Mario Casalla - Concepto de Lectura Culturalmente Situada

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Capítulo IV APROXIMACIÓN Y DIÁLOGO CON HEIDEGGER DESDE NUESTRA PECULIAR SITUACIÓN HISTÓRICA 1. CONCEPTO DE "LECTURA CULTURALMENTE SITUADA" El primer obstáculo con el que tropieza cualquier investigación —y mucho más cuando se trata de polemizar con un pensamiento— es el de una correcta caracterización del punto de partida. En efecto, la "aproximación objetiva", la "ciencia pura", la "consideración des- interesada", son ilusiones que la tarea crítica debe aprender a superar. Toda reflexión está situada —la que investiga y la investigada, la que mira y la que es mirada— y, desde esta situación concreta, se abordan "los hechos". Trátase de una doble situacionalidad: la del investigador frente al hecho y la de éste respecto de sí mismo. No hay investigadores ni hechos aislados y el problema de la bús- queda de la "pureza" es tan ingenuo como imposible. Esto no significa, ni siquiera aproximadamente, que el "hecho" •deba ser suplantado por la "situación". Muy por el contrario, lo que sí quiere significar, es la imposibilidad de abstraer la "situa- ción", de quitar del medio, sin más y bajo el benemérito manto del "rigor científico", la estructura dentro de la cual algo es lo que es. No negamos la posibilidad de esta operación (practicada por lo demás hasta el cansancio en el caso del pensamiento de Heideg- ger); lo que sí negamos es toda validez a esta literatura fantástica que pretende arribar a "resultados" o supuestas "conclusiones". ¿Por qué todo esto? Porque desde el comienzo de nuestro diá- logo con Heidegger éramos conscientes de que éste se desarrollaba enmarcado en una "situación". Que tanto él como nosotros hablá- bamos desde dos entornos distintos y que, en el reconocimiento de esta diferencia, fincaban nuestras mayores posibilidades de diálogo y mutuo enriquecimiento. Por esto lo de lectura culturalmente si-

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Estracto del libro "Crisis de Europa y reconstrucción del hombre" (1977)

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Capítulo IV

APROXIMACIÓN Y DIÁLOGO CON HEIDEGGER DESDE

NUESTRA PECULIAR SITUACIÓN HISTÓRICA

1. CONCEPTO DE "LECTURA CULTURALMENTE SITUADA"

El primer obstáculo con el que tropieza cualquier investigación—y mucho más cuando se trata de polemizar con un pensamiento—es el de una correcta caracterización del punto de partida. En efecto,la "aproximación objetiva", la "ciencia pura", la "consideración des-interesada", son ilusiones que la tarea crítica debe aprender a superar.

Toda reflexión está situada —la que investiga y la investigada,la que mira y la que es mirada— y, desde esta situación concreta,se abordan "los hechos". Trátase de una doble situacionalidad: ladel investigador frente al hecho y la de éste respecto de sí mismo.No hay investigadores ni hechos aislados y el problema de la bús-queda de la "pureza" es tan ingenuo como imposible.

Esto no significa, ni siquiera aproximadamente, que el "hecho"•deba ser suplantado por la "situación". Muy por el contrario, loque sí quiere significar, es la imposibilidad de abstraer la "situa-ción", de quitar del medio, sin más y bajo el benemérito manto del"rigor científico", la estructura dentro de la cual algo es lo quees. No negamos la posibilidad de esta operación (practicada porlo demás hasta el cansancio en el caso del pensamiento de Heideg-ger); lo que sí negamos es toda validez a esta literatura fantásticaque pretende arribar a "resultados" o supuestas "conclusiones".

¿Por qué todo esto? Porque desde el comienzo de nuestro diá-logo con Heidegger éramos conscientes de que éste se desarrollabaenmarcado en una "situación". Que tanto él como nosotros hablá-bamos desde dos entornos distintos y que, en el reconocimiento deesta diferencia, fincaban nuestras mayores posibilidades de diálogoy mutuo enriquecimiento. Por esto lo de lectura culturalmente si-

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tuada. No hablábamos ni escuchábamos desde una supuesta cienti-ficidad abstracta, sino desde la asunción de nuestra "situación" ybuscábamos ubicar al otro en la suya. Así el uno frente al otro, cadacual con toda la carga de su cultura y su destino, concebimos queera necesario trabajar la "filosofía" de Heidegger.

Antes de pasar a los resultados de esta postura, algunas aclara-ciones sobre el concepto de "lectura culturalmente situada".

2. REFLEXIÓN Y SITUACIÓN

Desarrollar especulativamente el concepto de "situación" estarea que asume la figura de un perro que se muerde su propiacola. En efecto, ¿cómo hablar de un concepto que es, a su vez,el punto de partida de todo discurso?; ¿cómo caracterizar "in abs-tracto" algo que no es un "objeto" sino el darse real de toda obje-tividad posible? El desarrollo analítico del concepto de "situación"obliga a que el discurso analice su propia posibilidad, su límite ysu sentido. Por ello, más que de un análisis categorial, preferimosen este caso partir de una caracterización del "status" del discurso—en especial el filosófico— y, desde allí, precisar algunas pautas decomprensión para este concepto de "situación", eje de la expresión"lectura culturalmente situada" que intentamos ejercer en el caso deHeidegger.

Partimos de una afirmación: todo discurso, toda reflexión (has-ta la aparentemente más abstracta y, por supuesto, la filosófica)está situada históricamente. Sus límites le pertenecen y no le perte-necen, su objeto le es propio y también dado.

¿A qué apuntamos con esto? Precisamente a señalar que nohay investigadores, pensamientos, ni hechos aislados; sino que todoinvestigador, todo pensar y todo acontecimiento tiene como puntode partida y como "médium" una situación histórica de alguna ma-nera fácticamente dada. De manera que todo pensar (lo adviertao no lo advierta; lo asuma o no lo asuma) es un pensar de y desdeuna situación histórica y se halla permanentemente alimentado porésta (ya plantearemos de qué forma).

A esto apunta, entre otros, Sartre cuando en las "Cuestiones deMétodo" de su Crítica de la Razón Dialéctica nos habla del pro-yecto. Podemos allí leer:

"Para nosotros, el hombre se caracteriza por la superación de tina situa-ción, por lo que logra hacer con lo que han hecho de él, aunque no sereconozca nunca en su objetivación... la más rudimentaria de las con-

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duelas se tiene que determinar a la vez en relación con los factores realesy presentes que la condicionan y en relación con cierto objeto que tieneque llegar y que trata de hacer que nazca. Es lo que llamamos el •pro-yecto. Definimos de esta manera una doble relación simultánea; en rela-ción con lo dado, la praxis es negatividad: pero se trata siempre de lanegación de una negación; en relación con el objeto que se quiere alcan-zar, es positividad, pero esta positividad desemboca en lo «no-existente»,en lo que nunca ha sido aún" i.

Aunque dicho desde una perspectiva y en un contexto ideó-lo;1; ico distinto (polémica interna con el marxismo dogmático y cond psicoanálisis freudiano), lo apuntado nos sirve: pensar es pro-\e desde una situación determinada en búsqueda de otra reali-dad que se busca hacer patente. De esta manera, la tan mentada"ciencia pura", la "aproximación objetiva" o la "consideración des-interesada" son algunas de las tantas ilusiones que lo anterior rela-livi/.a (o por lo menos obliga a repensar). No hay "ciencia pura"si por "pura" se entiende incontaminada y al resguardo de losvaivenes de la Historia y la facticidad (lo cual a su vez replanteal:r; relaciones entre Ciencia e Ideología); no hay "aproximaciónobjetiva" si por ello se entiende la carencia de toda coloración ode toda influencia; no hay "consideración desinteresada" porquenadie; más interesado y situado que el sujeto.

Si partimos de la afirmación que el punto de partida de todareflexión es lo histórico-cultural (como entorno situacional), el com-promiso entre el pensamiento y su realidad no puede ser escamo-ic-ido ni minimizado. Deberemos tenerlo muy en cuenta para nues-tro balance y crítica del pensar heideggeriano.

La advertencia de todo esto nos induce a caracterizar dos estilosde pensamiento que hemos buscado superar, pues distorsionan omutilan el concepto y la realidad de una "lectura culturalmente si-tuada". Los denominaremos pensamiento bastardo y pensamientohistorizante.

3. EL PENSAMIENTO BASTARDO

El "pensamiento bastardo" es una reflexión deformadora. Unpensar que ha renegado de su situación y que, instalado en unasupuesta "objetividad", logra (mediante un puro trabajo de abstrac-ción ideológica) conformar una entelequia incolora.

Precisemos algo más esto. Trátase del pensar que ha renun-ciado (deformándose a sí mismo) a asumir su situación histórica;

1 SARTRE, op. cu., Losada, Buenos Aires, 1963.

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que, instalándose en un autoerigido "olimpo", se pretende más allá-de las circunstancias y la temporalidad.

En este tipo de pensamiento lo histórico, lo situacional, entra—cuando entra— en calidad de anécdota o pasatiempo.

Al ejercicio filosófico desde esta perspectiva lo ha caracterizadoagudamente Paul Nizan al decirnos:

"Sin embargo presentan ideas bien construidas, teorías sutilmenteelaboradas sobre la psicología, la moral y el progreso . . . Son bonacho-nes: dicen que la verdad se capta al vuelo, como un pajarito inocente.Emiten mensajes sobre la paz y la guerra, sobre el futuro de la Demo-cracia, sobre la justicia y la creación de Dios, sobre la relatividad, laserenidad y la vida espiritual. Componen vocabularios porque entretodos han descubierto una proposición importante: una vez que lostérminos estén correctamente definidos, los problemas dejarán de exis-tir. Entonces se disolverán en el aire: ni visto, ni conocido, plantearlosserá resolverlos" 2.

4. EL PENSAMIENTO HÍSTORIZANTE Y LA"LECTURA CULTURALMENTE SITUADA"

Frente al anterior, el "pensamiento historizante", constituyeotra deformación de las relaciones pensamiento/situación.

Lo propio de este tipo de reflexión es su pretensión de explicarun hecho por el cúmulo de datos colaterales que lo circunscriben.Tratándose de un pensador, por ejemplo, adjuntará datos biográfi-cos, epocales, políticos, culturales, religiosos con la pretensión deque ellos (por sí mismos y por sí solos) expliquen determinadatarea especulativa.

Si en el caso anterior nos hallábamos ante la ausencia total desituacionalidad, en este estamos ante una versión deficitaria de lamisma. En efecto, la situación no es el conjunto pre-fabricado deacontecimientos que rodean al hecho (una obra, un autor, unaidea). Situar un pensamiento es comprenderlo dentro de aquellaestructura histórica (es decir, no meramente -formal) en relacióncon la cual ésta se expresa y dentro de la cual adquiere su especi-ficidad. Esto nos coloca ya en la dirección de nuestro concepto de"lectura culturalmente situada".

Mas si "situar" es comprender en la "estructura", ésta nunca seda a priori ni "junto" al hecho. Es una de las tareas de la críticadelimitarla y plantear sus alcances e importancia en relación conél dato concreto que se interroga. Además no ha de ser confundida

- NIZAN, P., Aden Arabia, Ed. de la Flor, Buenos Aires, 1967.

< u n el mero conjunto de situaciones concomitantes; antes bien será«•nia:vista como el horizonte de sentido contra y a partir del cual>>l>rra un determinado pensamiento o actividad. Todo pensamientors un discurso situado, esto significa: todo pensamiento es discurso« I r una determinada situación, tanto como la "superación" (en senti-< l o dialéctico) de la misma. El pensamiento es un determinado modo< ! < • la praxis que se caracteriza por afirmar y negar a la vez el espa-i 10 histórico-vital dentro del cual se comprende. Utilizando un tér-mino sartreano muy adecuado para este caso: todo pensamientoos un pro-yecto-, es decir un intento siempre renovado de comprender(trascendiendo) determinada situación de origen.

"Positividad" y "negatividad" lo califican por igual. "Negativo"respecto del punto de partida, será siempre "positivo" en su des-pliegue hacia el acontecimiento que pretende hacer nacer. Y la ori-ginalidad de la tarea especulativa se juega en eso: en esa "trascen-dencia" respecto del origen.

Mas si esto es el discurso auténtico (un doble movimiento dea Urinación/negación), la "situación" es también ambigua. Es lodado —en cuanto matriz y punto de partida— mas también lo poralcanzar. Y en esta ambigüedad dialéctica se construye la Historiay el pensamiento se reencuentra con ella. Se construye la Historiaporque la "situación" se abre permanentemente desde sí misma hacialo «tro que la de-forma y la con-forma (o sea se hace acontecimien-to}; y el pensamiento se "reencuentra" con ella por asumir (si espensar auténtico y no mera ideología) ese vaivén que lo expresa\o mediatiza (lo torna estructura y palabra). De manera que, enla "situación" se reencuentran la Historia y el discurso, la estruc-tura y el acontecimiento, el pensar y lo real.

En otro trabajo nuestro ("Filosofía y cultura nacional en las i l nación latinoamericana contemporánea", revista Nuevo Mundo,I . .5; N9 1, S. A. de Padua, Bs. As., 1973) mostrábamos que en esen-i'iicuentro en la "situación" moraba la posibilidad más auténticadel discurso filosófico y su posibilidad latinoamericana. Lo dichoa l l í para una situación particular vale como descripción de lo me-dular de cualquier discurso filosófico posible —cuando es ejercitadoen la plenitud de su rigor—. Decíamos entonces textualmente que laFilosofía no es sino "...la renovada pretensión (a veces lograd i,a veces apenas balbuceada) de expresar la vocación de totalidad, ytrascendencia inherentes al proyecto cultural dentro del cual os iFilosofía vive. En ella dicho proyecto se totaliza y trasciende cum-pliéndose de manera tal la simple dialéctica de particularízación yuniversalidad que enraiza a toda existencia en su hoy concreto y,

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al mismo tiempo, la traspasa mucho más allá de éste hacia su des-tino y fundamentos históricos y sociales. Desarrollando algo másesta dialéctica bipolar —a la que hemos denominado «simple» enorden de su carácter primario y fundante— podríamos decir que laFilosofía fuerza a una cultura (desde su interior) a reconocerse yfundamentarse. La totalización (paso inicial del filosofar medianteel cual éste busca la superación de toda unilateraíidad y parcialidad)particulariza a una cultura en tanto diseña y construye su propiaimagen (en la cual Estado, instituciones, sociedades e individuosse hallarán más o menos reconocidos de acuerdo con la fuerza yveracidad que alcance tal práctica). A su vez, la trascendencia(reenvío de lo así encontrado hacia su fundamento y alteridad) launlversaliza en tanto y en cuanto la obliga a superar la propia yauténtica parcialidad de su imagen". Por fin sintetizábamos todoesto así: "En esta dialéctica bipolar de totalización y trascendencia—que toda cultura genuina practicó y practica en su interior y quela Filosofía no hace más que registrar y transmitir cooperando—el pensar y la existencia hallan la dimensión de lo que oportuna-mente hemos denominado lo universal situado-. el enraizamiento enuna situación histórica (ya no abstracción) de partida que a su vez,en tanto pro-yecto, es lanzada más allá de sus particularidades yatomizaciones hacia el fundamento mismo de su ser y existir en elterreno de lo universal sin más".

Veremos que el pensamiento de Heidegger se comporta —res-pecto de su situación alemana y europea— según los cánones deesta dialéctica. Mostrarlo será posible sobre la base de una "lecturaculturalmente situada" cuyas bases epistemológicas estamos sen-tando ahora.

Dicha "lectura culturalmente situada" que ya hemos diferen-ciado de un pensar simplemente "historizante" es, a su vez, el ejer-cicio de otro estilo de pensamiento que denominaremos crítico-filosófico.

Tal pensar, caracterizado por la fuerza de la trascendencia, es,a su vez, crítico. Ya que "crítico" es todo pensar asumido en su sen-tido más profundo; la "crítica" no es, o no debería ser, un agregadoal pensar sino el libre juego de su propio desarrollo. Es propia-mente dicho una vocación, un llamado desde el "futuro" (lo no ins-taurado) que busca insertarse en el "presente" (lo dado) y trans-formarlo. "Pensar" es una praxis transformadora de lo existente-, unacto por ende, genuinamente revolucionario para con lo dado. Me-tafísicamente relatado: el llamado de la Nada hacia el Ser; "llama-do" que culmina en la revalorización de la presencia (y en la des-

i Micción misma del Ser como "presencia"). Todo pensador autén-i i co piensa siempre al ser presente desde la posibilidad extrema del.i Nada, buscando la iluminación de esta última en el seno del' • i i KM esto radica la Libertad (metafísicamente entrevista), en esalin-rza negadora por la cual la Nada (lo otro) es capaz de irrumpircu d Ser produciendo el trastoque creador (en alemán la Kehre)i l c cualquier situación u origen.

En este sentido riguroso Heidegger acierta plenamente cuando• aiacteriza al auténtico pensar como "una agravación de la existen-• 1 . 1 liislórica" que "devuelve peso (ser) a las cosas, al ente"; agre-ttundo a renglón seguido que tal radicalización "constituye una del e . condiciones esenciales y fundamentales del nacimiento de lor.iandioso, lo cual nos permite medir, ante todo, el destino y las-oí iras de un pueblo histórico" (I.M., p. 49).

Mas podría objetársenos que ciertas formas del pensar filosó-l i c < > son y continúan siendo internas a su situación de origen y, porende, "intrascendentes" y "a-críticas". Correcto, reservaremos paral a les manifestaciones el título genérico de Ideologías. En este sen-i i < l ' > serán "ideológicas" aquellas formas cerradas (o pseudoabiertas)de especulación que tiendan a convalidar determinada situación-i i i ¡gen. Firmemente adheridas a situaciones particulares, las ideolo-gías no pueden ni necesitan superarlas. Compenetradas y amalga-madas a ellas, llegan a formar un todo solidario. Cualquier desajustemiro el "ser" y el "saber" (discurso) desaparecen, realizándose¡iqMella célebre máxima hegeliana —para nosotros obra maestra delpensar ideológico—: "Todo lo real es racional y todo lo racional61 real".

Frente a la Ideología (conservadora por origen y por estruc-lu ra ) el pensar crítico-filosófico se manifiesta decididamente radicaly ello no por capricho o deseo de tal o cual persona, sino por lac;cncia negadora del pensar mismo que lo lleva a un estimulantedesacuerdo con lo dado. (Útil sería aquí recordar el triple sentidodel Aufheben: negar-conservar-superar. En ello consiste la verda-dera "dialéctica").

El pensar crítico-filosófico (herramienta clave de lo que hemosdenominado una "lectura culturalmente situada") es, ante todo, unpensar situado. La operación de nihilización que realiza con loreal, la ejerce siempre a partir de una "situación histórica" contray a partir de la cual emerge. Piensa a partir de lo real históricodado y con ello se arraiga firmemente en lo existente; mas piensa

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también contra (en el sentido del Aufheben) y en ello radica sufuerza crítico-transformadora.

Pensar filosóficamente significa entonces, paradójicamente, pen-sar contra lo real dado a favor del mismo (en cuanto apertura hacia¡una instauración renovadora).

Llegados a este punto de aclaración terminológica y metodo-lógica debemos ahora pasar a preguntarnos ¿qué significa una "lec-tura culturalmente situada" del pensamiento de Heidegger? ya quetodas las aclaraciones anteriores apuntaban a esto: establecer unámbito adecuado desde donde ejercer una valoración de conjunto•de la obra que hemos venido estudiando hasta ahora, en su propiaestructura.

Ello implicará el abordaje sucesivo de dos cuestiones: I9) La"situación" dentro de la cual transcurre el pensamiento de Heideg-:ger; 2°) Nuestra propia "situación" a partir de la cual realizamos lacomprensión de su obra. Con esto daremos cuenta de aquello quedenominamos la doble situacionalidad de la reflexión: la del inves-tigador frente al "hecho" y la de éste respecto de sí mismo.

5. HEIDEGGER EN EL ORDEN DE LA METAFÍSICA

EUROPEA-OCCIDENTAL

Algo hemos tratado ya de esto en los apartados "La posiciónde Heidegger frente a la consumación del pensamiento metafísico"(Capítulo I) y "El balance heideggeriano de la historia de la Me-tafísica" (Capítulo II). La afirmación "...hemos llegado dema-siado tarde para los dioses y demasiado temprano para el ser", nossirvió entonces de hilo conductor; pero lo allí dicho era fragmen-tario e interno al propio desarrollo del pensamiento de Heidegger.Necesitamos ahora desplegar mucho más ese "entre" los "dioses"y el "ser", lo cual nos implica ubicar a Heidegger dentro del con-junto civilizatorio europeo-occidental, y dentro de la cultura ale-mana del siglo XX en particular. Ese es el entorno dentro y apartir del cual se explica sin violencias su tarea como pensador.Heidegger es el testigo filosófico de una civilización que llega asu meta más crítica y, al mismo tiempo, vive y testimonia esa""meta" como alemán, vale decir, desde un nivel muy especial dela conciencia europea. Un rico juego de matices y contradiccionesconstituirán lo medular de esa "situación".

Elegimos como punto de partida y eje c!e la interpretación unpasaje de Introducción a la Metafísica inserto en su Capítulo I.

A l l í , luego de una cita y exégesis de la afirmación nietzscheana:rl Ser "es el último número de la realidad evaporada", Heideggerüborda de lleno el problema de Occidente, de Europa y del pueblo-.llaman. Lo hace en estos términos:

"¿El ser es una mera palabra y su significaoión un vapor, o cons-tituye el destino espiritual de Occidente?

Esta Europa, en atroz ceguera y siempre a punto de apuñalarse aisí misma, yace hoy bajo la gran tenaza formada entre Rusia, por unlado, y América, por el otro. Rusia y América, metafísicamente vistas,,son la misma cosa: la misma furia desesperada de la técnica desenca-denada y de la organización abstracta del hombre normal... La deca-dencia espiritual de la tierra ha ido tan lejos que los pueblos estánamenazados por perder la última fuerza del espíritu, la que todavíapermitiría ver y apreciar la decadencia como tal (pensada en relacióncon el destino del «ser»). Esta simple comprobación no tiene nada quever con el pesimismo cultural, ni tampoco, como es obvio, con el opti-mismo. En efecto, el oscurecimiento del mundo, la huida de los dioses,,la destrucción de la tierra, la masificación del hombre, la sospecha insi-diosa contra todo lo creador y libre, ha alcanzado en todo el planetadimensiones que, categorías tan pueriles como las de pesimismo y opti-mismo, se convirtieron, desde hace tiempo, en risibles.

Estamos dentro de la tenaza. Nuestro pueblo se experimenta comohallándose en el centro de su presión más cortante: es el país que tienemás vecinos y, de este modo, el más amenazado; y, sobre todo, es unpueblo metafísico. Pero, a partir de tal determinación, de la que estamosciertos, este pueblo sólo obtendrá su destino cuando en sí mismo llegue.1 crearse un eco, una posibilidad de eco para que este destino le permi-Id resonar; es decir, cuando conciba su tradición de modo creador. Todo-rslo trae aparejado el hecho de que esta nación, en tanto histórica, seponga a sí misma y, al mismo tiempo, ubique al acontecer históricodo Occidente a partir del centro de su acontecer futuro, es decir, en eldominio originario de las potencias del ser. Justamente, si la gran deci-sión de Europa no debe caer sobre el camino de la aniquilación, sólopodrá centrarse en el despliegue de nuevas fuerzas histórico-esptriíuaies,nacidas en su centro" (I.M., pp. 75-76).

Kslo breve texto nos coloca en el meollo de la cuestión: Hei-il, '•,",'•(• pensador alemán y europeo del destino de Occidente. (PorHrrlo, si somos capaces de pensar ambos adjetivos como algo más• pie simples circunstancias geográficas y, por el contrario, damos. 1 - . a l i o hacia lo que espiritualmente ellos representan).

KM la cita se va de lo mayor (Occidente) a lo menor (Ale-i i i u n a ) pasando por Europa y todo sobre el telón de fondo de lasl i i i l cnc ias dominadoras mundiales (Rusia y los Estados Unidos deNorteamérica). Es en ese "entorno", en esa "situación", dondeI l i i<lrgger piensa el olvido y la recuperación del Ser. Mas antesi l i - f i l t r a r a ello de lleno ubicaremos epocalmente ese curso de ln-

ii a la Metafísica donde está la cita.