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MEMORIA DEL 3 er ENCUENTRO 12 y 13 DE JULIO DE 2012 MILAGRO, OCAMPO, LA RIOJA Municipalidad de Chilecito Municipalidad de Chamical Municipalidad de Ortiz de Ocampo

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MEMORIA DEL 3er ENCUENTRO 12 y 13 DE JULIO DE 2012

MILAGRO, OCAMPO, LA RIOJA

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Contenido 1. Formación política: Conflictuar la identidad y reconocerse actores en los

conflictos ............................................................................................................ 4

2. Actores en los conflictos y artífices del contexto: De los compromisos a las

concreciones .................................................................................................... 10

Igualdad, industrialización, inclusión: ejes para orientar los compromisos ... 14

3. Actores y mapas: Partidarios de la política................................................... 17

Mapas y esquemas que piensan la política y la antipolítica ......................... 18

Un mapa para la acción colectiva ................................................................. 22

Políticas públicas ...................................................................................... 24

La política partidaria.................................................................................. 25

Gestión estatal .......................................................................................... 26

Organizaciones sociales ........................................................................... 27

Relaciones ................................................................................................ 29

Trabajo en grupos......................................................................................... 30

Grupo 1 ..................................................................................................... 30

Grupo 2 ..................................................................................................... 32

Grupo 3 ..................................................................................................... 33

Grupo 4 ..................................................................................................... 35

Grupo 5 ..................................................................................................... 36

Asumir y atravesar la antipolítica .................................................................. 40

Mapas e imaginarios antipolíticos ............................................................. 40

Valoraciones y sesgos moralistas................................................................. 41

Fuentes y lugares comunes de la antipolítica ........................................... 43

Núcleos duros y operaciones ideológicas ................................................. 44

4. Fortalecer compromisos, plasmar concreciones .......................................... 48

Quiénes somos............................................................................................. 48

Trabajo en grupos......................................................................................... 51

Consigna................................................................................................... 51

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1. Masificar debates y multiplicar dispositivos de formación ..................... 52

2. Construir poder para la organización de los trabajadores..................... 53

3. Estar en el centro de una estrategia de fortalecimiento de la inclusión. 54

4. Diseñar e implementar políticas públicas “válidas” ............................... 55

Criterios para evaluar la consistencia de los compromisos .......................... 57

1. Participación / involucramiento / consecuencias ................................... 57

2. Liderazgo / conducción / dirigencia ....................................................... 58

3. Fuerza / injerencia democrática / condicionamiento ............................. 58

4. Cintura política / reflejos / adaptación - negociación ............................. 58

5. Estrategia / prioridades / proyección ..................................................... 59

6. Territorialidad / alcance / llegada .......................................................... 59

7. Toma de posición / visibilidad pública / explicitación de intereses ........ 60

8. Recursos / viabilidad material-temporal / gestión y optimización .......... 61

9. Herramientas de comunicación / poder de difusión / multiplicación

pedagógica................................................................................................ 61

10. Celebración de los logros.................................................................... 61

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1. Formación política: Conflictuar la identidad y reconocerse actores en los conflictos El objetivo de este curso es formarnos políticamente para construir la política. Estamos trabajando juntos para eso, para darnos forma política, asumirnos y construirnos como actores de los destinos de nuestras localidades, nuestra provincia, nuestro país. Hemos dicho ya anteriormente algo que vamos a reforzar en esta etapa: uno se forma políticamente haciendo política. En ese sentido la política es como el amor: Uno puede prepararse, pensarlo mucho, preguntar a los amigos, consultar sus dudas en internet, hasta leer o ver películas; pero hasta que no se pasa a la acción no se puede aprender ni conocer de qué se trata. No hay vuelta: no hay recetas, no hay curso, no hay manual, que nos forme políticamente. La pregunta es cómo logramos hacer que un curso, un proyecto, una actividad, un medio de comunicación, tenga consecuencias políticas. Una formación que también sea acción. Vamos a intentar que el tiempo, la energía, el esfuerzo que ponemos en estos espacios, sean efectivamente un tiempo de hacer política. ¿De qué depende eso? De muchas cosas. Principalmente de que seamos capaces de preguntarnos juntos por nuestro trabajo y militancia cotidiana, tomando distancia de ella, y que, al mismo tiempo, logremos conversaciones significativas, que interpelen de cerca nuestra acción. La calidad de la formación se juega dentro y fuera del tiempo formativo. Depende de la calidad de las conversaciones y los compromisos en que se inserta, que transforma, que genera. Nos vamos a preguntar hasta qué punto nuestro hacer es construir. También, cómo sostener construcción con proyecto. Qué condiciones y qué compromisos son necesarios. Para que este sea un tiempo de calidad, que realmente nos sirva, vamos a hacer un esfuerzo especial por nombrar los conflictos en los que estamos, que nos atraviesan, y asumir juntos nuestra responsabilidad y posibilidades frente a ellos. Son tiempos de avance, pero no son tiempos fáciles. Estamos asumiendo desafíos muy exigentes. Descubriendo que jugarse políticamente por un proyecto de país más igualitario e inclusivo tiene costos inevitables: organizativos, de vínculos, de identidad, de tiempo, de esfuerzo, subjetivos, objetivos, de imaginación, de pelea. Por eso hacemos formación política: para pagar ese costo.

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Vamos ejercitándonos en un doble movimiento que es complejo pero no imposible: distancia y cercanía. Respecto a nosotros mismos y respecto a eso que llamamos contexto. En módulos anteriores trabajamos sobre el contexto y discutimos qué implica reconocer los conflictos y reconocernos en ellos. Intentamos ver cómo nos configuran, nos construyen. Incluso nuestra mirada del contexto es fruto de una construcción política, de disputas y tareas políticas anteriores. El contexto nos atraviesa porque nos atraviesan decisiones de otros. Quiénes somos, qué hacemos de nuestras vidas, qué posibilidades tenemos, nuestras actividades de todos los días están atravesadas por decisiones de otros. En lo individual y lo colectivo. Esto es inevitable. Eso que llamamos “naturaleza humana” es materia de decisiones, nuestras y de otros. Vivir en sociedad es eso. Somos fruto, desde que nacemos de decisiones de otros. Nos hacemos adultos cuando somos capaces de asumir esta situación y vamos tomando en nuestras propias manos las decisiones que nos definen. Como personas y como sociedad. La adultez política sucede cuando somos capaces de disputar las decisiones que hacen a nuestro destino como conjunto. Pero las decisiones de otros siguen estando. Decisiones, intereses, distintas ideas de cómo tiene que ser la cosa. Por eso, porque estamos atravesados por decisiones de otros y porque nuestras decisiones también juegan e influyen en las vidas de otros, estamos también atravesados por conflictos. Dinámica de presentación. Cada uno comenta, rápidamente: · Algo que nos identifique. · Espacios de trabajo colectivo, compromiso, participación de los que sentimos cerca. · Expectativas del taller.

Identificación personal Espacios colectivos Expectativas Proyecto popular / Más argentino que nunca. Angelelli. Alineamiento en lo ideológico. Hacer organización. Ser dinámica. Ganas de hacer cosas / Adhesión al proyecto nacional y popular. Proyecto nacional y popular / ganas de hacer

Kolina / Asociación de desocupados. PC. Kolina / Ámbito universitario / Centros de estudiantes. Juventud de Chamical / Peronismo. Kolina Chamical. Kolina (por convicción) Foro de agricultura familiar / Kolina

Integración con otros municipios, consolidar lazos y prepararse más. Tomar herramientas. Materializaciones. Conocer otras realidades y experiencias. Saber cómo es la política. Salud e integración cultural / Aportar al grupo. Aportar algo. Tener más conocimientos.

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cosas. Ser participativo, innovador, temas solidarios. La política. Luchas sociales y estudiantiles. Ser solidaria. Ser tranquila y solidaria. Nada en particular / sinceridad, solidaridad. CaNPo. Ser bicicletero / Ser agricultor. Joven que puede cambiar el mundo por la política. Estudiante secundario. Deporte / derechos de los niños.

Organización. JP / centro de estudiantes. Consejo de la mujer / área social. Deporte. Mesa de gestión de CIC. Ámbitos de estudio. Centro vecinal / obras sociales. Cooperativa / estudios. Kolina. Concejo deliberante Chilecito. Kolina / militancia secundaria. Deporte. CaNPo / Sector político local. Kolina. CIC.

Observar y criticar. Repensar prácticas políticas. Construir una organización ideológica y política para satisfacer necesidades argentinos dentro del modelo que es inclusivo. Conocer más de política.

Adquirir conocimientos para desempeño político y militancia. Tener visión mas amplia con fines políticos, es bueno ser parte de la política. Integración grupal. Saber más de política. Preparación de los jóvenes en la política. Tomar herramientas y aplicarlas en la sociedad. Tomar herramientas para más participación. Seguir aprendiendo. Tomar conocimientos. Más conocimiento. Aprender sobre política. Hacer política.

Aprender política. Conocer problemas de otros lugares / Intercambiar

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y aprender de los demás. La presentación nos permite darnos a conocer. Hacernos presentes. Algo para prestar especial atención en este tiempo es cómo la identificación de tipo político se hace presente en las rondas de presentación de una manera que antes no sucedía. Uno puede decir que es una afirmación obvia porque esta propuesta de formación está armada con y para actores políticos. Pero vale el subrayado, porque también es cierto que no se trata de la formación interna de un partido o una organización política. En este material, está condensada la mirada y la palabra de diversos actores, de ámbitos distintos. Muchos con prácticas sociales y con orígenes que se remontan a los tiempos en los que en los trayectos de formación como éste -cuando eran posibles, pocas veces- estaban, sobre todo, dirigidos y vinculados a referentes de organizaciones que se referían a si mismas como sociales e intentaban distanciarse de identificaciones políticas. Hoy conversamos entre personas de distintos lugares: organizaciones sociales, ámbitos de gestión estatal, organizaciones de productores, partidos políticos, equipos de implementación de políticas públicas. Sin embargo, cuando nos presentamos entre nosotros, aparecen muy fuertes las referencias vinculadas a la política. A principios de la década del 2000, cuando empezamos a dar forma a propuestas formativas de este tipo, los compañeros que, por ejemplo, trabajaban en los estados locales o tenían alguna responsabilidad de tipo representativa. Sin embargo, no lo decían en las rondas de presentación. Algo sucedió en este tiempo que hizo que sea más fácil presentarnos desde una identidad política. Y hacerlo, muchas veces, con pasión. A veces casi la misma pasión que aparece cuando nos presentamos desde nuestro club de fútbol predilecto. Hoy quizás la diferencia que sigue trazándose es con la política partidaria. Seguimos diciendo: “hacemos política, pero no partidaria”. Vamos a tratar de hacer política en sentido amplio y con todas las letras. La política con todas las letras es, para nosotros, la política “con minúscula”. No existe algo como “política con mayúscula” como muchas veces se dice como coartada para no asumir la conflictividad de la política; refugiándose en la pretensión de una pureza que en el fondo es imposible. La política no tiene mayúsculas ni pureza: es conflictiva, contingente, genérica, opaca. La política es barro. En La Rioja recordamos mucho a Enrique Angelelli. Es bueno recordarlo sobre todo por lo que proponía: “hay que meterse en el barro”, nos decía. Es curiosamente un obispo es que nos recuerda que hacer política no es cosa de pureza o impureza. Queremos hacer política, no religión.

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Y en ese camino, la política partidaria es fundamental. No todo es política partidaria, es cierto. Pero la política partidaria, en nuestro país, con nuestra historia, en nuestro sistema democrático, no es sólo una forma más de política. Es una ingenuidad pretender hacer política real sin involucrarse, o al menos abordar, lo partidario. Hay mucho en juego para dejarlo en manos de otros. Reapropiar lo partidario es un desafío muy importante y, también, muy difícil y exigido en provincias como La Rioja. La negación y el rechazo de lo partidario tiene un componente ideológico pero también real, vivencial, experiencial. La pregunta es en dónde nos paramos nosotros en relación a eso y como construimos políticamente. Construir la política no se trata sólo de la política partidaria, pero, al mismo tiempo, también se trata (de una manera muy central, aunque no nos guste) de la política partidaria. La pasión y lo que nos apasiona dice mucho de nosotros. Trae a las conversaciones aspectos de nuestra persona que no tienen que ver sólo con datos como apellido, nombre, DNI, edad, lugar. Tiene que ver con poner un condimento que hace más interesante las cosas; al tiempo que permite poner en juego nuestro yo profundo y nuestro yo-con-otros. Algo que no cabe en las planillas y nos permite presentarnos desde nuestros deseos y aquello de lo que nos sentimos parte. Cuando uno ve listados de cosas que nos identifican o lugares donde participamos (que en parte nos identifican, porque elegimos nombrar esos y no otros) empieza a verse referencias que se repiten. Vemos que además de individuos, además de ‘yos’ que se hacen presentes, se dibuja la presencia de un nosotros. Tanto cuando uno se presenta desde la pertenencia a un equipo de fútbol, como cuando lo hace a partir de su orientación política, pone algo de pasión. En el momento actual del país mucha de esa pasión −que por mucho tiempo estuvo exclusivamente en el deporte− puede volver a ponerse, expresarse, vibrar en la política. Al igual que en el fútbol, elegimos para identificarnos un lugar de enfrentamiento: ser de un club, implica estar enfrentados con otros; adherir a un proyecto y unos intereses específicos, también. La política y el fútbol, la pasión puesta ahí, nos enseña que nuestra identidad también está hecha de cierta hostilidad, conflictividad. Que no es algo malo o condenable, si no que es lo que nos define, nos constituye, nos atraviesa. El deporte es una manera lúdica de vivir la hostilidad y el enfrentamiento. La política es la manera democrática de procesar los conflictos y construir intereses comunes que son conflictivos, dejando, necesariamente, afuera otros intereses. La diferencia entre la política y el fútbol es que en la política no hay árbitros, las reglas se hacen al jugar y, lo más importante, jugamos todos: no es posible ser sólo espectadores. En las conversaciones también ponemos a jugar

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nuestras expectativas, la parte dinámica de nuestra identidad, nuestra imagen de futuro y esperanza, lo que nos tira para adelante. Hacemos formación política para tener una esperanza en movimiento y reconocernos como actores presentes de ese futuro. En lo personal y en lo colectivo. Por eso, cuando hablamos de nuestra expectativa, de “conocer otras realidades”, es bueno pensar que somos capaces de algo más importante en términos políticos: proponernos y reconocernos como actores que construyen esas realidades. Artífices y artesanos del contexto en el que nos reconocemos. Vamos a ver cómo podemos construir realidad, dentro de todos los espacios de donde pertenecemos. Cuáles son nuestras camisetas comunes que nos permitan, en tanto colectivo, construir lo que nos rodea y, por lo tanto, construirnos como actores en esa realidad. Vamos a animarnos a pensar también, en qué condiciones este trayecto formativo, esta propuesta de reflexión, puede ser exitosa. También somos actores de las consecuencias de la formación. Que este proceso de formación política sirva y de resultado, va a depender de las condiciones que nosotros mismos seamos capaces de generar, como se dijo antes, dentro y fuera del tiempo de la formación. Por supuesto, vamos a tratar de sostener espacios calificados para formarnos, sumar herramientas, esquemas, criterios, interrogantes. Pero tenemos que lograr consecuencias políticas para que la formación se efectivamente lo que quiere ser. Y siempre va a haber una parte de eso que escapa a la previsión, a los entendidos y a los mapas. Ahí es donde entra en juego, una vez más, nuestra decisión.

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2. Actores en los conflictos y artífices del contexto: De los compromisos a las concreciones

El camino hacia las concreciones

La lógica de los módulos de este trayecto está basada en los momentos reales que forman parte de los ciclos históricos y que se pueden comprender cuando uno se mete en política.

La rueda de la política, el engranaje de la historia, en el que estamos metidos. Construir políticamente implica reconocernos en un CONTEXTO que está hecho de CONFLICTOS que exigen COMPROMISOS que resultan en CONCRECIONES. Se trata de una secuencia metodológica y pedagógica de momentos que generalmente suceden de manera simultánea e imbricada y no necesariamente sucede uno detrás del otro. El sentido de las flechas del diagrama habla del recorrido de los actores, es un esquema desde punto de vista del actor. Para una lectura política-histórica, también se puede hacer la lectura al revés: el CONTEXTO está hecho de CONCRECIONES que son el resultado de los COMPROMISOS en los CONFLICTOS de un tiempo y lugar determinados, es decir, en un CONTEXTO que se reconoce como punto de partida y −aunque no lo queramos− siempre va ser diferente al actual inmediato.

Ver los contextos Reconocer los conflictos

Abrir y generar compromisos Plasmar concreciones

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En el primer módulo, trabajamos entre el CONTEXTO y los CONFLICTOS. Haciendo una lectura del contexto actual y comprendiendo, a partir de un esquema de interpretación que propusimos, los conflictos centrales. Vimos también que hay una relación muy cercana entre contexto y conflicto: los conflictos no son sólo algo que pasa en el contexto, son su anatomía. Tiene que ver con los enfrentamientos de los que hablábamos antes y actores con intereses diferentes y, muchas veces, opuestos. Esto supone ver a la polémica y la pelea como algo inevitable de la construcción política. ¿De qué sirve ver esto? Reconocer que el contexto está hecho de conflictos es una invitación a meternos en la pelea. Tienen que ver con la posibilidad de ver al contexto como algo más que paisaje, diagnósticos de problemas o algo que les pasa a otros. Se trata de dar cuenta la menara en que nosotros también podemos ser creadores del contexto interviniendo en esos conflictos. A su vez, reconocemos que el contexto que vivimos es el resultado de conflictos anteriores. En el segundo módulo nos movimos entre los CONFLICTOS y los COMPROMISOS. Los conflictos como una invitación a comprometerse. Antes de eso, dedicamos un espacio considerable a comprender la manera en que nuestra propia mirada sobre el contexto es también fruto de compromisos de conflictos anteriores, el resultado de una lucha que nos precede. Una vez más, esto no significa aceptar una fatalidad (por ejemplo, que hemos sido predefinidos por otros, hasta en nuestra mirada) si no asumirlo y, sobre todo, comprender que incluso nuestra mirada y repertorio político puede deconstruirse y construirse: también podemos llevar adelante esa tarea. En este tercer módulo vamos a pararnos entre los COMPROMISOS y las CONCRECIONES. Nos vamos a preguntar qué tipo de compromisos para lograr concreciones, que serán el próximo contexto si uno sigue nuestro diagrama del comienzo. Una pregunta clave es en qué medida nos reconocemos como actores en el ciclo que grafica el diagrama. Actores que generen las condiciones y tengan la fuerza para construir el contexto, disputar los conflictos, plasmar los compromisos y lograr las concreciones (que serán objeto del análisis de otros más adelante, quizás en trayectos de formación como este). Nos vamos a preguntar con qué herramientas contamos para construir y sostener compromisos, insumos de análisis y criterios de acción, y fuerza concreta como conjunto y en cada uno de nuestros lugares. Vamos a ver cómo nos comprometemos en los conflictos diversos que somos capaces de reconocer y damos la pelea como actores comprometidos con y en un proyecto.

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La zona de promesas: el compromiso como tarea

La palabra COMPROMISO tiene que ver con lo promisorio. Dentro de la palabra COMPROMISO, encontramos palabra promesa (COM-PROMISO) La palabra compromiso tiene dos significados vinculados a promesa, lo promisorio:

1. Co-promiso: Es decir, promesas recíprocas entre varios. 2. Cum-promiso: El prefijo “cum” significa lanzarse. El compromiso es,

entonces, a donde te lanzan las promesas. Algo que lanza más allá del compromiso recíproco.

Pensamos el COMPROMISO político como promesa compartida y como proyecto. Y tenemos un desafío muy grande de pensarlo, finalmente, como tarea. Nos venimos preguntando desde el módulo anterior cómo el COMPROMISO se vuelve TAREA CONCRETA. En muchas ocasiones nos encontramos con dirigentes de espacios de participación y organización preocupados porque “la gente no se compromete”. También, más de una vez escuchamos- a la hora de los diagnósticos- que “falta compromiso”. Por ejemplo, cuando trabajamos con centros de estudiantes, aparece como un problema central la falta de compromiso. En realidad, en esos casos el problema está en nuestra mirada. Proponemos ver el compromiso como algo que se construye colectivamente y no como un valor o un atributo personal que se tiene o no se tiene. Además de ser un enfoque más real y conciente de los límites, es más interesante y políticamente fecundo. Además, suponer que las personas no se suman a nuestro proyecto porque falta compromisos, nos pone a nosotros en el lugar de los

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“comprometidos” devolviéndonos una auto imagen sesgada que bloquea las posibilidades de construcción real. Se trata entonces de ver a los compromisos como algo por construir, por hacer. Ver las cosas así, nos pone en el lugar de pensar cómo hacemos para generar esos compromisos. Y en el medio, aparecen las promesas. Cuando se las menciona vinculadas a la política, aparecen muchas veces como algo condenable, como aquello que “los políticos no cumplen”. Se desdeña, frecuentemente a las promesas en política. Con algo de razón basada en la experiencia claro, pero vale recordar que no hay política sin promesa. Lo promisorio está en el corazón mismo de la construcción política. Los proyectos y las organizaciones son conjuntos de compromisos porque se estructuran a partir de promesas cruzadas y se mueven en dirección a un horizonte promisorio. Por ejemplo, la promesa una cooperativa de trabajo, la que está en el centro de sus compromisos, es que sus asociados podrán vivir digna y justamente de su trabajo y darse sus propias reglas. Se trata de una promesa práctica de la organización hacia sus miembros. Si uno mira, el significado del nombre Kolina, corriente para la liberación nacional, ve que ya en nominación la organización conlleva una promesa que es también un horizonte hacia dónde caminar. La tarea política implica dar forma a los compromisos concretos en torno a promesas más inmediatas y cercanas, a través de las cuales avanzar hacia un objetivo tan grande como la liberación nacional. El nombre y también la práctica de esta corriente encierra la promesa de que la libración nacional es posible y que ésta puede ser una mediación para tal fin. Los compromisos, las promesas mutuas que nos lanzan hacia delante, le dan forma a nuestro trabajo organizativo y, también, a toda nuestra vida en sociedad. Una organización es un conjunto de compromisos para organizar más compromisos, el estatuto de una organización es una serie de compromisos plasmados por escrito, un proyecto es un conjunto de compromisos desplegados en el tiempo. Muchas cosas de nuestra vida cotidiana implican, expresan o vienen de compromisos propios o de otros. Un semáforo, supone un compromiso de convivencia en centros urbanos, no sólo ni tanto una imposición o una convención. Se trata un compromiso que se asume al vivir en sociedad y que permiten saber que se va a poder cruzar la calle cuando el semáforo habilite sin correr peligro. Los compromisos implican también una serie de certezas que se sostienen en promesas con distinto grado de concreción y mediatez. Algo que se debe decir sobre los compromisos es que siempre se pueden romper, la pregunta es qué mecanismos nos damos para sostenerlos, actualizarlos o, llegado el caso, cambiarlos por otros nuevos. Vale para las reglas de tránsito, para el matrimonio, para las organizaciones, para la construcción política.

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Por supuesto, los compromisos generales y, digamos, sistémicos, como los que tienen que ver con normas de conviviencia no son los que nos interesan aquí. La propuesta de trabajo y lo que estamos intentando reflexionar, gira en torno a los compromisos que nos sirven para alcanzar concreciones. Comprendiendo que muchas veces, hay concreciones que son en sí mismas compromisos (por ejemplo, la construcción de un frente político o con ganar unas elecciones democráticas, implican la creación o actualización de un compromiso representativo del dirigente y la sociedad). También, la trasformación de los compromisos existentes, pueden ser una concreción que alcancemos.

Igualdad, industrialización, inclusión: ejes para orientar los compromisos

Desde el primer módulo, venimos organizando los debates en torno a una matriz de identificación de los CONFLICTOS del CONTEXTO argentino hoy, una caracterización de lo que en los debates y las consignas políticas se llama “el modelo”. Puesto en palabras de este módulo, de lo que hablamos fue del corazón de los conflictos en Argentina, un eje central hacia el cual orientar los compromisos y en torno al cual hacer girar, de cara a lograr concreciones, la “rueda” que presentamos al comienzo. Una lectura de los conflictos a partir de la serie IGUALDAD, INDUSTRIALIZACIÓN, INGRESOS, INVERSIONES, INTERVENCIÓN ESTATAL, MERCADO INTERNO, INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA, INFLACIÓN.

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IGUALDAD es lo que esta en juego en esta etapa política. La igualdad en términos materiales y concretos, no sólo como valor. Una idea que fácil de defender pero cuando se hace realidad muchos no la soportan. La insoportable igualdad que nos desafía a comprometernos en su reconocimiento y construcción. INDUSTRIALIZACION es la matriz y opción de perfil económico y productivo que la puede sostener la igualdad en un país como Argentina. Un tema todavía lejanos para nosotros que no estamos acostumbrados a discutir pero que se presenta como central. INCLUSION es la opción social y política para construir la igualdad y una orientación para el tipo de industrialización que hay que lograr. El desafío es profundizar la inclusión a través salario. En relación a los actores, aparece la pregunta por las políticas de inclusión y su potencialidad para generar inclusión política como condición y camino para sostener el proceso en marcha. INGRESOS se refiere a los trabajadores y a su bolsillo. Estamos hablando de una industrialización que genera mano de obra y genera trabajo. Por lo tanto, genera salarios, ingresos. Entra en juego la disputa por el salario y el poder adquisitivo de los sectores populares. Si el salario es tal, es porque hay trabajo. Y si hay trabajo, se genera consumo. Hay un tipo específico de ingresos que vienen de las políticas de inclusión y que están orientados al fortalecimiento del consumo. Por ejemplo, los subsidios de transferencia directa de ingresos como la Asignación Universal por Hijo (AUH). La AUH es una política de activación del consumo y no un plan social previo al trabajo. Porque si hay consumo, hay trabajo. INVERSIONES se vincula a los empresarios y actores del capital. Modelo económico, cualquiera sea, no va a salir si no hay inversiones de capital. Invierte el dueño del capital, el q tienen capacidad de invertir. Qué se hace con la riqueza producida y en qué se reinvierte INTERVENCION ESTATAL refiere al Estado como actor que interviene en la puja de relaciones de fuerza entre trabajo y capital −desde un lugar que, aunque se quisiera, no puede ser neutro−. Discutir cómo interviene para garantizar y la justa distribución de los ingresos y generar un tipo inclusión e igualdad que no sea sólo para unos pocos. Cómo interviene el estado es un gran tema de debate. Si uno revisa las tapas de diarios de los últimos años ve que los principales debates públicos han estado vinculados a cómo interviene el estado en la vida social y, sobre todo, económica. Si el estado tiene que ver con el quién, la pregunta política central es quién en el estado, quien lo hace andar, quién lo legítima, quién participa en él. El quién del quién. Esa discusión, al final, en la punta nos tiene a cada

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uno de nosotros personal y colectivamente. La intervención del estado es un tema central que atraviesa como ninguno a todos los demás temas. Si hay un tema en discusión hoy es qué estado con qué intervención y quién lo maneja. MERCADO INTERNO se refiere a un componente central del modelo productivo y las posibilidades de crecimiento del país. Se trata de un eje que conjuga los debates vinculados al trabajo (ingresos), el capital (inversiones) y el Estado (intervención) es la discusión en torno a un perfil económico productivo centrado en el mercado interno: cómo sostener una industrialización que pone énfasis y no descuida el mercado interno. INFLACIÓN es la manifestación de la disputa central por la apropiación de la riqueza en un nuestro país. Tiene la característica de ser un tema complejo −y árido− a la vez que nos toca de cerca y está presente el día a día. En un perfil productivo y económico que está siendo orientado a preservar las fuentes de trabajo y el salario de los trabajadores, los empresarios que no pueden apropiarse de riqueza a través de salarios bajos, lo hacen aumentado los precios. Lo que seden por un lado buscan recuperarlo por otro. Si uno revisa los antecedentes históricos, puede verse que siempre que en argentina hubo algún tipo de redistribución de la riqueza a favor de los trabajadores, esos procesos distributivos estuvieron acompañados de ciertos niveles de aumentos de precios. La inflación es una expresión del principal conflicto en nuestra sociedad. INTEGRACION LATINOAMERICANA no es sólo una consigna románica o una bandera de colores vinculada a la construcción de la patria grande. Se trata de un eje central el sostenimiento de un modelo industrial en este momento del mundo. El cuidado del mercado interno no excluye el carácter estratégico de las relaciones internacionales y el comercio exterior. Si uno revisa los números más recientes del crecimiento económico argentino, encuentra que buena parte del superávit comercial (que junto al superávit fiscal es uno de los principales pilares del perfil económico actual) viene del resultado positivo de las relaciones comerciales con los países de América del Sur. La integración latinoamericana es una opción estratégica que permite fortalecer nuestra industrialización y pensar una inserción argentina en el mundo diferente a la de los años 90. Eso se plasma en los avances en torno a los distintos bloques regionales que permiten un intercambio fecundo y un presencia fuerte de los países de América latina un momento de fuerte crisis mundial (MERCOSUR, UNASUR).

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3. Actores y mapas: Partidarios de la política

El teatro de la historia

En esta parte, vamos a trabajar los compromisos a partir de reconocernos como actores en un entramado de relaciones. Para esto vamos prestar especial atención a nuestra mirada sobre los actores, sus relaciones y el escenario en que se mueven. Los actores políticos se constituyen como tal en un escenario que está hecho del conjunto de los actores, sus relaciones y el resultado de sus relaciones. Así como los términos táctica, estrategia, militancia, campo de disputa, muy usados en política, vienen o está asociados de alguna forma a la guerra (y también al deporte, que es en algún punto, una representación lúdica y sin muerte de la guerra y la competencia entre los seres humanos); las palabras actor y escenario nos remiten al teatro y las artes escénicas. En nuestro caso, el escenario es el país y nuestro teatro es la vida misma. La diferencia es que lo que se juega es muy real, tienen una sola función y tiene consecuencias reales para nosotros como conjunto. Para hacerse actor, para actuar y accionar en un escenario dado, hay que animarse a entrar en él; conocer algo del escenario y de los otros actores, conocer qué hay “detrás de la escena” y qué tiene que ver con nosotros. Los actores sociales, políticos, colectivos tienen también un detrás-de-la-escena. En buena medida, este material y los espacios de formación de los que se nutre forman parte de ese backstage que se necesita para actuar. Se trata entonces de armar el escenario al tiempo que lo percibimos, viendo qué hacen los otros actores y qué hacemos nosotros como tales. Reconocer qué podemos decir y qué traemos para decir sobre nosotros y el conjunto, qué podemos hacer. Observar, analizar qué pasa en el escenario con los actores. En el escenario, con los actores, lo que ocurre es siempre una historia. En buena medida, el escenario es una imagen de la política. Una imagen de algo que sucede, que tiene que ver con la interacción, y lo que puede ser una historia más se transforma en un drama. Es decir, en algo que atraviesa la vida de las personas (no hablamos necesariamente de “drama” como algo triste o pesado).

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Para que tenga sentido “construir el actor”, es importante saber qué historia tiene. Cuando hablamos de nuestra historia, y no del teatro o la televisión, por ejemplo, nos referimos a la idea de un actor que también es autor. No hay un libreto: el actor es un autor. Autor es el que escribe su propia historia y también el que “autoriza”. Autor y autoridad son palabras relacionadas. Y autorizarse es darse permiso. También hemos dicho que el poder es una construcción, es un “ir por más”. Pero en el inicio, en el primer paso, construir poder es darse permiso. Es saber que uno puede poder. Si de actores se trata, cuando uno actúa, por ejemplo, en una obra de teatro, una pregunta central que tiene que hacerse es quién soy yo y cuál es mi parlamento. Es también una pregunta central en la vida. En nuestro caso, en términos de construcción política, la pregunta central que vamos a hacernos es quiénes somos nosotros y qué somos capaces de decir a quién y con qué consecuencias. Esto implica interrogarnos también acerca de nuestros intereses, nuestra historia, nuestra mirada, nuestras relaciones, nuestra posición en un contexto que no es algo dado, si no que es resultado de luchas y peleas entre actores concretos. En la próxima parte, para poder ver quiénes somos nosotros y cómo construimos ese nosotros, para preguntarnos que va siendo de los actores en la historia que nos interesa, vamos hacernos otra pregunta: ¿De donde vienen, cómo son, cómo funcionan, en qué resultan la mirada y las formas de comprender realidad con las que contamos para reconocernos como actores?

Mapas y esquemas que piensan la política y la antipolítica

Para actuar políticamente ponemos una mirada del contexto y nosotros mismos. Esa mirada, esa matriz de comprensión, es también parte de ese contexto y, por lo tanto, resultado de una construcción política, fruto de luchas, victorias o derrotas, anteriores. Nuestra mirada se monta y compone en torno a esquemas de compresión de la realidad que tienen su historia y operaran en nuestro sentido común. Funcionan siempre a favor de los intereses de actores concretos, nunca son neutros. Por muchos años, se nos enseño a comprender la realidad social y política y nuestro lugar en ella desde modelos y esquemas mentales funcionales a los intereses de unos pocos. Nos referimos a algo que funciona incluso a nivel de las metáforas que usamos para hablar del conjunto societal. Las metáforas que usamos para pensar, actuar y entendernos entre nosotros no son inocentes, responden a esquemas ordenadores de la realidad y abren o bloquean nuestra capacidad de intervenir en ella.

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Circulan distintas metáforas para referirse a la sociedad:

• Cuerpo / organismo (con cabeza, miembros, órganos, etc. Hay una versión "sanitaria" de las metáforas organicistas, que es la que funciona cuando se dice, por ejemplo, "esta sociedad está enferma")

• Panal / Hormiguero (con una reina, con obreros, con roles y funciones diferenciadas y estáticas. Metáforas comunitariastas que buscan referente en la naturaleza. Hay que decir que el fascismo las empleaba bastante.)

• Ecosistema (con una idea del equilibrio y el desequibrio, con una cadena alimenticia, con distintos elementos con un rol determinado, con depredadores y presas)

• Edificio / casa (con distintos niveles, con una base y una superestructura, con espacios determinados, con ventanas y puertas, etc.)

• Pirámide (con clases y niveles, con base, etc.) • Máquina / sistema (con engranajes, ciclos, cajas negras, mecanismos de

control. Las metáforas mecanicistas son las que muchas veces se emplean cuando se habla de burocracia del estado o se dice "esta política tienen que funcionar como un reloj" )

• Árbol (con raíces, tronco, ramas, entorno, etc.) • Orquesta (con una música, un director, distintos instrumentos, un ritmo,

con partituras, con piezas abiertas o cerradas, etc.) • Guerra / juego (con equipos o batallones; con estrategias posibles e

imposibles; con canchas, tableros, campos de batalla, ect.) • Teatro (con actores, escenarios, parlamento, público, telón, música, etc.)

Cada una de estas metáforas tiene unas implicancias y supone una posición para nosotros, con más o menos posibilidades de actuar. Hay unas que por su propia lógica abortan de cuajo cualquier posibilidad de pensar políticamente. Lo cierto es que todas, en mayor o menor medida, operan en los imaginarios colectivos y están presentes en las conversaciones de la vida cotidiana. Y todas, por supuesto, son limitadas y hacen su propio recorte. Es esperable que así sea. La pregunta es cuál es nuestra mirada sobre el territorio de lo social y lo político y en que medida nos habilita a ser actores y no sólo víctimas o espectadores. Un buen ejercicio como punto de partida es pensar cuáles son las metáforas “explicadoras” del contexto con las que nos hemos encontrado a los largo de nuestra vida colectiva y cuales vemos con hoy funcionan en mayor o menor media en nuestra sociedad. En qué casos aparecen y cómo se relacionan entre sí. Quienes sostienen unas y quiénes sostienen otras. Qué intereses hay de por medio en cada caso y cómo nos posicionamos frente a ellas.

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En el módulo anterior revisamos un par de esquemas de comprensión de la realidad social y política y sus actores que funcionaron mucho tiempo como grandes metáforas ordenadoras disfrazadas con ropajes teórico políticos. Ambos con su historia y sus derivaciones. Vimos que se trata de modelos explicativos que se parecen y con los que tenemos mucho contacto en el día a día. Forman parte de nuestras conversaciones cotidianas: en la calle, en el almacén, en casa, en las colas, en las reuniones de nuestras organizaciones. Son conversaciones en las que se hacen presente de manera directa, entre líneas o en los bordes de lo que afirmamos nuestras ideas sobre como funcionan las cosas. También están en nuestros diagnósticos, en análisis técnicos, en declaraciones de principios, en artículos y ensayos. Queremos interrogarlos porque resultan en bloqueadores de la mirada y negadores de la política. Hacen el juego en lo ideológico, lo teórico, lo técnico y lo práctico a la antipolítica. Son insuficientes, no alcanzan para pensar la realidad políticamente. Es decir, pensarla con consecuencias políticas. En buena medida, siguen funcionando entre nosotros y en nuestra forma de comprender las cosas. Buscamos poder interrogar nuestra propia mirada y comprender cómo fue construida. Ver, también, que tipo de esquemas y miradas para qué contextos y qué actores vamos necesitando. Hay un primer esquema muy simplista que es muy efectivo y está muy presente en nuestras propias valoraciones.

Está dividido en dos: de un lado está la sociedad (la ciudadanía, las organizaciones sociales, la "gente") y del otro lado está el estado (haciéndolo extensivo muchas veces es a la política partidaria, aunque siguiendo los criterios del propio esquema los partidos políticos están en la sociedad). En este esquema resuena otro más primario que es el que opone lo social a lo político, esa es la lectura dominante de este mapa y es lo que realmente atrae y "funciona". El estado como enemigo. La frontera que corta en dos es en general poco porosa y atravesarla tienen costos altos y es motivo de condena. En los 90, cuando este esquema convencía con más fuerza, si uno se pasaba de las organizaciones socales al estado era un traidor: "¿cómo denunciar, reclamar y resistir si te pasas del otro lado del mostrador, lejos de las necesidades de la gente?", un cuestionamiento que se puede hacer con facilidad des mirada. Y si alguien pasaba desde el estado a la sociedad podía ser visto como una derrota, una demagogia o simplemente, como una mentira

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(cuando hacemos comentarios sobre un funcionario que termia su mandato y declara que va a dedicarse a vivir de su profesión ¿qué decimos?) Un implícito en este mapa es la carga valorativa que tiene cada lado de la frontera. Todo lo bueno y positivo del lado de la sociedad y todo lo malo y negativo, corrupto, impuro, sucio, del lado el estado y la política. En el mismo sentido, se imagina una distribución del poder que pone al estado arriba y a la sociedad abajo. Este esquema aparecía en las conversaciones durante la década de los 90 cuando se decía "más sociedad, menos estado" y se usó en los argumentos de las privatizaciones de empresas públicas. Al mismo tiempo, dio forma a la identidad de muchas organizaciones que veían al estado y a los políticos como enemigos. Aún hoy, cuando un humorista incorpora a su rutina la sección de chistes de políticos pone en diálogo mucho de nuestro ingenio popular con nuestra experiencia traumática de los 90 y causan gracia porque hay algo de este mapa ordenador que sigue funcionado. *** Hay otro esquema / mapa pariente del anterior que también ha tenido y tiene mucho peso en la forma de pensar las relaciones sociales y políticas. Éste ha estado muy presente en el ámbito de las organizaciones sociales y todo lo vinculado a las “prácticas solidarias”. Tuvo profusos divulgadores entre las llamadas ONG y en ámbitos académicos.

Este mapa divide lo societal en tres “sectores”: el primer sector, el estado; el segundo sector, el mercado; el tercer sector, la sociedad civil y sus organizaciones. Tres porciones de torta que pone a los tres actores en un mismo nivel y en una especie de equilibrio. Casi todos los relatos que acá podemos dar cuenta de este esquema son desde el lugar de las organizaciones sociales, el tercer sector que viene a aportar orden al caos del mercado y ampliar los derechos de los que el estado se desliga.

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Cuando uno empieza a hilar fino, encuentra que mucho del esquema de opción entre la sociedad y el estado está presente en este, dejando vía libre para que el mercado sea quien impone las reglas de juego. Este mapa también sirvió para justificar la llamada “responsabilidad social empresarial”: el sector del mercado, trabajando junto con la sociedad civil frente a la no respuesta del estado. El esquema de los tres sectores, que parecía tener todas las explicaciones, se quedaba corto al tratar de ubicar actores como los sindicatos: se nos podría decir rápidamente que están en el tercer sector... pero también están en el mercado y definen las reglas que configuran el estado. También, uno podría preguntarse en donde está el poder y las relaciones de fuerza en este esquema. Pone en juego sobre todo una idea de armonía y equilibrio entre partes que en la realidad no es tal. Como si por ejemplo, las organizaciones sociales hubieran tenido el mismo lugar y poder de decisión en los 90 que los actores del mercado. O como si el estado fuera un actor más, un 33% de un todo, en donde ni la sociedad ni los actores del capital se reconocen o atraviesan con sus intereses. No fue menor que en tiempos del menemismo se diera tanta difusión a un modelo de comprensión que ponía al mercado como un actor más de la ronda, como si Menem, por ejemplo, no hubiera representado los intereses del mercado estando adentro del estado. Podríamos apodar este esquema como el esquema de los “como si”. Si algo hay que reconocer al primer mapa frente a este, es que al menos plantea cierta conflictividad, confrontación, tranzando una frontera de oposición, más allá de que no estemos de acuerdo con por dónde pasa el corte. Este mapa de los tres sectores diluye y edulcora ese factor. Frente a este ascetismo, en la práctica el primer esquema nos ha funcionado adherido a este segundo, como un capítulo particular en las relaciones entre sociedad y estado.

Un mapa para la acción colectiva

En los últimos años, en busca de un mapa que nos permitiera efectivamente actuar en el contexto y tomar parte en la disputa que definen el rumbo del país, definimos otro esquema que hasta hoy nos ha servido como marco para la construcción que venimos llevando adelante. Fue gestado en ciclos de formación como este y, lejos de ser un esquema explicativo del “todo societal” quiere ser más bien un mapa para nuestros recorridos en este momento histórico. Como todo esquema, es limitado y deja mucho afuera, su valor se da en la media en que nos habilite como actores en un escenario que también definimos nosotros. Plantea cortes y ambigüedades diferentes a otros existentes. Lo

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ambiguo es algo que no se puede evitar y es importante en un mapa, porque nos deja una zona de decisión. Presentamos una invitación a pensar cómo funcionan las dinámicas y relaciones entre actores en torno a la democracia, los derechos, el desarrollo y la distribución de ingresos, riqueza y poder. Esperamos que pueda ser también, un mapa útil para pensar la construcción de actores políticos. Aunque ya tiene varios años andados, creemos que aún tiene vigencia. Aunque vamos viendo que es necesario repensarlo e interrogarlo en este mismo momento. Preguntarnos, para empezar, si es el mapa que necesitamos para los recorridos que queremos hacer, si está a la alguna de nuestros desafíos.

consistenciadistribucióndemocratización

eficacia

municipal/provincialnacional/

supranacional

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Lo que en el diagrama aparecen como cuatro ruedas son cuatro ámbitos donde aparecen actores diferentes. En cada círculo abierto hay disputa, intereses, tensiones. Conflictos que no son específicos de cada ámbito, si no que atraviesan todo el mapa y que, en todo caso, en cada sub-escenario se plasman de manera diferente. Conflictos en los que cada uno se puede comprometer o no, desde un mismo ámbito o desde los otros ámbitos. A continuación, vamos a hacer un recorrido por cada uno de los ámbitos.

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Políticas públicas Las políticas públicas son el estado en movimiento de cara a la organización de la felicidad colectiva en el país, en una provincia, en una localidad. Momentos de puesta en marcha de decisiones donde además intervienen otros actores. Tiene su propia dinámica y son también campos de disputa. Eso es lo que hace que aparezcan en nuestro mapa como ámbito diferenciado. En ellas se juegan unos recursos específicos y también se construyen actores. En este campo podríamos ubicar lo que hoy de manera genérica denominamos “estar en el territorio”. Como horizonte para las políticas públicas, cuatro palabras: consistencia, distribución, democratización, eficacia. Es posible concebir las políticas y evaluarlas en función de esas características. La consistencia está relacionada a la coherencia en sus distintas fases y entre los distintos actores que las ejecutan. Tiene que ver, además, con la consistencia entre los momentos de su “ciclo de vida” interno: diseño, ejecución, implementación y evaluación. También hablamos de consistencia entre los ámbitos de ejecución, control y participación, que están presentes a la hora de aplicar este mapa. Por último, está la consistencia vinculada la coherencia entre los objetivos, los recursos, la matriz organizativa con se implementan y efectivizan. La distribución, su capacidad distributiva, es un aspecto central en este momento del país y las provincias. Crucial cuando hablamos de las políticas públicas como campo de disputa en torno a recursos. En un país que crece, la política pública es canal, escenario y mecanismo de asignación de recursos de distinto tipo. La puja distributiva de plasma en las políticas públicas. La democratización, el talante democrático de las políticas públicas. Nos preguntamos en este punto en qué medida, con qué calidad, son democráticas y democratizantes las políticas. Tiene que ver con la distribución de poder y su capacidad de construcción de actores democráticos. Aparece en este eje el debate sobre la universalidad de las políticas y el significado actúa de la universalización en una sociedad como la nuestra. Es propicio que evitemos caer en derivaciones estériles de este debate, tanto en la condena a ultranza de las políticas focalizadas como en la exigencia mecánica y ahistórica de una universalidad plena. También entra en juego acá el debate sobre si las políticas tienen que ser “participativas” o no. Desde nuestro punto de vista, no importa tanto que las políticas sean participativas si no que partido toman. Se manifiesta en este punto, otra vez, nuestro debate en torno a la cuestión de la parte y el todo (ver módulo 2).

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Las políticas públicas son democratizadoras en el sentido de mostrar a las mayorías de nuestra sociedad a dónde va el crecimiento, generar expectativas y consolidarlas planteando distribución y participación como procesos reales. Es por eso que las políticas públicas pueden ser ámbito central de la legitimación de la democracia y constituir un espacio que, asumirlo políticamente, contribuya a generar ámbitos de acuerdos entre las partes de la sociedad. La eficacia refiere a evaluar a las políticas públicas en torno a sus resultados tangibles, vivienciables y reconocibles en el día a día. Tiene que ver con no conformarnos con estimaciones técnicas. Una eficacia que debe transformar efectivamente la vida, ser significativa y lograr pisos de consenso. Podríamos evaluar desde este punto tanto la Asignación Universal por Hijo como la política cambiaria que acompaña el modelo de industrialización. Es importante buscar una eficacia que se lleve bien con la gradualidad: de nada sirve predicar grades transformaciones estructurales o revolucionarias si no se hace una eficacia que sostenga cierta secuencialidad. Las políticas públicas deben ser eficaces también en torno a su capacidad de construir un relato dador de sentido para la lealtad, los sacrificios que hubiera que hacer y los procesos de inclusión social y política que se van viviendo.

La política partidaria La política partidaria es un ámbito que estamos recuperando. Sobre ella se han hecho operaciones muy fuertes de deslegitimación (desde afuera y desde adentro). Si bien reconocemos que hay límites en la “forma” partido en tanto mediación para la gestión estatal y la administración del poder en la sociedad, también reconocemos que los partidos políticos existen y ejercen un rol fundamental en la democracia. Los partidos políticos son meidaciones institucionales, organizativas y de presencia en la esfera pública. Si los partidos se debilitan, otros actores asumen su función, pero por fuera del juego democrático, como viene sucediendo con los medios concentrados de comunicación en nuestro país. Respecto a los partidos, es importante revisar su historia y nuestra historia con ellos. Preguntarnos que son en nuestro país, qué han sido y qué pueden ser. Esto está relacionado a preguntarse cuáles son las usinas y los espacios de articulación ideológica y de proyectos con los que hoy contamos. La renovación y el dinamismo de los partidos como instancias articuladoras de representatividad (la cuestión representativa es algo que no aparecía ni encontraba lugar en los esquemas que mencionamos en la sección anterior). Nos preguntamos en este punto cómo se reconstruye el vínculo representativo, qué espacios de participación partidaria existen, cómo se rediseñan los

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vínculos y compromisos de los partidos con sus miembros o adherentes y de los partidos con el conjunto de la sociedad. Es bueno evitar enfrentar estas cuestiones posicionándonos en el lugar común de rechazo a lo partidario, que es una posición fácil y que a comprobado ser infértil. Ante esto, es importante tener una mirada inteligente respecto a qué transformaciones pueden realizarse y cómo. No se trata sólo de reemplazar viejos partidos con unos nuevos. Del mismo modo que no alcanza con el discurso y la distinción entre nueva política y vieja política. Una formulación que está bien en términos generales y como declaración de principios, pero no es lo central y, además, puede ser insuficiente, ingenua e irreal cuando se sostiene hacia adentro de los ámbitos y organizaciones que buscan ser protagonistas de este cambio (la distinción facilmente puede volverse en otro mapa “antipolítico”). Es posible que los partidos políticos tengan que construir otra manera de funcionar, de estar presentes, de elaborar sus discursos, de dialogar con la sociedad y sus militantes. Otras maneras de formular proyectos y gestionar. Hay creatividad político institucional que puede ser puesta en este lugar y puesta en acción otra vez. Hay cambios en curso y nuevos actores que es necesario considerar en cualquier análisis provincial o nacional que hagamos hoy. Por ejemplo, qué significa para la forma partido en argentina la emergencia de Kolina como agrupación partidaria con un fuerte componente social y comunitario.

Gestión estatal Tenemos el desafío de renovar distintos vínculos de la gestión estatal. Por un lado entre lo colectivo y el estado. Por otro lado, la relación del estado con la política y la relación de la política con lo colectivo. Tenemos también el desafío de reconstruir el estado democrático. Quienes se acercan a la gestión estatal corroboran cada día la destrucción que sufrió el estado en etapas anteriores. También, persisten lógicas, estructuras, áreas, programas formateadas por el neoliberalismo y el mercado. Vemos esto incluso en la idiosincrasia y formación de los agentes estatales: Sin ir más lejos, no es difícil encontrar a nivel de las gestiones provinciales trabajadores el estado que reproducen y sostienen un fuerte discurso anti-estatal. Tenemos mucho trabajo ahí, en estos límites que nos revelan al estado como espacio de disputa. Nos encontramos hoy volviendo a conocer al estado. Vuelve a estar presente la faceta pública política de un actor que se había vuelto un extraño para buena parte de la sociedad. En ocasiones, llegamos a verlo como enemigo y como obstáculo. Es comprensible que haya mucho que remontar en ese sentido . No

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sólo en y con el estado, si no también el mirada y forma de relacionarse de todos los actores con éste. Notamos que aún cuando muchos de nostros y muchos compañeros han ingresado en los últimos años a la gestión estatal, tenemos mucho que conocer acerca de nuestro propio estado. En todos sus niveles: nacional, provincial, local-municipal. También, a nivel regional latinoamericano, preguntándonos qué tipo de gestión estatal existe en los bloques como el MERCOSUR. La complejidad de la gestión estatal implica también cruzar esas distintas escalas con los tres poderes del estado: ejecutivo, legislativo, judicial. Una tercera dimisión para un mapa de la gestión estatal tienen que ver con los tipos de actores y componentes que podemos encontrar en el estado: democrático-representativo, técnico, burocrático-administrativo. Cada componente implica un tipo de poder y recluta, reproduce, activa actores de manera diferente dentro de si mismo, en su relaciones internas con los otros y en sus relaciones con actores extornos a lo estatal. Cada componente actúa sobre el haz de relaciones del estado y de las políticas públicas con otras instancias sociales, aportando permeabilidades, inercias o posibilidades de transformación. Por último, están las estructuras reales de los estados, de los ministerios y del poder legislativo. ¿Cuánto las conocemos? ¿Cómo funcionan? ¿Cómo se llega a ellas? ¿Qué responsabilidad y estructura tiene por ejemplo una subsecretaría o una dirección en un organigrama? ¿Cómo se articula cada área con el todo?

Organizaciones sociales Sobre las organizaciones sociales, señalamos cuatro dinámicas en curso. Problematizarlas permite abordar la inflexión histórica que estamos viviendo como país. Pensarlas supone pensar como se construyeron las organizaciones sociales que hoy tenemos, cuáles son ls relaciones de fuerza y qué estamos nombrando en este momento cuando decimos “organizaciones sociales”. Re-planteo: Las organizaciones sociales vienen siendo desafiadas a re-plantear sus agendas. Ampliarlas, articularlas, desectorializarlas para asumir políticamente desafíos de los sectores populares en la etapa histórica. Esto implica, para empezar, salir de la agenda resistencial, casuística y de la hiper-especialización temática. Implica salir de la agenda de la supervivencia y plantearse el horizonte de la sobre-con-vivencia. Des-repliegue: La segunda dinámica pasa por el des-replegarse de arenas de debate, acción y disputa a las cuales fueron confinadas ls organizaciones sociales en etapas anteriores. Aquellas en las cuales en algún momento también se auto confinaron porque fueron, de hecho, constituidas en esos

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escenarios de lo micro y la demanda. El des-repligue también tiene que ver con redefinir la visibilidad de las organizaciones sociales en el espacio público. Nos preguntamos acá cómo pasamos de la sección “solidaridad” o “sociales” de los medios de comunicación a otros espacios se supongan nuevos abordajes y lecturas. También, cómo desmarcarse del rol estanco de “contralor” del estado y la política, en el que los esquemas que antes revisamos ponen a las organizaciones sociales. Re-articulación: Atravesamos un proceso de rearticulación de actores que estamos siendo protagonistas más o menos centrales. Es importante desarmar, o al menos relativizar, la preponderancia de las redes como formato para pensar la articulación entre actores diversos. Hablamos de re-articulación, porque las organizaciones sociales vienen ya de articularse en términos de redes de gestión subordinadas y/o periféricas pero no en términos políticos, de política pública y proyecto de país. Tenemos el desafío de interrogar las articulaciones existentes y en curso en función de una lectura de contexto histórico vinculada a los conflictos centrales del proceso de inclusión y la disputa por la igualdad en nuestro país, sus límites y sus posibilidades. Es necesario reencontrarnos con maneras de diálogo entre las organizaciones sociales y los trabajadores y los actores sindicales: el mundo económico más allá de la economía social, los organismos públicos y los partidos políticos. Re-diseño: Estamos afrontando y en muchos casos tenemos pendiente un rediseño de nuestras organizaciones y sus estrategias. Hacia adentro y hacia afuera. Las organizaciones sociales poseen una forma que han asumido en su momento de surgimiento o en el cual se legitimaron. La pregunta es si las organizaciones que tenemos hoy, su estructura, su forma jurídica legal, su institucionalidad, su funcionamiento, su organigrama, su identidad, su programa de acción; son las que necesitamos para estar a la altura de las circunstancias. Rediseñar supone repensar los ejes de organización y el tipo de relación con otros actores. También, pensar organizaciones acordes a las posibilidades y al esquema de recursos realmente existente. Pero sobre todo, dar forma a actores que no reproduzcan escenarios anteriores, ya sea desde discursos resistenciales y onegeísticos o, también, discursos que reconocen tiempos de avance pero que tienen como motivación subyacente mantenerse iguales en un contexto que cambió. En muchos casos, el rediseño implica desarmar las organizaciones sociales existentes y armar otras nuevas. Respecto al rediseño y la rearticulación, no se trata de tener más organizaciones, si no más organización. Esto puede significar incluso tener menos organizaciones. Lo central es la construcción de fuerza sociopolítica y movilización de cara a la ampliación de derechos de las mayorías. Ponemos el énfasis en las dinámicas organizativas de la sociedad, no en si una organización está internamente más o menos organizada.

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Relaciones Los ámbitos graficados no tienen fronteras rígidas, se mueven, se amplían, se contraen. Un abordaje riguroso de la realidad que intentamos esquematizar necesita de una panorámica en el tiempo. En el centro del mapa que proponemos hay un espacio vacío que mantiene unido el esquema y es lugar decisión, zona de tránsito también, de relaciones cruzadas. Hacia “adentro” de cada ámbito suceden cosas, se construyen intereses y hay actores que disputan recursos. Pero lo más interesante del gráfico son las relaciones entre los ámbitos y los actores. Por ejemplo:

• Hemos dicho que las políticas públicas son el estado en movimiento. Surgen de tomas de posición gestadas en la gestión estatal. A veces, más allá de sus límites, a partir de la intervención de otros actores que generan las condiciones para decisión desde el estado.

• La política partidaria provee dirigentes a la gestión estatal, a la vez,

debate y produce orientaciones para las políticas públicas.

• La gestión estatal desde sus distintos poderes tiene las herramientas para regular el funcionamiento del sistema electoral y con ello las reglas de juego para los partidos políticos.

• Las organizaciones sociales vienen aportando, en muchos casos los

últimos años, soporte y territorialidad para la implementación de políticas públicas. Vienen siendo también espacios de provisión de dirigentes partidarios y gestores estatales.

• El proceso que se llama cooptación forma parte de estas relaciones y

también debe ser analizando suspendiendo juicios valorativos que suponen que las organizaciones sociales cooptadas se corrompen: Es decir, suspender el efecto que sigue teniendo sobre nosotros el esquema de relación que opone estado a sociedad presentado más arriba. La cooptación es también parte de la construcción democrática y tiene que ver con sumar y sumarse a un proyecto.

La propuesta es pensar y dilucidar cuáles son las relaciones que forma parte de nuestra práctica cotidiana, cuales debemos transformar y sostener y cuales

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nuevas hay que construir para comprometernos con los conflictos por la igualdad, la industrialización y la inclusión. El mapa que presentamos es válido en la medida en que podamos reconocernos en él y podamos modificarlo cambiando la realidad y nuestra propia mirada. Como toda esquematización, tiene sus límites. Más aún tratándose de un mapa político: la política por decisión rompe los esquemas. Podemos aprender a desarrollar nuestras capacidades para correr los límites de lo establecido, asumir nuestros propios límites e ir teniendo una mirada a la altura de lo que hay que construir.

Trabajo en grupos

1. Discutir qué se dice en el día a día y en nuestros espacios de referencia sobre cada uno de los cuatro ámbitos. Listar y discutir frases comunes. 2. Discutir en dónde se ubican los integrantes del grupo y sus espacios colectivos en relación al mapa presentado. Luego, debatir en dónde tendríamos que estar como conjunto dentro de unos años para continuar avanzando.

consistenciadistribucióndemocratización

eficacia

municipal/provincialnacional/

supranacional

proyecto voc.

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ideología

renovación

dinamismo

representatividad

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PolíticasPúblicas

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Grupo 1

Gestión Estatal (GE)----------- No estamos pero nos gustaría estar Inflación, si es real o no (-) Política partidaria (Pp)-------estamos

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Desaparecen partidos políticos, hay corte de boleta, hoy se elige el candidato Para algunos ( +) Política Publica (PP)----------estamos La política es para unos pocos, es para un sector Organizaciones Sociales (OS)----------estamos Marcada participación social y política

• También es necesario pensar qué lugar ocupan en la arena los grupos hegemónicos y de capital concentrado. Una forma de participar en política es fomentar el debate cuando las personas no se interesan por la política.

• Los partidos políticos se han disgregado en otras corrientes de opinión,

ahora no se vota lista sabana, hay corte de boleta. Se vota a las personas.

Voto a las personas: Hay que pensar que hay detrás de esto. Y si necesariamente hay una dicotomía entre voto al dirigente y voto al partido. En Argentina venimos de una experiencia de desprestigio de los partidos que estamos remontando y, al mismo tiempo, tenemos una larga tradición plebiscitaria, de adhesión democrática a líderes y caudillos. También, hay algo en el funcionamiento global y mediático de la política que pone en escena a las personas. Los manuales de marketing político ponen esto de relieve. Incluso, si uno escucha a asesores comunicacionales del gobierno tienen muy presente estos desarrollos de comunicación política que hablan sobre como “vender un candidato”. Es interesante ver la última campaña de cristina, en la que no aparecieron afiches sólo de ella o con fotografías de su cara al estilo de los afiches que acostumbramos: era toda una serie de afiches con frases referidas a la “fuerza” (el slogan central de campaña fue “la fuerza de un pueblo”) y fotos de actos y de cristina interactuando con distintos actores. Incluso, en el afiche principal, ella estaba de espaldas mirando a una multitud. De las organizaciones se dice que son participativas y de los partidos que son corruptos. Vimos en el módulo anterior cómo la palabra participación y partido vienen del mismo origen: la palabra parte. Hay una historia ahí para reconstruir y estamos invitados a preguntarnos porque en nuestros espacios circulan opiniones bellas sobre las organizaciones sociales y macabras y de rechazo sobre los partidos. Incluso entre militantes de organizaciones sociales con identificación partidaria se reproduce una mirada muy poco crítica e idílica de

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las organizaciones sociales. Algo para analizar y preguntarnos por sus límites para la construcción efectiva. Efectivamente hay algo en nuestra historia de rechazo a política y a los partidos que se une con una historia del miedo que desde distintos lugares se ha instalado para disciplinar a la sociedad.

Grupo 2

• En general se dicen cosas negativas y le hacemos frente como militantes. Para profundizar, para cambiar algo, para participar, se siente como un embudo, somos muchos en la s organizaciones, somos menos en los partidos, menos en las PP y llegan pocos a la GE.

A veces también pasa que tenemos que hacer una reflexión al revés. Decir que las organizaciones no son maravillosas y puras no significa que la política

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partidaria sí lo sea. Seguimos entonces sin salirnos del esquema que opone lo social a lo político, sólo que parados en otro lado. El problema es si creemos que algún actor o práctica puede ser maravillosa y pura. Tenemos el fuerte desafío de soportar, digerir, construir con lo real. Y sacarnos de encima las miradas binarias y morales. No porque dejemos de lado la ética, si no porque queremos asumir la realidad con sus límites. Hacer lo mejor posible las cosa considerando límites reales. Las frases de los globitos no son sólo frases. Hablan del repertorio que tenemos disponible para interpretar nuestra realidad. Muchas veces nuestros mapas mentales están organizados en torno a esas frases, que si las revisamos bien, todas terminan encajando el mapa “sociedad vs estado”. Con esto no estamos diciendo que las personas sean tontas y nosotros unos iluminados: estamos diciendo que construimos nuestros mapas de la realidad con los repertorios que tenemos disponibles. Los medios de comunicación son grandes organizadores de esos repertorios que circulan. Las posibilidades de elaborar nuevos mapas pasan por la capacidad que tengamos de poner a circular nuevas herramientas y repertorios que atraigan y sean capaces de convencer. El problema es que nosotros contamos con nuestra “militancia” y los sectores concentrados de la economía cuentan con los medios de comunicación y un conocimiento profundo sobre cómo funciona la sensibilidad popular. Planteamos un país para muchos y podemos llegar sólo a unos pocos; los medios plantean un país para pocos y llegan a muchos. ¿Cómo revertimos la situación? ¿Como hacemos para generar nosotros otras formas de pensar que no se engañan y tengan arraigo con lo real? La ley de servicios de comunicación universal va en ese sentido, entre la sanción de la ley y la aplicación efectiva de la política hay una gran distancia. ¿Cómo hacemos además, para interpelar a otros que no sean “convencidos” como nostros hablándoles de temas que no sean esos de los que nosotros estamos convencidos?

Grupo 3

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• Todos apuntan llegar al poder pero esta mal visto ser político. Nosotros nos ubicamos en la construcción de poder, trabajamos en funciones públicas.

Hay puntos comunes con otros grupos. En todos los casos está la invitación a ver qué stock de compromisos tenemos para poder dar batalla en la gestión estatal real, en la política pública real, en la política partidaria real. Poder soportar los costos de intervenir en lo real y asumir las contradicciones implica tener también compromisos que nos soporten a nostros. De hacerlo real. ¿Porqué no se soporta, por ejemplo, a la igualdad? Porque es real. La antipolítica como la negación de la política y lo político que llevamos en la piel, que bebemos en el día a día. Nos viene de nuestra formación pero también se teje y desteje en las conversaciones de todos los días. No olvidar

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además que tenemos en Argentina una historia fea con la política que en parte justifica esta negación. La gran victoria del neoliberalismo en nuestra sociedad fue ideológica: instalar, con referencias reales, a la política, los políticos y al estado, como ámbito de lo sucio e impuro, de corrupción. Pero tampoco hay que olvidar que también tenemos en argentina una historia buena de la política y de un estado permeable a los intereses de las mayorías populares. Los trabajadores tironeando al estado para su lado, con mediaciones, con complejidades y, también, con límites. Eso fue el peronismo. Y cuando decimos “buena” experiencia no decimos perfecta ni pura. Decimos experiencia histórica a favor de los intereses de los trabajadores. ¿Por qué la antipolítica es tan fuerte en nosotros? En parte tiene que ver con miedos personales y colectivos. En parte también, lo dijimos antes, porque comprendernos la realidad con las herramientas que van estando disponibles. Tiene que ver además con las formas que tenemos de relacionarnos colectivamente con el poder, que no es algo sucio o macabro, si no lo más humano que hay.

Grupo 4

GE Negativo: inútiles de siempre, siempre están en la lucha depoderres, negligencia: los q asumen están en GE se olvidan de la gente Positivo: si no hay compromiso no hay GE Sino hay acción NO hay GE Si no hay amor a projino no hay GE Pp Negativo: interés es personal Positivo: se esta revirtiendo, hay un espacio de discusion PP Nos atraviesa, esta desdibujado el sentido de lasPP OS Hay un antes y un después, hay q replantearse, perdieron sentido, cuesta mantenerse en el tiempo, empiezan carrera política

• Dibujaron una flor, lo ideal es q nosotros estemos en el centro, participando en todo, lo principal es construir, participar y generar.

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Es interesante tomar el lugar del centro. Es un lugar donde fluye la comunicación e interrelación entre los ámbitos. Es importante ver qué cosas quedan afuera de este esquema y ver como se vincula lo que queda afuera. También, ver cómo estos ámbitos como se vinculan entre si, ponerle nombre y caracterizar esas relaciones. Es una apuesta poder estar donde se articula esa relación entre todos los ámbitos. En política los actores no son fijos, absolutos, se definen según como se vinculan entre si. La relación define a los actores. El actor cambia cuando cambia de relación. Por ejemplo, Scioli, con todo lo que se puede criticar, no es el mismo actor si esta subordinado por a Cristina que si está subordinado a Duhalde. Por más que Scioli sea la misma persona o que en su fuero interno odiase a Cristina. En política definen las relaciones y sus consecuencias para el conjunto. También podemos decir, siguiendo este razonamiento, que en política no alcanza con buenas intenciones. Lo que pasa en política, y lo que estamos discutiendo, es que los actores que intervienen tienen el poder de construir las herramientas y los compromisos para transformar las relaciones de fuerza. En política nosotros podemos definir las circunstancias, podemos cambiar las relaciones políticas y con ello el contexto. La correlación de fuerzas es como puedo influir como actor que las relaciones cambien, el cambio deposición de un actor, cambia todo el mapa.

Grupo 5

Gestión Estatal: está instalado en la sociedad q es equitativa y progresiva Políticas Públicas: tiene poco seguimiento, hay un mal uso y bien plantada Partidos Políticos: ámbito de corrupción, se vota a la persona, hay un descreimiento Organizaciones sociales: ámbito participativo, su máximo recurso es el social, tiene poder pero limitado

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• Hay personas dentro del grupo que se ubicaron dentro de las organizaciones sociales y haciendo hincapié dentro de las políticas públicas, adquiriendo compromisos para una gestión estatal válida que haga un cambio. También hay quienes se ubicaron entre los partidos políticos y las políticas públicas.

• La principal finalidad del curso debe ser el compromiso, poder participar

de diversos espacios.

• Hay un a menor distancia entre las organizaciones sociales y la gestión estatal. La base del proyecto nacional y popular son las organizaciones sociales acompañadas por el estado.

• A veces, las políticas públicas tienen una carga negativa vinculada al

mal uso que se genera desde el clientelismo. Es importante el ejercicio para poder preguntarnos por los límites del accionar y del propio ámbito. Que son los límites de la construcción y de nosotros mismos. Ver los límites de las organizaciones sociales ¿es verdad que siempre se dicen cosas positivas de ellas? ¿Por qué? ¿Realmente lo son? ¿Es central si son o no participativas, por ejemplo? Los límites que tenemos que poder ver y

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tematizar son los propios. Ver que tienen que ver con los límites del poder y lo real.

Frente a la afirmación de que todo es político −porque las relaciones de poder

nos atraviesan y se diseminan por todos lados− nostros decimos “no todo es política”: no podemos hacer política y construir políticamente desde cualquier lugar del mapa, pero tampoco es cuestión de estar, por ejemplo, sólo en los partidos. Si no estaríamos aquí, pensando y discutiendo estas cosas. Hacer política implica trazar límites y construir un nosotros. Implica poder lograr consecuencias políticas. ¿Qué significa hoy, acá, en la rioja, en argentina, en el 2012, hacer política? La pregunta dónde estar, por donde pasar, con quiénes trabajar. Cómo hacemos para estar un poco en cada ámbito pero no desperdigados ni dispersos. Tenemos el desafío de reconocer que el poder que podemos construir es limitado. Y que lo mismo pasa con los otros: aún cuando las relaciones de fuerzas son muy dispares, es importante poder ver que nadie puede concentrar todo el poder. Al mismo tiempo, siempre es posible construir poder. Cómo, cuando, sobre quiénes, con quiénes, para qué, son preguntas que sólo nosotros podemos responder. ¿Qué significa que una política pública se desvirtúa? ¿Antes era virtuosa? ¿Quién le da, en ese caso, un sentido unívoco que luego se desvirtúa? Frente a las políticas públicas, necesitamos también construir una mirada que no se quede en un pensamiento moral y comprender que las políticas nunca están cerradas. Para bien o para mal, no tiene un sentido último. Y no importa tanto qué querían los las pesaron como qué consecuencias se obtienen con ellas. La política es el reino de las consecuencias. En ese sentido, es para pensar qué significa que, por ejemplo, la condena a Videla por robo de bebes haya sido a partir de la llamada Ley Blumberg. Es mucho pedir que las políticas no se desvirtúen o no sean contradictorias. Porque son limitadas por definición. ¿Cómo construimos fuerza para direccionarlas hacia los intereses de las mayorías? No somos nosotros los únicos actores que en todo caso pueden tirar traccionar las políticas para su lado. Mientras nosotros discutimos si se desvirtúan o no, hay actores construyendo la fuerza para direccionarlas a su favor. Es bueno ver el ejemplo de los ajustes recientes en España, del otro lado del mar. Se acaba de anunciar en España una suba del IVA del 18 al 21% y un aumento de la carga horaria de los trabajadores estatales (recordemos que cuando en Argentina se aumentó el IVA se decía, igual que ahora en España, que iba a ser temporal). El presidente español dio el anuncio reconociendo que las medidas van en contra de lo que proponía en su campaña política en las elecciones presidenciales. ¿Frente a esto que a hacemos? ¿Lo central es que el presidente Rajoy es un mentiroso o poder ver que hay actores concretos,

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con intereses concretos, con la fuerza suficiente en un escenario de crisis para condicionar un gobierno a tomar este tipo de medidas, desdiciéndose y yendo en contra de los intereses y el voto de la sociedad española? Tenemos el desafío de pensar las políticas públicas en todo su espectro y espesor. Desde la asignación universal por hijo hasta la política cambiaria pasando por las políticas municipales de infraestructuras. Estamos aprendiendo a no ver sólo las políticas sociales. También a ver el sentido que las une y articula, aún cuando ese sentido sea algo por construir. No hay proyecto sin actores, no hay actores sin proyecto. Ver la interrelación de fuerzas implica ver que a veces, estar en varios ámbitos no siempre implica estar efectivamente uno si no sumar a otros, subordinarlos es una forma de sumarlos también.

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Asumir y atravesar la antipolítica

Construir otra visión de la política implica, en cierta forma, hacer un silencio: Acallar en nosotros el pensamiento instituido sobre la política. Es importante poder cuestionar y desactivar las visiones anti-políticas que funcionan a la hora pensar y actuar. Se trata de un quiebre que hay que hacer. Una interrogación que invita a ser abierta. Sin ella, los esfuerzos de construcción –incluso lo más “bien-intencionados”– vuelven a caer en una especie de pozo ciego quedando por fuera de toda posibilidad e politización. Se trata del riesgo persistente de un discurso que menciona a la política y a lo político pero vuelve a recaer una y otra vez en lo social. Una mirada, una comprensión, unos esquemas para actuar, esquivan la política al proponerse evitar los conflictos y resolver los problemas en vez de profundizarlos. La única manera de ir más allá (o más acá) de la antipolítica es asumiéndola y atravesándola. Ese es al menos el punto de partida. Para ello, sistematizamos las formas comunes que asume la antipolítica en nuestras prácticas y discurso.

Mapas e imaginarios antipolíticos 1. La política como dominio aparte de la realidad Buscamos cuestionar la suposición de que la política es un subdominio o un subsector de la realidad. En vez de ver, por ejemplo, a lo político separado de lo social y lo económico, el desafío poder ver como la política es algo que atraviesa y configura esas dimensiones de la realidad. Es común, por ejemplo, pensar que las organizaciones sociales hacen acción social y no necesariamente política, cuando en realidad la organización ya está atravesada por la cuestión política. También se suele ver a la política como “algo más”. Sin embargo, la política es lo que define a todo lo demás. En ese sentido, la política es “algo menos”, algo que atraviesa todo pero definiéndolo, dándole su lugar. 2. La política como algo de otros y no de nosotros Hay formulas muy arraigadas que, incluso en momentos históricos como el actual, plantean que la política es cosa de otros y no de nosotros. Muchas veces hay actores que hace política insistiendo que vienen de otro lado (por ejemplo: “venimos de lo social, de los movimientos sociales”). La forma más vulgar y evidente de este pensamiento decir que la política es solamente algo de los políticos. Ese planteo nos involucra y se desentiende de la cuestión política al tiempo que nos circunscribe a lugar de las víctimas. Sin embrago, la

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política no es algo de otros. Desde el momento que nos preguntamos por ella nos involucra a nosotros. 3. La política como cosa de políticos Decir que la política es cosa de los políticos nos pone a nosotros en el lugar de no políticos. Todos los actores sociales están involucrados, explícita o implícitamente, en política. Cuando eso se evade, en nombre de que “la política es cuestión de los políticos” se cargan las tintas sobre el dirigente y el político “profesional”, dándole vía libre a otros actores políticos. Por ejemplo, la iglesia católica, los medios de comunicación, las empresas tienen “agencia” política y participan del escenario de relaciones de fuerza y de poder. Es necesario prestar atención especialmente a los que tienen el poder económico concentrado. Ver cómo hacen política los actores económicos.

Valoraciones y sesgos moralistas

4. La política como cuestión de buenos y malos Hay una fuerte tendencia que trae a la política, una y otra vez, la cuestión de la moral. Aborda a la política desde el binarismo del bien y el mal al tiempo que evalúa a la política desde la óptica de los valores. Funciona en versiones conservadoras y también están las versiones progresistas. Incluso tiene sus versiones utopistas. Fórmula Walt Disney nosotros somos los buenos y los otros son los malos. Trae calificativos morales al ámbito de la política. Esto no quiere decir que cualquier práctica vale. Pero sí quiere decir que lo que juzgamos no es si nos cae simpático, lo que juzgamos es qué hace, para qué sirve y qué intereses defiende. A diferencia de la moral, la ética pone en juego el mandato de hacer las cosas lo mejor posible dentro de los propios límites. El problema de la moral es que no tiene límites, todo tiene que ser puro y bueno de manera total. La discusión sobre los límites es central, porque la política es el reino de la limitación. 5. La política como cuestión de pureza La política es barro. El puritanismo es una de las derivaciones moralistas sobre la política y pone por delante la idea de la pureza. Abraza ingenuamente la esperanza de que se pueda ser puro y político. Tiene que ver con el honestismo (la idea de que la política y la gestión estatal deben estructurarse en torno a la honestidad y la transparencia) o el franciscanismo (la idea de que los gobernantes deben ser austeros al estilo de San Francisco de Asís). Tiene

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también sus versiones eticistas y tecnocráticas: Si es suficientemente técnico, si hay procedimientos correctos, si se presentan proyectos y se planifica por escrito con un guión detallado de cada paso que hay que dar, entonces va a ser puro y no va a estar contaminado. Otro amigo del puritanismo es el utopismo exacerbado que confunde el deseo de transformación con la idea de que puede haber un mundo donde el mal sea eliminado. En realidad lo que se está queriendo eliminar es el poder. 6. La política como práctica desinteresada La política se hace de intereses en disputa. Es recurrente la mirada que entiende que la política es como construir una comunidad en donde se suspenden los intereses en nombre del bien común. Es un pensamiento que atraviesa todo el espectro político y sus actores. Funciona también en la antipolítica progresista o de izquierda. En política, siempre hay intereses de por medio. Muchas veces se niega esto al descalificar a la política porque hay “negocios” o “negociados” (término más despectivo aún). Sin embrago, en política siempre hay “negocio”. Es por eso que se hace necesario suspender los abordajes “morales”: la pregunta es cómo nos metemos nosotros en el negocio. Cuando se descalifica a la política desde este punto de vista, lo que se hace es construir una exhortación que nos dice que “nosotros no nos metamos en negocios”. En realidad lo que está en juego en el llamado negocio son intereses. Y, en la medida en que nosotros queramos defender nuestros intereses, tenemos que meternos en “negocios”. Se trata de evitar el tema del negocio como pura descalificación. Y ver qué tipo de negocio, a quién beneficia, cuánto y con qué calidad, con qué reglas de juego… Hay que ser capaces de “hacer negocio” en los dos sentidos de la frase: por un lado, saber tomar y conceder; y por otro lado, lograr cosas concretas que sean un “buen negocio”. Los compromisos también están en juego. A veces construir compromisos tiene que ver con negociar y, además, el compromiso que hace falta no sólo para llevar adelante una política, sino para construir actores, tiene que ver con hacer que la propuesta que uno genera sea negocio para el otro. Negocio en términos de resultados, y negocios subjetivos, hasta negocio psicológico. Si uno quiere sumar a otros a la propuesta tiene que ser negocio en términos de que le entusiasme, de que le sirva para su día a día. Cuestiones en torno a la cultura cotidiana.

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Fuentes y lugares comunes de la antipolítica 7. Definiciones escolares de la política Hay un dispositivo de reproducción de la antipolítica que se monta fuertemente sobre las definiciones escolares de la política. No es sólo lo que dice el manual o el programa, es mucho de lo que dice la escuela y reproducen los docentes. Ahí donde el aparato y la cultura escolar presentan un formato de lo que sería la política, que en realidad es anti-político. Por ejemplo: todo lo que se reproduce en “instrucción cívica”, la materia que más ha cambiado de nombre en la historia de la currícula argentina (ahora el nombre es más amigable con nosotros, pero el caballo de Troya sigue siendo fuerte). Otra parte menos evidente de estos mecanismos está relacionada a la ritualidad de los símbolos patrios. Romper con las definiciones escolares que suelen responder al “deber ser”. A veces, la educación y la escuela tienen una tendencia a generar ciudadanos obedientes. Es como una doble contradicción de la escuela: por un lado, habilita para entrar a la vida pública, construye ciudadanos; pero, por otro lado –y sobre todo la escuela que está atrapada con formulaciones antiguas o de los años ´90, de ideologías conservadoras reproduce ciertas estructuras relacionadas con la obediencia y el orden. Está también en el ámbito escolar la concepción –que permean todas las miradas de la realidad de la sociedad como una gran familia. Eso, tiene que ver con la fuerte hegemonía cultural católica (dicho rápidamente, la idea de que los individuos forman familias, las familias forman barrios, los barrios forman comunidades y éstas forman la Nación). Tan efectiva es esta manera de pensar que no importa todo político, sin importar su “signo”, la tiene que poner a circular para ganar legitimidad. Son definiciones que, por supuesto, trascienden la escuela. 8. Definiciones de los medios de comunicación Hay definiciones de la política que se fabrican, amplifican y rediseñan en el ámbito de los medios masivos de comunicación. Mucho de lo que decimos sobre la política de las cosas que decimos sobre la política son las que escuchamos en la tele y la radio. Los medios de comunicación y el periodismo en particular son muy anti-políticos porque defienden los negocios de otros. No sólo en el editorialista, sino por ejemplo, en

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los noticieros, el movilero. Es interesante ver como se relacionan con las definiciones escolares. Lo que hay que ver no es sólo cómo esto “es perverso”: por el contrario, hay que analizarlo en su positividad, ver qué provee esto. Por ejemplo, lo que tenemos que preguntarnos es qué le provee Tinelli al gran conjunto de la población. En el tema de la seguridad, muchas veces no llegamos a ver que en todo el discurso le ofrece un lugar donde la población siente que ejerce su ciudadanía, el miedo puesto como bandera política ofrece un lugar de pertenencia, ofrece una oreja y una voz que nosotros no logramos ofrecer… 9. Interpretaciones del sentido común “callejero” Las imágenes escolares y las televisivas se transforman en el sentido común cotidiano. Hay una concepción sobre la política y lo político que viene del sentido común y atraviesa las conversaciones cotidianas de la sociedad. Es necesario deshacerse de las versiones y el repertorio disponible para pensar la política que nos viene de un complejo de sentido común formateado por el neoliberalismo. No son versiones inocentes de la realidad y la política; están atravesadas por ciertas relaciones de poder. Es necesario comprender este sentido común y su funcionamiento para poder “corredse” de él. Esto implica, también, ubicar los espacios de la interacción cotidiana donde se reproduce una mirada antipolítica. Eso que se reproduce en el taxi, en la cola del banco, en almacén… ¿Qué manera de estar en la polis vive el taxista para acabar teniendo el discurso que tiene? El problema no son los taxistas, es nuestro pueblo.

Núcleos duros y operaciones ideológicas 10. Ideas de armonía social, la paz y el orden El pensamiento que espera que la sociedad sea el reino de la paz y la armonía es anti-político. Meterse en política implica cierto desorden, rompimiento de la paz; implica conflictos. Muchas veces se refiere a la sociedad democrática como sinónimo de la paz y la armonía. En Argentina, por ejemplo, la recuperación democrática de 1983 estuvo marcada por el canto de la juventud radical: “somos la vida, somos la paz”. La garante de la prédica de la paz y la armonía en nuestro país es la Iglesia Católica. Desgraciadamente los obispos no están solos en ese te trabajo. La

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idea de que la sociedad tiene que estar en paz, y que no deben existir conflictos, reproduce, una y otra vez, la anti-política. 11. Demonización y las valoraciones negativas del Estado Funciona en distintos niveles un dispositivo de demonización y valorización negativa que ve siempre al Estado como un opresor. Muchas veces se plantea en versiones que aparecen como más blandas: burocrático, vertical, ineficiente. El Estado es presentando así como enemigo del pueblo y, en última instancia, como el mal. Esto tiene su historia, se fue construyendo. Recapitular esa historia es condición para ver cómo se la va desarmando. Es necesario poder ver también qué es y cómo funciona el Estado. Sobre todo y más que nada: ver cómo el Estado está atravesado por la política y lo político. El Estado sigue los intereses de quienes lo conducen. En cierta forma es posible afirmar “el Estado es de todos”, siempre y cuando se recuerde que está conducido por aquellos que elegimos. Necesitamos generar una idea de qué es el Estado, cómo funciona, para qué sirve, quiénes están al frente del Estado, cómo se llega, para qué sirvió en cada etapa del país… Muchas veces, a nivel cotidiano, en las organizaciones sociales, por ejemplo, se dice que es “pura burocracia”. Resurge muy fácilmente en estos tiempos la idea de que hay que “arreglarse solos”, hacer autogestión. Eso nos deja arrinconados y sin la principal herramienta de acción política de los trabajadores que es tener un Estado que trabaje a favor de sus intereses. 12. Participacionismo No se puede tener una mirada inocente de lo que es la participación. Pensar la participación como pura horizontalidad y sin conducción es una forma de antipolítica. Las ideas simplonas y despolitizadas de la participación sirven para darnos coartadas diciendo que algo no funcionó porque la gente no participó. Es necesario tener una mirada realista de la participación: Saber que algunos espacios son virtuales y otros son reales; que el tiempo siempre pesa; que cuando se toman decisiones políticas de escala no se puede conformar a todos; y que no todo lo que surge de la participación vale sólo porque haya salido de un proceso participativo. Es importante dar cuenta de los límites de los procesos participativos y asumirlos así, que sean lo mejor posible, pero reconocerlos como limitados. El desafío es el de poner en su justo lugar la cuestión de la participación. Circula muy fuertemente la idea de que si participa lo suficiente todas las cosas van a ser buenas. Y que todo lo malo sucede porque no se participa lo

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suficiente. Por ejemplo, a las políticas sociales se les pide que sean participativas porque así van a ser buenas. La idea de un participacionismo que aborta, que anula, que tiene la fantasía de que se puede evitar el ejercicio del poder. Puede ser participacionismo, horizontalismo, democratismo extremo. A veces toma el formato elegante de la democracia participativa. También funciona cuado se plantea que sólo se puede hacer política si se es “protagonista”. Es otra versión de una fantasía de transparencia, de no opacidad. Las valoraciones diferenciales sobre la participación son otro mecanismo muy fuerte de “despolítica”. Mezcla el participacionismo con la idea de que la participación solo vale si es desinteresada y si es pura. En la expresión popular: “si no hay ningún choripán de por medio”.

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¿Cómo se sale de una cárcel perfecta? Pensando una cárcel más perfecta y buscando, después, las diferencias. Cada uno de estos mecanismos tiene sus brechas. Son brechas, por un lado, conceptuales, de discurso, pero también y sobre todo son brechas que abre la dinámica social concreta. Como la hegemonía de la antipolítica no es total, tenemos que encontrar las brechas sobre las cuales trabajar.

MAPAS / IMAGINARIOS

VALORACIONES FUENTES NUDOS

IDEOLÓGICOS

Algo aparte Moral-bueno/malo Escuela/iglesia Armónica

Otros, no nosotros

Impuro/corrupto Medios de

comunicación Demonización del

Estado

Cosa de políticos desinteresada Vida cotidiana Apología

Participación

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4. Fortalecer compromisos, plasmar concreciones

Quiénes somos

Para trabajar entre los compromisos y las concreciones, vamos a ir del mapa al territorio. En general, entre mapa y territorio hay una continua ida y vuelta. Cando uno viaja, puede previamente trabajar en torno a su mapa un tiempo antes de salir, pero lo luego lo lleva consigo como instrumento de consulta. Nosotros además, estamos ejercitando nuestro oficio de cartógrafos, tenemos el poder de actualizar nuestros mapas. Vamos a ver cómo nos dónde nos ubicamos en el mapa que vamos construyendo y con qué mirada vemos en dónde estamos parados Cómo vemos el conjunto de los que nos rodea, el contexto, nuestras decisiones y posibilidades de decidir (que también son contexto). Si pensamos a la sociedad como un escenario ¿qué actor somos? ¿Qué jugador? Pensarnos nosotros en el contexto histórico nos permite abordar los compromisos que tenemos y que podemos transformar o construir. Empezando por preguntarnos de qué compromisos estamos hechos y cuáles son los que nos sostienen. Las personas, nuestra subjetividad y nuestra materialidad, somos frutos de compromisos. Las organizaciones y los proyectos también.

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El recorrido que queremos hacer ver simultanéamente el contexto y nuestros compromisos para avanzar hacia las concreciones. En un primero momento analizamos el contexto junto con nuestra mirada del mismo y esquemas que tenemos para pensarlo. Estuvimos preguntándonos, por la sociedad y la historia como escenarios de intervención y disputa. En las próximas páginas, vamos a preguntarnos por nuestros compromisos. Por lo tanto vamos a profundizar sobre la pregunta clave quiénes somos nosotros. En política, preguntarse por el nosotros es en parte construirlo. Cuando al comienzo mapeamos las expectativas sobre la formación política, se mencionó varias veces a la juventud como protagonista del compromiso político y se habló sobre la importancia de que los jóvenes se “empoderen”. Cada vez vemos más jóvenes metiéndose en política. Desde el centro mapas acompañamos varios procesos de formación política de jóvenes y es muy impactante lo que se va logrando, las ganas y la rigurosidad que ponen chicos y chicas de todo el país al organizarse y buscar más derechos. hay algo que nos pasa en este momento, como grupo, como militantes, también como país, como sociedad. Ser jóvenes socialmente no tiene que ver tanto con la edad como con sentirse de ida en la vida. En plan de despegue, de aprendizaje, en un camino de maduración. Tiene que ver con un ímpetu de estar de ida, no de vuelta. Y una sociedad con juventud es aquella que es capaz de encarnar en su seno una generación: una camada de gente que no sólo se siente de ida, si no que es efectivamente capaz de generar cosas nuevas, de dar rienda y ser el entusiasmo de un proceso social en marcha. Cuando en distintos lugares se habla de la generación del bicentenario se está hablado en parte de eso. De un conjunto socialmente joven que acompaña un proceso político que la antecede y que, en muchos aspectos, lleva la delantera y tira hacia delante. Pero al mismo tiempo se encarna en la fuerza que sostiene y empuja ese proyecto para que el cambia vaya en un sentido determinados. Ahí estamos nosotros. Ese es en buena medida el nosotros que estamos construyendo. En Milagro, en Chilecito, en Chamical, en La Rioja, en Mendoza, en Jujuy, en Tierra del Fuego. En Argentina. Otra respuesta posible a la pregunta quiénes somos nostros es una apuesta que hacemos y que hacen muchos otros en distintos lugares del país. Sobre todo la gente humilde y gran mayoría de trabajadores. El principal gesto histórico de los sectores populares en argentina es y ha sido sacar adelante a sus hijos. Como el hombre que con mucho esfuerzo fabrica ladrillos en algún paraje de La Rioja para festejar el cumpleaños de su hija, diciendo en un

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documental que su sueño es que todos sus hijos puedan tener la educación que el no tuvo. Sueño que hoy ve posible. En nuestros espacios, nosotros estamos apostando a concretar ese sueño para todos los niños y jóvenes. Queremos que las grandes mayorías puedan sacar adelante a la próxima generación. Nos reconocemos como gente que pone esfuerzos en esa tarea de vida. Y lo hacemos buscando generar los compromisos para la construcción de un país que garantice la felicidad colectiva a partir de políticas públicas efectivas y eficaces, no sólo apelando a la voluntad y a la fuerza individual de cada uno y su familia. Trabajamos para que cada generación este mejor en términos colectivos y ciudadanos. Somos también un nosotros que apuesta a la política como herramienta y que tenemos nuestros límites y tareas que hacer con nosotros mismos. Uno habla mucho de política en talleres y capacitaciones, luego llega el momento de volver a cada, de volver al día a día y explicar qué estuvo haciendo o a qué se dedica comúnmente. Inmediatamente sale algo que seguramente tienen el objetivo de entendernos mejor con los otros pero termina reproduciendo lo que queremos reformular. Decimos: “sí nosotros hacemos política y formación política, pero no política partidaria”. “A bueno, así está, bien”, nos responde nuestro interlocutor. ¿Qué es lo que pasa ahí? A veces no contamos con las herramientas, lenguaje y códigos para ponerlo en palabras de manera adecuada. A veces es tan fuerte el rechazo hacia lo partidario que uno termina negociando para no pelearse. ¡Y eso que uno sale tan envalentonado de los espacios de formación política! Nos reconocemos entonces como gente en esa búsqueda de nuevos lenguajes que acompañen nuevas miradas. Buscando maneras de multiplicar debates y tomar frente a otros una posición que sea testimonio e algo distinto. Que al menos pueda abrir una interrogación. Tomar partido, posicionarse a favor de políticas públicas o de un gobierno en particular, implica correr riesgos y tienen costos subjetivos, organizativos, materiales. El nosotros estamos construyendo está en ese camino de apuesta y hace formación política para poder “pagar” ese costo. Hacia el final de este módulo, desde nuestra mirada del escenario y los actores vamos a avanzar hacia la dimensión del actuar. Intentando ponerle nombre a la tarea política que tenemos por delante. De ver el escenario y reconocernos actores (contexto) podemos avanzar en construir los compromisos de acción necesarios para plasmar efectivamente nuevas concreciones. En el centro de todo, atravesándonos, están los conflictos.

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Trabajo en grupos

Consigna Tomar cada grupo un objetivo de los planteados por los grupos en el trabajo anterior: 1. Masificar debates (IGUALDAD / INDUSTRIALIZACIÓN / INCLUSIÓN) y multiplicar dispositivos de formación 2. Construir poder para la organización de los trabajadores (Límites y posibilidades de la propia construcción) 3. Estar en el centro de una estrategia de fortalecimiento de modelo (IGUALDAD / INDUSTRIALIZACIÓN / INCLUSIÓN) 4. Diseñar e implementar políticas públicas “válidas” (democráticas, distributivas, eficaces, efectivas) Preguntarse en relación a cada uno: • ¿Qué implica concretarlo? • ¿Con quiénes contamos para hacerlo? • ¿Qué compromisos hay que construir o transformar para avanzar? • ¿Qué nos falta? ¿Qué hay que fortalecer? ¿Cuáles son nuestros límites?

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1. Masificar debates y multiplicar dispositivos de formación Nos preguntamos que implicaba masificar el debate y cómo implementarlo. Se va a dar en el territorio, llegando a todas las personas, abrir el debate, llegar a todos con el proyecto. Contamos con compañeros en la función pública y otros que están en el proyecto nacional y popular. La gran carencia que tenemos es la formación, queremos aprovechar todas las capacitaciones. Compromisos, la militancia y coordinación con otras instituciones y organismos del gobierno provincial. A veces las políticas públicas son ejecutadas por personas opositoras al gobierno y se utiliza para su propio rédito político. Estamos en contacto con las tres Kolinas. Hay problemas con gobierno provincial. Estamos relacionados con La Cámpora y CANPo.

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2. Construir poder para la organización de los trabajadores La mayoría encontramos en organizaciones sociales, sin creer que nos interesaba lo político, eso nos daba un delineamiento para estar donde llegamos.

Identificamos espacios de poder, hay organizaciones formales e informales donde se genera el poder, para poder acceder hay un soporte administrativo q nos permite trabajar de manera formal, dentro e los informales hay piqueteros, barras bravas, etc.

La construcción de poder implica, organizarse, delegar responsabilidad, tener capacitadores y gente q quiera estar capacitada, tener lideres q deleguen responsabilidades y formar nuevos componentes en la organización. Contamos para ello con organizaciones sociales, organizaciones públicas que contribuyen a la formación de poder dentro de las organizaciones, saber articular con otras organizaciones para poder crear poder. Lo q nos falta, tiempo, se complican las distancias, parte económica

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El poder no está en un solo lugar. Se construye desde distintas organizaciones y espacios. El poder puede estar disperso pero no significa necesariamente que tengamos mayor “llegada política”. Algo más tiene que pasar para que esa construcción de poder en el territorio se articule verticalmente en una construcción nacional. Aparecen los recursos como algo q no puede faltar. El tema de las distancias es ineludible en una construcción nacional. Difícil pero no imposible. Pensar en el nivel nacional nos pone en otro lugar. No se trata solo de traer el mapa de argentina en forma simbólica. Los compromisos nacionales son una forma de estar presentes en la distancia. Es una buena pregunta como se construye poder en grande escalas y como influye o no la distancia geográfica. También preguntarnos si acaso no entran en juego otro tipo de distancias.

3. Estar en el centro de una estrategia de fortalecimiento de la inclusión

• Después de un debate, concluimos que estar en el centro del mapa de los cuatro ámbitos implica escuchar la opinión de los demás. Nos preguntamos cómo se mantienen convicciones en la construcción

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política efectiva. Otros plantean la importancia de estar atravesados por la política partidaria y la gestión estatal.

• Tomar posición es estar bien con uno y no con otro. Mantener el equilibrio es un desafío.

• A partir de experiencia personal, capacitar para autosustentar. Surge la planificación estratégica: Quiénes somos, a dónde vamos. Pensamos en el modelo de gestión actual en cuanto al modelo de sociedad, nos lleva a la conflictividad en base a la estructura que uno ya trae, apareciendo los límites que ponen otros también. Entonces vemos que tenemos poder limitado.

• Contamos con la sociedad en general para llegar al modelo, fortaleciendo la sociedad en general. Hablamos de las cooperativas y organizaciones sociales, relación de ida y vuelta donde nos se plantean conflictos cuando aparecen las empresas. La relación con el estado es un ida y vuelta también. Aparecen conflictos entre gobiernos y empresarios.

• Estar involucrados en el medio, es desafiante. Se centra la conflictividad porque implica mantenerse en varios espacios de trabajo y sostener logros alcanzados en diversos planos.

Estar en el medio es estar en una situación de tensión. Es justamente el lugar en el que hay que estar en un proceso de articulación (ese es el nombre de la tarea política que supone la construcción del todo a través de una parte). A veces, estar en el centro, implica ser capaces de vaciarlo. Uno puede elegir estar en el medio, es un lugar de paso, pasan cosas, de ida y vuelta. Importante la cintura para estar en ese lugar.

4. Diseñar e implementar políticas públicas “válidas”

• Las políticas públicas son válidas si hay igualdad e inclusión. Son válidas, también, si no son improvisadas y fueron planificadas.

• Se hizo mapa de actores q intervienen en la generación de políticas públicas.

• Surge de ver y palpar la realidad social, vienen con un sentido y un objetivo.

• El compromiso es de parte nuestra y del estado. • Para llegar a todos a partir de estas políticas públicas nos falta mucho.

Falta más formación y docencia. Hay políticas que han venido a fortalecer la familia y se está desdibujado el sentido. Por ejemplo, la asignación universal por hijo es una conquista social que no está siendo apropiada adecuadamente.

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Si queremos hacer un aporte para que las políticas lleguen a todos, para profundizar la igualdad y la inclusión ¿Tenemos con qué? ¿Tenemos espalda para abordar el tema industrialización?

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Criterios para evaluar la consistencia de los compromisos

A partir de los debates y reflexiones puestas en estas páginas, van una serie de subrayados y de criterios de evaluación de los compromisos. La pregunta que buscan responder es qué supone ir de los compromisos a las concreciones. Qué deben tener nuestros compromisos para sumar a una construcción efectiva.

1. Participación / involucramiento / consecuencias Por supuesto, es deseable que los compromisos que construyamos sean compromisos de participación. Sin embargo, no es la participación lo que hace que un proceso de construcción colectiva se colectivo y sea construcción. El carácter participativo de los compromisos es insuficiente. La pregunta es cómo logramos compromisos con consecuencias efectivas para la vida de nuestra gente en términos de igualdad y derechos. Son muchos los espacios de participación sin consecuencias. Los procesos participativos deben ser revisados en su sentido, su consistencia política y sus resultados. ¿Bajo qué condiciones participación implica compromiso, compromiso supone decisión y la decisión tiene consecuencias? La participación es una forma de ser parte, de plasmar un compromiso con acción. ¿En qué medida somos capaces de sostener compromisos de participación en tanto toma de partido en los conflictos centrales? Esa es una

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pregunta central: ¿En qué medida los compromisos nos permiten involucramiento en los conflictos centrales de la sociedad y no sólo en los periféricos o superficiales? La calidad y talante participativo de los compromisos también puede evaluase en torno a la amplitud de espectro en relación a las distintas formas de participación que reconocen y habilitan. Una de las claves del éxito pasa por esa amplitud.

2. Liderazgo / conducción / dirigencia Una participación con consecuencias implica conducción. ¿En qué medida contamos con conducción para nuestros compromisos? ¿Nos comprometemos a ser conducidos? ¿En qué medida nos sumamos o sumamos a otros a compromisos más amplios? ¿Qué líneas verticales dibujan nuestros compromisos? ¿En qué medidas son estos construidos o al menos sostenidos verticalmente? ¿En qué términos los compromisos que alimentamos generan dirigencia? ¿Cuánta? ¿De qué calidad? ¿Acompañamos a los compañeros que asumen responsabilidades de conducción?

3. Fuerza / injerencia democrática / condicionamiento Se trata de una dimensión central. Condicionar es también una forma de comprometer y comprometernos. Nos preguntamos acá por la fuerza que contamos para presionar y condicionar a otros actores. ¿Tenemos el poder para mantener "a raya" a los actores económicos vinculados al capital concentrado, por ejemplo? La democracia es nuestra principal herramienta en esa disputa. Los poderes fácticos (esos que e presentan ante nostros como dados e incuestionables, que deben su legitimidad, justamente, a no mostrarse públicamente como a actores políticos) buscan desmarcase continuamente del juego democrático yendo por el costado de la cancha. ¿Tenemos la fuerza para llevarlos adentro? Son nuestros compromisos capaces de subordinar a otros actores.

4. Cintura política / reflejos / adaptación - negociación Estar en el centro de la escena, formar parte de los mapas de otros, implica tener cintura política. Algo que muchas veces se critica a los políticos, porque tienen que ver con la capacidad de adaptación al contexto, es una habilidad y

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un saber importante para comprometerse en los conflictos. Vemos a la cintura política en tanto amplitud, margen disponible, y también lo relacionamos con el baile: conocer los pasos y los ritmos, saber improvisar, tener swing. El término también refiere a la capacidad de negociación. A los políticos se los critica muchas veces por tener cintura política pero también por no tenerla. Basta ver el diario todos los días y ver qué se dice en artículos periodísticos que mencionan el término. Frente a esto, vale decir que no se puede estar bien con todos si de verdad tomamos partido. A veces, la idea de cintura policía puede ser una coartada para la antipolítica, ahí donde la noción conlleva una demanda de armonía y no enfrentamiento, de negación de los conflictos. También hay que decir que la idea de cintura política remite al juego de cintura propio del boxeo. La metáfora vienen bien porque nos recuerda que la política, aunque a algunos no les guste, es pelea. La cintura política tiene que ver entonces con la capacidad y los reflejos para esquivar golpes del adversario y, en ocasiones, asestar un buen puñetazo.

5. Estrategia / prioridades / proyección La idea de estrategia está en el deporte pero viene sobre todo de la guerra. También nos remite al ajedrez, representación lúdica de una batalla. Nos preguntamos en qué medida la construcción de compromisos responde a una estrategia y no se trata sólo de táctica puntual y eventual. La estrategia es el camino que decidimos recorrer para alcanzar las concreciones. Tener estrategia supone visión proyectiva y conocimiento del contexto. Estrategia en el sentido de contar con la información, las herramientas y el coraje para arriesgar un plan de acción. Implica asumir los propios límites y aprovechar tanto los recursos disponibles como las oportunidades que se presentan. Ser capaces, por ejemplo, de decidir en qué frentes construir a sabiendas de que no se puede estar en todos. Que compromisos priorizar. La pregunta central es : ¿Qué es lo estratégico?

6. Territorialidad / alcance / llegada Los mismos criterios que usamos para evaluar las políticas públicas podemos pensarlos en relación nuestros procesos de construcción. Con una salvedad interesante: justamente, la territorialidad que buscamos para nuestros compromisos va estar dada por el tipo de relación “diálogo” que seamos capaces de establecer con procesos de política pública. Una llegada de doble

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vía: al día a día de los argentinos (no sólo los riojanos) y a las instancias de decisión que configuran el territorio. Estamos en un momento en donde en los espacios de organización política y de militancia se habla mucho de “estar en el territorio”. El riesgo que debemos evitar es que las referencias al territorio sean otra vez una coartada y eufemismos para el repliegue en la “hermosura” de lo pequeño, lo local, las conversaciones puerta a puerta. Por supuesto que es una dimensión importante, pero una construcción efectiva, que sea algo más que declaración, necesita de instancias más amplias de articulación. Ahora bien, la territorialidad no se trata sólo de estar; es, también, contar con información, una mirada rigurosa de lo que pasa, estar inserto en las relaciones de poder. Por supuesto, buscando la manera de no quedar entrampados en rencillas de micropoder y tironeos infértiles que son muy comunes en todos los planos. Nuestra territorialidad también necesita estar integrada la presencia cotidiana y capilar del estado, ya sea municipal, provincial o nacional. ¿Cómo parece el estado en nuestros mapas de actores? Nos preguntamos acá, por ejemplo, que tiempo de relación tenemos con los CICs de nuestros lugares o dentro de los municipios. Vale preguntarnos también por cómo construir una noción de territorio que involucro el vínculo con todos los actores en los conflictos que nos interesan. No agotar nuestras expectativas en la relación de nuestra organización con la gente. Interrogar la mirada romántica de la militancia que supone que alcanza con debatir con los vecinos o “pobladores”. Evitar también, el pensamiento entiende la construcción de centros de participación y unidades básicas como punto de llegada para ver esas instancias como puntos de partida o iniciativas nodales para una construcción más amplia. A veces, estar en territorio no necesariamente es estar nosotros mismos. Se pone en juego acá si somos capaces de construir compromisos que nos incluyan o incluyan a otros a un nosotros amplio. Es sobre ese nosotros que hay que evaluar, en todo caso, qué tipo y consistencia de territorialidad, llegada, alcance tiene. Sobre todo si lo que nos proponemos es una construcción nacional que vaya más allá de las simbologías.

7. Toma de posición / visibilidad pública / explicitación de intereses Estar en territorio no alcanza sin toma de posición frente a los conflictos. En el momento que explicitamos públicamente nuestros intereses, también abrimos a lo público nuestra organización, la publicizamos.

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No se puede tomar parte en los conflictos sin explicitar intereses. Los intereses no son algo dado, es una construcción dinámica que vamos fijando cada vez al tomar posición en la pelea.

8. Recursos / viabilidad material-temporal / gestión y optimización

Es importante preguntarse no sólo por los recursos con los que contamos, si no también por nuestra capacidad de generar nuevos. La viabilidad de nuestros proyectos está dada por el esquema de recursos que podamos darnos. Es otra cara del conocimiento del territorio: conocer las fuentes y los lugares donde articular recursos. Tenemos también el desafío de optimizar los recursos con los que contamos. También el tiempo: recurso escaso por excelencia. Tiene que ver con lo que hemos dicho en el primer módulo respecto al aprovechamiento de las oportunidades: si la ventana de oportunidad siempre es está cerrando, ¿cómo sacamos provecho del tiempo con el que contamos?

9. Herramientas de comunicación / poder de difusión / multiplicación pedagógica Si multiplicar es la tarea, necesitamos las herramientas adecuadas para ellos. También, una experticia específica. En los últimos años hemos descubierto y comprobado la centralidad de la formación política para traccionar procesos de articulación. Una pregunta típica en todos los espacios de formación es “¿cómo lo transmitimos?”. En parte hay que asumir que la transferencia estricta de los aprendizajes no es posible. La tarea por delante es de recreación y multiplicación.

10. Celebración de los logros Otro criterio para valorar los compromisos y las construcciones es en qué media celebran los logros alcanzados. Sobre todo en materia de política pública. De que manera apropiamos y ponemos en valor públicamente, por ejemplo, la asignación universal por hijo. También, poder celebrar nuestro propio camino y los desafíos de decisión que hoy se nos presentan. Incluso aquello que pueden parecernos hoy más traumáticos y críticos, pero que implican crecimiento. Reconocer, informar, ser parte. Honrar la vida y nuestra historia.

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Tiene que ver también, con nuestra capacidad de reconocer logros de otros como propios. Sostener los logros, comprometernos con de los y asumir sus límites, reconocer que son reales, no maravillosos. En la media en que podamos asumir esa características podemos también ir por más. Un ejercicio posible es tomar cada uno de estos puntos y contraponerlos con nuestras construcciones. Evaluar y ponderar nuestras prácticas y proyectos desde estos criterios, poniéndolos una nota en cada uno y discutiendo su fundamentación. Al final, tendremos un panorama de cómo viene nuestra construcción de compromisos y que aspectos hay que reforzar.