Ming salva al pueblo - Despegando hacia la lectura

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Escrito por Mary-Anne Creasy Ilustrado por Meredith Thomas Ming salva al pueblo

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Escrito por Mary-Anne Creasy

Ilustrado por Meredith Thomas

Ming salva al pueblo

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ContenidoCapítulo 1 ¿Cuándo lloverá? 4

Capítulo 2 Una enfermedad azota al pueblo 8

Capítulo 3 Una visita al médico 14

Capítulo 4 Plantas verdes 18

Capítulo 5 El agua fresca vuelve al pueblo 22

Nota de la autora 28

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Capítulo 1

¿Cuándo lloverá?—Ming, ¿te acuerdas de cuando solía

llover? —preguntó la madre de Ming, pensativa,

mientras preparaba el desayuno.

Ambas miraron por la ventana, hacia la tierra

reseca, abrasada por el sol. Era temprano, pero

ya hacía tanto calor que a Ming la ropa se le

pegaba al cuerpo.

—¡Por supuesto que sí, mamá! —respondió Ming

alegremente—. Y apuesto a que lloverá

de nuevo pronto.

—Espero que tengas razón —suspiró la madre

de Ming—. Nunca antes hemos tenido una

sequía tan larga.

En el pueblo donde vivía Ming, no había

llovido durante mucho, mucho tiempo. El sol

caía a plomo, caliente y con fuerza, durante

todo el día. El pueblo estaba cubierto de una

gruesa capa de polvo marrón, y el suministro

de agua se estaba agotando. Nadie recordaba

un verano tan caluroso ni tan seco.

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El pueblo tenía una pequeña presa de la que

todos los habitantes obtenían el agua para

beber, cocinar y cultivar alimentos. Los

pobladores habían construido un sistema

de tubos de bambú para que el agua pudiera

fluir desde la presa hasta los jardines donde

crecían los cultivos. Siempre había corrido un

arroyo fresco hacia la presa, manteniéndola

llena de agua. Pero, por la falta de lluvia,

el arroyo se había secado.

Los habitantes del pueblo estaban

preocupados porque el agua de la presa

podría terminarse pronto. Pero Ming no

se preocupaba. No importaba que las cosas

se pusieran muy mal, ella siempre creía que,

al final, todo saldría bien.

—Bien, Ming —comenzó su madre, tomando su

cuenco vacío—. Es hora de mover las tuberías

e ir a buscar el agua. Ve ahora mismo.

Ming sonrió, tomó los cubos y el palo,

y salió corriendo por la puerta. Primero tenía

que recoger agua de la presa para su familia,

luego tenía que mover los tubos de bambú

de modo que los diferentes cultivos tuvieran

suficiente agua.

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Capítulo 2

Una enfermedad azota al pueblo Al día siguiente, la mamá de Ming la

despertó bruscamente.

—Ming, debes traer el agua bien rápido

esta mañana. ¡El Sr. Chen, nuestro vecino,

no está bien y necesita que también

le traigas agua!

Le entregó a Ming los cubos y el palo

y abrió la puerta.

—¡Date prisa! —exclamó con ansiedad.

Cuando Ming llegó a la presa, sumergió los

cubos en el agua. Se dio cuenta de que no

estaba tan clara como de costumbre y tenía

una capa de residuos verdosos que flotaba

en la superficie.

“Um”, pensó para sí misma. “Esto es extraño”.

Levantando los cubos pesados sobre

sus hombros, se dirigió de vuelta a casa.

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Primero, Ming le llevó un cubo al Sr. Chen.

—Ah, gracias, Ming —dijo la Sra. Chen,

dándole un gran vaso de agua a su marido—.

Mi marido está muy enfermo. Necesita esta

agua urgentemente.

—¿Qué le pasa al Sr. Chen? —preguntó Ming.

—Tiene dolores de estómago, pero no estamos

realmente seguros —respondió la Sra. Chen—.

Aunque muchos de los habitantes

del pueblo están enfermos.

—No se preocupe —la consoló Ming—.

Estoy segura de que pronto se pondrá mejor.

Ming entró a su casa y le entregó el otro

cubo a su madre, que bebió un poco de

agua con avidez.

—¡Qué calor hace, necesitaba beber! —dijo.

—Sí —añadió Ming—. Será mejor que vaya

y mueva las tuberías antes de que haga

aún más calor.

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Ming se dirigió hacia el huerto del pueblo.

Brillaba el sol, ardiente e implacable, y el

polvo marrón formaba remolinos a su alrededor

y le entraba en los ojos y la boca.

Mientras caminaba más allá de la presa, Ming

observó el agua. Por lo general, el agua era

tan clara que podía ver las rocas y los cantos

rodados en el fondo de la presa, pero no hoy.

Ming también se dio cuenta de que gran parte

de la roca que se encontraba en medio de la

presa estaba fuera del agua. Por lo general,

el agua cubría esta roca.

—Vaya, el nivel del agua ha bajado

realmente —le comentó Ming al Sr. Tan, que

se disponía a llenar un cubo.

—Lo sé. Es muy preocupante —respondió.

—Todo va a ir bien, Sr. Tan. Tendremos agua

suficiente. No hay necesidad de preocuparse.

El Sr. Tan sonrió y negó con la cabeza.

—Me gustaría ser tan positivo como tú, Ming—.

Y observó a Ming mientras ella corría saltando

a regar los cultivos.

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Capítulo 3

Una visita al médicoCuando Ming se despertó a la mañana

siguiente, el sol estaba alto en el cielo.

—Mamá, ¿por qué no me despertaste? —gritó,

sentándose en la cama.

Su madre no respondió.

—¿Mamá? —Ming se precipitó hacia la cama

de su madre, donde ella todavía estaba

acostada. Se tocaba el abdomen y gemía

en voz baja.

—Ming, necesito ayuda. Busca al médico.

Ming salió corriendo de la casa y corrió tan

rápido como pudo hasta el siguiente pueblo,

donde vivía el médico.

—Dr. Li —dijo jadeando, mientras abría la

puerta—. Mi madre está enferma. Tiene

terribles dolores de estómago, al igual que

la mitad de las personas de nuestro pueblo.

Por favor, ¿puede ayudarla?

—Debe de ser el agua —explicó el Dr. Li—.

Tuvimos el mismo problema en este pueblo.

Al no entrar agua fresca a nuestra presa,

el agua se contaminó e hizo que todos

se enfermaran.

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Ming.

—Por ahora, deben hervir el agua antes

de beberla o cocinar con ella. Esto eliminará

los gérmenes. Díselo a todos los pobladores.

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—Pero eso no resolverá el problema para

siempre —continuó el Dr. Li—. Tu pueblo

tiene que empezar a buscar otra manera de

obtener el agua, como lo hicimos nosotros.

—¿Qué quiere decir? —preguntó Ming.

—Mira a tu alrededor —dijo el Dr. Li,

señalando las montañas a la distancia—.

¡Estamos rodeados de agua! ¡Es la nieve de las

montañas! Se derrite constantemente y se filtra

a través de las rocas. Una parte de ella pasa

por debajo de la tierra. La tierra está muy seca

y árida, así que si ves plantas verdes y sanas,

podría significar que hay agua debajo

de la tierra.

—¿Han encontrado agua en su pueblo? —le

preguntó al Dr. Li.

—Sí. ¡Cavamos debajo de unas plantas verdes

y encontramos un manantial!

—Gracias, Dr. Li. ¡Apuesto a que también

podemos encontrar un manantial en

nuestro pueblo! —respondió Ming, y corrió

a su casa lo más rápido que pudo.

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Capítulo 4

Plantas verdesMing irrumpió en su casa y le dijo a su madre

lo que había dicho el médico. Su madre

todavía estaba en la cama.

—Estarás bien, mamá. Solo necesitas agua

pura. Voy a poner un poco a hervir

en este momento.

Entonces Ming fue de casa en casa,

corriendo la voz por todo el pueblo.

—Apuesto a que parte del agua de esas

montañas se encuentra debajo de nuestro

pueblo, en algún lugar —dijo—. Debo tratar

de encontrar plantas verdes sanas, porque

puede haber agua debajo de la tierra donde

están creciendo.

Y eso fue lo que hizo.

Mientras Ming caminaba hacia su casa,

agotada, pasó por la presa. Se acercó

y agudizó la vista. El nivel del agua había

bajado aún más y estaba oscura, verde

y turbia. Se dio la vuelta y miró hacia

las montañas cubiertas de nieve que se

veían a lo lejos.

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Ming buscó por todo el pueblo un grupo

de plantas sanas y verdes, pero todas las plantas

que encontraba estaban muertas o moribundas,

resecas por el sol y cubiertas de polvo marrón.

Las únicas plantas verdes eran los cultivos,

pero estos recibían agua de la presa.

Ming se sentó a pensar. Un rato más tarde,

oyó una voz.

—Hola, Ming —la saludó el Sr. Tan.

—Hola, Sr. Tan —respondió ella—. Estoy

tratando de pensar en dónde podría encontrar

plantas verdes en esta tierra seca.

—Qué curioso que digas eso. Pensé que era

muy extraño, pero me di cuenta de que hay

plantas así en una colina no lejos de aquí.

Ming miró al Sr. Tan, sorprendida.

—¿Me llevaría hasta ahí? —le preguntó.

Unos diez minutos más tarde, llegaron al

lugar. Efectivamente, el Sr. Tan tenía razón.

Un grupo de plantas con exuberantes hojas

verdes crecía en medio de una parcela

de tierra seca y polvorienta.

Ming le sonrió al Sr. Tan.

—Le dije que todo saldría bien —dijo.

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Capítulo 5

El agua fresca vuelve al puebloDespués de unos días, la mayoría de los

habitantes del pueblo se sentían mejor. Ming

les pidió a todos que se reunieran con ella en

el lugar donde crecían las plantas verdes.

Ming explicó lo que el Dr. Li le había dicho,

mirando a los pobladores con entusiasmo.

Los habitantes del pueblo no parecían muy

convencidos, pero comenzaron a cavar debajo

de las plantas. El sol se elevaba en el cielo

y los pobladores jadeaban y sudaban,

pero Ming insistió en que siguieran cavando.

Entonces, finalmente, el Sr. Tan gritó:

—¡La encontré! Miren, el suelo está

mojado! Hay agua aquí abajo.

Todo el mundo aplaudió.

—Ahora, ¿cómo hacemos para sacar el agua

de la tierra? —preguntó Ming.22 23

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Pronto, el agua fluía colina abajo y entraba

a la presa del pueblo. Durante toda la noche

y todo el día, el agua siguió su curso. Poco

a poco, el nivel del agua de la presa se elevó

y, al subir, el agua se hizo más clara y

más limpia.

Al final de la semana, la presa estaba llena.

Los pobladores hablaron durante un rato

y decidieron construir un sistema de tubos

de bambú que fueran desde el suministro

de agua subterránea hasta la presa. De esa

manera, el pueblo tendría un suministro de agua

fresca que fluyera hacia la presa otra vez.

Todas las personas trabajaron juntas. Algunas

cortaban el bambú, otras lo partían por la

mitad y otras cavaban los canales para

introducir el bambú.

Trabajaron y trabajaron y trabajaron. Fue un

esfuerzo enorme. Pero nadie se dio por vencido.

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Los pobladores se reunieron en la presa a

admirar su trabajo. Cada persona tomó un

vaso de agua fresca y limpia y se la bebió.

Cuando Ming llegó con su madre, todos la

felicitaron, porque los había ayudado

a encontrar agua limpia y fresca.

—Te dije que todo saldría bien —dijo Ming,

con una gran sonrisa.

Y en verdad lo estaba. Desde ese día, los

habitantes del pueblo conservaron su salud

e, incluso durante las sequías más largas

y calurosas, siempre había un suministro

de agua pura en el pueblo de Ming.

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Nota de la autoraLa idea de esta historia provino de una vieja

novela que se trata de un médico que viaja a

un remoto pueblo donde la gente sufre una

enfermedad. Se habían enfermado y algunos

habían muerto debido a que el agua que

bebían estaba contaminada.

Combiné esta idea con la información

que encontré sobre el bambú. En muchas partes

de Asia, el bambú crece fácil y rápidamente,

y es muy resistente. Allí, el bambú se utiliza

habitualmente para el transporte de agua.

En la aldea de Ming, obtener agua limpia

a partir de otra fuente es la solución

permanente para el importante problema

del agua en el pueblo. La forma en la que

utilizan el bambú para llevar el agua a

la aldea es simple pero eficaz.

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