Manifesto. Al publico de Cundinamarca

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MANIF^^BT^O. AL PUBLICO DE CUNBINAMAECA. IVÍ® veo en líi diirá necesidad hablar de ihi mismo. No mé oMigán 4 é»- ta vindicación los Virreyes^ ni los Oydot^es ctíirto en Otros tiempos; teñ^ el dolor de qite sean mis conciudüdános, y mis ainigos los qüe me fbrzán á dar este paso^ Est4 es la conseqdencia de la variedad de liij^ares qué he ocupado en la déégr^ciáda car* l*era de mi vida. Bajo el gobierno Colonial fui el blanco de* los cxecutores de iiiiesíé tra común opresión, y á la frente del gobierno regénéradO lo sOy. . . ¿dé quienes? De los que hacen .gloria de amar la libertad, de mis amigos, de mis compañéros. ias desi^racias^ cíe íos que no hace muchos meses me prodigaban tinos elogios <í’ie no merezco, de los que están palpando y disfrutando las ventajas ¿él sistema qüé ata- can. Quizas esto parecerá á algunos tina prueba éOrttra mi; pero no lo es, sitio dnl puesto cjue ocupo, como se va á ver. ^ i Elevado á la Presidencia del Estado en medio de una Conmoción popular, creyeron algitnas personas qüe yo habia teiiicío jiarté ert ella; pero liabicindo convo- cado al tercero tlia la Representación ííaCional, después de haber publicado el dia anterior un bando en que proliibia la reiiniOrt mas de diez personas qiíe serian dispersadas Con la fderza las armas; hice présente qtie habiendo recibido la Pre- sidencia en las circunstancias en qtie se me nombró, sOlO por salvar la jiatria, éstau* do ya todo sosegado pedia Se restituyesen las cosas al Orden constitucional, y po- sesionase al que le corCespOndia; insistí en esta demanda hasta entregar el bastón y él asiento al que le tocaba, y me retiré. La RepréséntaciOn ííacioual me volvió á ela- gir; (Acta de 21 de Septiembre de 81l) pero hióe presente qiié nO pOdia eOUservar la tfíinquilidad guardando las formulas prescritas pOr la Coiistitúcionj por que en los momentos de turbación se necesitaban remedios prontos y vigorosos qué no daban itigar alas formalidades qüé ella prescribía paCa tiempos Serenos; y como ella mis- ma abria la puerta para éste paso por ünO de süs articülos, me suspendieron todos los qile pudieran embarazarme para obrar en lás Criticas circunstancias en qüe nos hallábamos. ^ , i Pasé los tres meses de Presidencia interina coh general áplaúsp^ nO Obstante de tener suspensos los articülos de la Constitución; ésto es, la faCültad de poder hacer mal impunemente, y mi conducta impuso silencio á los nias preocupados contra mi. Durante este tiempo fUé la reunión integra la Provincia de Mariquita; y íos ventajosos tratados que se Celebraron á sU favOr hicicrort eiimudécer á los parti- darios de la división, y de las pequeñas Soberanías. El éxito ha Correspondido alas esperanzas de sUs hijos: hoy los veiUos colocados en íos^ primeros puestos de Re- presentación ííacional de Cuildirtanlarca; y én toda ía Provincia se disfruta de una tranquilidad que rto habian conocido desde la transformación, ocUpaudO también los empleos de su Distrito entre si solos. El punto de la Angostura de CaCare forti- ñeó, se formaron Milicias, y hart Comenzado á regar caUdalés ért Antbalema pa- ra la Compra de tabacos; ; . ^ En ZiqaqUirá Se Calmaron laS desavenencias, se arreglaron ía,s Salinas, se dotó la iglesia Con 4000. pesos, dós Escuelas, üii Hospital; Con Su MediCo, Un Presidio y etras dotaciones qUe subert de 13000. pesos.» Se adelantaron y arreglaron las Milicias, y las rentas del Erario hart sUbido. En eSta Ciudad cesaTon igUalineute los partidos, y ert iiíediO de la siispcrtsiioa ía CjonstitUciOn rto hubo Un Ciudadano que no durmiera trartquilO; fUera cla- §e^y Condición qUe fUése< , . , No es mi animo entrar en un pór menor las providencias y medidas que tomaron para lograr este precioso donde los gobiernos libres; basta deCir qüe se diatVutó, y decirlo delante los mismos que no lo puedort contradecir sirt injrt¿tÍCiá>

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MANIF^^BT^O.AL PUBLICO DECUNBINAMAECA.

IVÍ® veo en líi diirá necesidad dé hablar de ihi mismo. No mé oMigán 4 é»-

ta vindicación los Virreyes^ ni los Oydot^es ctíirto en Otros tiempos; teñ^ el dolor de

qite sean mis conciudüdános, y mis ainigos los qüe me fbrzán á dar este paso^ Est4

es la conseqdencia de la variedad de liij^ares qué he ocupado en la déégr^ciáda car*

l*era de mi vida. Bajo el gobierno Colonial fui el blanco de* los cxecutores de iiiiesíé

tra común opresión, y á la frente del gobierno regénéradO lo sOy. . .¿dé quienes?

De los que hacen .gloria de amar la libertad, de mis amigos, de mis compañéros. eñ

ias desi^racias^ cíe íos que no hace muchos meses me prodigaban tinos elogios <í’ie no

merezco, de los que están palpando y disfrutando las ventajas ¿él sistema qüé ata-

can. Quizas esto parecerá á algunos tina prueba éOrttra mi; pero no lo es, sitio dnl

puesto cjue ocupo, como se va á ver.^ i

Elevado á la Presidencia del Estado en medio de una Conmoción popular,

creyeron algitnas personas qüe yo habia teiiicío jiarté ert ella; pero liabicindo convo-

cado al tercero tlia la Representación ííaCional, después de haber publicado el dia

anterior un bando en que proliibia la reiiniOrt dé mas de diez personas qiíe serian

dispersadas Con la fderza dé las armas; hice présente qtie habiendo recibido la Pre-

sidencia en las circunstancias en qtie se me nombró, sOlO por salvar la jiatria, éstau*

do ya todo sosegado pedia Se restituyesen las cosas al Orden constitucional, y sé po-

sesionase al que le corCespOndia; insistí en esta demanda hasta entregar el bastón yél asiento al que le tocaba, y me retiré. La RepréséntaciOn ííacioual me volvió á ela-

gir; (Acta de 21 de Septiembre de 81l) pero hióe presente qiié nO pOdia eOUservar

la tfíinquilidad guardando las formulas prescritas pOr la Coiistitúcionj por que en

los momentos de turbación se necesitaban remedios prontos y vigorosos qué no daban

itigar alas formalidades qüé ella prescribía paCa tiempos Serenos; y como ella mis-

ma abria la puerta para éste paso por ünO de süs articülos, sé me suspendieron

todos los qile pudieran embarazarme para obrar en lás Criticas circunstancias en

qüe nos hallábamos.^ , i

Pasé los tres meses de Presidencia interina coh general áplaúsp^ nO Obstante

de tener suspensos los articülos de la Constitución; ésto es, la faCültad de poder hacer

mal impunemente, y mi conducta impuso silencio á los nias preocupados contra mi.

Durante este tiempo fUé la reunión integra dé la Provincia de Mariquita; yíos ventajosos tratados que se Celebraron á sU favOr hicicrort eiimudécer á los parti-

darios de la división, y de las pequeñas Soberanías. El éxito ha Correspondido alas

esperanzas de sUs hijos: hoy los veiUos colocados en íos^ primeros puestos de lá Re-

presentación ííacional de Cuildirtanlarca; y én toda ía Provincia se disfruta de una

tranquilidad que rto habian conocido desde la transformación, ocUpaudO también los

empleos de su Distrito entre si solos. El punto de la Angostura de CaCare sé forti-

ñeó, se formaron Milicias, y Sé hart Comenzado á regar caUdalés ért Antbalema pa-

ra la Compra de tabacos;; . ^

En ZiqaqUirá Se Calmaron laS desavenencias, se arreglaron ía,s Salinas, se dotó

la iglesia Con 4000. pesos, dós Escuelas, üii Hospital; Con Su MediCo, Un Presidio yetras dotaciones qUe subert de 13000. pesos.» Se adelantaron y arreglaron las Milicias,

y las rentas del Erario hart sUbido.

En eSta Ciudad cesaTon igUalineute los partidos, y ert iiíediO de la siispcrtsiioa

dé ía CjonstitUciOn rto hubo Un Ciudadano que no durmiera trartquilO; fUera dé lá cla-

§e^y Condición qUe fUése<, .

•,

No es mi animo entrar en un pór menor dé las providencias y medidas que

Sé tomaron para lograr este precioso donde los gobiernos libres; basta deCir qüe se

diatVutó, y decirlo delante dé los mismos que no lo puedort contradecir sirt injrt¿tÍCiá>

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[ 8 ]A Aíí Alizar io? tros meses de tiú Presidonria iiitcriiirí, recibí del tlobieríio

de ( 'ai tai'L'CLA’i líno'í pliegos rotulados por laKegeuciadc í'adiz, para el E. Arzobis*

pG ,F];vri Baüíista Saeristiui, \ á, pesar de que podía abrirlos y iirovidenciar sobre

S’-; e.'riíenido eu virtud <lc los artieulos íiUspensos, no (¡uisc liueer ni lo uno, ui lo

Giro:. Uaraé á los fJaíiernadorcsdei Arzoidsp.odo.y oHok Ios abrieron, los leyeron, y meios eutregarbMi.Foiiteniendo uno de ellos, como se ba visto, los sentiniientos del E. Ar*

zobisjío eunírarios á nuestra osnsa: convoqué la Ecprcsentacioii Aacional como para

un asunto <le tunta gravedad y trasccndeucia; y lo que esta "resolvió, íué lo que yo

comuniqué al trobiai-no de Cartagena para su embarque.

Llegó el íiem])o de las nue> as elecciones, y no solo se liizo en mi el nombra-

mienío de l’resideníe en propiedad por el Serenísimo Ceiagio Electoral, sino que

se verificó con txvtandíiddc votos, y con la libertad que e^ notoria á pesar de quanto

despuéis lian publicado mis enemigos. Pero lo que mas prueba la aceptación cpii

que se íidniitió mi nuevo nombramiento, son las demostraciones publicas que

de el mismo instante comenzaron, continuando por muchos dias^ y los oficios qiie

recilií de dentro y fuera de la Provincia, que por moderación no acompaño, tenieil*

do casi todos la expresión lisongcra de que felicitaban á mi Patria, masliien que

4 iniqicrsomn

La suspensión de los artículos de la Constitución se había hecho por seis

meses, y por consiguiente continué del mismo modo, sin qlife nadie se quejara de se-

inejante pi*ÍA Íicgio, de que no llegué á hacer uso, sino con amagos, sirviendo solo

de contención la íaciiltad de poder obrar libremente.

.Aunque al principio dé la nueva Presidencia hubo algunos altercados y de-

savenencias con el Colegio Electoral, ellas no tuvieron ningunas conseqüeiicias:

eran soío sobre opiniones de sus facultades, y limitación del objeto de su convoca-

toria, en las que cedí, si puedo decirlo, contra mi propia conciencia, en obsequio de

la tranquilidad publica.

Aunque el Colegio siguió süs trabajos sin ninguna limitación, no por esto

dexaron de quedar resentidos contra mí, varios de sus miembros, y comenzó el ori-

zontc á nublarse; pero la verdadera causa dé las persecuciones que ahora padezco,

estriva cii dos puntos diversos: la admisión de los, Pueblos que vinieron á acogerse

voluntariamente á este Gobierno, y el no haber remitido situados k Cartagena.

lAaminvsc por quantos aspectos se quiera mi tiranía, y los interminables insultos,

dicterios, y anatemas con que se ha tratado de difamarme y hacerme odioso á los

ojos del Ileyno entero, y se verá que estos dos puntos son el origen de las persecu-

ciones actuales.^

Desorganizada la Provincia del Socorro por la dispersión de su Colegio Elec-

toral, entraron cii iin choque violentólos tres Cantones de San Gil, A^elez y el So-

corro propiamente dicho. San Gil ocurrió á este Gobierno haciendo una espontanea

agrcgaeioii, y solicitando se le auxiliase contra los ataques y Vejaciones que ya experi-

mentaba. Se admitió solenmemeute su agregación, y antes de que saliera un solo

Soldado en su auxilio, vino Velcz haciendo la misma propuesta. Consiguiente el Go-bierno en sus principios la admitió en los mismos términos, y al instante marchónn desti!Cimiento de 230 hombres en dos divisiones al mando del Coronel graduado

D. Joínjuiu de Eicanrte. - ^

Di '.sérvese aquí que estos Cantones estaban en una perfecta anarqiiia, que se

Inihi;)!! roto los l incuíos soeiiilcs que los uniaii al Gobierno interino que habían esta-

blecido, y qe.e en este estado de cosas es un principio incontestable que pueden

unirse lil reracnte al Gobierno qne crean ma.s conveniente a su felicidad.

Aíarebaron las tropas de ('nndinumarca, no á atacar, sino a auxíÜar y defen-

der unos Pueblos (¡ne se veían insultados, oprimidos, y que formaban ya una parte in-

tegrante de este Estado. I.a pequeña acción del Gaqiie fué una resistencia k la

oposición quí' las tro])as del Hoeorro bicici’on al transito de las nnestras, y con qiiatro

descarge^v «m que solo murieron dos bonibres, quedó este asunto eoneliiido.

Antes íie adelantarse nuíistras tropas auxiliares del Puente Rea!, vinieron al

Comandante las propuestas de caidtulaciones por el Cantón del Socorro, que des-

pués de algunas adiciones y reformas se ratificaron solemnemente por este Gobier-

no, Y quedó incorporada toda la Provincia.

Los snei'sos ])OSteriorcs con su antiguo Presidente, y algunos otros funcio-

narios, no procí'dieron de ordenes inmediatas mías, sino de algunos pasos inconsi-

derados que estos dieron, y que filé preciso para la tranquilidad de aquellos Pue-

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bíos, y íeptablecimiento de ün nufevo Gobierno, hacerlos presentar en esta Ciudad.

La religiosidad con qü¡e el de este Estado cumplía sus pactos, j franqueabaios aVixiliosi, lii^o qUe oliros Pueblos suspirasen por seguirla siierte de Mariquita yel Socorro. Por otra parte yo veía que para entrar en. la deseada federación necesitá-

bamos antes poder subsistir, por que primero és ser, y después el modo de ser. Sinoeramos nada, si no tenianloS medios de mantenernos, si núestras rentas no alcansa-

ban k los gastos ¿como nos Íbamos á federar? ¿Con qile contingente contribuíamos al

Congreso? Y si ésto era én tiempo de paz ¿que debíamos esperar para qüando la inevita-

ble guerra que se nes espera, viniera á caer sobre nosotros? Adelantaba mas mis pen-eamiento's: si esto le sucede á la aiitigúa Capital dél Peyno, me décia, ¿qUe debe-

mos esperar dé uhos Corregimientos repentinaniénte elevados al rango de Estadossoberanos? Y o no se si mi inuiginacion se exaltaba cOñ el amor de la libertad, y el

miedo de perderla; pero lo ciei'to es que hasta ahora ignoro qúales son estos añedios

de qué se van á valer las pequeñas soberanías para mantener su rango, contribuir al

Coiigreso, y dejar Un sobrante para la guerra que infaliblemente debemos esperar.

_ Este convencimiento de la incapacidad fisiéa en que he creído; y creo á los

¿seis pedasos de territorio en que se dividió la antigua Provincia de Santafé, para figu-

rar como Estados Soberanos independientes, es el que ha dado margen áqúe se di-

ga que yo me be opuesto á la formación del Congreso General dei Pcyno. Ko,jamasJie tenido semejante pensamiento, y fió se me señalará nimCa Un documento quepriiebe qüc yo lo be licitado á proferir ni pública, ni privadamente. ¡Pero querer per-

siiadirmé qiie Póre es una Provincia que debe figurar al lado de Quito, de Popayau

y de Caiiaiyena, es una cósa áqúe no he, podidó reducirme! Por el Dios Omnipoten-te que nos ha dé jusgar á todos y pedirnos cuenta de nuestros actuales delirios, díga-

seme ¿quales son los fondos,las armas,las tropas, las luces qiie pondrá Pore eii esta coiii-

pañia, ó federación de las Provincias? ¿Quales la yeiitaja qúe va á resultar alÜeyiiO,

á lá libertad y al mismo Congreso eli qué Poré ^éáun Estado Soberano, y qúe comsuma en su Représentacion Soberana las pocaá rentas que le dan nuestras hacien-

das de temporalidades? Si esto qué digo lo creéú uá delirio los qüe conocen á Poré ysus gobernantes, desde áliora me declaro loco, pero no criminal, por que este mi dic^

rameii será solo un efecto de mi ignorancia y dé mi error. Hagase proporcionalmente

Ja misma pregunta sobre los otros Corregimientos, y saqueséme de otro error enque también me hallo encapriebado: ¿Qual es la razón para que Popayan, Quitó yCartagena manténgan la integridad de sus Provincias, y sólo Cündinamarca sé lia

de dividir en seis pedazos para debilitarla, darle la ley y arruinarla? ¿Será delito eúún hijo de Santafé que sé halla á la frente de su Gobierno, procurar por todos loá

médios de prudencia el que se felina la Provincia que encuentra despedazada al re*

éibir el mando? ¿lían llegado las tropas de CúildinamarCa á Cometer en ningúno dé

nuestros Pueblos las liostilidades que cometieron las de Cartagena en Moinpox?¡Cielos Santos! ¿En que están mis crimeiies y tiráiiias? Si la libertad consiste eüque todos hagan quauto se les antoje, sin principios, sin previsión, sin calculo, sin

dicernimiéúto'^e jos tiempos y los lugares á qUe se han de aplicarlos principios ge-

nefalésf desdé: abofa digo y cOiifiCso qüe esta no es la libertad por que tanto he pa-

decido. lamas, jamas repararán Ricauríe y Baraja el daño que acaban de hacer á

Sü Patria, á la seguridad de la ííueva Granada, y de nuestra libertad con los pasos

inconsiderados que acaban dC dar^ No culpo Sús corazones, áiinque ellos me traten

de malvado; esto lia sido solo im efecto de siiS poCas luCes, y de creer qiie aniar la

libertad, y saberla dirigir son mía niiSma cósa; perú sü atolondramiento nos va á cau-

sar iiii trastorno que es difícil llégar á prceVer hasta donde nos Conducirá;

Yo pongo al tiempo por testigo y el rae hará unajusticia qüe ahora me nie- /gan mis conciüdadanoS y mis amigos. Cúndiñamarca nO podía subsistir como yóla encontré, y es algo iüejor que Pore ¿y no pudiéndo subsistir antes de dar ii» edn-

tingente al Congreso, como era que podía subsistir despiiCs qüe tuviera que hacer es*

te iiiievó desemboiso? No liablo de memoria, vease el estado qué se ha impreso dé las

entradas y gastos del año pasado* Mi idea éra pónér la Provincia en situación dé po-

der sostenerse, y poder contribuir al Congreso déí modo qúe creo se debe hacer pa-

ra sostener nuestra independencia; por qüe creer que esto se salva con unos contin-

gentes que mas parecen limosnas de particulares, que contribuciones de Estados

Soberanos, es creer que nunca nos ha de inquietar la Europa* Y si los contingentes

deben ser de ésta naturaleza ¿qüal daba Neyva que solo tiene 18000 pesos dé rentas.^

La voluntad de lós FuebíoS, y esté error en que aüii pérmanezcoj me kizo ad®

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millr ¡rTimanti; Cünpjüíi, la Ptifificaeion de ía^*roVÍíi<cía de Keyva, que sin tropas hí^

seducción se vinieron si oírcccr, como San Gil y \elcz.

]So cstabau teriumades los aríeglós del Socorro, quando se pidieron auxilios

de PaiTiploua y ^ ue^ata, y debiendo salir una nueva expedición para Saiazar de las

i'aíma.s, dispbse ipre siguiera por Tuuja. Voy h dar razón de mi conducta en esta

liarte, que es lii que mas ha escandalizadn. Tunja se Jiabia quedado con las armas de

Saníai'é, sc ’.uibia resistido á mandar el dinero de Cruzada, retenía nuestros deser

lores, y a i), Ignacio Sarabia deudor de 2 mil pesos al Estada, de 6o mil libras

de ]joÍvora quc' estaiui obligado a entregar 4 8 rales libra. Segamoso, Ee^va

Y Suata, lio solo pcilenerian t este Estado desde antes de eonstitucionarse

{'prescindo por aiiora de toda la Frovincia) sino que estaban clamando por que

he les cumpliera con lo que por los dos anteriores gobiernos se les había ofrecido, yque no hacían publicamente como los otros Pueblos lo habían lieelio por temor de

feiis mandontvs. Ule pareció, pues, la coyuntura aparente parareclamai de paso loque

pcrteiiecia ú Cundiuamarca, y que el Gobierno de. Punja se negaba á entregar. Ha»

ble antes con el Comandante Haraya, como lo había hecho con Ilicaurte, y no obs-

tante de que lo podía mandar, le propuse si qtieria yoluntariamente ir mandando

ia expedición, y hacerse cargo de estas reclamaciones. Acepto, le di las instruccio-

nes, y todos ios antecedentes de las antiguas agregaciones de aquellos Pueblos; pero

iiay mas, no solo aceptó, sino que admitió este encargo con tal de que conciuido lo

de Punja, la expedición siguiera al mando de H. José Ayala, y el se "volTiera por lia-

iiai’se algo enfermo.

No quisiera verme precisado á pronunciar los nombres de unos sugetos que á

los vinculos de conciudadanos, reúnen los de la amistad que les he profesado Como

simple particular, y los de la confian sa que de ellos lie hecho como Presidente del

Estado; pero ellos Inui comensado por faltarme como amigos, denigrando mi condue-

la, y como militares abandonando y desobedeciendo al Gobierno que se me ha con-

fiado. El Cielo me es testigo del dolor con que entro en esta parte de mi vindicación,

que no piiedo evitar, por que ella es el nudo principal de la guerra publica que se

lia declarado á mi opinión, y al Estado que tengo el honor de gobernar.

Ricaiirte salió de esta Ciudad con las instrucciones y conocimientos necesa-

ríos del objeto de su comisión, y después de haber transitado por Cbiquinquirá,Puen-

teBeal, Yelez, Guadalupe y Cbaralá, en donde en lugar de balazos, como hubiera

sucedido si hubiera ido á Conquistar, solo recibió obsequios, festejos y diversiones,

como me lo dice ensii coiTespondencia privada, se presentó triunfante en el Socorro.

Concluida con felicidad sn comisión en esta parte, se le confirió facultad para

arreglar provicionaimente el Gobierno, proponiendo los funcionarios, y en todo se ac-

cedió á sus propuestas, y se aprobó su procedimiento. Pero urgiendo por aquel tiem-

po el que la expedición siguiese para Xiron, en virtud de los auxilios que el Gobier-

no de Pamplona pedia, y las instancias de varios particulares que clamaban porque

se acercaban las tropas de Cundiuamarca para poder á su abrigo manifestar libre-

mente el estado de opresión en que se hallaban, se le comunicó orden y jas ins-

trucciones necesarias para que adclantai-a’sus marchas. Aquí comencé ya á ser ti-

rano v iolador de la Constitución en concepto de Bicaurte ¿y por que ? Por qUe eií lu-

gar de mandarlo retirar íi coger los laureles de su expedición, se le prev enía que

continuase sus marciias á donde los peligros podían ser verdaderos; y para eliioir está

orden con el asportc de patiaotismo dirige una acusación contra mi el Senado; acusa-

cion que aunfjlic v ergonsosa cti su modo, enuumiiítar pudiera pas.ar por solo una

iudiscrcí ion. Vi no hilbiera sido seguida de un puso ci-iminai romo el de querer sedu-

cir la 'Ofú iaiidad y la tropa para 'sostener su acusación con ia íuersa de las armas que

se le halíian coniiadó pura defender el Estado. El Gobierno previno esta traición

mandando con la jn-ayor celeridad a un Oficial con pliegos para que entregase el

mando al Oficial á quien eorrcspomíia porOrdcnanza,y previniéndole se presentase en

esta Ciudad con su" Secretario í).3íanUelCastilÍo íi hacer a’gunas esphcaciones en Jos

puntos de la acusación al Síuiado. Hasta ei día ni ba contcsiado, ni se ba piesintado,

sino que se tr.isladó á la Proviucia de Tunja en dónele se balbu

Pasemos al Comaudaiile de la segunda expedición D. Antonio Baraya que

ha seguido el mismo rumbo. Todo el mundo sabe cómo se ha explicado Baraja con

el Gobierna de Tunja, por los oficios que corren impresos en las Gazetas ministeria-

les; pero la correspondencia privada que llevó conmigo es ía que mas descubre sus

Vf^rdaderos sentimieiitos,y asise ponen al fin éntrelo» documentos algunos rasgos de

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L^J. ..

. ,

ella qiio cbiiíliicén á jústiri'OOT üni ííóniliicta; a.^xií'tlciiíJo que se nuiuifestairf!-!? eu Be*

crcütriíi ios orig'iuales, al que dudare,de, su. ide-utidad. IS o serian iiccesaric.s estos

dociiíueiitos si ia sencillez de las gentes no oldlgáea á apurar Inista este punto ia nu*>

íeria; por que para los que tengan las menores uoeicaes de un Gobierno, y dé las ic*

yes militares,bastarla preg'untartes ¿si en un Gobierno eonstitiudonado en que los pode-

res están divididos, y JiayTrlbunalcs establoeidos para juzgar á los í’uncsofíariosjpodra

sin crimen im militar venir con las tropas que. se ie han coníiado, a dar la ley con la

punta de la bayoneta.? Auncjue sus opiniones sean las nías santas-, aunque el Xeíe del

Gobierno sea un malvado, si no ha resistido á los decretos del vSenado, el militar liO

puede ni debe arrogarse una íacultad que muy lejos de. competirle, esta cxpiesamen-

te proliibida por la Constitución, por las leyes militares, y poriarazom ¿Gue sería de

la libertad si se autorizase á los que tienen la fuersa dti las armas á que sostuvieseir

con ellas sus particulares opiniones? Por esto es que sé prohíbe al Presidente poner-

se personalmente á la frente de las tropas: por esto.es. que se prohíbe igualmente'

que la fiiersa armada se ponga á disposición de un solo.-General; y }3or esto es que en

los casos de acusación contra el Presidente se previene que las tropas por medio de

sus Xefcs se pongan á disposición del Senado y de la Eepresentaeion ÍCveional. Si sé

abriera la puerta á este escandaloso procedimiento, ya podíamos despedirnos de ver

la libertad establecida entre nosotros. Hoy se permite á un Comandante que venga á

establecer el Congreso porque según su opinión es la tabla en que debe salvarse el

Rcyno; mañana saldrá otro que sea de contraria opinión y usará del mismo medió

para disolverlo. ¿Y quien nos responde que estos Comandantes triuuíando con la ley

de la bayoneta, no quieran continuar gobernándonos del misnio modo? Respeto y amo'

ai ilustre Baraya, pero no le cedo en amor á la libertad de mi patria; el tendrá mas

valor, mas luces, mas conocimientos políticos, mas juicio para gobernar; pero, aun-

que me pese decirlo, jamas podrá dar las pruebas que yo he dado del ardiente deseo

de la felicidad de mi patria. IXo es lo mismo hablar ala frente de las tropas llenos

de honores y de aplausos, que á la frente de los tiranos cargado dé cadenas y de

oprovio; y si yo después de haber sufrido esta ultima prueba por 17 anos continuos,

no me veo libre de las sospechas de tiranía ¿por que piúvilegio particular se verá li-

bre el que comiensa por faltar á la Constitución, á las leyes militares, y á la confianza

del gobierno que le ha puesto esas mismas armas en sus manos? Digan lo que quie-

ran sus ciegos partidarios, sus opiniones serán justas, santas, liberales y quaiito se

quiera; pero el modo de venir á establecerlas es el mas criminal y opuesto á la liber-

tad que tanto se vocifera. A mi se me trata de tirano sin haber infringido las leyes,

por unas opiniones que han autorisado el. Senado, el Colegio Electoral admitiendo

los Diputados de los Pueblos agregados, y el mismo Baraya, como se ve por toda su

correspondencia de oficio y privada; ¿y será él el libertador de esta patria desgraciada,

por solo haber mudado de opinión de algunos dias á esta parte? Escribo esto y meparece que sueño, ó que delire. ¡Ojalá que asi fuera! pero desgraciadamente no lo es.

No solo se han desobedecido las ordenes del Gobierno, no solo se hacen pre-

parativos para atacarlo, sino que se inventan las mayores calumnias para denigrar

y hacer aborrecible mi conducta. ¿Guien al leí* el Oficio del Coliernador de runja que

corre en la gazeta núin. 52 . no ve que el tal Niño rodeado de nuestras tropas solo

puede hablar este leiiguagc contando con cijas? Lo requiero, le exijo ¡aia saíniaccion,

y me contesta con mas desvergüenza, insultándome ya cara á cara. No hay niedió, ó

las tropas quebabiaen Tunjano eran bastantes para imponerle respeto, y cníqaces

los clamores de conquistas eran injustos;ó contaba con ellas para insultar no solo á mi

persona, y á la de mi antecesor, sino á la de todo el Gobierno y pueblo de Cundina-

niarea.

Ricauríe esparce por la Provincia de Pamplona la acusación que dirijio contra

mi al Senado, y los pueblos de Xiron de quienes tenia pruebas de adhesión á nuestro

Gobierno y á mi persona, gritan mi tiranía y celelirande antemano el castigo y la des-

trucción del que poco antes deseaban obedecer. Todo consta de declaraciones jurídi-

cas tomadas en el Socorro, y remitidas á esta Secretaria.

No hablemos de los impresos de esta Ciudad trabjados expresamente para

disponer y preparar una revolución, y cuyos efectos estamos ya experimentando: oy-

gasé otra cosamas escandalosa. Dispuesta la marcha de las dos expediciones delNor-

te hacia las fronteras de Santa Marta, y otra de 400. hombres por Honda con el mis-

mo objeto,crei convenientey conforme á lo.que se practica en todos las naciones cul-

tas, y mucho mas entre hermanos, oficiar antes con el Gobernador y Cabildo de Sta.

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Ío tt‘iplkafñ<&. ICkí^ oficios los CeYnitió !>. Elias Lo-

Moinjíox al ^^obiei’íto do 'Ctíi^»gon-a. eíi lu^ac <!« dacles la dHoccton que por

^ste 'd<' oficie se le eueargié, .yol de ‘Cartagena nada ba dicho sobíe su lecilío v direc’-

«ion. “Se piwtieiá igUíi! diíige^rcia «on JM^aóayvo t^aseílbreiidóle el ínisiuo olWio, .y

se asegttra qtre el Cobrerno de Cauiplonalo sacd 4e la estafeta dei Coiaeo .y lo abrió.

¡Sea. lie to<lo esto lo que fiuere, lo ei^'t» es qiie lioe-de estos ofieios eorie entre las ma-

nos de los enemigos de ÍSantíá^?., y de su Presidente. Lo doy ai público al píe de la le-

tra, atmqúe todavio, no era tiempo de publicarlo, poivqne aúíi «o se me lia eoutestado,

y no pnedo Hnuyu* la e\|)liea'eioni <ple en su t:cni>|íO y íiigar bab'ria hecho.

Es fce infició foiiro se ve al fin Con el iiñnu i 6 se dirige a solicitar im salvoeon-

dnetn para que sigá lili PlenipoteneiaVio á tratar pac ificámenle con aquel goWernOi

Ei Plenipoteneiark se uombi^.y salió de esta Ciúdad^ se ofició con Cartagíma para

proceder de acuerdo, como se ve por el oficio núiii'eí'o ií : eon qiie esta no e» una cor-

respcndeuciaClandestinay eriniiiiahconio Se ha qúcrido bacer creer á los pueblos ma-

Ircio'samente, sino un paso de oficm .Justo y necesario en las ciredil síandas y tieiiipó

en que se dio. Cartagena luí dado dos ocaVioiies el misino, y no ha. sido cíiminul-, pm*

que es CaTtagena. Pero «o hay necesidad de rcfic‘AÍones, eí ínistno oficio los hace; ysolo advertiré paraolgunos crititos mordaci's, qm; la verdadeíai critica consiste en sa-

bes* las pi'rsonas con ijuieiies se habla, y el ticm|io v ías circírnstandas cnqire Se habla* .

Este ofido ieido a íroz-os y Con malicia es el que hadado inargeii k la glosera

imputación de que yo réiieia las Provijidas pai-a entregísnas al Tirrey I). Benito Pe-

yeit. ¿(tu’C seda lo que este me \tuiia k dar para obligaríne á Coliieter este Crimen?

^eria algHuo de Jos empleos que hoy están en mi mano dai* á los etios?, ¿Seria algtiUo

otro superior k la Presidencia de GundinamajCa? Pero ¿éoiUo Conciliaremos tni ambi-

ción y dc«eo de perpetuaiuue en el mando, eoU la entrega de lo interior del Ileynó á

ttn Virrey? Pieriamente tpie es preciso tener las 'eabcíías hii'ii desorganizadas para

combinsíC cosas tan inConexás, tan opuestas, y tan iiiverosimsies. ¿V hiadíiésion de los

íiurepeos al pii'Sente gobierno, se me dice^ de donde fráCe.^ hu respuesta es bien sen-

cíHaí de ¡a justicia é impardrJidad de sUs procedi mié utos: de la religiosidad con que

guarda los |>«ct©s, y respeta Jos sagrados derecbos del ciitdadauo sea de la clase ycondición que fuere. Ün gobierno jUsto, un gobierno libre iio debe mirar sino las aC-

ciones de ÍóS hombres, y mienü'as estos no falten ibis leyes, sus personas y sus pro-

piedades deben ser tan sagradas como las de los mismos Magistrados encargados de

suexetmeion y cumplimiento^ .

Volvamos ahora los ojos k toda CSUndinamarca, y k esta desgraciada Ciudad

cuyo ayre como dice Baraja, esta infestado con mis opiniones i noCtiferus. Pregunto

^s-sn diícños de sus propiedades los Ciudadanos de Cniidinamarea, d ciCrobiemo bu

despojado á alguno de ellas? ?liuerme el lionibre inocente seguró en su casa, ó se vive

con eí sobresaUu de ser arrastrado en la mitad de la uociíe á ías prisiones, como está

sucediendo y lia sucedido en oti'aS partes.? ¿Se habla, sé escribe, y se imprime con

UUa absoluta y desmedida libertad contra el Gobierno y sus funcionarios, sin qué bas-

ta ahora se le baya impedido ni castigado a nadie? Pues estas tres Cosas son la esen-

cia de los gobiernos tnas libi’cs, y inieíitras ellas se respeten, no hay, iii puede haber

tiranía. Si algún ciudadano tiniere quexa contra mi en esta parte, levante la Vó5e, que

yo daré al publico la prueba de mis procedimientos. Tres Veces se ha suspendido el

imperio de aigtíUos as ticulos de ia Constitución iio se podra decir sin temeridad qUU

los diversos fimcion arios que lian concurrido en diversas ocasiones á dar esté pasó

extraoi-diiiario, han estado siempre vendidos k Ini opinión; yen estas diversas epoCas,

en qne siempre algún peligro ba obligado ó tomarlo ¿que estragos, qiie viólenciós sé

ha visto que yo be eoinelido? Compárese k CiindiiiamarCa ron las detuais Proviiicias

de toda la América; y dígaseme ¿qualcs son las que gozan éii el dia coli mas amplitud

los sagrados DeiccboS del ííombre en sociedad, qtiales las que han padecido iuehos

que esta; qualcs las que hastaaboranobayaii Vistoexectieioii.es, lagrimas y sangre?

Mientras mas se repita impunemente qne soy tm tiranU-, menos lo soy; porque es Una

eontradiecion c! poder hablar impunemente eoti esta libertad baXo el gobierno de un

tirano; es nna coníradiccion qlie se respeten los Derechos del Hombre baxo el gobier-

no de üii tirano; es finalmente Una eontradiecion qiie baya Un tirano en un góbiéroo

popular reprcsentuiivo, sin violar la Gonstitiieion del EstadOw

Me es indispensable ílecir una palabra sobre los inothos de no haber manda-

do situados á Cartagena. Pudiera íimitarme k una sóla razón: no he mandado dinero

por que no lo buy; pero dhé también qüe ho lo liáy por qué Cartagena ha propendí*

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4o á quo no lo tiaya,), Cartag’éna lia fbnieníado la desunión de las peqñeñas iPróvínóíaá

a Cimdinamarca. Cartagena lia peróiitido la extracción del oro sin fiínenedan con de-trimento de nuestro tesoro, y sin utilidad suya: Cartagena lia recargado de derecLoslos generas que lian internado para este Estado; y Cartagena finainicnte ha qtieridoque le demos, quitándonos los medios de tener que darles.

Quisiera poder explanar qnanto en esqueleto presento al publico; pero la ur-gencia del tiempo no me permite dar mas que estas ligeras pinceladas de mi con-ducta en un Gobierno tan contradicho, por las personas que tienen iiii interes en figu-rar, y que quisieran que todo se gobernara por sus particulares opiniones, ó por susmiras particulares. Carece que no es necesario recordar á mis conciudadanos queahora cinco meses eratodayia el mattir de la libertad, con cuyo titulo honroso se mecondecoraba, y que hoy se me da el mas odioso de los epítetos llamándome tiranopor que he extendido el territorio de Ctmdinamarca; por que he aumentado sus rentas;por que he protegido y admitido a los ptieblos que se han yenido á acoger á la pro-tección del Gobierno, para huir de la opresión y arbitrariedad de sus mandones; porque he puesto el Estado que se confío á mi mando en aptitud de poder socoiTcr á iosotras Proyincias, de dar un contingente al Congreso, de figurar en la federación, y porsi sola; por que he establecido la tranquilidad y asegurado la subsistencia de los infi*

nitos empleados qüe sin mi sistema estarían ya hoy sin tener de que yiyir. ¡Quierael Cielo, á quien dirijo mis fervientes oraciones, que no le vengan á mi Patria otrosmales que ios de verse siempre gobernada por tiranos que respeten la vida, las pro»piedades y la libertad de los Ciudadanos, sacrificándose, coino yo lo he hecho, por SUlustre y prosperidad!— Santafé 4. de Junio de 1812.“—

Antonio JSTarino,

Los Documentos que se anuncian se darán m qüaderno separado lu€¿oke acaben de imprimin

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SANTAPÉ DE BOGOTÁ.En la Imprenta de D. Bruno Espinosa, por D. ÍÍ^icomedes Lora Año de 1812i

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