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Derecho a la protección en la primera infancia Para empezar a hablar sobre este tema se debe aclarar sobre cómo están estipulados institucionalmente los derechos del niño que son, en primer lugar, el derecho a la identidad, lo cual consta en el artículo 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño. De acuerdo al “Programa de Acceso de la Población a la Identidad” sólo el 78% de los niños tienen identidad. Por lo cual el 12 % de los niños no tienen identidad. Esta situación se da en mayor aumento en provincias de la selva como Amazonas, Ucayali y Loreto que luego veremos en un cuadro descriptivo. Lo fundamental en este trabajo es saber las causas de esta lamentable situación que quizá no arroje la realidad específica en números ya que en zonas muy remotas y con muy difícil acceso existen caseríos a los cuales es imposible entrar ya sea por temas culturales o geográficos. Algunos datos a la mano nos muestran que algunos de los problemas se da en tanto que la identidad del niño depende que esté registrado en una Partida de nacimiento, la cual no siempre está accesible a toda la población, por lo cual los padres no pueden registrar a sus hijos. Además se da un problema de exclusión, que se refiere a muchos lugares del Perú que están excluidos del servicio de educación y salud, pues esta no llega por dificultades de comunicación, geográficas y culturales. De acuerdo al último Censo Nacional en el 2007 en el Perú existen alrededor de 200 mil niños y niñas entre 0 y 5 años que no cuentan con Partida de nacimiento, los cuales representan al 6% de la población en ese rango de edad. Esta realidad suele ser más frecuente en las zonas rurales (8%) que en las urbanas (6%); y hasta los 5 años, es mucho mayor en la amazonía, en la que se hablan diferentes lenguas y dialectos maternos (23%), De acuerdo a estudios de la INEI Y LA UNICEF en el 2008, los departamentos de Loreto y Ucayali son los que muestran un mayor porcentaje de niños sin identidad, ya que uno de cada cinco (21%) no cuenta con partida de nacimiento (Gráfico 25). Los

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Derecho a la protección en la primera infancia

Para empezar a hablar sobre este tema se debe aclarar sobre cómo están estipulados institucionalmente los derechos del niño que son, en primer lugar, el derecho a la identidad, lo cual consta en el artículo 7 y 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño. De acuerdo al “Programa de Acceso de la Población a la Identidad” sólo el 78% de los niños tienen identidad. Por lo cual el 12 % de los niños no tienen identidad. Esta situación se da en mayor aumento en provincias de la selva como Amazonas, Ucayali y Loreto que luego veremos en un cuadro descriptivo. Lo fundamental en este trabajo es saber las causas de esta lamentable situación que quizá no arroje la realidad específica en números ya que en zonas muy remotas y con muy difícil acceso existen caseríos a los cuales es imposible entrar ya sea por temas culturales o geográficos. Algunos datos a la mano nos muestran que algunos de los problemas se da en tanto que la identidad del niño depende que esté registrado en una Partida de nacimiento, la cual no siempre está accesible a toda la población, por lo cual los padres no pueden registrar a sus hijos.

Además se da un problema de exclusión, que se refiere a muchos lugares del Perú que están excluidos del servicio de educación y salud, pues esta no llega por dificultades de comunicación, geográficas y culturales.

De acuerdo al último Censo Nacional en el 2007 en el Perú existen alrededor de 200 mil niños y niñas entre 0 y 5 años que no cuentan con Partida de nacimiento, los cuales representan al 6% de la población en ese rango de edad. Esta realidad suele ser más frecuente en las zonas rurales (8%) que en las urbanas (6%); y hasta los 5 años, es mucho mayor en la amazonía, en la que se hablan diferentes lenguas y dialectos maternos (23%),

De acuerdo a estudios de la INEI Y LA UNICEF en el 2008, los departamentos de Loreto y Ucayali son los que muestran un mayor porcentaje de niños sin identidad, ya que uno de cada cinco (21%) no cuenta con partida de nacimiento (Gráfico 25). Los factores asociados a esta situación son económicos, por los costos directos e indirectos de la inscripción; institucionales, dada la escasez de centros de registro cercanos, socio-culturales, por las posibles diferencias culturales entre los registradores y los usuarios del servicio.

Respecto a la violencia doméstica y familiar, sabemos que un entorno familiar en el que se de este tipo de situación es de consecuencias nefastas para el desarrollo físico, emocional y social del niño, ya que este es un ser integral que necesita una serie de estímulos positivos para un crecimiento sano. La violencia dentro de la casa, con los padres, hermanos o en el mismo colegio (bullying) llega directamente a la autoestima del niño, ya que se sentirá menos y desvalorado, no se sentirá querido, tendrá constantes temores que lo llevarán a ser una persona insegura de sí misma, y le costará mucho tener un desarrollo social armónico. Aparte de su rendimiento escolar, que será disminuido porque no vive una situación estable ni tranquila. Un contexto familiar donde se ejerza de manera continua la violencia (física y/o

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psicológica), es un contexto en el que el niño aprende como normal situaciones que no lo son. Por ejemplo, la falta de respeto, de cariño, la falta de valores fundamentales que no los ve como modelo. Será un niño que no sabrá resolver los conflictos que se presentan en el día a día porque en su entorno no existe un ambiente de confianza en el que pueda desenvolverse. En un futuro posiblemente será un adolescente agresivo, disminuido, tímido, con una conducta social no aceptada y quizá no llegue a lograr las metas que se proponga.

En la actualidad, no existen estudios específicos sobre las causas y consecuencias de la violencia familiar en el niño. No obstante, se dispone de alguna información sobre la incidencia de violencia en las madres de los niños y niñas de 0 a 5 años. Es importante indicar que las estimaciones dadas en los estudios sobre violencia intrafamiliar no son suficientes para darnos una información veraz de la realidad y de los tipos de violencia que existen actualmente en nuestro país.

Los tipos de violencia vividos, con mayor frecuencia, por las madres de los niños y niñas de 0 a 5 años serían la violencia física menos severa (36%) y la violencia emocional (30%). Aproximadamente, una de cada tres mujeres habría enfrentado estas situaciones

En cuanto a la violencia física más severa y la violencia sexual, los casos reportados alcanzan al 5% de las madres de los niños y niñas menores de 6 años en el primer caso; y al 7% de las mismas en el segundo. La violencia también es ejercida hacia las mujeres en estado de gestación: una de cada diez mujeres habría sido víctima de violencia física durante el embarazo. Este tipo de situaciones ponen en riesgo tanto la salud (física y psicológica) de la madre, como del niño o niña que está en el vientre, afectando potencialmente su crecimiento y desarrollo prenatal.

Una situación problemática vinculada a los episodios de violencia es el hecho de que la madre no denuncia. Según la ENDES 2009 a nivel nacional, el 76% de las madres de los niños y niñas de 0 a 5 años que fue víctima de algún tipo de violencia no acudió a ninguna institución a denunciar el hecho. La incidencia de la no-denuncia no presenta mayores diferencias de acuerdo a la zona de residencia, pues asciende al 77% en las zonas urbanas y al 75% en las rurales. La institución a la que una mayor proporción de mujeres víctimas de violencia acudió fueron las comisarías (15%), tanto en las zonas urbanas (17%) como en las rurales (11%). Entre las otras instituciones destacan los juzgados (3%), las DEMUNA (3%), los establecimientos de salud (1%) y las fiscalías (1%).

En cuanto a las razones por las que las madres no buscan ayuda luego de ser maltratadas, estas cuatro razones son: no considerar la denuncia como necesaria, sentir vergüenza, sentir miedo a una nueva agresión o a causarle problemas al agresor. Es necesario tener en cuenta que una mujer víctima de violencia solo vería como necesaria la búsqueda institucional de ayuda siempre y cuando las instituciones muestren la debida eficiencia para llegar a la solución real del problema y no quedarse en el medio por ineficientes o por no darle la debida importancia al tema. Así, por ejemplo, es esperable que una mujer no acuda a una institución donde ella perciba que será estigmatizada al exponer su caso. En este marco, es importante subrayar que no solo resulta necesaria la existencia de instituciones accesibles (relativamente cercanas) que atiendan a las mujeres que enfrentan esta situación, sino también que cuenten

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con el personal calificado para brindar una adecuada atención, seguimiento y protección a los casos.

La violencia en contra de niñas, niños y adolescentes se presenta en la familia, la escuela, el barrio, entre otros. Pero es la violencia que se desarrolla en el seno de la familia la más extendida, grave y frecuente ya que se realiza de manera más continua, y genera consecuencias físicas, psicológicas y sociales que afectan su normal desarrollo. La violencia familiar muchas veces se convierte en una forma de vida y manera de educar, porque los padres no llegan a entender cómo debe ser la verdadera educación de sus hijos (falta de conocimientos, escuelas de padres, etc.) o simplemente los educan como a ellos los educaron. Por otra parte, estas conductas violentas, al ser realizadas por personas que las víctimas reconocen como sus familiares más cercanos, protectores y objeto de su cariño, llevan a las niñas, niños y adolescentes maltratados a aceptar y justificar el castigo, sintiéndose muchas veces culpables de que estas conductas ocurran.

Es importante señalar que la desigualdad de géneros en el manejo de la casa y la educación de los hijos todavía está presente en una sociedad tradicional como la nuestra (machismo), lo cual determina que una significativa mayoría de las víctimas sean mujeres. La violencia de género se manifiesta en todas las etapas del ciclo vital de las mujeres y en algunas etapas del ciclo vital de los hombres, especialmente en la niñez y adolescencia. Particular atención merecen las niñas, que además son objeto de imposición de trabajo doméstico, maltratadas cuando no cuidaron “adecuadamente” a los hermanos y hermanas menores y además víctimas de abuso sexual intrafamiliar. Por falta de conocimiento en los diferentes ámbitos de la sociedad, no se sabe a ciencia cierta cuál es la dimensión cuantitativa y cualitativa de la violencia familiar en contra de niñas y niños que sustente la definición de Políticas y Programas Públicos de Atención. La información más precisa es la que se tiene por las mujeres que denuncian la violencia de la que han sido víctimas. Sin embargo, sabemos, por lo anteriormente dicho, que son muy pocas las mujeres que concretan estas denuncias, por lo cual no tenemos estadísticas fehacientes.

Existen actualmente diferentes programas para ayudar o para llegar a las familias y orientarlas en este tema, para la infancia y la adolescencia. Sin embargo todavía no se llega al total de la población. A pesar de los esfuerzos, no existen vías concretas a los que niños y adolescentes puedan acudir a buscar protección y solución a sus problemas.

Las Direcciones territoriales de la Policía Nacional del Perú reportan a nivel nacional el registro de 95 219 casos por violencia familiar entre enero a diciembre de 2010. De este grupo el 9.36% (8,919) fueron víctimas menores de edad, correspondiendo el 70.55% (6,293) al sexo femenino y el 29.44% (2,626) al sexo masculino. En ambos sexos, el grupo de mayor incidencia es el de 11-17 años de edad. Los 148 CEM a nivel nacional, reportaron para el año 2011 haber atendido 11,212 casos de niñas, niños y adolescentes afectados por violencia familiar y sexual. La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar - ENDES 2010, preguntó a las mujeres entrevistadas con hijas e hijos en el hogar sobre la forma de castigo que ejerce el esposo o compañero o ella misma a sus hijas e hijos. La forma de castigo más frecuente que utilizó el padre biológico para castigar a sus hijas e hijos fue la “reprimenda verbal” (78,3%), también mencionaron otras formas como, “con golpes o castigos físicos” (32,2%) y “prohibiendo algo que les gusta”

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(27,9%). Por programas realizados efectivamente en colegios y municipalidades, los Padres de Familia están tomando conciencia poco a poco de cómo educar a sus hijos, por lo cual se ha reducido significativamente el tipo de castigos que se les da, evitando la violencia a todo nivel

Por otra parte, las mismas ENDES recogen información sobre violencia contra las mujeres en edad fértil de 15 a 49 años de edad, Según la ENDES 2010, se tiene que el 22,8% de mujeres alguna vez unidas entre 15 y 19 años de edad manifestó haber sufrido violencia física o sexual por parte de su esposo o compañero; mientras que un 14,9% por parte de otra persona. El 10,9% manifestó haber recibido expresiones humillantes, el 10,9% amenazas con irse de casa, quitarle los hijos o ayuda económica, y el 6,4% amenaza con hacerle daño. Los sistemas de atención social que se dedican a los conflictos de violencia familiar existentes, generalmente no cuentan con programas para su detección temprana, es decir, en el inicio de la espiral de violencia, lo que permitiría prevenirla y atenderla de inmediato y así evitar que su avance produzca estragos irreparables en niñas, niños, adolescentes y adultos. Estadísticas del Ministerio Público26, revelan que en el año 2010, 49 niñas, niños y adolescentes han muerto a manos de un familiar, es decir, en promedio, cada mes 4 menores de edad son asesinados dentro de sus hogares. La asignación de los recursos del Estado a la atención de las consecuencias de la violencia, es importante, pero parcial e insuficiente. La prevención y la atención temprana son un imperativo de urgencia por el daño causado y por su prolongación a los otros espacios de socialización infantil, ya que las familias al “naturalizar” la violencia familiar en contra de niñas, niños y adolescentes, sientan las bases para su ejercicio fuera de la familia y para que las propias víctimas la ejerzan en contra de sus propios pares.