas de ellas materialis-

tas, la respuesta de quién es Jesús, desde la

fe, la hallamos limpia y clara en Pedro:

“...Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventura-

do tú, Simón Bar Jona, porque no es la

carne ni la sangre quien esto te ha revela-

do, sino mi Padre, que está en los cie-

los” (Mt, 16, 16-17).

∎RATZINGER, Joseph. Jesús de Nazaret (2 vols.)

∎GUARDINI, Romano. El Señor.

∎FRAY LUIS DE GRANADA. Vida de Cristo.

∎RICCIOTTI, Giuseppe. Vida de Jesucristo.

∎CHAPA, Juan (ed.). 50 preguntas sobre Jesús.

∎GRANDMAISON, L. de. Jesucristo.

∎MAURIAC, François. Vida de Jesús.

La Biblia no precisa la ubicación del Calvario.

Solamente dice que la Crucifixión de Jesús tuvo

lugar cerca, pero fuera, de Jerusalén (Jn 19,20 y

Heb 13,12), ya que la ley judía impedía realizar

ejecuciones y sepulturas dentro de la ciudad.

Además, señala que se hallaba cerca de un camino

transitado extramuros, pues los que pasaban se

burlaban de él (Mt 27,39 y Mc, 15,21 y 29-30).

Desde hace sesenta años, se han llevado a

cabo excavaciones en, bajo y junto a la igle-

sia del Santo Sepulcro (construida en el siglo

IV) y se han realizado, además, estudios de la

estratigrafía arquitectónica de la iglesia. Se

puede afirmar, entonces, que se trata de un

entorno bien conocido por la ciencia arque-

ológica.

Al oeste de la iglesia del Santo Sepulcro se

ha encontrado un muro que, con bastante

probabilidad, fue construido por Herodes

Agripa. Esto quiere decir que, en el año 30

d.C., pero no después del 44, la roca que se

encuentra dentro de la iglesia estaba situada

fuera de las murallas de la ciudad. Este lugar

recibe el nombre, como sabemos, del Gólgo-

ta. En la actualidad el consenso de los ar-

queólogos está de acuerdo en que hay prue-

bas más que suficientes de que Jesús fue cru-

cificado fuera de los muros de Jerusalén y,

probablemente, encima de esa piedra blanca

que se muestra a los visitantes y peregrinos

dentro (situada a la derecha de la entrada) de

la iglesia del Santo Sepulcro(1).

Dan Baht, un célebre arqueólogo judío, que se ha

mostrado crítico con otros muchos hallazgos, ha

escrito que “no podemos estar absolutamente se-

guros de que el emplazamiento de la iglesia del

Santo Sepulcro sea el de la sepultura de Jesús,

pero, ciertamente, no tenemos ningún otro empla-

zamiento que pueda respaldar esa pretensión con

argumentos de un peso ni remotamente parecido, y

en realidad no tenemos razón alguna para rechazar

la autenticidad del emplazamiento”(2). De esta

misma opinión es James H. Charlesworth: “Mi

estudio personal del lugar, desde finales de los

años setenta hasta el presente, me lleva a coincidir

plenamente con la valoración de Baht”(3).

“Uno de los resultados más seguros –afirma

Charlesworth- es la prueba de que, al otro

lado de la puerta derecha de los cruzados, tras

subir las escaleras y luego ir recto hasta un

afloramiento de piedra blanca, a los peregri-

nos se les mostraba el sitio donde probable-

mente Jesús había sido crucificado por los

soldados romanos. Y cerca, al oeste y dentro

de la iglesia, hay tumbas anteriores al año 70

cortadas en la roca. Todavía resulta visible,

delante de las aberturas bien talladas en la

piedra, la guía cortada horizontalmente para

una piedra que se rodara”, que concordaría

plenamente con lo dicho en el evangelio:

"Arrastró una piedra grande, hasta ponerla delan-

te de la entrada a la tumba y se retiró" (Mt 27,60).

A pocos metros de este lugar fue hallada una enor-

me cisterna del siglo I, así como objetos propios

para el cultivo de la misma época, demostrando

que en este lugar podría haber existido un antiguo

jardín en tiempos de Jesús.

Las excavaciones realizadas en los años setenta

del pasado siglo dentro de la capilla armenia de S.

Vartán sacaron a la luz el dibujo de un bote con

una inscripción que, según P. Benoit, refiere la

versión latina del salmo 122: In domum domini

ibimus (4) (“vamos o estamos yendo a la casa del

Señor”). Si P. Benoit está en lo cierto, y parece

que lo está, los cristianos de finales del I siglo o

principios del II, probablemente procedentes de

Roma, hicieron el signo de una nave (un símbolo

cristiano primitivo) y saludar al llegar a donde

pensaban que Jesús había sido crucificado, sepul-

tado y resucitado.

1. CORBO, V. Il Santo Sepolchro di Gerusalemme: Aspetti archeologi delle origini al periodo crociato (3 vols.) COÜASNON, C., The Church of the Holy Sepulchre in Jerusalem.

2. BAHAT, en Archaeology of the World of Herod, Jesus and Paul, p. 260.

3. CHARLESWORTH, J. H., Jesus within Juda-ism.

4. BROSHI, “Evidence of Earliest Christian Pilgrimage to the Holy Land Comes to Light in Holy Sepulchre Church”, en Archaeology in the World of Herod, Jesus and Paul, pp. 267-270.

La piedra blanca de la iglesia del Santo Sepulcro

VIDA DE JESÚS

En la actualidad el consenso de los arqueólogos está de acuerdo en que hay pruebas más que suficientes de que

Jesús fue crucificado fuera de los muros de Jerusalén y, probablemente, encima de esa piedra blanca que se

muestra a los visitantes y peregrinos dentro (situada a la derecha de la entrada) de la iglesia del Santo Sepulcro

Las excavaciones

realizadas en los años

setenta del pasado

siglo dentro de la

capilla armenia de

S. Vartán sacaron a la

luz el dibujo de un

bote con una

inscripción que, según

P. Benoit, es la versión

latina del salmo 122

Page 12: Revista El Pensador # 01

12 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

CUADERNOS DIGNITAS

La piscina de Betesda

En el Evangelio de San Juan (5, 2-9), se pue-

de leer que “Hay en Jerusalén, junto a la

puerta Probática, una piscina llamada en

hebreo Betzata, que tiene cinco pórticos

(…)” donde Jesús realizó un milagro con un

enfermo.

Muchos exegetas del siglo XIX habían pues-

to como ejemplo este relato para cuestionar

la historicidad de los evangelios, dado que

hasta nosotros no había llegado ninguna noti-

cia de una piscina de tamañas dimensiones

en la Jerusalén de tiempos de Herodes. No

obstante, Eusebio de Cesarea, junto a otras

fuentes antiguas, habían descrito la piscina

Probática conformada por dos cuencas geme-

las destinadas a recoger las aguas que fluían

en la estación invernal a través del valle del

Betzeta (modelo expuesto en el museo local).

En 1888, el profesor Conrad Schick organizó

una expedición y desenterró el área total de

la iglesia de Santa Ana en Jerusalén, junto a

la puerta de San Esteban, y sus inmediacio-

nes, hasta el nivel romano. dejando al descu-

bierto dos estanques de gran tamaño con

cinco porticos y numerosos fragmentos de

columnas y capiteles; todo esto en estilo ro-

mano, pero evidentemente un poco más re-

ciente que la época de Cristo. Había escalo-

nes empinados en forma de espiral que con-

ducían a la parte de abajo donde se

encontraban los estanques. En una

pared de uno de los porticos había

un fresco borroso de un ángel agi-

tando el agua. Aquí estaba situada

Betesda, según la tradición de la

Iglesia primitiva.

El descubrimiento sirvió para poner

en evidencia otro dato: los primeros

cristianos conservaron en la memo-

ria los lugares claves de la vida de

Jesús y construyeron, en cuanto las

circunstancias lo permitieron (en

torno al siglo IV), santuarios que

custodiaran aquellos sitios.

La piscina de Betesda o Bethzatha

está situada en la zona norte del monte del

templo. Aunque el hallazgo de la piscina es

ya centenario, descubrimientos recientes

refuerzan enormemente la precisión con que

San Juan la describiera en su Evangelio.

El “Vaso de Besteda”

Por ejemplo, los profesores

Gibson y Charlesworth exami-

naron a la luz de las nuevas

técnicas una gran vasija de

cerámica sobre la cual había

muchas serpientes. La encontró

Clermont-Ganneau a finales del siglo XIX en

una cisterna cercana a Besteda. Este objeto

ofídico, conocido como Vaso de Besteda

incrementa la posibilidad de que en Besteda

existiera un santuario dedicado a Asclepio,

que en sus representaciones aparece habitual-

mente como serpientes. Este rastro, junto a

otros disponibles hoy día, demostrarían que

este emplazamiento fue, antes del período

herodiano y también durante el tiempo de

Jesús, un lugar reservado para la curación.

Con ello gana crédito histórico tanto la afir-

mación de Jesús en Jn 3,14 como la

“histórica” de Jn 5,-18.

BETSAIDA hogar de los apóstoles

Betsaida ocupa un lugar preponderante en la

Galilea de Jesús. Quizá sea el hogar de San-

tiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y, muy

probablemente, el antiguo hogar de Felipe,

Pedro y Andrés (Jn 1, 44; 12, 21).

El yacimiento actualmente identificado co-

mo Betsaida ha sido puesto en tela de juicio

durante algunos lustros, basado en dos

hechos: el primero, por el insuficiente regis-

tro de cerámica del lugar y, en segundo, por-

que Betsaida (que significa “casa de los pes-

cadores”) está situada a dos kilómetros y

medio del mar de Galilea. Hoy día estas

críticas parecen haberse disipado algo(1).

El cambio de parecer de la crítica obedece a

que, en primer lugar, se ha podido demostrar

que Betsaida estaba mucho más cerca en el

siglo I dC de la ribera del río Jordán que en

la actualidad, ya que el río cambió su curso.

Por otra parte, dentro de una casa (la “casa

del pescador”) hay un patio amplio pavimen-

tado con piedras de basalto. Parece que quie-

nes vivían en Betsaida eran más ricos que

los habitantes de Cafarnaún, lo que indica

que en efecto era un pueblo de pesca y no

agrícola.

En la casa del pescador los excavadores en-

contraron pesas para redes de pesca, anclas,

agujas y anzuelos. Un anzuelo todavía esta-

ba sin curvar, lo que probablemente indique

que los anzuelos se fabricaban en ese lugar o

cerca de él. En cuanto a registros, se han

hallado monedas de Poncio Pilato del año 29

dC y de Filipo que datan del año 30 dC, lo

que demuestra la ocupación del lugar duran-

te el tiempo de Jesús o en torno a él(2).

1. NUN, M. “Has Berthsaida Finally Been Found?”,

en Jerusalem Perspective, Julio-agosto 1999. 2. STRICKERT, F. Bethsaida: Home of the Apostles,

1998, en especial las págs 80-146.

LA PISCINA DE SILOÉ Según el cuarto evangelista, Jesús curó a

un ciego de nacimiento en las inmediacio-

nes del Templo. Después de escupir en el

suelo, Jesús hizo barro y ungió con él los

ojos del hombre, y le dijo: “Ve a lavarte

en la piscina de Siloé. Fue y se lavó y

volvió viendo” (Jn, 9, 7).

En Silwan, barrio periférico de Jerusalén

actual, los arqueólogos han descubierto a

finales de 2004 esta piscina del siglo I

revestida de piedra (que tiene unos 45

metros de longitud), una explanada, un

canal que traía agua limpia de la fuente de

Silwan, peldaños que permitían bajar a la

piscina y una calle pavimentada que con-

duce hasta el Templo.

Ahora está mucho más claro que esta pis-

cina se utilizaba para realizar las ceremo-

nias judías de purificación ritual durante

el tiempo de Jesús y hasta la destrucción

del 70 dC.

Una lápida que proviene de la tumba de

“Amós, diácono de la Próbatica.”

Page 13: Revista El Pensador # 01

EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 13

CUADERNOS DIGNITAS

En junio de 1968, el trabajo de unas exca-

vadoras al norte de Jerusalén dragaron acci-

dentalmente unas tumbas que los arqueólo-

gos han fechado entre el primer y el segun-

do siglo de nuestra Era

Para excavar y documentar el hallazgo el

Departamento de Antigüedades israelí con-

trató al arqueólogo griego Vasilius Tzafe-

ris. Como consecuencia se desenterró uno

de los hallazgos más excitantes en tiempos

recientes: los restos de un esqueleto de un

hombre que había sido crucificado. Hasta

ese momento no se había podido hallar el

resto de ningún crucificado, una carencia en

el ámbito arqueológico que contrastaba con

los testimonios documentales disponibles

por los historiadores.

El elemento más significativo, con todo, es

que fue fechado alrededor del tiempo de

Cristo.

El esqueleto es el de un hombre llamado

Yehohanan hijo de Chaggol, quien había

sido crucificado cuando contaba de 24 a

28 años de edad.

“Al final del primer siglo A.C., los ro-

manos adoptaron la crucifixión como un

castigo oficial para los que no eran ro-

manos por ciertas limitadas transgresio-

nes. Inicialmente, no fue empleado co-

mo un método de ejecución, sino sólo

como castigo. Es más, sólo los esclavos

que eran convictos de ciertos crímenes

eran castigados mediante la crucifixión.

Durante estos primeros períodos, una

viga de madera, conocida como furca o

patíbulo se le colocaba sobre los hom-

bros al esclavo y se le amaraba a sus

brazos. (…) Cuando la procesión llegaba

al lugar de ejecución, una estaca vertical

era fijada en tierra. En ocasiones a la

víctima sólo se le ataba a la cruz con

sogas. En tal caso, el patíbulo o travesa-

ño, donde los brazos de la víctima ya

estaban atados, simplemente se alzaba y

se fijaba a la estaca vertical; los pies de

la víctima entonces eran amarados a la

estaca con unos cuantos giros de una soga.

(…) Si la víctima se iba a fijar con clavos,

entonces se le ponía en el suelo, con sus

hombros en el travesaño. Se le extendían

los brazos y se clavaban a los dos extremos

del travesaño, que se levantaba entonces y

se fijaba sobre la estaca vertical. Los pies

de la víctima se clavaban abajo en la estaca

vertical (…) Para prolongar la agonía, los

ejecutores romanos inventaron dos instru-

mentos que hacía que la víctima se mantu-

viera viva en la cruz por períodos extendi-

dos de tiempo. Uno, conocido como un

sedile, era un pequeño asiento atado, mas o

menos a la mitad de la cruz. Este aparato

proveía un poco de apoyo al cuerpo de la

víctima lo que puede explicar la frase usada

por los romanos de, “sentarse en la cruz”.

Ambos Ireneo y Justino Mártir describen la

cruz de Jesús como que tenía cinco extre-

midades en lugar de cuatro; la quinta proba-

blemente era el sedile.” (1).

En la actualidad, Joe Zias ha puesto de ma-

nifiesto que las marcas de las muñecas de

Jehohanan tal vez no fueran causadas por

clavos. Si los brazos se ataban al travesaño

por lo común, tenemos también una res-

puesta a la pregunta de por qué se han en-

contrado los huesos de tan sólo una persona

crucificada.

Como señala Charlesworth, “Los huesos de

Jehohonan estimulan la reflexión sobre los

diversos métodos de crucifixión y sobre lo

horrible que este suplicio era para la perso-

na crucificada y para quienes estaban rela-

cionados con ella” (2).

1. TZAFERS, Vasilius, en Biblical Archaeology

Review , enero-febrero de 1985, págs. 48-49.

2. CHARLESWORTH, J. H., La investigación sobre Jesús y la arqueología: una perspectiva nueva. 2010. Pág. 64.

el proceso

JUDICIAL

a Jesús

La crucifixión romana: los restos de Jehohanan

LA SÁBANA SANTA

Este libro, publicado por Algaida en 2009,

resume metódicamente todos los elemen-

tos científicos relacionados con el Sudario

de Jesús y nos aproxima a la certeza de

que fue efectivamente la sábana que envol-

vió el cadáver en la tumba. El lenguaje es

ameno, de fácil lectura, pero la aportación

de datos científicos es rigurosa y actualiza-

da, y además, para beneficio de quienes lo

lean, está profusamente ilustrada.

Pierluigi Baima Bollone, médico italiano

de reconocido prestigio. Es profesor titular

de Medicina Legal en la Universidad de

Turín y, entre sus publicaciones científicas

destaca su Manual de Medicina Legal, un

texto académico que se estudia en numero-

sas universidades europeas.

RIBAS ALBA, José María. El proceso a Jesús de Nazaret.

Editorial Comares, colección “Derecho Romano y Ciencia

Jurídica Europea”, 2004. 436 páginas.

VALPUESTA, Macario. Jesús de Nazaret frente al Dere-

cho. Editorial Comares, 2001. 424 páginas.

LEGASSE, Simon. El proceso de Jesús. La historia. Des-

cleé de Brouwer, 1995. 237 páginas.

{

En Jerusalén, hace alrededor de 2000 años, un judío llamado Yehohanan cometió un delito contra la autoridad

romana. La naturaleza de dicho delito se ha perdido en el tiempo, pero su castigo se conoce: fue crucificado

En la actualidad existen numerosos tra-

bajos académicos que han estudiado,

tanto desde el derecho romano como del

mosaico-judío, el proceso judicial segui-

do contra Jesús. Ofrecemos una selec-

ción bibliográfica para quienes estén

interesados en profundizar en este tema.

Page 14: Revista El Pensador # 01

CUADERNOS DIGNITAS

LA

S S

INA

GO

GA

S

DE JESÚS

Sabemos por los Evangelios que Jesús predicó a

lo largo de Galilea en sinagogas. “Jesús, impulsa-

do por el Espíritu, se volvió a Galilea. Su fama

corrió por toda la región; enseñaba en las sinago-

gas, siendo celebrados por todos” (Lc 4, 14-15).

Según los textos testamentarios la acepción

“sinagoga” no hacía referencia exclusivamente a

una reunión de fieles judíos, concitados para las

lecturas de la Torá, estudiar, rezar y quizás ayu-

nar, sino también la existencia física de un edifico

dedicado a ello. “Vino a Nazaret, donde se había

criado, y, según costumbre, entró el día de sábado

en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura

(…)” (Lc 4, 16-22). “Y se fue a predicar en las

sinagogas de toda Galilea, y echaba los demo-

nios” (Mc 1, 39).

Incógnitas

Durante mucho tiempo, la investigación crítica

consideró que dichas citas de los Evangelios eran

inexactas y que debieron ser incluidas en un tiem-

po posterior, ya que “en la época de Jesús no hab-

ía sinagogas”. Éstas no surgieron, al menos como

edificios religiosos específicos, hasta el siglo III

DC (1). Otra línea de la historiografía, buscando

quizá una mayor condescendencia, sostenía que

tal vez los Evangelios aludieran únicamente a una

reunión de fieles judíos los sábados, sin necesidad

de que éstos se dieran cita en un edificio concreto.

La sinagoga, así, sería en la práctica el equivalen-

te a una asamblea; siendo así que unos siglos más

tarde se convirtió también en un edificio que las

albergara.

La devastación de cualquier vestigio religioso que

siguió al triunfo de las tropas romanas frente a la

sublevación judía, en 66-70 DC, puede ayudarnos

a explicar la dificultad que durante tanto tiempo

han tenido los arqueólogos para descubrir pruebas

concluyentes sobre la existencia de antiguas sina-

gogas.

Hoy día

Sin embargo, recientes investigaciones arqueoló-

gicas han dado nueva luz sobre este asunto, apor-

tando pruebas irrefutables de la existencia de (es

de suponer que numerosas) sinagogas en los tiem-

pos de Jesús.

Entre las sinagogas halladas y documentadas a día

de hoy por la ciencia arqueológica actual cabe

citar las de Gamla, Masada, Herodion y Jericó.

Huelga decir que la importancia de estos hallaz-

gos radica en que nos permiten aceptar como ple-

namente fidedignas las citas evangélicas que hab-

ían sido puestas en duda. En efecto: en los tiem-

pos de Jesús había sinagogas que eran edificios

religiosos destinados a la lectura y la oración de

los judíos. De hecho, en 2001 se celebró un con-

greso de especialistas en la Universidad de Lund,

en cuyas actas, a la luz de los últimos avances

arqueológicos se despeja cualquier duda que que-

dara sobre este asunto(2).

1. GUTMANN, J., “Ancient Synagogues Archaeo-logical Fact and Scholarly Assumption”, Bulletin of the Asia Institute, núm. 9 (1997). Págs. 226-227.

2. The Ancient Synagogue fron Its Origins until 200 C.E.

La sinagoga de Gamla, cuya

construcción ha sido datada

en el I DC, conserva el estilo

característico "Galileo" con

tres columnas, gradas para

sentarse, pilares en las esqui-

nas en forma de corazón y

una alcoba para los rollos de

la Torá en la esquina noroes-

te. Después del descubrimien-

to de la sinagoga apareció,

cerca de ella, un mikvah (baño

de ritual).

La sinagoga de Jericó fue descubierta

por E. Netzer en el 1998. Es del periodo

hasmoneo (entre el 104 y el 31 AC) y

por lo tanto es la sinagoga más antigua

hasta el momento descubierta en Israel.

Estaba dotada de 12 columnas que for-

maban la nave central rodeada de cuatro

pequeñas naves; tenía gradas en los cua-

tro lados, que podían dar cabida a 150

personas. Disponía de una pequeña vasi-

ja para el agua (en hebreo, gurna); y de

un nicho de pequeñas proporciones en el

ángulo noreste, un mikvah y dos baños

en el flanco sur. En el lado oeste se aña-

dió un triclinio para las comidas comu-

nes.

En 1964, durante la primera temporada de la céle-

bre excavación de Yigael Yadin, se descubrió la

sinagoga de Masada. El hecho constituyó una

sorpresa innegable, pues hasta entonces no se

conocían sinagogas del Periodo del Segundo

Templo (anteriores al 70 DC).

El templo cuenta con bancos en mampostería

dispuestos contra las paredes y en la parte trasera,

contigua a él, un cuarto trasero que servía como

geniza. En el ángulo noreste se encontraron frag-

mentos de un pergamino con textos bíblicos, un

ostracón con la inscripción “diezmo sacerdotal” y

numerosas monedas judías pertenecientes a los

rebeldes zelotas.

¿Había sinagogas en Galilea en los tiempos en que Jesús predicaba? Los evangelios no dejan lugar

a dudas. Pero durante mucho tiempo los historiadores creyeron que no hubo sinagogas hasta después

de la segunda destrucción del Templo, varias décadas después de la muerte del Señor. Hoy los arqueólogos

disponen de pruebas suficientes para afirmar que los evangelios no estaban equivocados.

14 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

Los arqueólogos se muestran cada vez más convencidos de que la inscripción de Teodoto que está expuesta en el Museo Rockefeller de Jerusalén, es anterior al año 70 dC y que, por tanto, probaría la existencia en Jerusalén de una sinagoga anterior a Jesús. El profesor Kloppenborg ha seña-lado que la estratigrafía del yaci-miento en el cual se recuperó la inscripción de Teodoto es herodia-na. No existe, pues, ninguna razón para asignar una fecha post-herodiana al objeto y a su inscrip-ción.

Page 15: Revista El Pensador # 01

CUADERNOS DIGNITAS

EL PENSADOR Enero-Febrero 2013 · 15

La Hanuth y el Templo

Por desgracia, en no pocas ocasiones se

le ha denominado “la barca de Jesús”,

una calificación que no puede defenderse

en base a prueba alguna. La barca no

tiene ninguna conexión clara ni con Jesús

ni con ninguno de sus primeros seguido-

res.

La hallaron dos hermanos cerca del Kib-

butz Ginosar en el fango de la ribera no-

roeste del mar de Gallilea.

Sin embargo, esta barca puede ayudarnos

en la investigación sobre Jesús. Nos ayu-

da a imaginar cómo era la navegación en

el mar de Galilea durante su época. A

este respecto, puede consultarse la obra

The Galilee Boat, del profesor Wachs-

mann.

La barca se construyó en el siglo I aC y

se utilizó hasta algún momento en torno

al año 70 dC. Es de factura tosca y, sin

duda, sus poseedores fueron gente co-

rriente. En ella tal vez pudiera apretarse

unos trece hombres, pero, en caso de

haber tantos en la barca resultaría impo-

sible moverse como requieren las manio-

bras de echar las redes.

Tal vez la característica más importante

de la barca de madera sea su poco calado.

La borda se halla muy cerca del agua.

Así los pescadores podían fácilmente

meter a tirones en ellas las redes llenas

de peces, pero también se llenaría rápida-

mente de agua cuando se levantaran olas

debido a una tormenta. Todo ello con-

cuerda muy bien con lo narrado en los

evangelios.

La Hannuth significa en hebreo, literal-

mente, “mercado de la carne”, es decir,

la zona acotada para guardar los anima-

les destinados a los sacrificios religiosos.

Diversos estudios, tanto de eruditos co-

mo de arqueólogos, se han venido pre-

guntando en los últimos decenios: ¿fue

trasladada del monte de los Olivos al

interior del área del Templo tan sólo

unos meses antes del año 30 d.C.? (1).

Eppstein(2) sostiene que en efecto así fue,

basándose en diversos documentos

hebreos de la época que colocarían a

Caifás –y su lucha por reducir el poder

del Sanedrín- como causa de traslado de

la Hannuth, situada en el Monte de los

Olivos, al Templo.

Charlesworth considera probada la exis-

tencia de establos en el Templo y un

túnel que arranca de la doble puerta,

lugar del Pórtico Real, donde estaban los

vendedores, que conducía a esos esta-

blos.

Este cambio de ubicación de la Hannuth

al interior del propio Templo de Jeru-

salén explicaría, según una corriente de

estudio en la que también participa

Evans, que Jesús, en su última peregrina-

ción allí (3), estallara de cólera dentro del

Templo.

Flusser destaca que “Igual que Jesús,

cualquier judío podría haberse sentido

ofendido por la profanación y contami-

nación que acompañaba a los animales

grandes. Por ejemplo, sus emisiones cor-

porales no se podían contener simple-

mente dentro de una jaula, como se hacía

con las palomas”.

Este debate se suscitó a partir del hallaz-

go del corredor que supuestamente con-

duce desde los “establos de Salomón”

hasta la gran escalera situada dentro de

las Puertas de Juldá, se utilizara para

hacer subir y entrar animales grandes en

el Templo. Los expertos aún no han po-

dido aún estudiar en profundidad este

hallazgo debido a las dificultades de

obtener permisos y confirmaciones, dada

la tensión política de los últimos años.

Si la Hannut, como parece indiciaria-

mente, se trasladó al interior del área

situada por debajo del monte del Templo

poco antes de la visita de Jesús a Jeru-

salén, la arqueología tal vez contribuya a

demostrar la historicidad de Jn 2, 15. Es

decir, si los bueyes fueron introducidos

dentro de la zona situada por debajo del

Templo y cerca de la escalinata justo

antes de que Jesús visitara el Templo por

última vez, y si la paja para animales tan

grandes estaba a mano para confeccionar

un látigo, es menos probable que el rela-

to del cuarto evangelio parezca fruto de

fantasías teológicas, como algunos auto-

res han entendido anteriormente.

1. EVANS, C.A. “Opposition to the Temple:

Jesus and the Dead Sea Scrolls”, en Jesus and the Dead Sea Scrolls, pp. 235253.

2. Cfr. PENA, José C., Jesús como historia. Análi-sis histórico de las narrativas evangélicas. 2005, pág. 251 y ss.

3. Sobre las peregrinaciones al Templo de Jerusalén en tiempo de Jesús: SAFRAI, S., Pilgrimage at the Time of the Second Temple, 1965.

“MIRA

MAESTRO...”

“Al salir (Jesús) del Templo, uno de sus

discípulos dijo: ‘Mira, maestro, qué

grandes (o maravillosas) piedras y qué

grandes construcciones”

Mc 13,1.

Una piedra encontrada in situ en el muro

occidental de contención del Templo, al

norte del “Muro de las Lamentaciones”,

tal vez pese más aún de lo que se creyó en

un primer momento. Podría pesar hasta

600 toneladas, lo que acercaría al tamaño

de la piedra gigante que sobresale en la

cantera de Baalbek(1) .

Estructuras monumentales anteriores al

año 70 dC resultan actualmente visibles al

sur del muro sur de contención del Tem-

plo. Seguramente Jesús vio la doble y la

triple Puerta de Juldá, la amplia explana-

da y las grandes mikvaot justo al sur del

monte del Templo(2). Al oeste se han en-

contrado cimientos con los cuales ha que-

dado demostrado que el Arco de Robin-

son, a diferencia del Arco de Wilson, no

era un corredor que iba de la Ciudad Alta

al Templo, sino un apoyo para una escale-

ra imponente que gira hacia el monte del

Templo al tiempo que asciende. Cerca de

la Puerta de la Basura, recientemente, se

han sacado a la luz grandes cloacas hero-

dianas y una calle elegantemente pavi-

mentada.

1. BELL, W. Rome in the East, 2000. Pág. 46. 2. Ver The Millennium Guide, p. 142.

“Estaba próxima la Pascua de los

judíos, y subió Jesús a Jerusalén. En-

contró en el templo a los vendedores

de bueyes, de ovejas y de palomas, y a

los cambistas sentados; y haciendo de

cuerdas un azote, los arrojó a todos

del templo, con las ovejas y los bue-

yes: derramó el dinero de los cambis-

tas y derribó las mesas; y a los que

vendían palomas les dijo: Quitad de

aquí todo eso y no hagáis de la casa

de mi Padre casa de contratación”

Jn 2, 13-16.

La barca galilea

Page 16: Revista El Pensador # 01

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¿UNA IGLESIA DOMÉSTICA EN

HERCULANO?

En 1939 las excavaciones en Herculano, la ciudad hermana de Pompeya

(destruida en el 78 D.C. por un volcán)

se halló una casa donde una cruz de madera había sido clavada en la pared

de un cuarto (1) . Debajo de esta cruz

había una alacena con un escalón delan-

te. Ésta circunstancia ha permitido que se especule con que pudiera haberse

usado como un lugar de oración.

Si esta interpretación es correcta (y los

arqueólogos parece que están fuerte-mente a favor de la importancia de los

símbolos y los utensilios cristianos),

entonces nos hallaríamos ante una igle-

sia doméstica de los primeros cristianos.

1. Buried History, Vol. 10, núm. 1, marzo 1974. Pág. 15

Mateo, al narrar la Pasión, dice que “Entonces

se reunieron los jefes de los sacerdores y los

ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Caifás” (Mt 26, 3).

Lucas en cambio refiere “el pontificado de

Anás y Caifás” (Lc 3, 2), tal vez debido a que

Caifás era yerno de Anás (Jn 18, 13). En la literatura rabínica Caifás no es menciona-

do, aunque tal vez sí su apellido. Así, por ejem-

plo, se habla de “casa de Quayapha”, identifica-

ción plausible de Caifás. Lo mismo podría de-cirse de Quphai o Caiapha. Sea como fuere,

Josefo sí nos proporciona noticia de “José

Caifás”(1).

Caifás

En noviembre de 1990 unos trabajadores del

Bosque de la Paz de Jerusalén descubrieron, por

casualidad, una antigua cueva funeraria en la que se hallaron una docena de osarios, la mitad

de los cuales habían permanecido inalterados

durante dos mil años. En una de las cajas mor-

tuorias intactas aparecen dos leyendas: “Yehoseph bar Qaipha” en un extremo y

“Yehoseph bar Qapha” en uno de sus lados(2).

El osario es uno de los más impresionantes

descubiertos hasta la fecha, debido a su rica y bella ornamentación. Resulta cuanto menos

curioso que la tumba identificada como perte-

neciente a Anás se haya descubierto próxima a

la de Caifás, en concreto en el barranco de Hakeldama. Fuera de toda duda es su pertenen-

cia a la primera mitad del siglo I dC, ya que en

un osario contiguo, con los restos de una mujer, se halló dentro de la boca de la calavera una

moneda acuñada durante el reinado de Herodes

Agripa I (42-43 Dc).

Todos estos datos han servido para corroborar la seriedad de la hipótesis de que, en efecto, sea

la tumba del sumo pontífice. En efecto, especia-

listas como Zvi Greenhut y Ronny Reich entre

otros muchos, no tienen dudas sobre que este osario es el del Caifás del Nuevo Testamento(3).

El osario de Caifás se conserva en la actualidad

en el Museo Nacional de Israel, de Jerusalén.

Los descendientes de Caifás

En 2011 los profesores Yuval Goren, de la

Universidad de Tel Aviv, y su colega Booz

Sissu, de la Universidad Bar Ilan, dieron a ofi-cialmente a conocer en el Israel Exploration

Journal un sorprendente hallazgo arqueológico.

De nuevo se trataba de un osario, requisado por

las autoridades israelíes y puestas a disposición de estos profesores para la comprobación de su

autenticidad (algo que hicieron “sin la menor

duda”).

En el artículo científico(4) presentan las conclu-siones del estudio de un osario anterior al 70 dC

cuya leyenda dice “Miriam hija de Yeshua hijo

de Caiaphus, sacerdote de Beth Imri”. Miriam

sería la nieta de Caifás. “Maaziah” o “"Maaziahu” es el último eslabón del linaje de

los veinticuatro de grandes sacerdotes que sir-

vieron en el Templo de Jerusalén.

Este nuevo dato arqueológico de que dispone-mos permite no sólo apuntalar la historicidad de

Caifás, sino también el origen (¿y destino?) de

esta familia judía, al suroeste de Jerusalén pre-

vio al éxodo. Desde luego no podemos pasar por alto la sor-

prendente cir-

cunstancia de

que, como se habrá advertido

ya, el hijo de

Caifás se llama-ra Jesús

(Yeshua) y su

nieta María

(Miriam). Hechos que, en

cierto sentido,

tendrían el valor

de demostrar la influencia que

habría tenido al menos en los descendientes de

Caifás la vivencia protagonista de este persona-

je en los sucesos de la Pasión y posterior Resu-rrección de Jesús.

1. JOSEFO, Ant 18.2.2 § 35 y 18.4.3 § 95. 2. REICH, R., “Ossuary Inscriptions from

the Caiaphas Tomb”, Jerusalem Perspec-tive núm 4 (1991), pp. 13-21.

3. GREENHUT, Z., “Burial Cave of the Caiaphas Family”, BAR 18, núm 5 (1992), pp. 28-36. REICH, R., “Ossuary Inscriptions from the Caiaphas Tomb”, pp. 13-21. DOMERIS, W.R. y LONG, S. M., “The Recently Excaved Tomb of Jo-seph Bar Caipha and the Biblical Caiphas”, JTSA núm 89 (1994), pp. 50.58. FLUSSER, D., Jesus, Magnes Press, 1997, pp. 195-206.

4. El artículo puede verse en el número 61 del Israel Exploration Journal, junio de 2011.

CAIFÁS Y sus descendientes: ¿cristianos?

LA CUEVA DE SAN JUAN BAUTISTA San Juan Bautista es una de las figuras más im-

portantes del cristianismo y, al igual que Jesús,

también anunció la inminencia de la redención.

Según los Evangelios, vivió durante una época apartado de la gente. En The Cave of John the

Baptist, del profesor Gibson, se aportan pruebas

concluyentes que demuestran su historicidad.

Las numerosas excavaciones que se han llevado a cabo en Ein Karem a lo largo de las últimas

décadas muestran que ya en el siglo V había allí

una pequeña iglesia dedicada al Bautista que en

siglos posteriores padeció las más diversas vici-

situdes. En la Edad Media, cuando los musulma-nes expulsaron a los cruzados, el lugar se utilizó

como caballeriza y como lugar de paso para las

caravanas de camellos. Sin embargo, consta que

numerosos peregrinos cristianos lo visitaron y lo identificaron como un lugar dedicado a San Juan

Bautista.

La cueva cae dentro del territorio del kibutz

Tzuba. Los habitantes del kibutz conocían la existencia de la gruta, que estaba llena de sucie-

dad hasta el techo, pero nunca se habían intere-

sado por ella. Según el profesor británico Shi-

mon Gibson, uno de los arqueólogos actuales más reputados, la cueva, que tiene unos 20 me-

tros de longitud, fue excavada en la roca en la

Edad de Hierro, concretamente entre los años

800 y 500 antes de Cristo, por los israelitas, que probablemente la utilizaron como piscina para

inmersiones rituales.

“Todo indica que la cueva fue utilizada por Juan

Bautista cuando buscaba un lugar al que pudiera llevar a la gente y practicar sus ritos, incluido el

bautismo”, ha escrito Gibson. Toda la zona

próxima a la cueva está marcada por recuerdos

de San Juan Bautista. A poca distancia de la gruta hay una roca que lleva el nombre del pre-

cursor de Jesús, aunque no se ha podido determi-

nar cuál es la memoria por la que se le puso ese

nombre en una época muy antigua.

En las paredes de la cueva se tallaron en una época remota, hacia el siglo IV después de Cris-

to, unos dibujos que, según los arqueólogos,

representan escenas de la vida del Bautista que

coinciden con los detalles que nos han llegado a través de los Evangelios.

En una de las numerosas incisiones que hay en

las paredes aparece un hombre con un báculo y

vestido con una piel. Según el profesor James Tabor, profesor de la Universidad de Carolina

del Norte, se trata de una representación típica

de San Juan Bautista. Los arqueólogos creen que

las incisiones fueron realizadas en la época bi-zantina por monjes que vivían en los monaste-

rios de la zona y que conocían que la gente del

lugar vinculaba la gruta con la vida del Bautista.

Según el jefe del equipo que ha excavado la cueva, el profesor británico Shimon Gibson, el

hecho de que la gruta se halle a tan sólo cuatro

kilómetros a Ein Karem, es una “prueba circuns-

tancial” que refuerza la tesis de los descubrido-res. En la misma línea, sostiene en su estudio el

profesor Gibson, se debe considerar una piedra

que hay junto a la piscina y que, según los ar-

queólogos, servía para lavar los pies de los neó-fitos.

¿Se ha encontrado la casa de Pedro en

Cafarnaún? Esto era lo que afirmaban

V. Corbo y S. Loffreda, dos padres

franciscanos que excavaron Cafar-

naún desde 1968 a 1985(1) , aunque a

algunos, como al profesor Taylor, le

parece tendencioso.

A favor de que ese lugar sea la casa

de Pedro están las siguientes observa-

ciones: a) Está claro que Pedro vivió

en Cafarnaún; b) Ésta es la única casa

de esta zona de Galilea que ha sido

identificada por arqueólogos, peregri-

nos y otras tradiciones primitivas co-

mo casa de Pedro; c) En Tierra Santa,

sobre los lugares sagrados se levantó

una basílica octogonal; sobre esta

casa se levantó una basílica así y, al

menos en el siglo VI, la casa situada

debajo era celebrada como la casa

de Pedro; d) Las habitaciones públi-

cas utilizadas para fines especiales

estaban enlucidas, y la habitación

central de esta casa lo estaba. Muy

probablemente, las paredes recibie-

ron ese enlucido ya en el siglo I; e)

En el enlucido se descubrieron grafi-

tis dejados por cristianos en el siglo

II, y quizás antes: uno de ellos podr-

ía contener, según el análisis de los

profesores Strange y Shanks(2) el

nombre de Pedro; f) Las estrechas

paredes de basalto de esta casa pro-

bablemente no soportaran más que

un tejado de paja, y este elemento

arquitectónico encaja perfectamente

con la casa de Pedro tal la describe Marcos

(2, 1-12).

Recientemente, el acreditado profesor de

arqueología J. Murphy-OConnor ha deduci-

do que: “La suposición más razonable es la

testimoniada por los peregrinos bizantinos, a

saber, que fue la casa de Pedro en la cual tal

vez se hospedara Jesús (Mt, 5,20). Cierta-

mente nada en las excavaciones contradice

esa identificación”(3).

1. CORBO, V. y LOFFREDA, Cafarnato, 1974. 2. STRANGE, J.F. y SHANKS, H., “Has the House

Where Jesus Stayed in Capernaum Been Found?”, en Archaeology in the World of Herod, Jesus, and Paul, págs. 188-199.

3. MURPHY-O’CONNOR, J., The Holy Land, Ox-ford, 1998. Pág. 220.

LA CASA DE PEDRO

CUADERNOS DIGNITAS

16 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

Son numerosos los emplazamientos que se

les enseñan a los turistas como la Caná en la

que Jesús realizó el milagro descrito en Jn 2,

1-22. En el sur del Líbano, al sudeste mismo

de Tiro, existe una Caná que, según afirman

algunos (y entre otros Eusebio y Jerónimo)

es el sitio auténtico donde tuvo lugar el mila-

gro de Jesús.

Después de tres campañas de excavaciones,

los profesores Peter Richardson y Douglas

Edwards han localizado lo que, muy proba-

blemente, sea la auténtica Caná de Josefo y

del Nuevo Testamento (Jn 2, 1-11; 4, 46; 21,

2). Se trata de Khiber Qana, que desde el

siglo VI dC también ha sido venerada como

la Caná del evangelio de San Juan. Se asienta

en una colina en la parte norte del valle de

Berth Netofa, en el Wadi Yodefat, y desde

allí se divisa Nazaret. Los arqueólogos des-

cubrieron dos columbaria anteriores al año

70 dC, desechos de cristal procedentes de

una factoría de soplado y grandes prensas de

aceite de oliva. Las casas del siglo I dC de

Khibet Qana recuerdan las de Cafarnaún y

Yodefat.

Incluso, respaldado por el hallazgo de un

capital con racimos de uva como los encon-

trados en Gamla, es posible que se haya des-

cubierto allí una sinagoga.

Indicios de habitación judía anterior al año

70 en Khibet Qana son unos recipientes de

piedra hechos en torno o fabricados a mano,

una mikveh y casi cien loculi de doce o trece

tumbas bien atestiguadas como pertenecien-

tes al siglo I de nuestra era.

¿Dónde está

la Caná de

las bodas?

Page 17: Revista El Pensador # 01

Los evangelios citan a Pilato fundamentalmente

en el contexto del juicio a Jesús (Mc, 15, 2; Mt,

27, 11; Lc, 23, 3 y Jn 18, 33). Lucas, además, menciona al funcionario romano en relación a

los galileos (Lc, 13, 1).

La principal fuente literaria sobre el gobernador

Poncio Pilato, al margen de los evangelios, la hallamos en Josefo.

Los evangelios y Josefo discrepan sobre la

personalidad del romano. Mientras para los

cristianos Pilato es un hombre dubitativo, que trata de alguna manera de salvar a Jesús, para el

historiador judío se trata de un administrador

despiadado que odia a los judíos.

Aunque durante bastante tiempo una parte im-portante de los historiadores puso en duda la

existencia misma de Pilato, en base a la falta de

documentos oficiales que lo acreditaran, cierto

es que la arqueología ha dado pruebas contun-dentes sobre su existencia. La historiografía

actual no tiene dudas, por tanto, de la existencia

del prefecto Poncio Pilato cuyo mandato en

Judea coincidió con los años de la vida pública de Jesús.

Historicidad de Pilato

El dato arqueológico más importante es la pie-dra encontrada en 1961 en Cesarea Marítima,

en donde consta claramente su nombre y su

título (ver foto). La datación de la piedra no

ofrece dudas: es contemporánea a los tiempos de Jesús.

En cuanto a la reconstrucción de la inscripción,

realizada por Antonio Frova (1), parece ser la siguiente:

[CAESARIENS]TIBERIEVM

[PON]TIVSPILATVS

[PRAEF]ECTVSIVDA[EA]E [D]E[DIT]

Traducido: “A los cesarienses este

tiberium Poncio Pilato, Prefecto de Judea, de-

dicó”(2).

Personalidad de Pilato

¿Quién tiene razón sobre la personalidad de

Pilato, los evangelios o los textos de Josefo? Esta es una pregunta que la arqueología ya ha

podido responder con bastante fundamentación.

Craig A. Evans (en “Caifás, Pilato y Simón de

Cireneo, de nuevo a la luz”), dice que “la pre-sentación en buena medida negativa que hace

Josefo” de Pilato “se esfuma al someterla a un

examen riguroso. Pilato sólo tuvo dos discre-

pancias serias con el pueblo judío. La primera estuvo relacionada con los estandartes, y en ella

dio marcha atrás. La segunda tuvo que ver con

que echó mano al tesoro del Templo, reservado

para los sacrificios nacionales, con el fin de terminar de pagar el acueducto que estaba cons-

truyendo en Jerusalén”. Pero, como ha demos-

trado Richard Horsley entre otros(3), Pilato

contó con el apoyo de Caifás y probablemente con otros jefes de los sacerdotes, como el jefe

del tesoro. Curiosamente este segundo conflicto

aparece citado en Lc 13, 1: quienes se opusie-

ron al uso del dinero del Templo no fueron los judíos de Jerusalén, sino los peregrinos proce-

dentes de Galilea.

En apoyo de las tesis de Josefo se ha creído

durante mucho tiempo que Pilato acuñó mone-das, a sugerencia de Sejano, que resultaban

ofensivas a los judíos. Sin embargo, el estudio

numismático y arqueológico demuestra que no

es así. La mayoría de las monedas acuñadas durante el mandato de Pilato datan de entre el

29 y el 32 dC. Siguiendo el reciente estudio de

Bond(4) ninguno de los modelos de monedas

hallados resulta ofensivo para la religión judía: los elementos ornamentales que las componen

son tres espigas de cebada; la lituus (vara de

augur); el simpulum (recipiente cultual de vino) y la corona con bayas.

Un dato significativo es que Pilato no acuñó

monedas con la efigie del emperador que afir-

maran, como era costumbre, la condición divina del mismo, lo que sin duda habría entrañado un

conflicto religioso con los judíos. Por tanto,

como concluye Brian McGing, el retrato que

los evangelios hacen de un Pilato cauto y políti-camente correcto es perfectamente creíble; más,

por supuesto, que la versión antijudía que nos

proporciona Josefo(5).

La relación con Caifás

Para ahondar más en la personalidad de Pilato

retratada en los evangelios, los arqueólogos y

los historiadores se han interrogado también sobre la relación que mantenían Pilato y Caifás.

Ya hemos hablado de la predisposición favora-

ble de Caifás para que Pilato utilizara los fon-

dos del Templo de Jerusalén para pagar el acue-ducto de la ciudad (cuyos restos quedan aún

visibles al turista).

Los historiadores han señalado la “coincidencia

asombrosa” de que ambos desarrollaran sus mandatos durante un periodo similar y simultá-

neo. De hecho, poco después de que Pilato

fuera destituido de su cargo, alrededor del 37

d.C., Caifás también fue sustituido. Sobre este asunto han profundizado historiadores como R.

E. Brown, S. McLaren o H. K. Bond, entre

otros muchos.

1. FROVA, A. “L’iscrizione di Ponzio Pilato

a Cesarea”, en Rendiconti dell’Istituto Lombardo núm. 95 (1961), pp. 424-425.

2. Hay lecturas distintas aunque ninguna concierne lógicamente al nombre de Poncio Pilato, claramente presente en la inscripción de la piedra. Así, por ejemplo, E. WEBER recomienda la siguiente reconstrucción: [Kal(endis) Iulii]s Tiberieum [M(arcus) Po]ntius [praef]ectus Iuda[ea]e [dedicavit]; o sea: “El tiberium de primero de julio lo dedicó Marco Poncio Pilato prefecto de Judea”. En “Zur Inschrift des Pon-tius Pilatus”, BJ núm 171 (1971), pp. 194-200.

3. HORSLEY, R.A., “High Priests and the Politics of Roman Palestine”, JSJ núm 17 (1986), pp. 23-55.

4. BOND, H. K., “The Coins of Pontius Pilate: Part of an Attempt to Provoke the People or to Integrate into the Empire?”, JSJ núm 27 (1996), pp. 214-262.

5. MCGING, B. C., “Pontius Pilate and the Sources”, CBQ, núm 53 (1991), pp. 416-438.

PONCIO PILATO el gobernador romano

Marcos nos habla de Simón de Cirene en estos

términos: “por el camino encontraron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, el padre

de Alejandro y Rufo, y le obligaron a llevar la

cruz de Jesús” (Mc 15,21). Aparece citado

también en Mt 27, 32 y Lc 23, 26. En 1941, en el valle del Cedrón, fueron halla-

dos unos osarios del siglo I dC por el arqueólo-

go E. L. Sukenik. Los osarios estaban situados

unos junto a otros, en el mismo emplazamiento. En 1942 se ofreció una breve reseña a las revis-

tas científicas especializadas, pero no fue hasta

20 años después, en concreto en 1962, cuando

se hicieron oficialmente públicas las inscripcio-nes y su descripción detallada(1).

Los osarios numerados con los ordinales 9 y 5

plantean la posibilidad bastante sólida de que se

hayan encontrado los restos de unos hijos de Simón de Cirene, lo que demostraría la histori-

cidad de este personaje evangélico.

El osario nº 9, tiene inscrito en su frente:

“Alejandro [hijo de] Simón”; en la parte tras-era: “Simón Ale Alejandro [hijo de] Simón”; y

en la tapa: “de Alejandro Alejandro QRNYT”.

Como hemos visto, Alejandro es nombrado

específicamente por Marcos. El osario nº 5, aparece el siguiente texto: “Sara

[hija de] Simón, de Tolemaida”.

La línea en hebreo de la tapa del osario 9

(QRNYT) ha sido interpretada como “cireneo” o “cirenita”. Algo que vendría corroborado por

el término Tolemaida, que T. J. Milik y Avigad(2) consideran que está relacionado con Cirene, dada la semejanza y frecuente confusión entre

vaw y yod. De hecho, así sucede en el Nuevo

Testamento en hebrero (v. gr: Mt 27, 32; Hch

2, 10; 11,20 y 13, 1). Reconocidos especialistas, como Martin Hen-

gel y Pieter van der Horst contemplan la posibi-

lidad de que estos osarios contengan, en efecto,

los restos de dos hijos de Simón de Cirene. Van der Horst señala que “existe al menos una posi-

bilidad razonable de que aquí tengamos el osa-

rio del hijo del hombre que llevó la cruz de

Jesús”(3). Al margen de los osarios, los arqueólogos han

comprobado que Cirene fue una de las primeras

comunidades cristianas, en concordancia con

Hch 11,20 y 13,1. Puede verse también Apión

2.44 de Josefo, que da cuenta de una comuni-

dad judía con sinagoga entre los cirenenses.

1. AVIGAD, N. “A Depositary of Inscribed

Ossuaries in the Kidron Valley”, IEJ núm 12 (1962), pp. 1-12.

2. BAGATTI, B. y MILIK, J.T. Gli Scavi del Dominus Flevit, Francescani, 1958, p. 81.

3. HORST, P. W. van der, Anciens Jewish Epitaphs: An Introductory Survey of a Mil-lennium of Jewish Funerary Epigraphy (300 AC-700 DC), Kok Pharos, 1991, pp. 140-141.

Simón

de Cirene

SANTIAGO APÓSTOL En 1988 los arqueólogos dirigidos por el pro-

fesor Isidoro Millán hallaron en la tumba de

Atanasio, junto al sepulcro de Santiago, una

inscripción en hebreo del siglo I. En 2011 el profesor Enrique Alarcón, de la Universidad

de Navarra, probó mediante la utilización de

nuevas técnicas de lectura que la leyenda des-

cubierta casi trece años atrás refería la palabra “Jacob” (Santiago) entrelazada por el término

griego “mártyr”. La datación del hallazgo no

deja lugar a dudas: en ella aparecen panes

rituales del Shavu’ot, que dejaron de represen-tarse a partir del tercer tercio del primer siglo

de nuestra Era, tras el éxodo que siguió a la

segunda destrucción del Templo de Jerusalén.

El Shavu’ot es la fiesta judía de Pentecostés. Con este descubrimiento se confirma la histo-

ricidad del sepulcro de Santiago Apóstol.

EL EVANGELIO DE MARCOS EN UN

PAPIRO DE QUMRAN

La discusión académica sobre la fecha de ela-boración original de los cuatro evangelios

canónicos no es nueva, pero de alguna manera

ha ido perfilándose también con los aportes de los sucesivos hallazgos arqueológicos, que han

obligado a serias revisiones.

Estas revisiones no han hecho más que acercar

progresivamente la fecha de elaboración de los textos a la crucifixión y resurrección de Jesús.

Un ejemplo notable de hallazgo arqueológico

relacionado con esta problemática histórica lo

podemos hallar en los textos procedentes de Qumrán, descubiertos por casualidad durante

una campaña de 1946-47.

En efecto, el estudio y análisis de los manus-

critos del Mar Muerto está proporcionando un material muy valioso a los historiadores. Son

muchos los documentos, por lo que aún los

investigadores no han alcanzado todas las con-

clusiones posibles. Uno de los hechos más sorprendentes lo cons-

tituye el papiro 7Q5, hallado en la cueva 7 de

Qumrán.

Este papiro, que se reproduce en la fotografía, contiene fragmentos en griego del Evangelio

de Marcos, en concreto el correspondiente a 6,

52-53 (“pues no se habían dado cuenta de lo de

los panes: su corazón estaba embotado. /

Hecha la travesía, llegaron a tierra en Genesa-ret y atracaron”).

La datación del papiro, según los diversos

análisis realizados, no es posterior al año 50

d.C., es decir, apenas dos décadas después de la resurrección.

Enero-Febrero 2013 · 17 EL PENSADOR

OSARIOS DE LOS PRIMEROS

CRISTIANOS

En 1873 un famoso erudito francés, llama-

do Charles Clermant-Ganneau, informó el

descubrimiento de una recámara de una

sepultura o una cueva en el Monte de los

Olivos. Dentro habían unos 30 osarios

rectangulares de piedra. Los restos de es-

queletos eran conservados después que sus

cuerpos se hubieron desintegrado. Un

(osario) tenía el nombre de “Judas” asocia-

do con una cruz con los brazos de igual

longitud.

Además, el nombre “Jesús” surgió en tres

ocasiones, en dos de las ocasiones estaba

asociado con una cruz. Resulta muy im-

probable que se hubiesen enterrado judíos

cristianos en esa área después del año 135.

ya que los romanos prohibieron a los

judíos que entraran en Aelia Capitolina

después de la Segunda Revuelta (año 62).

Ancient Times. Vol. 3, Núm.1 (julio de 1958), pág. 3.

Page 18: Revista El Pensador # 01

CIENCIAparaCREER

La premisa puritana que

lleva a Dawkins a rechazar

el cristianismo por razones

morales subyace a su creen-

cia de que el Dios cristiano

debe ser rechazado además

por razones científicas.

Según Dawkins, la visión

darwinista de la vida refuta

definitivamente la existencia

del Dios de la Biblia. ¿Por

qué? La ciencia evolucionis-

ta muestra que la naturaleza

no manifiesta indicio alguno

de diseño inteligente. Daw-

kins reclama un universo

que se ajuste a su idea de

elegancia ingenieril y diseño

perfecto, del mismo modo

que quiere un Dios que se

corresponda con su noción

de perfección moral. No

obtiene ni lo uno ni lo otro.

Y en consecuencia, para

Dawkins, Dios sencillamen-

te no puede existir. Un Dios

perfectamente bueno nunca

habría creado un mundo en

el que acontece tanta lucha

evolutiva, tanto despilfarro,

tanta muerte. Si Dios fuera

un ingeniero perfecto, no

habría sitio para las imper-

fecciones que los biólogos

descubren en el mundo orgá-

nico.

La visión puritana de la mo-

ral característica del Nuevo

Ateísmo encuentra aquí,

pues, su equivalente en un

modelo perfeccionista de

creación divina según el cual

Dios debería haber creado el

mundo en un estado termi-

nado y completo desde el

principio. El Dios de la Bi-

blia debe ser un intachable

modelo de rol moral y un

ingeniero perfecto; de lo

contrario, Dawkins no le

permite vivir.

El perfeccionismo moral

Para la fe cristiana, sin em-

bargo, la suerte de perfeccio-

nismo tanto moral como

cósmico que preconiza Daw-

kins constituye un callejón

sin salida. Si el universo

comenzara a existir ya termi-

nado, ¿adónde podría enca-

minarse entonces? Por tanto,

es posible que exista una

buena razón teológica para

que un Dios que quiere que

el universo tenga un futuro

abierto tolere la imperfec-

ción y la ambigüedad. Si no

te gusta un mundo en el que

se permite la existencia de

terroristas suicidas o de

monstruos evolutivos, un

buen experimento mental

consiste en imaginarse cómo

sería existir en el universo

perfectamente diseñado que

tanto idealizan los nuevos

ateos y sus pasados intelec-

tuales, los creacionistas.

Conforme a su literalismo

bíblico, el universo que unos

y otros desean debería haber

quedado intachablemente

finalizado ya el primer día

de la creación. Un acto ini-

cial de divina prestidigita-

ción completado de modo

instantáneo habría garantiza-

do que no existiera sufri-

miento ni mal y habría evita-

do que la creación tuviera

que evolucionar hacia algo

diferente a lo largo de perio-

dos de tiempo inmensamente

prolongados. En sus instruc-

ciones sobre cómo debería

haber actuar un Dios decen-

te, los nuevos ateos exigen

que el mundo sea creado

desde el principio en un es-

tado de definitivo acaba-

miento; por lo demás, no

conciben que Dios pueda

desempeñar ningún otro

papel. Un Dios moralmente

aceptable haría las cosas a la

perfección desde el primer

día. El universo sería un

inmutable reflejo sin tacha

de su divino ingeniero. No

habría dolores de crecimien-

to ni muerte ni terroristas.

Tampoco existiría el proble-

ma de la teodicea, puesto

que no habría mal alguno

que conciliar con la existen-

cia de Dios.

Por supuesto, tampoco habr-

ía vida ni libertad ni futuro

ni aventura ni una gran his-

toria cósmica ni apertura a

horizontes infinitos. Ni la

oportunidad que se nos ofre-

ce a cada uno de nosotros de

desarrollar nuestro carácter y

practicar la virtud. El proble-

ma con el mágico ideal de

creación de los nuevos ateos

–que una vez más parecen

haber tomado en préstamo

de los creacionistas y de los

teístas del diseño inteligente-

es que la creación no tendría

hacia dónde encaminarse.

Atrapada eternamente en

una magnífica perfección, en

el universo no habría sitio

para la indeterminación, el

azar o la libertad. Hasta el

más mínimo detalle estaría

congelado en la posición

destinada para él desde el

principio; los seres huma-

nos, si fuese posible imagi-

nar su existencia, no serían

sino marionetas y estatuas.

Solo un universo inacabado

–tal como el que la geología,

la cosmología y la biología

nos han ido revelando duran-

te los dos últimos siglos-

puede proporcionar el esce-

nario para la libertad y la

creatividad humanas. Por

supuesto, decir que el uni-

verso está “inacabado” im-

plica afirmar que es imper-

fecto y ambiguo y está abier-

to a resultados tanto trágicos

como maravillosos. Incluso

el que las propias religiones

sean tan imperfectas y en

ocasiones incluso terrible-

mente funestas conviene de

todo en todo con el hecho de

que también ellas son parte

de un universo inacabado.

Es importante afrontar los

males asociados con los cre-

dos religiosos; y en este sen-

tido, los nuevos ateos tienen

razón al destacarlos. Con

todo y con eso, resulta difícil

imaginarse a un Creador que

amara verdaderamente la

libertad, la diversidad y la

novedad rematando todo en

el acto en un círculo cerrado

y estático de eterna identi-

dad. Un universo perfecto

desde el inicio sería mortal.

Mucho cuidado

El lado sombrío de cualquier

universo inacabado y, por

ende, imperfecto es la ambi-

güedad y el mal, incluida la

ponzoña de las religiones. Es

comprensible que anhelemos

un mundo sin mal y, por eso,

resulta apropiado esperar en

la eventual consumación de

nuestras vidas y del universo

entero. Los cristianos espe-

ramos un universo en el que

el mal sea derrotado y todas

las lágrimas sean enjugadas.

Tal esperanza, en tanto en

cuanto plantea posibilidad

de un nuevo futuro, constitu-

ye un gran incentivo para la

acción moral. Pero en lo

concerniente al estado pasa-

do y presente del universo,

hemos de tener mucho cui-

dado con qué es lo que pedi-

mos. Un perfecto diseño

inicial, que es lo que pide

Dawkins –de lo contrario no

sería tan cínico respecto al

fracaso de Dios como inge-

niero-, significaría el fin de

la evolución antes incluso de

que empezara. Y el perfec-

cionismo tanto moral como

científico significaría el final

de la esperanza. El perfec-

cionismo es una forma segu-

ra de bloquear el futuro e

impedir que el mundo y

nuestras vidas sean renova-

dos alguna vez.

Como fundamento último de

novedad, libertad y esperan-

za, el Dios cristiano le ofrece

al universo y nos ofrece tam-

bién a nosotros la oportuni-

dad de una continuada libe-

ración de la ausencia de vida

que comporta el diseño per-

fecto. La evolución, por con-

siguiente, debe ser entendi-

da, en un nivel teológico,

como la historia de la apari-

ción gradual del mundo a

partir del caos y la monoton-

ía iniciales, y de su innova-

dora búsqueda de modos

más complejos de ser. El

Dios de la evolución invita

humildemente a las criaturas

a participar en la creación

continua del universo. Esta

gratuita invitación a todos a

tomar parte en la creación

del universo concuerda con

la fundamental creencia cris-

tiana de que el fundamento

último del universo y de

nuestras vidas es la generosi-

dad de Dios, una generosi-

dad amorosa, vulnerable,

indefensa y que se vacía de

sí misma.

∎∎∎

J. F. Haught ha sido catedrá-tico de teología en la Univer-sidad de Georgetown. En 2002 fue galardonado con el Owen Garrigan Award in Science and Religion. Autor de numerosos libros sobre ciencia y fe.

Opinión │La evolución

y la teología cristiana

Por: John F. Haught

MATERIAL DE DIVULGACIÓN

GONZALO, Luis María.

Enigmas en la evolución. Del hombre animal al hombre racional. Biblioteca Nueva. 2007. 174 PÁGS.

El profesor Gonzalo es catedrático de Anatomía

y Embriología en la Universidad de Navarra,

desde 1971.

El libro está dividido en tres partes. En la pri-

mera, el autor realiza una visión crítica de los

conocimientos actuales de la evolución y en

particular de la paleontología. En la segunda

parte desmenuza la aparición del hombre y las

características específicas de la especie. Y en la

última, acaso la más interesante, se centra en

aquellos aspectos complejos que requieren de

un examen más detenido, como el cerebro, el

lenguaje o el cambio de naturaleza en el hom-

bre moderno.

RUSE, Michael. ¿Puede un darwinista ser cristiano? La relación entre Ciencia y Religión. Siglo XXI. 2007. 283 págs.

Ruse no es creyente. Sin embargo, su honesti-

dad intelectual le lleva a escribir un libro en

donde sostiene que una forma de ciencia (el

darwinismo sin etiquetas) y una religión (el

cristianismo , excluyendo a las sectas protestan-

tes creacionistas) no sólo son compatibles entre

sí, como sostenía Gould, sino que además se

reafirman la una a la otra.

Por descontado que el libro no ha sido del agra-

do del Nuevo Ateísmo, que defiende a capa y

espada la incompatibilidad entre el darwinismo

y la fe cristiana. Pero es un libro bien documen-

tado con argumentos sólidamente armados.

RODRÍGUEZ VALLS, J. (Ed.) La inteligencia en la natu-raleza. Del relojero al ajuste fino del universo. Biblioteca Nueva. 2012. 207

págs.

Se trata de una obra colectiva,

en la que participan notables

filósofos de la ciencia espa-

ñoles, encabezados por el

siempre sorprendente Juan

Arana.

La idea central común (fruto

de unas jornadas universita-

rias en la que participaron

los autores) trata de respon-

der a si la naturaleza, en su

misma constitución, o

en su evolución, contie-

ne indicios de inteli-

gencia. En sus

páginas, las ideas

filosóficas ex-

puestas están per-

fectamente a la

altura de los datos

que la ciencia

dispone hoy día.

EL PENSADOR 18 · Enero-Febrero 2013

Page 19: Revista El Pensador # 01

GEORGE

ELLIS

El que fuera director de la prestigiosa revis-

ta American Scientific, Tony Rothman, que

es también cosmólogo, declaró hace unos

años que George Ellis es “el hombre que

sabe más de cosmología que ninguna otra

persona viva”. No es entonces caprichoso

decir que ha sido para mí un auténtico privi-

legio poder “conversar” con alguien que

sabe tanto de algo tan trascendental para

todos nosotros.

En la década de los sesenta del pasado si-

glo, un puñado de jóvenes físicos y matemá-

ticos que compartían estudios e investigacio-

nes en Cambridge, se afanaron en explorar

las consecuencias teórico-matemáticas del

continuo espacio-tiempo implícito en la teor-

ía de la relatividad general de Einstein. Se

hicieron amigos y comenzaron a publicar

individual y colectivamente diversos traba-

jos que alcanzaron pronto una notoriedad

apabullante. Nombres como Hawking, Pen-

rose, Geroch, Carter y Ellis sobresalen hoy

en cualquier manual de historia contem-

poránea de las ciencias. Todos ellos tienen,

lógicamente, sus propias ideas y en ocasio-

nes posturas incompatibles. Pero todos ellos

comparten una que, desde luego, no es me-

nor: el universo y el tiempo tienen un princi-

pio.

Ellis, ya lo saben los lectores con toda segu-

ridad, es autor de un Principio Antrópico

Cristiano. Hoy, cuando acabamos de saber

que tal vez el acelerador de partículas euro-

peo ha podido dar con lo que algunos deno-

minan confusamente la “partícula de

Dios” (el bosón de Higgs), una partícula

hasta ahora esquiva y que según Lerdeman

es pura pasión: “La próxima vez que miréis

al cielo estrellado deberíais ser conscientes

de que todo el espacio está lleno de ese mis-

terioso influjo del Higgs, responsable, eso

dice la teoría, de la complejidad del mundo

que conocemos y amamos”.

P.— En primer lugar, me gustaría mostrar

mi admiración por su trabajo. No sólo por-

que haya luchado por los derechos humanos

en Sudáfrica sino también porque, siendo un

eminente científico, ha tenido el coraje de

confesarse cristiano, demostrando además

que la ciencia y la fe no son incompatibles,

sino complementarias. ¿Es arriesgado para

la reputación de un científico confesarse hoy

día como un creyente? En otras palabras,

¿nos encontramos hoy en día en el escenario

inverso del “caso Galileo”?

R.— En efecto, existe un prejuicio en contra

del pensamiento religioso en la comunidad

científica. Por desgracia, en algunos casos se

manifiesta como una activa hostilidad, como

un fundamentalismo ateo que tiene un credo,

que la ciencia es el único y verdadero acceso

al conocimiento, y una reliquia, el morbo

que queda del caso Galileo. Sin embargo, el

punto de vista de mi posición filosófica o

religiosa es independiente de la competencia

científica, y creo que la mayoría de mis cole-

gas aceptan esto.

No creo que afecte seriamente a mi trabajo

científico, aunque puede hacerlo en algunos

temas donde la ciencia bordea la filosofía.

La ciencia puede ser realizada por personas

que aprecian las artes, las humanidades, la

ética y por supuesto también la religión.

Además, a pesar de todos los esfuerzos de

los científicos, el conocimiento científico

siempre será parcial e incompleto, y la cien-

cia no puede comprender todo lo que es de

valor para la humanidad. La ciencia es muy

poderosa en su ámbito, pero ese dominio

está estrictamente limitado.

P.—Es curioso lo que dice. Usted mismo ha

dedicado parte de su trabajo intelectual al

estudio del ser humano. Un físico y matemá-

tico que se ha sentido atraído también por

algo tan alejado de esas materias como la

Antropología. El sentimiento de los padres

cuando cogen en brazos por primera vez a

su hijo, el aturdimiento de los sentidos –

como diría Ortega y Gasset- cuando nos

enamoramos, el instante heroico en el que

alguien opta por ponerse literalmente en el

lugar del otro que padece… Todos esos mo-

mentos son irrepetibles y, como tales, no

entran en el ámbito de la ciencia. Sin embar-

go, muchos científicos están convencidos de

que “cualquier cosa” es susceptible de estu-

dio empírico, que no hay nada que se les

escape. A veces pienso que la comunidad

científica carece de humildad Quiero decir,

¿de verdad podemos creer que la ciencia no

tiene límites?

R.—Sí, algunos científicos carecen de la

humildad que deberían tener. Por ejemplo,

los recientes libros de [Lawrence] Krauss y

de Hawking y Mlodinow (The Grand De-

sign), que defienden que el universo se creó

a sí mismo, están profundamente equivoca-

dos. He escrito extensamente sobre los lími-

tes de la ciencia. Hay muchas limitaciones a

lo que podemos saber gracias a las ciencias.

El conocimiento en matemáticas está limita-

do por el teorema de incompletitud de Gödel

y por la sensibilidad a las condiciones inicia-

les (el caos). El conocimiento de la física y

de la cosmología está condicionado por los

límites de la observación. El conocimiento

en biología y las ciencias relacionadas está

limitado por su complejidad…

Reconociendo esto, no niego el poder de la

ciencia dentro de sus ámbitos propios. Sin

embargo este dominio es limitado. Muchos

temas importantes, como la ética, la estética,

la metafísica y su significado, quedan fuera

del dominio de la ciencia. Ahora… cuando

hablo de los límites de la ciencia, algunas

personas inmediatamente dicen: “Ah, esto es

el viejo argumento del ‘Dios de los

agujeros’… La ciencia no puede explicar

esos temas hoy, pero lo puede hacer en el

futuro… Sólo es una brecha en la explica-

ción científica que pronto será rellenada”.

¡Pero no es nada de eso! Se trata de límites.

Límites que no van a ser sobrepasados.

P.—Unas semanas atrás, el CERN presentó

los datos preliminares de lo que parece ser

una nueva partícula “compatible con el

bosón de Higgs”. La prensa de inmediato

comenzó a hablar ampliamente de la conoci-

da como “partícula de Dios”, aunque aún

tardaremos unos meses más en saber si tene-

mos realmente ante nosotros al bosón de

Higgs. Hay mucha confusión al respecto.

Leon Lederman escribió en un libro publica-

do en 1993 que “el bosón de Higgs es una

partícula que finalmente iluminará muchos

de los misterios”… Frish Henry comparte

esa opinión… ¿Qué implica que nos halle-

mos ante el bosón de Higgs?

R.—Bueno, confirmará la teoría estándar de

la física de una manera muy sutil, muy fina.

Sin embargo, no tiene en absoluto un sentido

teológico. Es una cuestión de cómo se formó

el universo, pero que no nos dice nada a

propósito del “por qué” se originó. Por su-

puesto, es muy importante que sepamos el

cómo, pero la cuestión verdaderamente pro-

funda es el por qué.

P.—Sostiene entonces que este hallazgo

científico es irrelevante desde el punto de

vista religioso…

R.—No tiene impacto. Insisto, no nos dice

nada del “por qué”. El director del CERN,

Rolf-Dieter Hener, está en lo cierto en térmi-

nos físicos cuando dijo que el bosón de

Higgs no tiene que ver con cuestiones teoló-

gicas. En el pasado el conflicto se refería a

los orígenes del universo. No hay motivos

para dudar que el universo se expandió a

partir del Big Bang.

A partir de entonces se produjo una secuen-

cia de procesos físicos que conocemos bien:

síntesis nuclear, la disociación de la materia

y la radiación, la formación de las primeras

estrellas y galaxias, explosiones de superno-

vas al final de la vida de las estrellas de pri-

mera generación, segunda generación de

estrellas, planetas y otros objetos, que son

más o menos desconocidos. Pero lo que no

está tan claro es lo que sucedió antes de esa

gran explosión de la época caliente. ¿El uni-

verso tiene un principio, o ha durado desde y

para siempre? Esto es todavía una incógnita.

No va a estar claro hasta que resolvamos

algunas graves cuestiones de cuántica…

Pero las pruebas actuales inducen a pensar

que el universo tuvo, efectivamente, un co-

mienzo. Sin embargo, incluso en tiempos de

San Agustín se sabía que el hecho de que el

universo tuviera o no un comienzo no era

una cuestión religiosa clave. La verdadera

pregunta es: ¿por qué existe el universo y

tiene esta forma específica? ¿Por qué el uni-

verso tiene esta particular forma cuando en

principio podría haber sido diferente? Esta

pregunta sigue siendo una cuestión metafísi-

ca fundamental, con independencia de si

tuvo un comienzo o no. Dios pudo haber

creado el universo de muchas maneras dife-

rentes: podría haber sido ex nihilo, o ex ae-

ternitas, y la manera física por la que Él optó

por crear es una cuestión de interés científi-

co, pero no tiene sustancia teológica real.

P.—Hace algo más de un mes entrevisté a

David Jou, catedrático de Física de la Mate-

ria Condensada de la Universidad Autóno-

ma de Barcelona. Al reflexionar sobre el

versículo de “En el principio era el Logos”,

confesaba que veía a la racionalidad cientí-

fica como parte de una lógica más amplia.

Usted ha trabajado también en el preámbulo

del Evangelio de San Juan, para su Princi-

pio Antrópico Cristiano. ¿Qué significado

tiene para usted el Logos que refiere San

Juan?

R.— Es el principio de orden y también el

principio de finalidad. El principio de orden

es la razón fundamental de las llamadas

ciencias duras. En cambio, el principio de

finalidad es el subyacente de las humanida-

des.

P.—Es también atractiva su idea sobre la

libertad. Dios nos hace libres para que unos

Le descubran y otros no. ¿Qué ha descubier-

to usted en el universo, después de muchos

años de intenso estudio, para que pertenezca

al grupo de quienes han sido capaces de

hallar ahí a Dios?

R.—En primer lugar, la profunda naturaleza

de la moralidad, basada en la Kénosis, sobre

la que he escrito en colaboración con Nan-

cey Murphy [se refiere entre otros textos, a

la obra On the Moral Nature of the Univer-

se]. En segundo lugar, la constatación de la

maravillosa belleza de lo que existe. Y final-

mente, el simple hecho de que hay un signi-

ficado, de que ese significado existe. A este

último respecto, recomiendo la lectura de mi

contribución en el libro The Astronomy Re-

volution

©Dignitas.

“La verdadera pregunta es: ¿por qué

existe el universo y tiene esta forma?”

ASTROFÍSICO Y MATEMÁTICO

Enero-Febrero 2013 · 19 EL PENSADOR

Page 20: Revista El Pensador # 01

DOCUMENTOS DE LA IGLESIA

20 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

Once niñas y nueve niños, todos neonatos, reci-

bieron el bautismo de manos de Benedicto XVI

el domingo 13 de enero de 2013, por la maña-

na, en la Capilla Sixtina. Hijos de empleados

vaticanos, los pequeños estuvieron acompaña-

dos por sus padres, madrinas y padrinos, y al-

gunos familiares. El Papa celebró la misa en el

antiguo altar. Ofrecemos la traducción de la

homilía que pronunció. bc BAU TIS MO

CRIS TIA NO

La alegría que brota de la celebración de la Santa Navidad

encuentra hoy cumplimiento en la fiesta del Bautismo del

Señor (…) El relato evangélico del bautismo de Jesús, que hoy hemos

escuchado según la redacción de san Lucas, muestra el

camino de abajamiento y de humildad que el Hijo de Dios

eligió libremente para adherirse al proyecto del Padre, para ser obediente a su voluntad de amor por el hombre en

todo, hasta el sacrificio en la cruz. Siendo ya adulto, Jesús

da inicio a su ministerio público acercándose al río Jordán

para recibir de Juan un bautismo de penitencia y conver-sión. Sucede lo que a nuestros ojos podría parecer paradó-

jico. ¿Necesita Jesús penitencia y conversión? Ciertamen-

te no. Con todo, precisamente Aquél que no tiene pecado

se sitúa entre los pecadores para hacerse bautizar, para realizar este gesto de penitencia; el Santo de Dios se une a

cuantos se reconocen necesitados de perdón y piden a

Dios el don de la conversión, o sea, la gracia de volver a

Él con todo el corazón para ser totalmente suyos. Jesús quiere ponerse del lado de los pecadores haciéndose soli-

dario con ellos, expresando la cercanía de Dios. Jesús se

muestra solidario con nosotros, con nuestra dificultad para

convertirnos, para dejar nuestros egoísmos, para despren-dernos de nuestros pecados, para decirnos que si le acepta-

mos en nuestra vida, Él es capaz de levantarnos de nuevo

y conducirnos a la altura de Dios Padre. Y esta solidaridad

de Jesús no es, por así decirlo, un simple ejercicio de la mente y de la voluntad. Jesús se sumergió realmente en

nuestra condición humana, la vivió hasta el fondo, salvo

en el pecado, y es capaz de comprender su debilidad y

fragilidad. Por esto Él se mueve a la compasión, elige "padecer con" los hombres, hacerse penitente con noso-

tros. Esta es la obra de Dios que Jesús quiere realizar; la

misión divina de curar a quien está herido y tratar a quien está enfermo, de cargar sobre sí el pecado del mundo.

¿Qué sucede en el momento en que Jesús se hace bautizar

por Juan? Ante este acto de amor humilde por parte del

Hijo de Dios, se abren los cielos y se manifiesta visible-mente el Espíritu Santo en forma de paloma, mientras una

voz de lo alto expresa la complacencia del Padre, que

reconoce al Hijo unigénito, al Amado. Se trata de una

verdadera manifestación de la Santísima Trinidad, que da testimonio de la divinidad de Jesús, de su ser el Mesías

prometido, Aquél a quien Dios ha enviado para liberar a

su pueblo, para que se salve (cf. Is 40, 2). Se realiza así la

profecía de Isaías que hemos escuchado en la primera Lectura: el Señor Dios viene con poder para destruir las

obras del pecado y su brazo ejerce el dominio para desar-

mar al Maligno; pero tengamos presente que este brazo es

el brazo extendido en la cruz y que el poder de Cristo es el poder de Aquél que sufre por nosotros: este es el poder de

Dios, distinto del poder del mundo; así viene Dios con

poder para destruir el pecado. Verdaderamente Jesús actúa

como el Pastor bueno que apacienta el rebaño y lo reúne para que no esté disperso (cf. Is 40, 10-11), y ofrece su

propia vida para que tenga vida. Por su muerte redentora

libera al hombre del dominio del pecado y le reconcilia

con el Padre; por su resurrección salva al hombre de la muerte eterna y le hace victorioso sobre el Maligno.

Queridos hermanos y hermanas: ¿qué acontece en el Bau-

tismo que en breve administraré a vuestros niños? Sucede

precisamente esto: serán unidos de modo profundo y para siempre con Jesús, sumergidos en el misterio de su poten-

cia, de su poder, o sea, en el misterio de su muerte, que es

fuente de vida, para participar en su resurrección, para

renacer a una vida nueva. He aquí el prodigio que hoy se repite también para vuestros niños: recibiendo el Bautismo

renacen como hijos de Dios, partícipes en la relación filial

que Jesús tiene con el Padre, capaces de dirigirse a Dios

llamándole con plena confianza: "Abba, Padre". También sobre vuestros niños el cielo está abierto y Dios dice: estos

son mis hijos, hijos de mi complacencia. Introducidos en

esta relación y liberados del pecado original, ellos se con-

vierten en miembros vivos del único cuerpo que es la Iglesia y se hacen capaces de vivir en plenitud su vocación

a la santidad, a fin de poder heredar la vida eterna que nos

ha obtenido la resurrección de Jesús.

Queridos padres: al pedir el Bautismo para vuestros hijos manifestáis y testimoniáis vuestra fe, la alegría de ser

cristianos y de pertenecer a la Iglesia. Es la alegría que

brota de la conciencia de haber recibido un gran don de

Dios, precisamente la fe, un don que ninguno de nosotros ha podido merecer, pero que nos ha sido dado gratuita-

mente y al que hemos respondido con nuestro "sí". Es la

alegría de reconocernos hijos de Dios, de descubrirnos

confiados a sus manos, de sentirnos acogidos en un abrazo

de amor, igual que una mamá sostiene y abraza a su niño. Esta alegría, que orienta el camino de cada cristiano, se

funda en una relación personal con Jesús, una relación que

orienta toda la existencia humana. Es Él, en efecto, el

sentido de nuestra vida, Aquél en quien vale la pena tener fija la mirada para ser iluminados por su Verdad y poder

vivir en plenitud. El camino de la fe que hoy empieza para

estos niños se funda por ello en una certeza, en la expe-

riencia de que no hay nada más grande que conocer a Cristo y comunicar a los demás la amistad con Él; sólo en

esta amistad se entreabren realmente las grandes potencia-

lidades de la condición humana y podemos experimentar

lo que es bello y lo que libera (cf. Homilía en la santa misa de inicio

del pontifica-

do, 24 de abril

de 2005). Quien ha teni-

do esta expe-

riencia no está

dispuesto a renunciar a su

fe por nada del

mundo.

A vosotros, queridos pa-

drinos y ma-

drinas, la im-

portante tarea de sostener y

ayudar en la

obra educativa de los padres,

estando a su

lado en la

transmisión de las verdades

de la fe y en el

testimonio de

los valores del Evangelio, en

hacer crecer a estos niños en una amistad cada vez más

profunda con el Señor. Sabed siempre ofrecerles vuestro

buen ejemplo a través del ejercicio de las virtudes cristia-nas. No es fácil manifestar abiertamente y sin componen-

das aquello en lo que se cree, especialmente en el contexto

en que vivimos, frente a una sociedad que considera a

menudo pasados de moda y extemporáneos a quienes viven de la fe en Jesús. En la onda de esta mentalidad

puede haber también entre los cristianos el riesgo de en-

tender la relación con Jesús como limitante, como algo

que mortifica la propia realización personal; "Dios es considerado una y otra vez como el límite de nuestra liber-

tad, un límite que se ha de abatir para que el hombre pue-

da ser totalmente él mismo" (La infancia de Jesús, 92).

¡Pero no es así! Esta visión muestra no haber entendido nada de la relación con Dios, porque a medida que se

procede en el camino de la fe se comprende cómo Jesús

ejerce sobre nosotros la acción liberadora del amor de

Dios, que nos hace salir de nuestro egoísmo, de estar re-plegados sobre nosotros mismos, para conducirnos a una

vida plena, en comunión con Dios y abierta a los demás.

""Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece

en Dios y Dios en él" (1 Jn 4, 16). Estas palabras de la Primera Carta de Juan expresan con claridad meridiana el

corazón de la fe cristiana: la imagen cristiana de Dios y

también la consiguiente imagen del hombre y de su cami-

no" (Enc. Deus caritas est, 1). El agua con la que estos niños serán signados en el nom-

bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo les sumergirá

en la "fuente" de vida que es Dios mismo, que les hará sus

verdaderos hijos. Y la semilla de las virtudes teologales, infundidas por Dios, la fe, la esperanza y la caridad, semi-

lla que hoy se pone en su corazón por el poder del Espíritu

Santo, habrá de ser alimentada siempre por la Palabra de

Dios y los Sacramentos, de forma que estas virtudes del cristiano puedan crecer y llegar a plena maduración, hasta

hacer de cada uno de ellos un verdadero testigo del Señor.

Mientras invocamos sobre estos pequeños la efusión del

Espíritu Santo, les encomendamos a la protección de la Virgen Santa; que ella les custodie siempre con su mater-

na presencia y les acompañe en cada momento de su vida.

se funda en una certe-

za, en la experiencia de

que no hay nada más

grande que conocer a

Cristo y comunicar a

los demás la amistad

con Él; sólo en esta

amistad se entreabren

realmente las grandes

potencialidades de la

condición humana y

podemos experimentar

lo que es bello y lo que

libera”

“EL CAMINO DE LA FE

BENEDICTOXVI DURANTE LA EPIFANÍA DE 2013

Page 21: Revista El Pensador # 01

“Causa nostrae Letitiae –

¡Causa de nuestra Alegría!”

El pueblo cristiano ha venerado

siempre, con profunda gratitud, a la Bienaventurada Virgen María,

contemplando en Ella la Causa

de toda nuestra verdadera

Alegría. En efecto, acogiendo la Palabra

Eterna en su seno inmaculado,

María Santísima dio a luz al

Sumo y Eterno Sacerdote, Jesucristo, único Salvador del

mundo. En El, Dios mismo vino

al encuentro del hombre, lo

levantó del pecado y le donó la Vida eterna, es decir Su misma

Vida. Adhiriéndose a la Voluntad

de Dios, Dio, por tanto, María

participó, de modo único e irrepetible, en el misterio de

nuestra redención, convirtiéndose

así en Madre de Dios, Puerta del

Cielo y Causa de nuestra Alegría. De modo análogo, la Iglesia toda

mira, con admiración y profunda

gratitud, a todas las madres de los

sacerdotes y de cuantos, recibida esta altísima vocación, han

emprendido el camino de

formación, y con profunda alegría me dirijo a ellas.

Los hijos, que ellas acogieron y

educaron, fueron elegidos por

Cristo desde la eternidad, para convertirse en sus “amigos

predilectos” y, así, vivo e

indispensable instrumento de su

Presencia en el mundo. Por medio del sacramento del orden,

la vida de los sacerdotes es

definitivamente asumida por

Jesús e inmersa en El, de modo que en ellos, es Jesús mismo el

que pasa y actúa entre los

hombres.

Este misterio es tan grande que el sacerdote es también llamado

“alter Christus” –“otro Cristo”.

Su pobre humanidad, elevada por

la fuerza del Espíritu Santo a una nueva y más alta unión con la

persona de Jesús, es ahora lugar

del Encuentro con el Hijo de

Dios, encarnado, muerto y

resucitado por nosotros. Cuando

cada sacerdote enseña la fe de la

Iglesia, es Cristo el que habla en él, habla al Pueblo; cuando,

prudentemente, guía a los fieles a

el confiados, es Cristo el que

apacienta a las propias ovejas; cuando celebra los sacramentos,

en modo eminente la Santísima

Eucaristía, es Cristo mismo el

que a través de sus ministros, obra la Salvación del hombre y se

hace realmente presente en el

mundo.

La voca c ión sa cer dota l , normalmente, tiene en la familia,

en el amor de los padres y en la

primera educación en la fe, aquél

terreno fértil en el cual la disponibilidad a la voluntad de

Dios puede radicarse y extraer la

indipensable nutrición. Al mismo

tiempo, cada vocación es, incluso para la misma familia en la que

surge, una irreductible novedad,

que huye a los parámetros

humanos y llama a todos, siempre, a la conversión.

En esta novedad, Cristo actúa en

la vida de aquellos que ha elegido y llamado, todos los familiares –y

las personas más cercanas– están

implicadas pero es ciertamente

única y especial la participación que corresponde a la madre del

sacerdote. Únicas y especiales

son los consuelos espirituales que

le afluyen por haber llevado en su seno a quien se ha convertido en

ministro de Cristo. Toda madre

no puede sino alegrarse en ver la

vida del propio hijo, no sólo realizada sino investida de una

especialísima predilección divina

que abraza y transforma para la

eternidad. Si aparentemente, en virtud de la

vocación y la ordenación, se

p r oduce una ines p er a da

“distancia”, respecto a la vida del hijo, misteriosamente más radical

de toda otra separación natural,

en realidad la bimilenaria

experiencia de la Iglesia enseña

que la madre “recibe” al hijo

sacerdote en un modo totalmente

nuevo e inesperado, tanto como para ser llamada a reconocer en

el fruto del propio seno, por

voluntad de Dios, un “padre”,

llamado a generar y acompañar la vida eterna en una multitud de

hermanos. Cada madre de un

sacerdote es misteriosamente

“hija de su hijo”. Hacia él podrá ejercer también una nueva

“maternidad”, en la discreta, pero

eficacísima e inestimablemente

valiosa, cercanía de la oración y en la ofrenda de la propia

existencia por el ministerio del

hijo.

Esta nueva “paternidad”, a la que el seminarista se prepara, que al

sacerdote es donada y de la cual

el Pueblo Santo de Dios se

b e n e f i c i a , n e c e s i t a s e r acompañada por la oración

asidua y por el personal

sacrificio, para que la libertad de

adhesión a la voluntad divina se r e n u e v e y r o b u s t e z c a

continuamente, para que los

sacerdotes no se cansen nunca, en la cotidiana batalla de la fe y

unan, cada vez más totalmente, la

propia vida al sacrificio de Cristo

Señor. Tal obra de auténtico sostén,

siempre necesaria en la vida de la

Iglesia, parace hoy más urgente

que nunca, sobre todo en nuestro Occidente secularizado, que

espera y pide un nuevo y radical

anuncio de Cristo y las madres de

los sacerdotes y de los seminaristas son un verdadero

“ejército” que, desde la tierra

eleva al Cielo oraciones y

ofrendas y, todavía más numeroso, desde el Cielo

intercede para que cada gracia

sea derramada sobre la vida de

los sacros pastores. Por esta razón, deseo con todo el

corazón animar y dirigir un

particularísimo agradecimiento a

todas las madres de los

sacerdotes y seminaristas y –

junto a ellas- a todas las mujeres,

consagradas y laicas, que han acogido, también por la

invitación dirigida a ellas durante

el Año Sacerdotal, el don de la

maternidad espiritual hacia los llamados al ministerio sacerdotal,

ofreciendo la propia vida, la

oración, los propios sufrimientos

y las fatigas, como también las propias alegrías, por la fidelidad

y la santificación de los ministros

de Dios, haciéndose así

partícipes, a título especial, de la maternidad de la Santa Iglesia,

que tiene su modelo y su

cumplimiento en la divina

maternidad de María Santísima. Un especial agradecimiento, por

último, se eleve hasta el Cielo, a

aquellas madres, que, llamadas

ya de esta vida, contemplan ahora plenamente el esplendor del

Sacerdocio de Cristo, del cual sus

hijos se ha convertido en

partícipes, y por ellos interceden, e n m o d o ú n i c o y ,

misteriosamente, mucho más

eficaz. Junto a los más sentidos augurios

por un Año Nuevo de gracia, de

corazón imparto a todas y a cada

una la más afectuosa bendición, implorando para vosotras de

Bienaventurada Virgen María,

Madre de Dios y de los

sacerdotes, el don de una cada vez más radical identificación

con Ella, discípula perfecta e Hija

de su Hijo.

∎∎∎ Card. Piacenza es Prefecto para la Congregación para el Clero

Por: Mauro Card. Piacenza

Carta a las madres de sacerdotes y seminaristas

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Enero-Febrero 2013 · 21 EL PENSADOR

CELEBRAMOS HOY LA fiesta del Bautismo de

Jesús: aquel Niño, hijo de la Virgen, a quien

hemos contemplado en el misterio de su naci-

miento, le vemos hoy adulto entrar en las aguas

del río Jordán y santificar así todas las aguas y el

cosmos entero -como evidencia la tradición orien-

tal. Pero ¿por qué Jesús, en quien no había som-

bra de pecado, fue a que Juan le bautizara? ¿Por

qué quiso realizar ese gesto de penitencia y con-

versión junto a tantas personas que querían de

esta forma prepararse a la venida del Mesías? Ese

gesto -que marca el inicio de la vida pública de

Cristo- se sitúa en la misma línea de la Encarna-

ción, del descendimiento de Dios desde el más

alto de los cielos hasta el abismo de los infiernos.

El sentido de este movimiento de abajamiento

divino se resume en una única palabra: amor, que

es el nombre mismo de Dios. Escribe el apóstol

Juan: "En esto se manifestó el amor que Dios nos

tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito,

para que vivamos por medio de Él", y le envió

"como víctima de propiciación por nuestros peca-

dos" (1 Jn 4, 9-10). He aquí por qué el primer

acto público de Jesús fue recibir el bautismo de

Juan, quien, al verle llegar, dijo: "Este es el Cor-

dero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn

1, 29).

Narra el evangelista Lucas que mientras Jesús,

recibido el bautismo, "oraba, se abrieron los cie-

los, bajó el Espíritu Santo sobre Él con apariencia

corporal semejante a una paloma y vino una voz

del cielo: "Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complaz-

co"" (3, 21-22). Este Jesús es el Hijo de Dios que está

totalmente sumergido en la voluntad de amor del Padre.

Este Jesús es aquél que morirá en la cruz y resucitará

por el poder del mismo Espíritu que ahora se posa sobre

Él y le consagra. Este Jesús es el hombre nuevo que

quiere vivir como hijo de Dios, o sea, en el amor; el

hombre que, frente al mal del mundo, elige el camino

de la humildad y de la responsabilidad, elige no salvar-

se a sí mismo, sino ofrecer la propia vida por la verdad

y la justicia. Ser cristianos significa vivir así, pero este

tipo de vida comporta un renacimiento: renacer de lo

alto, de Dios, de la Gracia, Este renacimiento es el Bau-

tismo, que Cristo ha donado a la Iglesia para regenerar

a los hombres a una vida nueva. Afirma un antiguo tex-

to atribuido a san Hipólito: "Quien entra con fe en este

baño de regeneración, renuncia al diablo y se alinea con

Cristo, reniega del enemigo y reconoce que Cristo es

Dios, se despoja de la esclavitud y se reviste de la adop-

ción filial" (Discurso sobre la Epifanía, 10: PG 10,

862).

Según la tradición, esta mañana he tenido la alegría de

bautizar a un nutrido grupo de niños nacidos en los últi-

mos tres o cuatro meses. En este momento desearía

extender mi oración y mi bendición a todos los neona-

tos; pero sobre todo invitar a todos a hacer memoria del

propio Bautismo, de aquel renacimiento espiritual que

nos abrió el camino de la vida eterna. Que cada cristia-

no, en este Año de la fe, redescubra la belleza de haber

renacido de lo alto, del amor de Dios, y viva como hijo

de Dios.

Amor es el nombre mismo de Dios

BXVI [¿Por qué Jesús, en quien no había sombra de pecado, fue a que Juan le bautizara?]

Page 22: Revista El Pensador # 01

Con el inicio de la masificación

de la prensa a inicios del siglo

XVIII, la Iglesia, especialmente por medio de sus pastores, asu-

mió el desagradable oficio de

señalar los abusos.

Ya por entonces al papel amo-nestador, comprensible y justifi-

cable en el contexto sociocultu-

ral de la época, se añadió un rol

autodefensivo ante el acoso creciente de que era objeto la

misma Iglesia como institución.

En la encíclica Christianae rei-

publicae salus, del 25 de no-viembre de 1766, el Papa Cle-

mente XII denunciaba la «peste»

de libros contrarios a la fe mien-

tras que otro Papa, Pío VI, llegó incluso a referirse a la libertad

de prensa que defendían algunos

ilustrados como «derecho mons-

truoso». Análogas actitudes quedan reflejadas en al menos

dos textos de Pío VII: la alocu-

ción Diu satis, del 15 de mayo

de 1800, y la Carta Apostólica Post tam diuturnas, del 28 de

mayo de 1814.

Años más tarde, en una encíclica

(Mirari vos, del 15 de agosto de 1832) y en una carta (Inter gra-

vissimas, del 8 de junio de

1845), el Papa Gregorio XVI imputa a la libertad de prensa un

cada vez mayor indiferentismo

de las personas hacia la fe.

Pío IX, en su famosa encíclica del 8 de diciembre de 1864,

Quanta Cura, mejor conocida

como Syllabus, reafirma el estilo

de denuncia especialmente con-tra el pensamiento modernista

cuyas manifestaciones en prensa

consideraba alentadores para la

difusión de libros sin control y un periodismo causa de ruina

moral y espiritual de las almas.

Segundo momento: hacia una

positiva apreciación Con León XIII (1878-1903) se

inicia una etapa que supone un

enfoque distinto; una aprecia-ción de los aspectos positivos.

La denuncia es sustituida por el

aprovechamiento de la misma

prensa e incluso se da una valo-

ración diferente al concepto de

«libertad de expresión».

Es en la encíclica Etsi nos, del 15 de diciembre de 1882, donde

León XIII aborda precisamente

ese punto: ¿por qué los cristia-

nos no ponen en prácticas esas libertades de prensa y expresión

para la causa noble de la fe?

Años más tarde, en 1888, el

mismo Pontífice volvería al tema de la «libertad» en la en-

cíclica Libertas praestantissi-

mum donde toca las libertades

de culto, conciencia, enseñanza y prensa. Sobre ésta última, se

hace una reflexión sobre la irre-

nunciable relación entre libertad

de expresión y verdad. Para las primeras dos décadas de

1900 hay un contexto social que

orienta las preocupaciones pas-

torales de la Iglesia hacia otros temas más acuciantes: el marxis-

mo, la Primera Guerra Mundial

y el creciente influjo del cine.

Para este momento, además, ya hay una notable y activa partici-

pación de católicos en prensa y

el ejercicio del periodismo es

tomado ahora como un servicio de pacificación.

Tercer momento: cuando los

Papas comenzaron a usar per-

sonalmente los medios de co-

municación Con Pío XI (1922-1939) se ini-cia una tercera gran etapa cuya

mejor estampa del recuerdo es el

mensaje transmitido por Radio

Vaticana al mundo, el primero en la historia del Papado. Fue él

quien esbozó la primera aproxi-

mación sistemática al campo de

la massmediologia con la «Carta Encíclica Vigilanti Cura».

Se trata de un documento sobre

la importancia, poder, populari-

dad e impacto del cine, además de ofrecer líneas morales sobre

la misma producción cinema-

tográfica. A él se debe también

la declaración de san Francisco de Sales como patrón de los

periodistas católicos.

Ante el creciente impacto del

cine, Pío XII dio continuidad al

tema con la «Exhortación

Apostólica a los representantes

del mundo cinematográfico, La película ideal». La Exhortación

ofrece una aproximación a este

campo subrayando la importan-

cia del arte cinematográfico, qué se entiende como una «película

ideal» y cómo ésta puede llegar

a ser un instrumento eficaz de

elevación, educación y mejora-miento para las personas; pro-

fundiza en el objeto del cine –su

contenido–, en relación al audi-

torio y en la presentación del mal.

Algunos años más tarde el mis-

mo Pío XII volvería al tema pero

no se quedaría sólo en él: la carta encíclica Miranda Prorsus,

del 8 de septiembre de 1957,

extendería las consideraciones a

la radio y la televisión. Las re-flexiones de la encíclica respec-

tan a puntos muy específicos de

la libertad de difusión y los erro-

res que de una mal entendida práctica se derivan. Los enuncia

y después baja a aplicaciones en

las tres realidades estudiadas: el

cine, la radio y la televisión. Un año más tarde, el 21 de agosto

de 1958, Pío XII declaraba a

santa Clara de Asís patrona ce-lestial de la televisión.

Juan XXIII confirmó los docu-

mentos de Pío XII con la Carta

Apostólica-Motu proprio Boni Pastoris, del 22 de febrero de

1959. Finalmente, es del 4 de

diciembre de 1963 el Decreto

Conciliar Inter Mirifica, sobre los medios de comunicación

social, firmado por Pablo VI.

Con apenas dos capítulos, Inter

Mirifica es el primer documento nacido en el seno de uno de los

actos más solemnes de la Iglesia

como lo son los Concilios, evi-

denciando así el protagonismo y la actitud que frente a los medios

de comunicación se asume en

adelante. Hay tres números de

especial relevancia en el Decre-to: en el 18 quedan establecidas

las Jornadas Mundiales para las

Comunicaciones Socia les

(JMCS, en adelante), en el 19 se formula la petición de

extender «los deberes

y competencias» de la

entonces Pontificia Comisión para Cine-

matografía, la Radio y

la Televisión, y en el

23 se manda la publi-cación de una Instruc-

ción Pastoral.

Cuarta etapa: el na-

cimiento y desarrollo

de un dicasterio vati-

cano para las comu-

nicaciones Pablo VI inició la

redacción anual de los

mensajes para las

Jornadas Mundiales para las Comunicacio-

nes Sociales explícita-

mente pedidas por el

Concilio Vaticano II en la Inter Mirifica.

Durante el pontificado

de Pablo VI se publi-

caron doce. Juan Pablo II tomó la

estafeta y firmó veinti-

siete. Benedicto XVI,

hasta 2012, lleva ya siete (con el de 2013

serán ocho). Ha acom-

pañado esta visión eminentemente positi-

va de los medios de

comunicación social el

desarrollo ulterior de lo que hoy se conoce

como Pontificio Con-

sejo para las Comuni-

caciones Sociales.

La historia del actual Pontificio

Consejo para las Comunicacio-

nes Sociales hunde sus raíces en la década de los años cuarenta,

cuando Pío XII instituyó la

«Pontificia Comisión de Consul-

ta y Revisión Eclesiástica de películas sobre religión y mo-

ral». Era el 30 de enero de 1948.

Nueve meses más tarde, el 17 de

septiembre, el mismo Papa apro-baba el Estatuto de esa anterior

oficina de la Santa Sede pero

ahora bajo el nombre de

«Pontificia Comisión para la Cinematografía Didáctica y

Religiosa». El 31 de diciembre

de 1954 cambiaría otra vez la

denominación y, como el título mismo lo dice, el radio de ac-

ción y estudio: «Pontificia Co-

misión para la Cinematografía,

la Radio y la Televisión». Sin esperar al final del Concilio

Vaticano II, Pablo VI trans-

formó la precedente Comisión

Pontificia en «Pontificia Comi-sión para las Comunicaciones

Sociales». El quinto cambio lo

daría, finalmente, Juan Pablo II,

quien le conferiría el rango y denominación actual como Pon-

tificio Consejo para las Comuni-

caciones Sociales, vigente desde el 1 de marzo de 1989.

En cuanto órgano al servicio de

la misión del Papa, no son pocos

los argumentos que este dicaste-rio en particular ha tocado en el

ámbito de la comunicación, de

una manera más prolífica duran-

te el pontificado de Juan Pablo II. En 1989, «Pornografía y

violencia en los medios de co-

municación: una respuesta pas-

toral» (7 de mayo) y «Criterios de colaboración ecuménica e

interreligiosa en el campo de las

comunicaciones» (4 de octubre);

en 1992, la «Instrucción Pastoral Aetatis Novae, sobre las comuni-

caciones sociales, en el XX ani-

versario de la Communio et

Progressio» (22 de febrero); en 1997, «Ética en la publici-

dad» (22 de febrero); en 2000,

«Ética en las comunicaciones

sociales» (2 de junio); en 2002 «Ética en internet» y «La Iglesia

en Internet», ambas del 28 de

febrero. El último documento,

«La Iglesia en internet», tiene sus precedentes inmediatos en

los mensajes de Juan Pablo II

para las JMCS de 1989 («La

religión en los medios de comu-nicación»), 1990 («La nueva

cultura informática»), 2001

(«Proclamar desde los terrados:

el Evangelio en la era de la co-municación global»), y 2002

(«Internet, un nuevo foro para la

proclamación del Evangelio»),

por lo que bien se pueden consi-derar sus fuentes inspiradoras y

ulterior desarrollo más acabado.

Quinta etapa: de la teoría a la

praxis Aunque es la etapa más breve

por cuanto a años se refiere, es

en la que el crecimiento e im-pacto mediático ha tenido su

auge tanto en el mundo como en

la Iglesia. Si Pío XI fue el Papa

iniciador del uso activo de los medios con el radio mensaje

emitido el 12 de febrero de 1931

(Qui arcano Dei) por Radio

Vaticana, los Pontífices sucesi-vos, especialmente Juan Pablo II

y Benedicto XVI, han sido tam-

bién los primeros en usar otras tecnologías de vanguardia.

Es de 1983 la fundación del

Centro Televisivo Vaticano

auspiciada también por Juan Pablo II. Casi dos décadas des-

pués, el 22 de noviembre de

2001, un Papa enviaba un correo

electrónico por vez primera en la historia de la humanidad. El

La Iglesia y los mass media

EL 28 DE JUNIO de 2012 pasó a

la historia no sólo porque fue la

primera vez que un Papa

(Benedicto XVI) usó un iPad y

mandó un mensaje corto vía Twit-

ter («tuit») sino también porque

fue la primera ocasión –en la no

muy longeva historia de internet–

en que un Papa ponía personal-

mente on line un portal web:

news.va.

En los últimos años el sucederse de

iniciativas institucionales y oficia-

les en ámbito digital por parte de

la Iglesia católica ha sido una

constante. Los canales y/o perfiles

del Vaticano en YouTube, Facebo-

ok, Twitter y Flickr son vistos hoy

como algo «natural». Son también

cada vez más los dicasterios de la

curia romana que disponen de por-

tales independientes; la mayoría

de los medios de comunicación

vinculados a la Santa Sede tienen

webs propias con una variada pre-

sencia en redes sociales.

¿Ha sido siempre así la relación

Iglesia-medios de comunicación?

Si se echa una mirada al pasado

podemos distinguir cinco momen-

tos que reflejan otros tantos modos

diversos de relación.

Por: Jorge E. Múgica, L.C.

22 · Enero-Febrero 2013 EL PENSADOR

[HISTORIA]

Page 23: Revista El Pensador # 01

documento enviado fue el texto

de la «Exhortación Apostólica

postsinodal Ecclesiae in Ocea-nia» y los destinatarios eran las

iglesias locales de aquel conti-

nente. Fue también el Papa Woj-

tyla quien dio el «nihil obstat», su «sí», a la propuesta de sor

Judith Zoebelein para lanzar, el

25 de diciembre de 1995, la

primera web católica oficial del mundo, Vatican.va (antes, inclu-

so, que la web del Estado italia-

no, cuando la world wide web

apenas comenzaba a mundiali-zarse). Juan Pablo II fue también

el primer Papa que habló de

internet en un documento oficial

de la Iglesia: lo hizo en el Men-saje para la XXXVI JMCS de

2002, «Internet, un nuevo foro

para la proclamación del Evan-

gelio». Durante el Pontificado de Bene-

dicto XVI la migración a las

redes sociales ha sido una cons-

tante: el 5 de junio de 2008 la Santa Sede abrió un canal insti-

tucional en YouTube (http://

www.youtube.com/vaticanes; en

realidad son cinco canales en cinco diferentes idiomas: inglés,

italiano, francés, alemán y espa-

ñol) para ofrecer la cobertura informativa más reciente sobre

las actividades del Papa y de la

Santa Sede en breves cápsulas

de video. El 12 de abril de 2010 la oficina

de comunicación del Vaticano

anunció el lanzamiento del blog

oficial del Vatican Infomation Service (www.vis.va/); una bitá-

cora en varios idiomas alojada

en el sistema Blogger, empresa

de Google, Inc., el portal del blogs gratuitos más grande del

mundo). Un año más tarde, el 19

de abril de 2011, nace la versión

digital del periódico del país más pequeño del mundo y uno

d e lo s m á s a n t i g uos :

L ´ O s s e r v a t o r e R o m a n o

(www.osservatoreromano.va/ ;

actualmente en siete idiomas).

Unos meses más tarde, en la

víspera del 29 de junio de 2011,

era el mismo Benedicto XVI quien ponía on line la así llama-

da «CNN del Vaticano»: el por-

tal news.va que concentra en un

solo lugar las informaciones de todos los medios informativos

vinculados a la Santa Sede

(desde la Radio Vaticana, pasan-

do por el VIS, L´Osservatore Romano o la agencia FIDES,

hasta el canal de videos de You-

Tube, perfiles en Flickr, fans

page en Facebook o diversas cuentas oficiales en Twitter).

El episodio más reciente (12 de

diciembre de 2012) en este mi-

grar a las plataformas digitales lo ha constituido el también

histórico lanzamiento del perfil

personal del Papa Benedicto

XVI en la red de microblogs Twitter.

Hacía un sexto momento en la

relación de la Iglesia con la

comunicación En el Mensaje para la Jornada

Mundial de las Comunicaciones

Sociales de 2013 el Papa inter-pela a usar internet ya no como

«medio» sino como «ambiente»

de evangelización. Este cambio

de perspectiva supone una redi-mensión en la visión cristiana de

la comunicación. Sobre este

tema nos ocuparemos la próxima quincena para así completar este

estudio.

∎∎∎

Jorge Enrique Múgica LC, es licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apos-tolorum, de Roma. © Zenit.

A Galileo no le condenaron por

su hipótesis científica, pues lo mismo dijo Copérnico cien años

antes y la Iglesia no le condenó.

A Galileo lo condenaron porque

se empeñaba en interpretar la Biblia a su favor, y la Iglesia no

se lo quería permitir.

Galileo, aunque acertó, no de-mostró lo que decía. Por eso

astrónomos contemporáneos

suyos, como Tycho-Brahe, no

pensaban como él, y seguían defendiendo el geocentrismo

como Tolomeo. Aunque la

condenación de Galileo fue

disciplinar y no dogmática, hoy se piensa que fue inoportuna.

Para atacar la infabilidad de la

Iglesia se suele aducir la conde-

nación de Galileo. En primer lugar, conviene tener en cuenta

que todos somos hijos de nues-

tro tiempo: en la Edad Media se

moría la gente por enfermeda-des de las que hoy no se muere

nadie. El Derecho Romano

admitía la esclavitud, y hoy se

rechaza en el mundo entero. La humanidad progresa en sus

conocimientos técnicos y antro-

pológicos. Es ridículo pretender

que la Iglesia de la Edad Media pensara como hoy en temas que

no son dogmáticos: el geocen-

trismo era el modo de pensar de

aquel tiempo. Con todo, convie-ne advertir que la condenación

de Galileo fue obra de una Con-

gregación Romana, no del Papa

en definición ex catehdra, que es la única infalible. Aparte de

esto, la Iglesia en aquel momen-

to, juzgó a Galileo como los

mejores astrónomos de su tiem-

po. Todos los que estudian los

argumentos de Galileo (1564-1642) afirman que él no proba-

ba su hipótesis. Por eso no con-

venció a Tycho-Brahe (1546-

1601), contemporáneo suyo, que siguió siendo geocentrista

como Tolomeo, astrónomo de

Alejandría que, en el siglo II después de Cristo, hizo a la

Tierra el centro del universo.

“Galileo no pasó de probar la

suma probabilidad del sistema de Copérnico sin conseguir

demostrarlo con certeza”, ha

escrito Antonio Romaña, exdi-

rector del Observatorio de As-trofísica del Ebro. “Sus argu-

mentos carecían de fuerza pro-

bativa, no ya ante la ciencia

astronómica de aquel tiempo, sino ante la de hoy, mejor infor-

mada que entonces”, Antonio

Dúe. “El mismo Galileo reco-

nocía la debilidad de su argu-mento”, aduce José María Ria-

za.

Galileo tuvo la intuición de

interpretar los textos bíblicos no literalmente como los teólogos

de su tiempo, sino como hoy los

interpretamos, sin saber él nada

de los géneros literarios. En resumen, que como dice Walter

Brand Muller: “Se dio la extra-

ña paradoja de que los teólogos

de entonces no supieron inter-pretar la Biblia, y Galileo, sin

conocer los géneros literarios de

la Biblia, como los teólogos de

hoy, acertó al afirmar que el heliocentrismo era compatible

con la Biblia; aunque no lo

probó científicamente. Galileo

se equivocó en el campo de la

Ciencia y los eclesiásticos en el

campo de la Teología”. Hemos dicho que, aunque la

condena de la Iglesia a Galileo

fue disciplinar y no dogmática,

hoy se piensa que fue inoportu-na. El Cardenal Paupard, siendo

presidente del Consejo Pontifi-

cio de Cultura, dijo en una en-trevista que le hizo Jesús Coli-

na, entonces director de Zenit,

la agencia de noticias católica:

“Galileo sufrió mucho; pero la verdad histórica es que fue

condenado sólo a formalem

carcerem, una especie de arres-

to domiciliario, varios jueces se negaron a suscribir la sentencia,

y el Papa de entonces no la

firmó. Galileo pudo seguir tra-

bajando en su ciencia y murió el 8 de enero de 1642 en su casa

de Arcetri, cerca de Florencia.

Viviani, que le acompañó du-

rante su enfermedad, testimonia que murió con firmeza filosófi-

ca y cristiana, a los setenta y

siete años de edad. Galileo, el

científico, vivió y murió como un buen creyente”.

Y es que la Biblia nos enseña

cómo se va al cielo, no cómo va

el cielo (Baronio). Dios ha con-fiado el conocimiento de la

estructura del mundo físico a

las investigaciones de los hom-

bres. La asistencia divina en la Biblia no está para resolver

problemas de orden científico.

∎∎∎

Jorge Loring S.I., es sacerdote. Autor del best seller mundial Para Salvarse

El caso

Galileo

Enero-Febrero 2013 · 23 EL PENSADOR

Por: Jorge Loring, S.I.

PARA SABER MÁS

Un magnífico estudio que echa por tierra los argumentos ateos que manipulan el “caso Galileo” para tratar de de-mostrar la incompatibilidad entre Ciencia y Fe.

EL CASO GALILEO. MITO Y REALIDAD.

Mariano Artigas y William R. Shea. Editorial Encuentro.

Por: Guillermo Garrido

McCain era un experimentado sena-

dor republicano de tendencias mo-

deradas. Nieto e hijo de militares,

en su currículum destacaba áurea el

honor de ser un héroe de guerra.

Obama era un desconocido que

unos meses antes de postular a la

Presidencia norteamericana acababa de aterri-

zar en el Capitolio. ¿Qué había hecho antes

Obama? Un misterio. El héroe de guerra, que

había tomado el timón de las negociaciones

entre republicanos y demócratas durante la

campaña electoral para llegar con éxito a un

acuerdo político que permitiera inyectar enor-

mes cantidades de dólares para salvar la eco-

nomía mundial, perdió estrepitosamente las

elecciones. El desconocido Obama, cuya hoja

de servicio estaba impoluta, se convirtió en

presidente de la mayor potencia económica y

militar del mundo.

Muchos auguraron el fin político de Obama en

la segunda contienda. A pesar del fracaso de

su gestión en materia económica, donde se ha

agravado el déficit público norteamericano,

Obama volvió a vencer. A veces frente a un

candidato republicano, Romney, que disponía

de una hoja espectacular de logros empresaria-

les.

El fenómeno Obama posiblemente no termine

en mito como el de los Kennedy. Pero tiene en

común con él que el principal valor de su

atractivo electoral consiste en ser un verdade-

ro showman de la política. No es mucho, pero

a la vista está que no parece necesitarse más.

Ahora bien, detrás de este candidato en blan-

co, se proyecta la sombra de un sectarismo

anticristiano bastante palpable. Su programa

legislativo incluye buena parte de la platafor-

ma ideológica de la izquierda europea: disolu-

ción del concepto tradicional de familia, re-

ducción de las condiciones para el aborto,

lucha por el repliegue de la acción pública de

la religión en aras a una supuesta tolerancia

democrática. ¿No les recuerda a Zapatero?

DRAMATIS PERSONAE∎OBAMATRIX

UN MITO

MEDIÁTICO

{

Page 24: Revista El Pensador # 01

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Para cristianizar la cultura

Escribía Chesterton que el catolicismo es

«la única religión que libera al hombre de la

degradante esclavitud de ser un hijo de

nuestro tiempo». Quienes acusan a la Iglesia

de no acomodarse a los tiempos no entien-

den que ser católico consiste, precisamente,

en oponerse a la mentalidad dominante, en

conquistar un ámbito de fortaleza y libertad

interior que, impulsado por la fe, permita

nadar a contracorriente. Se repite machaco-

namente que la Iglesia es una enemiga de

las ideas nuevas; machaconamente se la

tilda de «carca», «casposa» y otras lindezas

limítrofes. Un análisis serio de la Historia

nos enseña, sin embargo, que los católicos

se han caracterizado siempre por brindar

ideas nuevas; y que, por sostener tales ideas,

han padecido incomprensiones sin cuento.

Cuando San Pablo, y con él las primeras

comunidades de cristianos, se oponían a la

esclavitud no estaban, precisamente,

«acomodándose a los tiempos». Chesterton

destaca que los católicos siempre han vindi-

cado ideas nuevas «cuando eran realmente

nuevas, demasiado nuevas para hallar apo-

yos entre las gentes de su época». Así, por

ejemplo, el jesuita Francisco Suárez elaboró

una lucida teoría sobre la democracia dos-

cientos años antes de la Declaración de In-

dependencia de los Estados Unidos y de la

Revolución Francesa; pero, desgraciada-

mente, aquella teoría fue formulada con dos

siglos de adelanto, en una época en que los

monarcas fundaban su tiranía sobre un in-

existente Derecho Divino. Los ejemplos

podrían multiplicarse hasta el infinito.

Cuando, en nuestros días, se caricaturiza a

la Iglesia como una enemiga de las ideas

nuevas se quiere decir, en realidad, que es -

cito de nuevo al autor de El hombre que fue

jueves- «enemiga de muchas modas influ-

yentes y gregariamente aceptadas, muchas

de las cuales se pretenden novedosas, aun-

que en su mayoría estén empezando a ser un

pequeño fósil. La Iglesia se opone con fre-

cuencia a las modas perecederas de este

mundo; y lo hace basándose en una expe-

riencia suficiente para saber cuán rápida-

mente perecen. Nueve de cada diez de las

llamadas «nuevas ideas» no son sino viejos

errores. La Iglesia Católica cuenta entre sus

obligaciones principales con la de prevenir a

la gente de incurrir otra vez en esos viejos

errores. No existe ningún otro caso de conti-

nuidad de la inteligencia parangonable al de

la Iglesia, pues su labor ha consistido en

«pensar sobre el pensamiento» durante dos

mil años. De ahí que su experiencia cubra

casi todas las experiencias; y, en especial,

casi todos los errores».

Las palabras de Chesterton resuenan hoy

con una renovada clarividencia. El error

principal de nuestra época se resume en una

forma deshumanizada de hedonismo que

niega la intrínseca dignidad de la vida; así,

se han fomentado prácticas aberrantes, co-

mo el aborto, que hoy son cobardemente

aceptadas, pero que dentro de doscientos

años provocarán el horror y la vergüenza de

las generaciones venideras. La idea de de-

fensa de la vida, que los apacentadores del

rebaño tachan de vieja, es rabiosamente

nueva; vindicarla es un modo -incómodo,

por supuesto, pero por ello más excitante-

de nadar a contracorriente.

Naturalmente, los apacentadores del rebaño

procurarán siempre soslayar el debate de las

ideas, sustituyéndolo por un ofrecimiento

indiscriminado de «modas influyentes» y

perecederas. Frente a polémicas profilácti-

cas con fecha de caducidad que no alcanzan

el rango de verdaderas ideas, la Iglesia pro-

pone una visión humanista del sexo, encau-

zado por la responsabilidad y no reducido a

un mero ejercicio lúdico, trivial y, a la post-

re, autista. Defender esta idea nueva conde-

na a la soledad y el ostracismo; es el precio

-y el premio- que acarrea liberarse de la

«degradante esclavitud de ser hijos de nues-

tro tiempo».

Enero-Febrero 2013 · 24 EL PENSADOR

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Juan Manuel de Prada es articulista. Como escritor tiene en su haber el Premio Planeta.