Miguel Ángel Ordóñez

24
Miguel Ángel Ordóñez NEGOCIOS DE BAJOS VUELOS La confluencia en el Caribe de casos de corrupción de España y la privatización de los aeropuertos dominicanos

Transcript of Miguel Ángel Ordóñez

Page 1: Miguel Ángel Ordóñez

Miguel Ángel Ordóñez

NEGOCIOS DE BAJOS VUELOS

La confluencia en el Caribe de casos de corrupción de España y la privatización

de los aeropuertos dominicanos

Page 2: Miguel Ángel Ordóñez

© 2021 Ediciones Plan B

© Miguel Ángel Ordóñez, [email protected]

Primera edición: Mayo, 2021. Octubre, 2021 (e-book)

Cubiertas: Juan Carlos Martínez y Mar Creativos ©www.marcreativos.com

Ediciones Plan BEdiciones Literarias Independientes, S.L.www.edicionesplanb.com

ISBN: 978-84-09-30919-1ISBN e-book: 978-84-09-34216-7

Depósito legal: MA 675-2021

P.V.P: 16,00 €

Impreso en España

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total y/o parcial de este libro por cualquier medio sin la previa auto-rización por escrito de los propietarios del copyright.

Page 3: Miguel Ángel Ordóñez
Page 4: Miguel Ángel Ordóñez
Page 5: Miguel Ángel Ordóñez

“Aquel hombre que pierde la honra por el negocio,pierde el negocio y la honra. Infinitas victorias

ha dado a los enemigos el interés de los propios”

QUEVEDO, De la vida de Marco Bruto

“No digas, cuando vieres alto el vuelodel cohete, en la pólvora animado,

que va derecho al cielo encaminado,pues no siempre quien sube llega al cielo”

QUEVEDO,El Parnaso español

Page 6: Miguel Ángel Ordóñez
Page 7: Miguel Ángel Ordóñez

INTRODUCCIÓNCorsarios y pelotazos

HAY UNA PALABRA EN ESPAÑOL que viene como anillo al dedo a este libro que tiene usted entre manos: pelotazo. His-tóricamente, se había utilizado para definir el “golpe dado con la pelota de jugar”, y, a la hora de cazar, el “lugar en que ha caí-do a tierra un pájaro abatido por un disparo, fácilmente recono-cible por el conjunto de plumas agrupadas en el sitio”. Mucho después, de manera coloquial, se empezó a llamar pelotazo también al “lingotazo” o “trago grande de bebida alcohólica”, como señala también el diccionario de la Real Academia.

Y, de ahí, en la España de los años ochenta y noventa del siglo XX, pasó a cimentarse el uso popular más extendido del vocablo y que nos viene a propósito: “Operación económi-ca que produce una gran ganancia fácil y rápida”. Nacía la lla-mada cultura del pelotazo. Eran tiempos de euforia, casi etílica entre algunos, que, aprovechando la apertura y liberalización económica, se bebían el mundo a tragos grandes o lingotazos, a golpes, sin parar mientes en las plumas de las aves abatidas, con escasos escrúpulos morales, aprovechando el tráfico de in-fluencias, los sobornos y comisiones, el amaño de contratos y licitaciones... Exactamente igual que harían Jesús Barderas, Abraham Hazoury, José Luis Abraham y compañía por tierras dominica-nas. Y es que aquella forma fullera de hacer negocios no tardó en exportarse a otros predios, con curiosas mutaciones y ver-siones locales. Hizo furor en los tiempos de la fiebre privatiza-

Page 8: Miguel Ángel Ordóñez

dora de empresas y servicios en Latinoamérica. La encomienda rediviva, mutada en esa cultura del pelotazo versionada, que nuevamente explota y transfiere los recursos de las naciones hacia los bolsillos de los personajes locales y extranjeros. En la República Dominicana, la desastrosa privatiza-ción de los aeropuertos no ha andado a la zaga de la del sector eléctrico. Cabe hablar más que de pelotazo, de pelotazazo, de dimensiones aéreas, galácticas. Lo perpetró Aeropuertos Do-minicanos Siglo XXI (AERODOM), con un proceso viciado desde antes incluso de iniciarse públicamente, con el engrase previo de la maquinaria para jugar con ventaja. En las páginas que siguen, usted podrá comprobar cómo se hizo la vista gorda por graves irregularidades en la ejecución del contrato una vez otorgado, como el incumpli-miento del plan de inversiones. Como mintieron con respecto a que una gran entidad bancaria internacional iba a financiar toda esa inversión, los adjudicatarios adulteraron los diseños prometidos, abarataron y aplazaron o demoraron las obras mientras esperaron a hacer caja, con tasas y tarifas que subie-ron contra los pasajeros y el Estado dominicano, quebrantando otro compromiso. Los escasos desembolsos los ejecutaron con los fondos que iban generando los aeropuertos, en una parte, porque el grueso se desvió al financiamiento de otros proyectos del grupo. También obviaron su obligación de aportar ochenta y cinco millones de dólares a un fondo de promoción turística del país. Y, lo que es peor, ninguna autoridad se lo reclamó ante el descaro de un timo de principio a fin, que incluyó también parapetarse en la experiencia y el prestigio de unos socios ex-tranjeros de los que se deshicieron una vez ganada la licitación. Fueron tan obscenas las formas como con el falseamiento de la viabilidad de la transformación de uno de los aeropuertos, el de Arroyo Barril. Luego, el Estado tuvo que correr con los gastos más elevados.

Page 9: Miguel Ángel Ordóñez

No fue casual que el abogado Jottin Cury Elías afirmara públicamente que el contrato de concesión con que los bene-ficiaron “provocaba náuseas, por leonino”. Tienen nombres y apellidos los responsables de ese “contrato incalificable, elabo-rado con la intención de empobrecer el patrimonio de la Na-ción”. Por ejemplo, el entonces director general de Aeronáutica Civil, Vitelio Mejía, que, curiosamente, acabó poco después formalizando su relación dineraria con la empresa beneficiada, como su defensor. Es tan curioso como que otro de sus compa-ñeros evaluadores también pasase oficialmente a la nómina del consorcio ganador. O que un tercer protagonista, cuyos plan-teamientos se mostraron igual de decisivos, fuera familiar de uno de los socios de AERODOM, a cuya sombra siempre ha estado, incluso en otras aventuras aéreas. Con la información que aportaremos podrá determi-narse cómo, en el colmo de la desfachatez, Aerodom consiguió tener a sueldo también a los supervisores oficiales del gobierno. Pasado el tiempo, después de ordeñar hasta límites insospechados las ubres del negocio redondo, vendieron la empresa por un cuartal a una sociedad de capital totalmen-te extranjero, domiciliada en paraísos fiscales como Curazao, Bermudas y Panamá. Ocultaron hasta la cifra de tan trascen-dente transacción. No por la modestia o vergüenza de haber logrado con maestría un pelotazo de mil millones de dólares, sino para evitar pagar un chele de impuestos a la nación. De hecho, a lo largo de toda la concesión nunca pagaron ni un centavo de impuestos. Ni siquiera por expatriar los capitales. Tampoco se inventaba nada nuevo, ciertamente, más allá de la magnitud del descaro, lo taimado de personajes que pasaban por honorables, el fraude al país y la connivencia gu-bernamental. No es fortuito que hayamos iniciado este texto mencionando la cultura del pelotazo. Los cabecillas de esta gran estafa a la República Dominicana surgieron de aquellas

Page 10: Miguel Ángel Ordóñez

mañas ventajistas y corruptas de la España de las décadas de 1980 y 1990. Su gran inspiración fue el español Enrique Sara-sola, el protagonista más cimero de aquella época. Entre sus múltiples inversiones, hizo una en la República Dominicana, la compra de unos terrenos playeros en la bahía de Rincón, que fue el germen del desembarco pirata en que convirtieron la privatización de los aeropuertos dominicanos. En ese negocio, y en otros cuya turbidez les hizo com-partir banquillo de los acusados, le acompañó su compatrio-ta Jesús Barderas, discípulo aventajado que andado el tiempo superó al avieso maestro. Con AERODOM y la concesión de los aeropuertos dominicanos, por ejemplo, que no fue sino un remedo de uno de los pelotazos más sonoros de Sarasola: la li-citación del metro de la ciudad colombiana de Medellín. Como luego veremos con detalle, allí se aseguraron el control de las bases de la licitación, confeccionando en la práctica un traje a la medida, y también la evaluación de los aspirantes. Con total desvergüenza, la firma encargada de esos menesteres dependía del propio Sarasola y (¡oh, sorpresa!) le adjudicó el multimi-llonario contrato. Más aún: luego se encargó de controlar la correcta implementación de las obras. No bastaba sólo con saber cabildear y manejar con destreza los sobornos adecuados. Son muchas las fuentes que siempre atribuyeron la buena suerte del extravertido y con-trovertido Sarasola, incluso fuera de España, a una patente de corso, generada por su archiconocida amistad con Felipe Gon-zález, a quien llevó de visita oficial a Santo Domingo en más de una ocasión para allanar sus negocios. Quien fue presidente del gobierno de España entre 1982 y 1996 nunca renegó de su íntimo, ni siquiera cuando le metió en casa a amistades tan peligrosas como Pablo Escobar y hubo acusaciones de que su gobierno y él mismo habían sido sobornados por los cárteles de la droga.

Page 11: Miguel Ángel Ordóñez

Aquella sólida amistad tampoco se resquebrajó cuando Sarasola dio pábulo a algunos medios españoles que investi-gaban la peligrosa cercanía de González a sus tejemanejes o cuando proclamaba a los cuatro vientos que iba a convertir aquella playa dominicana de la que se enamoró en el retiro do-rado de Felipe. El socio y discípulo de Sarasola, el español nacionali-zado dominicano Jesús Barderas Martín, también emuló a su maestro en codearse con González y convertir esa amistad en su tarjeta de visita o presentación. Las relaciones llegan al punto de que Barderas ha sido acusado de encargar asuntos en nombre de Felipe a un mando corrupto de la policía a quien utilizaba gente poderosa para cualquier trabajo sucio: José Manuel Villarejo. Con propieda-des en Bávaro y Casa de Campo, este comisario mencionaba a “mi buen amigo Jesusito Barderas”, ante el juez español de un asqueroso caso de persecución, acoso y espionaje ilegal. Pero el nombre de “Jesusito Barderas” o el de pila, Jesús Jhonás, ha aparecido, además, en los famosos ‘Papeles de Pa-namá’ y otras causas judiciales igualmente mediáticas en Espa-ña por corrupción ligada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Su facilidad para aparecer en todas las salsas es tan curiosa como el sambenito que algunos le cuelgan con contun-dencia de ser una especie de bróker del partido en Latinoamé-rica. De un tiempo a esta parte, el hispano-dominicano es inseparable de su socio dominico-hispano Abraham Hazou-ry, a quien buscó cuando estaba cabildeando los aeropuertos como introductor en dependencias relacionadas con la licita-ción. En esa misma suma de sinergias hay que situar a José Luis Abraham, zar de los negocios y actividades aeroportuarias en la República Dominicana desde tiempos inmemoriales, hasta que un decreto del presidente Luis Abinader le cortó el vuelo, entre otras cosas, según las malas lenguas, por ser uno de los

Page 12: Miguel Ángel Ordóñez

cerebros detrás del Aeropuerto Internacional de Bávaro, donde da la cara principalmente su socio en AERODOM Abraham Hazoury Toral. En los capítulos subsiguientes aparecerá en la órbita de Hazoury, Barderas y Abraham un colaborador y familiar del segundo, que también ha figurado como asistente en lo de Bávaro y los proyectos de Bahía Rincón: Cruz Apestegui. Además de su implicación en un presunto desvío de fondos públicos de España a inversiones hoteleras del grupo en Cap Cana, Apestegui tuvo la inspiración de publicar un libro de tí-tulo llamativo y muy propio: Piratas en el Caribe. Corsarios, filibusteros y bucaneros. De eso trata esta investigación: de piratas en el Caribe, de nuevo cuño pero olor rancio, siempre con querencia al pe-lotazo.

Page 13: Miguel Ángel Ordóñez
Page 14: Miguel Ángel Ordóñez
Page 15: Miguel Ángel Ordóñez

- 15 -

NEGOCIOS DE BAJOS VUELOS

1.Rincón dominicano con suite presidencial

EN LA DÉCADA DE LOS 90 DEL PASADO SIGLO, En-rique Sarasola Lerchundi (1937-2002), oriundo de San Sebas-tián, era uno de los hombres más ricos y poderosos de España. Por aquel entonces, Pichirri, que era como le conocían fami-liarmente, se mostraba especialmente orgulloso de una de las propiedades que engrosaban su inmenso patrimonio: unos te-rrenos en la playa de Rincón adquiridos en 1988, en la penín-sula de Samaná, no muy lejos del cabo Cabrón, bautizado así por Cristóbal Colón y que se hizo famoso entre navegantes y piratas que pasaron por sus proximidades a lo largo de la histo-ria. Siempre coincidieron en lo atinado del nombre en tiempo de tempestad. Sin necesidad de tormentas de por medio, mucha otra gente, inclusive piratas modernos y cercanos al personaje, tam-bién convendrían lo acertado del nombre rondando cerca aquel inversionista, un tipo que nunca dejó escapar ni la más mínima oportunidad para sacar partido, sin ningún escrúpulo por los métodos, ensoberbecido con la patente de corso de que disfru-taba. Eso sí, aquello era perfectamente compatible con un don de gentes simpar. Sus más furibundos enemigos admitirían la remembranza que hacía posteriormente de él una vieja amiga como “un encantador de serpientes. Cantaba boleros, bailaba, era todo un personaje” (El Español, Las dos crisis de Sarasola, el hijo del “encantador de serpientes”, 24/05/2020).

Page 16: Miguel Ángel Ordóñez

- 16 -

MIGUEL ÁNGEL ORDÓÑEZ

El elemento decorativo más destacado de la oficina de Sarasola en el madrileño Hipódromo de la Zarzuela era una gran fotografía aérea de aquel rincón paradisiaco, de la que ha-blaba con auténtica pasión “a todo el mundo”. “Nuestra idea es construir media docena de hoteles en primera línea de playa […] También pretendemos hacer en-tre mil y dos mil chalets situados en segunda línea, sobre la montaña, para que los hoteles no le quiten la vista del mar; un campo de golf, una marina y un puerto deportivo”, desgranaba a la prestigiosa periodista Pilar Urbano, cuyas notas de aque-lla y otras entrevistas fueron reflejadas en el libro El saqueo de España (Planeta, 1996), escrito por José Díaz Herrera e Isabel Durán. “Aquí me voy a llevar a vivir a Felipe González cuando deje la Presidencia del Gobierno. Ni Internacional Socialista ni nada. A vivir, a disfrutar del sol y de la naturaleza, que son dos días”, como todo un pachá, añadía sin empacho el empresario, pese a que por entonces algunos periodistas investigaban los rumores de que Sarasola y su íntimo, entonces presidente de España, compartían riqueza y negocios. Para los autores de El saqueo…, “el amigo de González y sus socios son conscientes de que la explotación turística de la zona vale una fortuna, pero no temen a la adversidad ni les asusta el riesgo”. El gran y único problema que presentaba el costoso proyecto eran las deficientes carreteras y lo lejos que quedaba el único aeródromo internacional con que contaba el país, el de Las Américas. Sarasola confesaba: “Tenemos que hacer un segundo aeropuerto internacional y eso, hoy por hoy, vale un fortunón”. Desde entonces, aquella fue la obsesión de Sarasola y sus dos socios, especialmente del castellano Jesús Jhonás Bar-deras Martín, que no hacía mucho tiempo que había llegado a

Page 17: Miguel Ángel Ordóñez

- 17 -

NEGOCIOS DE BAJOS VUELOS

la República Dominicana en busca de negocios para su amigo, maestro y mentor. Máxime cuando se frustró una interesan-te operación, que les habría facilitado su proyecto: la venta de una porción del terreno a un famoso hotelero mallorquín fra-casó unos años después de firmar el contrato. Éste no se fio demasiado de la palabra de sus paisanos de que pronto habría aeropuerto internacional viable e introdujo una cláusula que le permitía romper el acuerdo si el aeródromo no se materializa-ba en un plazo concreto de tiempo. Sarasola y Barderas habían desechado mucho antes la idea de correr ellos con los gastos y desplegaron todos sus conocimientos y contactos para que fueran otros los paganos del “fortunón” que costaba el aeropuerto. Aquella fue la razón principal del escogimiento del tercer copropietario, un domi-nicano con los mejores contactos en el país. Hasta una empresa pública española llegó a elaborar un estudio de viabilidad del nuevo aeropuerto, con cargo a fondos gubernamentales de la Madre Patria. Aquellos intentos desembocaron con el correr de los tiempos en la creación de la empresa Aeropuertos Dominica-nos Siglo XXI (AERODOM), para beneficiarse de la concesión de cuatro aeropuertos que para esos años había construido y gestionado el estado dominicano con cargo a las arcas públicas. Pero no adelantemos episodios. Antes de abordar esa cuestión, para una mejor comprensión de los acontecimientos, del gran fraude y de las características de quienes lo ejecutaron, será conveniente abordar quién fue Enrique Sarasola, cómo se convirtió en uno de los hombres más ricos de su país bajo los gobiernos del Partido Socialista y su amigo (además de pro-tegido) Felipe González. Además, cómo creció a su lado Jesús Barderas hasta creerse que la isla se llamaba La Española por-que era de ellos.

Page 18: Miguel Ángel Ordóñez

- 18 -

MIGUEL ÁNGEL ORDÓÑEZ

Es decir, cómo fue el peculiar asalto a los cielos de Bar-deras y Sarasola, en una interpretación muy libre y corrompida del concepto liberal del que luego se apropió la izquierda euro-pea. Cómo se forjaron como inversionistas, a la sombra de la cultura del pelotazo de la España del PSOE, sin que para ellos fuera incompatible su imbricación en un partido izquierdista y su paradójico enriquecimiento desorbitado que reventaba las costuras de cualquier capitalismo tolerable. Pero, también, la expresión del asalto viene a colación, sobre todo, por cómo fue la irrupción de Jesús Barderas y su socio Abraham Hazoury en el séptimo cielo desde los aero-puertos dominicanos, con el timo de su privatización.

Page 19: Miguel Ángel Ordóñez

- 19 -

NEGOCIOS DE BAJOS VUELOS

2.La celebración con Pablo Escobar

EL 28 DE OCTUBRE DE 1982 marcó historia en España. En esa fecha se celebraron unas vibrantes elecciones, en un país que, tras una dramática dictadura de 40 años, poco más de un año antes había sufrido un frustrado golpe de Estado. Todo era euforia en el cuartel general que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) había instalado en el madri-leño hotel Palace, frente al Congreso de los Diputados. Al ano-checer, con los aplastantes resultados preliminares, el candida-to a la presidencia del gobierno, el abogado laboralista Felipe González Márquez (40 años de edad), se asomaba al balcón de una de las habitaciones que daban a la Carrera de San Jeróni-mo, para agradecer el triunfo a los miles de ciudadanos congre-gados en las inmediaciones, ávidos de honradez, democracia y justicia social. A pocos metros de aquel balcón, en el meollo del cír-culo más cercano a Felipe, disfrutaba entusiasmado de la expe-riencia un treintañero que ya era más que conocido y temido en su país: el colombiano Pablo Emilio Escobar Gaviria, jefe del cártel de Medellín y, desde hacía pocos meses, miembro del Congreso de Colombia. Estaba acompañado por quienes, a cambio de un platal, le habían despertado con mucho lambo-nismo su vocación política y le daban el gusto de soñar con la presidencia de su nación: sobre todo, el senador Alberto San-tofimio.

Page 20: Miguel Ángel Ordóñez
Page 21: Miguel Ángel Ordóñez

ÍNDICEINTRODUCCIÓN: Corsarios y pelotazos.................................91. Rincón dominicano con suite presidencial..........................172. La celebración con Pablo Escobar..........................................213. El metro de las mañas del más cojonudo..............................394. Los garbanzos negros...............................................................475. Los déjà vus...............................................................................616. El “tieso” que terminó en los ‘Papeles de Panamá’...............677. Un corrupto policía, a la orden, en RD.................................838. Jugar con cartas marcadas desde el principio....................1039. Jueces y parte para una confabulación................................11710. El envoltorio bonito de la experiencia...............................12711. El gran agente doble y el caso paradigmático de Arroyo Barril.............................................................................................14112. El baúl del botín...................................................................15513. El fondo de Promoción Turística que nunca existió.......16714. El camelo de la financiación internacional.......................17115. Duración de la concesión e inversiones previstas............18516. “Un contrato par empobrecer a la Nación”.......................19117. Insaciables sin fin.................................................................19918. Con la misma música a otra parte.....................................20519. Una ganga de mil millones de dólares...............................225EPÍLOGO La cachaza del camaleón........................................237

ANEXO 1: Principales hitos del contrato firmado entre AE- RODOM y el Estado dominicano...........................................245ANEXO 2: Evolución de los cobros concedidos a AERO DOM...........................................................................................249ANEXO 3 Carta de Jottin Cury aparecida en El Caribe, 17 de julio de 1999...............................................................................251

Page 22: Miguel Ángel Ordóñez
Page 23: Miguel Ángel Ordóñez
Page 24: Miguel Ángel Ordóñez